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Coordinación de Parentalidad: de resolución de en la familia

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Coordinación

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vez, siendo sus padres, tienen que cumplir con dichos requerimientos como parte de su obligación.

Cuando existe una ruptura entre las figuras parentales, ello no implica que dejen de estar relacionados. A razón del lazo que los une, sus hijos, se verán obligados a compartir espacios comunes o a tomar decisiones en conjunto. Aquí las emociones juegan un papel protagónico, puesto que generalmente existió previamente un proyecto en común y un sentido de la vida.

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La figura busca que las personas que han decidido separarse lo hagan con asertividad. Conscientes de que ello no representa más que una quimera para ciertas familias, lo que se pretende no es una consecuencia jurídica sino precisamente que las personas asuman una responsabilidad y corresponsabilidad con el otro para la educación de los hijos y así poder organizarse con la otra persona. Si bien no es necesario que sean pareja amorosa, sí serán una pareja de vida en función de criar a sus hijos.

Lic. Sofía Victoria Quintal Ramírez Facilitadora de procesos de mediación

Licenciatura en derecho, en la Facultad de Derecho de la UNAM. Especialidad en Administración de Justicia y en Juicios Orales.

Maestrante en Derecho Procesal Civil y en Terapia Familiar Sistémica.

De 2014 a 2018 fue Mediadora Familiar en el Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

De 2006 a 2014 fue Mediadora civil-mercantil en el Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

En 2020 fue Docente en el Centro de Estudios de Posgrado en Derecho, en la especialidad en Mediación y Medios Alternos de Solución de Conflictos, con el tema Violencia Familiar. Ha recibido constante capacitación en el tema de mediación.

Publicación de los siguientes artículos:

ƒ “Medios Alternativos. Una nueva era de hacer justicia”.

ƒ “Mediación en el Mundo. Relatos circulares en casos de mediación en diversas latitudes”.

ƒ “La mediación Mercantil”.

Observamos que, en estos casos, los hijos suelen ser utilizados como medio para perjudicar al otro; como medio de rencores y medio de castigos para dañar a la otra persona. La coordinación parental servirá para ponerse de acuerdo en relación a cuestiones como la educación y la salud, que son derechos básicos de la niñez.

Asimismo, a veces los niños proveen los medios perfectos para continuar peleando contra la otra parte, para avivar rencores guardados.

La coordinación de parentalidad aboga por la comunicación acertiva y está diseñada para no descuidar las particularidades que tenga cada familia en particular. Tiene siempre en cuenta que para los implicados esto nunca resulta fácil por todo el “burbujeo de emociones que pueden llegar a sentir”.

El coordinador paternal ayudará a las personas a que coordinen acciones o conductas que aún después del divorcio siguen apremiando; que no haya pretexto para continuar con un conflicto que se va a postergar más allá del matrimonio. A qué escuela, qué peluquería, qué religión; todas estas cuestiones las tomará él en cuenta cuidando que se limiten a ser sugerencias, del mismo modo que quizá ir a terapia individual o de familia. Se verá capacitado de rendir un informe ante la autoridad correspondiente. Busca que el divorcio dé pie a una nueva relación en pos de sacar avante a los hijos.

La maestra y la licenciada consideran a los niños como páginas en blanco: “vamos a ser coautores las dos partes para que se llene este de experiencias positivas”.

Se trata de coordinarse. Si no pueden hacerlo solos a raíz de todo el grado de conflicto, les será posible acudir a la mediación. Esta figura se da en función de parejas con un historial de conflictos previos. Intentará evitar que las consecuencias puedan ser graves, puesto que tanto desajuste emocional puede acabar incluso en situaciones penales. Pero, sin duda, quien siempre se lleva la peor parte no es otro que el niño.

Una de las funciones del coordinador tiene también que ver con estudiar toda la historia del caso, accediendo a los informes y todo lo que pueda utilizar como insumo para su intervención. Se vuelve más interesante porque se tiene acceso a lo que ha ocurrido y se hace posible ver así de qué manera se debe colaborar con otros profesionales que ofrezcan los aportes necesarios.

Asimismo, el coordinador utilizará herramientas de enfoque sistémico, comprendiendo que para muchos casos también se requiere seguimiento para ver cómo evolucionan.

Lo que se pretende es, pues, que se reconozcan ambas partes como persona; que se reconozca al otro con quien estuvo casado alguna vez, y que juntos sean corresponsales en sus acciones con el efecto de no afectar a sus hijos. Tendrán que coordinar decisiones, así como notar y admitir las fallas en que incurren.

La corresponsabilidad apuesta por la activa participación de ambos padres de modo que ambos sientan que tienen la capacidad de incidir en las relaciones. Esto añade una función preventiva respecto a conflictos en un futuro.

Se prioriza a fondo el elemento humano, reconociendo que todos, desde el lugar en el que estamos, podemos ayudar de verdad si conseguimos formar equipo.

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