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COMUNICACIÓN DE SÍNTESIS
La herramienta estratégica del DirCom
Esquemas demostrativos, algoritmos de decisiones, modelos de acciones, de gestión y de innovación son los recursos insustituibles de la estrategia creativa.
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Escribe: Joan Costa @joancostainstitute.com
Los equipos directivos, los grupos de trabajo y los líderes de las empresas no funcionan como un laboratorio de sabios investigadores, sino como gente inteligente y pragmática. Esto significa que debemos aprender a sintetizar lo que decimos. Y el lenguaje más eficaz para compartir, convencer y activar equipos es el que habla directo a los ojos. El único capaz de mostrar y demostrar.
Si damos un salto atrás en el tiempo, sabemos que, los humanos antes de ser inteligentes éramos seres visuales, y aprendimos por la visión. El primer lenguaje apareció en África hace 6 millones de años. Era gestual. O sea, visual. Gestos, señales, señalaciones, muecas... El hombre es un animal visual; más del 90% de la información que recibe entra por los ojos. Pero esa no solo es una cuestión cuantitativa, sino que sus efectos psicológicos son decisivos.
Ya lo decía Leon Brunschvigc, “El hombre cree lo que ve”. Nada hay más convincente que lo evidente, lo que los ojos están viendo.
Entonces, ya sabemos que para convencer, mejor demostrar que explicar. Y para eso, mejor apelar a la visión que al intelecto, porque “hay cosas que los ojos entienden mejor que la mente”, como decía Mandelbrot, padre de la geometría fractal. Demostrar mostrando es más rápido y más preciso que explicar hablando. Las palabras son polisémicas y requieren ser interpretadas, mientras que los esquemas son unívocos y solo necesitan ser vistos.
Pensamiento y comunicación visuales
El lenguaje esquemático es el más efectivo entre los modos de resumir, abreviar o simplificar una propuesta, un proceso o un modelo, y comunicarlo.
La primera razón: todo lo que hay que ver y entender está aquí ante los ojos de una vez, lo cual ofrece una información global para comprender el todo. Y la segunda razón de cómo el esquema convence es, porque el proceso de percepción es guiado por los vectores del mismo esquema. Ellos conducen la mirada de una parte a otra asociándolas sucesivamente y “construyendo” así el significado.
Pero, de hecho, el esquema no resume propiamente, no abrevia ni simplifica. Sintetiza, que es sustancialmente distinto porque no “reduce” sino que antes de sintetizar, necesariamente analiza y después elabora el mensaje. Es el análisis lo que hace la síntesis. Sintetizar consiste en extraer lo esencial de un proyecto o un problema, porque éstos comportan complejidad y contradicciones que deben ser superadas, y suprimiendo todo lo que estorba, pues es eso lo que enmascara la información útil.
Todo buen esquema se define por sus tres propiedades que lo hacen único: es Simple, Resolutivo y Eficiente.
*El esquema es Simple porque muestra lo esencial de un problema, que siempre es infinitamente más complejo que aquel. Separa el trigo de la paja y hace el mensaje inteligible.
*Es Resolutivo porque va directo a la solución. Como un proyectil; por lo cual resulta simple y resolutivo a la vez. Y por eso es fácil de comprender, recordar y ejecutar.
*Es Eficiente, más que eficaz, porque además de cumplir su objetivo, lo hace con la mayor economía: de espacio y de signos en su visualización, y de tiempo y de esfuerzo para su comprensión y aplicación.
Esa es la especificidad del esquema, aunque unos sean más complejos que otros. Por ejemplo, el algoritmo del navegador GPS de tu coche, que es un esquema, con ser complejo, es infinitamente más simple que la suma de todo el conjunto real de las prestaciones de búsqueda que obtendrás durante todo el tiempo. Es de pura lógica. Si el algoritmo de las funciones del GPS no fuera más simple que los problemas que resuelve, no serían soluciones.
El esquema, paradigma de la demostración
¿Cómo es comprendido un esquema? Por la intuición lógica. Y por el poder innato de asociar y comparar, que es intrínseco al mismo acto de mirar. La explicación complementaria del esquema, por parte del responsable del proyecto al presentarlo al equipo que debe implementarlo, constituye la parte emocional y carismática del liderazgo.
La especificidad funcional del esquema es su capacidad de convencer. Este poder, que se ejerce en el interfaz del observador con el mensaje esquemático, es lo que activa la percepción lógico-intuitiva, que es la información deducida, la cual a su vez activa el conocimiento global.
Este hecho mismo de percepción, por su naturaleza visual ante la evidencia presente del esquema, tiene una capacidad suplementaria de recordación que reimpregna la mente.
Algo que no tiene ningún otro sistema de lenguaje, verbal o textual ni gráfico. La capacidad de recordar un método, un modelo ligado a la experiencia de un proyecto implementado, es un saber que se incorpora a la reserva cultural de cada miembro del equipo. Lo cual se acumula no solo a la cultura de la organización, sino que es parte de la cadena de valor.
El segundo factor de convicción de los esquemas proviene de su estructura geométrico-matemática. Un esquema es, ante todo, una estructura que hace visible un conocimiento, un modelo o un proceso, los cuales son invisibles por naturaleza: el organigrama tradicional es el ejemplo más simple. Pues bien, esta estructura que estamos viendo es lo que hace visible, y comprensible, lo que en realidad es invisible, intangible e inefable; la teoría organizacional jerárquicofuncional de la empresa reflejada en el organigrama. La estructura es lo que subyace en toda clase de esquemas. Igual como el esqueleto sostiene y articula nuestro cuerpo. Y al mismo tiempo determina su forma.
El carácter abstracto, la arquitectura lineal y el sistema de relaciones entre las partes de un esquema transforman el soporte físico -hoja de papel o pantalla- en un espacio geométrico - matemático. El lenguaje de los esquemas son los signos geométricos mínimos elementales: recta, ángulo, círculo, triángulo, rectángulo, rombo, corchete, flecha… Y su disposición sobre el espacio gráfico configura conjuntos geométricos. Esa estructura final que es el esquema es, por sí misma, un factor de credibilidad. Veamos por qué.
La credibilidad del esquema
En efecto, después del photoshop todo el mundo sabe que una imagen o un documento pueden ser manipulados; su veracidad siempre es dudosa y solo hace falta recordar los documentos fotográficos históricos de los políticos después de la invención del fotomontaje en las noticias de las últimas guerras.
Por la misma lógica, después de la posverdad y el fake news en los medios y en las redes, el fantasma de la manipulación es omnipresente. La credibilidad de imágenes y de los textos está en entredicho.
En cambio, ¿quién duda de la verdad geométrico-matemática? Cuando un grafo, un diagrama o un esquema cuantitativo hacen visibles los datos estadísticos en estructuras gráficas, la percepción cuantitativa capta el conjunto y compara automáticamente las partes que lo forman; así comprende la información. Entiende que Alemania exporta el doble que Polonia, por ejemplo, porque el primer círculo es doble grande que el segundo. Percepción cuantitativa directa, que es refrendada con datos numéricos por las cifras complementarias que concretan las cantidades correspondientes a ambos círculos. Así es la cosa.
Epílogo
Pese a sus capacidades comunicativas y convincentes, los esquemas nunca habían merecido la atención de divulgadores, diseñadores, estrategas y directivos. Y en cambio resulta sorprendente que los filósofos, quienes están tan lejos de la acción práctica, desde Ramon Llull a Gottfried Leibniz, de Peirce a Wittgenstein y de Frage a Kant, hayan dedicado tantas y tantas páginas a los esquemas. O, más exactamente, a los usos sociales de los esquemas para la difusión del conocimiento y su influencia en el comportamiento humano: “Cuando una demostración es claramente aprehendida nos induce a admitir la conclusión. Es evidente. Y nosotros no podemos pensar de otra manera”, ha escrito J. P. Peirce, el padre de la semiótica a propósito de los esquemas, en The New Elements of Mathematics (4 vols., 1976).