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Fidelio

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EETHOVEN TIENE UN SONIDO REVOLUCIONARIO realmente único. Suena armónico, con dinámicas, con ritmo, con color, muy instrumentado, con el cual es capaz de crear ese senti-B miento único de alegría. Al final del primer acto de esta ópera, tenemos una sola nota mantenida, y de repente empieza uniéndose el fagot con unos arpegios, y se añaden los clarinetes, y más instrumentos, incluido el impresionante coro de hombres. Lo que Beethoven es capaz de hacer con este fabuloso crescendo, con sus ritmos y dinámicas, es traernos esa sensación de alegría que hace único a Beethoven, al tiempo que nos anticipa lo que acabaremos viendo sobre el escenario. Tiempos revolucionarios llaman a la música revolucionaria. Cuando Napoleón Bonaparte parecía que iba a ser el gran liberalizador, Beet-

hoven participaba de este entusiasmo. Beethoven se sentó y escribió para él una monumental sinfonía, la más grande, con un sonido más potente que ninguna otra hubiera sido escrita con anterioridad. Y Bonaparte fue escrito como subtítulo en la parte de arriba de la página. Entonces, Napoleón arrebató la corona al Papa de su cabeza para ponérsela sobre su propia cabeza. Beethoven se sintió decepcionado. Arrancó el nombre de Napoleón de la partitura original de su sinfonía, y le dio un nuevo nombre, Heroica. Eso fue en el año 1803, el año que empezó a escribir su primera y única ópera, Fidelio.

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A Beethoven le llevó casi más de diez años tener su último borrador. Él hizo muchas revisiones y así y todo continuó rescribiéndola bastante tiempo. Pero esta ópera va sobre mucho más que la música de Beethoven, va sobre la libertad. Sobre el triunfo de la bondad sobre la tiranía. Y mucho más que cualquier otra cosa, va sobre la gente. Gente ordinaria luchando por lo que creen que es justo. En el momento que Beethoven escribió la ópera, Rossini estaba triunfando con sus óperas italianas como Tancredi o La italiana in Algeri. Dos grandes compositores escribiendo al mismo tiempo. En Rossini podemos encontrar la voz para los artificios en la música. Pero en Fidelio, la esencia de la música es sinfónica, y eso la hace muy difícil para los cantantes. La música de Rossini está escrita para la voz, música para cantantes. En cambio, en Fidelio, los cantantes están cantando sobre una rica y poderosa base orquestal. Una de las grandes arias de Leonora, donde ella está expresando su compromiso con Fidelio y teniendo una especie de momento privado con el público, Leonora es acompañada por tres poderosas trompas y un fagot lo que demuestra lo duro que es vocalizar para la soprano. Es una música muy difícil pero que en cambio permite demostrar todo el talento de la cantante.

Además, en esta ópera tenemos diálogo hablado, algo que no era común en la ópera italiana, pero sí un poco más en la alemana. No todos los recitativos en Fidelio son acompañados con música o con gente cantando. Es algo que puede sorprender a la gente que va a oír ópera. Por ejemplo, lo podemos ver en un dueto de amor al principio de la ópera entre Jaquino y Marcelina, donde él está enamorado de ella, pero ella no está enamorada de él. Ella ama a Fidelio. No es algo extraño, es algo que suele ocurrir muchas veces entre un hombre y

una mujer. No siempre el amor tiene que ser correspondido. En su diálogo hablado, no cantado, ella muestra esas dudas respecto a él. Y esos momentos hablados, es algo que podemos ver a través de toda la ópera.

Pero Beethoven no es Mozart ni Haëndel. Beethoven tiene un espíritu revolucionario. Esta ópera va sobre gente alzándose en contra de una tiranía política. La gente tiene el poder para hacerlo, y Beethoven hace la revolución a través de su música. Los eruditos y estudiosos de Beethoven, al periodo que comprende entre la quinta y la sexta sinfonía de Beethoven lo llaman el middle period. Y es un periodo en él verdaderamente revolucionario. Pero Fidelio es algo más. Fidelio tiene una característica que tienen todas las grandes óperas, y es la extemporaneidad, donde el pensamiento político es una enseñanza para hoy. La idea de que las horas más oscuras siempre pueden ser superadas por más grande o difícil que sea el problema al que nos enfrontamos, es una enseñanza que trasciende a la propia ópera. Fidelio es una ópera acerca del heroísmo y de la fidelidad. Acerca de alguien que es capaz de hacer un increíble viaje para salvar a alguien que ama. Y eso está expresado justo en el título, Fidelio. Si tuviéramos que elegir un subtítulo posiblemente sería el amor verdadero no tiene miedo.

Beethoven hizo varias revisiones de esta ópera. Y como consecuencia de ello tenemos varias oberturas. Puso una gran cantidad de esfuerzo y tiempo en esta ópera. Y, sin embargo, es posible que nunca llegara a estar del todo contento con ella. También hay mucha controversia entre los amantes de la ópera acerca de su verdadero valor. En los conservatorios, en las universidades de musicología, todos estudian las sinfonías de Beethoven. Sin embargo, su única ópera no es realmente estudiada ni muy conocida. De hecho, no es una de las óperas estrella dentro de los teatros de ópera. Y en cambio, tiene bellísimos momentos como el primer cuarteto, donde Marcelina comienza explicando lo maravilloso que se siente Fidelio y Leonora se da cuenta del problema que tienen habiéndose enamorado Marcelina de Fidelio. Todo el mundo empieza a cantar por separado, mientras las cuerdas empiezan a sonar unos bellísimos acordes. Es un momento maravilloso ya que con una simple armonía subraya su canto. Ella está

tan sólo hablando de su felicidad, la felicidad que se siente cuando estás completamente enamorado de alguien. Ella aún no sabe que ese amor no va a ser correspondido, y ni siquiera sabe que es una mujer. Hay otro momento fundamental en la ópera. Cuando Florestan, el prisionero, sale y ve la luz del día, es un momento excepcional. Fidelio acaba de convencer a Rocco, el carcelero de que le deje salir. Y la manera en que se hace la luz a través de la música es simplemente maravillosa. Es sin duda uno de los momentos más importantes de la ópera, cuando el prisionero es sacado de las mazmorras hacia la luz. Ella, Leonora, presenta a Florestan al ministro, quién no puede creer que ella canta tan tiernamente al ver el terrible estado en que se encuentra Florestan por culpa de su injusto encarcelamiento. Y le dice al ministro que hay que liberarlo inmediatamente. Es un momento genial de la música de Beethoven, donde el tiempo se detiene, mientras el oboe con su solo subraya la línea musical que rompe con un intervalo inesperado, mientras las palabras del texto dicen ¡Oh Dios que momento! Es un momento verdaderamente sublime cuando Leonora libera a Florestan, que viene seguido de un impresionante coral que básicamente es una plegaria. El coro de prisioneros es otro de los momentos icónicos de la ópera. Los prisioneros salen fuera a la luz del día, y no pueden describir la alegría que sienten al ver esa luz. Ellos están débiles y en muy mal estado, pero cantan uno de los momentos corales más joviales de la historia, empezando casi como una plegaria muy suave, para ir creciendo hacia un estallido impresionante de luz y música.

Y por supuesto, tenemos que hablar de una de las arias más importantes de Leonora, Abscheulicher! Wo eilst du hin? Donde ella nos dice que va a hacer todo lo posible para encontrar y salvar a su marido. Es un verdadero tour de forcé para la soprano, ya que es una aria muy cambiante. Tiene momentos muy líricos y bellos, pero también tiene momentos de artificio para su lucimiento además de un fabuloso recitativo. Es una aria que muy pocas sopranos pueden abordar por su dificultad. Quién sabe si Beethoven escribió el aria de esta manera porque estaba en un momento de su vida en el cual ya le era muy difícil oír. No podemos saber si hubiera podido oír hubiera escrito una aria de esta manera y con tanta dificultad. Pero lo cierto es

que lo mismo ocurre con el aria principal del tenor, Gott! Welch Dunkel hier! Es terriblemente difícil.

Si el espectador busca algún momento donde pueda recordarnos a la novena sinfonía es sin duda el coro de prisioneros. Escucharemos bastante similitud entre el coro de la oda de la alegría y la alegría que estos sienten cuando ven la luz. Es un momento frenético, casi caótico, con el coro cantando a pleno poder, y es muy excitante.

Fidelio fue el proyecto más ambicioso de Beethoven y a su vez el que menos satisfacciones le dio a Beethoven durante toda su vida profesional. Pero con Fidelio Beethoven logra una proclama de unos ideales progresistas de justicia y libertad, unos ideales que exceden con mucho el mero argumento de una ópera y sus personajes. En resumen, Fidelio es un verdadero monumento erigido en pos de la dignidad del hombre y del arte.

[ 70 ] Fernando Torner

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