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CONTENIDO 4
Cáncer es una palabra
Alicia Carhuatocto Romero Jimena Agois
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Cortázar, las claves de la eternidad
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Homo cuento
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Aland Bisso Andrade
Max Yoza
DIRECTORIO Director General: Rodrigo Castro de la Mata Editor: Aland Bisso Andrade Revisores: Max Yoza Yoshidaira, Alejandro Daly Turcke Germán Valenzuela Rodríguez Diseño y Diagramación Carola Dongo Pérez Foto de portada: Jimena Agois.
Chaman, novela médica
Eduardo Penny Montenegro
Correo: revistamaskara@gmail.com Copyright
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Charly García Germán Valenzuela
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Marco Fidel Suárez
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Jamón y Vino
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Las putas tristes de Gabo
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N ª 10
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Daniel Enrique Haro Haro
Myriam Narváez Trujillo
Alfredo Cabrera Rayo
El despenador
Gonzalo Portals Zubiate
Portada: Máscara y protector termoplástico para radioterapia. Cortesía de Enver Gonzáles Rodó.
Cáncer es una palabra, no una sentencia Alicia Carhuatocto Romero. (Tecnólogo médico en radioterapia) Jimena Agois (Fotógrafa profesional)
Sala de radioterapia
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“Las palabras pueden ser como rayos X, si se usan apropiadamente lo atraviesan todo” Aldous Huxley
Primer tiempo
–Recuéstese por favor, mi nombre es Alicia; con Enver y César lo vamos a ayudar. No hay silencios o sonidos de monitores como en las películas, sólo me asaltan los temores y fantasmas en mi primer ciclo de radioterapia. –¡Qué bonitas sus medias! –dijo Alicia, abriendo unos ojos redondos. Es lo único que llevo debajo de una menuda bata de papel. Veo, de reojo, una repisa con pequeñas máscaras de fijación pintadas lúdicamente para niños, máscaras que guardan historias de familias que han pasado por esto. Me dan fuerza. Luego me alcanzan la réplica de una máscara acrílica hecha exactamente para mi cara y hombros. Una suerte de sarcófago que evitará la radiación en zonas no deseadas. Trac… trac…. trac… siento la presión en la cara, el pecho. Me asalta la idea de respirar profundamente o de pasar saliva, pero casi no puedo por la presión que tengo sobre el rostro y en el pecho.
En el día a día, el Departamento de Radioterapia es un lugar de arduo trabajo. Los pacientes, tanto nuevos como recurrentes, acuden a recibir su tratamiento, pero no pueden ocultar su nerviosismo y ansiedad. Es por ello que, como tecnóloga médica, mi deber es atenderlos de la mejor manera, y que el estado de ánimo y la confianza que depositen en mí sean un factor crucial durante todo el proceso. Luego de algunas interacciones y preguntas de rutina, el paciente se sentirá más seguro y
Mascarillas termoplásticas para radioterapia
–Relájese –me pide César con voz enérgica, pero amable. No puedo hablar, pues la boca también está aprisionada con los ganchos y solo levanto el dedo pulgar en señal de OK. –Voy a poner música –dijo Enver–. Así es mejor. Antes de que las ideas tomen por asalto mi subconsciente, escucho “Sapo cancionero” y me transporto a la sala de mi abuelo donde mi padre está cantando. Siento paz. Empatía, esa palabra resume lo que hoy sentí al entrar a la sala de radioterapia.
Sapo cancionero, “Los Chalchaleros”
https://www.youtube.com/watch?v=Ak4zFmusyC8&feature=youtu.be
tranquilo al conocer a la persona que lo va a atender. La lucha contra el cáncer puede ser atemorizante y producir estrés. Es el temor a lo desconocido lo que genera ansiedad y como respuesta a ello es mejor convertir el ambiente en algo cómodo y acogedor. La música es muy efectiva en estos casos y nosotros dejamos que el paciente escoja el género que más le guste. La comunicación entre el paciente y la persona que lo atenderá siem-
pre es fundamental. Mientras más humanidad y afecto se muestre, el tratamiento funcionará mejor y los objetivos se cumplirán. Pues de eso se trata mi trabajo en el Departamento de Radioterapia, atender a los pacientes por vocación, con el mejor ánimo y la convicción que se sientan seguros mientras luchan por su salud. –Gracias, señorita Alicia –me dice uno de los pacientes antes de retirarse.
Máscaras de radioterapia para niños
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Segundo tiempo
“Tiene que hacer deposiciones para que el recto esté limpio y la radiación no lo queme; además debe llegar con la vejiga llena” 6:00 am: Desayuno apurado y sin lácteos, pues la dieta sugerida así lo determina. Lo que era una rutina se convierte en obligación, debo de tener el colon limpio.
Me baño y cambio para ir a trabajar, los días previos metódicamente he aprendido que tomando 1000 mL de líquido la vejiga estará en el punto exacto. Mientras manejo coordino parte del trabajo pendiente, tengo tres horas en las que es preferible no tomar líquidos para tener algo de sed y orinar hasta la 9 am, hora en que debo comenzar a llenar vejiga. He probado todos los jugos de la máquina expendedora, de la cafetería cercana y del restaurante. Ese placer de tomar líquido por sed se convierte en una obligación con tiempos y horarios establecidos. 9:00 am: Última chance de orinar, eliminar cuanto gas puedas (los primeros días me pedían que elimine “10 cc de gases”, como si uno pudiera medirlos..!), empiezo a tomar manzanilla sin azúcar (la medicación tiende a subir mi glicemia), una taza por sorbos, van 250 mL. 10:00 am: Reunión con un cliente que se victimiza y explaya, luego otros que llegan tarde y se sienten confiados de que mi tiempo les pertenece. 10:15 am: Consigo agua con hielo para evitar que aumente las náuseas; dos vasitos más de la máquina. Ya casi 350 mL.
bo ahora familiares, la esposa de uno de los pacientes con quien diariamente me encuentro, se acerca y amablemente me ofrece hojas de sábila que ha traído para aliviar el ardor en la piel, se crea una “comunidad“ que me hermana con los otros pacientes, no importa la raza, sexo, origen, a todos nos une la esperanza, hay saludos y expresiones de ánimo entre los pacientes y familiares que esperamos.
– ¿Cuántas te faltan?, yo voy 11 de 35 –me preguntan refiriéndose al número de sesiones de radioterapia y contesto algo similar. – Hay una medicina natural muy buena para la proctitis, te la voy a pasar –agradezco el gesto y asumo que en adelante tendré ese tipo de conversaciones. 11:50 am Se acerca mi turno y el deseo de orinar va en aumento.
Con un café puedo completar los 250 mL, pero me dijeron “café, no”. Recurro a una botella de agua y listo. 12:15 pm: Vejiga al tope. Sonriendo con apuro aviso a la secretaría que estoy listo, que ya no puedo más. 12:25 pm: La espera es interminable, no puedo moverme, me duele, pero otro paciente más golpeado que yo demora en su tratamiento. 12:38 pm: No aguanto, voy a reventar, así es que voy al baño y orino.
El olor a desinfectante en el baño me anuncia que la preparación y toma de líquido debe comenzar nuevamente.
“Qué bonitas sus medias…!” Una reunión más, completar un informe pendiente y enrumbo apurado al tratamiento sin olvidar la bata de papel que será toda mi indumentaria.
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El pudor de los primeros días no es más una preocupación.
11:05 am: Empiezo a tener deseos de orinar, pero debo completar la toma de líquidos y consigo un jugo de arándanos (eso dice la etiqueta), 750 mL.
Mi nombre es Ayron Manuel, mis amigos me dicen “Ironman”
En la sala de espera, caras conocidas que perci-
Recién es medio día del martes. Faltan 24 sesiones.
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Tercer tiempo
La palabra cáncer siempre va a transmitir miedo. No importa quien la diga. El sólo hecho de mencionar en voz alta esta enfermedad hace que uno se ponga nervioso. Como mencionó Alicia, líneas atrás, quizas es el miedo a lo desconocido, a la incertidumbre.
Hace unas semanas pude recorrer como persona externa (no soy paciente ni médico) el departamento de radioterapia. Con paciencia y dedicación me explicaron lo que hacen los médicos con cada uno de los pacientes que día a día pasan por aquella sala. Adultos y niños recorren esos pasillos con la esperanza de que el cancer se aleje de sus cuerpos y puedan recuperar su vida o, quizás, alargarla un tiempo más. Paralelamente, las palabras de Ayron Manuel (paciente) iban narrando su experiencia del otro lado. Las horas de espera y conversaciones con otros pacientes, la cantidad de líquido que deben ingerir para poder entrar, ese momento en que se echan y el médico atornilla el casco de “Ironman” a la camilla
porque cualquier movimiento podría arruinar tu tratamiento. Mientras tanto, sienten que la vejiga les va a explotar. Deben recuperar fuerzas para poder seguir el tratamiento, varias veces por semana, hasta, finalmente, tocar esa pequeña campana que esta en la sala de espera, y cuyo sonido indica que lo lograron, que se acabó esa parte del tratamiento. Imagino la angustia que se debe sentir como paciente, la primera vez que indefenso se llega a esa sala grande y se encuentran entre máquinas. Entiendo la paciencia con la que Alicia y su equipo debe explicar día a día a cada nuevo paciente lo que van a hacer. Transmitir esa paz y calma es fundamental para tranquilizar a alguien a quien
el miedo embarga y paraliza. Particularmente, tengo algún grado de claustrofobia y no hay nada que me paralice más que entrar a un resonador magnético. Y al ver como esa máscara se atornillaba a la mesa del paciente reviví esos momentos de angustía que sólo quiero olvidar. Contar con profesionales que saben darte calma y generan empatía en momentos difíciles, es fundamental. Alicia y su equipo trabajan día a día con la mejor actitud para lograrlo y transmitir a sus pacientes la tranquilidad necesaria en una situación incierta. La admiración que siento por ellos es la misma que tengo por los pacientes que venciendo sus temores llegan a esa sala de radioterapia en busca de un día mejor.
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Cortázar y las claves de la eternidad Aland Bisso Andrade Médico Internista
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e sorprende la proximidad del 108° aniversario del nacimiento de Julio Cortázar (agosto, 1914 – febrero, 1984) mientras leo por estos días las clases grabadas que diera en la Universidad de Berkeley, en 1980, y publicadas por la editorial Alfaguara en un libro de carácter indispensable. Coincidencia gratificante, pero no extraña, porque a Cortázar se le lee siempre y, tarde o temprano, cualquier recuerdo de su vida puede coincidir con la lectura de su obra.
Nuestra verdadera realidad es compleja, difícil de entender, llena de eventos inexplicables, de ahí que abundan los hechos que damos como “fantásticos”, simplemente porque no los podemos entender Por lo general, uno descubre a Cortázar con “Casa tomada”, el primer relato que aparece en “Bestiario”, su primer libro de cuentos. El efecto es contundente y en adelante ya no se puede dejar de leerlo. Pero apenas es la punta del iceberg. Cortázar plantea una literatura de realismo extremo a través de la fantasía. Utiliza la alegoría metafísica para desentrañar las facetas más extrañas e inquietantes de lo cotidiano y mostrarnos la verdadera realidad que se oculta detrás de lo que vemos (o creemos) como real. Cortázar busca lo “auténticamente real”, más allá de creencias, tradiciones y patrones establecidos, aun cuando, para ello, deba recurrir a la fantasía más inverosímil. Nuestra verdadera realidad es compleja, difícil de entender, llena de eventos inexplicables, de ahí que abundan
los hechos que damos como “fantásticos”, simplemente porque no los podemos entender. Nuestros simples y cotidianos sentidos no lo muestran todo. Vivimos en un espejismo donde vemos y oímos lo que queremos ver y oír; nuestros sentidos están parametrado (y abrumados) por lo aceptado y establecido. La obra de Cortázar nos enseña que, justamente, a través de lo fantástico podemos llegar a los abismos más profundos de nuestra realidad. Mas no existe un límite entre ellos y ambos, lo considerado como fantástico o como real, se unen por flechas bidireccionales y hasta pueden fundirse. El cuento “Continuidad de los parques”, es una muestra de ello: el lector de una novela que narra un crimen pasional, termina siendo la víctima de la misma historia que le está sucediendo a él, pero que hasta entonces ignora. ¿Cuántas veces dentro de un sueño hemos vivido una historia en forma más intensa que en nuestra realidad? ¿Acaso no es la complejidad del subconsciente lo que mueve los hilos de la vida real? Lo que vivimos en sueños, o en el subconsciente, es atemporal y no responde a las leyes terrenas. En un minuto de sueño, o de ensoñación, podemos vivir una historia de días y hasta años. Se comete un error
cuando creemos que lo “subjetivo” no tiene valor real, no existe. ¿Alguna vez soñaron con un lugar que nunca han conocido? Apuesto que sí. En el cuento “La noche boca arriba”, el personaje central vive una aventura en un futuro que desconoce; sin embargo, al despertar, es víctima de una ejecución en un rito religioso, miles de años atrás, en el pasado al que pertenece.
La obra de Cortázar nos enseña que a través de lo fantástico podemos llegar a los abismos más profundos de nuestra realidad Las noticias nos muestran a diario a víctimas de desalojos, propietarios que han perdido su propiedad de la manera más injusta, a través de fraude, estafa, falsificación de firmas y documentos. El cuento “Casa tomada”, grafica esa triste realidad de manera magistral. Narra la historia de una pareja de hermanos solteros que habita una amplia casa, la misma que, paulatinamente, va siendo ocupada por
Julio Cortázar (1914- 1984)
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“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Julio Cortázar (Rayuela)
presencias extrañas e indefinibles, obligándolos, cada vez, a circular por menos habitaciones hasta llegar al confinamiento dentro de la propia casa. Finalmente, los invasores provocan la expulsión definitiva de los hermanos, dejándolos en la calle.
Con los “Cronopios, Famas y Esperanzas”, Cortázar juega con el lector. El elemento lúdico es indispensable para recrear a seres ficticios que subrepticiamente nos colocan frente a un espejo. Sus historias ridiculizan con fina ironía la vida co-
A través de “Un tal Lucas”, Cortázar utiliza el humor como herramienta vital para describir y descifrar no solo el mundo que nos cobija y rodea, sino el mundo propio que llevamos dentro. Los triunfos, alegrías, temores y fracasos de su personaje ficticio (Lucas), se plasman a través de relatos que pueden parecer fantásticos o ficticios, pero que al terminar de leerlos vemos que no dejan de tener un ápice de verdad en lo que vemos como vida real. El mismo Cortázar nos pide diferenciar la comicidad del humor mediante esta comparación: Jerry Lewis fue un cómico, Woody Allen, un humorista.
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tidiana y rutinaria que tenemos en el día a día. Los Cronopios son seres verdes y húmedos, que viven al margen de las cosas entre el arte y lo antisocial. Son ingenuos, idealistas, desordenados, muy sensibles y poco convencionales. Viven la vida con pasión y sin vergüenza; sufren y aman al mundo a la vez. Ellos, tal vez, representan al hombre de a pie, común y corriente, que vive de un sueldo mínimo o simplemente de sueños que nunca alcanzan. Los Cronopios se alegran cada vez que un Fama les presta atención. En cambio, los Famas, representan a la alta burguesía, son rígidos, organizados, inteligentes y exitosos. Son la gente formal que se preocupa por el orden, ocupan altas posiciones políticos o empresariales, llevan las riendas y destinos de la sociedad. Poseen altisonantes cargos profesionales y hasta títulos nobiliarios. Los Famas disfrutan de su éxito frente a los Cronopios. Entre estos dos extremos, aparecen las Esperanzas, seres simples, aburridos, ig-
norantes, rutinarios y normalmente sometidos a los seres anteriores.
Cortázar nos pide diferenciar la comicidad del humor mediante esta comparación: Jerry Lewis fue un cómico, Woody Allen, un humorista. En el cuento “El Perseguidor”, Cortázar narra la oscura y triste historia de Charlie Parker, un saxofonista y virtuoso del jazz, adicto a las drogas, mencionado en la narración como Johnny Carter. Cortázar descubre el trasfondo existencial del personaje, quien vive en el límite entre la lucidez y la autodestrucción. Este cuento fue una suerte de preámbulo o antesala de lo que sería “Rayuela”,
tal vez su obra más emblemática y de cuyo análisis se han ocupado en forma inagotable todos los especialistas y críticos de literatura. Solo me basta decir que “Rayuela” es uno y dos libros a la vez, con claves propias para ser leído de una u otra forma. Un complejo experimento, por demás osado, que pone a Cortázar como uno de los más grandes escritores de la historia. Cortázar no ganó el Premio Nobel, pero eso no nos interesa a quienes admiramos y amamos su literatura. El más grande premio que puede recibirse, más allá de la muerte, es la gratitud y vivo recuerdo para todas las generaciones venideras.
¿Quién no ha sido víctima del embotellamiento y caos vehicular? Cuando lean “Autopista al Sur”, se sentirán parte de la historia y no habrá forma de dejarse identificar por alguno de sus personajes. AÑO 3 Nº 10 ENERO 2022
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El Homo Cuento ¿La historia es la que se vivió o la que nos contaron? Max Yoza Gastroenterólogo
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Imagen comparativa entre el Homo sapiens y el Homo neanderthalensis
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ace 2,5 millones de años, los primeros humanos aparecieron en África y de ahí se esparcieron por toda Eurasia. Los sapiens recién entraron en escena hace 200 mil años y, ellos mismos, hace 70 mil años ganaron en la lotería genética de la evolución una “variante” que les dio la capacidad de asociar la realidad en forma más compleja y poder crear, tal vez, los primeros cuentos, tal como lo relata Yuval Harari en su libro “Sapiens”. Se crearon cuentos, historias y planes comunes que les permitieron trabajar en grandes grupos y poder hacerles frente a animales físicamente superiores, así como a un entorno hostil. En poco tiempo, el Homo sapiens se expandió por todo el mundo conocido, muchos dicen a manera de plaga, desplazando a otras razas humanas, de modo que unos 30 mil años atrás contribuyeron a la extinción de sus últimos primos, los neandertales. No quedó ninguna otra raza humana. Los sapiens crearon historias que los unían hacia metas comunes y así fueron progresando. Crearon mitos y dioses para explicarse el origen del mundo y por los cuales valía la pena vivir o morir, a veces hasta matar. Así, la historia de la humanidad transcurre de historia en historia, de cuento en cuento.
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Y así llegamos a la era de la información. A diferencia de lo que ocurría antes de la década de los 90´, ahora sobra información, sea verdadera o falsa, pero solo tenemos acceso a una parte de ella; aun así, seguimos creando historias para interpretar el mundo, buscando una coherencia que se adapte a nuestra lógica.
“Si la historia que hemos creado, o que nos han contado, es coherente con nuestras creencias y la cultura que nos rodea es muy probable que la tomemos como cierta” Si la historia que hemos creado, o que nos han contado, es coherente con nuestras creencias y la cultura que nos rodea es muy probable que la tomemos como cierta. Daniel Kahneman, psicólogo y Premio Nobel de economía, la definió como el sistema 1 o automático, herramienta que incorpora a nuestra mente historias sin mayor análisis. Si en algún punto la historia se sale de un patrón esperado, recién saltan las alarmas y comienza a actuar el sistema 2 o analítico, el cual escudriña con más atención y profundiza el análisis la situación. Un problema con nuestro cerebro es que, si el sistema 1 ya tomó como cierta una historia, a nuestro sistema 2 le cuesta revertirlo. Tomemos como ejemplo la famosa ilusión de Muller-Lyer. La impresión que tenemos es que la línea B es más larga a pesar de que sabemos que son de la misma longitud, podemos medir las dos líneas con una regla y comprobarlo y aún así no nos cambia la percepción inicial. Imagínense ahora una historia falsa en la cual no podamos usar una regla para medirla. 14
El Cisne negro El hombre puede crear historias de la realidad que cree ver o que imagina podrían existir, pero no puede crearla de eventos que no espera o desconoce. Al respecto, Nassim Taleb, en su libro “El Cisne Negro” relata que en el mundo se creía que solo existían cisnes negros, nadie había visto nunca uno blanco y nada hacía sospechar que pudiesen existir, hasta que se descubrió Australia, donde habitaban cisnes blancos. De modo que, el no percibir un elemento que no se encuentre en nuestro espacio-tiempo actual no quiere decir que no exista o que no vaya a existir. Eso es lo que Taleb describe como un evento “cisne negro”, como por ejemplo una caída inesperada de la bolsa de valores. Un evento puede ser un “cisne negro” para unos y no para otros. Taleb también nos cuenta la historia de aquel pavo que siente vivir en el paraíso porque es criado cuidadosamente por su dueño; le dan de comer, lo cuidan con amor, pero llegada la Navidad es degollado. Solo para el pavo fue un evento “cisne negro”.
Hoy en día, vivimos la era de la información, la cual abunda por doquier, pero mucho de ella es falsa y cada cual forma su propia historia. Entonces, ya no hay un lazo único ni historias comunes, sino una infinidad de historias y de universos. Además, tenemos el sesgo de la autocomprobación, tendemos a incorporar a nuestra historia datos que guarden coherencia con nuestra idea dejando de lado los datos incómodos. Es importante que, como individuos, grupo o institución, tengamos varias fuentes de información validadas a fin de no tener una idea distorsionada de la realidad y evitar que nuestra respuesta también sea errada. Las historias nos apasionan porque son parte del núcleo más interno de nuestra humanidad. Una vez que aceptas y te crees el cuento, probablemente ya no interesa si es real o no.
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“Las personas siempre han contado cuentos. Mucho antes de que la humanidad aprendiera a leer y escribir, todo el mundo escuchaba cuentos. Y había narradores que los contaban mejor que otros, es decir, que la gente les creía más sus mentiras” (Günter Grass)
“Chaman”: una novela médica de trascendencia histórica Eduardo Penny Montenegro Médico Internista y Geriatra
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aman”, segunda novela de la llamada “Trilogía de la familia Cole” (El médico, Chamán y La doctora Cole), del escritor estadounidense de origen judío, Noah Gordon (1926 - 2021), fue calificada como el “Libro destacado” por The New York Times y declarada como la “Mejor novela histórica 1991-1992” por la Sociedad de Historiadores Americanos, otorgándole el premio “James Fenimore Cooper”. La novela narra la vida diaria en el entorno rural, las limitaciones en el conocimiento y práctica de la medicina, el despojo de las tierras ancestrales que sufrieron los indios Sauk a través de engaños y muchos episodios de la terrible guerra de secesión ocurrida en los Estados Unidos de 1861 a 1865. La novela se sitúa a mediados del siglo XIX y trata sobre uno de los descendientes escoceses de la familia Cole, Robert Judson Cole y posteriormente de su hijo Rob, quien sería llamado solo “Chaman”. Robert dejó su tierra natal, Escocia, por problemas políticos y migró hacia América. Inicialmente, llegó a Boston, ciudad con un puerto sucio, y maloliente, de calles estrechas, donde trabajó para un dispensario que atendía gente pobre, principalmente inmigrantes irlandeses, quienes vivían en lugares pobres e insalubres. Así pudo darse cuenta de la relación que existía entre la suciedad, las infecciones, las heridas abiertas y las fiebres puerperales, por lo que insistía mucho en el lavado de las manos. Poco después, al no sentirse a gusto con el trabajo del dispensario -donde cada vez estaba más limitado por sus jefes-, decidió migrar a Illinois, la tierra de los indios Sauk, en búsqueda de nuevas oportunidades.
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“…pudo darse cuenta de la relación que existía entre la suciedad, las infecciones, las heridas abiertas y las fiebres puerperales, por lo que insistía mucho en el lavado de las manos” Durante ese invierno viajó en ferrocarril, llegando hasta Pittsburgh donde lo contrataron como médico a fin de atender a irlandeses y alemanes, principalmente. Una vez que reunió un poco de dinero, compró una yegua y decidió continuar su periplo. Durante todo este tiempo aprendió a utilizar un puro de tabaco en la zona anal, como relajante de la musculatura anal cuando operaban una fistula.
pagaban 75 centavos por consulta y un dólar si eran visitados en sus casas, por lo que Robert pronto pudo ahorrar para tener cabaña propia y comprar una yegua para sus visitas médicas, además de dedicarse a la crianza de ovejas. Su primer contacto con los indios Sauk fue al atender a uno de ellos, quien al caer del caballo sufrió una dislocadura de la cadera. Con ayuda lo llevó a su campamento donde logró colocarle nuevamente el miembro en su sitio, motivo por el cual lo llamaron “Chaman blanco”. Ahí conoció a Makwa-ikwa (“mujer oso”), quien era la hechicera y con quien cultivó una gran amistad. En sus recorridos también conoció a Sarah, una joven viuda, que permanecía totalmente recluida
Illinois resultó interesante desde un inicio; tenía ríos y campos fértiles, y en un lugar llamado Holdens Crossings conoció a Nicholas Holden, abogado y fundador del pueblo, quien lo invitó a establecerse ahí e instó a comprar tierras del gobierno con precios preferenciales. Los pobladores de esa zona eran colonos que venían de Nueva York y de Nueva Inglaterra, sintiéndose felices de tener un médico en el lugar
Noah Gordon (1926 – 2021)
Robert se enteró de que se había descubierto el éter como anestésico y que había sido utilizado con éxito en la operación de un paciente con un tumor en la lengua. Felizmente, su antiguo amigo, el boticario Geiger, quien ya había llegado a instalarse con su esposa Lillian, logró producir éter localmente, lo cual lo ayudó mucho en sus diversas cirugías, incluso amputaciones. Poco después tomó contacto con una congregación de monjas con quienes construyó un pequeño hospital, al donar parte de sus tierras.
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en su cabaña con su menor hijo de dos años, y que, por los dolores de abdomen, incontinencia urinaria, anorexia y baja de peso, creían que padecía de cáncer. Al evaluarla, Robert determinó la presencia de un gran cálculo vesical, al cual trituró y pudo extraer, en forma muy dolorosa y con instrumentos precarios. Con el tiempo, se enamoraron, se casaron y tuvieron un niño a quien bautizaron como Robert Jefferson Cole, pero que llamaban simplemente “Chaman”. Cuando cumplió 5 años, el pequeño Rob contrajo un cuadro grave de sarampión y quedó totalmente sordo. Con mucho esfuerzo y constancia, aprendió a leer los labios y a expresarse con palabras guturales. Un día, su hijo Chaman le dijo: “Quiero ser como tú, papá, quiero
Otras novelas “Best seller” de Noah Gordon
ser médico”. Con lágrimas en los ojos, Robert le contestó: “Tú no puedes ser médico, porque necesitas de tus oídos para escuchar a los pacientes, para notar la modulación de sus voces, para auscultarlos. Debes tener completos los 5 sentidos”. Robert detestó el haber tenido que destruir el maravilloso sueño de su hijo, pero tuvo que hacerlo; sin embargo, Chaman continuó ayudando en las atenciones médicas de su padre y en las autopsias de ley que realizaba periódicamente. Dos meses después de cumplir los 15 años, Chaman decidió marcharse de la casa, para cambiar de ambiente. Se matriculó en un colegio universitario de Nueva York, donde valoran muchos de sus conocimientos en anatomía adquiridos al ayudar a su padre haciendo autopsias. Lamentablemente, dos años después fue suspendido por realizar, dentro de su casa, la autopsia a un perro que había muerto atropellado en la calle. Al año siguiente envió cartas a diferentes facultades de medicina, teniendo siempre como respuesta un no, hasta que le llegó una carta de aceptación de la universidad de Cincinnati, pero condicionándolo a un periodo de prueba durante un año. Tuvo un buen comportamiento y ahí, gracias al reciente descubrimiento del estetoscopio por Laennec, pudo escuchar ampliados los ruidos del corazón y de los pulmones a través de un tubo. Cuando estalló la guerra civil, entre los federados del norte y los confederados del sur, por el tema de la
“Trilogía de la familia Cole” (Noah Gordon)
abolición de la esclavitud, decretada por el presidente Abraham Lincoln y por el deseo de los sureños de separarse de los Estados Unidos, muy a su pesar, Alex, su hijo mayor decidió enrolarse con los confederados del sur, mientras que poco tiempo después, Robert se enroló como médico civil con los del norte, donde realizó múltiples amputaciones en condiciones infrahumanas y trató infecciones de todo tipo, solo con infusiones y una limpieza relativa. También ejecutó algunas acciones de prevención sanitaria y formó un grupo de camilleros para el pronto rescate de los heridos. Después de servir por más de un año y ser herido en un brazo, regresó a su hogar para reencontrarse con su familia. Trágicamente, al llegar contrajo un cuadro febril, dolor intenso de cabeza y abdomen, exantema cutáneo, diarrea y sangrado intestinal, todo compatible con una fiebre tifoidea complicada, falleciendo a pesar de los limitados esfuerzos de sus colegas Ante esta nueva realidad, Chaman (hijo) decidió retomar
el trabajo de su padre y no regresó a Cincinnati, donde lo esperaba un futuro promisorio. Poco después formó una familia con Rachel, la hija de los Geiger, quien además había sido su compañera de estudios y con quien había tenido una vieja relación frustrada por ser ella judía, pero que, a esas alturas de la vida, ambos superaban tal impase para construir un nuevo hogar.
Robert se enroló como médico civil con los del norte, donde realizó múltiples amputaciones en condiciones infrahumanas y trató infecciones de todo tipo.
“Chaman”, una apasionante novela médica que todos debemos leer.
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Charly García en su cumpleaños número 70. Sobre el polo negro, se dibuja el escorpión, hilo conductor de su próximo álbum.
Charly García
en el camino entrópico de la lógica del escorpión Germán Valenzuela Médico Internista y Cardiólogo
Nacido como Carlos Alberto García Moreno, este ícono del rock argentino descubrió la música a través de su oído absoluto a muy corta edad. Estimulado por su familia, tuvo la oportunidad de estudiar formalmente en el conservatorio donde se graduó de profesor de solfeo y piano, aún preadolescente, con el proyecto de convertirse en un extraordinario concertista. Sin embargo, influenciado por los sonidos de “The Beatles”, decidió cambiar a Mozart y Chopin por el rock.
Carlos García Moreno, en un concierto de piano.
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arly García ha cumplido 70 años de edad, superando los excesos producidos por el desborde de una energía creativa, inconmensurable.
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Después de “Sui Generis”, grupo que ofreció dos conciertos inolvidables anunciando su separación, y que logró en este proceso convocar a más de 26 mil personas, fundó “La máquina de hacer pájaros” con dos discos vanguardistas y experimentales. Luego, a finales de los 70´, junto con los super creativos David Lebón, Pedro Aznar y el fallecido Oscar Moro, formó “Serú Girán”, considerados como “Los Beatles argentinos” por la calidad de sus melodías, por la participación artística de cada uno de sus integrantes y por la evolución que experimentaron en sus cinco discos de estudio. En 1982, año de la Guerra de Malvinas, Charly se lanzó, finalmente, como solista. Fue la época del estallido de su genio creativo, con los discos “Yendo de la cama al living” (1982), “Clics Modernos” (1983) y “Piano Bar” (1984), los cuales contienen muchas de las canciones presentadas en las radios y los programas de televisión de los años ochenta. “Clics Modernos”, por ejemplo, fue grabado en el estudio de grabación Electric Lady (estudio
de grabación de Jimi Hendrix), con un Charly García joven, llevando una maleta llena de dólares y que, sin haber pactado ninguna cita previa se acercó al estudio de grabación mostrando la maleta y algunos fajos de billetes por la cámara de video. La puerta se abrió, y el músico tuvo la oportunidad de conocer a Joe Blaney, quien sería el ingeniero de sonido de sus discos más icónicos. Según Charly, el nombre de Blaney aparecía al final de la lista que le había sido entregada, con un detalle en letras pequeñas al costado de su nombre, pues había trabajado previamente con “The Clash”. “¡Quiero
a éste¡”, debió decir Charly, en su momento. A finales de los años 80´, su experimentación con las drogas fue mayor, y generaron cambios repentinos de carácter, como insultar al público, llegar tarde a sus conciertos, o hasta destruir instrumentos sobre el escenario. A pesar de ello, nos regaló dos joyas adicionales: “Parte de la religión” (1987) y “Cómo conseguir Chicas” (1989). En los años 90´ también nos ofreció otras producciones trascendentales, como “Filosofía barata y zapatos de goma” (1990), “Tango 4” (1991), con Pedro Aznar, y la ópera
En plena dictadura argentina, Charly García nos entregó elementos de su brillante composición musical, explotando apropiadamente las metáforas para definir con cautela el estado de represión política de su país.
Su primera creación fue el grupo “Sui Generis”, en compañía de su compañero de colegio Nito Mestre. Lejos del rock pesado de “Pescado Rabioso”, “Pappo’s Blues” o “Billy Bond y su pesada”, “Sui Generis” ofrecía una música suave, pero con temas de letra profunda, las cuales se convirtieron en himnos no sólo de los adolescentes sino de todas las generaciones de América Latina. “Sui Generis” fue, además, el primer grupo masivo dentro del rock argentino: Nos regalaron “Vida” (1972), “Confesiones de invierno” (1973) y “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” (1974). “Sui Generi”: Nito Mestre y Charly García
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“Serú Girán”: un grupo y un lenguaje diferente. De izquierda a derecha, Pedro Aznar (bajo y voz), Oscar Moro (batería), David Lebón (guitarra y voz) y Charly García (pianos, arreglos y voz)
rock “La hija de la lágrima” (1994). El nombre de su ópera rock lo obtuvo mientras observaba discutir a dos mujeres en la Rambla de Barcelona. Una mujer con acento andaluz, le dijo a la otra después de haberle dado una bofetada: “…y no te olvides, yo soy la hija de la lágrima”. Sus problemas de conducta se hicieron más notorios cuando, en el año 2000, se lanzó desde el décimo
piso de un hotel hacia una piscina. Con suerte, su cálculo fue perfecto y según cuentan sus biógrafos, fue la respuesta a las presiones de sus managers para que diera una conferencia de prensa con la cual él no estaba de acuerdo. “Charly, acá tú haces la música, pero todos trabajamos”, “todos somos iguales”, le habían indicado, y su mejor respuesta fue probarles lo contrario.
Charly García en los años ochenta y su clásico bigote bicolor
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Sus problemas de conducta se hicieron más notorios cuando, en el año 2000, se lanzó desde el décimo piso de un hotel hacia una piscina.
Charly García y Joe Blaney mezclando “Clics Modernos”
En esa época surgieron sus discos “Influencia” (2002) y “Say no more” (2006). En el 2008, recibió un tratamiento de desintoxicación en una propiedad rural del músico popular argentino Palito Ortega, quien gentilmente lo acompañó en su recuperación. En el 2017, presentó su decimotercer disco de estudio llamado “Random” y por esos días terminó “La lógica del escorpión” (un homenaje a Escorpio, su signo zodiacal). Recientemente, confesó que no le parece ser un sobreviviente, al compararse con Keith Richards, de “The Rolling Stones”, quien considera ha cometido más excesos en su vida que él. También se ha comparado con Bob Dylan, pero estableciendo que le faltan los millones que el músico norteamericano tiene en su cuenta bancaria. Le han preguntado en algunas en-
trevistas si se considera un “freak”, a lo cual ha respondido sin dudar que sí. “Soy zurdo, tengo oído absoluto y el bigote bicolor”, comentó, enfatizando esas tres características que lo hacen único. Su impronta juvenil, la del bigote bicolor, se debe a una forma rara de vitíligo que marcó segmentos de su rostro desde antes de los tres años de edad. Cuenta Charly que fue a consecuencia de la tristeza de ver a sus padres partir en un viaje de vacaciones a Europa cuando él estaba muy pequeño, quedando a cargo de la niñera. El oído absoluto, una condición genética que tienen muy pocas personas, permite reconocer sonidos aislados identificándolos con la nota musical correspondiente, sin el empleo adicional de partituras u otras referencias. Otros músicos, también extraordinarios, comparten esta
condición, como son Freddy Mercury (Queen), Mozart, Frank Sinatra, Jimmy Hendrix y Michael Jackson, entre otros virtuosos. Algunos consideran que el haber sobrevivido a una vida de excesos es un milagro. Hoy vemos al hombre del bigote bicolor, con dificultades para articular las palabras, y no podemos definir con claridad si se trata de las consecuencias de un daño estructural cerebral o los efectos secundarios de los medicamentos que pudiera estar consumiendo para equilibrar sus emociones. Su voz, ahora gruesa, contrasta con su habilidad para crear acordes armoniosos frente al teclado. A pesar de ello, debemos quedarnos con la calidad de sus canciones, porque son el fruto de una energía creativa que, para muchos genios, también puede convertirse en una cruz difícil de llevar.
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La ejemplar vida de Marco Fidel Suárez Daniel Enrique Haro Haro Oftalmólogo
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n todos los tiempos y en todos los lugares, la historia relata biografías de personajes notables, príncipes y reyes, ricos y famosos que “nacieron siendo”. Aquellos con nombradía propia, fama y fortuna, que nunca requirieron esforzarse en la vida. Frente a ellos están los “sin nombre”, nacieron sin ser nada, solo con la esperanza de llegar a ser alguien importante mediante mucho esfuerzo y dedicación. Entre ellos tenemos a José Cayetano Heredia, Martin Luther King, Nelson Mandela, Teresa de Calcuta, Juan Pablo II y muchos otros no reconocidos en su verda-
dera talla y a que deberían llamarse “los humildes triunfadores”. Un personaje paradigmático y con una historia fascinante es Marco Fidel Suárez (1855-1927), cuya vida es un ejemplo para la humanidad y quien fuera autor del aforismo “Es mejor llegar a ser que haber nacido siendo”. Frase célebre que contiene una sentencia breve que expresa lo que un ser humano puede conseguir por sí solo.
piso de tierra y techo de paja en un pueblecito de Hatoviejo en Antioquía, Colombia, donde nació y vivió su durante su infancia. Hijo natural de Doña Rosalía Suarez, humilde lavandera, y de Don José Barrientos, un señorón de la elite antioqueña de aquel tiempo quien no lo reconoció ni le dio su apellido. Su madre solo pudo darle instrucción primaria, en su tierra natal, quien con mucho amor le inculcó los valores de ética, laboriosidad y honestidad.
El aforismo tiene un profundo significado y una gran lección y se encuentra grabado en una placa a la entrada de la modesta vivienda, con
De niño vendía galletas horneadas por su madre para ayudar al sostén familiar y sobrevivir modestamente. En su obra autobiográfica recuerda
que en su niñez andaba descalzo y abrigado con una ruanita desteñida. Hatoviejo era un pueblito pequeño, de una sola calle larga, en un valle verde e inclinado en la Ceja de Antioquia, a la vera del río de “La García”. A un lado estaba el llano y al otro el pueblo, salpicado de casas de los “ños” de abajo y en los cerros de arriba las chozas de los pobres y humildes. Al revés de lo que contaba José María Arguedas en su novela “los de arriba, los ricos y los de abajo, los pobres”. Sus maestros de la escuela primaria y los sacerdotes caritativos, al observar su talento, dedicación al estudio, conducta ejemplar y su coraje, lo ayudaron a seguir sus estudios en el Seminario Mayor de Medellín, cerca de la aldea donde vivía. Allí destacó en sus estudios de Derecho Canónico y Teología Dogmática para llegar a ser sacerdote católico, lo cual no sucedió porque en esa época las normas y reglas impedían la consagración de los hijos ilegíti-
mos o bastardos. Por tal motivo, a los 18 años de edad se dedicó al magisterio, enseñando caligrafía, gramática, filosofía y matemáticas con solvencia y dedicación. A los 25 años se trasladó con su madre y hermana Soledad a Bogotá, donde siguió estudiando y enseñando en el Colegio del Espíritu Santo y a la vez trabajando en la Biblioteca Nacional, donde era un incansable lector. También laboró en el Banco de Colombia. Ganó el Concurso de la Academia Colombiana de la Lengua con motivo del Centenario del nacimiento del pensador venezolano Andrés Bello, lo cual le abrió las puertas del círculo de escritores y luego su ingreso a la Academia. En la guerra civil de Antioquía formó parte del ejército con el grado de teniente; pero fue un paso fue fugaz, su bando fue derrotado, volviendo a la docencia y a la literatura.
Durante su niñez y juventud sufrió la pobreza y las privaciones materiales, pero no las espirituales que lo engrandecieron enormemente. Como escritor, fue uno de los más brillantes en Colombia; incursionó en temas gramaticales, jurídicos, políticos, religiosos y, sobre todo, escribió sobre la vida de diversos personajes de su nación. Su producción literaria fue inmensa y sería imposible enumerarla en este relato. Sin embargo, mencionaremos algunas de sus más importantes obras: “Estudios Gramaticales”, “El Castellano de mi Tierra”, “Oración a Jesús” y “Sueños de Luciano Pulgar”, esta última escrita en doce volúmenes, donde describe
Marco Fidel Suárez (1856 - 1927)
Incursionó en la política, inscribiéndose en el Partido Conservador luego de haber adquirido una sólida formación profesional. Fue Diputado, Senador, Ministro de Instrucción, Canciller y Presidente de la República los años 1919 - 1921. En su mandato se emitieron leyes para favorecer a los más necesitados, se realizaron cambios en la economía y se fundó la primera compañía de aviación, predecesora de Avianca. Su cargo de presidente terminó abruptamente debido a las acusaciones de sus enemigos políticos; cargos que después fueron absueltos por el Senado y el Poder Judicial. A su salida, fue reemplazado por Jorge Holguín hasta el término de su mandato. Nunca renunció, pero con su retiro voluntario demostró desprendimiento, decencia, hombría de bien y ejemplo de honorabilidad.
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y como ser humano por su bondad, filantropía y vocación de servicio.
Capilla de Hatoviejo, Antioquía, Colombia
su vida y diversos asuntos históricos, políticos y religiosos, una obra que su muerte le impidió culminar. Marco Fidel Suárez pertenece a la lista de personajes inmortales por varias razones: su vida ejemplar, su servicio filial a la iglesia católica, sus obras literarias, su prolija actividad política y diplomática, y por el noble gesto de abandonar
La brillante trayectoria de este personaje ha merecido infinidad de homenajes en Colombia. Tiene monumentos, bustos, calles, avenidas, plazas y muchas instituciones educativas llevan su nombre.
voluntariamente el poder cuando se cuestionó su gestión gubernamental, dando con ello un ejemplo de moral y conducta transparente que tanta falta le hacen a los políticos y gobernantes de nuestro tiempo. En Colombia, su figura se recuerda con veneración y su memoria es imperecedera, como escritor soberano, como político orador de multitudes
Marco Fidel Suarez es el espejo de la sentencia que nos enseñó: “es mejor llegar a ser que haber nacido siendo”. Así demostró con largueza que, a pesar de su origen humilde, logró ocupar las más altas posiciones en el ámbito del quehacer humano.
Marco Fidel Suárez fue profundamente cristiano y con un amor entrañable por su madre debido a que ella le dio el apellido Suárez, fue su sostén y refugio durante toda su vida. En su niñez y juventud sufrió la pobreza y las privaciones materiales, pero no las espirituales que lo engrandecieron enormemente. No tuvo padre que vele por él, pero siempre encontró el apoyo y el estímulo de su madre quien, a pesar de su humildad y pobreza, le supo guiar con mucho amor a fin de superar frustraciones y limitaciones de la vida. Le enseñó a ser profundamente humano. Su padre, tardíamente, cuando ya era famoso, quiso darle su apellido, lo cual no aceptó. Sin embargo, lo perdonó y mantuvo con él, y sus otros hermanos paternos, una constante correspondencia.
Madre de Marco Fidel Suárez
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¿Jamón y Vino? Mucho mejor ¡5 Jotas y Jerez! Myriam Narváez Trujillo Médico Nutrióloga Clínica y Sommelier (Ecuador)
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Con una maravillosa armonización de vino y jamón ibérico nos vamos de viaje por fascinantes recorridos entre la pasión por el vino y la gastronomía que le acompañan. Jabugo, en la españolísima Andalucía, es una localidad enclavada en el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche (declarada por la UNESCO como Reserva de Biosfera Dehesas de Sierra Morena), privilegiado con un microclima único, es el lugar ideal para la crianza del famoso cerdo “pata negra” del cual provienen los mejores jamones del mundo.
Florencio Sanchidrián, Embajador Mundial del jamón ibérico por la Academia Internacional de Gastronomía.
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n las fiestas de Navidad y Año Nuevo hemos pasado momentos de amistad y de emociones que le dan armonía a nuestra vida. En el mundo gourmet hay productos que van de la mano y juntos nos dejan vivir de manera magnifica su capacidad de armonizarse. Es común escuchar pedir queso o jamón para acompañar un vino. Son alimentos de suprema calidad donde lo correcto sería pedir un buen vino para acompañarlos. Estos dos excelentes productos que no se maridan si no que se armonizan, se complementan y mejoran el uno al otro. Hablamos del jamón ibérico, un producto que: comunica, reúne, penetra los sentidos y tiene un lenguaje universal.
“El jamón es un papel en blanco, el cuchillo es un lápiz muy afilado y cada loncha es un renglón” Así habla Florencio Sanchidrián, una reconocida autoridad internacional en este tema, sobre este auténtico manjar de los dioses que lleva el sabor a través de los siglos y sintetiza toda la fuerza y la magia de España. Veremos que, al igual que con los mejores vinos, producirlo es un arte, y que no habrá dos iguales, pues el terrior y las condiciones de las añadas incluso lo temprano o tardío de la matanza dejaran huellas indelebles en los sabores que cada pieza de jamón ibérico encierra y la hace única. Florencio Sanchidrián es un cortador profesional de jamón ibérico que fue designado como Embajador Mundial del jamón ibérico por la Academia Internacional de Gastronomía y es considerado el mejor Cortador de Jamón a nivel internacional.
“El jamón ibérico: un producto que comunica, reúne, penetra los sentidos y tiene un lenguaje universal”
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“Los secretos de su crianza que pasan de generación en generación, nos demuestran el cuidadoso y prolijo modo en que estos cerdos se transforman en un tesoro gastronómico” Y la leyenda empieza hace 130 años, cuando Juan Rafael Sánchez, Manuel Romero y Enrique Carvajal se unieron en un sueño: hacer el mejor jamón del mundo y después de más de un siglo al fin lo lograron. Allí empieza la historia del jamón “pata negra”, con 5 estrellas de calidad por eso su nombre de “5 jotas”. Y ¿cómo lo hicieron? Con cerdos de pura
“Bodega 5 jotas”,
Interior de la “Bodega 5 Jotas” https://www.youtube.com/watch?v=t8uzBL8TqfI
raza, sin mezcla alguna; una raza porcina autóctona con componente genético del jabalí que tienen, para cada uno, dos hectáreas de pastizales con inmensos robles de pastoreo, cuidado extremo, alimentación insuperable con exclusivas bellotas maduras; según ellos, el cerdo ibérico es una aceituna, es un árbol de oliva con cuatro patas. En estos campos o dehesas, piaras de cerdos corren en total libertad disfrutando de las bellotas, el banquete que los alimenta y define su sabor característico. Parafraseando a Sanchidrían, la vida de este cerdo, el corte y la cata del jamón ibérico son como: “La expresión máxima de tres sentidos: la vista, el olfato y el gusto. Vamos a excitar los sentidos, vamos a valorar sensaciones y a valorar un trabajo anterior donde reina el amor, la paciencia y la sabiduría. fruto de ese cerdo que se cría en libertad, que ha disfrutado del silencio y de la soledad, que ha recorrido cientos de kilómetros comiendo las mejores bellotas y ha tomado una siesta sin que lo moleste nadie, por eso hablar de jamón ibérico es hablar de campo, naturaleza y libertad”.
Nos impresiona sobremanera mirar miles de piernas de jamón colgados del techo a través de los cientos de metros que recorremos. Admiramos un paisaje casi imposible de imaginar si no lo vivimos, pasear por sus corredores con luz tenue y aroma a aceite es algo fantástico. Estas piezas son valoradas hasta en miles de euros cada una; pero, claro, no es solo pasear atravesando los corredores, vemos las cortadoras de jamón manejadas por gente que lleva años haciéndolo a la perfección. Cortes donde lonchas traslúcidas de jamón que casi nos permiten ver la luz a través de ellas, se funden en la boca y nos dejan sin palabras al probarlo. El aroma y el sabor que experimentamos nos confirma que estamos ante el mejor jamón del mundo, pero es todo un arte hacerlo y maridarlo. Estamos seguros que la armonización perfecta va con un buen vino y, según los expertos, aún más con las joyas enológicas que son los vinos de jerez, cuyo envejecimiento puede superar los 30 años. Les he presentado un producto único en su clase que fue declarado producto gourmet número uno en
en Jabugo, cuna del jamón de bellota, lugar en donde nos impresionamos con el espectáculo que se abre ante nuestros ojos, la gran casona blanca con su imponente puerta nos hace sentir la magia de este lugar donde tiempos atrás se hacía la matanza y se colgaban los jamones, prueba de ello son los ganchos que aún están allí, nos abren una puerta de hierro y entramos al corazón mismo de la bodega, lugar donde el proceso de curación puede alargarse de 3 hasta 5 años. Ahí se seleccionan las mejores piezas para llevar con orgullo el título de “jamón pata negra 5 jotas”.
el mundo, en una cata internacional de los considerados “4 ases de la gastronomía mundial”: la trufa, el caviar, el foa grá y, por supuesto, el jamón ibérico. Espero que hayan disfrutado de este viaje diferente, siempre teniendo como hilo conductor el vino que nos ha llevado a conocer lugares hermosos, a sentir aromas y sabores deliciosos y a vivir experiencias que solo el estar sumergidos en el mundo del vino hace posible.
“El jamón se goza no sólo oliéndolo y gustándolo, ya que el frenesí puede aparecer mirándolo mascándolo es un bocado propio de bienaventurados” (Camilo José Cela)
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Las putas tristes de Gabo Alfredo Cabrera Rayo Médico Internista (México)
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l año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una disponible...” Así empieza “Memorias de mis putas tristes”, la última novela publicada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez. “Memoria de mis putas tristes” es una conmovedora historia llena de contrastes. En ella se describe la alegría del enamoramiento, el vértigo perpetuo provocado por la inmersión en un estado emocional y esa sensación de flotar entre nubes erráticas causadas por un amor platónico. El amor que un anciano periodista tuvo por una adolescente a quien visita en una casa de citas, siempre en las noches, y a quien encuentra siempre dormida. Una joven que lo conforta con su olor, su virginal pureza, su respirar, su presencia: “Volví a la cama con mis calzoncillos estampados y me tendí junto a ella…”, narra el protago-
nista y que complementa con esta reflexión: “Aquella noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor”.
“Aquella noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor”. Nos llama la atención que ,una vez más, se hace evidente la soledad del personaje principal, como en casi todo el recorrido literario de García Márquez. Ahora es el turno de un anciano periodista, solitario y loco de amor, quien, obnubilado por la evocación constante e inclemente
de su amada, escribe notas dominicales publicadas en el diario local donde, en lugar de la gacetilla tradicional, redacta cartas de amor que cada quien podía hacer suyas. Así vamos disfrutando de este maravillo texto, con la frescura del lenguaje que el autor imprimió a toda su obra, capaz de transmitir emociones y causar una sonrisa de complicidad ante la aventura inimaginable por muchos y la angustia de encontrar párrafos llenos de sufrimiento para el protagonista. En “Memoria de mis putas tristes” encontramos romanticismo, lenguaje poético, erotismo y el inigualable humor negro de García Márquez, quien, además, en esta obra se aleja de las cuestiones políticas observados en otras publicaciones. Amigos, estamos ante una historia sencilla, narrada de forma intensa, atemporal y llena de matices en cada capítulo, abunda en lugares que uno puede ver, oler y sentir... Así nos acostumbró Gabo.
Gabriel García Márquez (1927 – 2014)
Escritor, cuentista, novelista, editor, guionista y periodista, y quien merecidamente recibiera el premio Nobel de literatura en 1982 «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente». García Márquez es considerado uno de los escritores latinoamericanos más destacados en el género denominado realismo mágico.
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El despenador (Cuento) Gonzalo Portals Zubiate (Escritor)
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acia las seis de la mañana, la figura está a unas cuadras de su casa. De una cantina cercana se escuchan los acordes de “El plebeyo”. En la esquina, bajo un farol todavía encendido, dos hombres yacen derrumbados por el alcohol. A la figura le provoca detenerse y aliviarles el camino hacia la otra vida, pero no lo hace. Aburrido, camina hasta su casa, abre una portezuela chirriante, desanuda del picaporte la bolsa del pan, e ingresa. Adentro, los sillones están cubiertos con hule. En la mesa del comedor descansa una panera y, a su costado, un matamoscas de color azul. De una de las paredes cuelga el cuadro de una naturaleza muerta. En otra, sobre un aparador, hay un “Corazón de Jesús”. –¿Cómo te fue ayer? –le pregunta su mujer, oculta tras una ruma de ropa. –Bien al inicio, no tan bien después –contesta él, al tiempo que deja dentro de un balde las monedas ganadas con mucho sudor –. ¿Y los chicos, dónde están? –Fueron a una actividad por el “Día de la Primavera”. Los hubieras visto, estaban muy contentos. –¡Qué bueno! –contesta, sin mucho ánimo.
Escultura que representa al “Despenador” (María A. Mérida)
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El sujeto coge un pan de la mesa, y con la misma uña con la que solía dar cuenta de sus víctimas, lo abre por la mitad y le pone mantequilla. Con un pocillo de té en la mano, alcanza su habitación. Adentro, en una suerte de altar lleno de velas siempre encendidas, hay representaciones de la Santa Muerte, del Colgado, de Belcebú y del Chupacabras. De un colgador artesanal descansan algunos trajes raídos que la figura revisa mecánicamente. Deja sus ropas en la silla y se sienta en la cama. Desde ahí dirige la vista a su estante, en el que descansan todo tipo de chucherías. Ahí están sus viejos tomos de cubierta rojiza. Retira del lugar el más solicitado, y aunque no hace falta leerlo pues lo conoce casi de memoria, habla para sí mismo, casi bisbiseando, como quien da cuenta de una plegaria. Era este, le dice su maestro, el viejo tradicionista, un oficio como cualquier otro.
“…el despenador se sentaba sobre el pecho del desahuciado.…, y, metiéndole una uña muy crecida y desaliñada en la cárcava del pescuezo, estrangulaba al susodicho”
continua la mujer–. Convéncete.
–¿Estás listo? –lo interrumpe su mujer, sorprendiéndolo en medio de sus cavilaciones literarias.
–El otro día, sin ir muy lejos, llegaste retrasado, cuando el enfermo ya era finado. Y en el pueblo todavía recuerdan cuando apareciste en la casa de una anciana justo cuando había una gran fiesta en honor a su buena salud. Hasta la clarividencia la has perdido. Has extraviado el tino y la sabiduría para leer los signos de la vida y de la muerte.
–Ya casi –le dice él. Entonces se sienta en el canto de la cama, se quita la pierna ortopédica y se estira cuan largo es.
Ocurre que, una vez que el curandero de cualquier poblado altoandino desahuciaba a un moribundo, y estaba este pobre hombre dispuesto para emprender su travesía postrera, los parientes, para quienes una penosa agonía no estaba contemplada, convocaban al despenador del lugar (nuestro personaje hincha su pecho de orgullo).
–Maldito reuma –masculla.
Usualmente, este era un sujeto feo y de traza lúgubre y siniestra, cuyo hábitat se ubicaba en las zonas más altas, en alguna caverna o guarida de animales metida entre los cerros. Tras recibir de la parentela tres o cuatro monedas por adelantado, el despenador se sentaba sobre el pecho del desahuciado, le tomaba la cabeza entre las manos (más con pericia que con bondad), y, metiéndole una uña muy crecida y desaliñada en la cárcava del pescuezo, estrangulaba al susodicho.
–Disculpa que vuelva sobre lo mismo –empieza ella–, ¿pero no crees que ya es tiempo de retirarte?
Así, y acá venía la frase del ilustre tradicionista que más y mejor encendía el regusto de nuestro personaje, “lo liberaba de penas en un periquete”.
La figura se contonea una vez más en la cama, como aguijoneado por abrasadores diablillos.
Provista de unos aceites, la mujer empieza a frotar el cuerpo de su esposo, rítmica, solícitamente. –¿Dónde te duele más esta vez? –Aquí abajo –dice él, señalando con su dedo mugroso el término de su espina dorsal.
Con sus ojos de azufre clavados en ella, el hombre le responde: “¿Piensas abandonar tu condición de ama de casa y madre de familia alguna vez?” Hay unos segundos de silencio, luego de los cuales la mujer le replica: “Dios, el que todo lo puede, obra milagros”.
–Ya no eres el mismo de antes –
La figura siente como si le echaran arsénico en las heridas abiertas. –Ya no posees la eficiencia ni la rapidez de movimientos de antes. Hay nuevos elementos ahora, chicos cada vez más jóvenes y más listos, sicarios sumamente expeditivos que cualquier día de estos te van a dejar en la calle a expensas de los juntacadáveres. El hombre siente más arsénico en las llagas expuestas.
A estas alturas el arsénico corría en estampida por su cuerpo. Su organismo era un torrente de magma próximo a explotar. –Y encima de todo eso, tu defecto. Vas a tener que rogar, a partir de la fecha, que los moribundos yazgan en el suelo y no en sus lechos de muerte. De otro modo no vas a poder subir sobre ellos y hacer bien tu trabajo. Retírate. Hazlo ahora que estás a tiempo. Ya dios proveerá.
“Hay nuevos elementos ahora…. sicarios sumamente expeditivos que cualquier día de estos te van a dejar en la calle…” Cuando volvió en sí, su mujer y la cantilena se habían ido. Pero los dolores, en lugar de apaciguarse, AÑO 3 Nº 10 ENERO 2022
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se habían incrementado sobremanera. Un calor intenso sofreía su cuerpo. Se incorporó con dificultad, volvió a calzarse la pierna ortopédica y salió. Si bien todas las noches alguien estaba próximo a morir o a una persona se le metía en la cabeza sufrir un accidente, asesinar a alguien o ser asesinado, hoy por hoy carecía de trabajo. “Los chicos listos y expeditivos” se encargarían seguramente de eso. Chicos, a su criterio, torpes y amañados, sin clase ni talento. Chicos que hacían ese trabajo por un pago más o menos significativo, pero no por una auténtica convicción. Chicos guiados por el desgano, herederos mayores
del desánimo. Desde luego no como él, que era la verdadera encarnación de la muerte. Se sentía debilitado. Nunca como ahora le había comportado tanto disturbio el asunto de la muerte. Nunca como ahora experimentaba tal sensación de abatimiento y desconfianza en sus virtudes. Caminó. Bufó. En la esquina, los hombres continuaban sometidos por el alcohol. Fue hacia ellos; los escrutó. La pierna buena le dolía, la falsa parecía un estropajo. Tal vez su mujer tenía algo de razón. A su espalda, dos jóvenes cruzaron la calle riendo. Casi de manera inconsciente,
Gonzalo Portals Zubiate fue ganador del XXIII Concurso Novela Corta del Banco Central de Reserva del Perú (2020) y ganador del Premio Copé de Poesía en 1993.
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como quien responde a prácticas antiguas e imprecisas, fue tras ambos. Les dio alcance. Una vez inutilizados, de un solo movimiento les arrancó los ojos, y, con ellos aún sanguinolentos, ingresó a una cantina. Dejó caer su desánimo sobre una silla desvencijada. Con una botella de cañazo al frente y los pares de ojos puestos sobre la mesa, bebió largamente. Con el advenimiento del crepúsculo, se santiguó, convencido de que, si no se podía seguir siendo la autoridad mayor en una materia cualquiera, al menos se podía ser creativo y encontrarle nuevas variaciones a su viejo oficio.