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¡NO! A un matrimonio silencioso

¿Alguna vez has escuchado, has pensado, o has dicho alguna de estas frases?:

“Para evitar problemas con mi esposo(a) prefiero callar”, “cuando hablo, es peor”, “es mejor estar en silencio y no echar leña al fuego”, “cada vez que le hablo a mi pareja me responde con dos piedras en la mano”, “callados estamos mejor”, “el silencio es mejor que estar peleando todo el tiempo”. Aunque muchos creen erróneamente que el

Las estadísticas son preocupantes. Un estudio de la Universidad de Denver, asegura que las parejas que evitan discutir sus problemas tienen un 35 % más de probabilidades de divorciarse en comparación con aquellas que abordan sus conflictos de manera abierta. Otro estudio de la Universidad de California encontró que aproximadamente 7 de cada 10 parejas que practican el “tratamiento del silencio”, experimentan una disminución significativa en la satisfacción marital.

Matrimonio que no se comunica es disfuncional

Empecemos leyendo algunas frases de reconocidos autores cristianos que confirman el peligro de los matrimonios silenciosos.

Gary Chapman, en su libro “Los cinco lenguajes del amor”, señala que el silencio prolongado puede ser una forma de castigo emocional que erosiona la intimidad y la confianza.

Por otra parte, Timothy Keller, en “El significado del matrimonio”, advierte que el silencio puede ser una señal de problemas más profundos y aconseja a las parejas a esforzarse a hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones, incluso cuando es incómodo, para evitar que los resentimientos se acumulen.

Finalmente, John Piper, en varios de sus escritos, enfatiza la importancia de la comunicación en el matrimonio cristiano. Por ejemplo, asegura que el silencio puede ser una barrera para la unidad espiritual y emocional que Dios desea para las parejas. Los pensamientos anteriores definitivamente confirman que un matrimonio que deja de hablar, deja de avanzar.

Sergio y Carla Hornung, pastores principales de la iglesia cristiana Agua Viva en Lima Perú, invitados especiales al evento de Familia Integral en Casa Sobre la Roca, hablaron sobre la importancia de aprender a erradicar el silencio y optar por una comunicación fluida.

“Si quieres avanzar hacia tus metas y objetivos, necesitas cultivar una buena comunicación. Esta no se da por suerte ni azar, debemos muy intencionales para generar confianza y respeto. Cuando hay buena comunicación no hay celos, contiendas, envidias, desconfianza, no hay secretos, sino todo lo contrario.

Tanto el silencio como las palabras desmedidas son peligrosos. Un matrimonio silencioso, es un matrimonio disfuncional; y un matrimonio que usa las palabras para herir y dañar a la pareja, también lo es. Así que es importante tener sabiduría para hablar, y entender que hay momentos en los que es mejor guardar silencio. En el matrimonio debemos optar por expresar palabras de bendición, de sanidad. La Biblia dice que nuestras palabras pueden ser como golpes de espada o medicina”, expresa Sergio Hornung.

Por eso es importante que desde el principio del matrimonio se sienten las bases de la comunicación porque es la herramienta que permite trabajar en equipo. “En el matrimonio no somos competencia, sino complemento.

Todo se logra con comunicación, la encargada de promover intimidad y conexión emocional. Santiago 1:19b dice: Todos deben estar listos para escuchar, peronoapresurarseparahablarniparaenojarse.

Siempre vamos a estar tentados a hablar antes de escuchar, pero recordemos que esto genera múltiples problemas. Comunicar no es ignorar al otro. El matrimonio debe ser ese lugar seguro donde la pareja se exprese y comparta sus sentimientos alegres, tristes, etc.”, concluye Carla Hornung.

Pautas para acabar con el silencio y...

Generar una comunicación saludable

Comunicar en el tono correcto

La respuesta amable calma la ira, pero la agresiva provoca el enojo. Proverbios 15:1.

Ojo a esto: Lo que es obvio para el hombre no es obvio para la mujer y viceversa. Por eso cuando alguno de los dos está que echa fuego por su boca, el otro debe apagar esa llama (hablar con respeto, sabiduría y con el tono correcto). No optes por callar. El silencio agrede, daña la familia, daña a los hijos. Si quieres mostrarle a tu pareja una falla, no hables en tono airado, con rabia. Habla con amor, con buen tono y postura. Muchas veces el tono y la postura hablan más que tus palabras.

Consejo para los esposos: Si tu esposa te dice: “mi amor, algún día me gustaría que me regalaras rosas”, eso significa que debes salir corriendo en este momento a comprar unas. Es una indirecta que te está diciendo que ella necesita ese tipo a efecto. Aprender a la leer la frecuencia de tu esposo y de tu esposa es clave en el matrimonio.

Comunicar en el tiempo correcto

El de corazón sabio controla su boca. Prov. 16:23a

No solamente hay que escuchar a la persona antes de hablar, sino que hay que pensar lo que vamos a decir. La palabra dicha, dicha está, no la podemos retroceder. Ten cuidado cómo dices las cosas y cuándo las dices. Busca el momento oportuno.

Algo que le digo a Carla es que no me cuente problemas o dificultades cuando estoy a punto de dormir. Generalmente a las esposas se les ocurre sacar su pergamino de pedidos, hojas de reclamos y situaciones que pasaron en el día justo antes de dormir, y creo que no es el momento más oportuno. En nuestro caso, optamos hablar ese tipo de cosas al inicio de la mañana. Así que busca con tu cónyuge esos espacios claves para hablar.

Y mucho cuidado con esto. No saquen excusas, no digan que no hay tiempo para hablar porque sí lo hay. ¿Te has puesto a pensar cuánto te gastas en tus redes sociales? ¡Despierta! Las redes nos están robando demasiado tiempo, causan el 25 % de las peleas y el 40 % de los divorcios actualmente. Si tú no tienes límite en el tiempo que pasa en las redes, las redes le van a poner límites a tus relaciones, empezando por tu matrimonio.

Comunicar la verdad con amor

Más bien, alvivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Efesios 4:15.

Hablar la verdad con amor, es madurez.

El fruto del Espíritu siempre debe estar presentes con mi cónyuge. La verdad sin amor ofende, confunde; pero la verdad con amor restaura.

Aprende a decir: “Mi amor, lo que me hiciste me hirió, me ofendió”, pero dilo con el fin de restaurar y perdonar.

Comunicar con empatía

Así que en todo traten ustedes a los demás taly como quieren que ellos los traten a ustedes. Mateo 7:12a.

Empatía es poder ver con los ojos del otro, es escuchar con los oídos del otro, es caminar en los zapatos del otro y sentir con el corazón del otro. Pensar: “No voy a hablar, no voy a responder sin antes poner este principio de la empatía”. “Voy a ponerme en el lugar de la otra persona para ver las cosas como esa persona las ve”. La empatía es esencial para una comunicación eficaz. Muchas parejas tienen empatía para con los hijos y con la pareja cero. ¡Ojo!, tenemos que ser empáticos con nuestro cónyuge.

Comunicar de manera proactiva

Evitemos una comunicación inútil siendo proactivos. Si yo veo por ejemplo que mi esposo va a traer a casa un familiar conflictivo, en vez de pelear, me pongo de acuerdo con él, cómo vamos a sobre llevar la situación. Así no tendremos problemas. Ser proactivos, se trata de no ser reactivos en la comunicación. No esperar a que haya un mal entendido, no esperar a que haya una ofensa para sentarnos a hablar de ciertos temas, sino ir en avanzada a adelantarnos a ciertos eventos. Hay fechas especiales donde sabremos que habrá más trabajo, más estrés y por tanto puede haber más roces y conflictos. Ahí es clave la proactividad.

No dejes que tus hijos se metan entre ustedes dos. Lo que dice papá o mamá se cumple, aun así, no me guste. En el matrimonio somos un equipo, una sola carne y debemos respetar las decisiones y las órdenes que damos a nuestros hijos. Si vamos a cambiar algo, lo hablo aparte con mi esposo o mi esposa.

Comunicar para restaurar

Afilan su lengua como espaday lanzan como flechas palabras ponzoñosas. Salmo 64:3.

La comunicación en el matrimonio nos ayuda a conectarnos, a estar en acuerdo, a tener un frente común y también nos sana y restaura. Usa tus palabras no para ganar, sino para sanar. Usa tus palabras no para juzgar, sino para perdonar. Usa tus palabras no para criticar, sino para afirmar. En la infancia, las palabras que más pesaban eran las de los padres. En el matrimonio, las que más pesan con las de cónyuge. Si quieres que tu matrimonio esté en otro nivel, tu comunicación tiene que estar a otro nivel.

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