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I Puritani

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IPURITANI ES LA DÉCIMA Y ÚLTIMA de las óperas de Bellini, la única encargada para París, y por tanto podríamos decir que su consagración internacional ya que en aquella época triunfar en París era el ideal de todos los operistas. Fue allí donde la obra se estrenó el 24 de enero de 1835, aunque fue en el Theâtre Italien, no en la Ópera nacional. Bellini venía de Londres de presentar tres óperas con gran éxito y fue Rossini quien había fundado el Theâtre Italien y aunque ahora ya no lo dirigía si que lo controlaba, el que le encargó Puritani para que se estrenase allí.

Bellini había nacido en Catania, en 1801, y venía de familia de músicos. Fue un niño prodigio que con cinco años tocaba el piano perfectamente y de los siete años datan sus primeras composiciones. Su primer maestro de música fue su abuelo, y en vista de las magníficas condiciones para la

composición fue el Ayuntamiento de Catania el que le becó, para irse a estudiar al conservatorio de Nápoles. Allí, el empresario Domenico Barbaja tuvo la oportunidad de ver una ópera suya. Domenico Barbaja era el más importante empresario teatral del momento. Llevaba los cuatro teatros más importantes de Nápoles, entre otros y Barbaja fue el que le encargó una obra para estrenar en el Teatro alla Scala de Milán, Il Pirata. Fue un momento muy importante porque, además, esto le permitió a Bellini entrar en contacto con el libretista Felice Romani. Romani era el más importante libretista de la época y probablemente el más importante de siempre junto a Metastasio. En todo caso fue el libretista de las siete siguientes óperas de Bellini antes de enemistarse cuando hacían Beatrice di Tenda y por esa razón I Puritani que es la ópera que viene inmediatamente después el libreto ya no es de él. Bellini fue un poco el prototipo del artista romántico, y no sólo por la música. Donizetti y él fueron los creadores de lo que lo llamamos hoy el melodrama romántico italiano. Además, Bellini practicó una especie de aristocracia estética en el sentido de que él sólo quería vivir de la composición, sólo quería componer una ópera por año y además, rechazaba el sistema de producción que entonces existía y era que los teatros tenían sus propios libretistas, encargaban una ópera y le daban al compositor el libreto ya escrito. Bellini nunca quiso trabajar así. Quería elegir el tema y luego ya lo discutía y trabajaba con el libretista. Su influencia como compositor fue importantísima no sólo en los operistas posteriores, sino entre los compositores de música instrumental como el mismísimo Chopin al cual conoció en París. Pero vayamos a la ópera.

I Puritani es una historia de amor ambientada en la Guerra Civil inglesa del siglo XVII, en un conflicto entre los realistas partidarios de Carlos I y los rebeldes puritanos. Cuando la ópera empieza Carlos I acaba de ser ejecutado por los revolucionarios puritanos, liderados por Oliver Cromwell, pero la batalla está aún en marcha en el argumento de la ópera. Por lo que, aunque mucha gente ha asociado a los puritanos con gente que canta apasionadamente, lo cierto es que, en un primer momento, el título de Los puritanos no resulta excesivamente atractivo. Es un título que parece referirse a gente piadosa y modesta para la gente que no esté excesivamente familiarizada con la ópera; ya sabéis, Thanksgiving, pelegrinos y cosas así, generalmente poco excitantes, por lo que poca gente

querría acercarse a ver una ópera así. Pero luego de conocerla, el público seguro que se sorprenderá de esta visión de los puritanos.

Como decía al principio, I Puritani es una historia de amor, de hecho, diría que es “solo” una historia de amor, ya que el resto del argumento honestamente es un poco absurdo. A parte de la historia de amor, poco más tiene que ver su argumento con los Puritanos y la guerra civil, incluso menos que Madama Butterfly tiene que ver con Japón. En ciertos momentos, resulta incluso complicado para los directores de escenas mantener la tensión dramática de la obra por la gran cantidad de momentos de impase y lo insustancial de ellos, al no ofrecer la historia lógica en su argumento. Tiene muchos paralelismos con Romeo y Julieta. Arturo, el protagonista sería Romeo, y está del lado de los realistas. Elvira sería Julieta, y está en el bando de los puritanos, siendo además la hija del cabecilla de los puritanos. Son dos bandos opuestos como los Capuletos y los Montescos.

La trama de la ópera empieza en la fortaleza de Plymouth, garantizando a Arturo la entrada en ella para casarse. Por lo que empieza con un final feliz. Pero poco a poco la trama se va complicando, Elvira va enloqueciendo, y al final de la ópera, la guerra ha acabado, Arturo es perdonado y ella es parte de ese final feliz. Por tanto, el principio de la ópera es el final feliz de la historia y no hay viaje dramático excepto para la prisionera que no sabe Arturo en un principio que es la reina. Ella es la única de toda la trama que, sí que va a tener un viaje dramático, con casi todos los demás personajes terminando donde empiezan. Por tanto, no es exactamente una historia satisfactoria, pero la música increíblemente bella se encarga de hacer ese viaje a través de la línea vocal de sus personajes. En su línea vocal está donde la acción transcurre. Es una ópera que soportaría muy bien la versión concierto, ya que la gente pondría el foco completamente en las voces.

Todo ello nos trae la idea típica del Bel canto, que literalmente significa bello canto. Hay tres grandes compositores del Bel Canto: Rossini, Donizetti y Bellini, el cual pertenece al panteón de esos grandes compositores y grandes músicos, que por desgracia murieron en su juventud, antes de sus 40 años. Desafortunadamente para él murió al poco de estrenar su I Puritani, que por cierto fue un gran acontecimiento. Por tanto, debido a su muerte no pudo disfrutar lo suficiente de su éxito. Quién sabe

si hubiera vivido un poco más y con un libretista decente que maravillas nos hubiera podido legar.

El libreto de I Puritani cuenta con numerosos agujeros en la trama, demasiados cambios abruptos emocionalmente hablando, que, aunque si puedan encajar en Elvira, no encajan en el resto de personajes. Posiblemente no se pueda culpar del todo a su libretista, Carlo Pepoli, ya que el mismo Bellini tomó partido en su elaboración. En el dueto del segundo acto entre el bajo y el barítono, donde el tío de Elvira, Sir Georg, está pidiendo clemencia por Arturo en la primera parte del dueto, y, de repente, el barítono, Ricardo Forth, le dice que sí, pero si aparece con el ejército lo matará. Es un dueto increíble, con un carácter muy militar, sobre el amor a su país, pero que argumentalmente no nos lleva a ninguna parte. Por lo que este tipo de momentos es difícil convertirlos en dramáticos. Es irónico como un libreto tan malo puede volverse en momentos maravillosos de música.

A pesar de todo, I Puritani es una de las óperas favoritas para muchas personas, que incluso la consideran una obra maestra. Grandes compositores lo han dicho de esta ópera, genios como Chopin o Richard Wagner. Y lo es porque la música es en realidad extraordinaria. Cuando se canta propiamente, con la técnica y el carácter adecuado, es absolutamente maravillosa. Y esto hace que toda la presión recaiga en los cantantes, ya que si ellos no llevan al espectador a ese nivel artístico no hay nada que hacer. En esta ópera, a través de la línea de canto, el espectador puede llegar a experimentar, a sentir verdaderas emociones humanas.

Hablamos del Bel Canto como canto bonito, pero en realidad el Bel Canto es mucho más que eso. Es acerca del teatro y el drama dentro del ser humano y expresado a través de su voz. Hay cantantes que pueden actuar de manera muy convincente y precisa, con sus voces interpretando y haciendo cosas maravillosas, y eso es verdaderamente el Bel Canto. Cuando oímos a alguna soprano extraordinaria cantar a través de pensamientos diferentes y emociones distintas sólo con una sola nota mantenida, puedes sentir exactamente lo que quiere expresar. La pasión, el romance, el sufrimiento…todo puede ser expresado a través de la inflexión de la voz, y de lo que el intérprete puede crear a través de ella. Y en I Puritani puedes pasarte la ópera entera oyendo esas maravillosas notas.

Otra de las características de I Puritani es la locura de Elvira y su famosa mad scene. Esta escena de unos doce minutos es casi un monodrama en sí mismo dentro de la ópera. Pero es una escena diferente a otras arias de locura como por ejemplo la de Lucia di Lammermoor. Su locura está centrada en la realidad, está continuamente describiendo el suceso que ha tenido lugar, y lo hace con completa claridad. Ella está dolorida por el hombre al que ama, y por haber sido abandonada. Además, está constantemente volviendo a la cordura, no es un estado constante para ella. Alterna entre la locura y la cordura, algo verdaderamente difícil para la cantante que la interpreta. Pero lo verdaderamente sorprendente de esta escena de locura es que cuando ella está loca está feliz. Y de repente cuando canta, lo hace a través del sentimiento profundo de la más severa tragedia. Ella tiene que ir y volver constantemente a través de estas emociones, navegar entre esos extremos, algo terriblemente complicado.

Uno de los momentos estelares de la ópera, sino el que más, es el aria del tercer acto Credeasi misera, el aria del tenor, una aria maravillosa con unos agudos increíbles. Es el aria que Arturo canta cuando él regresa en el tercer acto, reunido con Elvira después de la típica pelea de enamorados mientras tratan de justificarse cada uno acerca de lo que han hecho, y entonces, parecen ya felices en el escenario cuando de repente todo el mundo aparece y se vuelve a complicar la situación. Ella oye una trompa de caza a lo lejos y se vuelve loca otra vez, y él es casi apresado sin saber aún que la guerra ha acabado por lo que los Puritanos van a matarle. Cuando él canta justo en ese momento, y básicamente lo que pide es clemencia por ese dolor que la situación le causa a Elvira. Es engañosa el aria, ya que está diciendo por una parte que le maten rápido para que su amada no sufra, pero lo expresa en unos términos maravillosos junto a una música increíblemente bella. Puedes oír todo el dramatismo que hay en esa música.

Pero una de las cosas que más ama la gente en esta ópera son los pequeños detalles. Por ejemplo, en el dueto entre su tío Jorge y Elvira, cuando él finalmente explica lo que está ocurriendo, cómo ha convencido a su padre para que le deje casarse con Arturo, es una maravillosa historia dicha con una exquisita melodía, como cuando un padre le dice una cosa a su hija, aunque ya sabemos que son tío y sobrina. Es tan paternal y hay tanto amor en esa música, que es un momento maravilloso, e incluso se

puede oír en la música cuánto afecto hay entre ellos dos. Jorge es el bajobarítono, tío de Elvira, la soprano y protagonista de la ópera, pero en realidad es una especie de figura paterna para ella. Un poco como la voz de la conciencia. Siempre tiene un buen consejo para darle a ella. En el fondo, la trama en I Puritani es una excusa para hablar de sentimientos.

Mucha gente ha criticado el argumento de esta ópera, ha dicho que la trama de I Puritani no es creíble, pero si nos olvidamos completamente del argumento y nos centramos sólo en la música y las palabras, es suficientemente bella para hacernos llorar. Por lo que un buen consejo sería: olvídense de la trama, concéntrese sólo en la belleza de la música. Uno de esos momentos bellísimos sería sin duda el dúo de Sir Georgio Valton con Riccardo Foth, Suoni la tromba. Es usual ver en el Bel Canto bonitos dúos entre soprano y tenor, dos voces agudas, pero lo impresionante de este dueto es ver a dos voces de bajo, dos voces graves, batiéndose en duelo con melodías tan bellas.

Por último, tenemos otro momento realmente espectacular, el A te o cara, una especie de aria de tenor, pero que también tiene algo de dúo con Elvira, y algo de Concertante final, cosa que resumiría muy bien lo que es I Puritani, un poco de todo con una música excepcional. Arturo le canta una maravillosa canción de amor a Elvira, justo cuando acaban de recibir la bendición de su padre para casarse. Cantan acerca de su amor, y toda la alegría que este les va a traer junto con una agudísima melodía, muy espectacular.

Nadie había compuesto antes de Bellini melodías tan bellas y tan largas como las del compositor de Catania. La habilidad de Bellini para hacer que la melodía resuelva en la tónica sólo en el último compás hace que parezca que se suspenda el tiempo mientras la melodía se desarrolla dándole una sensualidad musical inigualable. Bellini por desgracia falleció cerca de ocho meses después del estreno de I Puritani, el 23 de setiembre de una infección intestinal que venía padeciendo años atrás. Su muerte en la cumbre de su carrera convirtió a Bellini en el prototipo de compositor romántico, pero nos privó de disfrutar de la belleza de su música en nuevas óperas. Balzac, el gran escritor francés, dijo que Puritani es la única música digna de situarse al lado de la de Rossini.

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