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César Rafael Ocaña R. NOV/DIC 2022

CÉSAR RAFAEL OCAÑA ROMO. M.Sc. in International Agricultural Sciences. Universidad Humboldt, Berlín, Alemania.

Perspectiva 2023: persisten las variables de incertidumbre para el sector agroalimentario

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Estamos peor pero estamos mejor, porque antes estábamos bien pero era mentira. No como ahora que estamos mal pero es verdad. Mario Moreno “Cantinflas”.

La cita del recordado y reconocido actor “Cantinflas” es elocuente. El año 2022 fue de sobresaltos internacionales -y nacionales- y gran parte de estos habrán de persistir en el 2023, en el período que algunos ya llaman post-covid, aunque en China no parece ser así, de tal manera que seguiremos bajo las sombras de la incertidumbre política, económica, financiera, de salud pública y conflictos militares.

Las amenazas globales visibles a hoy día son la inflación que se busca atemperar con alzas en los tipos de interés por los bancos centrales con riesgos de caer en una recesión o enfriamiento de la actividad económica; la crisis climática y energética esta última exacerbada por el conflicto Ucrania – Rusia (por cierto propiciado por una gran carga ideológica “nacionalista” donde los argumentos válidos salen sobrando) y la tirante relación China – Estados Unidos; todo ello impactando severamente la producción de alimentos y sus precios, con efectos mayores en las poblaciones de estratos económicos más bajos.

En adición al contexto global, en México continuamos padeciendo el lastre de la desigualdad económi ca, la polarización política de la sociedad, una inter minable escalada de violencia, a lo que se vienen sumando iniciativas y reformas a leyes, paralelamente con acciones del poder ejecutivo que conllevan una constante obstaculización al ambiente de negocios y al debili tamiento de instituciones gubernamentales, que cier tamente abonan a un detrimento del estado de derecho, democracia, seguridad y justicia, elementos que generan incertidumbre sobre la inversión privada (nacional y extranjera), el desarrollo y prosperidad económica que requiere el país.

En el ambiente político, que sin deber ser, interfiere con la actividad económica, la vista esta puesta en las elecciones estatales del 2023 en los estados de México y Coahuila, hoy por hoy últimos bastiones del PRI, ello como presagio de escenarios posibles en las elecciones presidenciales del 2024 y de los movimientos previos a la designación de candidatos, por lo que es de esperar que la relación entre actores políticos y económicos pueda tensarse aún más.

En este tenor, como ya sucedió en las elecciones intermedias del presente sexenio, se habrán de conformar coaliciones de partidos políticos opositores al gobierno actual, ello probablemente con la participación de organismos de la sociedad civil, con el objeto de sensibilizar e incidir en el rumbo que habrá de tomar el país o para balancear y equilibrar las fuerzas de poder en el futuro.

Además se añade la ya de por si difícil situación con los Estados Unidos , donde vemos que crecen las tensiones comerciales por incumplimientos de México enfrentando reclamos por obstáculos de acceso a la biotecnología (a semillas transgénicas, maíz transgénico y el herbicida glifosato ), cuestionamientos sobre los derechos laborales de los mexicanos, medio ambiente y energía entre otros, aunado a la crisis migratoria en las fronteras norte y sur del país, así como el tráfico de drogas , todo ello con el muy probable regreso del discurso antimexicano de políticos estadounidenses tambien bajo el contexto de las futuras elecciones presidenciales en Estados Unidos .

Por supuesto por parte de Mexico hacia Estados Unidos también existen reclamos, entre estos la muy recurrente y socorrida estacionalidad a productos agrícolas y medidas sanitarias contra las hortalizas, particularmente en los períodos electorales del vecino del norte, que en el 2024 coincidirán ambas naciones con elecciones presidenciales.

La combinación de estas amenazas visibles (ya que pueden sumarse otras) del contexto nacional e internacional, pueden acarrear al país riesgos políticos, económicos y de ingobernabilidad que debemos sopesar. No por nada una de las palabras más repetidas este 2022 que culmina ha sido la de “incertidumbre”.

Sector agroalimentario

El tema agroalimentario para el año 2023, continuará siendo muy sensible política y socialmente, sobre todo por afectar a los estratos socioeconómicos más bajos de sus poblaciones en terminos del costo y acceso a los alimentos, por lo que deberemos estar atentos a la agenda de política pública pendiente en el poder legislativo (ley de aguas, agraria, de plaguicidas, alimentos, entre otras) y la que se busque implementar desde el poder ejecutivo.

En otros asuntos de mayor agrado, en lo que toca a los aspectos climáticos, los productores del país recibieron un gran respiro con copiosas lluvias en general en todo el país, lo cual permitió que se recuperaran los pastos en los agostaderos, dando lugar tambien a una mejorara en el almacenamiento de agua de las presas, todo ello después de haber estado padeciendo condiciones extremadamente secas en gran parte de la nación durante el primer semestre del 2022.

Obligado mencionar por la vinculación económica de los mercados agropecuarios con nuestro principal socio comercial, que también Estados Unidos padeció niveles preocupantes de sequía en el 2022 , los cuales de acuerdo con el USDA/ERS todavia persisten: la disponibilidad de pastos y forrajes sigue siendo limitada . El reporte indica que a la primera semana de diciembre, más del 78% de los Estados Unidos está experimentando algún nivel de sequía y con ello aproximadamente el 69% del hato ganadero (Livestock, Dairy, and Poultry Outlook, LDP-M-342 U.S. DepartmentofAgriculture,EconomicResearch Service. December 15, 2022.)

Bajo el fantasma de la sequía en el 2022 y una demanda robusta de carne , para el ganadero del norte de México y de Estados Unidos, considerando la reducción actual del hato, sea por muerte, sacrificio o venta, es probable que los incrementos de precio (con fluctuaciones) al ganado de exportación continúen durante el 2023, con ello a su vez propiciando un efecto positivo en los precios al productor para las regiones del centro y sur del país .

Para el año 2023 y años posteriores la demanda por alimentos en México y el mundo continuará a la alza, lo cual es un incentivo a la producción nacional, sin embargo el debilitamiento de nuestro marco jurídico, niveles de institucionalización, la inseguridad pública, aunado a la interferencia política que puedan propiciar las elecciones estatales del 2023 (Estado de México y Coahuila) y la presidencial del 2024, son aspectos que incidirán en los resultados económicos del país, en particular si prevalece un enfoque que privilegie la captura de votos, dejando de lado el fomento del desarrollo económico que demanda el país, así como por el grado de certeza que pueda brindar el Instituto Nacional Electoral (INE), toda vez que al cierre del año 2022 aún no concluye el proceso legislativo de reformas a la ley en materia electoral.

El reto para la sociedad (y tambien para el gobierno) será evitar caer en la ingobernabilidad y ciclos de populismo ya observados particularmente en Latinoamérica, ello con resultados económicos cuestionables, dando lugar a protestas civiles e incluso conflictos regionales, los cuales en no pocas ocasiones terminan convirtiéndose en botines políticos, de demagogia y desestabilización.

Como se ha dicho anteriormente, el grado de desarrollo de México en el largo plazo, será influido por el nivel de integración de sus políticas con sus principales socios comerciales; por el fomento a la competitividad de la producción local y capacidad exportadora; así como por el acceso a los adelantos tecnológicos; en donde la estabilidad macroeconómica, democracia, seguridad jurídica y social, juegan un papel preponderante.

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