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El hoy eterno
Fundador y presidente de Casa Sobre la Roca. Iglesia Cristiana Integral.
Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer: Roberto Cantoral.
La medición temporal de las estaciones: invierno, primavera, verano y otoño, obliga al horario, al cronómetro, a la agenda, al manejo riguroso del tiempo; la ausencia de ellas genera una monotonía que hace al hombre estar estando, pasar pasando.
‘No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy’ es un axioma anglosajón. ‘Mañana será otro día’, axioma latinoamericano. En el análisis de una situación determinada, el anglo, concreta; el latino, dilata. Siendo el tiempo una medida que se le da al espacio, en el norte transcurre rápidamente, en el sur con lentitud.
Hay quienes miran con desdén al sujeto tropical, pues observan en él perfiles negativos: dicen que es iluso, de cabeza caliente, voz altisonante, modales bruscos, omiso, haragán, dado a la improvisación y a dejarlo todo iniciado sin llevar nada a término. Por el contrario, se dice que el nórdico es ordenado, matemático, preciso, riguroso, y se hace de ello una virtud, pasando por alto que la inflexibilidad trae, también, a su turno, adaptadores sicológicos nocivos. Lo puntual, lo milimétrico, lo invariable puede llevar a la rutina, y la rutina hace aburrida la existencia.
Por lo anterior vemos que el latinoamericano es romántico, el anglosajón es pragmático; pero los dos son distorsiones del hombre equilibrado.
¿Puede haber romanticismo pragmático? ¿Es posible, un pragmatismo romántico? Un buen mestizaje que podría intentarse sería tomar de cada ADN colectivo – por llamarlo de alguna manera – los componentes positivos y mezclarlos hacia la síntesis futuraria. No es tarea imposible si unos y otros reconocen en las Sagradas Escrituras el gran catalizador social. Es juiciosa la observación de Paul Jonhson sobre el cristianismo:
¿Cómo podían manifestarse las intenciones de Dios de tal modo que fuesen entendidas por todos los hombres y por toda la eternidad? Asimismo ¿cómo era posible que una solución contuviese elementos significativos para todos los tipos y todos los temperamentos de hombres, así como para todas las razas y generaciones: el activista, el militante, el doctrinario, el asceta, el obediente, ¿el pasivo, el angular, el erudito y el individuo de corazón sencillo? ¿Cómo podría transmitir un sentimiento de apremio e inmediatez, y al mismo tiempo ser válido para toda la eternidad? ¿Cómo podía promover en la mente de los hombres una confrontación con Dios que fuese simultáneamente pública y colectiva, e individual e íntima? ¿Cómo podía combinar un código de ética en un marco de rigurosa justicia y una promesa de generosidad sin precedentes?
Hay algo en lo cual, con bases bíblicas, podemos llegar a un acuerdo básico: el buen manejo del tiempo. Para bien o para mal, en el norte y en el sur, en el oriente y en el occidente los relojes existen, son máquinas ideadas por el hombre por mera necesidad. En la Biblia se cuenta el tiempo a partir de la caída de Adán y Eva, en el edén no había tiempo sino eternidad; la edad de los primeros padres era el evo, habiendo tenido principio no tendrían fin, como seres eviternos. Después de la transgresión, si bien el espíritu no muere, la carne sí; y, por esa causa en tanto llega la resurrección, el tiempo es necesario como medida del transcurrir humano.
Hay algo en lo cual, con bases bíblicas, podemos llegar acuerdo básico: el buen manejo del tiempo.