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INCOHERENCIAS Y DESACIERTOS

Gobierno de España en la gestión del COVID-19

En la campaña electoral de noviembre del 2019 Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, realizó numerosas declaraciones discordantes y una vez embestido como mandatario hizo lo contrario de lo que anunció. Ante la aparición del COVID-19 aplicaría el mismo modelo incoherente en su gestión junto a su equipo ministerial, que es cuestionado por el pueblo español frente a las más de 20 mil muertes que ha cobrado la enfermedad.

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Escribe: Javier Marquez @javiermarquez

Pedro Sánchez, como Secretario General del PSOE declaró públicamente en los mítines de la última campaña electoral que “El PSOE no va a pactar con el populismo”, “el final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y sobre todo la desigualdad”. Más tarde en el debate de TVE fue contundente en su respuesta ante la reiterada pregunta sobre posibles acuerdos con los populistas de Podemos: “¡No es No!”, y con los resultados electorales en la mano, lo primero que hizo fue un pacto con este partido.

En el actual escenario de crisis generado por la pandemia, el 24 de enero el gobierno ya tenía la información de la OMS como lo muestra un documento del Ministerio del Interior donde se precisan instrucciones sobre las medidas de prevención a adoptar, a ello se suman las declaraciones en rueda de prensa el 20 de marzo en la Moncloa del ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, quien precisó: "Los investigadores españoles empezaron a trabajar de forma intensa en cuanto se conoció esta enfermedad durante el mes de enero, ya el 2 de febrero tuvimos una reunión con los profesores ..."

Al mismo tiempo aparecían en todos los medios españoles noticias sobre la rápida expansión del virus en China, el acelerado impacto que tuvo en el pueblo italiano, Irán y Corea del Sur. A pesar de todos estos indicadores, el gobierno de Sánchez procedió a promover convocatorias masivas por el 8 de marzo. Los mismos miembros del gobierno, la vicepresidenta, Carmen Calvo, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, encabezaron las marchas en Madrid con Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno. El resultado de la asistencia fue el contagio y la necesidad de cumplir las respectivas cuarentenas.

Frente a los medios

Posteriormente, los medios que estuvieron cubriendo el evento vieron que las autoridades llevaban guantes celestes como medida preventiva y se escuchaban las consignas durante los saludos; “¡sin beso, sin beso!”.

Ante la gravedad que significaba la pandemia, pero sin que el gobierno le haya dado el peso real desde el primer momento, se abrieron paso las comparecencias del presidente y su equipo. Se trataría en varias oportunidades de larguísimas ruedas de prensa, tediosas y sin contenido. Sánchez hablaba y hablaba sin transmitir información relevante o presentaba algún plan, mencionaba temas como que España es el país que más cable de fibra óptica tiene instalado en Europa y que los niños han aprendido a lavarse las manos.

Algunos medios bautizaron las convocatorias como “¡Aló Presidente!”; el formato de las ruedas de prensa consistía en enviar las preguntas y el responsable de comunicación las leía para su contestación, hasta que los diferentes medios de comunicación protestaron para transformarlo en el set virtual actual donde participan diferentes periodistas y preguntan en directo.

Se trataría en varias oportunidades de larguísimas ruedas de prensa, tediosas y sin contenido. Sánchez hablaba y hablaba sin transmitir información relevante o presentaba algún plan, mencionaba temas como que España es el país que más cable de fibra óptica tiene instalado en Europa y que los niños han aprendido a lavarse las manos.

Más adelante, en otra rueda de prensa donde participaba el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, José Manuel Santiago Marín, se armó un escándalo al declarar el control que haría el Ministerio para “...minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del gobierno”. En ese contexto la Ministra de Educación Isabel Celaá indicó en una entrevista televisada que “No podemos aceptar que haya mensajes negativos, mensajes falsos, en definitiva”.

Ante la gravedad que significaba la pandemia, pero sin que el gobierno le haya dado el peso real desde el primer momento, se abrieron paso las comparecencias del presidente y su equipo. Se trataría en varias oportunidades de larguísimas ruedas de prensa, tediosas y sin contenido. Sánchez hablaba y hablaba sin transmitir información relevante o presentaba algún plan...

Los miembros del obierno, en la misma línea que el presidente Sánchez, no han sido precisos en sus informaciones y llegaron a ridiculizar la llegada del coronavirus, que viene pasando factura a miles de familias que han perdido a sus seres queridos por la peligrosidad que representa el virus para la vida humana.

Como un hecho público para no olvidar, la vicepresidenta Carmen Calvo declaró, en alusión al día internacional de la mujer: “8 de marzo, mujeres de España, acudid a la manifestación, nos va la vida”. Por su parte, más tarde el vicepresidente, Pablo Iglesias, hacía caso omiso a la cuarentena que estaba obligado a cumplir y aparecía sin problema cuando en casa tenía a su esposa contagiada cumpliendo el aislamiento.

Fernando Simón, Director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias y Emergencias Sanitarias, el 13 de febrero declaró “...que en España no había riesgo de infectarse”. El mismo 8 de marzo apoyó la decisión del Ejecutivo de mantener las manifestaciones y declaró sobre la participación en las marchas; “...el que quiera considerar estar, que esté”. En otra rueda de prensa, Pedro Duque, Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades declaró: “en otros países hubieran muerto antes”.

Medios sociales y comparación de mensajes

Las redes sociales fueron el canal para que médicos, enfermeras, funcionarios, y otros actores hagan eco de lo que estaba ocurriendo en los hospitales donde no llegaba el material médico y el nivel de contagio era una amenaza constante. España registra uno de los números más altos en el mundo con 38 mil sanitarios infectados y un altísimo porcentaje de personal médico que ha perdido la vida.

El presidente de España ha sido comparado con otros mandatarios en su “sensibilidad” y “asertividad” frente al manejo de la crisis del COVID-19. Por citar un ejemplo, los mensajes del presidente francés, Emmanuel Macron, frente a la gestión de crisis del coronavirus transmite aceptación de los errores, humildad y empatía. Mientras del lado del jefe del gobierno español se percibe distancia y justificación frente al drama de familias de miles de fallecidos.

Pedro Sánchez, presidente de España.

Pedro Sánchez: “Seguro que hay cosas que con los conocimientos de hoy habríamos hecho distinto ayer, pero ayer actuábamos con los conocimientos de ayer, no con los conocimientos de hoy”.

P.S.:“España ha venido siguiendo las recomendaciones de los expertos sanitarios internacionales, de la ciencia, de los que saben”.

P.S.: “Estoy profundamente impresionado con la inspiradora capacidad de resolución del gobierno...”. “...siento un optimismo prudente como resultado de las medidas audaces, los enfoques innovadores, y las decisiones valientes del Ministro de Sanidad...".

P.S.: “...seré el único país del mundo cuya oposición ofrece como única alternativa la polémica al no estar a la altura de la mayor emergencia sanitaria de toda la historia...".

Emmanuel Macron, presidente de Francia.

Emmanuel Macron: "La situación, seamos honestos, ha revelado fallos e insuficiencias".

E.M.: "...pero como vosotros, he visto fallos, procedimientos lentos e inútiles... debilidades de nuestra logística, asumiremos las consecuencias".

E.M.: "...nos reunimos con el comité científico y los escuchamos desde el día uno… a pesar de los esfuerzos para frenarlo continúa propagándose y acelerándose… lo sabíamos y lo temíamos...".

E. M.: "...con mucha gravedad de la situación... estamos solo en el principio de esta epidemia... y no voy a dar marcha atrás con nada...".

Las redes sociales fueron el canal para que médicos, enfermeras, funcionarios, y otros actores hagan eco de lo que estaba ocurriendo en los hospitales donde no llegaba el material médico y el nivel de contagio era una amenaza constante. España registra uno de los números más altos en el mundo con 38 mil sanitarios infestados y un altísimo porcentaje de personal médico que ha perdido la vida.

La gestión de la pandemia en España fue noticia en el prestigioso periódico The New York Times donde se precisó: “The Spanish epidemic has become a painful example of the tendency of one government after another to ignore the experiences of countries where the virus has already struck” (La epidemia española se ha convertido en un doloroso ejemplo de las tendencias de un gobierno tras otro a ignorar las experiencias de los países donde el virus ya golpeó).

La rápida actuación de unos gobiernos demuestra el liderazgo necesario para tomar decisiones acuciosas y estructuradas con mensajes claros y transparentes, donde la colaboración y coordinación con las diferentes regiones e instituciones han sido clave para lograr resultados positivos. Así lo registra Nueva Zelanda, Noruega, Taiwan, Islandia, Finlandia, Grecia, Portugal y Alemania. La medalla reversa grafica naciones que demostraron una gestión y capacidad de respuesta lenta y poco cercana, que facilitó la extensión y propagación de contagios con un alto nivel de muertos como ocurre en Italia, Francia, España, Reino Unido y Estados Unidos.

El gobierno español desde el primer día que se le alertó de la pandemia no actuó de acuerdo a las recomendaciones que la OMS indicaba adoptar. Las medidas preventivas fueron claramente definidas y puestas a disposición en todos los canales de comunicación de la institución internacional desde aparecido el problema. No se sensibilizó a la población oportunamente, no se explicaron las razones de las medidas de distanciamiento social, no llegaron las mascarillas donde se requerían, no había test masivos. Del mismo modo, la polémica por la salida de los niños, la monitorización de los redes sociales, la falta de empatía con los dramas familiares y el haber alentado a participar en manifestaciones masivas a la ciudadanía poniendo en riesgo la vida de las personas, habla del actuar de un gobierno con alta dosis de incoherencias y desaciertos.

En definitiva, la gestión de crisis del gobierno español en más de dos meses no refleja ni rapidez ni transparencia, pilares que se requería estén presente desde el primer momento para afrontar la pandemia. La escucha y cercanía como empatía para impulsar acciones efectivas estuvieron permeadas de una lentitud que resta en la efectividad de los resultados. El país ibérico se encamina a levantar paulatinamente la cuarentena y la población empieza a mentalizarse que ingresará a una “nueva normalidad” donde el virus aún seguirá presente.

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