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UN EJEMPLO DE LIDERAZGO HUMANISTA

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EDITORIAL

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Jacinda Ardern, exprimera ministra de Nueva Zelanda

Considerada en el 2020 como una de las mujeres más poderosas del mundo por la revista Forbes, durante su mandato como primera ministra, Jacinta Ardern renunció al cargo luego de casi seis años al frente del Gobierno de Nueva Zelanda. Las diferentes crisis que enfrentó hicieron destacar su forma de liderazgo y comunicación, siendo un ejemplo entre los líderes políticos actuales.

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Por: Jhoselyn Pfuño

Jacinda Ardern, exprimera ministra de Nueva Zelanda, dejó el cargo de manera oficial el 24 de enero, después de un anuncio sorpresivo en una conferencia de prensa oficiada el 19 del mismo mes. “Sé que tras esta decisión se debatirá mucho sobre cuál ha sido la llamada ‘verdadera’ razón (…) Lo único interesante es que, después de seis años de grandes desafíos, soy humana. Los políticos somos humanos. Damos todo lo que podemos, durante todo el tiempo que podemos, y luego llega el momento. Y para mí, es el momento”, señaló Ardern.

A este anuncio, se sumó que ella no participará en las elecciones que se llevarán a cabo el 14 de octubre. Ardern explicó que los casi seis años de gobierno han sido “desafiantes” no solo para su carrera sino también en su vida personal y que desea contar con más tiempo para disfrutar de su vida familiar, así como, de su hija Neve.

“Espero dejar a los neozelandeses con la convicción de que se puede ser amable pero fuerte, empático pero decidido, optimista pero centrado... de que puedes ser tu propio tipo de líder, uno que sabe cuándo ha llegado el momento de irse", finalizó Ardern con este mensaje que resume su carácter como líder ejemplar en los últimos tiempos.

Ante su salida, el Partido Laborista neozelandés se reunió y eligió como el sucesor a Chris Hipkins de 44 años, quien tambien se desempeñó como Ministro de Educación, Ministro de Policía y Ministro de Servicios Públicos. Además fue líder de la Cámara y encabezó las políticas contra la COVID-19 que atravesó el país en 2020.

Líder humanista, el interés por el bien de las personas

Jacinda Ardern fue electa primera ministra en 2017 a los 37 años, siendo la jefa de gobierno más joven del mundo. A los pocos meses de entrar en el cargo, Ardern anunció su embarazo, lo que desató el debate en su país y en el mundo sobre la posibilidad de que existan mujeres embarazadas en los niveles más altos del poder político.

Esta controversia se acentuó cuando en una entrevista, un periodista abordó el asunto sugiriendo que los votantes tenían derecho a saber si el responsable del Gobierno podría necesitar tomarse la baja maternal. A lo que Ardern respondió: “Es totalmente inaceptable decir que en 2017 las mujeres tienen que responder a esa pregunta en su lugar de trabajo. Inaceptable. Cuándo tener hijos es una decisión de la mujer y no debería estar determinada por si se le ofrece un trabajo o no”, haciendo referencia que la decisión de las mujeres por ser madres no debería imposibilitarlas a tomar un puesto de poder en cualquier centro de labores.

Esta respuesta denotó uno de sus lados más humanos al abordar la situación de las madres trabajadoras en el mundo, las cuales deben combinar o decidir entre su trabajo o su familia. Ardern fue tajante al señalar que el tema no le es indiferente “Mi caso no se diferencia al de otras mujeres que tienen tres trabajos o un puesto en el que hacen malabares con un montón de responsabilidades”.

De otro lado, Ardern fue elogiada a nivel mundial no solo por sus palabras, sino por sus actos. Fue la primera líder en llevar a su hija de tres meses a la cumbre de la Asamblea General de la ONU, ofreciendo una imagen pocas veces vista en esta reunión de líderes mundiales. Asimismo, cuando la pandemia de la COVID – 19 llegó a Nueva Zelanda anunció en una conferencia de prensa que era momento de ser decisivos, su mensaje fue “debemos ir firmes y debemos ir rápido”.

Jacinda Ardern, exprimera ministra de Nueva Zelanda, dejó el cargo de manera oficial el 24 de enero, después de un anuncio sorpresivo en una conferencia de prensa oficiada el 19 del mismo mes. “Sé que tras esta decisión se debatirá mucho sobre cuál ha sido la llamada ‘verdadera’ razón (…) Lo único interesante es que, después de seis años de grandes desafíos, soy humana. Los políticos somos humanos. Damos todo lo que podemos, durante todo el tiempo que podemos, y luego llega el momento. Y para mí, es el momento”, señaló Ardern.

A medida que la situación de la pandemia avanzaba, Jacinda Ardern adoptó medidas más drásticas para evitar la propagación del virus. “Tenemos la oportunidad de hacer algo que ningún otro país ha logrado: la eliminación del virus”, dijo a la nación en una sesión informativa el 16 de abril.

Su estrategia para enfrentar el virus se basó en cuatro niveles, el primero fue denominado el de preparación donde se conminó al encierro a las personas que tenían los síntomas, incentivando el distanciamiento, así como, aplicaron los primeros test de descarte. El nivel dos fue el de reducción con medidas para cerrar las fronteras, limitar los encuentros masivos y viajes no esenciales. El nivel tres fue más restrictivo con las medidas ya adoptadas y dio paso al nivel cuatro donde se cerraron todo tipo de reuniones y los negocios no esenciales, se adoptó la modalidad del trabajo remoto y se hizo un racionamiento de insumos.

Cabe destacar que en cada conferencia de prensa, Jacinda Ardern estaba acompañada por un grupo de especialistas científicos y médicos quienes respaldaban las normas que implementaba para el control de los contagios por el virus. Asimismo, es importante precisar que una de las cualidades de Ardern que más valoraban los ciudadanos era su habilidad para comunicar las decisiones de Gobierno, sus mensajes eran claros, empáticos y llamaban a la calma, a la vez que creaba una conciencia comunitaria con el lema “por favor, sé fuerte y amable”.

De la misma manera, las medidas económicas que aplicó fueron un ejemplo para otros líderes, como el anuncio referido a que tanto ella como sus ministros reducirían sus sueldos en un 20% durante seis meses en solidaridad con quienes perdieron sus ingresos. “Si alguna vez hubo un momento para cerrar la grieta entre grupos de personas a lo largo de Nueva Zelanda en posiciones diferentes, es ahora”, señaló la mandataria.

De otro lado, Ardern fue elogiada a nivel mundial no solo por sus palabras, sino por sus actos. Fue la primera líder en llevar a su hija de tres meses a la cumbre de la Asamblea General de la ONU, ofreciendo una imagen pocas veces vista en esta reunión de líderes mundiales. Cuando la pandemia de la COVID – 19 llegó a Nueva Zelanda anunció en una conferencia de prensa que era momento de ser decisivos, su mensaje fue “debemos ir firmes y debemos ir rápido”.

Asimismo, se mantuvo presente en los hogares de las familias de Nueva Zelanda a través de las redes sociales, donde se comunicaba de manera íntima y sincera con sus seguidores, manteniendo conversaciones y respondiendo a los ciudadanos en vivo; como la explicación que se viralizó donde Jacinda explicaba que se estaban incrementando el número de contagios: “Asi que no te desanimes cuando veas ese aumento continuo, todos los esfuerzos que estamos realizando deberían mostrarse eventualmente si todos seguimos las reglas”, evidenciando el interés por el bien de las personas.

Durante una sesión de video en vivo fue interrumpida por su hija, protagonizando un adorable momento que se convirtió en la normalización del trabajo remoto desde casa:

“¿Alguien más tiene niños que se escapan como tres o cuatro veces después de la hora de dormir?”, preguntó Ardern a sus seguidores en Facebook Live. La niña pedía la atención de su madre. No obstante, la primera exministra respondió con mucha normalidad que pronto iría a verla y concluyó la sesión.

Más allá de la forma empática, cercana, cariñosa y comunicativa que marcó su liderazgo, las medidas que adoptó su gobierno permitieron que Nueva Zelanda fuera reconocida internacionalmente como el país que mejor había gestionado la pandemia al registrar 2.500 muertes por el virus y olas de contagio no tan elevadas. Por su desempeño, Jacinda logró ser reelecta en el año 2020 y en ese mismo año fue considerada una de las mujeres más poderosas del mundo según el ranking de Forbes.

En la última aparición pública como primera ministra a su salida del Parlamento, la población evidenció multiples muestras de aprecio al ser abordada por cientos de personas que estallaron en aplausos espontáneos despidiéndose así del cargo. “Soy humana, los políticos somos humanos. Lo damos todo, todo el tiempo que podemos. Y entonces llega la hora. Para mí, ha llegado la hora”, puntualizó con sentimiento y sinceridad.

Otros retos que enfrentó durante su mandato

Ardern también mostró su determinación al hacerle frente a otras crisis anteriores a la pandemia. Si bien es cierto la COVID-19 visibilizó a una líder conectada con la ciudadanía y sus necesidades, en medio de su gestión tuvo que enfrentar el tiroteo en la mezquita en Christchurch y la erupción volcánica en White Island.

En el 2019, se registraron ataques terroristas que consistieron en tiroteos masivos consecutivos en dos mezquitas de Christchurch. El ataque, llevado a cabo por un solo hombre armado que entró en ambos lugares, comenzó en la mezquita Al Noor, en el suburbio de Riccarton, y continuó en el Centro Islámico Linwood. El ataque dejó 51 muertos.

La respuesta del Gobierno fue condenar el atentado y Ardern señaló que vivió “uno de los días más oscuros” de su nación. "Muchos de los que esta mañana se han visto directamente afectados por este tiroteo pueden ser inmigrantes en Nueva Zelanda. Pueden ser incluso refugiados que han elegido Nueva Zelanda como su hogar y este es su hogar. Ellos son nosotros. La persona que ha perpetrado esta violencia contra nosotros, no lo es”, enfatizó. No obstante fue tajante al señalar que la violencia no sería permitida en su país: “No hay lugar en Nueva Zelanda para este tipo de actos de violencia extrema y sin precedentes”.

Luego de la masacre y la identificación de los cuerpos, Jacinda Ardern acudió a los funerales. El gasto fue cubierto por el Estado y la mandataria mostró respeto hacia los sobrevivientes y familiares de las víctimas utilizando un hiyab (velo), ya que los fallecidos pertenecían a la comunidad musulmana. A pesar de la terrible situación por la que atravesaban, Ardern supo ser cercana y empática, los abrazos cálidos que se dio con los familiares mostraron su clara identificación y solidaridad.

Por otro lado, la policía y todo el sistema de justicia trabajaron para encontrar al terrorista identificado como Brenton Harrison Tarrant, quien fue detenido y llevado a prisión. Este hecho hizo que Ardern prometa que nunca pronunciaría el nombre del atacante en honor a las víctimas e impulsó una reforma legislativa de control de armas: “El 15 de marzo, nuestra historia cambió para siempre. Ahora, nuestras leyes, también”, señaló en conferencia.

En solo 26 días estas reformas fueron modificadas, se cambio la ley vigente desde 1983 prohibiendo de manera permanente la venta de fusiles de asalto y armas semiautomáticas de estilo militar, así como de los cargadores de gran capacidad y de los dispositivos que permiten realizar disparos más rápidos. Estas reformas fueron aplaudidas por otros líderes y fue un ejemplo para otros países que buscan el control de armas como EE.UU.

Otra crisis en el 2019 fue la erupción del volcán en White Island (Whakaari), que era visitado por turistas tanto australianos como estadounidenses y provocó la muerte de 17 personas. Ante los hechos, Ardern lamentó lo sucedido: “La magnitud de esta tragedia es devastadora (…) A los que han perdido o están desaparecidos, compartimos su dolor y pena y estamos devastados”.

Su pronunciamiento estuvo acompañado de acciones como la búsqueda de las víctimas que se encontraban en la isla durante la erupción y la atención a los turistas rescatados en los principales hospitales. Asimismo, se hizo presente rápidamente con los miembros del orden para mostrar el plan de evacuación y se iniciara la investigación de las empresas que llevaron a los turistas hasta el volcán.

Sus acciones no solo fueron hechos tangibles sino también su comunicación verbal fue elogiada, pues sus gestos denotaban empatía por el sufrimiento de los familiares de las víctimas, a la vez que respaldaba el trabajo realizado por los equipos de rescate, a quienes agradeció por su labor en la isla, zona que está restringida hasta la actualidad.

Ardern también mostró su determinación al hacerle frente a otras crisis anteriores a la pandemia. Si bien es cierto la COVID-19 visibilizó a una líder conectada con la ciudadanía y sus necesidades, en medio de su gestión tuvo que enfrentar el tiroteo en dos mezquitas en Christchurch y la erupción volcánica en White Island.

La renovación de la política

Si bien Jacinda Ardern renunció al cargo antes de que se desarrollen las elecciones en octubre, se esperaba que se presente como candidata, no obstante, esta posibilidad ha sido descartada. Su índice de popularidad durante el 2022 que llegaba a 35% le deja la vaya alta a su sucesor Chris Hipkins, quien formó parte del equipo ejecutivo de la exministra y continuaría con las reformar prometidas a los neozelandeses sobre todo en el aspecto económico pero con un estilo de liderazgo diferente que su antecesora.

Tras el anuncio de su salida, las reacciones de otros líderes no se hicieron esperar dentro y fuera de Nueva Zelanda. El líder opositor, Chris Luxon, agradeció a Ardern lo que ha hecho por el país: “Ella dio todo lo que tenía a este trabajo tan increíblemente demandante”. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, escribió en Twitter: “Jacinda ha sido una feroz defensora de Nueva Zelanda, una inspiración para muchos y una gran amiga para mí”.

En suma, Jacinda Ardern destacó por sus características como una líder capaz de poner a las personas en el centro de sus desiciones, su liderazgo humanista la condujo a entender a los ciudadanos y sus necesidades, no solo materiales sino también emocionales. Es una de las pocas políticas que destaca como una líder interesada en el ser humano y en el bien común, un referente de liderazgo a nivel mundial que demostró que se puede y debe gestionar poniendo primero el interés por la gente.

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