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EDITORIAL
El ser humano escribe para ser leído. Sabemos que resulta evidente, pero vale la pena mencionarlo. Contar con una audiencia supone muchas veces un honor y con frecuencia un gusto que, por otra parte, suele conllevar también un gran trabajo.
Escribir se relaciona con apropiarnos de una realidad. El lenguaje, nuestra facultad de dar nombre a las cosas, aparece como una forma de humanizar al mundo y hacerlo más asequible a nuestro entendimiento. No pocos han afirmado que “una cosa no existe sino hasta que se le nombra”.
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De modo que el hecho de escribir conlleva la configuración de una realidad determinada. Las palabras que usemos, la forma en que han de acomodarse –junto con otros factores–determinarán el sentido que tome nuestro discurso. Bastantes casos se conocen en que, de este modo, se manipula la opinión pública. De ahí el cuidado que hay que tener respecto a los medios que elegimos para mantenernos informados.
Claro que, al escribir, mantenerse en la postura más objetiva posible no resulta sencillo. El texto final se asume, pues, como una responsabilidad: por un lado, evitando imponer una postura al lector y, por otro, dejándole todo a su consideración.
En LEX Informa fomentamos esta manera de entender nuestra labor periodística. No queda de más mencionarlo, especialmente en esta carta editorial donde extendemos una cordial invitación a que nos lean en la edición con que alcanzamos ya el primer cuarto del año.