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Editorial Revista GANADERO nov/dic 2022

A nuestros lectores

Hace 28 años, con la entrada en vigor del TLC y la idea del entonces presidente de México Carlos Salinas de Gortari sobre que es más barato comprar alimentos en el extranjero que producirlos internamente, México se comenzó a perfilar como uno de los mayores importadores de maíz de Estados Unidos, hoy es el primero, mayormente de maíz amarillo. Son 18 millones de toneladas las que anualmente se importan del vecino país del norte, necesarios como alimento para el ganado, para la elaboración de alimentos ultraprocesados y producción de cerveza principalmente. En cualquier caso el fin último es el consumo humano. El 31 de diciembre del 2020 el Presidente López Obrador emitió un decreto para cumplirse en 2024, que busca reducir las importaciones de maíz amarillo, ya que desde los años 80 este maíz producido en EEUU, está genéticamente modificado, es transgénico y además fue creado para usar un herbicida muy eficaz llamado glisofato. El glisofato, pese a sus bondades está asociaciodo con la generación de cáncer según la Agencia Internacional de Investigaciones sobre Cáncer de ese país, así como muchas otras investigaciones, pero la Agencia de Protección Ambiental de EE UU (EPA) la FAO y la OMS, argumentan que porciones pequeñas no son peligrosas. En medio de este debate, el noble objetivo de nuestro presidente de cuidar la salud de los mexicanos y rescatar las especies nativas de maíz, no parece que vaya a llegar más allá de recibir el apoyo de los grupos ambientalistas y nacionalistas para no ceder ante las grandes transcionales que dominan el mercado de las semillas y los fertilizantes. Lametablemente, esto se vislumbra así, no por estar a favor del maíz transgénico o el glifosato, sino porque no hay estrategia, no hay proyecto de nación para sustituir las importaciones. La misma falta de planeación apunta a que llegará el 2025 - pues el presidente con la visita del Secretario de Agricultura Tom Vilsak de Esatdos Unidos, ha postergado la implementación de la prohibición un año más - y aún no habremos sido capaces de sustituir esa importaciones. A dos años de haberse emitido el decreto, nuestro país no sólo no ha logrado avances encaminados a producir lo propio en maíz amarillo, sino que ha incrementado sus requerimientos en más de 2 millones de toneladas. Para lograrlo, se requeriría que además de proteger el autoconsumo, se busque la autosuficiencia apoyando a las regiones que ya cuentan con capacidades instaladas y productivas no solo para producir maíz sino otros cereales y leguminosas como sorgo, arroz, frijol, trigo; apoyarlos con precios de garantía y promoviendo su producción en los mercados nacional e internacional para atender un proyecto nacional. Visiblemente para este gobierno sólo el discurso que atrapó masas es el que pasará a la historia.

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Preparémonos para un 2023 lleno de retos y la fuerte convicción de seguir adelante.

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