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Revalorización de una moda sostenible
Hacia una conciencia social
La pandemia hace visible los procesos de la industria textil poco amigables con el planeta y la impulsa a girar hacia entornos más sostenibles acorde con el cuidado del medio ambiente y la salud de las personas. Esta propuesta de cambio incluye promover un consumo responsable tanto de las materias primas que utiliza como de inspirar valores sociales y ambientales a sus consumidores finales.
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Escribe: Jhoselyn Pfuño @jhospfuno
En medio de cuarentenas aplicadas en diversos países del mundo motivadas por la COVID-19, la industria textil ha sido una de las más golpeadas a nivel económico. El cierre de tiendas en malls y avenidas comerciales afectó sus procesos de producción y venta, impactando también en el sistema de consumo masivo conocido como fast fashion, sistema empresarial basado en la fabricación de vestuario de bajo costo y poca calidad que cambiaba constantemente con las tendencias de moda y estilo.
Desde el 2019, la ONU viene visibilizando los problemas que genera el fast fashion al medio ambiente comenzando por su producción hasta la disposición final de los productos textiles. No obstante, la súbita llegada de la pandemia ha generado la revalorización de la “moda sostenible”, una alternativa de cambio que implica “la conservación de los recursos naturales, el bajo impacto ecológico de los materiales empleados - que deben ser susceptibles de unirse posteriormente a la cadena de reciclaje -, la reducción de la huella de carbono y el respeto por las condiciones económicas y laborales de los trabajadores que han participado desde la materia prima hasta el punto de venta”, precisa la ONG Acciona.
Para realizar un trabajo organizado sobre las estrategias y los componentes a aplicar en la industria textil, la ONU estableció una “Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible”, iniciativa que promueve proyectos y políticas para asegurar que la cadena de valor de la moda contribuya al logro de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En la nota de prensa publicada en su página web https://unfashionalliance. org/ destacan la importancia de incorporar el desarrollo sostenible en el sector textil. “La sostenibilidad abarca aspectos sociales, como la mejora de las condiciones laborales y la remuneración de los trabajadores, así como los ambientales, incluida la reducción del flujo de residuos de la industria y la disminución de la contaminación del agua y las contribuciones a las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Contaminación en el proceso
La moda sostenible es un concepto que se ha venido construyendo en la última década, publicaciones especializadas en tendencias como la de Vogue en el 2007 ya comentaban sobre ello con artículos como “Tierra a la moda. Estamos recibiendo el mensaje: la tendencia eco-friendly es buena para el planeta”.
Por otro lado, diferentes organizaciones no gubernamentales hacen eco de la problemática en la industria textil. Una de ellas es Sustainyourstyle, una plataforma web https://www.sustainyourstyle.org/ que ha identificado los cuatro problemas de la industria comenzando por el fast fashion, tendencia que incrementó en un 400% la confección de ropa, elaborándose cada año aprox. 80 mil millones de prendas en el mundo.
Asimismo, los otros focos de contaminación se generan durante la obtención de las materias primas como es el caso del algodón y el poliéster. James Conca, especialista científico y columnista de la revista Forbes, señala que “las fibras sintéticas baratas también emiten gases como el N2O, 300 veces más nocivo que el CO2” y los datos de la ONU del 2019 nos muestran que cada año se emplean alrededor de 70 millones de barriles de petróleo para la producción del poliéster.
Mientras, para la producción del algodón se consumen el 24% de los insecticidas y 11% de los pesticidas que se elaboran en el mundo. Esta materia prima resulta altamente contaminante ya que los pesticidas expulsan al ecosistema sustancias químicas que afectan la flora y fauna aledaña a estas plantaciones. Daños colaterales también presenta la crianza de la cabra de cachemira que genera la fibra de lana conocida como cachemir. Este animal consume las flores y raíces de los pastizales provocando la desertificación de estos ecosistemas en países donde su crianza es la fuente principal de ingresos económicos como Mongolia, India y Nepal.
Para realizar un trabajo organizado sobre las estrategias y los componentes a aplicar en la industria textil, la ONU estableció una “Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible” iniciativa que promueve proyectos y políticas para asegurar que la cadena de valor de la moda contribuya al logro de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Pero esto no es todo. En el proceso de producción textil también se emplean sustancias químicas que muchas veces pueden ser tóxicas para el ser humano. Este es uno de los problemas que destacó Greenpeace a través de su campaña “DETOX My fashion” que se propuso desde el 2011 “proteger los ríos y océanos contra la contaminación por las sustancias químicas peligrosas que se usan para fabricar ropa”.
Finalmente, el factor humano es también parte de la problemática por la precariedad en las condiciones laborales de los trabajadores textiles que en su mayoría son mujeres. Esta situación fue discutida en julio por uno de los paneles del Foro de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible de la ONU donde abordaron las barreras para la circularidad y la sustentabilidad del sector textil. No obstante, se hizo evidente que la solución a estos problemas no podrá alcanzarse sin la voluntad real de los países por implementar normativas que regulen estas prácticas para mitigarlas.
Los bajos salarios y condiciones de trabajo precarios en la industria ha motivado a la ONG The Clean Clothes Campaign a destacar las diferencias entre un salario mínimo y un salario digno en los países asiáticos como Camboya, donde la principal mano de obra es de mujeres, madres de familia que tienen entre 18 y 35 años. “Con el aumento de los costos de vida en vivienda, alimentos, ropa, educación, transporte y atención médica, el salario mínimo simplemente no es suficiente. De hecho, Asia Floor Wage Alliance calcula que un salario digno en Camboya es de 283 USD / mes”, precisa.
Estrategias para lograr el cambio
Existen diferentes estrategias para comunicar la implementación de la sostenibilidad en las marcas del sector textil. El informe “The Future of Sustainability in the Fashion Industry” (2019) de C&A Foundation muestra que una de las primeras líneas de acción se basa en el cambio de la narrativa en la estructura interna del sector bajo la premisa “La estrategia global de sensibilización sobre sostenibilidad”. Es decir, generar una campaña que se base en crear conciencia, formar a la industria sobre las implicancias de la sostenibilidad con mensajes adaptados respecto a la restauración del medio ambiente natural, condiciones laborales y pobreza.
Esta estrategia de sensibilización mundial podría reinventar a la industria textil en cinco años, la cual es una proyección del estudio que además propone siete aspectos a considerar para aplicar el concepto de sostenibilidad en toda la cadena de valor de la industria:
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Mayor conciencia global
Innovación en fibras y procesamiento
Informes de sostenibilidad altamente detallados
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Iniciativas impulsadas por los trabajadores
5 5 Alta concentración / cooperación 66 Responsabilidad ampliada del productor
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Salarios en la industria de la moda ....diferentes organizaciones no gubernamentales hacen eco de la problemática en la industria textil. Una de ellas es Sustainyourstyle, una plataforma web https:// www.sustainyourstyle. org/ que ha identificado los cuatro problemas de la industria comenzando por el fast fashion, tendencia que incrementó en un 400% la confección de ropa, elaborándose cada año aprox. 80 mil millones de prendas en el mundo.
El informe, además, destaca que los primeros cinco puntos se podrían implementar mucho más rápido en los procesos de confección textil y se presentan como metas alcanzables para la industria. Ello contrasta con los últimos dos aspectos que según los especialistas tendría un mayor impacto en la cadena de suministro ya que integra la “restauración del entorno natural, en las condiciones laborales y la pobreza” pero necesitaría muchísimo más tiempo para su implementación.
Otra perspectiva para comunicar el cambio hacia la sostenibilidad de las marcas se dio en el seminario “Inspirar es mucho más que solo comunicar” organizado por la consultora española Slow Fashion Next. Virginia Plaza, consultora especializada en moda, resumió el contenido del seminario donde se apuntaron algunos errores de comunicación externa de estas empresas. “Las marcas sostenibles no están comunicando bien sus propuestas de valor, sus valores añadidos al producto, porque no tienen story telling, no crean puntos de conexión entre la marca y el público a través de la comunicación de todos los valores, a través de la narrativa de la marca. Esto hace que no se comunique sobre nuestra marca de forma efectiva y también hace que perdamos oportunidad de conseguir clientes o apoyos dentro de la industria”.
De otro lado, son los consumidores, personas de a pie, responsables por el uso de estas prendas poco sostenibles, pero esta es una tendencia que se ha ido cambiando en los últimos años. En el informe de la campaña “DETOX My fashion” en el 2019 Greenpeace destaca la participación de la sociedad: “la ciudadanía de todo el mundo se preocupa por la forma en que se fabrican sus productos y demandan activamente un cambio en la industria”.
El informe actualiza los avances de las marcas hacia la sostenibilidad, empresas mundiales en tendencias y estilos ya forman parte de esta campaña realizando estudios de monitoreo para una mejor gestión de sustancias químicas en la fabricación de sus prendas, una hoja de ruta para la identificación y eliminación de
sustancias peligrosas, y la publicación transparente de los datos de sus proveedores con información relacionada a los vertidos de aguas residuales para un seguimiento y tratamiento del agua eficaz con el fin de evitar la contaminación de los ecosistemas en los mares y ríos del mundo.
Estos aspectos van en la línea del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU en el 2015, que muestra mayor repercusión en el ODS N°12: Producción y Consumo Responsables vinculado al crecimiento económico de los sectores productivos con la eficiencia en el uso de los recursos medioambientales y con ello promover estilos de vida más naturales y sostenibles.
En este contexto, la comunicación es una gran aliada para lograr el cambio e impulsar una moda sostenible, su enfoque estratégico contribuye a incorporar conceptos como cultura de consumo responsable, economía circular, calidad en el proceso de fabricación textil y conciencia ambiental, no solo en las grandes marcas de moda, sino también en los consumidores.
Las empresas inmersas en el sector textil al incorporar factores alternos a la belleza estética generan mayor valor añadido a las prendas, que deberán comunicar todas las etapas de producción sostenible por las que atraviesa el producto para llegar al consumidor final. Estos procesos sostenibles son cada vez más valorados por los ciudadanos que en medio de la pandemia exigen industrias menos contaminantes, que armonicen con la vida silvestre y cuiden la salud de las personas. De otro lado, son los consumidores, personas de a pie, responsables por el uso de estas prendas poco sostenibles, pero esta es una tendencia que se ha ido cambiando en los últimos años. En el informe de la campaña “DETOX My fashion” en el 2019 Greenpeace destaca la participación de la sociedad: “la ciudadanía de todo el mundo se preocupa por la forma en que se fabrican sus productos y demandan activamente un cambio en la industria”.