EL MENÚ DE LOS CHILPAYATES
SINFOROSO EL COCODRILO MARÍA DE LA LUZ CARRILLO ROMERO TECÁMAC, ESTADO DE MÉXICO
Había una vez, un cocodrilo llamado Sinforoso. Tenía seis años y todo se lo quería comer de un solo bocado. Un día se atragantó de tal manera que ya se estaba ahogando. No podía respirar. Su mamá, alarmada lo tuvo que llevar de prisa con el doctor para que le extrajera un trozo de carne del tamaño de una roca, ¡pum, pum, pum! Con gran esfuerzo el médico, sacó, no solo el pedazo de carne, salieron zapatos rotos, una rueda de bicicleta y tres latas de refresco. Avergonzado por el regaño del doctor, Sinforoso pensó en no comer más. Más tarde en casa, su mamá le llamó la atención, le dijo que si continuaba con esa forma de comer pronto acabaría enfermo y ella se pondría muy triste, además ella lo quería ver siempre fuerte y vigoroso. Esa noche, Sinforoso le prometió a su mamá que iba a comer poco y despacio. Pero, ya en su cama Sinfo, así le decían de cariño, no pudo conciliar el sueño porque tenía mucha hambre. Olvidando las recomendaciones del doctor, se levantó de la cama y se dirigió a la cocina a buscar un pedazo de pastel que su hermana había guardado en el refrigerador. Tenía inmensas ganas de saborearlo que se le hacía agua la boca ¡Hum hum hum! Estaba a punto de abrir el refrigerador, cuando de pronto, se encontró con un fantasma ―¡Ay, ay…! Gritó Sinforoso. ―¡Chiss…! ¡No grites! ―exclamó el fantasma. No te voy hacer daño. Sinforoso, casi se desmaya de susto. Pero al momento recobró la serenidad al observar esos grandes ojos. Ojos de mirar sereno y acuoso.
LA TINTA NO. 33