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MÚSICA / CINE / ARTE
DESPIERTA EL MONSTRUO TRAS SU LETARGO IMPREDECIBLE XV AÑOS DE #LOSXVDEMARVIN HARVEY: LA CANCIÓN INMORTAL • SLOWDIVE: LA DISTORSIÓN QUE RETUMBA EN EL CORAZÓN INFLUENCIAS PJCONOCE A LAS 15 INFLUENCIAS MUSICALES DEL FUTURO | PERDIDOS: MÉXICO EN EL MUNDO DEL CINE FOUND FOOTAGE
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MÚSICA / CINE / ARTE
AGITAN EN ALTO LA BANDERA DEL POST-PUNK EN EL VIVE LATINO
XV AÑOS DE #LOSXVDEMARVIN HARVEY: LA CANCIÓN INMORTAL • SLOWDIVE: LA DISTORSIÓN QUE RETUMBA EN EL CORAZÓN INFLUENCIAS PJCONOCE A LAS 15 INFLUENCIAS MUSICALES DEL FUTURO | PERDIDOS: MÉXICO EN EL MUNDO DEL CINE FOUND FOOTAGE
DIRECTORIO PRESIDENTE CECILIA VELASCO MARTÍNEZ ceci@revistamarvin.com EDITOR UILI DAMAGE uili@revistamarvin.com COORDINADOR EDITORIAL PABLO PULIDO pablo@revistamarvin.com DIRECTOR DE ARTE HÉCTOR MONTES DE OCA hector@serif.com.mx DISEÑO GRÁFICO LILIA DEL ROCÍO ÁVILA lilia@revistamarvin.com RESPONSABLE DIGITAL ORQUÍDEA VÁZQUEZ orquidea@revistamarvin.com REDACTOR WEB JOSÉ IGNACIO GÓMEZ ignacio@revistamarvin.com REDACTORA WEB ANDREA SOLÍS andrea@revistamarvin.com REDACTOR WEB DANIEL ARCIA daniel@revistamarvin.com
COLABORAN EN ESTE NÚMERO Jaime Acosta, Luis Fernando Alcantar, Luis Arce, Lenin Calderon, Arturo J. Flores, Hugo García Michel, Guadalupe Gómez, Juan Carlos Hidalgo, Vicente Jáuregui, Alejandro Mancilla, Toño Quintanar, Rafael Toriz. CONSEJO EDITORIAL Manú Charritton, Arturo J. Flores, Alejandro González Castillo, Jorge Grajales, Juan Carlos Hidalgo, Alejandro Mancilla. REPRESENTANTES EN EL INTERIOR DE LA REPÚBLICA TOLUCA EDUARDO URIBE MORALES aliasdg@gmail.com PUEBLA RICARDO CARTAS FIGUEROA ricardocartas@revistamarvin.com PUEBLA JOSÉ ANTONIO FLORES CABRERA joseantonio@revistamarvin.com PACHUCA ALFREDO GARCÍA r.u.d.o@hotmail.com TORREÓN FERNANDO FERNÁNDEZ hanzeldice@gmail.com IMPRENTA FOLI DE MÉXICO, S.A. DE C.V. Negra Modelo 4, Colonia Cervecería Modelo, Estado de México, D.F. C.P. 53330. Teléfono 9159 2200. MVN 140 :: XV AÑOS DE INFLUENCIAS
DIRECCIÓN COMERCIAL Y RP DELHY SEGURA delhy@revistamarvin.com VENTAS Y RP ALFONSO PRETELIN poncho@revistamarvin.com ALIANZAS Y OPERACIÓN MONTSERRAT ASCANIO VARGAS montserrat@revistamarvin.com PRODUCCIÓN EJECUTIVA KHYRSTELL ZAVALETA k@revistamarvin.com FOTÓGRAFO FELI GUTIÉRRES feli@revistamarvin.com EDITOR CÓMIC ÓSCAR G. HERNÁNDEZ oscarghx@revistamarvin.com ADMINISTRACIÓN Y DISTRIBUCIÓN EMMANUEL CORTÉS emmanuel@revistamarvin.com DISTRIBUCIÓN EDUARDO CORTÁZAR ROSAS WEBMASTER ERNESTO MAGAÑA ernesto@revistamarvin.com MARVIN TV PEDRO VELASCO pedro@lphantfilms.com
Foto de portada TITAN: Mark Powell Foto de portada Savages: Cortesía de arts & crafts mexico
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MARVIN
VENTA EXCLUSIVA PARA MAYORES DE EDAD.
Título de la publicación: Marvin Música • Cine • Arte Editor Responsable Cecilia Velasco Martínez. Edición 140correspondiente a: ABRIL 2016. Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio físico o electrónico sin el permiso expreso de los editores. Los contenidos de artículos y colaboraciones firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de los editores. Certificado de Licitud de Título y Contenido: 15372. Certificado Reserva de Derechos al uso Exclusivo del Título: 04-2016-011911392500-102. MARVIN es una Marca Registrada.
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Contenido
En portada 36 TITAN 44 SAVAGES Música
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Festivales De Fondo
Cine
Arte
Cómic
10 EN MEGÁFONO. Perfiles y noticias de música, cine y arte 18 INDUSTRIA: La inspiración mediática de Marvin 20 ATLAS SONORO: Portugal 22 PJ HARVEY. Una canción inmortal 24 MODERAT. Profundos claroscuros 26 THE TRASH CAN SINATRAS. “Crear una buena canción es como un blanco móvil” 28 RAY LAMONTAGNE. La valentía de un disco conceptual 30 LOS VIEJOS. A Benjamin Button le gusta el punk 32 TWEETY GONZÁLEZ. Y la música ante el siglo XXI 34 RICHIE HAWTIN. Trastorno de personalidad múltiple 56 DE CULTO: Slowdive. Haz la música que quieras hacer 36 FESTIVAL NRMAL 2016 50 BREVE AUTOHISTORIA DE LA CÁNDIDA MOSCA por su director desalmado 64 PERDIDOS. Recuerdos de la muerte 60 DE CULTO: 25 watts. Una generación que el progreso aniquiló 66 MAU LENCINAS. 62 DE CULTO: Grupo Gutai 72 NOSTALGIA POR UN FUTURO QUE SÍ FUE. Cómic en Marvin, nuestra influencia 74 CÓMIC DEL MES: Palmira Campaña
Literatura Columnas
Stand-Up
Recomendaciones
70 LA LITERATURA EN 2016: recuerdos del futuro pasado 76 BAJO PRESUPUESTO: El rock y la siniestra (pero inevitable) industrialización. Por Hugo García Michel 77 AGUARRACES PORTEÑAS: De oficio: chambelán. Por Rafael Toriz 20 HORACIO ALMADA. Los beneficios de haber sido el bufón de la clase 78 ESTILO 79 TECNOLOGÍA 80 EL PILÓN: Suave Records. Y su mamá también los recuerda
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Editorial
EN 15 AÑOS de publicar mes con mes un termómetro de lo que sucede
en la cultura que nos gusta consumir y revisar sus orígenes, de dónde es que sale y adónde nos lleva, Revista Marvin ha dado con grandes sorpresas y hecho todo lo que ha estado al alcance por compartirlas con nuestros lectores. No sólo las películas, las grabaciones musicales, la palabra escrita, los cómics, los conciertos, el arte plástico, el arte gráfico... Además, la gente detrás de todo esto: los creadores, los artistas y los intérpretes, auscultados por cada uno de los colaboradores que presentan las historias acerca de todas estas muestras inequívocas de que el ser humano vibra en más colores que los visibles. Y con ellos, todos los que producen las condiciones para que esto exista en formato de revista mensual. Con un fuerte apretón de mano, un estrecho abrazo de agradecimiento, un cálido saludo y el mejor de los recuerdos de cada uno de estos años, Revista Marvin celebra 140 números y 15 años de trayectoria, dedicando este número, íntegro, a todos aquellos y todas esas expresiones que nos han mostrado el camino, y a todo y a todos los que vienen adelante: XV años de influencias. Celebramos con doble portada: TITAN. Más fuertes, más altos, más poderosos, y la evolución de Savages, continuando el legado de Siouxsie sin morir en el intento. En música celebramos con: • PJ Harvey: Veinticuatro años siendo una de las mejores malas influencias para hacer rock con todas sus letras. • M83: El orgullo de Antibes, Francia, regresa para seguir marcando camino. • Los viejos: El dúo mexicano estrena el álbum Sociedad del miedo, vuelve al Vive Latino y promueve una crema para las arrugas llamada punk hardcore. • The Trash Can Sinatras: Banda de finales de los 80, largamente ignorada e influencia fundamental para el de nuestros días. En Cómic festejamos con el trabajo vibrante de Palmira Campaña, una artista talentosa que rescata la influencia del cómic clásico mexicano. En Literatura tenemos una conversación con René López-Villamar. En Stand-up Comedy, Horacio Almada nos cuenta cómo fue de Richard Pryor al bufet de abogados; de Eddie Murphy a telonear con Molotov y los beneficios de haber sido el bufón de la clase. Con esto y más: ¡CELEBRAMOS! ¡CELEBRAMOS! ¡CELEBRAMOS! ¡Feliz cumpleaños!
Uili Damage @uili
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En megáfono
El Museo Nacional de Arte presentó una selección de poco más de 80 obras estridentistas donadas por la familia Maples Arce. La exhibición, que incluye artistas como Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas, Lola Cueto, Armando García Núñez, Leopoldo Méndez, Tina Modotti, Alfredo Ramos Martínez y más, abrió sus puertas el 16 de marzo de este año y tendrá lugar en las salas monotemáticas del segundo piso del recinto.
El arte Estridentista llega al Museo Nacional de Arte
MÁS DE 80 OBRAS rinden homenaje a la colección de la familia Maples Arce Vermeersch, quienes en 1985, 1992 y 2015 han donado 120 piezas invaluables que incluyen óleos, acuarelas, dibujos, gouaches, planchas, impresos, fotografías y mobiliario. Manuel Maples Arce, nacido en Papantla Veracruz el 1 de mayo de 1900, fue un conocido poeta, literato y coleccionista, considerado cabeza y líder del Movimiento Estridentista, junto con el también poeta Germán List Arzubide; su propuesta llevaba a cabo la transformación estética al ámbito de la vida cotidiana por medio de las creaciones de literatos, poetas y artistas como Salvador Gallardo, Arqueles Vela, Miguel Aguillón Guzmán y Germán Cueto, entre muchos otros, quienes consolidaron uno de los momentos más relevantes para las vanguardias de las primera mitad del siglo XX. Con respecto al proyecto, la maestra María Estela Duarte, curadora de la muestra, comenta que “desde luego, la pieza de mayor relevancia es el Café de Nadie, de Ramón Alva de la Canal (1882-1985); sin duda alguna, resume a todo el movimiento estri-
dentista, y de esta obra cabe mencionar que existió una primera versión fechada en 1924 y ejecutada en la ciudad de Xalapa, la cual fue destruida en 1927, junto con varias obras que se encontraban en las oficinas de la revista Horizonte”. La exposición estará dividida en dos núcleos: el primero dedicado a una ambientación que parte de una fotografía con muebles diseñados por Ramón Alva de la Canal, mostrados hoy por primera vez al público en este recinto, y el segundo, que reúne paisajes naturalistas, grabados y acuarelas que dan cuenta de temas como el campesinado y las tradiciones. La exposición de óleos, grabados, acuarelas, fotografías, mobiliario, gráfica y literatura incluirá obras de artistas como Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas, Lola Cueto, Armando García Núñez, Leopoldo Méndez, Tina Modotti, Alfredo Ramos Martínez, Jean Charlot, Edmond Vandercammen, Alejandro Enrique Ugarte y Salvador Martínez Baez, por mencionar algunos. ¡No te pierdas esta magna exhibición! Consulta los horarios y días de visita en la página web www.munal.com.mx.
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En megáfono
Pocas bandas tan estrechamente relacionadas con el exabrupto original de la psicodelia californiana sesentera y el dichoso Verano del amor como The Grateful Dead, el escuadrón lisérgico que conformó Jerry García, al que sus seguidores terminaron por llamar “El Capitán Viajes”. Con ellos, la utopía hippie se prolongó desde 1965 y se acabó 30 años después. La música y actitud de la banda generaron una auténtica veneración de parte de sus seguidores, tan es así que los “Deadheads” los seguían a lo largo y ancho de la geografía estadounidense para no perderse uno solo de sus conciertos.
Day of the Dead
Disco tributo a The Grateful Dead para la Fundación Red Hot TXT:: Juan Carlos Hidalgo
SE DESPIDIERON el 9 de julio de 1995 en el estadio Soldier Field de Chicago y al mes siguiente Jerry fallecía. Al cabo de unos meses, el resto de la banda anunció que ese sueño musical había terminado definitivamente. Pero su estela es indeleble y una gran cantidad de músicos más jóvenes les sigue rindiendo el merecido culto y citándolos como una influencia determinante. Por eso no extraña que la Fundación Red Hot los escogiera para prolongar la serie de discos tributos que tan buenos resultados les ha dado; tanto en recursos para seguir investigando en torno al SIDA como en aspectos de trascendencia musical, pues toda la serie de covers que ha provocado son de verdadera antología. Ya sea recreando al africano Fela Kuti, a la música teatral de Cole Porter o el alucinado universo de Arthur Russell, por citar tres de sus incursiones. Ahora aparecerá en mayo Day of the Dead, que contará con la participación de más de 60 artistas diferentes, 59 canciones y casi 6 horas de duración. Se trata de un proyecto concebido y cuidado por los hermanos Aaron y Bryce Dessner de The National –lo que es una garantía total–. Habrá una versión digital de 5 CDs y una caja de edición limitada en vinilo. El sello disquero que auspició tal acontecimiento fue 4AD, que prolonga así su fama de exquisitez discográfica. Entre la larguísima lista de participantes se encuentran: The War on Drugs, Phosphorescent y Jenny Lewis, Jim James, Kurt Vile, Bonnie “Prince” Billy, Perfume Genius, Sharon Van Etten, Courtney Barnett, Mumford & Sons, Lee Ranaldo, ANOHNO y Wilco.
Acerca de Day of The Dead y The Grateful Dead, Tunde Adebimpe de TV On The Radio apunta: “Son una de las bandas grandes que hacen de todo; toma de donde quieras y conviértelo en algo nuevo. Estoy seguro que algo del ADN del space rock y jams psicodélicos de la banda se ha integrado en lo que hacemos”. Y la lista puede seguir: Phosphorescent, The Tallest Man on Earth, Lucinda Williams, Local Natives, Bela Fleck, Orchestra Baobab y The Walkmen. Por lo que Bonnie “Prince” Billy (Will Oldham) recupera del proceso: “He trabajado con algunas personas cuyas mentes son brillantes y complicadas, musicalmente. Hay algo sobre los Dead que permite que estos personajes inteligentes se relajen un poco y se sientan bien al respecto. Hay formas de canciones básicas y melodías por las cuales tengo afinidad, y los Grateful Dead han ayudado a otras personas a encontrar su camino en estos sonidos. Así que no es muy difícil establecer conexiones con gente que de otra manera no compartirían algo de lo que estoy haciendo”. Urge que llegue mayo y podamos escuchar las maravillas que también grabaron: Unknown Mortal Orchestra, Stephen Malkmus, Bill Callahan, Ira Kaplan, Fucked Up, The Flaming Lips y el jazzista Vijay Iyer, entre tantos otros. Será una enorme catarata para melómanos que inundará todos nuestros sentidos y seguirá perpetuando el viaje de El muerto agradecido (además de apoyar una buena causa).
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En megáfono
#YoSiVeoDocumental
Interconectividad e interdependencia en la 11ª edición de Ambulante TXT:: Andrea Solís
Con un programa reestructurado, la 11ª edición de Ambulante gira en torno a una pregunta #YoSíVeoDocumental ¿Y tú? El documental nos fascina porque logra poner en la pantalla de cine los matices de la realidad, nos expande la mente y los sentidos, cuestionan lo que asumimos como verdadero, reflejan lo que somos y lo que fuimos, lo verosímil y lo increíble, tocan cada fibra de lo que nos conforma como seres humanos y nos invita a la reflexión. DEL 31 DE MARZO AL 2 DE JUNIO, Ambulante saldrá a las calles e invadirá las salas de cine con una Gira de Documentales que recorrerá 8 estados de la República Mexicana con 104 títulos de 30 países diferentes, de los cuales 32 son producciones mexicanas y 11 son óperas primas. Durante estos 64 días se llevarán a cabo 1,200 actividades, un 60% de éstas serán gratuitas, entre las que destacan: conferencias magistrales con la obstetra partera Gilda Vera López y Geradine Simkins, presidenta de Midwives Alliance of North América; una clase magistral con Jill Godmilow; el Taller Flaherty sobre exploración de cine documental y experimental, así como el foro vivencial “La producción de la reproducción”. A través de la programación de este año, se celebrarán los conceptos de interconectividad e interdependencia, al ser “el documental una herramienta que puede contrarrestar las proble-
máticas más arraigadas del país, al generar vínculos empáticos con los demás y crear una sensación de interdependencia. Todas aquellas historias que nos refieren a esta colectividad y que extienden las fronteras de nuestro ser para combinarse con las de los demás”. Este año la presencia femenina aumenta al presentar documentales de 53 mujeres directoras junto a 48 directores hombres, con una gran variedad de ejes temáticos como son la sexualidad femenina; la comunidad LGBTQ; la partería; migración; naturaleza, conservación y medio ambiente; desaparecidos y violencia; el sistema de justicia; las relaciones familiares; así como las corrientes musicales y artistas legendarios. El cine documental más accesible que nunca. #YoSíVeoDocumental ¿Y tú?
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Stand-Up
Horacio Almada
Los beneficios de haber sido el bufón de la clase
El anfitrión del micrófono abierto anuncia a Horacio Almada. Sube un barbudo bien parecido, que sin barba luce como un oficinista promedio. Habla entre dientes, bajito y a toda prisa con la mañosa intención de que el bar baje el volumen de sus charlas bohemias, y frase a frase va incrustándose en la mente de cada uno de los asistentes disparando estruendosas carcajadas. El toluqueño de orígenes profesionales en el mundo de las leyes, sabe bien cómo envolver a su jurado y dirigirlo al sitio donde los quiere tener: la risa. Esto nos cuenta de su aventura personal en el stand-up comedy.
TXT:: Uili Damage FOT:: Jorge A. López Mendicuti
¿Qué estabas haciendo cuando arrancó esta ola de comedia? Yo era abogado de Universal Music y tenía una novia que era socia de Álex Marín y Kall (El Esewey), en un negocio de marketing digital que se llamaba Brand Spa. Ella me presentó a Álex, a Leye –quienes en ese entonces no andaban todavía–; nos hicimos muy cuates y viendo los DVDs de uno y del otro, notamos que coincidíamos en que teníamos un montón de comedia. Un día, me dijo: “Yo voy a hacer stand-up aquí”... Yo pensé: “¿Y dónde cuernos?”. Pero como buen periodista que es –aunque no ejerza–, encontró quién lo hacía; encontró a Gus Proal, Juan Carlos Escalante y Adriana Chávez, que tomaron un cursillo con una argentina y empezaron a hacerlo en un lugar en el centro. A la par de ellos, por ahí ya andaba Gloria Rodríguez haciendo lo del Iguana Mar, y apareció lo del Café 22 y los del curso de Gomís... Lo de Gloria era un proto-open porque ella tenía que verte primero y después ya nos decía: “Vas, súbete”. Yo fui a acompañar a Álex a sus primeras veces; Sofía Niño también ya estaba haciendo cosas cuando trajo a Colin Kane al Voilá, antes de lo de VH1. Yo seguía de abogado, aún no me subía, pero andaba con ellos; conocí a Héctor García. Eduardo Talavera es mi cuate desde la secundaria y bajábamos rutinas de George Carlin con Napster. Y él medio había intentado hacer stand-up sin mucha forma. En un cafecito en Toluca, se sentaba en un banquito y empezaba a echar choro, como una hora, a lo güey. Y le dije: ”Oye, está pasando esto...”, y le presenté a Álex, a Leye, a Gloria, y le dieron chance en el Iguana Mar. Allí empezó él, de ahí lo jaló Gomís y ya... Como al año de que empezaron ellos, pensé “Yo también”; un día estoy en la chamba, termino lo del día, cierro mi compu, saco mi pequeño block amarillo de Godínez y riájale, que me arranco a escribir mi primera rutina. Ya andaba juntándome también con Isaac Salame y que le caigo a su oficina; estaba organizando ya cosas de stand-up con Leye y Álex –que por estas fechas hicieron también el primer open mic de esta historia, en el Rebel, el sótano de un antro gay en la Zona Rosa que se llama el Almacén–, les leo desde mi cuaderno y me dicen: “¡Ah! ¡Está cotorro, vente con nosotros!”. Creo que era el primer día del open, y estaba conduciendo Juan Carlos Escalante; voy entrando, me ve y dice en el micrófono: “Y pues, ahora se va a subir Horacio Almada”. Ahí voy con mi cuadernito y que me subo. A los tres meses, grabé mi primer Comedy Central -ya habían grabado lo de VH1–, no porque fuera la maravilla, sino porque no había competencia (risas). Y ya llevo poquito más de cuatro años en esta onda.
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¿Cómo se ha desenvuelto tu rutina de cuando empezaste a lo que haces hoy? Pues me arranqué sin saber escribir estructuras de comedia como la que me gustaba. Y como me agradaba lo que hacía Carlin y otros así, que son como predicadores, me fui por ahí. En esa época, la calle estaba infestada de franeleros y de eso hice mis primeras rutinas. Ya después de la tele y varios shows, me eché el curso de Gus Proal y mejoré bastante la estructura de cómo decir los chistes. Me he seguido haciendo esa crítica cómica tirándole a la política, al clero porque soy bien ateo... Nadie ve las noticias, pero si te hago un chiste de eso, se te queda bien grabado. Es un medio bien poderoso. ¿Haces algo sobre tu vida cotidiana? Le he entrado de refilón, pero no hacerlo es lo que más me han criticado. Aunque el cierre del último especial que hice en Comedy Central es sobre el 90% de peleas con mujeres en la historia que resumo en una sola. ¿Cómo descubriste el stand-up? Toda la vida me ha gustado la vacilada. Era el bufón del salón en la escuela y ese tipo de cosas. Escuchaba el cassette de Polo Polo a escondidas. Mi papá es de Sonora, y cuando íbamos de vacaciones, nos cruzábamos a Estados Unidos de shopping. Yo vivía en Toluca y sólo teníamos televisión abierta; entonces, cuando íbamos, yo pedía que me compraran películas. Agarraba VHS’s de todo. Como había visto películas de comedia de Richard Pryor y Eddie Murphy, agarré sus shows de standup –entendía menos de la mitad de lo que decían, pero me reía mucho porque “eran como mi Polo Polo”–. Luego veía al Güiri Güiri y en mi clase de inglés, con mis cuates, agarrábamos sus scketches, los traducíamos y los actuábamos para la clase. Sin darme cuenta, ya estaba haciendo comedia. Era fan y ya. Después, con Talavera y los shows de Carlin que bajábamos de Internet; nunca lo había visto en mi vida y ya me sabía como cuatro horas de sus chistes. Fue cuando supe que se llamaba “stand-up”, porque ya no buscaba por comediante, sino por estilo para ver qué me encontraba. Ya tendía unos 18 años. Luego llegó Otro Rollo, pero nadie sabía que eso se llamaba así. A la par, yo ya estaba viendo a los gringos y los ingleses, como Monthy Python, descubriendo a australianos, canadienses –además de Jim Carrey, la escuela de Jude Apatow, Seth Rogen, Woody Allen, Robbin Williams, Chris Rock, Doug Stanhope, Dave Chapelle–. Así ya supe que existe este universo, aunque sin pensar hacerlo yo mismo, hasta cuando me junté con Álex Marín.
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¿Vives del stand-up? Cuando salí de la disquera, decidí darle con todo al stand-up, pero sigo teniendo clientes porque vi que esto no me iba a pagar la vida que me gusta. En un momento muy apretado, decidí tomar una chamba que me ofrecieron. No duró porque era un despacho muy cuadrado y no les gustaba que, de repente, me veían atendiendo llamadas de lo de stand-up a horas laborales. Ahora me siguen cayendo trabajos, pero como asociado externo en más de un despacho, de donde saco para estar tranquilo y continuar con la comedia. Sí podría dedicarme a esto, aunque “apretándome el cinturón”. ¿Quienes son tus colegas favoritos? Por ejemplo a Ballarta “lo vi nacer”. Nos empezamos a llevar desde el primer open al que se subió y del curso que tomó con Gus Proal, cuando se ponía el pelo en la cara, hablaba viendo al piso, no se le entendía nada, hablaba muy bajito... Y fui el primero en decirle: “¡Levanta la cara!, ¡habla bien!... ”, y era muy extraño porque es artista de doblaje y habla perfecto. ¿Por qué en su comedia no? Es muy penoso, muy antisocial, tímido. No habla con nadie. Empezó a acercarse a mí porque era de los primeros que hablaba con él; se acecaba con penita. Es un genio y es mi camarada. De los primeritos que me hicieron reír: Álex Esewey, Leye, Talavera, Escalante, Sofía, Fran Hevia, Richie O’Farrill, “El cojo”, “El chaparro”, Myr Ramírez, Sara Ene, Álex Fernández, Coco Celis... varios; se me van a ir nombres. ¿Qué sigue para ti? Rutinas en lugares distintos, poder combinarlas para otros públicos, escribir más para otros, ¿por qué no también actuar…? El año pasado, te subiste al primer escenario de stand-up comedy dentro de un festival musical en el país, que es el #FestivalMarvin. ¿Te parece que hubo algún cambio desde ese momento o todo siguió su curso natural desde ese día? La evolución natural se notaba. Lo que fue muy evidente es que ese día estuvo todo el día lleno a reventar y fue un jale de gente que muchos se sorprendieron porque no creían que fuera a pasar. Abrió la puerta para muchísima gente que no le había entrado a esto y ahora ya van al Tonalá, al Bataclán... Talavera, Covarrubias y yo abriéndole a Molotov frente a 16 mil personas; Fran Hevia abriéndole a DLD media hora solito. Pero hubo un impacto mediático importante al grado de que a sólo un año de distancia, ya va a haber una carpa de comedia en el festival Vive Latino... Fe de erratas: En el Número 138, con Iggy Pop en portada, la foto de la sección de stand-up, de Gus Proal, fue tomada por Nancy Villaló.
Industria
REVOLUTION NUMBER 15 TXT:: Vicente Jáuregui
Cada mes, en esta sección presentamos a algún medio, sello, estación de radio, blog, productora o tienda de discos que sea relevante para sostener la industria musical independiente en México. Para esta edición especial de 15 aniversario, rebasaremos las fronteras del país para hacer un recuento con los cambios más trascendentales de la tecnología. Durante los últimos 15 años, los formatos se han transformado y esto a revolucionado la industria de la música de manera radical, en un proceso que ha derivado una serie de cambios no sólo en la industria sino en la manera de hacer la música misma. Kubrick era un profeta. Como en su odisea espacial, todo cambió apenas llegó el año 2000. Bajo la puntualidad de un reloj suizo, el cambio de milenio comenzó de manera escrupulosa y la velocidad se tornó en su principal característica. Sin darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos los procesos de grabación, distribución y consumo de la música mutaron hacia el software de grabación digital, el MP3 y las grabadoras de CD, lo que hizo del año 2000 un año absolutista que nos permitió atestiguar el colapso de la industria discográfica tal y como la conocíamos. Como en el antiguo y el nuevo testamento, el cambio
de milenio podrá observarse en el futuro bajo el simbolismo del fin de una era que suscitó el nacimiento de un paradigma inédito en el que la única constante es el cambio. Con la vertiginosidad de su lado, es difícil hacer futurología sobre el comportamiento que detonarán los avances de la tecnología y sus efectos inmediatos en la música popular. Lo cierto es que a partir del siglo XX la música siempre ha caminado de la mano de la tecnología, solo que nunca antes llevaron tanta prisa y necesidad por celebrar las miniaturas. Los primeros síntomas del efecto 2000 comenzaron en 1999, cuando Sean Parker y Shawn Fanning crean Napster, un servicio de distribución de música en formato MP3 que permitía a sus usuarios intercambiar enormes cantidades de música de manera gratuita, lo cuál enojó a varios músicos (Lars Ulrich de Metallica fue uno de sus principales detractores), y creó un debate jurídico de derechos de autor que ya anticipaba una hecatombe irrefrenable que dañaría sobre todo a las hasta entonces cuatro disqueras transnacionales. En menos de dos años, Napster ya sumaba casi 25 millones de usuarios en una época en que tener una computadora aún no era tan común como tener una lavadora en casa. Lo más común eran los reproductores de CD, que fueron potenciados con la llegada de los “quemadores” o grabadores de discos compactos. De repente, ya no era necesario ir a la tienda de discos para gastar los ahorros: la música comenzaba a estar a clics de distancia. Cuando Napster cerró por dictamen de un juez en verano de 2001, otros software como Ares Galaxy, Audiogalaxy, Morpheus, Gnutella, Kazaa, Emule, LimeWire y eDonkey2000 ya asomaban su emporio gracias a la amigabilidad del MP3.
Desde luego, la avanzada no podría ser ignorada por Steve Jobs. Con olfato de sobra, Apple compró SoundJam en 2000, un software que eventualmente dio nacimiento a iTunes, uno de los mayores hitos de la industria discográfica mundial. Aunque no fue la primer plataforma de reproducción de MP3, su popularidad fue inmediata desde su lanzamiento en enero de 2001. Diez meses después, el iPod salió al mercado con la plataforma de iTunes y ambos se convirtieron en protagonistas del cambio: la plataforma y el gadget más definitivos de la época habían nacido para revolucionarlo todo. En ese 2001, la revista Marvin nacía en la Ciudad de México sin sospechar que sería testigo de una serie de cambios que transformarían no sólo la industria musical, sino también darían lugar conceptos totalmente inéditos. Lo alternativo derivó en lo independiente, las disqueras transnacionales en sellos independientes o netlabels, los discos en plataformas digitales, las cartas y los faxes fueron sustituidos por el correo electrónico y las redes sociales para estableces comunicación entre el artista y booker o los fans. En esa época, comienzan a surgir en México sellos como Noiselab e IMECA,
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que además de firmar bandas independientes, también son productoras, hacen booking para artistas internacionales, marketing digital y eventualmente abren el marcado para músicos que nunca habían venido a México. En el caso de IMECA, su labor se cristaliza en MUTEK México, que replica al festival canadiense acá para presentar las propuestas más relevantes y propositivas de la electrónica global. En cuanto a la música, la tecnología no multiplicó la creatividad. Poco a poco, las pretensiones por descubrir el hilo negro se diluyeron y la arquitectura del siglo XXI se tornó derivativa. El mimetismo sonoro y el reciclaje fueron una constante que no derivó nuevas entradas en el árbol genealógico: en su lugar, las fusiones y la nostalgia germinaron combinaciones sorprendentes que los taxónomos han clasificado en sub géneros. Sin mayor preámbulo, sufijos como “post” y “revival” fueron delineando la estética sonora del nuevo milenio. En todo el mundo, los colectivos tomaron fuerza y México no fue la excepción. En 1999, Nortec Collective surge en Tijuana con todas las características del nuevo milenio. Bajo un proceso derivativo impensable al margen de la tecnología, crearon un
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género híbrido y fronterizo con su música bajo la mezcla de la música electrónica, el norteño y la banda sinaloense: auténticos visionarios, su sonido estaba destinado a dar la vuelta por todo el mundo. En el resto del país, atrás quedaba la búsqueda nacionalista de los 90. Con una propuesta más universal, las nuevas generaciones de músicos volteaban al norte para refrescar el rock nacional. Amparados por el post-rock, el post-punk, el brit pop y la neo sicodelia, bandas como Austin TV, Zoé, Descartes a Kant, Hello Seahorse!, los Fancy Free, le dieron un giro inesperado a la escena. En ese momento, el término indie capturaba la frescura del momento y las piezas comienzan a acomodarse para el relevo generacional. El Vive Latino surge en un momento muy oportuno y más tarde Ibero 90.9 y la nueva administración de Reactor 105.7 triangulan una plataforma vital para el desarrollo del talento emergente del momento. En ese momento, aún no existía el circuito RomaCondesa y los lugares para tocar eran insuficientes. Además del Alicia, no existían espacios que abrieran sus puertas para las nuevas camadas de música independiente. En 2004, la llegada de Pasagüero coincide con el proyecto del Centro Histórico de la ciudad de México y con ello surge el primer foro que abre sus puertas a bandas de todo tipo. Desde el delirio kitsch del sello Nuevos Ricos (fundado por Julián Lede aka Silverio), hasta las fiestas de Diablito Records, la ciudad de repente adquirió un aire más cosmopolita y su soundtrack se tornaba ecléctico: el hegemonía del revival estaba a la vuelta del esquina. Además de Marvin, revistas con enfoques editoriales muy diversos como La Mosca en la Pared, Sónica, Indie Rocks!, Complot, Picnic,
adoptaban el modelo independiente y aprovechaban de la tecnología para plasmar un diseño y un contenido fresco y acorde con las transformaciones que la industria de la música dictaban sin tregua. Desde luego, la labor editorial cambió su rumbo y tuvo que adaptarse a bote pronto. La migración digital era inminente y una revista ya no se entendía sin su correlato en línea. Desgraciadamente, muchas revistas no pudieron continuar, surgieron muchas otras más y el día de hoy, lejos de las predicciones de varios expertos, Marvin permanece en su versión impresa con más fuerza que nunca. De igual forma, creímos que la tienda virtual mataría la tienda de discos, pero hoy vemos que además de Discoteca, constantemente abren sus puertas tiendas que ofrecen discos en vinil. Los cambios que la tecnología detona en la industria son constantes y suscitan giros inesperados. La velocidad es la marca indeleble que caracteriza nuestra era. En Marvin, nunca hemos dedo prioridad a la rapidez sobre la calidad de nuestro contenido, pero durante estos 15 años, nos hemos adaptado a todos los cambios en un proceso que no se detiene. Esperamos seguir muchos años más y sin duda, lo haremos en sintonía con lo que este mundo vertiginoso nos depara.
Atlas sonoro
PORTUGAL TXT:: Alejandro Mancilla @NOSOYMODERNO
El primer grupo de Portugal que escuché se llamaba The Melancholic Youth of Jesus y tenía una canción increíble llamada “The People From Portugal”. Claro, luego vinieron cosas como Madredeus, que legó al mundo su pop intimista con raíces de la música popular de su país. El fado es el sonido tradicional, pero Portugal tiene una larga tradición de rock y música un tanto ensombrecida por la política, ese eterno enemigo del arte, que a veces inspira rebeldía y es el personaje a vencer de los anarquistas de todos los rincones del mundo.
UNA REVOLUCIÓN los llevó a vivir bajo una dictadura de casi 50 años y Portugal comenzó su nueva era hasta 1974, ya sin el yugo del llamado Estado Novo. Un tiempo, como buenos nacionalistas, la música pop tenía fuertes influencias del folk portugués (los grandes hits eran Amalia Rodrigues o Carlos Paredes), pero durante los años 60, cuando el rock florecía, eran pocas las opciones de escuchar música por la censura del gobierno. Movimientos como la nouvelle vague eran considerados influencia negativa y toda la música que a los jóvenes de entonces les importaba, era consumida subterráneamente. En Internet hay un documental muy interesante dirigido por Eduardo Morais, que muestra toda esa problemática cultural y cómo a pesar de la represión,
surgieron bandas interesantes como Quarteto 1111 y Sheiks, muchas de las cuales, traían esa afro-fusión producto de la guerra y de la influencia de las colonias portuguesas en África. En 1980, Ramones tocó en Portugal y eso fue definitivamente inspirador para los punks locales como Aqui D’El Rock. En esos años, surgieron bandas emblemáticas e influyentes como Mata-Ratos, Kú de Judas, Dernière Cri o Corrosão Caótica. Otras bandas, como los llamados “Rolling Stones” portugeses: Xutos e Pontapés, formados en 1979, también dieron de qué hablar. Durante y después de la revolución hubo hermosa música localista, como José Afonso, por ejemplo. Pocos años después de la apertura de la cultura, comenzaron
diferentes movimientos. De Lisboa y alrededores (Margem Sul), los ya mencionados Xutos e Pontapés, Telectu y muchos otros. GNR también fueron muy importantes en los años 80 o más recientemente en los años 90 y sigue siendo una referencia, asimismo Ornatos Violeta fue clave en el surgimiento del rock alternativo de los 90 y sigue siendo una referencia de Oporto. Pero también a lo largo de las décadas han surgido escenas subterráneas lejos de las grandes ciudades, como en Braga: los densos Mão Morta o actos más pop y new age como los muy idiosincráticos António Variações y últimamente una banda que despegó mucho en Europa: Les Baton Rouge. De Coimbra destacan E’mas Foice y
Belle Chase Hotel. Y dentro de la historia del flamante rock alternativo de Portugal, hay que mencionar a Beekeeper, un sello que congregaba bandas tipo Sonic Youth o Pavement y que fue decisivo en que el rock se hiciera ostentosamente más popular en las últimas décadas. Ya en los dosmiles, sellos como Borland (con sede en Oporto) se hizo cargo de dar a conocer muchas de las propuestas más interesantes de la época. Y claro, también están Moonspell (los metaleros sabrán a quién nos referimos) y en la antípodas, los creadores del sonido kuduro, Buraka Som Sistema, quienes ya han venido por estas tierras mexicanas. Por cierto que si viajas a Portugal, nunca escribas nada con tinta roja, dicen que es una ofensa.
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MEMORIA DE PEIXE
ESCUCHAR AL DUETO integrado por Miguel Nicolau (loops, guitarra y bajo) y Marco Franco (batería) es un verdadero viaje sónico. Fieles a la premisa de que menos es más, con mucha imaginación, su música crea ambientes sonoros alucinantes, divertidos e inesperados. Platicamos con Miguel, quien nos dio más luz al respecto de este proyecto nacido en Lisboa un diciembre de 2010. ¿Qué influencias musicales tiene un grupo de Portugal? Somos súper eclécticos, la música africana la encontramos adictiva. La clásica tiene una belleza infinita, lo mismo el jazz y esas bandas de improvisación que mezclan muchas influencias. En particular nos ha influenciado eso, pero también el bossanova, Talking Heads, Deerhoof, Fripp. Ésa es la parte divertida, tratar de construir un sonido mezclando nuestras influencias de forma creativa. Me suenan a cierto tipo de modern jazz y dos segundos después, a post-rock… ¿Ustedes cómo se definen a sí mismos? Es complicado hacer una autorretrato, pero tomamos como base la estructura del rock pop y algunas evocaciones del jazz. El segundo disco, que saldrá en otoño, es más experimental, con menos estructura y más exploración ambiental, es la oportunidad de generar desde nuestro crisol, una nueva aleación. Sé que son muy fans de la ciencia ficción, de ahí, ¿qué los ha influenciado? 2001: Space Odissey, THX 1138, Dune, Solaris, Blade Runner y Alien siempre han sido una inspiración. De niño, recuerdo ver Cosmos de Carl Sagan en VHS. En nuestras canciones hay elementos y sonidos de “Immortality Drive”, el ruido de una nave especial real. Uno de mis momentos espaciales favoritos es el sonido ”Symphonies Of The Planets”, grabaciones del Voyager registrados por la NASA.
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Los jóvenes amantes del delay
Algunos de sus títulos son divertidos, como “Indie Anna Jones”… ¿El ser una banda instrumental se presta para jugar con las connotaciones? No tratamos específicamente ningún tema. es más general, sobre cosas, momentos, pero nada conceptual, sería muy obvio. Para lo nuevo que estamos haciendo, tratamos de hacer primero las historias en nuestra mente y después, agregarle esas capas de banda sonora. ¿Cuáles son los héroes de Portugal? Tenemos héroes de todo tipo y símbolos culturales. Alguna vez dejamos de ser independientes, tuvimos una dictadura, una revolución pacífica, pero mis héroes culturales son Fernando Pessoa y José Saramago (literatura), Manoel de Oliveira, João César Monteiro (cine), Carlos Paredes, José Afonso y Fausto (música) son personalidades que admiramos, pero hay muchos más en diferentes áreas. ¿El idioma sigue siendo una limitante? Son pocos países en el mundo los que hablan portugués (además de Portugal y Brasil, Mozambique, Angola y Guinea), aunque para 240 millones de personas en el mundo es su idioma oficial… En realidad no importa cuando se trata de hacer arte. Los límites para lo que te propones son solo una palabra. Hay gente cantando en portugués, en inglés y están girando por todo el mundo. Es decir, Sigur Rós canta en inglés, algunas canciones de Deerhoof son en japonés, Bombino canta en islandés... ¿a quién le importa? Hay un montón de buena música en todos los idiomas y en la música portuguesa... tal vez eso es lo que la gente está buscando, esa diversidad y cosas interesantes. Más información sobre el grupo en: /memoriadepeixe memoriadepeixept.bandcamp.com
2 PROYECTOS RECOMENDABLES
WE TRUST
We Trust es el proyecto de André Tentugal, director de cine y realizador de videoclips. El grupo practica un pop luminoso y envolvente en el que las líneas melódicas destacan sobre bases bailables. Muy recomendable. Búscalo en www.wetrust.co
CLÄ
Liderados por Manuela Azevedo, esta banda con raíces en los años 90, hace música ensoñadora muy al estilo de Morcheeba pero en portugués, lo que le da un aire aún más lúdico y a la vez elegante a su sonido.
Música La mejor manera de calcular la dimensión de un músico rebasa la cuadratura de la numerología. Además de su contenido, el legado de un artista se calcula a partir de la influencia que tenga entre las generaciones venideras. Durante los últimos 25 años, PJ Harvey ha protagonizado incontables recuentos de “lo mejor de”, tiene premios de sobra e incluso ha ganado el Mercury Music Prize en dos ocasiones (nominada a cuatro). Pero los reconocimientos de la industria son secundarios cuando una discografía detona séquitos de jóvenes músicos a encontrar el coraje para tomar un instrumento para hacer una banda. Si durante la década de los años 70, Patti Smith representa la imagen precursora del espíritu girl power que hoy permea en todo el mundo, el relevo generacional del art rock le pertenece a Polly Jean Harvey, una inglesa clasemediera que encontró su primer estímulo musical hechizada por los 12 compases del blues de Howlin’ Wolf y Robert Johnson, la psicodelia delirante de Hendrix, la desfachatez de Captain Beefheart y el universo paralelo que proyectaron los Pixies. Mucho se ha deliberado qué tanto afecta el código postal en el desarrollo de un artista. A la niebla se le atribuye un estímulo vital cuando los ingleses la odian sobremanera. Sin embargo, algo ocurre en el Reino Unido que marca un linaje respecto a su contraparte musical norteamericana. A diferencia de otras músicos que debutaron en la primera mitad de los 90 y actualmente engrosan la categoría de rock para adulto contemporáneo, existe en Harvey una capacidad para romper con las expectativas: siguiendo el paso evolutivo de coterráneos como Bowie, los Beatles o Radiohead; en cada entrega va
preparando un salto al vacío, sobre todo a partir de White Chalk, el disco que marca un punto de no retorno. Este año, la discografía de PJ Harvey está por entregar su noveno mandamiento. Después de cinco años de ausencia discográfica, las expectativas abruman y todo el mundo espera una obra maestra que haga palidecer al ya clásico Let England Shake, el álbum que consolidó lo que algunos sospechábamos: una parte considerable del futuro de la música inglesa depende de su inventiva. Excéntrica por naturaleza (Steve Albini declaró que durante toda la grabación del Rid Of Me, le entró con fe a las papas cocidas, el tubérculo que casi destierra la aristocracia europea), el año sabático de un lustro no debe extrañar y bajo ninguna circunstancia debería tornarse un reclamo: en esta época de sencillos, más vale dosificar el talento que entregarse a la vacuidad prolífica. El mismo Let England Shake requirió un periodo de dos años y medio desde su etapa de preproducción hasta que fue publicado: la madurez exige reposo para alcanzar un carácter apropiado. Al margen de la generación shuffle, PJ Harvey lleva casi una década recordándonos que una canción cobra mayor sentido bajo el cobijo de una obra mayor. Un escritor jamás entregaría capítulos sueltos y habría que entender la búsqueda de Harvey como la de un historiador. Mucho antes de sentarse a componer, debe existir un tema que marque la pauta. Con el olfato de un arqueólogo, Let England Shake representa una obra ambiciosa que jamás hubiéramos sospechado quienes escuchamos aquellos alaridos punkys de Dry, Rid of Me o To Bring You My Love, una primera triada que capturaba el oscurantismo de la Generación X,
bajo un ensamble de guitarras postpunk y una prosa incómoda que asomaba los primeros manifiestos feministas de los años 90; sin duda, un arrojo que ha derivado en una gran influencia e impresión en cantantes de dos generaciones (de Shirley Manson a Lorde y todo lo que quepa en medio). Las estrellas otorgadas a Let England Shake por los medios dan para iluminar varias constelaciones: desde The Wall de Pink Floyd, no se veía tanta euforia por un disco que en esencia aborda los estragos de la sangre y la guerra. Como una suite antibélica, Harvey se propuso narrar la historia de su patria y con ello alcanzó el punto más alto de su carrera. ¿Cuándo fue la última ocasión que una aspiración tan atípica arrojara tales dividendos? Parafraseando al crítico Mike Williams, si Francis Ford Coppola pudo presumir su película de guerra y Ernest Hemingway escribió una novela de guerra, era tiempo de que Harvey escribiera su álbum bélico a los 41 años de edad. Bajo la complicidad de Mick Harvey, Flood y su entrañable colega John Parrish (a quien le presentó sus primeros demos en cassette cuando recién cumplía 18 años y más tarde convenció de ser parte de su banda), Let England Shake fue un álbum que partió de esbozos líricos, de pequeñas anotaciones que Harvey iba haciendo bajo la influencia de escritores como Harold Pinter y T.S. Eliot, además de libros de historia, testimonios de guerra y periódicos. En el disco, la muerte se predica de distintas maneras y parece un hilo conductor, un eje que permea a lo largo de 12 tracks parsimoniosos, alejados del punk rock de los primeros años. Con cierto aire bucólico, es inevitable contrastar la temática de las letras con el
ánimo folk del disco, un ensamble hilado bajo una instrumentación que incluye xilófono, mellotrón, armónicas, arpa, órgano, violín, saxofón, trombón, piano y guitarras más cercanas a lo etéreo que a los riffs distorsionados de los primeros discos. Los extremos se tocan en este álbum y todo indica que el tan anticipado The Hope Six Demolition Project será una extensión del disco que hizo temblar al mundo entero. Aunque apenas se pueden escuchar un par de temas de ese nuevo LP, las letras ya se encuentran en línea e incluso una lectura rápida corrobora que la palabra “muerte” reaparece como una constante. Otro punto de conexión sería la portada de ambos álbumes. Si Let England Shake abrevó de Francisco de Goya con un arte sombrío que muestra una parvada de cuervos en superávit a la Hitchcock, la portada del disco que saldrá el 16 de abril amplía el bestiario: una criatura bicéfala pelea por la corona contra un burro en knock out técnico. Pero vayamos a las diferencias. Naturalmente, la primera parada de Harvey escudriñó en las raíces de su país para encontrar un legado manchado de sangre. Ahora, la campiña deja el paralelo 60 para aventurarse hacia Kosovo, Afganistán y Washington, tres puntos geográficos que sirvieron como detonante de un nuevo viaje artístico y sonoro. En un comunicado oficial, se dice que el nombre del disco fue inspirado por un plan del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos para revitalizar proyectos de vivienda pública. Lo cierto es que a sus 46 años, la visión de Harvey es completa y abarca 360 grados: “Cuando escribo una canción visualizo la escena completa. Puedo ver los colores, decir la hora del día, sentir el estado de ánimo, puedo ver la luz
Una canción inmortal
TXT:: Vicente Jáuregui FOT:: María Mochinacz
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cambiar, las sombras moverse, todo en esa pintura”. Más allá de pretenderse una pitonisa griega, esta declaración tiene que ver con los procesos del nuevo disco: si antes fueron libros, ahora tenían que ser viajes para estrechar de primera mano el material que habría de inspirar el nuevo disco. “Colectar información de fuentes secundarias se sentía como algo muy lejano de lo que quería decir al escribir esta nueva música. Quería oler el aire, pisar el suelo y conocer a las personas de los países con los que me sentía fascinada”, comentó en ese único comunicado de prensa que hay como anticipo del disco. Hasta hoy, The Hope Six Demolition Project no se ha filtrado, pero ya se pueden escuchar “The Community of Hope” y “The Wheel”. Los secretos de estado no se revelan, aunque sabemos que el disco fue grabado en la Somerset House, un recinto ubicado en el centro de Londres, que fue elegido por su “resonancia” y una atmósfera que sirve como un puente para alcanzar “un nivel diferente de conciencia”. Pero lo más sorpresivo fue que se trata de un disco grabado en vivo, en sesiones abiertas a algunos fans que pudieron atestiguar la grabación a través de ventanas en lapsos de 45 minutos. Con este nuevo enfoque, PJ reafirma su capacidad para romper las expectativas. Al romper la barrera entre el diálogo de creación musical y el público, el canal de comunicación se abre hacia nuevas posibilidades creativas. Con 25 años de carrera solista, PJ Harvey es la figura más emblemática de su generación y, sin duda, la más influyente. Cada disco ofrece una oportunidad para decir algo al mundo y con éste, Harvey opta por arrojarse al vacío. Alguien necesita decir las cosas duras, y para esa labor nadie como ella para transformarlas en canciones universales.
“PJ reafirma su capacidad para quebrantar las expectativas. Al romper la barrera entre el diálogo de creación musical y el público, el canal de comunicación se abre hacia nuevas posibilidades creativas”.
+ Angel Olsen Burn Your Fire for No Witness Jagjaguwar, 2014 Tras años de una tímida carrera, Olsen saltó a las grandes ligas con este disco en el que se exploran el folk, el rock y hasta el pop.
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Marissa Nadler Songs III: Bird on the Water Kemado Records, 2007 Tercer disco de esta compositora y pintora. Incluye la enorme “Thinking of You”, una melodía para corazones rotos y trasnochados.
Fear of Meen Loom Kanine Records, 2014 Dark pop que no quiere ni pretende marcar tendencias; sólo un trio buscando congeniar con quien quiera acercarse a ellos.
Música
“Compartimos el mismo pasado. Aunque somos de diferentes áreas de Berlín, los tres asistimos a las mismas fiestas techno ilegales que se organizaban después de la caída del Muro. A los tres nos encanta el techno de Detroit y el hip-hop desde hace mucho”. —Apparat
Profundos claroscuros TXT:: Lenin Calderón FOT:: Flavien Prioreau
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En un mundo en el que es frecuente que las bandas se desintegren, estos berlineses han preferido conjuntar en uno solo a dos de los proyectos electrónicos más sólidos no nada más de Alemania, sino de la escena electrónica internacional. Este mes, lanzan III, el tercer disco de este trío, que –bajita la mano y haciendo que todo coincida– no sacaba un disco desde hace tres años. Moderat no es más que un término compuesto a partir de los nombres de dos actos electrónicos alemanes: Modeselektor y Apparat, y no tiene nada que ver con los tipos que venden discos para Belinda. El primero es un dúo y el segundo es el nombre de guerra del productor musical Sascha Ring. Entraron por vez primera en contacto en un festival de talentos emergentes en Berlín hace más de 15 años. Ahí, Sebastian Szary y Gernot Bronsert, los nombres detrás de Modeselektor, quedaron impresionados por lo que Sascha hacía con sólo una laptop y un controlador MIDI, así que de inmediato lo abordaron y acordaron hacer algo juntos. Más rápido que lo que se actualiza un software para hacer música, los tres ya estaban produciendo canciones en el estudio casero de Sascha y tocando sets improvisados para las fiestas del sello BPitch Control, propiedad de la majestad del techno berlinés, Ellen Allien. FUIMOS TECHNO KIDS En una entrevista para el portal Electronic Beats, Sascha recuerda qué es lo primero que los acercó no sólo como músicos, sino como apasionados de la electrónica: “Después de conocernos, llegaron al estudio con un montón de equipo y yo sólo tenía mi laptop. Las cuestiones técnicas, lo más nerd, fue lo que hizo que conectáramos desde el principio”. Aunque hay raíces que van más allá: “Compartimos el mismo pasado. Aunque somos de diferentes áreas de Berlín, los tres asistimos a las mismas fiestas techno ilegales que se organizaban después de la caída del Muro. A los tres nos encanta el techno de Detroit y el hip-hop desde hace mucho. La clavadez es otra cosa que también compartimos, nos gustan las cosas deep. Ése es el tipo de cosas que nos gustan y que compartimos”. Sin embargo, después del primer álbum,
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las cosas empezaron a tomar su propio rumbo y tras seis meses de gira juntos, llegaron a la conclusión de que éste no era un proyecto sólo para divertirse; más bien, se había convertido en una segunda banda. De esta manera, estos teutones han sabido combinar la carrera de Moderat con sus proyectos musicales previos y hasta con Shitkatapult o Monkeytown, sellos musicales que han fundado cada quien por su parte. NOCTURNOS MUSICALES Quizá una de las virtudes más grandes de Moderat es su capacidad de balancear un contenido abstracto, sesudo y hasta intelectual, con irresistibles arreglos musicales y melodías que hacen todo más digerible. III es una prueba de ello, pues su track inicial, “Eating Hooks”, comienza con una serie de graznidos y bleeps que parecen extraídos del diálogo entre dos criaturas dentro del bar de Jabba the Hutt. Cincuenta segundos después, se convierte en una canción totalmente pop, ultra sensible y pegajosa, que habla del regreso, del compromiso y el tiempo que se toma uno mismo para “curarse a sí mismo”. La “meditación es medicación”, afirman una y otra vez, probablemente refiriéndose al tiempo que se tomaron para hacer otro disco juntos, haciendo a un lado proyectos personales. III es un álbum redondo, conceptual y totalmente nocturno, de esos que se antojan para dar un paseo postmedianoche por el segundo piso del Periférico… Eso, si nos alcanza el crédito en la tarjeta necesaria para usar esa vía VIP. Moderat se ha encargado en su nuevo disco de incorporar sonidos vigentes en la electrónica actual, y aunque nos alarme un poco escuchar sintetizadores chillones muy a la usanza del EDM, éstos se equilibran bastante bien con las percusiones down-tempo propias del dubstep y la bass music. El resultado es una fusión etérea y ligera que no teme usar la clavadez del IDM y los paisajes sonoros del dub y el ambient para combinarla con letras y coros apacibles, ligeros y tenues. Tal como lo hacen en “Finder”, el tercer corte de este disco, en el cual se fusiona una base de pianos a la deep house con un sampleo continuo de coros femeninos exóticos, pseudo orientales, a los cuales ya nos
hemos familiarizado después del trancazo que Major Lazer propinó apenas el año pasado con “Lean On”. Hablando de similitudes y sin la intención de aguarle la fiesta a nadie, cabe mencionar que un honroso intento por mezclar este tipo de géneros ya lo entregó en 2011 Jamie xx, al colaborar con un gigante del soul como Gil Scott-Heron en We’re New Here, un álbum enorme, clavado y liviano a la vez. FUTURO SIN FUTURO Aunque III continúa el afán del disco anterior (II, pues de qué otro modo podría llamarse) por construir sonidos profundos, oscuros y altamente manipulados, podría decirse que éste es un álbum más brilloso y llamativo, ya que se arrima al lustre del pop de manera más evidente. Aunque no por esta shaineadita, su música ha dejado de mostrar esa sensibilidad extrema y oscura –al más puro estilo Thom Yorke– que puede observarse tanto en sus letras, como en sus sonidos. “Reminder”, por ejemplo, irrumpe justo a la mitad del disco con una letra que habla de oraciones dirigidas a un dios cuyo puesto se encuentra vacante, de un lugar en donde “mientras tanto, la lluvia sigue cayendo / como lazos de esperanza por los cuales ascender / la noche se acerca / mientras permanecemos en el fondo del pozo”. No hace falta entonces insistir ya en la oscuridad de las letras contenidas en este álbum, aunque sí habrá que remarcar que canciones como ésta incorporan una base jungle que contribuye en gran medida para lograr estos claroscuros que a unos intrigan y a otros agradan. Justamente, “Reminder” es el sencillo que promociona el disco y ya se puede ver un video de la canción tan oscuro y conceptual como el resto del álbum. En éste, un adolescente esclavizado en la cosecha de cristales de un valle vasto, gris y futurista, se rebela ante centinelas y drones que lo vigilan. La brillante cosecha sirve como ofrenda para una deidad resguardada por guardias y caminos que se derrumban. El objetivo del rebelde es llegar hasta la deidad y hacerse uno con la luz. Después de todo, y tras un camino más rebuscado y espinoso de lo necesario, ¿no es eso lo que todos queremos?
+ Shed The Killer 50Weapons, 2012 Ambientación dubstep al estilo Burial, ideal para grafitear el Metro en plena madrugada. Títulos inexplicables en su tracklist, como “V10MF!”, cobran sentido una vez puestos los audífonos.
Telefon Tel Aviv Immolate Yourself BPitch Control, 2009 Techno-pop rebosante de romanticismo mórbido. Ideal para cortarse las venas con plastilina negra. Tras ser la banda en vivo de Nine Inch Nails, estos gringos acompañarán la gira de Moderat.
Rone Creatures Infiné, 2014 Del techno experimental al ambient melódico, este francés –quien también es cineasta– compone sus discos entre película y película. No por nada este disco se escucha mejor con los ojos cerrados.
Música
the trash can sinatras Crear una buena canción es como un blanco móvil
TXT:: Luis Fernando Alcantar FOT:: Archivo
Son almas viejas con actitud joven, que te hablan desde sus experiencias. Una expresión evidente de ello se encuentra en un verso de la canción “Obscurity Knocks” – sencillo que pertenece a Cake (1990) su disco debut, I Feel Like a Veteran–. Escuchar a esta banda escocesa originaria de Irving, Texas, y formada en 1986, es como ver una fotografía tuya de otro tiempo y dejarte engullir por las emociones de lo familiar. The Trash Can Sinatras remite a esa sensación cuando, a cierta edad, vuelves a esos detalles que te han moldeado y te recuerdan quién eres, además de llevarte a recorrer algunos de los lugares y personas que has conocido en distintos puntos de tu vida. Son puente musical entre la vieja escuela de Glasgow (Orange Juice, Aztec Camera) y representantes más recientes como Belle & Sebastian y Travis. Su música navega entre el rock y el pop independiente, con un entramado elegante de armonías y letras de mucho poder emocional. Esta conversación surge ante la inminente aparición de su sexto LP; Wild Pendulum estará disponible de forma digital a partir del 22 de abril. Lo primero que llama la atención sobre ellos es su nombre, del que Frank DiVanna (el bajista) recuerda la historia que detonó el surgimiento del quinteto que completan. Stephen Douglas (batería y voz), Paul Livingston (guitarra), John Douglas (guitarra rítmica y voz) y Stevie Mulhearn (teclados, desde 1998). “En la época en la que nos conocimos fui parte de un proyecto juvenil, y algunos de nosotros nos reunimos para entretener al resto del grupo lanzando botes de basura y listas de deseos en tubos de plástico, mientras cantaba ‘The Lady Is A Tramp’ (un conocido estándar de jazz, cuya interpretación de Sinatra es de las más reconocidas). Trashcan Sinatras fue el nombre que escogimos para ese acto extraño, y encajó de alguna manera cuando dos o tres de aquel proyecto decidimos formar una banda. Crecimos en ello y parece reflejar nuestro sonido en cierto modo”. ¿Cuándo decidieron formar la banda? Frank DiVanna: Era algo en lo que caímos en nuestra última etapa de adolescentes; en nuestros tempranos veintes. Vivíamos en el mismo pueblo pequeño, uno de esos que tienen un centro antiguo, diminuto, en donde están todos los pubs, con un montón de fincas
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estatales que rodean el lugar. Esto fue alrededor de 1985. Hicimos la banda porque eso es lo que todo el mundo deseaba entonces; tenía muchas ideas y escribía acerca de ello. Cantaba, dibujaba, sentado, fumando y bebiendo alrededor de mesas de pub, argumentando sobre todo y conseguía emocionarme de cualquier cosa. De todos modos, gravitamos unos hacia otros de otras bandas porque nos parecía tener los mismos instintos musicales, y de algún modo nos hemos mantenido juntos. Mientras tengamos algo que se sienta como nuestro, nos ceñiremos a ello. ¿Cómo es su proceso creativo al componer? En estos días, estamos más lejos uno de otro; dos integrantes viven en Estados Unidos y tres en Escocia, y nos envíamos e-mails de ida y vuelta. Tratamos de crear música y letras. A veces, nace una canción, en otras ocasiones una nueva idea para una canción o una vieja idea revivida y pulida. Una vez que tenemos suficientes canciones que nos gustan a todos, nos organizamos para conseguir dinero y encontrar a un productor. El sentimiento de crear una buena melodía es increíblemente satisfactorio, pero constantemente es muy difícil llegar a ese punto. Es como un blanco móvil. ¿Podrían contar a los lectores de Marvin sobre Wild Pendulum, álbum que grabaron en 2015 y sus pormenores? Como el hecho de su financiación con una campaña en Pledgemusic... Pasamos tres años en la escritura antes de la grabación. Ahora, estamos lidiando con la impresión de la funda y portada, planeando la gira, encuentros con la prensa, etcétera. En efecto, así fue financiado.
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El crowdfunding es probablemente la única manera en que podríamos hacer otro álbum y, afortunadamente, aún hay suficiente interés en nosotros para golpear el fondo hasta un punto en el que podemos darnos el lujo de hacer el disco que tenemos en mente. Éste es el tercer álbum que costeamos nosotros, y se siente bien tener el control. Es bueno estar en donde estamos; es como la mitad de un punto entre ser firmado por una editorial de libros y eliminar la vanidad de ser publicado. No estoy seguro en qué dirección viajamos, pienso. Hicimos el disco en Omaha, con el productor Mike Mogis; Nate Walcott (compañero de Mike en Bright Eyes) tocó los teclados e hizo arreglos con cuerdas. Escribimos muchas canciones con Simon Dine de Noonday Underground. El álbum es genial, estamos encantados con él. ¿Qué los inspira a crear? Somos conducidos por el romance y el sueño esperanzador de un día entendernos y al mundo que nos rodea también. La gente a nuestro alrededor y la música que escuchamos nos inspiran. En una fase muy temprana en la escritura de este nuevo álbum, vimos la oportunidad de hacer algo que tiene un sonido temático y eso nos inspiró. ¿Cuál es el balance de su carrera en este momento, después de casi tres décadas? Hemos llegado a un punto en donde cualquier disco que podamos hacer quizá sea el último juntos, y eso probablemente nunca cambie, pero nos parece que todavía próspera y tiene bastante contenido; lo que es algo muy positivo. Aún tenemos la posibilidad de elegir, y eso parece adaptarse a nosotros como personas; vamos a nuestro ritmo natural.
“Somos conducidos por el romance y el sueño esperanzador de un día entendernos y al mundo que nos rodea también”.
+ James Strip-mine Sire, 1988 Una colección de melodías con buenos ganchos de este cuarteto originario de Manchester en pleno desarrollo.
—Frank DiVanna
The Smiths The Smiths Rough Trade, 1984 Una influencia considerable para los Sinatras, sobre todo en su estética y el sonido líquido de Johnny Marr en sus guitarras, acompañados de una puntual sección rítmica.
Aztec Camera Dreamland Sire, 1993 Séptimo disco equilibrado y jovial en las canciones de este conjunto originario de East Kilbride, Escocia.
Música
La valentía de un disco conceptual
TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Brian Stowell
No es un asunto menor al momento de aquilatar a un artista y su obra que broten de inmediato la valentía del autor y un férreo deseo de pelear en contra. Me explico: desafortunadamente, estamos de nuevo en una etapa de consumo y escucha de canciones sueltas, y el concepto e importancia del álbum como tal ha venido a la baja. Son muchos los músicos que han vuelto a centrar su trabajo a partir de canciones unitarias e independientes que en algún momento se habrán de reunir en el formato de LP, pero sin cohesión. Aun así, existen creadores que se plantean la concepción integral de un álbum; pero tampoco es tan frecuente que se retomé aquel planteamiento de lo que se llamó disco conceptual. Y, bueno, sabemos que la historia nos ha dado un puñado de obras notables, que debemos a los Beatles, The Who y Pink Floyd, por señalar a vuelapluma. Forman parte de un pasado que ya se ve muy distante y que incluso otros tantos llegan a considerar demodé. Si echamos un vistazo a la producción del indie y el folk rock de los últimos años, tendríamos que citar a The Decemberists, como otros excéntricos que se esforzaron en armar un álbum conceptual (The Hazards of Love de 2009). Estoy señalando que se trata ya de excepciones, de rara avis, que se dan cada vez con menos frecuencia. Pero lo que inyecta un interés adicional es que aparezca un disco de esta naturaleza procedente del folk, aunque a Ray también le atrae lo que se ha llamado americana o alt country, que tiene un sonido que se alimenta también del rock. A este singer-songwriter le seguimos la pista en Marvin desde tiempo atrás y al momento en que decidimos preparar un recuento que incluyera un músico interesante nacido en cada uno de los estados que conforman la Unión Americana, nos decantamos por él como representante de new hampshire. Es un artesano de la canción que se preocupa por utilizar el lenguaje de la mejor manera posible. Durante su trayectoria, ha puesto especial atención al fondo; llegó la hora de trabajar minuciosamente la forma. Y para dar un gran salto hacia un abismo desconocido por él –musicalmente–, fue que llamó nada menos que a Jim James de My Morning Jacket para que se hiciera cargo de la producción (y que
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también participó en aquel disco de The Decemberists). Así fue como comenzó la historia de Ouroboros, que desde su nombre nos remite a ese animal mítico que muerde o engulle su propia cola. Hay culturas ancestrales en que es un dragón y en otras una serpiente. Pero, a fin de cuentas, esta criatura es el mero pretexto para representar el eterno ciclo de las cosas, ese devenir circular del retorno infalible y también el equilibrio entre fuerzas opuestas y complementarias –como en el ying y el yang–. El Uróboros o Ouroboros es, pues, una representación simbólica de la eternidad y esos capítulos que culminan y vuelven a arrancar –como las estaciones del año y el ciclo agrícola, etcétera– y ahora se convierte en el principio rector del sexto disco de un músico que ahora reside en Ashefield, Massachusetts, y el cual ha entrado en un proceso de dotar de mayor intensidad a su obra, lo que ya se percibía desde Supernova (2014) –su antecesor inmediato y en el que tuvo a Dan Auerbach de The Black Keys en los controles del estudio–. Lo que permanece en Ray Lamontagne es la expresión sincera de un hombre de fe y pensamiento religioso, lo que es evidente desde las primeras declaraciones entorno al surgimiento de este trabajo: “Es un álbum musicalmente diferente a cualquiera que haya grabado anteriormente. No se reveló ante mí en secciones, sesiones o momentos extraídos de mi alborotada vida diaria… El álbum es un mero intento de recrear, de memoria, los pasajes, los colores, las vistas y sonidos que he experimentado. Sólo quiero agradecer a Dios por la intensidad de esas experiencias y por lo fácil que ha sido recordarlas”. Ouroboros puede entenderse como un remontarse a lo ya vivido, por hurgar en el interior y dejar que fluya la memoria. Por ello, aunque aparecen enumeradas ocho piezas, el artista las agrupa por pares o siente que son parte unas de la otras, lo que nos dejaría con cuatro segmentos más grandes. Siguiendo la tradición de este tipo de álbumes, la estructura y el montaje de las partes es lo que va constituyendo una gran pieza completa e interrelacionada. Hoy día, ya no es una recomendación ociosa el insistir en que se escuche de principio a fin y sin pausas. Esta odisea por lo cíclico comienza con “Homecoming”, ya que toda vuelta a casa es también un
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nuevo comienzo –un regresar adonde las historias y las cosas comienzan y recomienzan–. Así arranca una aventura de austera belleza, que no se desborda, que no es barroca, sino que contiene las capas necesarias. Nunca en su carrera ha destacado tanto la guitarra; tan es así, que va conduciendo el viaje. Luego aparece el piano para agregar líneas melódicas y embrujo. Aquí no hay desbocamientos; la energía y la intensidad se van dosificando con cuidado, preservando ese encantador toque de penumbra y misterio. Con la presencia de James, la cercanía con el sonido My Morning Jacket era inevitable, pero también tiende vasos comunicantes con la estética de Damien Jurado, Bonnie Prince Billy y Lambchop, por citar a una terna destacadísima a la hora de retorcer al folk rock y hacerlo más ambicioso y complejo. Tanto “Hey, no Pressure” –el primer sencillo–, como “While it Still Beats” –con sus coros casi angelicales– dan cuenta de las pretensiones de los involucrados: crear una música que pueda paladearse lentamente –como los mejores licores– y a la que se atienda como a las mejores amantes: sin prisa alguna. Ray canta como si su voz fuera la bruma que aparece en los bosques tupidos al amanecer. Los escuchas interesados en el pasado hallarán resonancias tanto de Buffalo Springfield, como de Pink Floyd –a los que no escatima las reverencias–. No diría que sea absolutamente psicodélico, aunque un poquito hay de ello. Lo mismo que ese tributo a la música de largas y profundas raíces norteamericanas. No en vano el equipo (que incluyó a otros integrantes de My Morning Jacket, que tocarán en la gira) se movió hasta Louisville, Kentucky, para grabar en el histórico La La Land Studio en busca de esas atmósferas que convocan al arte más libre. Ouroboros es un proyecto ambicioso; una experiencia disfrutable de parte de un artista que vive sin restricciones. Ama la vida de los pueblos pequeños, se funde con la naturaleza mientras anda de un lado a otro en motocicleta. No le preocupa el negocio como tal y eso lo deja claro en el cierre del disco; en “Wouldn’t it Make a Lovely Photograph” suelta un sincero “never going to hear this song on the radio”. Este tipo tiene agallas y mucho talento; es hora de salir de lo mismo de siempre. Todavía queda música llena de interrogantes y misterio.
“Ray canta como si su voz fuera la bruma que aparece en los bosques tupidos al amanecer”.
+ Bonnie Prince Billy I See a Darkness Palace Records, 1999 Uno de los mejores discos de folk rock lóbrego y tenebrista.
Richmond Fontaine You Can’t Go Back If There’s Nothing To Go Back To Decor Records, 2016 Willy Vlautin es un letrista enorme y sus canciones también hablan de pueblos y la belleza bucólica. Esta delicia está recién editada.
Damien Jurado Visions of Us on the Land Secretly Canadian, 2016 Este geniecillo del folk rock brumoso también aprovecha la imaginería religiosa para nutrir sus enigmáticas canciones.
Música
TXT:: Arturo J. Flores FOT:: Sofía Buitrón
LOS viejos A Benjamin Button le gusta el punk
Como Benjamin Button, Eustaquio y Jacobo también nacieron viejos. Pero con el paso de los años, su sonido se ha refrescado. El lanzamiento de su nuevo disco, Sociedad del miedo, los muestra mucho más enfocados en construir efectivos riffs de guitarra, de parte de Jacobo, y una presencia desbordante en los tambores de Eustaquio. Pruebas criminales de una juventud rabiosa que por diversión se disfraza de senilidad enfadosa. Me parece –y se lo digo cuando hablo con Jacobo (a.k.a. Jordi Alacont)– que el disco me remite a la mejor época de Exodus, Testament y toda la vieja escuela del trash. Quizá este disco esté un poco menos atado al punk de Quebrantahuesos, su primer material, grabado por Miguel Fraino y lanzado en 2012, pero su poder se hace presente desde que presionas el botón de play. “Es consecuencia de la evolución”, me explica Jacobo. “Todo comenzó con una fiesta de Día de Muertos; no estábamos buscando nada que no fuera pasarla chido. Nos estábamos conociendo, checando cómo sonábamos juntos, y por eso el Quebrantahuesos fue un álbum mucho más sencillo. En cambio, ahora sí contamos con la tranquilidad, la comodidad y todos los recursos técnicos que quisimos para hacer Sociedad del miedo”. Hay que escuchar el disco para comprobarlo. A volumen muy alto. Para apreciar con justicia los ritmos frenéticos de Eustaquio (a.k.a. Leo Padua). Si no vieras sus canas, las arrugas de su rostro y su ceño fruncido, dudarías que fuera un hombre de la tercera edad el que castiga esa batería como si quisiera pulverizarla. Lo mismo Jacobo, que es culpable de que uno quiera sacudir la cabeza como si desearas desprenderte de ella. Los primeros segundos de “Pinche Black Bird” o “Amnesia en el estado” sirven para corroborarlo. Este nuevo disco fue grabado y mezclado en los estudios Vesubio 34 nuevamente por Miguel Fraino (además, voz y guitarra de Cardiel), publicado por Intolerancia, y contó con invitados como Mario Juárez, de AXPI, y Normand Luna, de Tormentas. Fue grabado en abril de 2015, aunque su lanzamiento se demoró casi un año debido a la cargada agenda del grupo. Independientemente de su impecable trabajo en estudio, Los Viejos son una banda hecha para el escenario: en el tiempo entre la grabación y el estreno, los músicos dieron infinidad
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de shows, además de girar por países como Colombia y Argentina. NO TEMAS A SATANÁS Algo que ha llamado mucho la atención del lanzamiento fue el video del tema “Amnesia en el estado”, que fue animado por Esteban Azuela con base en ilustraciones de Yurex Omazkin. Fue editado a 60 cuadros por segundo, lo que permite –cuando se ajusta YouTube a este formato– apreciar imágenes que no se pueden ver de otra manera. El resultado es un collage de gifs que maridan perfectamente con la estridencia de Los Viejos y el concepto detrás del disco, que se queja de una sociedad adormilada, ajena a la crítica y que consume contenidos basura sin saciedad. “Los artistas quisieron irse por el lado internetero; usar muchos gifs, que si bien son old school, hoy mismo se han retomado porque estamos inmersos en un mundo que se tiene que digerir rápido; a la gente ya le da hueva ver videos completos y mejor consume gifs”. Sociedad del miedo, en conjunto, rezuma una rabia incontenible. Es un disco mucho más social que lúdico. Jacobo comenta: “Va más por el rollo social, que político. Uno de los temas tiene un insert de Terrence McKenna en el que habla de las sociedades modernas. Existe mucho descontento en el país y en el mundo, está perro lo que está pasando y nosotros creemos que es momento de decir las cosas porque todo mundo lo comenta en sus redes sociales. Hacen
“Lo primero que ocurre cuando naces es que te golpean, que el bebé ya sabe que lo viene es una mierda y se pone a llorar”. —Jacobo
falta bandas como las de antes, que enviaban un mensaje”. Sin que las canciones hablen específicamente de situaciones o personajes de la agenda pública, sí contienen frases increíblemente poderosas como “no tengas miedo al dolor/ miedo a Satanás/ miedo a lo desconocido/ sólo se va tu realidad”, que indirectamente se relacionan con lo que sucede. Lo anterior pertenece a “Por eso cuando naces, lloras”. La canción se refiere a ese momento en que un ser humano viene al mundo, porque lo primero que hace es expulsar una lágrima. “Entiendo que es una cosa de oxigenación”, dice Jacobo. “Pero filosóficamente, puede tener otra lectura, como que lo primero que ocurre cuando naces es que te golpean, que el bebé ya sabe que lo viene es una mierda y se pone a llorar. Por eso, somos una sociedad con mucho miedo”. COMO LOS MUPPETS En poco más de seis años de vida, Los Viejos ya tiene un currículum para presumir. Se han presentado con éxito en festivales como el Vive Latino (en la edición de 2016 vuelven a hacerlo), pero también han compartido créditos con bandas como The Vaccines, Brujería o Green Jelly. El 14 de mayo próximo estarán presentes en el Nixon Vertical Tour, en la Arena Ciudad de México, junto a la leyenda de la patineta Tony Hawk. Bastantes logros para alguien, que como su dossier de prensa dice: “Nos formamos con la idea de ser sólo dos cerdos tocando”. Eso no ha cambiado. “El punk rock siempre moverá a la banda”, dice Jacobo convencido.
Prueba de ello es que de haber sido un grupo nuevo, ahora ha extendido sus tentáculos al grado de influenciar a músicos que van comenzando. De hecho, Jacobo observa que su público se ha ampliado. “Nuestra música la escuchan lo mismo dones de 50 que chavitos de siete, ocho años, que ya se están volando la cabeza con tamborazos y guitarras”. Le pregunto a Jacobo qué está escuchando actualmente. Me responde que se ha clavado con el hip-hop, sobre todo con Schoolboy Q; también le gustó el disco solista de Salvatore Vitale, ex integrante de Hummersqueal, y hasta ha regresado a escuchar a Metallica. De eso se trata Los Viejos, una mezcolanza de la vieja escuela con la actualidad; ese público joven que quizá alguna vez se ponga una máscara y golpee una batería hasta destruirla. “Está bien chingón trascender y no ser un producto de consumo temporal”, subraya Jacobo. —¿Alguna vez han sentido que les falta un bajo? —Nunca, no creo que falte. Jamás pensamos que hubiera uno. Técnicamente se puede resolver porque utilizo un octavador, así que es un bajista invisible. Además, que, a estas alturas, entrara otro Viejo sería raro. Aquí somos Jacobo y Eustaquio. Eso es lo chido. Somos como los viejos de los Muppets. —¿Hace calor debajo de tu máscara? —Un chingo, güey. Es una pesadilla…
+ Death Angel The dream calls for blood Nuclear Blast, 2013 “Dadme un riff de guitarra y moveré al mundo”, parece gritar éste, el más reciente disco de la banda proveniente de San Francisco. La velocidad en su estado más puro.
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Terror cósmico Devorador de sueños Independiente, 2015 Una banda mexicana emparentada con el colectivo Lxs Grises mucho más stoner, que definitivamente te hunde en un mood, como dijera Pink Floyd: confortablemente apendejado.
La Pestilencia Productos desaparecidos EMI, 2005 Punk rock en estado casi puro, proveniente de Bogotá, Colombia. Las letras contienen un dejo de inconformidad social pero tampoco caen en la estridencia gratuita ni mucho menos en el panfleto.
Música
TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Archivo
tweety González Y la música ante el siglo XXI
La próxima edición de la Feria Internacional de la Música Profesional que se llevará a cabo en mayo en Guadalajara, me permitió entrar en contacto con un músico que ha tenido un papel crucial en la historia del rock argentino. No en vano a Tweety se le considera “El cuarto Soda”, pues se encargó de los teclados y las programaciones que utilizaba el grupo de Gustavo Cerati, con quien colaboró también en sus proyectos solistas (comenzaron juntos el Ahí vamos de 2006). Se trata del coproductor de El amor después del amor (1992) de Fito Páez, el álbum de rock más vendido en la historia de Argentina. Con Soda Stereo estuvo presente en Canción animal (1990), Rex Mix (1991), Dynamo (1992), MTV Unplugged (1996), El último concierto (1997) y Me verás volver (2007). Tras formar el grupo Ácida, se ha dedicado a la producción y trabajó con gente como Charly Alberti (ahora en Mole), Emmanuel Horvilleur, Capri, Ximena Sariñana y Richard Coleman, entre muchos otros. Se encargó de la mitad del disco doble Bi (2012) de Kevin Johansen. Apenas el año pasado, la Fundación Konex le otorgó a Fabián González (nacido en Buenos Aires en 1963) un reconocimiento como el Productor Artístico de la Década. Se trata un músico que puede aportar su punto de vista a propósito de la actualidad musical latinoamericana. La revista Marvin está cumpliendo 15 años, un periodo de grandísimos cambios musicales. ¿Será que la tecnología ha marcado y controlado el devenir de la música en este ciclo?
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“El argentino es muy conservador y neofóbico en general, aunque los que son un poco más melómanos apoyan las cosas nuevas, no así los medios masivos que continúan regodeándose con el pasado”. —Tweety González
Tweety González: Muchísimo, para bien y para mal; el lado bueno es el más obvio: poder hacer discos buenos a un costo menor que nunca, conectarse y mostrar tu obra a todo el mundo, etcétera. El lado malo es que se produjo una saturación de contenidos, la cual sigue creciendo. ¿Cómo es que cambió tu ejercicio profesional, como músico y productor, durante estos últimos 15 años? La tecnología digital me ha dado y sigue dando herramientas muy creativas y, por otro lado, Internet cumple una función básica en las constantes ofertas de trabajo que tengo; de hecho, el 80% de los trabajos me son ofrecidos básicamente por Facebook. Como profesional, ¿eres de los que exaltan las características del vinilo por encima del resto de los formatos? No, el vinilo es muy lindo porque la parte grafica se aprecia más, pero no nos olvidemos de dos cosas: el vinilo se gasta y, por otro lado, debes tener una capsula/pua/bandeja muy buena (y más costosa que un reproductor de CDs) para que al menos iguale o supere al CD. Hay toda una moda llena de fetichismos con respecto al vinilo, que no digo que sea mala, pero de que suena mejor, es algo muy discutible. ¿Consideras que en Argentina se ha dado un relevo generacional dentro del rock o ha sido un proceso difícil? El relevo está en la parte artística, pero no lo veo a nivel del público; el argentino es muy conservador y neofóbico en general, aunque los que son un poco más melómanos apoyan las cosas nuevas, no así los medios masivos que continúan regodeándose con el pasado. En estos 15 años que revisamos, ¿crees que algún género ha prevalecido sobre los otros o se ha impuesto una gran diversidad estilística? No, creo que está muy parejo, pero es una opinión muy personal. Tras un estallido muy importante, la música electrónica tuvo que reacomodarse, algunos DJs parecen los grandes rockstars, ¿cómo ves esto desde tu perspectiva? Tengo muchas reservas con el mundo DJ; yo respeto y admiro a los que tocan hip-hop, pero de los demás… a muy pocos.
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¿En Argentina se percibe esa noción que ubica al hip-hop como un espacio del que está surgiendo la vanguardia? No lo veo así. Pienso que Argentina está bastante aislada del resto de Latinoamérica; no se sabe lo que está pasando a nivel escena ni en los países vecinos; sin embargo, el tipo que es muy fan del estilo es el que podría saberlo mejor, es muy de nicho. ¿En qué proyectos te encuentras trabajando actualmente? ¿Tu estudio acapara todo tu tiempo? Estoy terminando el segundo disco de Zero Kill (el grupo de Benito Cerati) que está buenísimo y que es un continuador de la obra de su padre, quien siempre fue el más vanguardista de nuestro país. El estudio ocupa todo mi tiempo (más de dos mil horas al año) y también mi sello Twitin Records. ¿Te han llamado para participar en proyectos que tengan que ver con Soda Stereo y Cerati? ¿Te atraen o guardarás distancia? De hecho, produje dos eventos. Uno para la televisión pública, con artistas y bandas contemporáneas con Gustavo y otras propuestas nuevas. Y también el año pasado produje un show con una orquesta al estilo de 11 Episodios Sinfónicos con cantantes invitados muy variados y de gran nivel; fue en el CCK en la Sala La Ballena, que tiene un diseño y acústica únicos. Ahora creo que por un tiempo no me “prenderé” con ninguno más; emocionalmente es muy desgastante.
+ Kevin Johansen Bi Una de las joyas que Argentina nos ha entregado en los últimos años; Tweety se encargó de uno de los dos discos que lo conforman.
¿Qué artistas internacionales llaman tu atención por su propuesta y visión de futuro? St. Vincent y FKA twigs. ¿Tu obra se está empapando también de otras disciplinas artísticas? Me gusta muchísimo lo visual, el cine, videos, instalaciones; de hecho, me encantaría tomarme un año sabático para estudiar cine o algo cercano a él.
Richard Coleman Siberia Country Club El guitarrista que formó Fricción se dejó producir por El cuarto Soda. Música con un halo oscuro y misterioso.
Música Desde aquel 4 de junio de 1970, hasta nueve años después en su natal Oxfordshire, todo fue bastante tranquilos. Una infancia feliz en un pueblo rural donde lo único que tenía que preocuparle a Richard Michael Hawtin era conseguir aquellos Banbury Cakes que tanto le gustaban. La mudanza hacia tierras canadienses debido al trabajo que aceptó su padre en General Motors sería el punto de inflexión en su vida. Nunca imaginó que el hecho de que Detroit –la llamada cuna del techno– estuviera del otro lado del río de donde se encontraba su nuevo hogar, cambiaría completamente el rumbo de sus pasos. Comenzó a llenar sus oídos con la colección de discos que tenía su progenitor. Los sonidos de Kraftwerk, Pink Floyd, Tangerine Dream y Brian Eno iban moldeando sus gustos y estructuras musicales durante su estancia en el bachillerato. Skinny Puppy y New Order lo incitaron a adquirir las primeras tornamesas para experimentar con todas las técnicas posibles al empatar vinilos. A los 17, decidió que era momento de hacerla de DJ residente en el Shelter de Detroit, mostrar lo que era capaz de hacer con su mezcla de house y techno influenciada por May, Alton Miller y Kevin Saunderson. En este punto de la historia es donde comienzan a aparecer diferentes patrones mentales al percibir los ambientes en los cuales se desenvolvía. Los altos niveles de sonido, los beats acelerados y repetitivos, las constantes desveladas y conocer al ítalo-canadiense John Acquaviva fueron los factores que terminaron por fragmentar su mente y gestar sus variadas personalidades. PLUS8 Y EL ORIGEN DE F.U.S.E. En el año de 1990, el techno se tocaba a una gran velocidad; había que darle hasta el tope con el +8% de pitch. Hawtin y Acquaviva decidieron que es tiempo de darle el levantón a la escena y fundaron en Windsor, Ontario, una de las disqueras de música electrónica más influyentes de todos los tiempos: Plus8. El chip cambió por primera vez en su cabeza para fusionarse con John bajo los alias de Cybersonik y States of Mind. Reclutaron también al estadounidense Kenny Larkin para ampliar la gama sonora. Oficialmente, la locura se desataba con un tempo acelerado y hardcore. Fue el instante en que se acercó tanto a su interior, que logró identificar en el underground de sus futuristas experimentos subsónicos a F.U.S.E. con el apoyo total de su hermano menor Matthew. Esta primera disociación se caracterizaba por su gusto por la pista de baile y su
inteligente manera de interpretarla. Muchos a su alrededor dicen que fue el responsable del surgimiento del IDM como género. Lo que sí es seguro es que oficialmente se trató del primer episodio en la división de sus identidades. Esto y el crecimiento inminente del sello discográfico hicieron que dejara la Universidad de Windsor para dedicarse enteramente a alimentar y explotar su lado musical. Tuvo apariciones esporádicas hasta 2001 para después desaparecer 14 largos años. ALTER-EGO: PLASTIKMAN Su personalidad más acida y futurista emergió en 1993, convirtiéndose en una de las más dominantes. Las producciones Sheet One (1993) y Musik (1994) que salieron a la par en NovaMute, una subsidiaria de la disquera londinense Mute, se han mantenido vigentes hasta nuestros días gracias a las múltiples exploraciones de sonido generadas por un sintetizador Roland TB-303. La escena en Detroit y Windsor fue tomada por las fiestas de Plus8 que se hacían en grandes fábricas abandonadas, las cuales eran intervenidas en los muros y dimensiones de espacio. Fueron dos años ininterrumpidos de explosión techno y reinvención de los actos en vivo. Sin embargo, unos problemas con su visa le impidieron seguir tocando en tierras americanas, lo consideraron un ilegal y lo retornaron a Canadá. Lo único que logró este incidente fue que apareciera Concept 1 (1996), un personaje que trabajaba metódicamente cada mes a lo largo de todo un año y bajo estrictos códigos abstractos que solamente eran descifrables para él. Pero el hombre de plástico seguía dominando y expulsó Consumed (NovaMute, 1998), un disco lleno de exploraciones sonoras espaciales, efectos ambient y esporádicas líneas de bajo. La crítica lo aclamó y ayudó a que esta personalidad alterna se fijara de modo permanente. M_NUS Y EL SURGIMIENTO DEL MINIMAL TECHNO Desde Concept 1, ya había dado señales junto con Robert Hood de haber moldeado el techno de una manera más fina. Al reunir a un grupo de productores electrónicos, que incluía al nacido en Detroit Theorem, se enfocan en explorar ese nuevo sonido creando la fructífera disquera M_nus. Dejando un poco de lado sus trastornos de personalidad, Hawtin logra darle un giro a la forma en que se utiliza la tecnología a favor de la música electrónica con una compilación llamada Decks, EFX & 909 (M_nus, 1999), donde el procesamiento de efectos, una máquina de ritmos TR-909 y la perfecta selección
de tracks convierten a este mix en un parteaguas de la improvisación dentro de los discos mezclados. Dentro de esta etapa surgen algunos personajes intermitentes como Robotman y From Within; así como se da la reaparición de Plastikman después de cinco años guardado con Closer (M_nus, 2003), donde por primera vez la voz de Hawtin aparece repetidamente. El sello se expande rápidamente en América y Europa con la certeza de siempre: para lograr maximizar se tiene que minimizar. ENTER. MÚSICA, SAKE Y TECNOLOGÍA Podría decirse que ENTER. fue el medio por el cual Richie logró reconciliar a sus múltiples personalidades como en una especie de intervención. Lo realizó en la extravagante Ibiza durante el verano de 2012. En cuestiones musicales, seleccionó a los mejores de M-nus, a sus apegados colaboradores y amigos cercanos para desplegar un performance integral. La tecnología aportaba las conexiones y visuales para llegar a cada uno de los sentidos humanos. Y el Sake lo utilizaba para que los espectadores comprendieran su pasión por la cultura japonesa. Parecía que todo había conseguido fusionarse en una sola identidad polifacética, pero un año más tarde, en el museo neoyorquino de la Fundación Guggenheim presentó nuevos sonidos, los cuales grabó en vivo y mostró físicamente en su producción EX (Mute, 2014) para volver a encumbrar a Plastikman. TID: DE SU MENTE A LA NUESTRA Durante casi dos años se mantuvo en silencio, introspectivo. Digiriendo cada una de sus personalidades. Se acercaba el aniversario 25 de Plus8 y no había señales de él por ningún lado. Hasta que el 11 de diciembre de 2015 apareció una extraña imagen en su página oficial acompañada de un texto que anunciaba su regreso. Allí estaban casi todos. Childsplay, Robotman, F.U.S.E., Plastikman, Circuit Breaker, 80xx y R.H.X. Había logrado reconciliarse con todos y manejarlos a su antojo en un homenaje a la disquera que lo es todo para él. Un semillero de grandes productores y músicos, y que ha sido una de las más influyentes dentro de la escena electrónica. Así que mi diagnóstico final es que Richie Michael Hawtin sí padece de Trastorno de Personalidad Múltiple y es sumamente peligroso para las esferas musicales donde se desenvuelve. Puede escuchar su impecable trabajo, pero definitivamente no habrá vuelta atrás en las estructuras de su mente.
“Richie Hawtin es sumamente peligroso para las esferas musicales donde se desenvuelve. Puede escuchar su impecable trabajo, pero definitivamente no habrá vuelta atrás en las estructuras de su mente”.
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+ Kraftwerk Autobahn Kling Klang, 1974 Este álbum conceptual de los abuelos de la electrónica combinaba perfectamente los sintetizadores con instrumentos orgánicos. El primer contacto de Richie con la electrónica.
Diagnóstico: trastorno de personalidad múltiple
Jeff Mills Waveform Transmission Volume 3 Tresor, 1994 Hawtin era asiduo escucha de su programa de radio The Electrifying Mojo para después convertirse en su asistente personal. El techno inconfundible proveniente de Detroit.
TXT:: Jaime Acosta FOT:: Archivo Richie Hawtin DE9Transitions NovaMute, 2005 28 tracks compuestos por capas perfectamente estructuradas, fragmentos de sonido bien estudiados y tecnología como nunca antes se había explorado. El nacimiento del minimal techno.
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FESTIVAL NRMAL 2016 A lo largo del tiempo, la constante búsqueda de nuevos proyectos en el área musical se ha ido ampliando gracias a que muchas bandas o colectivos buscan un alcance mayor a lo que pueden encontrar en las redes sociales o en plataformas de entretenimiento FOT:: Orquídea Vázquez TXT:: Daniel Arcia
ES POR ESO que el pasado 12 y 13 de marzo se celebró una edición más del Festival Nrmal en la Ciudad de México, en la que talentos mexicanos e internacionales mostraron sus propuestas musicales para todo el público que abrió su mente en las inmediaciones del Deportivo Lomas Altas. Como cada año el festival dejó grandes momentos musicales que se quedarán plasmados en la historia; uno de ellos fue la extraordinaria presentación de Deerhunter, en donde la extravagancia de Bradford Cox y los electrizantes riffs de Lockett Pundt fueron los ejes que siguieron los asistentes hacia el camino de la neosicodelia y el kraut-pop. A Place to Bury Strangers hizo lo suyo en el escenario azul con un cúmulo abrumador de distorsiones y luces parpadeantes, mientras que unos Battles mostraban que nada tiene de malo el ser una abstracción sonora para atraer a miles de escuchas. Uno de los grandes momentos fue la presentación de Slowdive, quienes, ya con un público más contemporáneo, interpretaron grandes piezas musicales que para muchos fue un poco difícil de digerir, debido al shoegaze sofisticado que la banda brinda en cada una de sus canciones. A pesar de lo arriesgado que pueda parecer,
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este un evento que tiene sonidos para cualquier tipo de público. Entre los mayores descubrimientos estuvo Coiffeur, a quien le bastó presentarse únicamente con su baterista para poner a mover a cada uno de los músculos de los espectadores que se encontraban en la carpa de electrónica. La generación de millennials que se dejaron guiar por su instinto de experimentación también fueron premiados con grandes presentaciones como la de Empress Of, quien desde 2011 reflejó un sonido que en un futuro podría ser cosa interesante y novedosa dentro del mercado. Dentro del festival se apreciaron buenos detalles por parte de los organizadores: esta vez decidieron abrir un poco más el área donde podías ir a tomar un trago o tal vez sólo sentarte en el pasto y contemplar el show en los escenarios principales, la emocionante dinámica para poder saltar al vacío y también el área de juegos, que sin duda más de uno se entretuvo ahí por un corto tiempo. En su edición 2016, Festival Nrmal nuevamente reta a los mexicanos a descubrir otras posibilidades creativas, de la mano de nombres que en ningún otro contexto sería posible presenciar. Detractores sobrarán; sin embargo, la influencia de Festival Nrmal en México ya es inmortal.
En portada
Dos aĂąos de laboratorio para volver al ritual electrĂłnico TXT:: Uili Damage FOT:: Mark Powell
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En portada Es muy arriesgado echar mano del humor al momento de crear arte y más de elementos cotidianos pertenecientes a nuestra cultura que, al desplazarlos de contexto, se vuelven graciosos o kitsch –a veces hasta en su contexto–. El humor y el kitsch han sido elementos preponderantes en el universo del trío electrónico mexicano TITAN, y en cada ocasión han formulado una poción explosiva y rotunda con honda ironía, la cual lo han mantenido con más discreción en el arenero del arte que en los pasillos del pop mexicano. La visión y unión del trío es mucho más audaz que cualquier primera conclusión que pueda sacarse de su trayectoria, al grado que han mantenido el proyecto sano aun cuando llevan años haciéndonos esperar por una nueva producción. Al paso de su trayectoria, TITAN (así, en mayúsculas y sin acento) se ha conformado como eje e influencia principal de los actos del sello y colectivo Nuevos Ricos, de Julián Lede, Carlos A. Morales y André Pahl; sin embargo, los titanes Julián, Emilio Acevedo y Jay de la Cueva brillan y brillan insistentemente a través de sus proyectos personales (Silverio, Sonido Lasser Drakkar y Moderatto, por mencionar sólo algunos), permitiendo que este grupo se convierta en una entidad mucho más grande que sus planes artísticos, misma que desafía tiempo, espacio y normas discográficas. Emilio y Julián, ex integrantes de Melamina Ponderosa, crearon TITAN a mediados de los años 90. Al comienzo les acompañaba Andrés Sánchez en el bajo, con quien grabaron el álbum Terrodisco para el sello Culebra (1995). Andrés salió de la banda y entró Jay para quedarse y trabajar en su segundo disco, Elevator (EMI, 1999). Siguió el álbum Titán en 2005 con Nuevos Ricos y tras éste, una serie de presentaciones fuera y dentro de México, que culminaron en 2007 con un concierto del sello en donde participaron todos los artistas de su catálogo. Nueve años después, empezaron a reunirse para componer y entrar al estudio y, ahora, 11 años más tarde, se preparan para lanzar la grabación resultante de estos dos años de laboratorio, producto que veremos publicado por el sello Épico. Jay de la Cueva nos cuenta algo
nos pusimos a decidir qué era lo que queríamos hacer musicalmente. Yo tenía mucho interés de que trabajáramos con un productor, y por allí de la tercera visita, por “azares del destino”, pudimos platicar con Nick Launay –ha producido a Arcade Fire, los Yeah Yeah Yeahs, todo lo de Nick Cave y a INXS–. Es un gran productor e ingeniero de sonido que nos alcanzó a la mitad del proceso, pero justo cuando ya necesitábamos oídos frescos y una opinión distinta. Es difícil invitar a alguien a sumarse cuando ya llevábamos tiempo trabajando; especialmente a esto. La primera vez que lo propuse, Julián y Emilio me decían: “Pero ¿cómo? Tú eres productor, él es productor, yo soy productor”, y yo les decía: “Pues por eso”. Apoyado por nuestro manager, quedamos en traerlo “a ver qué pasa”. Y que Nick se incorporara fue un gran acierto. Aun cuando no inventamos el hilo negro, el resultado es algo único y estamos muy contentos con lo que logramos.
de lo que viene: Lo nuevo de TITAN está tardando en salir como el Chinese Democracy de Guns N’ Roses, ¿no? Jay de la Cueva: (Risas) Se ha vuelto “el disco misterioso” que nadie conoce, pero yo ya le estoy enseñando cosas a los cuates. Llevamos dos años entrando y saliendo del estudio... Eso es un lujo, al estilo Pink Floyd... Sí, está increíble, sobre todo porque cuando nos juntamos para esto, decidimos que tenía que gustarnos de principio a fin o si no, no lo íbamos a sacar. El manager y el inversionista estaban muy asustados de oír nuestras pláticas, pero estuvo muy bueno hacer un disco independiente, sin presión de entregas, muy cómodamente; siempre habíamos trabajado en nuestros estudios y para este estuvimos yendo a Tornillo, Texas, al estudio Sonic Ranch. Yo había estado produciendo allí varias grabaciones y les propuse a Julián y Emilio meternos para hacer esto. Lo hicimos en cinco etapas; fuimos cinco veces por periodos de dos semanas, más o menos. Dejábamos espacios de descanso, de repasar lo que habíamos hecho, salíamos de gira con nuestros proyectos y regresábamos dos semanas al estudio. Cuando juntamos tres canciones,
¿Tuvieron a mano los discos anteriores, en el sentido de querer repetir cosas que ya habían hecho o decididos a no repetir nada de allí? Claro, y fue en el sentido de tratar de quitarnos la necedad. TITAN nunca se fue oficialmente y nunca jugamos o lucramos con la “mercadotecnia” de desintegrarnos y volver a juntarnos. Pudimos dejar que las cosas se acomodaran de manera natural. Lo bueno de tener otros proyectos es que allí puedes sacar ideas distintas a lo que haces en un grupo que ya se trata de una cosa y regresar a este grupo para trabajar de modo más claro disfrutándolo más. Esos proyectos demandan cierta atención creativa; en ese sentido, ¿cómo vives TITAN? Cuando ya te conoces mucho con alguien y te encuentras después de tiempo, aparecen las cosas que identificas como “lo que nos junta”. Tenemos mucha historia unidos, y mucho se olvida con el paso del tiempo y por estar haciendo otras cosas. Claro que es volver a los recuerdos, pero equipado con lo que has vivido para disfrutarlo más y sabiendo que la música es la prioridad. Funcionamos muy bien haciendo música y lo demás ya está resuelto; el irnos a un estudio fuera
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“TITAN nunca se fue oficialmente y nunca jugamos o lucramos con la “mercadotecnia” de desintegrarnos y volver a juntarnos. Pudimos dejar que las cosas se acomodaran de manera natural”. —Jay de la Cueva
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de los nuestros –en los que nos vemos un ratito y ya– nos enfocó mucho y nos permitió tener una convivencia otra vez; sentarse en la mesa a comer con todos los que están trabajando contigo es bien importante. El nivel de concentración es mucho mayor porque no tienes distracciones que van desde el teléfono, hasta estar planeando cosas de promoción... Esos días fueron realmente productivos y retomé una convivencia con dos tipos con los que toco desde hace 20 años (y que ellos tienen como 24 tocando juntos). El disco anterior es un cañonazo de beats malvadillo, mal portado... ¿Qué es el nuevo disco de TITAN? Me cuesta trabajo definirlo, dejé una gran parte de mí; por primera vez, tenemos más canciones que tracks. En otro momento componíamos partiendo de estar palomeando y de ahí se vestían las partes con sampleos, y nos gustaba hacer temas sin pies ni cabeza, muy libres. Ahora tenemos canciones más redondas, aunque en un buen sentido: antes era como subirte a un auto veloz, pero con cinturón de seguridad; hoy es mucho más padre ir sin cinturón. Está hecho como nos dio la gana, y disfruto más jugar con otras estructuras que no usábamos... Antes podías poner cualquier canción y oírla repitiéndose una semana sin problema... Tal cual. Es un reflejo de lo que ha pasado en nuestras vidas y el recopilatorio de las ideas que hemos acumulado todo este tiempo para ponerlas en TITAN; el disco es muy viajado, sin ser pesado –aunque no es un disco digerible a la primera–. Éste también es un disco malvadillo en ese sentido. El teaser que sacaron de ustedes es una especie de ceremonia, rito… ¿Refleja lo que vamos a oír en el álbum? Yo creo que sí y sin querer. Cuando hicimos el teaser no lo planeamos para explicar el disco, pero creo que sí lo define, porque lo que ves es una clase de iniciación, con misterio, a la vez con humor y a la vez con seriedad... Algo está sucediendo... Ya quiero que toda la gente lo
escuche y saber qué les parece. Me cuesta trabajo ponerlo en palabras porque cualquier descripción puede sonar de flojera, arrogante o pretenciosa, y la verdad es que nos tiene muy contentos. Estamos terminando de mezclarlo, y ponernos de acuerdo para que nos guste a los tres es difícil, pero nos tiene muy contentos. El “yo” que soy en TITAN me gusta mucho. En cambio el que soy en otras bandas a veces me caía gordo. Me encanta tocar de todo, aunque lo que estamos haciendo aquí me fascina. Creativamente, ¿hay algo que tuviste presente en la parte que aportaste al disco? Concretamente, influencias… Escuchamos demasiada música, pero ahora como que se asomó más Brian Ferry y Kraftwerk, que tampoco aparecen de manera muy obvia. Cosas que nos enseñaba Nick en YouTube que son más populares para él en Inglaterra que para nosotros, no son familiares o las tenemos en otro contexto. En el estudio siempre están las cartas de “Las estrategias oblicuas” de Brian Eno. A veces, las usábamos para ver qué hacer con alguna rola (y la carta nos respondía: “Váyanse a comer”). A mí me gustó ver a Julián y Emilio muy enfocados en la música y los tres nos comprometimos mucho con este disco... Yo le he estado dando muchas vueltas a la parte de crecer y siempre hay muchas distracciones en la música; luego los músicos hacemos cosas que no tienen que ver con la música. Hay unos que están más preocupados por ver qué van a postear que en hacer una canción. Preparamos un laboratorio en donde teníamos todos los instrumentos, y nos metíamos muchas horas a tocar y tocar. De repente, cansa mucho y yo me salía a la calle o me salía del
espacio donde estábamos tocando y me metía a la cabina a grabarlos. Después de un rato, ya salían y yo les enseñaba cosas que me habían gustado y les decía: “Miren, a partir de esto, vamos a desarrollar algo”. Luego se veían en México y me sugerían: “A ver cómo oyes esto”. Así fuimos armando las cosas. Un rompecabezas. Y solito empiezan a embonar las piezas. Se acomodan. Como el teaser. O el arte del disco que estamos empezando a ver y todo va construyendo una sola cosa. ¿Cuántas canciones tendrá el disco? ¿Cuándo estará en la calle? Yo creo que estará listo en septiembre/octubre; el primer sencillo en abril... No doy un número definitivo ni oficial, pero parece que tendrá unas 14 rolas. ¿Cómo se llama el primer sencillo? “Dama Fina”. ¿Ya tiene título el álbum? Aún es secreto. ¿Van a estrenar algo en Festival Ceremonia? Vamos a tocar muchas del nuevo disco. Estamos muy emocionados con esto porque hicimos un álbum que no tiene límites y que ni pensamos cómo íbamos a tocar en vivo. Ahorita nos estamos enfrentando con esa parte y ya queremos tocar todo. Deseamos hacerlo nosotros tres solos como cuando empezamos, aunque siempre está la opción de volver a invitar músicos o alguna sorpresa. Incluso queríamos que saliera el disco y que solito agarrara carrera, y ya después pensar en tocarlo, pero salió esto y le entramos.
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La sexualidad es un arma caliente (y no sólo el amor) TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Cortesía de arts & crafts mexico
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Savages busca el alto contraste. Adore Life pretende encauzar la energĂa negativa y reconvertirla. Ya con la distancia temporal suficiente podemos aceptar que se trata del disco de amor en la historia del grupo.
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Este texto debería estar lleno de guitarrazos estridentes y riffs pesados; estas inglesas son hijas del estruendo y la oscuridad… No sólo por vestir de negro, sino por sus personalidades y actitudes. Ellas son hurañas, fieras, notablemente hoscas. Pero cada vez que tocan, provocan una tormenta eléctrica que todo lo cubre y lo llena de una energía desbordada de oscuro talante. No es fácil que su universo se contenga; lo que tratan de ahorrarse con declaraciones, lo desparraman en sus temas y en presentaciones atronadoras. Propuestas como éstas vienen bien en un momento en que las formas puras y confesionales en el rock parecen devaluadas. Savages se decanta por un compromiso vital y profesional –lo que no es poca cosa–. Poca gente se atreve a soltar tantas confesiones y quedar en una posición vulnerable ante la gente. Aparecieron apenas en 2013 y Silence Yourself (Matador) corrió como reguero de pólvora entre los amantes del rock áspero y sofocante. Más que un asunto de ventas millonarias, fue la crítica especializada quien quedó fascinada. ¿Había manera de no hacer caso a las enfáticas recomendaciones de la inmensa PJ Harvey y de Geoff Barrow, miembro de esa máquina demencial llamada Portishead? Jehnny Beth (voz), Gemma
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Thompson (guitarra), Ayse Hassan (bajo) y Fay Milton (batería) casi siempre visten de riguroso negro (con un minúsculo toque blanco) y parecen fastidiadas de tener que hablar y explicarse, pero su música es una cosa muy seria y llena de aristas que la cargan de significados y aspectos discursivos. Adore life (Matador) es un segundo disco que alimenta múltiples alegatos y disertaciones. ¿Acaso debería haber comenzado con el Marqués de Sade? ¿Es sencillo evadir una cita de Ferdinand Celine? ¿En qué momento suelto las bombas ideológicas de Camille Paglia, crítica avezada del feminismo? ¿Todo este texto debería estar salpicado de aspectos sexuales? ¿Savages haría felices a Freud y Lacan? Adore Life es una caja de Pandora, cuyas canciones liberan los demonios. Pero en medio de toda una maraña llena de espinas de riffs metálicos aparece la generosidad de la poesía a iluminar ese negro subido. Pretendía arrancar evocando a La venus de las pieles, escrita por Leopold von Sacher-Masoch o, bien, retomando ese atrayente ensayo que es Vamps & Tramps, de la Paglia, pero resulta que parte de las letras están inspiradas en los poemas de Minnie Bruce Pratt (Alabama, 1946); principalmente del libro Called Crime Against Nature, en el que una mujer decide separarse de su marido y tomar distancia de sus hijos para volcarse sobre el amor lésbico. La poeta les contagia de su valentía. Como muestra, ahí están unos fragmentos de From The Sound of One Fork: “My mother loves women. During that time my mother was seeing women every day at work in her office. She knit them intricate afghans and told me proudly Anne Fenton could not go to sleep without hers. My mother loves women but she’s afraid to ask me about my life. She thinks that I might love women too”.
La obra de la poeta estadounidense se ha vuelto un clásico inmediato de la literatura gay y en 1991 recibió distintos premios y menciones. En su poesía hay un ser humano que se asume como lesbiana, poeta y madre (tuvo que luchar legalmente por la custodia de sus hijos). Lo que aflora es desesperación, dudas, conflictos, rabia, identidad sexual, pero, al final de todo, esperanza y triunfo personal. Exactamente lo mismo que encontramos en las diez canciones que conforman Adore Life. En 2014, Jehnny le platicaba al periodista español David Saavedra: “La cultura pop no ha entrado con mucha profundidad en ello, aunque no creo que hablar de sexo deba considerarse algo subversivo… Hay que ir más allá de eso. Lo trato como un tema importante, como puede ser la muerte, el amor, la vida. La sexualidad puede enseñarte cosas tan valiosas como los libros”. Y eso que faltaban dos años para que llegara el siguiente disco; sus preocupaciones ya estaban bien claras. Pero luego llegó un segundo álbum que provocó muchísima expectación. Las chicas estallaron molestas cuando las preguntas más recurrentes durante la etapa de promoción se concentraban en las comparaciones con Joy Division y Siouxie and the Banshees. Gemma ha repetido que cree que no tienen nada que ver con los elegidos por la prensa y Fay le contó al periodista Miguel Hernández: “Hace no mucho, alguien le puso nuestra música a Peter Hook y le preguntó si le recordábamos a Joy Division, y él dijo que no veía el parecido”. Como anticipo a la llegada del disco completo, presentaron el video de “The Answer”, que se filmó en Lisboa en la Sala Lux con la participación del público local. Equipo y gente se concentraron durante 10 horas registrando un furioso directo lleno de headbanging para que se plasmara la actitud del grupo y la relación tan directa con sus seguidores. Ese tema fue el pretexto para que Savages emitiera un comunicado que hace las veces de un auténtico manifiesto y en el que buscan explicar con toda claridad sus intenciones: “Es sobre el cambio y el poder de cambiar. Es sobre la metamorfosis y la evolución. Es sobre aferrarte a tus convicciones y fortalecerlas. Es sobre el ahora, no el mañana. Es sobre reconocer tu potencial. Es sobre la autoduda y la inacción. Es sobre ti. Es sobre mí. Es sobre tú y yo y los demás. Es sobre las decisiones que tomamos. Es sobre encontrar la poesía y evitar el cliché. Es sobre ser la solución, no el problema. Es sobre mostrar la debilidad para ser fuerte. Es sobre
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escarbar en tu suciedad para buscar diamantes. Es sobre reivindicar tu derecho a pensar cosas inaceptables. Es sobre el aburrimiento y las cosas que hacemos para mandarlo al diablo. Es sobre estar sola de un modo que puedas estar con otra gente. Es sobre conocer lo que significa ser humano y lo que podría significar un día… Es sobre abrirse y nunca jamás morir. Pero por encima de todo, es sobre el amor, cualquier tipo de amor. El amor es la respuesta”. Respeto a Savages por ser unas mujeres llenas de ideas para compartir; entiendo perfectamente por qué establecen tanta complicidad con otras chicas, pero también me atrae lo bien que planean sus movimientos. De hecho, foguearon Adore Life durante nueve conciertos consecutivos realizados en Nueva York (que existe como documento audiovisual). Partieron de probar la reacción de la gente a las versiones en directo, antes de que cambiaran en el estudio y obtuvieran su forma definitiva. La premisa era reforzar la idea de proximidad y cercanía con las personas. Luego volvieron a Londres –su lugar de residencia– para completar el proceso con su productor de cabecera Johnny Hostile. Sienten que son parte de la ciudad, aun cuando está sufriendo el cierre de salas de concierto, bares y estudios. Ellas apuestan a que el poder de la gente logre que nuevos lugares emerjan y puedan presentarse. Estar sobre un escenario es lo que da sentido a la banda y lo que más les llena. De hecho, lo consideran un lugar sagrado. Los discos son el pretexto para no parar de tocar en directo. Insisten en que les encanta mostrarse tal cual son y ser totalmente confesionales. El paso del tiempo es lo que ha permitido confirmar sus aseveraciones. Distancia total con Ian Curtis y un apasionamiento por diferentes formas del heavy metal –pasado y presente–. Jehnny ha citado su gusto por Motörhead y juntas aprecian el metalcore de Converge. Aceptar abiertamente sus influencias es motivo de otra polémica, que se zanja cuando se menciona a Suicide, dado que incluso lanzaron como un sencillo entre discos “Fuckers”, que tenía como lado B “Dream Baby Dream”, original del grupo de Alan Vega y Martin Rev.
Savages busca el alto contraste; la contrastante polaridad. Adore Life pretende encauzar la energía negativa y reconvertirla. Ya con la distancia temporal suficiente podemos aceptar que se trata del disco de amor en la historia del grupo, aun cuando las canciones se han hecho más complejas, todavía más oscuras y afiladas. Saavedra dio con una breve, pero afortunada descripción de lo que hacen: “punk de autoayuda”. Pero aquí no cabe la conmiseración ni la ñoñez; se centran en lo peleón y combativo. Tomemos a “I Need Something New” para evidenciarlo. Savages planta batalla a los prejuicios y el conservadurismo; no sólo en el campo artístico, sino también en su vida diaria. Jehnny Beth contó: “Crecí con un aspecto andrógino. Me gusta que sólo somos completos cuando compartimos por igual la feminidad y la masculinidad en nuestras personalidades. A los ocho años me di cuenta de que me atraían las mujeres y los hombres por igual, y nada ha cambiado desde entonces”. Por su parte, Gemma completó: “Cuando intentas vivir tu vida a tu manera y no del modo en el que la sociedad te impone, llegas a tener una especie de sentimiento de culpa y esa culpa es un motivo muy poderoso y oscuro. Intentar entender esa sensación y superar nuestros miedos ha podido causar esa tensión que hay en la música. La música puede ayudar a retar esa opresión”. Silence Yourself se mira a la distancia como una larga serie de preguntas de todo tipo; Adore Life contiene las respuestas ante esas anteriores interrogantes. Estas jóvenes mujeres se decantaron por lanzar un manifiesto a esta altura de sus vidas. Increpan a que la gente salga de su zona de confort; ya lo dicen en “Evil” con ironía: “Mantente católic@, mantente pragmátic@, no intentes cambiar lo que tus padres hicieron, cree todas las mentiras”. Pero si se han empeñado en descalificar a las influencias señaladas por la prensa, ya sobre el tour internacional han soltado su verdadera admiración. Han escogido nada menos que a Swans, el grupo de Michael Gira, como el tótem al que adorar: “Su música es lo que quedaría al volver a lo esencial. La forma más pura de la música. Si
retornas al pasado, a lo que se supone que es la música o lo que se supone que la música debería hacerte sentir, eso es lo que serían Swans y eso es lo que ellos significan para mí”, apunta Jehnny. Ese hombre de recia personalidad las invitó a tocar con Bo Ningen y terminaron por sacar el EP conjunto Words To The Blind (2014). Esa línea de colaboraciones se prolongó con la versión de “Boy/Girl”, original de Sort Sol y Lydia Lunch, que Jehnny editó junto a Julian Casablancas. Pero el capítulo de las influencias –tema de este número marvinesco– se cierra señalando a Scott Walker. Comparten con el veterano estadounidense ese lado rocoso y abrupto. Y la idea del ruido como forma de arte. Savages se aferra a una base rítmica demoledora y dejan que las guitarras vomiten riffs, acoples y distorsiones. Su segundo disco nos lega 39 minutos de un post-punk desfasado de la herencia del pasado y lleno de ambigüedad sexual y rabia; repleto de la angustia del presente y la construcción de la identidad. Ellas se llenan la cabeza de ideas irreverentes y poesía. Minnie Bruce Pratt escribe en “Shame”, un poema de From Walking Back up Depot Street: “How I wanted her slant humid body, that first woman, silent reach. How I began with her furtive mouth, her silences, her hand fucking me back of the van, beach sand grit scritch at my jeans, low tide”. Así la historia de la humanidad; el deseo termina por abarcarlo todo. Incluso al rock más rabioso.
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Breve autohistoria de la cándida Mosca por su director desalmado TXT:: Hugo García Michel
Más de veinte años hace ya que surgió La Mosca en la Pared. Veintidós para ser exactos, aunque su vida editorial fue de catorce; casi tres lustros de historia que nos remontan a mediados de los años noventa y específicamente a un año crucial, 1994, cuando en México gobernaba un poderoso partido político y el presidencialismo era santo y seña de todo lo que pasaba y no pasaba en nuestro país. Año del Tratado de Libre Comercio y del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Año de asesinatos políticos y de elecciones presidenciales. Año incierto. Año cierto. Año que no sé si era el idóneo para que naciera una revista de rock que quería ser crítica y antisolemne, en un momento en el que, dentro de ciertos círculos de poder, la crítica y la antisolemnidad no eran muy bien vistas que digamos. Pero ahí nacimos, así nacimos, el 11 de febrero de ese mismo 1994.
PARA QUIENES JAMÁS oyeron hablar de La Mosca, contaré que el proyecto surgió a finales de 1992, cuando presenté la idea, al editor Jaime Flores Montiel, de hacer una revista de rock. Yo tenía alguna experiencia en la edición de revistas (me inicié en el oficio en 1979, cuando ingresé como redactor a la revista Natura de Editorial Posada, mi verdadera escuela. Poco después, ascendí a jefe de redacción y terminé por dirigir aquella publicación de temas naturistas, vegetarianos y ecológicos). El caso es que, por caprichosos azares del destino, a principios de 1993 Flores aceptó mi idea, convocó a un consejo de notables (notablemente desconocidos) y arrancó lo que llamábamos “la revista de rock”. Más de un año duró ese arranque, del cual formamos parte Karem Martínez (coordinadora editorial), Fernando Rivera Calderón (subdirector) y quien esto escribe (director). El título de La Mosca se lo debemos a Rivera Calderón. Se le ocurrió de pronto, durante una de las primeras juntas, al ver la camiseta que portaba uno de los presentes con la leyenda “U2: The Fly”. Así de impensado surgió el nombre que la haría conocida. Luego de varios meses de trabajo, tiempo que incluyó cambios en el equipo de diseño y hasta cambio de nombre y sede de la editorial (de Ejea pasamos a Toukán), el primer número de La Mosca apareció en febrero de 1994. ¿Qué tenía de especial la nueva revista? En primer lugar, su formato. Con dificultades, logramos convencer al editor para que la publicación tuviera una dimensión bastante sui generis en aquel momento: 34 centímetros de altura por 23 y medio de ancho. Nada que ver con el clásico tamaño carta. También el diseño fue desde el primer momento muy diferente y propositivo, en ocasiones incluso demasiado estridente. Pero pienso que lo básico fue su contenido y la manera de abordarlo. Durante años, en mi papel de lector, yo había observado que las revistas de rock en México habían tenido varias características que las hermanaban de manera por demás penosa y como lector quise evitar esas características, ese modo de hacer pseudoperiodismo roquero. Por fortuna, Fernando Rivera y Karem Martínez coincidieron conmigo y logramos romper con muchos mitos y vicios de aquellas revistas. En primer lugar, la actitud paternalista que trataba a los lectores como si se tratara de enanos
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mentales, de niños oligofrénicos, de seres no pensantes, y que lo hacía, además, con un lenguaje paupérrimo y francamente pedestre. El buen uso del español fue una exigencia que tuvimos desde un principio. Estaba también la aplicación de la crítica. Por alguna extraña razón, las revistas nacionales sobre el género consideraban (y en su mayor parte siguen considerando) su deber apoyar al rock, sobre todo al que se produce en México. ¿Qué significaba apoyar para ellas? Simple y sencillo: hablar bien de los grupos y sus discos, sin importar qué tan malos fueran, ser complacientes con cuanto hicieran y deshicieran. En La Mosca no fue así. Desde nuestro primer número, aplicamos el principio de decir las cosas como eran y no como otros querían que fuesen. La crítica se convirtió en parte fundamental de nuestro quehacer cotidiano y muchísimas agrupaciones, sobre todo mexicanas, fueron cuestionadas sin contemplaciones. Casi de inmediato hubo reacciones, no sólo entre los músicos sino entre la prensa de rock. Se nos acusó de antinacionalistas, amargados, negativos, tendenciosos y un largo etcétera. Sin embargo, no nos movimos de ahí y aunque seguimos generando odios y rencores (larga sería la divertida lista de bandas que nos aborreció y aún nos sigue aborreciendo), nos ganamos el respeto de miles de lectores. Siempre he pensado que el mayor capital que tuvo siempre La Mosca fue justamente su congruencia y, por ende, su credibilidad entre los lectores. Otro punto que diferenció a la revista de sus congéneres fue el uso del humor. Hasta ese entonces, las publicaciones roqueras eran insufriblemente solemnes y se tomaban demasiado en serio a sí mismas. Como si el rock no fuera finalmente una música lúdica y anticonvencional, los diversos magazines que existían se referían al rock como si de un objeto sagrado e intocable se tratara. El lenguaje era aburrido y jamás se permitía la más ligera licencia humorística. Curiosamente, esa actitud irónica de La Mosca no fue retomada por las otras revistas musicales sino por medios mucho más importantes, caso del semanario Milenio y posteriormente del diario del mismo
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nombre, cuyo empleo del humor se debe en mucho a que a sus páginas llegó gente que colaboraba en La Mosca en la Pared. El propio Fernando Rivera Calderón, Verónica Maza Bustamante, Jairo Calixto Albarrán, Rafael Tonatiuh, Juan Alberto Vázquez y Miguel Cane, entre otros, fueron parte de La Mosca. Incluso hay leve presencia de La Mosca en La Jornada, con la periodista Patricia Peñaloza que fue parte del equipo editor y más tarde colaboradora. Muchas son las vicisitudes que pasamos a lo largo de catorce años (las más graves, nuestra momentánea desaparición de agosto de 1994 a junio de 1996 y luego, en 2008, la desaparición en apariencia definitiva de La Mosca en la Pared), muchos fueron los contratiempos, pero muchas las satisfacciones. De estas, dos de las principales fueron: primero, la conformación de un equipo de colaboradores estupendo, el cual incluyó a plumas como las de José Agustín, Eusebio Ruvalcaba, Rafael Aviña, Fernanda Solórzano, Naief Yehya, Adriana Díaz Enciso, Armando Vega-Gil, Fedro Carlos Guillén, Sergio Monsalvo, José Xavier Návar, Andrés de Luna y varios más, aparte de un muy competente grupo de jóvenes escritores, fotógrafos e ilustradores de ambos sexos, y, segundo, nuestra contribución para formar un público lector muy crítico y exigente, no sólo con la música que
escuchaba sino con las cosas que leía, incluida la propia revista (a diario recibíamos correos salvajes que nos hacían polvo ante cualquier desacuerdo). Gente que hoy tiene cerca de cuarenta años y que empezó a leernos a los quince. La Mosca acompañó a varios miles de jóvenes mexicanos durante sus tempranas vidas y cuando me lo dicen, no deja de resultar emocionante y motivador. Fueron catorce años, pues, de sobrevivir prácticamente del milagro de la venta al público -sin subsidios, sin becas, con poquísima publicidad- y de mantenernos aleteando a pesar de todo. Es cierto que hubo causas para que justo al cumplir catorce años el proyecto se viera interrumpido. Causas económicas básicamente: las ventas disminuyeron, revistas con mayor poderío económico surgieron y nuestro principal talón de Aquiles, la poca capacidad para vender espacios publicitarios, terminó por cobrarnos factura. Con la perspectiva que dan seis años, puedo decir que probablemente no supimos adecuarnos a las nuevas generaciones de lectores, cuando Internet empezó a cobrar una gran importancia y las redes sociales iniciaron su predominio. También caímos en el error de tratar de revertir la caída en las ventas con portadas más comerciales (The Killers, Muse, Soda Stereo, Zoé), lo que lejos de mejorar la situación la empeoró, pues muchos de los viejos lectores se sintieron traicionados y perdimos una parte de lo que, como decía párrafos atrás, siempre fue el principal capital de la revista: su credibilidad. Desde entonces se intentó revivir el proyecto, primero como La Mosca en la Red y luego como la revista Mosca (nueve números, de julio de 2013 a junio de 2014). Pero ya no funcionó, en lo editorial y lo financiero, y creo que fue lo mejor. Ahora que veo las cosas con una mayor y mejor perspectiva, pienso que La Mosca cumplió su ciclo y que hasta ahí debe quedar: como un muy buen recuerdo (aunque como fuente hemerográfica mantiene su vigencia). Así pues, de lo único que podemos estar ciertos es de que, a lo largo de esos años, los hacedores y los lectores de La Mosca nos divertimos mucho con esos dos juguetes tan peculiares y entrañables, tan maravillosos y recompensantes, llamados periodismo y rock.
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LAS INFLUENCIAS DEL FUTURO TXT:: Alejandro Mancilla @nosoymoderno FOT:: Archivo
Ya lo había predicho el grupo inglés Pop Will Eat Itself; desde la pura concepción de su nombre, auguraron que el pop se iba a devorar a sí mismo en cierto momento de su historia. Claro que a estas alturas generacionales, el futuro se puede adivinar con una app o bien, como tradicionalmente solían ser, los oráculos, en las páginas de un libro de papel y letras impresas como Retromanía (2012) de Simon Reynolds, en el que el autor, periodista musical insaciable, se queja amargamente de que todo está hecho ya, o que tristemente, nadie se atreve a enarbolar la bandera del riesgo y tratar de (valientemente) abandonar esas viejas influencias, allá, en el asilo del olvido donde deben descansar en paz y dejar que la revolución musical siga su curso. Si bien la tarea se antoja utópica, dado que el pop siempre se ha retroalimentando del pasado, lo cierto es que últimamente el recambio generacional es un hecho. El rock está muriendo junto con sus artífices, y por eso cuando algún romántico se mortifica por la supuesta saña del destino contra los viejos rockeros que están muriendo como si fuera una racha, no deja de dar ternura. Y es que es cuestión de hacer números para saber que es normal que las personas, hagan rock o no, llegan a cierta edad en que, por lo general, mueren, así te llames Sonic Youth. Los grandes hacedores de tendencias otrora modernas están
¿Serán relevantes en 15 años los artistas más hype de nuestra época? sufriendo la misma suerte que sus antepasados rocanroleros y hoy, ya pertenecen a la generación pasada. La coalición es inminente, hacen falta nuevas influencias, aunque la canción siempre sea la misma. Esta lista trata de ser incluyente, desde la óptica y expectativa de los grupos con cierta trascendencia actual, los herederos de las glorias de hace dos o tres décadas que serán veteranos en 2031. Y trata, a la vez, de tomar una fotografía panorámica de un futuro donde lo más seguro es que los discos probablemente ya no existirán como una obra (al menos física), y las nuevas tendencias quizás serán más efímeras que los 15 minutos que predijo Andy. Como el hoy un tanto vetusto Brian Eno dijera hace poco: “El futuro será un universo donde todo el mundo va a estar involucrado en alguna actividad artística que permitirá un resincronización entre las personas para conectarse y realizar juegos mentales que dibujen diferentes futuros”. ¿De dónde saldrán las influencias del porvenir, al menos para los próximos 15 años? Mientras estás leyendo esto, ya estamos en el futuro.
TAME IMPALA. Son jóvenes aún. En 15 años, seguramente seguirán haciendo discos bajo el mismo nombre o tal vez en otros proyectos paralelos (como ya lo han hecho con Melody’s Echo Chamber). Los grupos australianos, por lo general, son bien recibidos en todo el mundo, ¿quién no ama a los canguros? Probablemente su psicodelia sea considerada como influyente y novedosa en 15 años y su influencia de Pink Floyd, sea sólo un recuerdo de algo a lo que sonaron lejanamente en sus inicios (aunque Kevin Parker, el cantante, asegure que jamás haya escuchado completo un disco de ellos).
JAMIE XX. Su habilidad de convertir en soul tecnológico todo lo que toca, le ha garantizado larga vida a su música. Además, a su grupo, The XX, le falta publicar su obra definitiva, y aunque su amalgama a veces suena deudora de muchas cosas previas (de Everything But the Girl, The Cure o el house y raga de suburbio), es probable que en 15 años sus influencias hayan cambiado y se conviertan de recicladores, en reciclables.
GRIMES. Es un producto de su tiempo. Es posible que en 15 años se vea tan obsoleta como lo es hoy Cyndi Lauper, y, además, “Oblivión”, su gran single, ya tendrá ¡casi 20 años de haber estado de moda!, lo cuál en años millennial, significa old school. Lo cierto es que el contar con tantas influencias también le ha otorgado un sello muy particular, casi nadie de sus contemporáneos mezcla tan bien el dubstep, electro y hasta sonidos del k-pop. Grimes, ¿qué serías tú sin el Internet y qué seríamos nosotros sin ti?
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NEON INDIAN. VEGA INTL. Night School, su disco de 2015, fue de lo mejor de ese año (aunque casi nadie lo reconoció), este chico –que podría ser el Prince chicano de nuestra era– sigue creando beats futuristas que no suenan a nada más que él: un mexicano nacido en Estados Unidos llamado Alan Palomo, que conoce bien las coordenadas del mapa del tesoro oculto en las pistas de baile de ayer, hoy y mañana.
THE WEEKND. Algunos medios le dicen “el Michael Jackson de la nueva generación”. Pero este canadiense quizá no pretenda más que ser ese naufrago que subió sus canciones a YouTube y, entre millones de artistas de la red, logró sobresalir y estar en lo alto del pódium hype de nuestros digitales días. La pregunta es: en 15 años, ¿los nuevos seguidores del pop que aún no han nacido o que tienen ahora cinco años de edad, escucharán “Smooth Criminal” o “Can’t Feel My Face”?
MILEY CYRUS. Dentro de 15 años, tal vez haya una moneda única mundial; esperemos que no con la cara de Donald Trump. Quizá nos tengamos que pelear en el desierto como Mad Max y el sello de la bestia que llevarán algunos en la frente para poder comprar o vender comida, será una cara de Miley Cyrus sacando la lengua. Un nuevo logotipo basado en su glándula salival se fusionará con la de los Rolling Stones creando el nuevo logo de moda impreso en las playeras virtuales de las masas. Con unos Flaming Lips clonados y jóvenes como banda de acompañamiento, la chica más odiada y amada de nuestra era en 15 años seguirá marcado tendencias para bien o mal.
MIA. El pastiche pluricultural ya dejó huella. Su relativo silencio en los recientes años no necesariamente indica que su creatividad se haya marchitado. La artista, que sigue ligada al arte y al activismo social (recientemente lanzó una campaña de reciclaje de ropa para una marca internacional) seguro será siendo influencia en 15 años, ya sea musical o socioculturalmente hablando. Apenas en 2010 fue nombrada una de las mujeres más influyentes del planeta y de ese poder, es difícil desprenderse.
WARPAINT. En 15 años todavía seguirá habiendo bandas conformadas sólo por chicas, pero lo más seguro es que su influencia no sean The Runaways, sino Warpaint y, en una de esas, la gurú de todas siga siendo Kim Deal. Tomando en cuenta que este grupo lleva más de 10 años en activo, hagan cuentas.
SAVAGES. Dicen que no tienen que ver absolutamente nada con Siouxsie ni con Joy Division, y les damos el beneficio de la duda… ¿O de plano no les creemos? Si tomamos en cuenta que en 15 años más, la original Siouxsie Sioux tendría más o menos 75 años, sin duda, la gente del futuro podría pensar que estos chicos ingleses inventaron ese sonido oscuro post-post-post punk y claramente serán una influencia para los nuevos chicos after-dark de la cuadra.
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DISCLOSURE. En 15 años, la gente bailará de modos inconcebibles, pero las fiestas con house primitivo (cómo podrían considerar en 15 años el sonido de los señores Lawrence) seguro tendrán onda todavía. Curiosamente, las influencias del dueto son el folk y el indie rock, por lo que su sonido en realidad puede ser un feliz accidente de influencias asimiladas al puro estilo digital, es decir, comenzaron a hacer música con lo que tenían a la mano en su habitación, y eso puede ser la constante para las bandas de garage del futuro que no tengan instrumentos orgánicos y sí una súper laptop modelo 2031.
SURFER BLOOD. La portada de su single de 2010, “Swim”, está evidentemente influenciada en clave “olas californianas” por el Unknown Pleasures de Joy Division. Lo cierto es que estos jóvenes émulos de los Beach Boys sólo quieren divertirse y ese lúdico anhelo bien puede extenderse otros 15 años en los que, si es que el mundo no se ha terminado por alguna guerra termonuclear, podrían estar haciendo giras con The Drums (si es que éstos sacan algún disco bueno urgentemente).
LCD SOUNDSYSTEM. Tras otras supuestas separaciones que ya nadie les creerá, James Murphy y sus aparatos seguirán haciendo ruido en 2016. Quizás en 15 años, la historia se repita, y así como los LCD citaron en su momento como referencia a Daft Punk en una canción, unos chicos que ahora vayan al kínder armen su proyecto electrónico en 2031 y una de sus primeras canciones se llame “LCD Soundsystem is playing at my house”.
ARCADE FIRE. Éstos ya serán unos luchadores de mil batallas para ese entonces y seguramente la gente los valorará como uno de los artífices de eso que decían que era el indie que escuchaban sus tíos. En 2013, el grupo se influenció por su visita a Haití, por lo que la tendencia de tomar elementos exóticos, que desde los años 60 ha salpicado al rock y al pop, seguirá intacta en las bandas del futuro.
FUTURE ISLANDS. A pesar de que andan un poco desaparecidos, siguen haciendo música y recientemente algunos de sus integrantes lanzaron un proyecto alterno llamado The Snails (quienes traen un look entre muppets y T-Rex). Quizás en 15 años, sean un grupo de culto e influencien a bandas nuevas que quieran recuperar el espíritu del pop sin irse tan atrás en el tiempo. Samuel T. Herring, quien asegura que Morrissey y Tom Jones son sus máximas influencias, aún no ha cantado su mejor canción.
FKA TWIGS. Como dentro de 15 años Björk ya casi tendrá 70 años, una de sus hijas putativas, esta exótica inglesa, bien podría ser quien más beneficiada salga con la herencia. Carisma no le falta, y el año pasado, fue nombrada una de las artistas más influyentes. En 2015, la chica sensación de las pasarelas del pop raro tendrá apenas 42 años, y si sigue por el camino que lleva, seguramente continuará marcando tendencias.
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De culto Música
SLOWDIVE HAZ LA MÚSICA QUE QUIERAS HACER Durante, quizá antes, quizá después, de la gran vuelta del shoegaze encabezada por el inexplicable y siempre ansiado retorno de My Bloody Valentine, Eric Green, un documentalista de Los Ángeles, fundó un Kickstarter con el fin de recaudar los fondos necesarios para editar, corregir y lanzar una película titulada Beautiful Noise. TXT:: Luis Arce @lsfarce
LO LOGRÓ. Justo un año después del lanzamiento de mbv, Green distribuyó el primer documental que explicaría, de primera mano, la leyenda de My Bloody Valentine, Cocteau Twins, The Jesus and Mary Chain, Ride, Lush, Chapterhouse y Slowdive. El documental engloba a cada una de estas bandas con una frase que Brian Eno dijo sobre The Velvet Underground: “No vendieron muchos discos, pero todo aquel que los escuchó, formó una banda”. El tagline de Beautiful Noise era también, por encima de todo, una sentencia: cuando creas algo irremediablemente original, será irremediablemente influyente. Slowdive sugiere a sus seguidores que “no sean demasiado buenos”. Entre bromas, Nick Chaplin, intenta darles algún tipo de consejo, alguna enseñanza fundamental que pueda resonar con más potencia, incluso, que la música. No tiene ninguno. No hay consejos que apliquen, ni cátedras que sirvan. “Ninguno de nosotros es un buen músico, en el sentido técnico de la palabra; ninguno tiene, ni de cerca, un entrenamiento musical de tipo académico; muchos ni siquiera sabemos leer música”, comenta Chaplin, aún explicándose cómo es que Slowdive fue posible y cómo es que sigue siendo posible, 20 años después. “Nos hemos dado cuenta que aún existe un gran interés en Slowdive. Si nos remontamos a comienzos de los noventa, cuando el grupo estaba dando tours y lanzando álbumes, sentimos que la crítica, y en general el periodismo musical, sospechaban mucho de nosotros; a la mayoría ni siquiera les gustábamos. De alguna manera nos sentimos confrontados. Era algo así como: ¿por qué estamos entrevistando a esta banda?, ¿por qué tienen éxito?”. Para su momento histórico Slowdive era todavía una píldora difícil de tragar. Esto no se debe al estilo que cultivaron, sino al hecho de que, aparentemente, llegaron tarde a la fiesta del rubitossin y las Fender Jazzmaster. Dicho momento, comienzos de los noventa, puede leerse también como el punto donde la aceleración y el criterio apresurado que afectaría nuestra forma de escuchar música desde entonces hasta ahora, comenzaba a tomar relevancia. Ni la música popular, ni Slowdive, ni nadie que habitara en las trincheras del shoegaze, pudo escapar a ello. “Pero ahora es diferente, ahora vemos que hay mucha más gente interesada en el grupo, gente que tal vez nunca tuvo la oportunidad de vernos en vivo; gente que de hecho no había nacido cuando nosotros andábamos de gira”. Si el tango no miente y veinte años no son realmente nada, entonces el periodismo musical parece haberse reconciliado con Slowdive. Ellos no guardan, ni cultivan algún tipo de rencor. Al contrario, están felices “de dar entrevistas en vivo, por teléfono, por Skype, no importa”, finalmente quieren “que la gente conozca a la banda y se relacione con ella”. ¿Y quién es esa banda que hace 20 años desapareció y hoy regresa para reclamar su lugar como headliner de diversos festivales alrededor
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del mundo (incluido, naturalmente, el Festival Nrmal)? “Christian [guitarra] bueno, él trabaja en una oficina. Digo, en realidad todos nos hemos rendido y ahora tenemos trabajos típicos de la vida adulta –así es como sobrevive Slowdive. Pero Christian trabaja en una compañía de software. Y lo odia. Diría que el sonido que más le gusta escuchar es cuando suena la campana que le informa a los trabajadores que ya pueden irse a casa”. Aún a riesgo de cometer un severo error crítico, pienso que Slowdive es una banda de sonido –así, sin más. No es un grupo técnico ni de estudio, ni siquiera podríamos pensar que sus piezas surgen desde una partitura; es puro sonido y también sonido puro. Aun cuando Neil o Rachel se han vinculado de manera más directa con la composición musical, es Simon [batería] quien juega más cerca con la naturaleza del sonido. “No es un baterista convencional, de ninguna manera lo es. Siempre está creando piezas que surgen a partir de la aprehensión de uno o varios sonidos. Le encanta el noise y creo que, en primera instancia, podemos considerarlo como un artista enfocado en el field recording. Cuando no está trabajando con Slowdive, se toma un tiempo y va a los campos de Cambridge o a la provincia de Londres para grabar los sonidos del ambiente. Luego toma esos sonidos y los utiliza para hacer música”. En contradicción, pero también en equilibrio con Simon, Nick me explica que él se siente atraído por sonidos más poderosos, más contundentes, casi industriales. Pone de ejemplo el arranque de un motor. Lo que a él le entusiasma son esos sonidos que “te golpean el estómago”. Cuando le pregunto a Nick sobre Rachel, éste duda. Responde, no sin cierta cautela, que “a Rachel le gusta el sonido de su propia voz”, pero corrige de inmediato: “Es broma, es broma”. A todos nos gusta el sonido de la voz de Rachel. Es indudable. Sabiendo eso Nick continúa: “Lo que sucede con Rachel es más que curioso. No sé si ustedes lo sepan, pero ella es parcialmente sorda. No es un secreto”. Por esa razón es que los sonidos le resultan tan significativos, es el atisbo de una realidad que apenas distingue, constituyen una materia –y perdonen la etiqueta– verdaderamente etérea. “Rachel tiene un hijo que sí es sordo. Así que usa lenguaje de señas para comunicarse con él. Por eso mismo, cada sonido que escucha y cada melodía o armonía que puede interpretar a nivel musical es un descubrimiento”. Neil no tiene sonidos favoritos, tiene, acaso, melodías favoritas. “Su mayor influencia es la música folk. Eso se puede ver en Mojave 3 y su material como solista. Creo que hay pocas cosas que le interesan tanto como el sonido gentil e intrincado de una guitarra acústica. Eso fue lo que hizo a Slowdive diferente de otras bandas de shoegaze de la era: si tocas Slowdive en una guitarra acústica, suena bien”. Esto se debe, en mayor parte, a que las canciones de Slowdive no fueron escritas con el enchufe conectado. “No
queríamos concentrarnos en sonar realmente fuerte o pesado, queríamos estar seguros de que las canciones eran poderosas con y sin efectos monumentales. A diferencia de lo que se piensa, Neil es un tipo que crea música llegar mucho más delicada y melódica”. Nick dice esto con orgullo, y tiene motivos. Lo cierto es que Slowdive, a pesar de llegar tarde, a pesar de haber sido extraviados por la crítica y el periodismo musical de su tiempo, construyeron un legado que resulta verdaderamente único, incluso en los terrenos del shoegaze. “El 90% se las composiciones de Slowdive se deben a Neil. Algunas como ‘Soulvaki Space Station’, ‘Avalon’, ‘Shine’ y otras tantas fueron escritas en conjunto, comenzaron con un jam y luego tomaron la forma de canción, pero son excepciones. La mayor parte del tiempo es Neil quien graba un demo, nos lo muestra y Christian le agrega algo en la guitarra, yo escribo la parte del bajo y Rachel escribe algunas letras. Es todo”. Just for a Day, Soulvaki, e incluso el más extraño de sus álbumes, Pygmalion, fueron escritos de esa manera. Fueron olvidados, también, una vez que la banda se separó. Ninguno de ellos, a excepción de Neil, se preocupó por releer aquellas notas y escuchar aquellos álbumes. Visto con tal distancia histórica es como si Slowdive hubiese decidido poner un punto final donde nosotros, los escuchas, jamás lo pusimos. Luego vino la difícil tarea de reencontrarse y aprenderse la canciones nuevamente. “Fue una tarea muy sencilla, porque ahora existe Youtube”. Nick hace un Nick y bromea nuevamente. “Te contaré algo. Justo cuando habíamos decidido reunirnos y ponernos a ensayar, yo me había deshecho de las viejas partituras. Para aprenderme las canciones compré un bajo y un amplificador, entonces me puse a tocar. Con varias no tuve problemas, después de unos cuantos ejercicios las recordaba naturalmente. Pero había otras con las que no entendía lo que estaba haciendo, no podía recordar cómo se tocaban originalmente. Entonces Christian apareció con una sugerencia. Me dijo: ‘¿Y por qué no checas en Youtube? En Youtube hay videos de gente que se graba a sí mismos, con sus instrumentos, tocando la líneas de bajo de Slowdive’. Y yo le dije: ‘No seas ridículo’. Pero ahí estaban. No lo podía creer, había videos de gente tocando nuestras canciones. Por darte un ejemplo: yo no podía recordar cómo tocar ‘Alison’. Así que busqué en Youtube y encontré el video de un chico que la tocaba. Miré un rato el video y pensé ‘Bueno, lo está haciendo mal. Lo está haciendo todo mal’. Pero alguien dejó un comentario donde lo corregía y al revisarlo me di cuenta que la persona que comentó tenía la razón. Así que aprendí a tocar ‘Alison’ nuevamente gracias a lo comentarios de Youtube. Creo que Neil también tuvo que hacerlo para recordar algunos efectos de la guitarra –porque, vamos, llevaba más de 10 años tocando guitarra acústica. Incluso tuvo que pedir una eléctrica prestada, ya
De culto Música que no tenía. En suma fue una combinación de elementos: escuchar las grabaciones, mirar videos en Youtube, recordar entre todos y ensayar, sobre todo ensayar”. Sus propias canciones no era lo único que preocupó al grupo durante su letargo, también tuvieron que lidiar con una multiplicación nunca antes vista de estilos musicales, con el gran naufragio del rock alternativo y con la creciente de propuestas rockeras de tintes estrictamente comerciales. Lo cierto es que una música como la de Slowdive no tuvo cabida en los años que pasaron desde el lanzamiento de Pygmalion hasta ahora. Y quizá, hoy día, tiene menos cabida que nunca, por eso mismo resulta necesario escucharla. Cuando le pregunto a Neil por la música que ha escuchado durante esos años me comenta que los ha sentido como tiempo perdido. “Uno se hace viejo, deja de escuchar música interesante y se pregunta en qué momento se verá a sí mismo escuchando Coldplay. Un día fui a un festival en Inglaterra y Muse era el headliner, y digo, no lo tomes a mal, pienso que Muse es una buena banda en vivo, pero no es una banda que pueda decirte o que pueda aportarte algo distinto una vez escuchaste o fuiste parte de Slowdive”. Pero conserva, como es obvio, tres o cuatro pilares que le permiten entender lo que está escuchando. “No he dejado de escuchar a My Bloody Valentine y Cocteau Twins. También New Order y Joy Division. Sé que siempre serán una influencia definitiva en la banda. Neil nos presentó el trabajo de
gente como Sun Kil Moon y, aunque tenía mucho más que ver con él que con el resto del grupo, nos pareció bastante bueno. A todos parece gustarles Tame Impala. A menudo escucho hablar de ellos. Sigo sin entender por qué”. En la historia de Slowdive no hay tal cosa como el tiempo recobrado. El tango se equivoca, 20 años sí pasan y pasan por encima de cualquiera. Pasaron incluso sobre nuestra forma de entender la música, no necesariamente a peor, pero tampoco hay garantía de que escuchar música, en nuestro tiempo, sea mejor que en cualquier otro. “No quiero sonar como uno de esos viejos que siempre reclaman que todo en el pasado era mejor”, comenta Nick esperando no lanzar un argumento que le cueste la atención de algunos escuchas. “Pero sí diré que uno de los grandes placeres que tenía era lanzarme a la tienda de discos, comprar algunos y regresar a casa. El olor de un álbum, la sensación de un álbum es una experiencia propia. Cuando hablo de esto no me refiero estrictamente a discos de vinilo, no, no, es lo mismo con un CD. Eso no está discusión. Lo que sí está a discusión es que la experiencia de escuchar un álbum involucra prestar atención al orden que el álbum tiene, involucra entender por qué las pistas están acomodadas de esa manera, por qué el artista quiso comenzar con esta canción y luego guiarme, mediante otras, hacia la pista final. Creo que la gente, hoy día, escucha música, eso es innegable, pero ya no escuchan álbumes”. Más allá del lugar común que señala que ya nadie escucha un álbum
completo, Nick tiene razón. La música parece haberse convertido en una cuestión de tracks por eso iTunes te ofrece canciones por separado y Spotify se ha especializado en las playlists. Un álbum de artistas como Beyoncé es insostenible, pero los sencillos son buenos. “Si Slowdive lanzara su primer álbum hoy, no sería lo mismo. Le haría falta la experiencia de sentirlo como lo que realmente es: una pieza creada por un artista. El hecho de que la música sea tan accesible me hace feliz e infeliz al mismo tiempo. Al hacer la música tan accesible también la haces desechable”. Tomando el riesgo, Slowdive está trabajando en un nuevo álbum. Después de todo el panorama es ya incorruptible. Sin embargo no están solos, existe una sólida base de seguidores y escuchas atentos que se multiplica con cada noticia nueva sobre la banda. Ése es su espíritu y también su legado: el riesgo consciente de hacer algo que parece fuera del tiempo, “por eso [al hablar de Slowdive] se hace referencia a The Velvet Underground y a otras bandas del shoegaze. Sólo tienes que ser sincero y apasionado respecto a la música que estás haciendo, no debes preocuparte demasiado por si eres bueno o si tienes eso que llaman talento. Finalmente, si tienes una buena canción, entonces, serás exitoso. Vean, por ejemplo, a tipos como Robert Smith; él no escucha a nadie, sólo hace lo que quiere. Es un lugar común, sí, pero es verdadero: haz la música que quieras hacer”..
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De culto Cine
25 WATTS UNA GENERACIÓN QUE EL PROGRESO ANIQUILÓ
El 15 es un número importante en la vida del ser humano. Como edad, representa la llegada de una especie de limbo humanista y existencial. Un vórtice en el que conviven distintas aprehensiones y talentos, los cuales, difícilmente, volverán a converger. TXT:: Toño Quintanar
QUINCE AÑOS es un lapso que, a pesar de su relativa brevedad (comparándolo con la edad de nuestro planeta), es más que suficiente para que una era muera y otra nazca. 25 Watts (2001), de los uruguayos Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, es una pieza cinematográfica que retrata esto de manera oportuna y casi esotérica. Cinco lustros han transcurrido desde que este experimento narrativo y estético viera la luz por vez primera, mismo prodigio cuya longevidad anímica lo transforma en un asunto anacrónico. Esta narración audiovisual sigue las andanzas sabatinas de Javi (Jorge Temponi), Seba (Alfonso Tort) y Leche (Daniel Hendler); adolescentes quienes se encuentran inmersos en ese insólito y transitorio estado en el que las pasiones transgresoras hacen mancuerna con la energía más iracunda. Estos tres individuos, sin ser aún lo suficientemente experimentados como para ganarse la aprobación de su contexto, tienen igualmente el empuje necesario como para reclamar su derecho a existir, a deambular por una civilización de la que no requieren ningún favor; mismo asunto que se ve retratado en ese hartazgo casi crónico que nuestros protagonistas profesan ante las obligaciones formales de la cotidianidad (escuela, trabajo). Sin embargo, ese síntoma no es aquella condición pasiva que los “psiquiatras sociales” quisieron adjudicar con moralista ahínco a los jóvenes de finales del siglo pasado, ya que esta tríada de “anormales existenciales” opera de forma muy diferente cuando son sus propios anhelos –y no los que la sociedad les ha impuesto– los que funcionan como principal motivación. Los motores subjetivos del romanticismo callejero hacen su presencia, y cada uno de nuestros protagonistas se transforma en un caudal de esperanzas e inquietudes cuya belleza inusual se debe a su propia falta de pretensiones; misma cualidad que torna a los eventos cotidianos y sencillos en una auténtica epopeya homérica. Filmada en un hipnótico blanco y negro, esta cinta ostenta un lenguaje visual que mantiene al espectador suspendido en un juego de sombras que pronto se vuelve deslumbrante reiteración de los propios conflictos emocionales y culturales que acontecen en la trama; una representatividad que se ve rematada por un proceso de filmación que fue realizado, exclusivamente, en un visceral e intimista formato de 16 mm.
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Es después de los 15 años que el ser humano da un prominente salto hacia una nueva e impredecible era de su vida, misma que se encuentra regida por una discordancia de identidades en la que el individuo en cuestión se observa dividido entre la adultez y la niñez, conflicto que en 25 Watts se nota retratado de manera contundente gracias a la rabia ostentada por cada uno de los personajes ante un contexto social y sentimental, el cual, de uno u otro modo, les niega algo que realmente añoran. Los personajes hilvanados por Stoll y Rebella son los representantes de toda una época, la cual se debatía entre la muerte del siglo XX y el amanecer del XXI; esta condición ya los alejaba del clamor postmoderno gestado durante los 90, pero que también los prevenía de esa ingenua corrección política propia de los millennials. El hedonismo (casi nihilismo) de esta triada de amigos se destaca como el síntoma por excelencia de un contexto, el cual, para bien o para mal, se ha perdido entre los pormenores de una sociedad que se encargó de condenar aquella serie de pretensiones generacionales que, debido a su índole disidente, eran un obstáculo para la expansión de ese momento histórico que el día de hoy sufrimos. Dicho fenómeno, lejos de verse reflejado en despliegues de radicalismo panfletario, se desenvuelve dentro de algo tan sincero y estoico como son las inquietudes eróticas propias de la temprana adolescencia. Es así como nos topamos con un Leche, quien, mediante idílicas aspiraciones transgresoras, desea romper esa formalidad inocente que sostiene con su maestra particular de italiano: personaje femenino cuyo nombre (Beatriz) irremediablemente nos remite al dramatismo impreso por Dante Alighieri en su Divina comedia. Este rasgo nos indica la magnificencia que se esconde detrás de un cariño imposible, el cual, a pesar de su ánimo cotidiano y barriobajero, es igual de intenso que el de cualquier héroe de la literatura clásica. Al mismo tiempo, transcurren de modo paralel los desencuentros sexuales y amorosos entre Javi y su novia, mientras que Seba, entregado al fetichismo de índole pornográfico, funge como una entidad contemplativa, la cual registra cada una de las azarosas posibilidades que dan forma a la existencia humana. 25 Watts es todo un prodigio dentro del cine latinoamericano, esto debido principalmente a
la observación antropológica que hace acerca de una generación, misma que ha permanecido olímpicamente ignorada por las huestes de una civilización que prefiere hacer caso omiso a aquellos estallidos de rebeldía que ocurren anónimamente dentro de sus terrenos más íntimos; una facultad que, sin un ánimo de pretensión idealizada ni de didactismo cursi, nos brinda una iracunda reflexión acerca de lo que representa ser joven en Sudamérica. Ese mutismo apelmazado sobre el que transcurre la cotidianeidad de nuestros protagonistas y que es plenamente impuesto por los adultos, parece la única y verdadera condición que domina el devenir de aquellos entes inexpertos, quienes, irremediablemente, pronto pasarán a ser parte de ese conglomerado de formalismos y responsabilidades que tanto desdeñan. A pesar de este desolador panorama, es la propia condición inventiva de la adolescencia, aquella que es capaz de encontrar universos de colorida índole en la realidad más parca, la que permite a nuestros protagonistas escapar hacia todo un crisol de voluptuosidades. Quince años nos alejan, el día de hoy, de 25 Watts, mismo aspecto que vuelve a dicha cinta la representante de una última camada de adolescentes cuya red social eran las impredecibles calles de cualquier barrio. Tan sólo una década y media después, podemos percatarnos de que los contextos retratados en la cinta de Stoll y Rebella parecen de otro mundo, completamente ajenos al aplatanamiento tecnocrático de nuestra actualidad. Sin embargo, algo persiste dentro de las ramificaciones generacionales, una esencia pura y estoica que, de alguna manera, conecta y hermana a todas las juventudes de la historia, sin importar sus respectivas particularidades demográficas y socioculturales; un espíritu de perpetua inconformidad emocional que desdobla a los individuos, separándolos en dos personas contradictorias: aquella que fueron durante su adolescencia (la más primaria y original) y la que fue moldeada por los esbirros de la “madurez”. Desgraciadamente, la segunda es la que continuará navegando por los pormenores de la vida terrenal, aunque la primera encontrará una suerte de inmortalidad en los espacios infinitos de ese mosaico que da sustento a la historia emocional de nuestra especie.
De culto Arte
GUTAI EL GRITO DE LA MATERIA
Poco conocido y desdeñado hasta hace poco, el movimiento japonés Gutai contribuyó en gran medida a establecer las principales formas del arte contemporáneo, como el arte conceptual y el performance.
TXT:: Regina Zamorano Licea
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Un hombre atraviesa 21 paneles de papel kraft sin otra herramienta más que sus puños y su cuerpo, al finalizar su travesía, queda tirado en el piso con una contusión y varios rasguños. No, no estamos en la Tate Modern, ni en el Museo del Chopo, estamos en Japón en 1956, presenciando la obra Laceration of the Paper de Murakami Saburō y seguramente no entendemos nada porque nadie nunca ha hecho algo así frente a nuestros ojos. No sabemos lo que es el performance. Nadie nos ha explicado que el arte está en vías de desmaterializarse, ni que próximamente hasta las instrucciones para hacer una ensalada podrán ser catalogadas como tal. De hecho, apenas estamos digiriendo el expresionismo abstracto (Pollock y Cía.), así que esto es demasiado para nuestros pequeños cerebros europeizados, colonizados por siglos de arte pulcro y bien proporcionado, bien enmarcadito y resguardado en las gélidas salas de los museos para que no se eche a perder, cual pedazo de bistec. Que un tipo se lastime a sí mismo en nombre del arte o que pinte con los pies como un niño de kínder o que dispare balas de pintura sobre una tela simplemente no nos cabe en la cabeza. LO QUE NUNCA NADIE HA HECHO JAMÁS Sin embargo, para todos los artistas reunidos por Jirō Yoshihara en el Grupo Gutai esto apenas era el comienzo de una revolución artística que tendría repercusiones ideológicas, formales y hasta económicas. Sus lemas: 1. No imitar a nadie. 2. Hacer lo que nunca se ha hecho y 3. Hacer gritar a la materia. Sus instrumentos: cualquier cosa, desde su propio cuerpo hasta pedazos del mismísimo cielo. Yoshihara, heredero de un rico fabricante de aceite comestible, fundó el movimiento alejado de Tokyo, en la provincia de Ashiya, cerca de Osaka. Y no sólo lo fundó, como ya te habrás imaginado, lo financió también con las ganancias de sus aderezos, y lo promovió a capa y espada en todo el mundo, logrando que ciertos actores principales de la escena del arte en busca de “arte nuevo”, voltearan a ver las proezas de sus pupilos. Y no eran pocas. En 1956, los miembros de Gutai establecían sin esfuerzo las bases del Land Art, en su “Exposición de arte Gutai al aire libre” (Outdoor Gutai Art Exhibition), pionera en sacar el arte de los museos y en generar la idea de que el arte debe estar inmerso en la vida, uno de los pilares ideológicos del movimiento Fluxus. Para esa exposición, Saburō Murakami creó un marco vacío que colgó de dos árboles al que tituló Todos los paisajes, ya que dependiendo de la hora y el punto del vista del espectador, el cuadro podía cambiar y contenerlo todo, mientras que Sadamasa Motonaga colocó tubos de polietileno trasparente llenos de agua y colorante en las ramas de otros árboles, llenando así el paisaje de pinceladas no convencionales.
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Por su parte, Atsuko Tanaka creó una pintura auditiva titulada Work (Bell), que consistía en ondas sonoras que iban y venían en un espacio de cuarenta metros acercándose y alejándose del espectador. De este modo, los Gutai intentaban revivir la pintura, proclamada muerta por el expresionismo abstracto, dándole vida a través de la materia concreta, ya fuera cielo, agua, sonido o… lodo. PINTURA DE LODO, CERDO Y NEÓN Casi desnudo, el artista Kazuo Shiraga se revolcó en el lodo en Challenge To The Mud (Desafío al lodo, 1955), creando una “pintura” con su propio cuerpo para simbolizar tanto el dolor de la guerra como la lucha del individuo por resistir al poder de las instituciones. Abriéndole así el camino a todos los performanceros. Saburō Murakami sugirió que el grupo utilizara el terminó japonés “e” (imagen) para referirse a este nuevo tipo de “pinturas” que estaban fuera del lienzo. Otro ejemplo de esto es el Vestido eléctrico de Atsuko, para el cual la artista se cubrió con decenas de luces de neón que amenazaban con electrocutarla, tal como la sociedad japonesa, invadida por la modernidad y la tecnología que le había impuesto la ocupación gringa. De hecho, “gutai” quiere decir “concreto” o “materializar”, haciendo referencia a la voluntad de estos artistas por hacer arte que pudiera materializarse prácticamente de la nada, exprimiendo el espíritu escondido en cualquier objeto, idea o lugar. CONCEPTO CONCRETO Atsuko Tanaka también creó Work (Yellow Cloth) en 1955, una obra que podría verse como precursora del arte conceptual, ya que la intención de Atsuko era que los espectadores completaran la creación en su mente. Sí, lo sé, nos cuesta trabajo cuando la obra, como ésta, consiste en unos simples cuadros de tela amarilla, destinados a cuestionar los límites de la pintura y de lo que entendemos por belleza, pero en eso se basa todo el arte conceptual que, en occidente, no vio la luz sino hasta los años sesenta. Saburō Murakami también jugaba con esas ideas. Así, en su obra Work (Box), una simple caja de madera a veces era expuesta tal cual en la sala o bien el espectador era invitado a sentarse en ella y admirar la exposición desde ese punto de vista. Obviamente, los japoneses sabían quién era Duchamp (considerado el padre del arte conceptual), pero ellos decían distinguirse de él y de los dadaístas porque los Gutai escarbaban en las posibilidades de darle vida a la materia de los modos más inesperados, más que intentar aniquilarla, como lo proponían los europeos. SAQUEO INTELECTUAL ¿Quiere decir esto que los occidentales no fueron los papás de los pollitos del arte actual? Bueno, es
que si se trata de dinero y legitimización, podemos decir que los europeos y los gringos pagaron su cuota para después sustraer lo que les convenía del Grupo Gutai y hacerlo suyo, convenientemente olvidando mencionar de donde habían tomado la idea original. Y es que para difundir a Gutai, Yoshihara, consciente de la implacable necesidad de las relaciones públicas para ser alguien en la vida, editaba una revista que mandaba a las luminarias del arte de esos tiempos. Así fue como Allan Kaprow, creador de los happenings, y Michel Tapié, crítico y vendedor de arte, se enteraron de la minita de oro creativa y económica que dormitaba en Gutai, no porque ellos fueran a sacar dividendos directos de la obra de los orientales, sino porque abstrajeron todo el contenido y lo aplicaron a sus propios proyectos, obras e intereses a cambio de una exhibición por aquí y un premio por allá para los japoneses. Gracias a las ideas de los Gutai, Tapié reanimó y pudo seguir alimentando el mercado para el informalismo, que ya empezaba a morir y del cual era el principal promotor. De hecho, él los animó a hacer pinturas en lienzos para poder transportarlas y venderlas en Europa; mientras que Kaprow se nutrió las ideas de hacer arte con el cuerpo y de escenificación del arte de los Gutai para lanzar su propia “marca” de arte: los famosos happenings, considerados revolucionarios por la historia oficial. Kaprow, quien se decía internacionalista, abierto hacia el mundo y sus influencias, declaró que no se enteró de la existencia de Gutai hasta 1959. EL TÍO SAM EN JAPÓN Sin embargo, los Gutai también tienen cola ideológica que les pisen, ¿a poco creyeron que eran unos artistas románticos y puros? La verdad es que es bastante probable que su líder, el empresario y artista Jiro Yoshihara, fuera muy consciente de que el apoyo internacional que recibía Gutai radicaba tanto en su calidad artística como en los fines propagandísticos de los estadounidenses, a quienes les urgía imponer sus valores occidentales: libertad, individualismo, consumo y progreso tecnológico (estas dos últimas palabras fácilmente reemplazables por “armas nucleares y contaminación”) en la tierra del sol naciente. Corte a 1960, desde el techo de un centro comercial, el grupo Gutai celebra The International Sky Festival (Festival Internacional del Cielo), lanzando obras de 30 artistas de distintos países, cada una atada a un globo de helio, sobre el cielo de Osaka. Sólo les hubiera faltado cantar: “We are the world, we are the children…”, pero Michael Jackson todavía no la escribía para salvar a África.
Cine
PERDIDOS TXT:: Lenin Calderón
EL LLAMADO found footage –o metraje encontrado– es un recurso que cada vez utilizan más cineastas, lo que está convirtiéndolo en una especie de subgénero cinematográfico. Este artificio también es una artimaña, pues, generalmente, quienes lo usan tratan de engañar al público para hacerle pensar que lo que está viendo es real. En muchos casos, este tipo de cintas están filmadas en primera persona, con cámaras portátiles, lo que les da un sabor falso de documental. Además, el manejo intencionalmente descuidado de la cámara hace que se parezcan mucho a las grabaciones caseras de cualquier familia, con todo y el tío borracho que “canta” en los cumpleaños o el fantasma que acompaña desde hace décadas alguna casa. La cuestión es lograr que lo que estamos viendo parezca un documento real y, como decían los publicistas de El proyecto de la bruja de Blair en 1999: no es que estés viendo una película basada en hechos reales; estás viendo hechos reales. ORÍGENES CANÍBALES Hay ejemplos brillantes de películas ensambladas con cintas
RECUERDOS DE LA MUERTE
encontradas o recuperadas. The Atomic Cafe de 1982, utiliza imágenes reales provenientes de la propaganda militar de Estados Unidos en la posguerra para construir un argumento que contradice todo el discurso político oficial de esos años. Dirigido por tres personas, el filme es un ejemplo ingenioso de cómo ser políticamente incorrecto, editando minuciosamente el metraje encontrado. Sin embargo, la mayor parte de estas películas utiliza material fílmico grabado ex profeso para parecer real, aunque sea tan cierto como las palabras en el discurso de un político mexiquense. Cabe mencionar que este recurso, subgénero o como quiera llamársele, está ligado con frecuencia al terror. Generalmente, se supone que las imágenes en la pantalla han sido captadas por alguien que perdió la vida en el intento de capturar todo con su cámara. No por nada el found footage es cada vez más usado: nunca antes habíamos tenido tantas cámaras incorporadas a tan diversos ámbitos de nuestra vida diaria. Esto hace que las imágenes observadas desde un punto de vista en primera persona, nos resulten tan familiares como la última selfie photoshopeada de alguna de las Kardashian, incluida Caitlyn, ¡faltaba más! Pero antes de las actividades paranormales o la saga de REC, e incluso antes de La bruja de Blair, la primera película comercial que utilizó el recurso del metraje encontrado provocó un shock tan brutal, que después de 36 años, aún hay gente que no puede digerirla o, simplemente, se rehúsa a verla. Holocausto caníbal (Ruggero
Deodato, 1980) es la historia de cuatro documentalistas que viajan a la selva amazónica para filmar las tribus de la zona y, de paso, comprobar los rumores acerca de supuestas conductas caníbales. Al no tener noticias de ellos durante semanas, los productores del documental deciden ir a buscarlos, pero lo único que encuentran son unas cintas con un contenido sangriento y macabro –incluida la muerte de los jóvenes desaparecidos–. Al final, deciden que lo mejor es incinerar la lúgubre evidencia hallada. Con música original paradójicamente plácida y dulce, la película fue prohibida en varios países por su contenido explícito, apaciguando así los ánimos de todos aquellos que creyeron que los filmes eran reales. RECUERDOS EN VIDEO El found footage hace que inconscientemente tendamos un vínculo instantáneo entre lo que estamos viendo y la realidad. Nuestra memoria colectiva atiborrada de imágenes y footage proveniente de las fuentes más diversas, hace que cualquier película casera antigua
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Probablemente uno de los secretos mejor guardados del cine nacional, Diego Cohen, estrena este mes su tercer largometraje: Perdidos. Este joven director usa el found footage para lograr una película que, además de insertarse en una tradición del terror, promete ponernos los pelos de punta desde unos baños abandonados en la colonia Santa María la Ribera, donde espantan.
nos dé la sensación de que las cosas “verdaderamente sucedieron así”. De alguna manera, el momento capturado en video o en cine se convierte en una especie de sustituto de la memoria. Es así que Perdidos rememora los últimos momentos en las vidas de un director de cine y sus tres camarógrafos, a quienes ha convencido para que graben los incidentes paranormales que suceden en unos viejos baños abandonados de la colonia Santa María la Ribera. En este caso, además de la referencia directa a una de las colonias más antiguas y con más leyendas de la Ciudad de México, la película utiliza otro recurso para tender el tan mentado vínculo entre lo que es real y lo que no: el audio. Perdidos está compuesta por una especie de mezcla entre metraje visual ficticio y metraje sonoro real. Rasgos distintivos de las películas que usan el metraje encontrado tales como la cámara errante, fuera de foco, los cortes abruptos, la oscuridad total y el efecto cegador de la luz súbita, se combinan con un diseño sonoro que incluye escalofriantes psicofonías obtenidas de exorcismos reales. Gran parte de
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las escenas está acompañada por fragmentos de audios que el director obtuvo a través de diferentes plataformas digitales según ha explicado. Dichas grabaciones contienen voces en español y hebreo, susurros y alaridos que crean –siempre en combinación con un uso ad hoc de las cámaras– una atmósfera agobiante, confusa y aterradora. Como muchas otras películas similares, el filme de Cohen genera una serie de malestares físicos que van del cerebro al estómago, del empacho visual a la náusea. En ese sentido, Perdidos se apega al canon de los found footages y pone a la forma por encima del fondo. ¡NO TOQUES ESO! Otro elemento que agrega realismo a la película y logra una evidente empatía con el público son los personajes. Ciertamente simpáticos, naturales y con expresiones coloquiales, las tensiones entre ellos terminan por tender otro vínculo, esta vez con el espectador, pues el desparpajo con que se comportan los hace más humanos. Esta conexión personajes-espectadores es fundamental en cualquier cinta que se adscriba al horror, pues mientras más simpaticemos con un personaje al principio, más ganas tendremos de ahorcarlo cuando cometa alguna estupidez a la mitad del filme y complique todo para todos. Así sucede cuando uno de los integrantes más alivianados del crew que filma los baños abandonados, descubre una caja donde se encuentra encerrado un dybbuk. En el folclore judío –ahora cobran
FICHA TÉCNICA Título: Perdidos Director: Diego Cohen Año: 2014 País: México Reparto: Román García, Eduardo Montes, Adrián Romero, Daniela Steinhauer, Carlos Moreno Craviotto, Orlando Moguel.
sentido las voces en hebreo– ése es un espíritu maligno que, tras haber sido expulsado del infierno, se posesiona de otros seres. Estas almas hicieron cosas tan aberrantes que no merecen vivir ni siquiera en el reino del chamuco y alguien está a punto de liberar a una de ellas. UNA DE TRES Filmada en 10 días con un presupuesto de 500,000 pesos, Perdidos fue estrenada en el Festival Macabro de 2015 y se reestrena este abril en cines. Vale la pena mencionar que otras cintas de Diego Cohen como Luna de miel o Amores oxidados, hicieron que Netflix se le acercara para hacer que el estreno de Perdidos sea simultáneo ahí y en las salas cinematográficas. Cohen ha comentado que con lo que pagó Netflix por su película, prácticamente se han cubierto los gastos de producción. Por ello, ya piensa en otras dos secuelas para completar una trilogía y, para continuar con una ficción bien realista, tiene planeadas locaciones en otro sitio real con historias ficticias de fantasmas reales: el Hotel Posada del Sol, en la colonia Doctores.
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Mau Lencinas A veces veo color en la gente “También me llaman Xmau. Tengo 25 años. Soy un ilustrador y animador de Buenos Aires, Argentina. Actualmente trabajo en publicidad y en mi tiempo libre dibujo a gente roja”, es cómo Mau Lencinas describe su obra, demostrando que cada vez necesitamos explicar menos y sentir más. Con una clara inspiración en la cultura pop japonesa, esta “gente roja” nos demuestra que la violencia y la ilegalidad a veces son el outfit perfecto. xmau.tumblr.com
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Literatura
La literatura en 2016: Recuerdos del futuro pasado Una conversación con René López Villamar TXT:: Guadalupe Gómez FOT:: Cortesía del entrevistado
Ballard habló del calentamiento global; Arthur C. Clarke dio en el clavo con los satélites de telecomunicación. Wells, Bradbury, Orwell, Verne… Todos plasmaron una pequeña porción del presente, pero pocos como Philip K. Dick pudieron describir la sociedad del futuro: polución, posmodernismo... el automatismo del humano común.
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SI LA LITERATURA pudo hablar e, incluso, acertar con el futuro, por qué no podríamos conversar desde del futuro hacia la literatura. En esta búsqueda de palabras y know-how está René López Villamar (Ciudad de México, 1979), crítico literario, cuentista y ensayista en publicaciones nacionales y extranjeras, como La Tempestad, Quimera, Pez Banana, Hermano Cerdo y Tierra Adentro. Su campo de especialidad es la edición y el área de nuevas tecnologías. La persona ideal para deconstruir el pasado y vaticinar el mañana de la literatura. Libros de autoayuda, libros posmodernos, libros que crecieron y otros que se olvidaron. ¿Qué fue lo que más transcendió en la literatura en los últimos 15 años? En 1996 se publicó La broma infinita en Estados Unidos. Los detectives salvajes se edita en 1998 en España. En 2002, aparece en España La broma infinita, y si bien su recepción no es espectacular, sí que esa traducción anuncia un cambio de 180 grados en la literatura en español. En 2007, Los detectives salvajes toma por asalto los Estados Unidos, con una recepción crítica brutal que abrió espacios a la lengua castellana que no había tenido entre los lectores anglosajones desde la década de los 60. Dicho de otra manera: si algo define los últimos 15 años (o 20) de la literatura es la intersección de esos dos cometas, Roberto Bolaño y David Foster Wallace, con trayectorias opuestas, pero que por un momento se cruzan en el firmamento en su momento de más brillo. Pienso que la historia de los próximos 15 años será muy diferente, y el tema será la autoedición, más que una corriente, un autor o un tema. La uberización de la literatura. Cosas más raras han pasado. Todas las claves de eso que está por venir: la pauperización de la cultura, la ocupación de los espacios literarios por la clase media y los medios de masa como droga dura ya están ahí como tema en los ensayos de Wallace y de Bolaño. Cada año se premian decenas de jóvenes en diversos concursos,
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¿hay una apuesta real cuya preocupación sea la producción literaria y el aumento de los tirajes de estas obras? ¿Cuál es el verdadero campo que necesita incentivarse? No creo que fuera algo bueno ni deseable mejorar los tirajes ni mejorar el alcance de esas obras. En países donde la literatura tiene estructuras comerciales más arraigadas, ser escritor es algo que se va a estudiar a la universidad, al posgrado. Los prospectos más prometedores consiguen agentes y grandes anticipos no de manera muy distinta a la que un atleta entra a una liga profesional. En México, como en otros países donde la estructura de la literatura está más ligada a la política y a la cultura, tenemos premios y becas. Los centenares de premios literarios para jóvenes en México hacen las veces de scouting y permiten, en el mejor de los casos, que un joven escritor que vive fuera de los grandes centros culturales llame la atención de editores y lectores. Pero como todo scouting, que alguien muestre potencial no implica que le irá bien en las grandes ligas. Entonces, creo que ese pequeño tiraje y limitado alcance están bien porque esos autores no necesariamente están listos para grandes públicos. A diferencia de hace 15 años, cuando la literatura mexicana estaba concentrada en la capital, hoy los mejores escritores mexicanos ni escriben de la capital ni viven en la capital ni les importa mucho la capital. Lo mismo se puede decir de las editoriales. Y el sistema de becas, premios y encuentros tiene mucho que ver con esta transformación, lo cual no quiere decir que este sistema no haya traído sus propios vicios y problemas. El conflicto esencial es la falta de lectores. Hace unas semanas se anunció que la obra de Bolaño, incluyendo un inédito, estará en Alfaguara. Los derechos de autor y las negociaciones son un tema común. ¿Qué pasa con los derechos de lo publicado en Internet? ¿La tecnología viene a redimensionar estos temas? ¿De qué manera lo hace o lo haría en un futuro? Alfaguara fue adquirida recientemente, por lo que ahora es Penguin Random House, uno de los principales consorcios editores del mundo, que, a su vez, pertenece en parte a Bertelsmann, uno de los conglomerados de medios más grandes a nivel global. No es muy distinta la venta de la franquicia de Star Wars a Disney, el cambio de Peyton Manning de los Potros de Indianápolis a los Broncos de Denver y la transferencia de derechos de Roberto Bolaño. Este efecto concentrador de medios está completamente ligado con las nuevas tecnologías: con Internet, con la ciencia de datos, con el análisis de grafos sociales. Contra esta tendencia concentradora del old media, es decir, juntar la mayor cantidad de grandes nobeles, Cervantes y Rómulo Gallegos en un solo grupo,
está la tendencia uberizadora de la new media; compañías como Wattpad o Amazon que se asocian con millones de escritores autopublicados para generar escritores rentables a bajo costo. Quizá si algo se pierde en esta tensión es justamente la literatura, pero tampoco habría que alarmarse demasiado porque, al igual que el libro, la literatura ha encontrado siempre la manera de sobrevivir. ¿Qué viene para México en la literatura? ¿influirá el acelere tecnológico? A título estrictamente personal, pienso que México está en una posición privilegiada para convertirse en el centro del mundo literario y editorial de habla hispana. Ese centro estaba –quizá todavía está– en España, principalmente en las editoriales de Madrid y Barcelona. Hoy parece estarse mudando a Estados Unidos, específicamente a las universidades, que están aglutinando a los mejores escritores y a los mejores académicos de América Latina. Pero creo que México es un destino más natural, más amigable y con más potencial, aunque para hacer de ese potencial una realidad, hay que tener una buena infraestructura que atraiga e incentive a los creadores y productores culturales. Y ahí es donde entran, entre muchas otras necesidades, las nuevas tecnologías. Sobre las publicaciones digitales, me preocupa mucho la postura del mundo editorial en general de que han logrado frenar la amenaza del e-book, porque no imagino un mundo dentro de 15 años en que la pulpa de celulosa siga siendo el método principal de transmisión de la cultura; ya sea por motivos ecológicos, técnicos o económicos, las publicaciones digitales van a ser nuestro principal método de consumo cultural en todas sus variantes. Ya estamos siendo testigos del trauma cultural que implica la desaparición de los periódicos impresos y la llegada de la cultura de las noticias en tiempo real. El cambio del libro impreso al libro digital será aún más traumático.
Cómic y narrativa dibujada
A I G L A T NOS o r u t u f n u r o p e u f i s que Cómic en Marvin, nuestra influencia TXT:: Oscar G. Hernández
Pensar en la industria de la narrativa gráfica en México, llámesele cómic, historieta o novela gráfica resulta bastante insulso por una sencilla razón: no existe tal. Caer en nostalgias de aquellas épocas cuando la industria del cómic era algo grande e importante en nuestro país y se tiraban incluso millones de ejemplares, a estas alturas resulta por demás aburrido. La industria y sus creadores hicieron el viaje al caño hace ya más de 40 años. La última publicación que intentó voluntaria o involuntariamente hacer que la narrativa gráfica mexicana sobreviviera desapareció hace más de 15 años. Su nombre era El Gallito Comics, resultado del único suplemento de historieta que existió en nuestro país en los lejanos años 80; Las Histerietas aparecían en el periódico La Jornada; ése fue quizás el último momento de mayor distribución y publicación de cómics desde aquella llamada época de oro. Después de eso, en lo único en lo que se podría pensar como industria
es el reino de El libro vaquero y todas estas publicaciones de softporn que se encuentran en los kioscos. La pregunta inevitable es el eterno: ¿qué pasó? Hacer revisiones sobre el pasado, aunque importante, también produce languidez. Lo cierto es que si algo está pasando es que la verdadera industria editorial proveniente del extranjero sabe que existe un mercado mexicano de lectores que es necesario captar y eso ha propiciado el catalizador para desatar muchos eventos e influir sobre la creación de historieta en nuestro país. La industria de cómic sobre superhéroes y manga adolescente tiene un mercado cautivo y demostró que al mexicano le gusta leer historietas; sin embargo, el género de superhéroes a muchos les resulta insuficiente, infantil e incluso de mal gusto. Fue necesario una vez más que las llamadas “autoridades culturales”, aún muy conservadoras y de corazón colonizado, se enteraran que, de entre todas las artes reconocidas, les faltaba una. De hecho, todavía
les cuesta reconocerla; debieron viajar al llamado primer mundo para ilustrarse y que alguien les educara y enseñara que había algo llamado noveno arte o literatura dibujada. Y que además desde hace mucho era un arte mayor. Lo descubierto por el conjunto de industria cultural, formado por la academia, editoriales, distribuidores, autores e instituciones gubernamentales, fue lo que detonó el momento que vive ahora la narrativa gráfica en México. Las instituciones tanto gubernamentales, como las privadas requirieron un nombre cultivado; fue el de novela gráfica y narrativa gráfica el que les permitió acercarse. Con un retraso de varias décadas, las áreas culturales se dignaron a abrir una beca para algo que aún les era lejano. Finalmente, hace dos años aceptaron crear un premio para dicha disciplina, pero el primero fue paupérrimo y casi humillante. El segundo convocado el año pasado ya era similar al del resto de las disciplinas artísticas.
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Las principales librerías de México se dieron a la tarea de abrir secciones exclusivas para la novela gráfica, incluso en algunas bibliotecas públicas se colocaron secciones para la narrativa dibujada y en la ciudad de Puebla se abriría la primera comicteca pública del país. Para que todos estos acontecimientos se dieran, debió pasar más de la primera década del milenio. Los medios masivos hablan ahora de cómic y novela gráfica. Incluso la siempre polémica Letras libres reseña novela gráfica. Llegaron los autores internacionales y comenzaron a surgir y resurgir los autores mexicanos. Todo esto sin una industria editorial. Casi todos se autopublican o recurren a los eternos fondos públicos para sostenerse y publicar. Esto va desde los más famosos y visibles, como el caso de Uncle Bill de Bef, hasta los más contestatarios detractores del gobierno, como El cráter invertido y sus cómics underground ahora entrecomillados “independientes”
por el sello del FONCA, que aparece en sus publicaciones. Muchas pequeñas editoriales se han lanzado a la aventura del llamado resurgimiento de la narrativa gráfica mexicana; publican autores y arriesgan. La histórica Resistencia, La Caja de Cerillos, La Cifra Editorial, Mónada, el mencionado Cráter, Joc Doc y una buena cantidad de fanzineros a lo largo del país están ahí, dando la cara por lo que podría ser ese boom, si no de novela gráfica, sí de la consolidación de la narrativa dibujada como industria cultural. La editorial Sexto Piso si bien no se arriesga a publicar nuevos talentos, sí ha logrado consolidarse como la más trascendente del país por la gran cantidad de autores importantes en su catálogo. Incluso el Fondo de Cultura Económica está por sacar la primera novela gráfica con su sello, aún reticentes de publicar trabajo autoral, pero sí una adopción literaria. En Marvin, hace unos ocho años o quizás más, hicimos lo que nadie; no sabemos por qué influencia, tal
vez fue mero gusto. Todo comenzó con un cómic en el que aparecía Ely Guerra y un reportaje sobre la historieta Cristóbal el Brujo. Después, vino un periodo de notas y reseñas. El paso a la publicación de un cómic propio para Marvin fue inminente. Por un largo periodo, estuve a cargo de hacerlo ya fuera en soliloquio o con algunas dibujantas y dibujantes. Luego, llegaría el periodo de Marco Colin. Hoy difundimos la obra de autores de todas las regiones del planeta, consagrados y nuevo talento que se posiciona como grandes revelaciones, ganando premios y convocatorias tanto nacionales, como internacionales. Alguna vez hicimos un cómic para el número 100 de Marvin que, si mal no recuerdo, llevaba por tema Nostalgia; en aquel cómic escribimos un diálogo que decía: “Nostalgia por un futuro que sí fue”. Creemos que esa frase resume lo que es ahora el cómic en Marvin; con nuestra principal influencia, que es el gusto por, simplemente, hacerlo.
Cómic y narrativa dibujada
PALMIRA De entre las mujeres que hacen cómic en México, tenemos la figura de Palmira Campaña que, contrario a todas las tendencias “independientes”, recurre al rescate de lo que quizá pudo ser la historieta clásica mexicana. Su gráfica y temática se acerca a la llamada época de oro de las artes en México. Ha colaborado para El Chamuco, realizó la historieta artesanal Offuscatio y actualmente publica la mini historieta Estelario y trabaja en la trilogía El muchacho Vaselina de Tepito, además de hacer su web cómic Anecdotario. Descubre más de su trabajo en: http://palmiracampagna.tumblr.com/
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TXT:: RAFAEL TORIZ @ninyagaiden
AGUARRACES PORTEÑAS
Columnas
EN EL MUNDO ANTIGUO en el que me formé –uno del que ya no tuvieron ni tendrán noticias los millennials– se llevaba a cabo un antiguo rito de iniciación, proveniente del siglo XIX, que consistía en presentar a las damas ante la sociedad en la ocasi aniversario. Tal costumbre no era exclusiva de la República Mexicana, pero sí representativa, puesto que como toda manifestación de la cultura y el ingenio populares, pronto se convirtió en una práctica mestiza que se vio nutrida por el ecuménico fervor de nuestras diversas tradiciones; por ello, si bien sus orígenes tuvieron un origen patricio, con el correr del tiempo se volvió uno de los festejos democráticos por excelencia, que supo conjuntar las intenciones de visibilidad social de la familia interesada y los ánimos de fiesta apocalíptica tan propios del pueblo mexicano: no exagero al considerar que las fiestas de XV años en México deberían haber sido consideradas como patrimonio intangible de la humanidad, pues se trataba –aún lo hace, en aquellos lugares fuera del tiempo y de la historia donde todavía se ejecutan con insólitas variantes– de auténticos performances en los que la gastronomía, teatro, danza, música, coctelería y sensualidad unían esfuerzos para agasajar al auditorio: sólo México, el sushi tiene más ingredientes que el mole. Esta pequeña introducción viene a cuento porque en aquellas épocas era común que la quinceañera –inmortalizada como nadie en la estupenda novela homónima de Armando Ramírez, que sería llevada al cine bajo su propia dirección– tuviera la figura, hace tiempo caída en el desprestigio, del chambelán: un mozalbete gallardo y promesa tierna de macho alfa (frecuentemente malograda) encargada de escoltar a la festejada en esa noche tan especial. El chambelán, quien solía ser escogido por la simpatía y voluntad de la quinceañera –aunque supe de casos de madrinas metiches que solían imponer a sus desangelados polluelos–, era el encargado de entrar al salón de fiestas con la damita, vestido generalmente de smoking y con aires de galán, así como de bailar el vals con la princesa mientras una coreografía con música clásica (o sus variantes) y en no pocos casos fungir también como comparsa de la coreografía “para los chavos” que solía prepararse con música “moderna”. Tal figura, material de escarnio en las últimas épocas por el clasismo y el racismo tan cruento y elocuente de la cultura mexicana, cumplía un acto diligente que se parece mucho al del columnista de Marvin: se trata de alguien que pone todo su empeño en apoyar un esfuerzo colectivo, que en este caso es el de agasajar a los numerosos y devotos lectores que saben que abrir estas páginas es siempre la invitación a una fiesta. Con la mejor música. Siempre. No recuerdo cuántos años llevo acá, pero de lo que sí estoy cierto es que desde el primer momento supe que mi función, ya fuera escribiendo ensayos, crónicas o columnas, sería la de acompañar a esta muchacha primorosa en sus empeños, embates, angustias y hallazgos, que no han sido pocos y más bien siempre con talento: Marvin es el lugar donde estilo, voluntad y vanguardia pactan insoslayablemente con la elegancia. Por ello, en esta fecha tan singular –15, me alegra firmar al calce mi relación con la revista: Rafael Toriz: de oficio, chambelán. Enhorabuena.
De oficio: chambelán
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BAJO PRESUPUESTO
NO LO PUEDO NEGAR: a pesar de mi imputado cinismo y mi irresponsable vocación por la sorna más impía, en algunos aspectos de la vida sigo siendo un romántico. No es que no sea realista o deje de reconocer lo inevitable que resulta que la música en particular y el arte en general deban integrarse a la maquinaria industrial del capitalismo, para terminar convertidos en mercancía generadora de plusvalía. Imposible escapar a ello y peor aún en el caso del rock. Sin embargo, como hacedor de canciones que también soy y dado que mis composiciones han permanecido en el cuasi anonimato a lo largo de más de 40 años, debido a mi incapacidad para hacerlas entrar en esa maquinaria industrial que mencionaba, quisiera hacer algunas reflexiones sobre la relación entre la música y la industria. Cuando el blues y el country se fusionaron en eso que conocemos como rock n’ roll, el nuevo género no tardó mucho en ser absorbido por las casas disqueras. Primero por algunas de pequeñas dimensiones, tipo Sun Records, y un poco más tarde por las grandes compañías discográficas trasnacionales como RCA, Decca o Capitol. En una palabra, el rock era aún un niño balbuceante cuando fue tragado por la industria para jamás volver a salir de su implacable sistema digestivo. No se crea que lo que sigue es un alegato marxistoide en contra de dicha industrialización. De hecho, gracias a ella, el rock comenzó a difundirse a lo largo y ancho del mundo occidental (primero) y de todo el mundo (algunas décadas después). Claro que hubo resistencias, más en la segunda mitad de los años 60, cuando muchos grupos y solistas adoptaron posiciones militantes y contraculturales que cuestionaban al capitalismo y todos sus males, aunque sin abandonar jamás las ventajas que les deba ese mismo capitalismo y que terminó, para bien y para mal, por dominarlos, domesticarlos y enriquecerlos. Sin la industrialización de la música, por ejemplo, no existirían las superestrellas del rock. Sin esa siniestra, pero necesaria unión que hubo, sobre todo en los últimos 25 o 30 años del siglo pasado, entre las gigantescas disqueras, los emporios de la comunicación (radiofónica, televisiva e impresa) y los grandes promotores y empresarios que organizaban magnos conciertos y festivales, muchos de los artistas cuya música hoy forma parte de nuestra educación sentimental, tal vez nunca habrían salido de sus pequeños barrios o ciudades. Los Beatles necesitaron una disquera de primer orden no sólo para difundir su música, sino también para gozar de todas las posibilidades para progresar artísticamente y luego convertirse en millonarios. Gracias a la industria, grupos como Led Zeppelin tenían aviones particulares y sus integrantes podían adquirir castillos medievales en la campiña inglesa. Hasta los músicos del punk o el grunge gozaron de las mieles de la fama y el dinero que les proporcionó esa industria tan maldecida por ellos. Así fue hasta el arribo de este siglo y el surgimiento de dos enemigos surgidos del seno mismo de la industrialización: Internet y la digitalización de la música. No fue la piratería, sino las ventajas que la red otorga a los músicos lo que puso en jaque a las grandes disqueras, las cuales no han podido salir de la grave crisis en que se encuentran desde hace casi 10 años. La facilidad para hacer música digital en estudios casi caseros y para difundirla por redes como YouTube, Soundcloud o Facebook, entre otras, ha hecho que la industria haya perdido por primera vez el control que siempre tuvo sobre los músicos. Claro que esto aún no es algo definitivo e inexorable, pero a menos que los dinosaurios industriales logren adaptarse al nuevo fenómeno (de hecho, algunas grandes discográficas han desaparecido del mapa), los músicos se volverán autónomos… Y quizá yo pueda por fin dar a conocer mis canciones.
TXT:: HUGO GARCÍA MICHEL @hualgami
El rock y la siniestra (pero inevitable) industrialización
Estilo
nuevos adicolor, color durazno con reflejante solar
Tras desechar los adidas Stan Smith amarillos de la paleta de colores “adicolor”, adidas Originals deja escapar una edición “Sunglow Reflective” de la silueta icónica. El regreso de este diseño no lleva las reconocibles franjas bordada, sino las microperforaciones que sugieren la marca de fábrica y se han usado en otras ocasiones. Destaca el inserto de ante en el talón con la firma Stan Smith y aplicado en un tono más obscuro de durazno brindándole al par un toque excelente.
sólo se fabricaron tres mil botellas de the
kraken ceramic
The Kraken es la inmortal leyenda en la que se inspira The Kraken Ceramic. Algunos dicen que esta botella la crearon en la Edad Media como un amuleto contra las bestias míticas. Otros, aseguran que es el único objeto rescatado de la Atlántida, pero lo que es indudable es que en su interior se encuentra la esencia de la bestia. Acompañando a la botella de edición limitada viene en su interior el ron The Kraken Black Spiced, que cuenta con toques de especias exóticas como jengibre, canela y clavo; de color obscuro, hace referencia a la tinta con la cual la legendaria bestia, un calamar de proporciones gigantescas cubría a su presa al atacar. El suave sabor de The Kraken permite servirlo en vaso corto con hielo o bien, muy fío en shots. La edición está limitada a sólo 3,000 botellas de The Kraken Ceramic en todo el mundo.
original penguin lanzó su colección primavera
2016
Inspirada en el club de tennis en Palm Springs, la marca lanzó su línea “Club House”, con look preppy, limpio y atlético, tomado del golf y del tennis de los años 70. Las prendas vienen en estampados con colores saturados y pastel para lucir en los campos de césped y la veranda sombreada, rodeados de las flores y cactos del desierto en Palm Springs.
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Tecnología
llegan a méxico los samsung
Galaxy S7 y Galaxy S7 edge A pocos días de su presentación oficial durante el Congreso Mundial de Móviles 2016 (Mobile World Congress) en Barcelona, Samsung Electronics México anunció la llegada de los nuevos dispositivos insignia a México: Samsung Galaxy S7 y Galaxy S7 edge. Estos dispositivos representan la máxima evolución de la serie y están listos para conquistar gracias a su sofisticado diseño, cámara fotográfica y de video avanzada, funcionalidad de software optimizada y una conectividad nunca antes vista, gracias a la integración con nuevos productos y servicios.
NIKE lanza tenis que se amarran solos
Durante el Innovation 2016 Nike presentó los Nike HyperAdapt 1.0 que como característica principal cuentan con “ajuste adaptativo” que es un sistema para que al contacto con el talón del usuario se active y se acople automáticamente al pie, este nuevo producto está pensado para el desempeño atlético al eliminar la distracción de atar los cordones.
BELOW, el juego indie que queremos ya
Los poseedores de XBox One o una PC serán los afortunados -al menos por el momento- que podrán jugar este desarrollo de Capybara Games, del cual no se conocen tantos detalles, pero ha llamado la atención en el internet por sus impresionantes gráficos ya que es una mezcla de 2D con 3D que hace recordar juegos como The Legend of Zelda.
llega la realidad virtual al PS4 Sony ha anunciado la llegada en octubre de este mismo año, del complemento para Play Station 4 con el cual podremos experimentar Realidad Virtual desde la comodidad de nuestro hogares el PlayStation VR costará $399 USD y vendrá acompañado de cincuenta títulos para finales de este año por lo que estudios como Lucasarts ya están trabajando en esto.
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El pilón
SUAVE RECORDS CUANDO PALABRAS como “independencia”, “emergente” y “hipster” aún no estaban de moda, Suave Records nació alrededor del año 2002 como una disquera que desde la “independencia”, lanzó un acoplado definitivo para la escena mexicana con el nombre de Emergente, en el que reunió a casi 30 exponentes que, años después, se volverían habitantes indispensables del iPod hipster colectivo. Caso singular el de Suave, que pese a operar en total libertad creativa, dependía del capital de uno de los hombres más acaudalados de México. Jorge Vergara, el célebre dueño de las Chivas del Guadalajara, pasará a la historia como mecenas del rock y la electrónica incluso sin habérselo propuesto. “En todo el tiempo que trabajé en Suave, lo traté una vez”, recuerda Pepe Casanova, quien fue gerente de Medios & RP del sello. “Era una presencia que nunca veías porque no estaba, y si estaba, ni te enterabas. Suave era un juguete para él”. DIOS LOS HACE Y ELLOS VENDEN DISCOS Vergara era el propietario de Suave, junto con Alfonso Cuarón, quien, años más tarde, se ganaría un Oscar por su película Gravity. Ambos habían contratado a Camilo Lara, el creador del Instituto Mexicano del Sonido y la mente detrás de Mexrrissey, para producir la banda sonora de Y tu mamá también, protagonizada por Gael García y Diego Luna. Sin embargo, a la hora de publicar el soundtrack, prefirieron abrir una disquera que trabajar con alguna de las establecidas. Le pusieron Suave “porque sonaba padre” y contrataron a personajes que hasta hoy son importantes en la escena, como Jorge “El Negro” Hipólito y Casanova, que venía de trabajar en la revista Eres. Lo primero que le llamó la atención fue no tener obstáculos a la hora de romper esquemas. En tiempos en que las majors solían presentar sus lanzamientos
TXT:: Arturo J. Flores
Y su mamá también los recuerda
discográficos en salas de juntas en sus sedes, Suave Records solía invitar a los periodistas a tomarse una cerveza en una cantina de rompe y rasga en compañía de sus artistas o disfrutar una carne asada en la casa de la Cuauhtémoc donde operaban. El mismo Vergara en persona, aun cuando no estuviera al tanto de la música que financiaba, estuvo presente en una de esas actividades. El staff de Suave aprovechaba esa desatención del dueño para firmar, licenciar y poner a la venta los discos que más les gustaban. Como Casanova reconoce, “tuvimos muy buen ojo para algunas cosas, pero muy malo para otras”. Emergente: un retrato de la escena alternativa mexicana, lanzado en 2002, colocó en el mapa a un artista que después explotaría por su novedoso (en la época) performance: Silverio. Él mismo saboreó las mieles de la independencia aderezadas con dinero cuando Jorge Vergara se lo llevó en su jet privado para que ofreciera un show en Guadalajara, como recuerda Pepe. En Emergente también aparecieron las primeras grabaciones de Sonido Lasser Drakar, de Emilio Acevedo, compañero de Julián Lede –alias Silverio– en TITAN; Los Fancy Free o Intestino Grueso. Suave Records también fue pionero en la organización de fiestas en el mirador de Cuernavaca o en casas abandonadas de la colonia Roma, donde daban a conocer a sus artistas. El sello estuvo detrás del lanzamiento en México del primer disco de Interpol, Turn on the Bright Lights en 2002, además de la popularización en México de Ladytron, a quienes trajeron para realizar un DJ Set en una fiesta de la desaparecida estación Radioactivo 98.5, según recuerda Casanova. POR UNAS CHIVAS SE ACABÓ EL SUEÑO Otro de los discos paradigmáticos, tanto para la compañía como para los artistas, en cuyo lanzamiento Suave Records participó, fueron Jessico (2001) de Babasónicos y los dos trabajos solistas de Joselo Rangel: Oso y Lejos.
En el caso de los argentinos, se trataba de su primer disco independiente, luego de concluir su relación contractual con Sony, pero que catapultó muy alto a la banda. A Joselo, en cambio, no le fue nada bien con sus trabajos al margen de lo que hacía con Rubén, Meme y su hermano Quique. “Esa promoción estuvo complicada porque la gente no entendía que se trataba de un proyecto solista y creían que dejaría Café Tacvba; entonces, en las entrevistas se la pasaban preguntándole por eso. Con Babasónicos he platicado en otras ocasiones y saben lo importante que fue Jessico para que México les abriera los brazos como lo hizo”. Otros lanzamientos memorables de Suave Records fueron los álbumes de los alemanes Le Hammond Inferno o el japonés Fantastic Plastic Machine, que de otra manera no hubieran sido conocidos en México. Sin embargo, reconoce el también autor de la novela Yo no soy DJ (y que paradójicamente se volvió DJ en las fiestas de Suave) que “hubo grupos de quienes vendimos 200 discos porque la radio no los programaba y no existía cómo vender o promover por Internet”. Poco después de la apertura de Suave, Jorge Vergara, que ya era dueño de Omnilife, adquirió el 87% del Club Guadalajara, lo que paulatinamente le exigió administrar mejor sus inversiones y prescindir de los negocios que menos redituaban. La música fue la primera en la mira. Pepe Casanova recuerda que en algunos eventos de Omnilife le tocó ir a vender discos, “y la gente compraba mucho a Volován, pero al resto no lo entendía”. Una mañana, “llegó una chica de Omnilife a decirnos que aquel era nuestro último día de trabajo porque cerraría la disquera. La verdad, lo veíamos venir. Nos dieron un cheque bastante generoso y nos fuimos a chupar. Así acabó todo”. Ni modo, algunas ideas brillantes nacen antes de tiempo.
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