Año I | época II | N° 01 - diciembre 2011
FORESTAL | editorial | en contexto | silvicultura | industria | economía | logística | ambiente | pasó y pasará |
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sumario
La mejora genética en laboratorios nacionales logra incrementos del 1% en el rendimiento de la celulosa en miles de hectáreas.
Producción general: www.gota.com.uy pilar@gota.com.uy Tel: 2709 4336
La logística es uno de los principales embudos para el crecimiento en el futuro más próximo y compromete cada vez más la productividad del sector forestal.
24 El mercado impone requisitos más exigentes al momento de comprar. La certificación PEFC apuesta a los destinos más rigurosos.
03 | editorial ¿Desinformación o mala intención?
04 | en contexto Terminar con el país de madera
08 | silvicultura La herencia productiva de la genética
12 | industria El desarrollo necesita diversificación
16 | economía Los números de un sector en crecimiento
18 | logística Uruguay: la logística más cara de la región
25 | ambiente La certificación PEFC llega a Uruguay
30 | pasó y pasará Resumen de actividades destacadas
Sociedad de Productores Forestales: 18 de Julio 1474 of. 701 Telefax: (598 2) 401 1441 Email: spf@spf.com.uy www.spf.com.uy. COMISIÓN DIRECTIVA Período 2011/2012 Miembros Titulares: Presidente: Diego Mora Vicepresidente: Gerardo Barrios Secretario: Álvaro Molinari Tesorero: Javier Otegui Vocales: Javier Solari, Carlos Faroppa, Daniel Martino, Alberto Rodríguez, Carlos Voulminot Miembros Suplentes: Omar Urioste, Lucía Basso, Alberto Voulminot, Nalsón Ledesma, Roberto Bavosi, Jorge Diano, Bernardo Acle, Moacyr Fantini, Pablo Valerio
Editor responsable: Ing. Agr. Andrés Gómez. | Redactor responsable: Ing. Agr. Alberto Fossati | Dirección: Cr. Miguel Perrier, Lic. Pilar Perrier | Edición: Msc. Lucía Massa | Redacción: Ing. Agr. Rosana Dellazoppa, Lic. Juan Andrés Elhordoy, Msc. Jimena Paseyro, Lic. Ignacio Pintos | Fotografía: Federico Gutiérrez, Magdalena Gutiérrez | Comercialización: Ing. Agr. Laura Díaz | Corrección: Ana Cencio | Diseño: Matriz Diseño | Imprenta: Mosca | Edición amparada al Decreto 218/96 Comisión del Papel | Depósito Legal: 343.870 | Se podrán reproducir total o parcialmente los artículos aquí publicados solo mencionando su procedencia
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por Diego Mora , presidente de la SPF
¿Desinformación o mala intención? Cualquier persona que desconoce el sector forestal uruguayo queda deslumbrada con los logros obtenidos en los últimos 20 años. A partir de la Ley 15.939 de diciembre de 1987, veinte años después, el país multiplicó por treinta su área forestada, superó los 1.000 millones de dólares exportados en el 2010, se convirtió en el tercer rubro de exportación agropecuaria del país (detrás de los granos y la ganadería) y genera más de 20.000 empleos en su cadena de producción. Por todo esto, deberíamos suponer que los responsables de generar políticas públicas de largo plazo están buscando los mecanismos para continuar esta senda de crecimiento. Pero lamentamos señalar que esto no está sucediendo en el sector forestal. Distintos sectores políticos, sociales, ONG, siguen obstinados en resaltar los aspectos negativos que se generan a partir de hacer producir al país. Algunos de esos aspectos son problemas generados por el crecimiento productivo, como lo es la infraestructura vial. También hay mitos contrarios a la forestación que se siguen manteniendo –creemos que fundados en la buena fe–, totalmente alejados de la realidad que se vive en el sector forestal del 2011. Es posible continuar contribuyendo con el desarrollo real del país. Para ello es indispensable seguir realizando inversiones en nuevas plantaciones, diversificando la industria, capacitando a la gente involucrada en la cadena forestal, para lo cual se requieren reglas claras y permanentes. Es imposible que ello se logre cambiando permanentemente la normativa vigente. Además de ser la actividad agropecuaria más regulada, han ocurrido y se siguen proponiendo cambios de las reglas de juego en varios aspectos: de suelos, ambientales, jurídicos, laborales, tributarios. De forma errática y sin argumentos claros, son elementos que atentan contra el futuro forestal del país. El desconocimiento de la realidad sobre el sector forestal que percibimos en la opinión pública nos
llama a la reflexión. Como gremial de productores forestales, nos sentimos en parte responsables por esa falta de información. Probablemente el afán de promover el crecimiento del sector nos ha llevado a dejar de destacar los logros obtenidos en su real dimensión y el valor que se viene creando para futuras generaciones. También nos sentimos responsables en destacar los desafíos que enfrentamos. Nuestra producción se vuelca al mercado global y son las realidades de esos mercados las que imperan. El mercado internacional, cada vez más turbulento y competitivo, nos obliga a tomar conciencia de nuestras capacidades productivas y contributivas. La desinformación la combatiremos con información, entregada de forma periódica y profesional. En ese sentido estamos trabajando y apostamos a reforzar nuestros vehículos de comunicación, en este caso, con la revista Forestal. Vaya el agradecimiento y los mejores deseos de éxito al nuevo equipo de profesionales de la comunicación que aceptaron el desafío de lograr vincularnos de manera más efectiva con nuestra audiencia. A partir de esta edición, esperamos que nuestros lectores se encuentren con un formato de revista más amigable, que aliente el debate de ideas constructivas y promueva el crecimiento del sector forestal en su conjunto.
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por Juan Andrés Elhordoy
Terminar con el país de madera Mientras vemos cómo se consolida un sector productivo que en 20 años revolucionó al agro uruguayo y convocó fuertes inversiones industriales, la forestación asiste a cambios generales que parecen contradecir el espíritu de aquella ley de desarrollo forestal aprobada en 1987. Impuestos como el ICIR, tasas municipales para mantener caminos viales, tributos nacionales que apuntan a que "el que rompe, paga", golpean a la puerta y disparan una pregunta elemental: ¿se evaluó globalmente la situación del sector forestal? Los problemas de visión que asoman permiten decir a viva voz, gracias al flamante Diccionario Español del Uruguay, que hay que terminar con el país de madera. El país sufre una inflación de ideas impositivas. Al ICIR, cuyo destino parcial será la mejora de caminos secundarios, hay que sumar algunos "aportes" que intendencias como la de Cerro Largo, Lavalleja y Rocha empiezan a recoger con ese fin.
Nadie duda de que la Ley 15.939 marcó un antes y un después. Con exoneraciones y subsidios, impulsó el desarrollo de la inversión forestal. Ergo, generó condiciones para un crecimiento exponencial. Así fue que se pasó en 20 años de unas escasas 25.000 / 30.000 a más de 900.000 hectáreas. Las exportaciones, que se ubicaban en el orden de los 13 millones de dólares, pasaron a superar los 1.081 millones. En 1987, año en que el proyecto se convirtió en ley, todos la vieron. La iniciativa parlamentaria generó discrepancias en el articulado, aunque en términos generales, fue apoyada por todos los partidos políticos. Si bien hay quienes pusieron foco en el valor energético de la madera, otros en el potencial industrializador y algunos en la conservación del medio ambiente, estaba claro que esas hojas en blanco con letras de color negro cambiarían las cosas. Y así fue. Las tierras ubicadas en zonas rurales que dependían exclusivamente de magras rentas ganaderas se valorizaron fuertemente. Recuerdo con mucha claridad cuando, en medio de la compleja década de los noventa, la consultora Seragro informaba semestre a semestre que
la demanda de tierras forestales sostenía el mercado y valorizaba el activo suelo. Y fue en ese contexto que, junto a la tierra, creció la demanda de profesionales y comerciantes. ¿Quién puede dudar de que la forestación iluminó zonas oscuras y acercó demanda de empleo a lugares escondidos del país? ¿Quién puede obviar que con los árboles llegaron complejos industriales de primer nivel? ¿Quién puede argumentar que la expansión del sector no favoreció a la economía del interior del país? ¿Quién esgrime que los subsidios y la renuncia fiscal que hace el Estado, no son/fueron buenos negocios para el Uruguay? Más acá o más allá de las discusiones generalistas, a mi juicio conviene mirar dos fenómenos antagónicos. En la película El Baño del Papa, la población de Melo se ve sumida en una gran ilusión. La llegada de miles de brasileños para ver a Juan Pablo II hizo que, como ocurrió en la realidad, muchos arachanes apostaran por la venta de productos y de servicios. La historia es por todos conocida. Desde el punto de vista microeconómico, fue un fiasco para los emprendedores de turno. Pero en lugares como Tacuarembó, Rivera, Fray Bentos, Durazno, Piedras Coloradas, Paso de la Cruz y Sarandí de Navarro, la realidad superó a la ficción. Ya sea por la instalación de industrias, por el pasaje de un gran número de camiones, por la demanda de alquileres o por el desarrollo de plantaciones nuevas, el paisaje cambió para bien. Esto no quiere decir que todo sea una panacea. Pero significa que, para muchos, la oportunidad de crecer se acercó con la madera. ¿Cómo sigue la historia? Se estima que la superficie implantada ronda el millón de hectáreas, lo que equivale a 5,6% de la superficie total y algo menos de 25% de las 4.150.000 hectáreas definidas como área de "prioridad forestal". ¿Es mucho o poco? El principal de la Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, ingeniero agrónomo Pedro Soust, decía en agosto en el Parlamento: "Sabemos que existe preocupación en muchos ámbitos porque se dice que en el Uruguay se está plantando demasiado; no entendemos qué es demasiado. Por el contrario, pensamos que el Uruguay tiene una potencialidad productiva determinada y entre todos veremos cuáles son las posibilidades de desarrollo. En la cadena forestal estamos tratando esos temas y los seguiremos discutiendo; mientras tanto, se van solucionando elementos puntuales que apuntan a aquello que habíamos puesto como lineamiento, es decir, el desarrollo del país y de la forestación". En este contexto, el funcionario decía: "Empezamos a plantear la discusión general que también incluirá una discusión política, por lo que pensamos que tendremos que visitar a todas las fuerzas políticas y al Parlamento
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para exponer cómo va el proceso forestal en Uruguay, hacia dónde debemos apuntar y cuáles son los problemas, para luego buscar el consenso para apoyar lo que será la reglamentación de la ley de ordenamiento territorial y medio ambiente que, en definitiva, será la que ordenará la producción del país". Muy loable. Señaló públicamente que se abriría una discusión entre todos los partidos políticos para definir hacia dónde se iría. Dijo además: "Estamos trabajando en la elaboración de un plan estratégico a largo plazo, que plantearemos en el Consejo Sectorial de la Madera, porque creemos que es fundamental y que va en la dirección a la que siempre se avino. También intentamos profundizar la integración de la ganadería, los colonos y los agricultores familiares con la forestación. Se ha venido trabajando en ello y ahora continuamos hablando con las empresas para ver la posibilidad de que hagan contratos con los pequeños productores a los efectos de integrar la ganadería y producir un efecto sinérgico importante". En paralelo, sectores del oficialismo, empezando por el presidente José Mujica, planteaban la necesidad de legislar para desincentivar que
grandes extensiones de tierras queden en pocas manos. La herramienta elegida fue la tributaria. Así se gestó el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales, conocido como ICIR. Más acá o más allá del efecto que este inminente impuesto tendrá en la realidad del sector forestal, conviene repasar la historia reciente. Aquí se puede observar que las raíces del sector nacieron con exoneraciones impositivas y subsidios. Al ir creciendo la actividad, se aplicó poda y salieron las subvenciones. Paralelamente llegaron inversiones industriales que permiten pensar en un sector maduro. Ahora, ¿está claro el efecto que el ICIR tendrá en el sector forestal? ¿Cómo reaccionará el productor para pagarlo? ¿Aumentará su productividad o sacrificará parte del margen de ganancia? El semanario Búsqueda informó, a finales de octubre, que en medio de la discusión parlamentaria del proyecto, Opypa evalúa el impacto que tendrá el impuesto en el agro. Por otro lado, me permito hacer notar que el país sufre una inflación de ideas tendientes a gravar a troche y moche. Al ICIR, cuyo destino parcial será la distribución de recursos para que las intendencias mantengan caminos secundarios, hay que sumar algunos "aportes" que intendencias como la de Cerro Largo, Lavalleja y Tacuarembó empiezan a recoger con ese
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mismo fin, y que Rocha ya está implementando hace tiempo. Pero además, el propio Poder Ejecutivo está embarcado en otro impuesto denominado "rompe-paga". El subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Jerónimo Roca, dijo recientemente en una entrevista que el Poder Ejecutivo trabaja en el diseño de un nuevo impuesto con el que se procura que los productores rurales financien obras de infraestructura en base al uso que hacen de la misma. Explicó que será un impuesto de suma cero en el cual "cada productor aportará en función del uso". Parece razonable que se apunte a obtener recursos para volcar en mantenimiento de redes viales. ¿Quién se opone al concepto de que el que rompe debe pagar? Lo que no parece entendible es que a más de 20 años de entrada en vigor la ley de promoción forestal se sigan improvisando fuentes de financiamiento para encarar imprescindibles obras de infraestructura. Si habláramos de un temporal, o un granizo, vaya y pase. Pero acá estamos frente a un fenómeno demasiado previsible. En otro plano, se informó que la Dirección Nacional del MPP realizará un encuentro para analizar la posibilidad de delimitar en qué zonas del país se podrá practicar la forestación y en cuáles no. El dirigente Neri Mutti explicó a Últimas Noticias que se quiere prohibir las plantaciones en buenos suelos. A todo esto, el Instituto Uruguay XXI continúa promoviendo al sector forestal en el exterior. Al señalar que "la madera producida en las plantaciones de Uruguay es de alta calidad, no solo para la obtención de pulpa de celulosa sino también para la fabricación de productos de madera sólida", avizora que hay más espacio para inversiones en el área industrial. Dijo Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos: "Si la contradicción es el pulmón de la historia, la paradoja ha de ser, se me ocurre, el espejo que la historia usa para tomarnos el pelo". Agrego yo: ¿no será demasiado? Aquella ley votada en 1987 tuvo la enorme virtud de transformar el Uruguay agropecuario. ¿No sería hora de pensar nuevamente en el Uruguay forestal, estableciendo objetivos de largo plazo para identificar el camino que se quiere transitar? A la luz de la importancia que tiene el sector, sería bueno que la idea de convocar a técnicos de todos los partidos políticos para que piensen en el futuro del sector forestal no cayera en saco roto. Así como se empezó a pensar en una política de Estado con relación a la minería, después de un multicolor desfile de opiniones livianas con relación a Aratirí, sería saludable que se ponga pienso en el sector, sin mirar solo a la tribuna. Por todo esto, va lo del título. Hay que terminar con el país de madera. Así lo veo yo.
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En 20 años se pasó de unas escasas 45.000 a más de 900.000 hectáreas. Las exportaciones, que se ubicaban en el orden de los 13 millones de dólares, pasaron a superar los 1.200 millones.
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por Ignacio Pintos
La herencia productiva de la genética Lograr la rectitud del fuste o una mayor densidad del Eucalyptus grandis. Evitar la vulnerabilidad a enfermedades del Eucalyptus globulus. La mejora genética es una herramienta cada vez más presente en Uruguay. El objetivo: aumentar la productividad de un sector que en los últimos 20 años pasó de 25 mil hectáreas de plantación forestal a casi un millón. Los resultados ya están a la vista. Desde el INIA aseguran que, a través de estas mejoras, se puede lograr un 10% de incremento en la producción en miles de hectáreas o un 1% de aumento en el rendimiento de la celulosa en miles de toneladas de madera. El objetivo principal del trabajo especializado en genética es una mejora en la calidad de los árboles y el aumento de la productividad forestal (volumen de madera por hectárea). Ese mejoramiento genético consiste en un proceso de identificación y desarrollo de poblaciones superiores, y el uso de ellas para generar bosques más productivos. Una población genéticamente superior tiene características tales que la semilla o el material vegetativo procedente de ella produce árboles mejores tanto en lo que refiere a la cantidad como a la calidad del producto final. En este sentido, las grandes empresas nacionales que hace años trabajan sobre la mejora genética ya conviven con el incremento de la productividad en sus bosques y apuestan a más. Es el caso, por ejemplo, de UPM Forestal Oriental (FO). Carmelo Centurión aseguró a Forestal que, gracias a los programas de mejoramiento de la especie, en los últimos 20 años la empresa logró duplicar la productividad del Eucalyptus grandis en términos de celulosa por hectárea. Desde la Compañía Forestal Uruguaya SA (Cofusa), María O‘Neill sostuvo que los resultados preliminares les permiten pensar en "mejoras del 20% en plantaciones clonales puras y del 10% en plantaciones de semillas". Montes del Plata es otra de las empresas que incursionó en la genética para incrementar su productividad. Si bien no dio cifras, la ingeniera agrónoma Mónica Heberling sostuvo que los trabajos y recursos invertidos en mejora genética son muchos y que a
mediano plazo se transforman en ganancia "siempre y cuando exista un plan lógico alineado con el negocio de la empresa".
EN EL LABORATORIO El éxito del proceso genético en cualquier especie depende de varios factores: el objetivo de selección, la estrategia utilizada, la precisión y eficiencia con que se realiza la selección, la eficacia a la hora de multiplicar el material seleccionado a escala comercial y el área a plantar. Combinar las variables genéticas con las ambientales es una de las tareas más importantes de todas estas investigaciones. Gustavo Balmelli, investigador principal del Programa Forestal del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), explicó a Forestal que la calidad de un árbol se denomina "fenotipo". Ese fenotipo es la combinación de dos factores: genotipo y ambiente. Entonces, el objetivo de la genética es seleccionar los mejores árboles. Después será la silvicultura la que procurará darle "el mejor ambiente para que ese genotipo pueda expresarse en todo su potencial", agregó el investigador del INIA. Siguiendo esa línea, conocer las condiciones ambientales que afectan a un árbol es determinante para considerarlo "genéticamente superior". Un árbol mejorado en un lugar no apropiado crecerá mal. De la misma manera, uno con superioridad genética en un ambiente particular, puede no tenerla en un lugar distinto.
A escala local, las grandes empresas ya perciben los resultados del trabajo de investigación en genética, sobre todo a nivel de la productividad. Una población genéticamente superior produce árboles mejores tanto en lo que refiere a la cantidad como a la calidad del producto final.
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Balmelli explicó que la primera etapa del plan de mejoramiento es la formación de una base genética lo más amplia posible mediante la introducción de material (semillas o clones). El siguiente paso consiste en evaluar el comportamiento productivo en las condiciones locales y con la silvicultura comercial. Para esto se instalan ensayos como pruebas de progenie o tests clonales en diferentes lugares, y se miden las características de interés. "Los primeros ensayos son para cuando los árboles se utilizan para producir semillas, ya que se evalúa su descendencia, en cambio los test clonales son para cuando el destino es la forestación clonal", señaló Balmelli.
Los objetivos específicos del mejoramiento genético varían según la especie. En Uruguay, el eucalipto es el "niño mimado" del trabajo genético. En el caso de Eucalyptus globulus el obstáculo principal es su vulnerabilidad a enfermedades, por lo que los objetivos del trabajo genético se concentran en aumentar la resistencia a ellas. Cuando se busca mejorar la calidad de Eucalyptus grandis para madera sólida, el trabajo se centra en lograr la rectitud del fuste, la mayor densidad o la disminución del rajado. En el Eucalyptus grandis se concentran los principales logros de la empresa UPM - FO, que planta, cosecha y transporta la madera luego
procesada por UPM para celulosa. Carmelo Centurión, jefe de Investigación y Desarrollo de UPM - FO, contó que el programa de mejoramiento genético de la empresa permite que atributos biológicos del eucalipto, como la precocidad de floración, la capacidad de producir rebrotes y la facilidad para reproducirse sexualmente, agreguen valor en toda la cadena. Esa cadena que se inicia en la producción de plantas en el vivero y finaliza en la industria papelera. En UPM - FO la estrategia de mejora se basa en la selección de genotipos superiores, cruzamientos controlados y la multiplicación vegetativa para obtener los materiales más productivos, mejor adaptados y con las características tecnológicas demandadas por la industria de la celulosa y el papel. Centurión agregó que "los materiales seleccionados son testeados rigurosamente a nivel de campo y laboratorio por un período no menor a los 10 años". Durante sus primeros años de mejoramiento, la empresa Cofusa reunió recursos genéticos "muy importantes", explicó María O´Neill, gerente de Mejoramiento Genético y Vivero de la empresa. O´Neill agregó que en 2010 plantaron un huerto semillero clonal, establecido a partir de la primera generación de población base. "Eso nos permitirá obtener semillas a partir de 2014", explicó. En la línea clonal, Cofusa lleva 7 años de plantaciones con clones comerciales. O´Neill agregó que, en paralelo con la mejora en la productividad y la calidad de la madera, la empresa trabajó en la identificación de individuos tolerantes al frío, lo que les permite hacer un uso más eficiente de sitios que
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hasta ahora se consideraban marginales para los Eucalyptus grandis. La encargada del programa de mejora de Cofusa opinó que las ganancias requieren de una "gran constancia" en el uso de recursos que se le asignan año a año al proceso. "Afortunadamente en nuestra empresa lo pudimos mantener y gracias al esfuerzo realizado durante 15 años, hoy estamos viendo los frutos", concluyó. Montes del Plata también cuenta con un programa de mejora genética que centra su trabajo en la búsqueda de genotipos con atributos deseables a nivel industrial, con estudios de las propiedades de la madera, la pulpa y el papel. La coordinadora del programa, la ingeniera agrónoma Mónica Heberling, destacó que las variables a mejorar son la densidad de la madera o la cantidad requerida para producir una tonelada de celulosa "porque presentan variabilidad y buena heredabilidad". Además, Heberling dijo que para Montes del Plata el mejoramiento genético en celulosa "es una ventana" de oportunidades. "Sobre todo para el caso de especies de eucalipto no tradicionales, como el E. dunii, que de hecho tiene escasa trayectoria de uso e investigación en Uruguay y el mundo". En el caso del pino hay una limitación que trasciende las posibilidades de realizar el trabajo genético: prácti-
En Uruguay hay dos grandes estrategias de mejoramiento genético: una es la utilizada por el INIA, basada en la selección recurrente de árboles con el objetivo de obtener la semilla mejorada. La otra es la que realizan las grandes empresas forestales, destinada a obtener clones. Y es que mientras los clones permiten maximizar las ganancias genéticas, las plantaciones de semillas alcanzan productividades menores. camente ya no se planta esa especie. La ingeniera agrónoma Daniela Malates, de la empresa forestal Fymnsa, explicó que existe un trabajo pero "interno" de las empresas. "La escasa plantación, sumada a que los ciclos del pino son muy largos y el trabajo se ve 20 años después, hace que no existan ensayos más allá de una selección para extraer su semilla", señaló. Pensar y ejecutar medios de desarrollo como el mejoramiento genético va de la mano con el desafío de apostar a una mayor productividad nacional.
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por Ignacio Pintos
El desarrollo necesita diversificación Mientras las exportaciones de celulosa baten récord año a año desde 2007 y se prevé otro salto con la instalación de la segunda planta de celulosa, la industrialización de madera sólida lucha contra la crisis internacional que deprimió la demanda. No es la única responsable: la presión fiscal, el tipo de cambio y la falta de infraestructura en logística y puertos son otras de las causas que provocan un escenario de falta de competitividad para el sector, aseguran los empresarios forestales. Según las autoridades nacionales, las exportaciones de productos forestales alcanzarán en 2011 los 1.500 millones de dólares: un incremento del 35% con respecto a 2010. El anuncio lo realizó el director general Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Pedro Soust, en setiembre de este año, en el marco de la celebración del Año Internacional de los Bosques.
Sin embargo, el jerarca remarcó una cuenta pendiente: "distribuir todo ese dinero de manera más justa y equitativa". Ese desafío, que se centra en la diversificación industrial de la madera con mayor valor agregado, es el obstáculo principal para valorar en su total magnitud el boom de las exportaciones. Además, la diversificación de productos permitiría pensar en la producción forestal sin asociarla inmediata y únicamente a la fabricación de celulosa. En todo 2010, el 73% del volumen total de la exportación forestal correspondió a celulosa, lo que se tradujo en casi 790 millones de dólares de los 1.081 millones totales. Del total, solo el 7% (71,6 millones de dólares) correspondió específicamente a exportaciones de madera sólida: tableros y madera aserrada, según datos de la Sociedad de Productores Forestales (SPF). El resto de las exportaciones se dividió de la siguiente forma: 11,5% chips, 4% papel y cartón, y 3% rolos de eucalipto. Según datos aportados por el MIEM, entre enero y octubre de 2011 Uruguay exportó 64 millones de dólares en madera aserrada y tableros (valor FOB), siendo sus principales destinos Reino Unido, México, Estados Unidos, Argentina, Bélgica, Corea del Sur, Vietnam, China, Chile e Indonesia. Pese a no incluir el último bimestre del año, la cifra resulta muy lejana de la ganancia por exportaciones de celulosa en 2010. Para la celulosa la rotación necesaria o tiempo de duración de un cultivo es de aproximadamente 10 años, y para el sector de la madera sólida está en el eje de los 20. No obstante, encauzar las diferencias de exportación
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con esa circunstancia natural significaría una visión miope de la realidad: existen causas exógenas como el tipo de cambio y la crisis mundial que afectó la demanda, y otras trabas internas, como los costos que no se logran acompasar a la productividad y la falta de infraestructura.
OBSTÁCULOS PARA DIVERSIFICAR Los problemas de mercado para los productos derivados de la madera sólida comenzaron en 2007, con la crisis inmobiliaria y de construcción a escala mundial, especialmente en Estados Unidos, principal cliente de algunas empresas uruguayas. La situación luego se agravó con el descenso de actividad en los mercados internacionales por la crisis de 2008 - 2009. La producción de madera sólida, basada en la transformación mecánica de la madera, genera tableros, láminas y madera aserrada, a utilizarse según el producto en construcciones urbanas, rurales y agrícolas, revestimientos, muebles y hasta materiales artísticos. Estados Unidos constituye un mercado esencial en materia de tableros y madera aserrada, pero el colapso en el mercado de la construcción generó estrategias más conservadoras por la incertidumbre. Eso modificó tanto el destino de las ventas como el tipo de material a vender. En ese sentido, uno de las apuestas locales fue orientar la producción a la madera "clear" o libre de nudos. La
poda deja una cicatriz en la madera, que es el nudo. Si se poda tempranamente se logra que el nudo quede concentrado en un cilindro, y al resto de la madera que crece luego se la denomina "clear". Es un tipo de madera utilizada para productos vistosos estéticamente o "de apariencia", como los llaman en el sector. Sin embargo, la demanda aún no tuvo una recuperación significativa y otros aspectos como la presión fiscal, el tipo de cambio y la falta de infraestructura en logística y puertos, son agravantes que, según algunas empresas forestales, no les permiten competir en igualdad de condiciones. "Las variables que no controlamos son más significativas que las que sí controlamos. La principal dificultad es que los costos no se han podido acompasar a la productividad", aseguró Álvaro Molinari, director ejecutivo para América del Sur de Weyerhaeuser, empresa estadounidense cuyas áreas de industria incluyen la producción y comercialización de contrachapado (plywood), y la generación y venta de energía eléctrica. Según Molinari, "en todos los costos de nuestra cadena, desde los de cosecha hasta los de logística, estamos muy por fuera de nuestros competidores. El tipo de cambio es una vulnerabilidad:
La producción de madera sólida genera tableros, láminas y madera aserrada. Estos productos se utilizan para construcciones urbanas, rurales y agrícolas, revestimientos, muebles y hasta materiales artísticos.
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suben los costos en dólares y nos afecta directamente a los que transformamos nuestros costos en pesos". Por otra parte, Molinari expresó su preocupación por la falta de acción desde el gobierno para avanzar en infraestructura. Está convencido de que es un tema que "hace a la competitividad de nuestros productos en el mundo". "Necesitamos unidades de tránsito más eficientes para que el costo unitario sea menor. Hoy más del 40% del producto terminado va en tren, pero nos gustaría que fuese el 100%. Debemos confiar en las vías. Hay muchas cosas por hacer. Pero si solucionamos el problema del ferrocarril y las vías y no mejoran los problemas de depósito en el puerto, no sirve de nada. Los troncos por sí solos no sirven para mucho, salvo que queramos exportar solo celulosa o chips", puntualizó. Molinari remarcó las buenas intenciones del gobierno pero opinó que hasta ahora son "insuficientes". Y es que otro de los puntos que aparecen sobre la mesa a la hora de hablar de los costos es la presión fiscal. Al igual que otros sectores agropecuarios, el forestal paga contribución rural, Impuesto al Patrimonio, empadronamiento de vehículos y, desde el pasado 22 de agosto, está a estudio en el Parlamento la incorporación del Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales, sobre los activos inmobiliarios rurales que excedan las 2.000 hectáreas con
Entre enero y octubre de 2011 Uruguay exportó 64 millones de dólares en madera aserrada y tableros (valor FOB). Sus principales destinos fueron Reino Unido, México, Estados Unidos, Argentina, Bélgica, Corea del Sur, Vietnam, China, Chile e Indonesia. (Datos del MIEM)
índice Coneat 100 o equivalentes. "Si en estas condiciones ni siquiera llegamos a un costo bruto competitivo sería peor si le aumentamos presión fiscal", opinó Molinari, suponiendo que el impuesto fuera finalmente aprobado. Sin embargo, el director ejecutivo de Weyerhaeuser remarcó que cree en Uruguay y lamentó que se esté desaprovechando un "buen escenario". "En nuestro país los árboles crecen extremadamente bien, hay buen suelo, pero en la transformación de materia prima tenemos un debe", concluyó. También hay firmas locales en el rubro, como Forestal y Maderera del Norte (Fymnsa), de la familia Balerio, que concentran todo su enfoque de mercado en la exportación. Su director, Pablo Balerio, consideró que la rentabilidad de la industria de la madera se ve afectada por la competencia internacional y los costos locales. En línea con la opinión de Molinari sobre la presión fiscal, Balerio señaló que la carga tributaria supera el porcentaje de devolución de impuestos indirectos. De acuerdo a su evaluación, las preocupaciones permanecen porque no se ven resultados optimistas. "El mercado de Estados Unidos, que siempre fue el más tradicional, no solo no se recupera sino que surgieron dificultades financieras serias en importantes clientes. Por otra parte, Europa, que había sido refugio a los problemas de Estados Unidos, desaparece como mercado por la crisis de la deuda de los países de su periferia", informó. Por último Balerio señaló que la situación en Europa obligó a las fábricas a reducir su actividad y tuvieron que enviar a su personal al seguro de paro.
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Para el ingeniero Roberto Bavosi, integrante del directorio de la Asociación de Industriales de la Madera y Afines del Uruguay, la industria de la celulosa y la madera sólida deben verse como complementarias y no competir. "En Estados Unidos se cayó la construcción, la demanda en madera sólida se derrumbó y en cambio la celulosa siguió en alza. Una cosa es la demanda de celulosa para fabricar papel y otra la de los productos transformados de la madera sólida. Son mercados y productos distintos", enfatizó. Igualmente Bavosi mencionó las dificultades de costos, principalmente por la logística. "El precio de un flete para transportar madera es mucho más caro que para la ganadería. Esa realidad es muy clara, es un costo altísimo para las empresas", señaló.
VISIÓN DE LA CARTERA DE INDUSTRIA Desde el MIEM, el director de Industria, Sebastián Torres, aseguró que el sector forestal madera "es una prioridad" en la estrategia industrial del ministerio. Por otro lado coincidió sobre los obstáculos generados por la crisis y las dificultades de costos logísticos. Mencionó, además, otros problemas, como los costos energéticos, la disponibilidad de recursos humanos. En ese sentido, agregó que la calificación de los trabajadores y la incorporación de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en las pequeñas y medianas empresas (pymes) son factores centrales para el crecimiento de la productividad en el sector. Al respecto informó sobre un trabajo de capacitación de mandos medios en administración, negocios y cursos técnicos, y la conformación de un plan de incorporación de TIC en pymes, tareas incluidas en el Consejo Sectorial Tripartito ForestalMadera instalado en el segundo semestre de 2010.
La demanda del mercado internacional no tuvo una recuperación significativa después de la crisis que comenzó en 2007. A eso se suman otras condicionantes negativas como la presión fiscal, el tipo de cambio y la falta de infraestructura en logística. Como contrapartida a la escasa productividad en la industria de madera sólida, Uruguay debe importar productos fabricados en ese rubro principalmente desde Brasil, Argentina, China, Paraguay, Chile, España, Francia, Estados Unidos, Austria e Indonesia. Sin embargo, Torres afirmó que todos los sectores de la industria maderera constituyen una cadena de valor con "clara orientación exportadora". Durante la presentación del calendario de actividades del Año Internacional de los Bosques, el director Forestal del MGAP, Pedro Soust, señaló en Presidencia de la República que "lo que viene es un desarrollo de la forestación distinto a lo que ha sido hasta hoy, donde la calidad de la madera pueda ser diferente a la que se utiliza para producir celulosa". Ese desafío tiene perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo. Pero si se concretan los incentivos será más fácil apostar con menos incertidumbre y pensar en el desarrollo de una industria que tiene otra demanda pero es igual de necesaria para el proyecto del país productivo.
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por Juan Andrés Elhordoy
Los números de un sector en crecimiento En solo 10 años la exportación de madera pasó de 176 millones de dólares en 2001 a alrededor de 1.200 millones según las proyecciones que se manejan para 2011. En este proceso de crecimiento se logró, además, diversificar la producción. En 2001 el único rubro de exportación era la madera en bruto, hoy se comercializa celulosa, tableros, madera aserrada y chips. Así, la madera le reporta a Uruguay un ingreso diario de 3,2 millones de dólares. Estos son los indicadores más destacados de un sector que produce 23 millones de dólares por semana.
Evolución del comercio de la madera (años 2001 - 2011) Hace apenas 10 años, en 2001, Uruguay exportaba únicamente madera en bruto. En 2006, la cartera de productos ya se había diversificado y requería de más mano de obra. Empezaron a ganar terreno los chips, la madera aserrada y los tableros. Desde 2008 la celulosa deja en evidencia todo su potencial y se ubica, por diferencia, en el primer puesto de la tabla seguida de chips, tableros, madera aserrada y madera en bruto.
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7 veces
aumentaron las exportaciones forestales en 10 años. Exportaciones a gran escala - Período 12-2010 al 11-2011
Producto
Monto (US$)
Principal mercado
Rolos y similares*
34.600.000
China
Chips
151.100.000
Portugal, España, Noruega
Madera aserrada
48.700.000
Estados Unidos
Tableros y similares
53.100.000
Reino Unido
Celulosa (Botnia desde ZF)
800.100.000
Papeles y similares
97.500.000
Argentina
Impresos
10.700.000
Argentina
Otros productos
1.200.000
TOTAL
1.198.000.000
*No se computan rolos y similares que se "exportan" a la Zona Franca de Fray Bentos (Botnia)
Fuente: SPF en base a datos de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA).
1.198.000.000 dólares en ventas al exterior según proyecciones para 2011 Importaciones a gran escala - Período 12-2010 al 11-2011 Producto Rolos y similares Durmientes
Monto (US$)
Principal mercado
1.800.000
Paraguay
900.000
Paraguay
Madera aserrada y similares
11.900.000
Brasil
Tableros y similares
23.300.000
Brasil
Papeles y similares
170.000.000
Argentina
11.900.000
Argentina
Impresos Otros productos TOTAL
9.300.000 229.100.000
Fuente: SPF en base a datos de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA).
El sector produce
US$ 2.280 x minuto
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por Jimena Paseyro
Uruguay: la logística más cara de la región En los últimos años el país aumentó su producción agropecuaria. El sector forestal acompañó este crecimiento. ¿Pero cómo incide la logística sobre la forestación? En distancias cortas, de 60 kilómetros, la logística tiene un peso cercano al 30 por ciento del producto final forestal. Pero si se alargan las distancias, la incidencia de la logística puede llegar al 80 por ciento del costo total del producto. El gerente de operaciones de la empresa forestal Cambium, Juan Elhordoy, sostiene: "Generalmente se termina por no manejar los bosques adecuadamente o hacerlo a un ritmo menor al óptimo, lo cual también afecta negativamente a la productividad y rentabilidad de los proyectos de largo plazo", explica el especialista. Y es que en muchos casos, estos elevados costos llevan a que no se pueda comercializar toda la madera que se produce. Al final, solo ingresan al mercado las trozas de más valor, y el resto, las más delgadas, quedan tiradas en el campo. Eso deriva en menos productividad y rentabilidad. En 2010, el ingeniero agrónomo Carlos Faroppa elaboró el informe "Actualidad y posibles soluciones para el transporte de cargas en base al modelo exportador uruguayo". En el trabajo de Faroppa, gerente del estudio forestal que lleva su mismo nombre, se sostiene que Uruguay es el país más caro de la región en términos logísticos. "El Cono Sur de América Latina es la nueva frontera forestal. Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y quizá Paraguay son los países en donde se están desarrollando los emprendimientos forestales de alta capacidad. Pero si uno mira los números de la logística de cosecha y de transporte, Uruguay es el que tiene menos eficiencia, es el más caro y eso nos hace perder competitividad", señala el informe. "Uruguay genera un marco para inversiones relativamente competitivo, pero después a esos inversores no les estamos dando la infraestructura adecuada en carreteras, trenes y puertos", sostuvo Faroppa a Forestal tal. De esta forma sintetiza la problemática vinculada a la logística que afecta actualmente a la industria forestal. El informe de Faroppa alerta sobre la posibilidad de que, en breve, el aumento sostenido de la producción
forestal y agrícola haga prácticamente imposible el transporte por carretera hacia el Puerto de Montevideo y otros destinos de la totalidad de estos productos. ¿El resultado? Se plantearán serios desafíos para la logística del traslado y distribución de estos productos dentro del país. En este sentido, Faroppa sostiene que "el futuro próximo plantea interrogantes en cuanto a la posibilidad de disminuir el peso de la salida de los productos hacia Montevideo y su redireccionamiento hacia otros puertos, y sobre la capacidad del país para alivianar la carga en la vialidad a partir de la reactivación del sistema ferroviario y potenciación del sistema portuario fluvio-marítimo". En los últimos ocho años el aumento de los volúmenes transportados y su frecuencia han impactado de manera negativa y significativa en la infraestructura vial debido a su falta de adecuación para soportar estas nuevas cargas. A su vez, la concentración de la materia prima en las zonas de prioridad forestal ha provocado una sobrecarga en la infraestructura existente en esas zonas y en las vías principales que las comunican con los distintos destinos. Las consecuencias de esta falta de adecuación de la infraestructura al desarrollo industrial están a la vista y son tema de debate en la agenda pública.
LOS NÚMEROS NO CIERRAN Hoy el principal problema es la dependencia del transporte carretero para el traslado de la producción y los costos asociados a ese movimiento en relación al valor que la industria instalada o los negocios de exportación alcanzan a pagar. La
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materia prima forestal se caracteriza por su gran volumen y su bajo precio unitario. Mover estos productos requiere de maquinaria adecuada para la carga y descarga, y de una flota de camiones específicos para transportarlos. Juan Elhordoy ejemplifica esta problemática a través del siguiente razonamiento: "Si consideramos un abastecimiento de madera de pino a industrias locales con distancias promedio de 60 kilómetros, la logística asociada representa más del 30% del valor total que tiene el producto al llegar al destino. Si a esto se le agregan los costos de cosecha, construcción y reparación de caminos internos, llegamos a que al productor que produjo esa madera durante 12 a 13 años le queda un margen de entre un 12 a 18% del valor total del producto que entrega en la industria". Si la materia prima se encuentra a 100 kilómetros o más de esa industria, "el margen del productor baja a cero o pasa a negativo", agrega Elhordoy.
Para la exportación, al costo del flete hasta el puerto se suman los de almacenaje, consolidación y embarque. En estos casos, explica Elhordoy, la logística pasa a tener un peso cercano al 80% del valor del producto que se entrega. "Por lo cual, la concreción y continuidad de este tipo de negocios dependen casi en exclusividad de la eficiencia y productividad de estos servicios", concluye. Si bien la problemática de la infraestructura no es exclusiva del sector forestal, el peso de la logística no es igual en la industria de la leche, en la de la carne o los cereales. Faroppa advierte que "el impacto forestal se traduce en nueve millones de toneladas que antes no había (ver Tabla 1). Si se compara ese número con el de la leche, creció mucho más en volumen la madera. Es evidente que no es lo mismo una tonelada de un vagón de ganado, que un camión de madera en bruto. Tonelada a tonelada rompen lo mismo, pero son más toneladas de madera con un valor de carga menor". Si se analizan las cifras de la proyección de crecimiento del sector, el futuro no es demasiado alentador. Uruguay enfrenta hoy el problema de contar con
Tabla 1 Sector productivo / Año
2003
2010
2015
1.500.000
9.950.516
15.310.102
300.000
4.000.000
10.000.000
Leche
1.100.000
1.655.000
2.014.598
Carne
716.432
1.034.505
1.240.585
3.616.432
16.640.021
28.565.285
Madera Cereales
TOTALES Fuente: Estudio Faroppa.
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El estudio realizado por el equipo de Faroppa elaboró un ranking de las carreteras con mayor concentración de carga forestal, en el que se constata por ejemplo que la segunda ruta con mayor carga forestal del país es la 24, una ruta secundaria que llega a UPM. las mismas carreteras y las mismas vías férreas pero con nueve veces más toneladas de madera que en 2003. Y se espera que para 2015 el sector supere los 15.000.000 de toneladas por año.
UN DEBE DEL PAÍS Carlos Faroppa se muestra escéptico ante la solución que algunos plantean como salvadora para el problema de la infraestructura. "Se cree que con el inicio de las obras de Participación Público-Privada se va a solucionar esta situación, pero yo creo que no porque hay rutas que no le van a interesar a nadie. Rutas nacionales primarias a muchos les interesará concesionarlas, determinados puertos también, pero una ruta transversal de repente no le interesa a nadie. Y eso es parte de una inversión que tiene que hacer el Estado. El país cambió y las rutas siguen siendo las mismas", afirma. El estudio realizado por el equipo de Faroppa elaboró un ranking de las carreteras con mayor concentración de carga forestal, en el que se constata, por ejemplo, que la segunda ruta con mayor carga forestal del país es la 24, una ruta secundaria que llega a UPM.
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La aplicación de la tasa al transporte de madera generó un profuso debate. Para Juan Elhordoy "la aplicación de esta tasa sobre el transporte afecta directamente y de manera negativa la competitividad del sector, porque implicará un aumento de costos importante –representa de 15% a 45% del valor del producto transportado– y no le asegura al productor forestal que la caminería esté en buenas condiciones". El consultor forestal es categórico ante la pregunta ¿qué cree que sucederá en caso de que esta situación no se revierta en el mediano plazo? "No se está invirtiendo en infraestructura, vas por las rutas y no ves que se estén reparando. Si esto no cambia sustancialmente, el problema de competitividad se va a agravar. Es muy probable que ante esta situación se detenga el crecimiento del sector por falta de infraestructura".
ALTERNATIVAS POCO EXPLORADAS Ante el colapso que atraviesan las carreteras del país, surgen iniciativas desde los privados y desde el Estado que apuntan a revitalizar y a potenciar alternativas como el transporte marítimo y ferroviario. Para Elhordoy "el transporte ferroviario continúa sin ser una opción confiable y eficiente, a pesar de que sería la mejor alternativa para el transporte de madera a grandes distancias". Por su parte, Faroppa entiende que el tren, que hoy transporta 1.300.000 toneladas de madera, "podría alcanzar mejores niveles. Si
el gobierno lo quisiera priorizar lo podría hacer. No ha habido voluntad de desarrollarlo, pero el tren debería ser la solución". En cuanto al transporte marítimo, el informe del Estudio Forestal Faroppa indica que se han realizado algunos proyectos para la mejora de esta alternativa, aunque por ahora resultan insuficientes. Ese es el caso de la extensión del puerto de Fray Bentos, la ampliación del muelle del puerto de Paysandú y las reparaciones en el puerto de La Paloma, entre otros trabajos. Faroppa explica que "los ríos no se utilizan en Uruguay para el transporte porque no están preparados. El Uruguay dejó de pensar hace 100 años en sus ríos. Se están haciendo mejoras, pero lo que tienen que hacer es pensar más en eso".
POSIBLES SOLUCIONES El informe presentado por Faroppa propone finalmente algunas soluciones que podrían ayudar a revertir la problemática de la infraestructura. Algunas de estas propuestas son: llevar adelante el dragado de tramos del río Uruguay para potenciar el sistema fluvial y permitir la carga completa a barcos de capacidades mayores a los que en la actualidad salen de Nueva Palmira incompletos. Con todos estos elementos arriba de la mesa, queda en evidencia que la logística es uno de los principales embudos para el crecimiento del sector en el futuro más próximo. El desafío es encontrar los mecanismos para dejar de ser el país más caro de toda la región en términos logísticos, con la consiguiente pérdida de competitividad y de eficiencia. Estos elementos impactan de forma directa sobre un sector que se caracteriza por el bajo costo del producto final por tonelada. El objetivo: lograr sortear un problema que amenaza con ponerle freno al desarrollo del Uruguay productivo.
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por Jimena Paseyro
La certificación PEFC llega a Uruguay Combatir la tala ilegal, dar trabajo en buenas condiciones, mantener los ecosistemas. Cada vez más, los clientes forestales miran más allá de la calidad del producto final y exigen conocer su historia. El mercado busca elementos que le demuestren que lo que compra es sustentable desde el punto de vista ambiental, económico y social. Después de años de intenso trabajo, la Sociedad de Productores Forestales (SPF) logró que Uruguay accediera a la reconocida certificación PEFC, que cumple con los requisitos de los destinos más exigentes. Así, Uruguay se convierte en el tercer país de América Latina en acceder a este reconocido sello internacional, que asegura y certifica las buenas prácticas locales. Y es que clientes, organizaciones no gubernamentales e instituciones de todo el mundo exigen, cada vez con mayor firmeza, la certificación de todo producto que proviene del sector forestal. Esa etiqueta es una garantía, un aval que da fe de que la madera o el producto que se comercializa proviene de bosques correctamente gestionados. Hasta 2011 Uruguay disponía de una única certificación de carácter internacional. Sin embargo, gracias a la iniciativa de diferentes instituciones y organizaciones vinculadas al sector, hoy se puede certificar la producción por el sistema PEFC. Este programa permite aplicar normas nacionales, que luego son validadas a escala internacional. El gerente de la SPF, Edgardo Cardozo, la coordinadora del área Systems and Services Certification de la empresa certificadora SGS, Natalia Marius, y el director ejecutivo para América del Sur de Weyerhaeuser, Álvaro Molinari, conversaron con Forestal sobre este nuevo sistema de certificación. La sustentabilidad de la actividad forestal es uno de los puntos que más debate y análisis ha generado en las dos últimas décadas en el sector a escala mundial. La presión social por extender la gestión responsable de los bosques en cada país, y el interés de los productores por mejorar la competitividad y el desarrollo del sector, han impulsado la creación de diversas normas internacionales. Estas normas se proponen asegurar la preservación del medio ambiente y del entorno social en el que operan.
Natalia Marius, de SGS, en entrevista con Forestal Forestal.
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El desarrollo que tuvo la actividad forestal en Uruguay en los últimos años trajo como consecuencia la necesidad de garantizar al resto del mundo la adecuada gestión de las plantaciones y posicionar al país como un productor responsable. A diciembre de 2011, más de 790.000 hectáreas cuentan con la certificación Forest Stewardship Council (FSC), reconocida y valorada internacionalmente. El FSC es una organización no gubernamental independiente y sin fines de lucro fundada en 1993 para promover el manejo responsable de los bosques del mundo. Sin embargo, su carácter internacional la hace en algunos casos un tanto rígida, general y poco contemplativa con las particularidades de cada región o país. "Hace algunos años se comenzó a pensar en la conveniencia de que cada país generara sus propias normas nacionales, para que se consideraran las particularidades que no son tenidas en cuenta por la FSC. Entonces apareció un organismo internacional que se llama PEFC, con representación de todos los países socios, que permite utilizar normas nacionales que luego son reconocidas por ellos", explicó a Forestal el ingeniero agrónomo Edgardo Cardozo, gerente de la Sociedad de Productores Forestales (SPF). Por lo tanto, esas normas locales "nunca se van a separar de los principios básicos que establecen que la forestación sea sustentable
desde el punto de vista ambiental, económico y social", agregó. El Programme for the Endorsement of Forest Certification (PEFC– Programa de Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal) es una entidad no gubernamental, independiente, sin ánimo de lucro y de ámbito mundial, que promueve la gestión sostenible de los bosques para conseguir un equilibrio social, económico y medioambiental de los mismos. Consumir productos con el sello PEFC ayuda a combatir la tala ilegal y a fomentar las principales funciones que desempeñan los recursos forestales, como contribuir al mantenimiento de los ecosistemas y ser el sustento económico de muchas poblaciones rurales. "PEFC se inicia considerando que los bosques en el mundo son todos diferentes y que las realidades de cada país son diferentes. Lo que plantea es que Uruguay tenga su norma y que demuestre la forma de realización participativa, y su aplicabilidad o validación para todo tipo de productores y en cualquier escala", explica la auditora líder FSC y PEFC y coordinadora del área Systems and Services Certification de la empresa certificadora SGS, Natalia Marius.
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Desde 2011 este organismo cuenta con representación en el país a través de PEFC Uruguay, cuyo objetivo es velar por el correcto otorgamiento y cumplimiento de la normativa vigente. Este logro requirió de la voluntad y del trabajo en equipo de diversos profesionales vinculados al sector forestal, que durante seis años se dedicaron a preparar el terreno para la llegada de PEFC.
LA CREACIÓN DE LA UNIT 1152 En 2005, por iniciativa de UNIT y la SPF, se impulsó la creación de una normativa nacional de certificación que abarcara temas como medioambiente, suelos, mano de obra, relacionamiento con comunidades locales, entre otros. Esta propuesta se canalizó a través del Instituto Uruguayo de Normas Técnicas (UNIT), reconocido internacionalmente como entidad generadora de normas, que conformó un comité técnico integrado por la Facultad de Agronomía, la SPF, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la Facultad de Ingeniería, ONG ambientalistas, la Dirección Forestal y la Asociación de Ingenieros Agrónomos, entre otras entidades. Fueron casi dos años de trabajo hasta llegar al consenso y la aprobación de la primera versión de la norma técnica. En 2007 la SPF se presentó como representante nacional ante el PEFC, solicitando su recono-
cimiento como delegada del organismo en Uruguay. El proceso de reconocimiento fue exigente y requirió la creación de una entidad denominada PEFC Uruguay, distinta de la SPF. Esta entidad debía poder ser integrada tanto por productores socios de la SPF como por productores que no formaran parte de la gremial. Este requerimiento de PEFC internacional demuestra la seriedad de la certificación y del valor del sello PEFC en el mundo. Para Marius, uno de los "aspectos más valiosos de este proceso es poder demostrar que cualquier productor y de cualquier tamaño, puede aplicar y certificar bajo UNIT 1152 localmente. Y quien certifique UNIT 1152, ahora podrá demostrar que sus productos son también PEFC". Por su parte, Cardozo indica que "desde 2011 Uruguay es miembro de pleno derecho de PEFC, lo que le permite participar de la asamblea anual del organismo". "Podemos participar en las votaciones y discusiones de norma, formar parte de la cocina de PEFC internacional", agregó.
UNA CERTIFICACIÓN ATRACTIVA Uruguay se convirtió en el tercer país de América Latina en disponer de la certificación PEFC, después de Brasil y Chile, y actualmente son tres las empresas que están finalizando el proceso certificador. En Uruguay, SGS es por el momento la única entidad acreditada para otorgar el sello PEFC. Hasta hoy más de 250.000 hectáreas, correspondientes a las empresas Weyerhaeuser, UPM - Forestal Oriental (FO) y Sierras Calmas, lograron la certificación PEFC en el país.
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En cuanto al tiempo que le lleva a una empresa obtener el sello PEFC, Marius señala que "esto depende mucho del estado o situación de la propia empresa". Y lo explica: "La mayoría cuentan con certificaciones FSC implementadas desde hace varios años, por lo que la norma UNIT 1152 no les implica mayores complejidades. Es un proceso de recolección de datos, información e implementación de algunos indicadores específicos. El promedio en el proceso de implementación, siempre dependiendo de la escala de la empresa, es de unos seis meses". El procedimiento no parece complejo, pero ¿qué beneficios reporta la obtención del sello PEFC a las empresas? En este sentido, el gerente de la SPF afirma que "fundamentalmente le aporta mayores posibilidades de competitividad en el mercado exterior". También existe un beneficio de tipo social, porque eso le garantiza a la sociedad que "la empresa está haciendo las cosas bien desde el punto de vista ambiental y social", sostiene Cardozo. "No solo la empresa dice que no le hace daño al medioambiente, hay un tercero que lo certifica y da garantía de eso. Cada día más, el comercio mundial de productos forestales de bosques no certificados se ve más limitado. Uruguay, como país, está haciendo las cosas bien, dado que está aplicando normas que apuntan a cuidar los bosques, y esto nos permite tener un futuro promisorio en el comercio internacional", concluye el gerente de la SPF. Si bien por el momento son tres las empresas que se interesaron en obtener este sello, la auditora de SGS sostiene que existe interés en el tema por parte de otras que ya han solicitado información. "Esto se debe a que los certificados con reconocimiento PEFC permiten que sus productos, a través de una cadena de custodia, sean reconocidos en el mercado europeo y en América del Norte como similares a los sistemas
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que ellos tienen. Por eso, pienso que para el 2012 esta certificación va a ser muy demandada en Uruguay", opina.
LA EXPERIENCIA DE UN PIONERO La empresa Weyerhaeuser fue una de las tres primeras en iniciar el proceso de certificación PEFC, junto con Sierras Calmas y UPM - FO. Actualmente están aguardando recibir el informe final de la auditoria de cadena de custodia en planta, y el certificado para el manejo forestal y la cadena de custodia. El director ejecutivo para América del Sur de Weyerhaeuser, el ingeniero Álvaro Molinari, sostiene que "es parte de la estrategia y la visión de la empresa tener sus operaciones certificadas bajo normas internacionales que garanticen un manejo sustentable de la actividad". "Nosotros tenemos parte de nuestros activos forestales certificados por FSC y contamos con cadena de custodia FSC en nuestra planta de tableros. Sin embargo, en PEFC vimos una buena oportunidad de tener más de una alternativa de certificación, así como también de tener mayor amplitud de penetración en los mercados globales", agrega Molinari. El ingeniero considera que toda certificación ayuda a profesionalizar las distintas actividades de producción, y genera confianza y credibilidad en el sector y en el país. "En cuanto a exigencias del proceso de certificación, estábamos bien preparados dado que nuestra empresa ya contaba con un Sistema de Gestión Ambiental integrado. Pero PEFC nos ayudó a validar y certificar la forma en que operamos, dándonos y dándoles todas las garantías a los stakeholders de un manejo sustentable", explica.
Hasta el momento más de 250.000 hectáreas, correspondientes a las empresas Weyerhaeuser, UPM - FO y Sierras Calmas, lograron la certificación PEFC en el país.
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25 años Jornadas de Entre Ríos
La Estación Experimental Agropecuaria Concordia del INTA y la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Nordeste de Entre Ríos organizaron el evento que año tras año reúne a los actores del sector forestal. Desde su inicio en 1986, las Jornadas Forestales han tenido como finalidad «generar un espacio de camaradería forestal», brindando e intercambiando información entre productores, técnicos, contratistas, docentes, alumnos, prensa, representantes de empresas y organizaciones. En el encuentro, que se realizó los días 20 y 21 de octubre, participaron más de 250 personas, empresas e instituciones de distintas provincias de Argentina (Corrientes, Misiones, Formosa, Salta, Río Negro, Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos) y de países vecinos como Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Las disertaciones abordaron temas de agrosilvo-pastoreo, tanto en Brasil (donde se combinan las forestaciones con la ganadería y la agricultura) como en Entre Ríos, donde se mostró la experiencia iniciada por un productor ganadero local. Se trató también el tema de incendios forestales, una de las grandes preocupaciones del sector, abordando el caso del Consorcio de
Manejo del Fuego de Corrientes y de la Agrupación de Empresas de la Costa del Río Uruguay Entrerriana. Se relató, además, la experiencia de la empresa Pomera en Paraguay, sobre el desarrollo de nuevos mercados para la madera de eucalipto. Asimismo, se disertó sobre la construcción de viviendas de madera, en especial las del tipo social, donde además de generar un mercado alternativo a la producción foresto-industrial, el sector puede colaborar para paliar el preocupante déficit de viviendas en el país. Por último, en un panel integrado por representantes de INTA, AFOA y técnicos del sector privado, se reflexionó sobre los avances logrados en estos 25 años de Jornadas Forestales y los desafíos a futuro. El viernes 21, en la salida a campo, se recorrieron diferentes ensayos en el predio experimental de la EEA Concordia: el rodal semillero de Eucalyptus cloeziana, donde además de poder observar las características de porte y desarrollo de los ejemplares, se mostraron las propiedades de su madera y productos elaborados con ella. También se pudieron observar los ensayos clonales tanto de Eucalyptus grandis como inter-específicos de diferentes edades, los daños producidos por Coniothyrium zuluense en clones y, finalmente, mediciones para modelos de producción y servicios ambientales en sistemas forestales.
Por más información: http://www .inta.gov .ar/concor dia/capacita/jor_for estales/jor_for estales_2011.htm http://www.inta.gov .inta.gov.ar/concor .ar/concordia/capacita/jor_for dia/capacita/jor_forestales/jor_for estales/jor_forestales_2011.htm
El INIA actualiza
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En noviembre de 2010, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Tacuarembó realizó el primer seminario sobre diversificación de especies y forestación a pequeña escala en el Uruguay. El mismo apuntó a generar un espacio de intercambio sobre la factibilidad de la diversificación de especies forestales y las potencialidades productivas, económicas, sociales y ambientales de la forestación a pequeña escala en Uruguay. Las conclusiones de este seminario pusieron en relieve las principales limitantes para una implementación exitosa de la diversificación de especies en el país. En este contexto, apareció la necesidad de un mayor conocimiento sobre sus fines de uso y productos derivados, el análisis de los aspectos económicos de sus potenciales cadenas de valor y la identificación de mercados de colocación. Ponderando estos antecedentes y frente a la experiencia incipiente en la temática y a la escasez de datos a escala nacional, se manejó la opción de presentar avances logrados en otros países de la región, a través de la realización de un segundo seminario el 27 de octubre de 2011 en INIA-Tacuarembó. En esta oportunidad se convocó a investigadores de Chile (ingeniera Susana Benedetti, Infor-Santiago de Chile), y Argentina (doctor Aníbal Verga, INTA-Córdoba, e ingeniero agrónomo Sergio Prat, INTA-Misiones) con larga trayectoria en la temática. Los aportes de estos especialistas han abarcado aspectos técnicos de mejoramiento genético y manejo silvicultural y económico de sustentabilidad de las cadenas de valor para especies autóctonas y exóticas, similares a las identificadas como promisorias para el Uruguay. Se presentaron también los avances nacionales logrados en el Programa Ganadero del MGAP (a cargo de los ingenieros agrónomos Patricia Acosta y Verónica Pastorini) y en el proyecto PIMP 20072011 del INIA de identificación y evaluación de especies forestales multipropósito (de la doctora Zohra Bennadji). El seminario se cerró con la visita de dos ensayos de evaluación genética de procedencias de pecan y algarrobo en la Unidad Experimental La Magnolia. Las publicaciones de los dos seminarios están disponibles para descargas en www.inia.org.uy.
La energía de la madera A través del manejo sustentable de los residuos de biomasa y la valorización de los subproductos de la cadena forestal, el programa Probio (Producción de electricidad a partir de biomasa) pretende apostar a las energías renovables y mitigar los efectos del cambio climático. El objetivo de Probio es promover la integración de generadores de electricidad a partir de biomasa a la red nacional de suministro eléctrico. El programa promueve la coordinación entre diferentes ministerios y se ejecutará a través de la Dirección Nacional de Medio Ambiente, la Dirección Nacional de Energía y la Dirección General Forestal. Por más información: http://www.undp.org.uy/show Program.asp?tfProgram=206
Un congreso que une a todos Por primera vez en Sudamérica, del 8 al 11 de noviembre tuvo lugar, en Colonia del Sacramento, el Congreso de Protección Forestal IUFRO, «Patógenos, Insectos y sus asociaciones afectando la forestación a nivel mundial». (2011 IUFRO Forest Protection Joint Meeting, Pathogens, insects and their associations affecting forestry worldwide). IUFRO es la Unión Internacional de Instituciones de Investigación en Forestación. El objetivo de su encuentro fue promover el intercambio de conocimientos y resultados de la investigación actual en temas asociados a patógenos y plagas, que afectan la forestación a nivel mundial. El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Facultad de Agronomía son miembros activos de IUFRO. Es la institución internacional, con base en Viena, Austria, que agrupa a todas las organizaciones mundiales que realizan investigación en cualquier temática relacionada a la forestación. En Uruguay, quienes realizan actividades de investigación en forestación son mayormente INIA (estación experimental Tacuarembó) y la Udelar en las facultades de Agronomía, Ciencias, Ingeniería y Química. Los temas que serán abordados pasan por las enfermedades emergentes a escala mundial, incluyendo su monitoreo y control, oportunidades para el control biológico, asociaciones entre insectos y patógenos, avances en los estudios genómicos de plagas y enfermedades, el rol de los marcadores moleculares, el manejo de las enfermedades en plantaciones comerciales y bosques nativos, interacciones multitróficas y la biodiversidad en los sistemas forestales. La información sobre el evento se puede ver en: http://www .iufr ouruguay2011.org/ http://www.iufr .iufrouruguay2011.org/
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Hacia el conductor seguro
a corto y mediano plazo
Reflexionar
"Conductor Seguro" es una actividad que se enmarca en un conjunto de actividades que lleva adelante todo el año UPM - Forestal Oriental en la búsqueda de la seguridad vial y la conducción responsable. La tercera edición de "Conductor Seguro", realizada en Fray Bentos los pasados días 20, 21 y 22 de octubre, tuvo la particularidad de ser abierta a toda la comunidad, teniendo en cuenta que cerca de los 600 choferes que trabajan en las empresas transportistas brindando servicios a UPM pertenecen a diferentes zonas del país. Así, se decidió premiar a los 40 conductores más seguros entre los particiRicardo Brioso de la empresa TABITUR, el conductor más seguro. pantes. La actividad fue declarada de interés ministerial y departamental, y cuenta, además, con el apoyo de empresas proveedoras de servicios. Javier Solari, gerente general de UPM-Forestal Oriental, señaló: "Nuestro programa es un aporte a la sociedad por el manejo responsable. Pero para derrotar el flagelo de los accidentes en el Uruguay es necesario que estos enfoques y esta forma de asumir nuestras responsabilidades sociales se repliquen por todo el país".
taller
El viernes 18 de noviembre la Federación Rural organizó una jornada en el predio del LATU con el objetivo de "generar un ámbito donde cada sector integrante de la agropecuaria nacional pueda exponer su realidad y presentar sus perspectivas para el corto y mediano plazo". La jornada estaba destinada a productores agropecuarios de manera de proveer información del sector a integrantes del gobierno y promover el intercambio de opiniones y puntos de vista con el sector primario. También tenía por objetivo al público en general, un sector tan importante como fuente de riqueza genuina para el país. La situación general muestra varias similitudes entre los distintos rubros del sector: a.- Los precios de los alimentos y productos industriales han aumentado en forma continua en los últimos años. b.- Los insumos de uso corriente en el sector agropecuario también han aumentado en forma continua en el mismo período, pero a tasas aún mayores que el incremento de precios de los productos. c.- La valorización de nuestra moneda en relación al dólar afecta la competitividad de todos los rubros del sector agropecuario.
d.- Como consecuencia de los puntos anteriores, independientemente del rubro de producción considerado, los márgenes brutos expresados por unidad de superficie han disminuido en el período de análisis. El sector forestal muestra características particulares que lo diferencian del resto de los rubros del agro: a.- En el período 2004-2010 el aumento en los precios de los productos forestales ha sido menor que el registrado en los valores de los alimentos y de los productos industriales. b.- Los costos han aumentado en forma significativamente mayor que los precios. Mano de obra, combustible y fletes representan entre el 78% (modelo de E. globulus para celulosa en el sureste) y el 86% (E. grandis para aserrado en el noreste) de los costos directos totales de producción. c.- A los valores actuales, el margen bruto anual (venta menos costos directos) de un sistema de producción de fibra se ubica en el entorno de los 140160 dólares por hectárea, mientras que para un sistema de producción de madera sólida se ubica en el entorno de los 100 dólares por hectárea. d.- Los continuos cambios en la normativa vigente están generando incertidumbre y afectando negativamente las inversiones en el sector.
Año I | época II | N° 01 - diciembre 2011