SUMARIO Vol. 14, núm.69, abril/junio de 2010
www.metapolitica.com.mx D I R E C T O R G E N E R A L : Ricardo Moreno Botello F U N D A D O R : César Cansino D I R E C T O R E D I T O R I A L : Israel Covarrubias E D I T O R L I T E R A R I O : Hugo Diego J E F E D E R E D A C C I Ó N : Enrique de Jesús Pimentel CONSEJO EDITORIAL José Antonio Aguilar Rivera, Roderic Ai Camp, Alejandro Anaya, Antonio Annino, Álvaro Aragón, Israel Arrollo, María Luisa Barcalett Pérez, Miguel Carbonell, Sergio Cortés, José Antonio Crespo, Jaime del Arenal Fenochio, Rafael Estrada Michel, Nestor García Canclini, Juan Sebastián Gatti, Aurora Gómez-Galvarriato Freer, Armando González Torres, Conrado Hernández López (+), José Lazcarro Toquero, Ismael Ledesma Mateos, María de los Ángeles Mascott Sánchez, Alfio Mastropaolo, Beatriz Meyer, Jean Meyer, Edgar Morales, Leonardo Morlino, José Luis Orozco, Juan Pablo Pampillo Baliño, Will G. Pansters, Mario Perniola, Ugo Pipitone, Juan Manuel Ramírez Saíz, Gerardo Ramos Brito, Víctor Reynoso, Xavier Rodríguez Ledesma, Roberto Sánchez, Antolín Sánchez Cuervo, María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, Ilán Semo, Ángel Sermeño, Enrique Soto Eguíbar, Federico Vázquez Calero, Silvestre Villegas Revueltas, Danilo Zolo
PORTAFOLIO 8
JOSÉ VALDERRAMA: HACIA UNA PINTURA ONTOLÓGICA
SOCIEDAD ABIERTA 17
MERCADO, POLÍTICA Y ESTADO: LÍMITES Y ALCANCES DE LA SOCIEDAD CIVIL por Arturo Santillana Andraca
21
EL FONDO Y FORMA DE LAS ALIANZAS POLÍTICAS por Rafael G. Vargas Pasaye
24
EL SEX APPEAL DEL BISTURÍ por Mario Perniola
25
PORCHIA Y EL CAOS por Guillermo Samperio
DEBATES Economía mexicana: crisis, estancamiento y exclusión 28
LA ECONOMÍA MEXICANA Y SUS DESENCANTOS por Rolando Cordera Campos (con la colaboración de Nahely Ortiz Lira)
33
UN DRAMA MEXICANO: ESTANCAMIENTO ESTABILIZADOR por Ignacio Perrotini Hernández
37
LAS LECCIONES NO APRENDIDAS DE LA CRISIS EN MÉXICO por Arturo Huerta González
METAPOLÍTICA es una publicación trimestral (abril-junio de 2010) editada por Cangato, S. A. de C. V. Editor responsable: José Ricardo Moreno Botello. Número de reserva al titulo en derecho de autor: 04-2008-120313370700102. Número de certificado de licitud de título: 14466. Número de certificado de licitud de contenido: 12039. Domicilio: Campeche 351-101, Col. Hipódromo Condesa, Deleg. Cuauhtémoc, México, 06100, D.F., MÉXICO, tels. (55) 91 50 10 36 y (55) 91 50 10 38, fax: 91 50 10 38. Correo-e: metapolitica@gmail.com Suscripciones: Gabriela Oropeza, tel. (55) 91 50 10 38. Correo-e: suscripciones@metapolitica.com.mx. Todos los derechos de reproducción de los textos aquí publicados están reservados por METAPOLÍTICA. ISSN 1405-4558. ISSN (versión electrónica) 1605-0576. Publicación periódica autorizada por SEPOMEX. Registro postal IM09-0058 y PP09-0463. Impresión CAMSA Impresores, S.A. de C.V., Calle San Juan, Lote 15, Manzana 10, Col. Bellavista, Cuautitlán Izcalli, C.P. 54720, Estado de México. Distribución: CITEM, S.A. de C.V., Av. Del Cristo 101, Col. Xocoyahualco, C.P. 54080, Tlalnepantla, Estado de México, Teléfono 52 38 02 00 y ARIELI Municipio Libre 141, interior 1, Col. Portales, C.P. 03650, México D.F. El tiraje de este número es de 10 mil ejemplares.
46
ECONOMÍA MEXICANA. ESTANCAMIENTOS Y CRISIS por José C. Valenzuela F.
54
EL MÉXICO SOCIAL por Fausto Hernández Trillo
59
LA CRISIS ECONÓMICA DE 2009 EN MÉXICO: UN ANÁLISIS COMPARATIVO CON LA CRISIS FINANCIERA DE 1994-1995 por Gerardo Ángeles Castro
67
¿PUEDE SER PEOR? LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA CRISIS por Jorge Isaac Egurrola y Luis Quintana Romero
76
DOS CRISIS MEXICANAS 1929-1933 Y 2007-2010 por Orlando Delgado Selley
METAPOLÍTICA aparece en los siguientes índices: CLASE, CITAS LATINOAMERICANAS EN CIENCIAS SOCIALES (Centro de Información Científica y Humanística, UNAM); INIST (Institute de L Information Scientifique et Tecnique); Sociological Abstract, Inc.; PAIS (Public Affairs Information Service); IBSS (Internacional Political Science Abstract); URLICH S (Internacional Periodicals Directory) y EBSCO Information Services.
81
LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL EN MÉXICO, PERSPECTIVAS PARA 2010 por Huberto Juárez Núñez
87
LA EDUCACIÓN SEGÚN EL EVANGELIO NEOLIBERAL por Jaime Ornelas Delgado
COORDINADOR DISEÑO,
D E B AT E S D E L P R E S E N T E Sergio Cortés Sánchez
DE
NÚMERO:
COMPOSICIÓN TIPOGRÁFICA Y DIAGRAMACIÓN:
Armando Hatzacorsian VERSIÓN
ELECTRÓNICA:
México.com
METAPOLÍTICA no se hace responsable por materiales no solicitados. Títulos y subtítulos de la redacción.
SOCIEDAD SECRETA 92
SUEÑOS COMPLETOS por Santiago Ruiz Velasco
94
SE LLAMABA SOHAR (FRAGMENTO) por Camila Krauss
95
POR CORRESPONDENCIA por J. P. Riveroll
97
MARASMO por Zazil Alaíde Collins
98
LA INVENCIÓN AL CUADRADO por Lobsang Castañeda
101
EL NUEVO LIBRO DE JOB(S) por Rafael Toriz
103
LA MÍSTICA DEL DESORDEN por Víctor Hugo Malfavón
105
UNA TEMPORADA FLOTANTE
107
LA JAULA DE LOS CUYOS
EL CLUB DE LO SOSO por Luigi Amara EL CASTILLO DE LOS SUEÑOS por Enrique Soto Eguibar
IMPRENTA PÚBLICA 110
Sobre NUESTRO LADO OSCURO. UNA HISTORIA DE LOS PERVERSOS de ÉLISABETH ROUDINESCO por Edgar Morales Flores
115
Sobre HORRORISMO. NOMBRANDO LA VIOLENCIA CONTEMPORÁNEA de ADRIANA CAVARERO por Mario Alfredo Hernández
117
Sobre ÚLTIMAS ANOTACIONES de VÍCTOR QUINTAS por Askari Mateos
119
Sobre LOS ESCRITORES INVISIBLES de BERNARDO ESQUINCA por Luis Jorge Boone
SOCIEDAD Y PATRIMONIO 121
CABO SAN LUCAS: ENTRE EL MAR Y EL DESIERTO por Hugo Diego
Portada: José Valderrama, Hasta el cuello, 2009, óleo sobre madera, 29 x 32 cm.
José * Valderrama : HACIA UNA PINTURA P O R TA F O L I O
ONTOLÓGICA
M
i trabajo utiliza la pintura como medio de teorización epistemológica de los elementos más esenciales del ser humano. Pretendo dejar testimonio de la relación contemporánea entre el individuo y su universo social y personal, matizando así el sentido de trascendencia de nuestros símbolos culturales. Algunas de mis series, como “Pedimos perdón” o “Los Ausentes”, representan las condiciones de fragilidad del discurso religioso y, por otro lado, la inestabilidad programada de la fragmentación social. Mi obra podría definirse como pintura ontológica en su nivel teórico temático, pero es puramente pintura cuando de materiales y técnicas se trata. En mi trabajo se expresan preocupaciones existenciales, de identidad, de violencia, pero también necesidades estéticas enunciadas desde una praxis formal de índole purista y esencial. El objeto de estudio más frecuente en mis investigaciones son los seres humanos y sus aspectos cognitivos, matéricos y psíquicos en un nuevo siglo uniforme y alineado, ahogado en su propia dinámica de integración y desarrollo que, como franquicia, se reitera en las principales ciudades del mundo.
* José Valderrama, artista visual de amplia trayectoria nacional, originario de México, D.F., desde hace 10 años radica en la Ciudad de Puebla, Pue. e-mail: oleo13@prodigy.net.mx METAPOLÍTICA
8
núm. 69 | abril-junio 2010
JOSÉ VALDERRAMA | PORTAFOLIO
Horizonte íntimo 1999 Óleo sobre madera 25 x 25 cm.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
9
PORTAFOLIO | JOSÉ VALDERRAMA
De frente con ventana 2009 Óleo sobre madera 40 x 50 cm.
METAPOLÍTICA
10
núm. 69 | abril-junio 2010
JOSÉ VALDERRAMA | PORTAFOLIO
Grito azul 2009 Óleo sobre madera 12.5 x 26 cm.
Transparencia 2007 Óleo sobre madera 13.5 x 21 cm. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
11
PORTAFOLIO | JOSÉ VALDERRAMA
De la serie Pedimos perdón, obra número 7 2009 Óleo sobre madera 20 x 20 cm.
De la serie Pedimos perdón, obra número 6 2009 Óleo sobre madera 20 x 20 cm. METAPOLÍTICA
12
núm. 69 | abril-junio 2010
JOSÉ VALDERRAMA | PORTAFOLIO
De la serie Pedimos perdón, obra número 1 2009 Óleo sobre madera 20 x 20 cm.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
13
PORTAFOLIO | JOSÉ VALDERRAMA
Mirándote 2009 Óleo sobre madera 28 x 35 cm.
METAPOLÍTICA
14
núm. 69 | abril-junio 2010
JOSÉ VALDERRAMA | PORTAFOLIO
De la serie Los ausentes, obra número 7 2009 Óleo sobre madera 17.2 x 12.5 cm.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
15
PORTAFOLIO | JOSÉ VALDERRAMA
Diacrónico 1999 Óleo sobre madera 23 x 17 cm.
METAPOLÍTICA
16
núm. 69 | abril-junio 2010
MERCADO, POLÍTICA Y
Estado:
LÍMITES Y ALCANCES DE LA SOCIEDAD CIVIL
*
Arturo Santillana Andraca** En un mundo en movimiento imposible de controlar, ¿qué tenemos para defender nuestra identidad, autonomía o libertad? Hoy todo está controlado, fabricado, sólo tenemos un principio de resistencia y de legitimidad del comportamiento: defender mi derecho a existir como individuo y no estar fuera del mundo. […] El mundo privado ha invadido el público y la cultura a la política. Alain Touraine
E
n el pensamiento moderno encontramos diversos autores que se han dado a la tarea de pensar la sociedad civil poniendo énfasis ya sea en las libertades del ciudadano frente al Estado o ya sea en los derechos ciudadanos para demandar mayor responsabilidad social por parte de éste. No obstante, cualquiera sea la tradición que más nos convenza, nuestra primera tarea al pensar el concepto de sociedad civil ha de ser intentar encontrar una definición mínima que satisfaga ambas preocupaciones, para después pasar a examinar su posibilidad fáctica. Esto es, si es posible * Ponencia presentada en el III Coloquio Internacional de Filosofía Política de la UACM, noviembre de 2009. ** Doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Profesor-investigador de la UACM y Profesor de asignatura de la FCPyS de la UNAM.
encontrar en la realidad cotidiana la existencia de la sociedad civil o, si se trata, solamente de una postulación teorética que, en el mejor de los casos, sirve como un ideal regulativo de corte normativo para orientar la acción social. Particularmente me interesa polemizar con Cohen y Arato en el sentido de que resulte fácticamente posible pensar a la sociedad civil como una dimensión distinta y diferenciada del Estado y del mercado, cuyo sustento sea una interacción comunicativa y, por ende, deliberativa entre los ciudadanos a la manera de la ética del discurso defendida por la tradición de Jürgen Habermas y Karl Otto Apel. Entiendo por sociedad civil a la interactuación organizada de los ciudadanos pertenecientes a un Estado republicano, con la posibilidad de incidir en la vida pública y en la toma de decisiones del gobierno en turno y cuya interacción descansa en un reconocimiento mutuo de derechos y obligaciones. Resulta fundamental distinguir el concepto de sociedad civil y el de sociedad a “secas” estando el primero ligado a los derechos de ciudadanía adquiridos al llegar a la mayoría de edad. Los niños o jóvenes que aún viven bajo la tutela de un adulto forman parte de la sociedad más no de la sociedad civil. Este es, al menos, uno de los argumentos que defiende la escuela del contractualismo moderno. En este mismo sentido, me parece importante la distinción establecida por Hegel en su Filosofía del derecho entre familia y sociedad civil. Mientras la primera, nos dice el METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
17
SOCIEDAD ABIERTA | ARTURO SANTILLANA ANDRACA filósofo de Stuttgart, está articulada en torno a vínculos sentimentales sustentados fundamentalmente en el amor; la sociedad civil se caracteriza por generar vínculos individuales en torno a la necesidad y a la satisfacción de los propios intereses. No obstante, el planteamiento de Hegel se dificulta al momento de estar orillado a reconocer que el sistema de necesidades de la sociedad civil requiere ser regulado por vínculos legales que hacen presuponer al Estado como una realidad ética viviente en el cuerpo mismo de la ley. ¿Por qué se dificulta? Por la existencia de factores de poder como el dinero, que siembra la ambición del consumo y desvanece las responsabilidades colectivas frente a quienes padecen la dominación concomitante a la civilización capitalista. De alguna manera esta preocupación por conciliar el egoísmo propio de las sociedades contemporáneas con el bien común, está ya presente en la tradición contractualista explicativa del Estado. La voluntad general pensada a la manera de Rousseau como un “ente moral y colectivo” que podrá obligar a la libertad a quien transgreda su autoridad objetivada en la ley, es un antecedente importante en la explicación hegeliana del Estado, en la que también está presente la preocupación por conciliar utilidad y justicia. A pesar de su crítica al contractualismo moderno por no compartir sus presupuestos argumentativos ahistóricos, Hegel recupera la inquietud de Rousseau respecto a pensar al Estado como una voluntad general viviente que se dirige y orienta con virtud. Una perspectiva distinta de la sociedad civil de corte liberal nace con las obras de John Locke y siglo y medio después con Alexis de Tocqueville. John Locke, uno de los pensadores que acuñaron el término sociedad civil en un sentido moderno, describía al poder político —cuyo poder de soberanía descansa en última instancia en esta sociedad civil— como “el poder de castigar hasta con pena de muerte a quien atente contra la propiedad”. Y de hecho, para el pionero del liberalismo, la necesidad de la sociedad civil descansa en el imperativo de generar instituciones y acuerdos que aseguren la propiedad privada. Locke al igual que Kant, imaginaba que un presupuesto de la sociedad civil es, en pocas palabras, un mundo de propietarios. A través de la figura del pacto social, Locke identifica a la sociedad civil con lo que Marx llamaría más tarde sociedad burguesa. Y mientras para el filósofo inglés la propiedad es la razón de ser del Estado, para Marx será la razón de ser de la abolición del Estado. Marx critica los derechos ciudaMETAPOLÍTICA
18
núm. 69 | abril-junio 2010
danos, como derechos formales que garantizan la protección de la propiedad burguesa al tiempo que conjura el peligro de rebeliones populares, ofreciendo la igualdad ante la ley. El problema, dice Marx, es que derechos iguales en un mundo de desiguales no garantizan justicia, pero sí administran la violencia a través de la ley y las instituciones del Estado. Para Marx, la sociedad civil de Locke es la sociedad burguesa, porque a pesar de reconocer la igualdad formal de toda la población ante la ley, sólo una pequeña parte realmente se beneficia de ella al legalizar el despojo. Otra fuente liberal para pensar la sociedad civil nos la ofrece Tocqueville en su Democracia en América, cuando a partir de su experiencia y sus vivencias en Estados Unidos, se entusiasma con los lazos de cooperación, la responsabilidad, el derecho a la información, la participación ciudadana, la cultura de la legalidad, la libertad de expresión que él ve en aquella sociedad. Aunque claro, pasa por alto las relaciones de esclavitud existentes en aquel momento y que hoy resultarían inadmisibles en un modelo de sociedad democrática. Pero lo substancial en la reflexión de Tocqueville, me parece, es haber puesto atención a las virtudes cívicas mencionadas, ya que sin éstas no tendría sentido reflexionar sobre la sociedad civil. Cohen y Arato proponen un modelo de sociedad civil en el que los ciudadanos se reconocen ética y argumentativamente para resolver sus conflictos de manera autónoma a las influencias del mercado y del Estado. Su argumentación se inspira en los postulados de la teoría de la acción comunicativa de Habermas, según la cual la racionalidad empleada en la comunicación se distingue de la estratégica y la instrumental, en que es la única capaz de resolver los conflictos según la fuerza del mejor argumento. De esta manera, al estar al margen de los intereses lucrativos del mercado y de la lucha por el poder del Estado, la sociedad civil queda a salvo de la racionalidad estratégica o instrumental y ello permite un espacio para la comunicación susceptible de crítica y libre de dominio. Para que una acción comunicativa se lleve a cabo, Habermas propone la satisfacción de ciertas pretensiones de validez universal: la inteligibilidad, la verdad (de las emisiones del acto de habla), la veracidad (o sinceridad) y la rectitud (o corrección moral). Esto significa que para lograr entendimiento entre hablante y oyente sobre algo en el mundo, es necesario que ambos satisfagan estas pretensiones de validez universal. De esta forma Habermas intenta
MERCADO, POLÍTICA Y ESTADO | SOCIEDAD ABIERTA des-trascendentalizar el imperativo categórico de Kant, a través del giro pragmático de la filosofía del lenguaje y considerar el discurso como una acción. Ahora bien, ¿es realmente posible encontrar en la realidad una sociedad civil que se constituya comunicativamente y que esté a salvo de las relaciones de poder y dominación provenientes del mercado y del Estado? Si pensamos en nuestro país como referente, la respuesta sería no. No veo en México una sociedad organizada con base en sus derechos ciudadanos para discutir e influir en la generación de una opinión pública que ponga coto a los excesos del poder gubernamental y a los excesos del mercado. Tampoco veo una sociedad interactuando y construyendo consensos respecto a criterios mínimos de política económica. Si bien el concepto de clase social puede resultar algo rígido para explicar actualmente la compleja dinámica social, considero que el concepto de sociedad civil tampoco es idóneo para comprender el comportamiento de una sociedad tan heterogénea, con tantas diferencias en sus niveles y calidad de vida. Lo que sí encontramos son manifestaciones y organizaciones de la sociedad, además de los partidos políticos, que generan identidades esporádicas o perentorias en torno a ciertas demandas ya sean materiales, ya sean de reconocimiento. Ello no implica, necesariamente, la existencia de una dinámica deliberativa en la que se puedan conciliar los conflictos provenientes de miembros de la sociedad que se tendrían que reconocer con los mismos derechos, cuando la fuente del conflicto tiene que ver justamente con una falta de reconocimiento de derechos y una impartición de justicia corrompida. Y si bien veo bastante desdibujadas a las clases subalternas, sí veo bien dibujada a una clase de empresarios, la clase de los capitalistas que controlan y regulan el mercado a la vez que ocupan los espacios de decisión del Estado. En lugar de una sociedad organizada en torno al reconocimiento de sus derechos como seres humanos y como ciudadanos, veo una sociedad desgarrada en la lucha individual o tribal por la sobrevivencia. Una sociedad que se disputa los escasos recursos que esa pequeña clase de despojadores le otorga. Los partidos políticos tienden a conformarse por grupos de poder en los que la impronta del dinero (incluyendo a los partidos de “izquierda”) resulta el supremo factor de decisión y dominio. Hay partidos políticos como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) que es un verdadero negocio familiar y que, no obstante, se mantiene del
erario público. O, qué le aporta, por ejemplo, el Partido Nueva Alianza (PANAL) a la sociedad, por qué cargar al erario los caprichos de una líder sindical cuyo poder merma la educación y por tanto el desarrollo de nuestros jóvenes. ¿Cuáles son los méritos de Kawashi para vivir de nuestro presupuesto? Son una mafia, como bien ha dicho un político mexicano. Comparto la inquietud de Habermas recuperada brillantemente por Cohen y Arato, de fortalecer la racionalidad comunicativa como la vía idónea para resolver nuestros conflictos al margen del Estado y el mercado; pero no comparto la idea de que por lo menos en esta época de nuestra civilización, el poder del argumento se logre imponer al poder del dinero o, recuperando a Marx, al poder del capital. Me parece que Foucault atina al pensar la sociedad como individuos que se vinculan entre sí a través del poder. En efecto, comparten la cultura, el saber, los hábitos, pero todo ello bajo el axioma de una cierta normalización del comportamiento en la que se apuesta el dominio de ciertos valores y ciertos intereses, sobre otros. Hay vínculos que son más disciplinarios que comunicativos. El poder del Estado no es ocupado por los ciudadanos, sino por el poder del mercado y eso se demostró con el último colapso financiero que no fue más que un reacomodo entre capitales, un pequeño movimiento en la cola del dragón, que afectó la vida de millones de personas en México y el mundo. Frente a ello, ¿qué ha hecho o qué puede hacer la sociedad civil?, ¿aventar piedras y palos a granaderos que son tan explotados como aquellos a quienes se pretende emancipar?, ¿puede existir la sociedad civil ahí donde se carece de canales para generar opinión pública, esto es, ahí donde nuevamente unos cuantos monopolizan los medios masivos de comunicación? ¿Quién es la sociedad civil?, ¿los que mantuvieron cerrada Paseo de la Reforma durante varios días en protesta por el posible fraude electoral de las elecciones presidenciales de 2006, o los que salieron a lincharlos desde los medios de comunicación masiva que otro sector de la sociedad domina como oligopolio?, ¿quién es la sociedad civil?, ¿los miembros del SME extinguido por decreto del poder ejecutivo o los empresarios que vitorean la medida, mientras se frotan las manos pensando en los negocios venideros?, ¿los jóvenes que a falta de oportunidades están nutriendo las filas del narcotráfico, para convertirse en víctimas potenciales de un mercado disputado por el Estado, o los jóvenes estudiantes y jóvenes profesionistas? Se entiende que todos METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
19
SOCIEDAD ABIERTA | ARTURO SANTILLANA ANDRACA ellos, incluyendo a los partidos políticos, son la sociedad civil; sin embargo, la heterogeneidad de intereses, las diferencias en la calidad de vida, los conflictos inmanentes a su sociabilidad, mantienen muy lejana la posibilidad de hacer a un lado las condiciones de vida de los individuos para privilegiar un espacio dialógico con pretensiones universales. En los últimos tiempos se ha apelado a la existencia e importancia de la sociedad civil para impulsar la participación política de los ciudadanos y la apertura del juego democrático. Es el caso de las sociedades de Europa del Este que salieron a las calles para alzar la voz contra la experiencia totalitaria del socialismo real o de los Estados burocráticos autoritarios; pero es también la organización de asociaciones y partidos políticos, para resistir a las dictaduras militares del Cono Sur. En el caso mexicano se comienza a hablar de sociedad civil a partir de la trágica experiencia del terremoto de 1985, por la “espontaneidad” de participación solidaria de una sociedad que con su organización rebasó al gobierno de Miguel de la Madrid, cuya administración se limitó a robar los recursos que muchos países del orbe enviaron para los damnificados. El movimiento estudiantil del CEU fue otro de los sucesos que contribuyeron a politizar a una sociedad acostumbrada al silencio, al conformismo y la sumisión. Los estudiantes no sólo lograron llevar a huelga a la Universidad más importante del país en protesta por la pretensión de su ex rector Jorge Carpizo de reformarla autoritariamente, al margen de su comunidad, y por instrucción del gobierno federal y los organismos financieros internacionales. Además, salieron a la calle y se ganaron a una gran parte de la sociedad a pesar de la campaña de linchamiento que desde entonces ya hacían los medios de comunicación a cualquier expresión de protesta social. Después vino la ruptura en el interior del partido hegemónico, el PRI, y las esperanzas de cambio democrático que provocó el liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas quien fuera candidato de una coalición de partidos y organizaciones políticas que derrocaron en las urnas al candidato del PRI Carlos Salinas de Gortari. En fin, luego vinieron el EZLN y más tarde el liderazgo de Andrés Manuel y el segundo fraude electoral. Cada uno de estos ejemplos que menciono, tienen en común el involucramiento más o menos efímero de una parte importante y significativa de la sociedad ya
METAPOLÍTICA
20
núm. 69 | abril-junio 2010
sea para protestar contra un gobierno, para responder a desastres naturales o para exigir justicia. Pero me parece que cuando la actuación de ciertos sectores de la sociedad está más orientada por la contingencia que por una tradición deliberativa, lo que tenemos no es una sociedad civil que cumpla las exigencias de Locke, Hegel, Tocqueville o Habermas, sino una sociedad desgarrada y en lucha por la sobrevivencia. Por supuesto, estas luchas y resistencias pueden ser individuales o colectivas. Ahí están las asociaciones civiles, los gremios de profesionistas, los verdes, los defensores de derechos humanos, los defensores de la diferencia y que luchan por su reconocimiento y respeto, el movimiento feminista y el lésbico-gay. Estoy convencido que actividades orientadas por preocupaciones de esta naturaleza pueden generar espacios deliberativos. Sin embargo, pensar que estas preocupaciones se resolverán al margen del mercado y del Estado me parece un tanto ingenuo. El mercado y el Estado, se encuentran al fin y al cabo, integrados por individuos que también forman parte de la “sociedad civil”, aunque tengan sus propias dinámicas de acción. Librar batallas contra el mercado o los gobiernos, es de alguna manera una batalla entre la misma sociedad. Hoy me parece, para hablar con la jerga de Gramsci, que dominación (coerción) y hegemonía (consenso) se tocan en el mundo del dinero. Y mientras sea la ambición de poder que éste despierta lo que genere la pauta de la racionalidad dominante, la sociedad desgarrada y confrontada no estará en condiciones de constituirse en sociedad civil, esto es, de privilegiar la solución colectiva a problemas comunes frente a la búsqueda imperante del propio beneficio. ¿Hacia donde debemos caminar a fin de revertir el actual estado de cosas? Me parece que apelando, como dice Touraine, a nuestra propia soberanía como individuos, defendiendo nuestros derechos en los espacios que tenemos a nuestro alcance (la familia, los vecinos, el trabajo, la fila del banco, la fila de los servicios, etcétera), procurando una actitud crítica al pensar nuestra realidad (crítica en el sentido de hurgar más allá de lo aparente) y procurando como ciudadanos disputar a los partidos políticos el oligopolio que actualmente detentan de la competencia política pacífica, de tal modo que la sociedad mexicana pueda comenzar a cimentar la posibilidad de la sociedad civil.
EL FONDO Y LA FORMA DE LAS
Alianzas
POLÍTICAS
Rafael G. Vargas Pasayé*
E
l debate sobre las alianzas de partidos políticos opositores ha tenido diferentes tonos, comentarios y ahora consecuencias. El mundo de la opinión se ha dejado llevar con la visión centralista que da la lectura de los diarios nacionales, donde percibimos los centrícolas un gobierno emanado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la capital, un gobierno federal de origen en el Partido Acción Nacional (PAN) en la residencia oficial de Los Pinos, y un poder Legislativo dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por lo cual algunos suponen que así es en todo el territorio nacional, mas pocas veces se analiza el contexto local para comprender en verdad el espíritu democrático de una alianza como las que están gestando el PAN y el PRD principalmente en algunas entidades como Durango, Oaxaca, Hidalgo, Puebla y Sinaloa. Resulta necesario señalar ciertos puntos sobre las alianzas y las experiencias que ha habido en México: primero, el candidato que ha triunfado ha sido ex priista, como en su caso lo fue Antonio Echevarría en Nayarit en 1999 con la alianza PAN-PRD-PT-PRS, así como Pablo Salazar Mendiguchía un año después con la Alianza por Chiapas integrada por el PRD-PAN-PTPVEM-PCD-PAS-CD-PSN, algunas de estas instituciones ya incluso desaparecidas. Si, por el contrario, quien encabeza la alianza proviene de una fuerza partidista propia, es más probable el fracaso. Ejemplo de esto último tenemos al actual di*
Consultor político. Correo electrónico: rafaelvargaspasaye@ gmail.com
putado Javier Corral, quien en 2004 abanderó la alianza “Todos Somos Chihuahua” integrada por el PANPRD-Convergencia, que buscaba la gubernatura y fue rebasado por el actual gobernador José Reyes Baeza. Aunque nunca está de más citar los hechos históricos que ubican en la elección presidencial de 1988 una alianza opositora (si bien todos de izquierda) encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas que tuvo grandes posibilidades de triunfo y que ahora forma de alguna manera parte importante en este crucigrama político. El segundo punto es que todas las candidaturas de los cargos en disputa deben ser aliancistas, suena lógico pero este detalle genera problemas sobre todo porque siembra confusión entre la ciudadanía al momento de votar. El mayor riesgo radica en la repartición dentro de quienes conforman las alianzas. La candidatura por sí misma es un logro, el triunfo o fracaso es otra historia. Tercero, el tejido fino de los acuerdos para asegurar en la medida de lo posible que todos van a apoyar, incluidos aquellos que no quedaron como elegidos. Aunque este punto aplica a todos los partidos incluso cuando van solos en la elección, el PRI tiene experiencia, cuando sale fortalecido bajo la lógica del candidato de unidad no hay quien detenga la maquinaria. Al contrario, un mal amarre genera fisuras que fragmentan el trabajo y ponen en riesgo la victoria. De ese rompimiento se nutren las filas de quienes encabezan luego la oposición. Nada asegura que en la alianza todos sumen. Alianzas entre personajes de los partidos políticos claro, porque no hay que dejar de lado otros poderes fácticos como la iglesia o los empresarios que también tienen cupo METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
21
SOCIEDAD ABIERTA | RAFAEL G. VARGAS PASAYÉ en este escenario, quienes están conscientes de que los problemas internos locales al momento de postular candidatos pueden marcar la diferencia. Como sabemos las elecciones se ganan con votos, y los cuadros que se trabajan por años en las secciones, los distritos locales así como en las alcaldías, son una parte sustancial del resultado; si no se logra un arreglo tajante, la simulación puede debilitar cualquier coalición o acuerdo. Se deben cuidar más que nunca a detalle los puntos que quizá antes no tenían tanto lucimiento o requerían mayúscula iluminación, como por ejemplo la capacitación de los representantes en las casillas, el reparto de los recursos, el perfil netamente jurídico del proceso, la movilización el día de la jordana electoral, la producción y colocación de publicidad, la propuesta discursiva, entre otros. Veamos los resultados en el caso particular de la próxima elección para gobernador en Durango. La gubernatura de hace seis años arrojó el siguiente resultado: PRI 260 mil 546 votos con un 52.6 por ciento; PAN 155 mil 666 votos con un 31.4 por ciento; PRD-PT-Convergencia 49 mil 430 votos con un 10 por ciento, Partido Duranguense 14 mil 350 votos con un 2.9 por ciento y 10 mil 90 votos nulos con un 2.4 por ciento. En una suma rápida bajo este sólo resultado vemos que la alianza opositora no le llega al partido que llevó a Ismael Hernández Deras al Palacio de Gobierno. Pero vamos a los resultados de años anteriores, en el 2009 para diputado federal, el PRI ganó los cuatro distritos, el resultado fue: PRI 247 mil 336 votos con un 51.54 por ciento; PAN 117 mil 380 votos con un 24.4 por ciento; PT-Convergencia 32 mil 608 votos con un 6.8 por ciento, PVEM 24 mil 252 votos con un 5 por ciento y hasta el fondo el PRD con 22 mil 248 votos con un 4.6 por ciento. Tres años antes la competencia estuvo más cerrada por el mismo cargo, incluso el PAN obtuvo una diputación, y las otras 3 el PRI-PVEM, los resultados fueron: PRIPVEM 219 mil 216 votos con un 38.8 por ciento; PAN 212 mil 385 votos con un 37.6 por ciento y PRD-PT-Convergencia 95 mil 754 votos con un 16.9 por ciento. Y una tercera medición, para sentir el pulso más cercano es el de diputados locales y alcaldes, en el caso de los primeros en 2007 el PRI por su propia cuenta obtuvo 10 distritos y en alianza con el PANAL y el PD otros 5, los resultados de votos totales fueron: PRI 114 mil 394 votos con un 31.6 por ciento; PRI-PANAL-PD 80 METAPOLÍTICA
22
núm. 69 | abril-junio 2010
mil 526 votos con un 17.6 por ciento; PAN 167 mil 546 votos con un 36.6 por ciento; PRD 18 mil 838 votos con un 4.1 por ciento y PT-Convergencia con 20 mil 513 votos y un 4.5 por ciento. En el caso de alcaldes se repartieron de la siguiente forma: para el PRI-PANAL-PD 9, PRI-PANAL 8, PT-Convergencia 1, PRD 2 y PAN 9. Con estos números podemos entender que, por un lado, los resultados históricos dan una señal de hacia dónde se ha inclinado la balanza, ya sea por un liderazgo muy marcado, por un candidato de peso o por una decepción, alimentada esta última sobre todo por un alcalde o diputado local mal calificado, mal evaluado, mal querido, pudiendo provocar que el voto en este sector mire hacia otro sentido. O en su defecto emanado por un ánimo de cambio entre la gente, máxime en entidades donde aún no se ha dado la alternancia. Ahora bien, hay que observar los casos donde ha habido declinaciones de candidatos a favor de otros, cuánto realmente han sumado, entendida ésta como una alianza de facto y no formal. El año pasado en Campeche, el candidato a gobernador del PRD, Francisco Brown Gantús a pocos días de la elección se retiró de su opción y apoyó la campaña del candidato del Acción Nacional: Mario Ávila; el PRD traía alrededor de 3 por ciento en las encuestas, y su resultado final fue de 0.8 por ciento, con la misma información podemos observar que uno de esos puntos se fue al PAN y el otro al de la alianza PRI-PANAL que llevó a Fernando Ortega Bernés a la gubernatura. El objetivo en suma no fructificó. Esto nos lleva al lugar común de que no necesariamente suman los votos de los partidos políticos que conforman una alianza. Habría que preguntar, en esta generación de tantas encuestas, si los panistas del voto duro (que no todos son de extrema derecha), votarían a favor de un candidato que lleva también las siglas y colores del perredismo; o si los radicales que siguen a Andrés Manuel López Obrador apoyarán la opción que encabece alguien que representa a una clase como la del presidente Felipe Calderón o al del ex presidente Vicente Fox. A lo cual se debe agregar las calificaciones altas de rechazo que tiene el partido del sol azteca en buena parte del país, una carga que le pesará al PAN a final de cuentas. Porque si bien es cierto que el fin justifica los medios: legalmente, esto es, dentro del orden jurídico existe espacio viable para la alianza, el detalle quizá se ubique en que lo que no se estipula en el margen legal se deja de lado: esperanzas, valores, creencias, filosofías, perfiles, liderazgos.
ALIANZAS POLÍTICAS | SOCIEDAD ABIERTA Máxime, como estamos viendo, cuando la alianza tienen como eje de comunicación la destrucción del otro, del enemigo, dejando de lado la construcción de un modelo de desarrollo estatal diferente que en verdad beneficie a la gente. La idea central del cambio en su máxima expresión, sin fundamento de fondo, sólo la forma de que sean otros colores porque los que están ya aburrieron, porque los que van a concluir su periodo ya son y se sienten caducos, porque la gente que los enarbola representa el pasado, y ahora, ha llegado el momento de ver más allá. La propuesta, pues, es el derrocamiento de un supuesto mal, con el complemento de la llegada de un cambio enarbolada por una mezcla de colores e ideologías diversas. Como ya se ha mencionado, en esa mezcla interna de la alianza nada garantiza que los derrotados en las batallas por las candidaturas trabajen en sus distritos, ayuntamientos o zona de influencia. El punto de negociación se limita, porque si bien cuando es una sola la fuerza partidista donde se realizan las negociaciones, caben siempre las promesas a futuro, “en la siguiente te toca”, pero qué se promete cuando se forma una alianza, esto no siempre queda tan claro y genera fricciones. Los espacios a repartir son limitados por más que se traten de expandir: candidaturas, puestos en el gabinete, prebendas en programas sociales, espacios en el mismo partido, entre otras, tienen etiqueta y se deben cumplir compromisos. O bien se pueden destinar plazas de menor rango en la negociación para mejorar la posición, pero la repartición nunca deja satisfecho a nadie; de allí que desde
antes de empezar hay quienes se sienten derrotados y deciden mejor ir por sí solos pues de esa forma pueden tener más beneficios, como el caso Partido del Trabajo en Durango y Zacatecas. Además de todo lo anterior, hay que señalar como cuarto y último punto el poder de los gobernadores en sus estados. Ante la ausencia de un presidente priista, los gobernadores tricolores han cobrado un grado de influencia mayúsculo, y su músculo de operación y decisión es el que inclina la balanza, para muestra hay que ver las llamadas nominaciones “precandidaturas de unidad”. Aunque como dato fundamental también hay que observar que los casos donde han ganado las coaliciones han sido con un gobernador saliente priista mal calificado, y actualmente quien cubre ese perfil es Ulises Ruiz en Oaxaca, no en balde allí es donde están aterrizando más apoyos para la causa aliancista, mientras que en otros es más bien de brillo artificial. En definitiva, hay que calibrar en las próximas elecciones cuánto en verdad suma una alianza, sus protagonistas y personajes de reparto, así como preguntarnos qué le deja a una ciudadanía que se decidirá por propuestas que se perfilan más hacia la acusación que hacia la construcción. Si aumenta o disminuye la participación de la ciudadanía con la presencia de la alianza. Sin dejar de lado el laboratorio que significa para la antesala de la elección presidencial del 2012, la cual cada día está más cerca, aunque para llegar a ese piso hacen falta algunos escalones. Algunos de ellos se levantarán en julio. Los líderes de los partidos lo saben y en medida de ello están actuando o reaccionando.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
23
EL SEX APPEAL DEL
bisturí
Mario Perniola*
E
l transexualismo pertenece a la sociedad de la comunicación y del espectáculo hiperrreal donde la imagen externa de sí mismo adquiere más importancia que la psique. No es fortuito que este fenómeno no haya sido identificado sino hasta los años cincuenta del siglo pasado, y que encontrara su primera teorización sólo hasta los años sesenta con los estudios de Harry Benjamin y Robert Stoller sobre la identidad sexual. Por ello, no se captura su especificidad si se vincula con la gran herencia de la sexología y del erotismo occidental. El antiguo mito griego de Tiresias, que fue mujer por siete años antes de regresar a ser hombre (conectado con la inquietante pregunta sobre con cuál de los dos sexos experimentaba más placer), la teoría de la bisexualidad esencial del ser humano, el carácter plástico de la pulsión libidinal que, a diferencia del instinto, puede cambiar con relativa facilidad de objeto y modos de satisfacerlo, y tendencias como el travestismo y el lesbianismo conocidas desde la antigüedad, imponen una herencia psicológica, sutil y elegante que se vuelve inútil, o por lo menos inadecuada, para entender un fenómeno en el cual el cuerpo y sus cambios, obtenidos a través de la cirugía, cuentan más que el alma. La palabra “trans”, empleada para señalar a una persona que quiere dar a su cuerpo una forma que corresponda a su modo de pensar y de sentir su identidad sexual es, por consiguiente, engañosa, ya que tiene poco que ver con los distintos modos en los que puede ser pensado el cambio lento e imperceptible a través del cual una cosa se transforma, y no obstante, continua siendo la misma. En la cirugía sexual existe un *
Filósofo y ensayista italiano. Traducción de Israel Covarrubias.
METAPOLÍTICA
24
núm. 69 | abril-junio 2010
aspecto traumático que es precisamente el opuesto del tránsito gradual y progresivo, pensado de varios modos por el marxismo (transición), por el psicoanálisis (traslación), o por el heideggerismo (pensemos, por ejemplo, en la obra Más allá de la línea de Ernst Jünger y en la cuestión de la diferencia). El transexualismo contemporáneo necesita de la apertura de nuevas problemáticas psicológicas y sociales aún no exploradas. En primer lugar, evidencia el vínculo entre cirugía y erotismo. Algunos, en el momento en que se abandonan a las manos del cirujano, prueban una especie de excitación sexual no lejana a la experiencia de lo sublime descrita por el pensador inglés Edmund Burke: una suerte de horror lleno de placer, una terrible alegría que debe ser, en efecto, mucho más intensa y profunda pues que lo que está en juego son los órganos genitales. En segundo lugar, el transexualismo, al privilegiar el aspecto físico de la sexualidad en vez del psíquico, atribuye a la corporeidad un carácter de exterioridad radical que se dirige hacia el sex appeal de lo inorgánico: considera al cuerpo como “una cosa que siente” y no como una entidad que nos pertenece íntimamente. He aquí, pues, la disolución de la unión entre alma y cuerpo, que constituía un objetivo primario de gran parte de la sexología moderna. Finalmente, no hay que olvidar el aspecto sociopolítico: el fenómeno se presenta como una solución de compromiso a la guerra entre hombres y mujeres que se ha extendido con toda su virulencia en Occidente durante los últimos tres decenios. Para las personas que tienen una imaginación heterosexual, es reconfortante encontrar personas que, en el origen, han pertenecido al mismo sexo.
Porchia
Y EL CAOS
Guillermo Samperio*
D
iría el poeta filósofo Antonio Porchia: busquen tanto que lleguen a encontrar que detrás de todo no hay nada y que, como diría Calderón de la Barca, la vida es sueño. Al decir que a la teoría se le mueve la realidad (lo cual es irónico visto así), fue creado lo que en la teoría del caos (iniciada por Poincairé) es llamada “incertidumbre en la evolución de un comportamiento heterodoxo” (de cualquier tipo). Cualquier proceso que se salga de la metodología y/o teoría del saber (que no ciencia), es considerado caos: a las limitaciones del saber se les disculpa y se señala como errático al fenómeno. La idea del caos es atractiva incluso para ciertos sectores intelectuales, sobre todo para los reacios al orden y a todo lo que represente autoridad. Y si ellos mismos generan la incertidumbre, pues más contentos. Ahora bien, vinculemos la creación literaria con lo que simplemente se llama caos: pienso que el arte, además de ser lo más perdurable de la especie mamífera que tiene el pensamiento más complejo, encuentra, entre otras de sus funciones, nombrar lo que los teóricos llaman caos en el ámbito de la autonombrada raza humana. No es extraño oír decir que algunos historiadores prefieren recurrir a novelas, crónicas y relatos de corte histórico, para estudiar una época, que a los documentos propiamente dichos. Pero podemos ir más allá. Una emoción compuesta por un 30 por ciento de ira, un 10 por ciento de nostalgia, un 25 por ciento de amor, un 4 por ciento de envidia, un 7 por ciento de deseo sexual sádico y un 13 por ciento de indiferencia, no hay sicólogo ni siquiatra ni neurólogo que la pueda nombrar ni diagnosticar. Sin embargo, la poesía surgió precisamente para nombrar lo huidizo, lo impresenta-
* Escritor. Algunos de sus más recientes libros son Cuentos Completos (México, Alfaguara, 2007); Cómo se escribe un cuento 500 Tips para nuevos cuentistas del siglo XXI (España, Berenice, 2008) y La guerra oculta, cuentos (México, Lectorum, 2008).
ble, lo impensado, lo impredecible, sobre todo cuando el poeta escribe en el borde de las consecuencias colmadas del mundo y que atrae no sólo segmentos del pasado y el presente, sino sobre todo del futuro. Obras que terminan entendiéndose cabalmente cincuenta o cien años después, tal como la novela Congreso de Futurología de Stanislaw Lem, los Cantares de Pound y la obra completa de Pessoa, Mandelstam y Paul Celan. O sea que de pronto, la literatura no sólo hace presente el caos y nos lo muestra, sino que encima lo ordena. Si sociólogos y científicos de hace 40 años se hubieran reunido a analizar el texto de Lem, habrían previsto tal vez la catástrofe de las torres gemelas y el uso de químicos a nivel de la sociedad civil. Pero vivimos el predominio del poder de los científicos y de los sustentadores de la tecnología, coligados con el poder político y económico, y la incertidumbre se ha convertido más que en teoría en un arma. Sin embargo, este tipo de obras no sólo se adelantan a la ciencia y a la filosofía, sino que son textos móviles. Por ejemplo, la novela multicitada 1984 de Orwell, en un momento dado, señalaba al poder soviético y ahora señala al poder de Estados Unidos de América y a Cuba. Por último, tomando en cuenta la corriente eterna del universo, ésta crea sus necesidades y ella misma las satisface, es decir salen de sí y vuelven a sí. Quien tiene la necesidad de saber, como decía el maestro Gungthang, es el Occidente y citando de nuevo a Porchia, esta zona del mundo no tolera los misterios, lo que no se puede definir ni ver, ni pasar por el laboratorio. Ciertas zonas del Oriente todavía se dejan imbuir por el misterio. En la dinastía Tang se hablaba de que ante lo hermético, ante lo arcano, el autodenominado hombre debe entregarse sin resistencias. Les basta, pues, el nivel del conocimiento sensible, que no llega a concepto, como es el caso de la literatura que prohíbe tecnicismos y uso de palabras ensayísticas o teóricas. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
25
DEBATES
Economía mexicana: CRISIS, ESTANCAMIENTO Y EXCLUSIÓN
La estrategia de crecimiento de la economía mexicana sustentada en la industrialización por sustitución de importaciones, conocida también como “desarrollo estabilizador” (1940-1981), fue reemplazada, en los últimos 30 años, por otra de fomento de las exportaciones (petróleo, manufacturas y fuerza de trabajo). En aquellos tiempos del desarrollo estabilizador, dos decenios bastaban para duplicar el producto por persona; en cambio, bajo la égida del libre mercado que hoy impera, se requiere siglo y medio para lograr dicho propósito. Con la liberalización comercial y financiera y la desregulación económica, el crecimiento económico se estancó; el desarrollo se esfumó y la justicia, la equidad y la sustentabilidad continúan extraviadas. El ritmo actual de crecimiento económico y la forma en que se distribuye el ingreso son insuficientes para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría de los mexicanos: el capital los expulsa del mercado de trabajo y/o les empobrece sus condiciones laborales, negándoles las prestaciones consignadas en las normas federales respectivas. El Estado los excluye de sus políticas sociales y focaliza, con objetivos clientelares y corporativos, la magra transferencia de subsidios. Sin expectativas de vida medianamente dignas, tres de cada cinco personas ocupadas se desempeñan en actividades informales, donde no hay ningún tipo de prestación, representación o contrato laboral. La emigración laboral internacional, las ocupaciones informales o el desempleo constituyen la oferta de trabajo en la estrategia neoliberal. La crisis económica mundial evidenció las insuficiencias de la estrategia económica neoliberal y replanteó la relación entre Estado y economía: la necesidad de políticas sociales redistributivas; la regulación del sistema financiero; la redefinición de las políticas monetarias, financieras y de industrialización y la aplicación de políticas anticíclicas, expansivas del gasto público, generadoras de demanda, competitividad y productividad. Esta discusión ha sido más apremiante en aquellos países donde el crecimiento económico es muy lento y la degradación de las condiciones de vida muy acelerada, como es nuestro caso. Revisar las políticas económicas en curso, los efectos de la crisis y las perspectivas de corto plazo son el propósito del conjunto de voces que en esta entrega Metapolítica ofrece a sus lectores. Once destacados economistas, dedicados a la docencia e investigación, nos ofrecen sus puntuales análisis: Rolando Cordera Campos, Ignacio Perrotini Hernández, Arturo Huerta González, Jorge Isaac Egurrola y Luís Quintana Romero de la UNAM; José C. Valenzuela Feijóo, de la UAM-Iztapalapa; Fausto Hernández Trillo, del CIDE; Gerardo Ángeles Castro, del IPN; Orlando Delgado Selley, de la UACM, Huberto Juárez Nuñez y Jaime Ornelas Delgado, de la BUAP. Es del interés de nuestra revista que estos artículos puedan contribuir a hacer claridad en el gran público sobre las causas de fondo que han afectado a nuestro país en las últimas décadas en el campo de la economía, y a identificar sin equívocos los procesos y decisiones responsables de la caída y estancamiento de la economía, del desempleo y del gravísimo deterioro de las despensas familiares. Sergio Cortés Sánchez
LA ECONOMÍA MEXICANA Y SUS
desencantos
Rolando Cordera Campos* (con la colaboración de Nahely Ortiz Lira) L A GLOBALIZ ACIÓN DE FIN DE SIGLO Y L A FERIA DE L AS VANIDADES
E
n enero de 2009, reunidos en la CEPAL-México para examinar las perspectivas de la crisis que se abría paso, dos destacados economistas profesionales, Rogelio Ramírez de la O y Raúl Feliz, se disputaban el lugar pesimista en torno a tasas de contracción de la economía nacional que iban de -0.1 a -2.5 por ciento. Por su parte, el ex secretario Carstens hacía gala de vieja retórica presidencialista y advertía a los legisladores que habían convocado a unos foros de discusión sobre la crisis y la necesidad de crecer, que su función era legislar, como la suya era conducir la política económica para encarar la recesión con prudencia y sin desenfrenos keynesianos que ya para entonces, de Obama a Sarkozy, los poderosos decidían resucitar sin remilgos. Ya no se hablaba entonces del tristemente célebre “catarrito” con el que Carstens quiso bajarle el tono a la alarma desatada por la implosión de Wall Street a fines de 2008, pero se mantenía la idea de que con las cuentas macroeconómicas bajo control sería posible capear lo peor de la tormenta desatada en Estados Unidos y * Profesor
Emérito de la Facultad de Economía de la UNAM. Su libro más reciente es Volver con la memoria (México, Cal y Arena, 2009). METAPOLÍTICA
28
núm. 69 | abril-junio 2010
transmitida vertiginosamente a todo el globo. De aquí la falta de firmeza en las medidas contracíclicas adoptadas, por demás tardíamente, a lo largo del año. Al final de 2009, la evidencia era cruel y su perspectiva ominosa: la economía cayó cerca del 7 por ciento y el desempleo llegó a cuotas inéditas (del 5.5 por ciento), aunque a mitad de año alcanzase cifras superiores a las registradas en 1995 (6.2 por ciento) cuando topamos con la globalidad e inauguramos sus devastadoras crisis financieras y económicas. La “gran recesión” se transmitió prácticamente sin filtros a la economía mexicana a través de las cuentas externas y, a la vez, puso contra la pared a la de por sí frágil estructura fiscal de México, dependiente en exceso de una factura petrolera que ese año parecía ir en caída libre. De aquellos traumáticos años inaugurales, del TLC a la globalización impetuosa, extrajimos una lección para luego olvidarla: la economía mexicana tiene un severo problema de financiación del crecimiento, vinculado directamente a su pobre recaudación fiscal y a un riesgoso manejo de las anclas macroeconómicas, en particular del tipo de cambio que a su vez recoge una dinámica comercial externa muy frágil. Con la crisis, esta debilidad estructural del financiamiento del desarrollo irrumpió con toda su fuerza y llevó al gobierno a renunciar en los hechos a una acción significativa contra la recesión que se abría paso impetuosa, con tal de no
LA ECONOMÍA MEXICANA Y SUS DESENCANTOS | DEBATES agravar todavía más unos equilibrios macroeconómicos sólo sostenibles a costa no de un crecimiento mediocre como ocurría hasta entonces, sino de cualquier incremento real de la producción y del empleo. Como se recordará, grandes expectativas nacieron con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; además de la posibilidad de dinamizar el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, el TLCAN fue visto como una palanca formidable para atraer capitales extranjeros en gran escala ante la posibilidad de aprovechar el territorio mexicano y su abundante y barata mano de obra como plataforma de exportación hacia Estados Unidos. El tratado, en fin, fue presentado en su momento como la oportunidad definitiva para aprovechar la vecindad geográfica con la primera economía del mundo en una sociedad mutuamente beneficiosa. En su primer año, sin embargo, el TLCAN tropezó con una desastrosa crisis financiera que produjo una aguda devaluación, el resurgimiento de tendencias inflacionarias y una caída abrupta de la producción y el empleo. Además, en 1994 emergieron con intensidad muchos de los desequilibrios y dislocaciones sociales que las crisis y la apertura comercial de los años ochenta habían propiciado; estas contradicciones pronto se dieron la mano con los graves acontecimientos políticos marcados por el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI y, meses después, de José Francisco Ruiz Massieu, destacado dirigente de ese partido. La estabilidad política de México, basada en el partido “casi único”, que había permitido los drásticos cambios estructurales implantados velozmente por el gobierno del presidente Salinas, no parecía estar asegurada, ni ser capaz de sostener por un tiempo razonable las nuevas dinámicas de una economía abierta e institucionalmente vinculada al resto de Norteamérica. El desconcierto ante la crisis financiera fue generalizado, mientras los gobiernos entrante y saliente se culpaban por los malos manejos de la política económica, que habrían provocado la crisis. Al final de ese año terrible, el presidente Zedillo tomó la decisión de remediar los problemas no con un cambio de rumbo, sino con una profundización, dijéramos que a rajatabla, del cambio estructural. Se adoptó una política de flotación del peso frente al dólar; se privatizó el sistema de pensiones como método de ahorro forzoso, y se puso en venta puertos, aeropuertos y muchas de las empresas públicas que aún
no se habían vendido, en tanto que se aumentaba el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Todo esto con una divisa única: afirmar y ampliar una economía abierta y de mercado cuya dinámica debería sustentarse en la inversión privada. La rápida recuperación lograda por el gobierno del presidente Zedillo, descansó en la devaluación aguda del peso, que le permitió a las exportaciones “sobreaprovechar” el arranque del TLCAN y el propio auge americano de fin de siglo. Se contó además, con el endeudamiento externo extraordinario facilitado por el gobierno del presidente Clinton que luego fue sucedido por un sobrendeudamiento interno impuesto por la quiebra bancaria y su posterior extranjerización. La inflación se controló y descendió al 9 por ciento. El crecimiento económico, después de su reducción de -6.22 por ciento en 1995, ascendió a una tasa promedio anual de 5.44 por ciento y el empleo formal parecía entrar en una franca recuperación. La recaída en la serpiente devaluación-inflación o el “error de diciembre”, parecían al final del siglo XX contingencias pasajeras de una transición exitosa. En suma: los principales logros del sexenio fueron la recuperación del crecimiento y el descenso de la inflación, el incremento de las exportaciones, la estabilización del tipo de cambio, el incremento de las reservas internacionales (de 6,148 millones de dólares a 15,741 millones de dólares), y la reducción de la deuda pública: con respecto al PIB pasó de 35 por ciento a 23 por ciento, y la deuda externa se redujo a la mitad. Por contra, se incrementó el déficit en cuenta corriente (representando un 7 por ciento del PIB), el sistema nacional de pagos quedó en gran medida en manos de la banca internacional, y la deuda interna creció hasta 41,400 millones de dólares. La desigualdad aumentó; el ingreso siguió concentrándose en los grupos de élite, los salarios reales se redujeron casi 25 por ciento entre 1994 y 1999. De este modo, la notable recuperación de las variables macroeconómicas tuvo como contraparte la contracción del bienestar de los mexicanos y una pérdida sensible en las capacidades de acción e intervención del Estado en la economía. Además, la dinámica de la recuperación duró poco y no pudo contrarrestar la recesión americana de fin de siglo, sin que el cambio estructural pudiera traducirse en un crecimiento alto y sostenido. Se despertaron grandes expectativas, pero la expansión tan presumida fue una golondrina que no hizo verano. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
29
DEBATES | ROLANDO CORDERA CAMPOS FOX Y SU ENGAÑOSO AMANECER
Tras la voluptuosa travesía de la economía en el último quinquenio del siglo XX, y aunque la recuperación no logró revertir los daños causados por las crisis anteriores, en diversos sectores sociales comenzó a vivirse un renacer de esperanzas generado por la alternancia pacífica en el poder, que se había visto acompañada por un crecimiento superior al 6 por ciento, sin devaluación y con los precios internos bajo control. La estabilidad financiera se veía como el motor de un crecimiento sostenido en el potencial político y la aceptación generalizada con que iniciaba su gobierno Vicente Fox. Todo esto, se pensaba, abriría la puerta a las reformas estructurales faltantes (energética, laboral, fiscal, financiera) y se auspiciaría un repunte de la inversión privada. Se trató, sin embargo, de un “falso amanecer”. Se abatió la inflación a mínimos históricos de 3.3 por ciento al cierre de 2005; se redujo la deuda externa de 98,284.50 millones de dólares a 84,590; se incrementaron las reservas internacionales hasta llegar a 94,814 millones de dólares; y se controló el déficit público, pero el crecimiento del PIB, que en 2000 alcanzó 6.64 por ciento, recayó a la trayectoria mediocre iniciada en los años ochenta, con un crecimiento promedio de 2.64 por ciento. La inversión pública mantuvo una pauta reducida y no estimuló a la privada nacional que, a su vez, no mostró ninguna capacidad de sustitución de la primera, mientras la inversión foránea privilegió la compra de empresas existentes. La productividad se estancó y la falta de acuerdos políticos en torno a la cuestión del financiamiento del desarrollo acentuó la vulnerabilidad económica frente al ciclo económico internacional. Sin duda, los cambios políticos y los logros económicos descritos fueron reales y trascendentes, pero la encrucijada económica y social en la que el país inició el siglo se mantiene adversa y proyecta sombras hostiles para una evolución tersa de la democracia apenas estrenada. La globalización, por su parte, no ha entregado lo que prometía en términos de crecimiento sostenido de la productividad, la producción y el buen empleo, mientras que la pobreza y la desigualdad conforman una realidad que cruza todo el territorio nacional y no sólo a los restos del mundo rural mexicano donde solían concentrarse en el pasado. Las consecuencias de esta pérdida secular del dinamismo económico se resumen en un costo social muy amplio: aumentó el desempleo y se ensanchó la econoMETAPOLÍTICA
30
núm. 69 | abril-junio 2010
mía informal y precaria, representando el 52 por ciento de la ocupación no agropecuaria; con lo anterior y el bajo ritmo de creación de empleo formal, aunado a los bajos salarios, la inequidad social se ha acentuado y la pobreza se mantuvo oscilante en torno a un 50 por ciento de la población total. Aumentó la migración a Estados Unidos, hasta llegar a más de 400 mil personas anuales y la opción por la estabilidad financiera se impuso como una prioridad casi única. Una coalición estabilizadora sin crecimiento ni equidad, se puso en marcha so pretexto de combatir al populismo y la imposición electoral del 2006 consumó el designio estratégico de esta coalición: el estancamiento estabilizador como forma nacional de vivir la globalización. Como placebo, los excedentes petroleros.
L A CAÍDA
En los primeros años del nuevo gobierno se mantuvo la estabilidad macroeconómica, a costa de un crecimiento del PIB insuficiente para garantizar la creación de empleos que se redujo 35 por ciento con relación a 2007 y 45 por ciento respecto a 2006: esta disminución se vio compensada, como en el pasado, por la expansión de la informalidad y de la emigración, aunque se haya logrado una relativa reducción en los índices de la pobreza de ingresos. En 2008, México topó con los primeros síntomas de la crisis mundial que se expresaban en el decaimiento de la producción y del empleo, pero los altos precios del petróleo y los elevados excedentes fruto de estos precios distrajeron la atención del mundo político y financiero, del académico y del gobierno mismo. En los hechos, sin embargo, el país recibió los impactos de esta primera gran crisis global en una situación de extrema vulnerabilidad productiva y con una muy reducida capacidad de maniobra para enfrentarla, mientras el discurso gubernamental insistía en que la crisis era sobre todo financiera y externa y no contaminaría a la economía real. La historia presente ha sido cruel y opuesta a la leyenda gubernamental. La estrecha dependencia de la economía mexicana de la estadounidense se manifestó sin tardanza en la contracción de las exportaciones manufactureras, los menores ingresos derivados del turismo y la caída en las remesas; disminuyó la demanda por energéticos y hubo una menor disponibilidad de financiamiento externo, así como un declive de las inver-
LA ECONOMÍA MEXICANA Y SUS DESENCANTOS | DEBATES siones extranjeras directas. Con la emergencia de la influenza y la caída en los precios del petróleo el cuadro depresivo se cerró en una caída económica espectacular. Las previsiones originales de Banxico anticipaban una caída del PIB de entre -0.8 y -1.8 por ciento; un desempleo de entre 160 mil y 340 mil trabajadores, y una inflación del 4 por ciento. Hoy, la contracción económica está cerca del 7 por ciento y la retracción del empleo es más severa de lo esperado (se perdieron más de 500 mil empleos formales). La inflación llegó a 3.57 por ciento, la más baja en los últimos 4 años, pero habrá que ver su comportamiento a lo largo de 2010. Por lo pronto, en la primera quincena del año se reportaba un alza de 0.75 por ciento, nivel mayor al previsto de 0.68 por ciento. La elevación de algunos impuestos, junto con las alzas anunciadas en combustibles y energéticos, pueden empujar los precios hacia arriba y a la vez servir de pretexto para la reaparición de la vieja y nefasta práctica patronal de elevar sus precios como medida precautoria. La inversión privada cayó en -19.8 por ciento mientras que las reservas lo hicieron en 4 por ciento. Los peores meses fueron los del segundo trimestre, que al igual que febrero, abril, mayo y junio presentaron la menor actividad industrial en los últimos 5 años. Los sectores más afectados fueron el de la construcción y el manufacturero. Las cifras del intercambio comercial de México con el exterior revelan un déficit significativamente menor al registrado en el mismo mes de 2008, pero no pueden entenderse como un signo positivo en términos dinámicos. Durante los primeros 11 meses del 2009, el valor de las exportaciones totales fue de 206 mil 769 millones de dólares, lo que significó una caída de -24.2 por ciento, respecto a las realizadas en el mismo periodo de 2008. Por su parte, las importaciones totales sumaron 211 mil 200 millones de dólares entre enero y noviembre de 2009, lo cual que significó un retroceso de 26.6 por ciento, provocado por una caída anual de 25.6 por ciento en la compra externa de materias primas o bienes intermedios para la producción, una contracción de 22.7 por ciento en la adquisición de maquinaria y equipo en el exterior para apuntalar la producción nacional, y una reducción de 34.4 por ciento en la importación de bienes de consumo final, debida a la caída en el poder de compra promedio. Los niveles de recaudación son escandalosamente bajos, por debajo del 14 por ciento del PIB. La razón hay
que buscarla en el régimen de exenciones y privilegios que tradicionalmente ha caracterizado al sistema impositivo mexicano. El 45 por ciento del consumo total está exento, así como importantes actividades agropecuarias y el transporte de mercancías. El régimen fiscal de las grandes empresas les permite consolidar ingresos y eludir el cumplimiento de sus obligaciones fiscales. Al filo del 2010 es claro que las políticas seguidas por el gobierno mexicano no fueron adecuadas ni oportunas. Mientras que casi todos los gobiernos del mundo apostaban por el gasto público deficitario, la inversión en infraestructura, la reducción de tasas de interés, el rescate estatal de bancos y empresas, la reducción de impuestos, el aumento en el gasto social, el endeudamiento excepcional, aquí se magnificó el “hoyo” fiscal que ahondaría la reducción de los ingresos petroleros, se contuvo el gasto público y, sin poder afirmarse que la recesión haya concluido, se propuso una política fiscal recaudatoria y de reducción del gasto. La austeridad pública proclamada, no encontró en los emolumentos de los altos funcionarios la mínima correspondencia y todo parece indicar que la hipótesis de partida para encarar la crisis, basada en una pronta recuperación de la economía americana, se sostuvo a lo largo del año que se fue y se mantiene para el futuro inmediato. Para el gobierno mexicano, y sin importar la visión de los organismos financieros internacionales, la crisis terminó, y se espera que el crecimiento de la economía mexicana en 2010 sea de 4 por ciento, de todas formas una de las tasas esperadas más bajas de la región latinoamericana. Desde septiembre del año pasado y al despertar 2010, desde el gobierno y algunos frentes empresariales se ha vuelto a hablar de las “reformas pendientes” que hay que realizar para asegurar que la recuperación se traduzca en crecimiento. En realidad, el problema no son las reformas en sí mismas, cuyos méritos habría que analizar por separado y en su relación con las demás, sino la renuencia del gobierno y las cúpulas del dinero a revisar la estrategia en su conjunto: la historia económica reciente de México y de varios países latinoamericanos, se resume en un conjunto de reformas que permiten relajar las restricciones al crecimiento cuando mucho durante un quinquenio, para caer nuevamente en una crisis o en el mejor de los casos una recesión, para salir de las cuales se proponen nuevas reformas. No solamente es un problema de inestabilidad del ciclo METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
31
DEBATES | ROLANDO CORDERA CAMPOS económico internacional, que ciertamente existe, sino de la gran vulnerabilidad productiva e institucional de las economías latinoamericanas cuya fuente es precisamente el tipo de reformas que se adoptaron y la manera como se instrumentaron.
LOS DAMNIFICADOS DE L A CRISIS
Con anterioridad a la irrupción de la crisis, la sociedad resintió los aumentos globales de los precios básicos, en especial alimentos y energéticos. Para fines de 2008, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estimaba que casi 51 millones de mexicanos vivía en pobreza de patrimonio en el país y que cerca de 20 millones sufría pobreza alimentaria: 47.4 por ciento de la población no tenía ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Esta medición, registraba una reversión en los índices de la pobreza monetaria, y revelaba la aguda vulnerabilidad de la política social imperante. A lo anterior hay que agregar la presencia del desempleo abierto que ha llegado a cuotas inéditas, con el agravante de que en su mayoría estos desempleados son jóvenes profesionales y trabajadores de los sectores más beneficiados por la apertura externa y vinculados a la exportación industrial. Se ha dicho que la realidad demográfica del país, producto de la exitosa política de población adoptada por el gobierno en 1974, le otorga una oportunidad histórica a través del “bono demográfico”, encarnado por los jóvenes y los jóvenes adultos y la sensible disminución de la dependencia demográfica que caracterizó la historia poblacional de México en el último cuarto del siglo XX. Como hemos visto, el bono no se ha concre-
METAPOLÍTICA
32
núm. 69 | abril-junio 2010
tado en mejores ingresos y más empleo formal sino que se ha desplegado en una informalidad laboral extensa, una inseguridad social mayúscula. Este debería ser el momento para plantearse una reconstrucción institucional del Estado e implantar nuevas formas de protección social con vocación universalista, dirigidas a darle sustento político y social a una estrategia de recuperación y expansión del crecimiento articulada por una visión redistributiva. La población en edad de trabajar, que representa 68 por ciento del total, es la fuerza productiva mayor del presente y condensa la oportunidad de que México trace una nueva ruta de transformación productiva con equidad y democracia. Esta oportunidad lo será en la medida en que la economía mexicana sea capaz de generar los empleos que se demandan; de lo contrario la oportunidad se convertirá en conflicto y la demografía se tornará revuelta y desafío a la democracia, la peor demografía política que pudiéramos imaginar para el futuro mexicano. El lado obscuro de esta ecuación que podría ser virtuosa, se articula por una renuencia persistente a invertir que cruza al sector público y el privado, y se condensa en los 7 millones de jóvenes que “ni trabajan ni estudian”, “ni hacen nada” y ven cerrarse las válvulas de escape de la emigración y de la propia informalidad que resiente el receso económico y el empobrecimiento de la economía y del trabajo formales. Inventar un nuevo curso para el desarrollo, salir cuanto antes del pantano recesivo, innovar y renovar instituciones, debería ser la tarea central de una política plural que quiera ser democrática por su capacidad de inclusión y cohesión social. Habrá que ver si 2010 puede volverse, gracias a una política renovadora, otro año axial del santoral mexicano.
UN DRAMA MEXICANO:
Estancamiento ESTABILIZADOR Ignacio Perrotini Hernández* ¿La ilusión? Eso cuesta caro.
ANTECEDENTES
Juan Rulfo, Pedro Páramo.
La idea de que el proteccionismo comercial, la política industrial y la intervención del Estado en la economía habían sido las causas detonantes de la crisis de la deuda externa de 1982 y del atraso improductivo en que se hallaba el país sirvió de premisa para impulsar un amplio programa de reformas estructurales que convirtieron a México en una economía de libre mercado, abierta a la competencia internacional. En un lapso breve se introdujeron las siguientes medidas: liberalización comercial y financiera, incluida la inversión extranjera cuyo límite máximo permitido de 49 por ciento fue derogado en 1993; desregulación de la actividad económica y abandono de la política industrial como estrategia de desarrollo; privatización de la mayoría de las empresas públicas, señaladamente el sistema de banca comercial, y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La liberalización del régimen comercial puede sintetizarse con los siguientes datos: la cobertura (porcentaje del valor importado) de licencias de importación disminuyó de 100 por ciento en 1983 a 20 por ciento en 1988; el valor del producto protegido por precios oficiales de importación se redujo de 25.4 por ciento en diciembre de 1985 a 0 por ciento en 1989 y la tarifa arancelaria promedio (ponderada por el comercio) pasó de 16.4 en 1982 a 9.8 en 1989. El gobierno esperaba que la liberalización comercial y financiera, la disciplina fiscal y las reformas de mercado: 1) incrementaran la producción de bienes comerciables y la competitividad internacional a través de la inversión
L
a economía mexicana experimentó una transformación radical en su estrategia de desarrollo durante la segunda mitad de los años ochenta y la primera de los noventa. Esta transformación se basó en lo que en otro artículo denominamos el Manifiesto Balassa, el cual considera que las causas del fracaso económico de América Latina en los años ochenta fueron la sustitución de importaciones, la represión financiera y el déficit fiscal del gobierno. La solución del fracaso, según Balassa et al. (1986), estriba en la adopción de políticas de libre mercado o laissez-faire.1 A continuación, se analizan la evolución reciente de la economía mexicana, los hechos estilizados y las causas profundas del lento crecimiento que ésta ha experimentado desde los años ochenta. A manera de coda, formulamos un comentario final en favor de una política alternativa.
* Profesor-investigador en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM. Correo electrónico: iph@servidor.unam.mx. Agradezco el apoyo logístico de Joaquín Cervantes Fuerte. 1 La exposición del Manifiesto Balassa se encuentra en B. Balassa, G. M. Bueno, P. P. Kuczynski y M. H. Simonsen (1986). El conocido Consenso de Washington es una simple codificación en decálogo de las recetas sugeridas por el Manifiesto Balassa. Para una crítica de ambos véase I. Perrotini, J. A. Vázquez y B. L. Avendaño (2008).
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
33
DEBATES | IGNACIO PERROTINI HERNÁNDEZ extranjera a gran escala; 2) aumentaran la productividad y el nivel de empleo y 3) finalmente indujeran a la economía hacia una senda de crecimiento sostenido de largo plazo teniendo a las exportaciones como la locomotora de la expansión y la bonanza. De este modo, supuestamente, México superaría para siempre los endémicos desequilibrios en balanza de pagos que en decenios recientes habían provocado recurrentes episodios de fragilidad y crisis financieras, obligando al gobierno a aplicar políticas monetarias y fiscales recesivas y al país a experimentar ciclos de freno y arranque y trayectorias de estancamiento macroeconómico. La eliminación de la política industrial como eje del desarrollo descansa en la hipótesis de que la nueva estrategia centrada en el modelo de crecimiento exportador contribuiría a remontar los problemas estructurales de la economía mexicana (rezago tecnológico, bajos coeficientes de inversión, escasez de ahorro y, por tanto, de financiamiento de largo plazo e inestabilidad monetaria). La liberalización financiera, al permitir la inversión extranjera en el mercado bursátil (en los mercados de valores y de dinero) y al estimular el ahorro nacional mediante tasas de interés elevadas, contribuiría también a elevar la inversión productiva, el empleo y el crecimiento económico. Y el TLCAN, al fortalecer los vínculos con la economía norteamericana en términos de flujos de capital, tecnología, información, know how y de bienes y servicios, facilitaría la desaparición de las brechas tecnológica y de desarrollo que separan a la economía mexicana de Estados Unidos y de los demás países avanzados. No obstante, después de casi cinco lustros de aplicación de políticas económicas inspiradas en el canon del laissez-faire, la economía se encuentra en una trampa de desarrollo y las brechas de marras se han ensanchado.
ALGUNOS HECHOS ESTILIZ ADOS
El primer hecho estilizado importante es la marcada desaceleración en el ritmo de crecimiento y desarrollo de la economía mexicana desde la crisis de deuda externa de 1982. La gráfica 1 muestra que la tasa de crecimiento promedio de largo plazo se ha desplomado de 7 por ciento en promedio anual durante 1960-1981, época en que estuvo vigente el vituperado modelo de sustitución de importaciones, a 2.5 por ciento durante 1987-2009, peMETAPOLÍTICA
34
núm. 69 | abril-junio 2010
riodo correspondiente a la liberalización económica. Incluso, si prescindimos de la década perdida de los años ochenta cuando la economía estuvo sujeta a dos choques externos (la crisis de deuda externa y el alza drástica de tasas de interés internacionales y la caída del precio del petróleo a inicios y mediados de esa década), el desempeño de la economía sigue siendo magro en comparación con la era del desarrollo estabilizador.
GRÁFICA 1
Esta evolución magra de la producción nacional en decenios recientes ha tenido como consecuencia el abatimiento del PIB per cápita y del PIB por trabajador, tal como lo documenta el cuadro 1.
CUADRO 1 Crecimiento del PIB per cápita y del PIB por trabajador Tasa de crecimiento anual PIB per cápita PIB por trabajador
1940-1981 3.2 3.1a
1981-2005 0.5 -0.7
1990-2005 1.5 0.3
1960-1981. Fuente: Tomado de Jaime Ros, “La desaceleración del crecimiento económico en México desde 1982”, Universidad de Notre Dame, junio 2008 (mimeo).
El segundo hecho estilizado, que se deriva directamente de los indicadores anteriores, es el ensanchamiento de la brecha de desarrollo medida como la razón entre el PIB per cápita de México y el de Estados Unidos. Tal como se observa en la gráfica 2, durante la fase del desarrollo estabilizador México hizo un notable
UN DRAMA MEXICANO: ESTANCAMIENTO ESTABILIZADOR | DEBATES progreso al colmar sustancialmente este abismo. Sin embargo, desde que entrara en vigor la política económica ortodoxa en los años ochenta la discrepancia del desarrollo ha tendido a incrementarse dramáticamente con un breve lapsus entre 1990 y 1994, de suerte que en 2005 era similar a la brecha que prevalecía en 1870.
La combinación de estos tres hechos estilizados documenta empíricamente el argumento central de este artículo, a saber el carácter de estancamiento estabilizador que tipifica al modelo de política macroeconómica vigente en nuestro país.
CAUSAS GRÁFICA 2
El tercer y último hecho estilizado que mencionaremos se refiere a la política de estabilización de precios que ha practicado el Banco de México desde que en 1987 se introdujo el Pacto de Solidaridad Económica y se adoptó una estrategia de tipo de cambio nominal fijo (1987-1994), sustituida después de la crisis financiera de 1994-1995 por un régimen de tipo de cambio flexible y un marco de política monetaria de metas de inflación (2001-presente). La gráfica 3 muestra la trayectoria de largo plazo de la inflación.
GRÁFICA 3
GRÁFICA 3
A diferencia del crecimiento del producto y del grado de desarrollo económico, la tasa de inflación de México tiende a converger con la observada en Estados Unidos y en la mayoría de los países industrializados. Esta evidente asimetría —entre la divergencia en el crecimiento económico y la convergencia en la inflación— que emerge al comparar el desempeño macroeconómico de México con el de Estados Unidos, por ejemplo, parece hundir sus raíces en la naturaleza ortodoxa de la política económica instrumentada desde hace más de dos décadas. La explicación de por qué la economía mexicana ha tenido un comportamiento muy inferior vis-à-vis el dinamismo que le caracterizó históricamente entre 1940 y 1980 es, desde luego, vasta y compleja. Sin embargo, uno de los factores determinantes del estancamiento estabilizador es el mediocre coeficiente de inversión registrado desde que el gobierno adoptó los programas de ajuste macroeconómico del FMI y, posteriormente, las reformas de liberalización económica que condujeron, en forma trípode, a la crisis financiera de 1994, al modelo de crecimiento exportador y a la estabilidad de precios que los economistas oficiales insisten en confundir con la estabilidad de la macroeconomía, soslayando los flagrantes desequilibrios en el mercado de trabajo, en la distribución del ingreso y en los macroprecios fundamentales (el tipo de cambio, la tasa de interés y el salario real). La gráfica 4 revela con elocuencia que la tasa de inversión promedio como porcentaje del PIB descendió a partir de la crisis de 1982, y que se ha mantenido deprimida si bien se recuperó temporalmente tanto después de la crisis financiera de 1994 como después del impacto contraccionista de la recesión de 2001 de los Estados Unidos. La creciente correlación del ciclo de la economía mexicana con el de la norteamericana, a partir de que entrara en vigor el TLCAN, propaga con mayor virulencia los choques adversos provenientes del norte, habida cuenta de que las autoridades mexicanas no disponen de instrumentos de política contracíclicos, METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
35
DEBATES | IGNACIO PERROTINI HERNÁNDEZ a diferencia del gobierno estadounidense que ipso facto aplica políticas keynesianas para confrontar las crisis, dejando los pruritos y los dogmas ideológicos para el consumo del insulso neoliberalismo tropical.
de la moneda porque esto contribuye a alcanzar la meta de inflación (3±1 por ciento). La apreciación del tipo de cambio, sin embargo, desincentiva la inversión porque abate su rentabilidad. De suerte que el modelo de inflación actúa a contrapelo de la acumulación de capital, y de ahí el estancamiento estabilizador.
GRÁFICA 4
COMENTARIO FINAL
El ya duradero bajo coeficiente de inversión en capital fijo que exhibe la economía mexicana se explica tanto por la restrictiva política fiscal cuanto por la política monetaria —en particular, la cambiaria— que el gobierno ha seguido desde que se realizaron las reformas de libre mercado. La inversión total como porcentaje del PIB descendió de 26 por ciento en 1981, su nivel más alto, a menos de 20 por ciento en 2004-2006; el repunte que se observa en 2008 es positivo, pero no existen bases para afirmar que será sostenible en el largo plazo, particularmente de cara a la actual crisis internacional y al inminente ajuste del fenomenal desequilibrio en cuenta corriente de la economía de Estados Unidos. El impacto negativo de la restricción fiscal en la formación de capital se pone de manifiesto en el hecho de que la caída en la inversión pública (11 por ciento en 1979-1981 y 4.4 por ciento en 2004-2006) explica la disminución del coeficiente de inversión aludido. Contrario a la hipótesis del Manifiesto Balassa, la inversión privada no compensó la disminución de la inversión pública provocada por la disminución del papel económico del Estado (Ros, 2009). Por otra parte, el marco de política monetaria de objetivo de inflación ha implicado la continua sobrevaluación del tipo de cambio: dado el efecto de traspaso de las fluctuaciones (devaluación) del tipo de cambio a la inflación, el Banco de México permite la apreciación METAPOLÍTICA
36
núm. 69 | abril-junio 2010
Como hemos visto, la evolución de la economía mexicana en los decenios recientes ha sido mediocre vis-à-vis el periodo de desarrollo estabilizador de la segunda posguerra. Este magro desempeño se atribuye a los efectos nocivos de la política fiscal restrictiva y de la política monetaria de metas de inflación —que utiliza la apreciación de la moneda como ariete para alcanzar la estabilidad de precios— sobre la formación de capital fijo. Parece lógico pensar, en consecuencia, que un cambio en la estrategia que permitiera a las autoridades disponer de más instrumentos de política económica podría contribuir a que la economía nacional abandonase la trampa de desarrollo que la mantiene atenazada. Estos instrumentos adicionales no son otros sino, esencialmente, los que emplean nuestros principales socios comerciales, a saber: la política fiscal, la política industrial y el tipo de cambio, entre otros. El espejismo del laissez-faire ha sido ensayado en México con el dogma y la ilusión de que nos transportaría a la consumación del desarrollo. Tras cinco lustros de praxis, hemos podido verificar, popperianamente, el dictum de Rulfo: “¿La ilusión? Eso cuesta caro.”
REFERENCIAS
Balassa, B., G. M. Bueno, P. P. Kuczynski y M. H. Simonsen (1986), Toward Renewed Economic Growth in Latin America, Washington D.C., Institute for International Economics. Perrotini Hernández, I., J. A. Vázquez y B. L. Avendaño (2008), “Towards a New Developmental Paradigm in Latin America”, International Journal of Political Economy, número especial, otoño. Ros, J. (2009), “Política fiscal, tipo de cambio y crecimiento en regímenes de alta y baja inflación: La experiencia de México”, Universidad de Notre Dame, enero (mimeo).
LAS LECCIONES NO
aprendidas
DE LA CRISIS EN MÉXICO Arturo Huerta González* L A CRISIS ECONÓMICA ES NUESTRA
L
a crisis que enfrentamos, si bien estalla ante las consecuencias derivadas de la crisis de Estados Unidos, es más un resultado de las políticas macroeconómicas de “estabilidad”, como de las políticas de liberalización comercial y financiera, y de las reformas estructurales instrumentadas en el país, las cuales han actuado en detrimento de los sectores productivos, configurando crecientes presiones sobre el sector externo, llevándonos a depender en forma creciente de factores externos. La crisis representa el fracaso de haber privilegiado el libre mercado, y haber reducido la participación del Estado en la regulación y conducción de la actividad económica. Tales políticas han actuado a favor del sector financiero, ya que es quien comanda nuestra inserción en el proceso de globalización, e impone las reglas del juego a su favor. De ahí el porqué del predominio de las políticas de liberalización y desregulación económica, así como las políticas de estabilidad cambiaria, disciplina fiscal y política monetaria restrictiva, las cuales le configuran las condiciones de confianza y renta*
Profesor-investigador en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM.
bilidad para su libre actuación. Tales políticas actúan en detrimento de las condiciones endógenas de crecimiento, y nos llevan a depender del comportamiento de las exportaciones, de la entrada de recursos y capitales del exterior. La economía cae en un círculo vicioso, pues ello obliga a instrumentar una política a favor de la entrada de capitales (del sector financiero), lo que retroalimenta los efectos negativos en detrimento de las condiciones productivas, financieras, y macroeconómicas para el crecimiento endógeno de la economía.
SON FACTORES EXTERNOS LOS QUE SUSTENTAN L A “ESTABILIDAD” MACROECONÓMICA
Las políticas predominantes de apertura comercial y financiera, así como las políticas macroeconómicas de “estabilidad”, tal como autonomía del banco central, la política monetaria restrictiva, la estabilidad del tipo de cambio y la disciplina fiscal, no se han sustentado en torno a factores endógenos, sino en variables externas, tal como el crecimiento de exportaciones, de remesas y la entrada de capitales. La economía no cuenta con condiciones productivas, financieras y macroeconómicas para la estabilidad del tipo de cambio y la apertura económica. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
37
DEBATES | ARTURO HUERTA GONZÁLEZ Al depender de los flujos de capital, se tiene que instrumentar una política económica a favor de las condiciones de “estabilidad” deseadas por ellos, a costa de privatizar y extranjerizar al país y de desatender la condiciones internas para el crecimiento.
L A ECONOMÍA, AL DEPENDER DE L A ENTRADA DE CAPITALES, PIERDE EL MANEJO SOBERANO DE L A POLÍTICA ECONÓMICA
El gobierno mexicano, con la globalización y los mayores requerimientos de entrada de capitales que esto impone, perdió el manejo soberano de su política económica, ya que está obligado a trabajar con autonomía del banco central, con disciplina fiscal y tipo de cambio estable, para crear las condiciones de confianza y rentabilidad exigidas por el capital financiero. Tales políticas han actuado en detrimento del crecimiento de demanda, como de los niveles de competitividad y la dinámica de acumulación de la producción nacional. Se generan presiones crecientes sobre la balanza de comercio exterior, y los ingresos son insuficientes para financiar inversión y consumo, por lo que se incrementa la dependencia del comportamiento de las exportaciones (las cuales se dirigen en mayor medida al mercado estadounidense), como de las remesas recibidas, así como de la inversión extranjera, que también provienen de dicho país, colocándose la economía en un contexto de alta vulnerabilidad en torno al desempeño de la economía estadounidense. El gobierno cae en un círculo vicioso, ya que al depender de la entrada de capitales, tiene que establecer una política económica a favor de éste, y al hacerlo, pasa a depender más de tales flujos de capital. Es decir, recurre a éstos para contrarrestar las deficiencias financieras internas, como para encarar el déficit externo, derivado todo ello de las políticas económicas predominantes. Al sujetarse el gobierno al objetivo de estabilidad del tipo de cambio, deja de ser un Estado soberano que no tiene dominio sobre su política monetaria y fiscal, ya que éstas tienen que sujetarse al cumplimiento de dicho objetivo, dejando de actuar a favor del crecimiento. Al trabajar con tipo de cambio estable a favor del sector financiero, tiene que promover entrada de recursos y capitales para viabilizar dicha política, para lo cual tiene que trabajar con disciplina fiscal y altas tasas METAPOLÍTICA
38
núm. 69 | abril-junio 2010
de interés. De ahí que la actividad económica ha estado sujeta al comportamiento de las variables externas.
LOS FACTORES EXTERNOS DEJARON DE OPERAR POSITIVAMENTE PARA L A PROSECUCIÓN DE L AS POLÍTICAS DE “ESTABILIDAD”, POR LO QUE L A CRISIS SE PRECIPITÓ Y PROFUNDIZÓ
La crisis de los mercados financieros internacionales y de la economía de Estados Unidos, manifestada en septiembre-octubre de 2008, trastoca rápidamente la economía nacional. Al disminuir las exportaciones, las remesas y la entrada de recursos del exterior, sea por la crisis internacional, como porque el país deja de ofrecer condiciones de confianza y rentabilidad a dicho capital, como porque se agotan los activos susceptibles que ofrecer a dicho capital, se desestabiliza el tipo de cambio, y cae la actividad económica. La economía nacional ha caído mucho más que la de Estados Unidos, dado que no tenemos condiciones productivas y financieras internas para hacerle frente, ni manejo soberano de política económica para poder instrumentar políticas contra-cíclicas para dinamizar el mercado interno y así contrarrestar la caída de exportaciones, de remesas y de inversión extranjera. Es por ello que nuestra economía muestra la mayor caída de la actividad económica en relación al resto de América Latina y el Caribe.
NO OBSTANTE L A CRISIS, NO SE MODIFICA L A POLÍTICA ECONÓMICA PREDOMINANTE
El gobierno no encara las causas de la crisis, ni los problemas que nos han llevado a depender de las variables externas. El gobierno asume que la crisis viene de fuera, por lo que mantiene la política económica a favor del sector financiero y de la entrada de capitales, sin reconocer que ello ha atentado sobre las condiciones endógenas de crecimiento, y que las variables externas están actuando negativamente y no hay perspectivas de que vuelvan a actuar como antes. Seguimos sin política industrial, agrícola, de empleo, y no se frenan las presiones sobre el sector externo y la especulación financiera.
LAS LECCIONES NO APRENDIDAS DE LA CRISIS EN MÉXICO | DEBATES Si la política económica no ha cambiado, evidencia que el gobierno sigue subordinado al capital financiero, apostando a la entrada de capitales, y a que éstos permanezcan internamente, lo que refleja que para el gobierno dicha política no generó la crisis. El problema es que al mantener tal política, continúa relegándose la esfera productiva, y persisten las presiones sobre el sector externo, y los requerimientos de entrada de capitales, por lo que es contraproducente dicha política. No se puede proseguir con políticas que favorecen la asignación de recursos hacia el sector financiero, en detrimento de la economía real, por eso es insostenible, ya que lleva a la economía a tener otra fuerte recaída, pues el mercado financiero no genera riqueza. El gobierno sigue con la misma política de “estabilidad” que originó la crisis. Se mantienen tasas de interés superiores a las internacionales, para que el capital financiero no salga del país, y para que siga fluyendo a éste. Se insiste en la disciplina fiscal para evitar presiones inflacionarias, como para ampliarle la frontera de influencia al gran capital. Es decir, para que éste invierta donde el gobierno deja de hacerlo, y así promover entrada de capitales. En igual sentido actúa la política de estabilidad del tipo de cambio, la que se encamina a crear condiciones de confianza y rentabilidad al sector financiero. Toda esa política actúa a favor de los mercados financieros, y en detrimento del sector industrial y agrícola y de la generación de empleo, por lo que menos condiciones tenemos para hacer frente a la crisis. De ahí la caída de la actividad económica y el hecho que la Bolsa Mexicana de Valores ha venido creciendo, a pesar de ello.
LOS PAÍSES QUE ESTÁN FRENANDO L A RECESIÓN, ES POR SUS POLÍTICAS CONTRA-CÍCLICAS, PERO ÉSTAS RESULTAN INSUFICIENTES
Estados Unidos flexibiliza su política monetaria, fiscal y de tipo de cambio. Trabaja con tasa de interés entre 0 y 0.25 por ciento y con gasto deficitario en 2009 equivalente al 13 por ciento del PIB. Sin embargo, a pesar de las políticas contra-cíclicas, no logra un crecimiento sólido y estable, ya que se han dirigido a favorecer al sector bancario-financiero. A pesar de las políticas contra-cíclicas instrumentadas en Estados Unidos, no logra disminuir el desem-
pleo y alcanzar una dinámica sostenida y generalizada que pueda evidenciar que se ha salido de la crisis, y que dicha economía volverá a ser el motor de la economía mundial. Las empresas y familias siguen con bajos ingresos, con problemas de insolvencia, y con restricción de inversión y consumo, y la banca continúa con su política de contracción de créditos a tales sectores. Los problemas económicos no se resolverán con las políticas económicas contra-cíclicas aplicadas. Es decir, la crisis no es monetaria, no se resuelve solo con la baja de la tasa de interés, la expansión de liquidez, ni con más gasto público, sino que es resultado de los problemas de acumulación de la esfera productiva, y del bajo o nulo crecimiento de los salarios reales, que no configuran condiciones de solvencia, ni de aumento de la inversión, de consumo y de producción, para retomar una dinámica sostenida y la estabilidad del sector bancario-financiero. De ahí que son muchas los cambios que tienen que ser realizados para superar la crisis y retomar la dinámica económica y de empleo, lo cual pasa por la revisión de la política comercial, financiera, como de la relación capital-trabajo. A ello se añade, que el Congreso y el gobierno de dicho país están planteando reducir el gasto público deficitario, por lo que dejará de actuar el principal motor de freno a la crisis que venían utilizando en los últimos meses.
EL GOBIERNO ESTÁ CONFIADO EN QUE ESTADOS UNIDOS SALDRÁ PRONTO DE L A CRISIS
La economía nacional sigue dependiendo del acontecer de la economía de Estados Unidos, para poder crecer, ya que es nuestro principal socio comercial. Es decir, dependemos de ese país, que sí tiene manejo soberano de sus políticas para frenar la recesión. Ellos pueden bajar la tasa de interés e incrementar el gasto público deficitario para reactivar demanda, y el gobierno mexicano espera que esto pueda ejercer impacto positivo sobre nuestra economía. Tal situación nos sigue manteniendo en un contexto de alta vulnerabilidad en torno al acontecer de dicha economía. Hay que considerar que la dinámica de exportaciones a tal país no se tradujo en mayor producción nacional, dado el alto componente importado de las exportaciones. Asimismo, la entrada de recursos del exterior se ha reciclado al exterior vía crecimiento de importaMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
39
DEBATES | ARTURO HUERTA GONZÁLEZ ciones, por lo que el gobierno mexicano no puede seguir apostando a que la salida de nuestra crisis, vendrá de la dinámica de la economía de Estados Unidos. El problema es que la salida a la crisis y la recuperación de la economía de Estados Unidos, no está a la vuelta de la esquina, por lo que no volverán a crecer las exportaciones mexicanas, las remesas recibidas, y la inversión extranjera, al ritmo que lo hicieron en el pasado reciente, por lo que tales variables no actuarán por varios años como motor de crecimiento. Al no haber cambios en la política económica predominante, la economía nacional no tiene perspectivas de crecimiento, ni hacia dentro, ni hacia fuera.
MÉXICO NO INSTRUMENTA POLÍTICAS CONTRA-CÍCLICAS PARA RECUPERAR EL CRECIMIENTO
En la economía nacional ninguno de los sectores actúa como motor de crecimiento. El sector privado está ahorrando para pagar la deuda, por lo que disminuye inversión y consumo. El sector público mantiene políticas monetaria y fiscal restrictivas, tipo de cambio estable, y reduce los aranceles a las importaciones, todo lo cual actúa en detrimento de la actividad económica. El gobierno insiste en mantener la estabilidad del tipo de cambio, por lo que no tiene manejo soberano de política económica. Prosigue con la política de “estabilidad” macroeconómica, de alta tasa de interés y de disciplina fiscal, y además se endeuda del exterior, con la Reserva Federal de Estados Unidos y con el Fondo Monetario Internacional, para tener reservas internacionales suficientes para encarar las presiones sobre el sector externo, como la demanda por dólares que ejercen los especuladores, para evitar presiones sobre el tipo de cambio, como para mandar señales a los mercados y al sector financiero, de que resistirá cualquier embate sobre la moneda, a fin de preservar la estabilidad cambiaria. Ello con el fin de seguir preservando las condiciones de confianza y rentabilidad a favor del sector financiero para que éste venga al país y se mantenga en él, sin considerar el daño que tal política ocasiona sobre la esfera productiva, sobre el empleo y el sector externo. No puede flexibilizar la política económica para contrarrestar la caída de exportaciones, de remesas, de inversión extranjera y de la demanda nacional, para encarar la crisis. Ello nos lleva a seguir determinados por METAPOLÍTICA
40
núm. 69 | abril-junio 2010
el acontecer económico de los países que sí tienen manejo soberano de su política económica. Dice Wray (2009) que “las naciones que no operan con monedas soberanas tendrán que esperar a que EUA y otras naciones soberanas saquen a la economía global de la recesión, antes que ellas puedan empezar a recuperarse”. Al continuar el gobierno nacional sin manejo soberano de la política monetaria, fiscal y cambiaria, y sin replanear las políticas de liberalización comercial y financiera, no se frenará la crisis, sino se ahondará, así como sus secuelas de conflictos políticos, sociales y delincuenciales.
SE INSISTE EN L A DISCIPLINA FISCAL NO OBSTANTE L A CAÍDA DE EXPORTACIONES Y DE L A DEMANDA
A pesar que las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera han caído, el gobierno insiste en mantener la disciplina fiscal. Si antes de la crisis dicha política estaba equivocada, ya que frena el crecimiento del mercado interno y nos lleva a depender de las exportaciones, más erróneo pasa a ser insistir en ella, ya que implica profundizar la crisis. El gobierno no procede a trabajar con gasto deficitario para reactivar la economía y mejorar el ingreso de estados y municipios, así como de empresas e individuos, ante el temor de que ello resulte inflacionario y afecte su calificación de grado de inversión por arte de las calificadoras internacionales. Al no aumentar el gasto público deficitario, no hay forma de salir de la recesión económica, ni de mejorar los ingresos tributarios del gobierno federal, de los estados y municipios, y los bajos ingresos de empresas e individuos, lo que implicará mayores presiones sobre las finanzas públicas y mayores recortes del gasto público, así como de la inversión de las empresas y el consumo de las familias. Junto a ello, se acelerará la disminución de los servicios públicos, y su encarecimiento, y la privatización de los mismos. La disciplina fiscal actúa a favor de la apreciación del tipo de cambio, lo que merma la competitividad de la producción nacional, todo lo cual contrae la producción, el ingreso de empresas e individuos, recrudece los problemas de insolvencia, la restricción crediticia, además de mantener latentes las presiones sobre la balanza de comercio exterior, no obstante la contrac-
LAS LECCIONES NO APRENDIDAS DE LA CRISIS EN MÉXICO | DEBATES
ción de la actividad económica. Ello se ve acentuado por la reducción de los aranceles a las importaciones, por lo que la producción nacional y el empleo siguen siendo desplazados por importaciones. Al mantenerse el déficit de comercio exterior, persiste la demanda por requerimientos financieros externos, en un contexto donde ya no se cuenta con ellos en la cantidad suficiente. Ello a su vez aumenta el riesgo-país, por lo que los capitales menos fluyen a la economía, ya que ésta tiende a caer en un contexto de insolvencia para hacer frente a las obligaciones que se derivan del mayor endeudamiento externo.
EL ALZ A DE IMPUESTOS Y DE PRECIOS Y TARIFAS DE LOS BIENES Y SERVICIOS PÚBLICOS ES CONTRAPRODUCENTE
La contracción económica derivada de la crisis y de la propia política pro-cíclica instrumentada, actúa en detrimento de las finanzas públicas, ya que al disminuir el ingreso de empresas e individuos, se reduce la captación tributaria. A ello se suma la reducción de los ingresos petroleros, por la caída del precio internacional del petróleo y de las exportaciones de dicho insumo. El gobierno trata de evitar caer en fuerte déficit fiscal, por lo que procede a aumentar impuestos, así como precios y tarifas de los bienes y servicios del sector público, mantiene el gasto restringido, reduce la prestación de servicios públicos, e impulsa las co-inversiones
públicas-privadas en términos muy favorables a este último, que implica acelerar la privatización de todas las empresas y servicios públicos. Tales políticas en vez de alcanzar el ajuste deseado, aumentan las presiones sobre las finanzas públicas, ya que restringen el poder adquisitivo de empresas e individuos, y por lo tanto la demanda, y la actividad económica. Con ello se disminuye el ingreso de empresas e individuos, y por lo tanto la recaudación tributaria del gobierno. Los estados y municipios recurren a la deuda interna para sortear sus problemas financieros, sin que se avizoren expectativas de ver incrementados sus ingresos para hacer frente a las obligaciones financieras derivadas de la deuda, y menos cuando ésta no es canalizada al desarrollo de la esfera productiva para reducir las presiones sobre el sector externo, como para reactivar la economía y ver así incrementados sus ingresos. El alza de impuestos y de precios y tarifas de los bienes y servicios del sector público, presionan sobre precios, y ello lo hará sobre la tasa de interés, sobre la carga de la deuda pública y las finanzas públicas, lo que configura un gasto público deficitario forzoso. Ello lleva a que la deuda pública tenga menores grados de inversión por parte de las calificadoras internacionales, lo que presiona sobre la tasa de interés, tanto de la colocación de deuda pública externa, como interna. Al aumentar el costo de la deuda y al disminuir el ingreso de empresas e individuos, se recrudecerán los problemas de cartera vencida, y las presiones sobre el METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
41
DEBATES | ARTURO HUERTA GONZÁLEZ sector bancario, por lo que se contraerán más los créditos y la actividad económica. De recrudecerse los problemas bancarios como resultado del crecimiento de la cartera vencida, las finanzas públicas se verán más debilitadas por el mayor soporte que el gobierno tendría que realizar a favor de dicho sector.
INSISTIR EN MÁS REFORMAS ESTRUCTURALES NO NOS SACARÁ DE L A CRISIS
Como el gobierno no tiene margen para flexibilizar la política económica y encarar la crisis, es decir, como no puede seguir disminuyendo la tasa de interés (dadas las presiones inflacionarias que se van a derivar del alza de las tarifas públicas, de la gasolina, del agua, entre otros, y porque además requiere promover entrada de capitales para mantener estable el tipo de cambio), ni tampoco puede incrementar el gasto público para dinamizar el mercado interno, ya que no quiere trabajar con déficit público ante el temor de que ello sea inflacionario y desestabilice el tipo de cambio, está planteando que deben realizarse mayores reformas estructurales para atraer capitales que permitan retomar el crecimiento. Entre tales reformas se encuentran las iniciativas de Reforma Laboral y otra Reforma Energética. La primera va encaminada a la contratación por horas y a reducir las prestaciones laborales, lo que permitiría disminuir el costo de la fuerza de trabajo, para estimular flujos de inversión. La segunda, se dirige a ampliar la frontera de inversión privada en el sector energético, más de lo que ya existe, supuestamente para incrementar la productividad y producción en el sector. Así, mediante el mayor deterioro de las condiciones laborales y la mayor extranjerización de la economía, se pretende hacer frente a la crisis y retomar la dinámica económica. Tal postura parte de no reconocer que en ese proceso hemos estado, y ello no se ha traducido en mayor empleo, ni en mayor productividad, ni en mayor crecimiento económico, sino por el contrario, ha permitido mantener las políticas de estabilidad y de liberalización económica que nos han llevado a la crisis. No retomar el manejo soberano de la política económica e insistir en las reformas estructurales para promover entrada de capitales, sólo nos llevará a contraer más el mercado interno, y a que el capital internacional se apodere más de la riqueza nacional, por lo que la crisis seguirá profundizándose. METAPOLÍTICA
42
núm. 69 | abril-junio 2010
No es a través de más mercado, de mayor privatización y extranjerización, como se solucionarán los problemas y saldremos de la crisis, pues ello sólo ha favorecido a los dueños del dinero, que se apropian de los sectores estratégicos de alta rentabilidad del país, y que obtienen grandes ganancias en el sector financiero-especulativo. Si la Bolsa Mexicana de Valores está creciendo nuevamente, es porque la política que se instrumenta actúa a su favor, pero tal política no beneficia al sector productivo, al empleo y al crecimiento, pues la industria continúa en caída libre, al igual que la actividad económica en su conjunto. El desempleo sigue creciendo, así como el número de pobres.
INVIABILIDAD DE MANTENER NUESTRA INSERCIÓN EN EL PROCESO DE GLOBALIZ ACIÓN
En un contexto donde la economía deja de contar con flujos de capital externos suficientes para financiar nuestra inserción en el proceso de globalización, pasan a cuestionarse las políticas de liberalización económica, así como las llamadas políticas macroeconómicas de “estabilidad”, ya que éstas se han sustentado en la entrada de recursos del exterior, además de atentar sobre las condiciones productivas y financieras internas. No hay factores externos e internos capaces de mantener la prosecución de las políticas de libre movilidad de mercancías y capitales, así como la autonomía del banco central, la estabilidad cambiaria y la disciplina fiscal. Tales políticas son insostenibles, tanto porque no hay entrada de recursos suficientes para mantenerlas, como porque son excluyentes, contraen la demanda, atentan sobre la competitividad, e incrementan la tasa de interés, todo lo cual recrudece los problemas de acumulación, de insolvencia, que restringen la inversión, el consumo, y por lo tanto la actividad económica y la generación de empleo. No generan condiciones endógenas para mantener la prosecución de dichas políticas, sino que requieren de flujos crecientes de entrada de capitales. De ahí la prisa del gobierno porque se profundicen las reformas estructurales, para seguir ofreciendo activos atractivos de alta rentabilidad a favor de la entrada de capitales. El problema es que ello ha venido impulsándose desde inicios de la década de los noventa (que empezaron con la privatización y posterior extranjerización de la banca), y sin embargo la crisis se mani-
LAS LECCIONES NO APRENDIDAS DE LA CRISIS EN MÉXICO | DEBATES festó a fines de 1994, y ahora nuevamente, lo que evidencia que tales crisis han sido resultado de las políticas económicas predominantes.
NO SE PUEDE CONTINUAR C O N P O L Í T I C A S A F AV O R D E L C A P I TA L F I N A N C I E R O
A pesar que lo financiero nos llevó a la crisis, el problema es que esa lección no se ha aprendido y sigue repitiéndose, pues ante la crisis actual, se vuelve a expandir la liquidez y se instrumentan políticas a favor de lo financiero, y no del sector productivo y la generación de empleo, por lo que lo financiero vuelve a dispararse, y la economía real y el empleo no se levantan. No se puede soltar la liquidez a favor de lo financiero, dada la distorsión de recursos que se deriva de ello, lo que termina desquiciando el comportamiento de la economía. Proseguir con políticas de libre movilidad de capitales, así como altas tasas de interés, estabilidad del tipo de cambio y disciplina fiscal, es actuar a favor del sector financiero, a costa de contraer el mercado interno, atentar sobre la competitividad y la esfera productiva. Al no haber perspectivas de crecimiento hacia fuera (dada la recesión de la economía de Estados Unidos, como la falta de competitividad de la producción nacional), ni hacia el mercado interno (ante el predominio de las políticas monetaria y fiscal restrictivas), la esfera productiva seguirá sin ofrecer condiciones de rentabilidad, por lo que los recursos seguirán canalizándose al sector financiero-especulativo, lo que genera burbujas especulativas que retroalimentan la distorsión de recursos a favor de lo financiero y en detrimento de la economía real, lo que nos lleva a las crisis financieras recurrentes. No se puede seguir confiando en que el libre mercado hará una asignación de recursos a favor del crecimiento económico y del empleo. El mercado sigue hegemonizado por el capital financiero, y es éste el que sigue imponiendo políticas y medidas a su favor. El sector financiero debe ser regulado, tanto para evitar las prácticas especulativas y burbujas especulativas que distorsionan la asignación de recursos, y que desestabilizan a los mercados financieros, como para que la disponibilidad crediticia favorezca al sector productivo y a la generación de empleo, y no al consumo de bienes importados, ni al sector bursátil.
Se deben regular los flujos de capitales a los mercados financieros, tanto a través de fijar plazos de permanencia en los mismos, como fijar tasas impositivas a dichos movimientos. Asimismo, hay que regular los tipos de activos y pasivos que deben ser permitidos en las hojas de balance de los bancos (Tymoigne, y Wray, 2009), para evitar prácticas especulativas que incrementan la liquidez de los mercados financieros, como las grandes emisiones de títulos financieros que inundan los mercados financieros y dan pie a booms bursátiles que terminan fragilizando y desestabilizando a dichos mercados.
SE DEBE RETOMAR EL MANEJO SOBERANO DE L A POLÍTICA ECONÓMICA PARA FLEXIBILIZ ARL A A FAVOR DEL CRECIMIENTO
En el contexto de caída de exportaciones y entrada de capitales, y la disminución de la inversión y del consumo, el gobierno es el único que puede actuar como motor de crecimiento, por lo que más que instrumentar políticas de disciplina fiscal y altas tasas de interés, y recurrir al endeudamiento externo para estabilizar al tipo de cambio, para frenar acciones especulativas contra la moneda (salida de capitales), que se derivan de dicho contexto, y mantener lo insostenible, debería dejar de subordinarse a las condiciones de “confianza” exigidas por el capital financiero, y regular el movimiento de mercancías y capitales para retomar el manejo soberano de su política económica a favor de crecimiento. Ante el alto costo que ha representado el haber dejado a la economía a las libres fuerzas del mercado, se requiere la intervención de un Estado de nuevo tipo, para que actúe en forma contra-cíclica (que reduzca la tasa de interés, flexibilice el tipo de cambio, e incremente el gasto público deficitario), a fin de expandir la demanda, y actúe a favor de la esfera productiva, para incrementar la productividad y el empleo, y reduzca las presiones sobre el sector externo. El banco central debe ser dependiente del gobierno y no autónomo, y se debe trabajar con tipo de cambio flexible a fin de que se flexibilice la política monetaria y fiscal para dinamizar el mercado interno, para actuar en forma contra-cíclica. En el actual contexto de caída de exportaciones, como de la inversión y consumo del sector privado y las familias, el déficit fiscal, más que ocasionar un efecto de exclusión del sector privado, coMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
43
DEBATES | ARTURO HUERTA GONZÁLEZ mo señala la escuela ortodoxa, es de inclusión, ya que dinamizaría demanda, y contrarrestaría la caída de las otras variables, que es lo que requiere el sector privado. Ello permitiría superar los problemas de acumulación, y de sobreendeudamiento que enfrenta un gran número de empresas del sector productivo, y las familias, ya que se han visto afectadas por las políticas predominantes de alta tasa de interés, apreciación cambiaria y disciplina fiscal. De ahí la importancia de revertir tales políticas para dinamizar el mercado interno, mejorar competitividad y bajar el costo de la deuda, para impulsar la dinámica de acumulación, las condiciones de reembolso de la deuda, reducir el monto de la deuda, y retomar el crecimiento de la inversión y el consumo. Mientras la economía no crezca, y tenga altos niveles de desempleo y capacidad ociosa, se requiere del gasto público deficitario, el cual en tal contexto, no originaría presiones sobre salarios y precios, y el sector externo, y por lo tanto sobre la tasa de interés. Además, dicha política aumentaría la liquidez y los depósitos bancarios, por lo que generaría presiones hacia la baja de la tasa de interés. Las presiones inflacionarias que puedan generarse del gasto público deficitario, serían transitorias si dicho gasto se dirige a incrementar la productividad y la producción agrícola e industrial. En dado caso es mejor la inflación en contexto de crecimiento económico y de empleo, que la baja inflación, con recesión y creciente desempleo. El gasto público deficitario no garantiza por sí solo que se incrementen los ingresos de empresas e individuos. Debe tener un efecto multiplicador interno, para lo cual debe encaminarse a favorecer a los productores ubicados en el país, así como a incrementar la productividad, así como a sustituir importaciones. Ello evitaría filtraciones de demanda hacia el exterior, permitiría aumentar el ingreso de empresas e individuos, y reduciría las presiones sobre el sector externo, y más si va acompañado de una política de tipo de cambio competitivo y de regulación del comercio exterior, por lo que diminuirían los requerimientos de entrada de capitales, lo que da margen al gobierno para trabajar con baja tasa de interés. La reducción del déficit de comercio exterior y la reconstrucción del proceso de industrialización y del desarrollo agrícola, no pasa sólo por la revisión de la apertura comercial y de la política cambiaria, sino se requiere de políticas de gasto público y crediticias a faMETAPOLÍTICA
44
núm. 69 | abril-junio 2010
vor de la producción para incrementar productividad y sustituir importaciones. La estrategia a impulsar, debe encaminarse a lograr una dinámica económica, que tenga bases productivas, financieras y macroeconómicas endógenas que la sustenten, y que reduzca las presiones sobre el sector externo, y los requerimientos de entrada de capitales, ante la dificultad de adquirirlos.
UNA DINÁMICA CON ALTO EFECTO MULTIPLICADOR, FAVORECE L AS FINANZ AS PÚBLICAS Y PRIVADAS
En un contexto de crecimiento económico, con bajas presiones sobre el sector externo, los ingresos de las empresas e individuos crecerían más que la tasa de interés. Es decir, nos alejaríamos de las situaciones donde el costo de la deuda crece por arriba de la capacidad de pago, por lo que se podría encarar los problemas de insolencia y retomar el crecimiento de la inversión y el consumo. Ello mejoraría la situación financiera de los bancos, los que volverían a flexibilizar la disponibilidad crediticia, la cual es necesaria sobre todo a las empresas, para potenciar el incremento de la inversión. En el caso de los individuos, éstos deben satisfacer sus necesidades de consumo a través de sus ingresos, y no con deuda, a fin de evitar reproducir los problemas de sobreendeudamiento y de insolvencia. Se puede recurrir al crédito al consumo, cuando los individuos tienen garantizado los ingresos futuros para cubrir el reembolso de sus deudas. Mientras no haya expectativas de incremento de ingreso de empresas e individuos, la banca no expandirá los créditos, pues no habrá forma de validarla (recuperarla). Cuando hay expectativas de que los ingresos crecerán en mayor perspectiva que el costo de la deuda, los mayores préstamos contribuirán a reducir el alto endeudamiento existente. En tal perspectiva, la banca otorgará préstamos sin importar las pérdidas y los bajos niveles de capitalización que tenga a raíz de la crisis, ya que ello le permitiría encarar los problemas de insolvencia que enfrenta. De ahí que se tienen que privilegiar políticas a favor del crecimiento y del empleo, para volver a recuperar la disponibilidad crediticia, en vez de seguir canalizando recursos al sector bancario, ya que ello no se ha traducido en aumento de la disponibilidad crediticia. La disponibilidad crediticia no se deriva de la estabilidad del tipo de cambio y la baja inflación, sino de
LAS LECCIONES NO APRENDIDAS DE LA CRISIS EN MÉXICO | DEBATES los mayores ingresos de empresas e individuos que aseguren el reembolso de los créditos, y mientras no cambie la política económica, los ingresos y los créditos seguirán contraídos. El impulso de la dinámica económica y del ingreso de empresas e individuos, incrementaría la captación tributaria y reduciría el déficit fiscal impulsor del crecimiento, y la deuda. El ingreso nacional y del sector público crecerían por arriba del costo de la deuda. Ello reduciría la relación deuda/PIB, así como las presiones sobre las finanzas públicas, por lo que no hay preocupación del gasto deficitario, y no se tendría que aumentar los impuestos, ni emitir más deuda pública. El gasto deficitario y la deuda serían sostenibles, pues se estarían generando ingresos suficientes para encarar las obligaciones que se derivan de la deuda.
EL PROBLEMA ES POLÍTICO, DE CORREL ACIÓN DE FUERZ AS
La superación de la crisis supone replantear la política predominante de libre mercado, lo cual no es aceptado por los hacedores de política económica, ya que ello implica trastocar los intereses del gran capital al cual responden. Ello evidencia que el problema es político, ya que se requiere de fuerza para modificar la política económica, y al no existir, seguiremos viendo más de lo mismo, con su secuela negativa de inestabilidades y fluctuaciones de los mercados financieros, de contracción de la actividad económica, como del empleo, hasta que cambie la correlación de fuerzas capaz de realizarlo.
Surge la pregunta de si la profundización de la crisis configurará la correlación de fuerzas para viabilizar el cambio del patrón de acumulación, a favor de la esfera productiva y del empleo bien remunerado. El problema se magnifica porque no existe conciencia por parte del gobierno, del Congreso, y de los partidos políticos, de la magnitud de la crisis que enfrentamos. Es una crisis del patrón de acumulación, y mientras éste no se modifique, no habrá recuperación sólida alguna que satisfaga los reclamos de los productores agrícolas e industriales, de los trabajadores, de los que buscan empleo, de los marginados y de los miserables que no tienen opción alguna. El problema es de falta de niveles de concientización, y de movilización por parte de los excluidos de este sistema, para frenar a los especuladores, a los que se han apoderado de los activos estratégicos nacionales, y a los que actúan a favor de ellos. De no generar acuerdos en torno al recate de un Proyecto de Nación incluyente, soberano, que se encamine a sacarnos del subdesarrollo y de la miseria, no habremos respondido a los retos que la historia nos coloca hoy en día.
REFERENCIAS
Tymoigne, E. y Wray, R. (2009), “It Isn’t Working: Time for More Radical Polices”, The Levy Economics Institute of Bard Collage, Public Policy Brief Highlights, núm. 105, noviembre. Wray, R. (2009), “An Alternative View of Finance, Saving, Deficits and Liquidity”, The Levy Economics Institute of Bard Collage, Working Paper núm. 580, octubre.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
45
ECONOMÍA MEXICANA:
Estancamiento Y CRISIS José C. Valenzuela F.* ¿CÓMO EVALUAR EL DESEMPEÑO DE UNA ECONOMÍA?
E
n el plano mediático, el desempeño de una economía se suele calificar con cargo a las “pasiones del interés privado”. Por lo mismo, lo blanco se suele presentar como negro y viceversa. Todo, en función de los intereses clasistas en juego. Por ejemplo, a los que le va bien con el modelo neoliberal, siempre se apresuran a calificarlo como “excelente”, así la economía se esté desplomando. Para evitar tales deformaciones es bueno escoger previamente algunos indicadores objetivos y definir tramos cuantitativos que permitan calificar (colocar una nota) el desempeño del caso. Para bien abordar el problema, podemos elegir tres dimensiones centrales: a) la de los ritmos con que crece el Ingreso Nacional (o PIB) por habitante. Si el crecimiento anual supera el 4.0 por ciento la nota sería buena. Si está entre el 2.0 por ciento y el 3.9 por ciento la nota sería regular. Entre el 1.0 y el 1.9 por ciento mala y por debajo del 1.0 por ciento muy mala; b) la distribución del ingreso. Limitándonos a un criterio muy grueso, podemos calificar como buena una situación en que la distribución del ingreso mejora. Y mala si la distribución se torna más regresiva. Como indicadores se *
Profesor-investigador en el Departamento de Economía de la UAM-Iztapalapa. METAPOLÍTICA
46
núm. 69 | abril-junio 2010
pueden manejar la participación salarial y el coeficiente de Gini; c) el grado de dependencia económica con que funciona la economía del país. Como indicadores se pueden manejar la concentración de las exportaciones por destino geográfico, el peso del capital extranjero en la economía nacional, el nexo entre el crecimiento del PIB mexicano y el de Estados Unidos (EU).
¿QUÉ HA VENIDO SUCEDIENDO EN MÉXICO?
La ligazón y dependencia de la economía mexicana respecto a la de EU es elevada. El peso del capital extranjero proveniente de EU es muy alto y suele ocupar posiciones dominantes en las ramas más importantes de la economía. Asimismo, se tiene que casi el 80 por ciento de las exportaciones del país se dirigen al vecino del norte y se ha indicado que entre los ciclos del PIB de México y de EU se observa, en los últimos años, una correlación superior a 0.80 (SHCP, 2009). Por lo mismo, si la economía de EU decae, el impacto sobre México puede ser grave. En cuanto a la distribución del ingreso, el deterioro es universalmente admitido. Según muestra el Cuadro I que sigue, en 1984 (cuando ya se había experimentado el brutal shock con que empezó el gobierno De la Madrid), el 10 por ciento más rico de los hogares urbanos acaparaba un 25.8 por ciento del ingreso total; en el 2006, la cifra llegaba a un 39.4 por ciento. Por el otro
ECONOMÍA MEXICANA: ESTANCAMIENTO Y CRISIS | DEBATES lado, el 10 por ciento más pobre captaba un 3.2 por ciento en 1984 y un 2.0 por ciento en el 2006. La diferencia a favor de los más ricos era de 8.06 veces en 1984 y de 19.7 veces en el 2006.
CUADRO 1 Distribución del Ingreso (hogares urbanos) Estratos
1984
2006
A.- 10 por ciento más pobre B.- 20 por ciento más pobre C.- 10 por ciento más rico D.- C / A
3.2 por ciento 7.9 por ciento 25.8 por ciento 8.06
2.0 por ciento 5.0 por ciento 39.4 por ciento 19.7
Fuentes: para 1984, CEPAL; “Desarrollo productivo en economías abiertas”, Santiago, Chile, 2004. Para 2006, Cepal: “Anuario estadístico de América Latina y el Caribe”,
Según lo muestra el cuadro 2, el desplome en los ritmos de crecimiento ha sido enorme. El incremento demográfico se ha reducido en muy alto grado, pero igual el crecimiento del PIB per-cápita se ha desplomado, pasando de un 3.9 por ciento anual en la fase del crecimiento hacia adentro, a un esmirriado 0.2 por ciento en la fase neoliberal. A este ritmo de expansión, el PIB por habitante se duplicaría en nada menos que 347 años. Entretanto, al ritmo del modelo previo (que los ideólogos neoliberales califican como “populista” y de “manejo irresponsable de la economía”), lo haría en sólo 18 años. En suma, en las tres dimensiones que hemos elegido como pautas de evaluación, el desempeño es malísimo. Y esto, a lo largo de prácticamente tres décadas, lo que evita el espejismo de situaciones coyunturales.
Santiago de Chile, 2009.
EL TRASFONDO DEL ESTANCAMIENTO NEOLIBERAL
Sin dudas, el ritmo de crecimiento del PIB es el factor clave y más decisivo. Y en este aspecto, el desempeño neoliberal ha sido desastroso. Si consideramos todo el periodo neoliberal —de 1982 a la fecha— nos encontramos con una situación que es de cuasi-estancamiento en términos del producto per-cápita con que opera el país. La magnitud del fenómeno se manifiesta mejor si comparamos el crecimiento del periodo con el que logró la economía en el período previo, el conocido como de “industrialización basada en la sustitución de importaciones” o “modelo de desarrollo hacia adentro”. La información se entrega en el cuadro 2.
CUADRO 2 México, ritmos de crecimiento del PIB. Fase de “industrialización sustitutiva” y fase neoliberal FASE
PIB global (*)
A.- Fase neoliberal 1.85 B.-Industrialización 6.7 sustitutiva C= B/A 3.6
PIB habitante (*)
Crecimiento población (*)
Años para duplicar PIB por habitante
0.2 3.9
1.65 2.8
347 18
14.0
1.70
0.05
(*) Tasa media anual de crecimiento. En porcientos. Período neoliberal = 1981-2009. Industrialización sustitutiva = 1940-81. Fuente: Estimaciones del autor a partir de INEGI, SCN.
Lo mencionado en el numeral previo hay que entenderlo como una resultante. Por lo mismo, nos obliga a preguntar por las causas que han originado tales resultados. Empecemos por recordar algunas relaciones básicas. Primero, el nivel del PIB por habitante depende, en lo esencial, del nivel que alcanza la productividad del trabajo. Segundo, la productividad está muy asociada al monto de la densidad de capital (máquinas y equipos por hombre ocupado). Tercero, la densidad de capital viene determinada por los ritmos que alcanzan la acumulación y el progreso técnico. En que la absorción del progreso disponible también depende de la dinámica de la acumulación. Como regla, a mayor acumulación, mayor progreso técnico. La clave, entonces, radica en el proceso de acumulación. En sus ritmos de crecimiento y en su composición por ramas de destino. Surgen, en consecuencia, dos exigencias: a) elevar al máximo la tasa de acumulación (entendida como la porción del excedente que se acumula); b) asegurar que el destino sectorial de la inversión sea el que asegure los mayores resultados para la expansión de la economía nacional. En sus indagaciones sobre el desarrollo, los grandes clásicos le daban especial importancia a un tercer factor: el peso del excedente económico. Incorporando este factor a nuestro análisis tendríamos que la tasa de crecimiento del producto (PIB o Ingreso Nacional) dependería de tres factores: 1) la relación del excedente al Ingreso METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
47
DEBATES | JOSÉ C. VALENZUELA F. Nacional (relación conocida como “potencial de reproducción ampliada”), magnitud que se debe elevar; 2) la relación acumulación a excedente (“tasa de acumulación”), magnitud que también se debe elevar al máximo; 3) la eficacia de la acumulación (“relación producto a capital marginal”). Es decir, la capacidad de la inversión para incrementar el nivel del Ingreso Nacional. ¿Cómo han venido operando en México estos factores? Primero, tenemos que al pasar a la fase neoliberal, la tasa de plusvalía prácticamente se duplicó, un salto que históricamente es algo muy raro. Consecutivamente, el potencial de reproducción ampliada alcanza niveles altísimos: casi un 86 por ciento. En este sentido, es muy evidente que la primera condición del crecimiento está más que cumplida en el país.1 La segunda variable a considerar es la tasa de acumulación, factor que en la fase neoliberal alcanza niveles anormalmente bajos: apenas si se acumula un 14 por ciento del excedente que genera la economía. Finalmente, tenemos el coeficiente producto-capital, el que nos mide la eficacia de la inversión y que, en el período neoliberal, se desploma. Los datos se muestran en el Cuadro 3 que sigue.
CUADRO 3 Plusvalía, acumulación y crecimiento FASES
Industrialización
Tasa de Potencial de Tasa de Eficacia de Tasa de plusvalía reproducción acumulación acumulación crecimiento ampliada 3.0
0.75
0.25
0.357
0.0697
6.0
0.86
0.14
0.154
0.02
sustitutiva Neoliberal
Fuente: estimaciones del autor a partir de INEGI, SCN.
En el cuadro, si se multiplica la tercera columna (potencial de reproducción ampliada) por la cuarta (ta1 En México, todo hace pensar que una tasa de plusvalía tan elevada (del orden de 6), es algo que termina por ser disfuncional al mismo capitalismo mexicano. Recordemos que la tasa de plusvalía (p) compara la parte del Ingreso Nacional que es inicialmente apropiada por el capital respecto a la parte apropiada por los trabajadores de producción. Esta tasa de plusvalía (o tasa de explotación) se relaciona con el potencial de reproducción ampliada (pra) conforme a: (pra) = p / (1 + p ). Por ejemplo, si la tasa de plusvalía es 3, el (pra) será igual a ? = 0.75.
METAPOLÍTICA
48
núm. 69 | abril-junio 2010
sa de acumulación) y luego por la quinta (eficacia de la inversión) se obtiene la sexta y última columna: la tasa de crecimiento del producto. Los datos muestran la presencia de dos grandes problemas: el de la muy baja tasa de acumulación y el de la también bajísima eficiencia de la inversión. ¿Por qué es tan baja la tasa de acumulación? Si la acumulación es débil, podemos suponer que las ganancias que se le asocian son poco atractivas. Como bien apuntaba Ricardo (1984, p. 94), refiriéndose a los capitalistas, “sus motivos para acumular disminuirán con cada disminución de las ganancias”. Pero surge aquí una duda: siendo tan alta la tasa de plusvalía, ¿es posible hablar de una baja rentabilidad? La respuesta es afirmativa, pues junto a la tasa de plusvalía operan otros factores determinantes de la tasa de ganancia y que perfectamente pueden anular el impacto de la alta tasa de explotación. De estos factores, debemos recoger los dos más importantes. Uno tiene que ver con la estrechez del mercado interno y su impacto en las ventas y en la tasa de operación (esta tasa compara la producción efectiva con la producción potencial de la empresa o rama). Una acumulación bullente crearía capacidades de producción incompatibles con el nivel de las ventas posibles. Por lo mismo, altísimos márgenes de capacidades productivas ociosas. Para evitar este problema, los empresarios responden restringiendo la inversión.2 Recordemos aquí que en la fase neoliberal el mercado interno se comprime (caen los salarios, cae el gasto público, las importaciones se “comen” buena parte de la demanda global) y las empresas que pueden crecer, son las que pueden vender afuera. Algo que va asociado a dos ingredientes centrales del estilo neoliberal: a) el grueso de la capacidad exportadora se concentra en manos de las grandes corporaciones transnacionales; b) el mercado interno deja de interesar como factor de ventas. Sólo interesa por el lado de los costos de la fuerza de trabajo, que serán tanto más bajos mientras mayor sea la desocupación y la falta de desarrollo industrial. En otras palabras, para un modelo exportador de tipo neoliberal, los 2
Precisemos: al tomar sus decisiones de inversión, el empresario no extrapola mecánicamente su actual tasa de ganancia. Lo que hace es estimar la tasa de rentabilidad que lograría al efectuar una nueva inversión. Es decir calcula su tasa de ganancia marginal. Para esto, no calcula la producción adicional que le puede posibilitar la nueva inversión sino las ventas adicionales. Y son éstas las que coteja con el valor de la nueva inversión.
ECONOMÍA MEXICANA: ESTANCAMIENTO Y CRISIS | DEBATES bajos salarios y la mala distribución del ingreso son estrictamente funcionales. Valga también agregar: como la inversión que se aplica en el Departamento II (productor de bienes de consumo para los asalariados) es baja, la productividad del sector se mueve muy cansinamente. Por lo mismo, se atasca el mecanismo de la plusvalía relativa y la mayor tasa de plusvalía pasa a afirmarse en el muy retrógrado método de la contención y/o reducción de los salarios reales. Algo difícilmente conciliable con un régimen político democrático. Dos, la baja rentabilidad de la inversión productiva se debe cotejar con una esfera de inversión que se va tornando más y más atractiva: la financiera. La inversión en el sector financiero (banca y similares) suele ser más rentable, especialmente si se aplica a la especulación bursátil. Por lo mismo, empieza a surgir una especie de “degeneración” del capital industrial: aplica sus fondos de inversión no en el espacio de la producción sino en el espacio de la especulación financiera. El segundo gran problema es la ineficacia de la inversión. Para el caso, tenemos que la relación entre el aumento del PIB y la inversión neta (o incremento en el acervo de activos fijos productivos) resulta muy baja: 0.15 en la fase neoliberal versus un 0.36 en la etapa del desarrollo hacia adentro. ¿Por qué se hunde este coeficiente? A título mas bien hipotético se pueden señalar tres causas gruesas: a) una buena parte de la inversión (casi la mitad) se localiza en sectores improductivos (banca, comercio, etc.) cuyo impacto y efecto de arrastre sobre la producción es mínimo; b) la gran apertura externa del país provoca que una alta parte de los potenciales efectos impulsores de la inversión, se canalicen al extranjero. O sea, los eslabonamientos económicos internos, hacia atrás y hacia adelante —que nunca fueron elevados— casi han desaparecido con el aperturismo neoliberal y, por lo mismo, el impacto de la inversión en la producción nacional se torna menor; c) en el país, la calidad de la gestión empresarial (o “eficacia gerencial”) parece ser muy baja. El grupo empresarial, en promedio es poco preparado, suele utilizar métodos tradicionales e intuitivos de gestión y sus afanes se concentran más en lograr favores y/o privilegios del poder que en impulsar un estilo gerencial más o menos científico y concentrado en las tareas de producción. La consecuencia es fatal: no se utilizan a plenitud los potenciales productivos de las nuevas máquinas y equipos que incorpora la inversión.
PARASITISMO Y DEFORMACIÓN DE L A ESTRUCTURA ECONÓMICA
Cuando una economía produce mucho excedente (lo que viene determinado por una alta tasa de explotación) y acumula muy poco, podemos hablar de parasitismo económico. Es decir, los grupos sociales que se apropian del excedente le dan un uso primordialmente improductivo. En otras palabras, despilfarran el excedente y, por lo mismo, el alto excedente no se traduce en altos ritmos de crecimiento sino en una situación de estancamiento económico. En el cuadro 4 que sigue, mostramos la utilización típica del excedente en el período neoliberal y en el previo.
CUADRO 4 Usos del Excedente FASE
Excedente
Acumulación
Gastos Improductivos (*)
Neoliberal
100
14
86
Industrialización sustitutiva
100
33
67
(*) Incluye remesas al extranjero. Fuente: estimaciones del autor a partir de INEGI, SCN.
Las cifras son elocuentes y nos ahorran mayores comentarios. Sólo cabe recordar: la justificación histórica del capitalismo y de los capitalistas viene dada por su capacidad para acumular y generar altos ritmos de expansión económica. De donde una pregunta nada menor: ¿acaso nuestra clase dominante ha abdicado de este papel histórico? El parasitismo y el despilfarro se manifiestan también en dos aspectos que conviene recoger: la deformación de las estructuras productivas y la deformación de la estructura ocupacional.
L A DEFORMACIÓN PRODUCTIVA
En la industria de transformación, el sector clave es el conformado por las ramas metal-mecánicas. En ellas, que en lo grueso son productoras de bienes de capital (máquinas y equipos), encontramos el verdadero coraMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
49
DEBATES | JOSÉ C. VALENZUELA F. zón de lo que Marx denominaba Departamento I de la economía (el productor de medios de producción). Es un segmento que, por lo mismo, juega un rol central en todo proceso de efectivo desarrollo económico. En los países más subdesarrollados, es prácticamente inexistente. Y si un país pretende ascender al club de los países desarrollados, ineludiblemente debe elevar considerablemente el papel de las ramas metal-mecánicas. En el período de la industrialización sustitutiva, este sector no avanzó con la fuerza suficiente y en ello radica una de las principales carencias de tal patrón de funcionamiento. Pero lo poco que se había avanzado, se tiende a perder con el modelo neoliberal. Junto a ello, nos encontramos con una especie de hipertrofia del segmento financiero. La información básica la presentamos en el Cuadro 5.
neración por ocupado es bastante más alta en el segmento improductivo.
CUADRO 6 Ocupaciones productivas e improductivas Año
Ocupaciones productivas
Ocupaciones improductivas
Índice de ocup. productivas
Índice de ocup. improductivas
1981 1990 1995 ……
55.3 53.1 50.1 ……
44.7 46.9 49.9 ……
100.0 115.7 115.1 ……
100.0 126.3 141.7 ……
2003 2006
54.9 54.3
45.1 45.5
100.0 104.0
100.0 106.0
Fuentes: Para 1981-1995. J. Isaac y J. Valenzuela edits., Explotación y despilfarro. Análisis crítico de la economía mexicana; Plaza y Valdés, México, 1999. Para 2003-2006, estimaciones del autor a partir de INEGI. Las series no son estrictamente comparables
CUADRO 5 Ramas metal-mecánicas y Sector Financiero (Índices de variación, 1999-2007) Año 1999 2007 Tasa media anual
Metal-mecánicas 100.0 125.0 2.8 por ciento
Financieras y seguros 100.0 232.7 11.1 por ciento
Fuente: INEGI, Cuentas Nacionales. Consideramos el Valor Agregado Bruto a precios constantes.
Según se observa, en el período considerado el sector financiero crece a una tasa anual que es casi cuatro veces superior a la tasa de crecimiento del sector metalmecánico. Claramente, nos encontramos con una deformación mayor y que se asemeja a una especie de “gangrena económica”. El sector que empuja el crecimiento se aletarga. Y el que vive a costa de él, se infla más y más.
DEFORMACIÓN OCUPACIONAL
En el país, no sólo es muy reducido el incremento ocupacional. También es grave la composición ocupacional cada vez más proclive al peso de los segmentos improductivos. En los últimos años el problema se ha venido acentuando y el peso de los improductivos se aproxima a 50 por ciento de la ocupación total. Además, la remuMETAPOLÍTICA
50
núm. 69 | abril-junio 2010
por cambio en la metodología. Por eso se separan.
Según muestra el cuadro 6, entre 1981 y 1995 las ocupaciones productivas crecen 15 por ciento. Entretanto, las improductivas se elevan en casi 42 por ciento. En el período 2003-2006, el diferencial dinámico se mantiene. Todo ello, en el marco de un crecimiento de la ocupación total que es muy magro. En suma, según nos señalan los indicadores manejados, al estancamiento económico se une una seria deformación de las estructuras productivas.
REL ACIONES DE CL ASE Y PODER
Todo patrón de acumulación, supone determinadas alianzas o conflictos clasistas y determinados mecanismos de dominación. En el neoliberalismo, la fracción burguesa dominante es la del capital financiero, la que en países como México ha desplazado —al interior del bloque de poder— al gran capital industrial. Este modelo, también implica un ataque frontal a los intereses de la clase obrera, en especial a la localizada en la gran industria. El conflicto del capital (dirigido por el financiero) con el trabajo asalariado tiene como finalidad elevar drásticamente la tasa de plusvalía y, a la vez, destruir el poder político (sindicatos, partidos, etc.) de la clase obrera. Para lo cual, por lo menos en una primera eta-
ECONOMÍA MEXICANA: ESTANCAMIENTO Y CRISIS | DEBATES pa, se usa la coacción física sin ningún tapujo. El sistema, como tal, no es compatible con un régimen político auténticamente democrático. Y si no aplica la violencia explícita, es sólo en aquellos casos que encuentra una completa pasividad en los sectores explotados. Este es un primer dato: en el conflicto capital-trabajo, desaparecen las reformas y concesiones económicas y se aplica la mano dura. Las relaciones intra-capitalistas también sufren fuertes mutaciones respecto al período anterior. Hay fracciones del capital que se benefician y otras que se ven perjudicadas. Es decir, cambian las cuotas de la plusvalía total que captan las diversas fracciones del capital. Primero: se modifican las relaciones entre el capital industrial productivo y el capital circulatorio financiero. Este asume un papel hegemónico y pasa a determinar los modos de la política económica: su lógica se impone a la propia del capital industrial Segundo: la relación entre los capitalistas nacionales y los extranjeros también se modifica. La liberalización o desregulación de los flujos de mercancías y de capitales, la igualación de la carga tributaria y las prescripciones del TLC sobre trato semejante a los capitales de diverso origen, colocan en una situación de igualdad formal a los capitalistas nacionales y extranjeros. Pero como se trata de capitales con muy diferente poder económico, tal igualdad formal se convierte en una relación de desigualdad sustantiva que favorece a los capitales extranjeros. Tercero: aumenta el grado de monopolio y, por ende, las transferencias que fluyen desde los capitales medios y pequeños a los más grandes y monopólicos. División que, a su vez, está muy cruzada por la distinción entre los capitales que trabajan para el mercado interno (aquí operan casi todas las empresas medianas y pequeñas) y los que se concentran en los mercados externos. Donde destacan las grandes empresas, en especial las extranjeras. En otras palabras, se configura una estructura jerárquica de tasas de ganancia que favorece a las grandes firmas exportadoras.
EL CICLO Y L A CRISIS
Empecemos por dos consideraciones de base: una, la crisis y el desarrollo cíclico son inherentes al sistema capitalista; dos, la economía capitalista mundial funciona escindida en dos polos: el centro o polo desarrollado y la periferia o polo subdesarrollado. Normalmente, la
evolución cíclica de los países centrales antecede a la de los países periféricos. Por lo mismo, se habla de un proceso de transmisión del ciclo, desde el centro hacia la periferia del sistema, en que el mecanismo de transmisión opera por la vía del sector externo de las economías involucradas. Cuando emerge la crisis y la economía entra en su fase recesiva, los niveles de actividad económica se van reduciendo y, en consecuencia, descienden las compras de bienes intermedios y finales. Lo cual significa también un descenso en las importaciones del país respectivo, las que suelen caer en mayor proporción de lo que desciende el nivel del PIB. Pues bien, este descenso de las importaciones resulta obviamente equivalente a un descenso de las exportaciones del resto del mundo hacia el país que se considera. En el país central (pensemos en EU), el proceso recesivo se inicia con un descenso de la inversión privada. En la periferia, la variable “adelantada” son las exportaciones. Tenemos entonces un primer momento: el causado por el descenso de las exportaciones del país y el impacto recesivo que provoca (las exportaciones equivalen a más del 35 por ciento del PIB). Luego, en ausencia de medidas anticíclicas firmes, emerge un segundo momento causado por el descenso de la inversión privada y de los gastos en consumo de las familias. Si comparamos el cuarto trimestre de 2007 respecto al primer trimestre de 2009, encontramos las siguientes variaciones negativas: Exportaciones = -23.8 por ciento Inversión total = -18.3 por ciento Consumo familias = -14.3 por ciento Como ya se apuntó, todo empieza con el descenso de las exportaciones lo que provoca un primer impacto en el PIB, algo que arrastra al consumo. Esto, a su vez, deprime a la inversión (acelerador negativo), lo que vuelve a provocar un efecto depresivo. En suma, hay efectos acumulativos que son propios —por lo demás— de toda fase recesiva. Un tercer momento tiene que ver con los ingresos del sector público. Como los niveles de actividad económica están decreciendo, podemos suponer que tiene lugar un descenso más o menos fuerte en los ingresos tributarios. Este descenso abre el consiguiente boquete en las finanzas públicas y surge el correspondiente déficit fiscal.3 Pero si impera el dogma de las “finanzas pú3
El cual, de hecho, pasa a jugar un rol anticíclico. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
51
DEBATES | JOSÉ C. VALENZUELA F. blicas sanas”, la reacción será buscar el equilibrio por la vía de la reducción del gasto público. Este menor gasto logra satisfacer la meta de un presupuesto equilibrado y lo hace agravando aún más la caída del PIB. Es decir, en un contexto de crisis, la meta de un presupuesto público equilibrado (asociado a un menor nivel del gasto público) juega un papel procíclico y, por ende, pasa a agravar la crisis. En esta secuencia (que es la seguida por el país), la economía acepta pasivamente el impacto de las deprimidas exportaciones y el ajuste viene por el lado de la disminución en los niveles del ingreso nacional. Más concretamente, dado el nexo entre importaciones y niveles del PIB, se trata de reducir el ingreso nacional hasta que se genere un monto de importaciones equivalente al nuevo y deprimido nivel de las exportaciones. Es lo que podemos denominar ajuste o “purgatorio neoliberal”. La secuencia más gruesa se describe en el diagrama 1.
DIAGRAMA 1 Crisis y ajuste neoliberal
Menores importaciones de EU desde México = Menores exportaciones mexicanas
Descenso en el Ingreso Nacional (PIB) de México
Descenso en el consumo de las familias de México Descenso en inversión privada de México
Nuevo descenso en el PIB de México
Caída de ingresos tributarios
déficit fiscal Nuevo descenso del PIB (Ajuste neoliberal)
METAPOLÍTICA
52
núm. 69 | abril-junio 2010
CUADRO 7 Impacto de la crisis, indicadores básicos Variable 1.- PIB 2.- PIB industrial 3.- PIB manufacturero 4.- Inversión fija bruta 5.- Inversión fija activa (maquinaria y equipos) 6.- Exportaciones 7.- Importaciones 8.- Ocupación 9.- Desocupados
Enero-agosto (variación anual, en por ciento) -9.2 (enero-junio) -9.3 ( enero-sept.) -13.4 11.7 -22.1 -28.7 (enero-sept.) -29.6 ( enero-sept.) 0. 67 (julio-sept.) 53.2 (julio-sept.)
Fuente: INEGI, informes de Coyuntura.
Descenso en el PIB de Estados Unidos
Menor gasto público y equilibrio fiscal
Las consecuencias de la crisis han sido especialmente duras: los principales indicadores económicos han experimentado un fuerte descenso, tal como se muestra en el cuadro 7.
Hacia la última parte del año, la caída de indicadores como el PIB con toda seguridad se habrá detenido. Empezará una recuperación que será muy lenta y si no hay una recaída (algo que no es improbable) el PIB por habitante habrá recuperado el nivel que alcanzó en el 2007 recién hacia el año 2012-2013. Un problema mayor es el del empleo. El total de desocupados abiertos ha llegado casi a los tres millones. Y los subempleados giran en torno a los 3.8 millones. O sea, un total de 6.7 millones personas. En porcentajes, la tasa de subocupados es de 8.7 por ciento y la de desocupados de un 6.2 por ciento. El total, equivale a un 14.9 por ciento de la población económicamente activa. Además, en el período sólo sube la ocupación en el sector terciario, en ramas improductivas y en unidades económicas ultra-pequeñas y marginales. En este sentido bien se podría hablar de pseudo-ocupados, cifra que llegaría a alrededor de tres cuartas partes de la ocupación total. Por lo mismo, un cuarto de la ocupación, aproximadamente, sería la ocupada en el sector económico relativamente asentado (no precario) y moderno. Y ciertamente, esta situación o es sino reflejo de la muy débil tasa de acumulación con que ha venido funcionando la economía.
ECONOMÍA MEXICANA: ESTANCAMIENTO Y CRISIS | DEBATES
¿UNA CRISIS TERMINAL?
El país lleva 30 años sufriendo el estilo neoliberal. Para la gran mayoría de la población (90 por ciento o más), los resultados han sido nefastos y se tornan aún más graves con la actual crisis. La exigencia o “necesidad histórica” apunta claramente a la cancelación del modelo neoliberal y al avance hacia un nuevo patrón de acumulación, capaz de generar mayor crecimiento y mejor distribución del ingreso. Pero ésta, es una deducción que emerge desde la economía y los cambios exigen algo más para materializarse. En concreto, se necesita que la variable política le abra cauce e impulse el cambio estructural necesario. Hasta ahora, en el país, esta condición no se cumple: los de abajo, no encuentran ni la organización ni la dirección política adecuadas. Y los de
arriba, con una ceguera política propia de clases en plena decadencia histórica, sólo piensan en hacer negocios rápidos (“aprés moi, le déluge”) y preservar su poder con cargo a la represión abierta. Una situación así, debe acentuar la descomposición social y moral ya en curso. Asimismo, la violencia social. La lección es conocida: mientras más se postergue el cambio, mayores serán los dolores del parto. REFERENCIAS
Ricardo, D. (1984), Principios de economía política y tributación, México, FCE. Secretaría de Hacienda y Crédito Público (2009), Paquete económico para el ejercicio fiscal 2010, México, septiembre.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
53
EL MÉXICO
Social
Fausto Hernández Trillo*
U
na de las reformas que consideramos prioritaria para incrementar el bienestar general incluye la política y la seguridad sociales. Hay abundante literatura que considera que la política social de México posterior a la Revolución ha fracasado (John Scott). Otros la califican de distorsionadora e inhibidora del empleo formal y, por ende, del crecimiento económico (Levy). Aquí queremos retomar ambas hipótesis, pero considerando el escenario de la crisis financiera actual por la que atraviesan México y el mundo. Como se sabe, los ciclos económicos son una realidad. De vez en vez en la historia, éstos se pronuncian en una u otra dirección. Obviamente, los episodios más preocupantes son aquéllos en los que ocurre uno pronunciado y sostenido a la baja, lo cual normalmente está asociado a la ocurrencia de una recesión o depresión económica. La más notoria en la historia es la denominada como el crack del 29. Con excepción de Estados Unidos, los países avanzados llevaron a cabo modificaciones importantes posteriores a la crisis de 1929 para proteger a la población ante la ocurrencia de ese tipo de sucesos. Así, el nacimiento del célebre Estado de bienestar europeo se produjo como reacción al mencionado escenario de crisis, entre muchos otros factores que se enuncian más adelante. En este sentido, las crisis ayudan a crear conciencia en la sociedad (y sobre todo en los políticos) para tomar acciones y modificar el statu quo. Así, gran parte del Estado de bienestar descansa en
el diseño de un sistema de seguridad social que, al menos en el papel, además de proteger a la población en circunstancias normales, sirve como una suerte de blindaje a favor de la sociedad en caso de que ocurran choques económicos adversos. Por ejemplo, en el caso estadounidense, cuando ocurre un despido laboral, el trabajador queda automáticamente sin un seguro de salud para enfrentar enfermedades potenciales (aunque sí hay un seguro de desempleo temporal). Por el contrario, en el caso de los países europeos, más allá de la rigidez que caracteriza a sus mercados laborales, el despido no deja a la persona desempleada sin seguro médico público. Hay una corriente en la literatura económica que define a estas características como “redes de protección social”1. No obstante, no hay una definición exacta de éstas, aunque generalmente incluyen a la salud y el empleo a través de alguna forma de seguro de desempleo, pensiones y, en ocasiones, subsidios a sectores sensibles a estas crisis como el agrícola o las microempresas, entre otros. Estas redes de seguridad social han sido sujetos de múltiples debates por muchos motivos. Sin embargo, el principal ha sido su financiamiento ya que implica una redistribución de los recursos monetarios de una persona a otra. El principal cuestionamiento reside en si el Estado debe realmente tener a la construcción de estas redes de seguridad social como parte de sus objetivos. 1
*
Profesor-investigador en la Facultad de Economía del CIDE.
METAPOLÍTICA
54
núm. 69 | abril-junio 2010
No confundir con redes sociales. Proviene del inglés social safety nets.
EL MÉXICO SOCIAL | DEBATES Por eso, en parte esta discusión se ha trasladado al terreno ideológico e, incluso, para muchos, es la principal diferencia entre Europa y Estados Unidos. En este sentido, las economías que cuentan con un Estado de bienestar como el definido arriba no necesitan responder con acciones coyunturales de “protección social” en caso de un choque negativo (puesto que, en teoría, ya las tienen), y sólo requieren concentrar sus esfuerzos en tomar acciones de índole macroeconómica como, por ejemplo, el rescate del sector financiero o la reactivación del empleo por medio de la construcción de infraestructura. No se busca sostener que esto no es importante; lo que se intenta comunicar es que esto les permite a los gobiernos concentrarse en acciones para estabilizar la economía en el agregado, sin distraerse de manera importante en el diseño apresurado de mecanismos de protección social. En México, se llevó a cabo hace poco un foro para encontrar medidas que permitieran enfrentar la crisis de 2009 de manera más efectiva. Aquí sostenemos que ésta puede ser una oportunidad para redefinir la política social, que hoy se encuentra desgastada (por no decir estancada) en una amalgama de numerosos programas que incluso se contraponen en sus objetivos (baste mencionar el programa de Microrregiones y el de la Comisión de Pueblos Indígenas). Con la crisis de 20082009, lo anterior se ha vuelto evidente al no contar con un verdadero mecanismo de protección social y, en consecuencia, se ha respondido con políticas sociales de diseño muy apresurado. Para apoyar la necesidad de esta redefinición, es necesario hacer una pequeña revisión del nacimiento del Estado de bienestar europeo. La política social como tal no es tan antigua. La primera gran intervención estatal en materia social se produjo tanto en los países europeos como en Estados Unidos alrededor de 1776. Hacia fines del siglo XVIII, todos los países de Europa Occidental y Estados Unidos contaban con algún programa de corte social. Por una parte, Inglaterra para entonces ya contaba con el primer programa de combate a la pobreza, conocido como “la ley de los pobres”. Por otra, Thomas Jefferson había implantado la educación pública en Estados Unidos. Cabe señalar que, en su momento, ambas medidas fueron muy debatidas. En ese entonces, en el mundo había un reducido número de asalariados; la esperanza de vida era baja, por lo que se contaba con una población joven (o con un bajo número de adultos de la tercera edad) y con un
alto grado de analfabetismo, entre otras características. Sin embargo, con la Revolución industrial en pleno auge, se hizo evidente la necesidad de mejorar la calidad del capital humano, en términos de salud, nutrición y educación. Con ello, la esperanza de vida de la población aumentó, lo que, aunado al surgimiento de la democracia, ejerció una presión para la instauración de programas sociales durante el siglo XIX. Para inicios del siglo XX, se contaba ya con una esperanza de vida considerablemente mayor; la democracia se había extendido (e incipientemente también el socialismo) y los niveles altos de pobreza persistían. Con la erupción de la crisis de 1929, la población quedó muy desprotegida, por lo que a través de los mecanismos propios de la democracia se ejerció una cierta presión para que se ampliara la protección social. Así, la década de los treinta se caracterizó por la “explosión” del gasto público en materia social en la mayor parte de los países occidentales. Es decir, la crisis, junto con otros factores, como la expansión del socialismo, fueron determinantes en el nacimiento del Estado de bienestar. Los programas más importantes incluyeron la universalidad en materia de pensiones no contributivas (de aquí que un nivel mayor de esperanza de vida entre la población haya sido fundamental para introducir esta medida), salud, educación y seguro de desempleo, además de incluir programas para combatir la pobreza y para facilitar la adquisición de vivienda. Debe destacarse que, como estos programas eran de corte universal, es decir, para toda la población, Estados Unidos no los consideró pertinentes debido a que el racismo era tal que la mayoría de la población se oponía a otorgarle esos beneficios a los afroamericanos y a otras minorías (incluidas las hispanas). Es, en buena medida, por esa razón que este tipo de programas existen en Europa Occidental y no así en los Estados Unidos. Si bien es cierto que estos esquemas están desgastados en algunos países y que su reforma se ha postergado, también lo es que países como Suecia han logrado mantenerlos vigentes llevando a cabo reformas para permitir su viabilidad financiera y mejorar su calidad mediante la introducción de incentivos apropiados. Por otra parte, el mundo ha sufrido otros episodios de crisis después de la Segunda Guerra Mundial, particularmente a principios de los setenta y también al inicio de la década de los ochenta y los sistemas de protección social han logrado su objetivo de mantener el nivel de vida de la población. De aquí, entre otros factores, se deMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
55
DEBATES | FAUSTO HERNÁNDEZ TRILLO riva la importancia de considerar la introducción de un sistema de este tipo para México. Ahora bien, ¿es posible echar a andar este esquema en México? Históricamente, México ha tenido una política social compleja, compuesta por una amalgama de programas sociales que se manejan desde distintas instancias gubernamentales, muchas de las veces sin coordinación alguna. La protección social ha respondido a circunstancias más bien políticas, con un alto grado de populismo y elementos clientelares. El gasto público en materia social ha ganado y perdido terreno, dependiendo de los objetivos políticos. Acorde con las tendencias internacionales, el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) se caracterizó por marcar el principio, no sólo de la institucionalización de la Revolución mexicana, sino también del uso del gasto público con fines sociales, rubro que hasta entonces había presentado niveles muy bajos. De hecho, durante ese gobierno se estableció una cifra récord en cuanto a la contribución del gasto social en el total, cifra que cayó con gobiernos posteriores y que se recuperó sólo hasta la década de los sesenta cuando, en el marco de un escenario interno tenso y uno externo dominado por la Revolución cubana, el presidente Adolfo López Mateos se vio forzado a hacer que el rubro social volviera a ganar terreno. Con un crecimiento económico por arriba del 6 por ciento y con aumentos importantes en el gasto social, la pobreza en México empezó a perder terreno y el gasto social se mantuvo con una participación estable hasta el sexenio del presidente Díaz Ordaz (1964-1970). Durante el sexenio del presidente Echeverría (19701976), el gasto social registró un fuerte incremento sin que hubiera una fuente explícita de financiamiento, lo que llevó a su gobierno a incurrir en un gran déficit presupuestario, asunto que se matizó al inicio del gobierno de su sucesor, el presidente López Portillo (19761982), ya que había mayores ingresos provenientes de la renta petrolera. Esta situación, sin embargo, se profundizó más tarde a raíz de la caída del precio del hidrocarburo en 1982. Como consecuencia de la crisis que empezara en ese año, el gasto público tuvo que reducirse de manera abrupta, por lo que ambos tipos de gasto, el social y el de inversión, se contrajeron de manera considerable. El ajuste estructural de esta década parecía superable a inicios de la siguiente, pero una nueva crisis financiera en 1994-1995 volvió a tener efectos adversos sobre ambos rubros. METAPOLÍTICA
56
núm. 69 | abril-junio 2010
A partir de la crisis del peso, la política social se transformó de manera importante: se diseñó y se puso en marcha el primer programa focalizado y con el objetivo específico de elevar la calidad del capital humano (es el programa llamado Progresa, ahora conocido como Oportunidades). Sin embargo, esto no significó cambios importantes en la cobertura en áreas como salud, vivienda o educación (que ya era universal). Por su parte, las pensiones se modificaron para adoptar un esquema contributivo con financiamiento individual. Esto, desafortunadamente, significó la perpetuación de la falta de cobertura para aproximadamente 60 por ciento de la población. Como se ve, la política social ha respondido a circunstancias particulares y de coyuntura más que a un diseño previo e integral y se ha modificado en épocas de crisis de manera apresurada, lo que ha ocasionado que no haya consistencia entre sus partes. Su diseño se lleva a cabo de manera independiente entre sus distintos componentes y corre a cargo de las cabezas de los distintos sectores, lo que lleva a una competencia política que fragmenta aún más la política social en el ámbito federal (un claro ejemplo de esto es el programa de salud conocido como Seguro Popular). Con una mayor descentralización, los estados han respondido políticamente para subsanar los vacíos y defectos de la política social federal. Por ejemplo, con la reforma de pensiones de 1992-1997 no se solucionó el problema de los no asalariados, si bien se aminoraron los problemas que presentaba el antiguo sistema, aunque la crisis evidencia lo que muchos temían: la posibilidad de quiebra de las administradoras de fondos del retiro (también conocidas como afores), con el peligro de dejar desprotegida a la población beneficiaria. Ante esto, algunos estados han ofrecido pensiones no contributivas para sus habitantes. Por su parte, el gobierno federal ha respondido introduciendo nuevos componentes al programa Progresa-Oportunidades, los cuales van desde una pensión hasta subsidios eléctricos e introduciendo un seguro médico parcial (Seguro Popular), acciones que han ocasionado que la política social se vea rebasada y desgastada al introducir importantes distorsiones en el mercado laboral (Levy). En suma, la política social mexicana está fragmentada y desarticulada y los formuladores de políticas públicas no han tenido la visión global y de largo plazo como para integrarla y hacerla más consistente. La esperanza, sin embargo, es que las crisis sensibilizan a la
EL MÉXICO SOCIAL | DEBATES población para demandar mejores políticas y a los políticos para que tomen acciones en beneficio de la población, que quizá no sean tan rentables desde una perspectiva de corto plazo. Luego entonces, ¿la universalidad es viable? Antes de proponer la universalidad de la política social a la europea, es necesario estudiar los prerrequisitos para su puesta en marcha. Destacan varios aspectos. Si bien las fuentes de financiamiento son un elemento clave, no es lo único que debe tomarse en consideración. En primer lugar, es necesario hacer un inventario de todos los programas sociales que existen en el país y estudiar sus interrelaciones y contraposiciones. Es importante determinar qué programas pueden rescatarse sin duplicidades y cuáles se pueden armonizar. Segundo, es necesario trabajar en la oferta de los servicios; la mera introducción de la universalidad sin compromisos claros de mejora de la oferta sería populismo puro (la saturación de hospitales a raíz del seguro popular así lo sugiere). Ésta es una tarea que tomará seguramente una generación, pero debe haber un plan para superar esta limitante. El propio sector de la educación puede ser un ejemplo de un servicio que, en principio, es universal, pero que requiere ser reformado y modernizado. Tercero, habría que lanzar un programa de transición en la seguridad social de los asalariados hacia la universalidad. Esto último incluye la posible fusión de todas las instituciones de salud. Eso implicará un reto importante incluso para el ámbito sindical, ya que se podría tender a formar un sindicato poderoso que se oponga a las mejoras en la oferta y la calidad del servicio (similar a lo que sucede en el sector de la educación). Asi-
mismo, en caso de querer contar con un sistema universal de pensiones, se tiene que diseñar un sistema que: 1) presente una transición del sistema actual de pensiones; 2) que defina los niveles de manera adecuada para no distorsionar el mercado laboral, y 3) que aglutine lo existente. Dado el tamaño del sector informal, será difícil diseñar de manera apropiada un seguro de desempleo, aunque no imposible. En caso de tratar de incluir una medida de este tipo, sería importante establecer con claridad la definición de formalidad, ya que podrían existir una serie de incentivos perversos para que algunos trabajadores se declaren como desempleados y así cobrar los beneficios de un seguro de este tipo (la mera presentación de recibos de nómina no es suficiente, debido a la tradicional falsificación de estos documentos “a la Santo Domingo”). Este es, posiblemente, el mayor reto en el diseño de un esquema de seguridad social universal en México. En suma, la política social de México necesita de una reformulación profunda, pero con un sentido de justicia social redistributiva. Ello implicará necesariamente discutir las formas de financiamiento. Para ello es necesario quitarnos de la mente los prejuicios y poner en la mesa de herramientas presupuestarias todos y cada uno de los impuestos de que puede hacer uso el gobierno federal. De esta manera, tendríamos finalmente una reforma fiscal integral. Este ha sido precisamente el error de los gobiernos panistas: no animarse a reformular la política social para tener cara con qué pedir mayores impuestos. En otras palabras, la han querido de “a gratis” y así no se puede.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
57
LA
Crisis
ECONÓMICA
DE 2009: UN ANÁLISIS COMPARATIVO CON LA CRISIS FINANCIERA DE 1994-1 995 Gerardo Ángeles Castro* INFORMACIÓN ASIMÉTRICA Y SISTEMA FINANCIERO
U
n sistema financiero permite el movimiento de fondos desde agentes económicos que cuentan con recursos excedentes para ahorrar o invertir, hacia agentes económicos que no cuentan con dichos recursos para establecer proyectos de inversión. Si esta actividad no se realiza eficientemente, el crecimiento económico puede verse afectado seriamente. Un problema que puede dañar el buen funcionamiento del sistema financiero es la información asimétrica. Este problema surge cuando una de las partes involucradas en un contrato financiero cuenta con más y mejor información que la otra parte. La información asimétrica conduce a su vez, hacia tres situaciones desfavorables en el sistema financiero. La primera es la selección adversa, la cual ocurre antes de la transacción, y tiene como principal característica que los buscadores de crédito más probables de producir un resultado adverso, son también probables de ser elegidos para un crédito. Otra forma de plantear esta situación es cuando las firmas que no cuentan con una condición financiera sana son más propensas a vender sus títulos porque saben que su precio podría sobrevaluarse en el mercado. En estas circunstancias, los mer* Profesor-investigador en la Escuela Superior de Economía del IPN.
METAPOLÍTICA
58
núm. 69 | abril-junio 2010
cados tendrían una mayor proporción de títulos riesgosos, y bajo una situación de información asimétrica, los compradores tendrían mayores posibilidades de adquirir dichos títulos. La segunda situación es conocida como riesgo moral y ocurre después de la transacción. En este caso el prestador está sujeto al riesgo que el usuario puede incurrir al involucrarse en actividades financieras no deseables, que hacen menos probable que el crédito pueda ser pagado. El riesgo moral ocurre porque el usuario tiene incentivos de invertir en proyectos de alto riesgo, en los cuales tiene amplios rendimientos si el proyecto es exitoso, pero por otra parte el prestador absorbe la mayor pérdida si el proyecto fracasa. La información asimétrica no es la única causa del riesgo moral, pues este también ocurre cuando los costos para supervisar las actividades financieras de los usuarios son altos. La tercera situación adversa que emerge de la teoría de la información asimétrica es conocida como free-rider, y consiste en que las personas que no pagan información pueden tomar ventaja de la información que otras personas pagan. Por ejemplo, si algunos inversionistas adquieren información que les permite conocer que acciones están subvaluadas y por consiguiente compran esas acciones, otros inversionistas que no han pagado por la información pueden comprar las acciones apoyándose en las decisiones de los inversionistas informados. Si hay demasiados inversionistas cayendo
LA CRISIS ECONÓMICA DE 2009 | DEBATES en la práctica de free-riding, la demanda creciente por las acciones subvaluadas hará que estas incrementen de precio y, por lo tanto, los inversionistas que han adquirido información no podrán obtener todos los beneficios de esta. El problema de free-rider desincentiva las acciones de monitoreo en los mercados de capitales y propicia que no se destinen suficientes recursos para reducir problemas de información asimétrica. Los bancos juegan un papel determinante en reducir problemas de riesgo moral y selección adversa por la naturaleza de sus sistemas de acopio de información. Por ejemplo, los bancos tienen la habilidad de monitorear a sus clientes por los requerimientos de información que imponen al emitir créditos. Adicionalmente, tienen la facilidad de mantener relaciones de largo plazo con sus acreedores para el establecimiento de créditos futuros, lo cual les permite conocer mejor a los usuarios de los sistemas financieros y controlar su nivel de riesgo. Es importante notar la facilidad de los bancos para revisar los estados financieros de sus acreedores y los bajos costos de monitoreo por el aprovechamiento de economías de escala. El sistema bancario también tiene la posibilidad de reducir el problema de free-rider porque las líneas de crédito que otorga a sus clientes no pueden ser directamente aprovechadas por otros.1
INFORMACIÓN ASIMÉTRICA Y REGUL ACIÓN BANCARIA
A continuación se plantean algunas de las formas que toman la regulación y supervisión bancaria en muchos países para prevenir problemas de información asimétrica: Red de seguridad gubernamental para depósitos. Considérese por ejemplo, una situación en la que no hay seguros para depósitos y un shock económico causa insolvencia en 10 por ciento de los bancos de un país. Debido a la existencia de información asimétrica y con la intención de recuperar sus ahorros, los usuarios del sistema bancario buscarán retirar sus depósitos, sin distingo de la condición financiera de su banco, y en caso de no tomarse medidas inmediatas para restaurar la confianza de los 1
El sistema financiero no puede eliminar en su totalidad el problema de free-rider porque cuando se tiene conocimiento que un banco ha extendido un crédito a determinada compañía, se asume que dicha empresa es solvente y estará sujeta a monitoreo constante, por lo que la recolección de información hecha por el banco puede beneficiar a otros.
usuarios, la incertidumbre general puede llevar a un colapso desencadenado de bancos. Una red de seguridad para depósitos, sustentada por el gobierno con recursos públicos, puede evitar pánicos bancarios porque crea certidumbre entre los ahorradores y evita que retiren sus inversiones. Ante la ausencia de un seguro a depósitos, el banco central puede tomar la figura de prestador de último recurso o bien el gobierno puede directamente proveer recursos a bancos o tomar el control de los mismos y garantizar así la seguridad de los depósitos. Sin embargo, las redes de seguridad gubernamental para depósitos pueden generar problemas de riesgo moral, porque los usuarios, confiados de tener seguros sus ahorros, no impondrán disciplina a los bancos mediante retiros masivos en caso de que estos incurran en altos riesgos. Por consiguiente, los bancos con redes de seguridad tendrán menos limitaciones para tomar riesgos. Otro punto desfavorable que ocurre en presencia de redes de seguridad es la posibilidad de que los usuarios que quieren tomar mayor ventaja de los seguros para depósitos son los que más posibilidad tienen de incurrir en resultados desfavorables, lo cual incrementa el problema de selección adversa. Por otra parte, bajo esquemas de seguros para depósitos formales y amplios, los bancos en general, no necesitan protegerse contra shocks económicos, por consiguiente tienen más incentivos para incurrir en altos riesgos, lo cual puede llevar a desequilibrios entre ahorros y préstamos. Restricciones en activos bancarios y requerimientos de capital. Los bancos tienden a adquirir activos de alto riesgo, incluso en la ausencia de redes de seguridad, que pueden redituar altos rendimientos, pero que también pueden ocasionar perdidas que afectan a los depositantes y contribuyentes. Existen regulaciones que restringen la adquisición de este tipo de activos con el fin de evitar problemas de riesgo moral. La regulación bancaria, con el fin de reducir el riesgo, también promueve la diversificación que limita el volumen de créditos en una categoría particular o a un determinado tipo de usuarios. Otra forma de reducir los incentivos de los bancos por tomar altos riesgos es solicitando que estos tengan suficiente capital. Un banco que es requerido a mantener una amplia cantidad de capital, tiene más que perder en caso de que tenga un colapso financiero, y por consiguiente es menos probable que se involucre en actividades financieras de alto riesgo. Monitoreo y supervisión. Los bancos pueden ser infiltrados por inversionistas o accionistas para ser utilizaMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
59
DEBATES | GERARDO ÁNGELES CASTRO dos como un instrumento que les permita incurrir en actividades especulativas y de alto riesgo. Incluso los bancos pueden ser infiltrados por estafadores con ambiciones personales sin apego a la estabilidad institucional. Bajo estas circunstancias, es deseable que el monitoreo, la supervisión y el escrutinio bancario se implementen desde el momento en que se otorgan concesiones y cuando se incorporan accionistas e inversionistas a las instituciones bancarias. De esta forma se reduce el problema de selección adversa y se puede impedir que la administración de los bancos quede controlada por personas no adecuadas o bien que se cometan fraudes o que se incurra en alto riesgo. El monitoreo y la supervisión constante permite evaluar si los bancos se ajustan a los requerimientos de capital y las restricciones de activos y por lo tanto limita el riesgo moral. Requerimientos de apertura de información. El problema de free-rider ocasiona que depositantes e inversionistas no cuenten con suficientes incentivos para producir información privada sobe la calidad de los activos de los bancos. Para asegurar que exista suficiente información de calidad para los actores del sistema bancario, los reguladores pueden demandar a los bancos que se adhieran a ciertos principios contables y que abran información que permita al mercado evaluar la calidad de los portafolios de los bancos y el nivel de exposición de los bancos al riesgo. De esta forma, accionistas, inversionistas, ahorradores y usuarios del sistema bancario pueden monitorear la situación financiera de los bancos y actuar de manera preventiva cuando estos incurran en riesgo excesivo. Acciones correctivas oportunas. La regulación planteada previamente se puede consolidar y los problemas de selección adversa y riesgo moral se pueden reducir más, cuando los reguladores aplican acciones correctivas oportunas en el momento en que los bancos no cumplen con los lineamientos regulatorios existentes. Si los reguladores muestran tolerancia a los problemas generados en los bancos y debilidad al aplicar las medidas correctivas, se crea un problema de riesgo moral adicional en el sistema bancario. Esto es, si otros bancos perciben tolerancia regulatoria, asumirán que no serán castigados en caso de que incumplan con la regulación, y esto propiciará que incurran en más riesgo. Por otra parte, existen dos principales razones por las cuales el proceso regulatorio podría operar con dificultades. La primera es porque los reguladores o los diMETAPOLÍTICA
60
núm. 69 | abril-junio 2010
rectivos de bancos no cuentan con suficientes recursos o conocimientos para hacer su trabajo. Este problema es común que ocurra después de un proceso de desregulación financiera, porque se permite la apertura de muchas líneas de negocios a los bancos, esta apertura puede tener dos mayores repercusiones. La primera es la probable falta de experiencia de los directivos de bancos para manejar el riesgo apropiadamente en las nuevas líneas de negocios. La segunda es un crecimiento acelerado del crédito que puede rebasar los recursos de los bancos para poder llevar un adecuado manejo de la información y del riesgo. La segunda razón está relacionada con la relación conflictual entre directivo y agente que propicia un problema de riesgo moral. En esta relación conflictual, los agentes tienen intereses diferentes a los intereses de las personas para los que trabajan (directivos), y por ende actúan para su propio interés y no para el interés de sus empleadores. En nuestro tema de estudio, los agentes son los reguladores y los políticos, mientras que los directivos son los contribuidores y los votantes. El problema directivo-agente ocurre por la existencia de información asimétrica, dado que el directivo no tiene información suficiente para asegurarse de que los agentes estén operando a favor de su propio interés, que es minimizar costos para la economía.
L A TEORÍA DE CRISIS BANCARIA Y FINANCIERA
El análisis de información asimétrica, aplicado previamente para describir la estructura de un sistema financiero y la regulación bancaria, es empleado por la teoría de crisis bancaria y financiera o conocida también como la teoría de información asimétrica. Una crisis financiera puede describirse como una disrupción no lineal en los mercados financieros, donde los problemas de selección adversa y riesgo moral empeoran de forma tal que dichos mercados no pueden canalizar fondos de manera eficiente a los agentes económicos que tienen mayores posibilidades de realizar inversiones productivas, lo cual conlleva una contracción de la actividad económica. A continuación se describen los cuatro principales factores que pueden llevar a una crisis financiera y a la contracción de la economía: Incremento de las tasas de interés. Cuando existen incrementos en las tasas de interés, los individuos y las
LA CRISIS ECONÓMICA DE 2009 | DEBATES firmas con los proyectos de inversión más riesgosos, son los más dispuestos a pagar las altas tasas porque serán los más beneficiados si la inversión prospera. Consecuentemente, altas tasas de interés propician mayores problemas de selección adversa porque se incrementa la posibilidad de que los préstamos se orienten hacia proyectos malos y riesgosos. Para reducir la posibilidad de selección adversa, los prestadores pueden tender a reducir la oferta de créditos, en lugar de incrementarla para beneficiarse de las altas tasas de interés. La contracción del crédito provoca un excedente de demanda de préstamos en relación a la oferta existente, y el mercado de créditos no se equilibra incluso con las altas tasas de interés. El excedente de demanda provoca mayores alzas en las tasas de interés, y la reducción del crédito continua dado el incremento de problemas de selección adversa. Esta reducción del crédito lleva a una contracción de las inversiones, y de la economía, y eventualmente a un colapso del mercado de créditos. Incremento de la incertidumbre. Problemas como el colapso de una institución financiera, recesión, inestabilidad política o el colapso del mercado accionario incrementan la incertidumbre en los mercados financieros. En periodos de alta incertidumbre, al igual que en periodos de altas tasas de interés, los individuos y las firmas con los proyectos de inversión más riesgosos son los más dispuestos a contratar crédito, porque tienen menos aversión al riesgo y porque serán los más beneficiados si la inversión prospera. Luego entonces, la incertidumbre incrementa los problemas de selección adversa, reduce los incentivos de los prestadores para otorgar créditos, y eventualmente provoca una contracción de la economía. Efectos de los activos en las hojas de balance. El requerimiento de garantías en la emisión de créditos reduce los incentivos de los deudores para incurrir en riesgo moral, porque tienen más que perder en caso de que caigan en default. De igual forma, se reduce la participación de especuladores, defraudadores y personas con alta propensión al riesgo en los mercados de crédito, y por ende el problema de selección adversa es menor. En caso de default los prestadores pueden minimizar la pérdida mediante la posesión y venta de las garantías. Bajo este contexto, los prestadores tendrán mayor disposición para emitir créditos. En el caso de que los activos de las firma sean usados como garantía, un mayor valor neto de las firmas representara menores problemas de información asimétrica.
Un colapso del mercado accionario incrementa los problemas de información asimétrica porque reduce el valor neto de las firmas. Bajo estas circunstancias, se reduce la disposición de los prestadores para emitir créditos porque tienen menos garantías y protección. Adicionalmente, un menor valor neto corporativo incrementa los incentivos de los usuarios del crédito por incurrir en inversiones riesgosas porque tienen menos que perder. De igual forma, se incrementan los problemas de selección adversa. En consecuencia, un colapso del mercado accionario conduce a una reducción del crédito y a una caída de la economía. Una alza de las tasas de interés y, por consiguiente, un incremento de los pagos de intereses de hogares y firmas, reduce los flujos de efectivo y deteriora las hojas de balance. Esto hace más severos los problemas de selección adversa y riesgo moral, por lo tanto frena el crédito y la actividad económica, y eventualmente puede conducir a una crisis financiera. Otro factor que afecta las hojas de balance y puede precipitar una crisis financiera es una abrupta y no anticipada depreciación de la moneda. Debido a la incertidumbre del valor futuro de la moneda doméstica, los gobiernos, bancos y firmas en países en desarrollo tienden a emitir deuda en moneda extranjera. Adicionalmente, las mejores condiciones de adquisición de crédito en el extranjero hacen más atractiva la adquisición de deuda en moneda extranjera. Bajo estas circunstancias, una abrupta y no planeada depreciación de la moneda doméstica, incrementa la carga de deuda de las firmas, sin que haya un incremento proporcional en el valor de sus activos, porque estos últimos están normalmente denominados en moneda nacional. Este proceso reduce el valor neto de las firmas, incrementa los problemas de riesgo moral y selección adversa, y lleva a una reducción del crédito, la inversión y la actividad económica, bajo la línea descrita previamente. Pánicos bancarios. El colapso financiero de uno o varios bancos puede ocasionar pánicos bancarios, en los que los ahorradores y depositantes se apresuran a retirar su capital de instituciones solventes e insolventes porque no distinguen entre ellas. En este sentido, la información asimétrica es una causa de pánico bancario. La debilidad en los bancos y en sus hojas de balance, se origina principalmente por un mal funcionamiento de la estructura regulatoria y de supervisión. Adicionalmente, una serie de shocks tales como incrementos en tasas de interés, caída del mercado accionaMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
61
DEBATES | GERARDO ÁNGELES CASTRO rio, y depreciación de la moneda, debilitan la situación financiera de los bancos y las firmas en general, deteriorando sus hojas de balance. En consecuencia, se disminuye la capacidad de pago de los créditos de las firmas, y crea más insolvencia en los bancos. Esta serie de acontecimientos puede ocasionar el colapso financiero de algunos bancos y el inicio de una situación de pánico bancario. La insolvencia de los bancos reduce la emisión de creditos, y por ende se reducen también las inversiones y la actividad económica.
L A TEORÍA DE CRISIS BANCARIA Y FINANCIERA APLICADA AL CASO DE MÉXICO EN 1994-1995
En este apartado verificamos como la teoría de crisis bancaria y financiera, comentada previamente, puede explicar la secuencia de eventos que llevaron al colapso económico en México entre 1994 y 1995. Cuando los bancos se privatizaron al inicio de los noventa, no había una institución propiamente constituida para monitorear el crédito emitido a firmas y hogares que garantizara que los usuarios del crédito no incurrieran en riesgo excesivo. El crédito otorgado a instituciones no financieras y firmas privadas creció rápidamente, del 10 por ciento del PIB en 1988 a más del 40 por ciento del PIB en 1994. Este boom crediticio excedió la capacidad de supervisión y monitoreo de los bancos y de la institución reguladora en México, la Comisión Nacional Bancaria. La expansión crediticia y la falta de supervisión dieron pauta para que las firmas y los propios bancos incurrieran en riesgo excesivo, lo cual ocasionó que la proporción de créditos en moratoria se elevara de 4 por ciento en 1990 a 15 por ciento en 1995. El incremento de malos créditos causó pérdidas a los bancos y el deterioro de sus hojas de balance. Otro factor que precipitó la crisis mexicana fue el incremento de la tasa de interés en Estados Unidos. En febrero de 1994 la Reserva Federal comenzó a elevar la tasa de interés interbancaria para prevenir presiones inflacionarias. La política fue exitosa para mantener la inflación controlada en Estados Unidos, pero ejerció presión a la alza en la tasa de interés en México. Adicionalmente, las acciones del banco central para proteger el valor del peso contribuyeron para incrementar la tasa de interés mexicana. Las alzas en la tasa de interés incrementaron los problemas de selección METAPOLÍTICA
62
núm. 69 | abril-junio 2010
adversa en el mercado financiero mexicano porque las personas con mayor propensión al riesgo son las más probables de tomar créditos con altas tasas. Más aun, el incremento en los pagos de intereses disminuyó el flujo de efectivo en los hogares y en las firmas, y deterioró sus hojas de balance. Como la teoría de información asimétrica sugiere, el deterioro en las hojas de balance incrementó los problemas de selección adversa y riesgo moral, haciendo menos deseable el otorgamiento de créditos. En 1994 la economía mexicana fue golpeada por shocks políticos internos que tuvieron dos principales efectos, el incremento de la incertidumbre, y posteriormente una caída de los precios en la bolsa de valores. El índice de precios y cotizaciones (IPC) cayó 20 por ciento entre su pico en septiembre de 1994 y mediados de diciembre del mismo año. El incremento de la incertidumbre y la caída del valor neto de las firmas, como resultado de la caída del IPC, aumentó los problemas de información asimétrica, porque se hizo más difícil distinguir entre buenas y malas solicitudes de crédito y porque se incrementaron los incentivos de las firmas para incurrir en riesgo, dado que estas tenían menos que perder si sus inversiones no eran exitosas. Las condiciones narradas previamente, principalmente los shocks políticos internos, pusieron al peso mexicano bajo ataques especulativos. La intervención del Banco Central para proteger la paridad peso-dólar, resultó en una pérdida substancial de reservas internacionales, las cuales cayeron de 20 mil millones de dólares a 5 mil millones de dólares entre enero de 1994 y enero de 1995. Para evitar los ataques especulativos contra el peso y la pérdida de reservas, el gobierno incrementó la emisión de sus bonos denominados en dólares (tesobonos) y redujo la participación de los bonos denominados en pesos (cetes); por su parte, el banco central incrementó las tasas de interés substancialmente; no obstante, la hemorragia de reservas internacionales continuó y la autoridad mexicana se vio forzada a devaluar el peso el 20 de diciembre de 1994. Previo a la devaluación, el 19 de diciembre de 1994, el dólar se cotizaba a 3.466 pesos, y un mes después, el 20 de enero de 1995, el tipo de cambio era de 5.705 pesos por dólar, es decir, un incremento de 64.6 por ciento. La situación de los mercados financieros interactuó con la devaluación del peso, para agravar aun más la crisis económica. Para marzo de 1995 el peso se había devaluado alrededor del 100 por ciento, esta situación
LA CRISIS ECONÓMICA DE 2009 | DEBATES ocasionó incrementos en la inflación que llegó a ser de 20.43 en el mismo mes y hasta de 51.97 en diciembre de 1995 en forma anualizada. El incremento en la inflación, combinado con el deseo del Banco Central y el gobierno mexicano de frenar la depreciación del peso, causó fuertes alzas en las tasas de interés; por ejemplo, la tasa de interés interbancaria (TIIE) se elevó hasta el 89.48 por ciento, en base anualizada, en marzo de 1995. La acelerada devaluación y las altas tasas de inflación e intereses generaron mayor incertidumbre, lo cual ocasionó una mayor caída en la bolsa de valores. En los meses de febrero y marzo de 1995, el IPC había caído prácticamente a la mitad de su valor con respecto a septiembre de 1994. Las firmas tuvieron afectaciones en sus hojas de balance por el incremento en pagos de intereses y por el incremento de la deuda para aquellas que tenían deuda denominada en dólares; adicionalmente, los valores netos de las firmas se vieron deteriorados por la caída del valor de sus acciones en la bolsa y por la devaluación de la moneda. En este mismo sentido, los hogares también tuvieron repercusiones en sus flujos de efectivo y hojas de balance por el mayor pago de intereses que tuvieron que efectuar. Como resultado, los problemas de selección adversa y riesgo moral se incrementaron y la emisión de créditos se contrajo. La creciente incertidumbre también ocasionó una acelerada salida de inversión de portafolio. Entre el último trimestre de 1993 y el tercer trimestre de 1994, ingresaron a México alrededor de 23 mil millones de dólares de inversión de portafolio; sin embargo, entre el cuarto semestre de 1994 y el tercer trimestre de 1995 este flujo se revirtió y salieron del país 16 mil millones de dólares. Es importante hacer notar que esta pérdida de inversión de portafolio fue prácticamente el doble de los flujos que ingresaron al país vía inversión extranjera directa, por lo que la rápida salida de dinero representó una afectación seria a la cuenta de capitales. Esta serie de acontecimientos impactaron directamente a la actividad económica, dando como resultado una contracción del PIB de 8.63 por ciento el segundo y tercer trimestre de 1995. La caída de la economía, y el deterioro del flujo de efectivo y las hojas de balance de firmas y hogares agravaron aún más la situación bancaria, debido a que muchos deudores perdieron su capacidad de pago. Adicionalmente, la devaluación de la moneda tuvo un efecto directo negativo en las hojas de balance de los bancos, a causa de los pasivos que tenían denominados en moneda extranjera. Sin la existencia de un seguro
gubernamental el colapso del sistema bancario hubiera sido inevitable; sin embargo, el gobierno intervino dotando de recursos para proteger a los ahorradores. No obstante, los bancos restringieron su capacidad crediticia para evitar más problemas financieros y la contracción de la economía se prolongó durante todo 1995.
ANÁLISIS COMPARATIVO
La descripción previa de la crisis económica vivida en México entre 1994 y 1995 se apega a la teoría de la crisis bancaria y financiera, principalmente por las causas que la originaron, tales como deterioro en hojas de balance de bancos y firmas, incremento en las tasas de interés, incremento de la incertidumbre, y la caída en la bolsa de valores. Adicionalmente, estas causas tuvieron afectaciones en el incremento de los problemas de información asimétrica, y finalmente hubo repercusiones adversas en la inflación, el tipo de cambio, los flujos de inversión de portafolio y la actividad económica. Sin embargo, cuando contrastamos los acontecimientos recientemente vividos en México entre 2008 y 2009, con la crisis de 1994-1995, observamos una evolución diferente de la actual crisis económica. En lo que respecta al crédito bancario otorgado a empresas privadas, se incrementó en menor proporción en relación al PIB. Entre 2007 y 2009 este indicador sólo creció en 4 puntos porcentuales y para junio de 2009 había llegado a 23 por ciento promedio anual, mientras que entre 1990 y 1994 creció 23 puntos porcentuales y en 1994 alcanzó la cifra de 43 por ciento promedio anual. Adicionalmente, en fechas recientes se cuenta con un órgano regulador del sistema bancario —la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV)— más consolidado; y con instituciones bancarias con mayor capacidad de supervisión y monitoreo de su oferta crediticia, dada la experiencia que han adquirido desde su privatización al inicio de los noventas. La moderada expansión del crédito y una mejor regulación y supervisión del sistema bancario han sido factores clave para mantener un bajo índice de morosidad en fechas recientes. Entre 2007 y 2009 este índice sólo varió de 2.4 por ciento a 3.6 por ciento, mientras que entre 1990 y 1995 el indicador creció substancialmente de 3 por ciento a 15 por ciento. Por lo tanto, en este último periodo recesivo no se presentó una acelerada expansión del crédito que haya rebasado la capaciMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
63
DEBATES | GERARDO ÁNGELES CASTRO dad de supervisión y monitoreo de la autoridad regulatoria y de las instituciones bancarias. Por consiguiente, tampoco se presentó un incremento considerable del índice de morosidad que pudiera afectar las hojas de balance de los bancos. Como resultado, no se tiene evidencia de un incremento de los problemas de información asimétrica vía deterioro en hojas de balance de bancos como resultado de un auge crediticio y de la falta de regulación y supervisión. Por su parte, la tasa de interés promedio anual en 1994 fue de 14.1 por ciento, y para 1995 se había incrementado dramáticamente, alcanzando 48.4 por ciento promedio anual. Como se comentó previamente esta alza se originó por incrementos de las tasas de interés en Estados Unidos y posteriormente se intensificó dada la contracción del crédito en México. Por otra parte en 2008 la tasa de interés promedio anual fue de 7.7 por ciento, y para octubre de 2009 lejos de incrementarse había caído a 5.6 por ciento. Estas cifras son evidencia de que en la recesión actual, la tasa de interés no ha sido un factor que incremente los problemas de selección adversa y riesgo moral, y por consiguiente no ha coadyuvado a detonar una crisis económica, como fue el caso en 1994 y 1995. En relación al IPC de la Bolsa Mexicana de Valores, cuando se compara el mayor valor promedio mensual, alcanzado en febrero de 1994 (2,881), con el menor valor promedio mensual, registrado en febrero de 1995 (1,447), la caída es prácticamente del 50 por ciento. Como se comentó con anterioridad, este comportamiento del mercado accionario fue consecuencia de una serie de shocks políticos que se vivieron a lo largo de 1994 y que trajeron consigo un marcado incremento de la incertidumbre, y como consecuencia la caída del IPC, el deterioro de las hojas de balance y del valor neto de las firmas, y finalmente el incremento de los problemas de información asimétrica. Entre 2008 y 2009 se observa un comportamiento similar del IPC, de hecho cuando se compara el mayor valor promedio mensual, alcanzado en abril de 2008 (32,095), con el menor valor promedio mensual, registrado en marzo de 2009 (16,929), observamos también una caída aproximada del 50 por ciento; sin embargo, las causas son diferentes. En esta última recesión no se presentaron shocks políticos o sociales previos que incrementaran la incertidumbre, en realidad la caída del IPC en este último periodo de análisis fue originada por la caída de los mercados internacionales. No obstante, el deterioro del mercado accionario en MéxiMETAPOLÍTICA
64
núm. 69 | abril-junio 2010
co ocasionó a su vez, un deterioro de las hojas de balance y de los valores netos de las firmas y por ende, posibles incrementos de problemas de información asimétrica. Sin embargo, esta secuencia de hechos no desencadenó una crisis bancaria y financiera porque, por otra parte, la tasa de interés se mantuvo relativamente baja y la regulación y supervisión bancaria mantuvo un sistema financiero con bajos niveles de riesgo. En lo que respecta a la salida de capitales, se registró una fuga de inversión de portafolio durante el último trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009. Este flujo fue por 7 mil millones de dólares, por debajo del flujo de 16 mil millones que se registró durante cuatro trimestres entre 1994 y 1995. La causa de la salida de capitales en 2009 fue principalmente la incertidumbre generada en los mercados internacionales, dado que en México no se registraron shocks internos o problemas serios de inestabilidad macroeconómica o financiera previos, como los ocurridos en 1994 previo al estallido de la crisis. La fuga de inversión de portafolio entre el último trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009 fue compensada con los más de 10 mil millones de dólares que ingresaron al país en forma de inversión extranjera directa en el mismo periodo, por lo que no se registró una afectación seria en la cuenta de capitales. Por el contrario, durante el último trimestre de 1994 y el tercer trimestre de 1995 la salida de capitales fue prácticamente el doble de la inversión extranjera directa que ingresó en el mismo periodo, por lo que en este caso sí se generó una afectación seria a la cuenta de capitales. Para proteger la moneda contra las afectaciones generadas por la fuga de capitales durante 2009, el banco central dispuso de las reservas internacionales y estas cayeron de 85 mil millones de dólares en enero de 2008 a 73 mil millones de dólares en julio de 2009. A pesar de la intervención del banco central, el peso mexicano llegó a devaluarse hasta en 45 por ciento entre agosto de 2008 y marzo de 2009, dado que la paridad se desplazó de 10.11 a 14.67 pesos por dólar promedio mensual en este periodo. Es importante resaltar que en los meses posteriores, la tendencia a la alza del tipo de cambio se ha revertido, pues oscila alrededor de 13 pesos por dólar, con incrementos entre 25 por ciento con respecto a agosto de 2008, que fue el mes con el menor tipo de cambio promedio mensual antes de que se registrara la caída en el valor de la moneda. Por otra parte, como se comentó previamente, dados los flujos de salida de la inversión de portafolio y los ataques especulativos du-
LA CRISIS ECONÓMICA DE 2009 | DEBATES rante 1994 y 1995, las reservas internacionales cayeron a niveles inferiores a los cinco mil millones de dólares en enero de 1995, registrando una baja significativamente mayor que en 2009. De la misma forma, la devaluación del 100 por ciento de la moneda nacional entre diciembre de 1994 y marzo de 1995 fue substancialmente mayor que la registrada en 2009, sin posibilidades de revertir su depreciación. La devaluación de la moneda en 2009 no parece haber tenido repercusiones adversas en el nivel de precios, de hecho en enero de ese año la inflación anualizada era de 6.28 por ciento y para el último trimestre del año había caído a niveles de 4 por ciento, mientras que en 1995 el crecimiento de la inflación y la paridad pesodólar estuvieron ampliamente correlacionados. De acuerdo a la teoría de la información asimétrica, el alza en el tipo de cambio y la caída del IPC en el mercado accionario en 2009, debieron haber afectado las hojas de balance de bancos y firmas, y los flujos de efectivo de los hogares y por ende, generar problemas de selección adversa y riesgo moral, como fue el caso en 1995. Sin embargo, esta aserción teórica no fue evidente en 2009 porque no se presentó una contracción en el crédito a empresas privadas, alzas substanciales en el índice de morosidad, ni incrementos en la tasa de interés, que es lo que normalmente se espera cuando surgen problemas de información asimétrica. Adicionalmente, la inflación no fue un factor que contribuyera a elevar las tasas de interés.
CAUSAS DE L A RECESIÓN DEL 2009 Y PERSPECTIVAS DE SALIDA
Previo al 2009 y durante ese mismo año, no hay evidencia clara de un incremento significativo en los problemas de información asimétrica en México, como ocurrió en los años de 1994 y 1995. Por lo tanto, problemas tales como riesgo moral o selección adversa no pueden ser considerados una causa contundente de la reciente recesión económica. En este sentido, existen otros factores que tienen más relevancia para explicar la caída del PIB en 2009, al respecto mencionamos a continuación los más sobresalientes. El crecimiento de la industria y del PIB en México es dependiente y está ampliamente sincronizado con el crecimiento de la industria de Estados Unidos desde 1996. Por consiguiente, al activarse en 2008 la recesión
más severa en Estados Unidos desde 1946, producto principalmente de su crisis financiera y de bienes raíces, se transmitió prácticamente de manera simultánea la caída de la actividad industrial y del crecimiento económico a México. Debido a esta sincronización económica entre ambos países, las exportaciones mexicanas dependen en gran medida del auge del mercado interno en Estados Unidos. Consecuentemente, al deprimirse el mercado interno en Norteamérica las exportaciones mexicanas cayeron considerablemente y este proceso acentuó aun más la recesión. Por otra parte, la sincronización económica no fue de manifiesto en 1994 y 1995 porque la recesión inició en México y esta no se transmitió a Norteamérica, dado que la direccionalidad del efecto es norte-sur, es decir, México es el país dependiente y no viceversa. Bajo estas circunstancias, después de la crisis de 1994-1995 México retornó a su nivel de PIB, previo a la debacle, en un periodo de 9 trimestres, o bien poco más de 2 años. Esta fue una recuperación relativamente rápida porque la economía mexicana fue impulsada por el crecimiento económico que Estados Unidos mantuvo durante el periodo de recesión y recuperación económica en México. El auge que mantuvieron los precios de las commodities hasta 2008, y su posterior caída, influyó también de manera adversa en la economía mexicana. En particular, el precio del petróleo a nivel mundial presentó uno de los mayores auges, pero también presentó una de las caídas más severas. Esta caída deterioró directamente las finanzas públicas mexicanas, debido a la dependencia que estas tienen de los precios del petróleo. Como resultado fue más difícil implementar políticas anticíclicas o medidas para mitigar los alcances de la recesión. La caída de la actividad económica en Estados Unidos también se transmitió hacia México por otros canales, de los cuales podemos destacar tres. La disminución del flujo de remesas, principalmente por la fuerte recesión que se presentó en el sector de la construcción donde labora un amplio número de mexicanos, la caída del flujo de turistas, y la caída del flujo de inversión extranjera directa proveniente de Norteamérica. Considerando que la recesión estadounidense se expandió a nivel global, los canales de transmisión de la crisis provinieron no solo de Estados Unidos, sino de muchos otros países con los que México mantiene lazos económicos y que resultaron afectados por la recesión mundial. Como se comento previamente, el crecimiento que mantuvo Estados Unidos mientras México transitaba METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
65
DEBATES | GERARDO ÁNGELES CASTRO por la crisis económica originada en los años 1994 y 1995, fue un factor clave para alcanzar la recuperación de la economía mexicana en un periodo de poco más de 2 años. En la actualidad, las condiciones son diferentes. Para empezar, se estima que el PIB en 2009 caiga alrededor de 7 por ciento, la cual es una cifra ligeramente mayor que la caída de 6.3 por ciento que se reportó en 1995. Adicionalmente, de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía estadounidense crecerá alrededor del 1.7 por ciento en 2010, esta cifra es menor al 2.5 por ciento que se alcanzó en 1995. Bajo estas circunstancias, y en comparación con la recesión de 1995, México tendrá que reponerse de una caída mayor, y a su vez contará con un impulso menor por parte de la economía estadounidense. Es también importante considerar que los pronósticos de crecimiento, emitidos por el Banco Mundial y el FMI para los países de la OCDE, son modestos, pues se estima que estos países crezcan alrededor del 1.3 por ciento en 2010. Bajo esta coyuntura, la recuperación de la economía mundial se verá poco favorecida, y por ende se estima que la recuperación de la economía mexicana sea más lenta que la que se observó en los trimestres posteriores a la crisis de 1994-1995. Las economías emergentes como Brasil, Rusia, India y China (BRICs), tienen mejores perspectivas de crecimiento; sin embargo la economía mexicana no se apoya fuertemente en estos países y por lo tanto, no se beneficiará considerablemente de esta situación. A continuación se plantean dos escenarios para tener una idea más clara del tiempo que tardaría México
METAPOLÍTICA
66
núm. 69 | abril-junio 2010
para recuperarse de la recesión económica de 2009, en otras palabras, el tiempo que tardaría para recuperar el nivel de PIB más alto que alcanzó antes de la caída de la economía, en este caso el nivel de PIB que alcanzó en el segundo trimestre de 2008. El primero es un escenario conservador con crecimientos de 3 por ciento anual, en el cual la recuperación se alcanzaría en el primer trimestre de 2013, tomando 19 trimestres, es decir casi 5 años. El segundo es un escenario con crecimientos de 4 por ciento anual, tomando como referencia el último pronóstico de crecimiento para 2010 emitido por el FMI. En este segundo escenario, la recuperación se alcanzaría en el tercer trimestre de 2011 y tardaría 13 trimestres, es decir poco más de tres años. En ambos escenarios, la recuperación requiere más tiempo de los 9 trimestres (1994-IV – 1997-I) que se requirieron para superar la crisis de 1994-1995. Este artículo concluye diciendo que la crisis económica de 2009 en México no puede ser explicada con la teoría de información asimétrica, ni tampoco hay suficiente evidencia para afirmar que haya sido ocasionada por problemas internos. La debacle económica de 2009 no es pues, producto de una crisis financiera interna, como fue el caso de la debacle económica en 19941995, es más bien el resultado de una crisis de demanda, derivada de la recesión mundial y principalmente de la recesión en Estados Unidos, y que se expandió a México a través de diferentes mecanismos de transmisión. No obstante la recuperación será lenta, dado el lento crecimiento que se pronostica para la mayoría de las principales economías del mundo.
¿PUEDE SER
Peor?
LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA CRISIS Jorge Isaac Egurrola y Luis Quintana Romero* ECONOMÍA AL DESCUBIERTO
L
os últimos harapos con los que el grupo gobernante ha querido disimular la anémica situación de la economía mexicana, los arrancó la crisis. Paul Sweezy, célebre economista norteamericano de filiación marxista, resaltaba que para poder entender la naturaleza y alcances de una crisis resulta indispensable analizar lo sucedido en la economía en la fase previa, es decir, a lo largo del periodo de crecimiento que la antecedió. Visto por los resultados, el desempeño económico de nuestro país en cerca de tres décadas neoliberales es alarmante y difícil de considerarse una “fase de crecimiento”. Ente 1981 y 2009, el producto interno creció en promedio a 1.8 por ciento anual y el producto por habitante apenas se separó del cero (0.2 por ciento) (Valenzuela Feijoó, 2010). En contraste, el elevado nivel de la tasa de explotación con que opera la economía mexicana subió 60 por ciento, para alcanzar un escandaloso 470 por ciento. Ahora, de cada hora trabajada 52 minutos son excedente para el empresario y apenas ocho para que el obrero se reproduzca con su prole. Con estas cifras el potencial de reproducción ampliada (Producto excedente/producto agregado) alcanza 85 por ciento (Issac Egurrola y Valenzuela Feijoó, 2010). *
Profesores-investigadores en la Facultad de Estudios Superiores-Acatlán de la UNAM.
La persistencia en un largo periodo donde se registran altos excedentes y lento crecimiento sólo se puede explicar por una raquítica acumulación, bajos niveles de inversión y elevados gastos improductivos. Sin una política propia para el desarrollo en ciencia y tecnología, la dependencia tecnológica de México se ha multiplicado; el progreso técnico proveniente del exterior no se incorpora, al ritmo y montos necesarios, a los procesos productivos, y la densidad de capital disminuye. En consecuencia, la industria mexicana presenta niveles y cadencias muy bajas en la productividad, con la consecuente disminución de su competitividad internacional; la cual, sólo se sabe paliar con costos salariales tan escasos reducidos que no alcanzan para sufragar una vida decorosa y la manutención suficiente de las capacidades físicas e intelectuales de los trabajadores. La tendencia regresiva en la distribución del ingreso es alarmante. La pobreza, miseria y marginación que soportan casi dos tercios de la población de país choca con los escandalosos niveles de concentración de la riqueza. La capacidad de la economía para crear empleos dignos es muy reducida. En las cifras oficiales, esta insuficiencia se presenta suavizada bajo distintas tasas que van del desempleo abierto a modalidades diversas de subempleo, informalidad o autoempleo, pero se vive con toda crudeza en la cotidianidad de los hogares, donde cada vez más miembros, sin importar su edad, salen a ganarse la calle. El robusto mercado interno de antaño se ha hecho débil y pequeño, y se abastece de manera creciente con METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
67
DEBATES | JORGE ISAAC EGURROLA Y LUIS QUINTANA ROMERO mercaderías de otros países, que van desde costosísimos bienes de lujo para los pocos que pueden pagarlos, hasta casi basura para el consumo de masas. Además, según datos de la Matriz de Insumo Producto para 2003, el componente importado de la oferta de la manufactura representa 45 centavos de cada peso que vende. La capacidad de crecimiento autoconcentrado se ha reducido de manera notable, al tiempo que la dependencia externa se incrementa, en particular de la economía norteamericana, cuyo comportamiento ha llegado a determinar el ciclo de nuestra economía. Por su parte, los encadenamientos productivos sufrieron un proceso de fractura e internacionalización que hizo descender la capacidad de arrastre de la industria nacional y desdibujó el mapa productivo del país. La tradicional heterogeneidad estructural, sectorial y regional del país se ha exacerbado. El sustrato productivo de la economía se ha ido perdiendo a favor de las finanzas y el comercio, esferas que adquieren creciente autonomía para apropiarse de elevadas ganancias al margen de lo que sucede en la industria y el campo mexicano. En la reproducción social, el peso de las actividades productivas es cada vez menor. Con esto, es aventurado pensar que en el último cuarto de siglo hemos vivido un periodo de auge. Al contrario, el resultado del neoliberalismo en México es una economía anémica que luego de una larga fase de cuasi estancamiento y regresión económica, caracterizada por la conjunción de la explotación, despilfarro, parasitismo y vaciamiento productivo, ahora sucumbe ante los efectos de una crisis estructural de amplia sincronía internacional. Por la singularidad de su fase previa y la recurrencia de la política neoliberal para enfrentarla, la crisis en curso se manifiesta con toda su fuerza destructiva en las distintas regiones del país. En estas páginas, nos asomamos a la problemática de la dimensión espacial de la crisis.
EL MEJOR ESCENARIO, UNA DÉBIL RECUPERACIÓN
La actual crisis, en cuanto a su profundidad y extensión, supera a otras que el país ha vivido en los últimos cuarenta años. La evidencia de los datos económicos para el año 2009 que recién concluyó, así como las expectativas para el 2010 que inicia, no dejan lugar a dudas de la grave situación que se vive. Una disminución del orden del 7 por ciento en el Producto Interno Bruto en 2009 ha METAPOLÍTICA
68
núm. 69 | abril-junio 2010
significado para México el peor colapso económico en muchos años, y una caída desproporcionada en comparación con el resto de los países de América Latina, tal y como se puede observar en el cuadro 1.
CUADRO 1 Producto interno bruto total Tasas de variación (Millones de dólares a precios constantes de 2000) País Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú República Dominicana Uruguay Venezuela Sub-total América Latina Caribe América Latina y el Caribe
2007 8.7 4.6 5.7 4.7 7.5 7.8 7.3 2.5 4.7 6.3 3.4 6.3 3.3 3.2 11.5 6.8 8.9 8.5 7.6 8.9 5.8 3.4 5.8
2008 7.0 6.1 5.1 3.2 2.6 2.6 4.3 6.5 2.5 4.0 1.3 4.0 1.3 3.2 9.2 5.8 9.8 5.3 8.9 4.8 4.2 1.5 4.2
2009 a/ 1.5 2.5 -0.8 -1.0 0.6 -3.0 1.0 1.0 -2.0 -1.0 2.0 -2.5 -7.0 -1.0 2.5 -3.0 2.0 1.0 1.0 0.3 -1.9 -1.2 -1.9
2010 a/ 3.0 3.5 3.5 3.5 3.5 3.0 3.0 2.5 2.5 2.5 2.0 2.5 2.5 2.5 5.0 3.0 5.0 2.0 3.5 3.5 3.2 0.5 3.1
a/ Proyección Fuente: CEPAL, Informe económico para América Latina y el Caribe 2008-2009
No obstante, el discurso oficial ha insistido en que la crisis y sus secuelas se originan en Estados Unidos y rebotan en México. De esta visión se deriva una interpretación errónea y limitada, que por desgracia es el sustento del diagnóstico oficial que guía las acciones del gobierno y la política pública ante la crisis. No hay crítica alguna al modelo que ha desatado y profundizado la crisis y, a pesar de su evidente inoperancia, se le defiende con los dientes. Se mantiene una visión superficial, en la cual el país es receptáculo de los males externos, en especial de nuestro vecino del norte. La apuesta es que Estados Unidos corrija sus problemas y comien-
¿PUEDE SER PEOR? | DEBATES ce a crecer; su recuperación arrastrará a la economía mexicana. Lo que no dice es que podía ser como un fardo inanimado. Si los datos macroeconómicos muestran una situación muy grave, las perspectivas a futuro son aún más inciertas. En un escenario optimista de recuperación económica en Estados Unidos, se podría esperar que nuestro país creciera en los dos próximos años a tasas de entre 2 y 4 por ciento, de forma tal que se requerirían al menos dos años para que la situación económica de México volviera a estar en el mismo nivel que tenía un año antes de la crisis. Sin embargo, las expectativas para los dos años siguientes no son tan halagüeñas dada la debilidad de los crecimientos proyectados para las principales economías del mundo. En el cuadro 2 se observan las proyecciones del Banco Mundial, en ellas se advierte que el crecimiento estimado para 2010 y 2011 es anormalmente débil, es decir, no es lo que se esperaría de una economía que ha llegado a su punto más bajo e inicia una sólida recuperación del crecimiento.1
CUADRO 2 PIB Mundial real Tasa de crecimiento
Mundo Alto ingreso OCDE Área del Euro Japón Estados Unidos Países no-OCDE Países en desarrollo Asia Este y Pacifico América Latina y el Caribe
2007 3.8 2.6 2.5 2.7 2.3 2.0 5.6 8.1 11.4 5.8
2005 1.9 0.7 0.6 0.6 -0.7 1.1 2.4 5.9 8.0 4.2
2009 -2.9 -4.2 -4.2 -4.5 -6.8 -3.0 -4.8 1.2 5.0 -2.2
2010p 2.0 1.3 1.2 0.5 1.0 1.8 2.2 4.4 6.6 2.0
2011p 3.2 2.4 2.3 1.9 2.0 2.5 4.6 5.7 -0.8 3.3
Fuente: Banco Mundial, Global Development Finance, Charting a Global Revovery, 2009.
Además, este escenario sombrío se encuentra amenazado por dos factores. En primer lugar, por la propia fragilidad de la recuperación en las economías indus1
Al finalizar las caídas de la economía estadounidense producto de la crisis del 29, entre 1933 y 1936 ese país creció a tasas anuales superiores al 8 por ciento, así se pasaba de tasas negativas de crecimiento a tasas relativamente altas.
trializadas, en particular la estadounidense y, en segundo término, por la pasividad de la política económica aplicada en México. En cuanto al primer aspecto, el mayor riesgo tiene que ver con la fragilidad de la posible recuperación debido a que se ha sustentado en inyecciones de capital público para garantizar la confianza en el sistema financiero, pero no para lograr reactivar el crédito, en estímulos monetarios y fiscales que si bien se han dado — economistas como Paul Krugman los han considerado insuficientes para las dimensiones de la crisis actual. Estos mecanismos para enfrentar la crisis en Estados Unidos por sí mismos no garantizan la reactivación de la producción real, por lo cual con la finalización del programa de rescate, esos fondos de estímulo se desvanecerán y con ello el riesgo de volver a la situación previa de contracción económica aumenta. El segundo aspecto tiene que ver con la pasividad con la que la autoridad económica mexicana ha enfrentado la crisis. El Plan Anticrisis Mexicano se ha centrado en el Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo (ANEFE) y el Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (PICE). El esfuerzo realizado por el gobierno mexicano es relativamente inferior al que se ha llevado a cabo por otras economías latinoamericanas; la CEPAL ha estimado que el costo fiscal de las medidas contra la crisis, programadas hasta 2009 en las seis economías más grandes de la región, muestran que la intervención más activa es la realizada por Argentina al representar 6 por ciento del PIB, le sigue Brasil con 3.6 por ciento del PIB, en Chile, Colombia y México el costo oscila del 2.4 por ciento al 2.8 por ciento (CEPAL, 2008-2009, Estudio económico de América Latina y el Caribe). La forma en que el gobierno mexicano ha enfrentado la crisis se puede sintetizar en lo que Joseph Stiglitz llamó en noviembre de 2009 “como uno de los peores en el mundo” (El Universal, 19 de noviembre de 2009). Al parecer, lo único peor que la crisis en México es la política económica que ante ella aplica el gobierno.
L A DIMENSIÓN ESPACIAL DE L A CRISIS
Si bien la crisis económica mexicana ha sido muy grave en el conjunto del país, si se evalúan sus resultados a nivel regional lo es más. Cuando se hace referencia a la crisis, habitualmente se considera su expresión macroeMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
69
DEBATES | JORGE ISAAC EGURROLA Y LUIS QUINTANA ROMERO conómica o sectorial, independiente del espacio geográfico o territorial en el que discurre. Recordemos que la teoría económica dominante es en esencia a-espacial, por lo que la crisis se aborda, como cualquier otro fenómeno económico, suponiendo que el espacio es homogéneo. Sin embargo, en la realidad la actividad económica se concentra en unos pocos sitios, por lo cual la localización y la concentración son rasgos esenciales para el desempeño económico. En consecuencia, la crisis pese a ser un fenómeno general se manifiesta con diferente intensidad en función de las diferencias en la concentración económica. Para nosotros, la crisis económica no puede ser abordada sin el concurso de su sustrato espacial. El espacio es una dimensión inseparable de la temporal, y cualquier fenómeno social y económico se ubica en la intersección puntual del sitio y momento en que sucede; del contexto histórico y espacial donde tiene lugar. Tradicionalmente las caracterizaciones de la crisis la identifican como una fase particular del ciclo económico que sigue a la depresión y antecede a la recuperación, donde la dimensión espacial está dada. Sin embargo, tal y como lo advierte Harvey (2007), las crisis económicas tienen una expresión espacial fundamental, en la medida en que implican una reconfiguración de la geografía económica de países y regiones. La sobreacumulación de capital y trabajo, y su consecuente desvalorización que detona las crisis, ocurre en espacios geográficos definidos. Por ello, la crisis no puede comprenderse como un fenómeno homogéneo ni entre los países ni en el interior de sus regiones.
res sociales; a la descomposición de las condiciones de vida y a la disociación comunitaria de la sociedad; a la atomización y degradación del ejercicio político; al empobrecimiento cultural y la deformación ideológica; al desgarramiento de la integridad de la vida social. El vaciamiento productivo es un fenómeno típico del funcionamiento del modelo neoliberal en México. En este artículo, nos limitamos a observar el vaciamiento productivo en función a lo que acontece en las distintas ramas de la industria manufacturera. Para ello empleamos la concepción espacia que llamamos Rama Región,2 donde a cada rama industrial le corresponden espacios productivos típicos. Estos espacios vitales los denominamos precisamente Ramas Región (RR), y se integran de manera funcional por los núcleos donde se concentra y opera el patrimonio de cada rama, así como por los encadenamientos industriales que les son propios. A los núcleos RR los calificamos, a través de dos índices que miden su participación, capacidades y potencial productivo, en núcleos consolidados, potenciales y radicados. Los dos primeros representan núcleos fuertes; el otro es débil. El vaciamiento productivo, en un primer momento, lo asociamos al debilitamiento de los núcleos RamaRegión. En este caso se trata de núcleos ramales-estatales. Es decir, lo que calificamos es el núcleo productivo de la Rama i (Ri) en el Estado j (Ej), conforme tres observaciones censales: 1988, 1998 y 2003. Los datos agregados se consignan en los cuadros 3 y 4.
CUADRO 3 Núcleos Rama Región en la Industria Manufacturera Cantidad y tendencia
VACIAMIENTO PRODUCTIVO Y CRISIS
En el primer parágrafo, hemos mencionado el fenómeno del vaciamiento productivo. Para poder retomarlo permítasenos una rápida y simplificada delimitación del concepto. Denominamos vaciamiento productivo a la secuela devastadora que el neoliberalismo ha tenido en el espacio económico, esa suerte de hoyo negro que impide la integración social y el desarrollo económico. Se trata de la disminución o atrofia, la pérdida absoluta y/o relativa de la integridad del patrimonio productivo y el deterioro de su rendimiento y capacidades de reproducción. El vaciamiento productivo es un fenómeno complejo que abarca al conjunto de la vida social. Se relaciona a la distorsión de la percepción y la práctica de las clases y sectoMETAPOLÍTICA
70
núm. 69 | abril-junio 2010
NÚCLEO
1988 NRR Índice
1998 NRR Índice
2003 NRR Índice
Consolidados Potenciales
116 58
1.00 1.00
97 77
0.84 1.33
87 69
0.75 1.19
Núcleos fuertes
174
1.00
174
1.00
156
0.90
Radicados
79
1.00
98
1.24
103
1.30
Núcleos totales
253
1.00
272
1.08
259
1.02
Fuente: Elaboración a partir del modelo Rama Región con información de los Censos Industriales, 1988, 1998 y 2003.
2
La primera formulación de Rama-Región y del concepto vaciamiento productivo datan de año 2003. Cfr. Isaac Egurrola y Quintana (2004).
¿PUEDE SER PEOR? | DEBATES Entre 1988 y 2003 el conjunto de la manufactura perdió 29 de sus núcleos productivos consolidados, es decir la cuarta parte de su patrimonio productivo más sólido de la industria mexicana. En total, el diez por ciento de todos sus núcleos fuertes se debilitaron. De acuerdo con su composición, en 1988 dos de cada tres núcleos productivos fuertes eran consolidados; para 2003, sólo uno de cada dos. Del mismo modo, mientras en 1988, 46 por ciento del total de los núcleos productivos alcanzaban la situación de consolidados, en 2003 apenas 34 por ciento.
CUADRO 4 Núcleos Rama Región en la Industria Manufacturera Composición NÚCLEO
1988 %
1998 %
2003 %
Consolidados Potenciales
67 33
56 44
56 44
Núcleos fuertes
100
100
100
Consolidados Potenciales Radicados
46 23 31
36 28 36
34 27 40
Núcleos totales
100
100
100
regionalización significativa son la localización, operación y los resultados del patrimonio productivo. Como señalamos, el impacto regional de la combinación de la crisis y el vaciamiento productivo lo apreciamos a partir de lo sucedido en la industria manufacturera. De manera muy simplificada, el efecto de la crisis se asocia a la variación del producto, y el vaciamiento productivo al debilitamiento los núcleos productivos. Utilizamos dos rutas de análisis propias del modelo Rama-Región. En la primera, partimos de una demarcación provisional del territorio mexicano en siete regiones,2 y estimamos los valores que en cada una de ellas alcanzan el vaciamiento productivo y la caída del producto. La regionalización provisional que postulamos se ilustra en el mapa 1 y es la siguiente: Región Noroeste: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora; Región Noreste: Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; Región Centro: Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro, San Luís Potosí y Zacatecas; Región Centro Metrópolis: Distrito Federal, Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala; Región Centro Pacífico: Colima, Jalisco, Michoacán y Nayarit; Región Sur Pacífico: Chiapas, Guerrero y Oaxaca; Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
MAPA 1 Regionalización provisional
Fuente: Elaboración a partir del modelo Rama Región con información de los Censos Industriales, 1988, 1998 y 2003.
Antes de la crisis, la economía mexicana ya sufría un severo proceso de debilitamiento en su tejido productivo industrial; cuando ésta estalla, en el otoño de 2008, al vaciamiento productivo de la manufactura se le comienzan a agregar sus propios efectos; entre otros, la caída del producto, el desempleo, la desaceleración de la inversión.
EL IMPACTO RE GIONAL DE L A CRISIS Y VACIAMIENTO PRODUCTIVO
La concepción espacial que hemos denominado RamaRegión, postula que de todas las actividades económicas, las de carácter productivo relacionadas con la transformación material de la sociedad, son las que cincelan y moldean el territorio. Por tanto, en el estudio de la dimensión espacial de la economía, los factores que otorgan el criterio más relevante para llevar a cabo una
Noroeste
Centro pacífico
Noreste
Golfo Caribe
Centro metrópolis
Pacífico Sur
Centro
3
Esta distinción la hemos empleado en Isaac Egurrola, Quintana y Nandayapa (2007). METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
71
DEBATES | JORGE ISAAC EGURROLA Y LUIS QUINTANA ROMERO En la segunda, estimamos la magnitud de estos dos fenómenos en cada rama de la manufactura, y las ordenamos, según los resultados, en cuatro combinaciones posibles que representan distintos grados de afectación. A través del primer ejercicio, podemos constatar que la profundidad de la caída del producto manufacturero en el año 2009 del orden del 12.2 por ciento, está cerca de duplicar al registrado en el conjunto de la economía nacional (7 por ciento). El cuadro 5 nos muestra que las regiones más afectadas por la crisis son el Noreste y el Noroeste del país. Zonas fronterizas cuyas industrias se ha desarrollado recientemente fuertemente vinculadas a la economía estadounidense y a su ciclo económico. Al generar estas dos regiones la tercera parte del producto manufacturero, su severa contracción afecta en gran medida el comportamiento industrial del país. En ambas, la drástica reducción es prácticamente generalizada. En el Noreste, abarca al 95 por ciento de sus ramas, y en el Noroeste a dos de cada tres. Durante en el periodo previo a la crisis, el vaciamiento productivo había alcanzado a más de la tercera parte de sus ramas industriales. Aquellas que escaparon de ese fenómeno, ahora son golpeadas por la crisis. La combinación de vaciamiento productivo y crisis es particularmente destructiva en la manufactura de estas regiones.
CUADRO 5 Vaciamiento productivo y crisis Afectación regional a partir del impacto ramal Región/Rama
Participación en el producto manufacturero*
Vaciamiento Caída en el % de Ramas con Productivo Valor Agregado caída superior ** 2008-2009 a la media
Noroeste Noreste Centro Centro Metrópolis Centro Pacífico Sur Pacífico Golfo Caribe
13.1% 20.8% 15.7% 32.1% 10.3% 2.4% 5.7%
35.0% 40.0% 35.0% 65.0% 25.0% 10.0% 25.0%
-14.6% -21.0% -10.4% -10.7% -6.3% -1.4% -2.1%
Total
100%
66.0%
-12.2%
63.2% 94.7% 36.8% 36.8% 15.8% 0.0% 10.5%
* 2003 ** Porcentaje de Ramas en la región que sufren Vaciamiento productivo Fuente: Elaboración propia con base en estimaciones del Modelo Rama Región (MRR), Isaac, J. y Quintana, L. (2008) y Modelo de Impacto Regional (MIR), Mendoza, M. A. (2009).
METAPOLÍTICA
72
núm. 69 | abril-junio 2010
En el Centro Metrópolis, donde se concentra otra tercera parte de la producción manufacturera, el vaciamiento productivo llegó a afectar a seis de cada diez ramas presentes en esa región. La caída promedio del PIB regional es ligeramente inferior a la media, sin embargo, significa un altísimo 10 por ciento que afecta a 37 por ciento de sus ramas. El hecho de que el Centro metrópolis represente aún la de mayor concentración industrial del país, explica el fuerte impacto negativo que la combinación de vaciamiento productivo y la crisis tienen sobre la economía nacional. El vaciamiento productivo de la región Centro también es alto; abarca al 35 por ciento de sus ramas. La caída promedio del 10 por ciento de su producto manufacturero es explicada por el hecho de que el 37 por ciento de sus ramas sufrieron una disminución de su producción por encima del promedio nacional. Estas cuatro regiones, que sufrieron el mayor impacto del efecto combinado del vaciamiento productivo y la crisis, concentran más del 80 por ciento de la producción manufacturera de México. La afectación en el sur del país parece menor. El efecto de la crisis no tiene la profundidad que en las regiones de alta concentración industrial. Sin embargo, no podemos olvidar que, salvo algunas excepciones, esta zona no ha tenido un proceso integral de industrialización. Por el contrario, vive un despoblamiento industrial de carácter histórico, previo al neoliberalismo. El caso de la región Sur-Pacífico, la más pobre del país, es un claro ejemplo de ello. La variación del PIB es de sólo -1.4 por ciento, pero su manufactura es tan escasa que apenas contribuye con 2.5 por ciento del producto. En cuanto al vaciamiento productivo, no puede perderse aquello que no existe. En el Centro Pacífico y en el Golfo Caribe el vaciamiento productivo alcanzó a una de cada cuatro ramas industriales. En la región, la caída del producto industrial fue prácticamente la mitad del promedio; su contribución al producto manufacturero es apenas de 10.3 por ciento, y tan sólo 15.8 por ciento de sus ramas sufrieron caídas superiores a la media nacional. Por su parte, el Golfo Caribe, registró un descenso promedio del PIB de 2.1 por ciento, y apenas 10 por ciento de sus ramas se afectaron más que la media del nacional. Su escasa contribución al PIB manufacturero, que no llega a 6 por ciento, explica la poca repercusión en el desempeño de la industria del país. A nivel sectorial, nuestro segundo ejercicio indica que la disminución de la producción industrial ha sido
¿PUEDE SER PEOR? | DEBATES DIAGRAMA 1 Vaciamiento productivo y crisis 3. Hay vaciamiento y cae menos que la manufactura Rama 332 Fabricación de productos metálicos 321 Industria de la madera 322 Industria del papel 312 Industria de las bebidas (312-b) 325 Industria química 311 Industria alimentaria 331 Industria de metálicas básicas
1. No hay vaciamiento y cae menos que la manufactura ? 08-09 -11.9 -11.2 -10.2 -9.9 -9.8 9.7 -9.39
4. Hay vaciamiento y cae más que la manufactura Rama 334 Fabricación de equipo de cómputo 313 Fabricación de insumos textiles 333 Fabricación de maquinaria y equipo 316 Fabricación de productos de cuero y piel 327 Fabricación a base de minerales no metálicos 315 Fabricación de prendas de vestir
Rama 337 Fabricación de muebles y productos relacionados 326 Industria del plástico y hule 323 Impresión e industrias conexas 314 Confección de productos textiles
? 08-09 -11.1 -10.9 5.5 -4.6
2. No hay vaciamiento y cae más que la manufactura ? 08-09 -14.6 -14.1 -13.9 -13.2 -12.5 -12.4
particularmente aguda en las actividades productivas vinculadas al sector exportador; de hecho, la reducción más fuerte se presenta en el interior del sector automotriz lo que ha llevado a una reducción del PIB en equipo de transporte de aproximadamente un 19.2 por ciento, lo mismo ha ocurrido con actividades como la producción de equipo y aparatos eléctricos (-14.9 por ciento), equipo de cómputo (-14.6 por ciento), insumos textiles (-14.1 por ciento) y maquinaria y equipo (14 por ciento). Con el fin de examinar el efecto combinado del alcance del vaciamiento productivo y la profundidad de la caída en el crecimiento ramal estimado para 2009, realizamos una tipología de su comportamiento. Los resultados se presentan en el diagrama 1. Las ramas más afectadas aparecen en el cuadrante 4, y son las que sufren la combinación de los peores efectos del vaciamiento productivo y de una disminución del producto superior a la media. Se trata de la fabricación de equipo de cómputo, insumos textiles, prendas de vestir y productos de cuero y piel, así como maquinaria y equipo, y productos a base de minerales. En contraste, se consignan en el cuadrante 1 las ramas que no registrarán vaciamiento productivo y la caída de su producto fue inferior al promedio de la manufacturera. Hablamos de la confección de textiles, las imprentas, la
Rama 336 Fabricación de equipo de transporte 335 Fabricación de equipo de generación electrica
? 08-09 -19.2 -14.9
fabricación de productos de plástico y hule, además de la fabricación de muebles. Las ramas de fabricación de equipo de transporte y de generación eléctrica, consignadas en el cuadrante 2, no sufrieron vaciamiento productivo, sin embargo acusaron reducciones del producto muy superiores a la manufactura en su conjunto. En cambio, las siete ramas del cuadrante 3, las industrias de metálicas básicas, alimentaria, química, bebidas, papel y madera, y de la fabricación de productos metálicos, presentan una disminución de su producto menor al promedio, pero su desempeño en los años de estudio dio lugar a su vaciamiento productivo. Ninguno de los cuatro casos significa una situación favorable. Todas las ramas registran importantes caídas que van de 4 a 19 por ciento. La persistencia del vaciamiento productivo y su nivel agravan su situación y dificultan su eventual recuperación. Los cuadrantes consignan las combinaciones posibles de la mezcla perversa de la crisis y el vaciamiento productivo en la manufactura nacional. El impacto espacial de estas caídas se puede estimar en función de la distribución territorial del patrimonio productivo de cada una de las ramas, así como de la fortaleza o debilidad de su operación y su eficiencia productiva. Por su extensión, en este no presentamos estos cálculos. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
73
DEBATES | JORGE ISAAC EGURROLA Y LUIS QUINTANA ROMERO ¿PUEDE SER PEOR?
No es posible disociar la crisis que vive México con la aplicación del modelo neoliberal y la regulación monetarista. Por todo el mundo campea la idea de que cualquier política económica que pretenda hacerle frente a la crisis y superarla, debe asumir una visión heterodoxa y una lógica anticíclica, encaminadas a minimizar la fase más recesiva y cimentar las bases del crecimiento económico. En nuestro país, esa política además debería encarar y revertir las causas que han dado lugar al vaciamiento productivo con el fin de atemperar sus peores consecuencias. Para diseñar e impulsar alternativas efectivas ante la crisis es indispensable comprender los procesos espaciales a través de los cuales tiene lugar, sin ello toda política pública, macroeconómica o sectorial, está condenada al fracaso. Actuar exclusivamente sobre los agregados económicos, sin atender sus efectos geográficos y espaciales, es como aquel cazador que tira al azar un escopetazo al aire y espera que alguna presa caiga. La recomposición estructural de nuestra economía presupone que su funcionamiento recupere su sentido productivo y que la reconstrucción productiva del espacio económico sea un objetivo estratégico. Sólo así, México podrá recuperar la capacidad de crecimiento autoconcentrado, reducir la dependencia y las restricciones externas para el desarrollo. Lejos de comprender estos postulados básicos, el gobierno mexicano pretende continuar con la política ortodoxa y el dogma neoclásico, que en lugar de crear las condiciones para la recuperación económica, potencian la crisis y activan su explosiva combinación con el vaciamiento productivo. Mezcla fatal cuyo efecto devastador en las regiones del país complica la posibilidad de reencausar al país hacia el crecimiento y desarrollo social. A estas alturas, el estatuto neoliberal ha llegado a ser disfuncional a la propia reproducción del capitalismo mexicano. La divisa ¡neoliberalismo en un solo país! está acabando no sólo con la economía, si no también con toda la sociedad mexicana. Si bien la crisis desnuda al neoliberalismo y establece el imperativo de su recambio, la sociedad mexicana aún no lo asume de manera cabal. La crisis arrancó los últimos velos que escondían la verdadera esencia neoliberal y, sin embargo, seguimos viendo al emperador vestido. Falta entender que el reino neoliberal representa nuestra ruina. Por eso, la crisis y su salida rebasan el ámbito económico y se anudan con la dimensión política e ideológica. METAPOLÍTICA
74
núm. 69 | abril-junio 2010
A lo largo de la última década, los grupos gobernantes se han empeñado en ocultar los saldos perversos que en todos los órdenes de la vida social ha acarreado la prolongada fase neoliberal; al tiempo en que no cesan en completar el mandato trasnacional del divino capital que, sin patria ni vocación productiva, llama a erigir el Estado neoliberal, con eficientes gerentes que cumplan criterios de alta competencia, costos bajos y máximos beneficios. Mientras la convivencia social se pervierte a niveles impensables hace unos cuantos años, el credo neoliberal se ha cumplido a cabalidad: el Estado mexicano se ha despojado de cualquier reminiscencia desarrollista y lógica de bienestar social. A la vista, sobreviven los aparatos institucionales, los grupos y clases sociales, hay empresas, trabajadores y patrones, el país sigue ahí. Pero la reproducción de la vida social es otra. La economía, la política y la sociedad en su conjunto se reproducen en un sentido contrapuesto al bienestar social y la razón civilizatoria. Con una mezcla de perversidad e ignorancia, los gobernantes y políticos profesionales han cumplido su misión. No sorprende que en lugar de enfrentar la crisis con seriedad y altas miras, para preservar incluso las condiciones de existencia del propio capitalismo, se afanan en aplicar al extremo el mismo tratamiento que ha vaciado a la economía de sus capacidades productivas, se prepara para organizar la venta de lo que queda del patrimonio productivo de la nación, y emprende la guerra santa a los monstruos que el laboratorio neoliberal ha engendrado. Con una mano destruyen y con otra colorean la realidad con los pinceles enajenantes de la propaganda y los medios de comunicación. La falsificación es su gran aporte al sistema político mexicano. La instauración del neoliberalismo ha estado acompañada de una concepción ideológica individualista y competitiva, que mina la confianza y la convivencia social. A pesar de su pésimo desempeño económico, se ha impuesto la idea de que el modelo además de pertinente, es indispensable, y que sus efectos perversos, como la pobreza generalizada son un mal colateral que bien puede ser atendido con programas asistenciales. Con el paso de los años los males son innegables, la situación económica y social es insostenible, la descomposición del país aumenta cada día. Sin embargo, el andamiaje político, la dominación ideología y las instituciones del nuevo Estado neoliberal están ahí. Por ello, cuando se plantea la necesidad de un cambio en la política econó-
¿PUEDE SER PEOR? | DEBATES mica y un nuevo modelo de desarrollo para el país, no podemos olvidar que el Estado mexicano actual no es el de hace veinte o treinta años, y que su nueva condición lo hace incapaz de entender cualquier concepción o política pública ajena al credo neoliberal. Parece evidente, pero no lo es para todos, que nuestro país debe avanzar a un modelo de desarrollo posneoliberal, capitalista o no, que contribuya a la construcción de un México próspero, justo, libre y con formas de convivencia civilizadas. En el horizonte no se avizora algún cambio. Con su ignorante y cínica terquedad, el gobierno lejos de avanzar hacia una salida a la crisis, nos ofrece la perpetuación de una economía empantanada, sin base productiva y en permanente estancamiento. Tampoco se perciben organizaciones políticas capaces de representar un verdadero proyecto alternativo, y menos aún que cuenten con los medios y la fuerza para impulsarlo. En México, la integridad y la inteligencia están dispersas en una ciudadanía que desconfía del sistema político y los políticos profesionales, pero que tampoco ha logrado construir o consolidar formas alternativas para el ejercicio democrático de un nuevo poder ciudadano. ¿La situación puede ser peor? Si ante la crisis no se impulsa un modelo de recambio y la regulación neoliberal prevalece, aunque maquillada, el pantano históri-
co que se ha creado bloqueará cualquier género de convivencia digna y civilizada. Y la situación puede empeorar. Si en los millones de mexicanos rasos, dignos y respetables que a diario luchan, sufren, resisten y, sobre todo, sostienen este país, existe voluntad de cambio y capacidad para organizarla, no.
REFERENCIAS
Harvey, D. (2007), Espacios del capital. Hacia una geografía crítica, Madrid, Akal. Isaac Egurrola, J. y L. Quintana (coords.) (2004), Siglo XXI: México para Armar, México, CEDA/ Plaza y Valdés. Isaac Egurrola, J., L. Quintana y C. Nandayapa (2007), “Encadenamientos productivos, industria y vaciamiento productivo regional en México”, en José Luis Calva (coord.), Políticas de desarrollo regional, Agenda del Desarrollo, vol. 13, México, M. Á. Porrúa/UNAM, 2007. Isaac Egurrola, J. y J. Valenzuela Feijoó (coords.) (2010), Explotación y despilfarro: análisis crítico de la economía mexicana, México, Plaza y Valdez, segunda edición [corregida y aumentada], en preparación. Valenzuela Feijoó, J. (2010), “Economía mexicana: estancamiento y crisis”, México, UAM-I (mimeo).
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
75
DOS
Crisis
MEXICANAS
1929-1933 Y 2007-2010 Orlando Delgado Selley*
E
n agosto de 2007 estalló la burbuja inmobiliaria dando inicio a una crisis económica mundial de proporciones comparables con la de 1929. A principios de 2009, los países de América Latina se vieron sacudidos por la recesión. México sufrió un impacto similar al del resto de la región; sin embargo, el resultado recesivo ha sido significativamente mayor. Las razones de esta diferencia están en las acciones decididas e instrumentadas por los gobiernos y las alianzas parlamentarias dominantes. En octubre de 1929, en el posteriormente conocido como “martes negro” el índice de cotizaciones de la bolsa de valores estadounidense, el Dow Jones cayó 8 por ciento, el mundo empezó a vivir una pesadilla sin precedente. En México, ese mismo año, se vivieron dos crisis: una económica, provocada por el impacto de la crisis mundial, y otra política, derivada de la decisión reeleccionista de Obregón, de la manera como se resolvió la candidatura presidencial, del asesinato del presidente electo, de la campaña de 1929, del fraude electoral del 20 de noviembre, etcétera. En el momento en que empezaron a percibirse los impactos recesivos provenientes de Estados Unidos, los grupos políticos revolucionarios de mayor peso estaban ocupados en la formación del PNR. Las acciones para enfrentar la impactante crisis económica fueron, por decir lo menos, escasas e ineficaces. *
Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. METAPOLÍTICA
76
núm. 69 | abril-junio 2010
En el texto que sigue se proponen una comparación de las crisis políticas y económicas mexicanas en 1929 y en 2008. Con este fin, el trabajo se ordena de la siguiente manera: la primera parte se destina a señalar las características políticas y económicas mexicanas en la crisis de 1929-33 y en la segunda parte se hace lo mismo para 2007-10. Finalmente se ofrecen algunas consideraciones generales sobre el análisis realizado.
MÉXICO 1929-1933: CRISIS POLÍTICA Y CRISIS ECONÓMICA
En octubre de 1929 cuando la Bolsa de Valores se derrumbó en Nueva York, en México ya teníamos mucho tiempo en una crisis política. Primero la rebelión cristera y luego, en mayo de 1926, la modificación de la Constitución permitiendo la reelección evidenciaron la existencia de una crisis política significativa (Meyer, 2009). En junio de 1927, cuando Obregón anunció su candidatura postulado por el Centro Director Obregonista, sus opositores del partido Anti-Reeleccionista, encabezado por Vito Alessio Robles, definían su propuesta de candidatura presidencial entre los generales Serrano y Arnulfo R. Gómez. En octubre y noviembre de ese año, ambos fueron asesinados. La campaña presidencial de 1928 tuvo un candidato único: Obregón quien, por supuesto, ganó las elecciones del 1 de julio.
DOS CRISIS MEXICANAS | DEBATES El 17 de julio Álvaro Obregón fue asesinado. El responsable directo fue aprendido, pero las responsabilidades políticas fueron distribuidas entre el clero y el grupo de Plutarco E. Calles, encabezado por Luis N. Morones (Dulles, 1993). El asesinato del presidente electo provocó que se debatiera la sucesión presidencial. Dos bandos se enfrentaban: quienes sostenían la conveniencia de que Calles alargara su período dos años, amparados en la reforma al artículo 83 constitucional que había extendido el periodo presidencial de cuatro a seis años para la administración que empezaría en diciembre de 1928 y quienes proponían a Emilio Portes Gil, gobernador de Tamaulipas. Calles después de negociar para que ningún general se propusiera como presidente provisional, impulsó a Portes Gil, ya en ese momento secretario de Gobernación. El 25 de septiembre el Congreso lo eligió por unanimidad1 y decidió que se realizarían elecciones presidenciales el 20 de noviembre de 1929. El 30 de noviembre de 1928 Calles entregó la presidencia provisional a Portes Gil, empezando a discutirse la candidatura del grupo revolucionario para la elección del 20 de noviembre de 1929; el primero de diciembre se iniciaron los trabajos de organización del PNR que culminarían el 1 de marzo de 1929 en la Convención de Querétaro. Lo central en la convención no era el programa, ni la declaración de principios, en los que había acuerdo en contenidos radicales; lo principal era la elección del candidato. La disputa era entre Aarón Sáenz y Pascual Ortiz Rubio. El 4 de marzo se creó oficialmente el PNR y eligió por “aclamación” a Ortiz Rubio como candidato. En el Partido Anti-Reeleccionista se discutía la candidatura presidencial entre dos personajes: el general Villarreal y José Vasconcelos. Aunque hasta julio de 1929 Vasconcelos fue nombrado formalmente candidato, su campaña había empezado desde finales de 28 y se aceleró a partir de marzo (Blanco, 1993). La campaña de 1929 estuvo llena de incidentes. Desde la rebelión escobarista, que se ha considerado la última gran revuelta militar del periodo posrevolucio1 Manrique y Díaz Soto y Gama, diputados obregonistas que habían acusado a Calles por la muerte de Obregón, salieron del recinto camaral en el momento de la votación, para evitar votar en contra de la elección de Portes Gil (Dulles, 1993, pp. 364-365). Ambos personajes habían salido de las filas de la casa del Obrero Mundial. Rosendo Salazar en Las Pugnas de la Gleba trazó un perfil de ellos, en el que reconoció a Díaz Soto y Gama su valía y, en cambio, critica a Manrique por su oposición a que la Casa se integrara al Constitucionalismo (Salazar, 1972).
nario (Meyer, 2009), hasta la represión gubernamental a varios actos políticos vasconcelistas, pasando por la expulsión del propio Vasconcelos de las páginas de El Universal por órdenes del gobierno de Portes Gil. El resultado es conocido y forma parte de la historia del escamoteo de la voluntad popular: un fraude escandaloso hizo victorioso a un candidato gris, cuya fuerza procedía del gobierno y del naciente aparato partidario del grupo revolucionario.2 Lo cierto es que el día de las elecciones, el 20 de noviembre de 1929, la crisis económica más importante en la historia del capitalismo había estallado y los grupos dominantes en el país no se habían dado cuenta. La crisis política opacó a una crisis económica de enorme importancia. La información sobre el comportamiento del PIB en los años de crisis aparece en el cuadro 1:
CUADRO 1 PIB 1928-1935 Millones de pesos de 1960 Año
PIB
Índice
1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
38137 36662 34364 35503 30207 33620 35889 38540
1.00 0.96 0.90 0.93 0.79 0.88 0.94 1.01
Fuente: Nacional Financiera (1986). La economía mexicana en cifras, México, Nafin.
La contracción económica fue severa. Desde 1929 la producción cayó 4 por ciento, hasta llegar en 1932 a una disminución de 21 por ciento, logrando recuperar el nivel de 1928 hasta 1935, lo que significa que la crisis le hizo perder al país 7 años. Los impactos recesivos eran inevitables, pero podían haberse aminorado. Los gobernantes de esos años, Portes Gil, Ortiz Rubio y Rodríguez normaron su proceder de acuerdo con las ideas neoclásicas predomi2 Secuestro de credenciales y de papeletas de voto, casillas instaladas en lugares diferentes al oficial, votos falsificados, cierre de casillas antes de la hora señalada, robo de urnas, etcétera. Prácticas que luego se volvieron “normales” en las jornadas electorales.
METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
77
DEBATES | ORLANDO DELGADO SELLEY nantes. En consecuencia, las fuerzas que propiciaban la depresión se fortalecieron con políticas económicas procíclicas aplicadas por el gobierno (Cárdenas, 1988). Desde mediados de los años veinte y hasta el centro de la depresión en 1932 se aplicó una política deflacionaria que en lugar de contrarrestar los efectos de la crisis, los impulsó. En 1931 el secretario de Hacienda, Luis Montes de Oca,3 señaló que se requería disminuir el gasto público lo suficiente para conservar el equilibrio presupuestario (Torres Gaytán, 1980, p. 222). El propósito era estabilizar la balanza de pagos restableciendo la paridad de 2 pesos por dólar; esta medida no sirvió para detener la caída brutal de las exportaciones que pasaron de 285 millones de dólares en 1929 a sólo 97 millones en 1932 (Villarreal, 1976). Además, el gobierno aumentó los impuestos cuando el menor nivel de ingreso reducía la recaudación, lo que provocó una mayor reducción de la demanda. Esta elevación tributaria no compensó la brutal caída de los ingresos fiscales, ya que cerca de la mitad de los impuestos provenían del sector externo que, naturalmente, fue el primer sector golpeado por la crisis. La producción manufacturera, que había sido en 1920 de 1512 millones de pesos,4 10 por ciento menor que en 1910, llegó en 1929 a 2199 millones. Tres años después la producción industrial había caído más de 31 por ciento. En una perspectiva más larga, la depresión de ese periodo regresó los niveles de producción a 1920 (Meyer, 2009). La Gran Depresión se transmitió a la economía nacional a través de tres canales: primero, reduciendo la demanda y los precios de las exportaciones; segundo, reduciendo la recaudación fiscal y el gasto público y tercero, forzando una política monetaria restrictiva y de exportación de oro que disminuyeron la oferta monetaria. Naturalmente, el efecto depresivo fue enorme, pero la devaluación del tipo de cambio hizo que el precio de los productos importados se elevara favoreciendo la demanda de productos nacionales que competían contra las importaciones. Hubo un efecto sustitución de importaciones por bienes nacionales que provocó que la demanda interna aumentara, lo que sería fundamental para el arranque de un proceso de industrializa3
Montes de Oca sustituyó a Alberto J. Pani, quien fuera el titular durante el gobierno de Calles, como secretario de Finanzas en 1927. La incapacidad de la autoridad financiera para enfrentar la situación crítica obligó a que Montes de Oca renunciara en diciembre de 1931, retornando Pani en febrero de 1932 (Cárdenas, 1988). 4 La información está en pesos constantes de 1950 para hacer comparable 1910, 1920 y 1933. METAPOLÍTICA
78
núm. 69 | abril-junio 2010
ción: la industrialización sustitutiva de importaciones, que caracterizó el modelo de desarrollo nacional hasta los años setenta del siglo pasado. La crisis de 1929 terminó con el modelo de “desarrollo hacia afuera”, en el que la dinámica económica procedía del sector exportador de la economía, dando lugar a un nuevo modelo en el que la demanda interna sería el motor del crecimiento económico. En este nuevo modelo el centro dinamizador pasó de las exportaciones a la industria. De modo que la crisis provocó que México, junto con los países grandes de América Latina, iniciara el camino de la industrialización.
MÉXICO 2007-2010: L A CRISIS POLÍTICA Y L A CRISIS ECONÓMICA
En agosto de 2007 cuando estalló la burbuja inmobiliaria los grupos políticos que han definido la política económica de México desde las reformas neoliberales subestimaron su relevancia. Había iniciado su administración un gobierno marcado por un proceso electoral que no resolvió democráticamente la sucesión presidencial.5 La crisis política había empezado desde el momento en que el Presidente Fox, junto con algunos ministros de la Suprema Corte, apoyados por la decisión de las bancadas del PAN y del PRI, inhabilitó a López Obrador para competir por la Presidencia de la República utilizando el expediente del desafuero. Las razones esgrimidas, el alineamiento de los grupos parlamentarios dominantes y la campaña de los medios televisivos, generaron un ambiente de confrontación. El retiro del desafuero, luego de que la Cámara de Diputados lo había concretado, aunque no resolvió el conflicto le dio una salida clara: la contienda electoral. La campaña presidencial, como en 1929, estuvo llena de incidentes: el Presidente Fox, violando la normatividad electoral, hizo campaña abiertamente por el candidato del PAN; cámaras patronales compraron espacio en los medios televisivos para hacer campaña contra López 5
La demanda de “voto por voto, casilla por casilla” no fue aceptada. Sin embargo, la revisión de la votación de 150 de los 300 distritos electorales muestra que los errores de cómputo suman 316,539, que extrapolados al 100 por ciento de las casillas suman 633,078, más que los 233,831 votos con los que oficialmente Calderón superó a López Obrador. La conclusión es que no es posible saber quién ganó las elecciones (Crespo, 2008).
DOS CRISIS MEXICANAS | DEBATES Obrador, lo que estaba prohibido por la ley; las televisoras tomaron partido abiertamente a favor de Calderón y contra López Obrador, atropellando las condiciones de equidad en la competencia. El día de la jornada electoral el país vivió en condiciones de tensión política. La manera como el IFE presentó los resultados dio pauta para conjeturar manipulación en los mecanismos de registro central de las votaciones por casilla. Frente a un resultado oficial, la Coalición por el Bien de Todos impugnó en las diversas instancias procesales, hasta llegar al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que pese a reconocer la incidencia de violaciones a la legalidad electoral dio como ganador a Felipe Calderón. El conflicto poselectoral se avivó, abriendo una fisura entre los actores políticos que persiste. Calderón pese a haber llegado con el consenso de los poderes económicos ha carecido de un respaldo político y social que le permitiera contar con margen de maniobra para enfrentar las contingencias que se presentaran. En relación con el colapso económico que se presentó, del mismo modo que el secretario de Hacienda de 1929-1931, el ex secretario de Hacienda y ahora gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, respondió de acuerdo con la concepción económica neoliberal. Precisamente la que postulaba que para fines prácticos el problema de las depresiones ya había sido resuelto y que, por tanto, la preocupación central de la reflexión económica era el desarrollo. En esta crisis no se trataba de equilibrar la balanza de pagos, sino de mantener como prioridad el equilibrio presupuestal. En 2008, el gobierno de Calderón se unió a la hipótesis sostenida por varios gobiernos latinoamericanos y de otros países en desarrollo en relación con la existencia de un posible desacoplamiento del ciclo económico mundial (Pineda, Pérez y Titelman, 2009), que se fundaba en que los primeros meses recesivos en los países desarrollados sólo habían afectado marginalmente a los países de América Latina.6 Cuando era claro que la crisis había llegado, el gobierno fue modificando su diagnóstico de la situación. De entrada minimizaron la magnitud de la crisis, con base en el supuesto de que era una crisis financiera que golpearía a empresas estadounidenses y europeas. Luego se dieron 6
El crecimiento económico logrado en 2008 daba cuenta de ese aparente desacoplamiento: la región logró un incremento de su PIB del orden de 4.6 por ciento (CEPAL, 2008), en tanto que el conjunto de los países desarrollados sólo lograron 0.9 por ciento y economías como la japonesa y la italiana tuvieron caídas de 0.6 y 1.2 (IMF, 2009).
cuenta de que esa crisis era mucho mayor, pero siguieron pensando que los impactos sobre nuestra economía iban a ser ligeros y que durarían poco. Después, en enero de 2009 reconocieron la gravedad de la situación y se convencieron de que había que actuar con mayor decisión, reeditando los pactos anti-inflacionarios del salinismo, ahora convertidos en un “Acuerdo Nacional a favor de la Economía Familiar y el Empleo”. El diagnóstico se modificó, aunque en su perspectiva en ese momento lo peor podría ocurrir en 2010 si la crisis persistiera, lo que se explica por que el gobierno compró coberturas del precio del petróleo mexicano fijándolo en 70 dólares por barril. En consecuencia, la principal fuente de divisas está garantizada para la mayor parte de 2009. De modo que pensaban que la recesión en 2009 sería suave. De allí su insistencia en compararla con la crisis de 199495, en la que el PIB se redujo 6.2 por ciento ese año pero en los años siguientes hubo una recuperación rápida y alta (entre 1996 y 2000 el crecimiento anual promedio del producto fue de 5.4 por ciento). Su planteo era que si entonces la crisis se superó en 10 meses, y era una crisis complicada, en esta ocasión no alcanzaría esa profundidad y su duración sería menor. Lo cierto es que en 2009 la economía mexicana tuvo una contracción cercana al 7 por ciento, ubicándola como la de peor resultado en América Latina y uno de los peores del mundo. Las razones sólo pueden encontrarse en las medidas instrumentadas o, mejor dicho, en las medidas que no se instrumentaron.7 7
En la región se actuó de diferente manera para enfrentar la crisis. Las medidas de política económica anunciadas por los gobiernos de América Latina tienen características particulares que responden a impactos diferenciados de la crisis, a instrumentos distintos, a diferenciales en la capacidad de acción determinados por los recursos disponibles. Hay, por supuesto, factores comunes, como las medidas tomadas por los bancos centrales para inyectar liquidez buscando que el crédito no se frenara, o bien el otorgamiento directo de financiamiento a ciertos propósitos. Las diferencias de mayor calado se ubican en aspectos que tienen que ver con contenidos sociales y políticos. En Argentina la medida emblemática ha sido la eliminación de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, las AFJP, unificando el sistema pensionario bajo la conducción estatal. El asunto tiene dos aristas: la protección de los recursos de los trabajadores ya que dadas las condiciones del mercado financiero se han producido minusvalías importantes; la posibilidad de que el gobierno argentino haga un uso más provechoso de esos recursos en momentos críticos. En Bolivia y Brasil se incrementó el salario mínimo en 12 por ciento y para ciertos sectores de los trabajadores del sector público boliviano el aumento otorgado fue de 14 por ciento, dos puntos porcentuales más que para el conjunto. En Brasil se abrieron créditos para vivienda para estimular la METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
79
DEBATES | ORLANDO DELGADA SELLEY CONSIDERACIONES FINALES
La crisis de 1929 no terminó con el capitalismo pero dio inicio a una nueva etapa de su desarrollo. La de 2007 tampoco marca el fin del capitalismo y no está claro aún si se abrirá una nueva etapa. Al contrario, todo parece indicar que el capitalismo de los administradores de dinero (Minsky, 1996) seguirá funcionando. México se enfrentó a ambas crisis sin la menor preparación: sus grupos gobernantes no esperaban las crisis y no fueron capaces de instrumentar acciones que aminoraran sus impactos. En ambos episodios antes de la crisis económica había una crisis política que enmarcó las decisiones políticas y económicas. Después de la crisis de 1929 surgieron gobiernos con una visión diferente a la de sus antecesores: Roosevelt en Estados Unidos y Cárdenas en México. Durante la crisis actual llegó a la presidencia estadounidense Obama con un proyecto que modifica la visión de un mundo unipolar, que se ha propuesto detener la crisis mejorando los contenidos ambientales de su planta productiva. A un año de su llegada no ha tenido los resultados esperados, pero aún le queda un largo camino por recorrer. En México esta crisis no ha servido para que la concepción neoliberal de la política económica cambie. La alianza parlamentaria que ha conducido al país desde hace veinte años se mantiene. Esta crisis, a diferencia de la 1929, no ha dado lugar a un cambio en la estrategia de desarrollo. La visión económica del grupo en el poder se ha mantenido, pese a que en el mundo hay una reconsideración de la manera de concebir la responsabilidad económica gubernamental.
construcción. En Chile se incrementa la inversión pública para vivienda y se otorga un subsidio a trabajadores jóvenes con sueldos bajos. Se trata de botones de muestra, ilustrativos del sentido social de las decisiones públicas, con un efecto económico indudable.
METAPOLÍTICA
80
núm. 69 | abril-junio 2010
REFERENCIAS
Blanco, J. J. (1993), Se llamaba Vasconcelos, México, FCE. Cárdenas, E. (1988), “La Gran depresión y la industrialización: el caso de México”, en R. Thorp (comp.), América Latina en los años treinta, México, FCE. CEPAL (2008), Anuario estadístico de América Latina y el Caribe 2008, Santiago, Crespo, J. A. (2008), 2006: hablan las actas, México, Debate. Delgado, O. (2009), “Las medidas de la crisis”, Memoria, núm. 235, abril-mayo. Dulles, J. W. F. (1993), Ayer en México. Una crónica de la Revolución Mexicana (1919-1936), México, FCE. Fondo Monetario Internacional (2009), Panorama Económico Mundial, Washington. octubre. International Monetary Fund (2009), World Economic Outlook. Crisis and recovery, Washington, abril. Meyer, L. (2009), “La institucionalización del nuevo régimen”, Historia general de México, México, El Colegio de México. Minsky, H. (1996), Uncertainty and the Institutional Structure of Capitalist Economies, The Jerome Levy Economics Institute of Bard College, Working Paper núm. 155. Pineda, R., E. Pérez y D. Titelman (2009), The Current Financial Crisis: Old Wine in New Goatskins or Is This Time Different for Latin America? [www.eclac.org/ noticias/paginas/ 3 / 35143 /papercrisis_version 170309.pdf ] Salazar, R. (1972), Las pugnas de la gleba, II tomos, México, PRI-Comisión Nacional Editorial. Torres Gaytán, R. (1980), Un siglo de devaluaciones del peso mexicano, México, Siglo XXI. Villarreal, R. (1976), El desequilibrio externo en la industrialización de México (1929-1975), México, FCE.
LA INDUSTRIA DEL
Automóvil EN MÉXICO, PERSPECTIVAS PARA 2010 Humberto Juárez Núñez*
A
l cierre del año 2009, la producción automotriz en México tuvo una caída del orden de 28.2 por ciento, esto como consecuencia directa de su dependencia de las tendencias en la producción y el consumo que operan en Estados Unidos. En el año anterior, cuando la caída productiva en Estados Unidos confirmaba que la crisis global en esta industria era un hecho, los círculos oficiales mexicanos se regodearon temporalmente de los resultados, pues a diferencia de Estados Unidos y Canadá que había acumulado caídas anuales de -19 por ciento, la producción en México fue positiva: 3.8 por ciento (Fuente: Ward’s y AMIA), lo que parecía confirmaba una creencia en esos círculos, el comportamiento de la economía en México estaba blindada de los impactos globales, cuando menos en algunos de sus segmentos estratégicos. Pero claro, eso era lo que se creía. Análisis puntuales del flujo de la producción muestran que durante el 2008, las ordenes de fabricación para México, provenientes de las cinco grandes marcas fabricantes, adquieren una peculiaridad: la producción de las plantas mexicanas se incrementa para cubrir segmentos *
Profesor-investigador en la Facultad de Economía de la BUAP.
de mercado perdidos para modelos fabricados en Estados Unidos. Sobre la base de un marketing de crisis, que tiene como base el bajo costo de producción en México, se enviaron cuotas incrementadas de modelos de alta calidad —por ejemplo, Suburban, Captiva, Avalanche (GM), Ram, Journey (Chrysler), Fusion, Milan, MKZ (Ford), CRV (Honda). Así, la producción mexicana de exportación fue un factor que alivió las caídas en el mercado nacional más grande del mundo. Esto es lo que explica por qué la producción automotriz en México no fue negativa en 2008 (véanse gráficas 1 y 2). De manera que los resultados de ese año, son justamente el resultado de la contracción productiva y de la demanda en Estados Unidos, y por eso mismo, cuando en el mes de enero de 2009, toda la industria instalada en América del Norte colapsa (gráfica 1), el impacto en México es directo. La producción en ese mes cae: 22 por ciento en autos y 50 por ciento en Light Trucks (LT, camionetas) si se compara con el mismo periodo del año anterior. Los anuncios de cierres temporales hecho por las matrices incluyeron a todas la grandes plantas en México: Silao, Ramos Arizpe, San Luis Potosí (GM), Hermosillo (Ford), Toluca, Saltillo (Chrysler), Aguascalientes y Cuernavaca (Nissan) y Puebla (VW). METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
81
DEBATES | HUMBERTO JUÁREZ NÚÑEZ
Fuente: Ward’s 2009
Fuente: AMIA 2009
La crisis finalmente había llegado a México, golpeaba al aparato productivo, al empleo y especialmente el poder adquisitivo de los trabajadores. La respuestas oficiales se limitaron a culpar a la crisis global, que como se dijo hasta el cansancio, “nos llegó de fuera”, y a paliar el peso de los desembolsos salariales en los días de “paro técnico”, transfiriendo directamente a las gerencias de las transnacionales en México la mayor parte de los recursos de un programa llamado pomposamente “Programa de Preservación del Empleo”, por medio del cual, de un total de 1,216 empresas inscritas, el gobierno transfirió a seis de las siete empresas del sector nada menos que el 32.5 por ciento de un fondo autorizado por 662.9 millones de pesos (Secretaría de Economía). La industria maquiladora de partes automotrices, vinculada directamente con la exportación a plantas norteamericanas y la industria de autopartes relacionada con la proveeduría de los cluster productivos que están en México acusaron inmediatamente el efecto de las contracciones. En el primer caso, las maquilas se contrajeron en un tercio de su capacidad y despidieron a una proporción equivalente de sus trabajadores. Por su lado, la industria de autopartes se paralizó en las mismas fechas que las plantas de ensamble, y las plantillas laborales sufrieron combinaciones de reducción de salarios en los paros técnicos y desempleo abierto. Estimados de diversas fuentes nos indican que los puestos de trabajo perdidos en la industria automotriz en 2008 fueron de 165 mil, la mayor parte de maquiladoras de autopartes (BBVA, Consejo Nacional de la Industria maquiladora y Asociación de Maquiladoras de Ciudad Juárez. 2009).1
A pesar de las múltiples declaraciones del gobierno federal y de los gobiernos locales donde se instala la industria, en la primavera de 2009 quedó claro que ningún ingrediente endógeno podía operar como alternativa real a la crisis, pues los elementos definitorios, las estrategias y los intereses que pesan en esta industria son estrictamente exógenos. Lo anterior se comprende mejor si se considera que el 80 por ciento de la producción es de exportación (1.6 millones de unidades de un total de 2.1 millones producidas en 2008 que fue un año récord) y que la demanda interna, aunque es cercana al millón de unidades, se cubre con importaciones en un 60 por ciento aproximadamente. Para desgracia de este país, una vez más quedó claro que la salida de la crisis depende de la rapidez con que la industria y el mercado norteamericanos reaccionarán a las políticas de apoyo a las empresas y a la demanda interna (en el último caso, bajo la denominación de cash-for-clunkers, dinero por chatarra).
1
“Según cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), de los 246 mil puestos de trabajo que se perdieron en el secMETAPOLÍTICA
82
núm. 69 | abril-junio 2010
I
México ha sido asiento de la industria automotriz desde las primeras décadas del siglo XX cuando Ford y GM establecieron sus primeros talleres para ensamblar unidades con partes importadas. La historia moderna se tor manufacturero en 2008, una parte importante puede asociarse a la reducción en los volúmenes de producción de vehículos de las plantas automotrices. Es el caso por ejemplo de Guanajuato y Coahuila, que en conjunto explican el 26 por ciento de los empleos perdidos, y registraron caídas en su producción durante el año de 18 y 39 por ciento respectivamente”, Observatorio Sectorial, BBVA, 2009.
LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL EN MÉXICO | DEBATES escribe a partir de la década de los sesenta cuando el gobierno mexicano impulsa el desarrollo de esta actividad mediante Decretos de Apoyo, por medio de los cuales se esperaba que el desarrollo interno fuera la consecuencia de la ampliación y la modernización de una industria nacional de autopartes. Sin embargo, a contrapelo de las regulaciones y los recursos transferidos a las empresas provenientes de los Decretos de Apoyo (1962, 1966, 1977), la industria automotriz en México no se desarrolló sino en función de los intereses de las ensambladoras propiedad de transnacionales. La crisis mexicana de 1982-1983, lo es también del proyecto mexicano de contar con una industria automotriz nacional competitiva. El decreto de 1983, es la declaración formal de una nueva política de apoyo que de entrada elimina las regulaciones encaminadas a exigir que un porcentaje equivalente a dos tercios del valor total del automóvil ensamblado fueran hechos en México (grado de integración nacional, GIN), y ante la debilidad del mercado interno, las corporaciones obtienen nuevas regulaciones que abren la puerta para la importación de partes y componentes para la fabricación de motores con destino a las plantas de las transnacionales en otros países. Con esto se abre la fase de la producción para la exportación. El Decreto de Apoyo a la Industria Automotriz de Diciembre de 1989, emitido en la cobertura de una política de apertura y apoyo a la IED que ya maduraba durante esa década con los procesos de ajuste y apertura nacionales emprendidos en el sexenio de De la Madrid, confirma el papel de México como receptáculo de inversiones destinadas a la fabricación de unidades completas para la exportación. Con esto se cierra la pinza y una nueva industria emerge en la construcción de nuevas plantas productoras de motores, ejes, cajas de velocidad y armado completo de unidades en estados como Coahuila, Sonora, Chihuahua, Aguascalientes, que amplían la producción de las plantas sobrevivientes de la etapa anterior en los estados del centro del país: Estado de México, Morelos y Puebla. En la víspera de la entrada en vigor del TLC la industria del automóvil en México ya es parte de una estructura industrial que se nuclea en torno al mercado norteamericano, desde la provincia de Ontario en Canadá hasta Puebla en México, pasando por los cuatro puntos cardinales de Estados Unidos donde están las plantas que definen las tendencias: desde las plantas más septentrionales, Flint, Lansing, Pontiac, Wayne, Dearborn,
Warren, Detroit, en Michigan; Minneapolis/St Paul en Minnesota; hasta Shreveport en Louisiana, Vance en Alabama y Doraville en Georgia, en el sur profundo; desde Fremont en California hasta las plantas de estados de la costa este, Linden en New Jersey, Newark en Delaware y Norfolk en Virginia (Juárez, 2009). En esta nueva configuración se destaca para México la aparición a principios de los años noventa de una nueva industria de autopartes, de origen transnacional, socia de las empresas terminales en las grandes regiones productoras, integrada bajo los nuevos conceptos de producción modular. La capacidad productiva, tecnológica y financiera de este nuevo segmento global del capital en México, terminó por sepultar a la obsoleta e ineficiente planta nacional de autopartes, la cual, en el mejor de los casos quedó relegada a condición de socia menor (en dos o tres casos), y la mayor parte, a realizar producciones menores de partes cuyo destino es el refaccionaje para mercado nacional. En este sentido, se puede decir que el TLC fue la confirmación de tendencias a una integración continental regional que ya están presentes desde finales de los años ochenta. El Anexo 300-A del TLC confirma y hace extensiva las principales reglas del decreto de 1989 en el sentido de impedir que México sea una catapulta barata para competidores oportunistas, es decir, es un tratado que impide el reenvío, desde México, de partes y unidades fabricadas en otros países y regiones. En pocas palabras, se nos transformó real y formalmente en un apéndice productivo, pues los procesos de diseño, desarrollo de procesos e innovación de productos, quedó fijado en los centros de mando, en los laboratorios, en los centros de desarrollo que las empresas matrices tienen en sus países sede. Pero es cierto que había otras ventajas competitivas que se expoliaron adecuadamente: la ubicación geográfica de la plantas mexicanas, los apoyos gubernamentales para operaciones vinculadas al acopio de materias auxiliares como gas, electricidad, agua; el costo barato del transporte ferroviario para trasladar las unidades a los puntos de contacto en Estados Unidos; los disminuidos gastos operativos como contribuciones, impuestos a las utilidades, reparto de utilidades a trabajadores; y de manera especial, los bajos costos laborales (en promedio, 3.5 dólares por hora, contra 27 dólares por hora en Michigan), que asociados a la alta capacidad productiva de la mano de obra mexicana, han permitido que las plantas mexicanas donde se produce para la METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
83
DEBATES | HUMBERTO JUÁREZ NÚÑEZ exportación, se hayan homologado con los niveles de productividad y de calidad de la plantas norteamericanas.2 La capacidad de las gerencias en México para negociar estos y otros apoyos (muy importantes en los momentos de conflictos laborales), estriba en un hecho, la industria automotriz en México constituida por las Ramas 56 (automóviles) y 57 (autopartes) —de acuerdo a la clasificación del Sistema de Cuentas Nacionales— genera alrededor del 3 por ciento del PIB total, pero cerca del 16 por ciento del producto manufacturero nacional, en tanto el valor de las exportaciones automotrices significa un cuarto de las exportaciones manufactureras totales y 45 por ciento de las exportaciones manufactureras no maquiladoras. Los niveles de empleo son 3.2 por ciento del empleo formal nacional y las remuneraciones representan 5.8 por ciento de las totales nacionales pagadas (SCN-INEGI, BBVA, 2009) Así pues, en esta nueva dinámica, la estadística del sector muestra un boom productivo que se extiende desde 1989 hasta el año 2000. La producción de exportación que en el primer año de esta fase era de 195,194 unidades (31 por ciento de la producción total), tiene en los siguientes seis años un crecimiento anual promedio de 22.6 por ciento, de forma tal que en 1994 se produjeron 575,031 unidades para la exportación, y por primera vez en la historia del país, esta producción supera la que se hacía para el mercado nacional. En la segunda mitad de esa década las tasas de crecimiento anual de las unidades exportadas siguen siendo importantes pues promediaron 17.3 por ciento, dinámica que permitió que en 1999 se produjera más de un millón de autos para el mercado externo y en el año 2000 la fase se cierra con nuevo récord productivo, a saber, 1.9 millones de unidades producidas de las cuales 1.4 millones fueron para exportación (75 por ciento del total). Por esta vía, México se ubica en el segundo grupo de países productores, junto a Canadá, Brasil, España, Corea e India. La contracción de la economía norteamericana de los años 2001-2004, confirmó que las causas del boom exportador mexicano estaban en función del crecimiento de la demanda en un país que consumía anual2 En el reporte Harbour (2008) las mediciones Horas por Vehículo (HPV) ubican a las siguientes plantas mexicanas como las más productivas: Ford Hermosillo: Fusion, MKZ, Milan, 20.78 HPV; Chrysler Toluca: PT Cruiser, 23.18 HPV; GM Ramos Arizpe: Chevy 23.51 HPV, Rendezvous, HHR, Vue 24.99 HPV.
METAPOLÍTICA
84
núm. 69 | abril-junio 2010
mente alrededor de 17 millones de unidades. A pesar de que el gobierno de Fox intentó incentivar las actividades de la industria, emitiendo un nuevo decreto en el año 2003, pronto se mostró que las nuevas reglas mexicanas de simplificar y actualizar las regulaciones de acuerdo a las normas OMC, no tenían por sí mismas ningún impacto real, pues durante cuatro años se anudan comportamientos negativos (-3.8 por ciento, -2.4 por ciento, -13.2 por ciento y -2.2 por ciento respectivamente). Si se compara la producción del 2005 con la del año 2000, la caída es de -20.2 por ciento (esto es, una diferencia de menos 382,313 unidades). La recuperación ocurre lentamente hasta el año 2006 cuando la producción nuevamente tiene niveles superiores a 1.9 millones de unidades (y 1.55 millones para la exportación) y es en 2008 cuando la producción mexicana supera los dos millones de unidades y establece un nuevo tope productivo, justo cuando la industria internacional, encabezada por la producción norteamericana está inmersa en la crisis más profunda desde hace un cuarto de siglo.
II
En el vigésimo aniversario del Decreto para el Fomento y Modernización de la Industria Automotriz emitido el 11 de diciembre de 1989, esto es, el Decreto base del boom, la industria automotriz en México se hunde bajo la presión de la contracción del mercado norteamericano. La crisis global adquiere en la región una dimensión desconocida cuando se precipita en el otoño de 2008 y tiene su punto más bajo, como dijimos arriba, en enero de 2009. Si se observan nuestras gráficas 1 y 2 podrá verse que la producción mensual en la región que en octubre era de 1.15 millones de unidades, cuatro meses después ya es de sólo 473 mil. Esto significa una caída del -60 por ciento. En el mismo periodo, la gráfica correspondiente a México indica una caída de -62 por ciento. A partir de este periodo se empieza a escribir una nueva historia para México, pues la reestructuración de la industria en Estados Unidos, bajo la atenta mirada del nuevo gobierno norteamericano, empieza el diseño de una nueva industria que habrá de hacerse presente en los próximos años. Todo indica que la función de las plantas mexicanas en el nuevo proyecto no se incluye en los nuevos planes.
LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL EN MÉXICO | DEBATES El gobierno de Obama ha puesto el acento en el cambio tecnológico de la industria orientada hacia la generación de un nuevo tipo de auto3 —que usará el motor de combustión interna de consumo híbrido— económico, no contaminante, buscando también una nueva dinámica de recuperación de los empleos perdidos en ese país.4 Fondos públicos estimados en 25 mil millones de dólares son la base para esta reconversión. En ese camino ya se trabaja para una conversión de la producción de las unidades que fueron en la última década la parte más exitosa de las ventas: las LT —SUVs, minivans, vans, pickups. Eso significa que no dejarán de producirse inmediatamente, pues hay que considerar dos situaciones. Por un lado, el recambio del capital fijo en la industria y la aplicación de las nuevas tecnologías requieren de un tiempo pertinente (cinco años, ocho años, dependiendo de los modelos), y por otro, la inercia del consumo en el gran mercado del capitalismo global se contrae pero no desaparece, pues los amantes de las LT amplias, cómodas, potentes, modernísimas, son un estamento con mucha influencia económica en ese país. De esta manera, es una lógica capitalista la que orienta y define el cambio, por eso una parte de la planta fabricante de motores, partes y ensambles finales de unidades permanecerá sin muchos cambios en los próximos años. Justamente, en este grupo están las plantas mexicanas, quienes sostendrán la transición fabricando unidades tradicionales de motores de combustión interna a gasolina, hasta que el cambio las saque de la competencia. 3 En febrero de 2008, dentro sus primeras tareas como presidente de los Estados Unidos, Obama puso el acento en la restructuración de la industria automotriz norteamericana sobre la base de la formación de un nuevo equipo de asesores que deberían revisar y corregir las propuestas de las tres grandes norteamericanas. Se habló en esos días incluso de nombrar un Car Czar para actuar con o sin el consentimiento de las gerencias. En el mes de marzo los planes habían avanzado al punto de rechazar los planes de Chrysler y GM para adquirir nuevos fondos públicos. Frente a propuestas de dudosa efectividad, la respuesta de Obama fue “denme una industria que trabaje”, y finalmente, a mediados del año la bancarrota de las corporaciones es un hecho con su ingreso al capítulo 11 de la Ley de Quiebras, de forma tal que los cambios se definen dentro de una ruta que tiene dos grandes empresas nacionalizadas de quienes esperan respuestas efectivas para el año 2012. 4 De acuerdo Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos, el empleo productivo en las plantas de ensamble y de partes, en 2007 promedió un poco más de un millón de puestos de trabajo en ese país. Al final de 2008 quedaban 781.5 miles de puestos de trabajo en ese sector y en diciembre de 2009 el dato estimado es 655 mil empleos, es decir, una pérdida acumulada de 350 mil empleos en dos años.
La dependencia productiva y tecnológica de México se expresa ya de manera preocupante, pues las nuevas inversiones anunciadas para operar en 2010, de Ford (Estado de México, Sonora y Guanajuato), GM (Coahuila, San Luis Potosí y Guanajuato), Chrysler (Estado de México) y VW (Puebla), forman parte de un proyecto que actuará como plataforma para una reestructuración, en la que seguramente se nos incluirá muy tarde, cuando los productos se hayan desarrollado y las capacidades de las plantas norteamericanas sean cubiertas y puedan buscarse lugares más baratos para ampliar la producción. Una muestra elocuente de cómo procederán las nuevas directrices que aquí describimos es la nota de Tom Krisher, en Associated Press, reproducida en México por Notimex el pasado 11 de enero: Nueva York— La automotriz Ford anunció hoy que dejará de producir en México sus paquetes de baterías para la siguiente generación de vehículos híbridos y en adelante los fabricará en el estado de Michigan, donde planea inversiones por 450 millones de dólares. “Ford diseñará sistemas avanzados de baterías de litio para la nueva generación de vehículos híbridos en Michigan, y trasladará la producción de paquetes de baterías de México a Michigan”, indicó la empresa en un comunicado emitido este lunes. El plan de la empresa es crear una nueva generación de vehículos híbridos en Michigan para comienzos de 2012, con lo que crearía alrededor de mil nuevas plazas de trabajo.
¿Hubo alguna respuesta del gobierno en turno a esto?, ¿alguno de ellos planteó una reflexión acerca del significado de sacarnos de un proyecto que ahora se retrae al país de origen de una de las corporaciones que por décadas utilizó a este país como fuente de sus ganancias? Podríamos decir que todo lo contrario, la idea de generar circuitos propios estableciendo nuevas rutas de política económica ha sido cancelada desde hace casi tres décadas bajo la idea que los flujos de Inversión Extranjera Directa por sí mismos generan crecimiento y desarrollo. Quiero concluir este texto acudiendo a un ejemplo claro de lo que se piensa acerca del futuro inmediato. El 18 de noviembre de 2009 en la ceremonia de bienvenida que el gobierno mexicano dio al astronauta de origen mexicano, José Hernández Moreno, en la parte medular de su discurso de agradecimiento, el ingeniero Hernández dijo lo siguiente: METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
85
DEBATES | HUMBERTO JUÁREZ NÚÑEZ Un caso muy ejemplar es Brasil, quien se ha dado cuenta de la importancia de invertir en ciencia y tecnología. Hoy en día, Brasil es socio de la comunidad espacial; Brasil ha creado una gran industria aeroespacial, por ejemplo, tiene la empresa Embraer, la cual es la tercera empresa aeronáutica más importante del planeta, por debajo de la americana Boeing y la europea Airbus, lo cual ha permitido que tengan una economía en expansión. Lo anterior podemos verlo como un ejemplo que México tendría que seguir… (Sala de Prensa de Gobierno Federal, 18 de noviembre de 2009).
necesarias, pues existe la confianza oficial plena de que la industria aeroespacial mexicana seguirá creciendo con los productos que las grandes corporaciones (Bombardier, Boeing, EADS-Airbus, United Technologies, Honeywell, Lockheed Martin, Raython), que dominan el sector en escala global, tengan a bien maquilar en México, exactamente de la misma forma que GM, Ford, Chrysler, VW, Nissan, Honda y Toyota, por décadas han resuelto el problema de la fabricación automotriz en nuestro país.
REFERENCIAS
La respuesta de Calderón a esta propuesta —urgencia de asumir cambios en la política para enfrentar a la crisis— no tiene desperdicio en el sentido de mostrar el profundo síndrome del colonizado feliz que domina entre los responsables de la política económica: …Y también en México hemos impulsado en estos dos últimos años, y de manera muy decidida, la inversión científica y comercial en la industria aeroespacial. Las principales empresas del mundo, Bombardier, por ejemplo, y otras se han establecido en México, en Chihuahua, en Querétaro, donde ya están produciendo cada vez más complejos importantes de la industria aeroespacial. Y estamos trabajando sin descanso para poder ver despegar, desde territorio mexicano, un avión o un helicóptero plena e integralmente construido en el país (Sala de Prensa de Gobierno Federal, 18 de noviembre de 2009).
Sin duda, en el año 2012, como todo indica, los planes de la canadiense Bombardier se cumplen, veremos despegar desde Querétaro, el primer avión mexicano con dirección a Montreal, pero no como lo hacen los brasileños con su Phenom 100 y con su Embraer 190, o los chinos con su propio ARJ-21 producido por su China Aviation Industry Corp. No, en México tales cosas no son
METAPOLÍTICA
86
núm. 69 | abril-junio 2010
Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, 20082009. Alliance of Automobile Manufacturers USA (Auto Alliance). Asociación de Maquiladoras de Ciudad Juárez, 20082009. Banco de Información Económica (2009), México, INEGI. Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación en México, 2009. BBVA (2009), Observatorio Sectorial, junio. Harbour Report, 1998-2008. INEGI, (2006), Industria Maquiladora de Exportación. Juárez N. H. (2007), “El Trabajo en la Industria Maquiladora de Exportación”, Trabajadores, núm. 58. Juárez N. H. (2009), “La crisis de la industria del automóvil y el fin de una época”, México, IIE-UNAM. Panorama Laboral, 2008-2009. Reporte hemerográfico nacional laboral, CONAMPROSSTyPS, 2008-2009. Secretaría de Economía (2009), Boletín sobre el Programa de Preservación del Empleo, 7 de septiembre. Research Department, UAW, Detroit, 2008. US Bureau of Labor Statistics, 2009-2010.
LA
Educación
SEGÚN EL EVANGELIO NEOLIBERAL Jaime Ornelas Delgado*
C
omo resultado de la crisis de la deuda y el agotamiento del modelo estatista, a comienzos de los años ochenta del siglo pasado se inició en México el programa de ajuste estructural de orientación al mercado promovido por las instituciones del Consenso de Washington y asumido por las élites políticas y económicas del país como el único remedio para solventar el déficit público y estabilizar la convulsionada economía nacional.1 *
Profesor-investigador en la Facultad de Economía de la BUAP. El discurso conservador mediante el cual se propuso sustituir al modelo estatista en América Latina y el mundo, se concretó en el siguiente decálogo propuesto por las instituciones integrantes del Consenso de Washington: 1) Déficit fiscal cero, por ser considerado el déficit como el origen de los desequilibrios macroeconómicos; 2) Disminución del gasto publico en materia de subsidios y concentrando la “gestión estatal social” en educación primaria y salud para la población más pobre. Se trata de una concepción mercantilizada de la educación, la salud y otros derechos asignados históricamente al gasto del Estado; 3) Aumento de la recaudación impositiva, particularmente elevando los impuestos indirectos; 4) Establecimiento de tasas de interés positivas como forma de atraer capitales del exterior y evitar su fuga; 5) Fijación de un tipo de cambio estable y elevado para favorecer las exportaciones y dar seguridad a los inversionistas foráneos; 6) Eliminación de las barreras arancelarias que favorezcan la apertura comercial de la economía; 7) Establecer una legislación que dé trato nacional a la inversión extranjera, es decir que abra todos los sectores de la actividad económica al capital de todo el mundo; 8) Privatización de todos los activos públicos; 9) Desregular la economía, particularmente el mercado de trabajo; y 10) Impulsar las reformas institucionales que aseguren los derechos de propiedad (Borón y Gambina, 2004, pp. 133 y 134). 1
Si bien el Consenso de Washington ha sido utilizado exclusivamente para hacer referencia a las políticas de ajuste económico, es posible considerar también la existencia de un Consenso de Washington en el campo de la política educativa. En efecto, el proyecto neoliberal como construcción hegemónica da cuenta de un programa de reformas institucionales, incluida la educación, así como un retórica encaminada a construir un nuevo sentido común tecnocrático con la cual se pretende legitimarlas no sólo como las únicas reformas posibles, sino también como las únicas deseables. Quien se aboque a estudiar los programas de estabilización y reforma económica en América Latina, podrá reconocer en ellos una notoria homogeneidad (Katz, 2010). De la misma manera, puede observarse esa característica en las transformaciones educativas llevadas a cabo en la región. Los diagnósticos, las propuestas y los argumentos gubernamentales acerca de la crisis educativa y sus supuestas soluciones han sido muy influidos tanto por el Banco Mundial como por el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Gentili, 1997). La regularidad y semejanza entre las políticas educativas puestas en marcha en la década de los años ochenta del siglo pasado en diversos países de Latinoamérica, más allá de las diferencias específicas de cada caso nacional, es la característica más destacada de las reformas educativas realizadas en las tres últimas décadas. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
87
DEBATES | JAIME ORNELAS DELGADO La retórica y el núcleo básico de propuestas comunes que orientan las políticas de ajuste puestas en marcha en la esfera educativa, una de las áreas prioritarias de las reformas sociales impulsadas por el neoliberalismo, tienen que ver con la caracterización de la crisis educativa y el señalamiento de sus responsables, así como las estrategias para salir de ella y los agentes que pueden contribuir a resolverla. A continuación se expone esa retórica y las propuestas derivadas del Consenso de Washington aplicadas a México y que determinan lo que podemos llamar el modo neoliberal de pensar y llevar adelante la reforma educativa.
L A CRISIS EDUCATIVA Y SUS RESPONSABLES
Según los diagnósticos realizados por los gobiernos y analistas neoliberales sobre el sistema educativo mexicano, éste padece una severa crisis de eficiencia, eficacia y productividad, antes que una crisis de universalización y extensión del servicio educativo. Desde el punto de vista neoliberal, la expansión acelerada de la oferta educacional a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado se produjo sin acompañarse de una distribución eficiente de los recursos asignados al sector y, sobre todo, sin un eficaz control de la productividad en las instituciones escolares. En otras palabras, se afirma que el sistema educativo si bien creció cuantitativamente lo hizo sin el consecuente crecimiento cualitativo. Se trata, entonces, de una “profunda crisis de calidad”. Bajo la óptica neoliberal, esta crisis no es sino expresión de la incapacidad manifiesta del Estado para administrar las políticas sociales. En otras palabras, la crisis de productividad de la escuela es el reflejo exacto de la crisis del centralismo, ineficacia y dispendio propias de todo Estado interventor. Según esta perspectiva, los gobiernos de corte populista son incapaces de asegurar la democratización de la educación, entendida como el acceso de las masas a las instituciones educativas y, al mismo tiempo, garantizar la eficiencia productiva que debe caracterizar las prácticas pedagógicas en las escuelas de calidad. En síntesis, para el neoliberalismo los gobiernos interventores y populistas fueron incapaces de combinar cantidad y calidad; pero sobre todo, a pesar de la exMETAPOLÍTICA
88
núm. 69 | abril-junio 2010
pansión de los servicios educativos no se lograron abatir los elevados índices de exclusión y marginalidad educativa, lo que habla de la falta de eficiencia del sistema y no de su universalización (Ulloa, 2010). Asimismo, en la perspectiva neoliberal la naturaleza pública y el monopolio educativo ejercido por el Estado ha conducido a una inevitable ineficacia competitiva de la escuela, factor determinante en la falta de calidad del conjunto del sistema. En otras palabras, la crisis de calidad del sistema escolar se debe a que éste no se ha configurado como un verdadero sistema de libre mercado, es decir, sin la interferencia estatal. En todo caso, el monopolio estatal educativo no ha permitido establecer los criterios meritocráticos y competitivos capaces de garantizar una distribución diferencial del servicio fundamentado en el esfuerzo individual de los “usuarios” del sistema y la competencia entre las instituciones. Asimismo, los gobiernos populistas desdeñan el establecimiento de un sistema de premios y castigos que recompensen o sancionen las acciones y decisiones individuales, un sistema donde los “mejores” triunfan y los peores “fracasan”. Por otro lado, para el neoliberalismo el Estado es incapaz de administrar un sistema de la magnitud del sistema educativo nacional. Se trata de un complejo problema administrativo, cuya solución no se encuentra en el aumento de los recursos sino en su aplicación eficaz. De ahí que los gobiernos neoliberales se hayan esforzado en enfatizar que la cuestión central no radica en aumentar el presupuesto educativo, sino en “gastar mejor” en hacer más con menos,2 además, se sostiene que no son necesarios más trabajadores de la educación sino “docentes mejor formados y capacitados” (“hay que cerrar las escuelas normales”, Elba Esther dixit); que no se requiere construir más escuelas, sino “hacer un uso más racional de los espacios educativos”; que no hacen falta más alumnos, sino alumnos responsables y comprometidos con el estudio. De esta manera, concluyen los gobiernos neoli2
Cuando se le pidió a la senadora María Teresa Ortuño, presidenta de la Comisión de Educación del Senado de la República, evitar la reducción del presupuesto educativo para 2010, la legisladora arguyó para rechazar tan descabellada solicitud: “Es hora de que todos nos apretemos el cinturón y, por favor, no me vengan con esa demagogia de que nadie puede apretarse el cinturón, porque aunque la educación, el desarrollo social y la salud son temas prioritarios perdónenme, donde quiera hay grasita y se puede cortar grasita sin llegar al músculo ni al hueso” (La Jornada, 11 de noviembre de 2009, p. 13.).
LA EDUCACIÓN SEGÚN EL EVANGELIO NEOLIBERAL | DEBATES berales: con menos recursos financieros, sin elevar la cantidad de maestros y maestras, de alumnos, de escuelas, aulas y estudiantes, puede llevarse a cabo la verdadera revolución educativa que en México se concretó en la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE). Pero esa revolución requiere, además, de una condición indispensable: reconocer que sólo el mercado puede desempeñar un papel eficaz en la asignación de recursos y en la producción de la información necesaria para la puesta en marcha de mecanismos competitivos que orienten los procesos de selección y jerarquización de las instituciones educativas y de los “usuarios” del sistema: se trata, sencillamente, de transferir la educación de la esfera de la política a la del mercado, negando así su condición de derecho social para transformarla en un servicio mercantil de consumo individual, variable determinada por los méritos del “usuario” y, finalmente, de su poder adquisitivo. Para el neoliberalismo, la educación debe ser pensada como un servicio mercantil sometido a las reglas de la competencia. Lejos de ser un derecho del que gozan los ciudadanos, debe considerarse como una oportunidad que se presenta en el mercado y aprovechan sólo los “individuos emprendedores”. Pero según los neoliberales, la crisis de improductividad de la escuela y del sistema educativo en su conjunto no es sólo responsabilidad del Estado intervencionista, sino también de los maestros que, precisamente, demandan todo aquello que genera la crisis: más recursos y expansión de la escuela pública, ampliación de la cobertura, centralidad del Estado en la planeación y el diseño de las políticas educativas. Todo esto se ha convertido, según la visión neoliberal, en una barrera insalvable para la modernización del sistema escolar e impedido su transformación en un mercado libre, competitivo y flexible. Sin embargo, a pesar de haberse destruido al Estado interventor/populista, reprimido al profesorado insumiso y eliminado el sindicalismo democrático, la crisis educativa en México no ha concluido y no parece tener solución en el corto plazo. ¿Por qué? Ocurre, responden los expertos afiliados al Consenso de Washington, que prevalece un tercer gran responsable de la crisis educativa: la sociedad misma, que a lo largo de los regímenes populistas creyó en el mito de que el Estado podría construir una escuela pública gratuita y de calidad para todos. Con eso, se perdió el componente cultural que da sustento a la competencia y al éxito o el fracaso fundamentados en criterios meritocráticos, esto es, se pierde
inexorablemente la ética individualista que reconoce el valor del esfuerzo personal, tanto como el de la “tarea ardua y constante” y “el amor al éxito y al progreso individual”, el deseo de ser “un triunfador en la vida”. Según los neoliberales, en la sociedad mexicana no se ha cultivado este tipo de principios éticos. Su perezoso colectivismo no le ha permitido, a pesar de los esfuerzos neoliberales, reconocer el valor de la cultura del trabajo, lo que termina por delegar en el Estado la solución de los principales problemas que aquejan la vida cotidiana de los individuos. En su caso, la educación pensada como “capital humano” individual es, según el evangelio neoliberal, un asunto de competencia pura y exclusivamente a la esfera de las decisiones y elecciones privadas que se toman en el mercado. En consecuencia, siendo la educación, sobre todo la universitaria, una inversión cuyo retorno es fundamentalmente individual, la transferencia al Estado de dicha responsabilidad convierte a éste en una instancia inoperante y torna al individuo irresponsable e incompetente, lo que se vuelve una causa más de la crisis educativa. Si los individuos no reconocen las ventajas del mérito y el esfuerzo para triunfar en la vida; si no admiten la necesidad de competir en la sociedad moderna donde sólo los mejores triunfan o desconocen la importancia del conocimiento personal e invierten poco en formarse como “capital humano”, la sociedad no sólo es víctima de la crisis sino que con esas actitudes la produce y reproduce. En síntesis, la retórica neoliberal enfatiza que debe superarse el mito de la capacidad del Estado para mejorar la calidad de la escuela; esa tarea, se dice, depende más del empeño y el esfuerzo individual que de la iniciativa estatal.
L AS ESTRATEGIAS Y LOS AGENTES PARA SUPERAR L A CRISIS EDUCATIVA
El diagnóstico de la crisis educativa y de sus aparentes responsables, es el marco orientador de las estrategias definidas por el neoliberalismo para superarla. Desde su óptica, salir de la crisis supone desarrollar un conjunto de iniciativas a nivel institucional mediante el cual sea posible institucionalizar el principio de la competencia. Dos grandes objetivos dan coherencia y atraviesan horizontalmente tales estrategias: 1) el establecimiento METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
89
DEBATES | JAIME ORNELAS DELGADO de controles de calidad mediante una serie de acciones provenientes del mundo de la producción, tales como formas de control, medición y evaluación de los procesos productivos trasladados al ámbito educativo; y 2) articular y subordinar la producción del sistema educativo a las demandas que formula el mercado laboral. El primero de ellos garantiza el cumplimiento de los principios del mérito y la competencia; el segundo, da sentido y establece el horizonte de las políticas educativas, a la vez que permite precisar los criterios para evaluar la pertinencia de las propuestas de reforma escolar. Así, el mercado de trabajo emite las señales que debe recoger el sistema educativo y la evaluación de las instituciones escolares se convierte en el eje de la política educativa. La estrategia derivada de estos objetivos es la descentralización de funciones y responsabilidades educativas, considerada como la característica fundamental de los programas de reforma educativa impulsados por el Consenso de Washington. Ahora bien, ¿desde la óptica neoliberal, quién o quiénes deben ser consultados para solventar la crisis educativa? Por supuesto no se puede recurrir a los responsables de ella, es decir, ni el gobierno ni a los profesores insumisos, ni la sociedad son fuente de saber, lo mejor es consultar a los exitosos: a los capitanes de empresa. El razonamiento neoliberal es, en este aspecto, inequívoco: si el sistema educativo debe convertirse en un mercado; si lo que le falta al sistema es la competencia, quien mejor que los empresarios, conocedores a fondo de la lógica del mercado, para ser consultados y permitirles transferir sus secretos para triunfar en el mercado, es decir, en la vida convertida en una loca carrera por el triunfo y el enriquecimiento. Los empresarios, entonces, deben ser consultados si se quiere formar emprendedores exitosos y, también, para salir de la improductividad y la ineficiencia característica del sistema escolar. Pero las cosas no concluyen ahí. Para los neolibera-
METAPOLÍTICA
90
núm. 69 | abril-junio 2010
les, la crisis se resume en un conjunto de problemas técnicos que deben ser resueltos de forma eficiente. Por ello, salir de la crisis requiere consultar a especialistas y técnicos competentes poseedores del saber instrumental necesario para superarla. Se trata de expertos en currículo, en evaluación, en formación de profesores, especialistas en formulación de proyectos y programas, especialistas en toma de decisiones con escasos recursos, sabios en materia de planeación estratégica y reformadores de Estado, intelectuales competentes en cualquier materia y economistas expertos en hacer más con menos recursos, doctores en eficiencia y productividad, asesores para todo lo que se pueda ofrecer. ¿Dónde encontrar tanto experto dispuesto? La respuesta es sencilla: en el sector privado. En empresas de consultoría y asesoría propiedad de funcionarios, ex funcionarios y parientes cercanos al “señor”, todos hábiles mercachifles de la educación. Esa es la verdad revelada por el evangelio neoliberal. Así sea.
REFERENCIAS
Borón, A. y J. Gambina (2004), “La tercera vía que no fue: reflexiones sobre la experiencia argentina”, en J. Saxe–Fernández (coord.), Tercera vía y neoliberalismo, México, Siglo XXI. Gentilli, P. (1997), “El Consenso de Washington y la crisis de la educación en América Latina”, Archipiélago.Cuadernos de Crítica de la Cultura, núm. 29. Katz, C. (2010), “Latinoamérica: variedad de políticas económicas”, Argenpress, 19 de enero, en: www. argenpress.info/2010/01/latinoamerica-iii-variedad -de-politicas.html Ulloa, M.l (2010), “Evaluación para construir equidad”, 2001 Educación, Nueva Época, año XV, núm. 176, enero.
SOCIEDAD SECRETA
“La invención recupera el ser que permanecía oculto: es una reiteración pública de lo existente”. Lobsang Castañeda
Sueños
COMPLETOS
Santiago Ruiz Velasco*
E
nvidio la posición de quien, como Augusto Monterroso, inicia su carrera publicando sus Obras completas.1 También Los Toreros Muertos debutaron con 30 años de éxitos. Aunque el primer caso es estrictamente verdadero y el segundo una mentira descarada, el efecto de ambos es el mismo: dan la impresión de una obra consagrada, respetada al mismo tiempo por la crítica y el público y, seguramente, hasta con detractores. Desde ese lugar, en el que ellos mismos se pusieron, se puede decir lo que se quiera sin demasiada necesidad de fundamentarlo, o de recurrir a las Autoridades, puesto que uno mismo es ya una. Es una posición que permite el desparpajo. Es verdad que es mentira, pero no es mentira que sea verdad. Me explico: Monterroso y los Toreros en efecto son autoridades de sus campos, en parte por su obra, pero también, y mucho, por asumir esa actitud. Escribe Mario Levrero que “aunque toda creencia es falsa, es decir, no coherente con la realidad de los hechos, en tanto que una creencia es algo limitativo, pobre, incapaz de abarcar toda la rica variedad y dimensionalidad del Universo; pero justamente, por ser limitativa, y mientras no sea descabelladamente delirante —y a veces a pesar de serlo—, la creencia produce un efecto sumamente eficaz, concentrado, en toda acción. De modo que para triunfar en la vida es preciso creer en algo, o sea estar, por definición, equivocado”.2 Dicho en menos palabras, que si uno
*México, 1983. Dice que el presente forma parte de sus Ensayos Escogidos. 1 En realidad, Obras completas (y otros cuentos), pero dejar el paréntesis allí arruinaba el efecto. 2 En El discurso vacío, una novela-diario que empieza como un ejercicio de caligrafía, volteando la premisa de la grafología según la cual la letra refleja el carácter: “cambiando pues la conducta observada en la escritura, se piensa que podría llegarse a cambiar otras cosas en la persona”. O, como dice en otro lado, “letra linda, yo lindo”.
METAPOLÍTICA
92
núm. 69 | abril-junio 2010
se convence de una mentira (por ejemplo, de llevar treinta años de éxitos, o de ser una autoridad en la materia), actuará de modo conforme, sin la timidez del principiante aunque no sin los errores. Pero es más fácil corregir los errores que vencer la timidez. Corolario de lo anterior es que vale la pena intentarlo. Sirva lo anterior a modo de advertencia, y aváleme para decir lo siguiente: en otro cuento escribí sobre la mañana en la que Jacobo Hernández soñó con una ciudad del Sur y sintió la urgencia de ir, más al ver su vida rutinaria y desordenada, opaca, pero no fue. El cuento no me fascina, porque al final no pasa nada, y leer cosas en las que no pasa nada me cansa mucho, como no sea Moby Dick, o alguna otra honrosa excepción de Melville. Así que pienso que no debe interesarle gran cosa a nadie leerlo, de ahí que en este breve resumen no tuviera mayor empacho en revelar el final. A mí, sin embargo, sí me interesa, en primer lugar por ser uno de mis primeros ejercicios de largo aliento, y en segundo porque el sueño fue mío, como otros aspectos de la vida de Jacobo (yo quería comprar una planta y él también; yo quería con una Ceci y él vivía con ella, incluso, ahora que lo veo, su nombre y el mío están emparentados... no digo más para que no se piense que era yo mismo, porque también encuentro que es un vicio de nuestra época la escritura autobiográfica, o al menos cuyos héroes son escritores. Vaya falta de imaginación, Jacobo, al menos, trabajaba en una contaduría). Pero el sueño es lo importante. “Amanece bonito por allá”, le decía Jacobo a su Ceci, convencido de la realidad de lo que soñó —pues fue muy vívido—, pero es muy parco. Y más aún la descripción de la prosa mientras sueña, que ahorro, por vergüenza, al lector. Así que el sueño, que era lo importante y, en cierta medida, lo que motivó el cuento entero, quedó oculto, ya
SUEÑOS COMPLETOS | SOCIEDAD SECRETA no sé si por el prurito de la autobiografía o por accidente, y merece ser revelado —la metáfora fotográfica fue accidental, pero feliz: también merece adquirir una forma fija, y, como se verá, es casi una postal—: fue uno de esos sueños que se dan en el umbral del despertar, que se quedan grabados en la mente por horas (años en este caso, pero por que lo he fijado) y adquieren una fuerza premonitoria muy grande, ayudan a leer el día que anuncian. Si uno cree que no es supersticioso, desecha esas impresiones luego, pero la incomodidad se mantiene. Amanecía, en fin, en Trelew (y por qué sé que era Trelew no lo sé, pero es una ciudad de la Patagonia argentina que por supuesto nunca he pisado), y nosotros íbamos llegando, en un jeep o la caja de una pick-up. Hacía mucho frío, y estábamos en el centro de la ciudad, pasando entre unos portales rojísimos a la luz del sol naciente y la plaza (no deja de llamar la atención que una ciudad argentina fundada en el siglo —por inmigrantes galeses tenga una traza tan colonial mexicana, pero no hay que distraerse por eso). En las columnas había unos pocos hombres, con sombreros de ala ancha y envueltos en ponchos, comenzando sus labores o terminando la juerga, no me quedó claro. El cielo era lo más bello: morado, aclarándose hacia el horizonte, todavía con estrellas arriba pero con nubes coloreadas más abajo. Y estábamos solo de paso. Ese fue todo el sueño. Solo un instante, pero de una claridad que pocas veces he tenido, en sueño o en vigilia. Cuando lo soñé por primera vez lo tomé como un signo de la emoción por un viaje que iba a emprender. En Trelew, el cuento, lo convertí en símbolo del deseo insatisfecho de Jacobo, y de su falta de agallas para ir. Ahora mismo lo que me intriga es saber cómo sigue: cuál fue la parte que no soñé. Porque si bien es cierto que era un amanecer hermoso, y que parecía un buen presagio, o precisamente por ello, resulta muy claro que había algo más. Quizá por eso empecé este texto del modo en que lo hice: lo que quería conscientemente era justificarme por hablar de un cuento inédito que seguramente se mantendrá así, pero inconscientemente la idea era ponerme en el lugar del que ya soñó. El método para hacerlo es el problema: ¿cómo recuperar lo que mi mente me quería decir cuando desperté?, ¿o lo que mi mente no quería que viera cuando me despertó? Lo único que se me ocurre es hacérselo al otro que soñó lo mismo que yo, y al que sí controlo. Pero antes, dos datos sobre el lugar: en Trelew (siempre el del sueño), a las afueras, hay campos de hielo y tierra, una capa delga-
dísima de hielo, como si el rocío matutino se hubiera congelado, y hay manatíes. Dudo que tenga importancia, pero estaba en mi cabeza. Veamos si funciona: en lugar de imaginarse “que empezaba tomando un camión hacia la caseta de Cuernavaca, pero lo tomó para el otro lado”, como hizo en el final del otro cuento, Jacobo Hernández dejó algo de dinero sobre la mesa con una nota breve “¿con esto alcanzará para el gas y el agua?”, hizo un bulto con ropa interior y un cambio de camisetas, y empezó tomando un camión hacia Cuernavaca. Le faltaban todavía unos ocho mil kilómetros, y quién sabe cuántas aventuras. Se imaginó bailando con una mulata en Bucaramanga y cruzando los Andes en un burro. Quiso ser más realista y se imaginó afuera de Buenos Aires, en el calor del verano porteño, pidiendo aventón, sucio y sin dormir, y le entró miedo: lo más seguro era que la pasaría mal por largos periodos. Pero de inmediato recordó su departamento y lo aburrido que había estado en la mañana, y el día anterior, y la semana y el año enteros y siguió firme en su decisión, mirando por la ventana cómo dejaba atrás Tres Marías, y el autobús entraba en la niebla. Volvió, sucio y sin dormir, a su ensueño y se enteró de que una pick-up se había detenido en el acotamiento y estaba esperando a que subiera a la caja. —Voy para Trelew. —Bárbaro, para allá vamos. Por una de esas casualidades extrañísimas, un amigo suyo de cuando vivía en México iba en el mismo vehículo. Jacobo decidió no hacer preguntas y seguir con el ensueño. Se acostó y se puso a ver el cielo, que iba oscureciéndose muy paso a paso, dándole tiempo para meditar, para empezar a soñar arrullado por el movimiento de las llantas, platicando alguna cosa con su amigo, compartiendo la emoción: al amanecer, al fin, llegaría a Trelew, tantos años después de soñarla (digamos cinco años, porque hace unos cinco la soñó quien escribe). Está muy ansioso y de pronto quiere parar, quiere bajar, quiere regresar a su departamento y a que nunca pase nada, a las pláticas sosas del desayuno, a ver televisión hasta quedarse dormido: ¿y si no es así?, ¿y si es una ciudad fea?, ¿y si la traza no es colonial mexicana? Pero tranquilo, Jacobo, que apenas estás llegando a Cuernavaca. Y además ya la vi, y sí es. Ese es el problema: ¿y si no es?, ¿y si no hubiera sido? Pero no es problema en realidad: Jacobo emprendió su viaje, a mí se me completó la imagen de la ciudad, y ¿a quién le importa de verdad si ese sueño lo tuve o ese cuento lo escribí? METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
93
SE LLAMABA (FRAGMENTO)
Sohar
Camila Krauss*
S
e llamaba Sohar y era la mujer más bella que había visto y era la mujer más bella que hubiera visto cualquiera que la hubiera visto, atendía el puesto de su tía en el Mercado de Alemany. Eran las 7 a.m. de un domingo, a esta altura de la costa del Pacífico, el verano es húmedo, frío y con neblina. Había dalias esa mañana en el mercado de la bahía, había dalias frescas de tamaños inmensos (perturba que un pétalo provoque sensación de desmesura), dalias erguidas, de geometrías perfectas, tridimensionales y de todos los colores, del marrón al blanco y del verde al ocre. Era también la temporada de ciruelas, toda clase de ciruelas, nectarinas, pérsimos y granadas. La bella de la que hablo traía una chamarra ajustadita, color bronce, con plumas o pieles falsas alrededor del cuello, enfundada en pantalones de mezclilla, alta, delgada, una piel blanca, muy blanca, el pelo negro, muy negro, y muy largo, salvaje, como amapolas negras enmarañadas, también sus pestañas salvajes, salvajes y espléndidas. Sus ojos disparan una luz amatista insoportable. Y su voz, su acento, su volumen contundente y esbelto, atraen, atraen, atraen. “Come on, I’m going to feed you” dice como si le hablara a un camello, lo dice consciente de que su saliva sabe a melón dulce y hierbabuena. No anuncia, murmura, incitante y sin excitación aparente. Es afgana, no tiene ni 18 años, es la mujer más bella que haya visto, dicen los que la miran. Ella dice que pruebe uno el unto de calabaza o el de berenjena, los bulani de espinaca o los de papa, que la salsa de cilantro sabe bien con pimientos picantes… Agobia la certeza del deseo magnético que puede despertar esta mujer-doncella. Desear hasta la histeria, desearla hasta desear que no desaparezca. Maldita belleza. *
Xalapa, 1976. Poeta. Autora de El ábaco de acentos. Becaria del Programa de Jóvenes Creadores (FONCA) en la disciplina de poesía, 2009-2010. METAPOLÍTICA
94
núm. 69 | abril-junio 2010
Emisaria de lo magnífico, esta muchacha, además de su evidente linaje de mercader y descendiente de Alí Babá, tiene, en su porte, algo de mensajera misteriosa o espía secreta. Algo desarticulante hay en ella, en su marca de raza, será que viene de un país que no da al mar por ninguna de sus fronteras, un país sin ríos, país de sultanes, de traficantes de seda y matemáticos en un tiempo, de hembras tapadas en velos y ejércitos sanguinarios. Sohar, encarna la ventisca de otra era, la ventisca azotando un campamento de tiendas de algodón, bajo la noche, entre hogueras y leyendas, ¿aún queda en ella un soplo de fantasma, de espíritu que desprende olor de nueces dentro de las cavernas profundas en las montañas del desierto? Con ojos de polen y arena árabe, Sohar tiene en su mirada el vértigo de un éxodo sin final romántico. Sus pupilas se contraen y dilatan como si las rozara el destello de ráfagas, como si una parte de ella, desde hace mucho (y para siempre) fuera en estampida, medio lúcida medio demente, sin tierra santa ni casa propia. No importa dónde, imagino, un oficial abre su pasaporte (como su médico le abrió la blusa y su maestro le revisó los apuntes, como su tía huele a escondidas su ropa sucia o su ropa limpia), el oficial de aquí o de allá mira en la foto y la mira a ella y mira a través de ella y se pierde en la belleza… El oficial imprime un sello en la paginita. Una bella no tiene identidad, tiene cortejos pavorosos, amores platónicos obsesivos, tiene también cierto halo nervioso de no saber, bien a bien, la fuerza del celo su presencia provoca. No hay hermosura entre semejantes. Sohar vende la mercancía a la tía, entre toldos de un mercado, donde no hay tapetes para postrarse ante Mahoma, donde las espinacas se agusanan y la ocra es un vegetal baboso. Sohar, plantada en el rehilete áspero y maravilloso que le circunda el cuerpo y su respiración, su vibración de Medio Oriente palpita, su cadencia de oasis en extinción, su chispeante presencia sin sonrisa joven. Bulbo del desierto. Melena de opio. Niña tragedia, la bella.
POR
Correspondencia J. P. Riveroll
L
a casa de Herminio Vázquez Lamorisse es una osadía. Furtiva, sombría y melancólica, es un compendio inescrutable de periódicos de todas épocas e innumerables países, en un babilónico entramado de idiomas. Aunque sólo entiende un puñado de ellos, en ocasiones le basta con las fotografías de tapa o los gráficos que le siguen, infiriendo hasta en los dibujos satíricos las pistas de su infierno. De un solo piso, además de las atiborradas pilas de diarios, revistas y algunos libros —pocos—, en la estancia principal de la casa hay sólo una mesa larga y ovalada en la que se podrían dar cita para comer unos dieciséis comensales si así lo deseasen. Sin embargo sobre ésta descansan, cual amos y señores del espacio, tres tableros de ajedrez con sendas partidas en distintos momentos, y entre éstos, seis tableros de Risk, el juego de la guerra, correspondientes a cada lado de las tres partidas. Como si Dios jugara al ajedrez (y no a los dados), Vázquez Lamorisse plantea el descubrimiento de ciertas claves ocultas que descifran el caos aparente; jura haber encontrado la llave del orden, aunque vive receloso de su enigmático secreto. De terroristas a políticos, de guerrilleros a narcotraficantes, cada segmento de la humanidad en pie de guerra tiene su representación en una pieza del tablero. La torre, por ejemplo, simboliza los ejércitos comunes, nacionales, del orbe: el estadounidense, el británico, el chino son notables protagonistas en las partidas en curso. El alfil encarna a cárteles del narcotráfico o grupos paramilitares, mientras que el caballo significa el terrorismo o la guerrilla, bajo el sorpresivo movimiento ambiguo que brinca de casillas blancas a negras y viceversa. “La violencia que parte del narcotráfico está institucionalizada, tiene objetivos específicos claros y no se mueve de sus parámetros”, argumentó en la última entrevista que concedió hace ya un par de décadas. A los servicios de inteligencia en las cúpulas del poder los encarna la dama: la CIA o Sco-
tland Yard siguen su curso mientras la desaparecida KGB fue una de las piezas notables en la partida que llegó a su fin tras la desastrosa derrota de la Unión Soviética y el bloque de países alineados al comunismo —hecho previsto por Herminio años antes gracias a vislumbrar, como buen ajedrecista, seis o siete jugadas adelante. No deja de ser una ironía que la coalición con mayor afición al ajedrez haya perdido una partida vital de manera tan escandalosa. No cesa de intrigar a politólogos, historiadores, estrategas militares o a los mismos ajedrecistas el uso que Herminio le da al campo de batalla del Risk. Lo poco que se sabe es que, dadas las incalculables contingencias en los conflictos humanos, mucho se resuelve con métodos alternos poco convencionales. Así, el movimiento mínimo de un peón puede estar supeditado al resultado de una ardua batalla librada en ese otro terreno de juego cuando una circunstancia bélica no es lo suficientemente significante como para implicar un cambio de casilla, lo que sucede a menudo. Son pocos los acontecimientos contundentes que pueden prescindir de los ejércitos multitudinarios del Risk para expresar un movimiento concreto, como el sencillo ejemplo del ataque a las Torres gemelas, coyuntura insólita que en el tablero, claro, implicó que un caballo tomara el lugar de una torre, expulsándola del juego para quedar en posición de jaque, aunque más tarde fuera flagrante que lo acontecido fue resultado de una jugada de fantasía que a la larga no prosperó, a pesar del sobresalto y la pérdida de material. Poco se ha indagado en su ascendencia francesa, quizá porque el emporio económico de la familia Vázquez significó siempre una sombra para el discreto lado materno, del cual se desprende la veta lúdico-militar que Herminio mantiene viva. Albert, hermano de su madre, mejor conocido como cineasta en la lejana Francia que como inventor, fue el artífice del originalmente llamado La Coquette du Monde (La Conquista del Mundo), en un METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
95
SOCIEDAD SECRETA | J. P. RIVEROLL esfuerzo por ayudar a Theo Lamorisse, su padre, a resolver ciertos acertijos intraducibles al tablero de ajedrez. Creado en 1950, para el 58 Parker Brothers (hoy Hasbro) compró la idea del juego y, dadas las sensibilidades de la época de posguerra, cambió el nombre para comercializarlo con gran éxito y una sola adición: los dados. Concebido para que el motor de los ejércitos y batallas fuera la mímica de lo que sucedía a nivel mundial —método que conserva Herminio—, fue necesario incluir dados para popularizar su uso. Se ignora el número de generaciones a las que se remonta la continuidad interpretativa de la historia bélica del mundo en el árbol genealógico materno, aunque es posible construir hipótesis plausibles si se toma en cuenta el siglo X como punto de partida del ajedrez en Europa y la Edad Media como materialización de su estado actual. Cabe mencionar la similitud con el materialismo histórico: sólo en retrospectiva se comprueba lo acertado del sistema. Como la historia del ser humano, al rastrear el pasado los resultados se tornan evidentes, inevitables, al igual que el desenlace de cada partida de ajedrez. En el penúltimo capítulo del reciente Memorias en blanco y negro, la nostálgica y precoz autobiografía del Gran Maestro mexicano Gilberto Hernández Guerrero, el autor interpela a la influencia de Vázquez Lamorisse en su obra, dándole finalmente el crédito de la aventurada apertura con la que comenzó la primera partida de la pasada Olimpiada de ajedrez celebrada en Dresden. Tomada de la observación de uno de los tableros en casa de Herminio, la apertura en cuestión parte del gambito de China al sacrificar el comunismo para tornarse poco a poco en Estado capitalista (imperialista), transfiriendo la estrategia de ataque de los caballos a las torres en una etapa prematura de la partida. Consciente de las altas probabilidades de victoria para la República China y sus aliados en la contienda en curso gracias a una apertura arriesgada, Hernández Guerrero decidió darla a conocer al mundo en la terna olímpica con un éxito rotundo, al grado de convertirse en una apertura cada vez más usada, conocida ya como “Defensa China”. En contraposición, habla también en su libro sobre la apertura igualmente osada pero fallida que Herminio tuvo a bien mostrarle como herencia de su antepasado francés: el resurgimiento militar nazi luego del fracaso alemán en la Primera Guerra Mundial, en franca oportunidad de ganarle la ofensiva a los aliados, un triunfo obstaculizado por mínimos errores de
METAPOLÍTICA
96
núm. 69 | abril-junio 2010
cálculo. Cuando sendas bombas nucleares cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki, equivalentes a un contundente jaque mate perpetrado por la dama luego de sacrificar las torres, la sorpresa de Theo fue mayúscula: un tablero en el que el trágico triunfo germano parecía inminente, impulsado por una extravagante apertura que mereció el nombre de “Gambito Alemán”, emparentada en estilo con la “Apertura Inglesa” desarrollada por Howard Saunton en 1843. Tras la frustrada intentona por parte de las potencias del Eje la nueva apertura no prosperó en el mundo del ajedrez, dando pie al proyecto paralelo de su hijo cuya función sería darle más importancia a los detalles para eludir tales errores garrafales y afinar las facultades de vaticinio. Los frutos del Risk se hicieron presentes en el pronosticado desenlace de la guerra de Vietnam donde Estados Unidos de América se rindió ante el ataque corcel que inmovilizó sin más a las torres, perdiendo la partida al levantarse de la mesa y evitar así el bochornoso mate. Con el sólo interés de seguir de cerca cada jugada, el incansable ajedrecista trabaja en su casa como en un laboratorio, consultando todo y cuanto le es posible asir en las horas que tiene un día. Gilberto, su hermano menor y heredero a su vez de la empresa paterna, se encargó de proporcionarle una computadora con su respectiva conexión a Internet como parte de lo que le correspondería de la fortuna familiar, en un gesto que más bien deja entrever la culpabilidad que pretende extirpar cuando acechan las malas conciencias. Para él, sobra decirlo, la actividad diaria del prójimo borda en la locura —si fuera más insensible lo habría internado en un manicomio al día siguiente del entierro del patriarca, su último vestigio ascendente. Por necesidad, Herminio desarrolló una especie de adicción a la world wide web, la encarnación de sus más íntimos deseos, la resolución de un sinnúmero de inconvenientes que lo alejaban del juego, sus causas y sus consecuencias. Para él, los medios de comunicación de derecha son tan útiles como los de izquierda, los alternativos, los reaccionarios o los revolucionarios. En su universo, cada pieza en el tablero tiene su articulación en la pantalla de una computadora (el mundo), es sólo cuestión de localizarla al tiempo que levante la voz. La Historia se va forjando sin cesar casilla a casilla, partida a partida. Por supuesto, para Herminio la perspectiva de paz mundial es un horror: el averno que dejaría desprovisto de sentido al tablero de ajedrez, es decir, la vida.
Marasmo Zazil Alaíde Collins* Tenemos que ser tercos: tercos de dulzura tercos en la cárcel en la muerte tercos tercos y más tercos en la firma tercos terquísimos para pasar por el ojo del camello y recobrar la cintura de las aguas. Diana Morán
Ósculo y bemba letal. Letra I. / Marengo mamó el poema de la Amapola. / Domingo y amanece. / Riña de solsticio. / Un otoño y un maple su cuerpo. / Ni Vesubio amante / o caracol de Olimpo. / El extraño aplaude su nébula. / Ojos que mascan / máscara y la masa roja bullan. / La I otea, prosódica. / Amanece en domingo / y súbita la apnea los estremece. / De funerales las hojas del bosque / crujen un letargo de sinfonía tetánica. / Melló, cogió, hirió la cocina con máculas / sangre y suelas. Baratas. / Vaho etílico del inmolado. / Hombre que se dice monofásico / juego de espejos, ojos que deambulan, / ojos de tercero, morbo y corral. / Mujer de balboa camina con el ave. / Baile medroso y abandono. / Mujer que abraza los pilares, mano en el ojo. / La roca se afila en la cavidad del río. / Domingo y atardece. / Faro forense, fábula de erizos y zorros.
*
Escritora. Es autora de Junkie de nada (México, Lenguaraz, 2009). METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
97
LA
Invención
AL CUADRADO Lobsang Castañeda*
S
i inventar consiste, como se ha dicho hasta el cansancio, en tomar algo ya existente y encontrarle nuevos usos, entonces la dicotomía originalidad-plagio resulta apenas una estrategia burda para descalificar la versatilidad del ingenio humano. Si inventar no tiene en el fondo nada de original o, mejor aún, es una actividad que supera los moldes a los que la propia originalidad se somete, entonces un invento no tiene tanto que ver con la creación ex nihilo cuanto con el préstamo, la apropiación y la retención de lo que ya es. El invento, por decirlo así, remata el hecho. La invención recubre las cosas con otra capa de existencia: es una tela que se adhiere a su superficie, otra vuelta de tuerca, una sobreexistencia. Si inventar no se sustrae del ser, de la presencia efectiva, del convencionalismo, es porque no se trata de una creación sino de una recreación. Toda creatividad es recreatividad. Recrear es producir algo nuevo, con la salvedad de que tiene forzosamente que provenir de lo existente. Es crear al cuadrado. Pero también es un divertir, un alegrar, un deleitar capaz de sacarse de encima las presiones del trabajo. La recreación busca la suspensión del trabajo —que no es más que el ámbito donde lo previsible se hace finalmente visible— y, por ende, el alivio del trabajador. Recrearse es no trabajar, estar desocupado, permanecer ocioso. El ocio, se sabe, juega un papel preponderante en los procesos de invención. Sólo se puede *
Ecatepec, 1980. Ha sido becario en ensayo de la Fundación para las Letras Mexicanas. METAPOLÍTICA
98
núm. 69 | abril-junio 2010
inventar cuando se tiene tiempo libre, ya que de lo contrario es muy difícil encontrarle nuevos usos a las cosas. En un mundo cada vez más exento de intersticios pasivos, de lapsos de inactividad, de recreos, la invención se vuelve imposible y el objeto termina respondiendo sólo a su utilidad primaria. La falta de ocio reduce las posibilidades siempre abiertas o disponibles de los objetos. Sin ocio, entendido no como el estacionamiento o total desconexión de las capacidades creadoras sino como el intervalo de relajación que renueva los poderes imaginativos, la viabilidad del uso diferente o alternativo se amilana. La utilización convencional del objeto lo maniata. El trabajo es previsibilidad que inmoviliza. Las posibilidades canceladas, amputadas, suprimidas, terminan por diluir la integridad del objeto. Toda herramienta es un objeto diluido. La invención, en cambio, recupera el ser que permanecía oculto: es una reiteración —esto es: un “volver a decir y a hacer”— pública de lo existente. Los objetos se revelan completamente sólo cuando se les renombra y se les rehace. Un martillo puede servir, en efecto, para clavar pero también para sujetar papeles. Un zapato puede servir, por supuesto, para calzar el pie pero también para matar insectos. La utilidad primaria del martillo es clavar pero una de sus posibilidades es la de ser también un pisapapeles. La utilidad del zapato es calzar el pie, protegerlo, pero una de sus posibilidades es la de fungir además como instrumento de defensa y aniquilación. El objeto es complejo porque las posibilidades que lo conforman están siempre ahí, listas para ser explotadas, a la vista y al-
LA INVENCIÓN AL CUADRADO | SOCIEDAD SECRETA cance de todos. La función primaria del objeto deviene múltiples funciones. Lo previsible se vuelve imprevisible. La invención aminora la funcionalidad primordial que petrifica al objeto y hace posible el surgimiento de nuevos sentidos y de nuevas interpretaciones. Impulsa, se podría decir, el famoso “círculo hermenéutico”. La recreación hace que la cosa aumente, crezca, cobre nuevos bríos, sobre todo cuando ha permanecido inmóvil o encadenada a las prácticas cotidianas sin mayores cuestionamientos. La tarea del inventor consiste, pues, en inyectarle al objeto otros significados, en extrapolar juicios y conclusiones, en trastocar la utilidad original. Detrás de lo interpretado se encuentra siempre otra interpretación (o mejor dicho: una reinterpretación) que, compuesta o elemental, simple o confusa, hace de los objetos un mundo. El mundo de la invención es imprevisto, espontáneo, sorprendente. Un mundo donde los objetos no están alineados con ninguna función o práctica primordial. Un mundo donde lo secundario sigue siendo lo más importante y donde las posibilidades de los objetos permanecen siempre abiertas. La invención cuida la multifuncionalidad de lo existente. Si lo utilizado es lo que funciona bien de una sola manera, lo inventado es lo que funciona bien de muchas maneras. Con la recreación el objeto se expande, se multiplica. Recrear es evidenciar prácticas ocultas, sacar a la luz posibilidades otrora veladas. Cuando la utilización de lo recreado se estabiliza y termina por convertirse en una nueva función primordial, la invención vuelve a poner en marcha el movimiento de las posibilidades todavía ocultas y, por lo tanto, su probable manifestación. En el mundo de la invención los círculos nunca se cierran, pues los materiales requeridos están siempre a la mano: son, efectivamente, todo lo existente. Al inventar traigo a “mi mundo” lo que no pertenece a él. Creo otro mundo, el mundo de mis inventos, a partir de la realidad efectiva. Al crear “mi mundo”, recreo de alguna manera el que ya existe. Me valgo de la recreación del mundo para crearme a mí mismo. En caso de ser un escritor, el inventor puede, por ejemplo, tomar hechos más o menos desligados del mundo en el que se mueve y darles un perfil literario. Llevar las cosas del mundo circundante a “su” mundo de palabras y lenguajes. Sólo hace falta detectar en qué parte de la realidad se encuentran los materiales adecuados para semejante transfiguración. De este modo, objetos que comúnmente no pertenecen al ámbito de la
literatura pueden integrarse a ella, enriqueciéndola. Queda a reserva del propio autor-inventor hacer de estas nuevas prácticas un mundo personal, darles la importancia que merecen, tomárselas en serio, ejercitarse en ellas de manera regular. De hecho, la mayoría de los procesos inventivos entrañan ya determinada praxis. Cuando el poeta Villaurrutia inventó el género literario “fichero” lo ejerció, lo llevó a cabo, lo puso en acción de inmediato. Con su “fichero”, Villaurrutia pretendía hablar de la pintura de Agustín Lazo (aunque el invento puede aplicarse a cualquier otro asunto) sin la odiosa presunción del especialista; ofrecer una serie de ideas, opiniones, intuiciones, sentencias, fragmentos, aforismos e imágenes sueltas sobre un tema que seguramente no quería abordar de manera continua. El “fichero” es para Villaurrutia un enser literario que sirve precisamente para recrear la agudeza del pensamiento. Igualmente, con la invención del poemínimo, Efraín Huerta intentó dislocar y trastocar, jugar y recrear, deslizar y “expresar referencias maternales sin llegar jamás a los extremos líricos y delictuosos de la mentada por la mentada misma”. Descontón, golpe artero, el poemínimo es una imagen o frase redondeada, hecha ritmo, que sirve para alivianar las solemnidades, arrogancias e imposturas del mundillo literario. En el fondo, los motivos del inventor Huerta subyacen a muchos otros tipos de recreación poética: “me incomoda —dice— que una hermosa imagen o una frase de legitima brillantez caiga en manos de un poeta incapaz de aprovecharla”. También en su Disertación sobre las telarañas Hugo Hiriart nos habla de un nuevo género literario, “la dedicatoria conflictiva”, inaugurado sin querer por un tal Donald G. MacRae que en su libro sobre Max Weber escribió: “mi esposa, por razones que entiendo, me sugirió que dedicara este libro a la memoria de J. N. Hummel. Sin embargo, yo preferí no hacerlo”. Dicho invento no es más que la recreación literaria de una convención social basada en la gratitud y los buenos modales. Semejante a un caleidoscopio que al girar incrementa las figuras, la dedicatoria sale de sí misma para reflejarse en el espejo de la actividad literaria. Antes simple regla de urbanidad, ahora es parte del quehacer artístico. Antes señal de cortesía, ahora es elemento constitutivo de la obra o la obra misma. Algunas de sus posibilidades pueden incluso ser ilustradas utilizando la clasificación provisional que Hiriart propone. De esta manera, el invento se segmentaría en una serie de subgéneros: las dedicatorias conflictivas dramáticas, las METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
99
SOCIEDAD SECRETA | LOBSANG CASTAÑEDA comprometedoras, las metafísicas, las misteriosas, las excluyentes, las abstractas, las multitudinarias, las misantrópicas, las misóginas, las burocráticas, las disyuntivas, las zoológicas, etcétera. Y por si esto fuera poco, agrega Hiriart, “se espera que una cierta inversión de valores estéticos sobrevenga con este florecimiento y se produzcan juicios como ‘el libro es bueno, pero la dedicatoria es pésima’ o ‘desde luego no leí el libro, nada más leí las trescientas páginas de la dedicatoria y son conmovedoras’”. En suma, el arte de la dedicatoria deja ver la intención de recrear el trabajo literario. También Augusto Monterroso descubre un nuevo género literario a partir de la muerte de las personas. Dice en La palabra mágica: “Cuando se trata de algún escritor o artista el acontecimiento provoca tal cantidad de opiniones instantáneas sobre su vida y su obra que han terminado por convertirse en un nuevo género en el cual hay que ejercitarse prácticamente todos los días, y que llamaré género obituario”. Lo malo, agrega, es que dicho género tiene pocas posibilidades de crecer desde el momento en que uno de sus principales problemas es el de “la
METAPOLÍTICA
100
núm. 69 | abril-junio 2010
improbabilidad de ser originales y no reiterar los mismos juicios respecto de los más diversos difuntos”. Así, pues, los practicantes de este tenebroso invento terminan compartiendo los mismos juicios críticos y la misma capacidad de afecto por los seres queridos que se han ido. El escritor con inventiva o recreativo no se conforma, entonces, con la utilidad primordial de los objetos: inventa otros, ni mejores ni peores, distintos. La invención literaria tiende a la expansión de la propia literatura; es una literatura al servicio de sí misma. Cuando lo literario no logra deshacerse de lo que le estorba, la invención entra en escena para renovar lo que a fuerza de repeticiones ha quedado enquistado. En la literatura, la creación al cuadrado produce mundos individuales que se convierten en generales gracias a la lectura. La lectura sirve para introducirse en ese mundo que el escritor ha construido luego de trascender la utilidad primaria de los objetos. Leer es participar de la recreación, actualizar el invento. Cada que leemos un texto le abrimos la puerta a todas las posibilidades —incluidas, por supuesto, las menos evidentes— que conforman la literatura.
EL NUEVO LIBRO DE
Job(s)
Rafael Toriz*
L
o que nadie puede negar, bajo ninguna circunstancia, es que se trata de un objeto irresistible: una manzana envenenada que alimenta la lujuria y el deseo. El último invento de Jobs sencillamente es un shock, acaso un giro copernicano. El entramado filosófico y mediático que plantea el iPad es a todas luces sorprendente: el mundo en la palma de la mano. La realidad textual, musical y las infinitas posibilidades de la foto y el video al alcance de los dedos, un regreso triunfal de la tableta desde los tiempos de Mesopotamia. El iPad nos ofrece el futuro ayer junto con el elegante diseño característico de Mac: una realidad que sólo si somos demasiado cándidos, ricos o estadunidenses podemos avalar sin cortapisas. Las cosas, desde luego, no son tan sencillas; la belleza, nos recuerda la experiencia, entraña siempre abismos particulares. Es cierto, la informática personal y global está sufriendo cambios cuánticos y decisivos, nos encontramos innegablemente en un enclave neurálgico, vastísimo y veloz pero, ¿qué tanto?
EL ESPE JO DE L AS IDEAS
Desde el momento aurático en que la realidad se volvió una instancia histórica, es decir consciente y mensurable, el mundo quedó divido en opuestos complementarios. Así, el día y la noche guardan una correspondencia y una antinomia similar a la del agua y el vino, lo bueno y lo malo, el ser y la nada, la fama y la infamia, *
Xalapa, 1983. Premio Nacional de Ensayo “Carlos Fuentes” en 2004.
el sauce y el aliso. En ese contexto aún ahora son proverbiales las palabras de Borges cuando aseguró que “todos los hombres nacen aristotélicos o platónicos”, lo que llevaría dicho dimorfismo simbólico hasta nuestros días: el paradigma exclusivista de Steve Jobs o la tumultuosa borregada representada por Bill Gates. Todos sabemos que, desde los rudimentos de nuestras organizaciones sociales, ha sido necesario diferenciar lo uno de lo otro, ocasionando con ello dispositivos de poder, orientaciones sexuales, formas de gobierno, sistemas económicos y preferencias estéticas: ser humano significa, esencialmente, no ser como otro ser humano (aunque dicha aspiración no sea otra cosa que un delirio de muchedumbres). La necesidad de individuación de nuestra especie, aguijón que también atormenta a los bonobos, es un motor creativo y un acto discriminatorio al mismo tiempo. Los simios, en su animalidad, resuelven sus diferencias con orgiástico sexo. Nosotros, en la nuestra, compramos y compramos. El pasado 27 de enero el gurú de la hipstericoolización de la cultura dio al mundo un gadget inesperado que —en teoría— está llamado a cambiar la manera en que nos enfrentamos al mundo, fundamentalmente al entramado textual de la existencia (libros, revistas y periódicos), pretensión que bien mirada suena a consigna metafísica o mallarmeana: el universo entero en una tableta cuyas dimensiones recuerdan a aquella donde picamos la cebolla. En lo que no suele repararse es que pese a contar con un soporte maravilloso con el cual enfrentarnos al mundo escrito, ello no avala la calidad de los contenidos. Los buenos libros como los buenos artículos son escritos por buenos escritores y buenos periodistas. Y nada de que a Chuchita la bolsearon. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
101
SOCIEDAD SECRETA | RAFAEL TORIZ El último juguete de Jobs aparece como el cuarto invento dentro de una genealogía de genialidades. En 1984 vería la luz la primera Macintosh, una computadora personal que, entre otras cosas, sería la primera en darle al mouse un protagonismo en la ejecución de comandos en lugar de la prehistórica interfaz por línea. Posteriormente, luego de una historia comercial poco fructífera debido a sus elevados costos, a la exclusividad de su software y a la competencia que a finales de ochenta y principios de los noventa representó IBM, la Mac se vería reducida a un objeto de culto sólo apta para algunos pocos iniciados pero sobre todo para aquellos que pudieran pagar el lujo que representaba una computadora con pedigrí. Al respecto, Juan Villoro ha escrito algunas páginas que pintan el panorama de entonces de cuerpo entero: “en aquel tiempo de catacumbas, la PC no tenía ratón. Mac era la opción más práctica, mejor diseñada y mucho más cara. Las razones para escogerla iban del exclusivismo fashion a la superioridad de un códice sobre un trabalenguas”. En 2001, luego de que el mundo no se acabara, irrumpiría de una vez y para siempre el iPod, ese artefacto discreto que en su momento nadie bajó de un vulgar reproductor de mp3 y que al día de hoy ha demostrado ser toda una revolución tanto en la manera de almacenar música como de distribuirla —ahora no es necesario que los intérpretes tengan un disco completo puesto que cómodamente pueden comercializar temas individuales a través del iTunes y otros dispositivos de descarga—, mandando a la tribuna del olvido no sólo a los discos compactos sino también a los otros reproductores de mp3, que tan pobres resultaron en comparación (al menos estéticamente). Finalmente en 2007 la gente de Apple se superaría así misma al patentar el iPhone, un teléfono inteligente —aún ahora prohibitivo— con casi las mismas funciones que un satélite sideral. Es evidente que la magia de Jobs no se reduce exclusivamente al desarrollo de sus productos, puesto que la competencia —encarada en distintas circunstancias por gigantes como Samsung, IBM, Google, Amazon et al— radica en la idea que vende a la par de sus aparatos: el mundo Mac representa un paso exclusivo al empíreo de nuestros días, implica pertenecer a una suerte de cofradía relajada, creativa e intelectual que no se conforma con lo que cualquier asalariado chamagoso tiene en su casa. Como en caso de las zapatillas Nike, las playeras Lacoste o los bolsos Louis Vuitton, los productos de METAPOLÍTICA
102
núm. 69 | abril-junio 2010
Apple son la llave de habilitación para entrar a un mundo, más pleno y exclusivo. El verdadero talento de Jobs y toda su industria radica en la de ser unos formidables ingenieros de expectativas (y cobrar muy bien por ellas). El eslogan popular lo resume bastante bien, “once yo go Mac, you never go back!”, que es como decir “el que conoce lo bueno desprecia lo regular”. Este punto lleva a preguntarse por algo más profundo, complejo y antiguo: ¿cómo es qué opera la conformación del gusto? y sobre todo ¿cómo consigue imponerse? En un artículo reciente, el periodista Steve Lohr del New York Times aseguraba que la rúbrica de Jobs, el hecho de reflejar su personalidad en los objetos que crea, se ve plenamente representada en el elitismo y el individualismo como valores supremos, por la particular elegancia englobada en el Think Different de un hombre que viste jeans sin cinturón, cuellos de tortuga y zapatos deportivos modelo abuelito, lo que mueve a pensar si el gusto entronizado por el mayor accionista individual de The Walt Disney Company—lo suyo, desde luego, es el entretenimiento— tiene por fuerza que ser el estandarte del avant garde, del non plus ultra. No lo creo. Mi experiencia me dice que las ideas y visiones de mundo suelen imponerse de uno u otro modo en distintos espacios y tiempos, y si particularmente dichas imposiciones vienen en un empaque coqueto y seductor resulta fácil sucumbir a la voluntad y al gusto impostado de los otros, que suelen comprar aditamentos que no necesitan y que jamás utilizarán. Me gustan mucho las manzanas pero, por fortuna, la variedad de frutos tecnológicos es vastísima, y conviven en ella la compota con la cocina molecular y el periódico con el internet: conviven los libros con esos espejitos maravillosos que, pese a su gracia, me recuerdan todo el tiempo lo infinitamente hermoso y genial que es su creador. Desde luego un análisis del iPad no significa un empoderamiento sensible del Kindle, el Nook o la recientemente anunciada tableta de Google. Si algo les interesa a los comerciantes es precisamente eso, vender a toda costa. Los tiempos, desde luego, no están para enarbolar visiones apocalípticas —pese a fundadas sospechas nadie puede asegurar todavía si Jobs es el hijo demonio—, sin embargo aún parece muy temprano señalar si estamos ante el Midas del presente, un verdadero Galileo del siglo XXI, o si por el contrario diremos después de unos años que el iPad, como los tornamesas, el 8-track, el walkman o los discos de 3.5 pulgadas, fue en esencia mucho ruido y pocas nueces.
LA MÍSTICA DEL
Desorden Víctor Hugo Malfavón*
N
uestro tiempo tiene en el rock uno de sus más fieles y nítidos espejos. En él encuentra una pantalla donde contemplar todos sus rasgos desconcertantes: su monstruosa fisonomía... De la mano de algunos de los más singulares exponentes de este popular género musical, accede también a facetas propias que podían serle no sólo desconocidas, sino insospechadas; por ejemplo, una faceta religiosa: a través del rock nuestro tiempo secular conoce su música sacra. Entre los mencionados exponentes, la banda angelina de rock Tool destaca de forma especial. La música de este cuarteto es vía de acceso a un éxtasis singular: el de existir en el caos, en medio de un mundo que, a través de su consustancial hiper-tecnologización, evade de modo automático toda estabilidad, niega a la realidad cualquier reposo, cualquier estadio fijo, para fragmentarla, dispersarla y disolverla en la mutación perpetua de la locura. A través de su música, Tool opera positivamente en este espacio, sólo en apariencia hostil al género humano, dotando a los sujetos que en él existen de la facultad de ver lo sagrado en lo que aparece al ojo común, no iniciado, como la suma de lo profano. Tool instruye al devoto oyente de su música en una búsqueda de la trascendencia espiritual justo en los baluartes de un mundo que, según muchos, de hecho ya ha perdido el espíritu. Las atmósferas, los ritmos en los que Adam Jones y compañía se sumergen, la elaborada música que diestramente construyen —el iniciado lo sabe— constituye toda una mística: la mística del desorden. *
Distrito Federal, 1982. Misántropo frustrado convertido por desesperación a la fe en el amor.
EL CUERPO
Esta música hace de la cordura, la locura y el extravío, un encuentro; justo cuando el sujeto contemporáneo, que existe no solo en una transición de milenios, sino de eras, no sabe qué hacer con su naturaleza más elemental en un mundo que, para poder expandirse sin demoras, se ha deshecho, precisamente, de ese milenario referente llamado naturaleza. Por medio de esta música, se recupera el problemático orden de los instintos y se le integra bajo nuevas formas a un ámbito que parecía pretender suprimirlo. Tool —como su nombre lo sugiere— intenta un regreso a lo rudimentario, a lo elemental. Este movimiento, sin embargo, se encuentra distorsionado desde el momento mismo de hacerse, es mediado por el lugar desde el que se emprende: nuestro mundo hiper-tecnologizado, digitalizado, inhumanizado. En este regreso no se busca una supuesta pureza o inocencia originarias, sino que, más bien, impulsados por éstas, Tool busca en lo elemental y rudimentario, lo perverso. Expliquémonos: esta invocación (fundamental) de las primigenias fuerzas del hombre no tiene como finalidad contrarrestar el proceso de deshumanización que de manera inexorable sigue nuestro mundo, sino, todo lo contrario, completar dicho proceso. ¿Cuál sería la materialización última y más acabada, la condensación suprema de un remoto reino primigenio sino nuestro cuerpo animal? En la música de Tool, el cuerpo es redescubierto, recobrado con fascinación y extrañeza: no como herencia ancestral, sino como lujo auténtico en una época en que lo virtual es cada vez más el nivel principal de la existencia. METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
103
SOCIEDAD SECRETA | VÍCTOR HUGO MALFAVÓN El cuerpo, como testimonio absoluto de la regresión a un tiempo inmemorial en el tiempo presente, no es la representación de un valor humano olvidado o perdido, sino lo perverso en sí: la fuente de todas las potencias, el centro en que confluyen todas las fuerzas y, en cuanto tal, la máquina insustituible, indispensable, el lugar donde terminarán por realizarse todos los experimentos y se implementará cualquier avance tecnológico. En suma: el cuerpo es la posibilidad misma de que una transformación verdadera y definitiva acontezca, cerrando así el círculo que relegue a la humanidad en el olvido.
L. A.
Los Ángeles, California, es la tierra prometida a la que Tool evoca en sus composiciones: la ciudad que reúne todas las condiciones, todos los elementos para simbolizar de una forma ideal el modo de ser de las sociedades en la civilización occidental. La banda angelina traza el mapa espiritual de su ciudad para emprender un viaje a su interior, para que podamos recorrerla, conocerla y, finalmente, perdernos en ella: Los Ángeles como metonimia del mundo. Hay que exponer, hacer entrar al cuerpo en la dinámica de una ciudad como ésta, donde engorde y se infle como un globo y luego quede en los huesos, donde conozca el zen y la muerte por sobredosis, la terapia holística y los implantes de silicón, el surf y el fist-fucking... Que el sujeto habite, se adapte orgánicamente al todo de un mundo donde glamour y violencia, racismo y new age, son caras de la misma moneda, pues sólo ahí
METAPOLÍTICA
104
núm. 69 | abril-junio 2010
se accederá a la experiencia trascendental de la transformación, el tema central en la obra de Tool.
L A DANZ A DEL MAL
Sólo de un modo aparente la materia humana, subjetiva y objetivamente, ha adoptado formas fijas a través de cada época de su historia: como tal, lo propiamente humano nunca ha existido. Lo propiamente humano es solo esta perpetua metamorfosis aleatoria, esta constitutiva falta de forma. El cuerpo que Tool nos ofrece es un cuerpo reactivo, cargado de agresividad y pulsiones destructivas, un cuerpo que, mediante su radical negatividad, se abre al mundo y a la búsqueda de la plenitud (que encuentra aún en la mutilación). Tool muestra el camino a este cuerpo. A través una suerte de cartografía musical, rastrea las entradas a una realidad perforada, traza los límites de un tiempo y un espacio caóticos en los que este cuerpo ocupa el centro. Por medio de esta música iniciática, el cuerpo aprende a moverse, a respirar, a existir en el desorden: a encarnarlo. Al compás del rock cortante que Tool fragua en un estudio de grabación, este cuerpo paranoico, reactivo en su esencia, comienza su danza... La música de la banda angelina Tool se nos ofrece como clave exacta para descifrar el desorden que la cultura occidental vive en todos sus niveles, como un evolucionado órgano digestivo que nos dota de la facultad para transformar este desorden en materia nutritiva y nos vuelve capaces de sentirnos en nuestro elemento dentro de él.
UNA TEMPORADA FLOTANTE
EL CLUB DE LO
Soso
Luigi Amara*
C
uentan que en Londres hay un club consagrado a la insulsez y a los lugares comunes. Allí los miembros se reúnen para hablar sólo de tópicos y naderías —del clima, o de lo caro que está la vida, o de que una golondrina solitaria no hizo verano—, y parece que si alguien osa deslizar en la conversación alguna anécdota interesante o una idea aventurada, es expulsado o por lo menos suspendido de inmediato. Como es un club muy exclusivo, resulta casi imposible ya no digamos ser admitido, sino conocer bien sus reglas, y a veces me pregunto si lo que escapa a lo anodino pero todavía no roza lo excéntrico amerita entre ellos una multa, una ronda de whiskey para todos, por ejemplo, o cerrar el pico durante el resto de la velada. No sé cómo se denomine a sí mismo, ni si sus miembros mantienen ese ambiente de clausura y secreto que suele distinguir a ese tipo de congregaciones; tal vez, para no llamar la atención y permanecer como una mera reunión de sosos, se conoce simplemente como “el club”. Con la licencia de no pertenecer a él, con la distancia de no tener que bajar el listón obligatoriamente, se me ocurre bautizarlo como el Club de la Fruslería o, quizá, como el Club de lo Chato. También, si adivino bien sus intenciones, podría llamarse el Club Antipedante. Aunque Londres haya sido desde siempre la cuna de muchos clubes y negocios raros, tanto de corte exquisito como más bien palurdo, supongo que al interior de *
Ciudad de México. 1971. Poeta y ensayista. Fundador de La Tumbona Ediciones. Es autor de Sombras Sueltas (México, El Equilibrista/UNAM, 2006).
un club de estas características estará prohibido hablar de la existencia de otro club que, como él, se aboque a la más estricta medianía; su gestación sólo es concebible al margen de su regla principal, pues como idea, como mera posibilidad, el veto de todo lo llamativo, la expurgación de cualquier protuberancia que se aproxime a lo original, se antoja estrafalaria y atractiva así sea por recalcitrante. Un poco como el club imposible al que no entraría Groucho Marx (puesto que lo aceptaría como miembro), en este club de la antipedantería sería expulsado ipso facto quien viniera con la idea, totalmente jalada de los pelos, de fundarlo. Es probable que surgiera como un remanso en medio del torrente de mamonería e infatuación que nos arrastra, o bien como una tregua ante la obsesión por las curiosidades y lo “interesante” que manifiestan los medios masivos. Es evidente que en su gestación también intervino cierto hartazgo, se podría decir que justificado, ante las conversaciones elevadas, aquellas en que las réplicas son siempre irónicas y ágiles o demasiado sesudas, o en las que el nombre de Lacan corre de boca en boca a mayor velocidad que el vino. Pero la razón última del club exige de sus socios una extraña destreza, la habilidad sobresaliente de no salirse nunca de la monotonía, de no traicionar lo insustancial —existe el riesgo de que alguien diga cosas tan ñoñas y consabidas que empiece sospechosamente a destacar—, de modo que si en un principio se planeó como un reducto para el reposo y el vaciamiento de la mente, es probable que pronto la vigilancia mutua hiciera de esas selectas reuniones un arduo sino es que inspirado ejercicio. Así coMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
105
SOCIEDAD SECRETA | LUIGI AMARA mo en los viejos salones franceses reinaba la chispa del ingenio por miedo a hacer el ridículo, en este club de la sosería habría de reinar la grisura como una forma invertida del mismo miedo al ridículo. Dos formas contrarias —separadas previsiblemente por el Canal de la Mancha— de entender el arte en decadencia de la conversación, que exigen, cada cual, una cuidada esgrima verbal. Necesitado continuamente de una buena plática sobre la inmortalidad del cangrejo o sobre si Maradona fue mejor que Pelé, cuando supe por primera vez de la existencia de ese club sentí unas ganas tremendas de ingresar a él, pero muy pronto consideré que, con lo caro que está la libra esterlina, no hacía falta tomar un avión a Londres; aun sin reglas estatuidas ni una férrea estructura de logia, calculé que hay miles de clubes así regados por todo el mundo, muchos de ellos amontonados en este país. Clubes de la Chabacanería que llevan años en funciones sin que sus miembros se den cuenta de nada, fascinantes como el paisaje del papel tapiz; Clubes de los Escrutadores del Estado del Tiempo, Sectas Estentóreas del Cliché y de Más de lo Mismo (pero en distinto orden), Asociaciones para la Exégesis de la Insipidez de los Demás. Reuniones periódicas en las que lo decisivo es no decir nada, dejar que todo permanezca como estaba, sin relieve, sin peligro de trepidación, como si nunca hubiera tenido lugar. El problema es que muy pronto descubrí que estos proliferantes clubes, por más ufanos que estén de la paja en la que pacen, carecen de todo mérito, pues en ellos, a diferencia del club londinense al que sin saberlo replican, si las conversaciones no alzan el vuelo no es por convencimiento y contención, sino por complacencia e incapacidad. Su medianía es constitutiva, no
METAPOLÍTICA
106
núm. 69 | abril-junio 2010
buscada. Es verdad que a veces tejen impensables filigranas en los bordes de las ideas recibidas, pero eso nada tiene que ver con algo parecido a una elección. Y aunque seguramente algún miembro del Club de lo Soso que viniera de Londres se sentiría a sus anchas en una de estas reuniones, quizá un tanto aturdido por la naturalidad y falta de esfuerzo con que las veladas transcurren sin nada digno de ser recordado, monótonas y sin fondo como el charco de la lluvia de ayer, tarde o temprano el visitante se percataría de que las fronteras de estos clubes trasatlánticos están extrañamente extendidas, como si se hubieran salido de control, y que sus principios rectores no conocen descanso, como si de este lado del mundo lo soso contara entre sus miembros a casi todos los ciudadanos. “La ordinariez no sabe de sí misma. Por eso es dichosa”. Se trata de una de las frases quizá más repetidas entre los antiguos escépticos, que propugnaron por la suspensión del juicio como medio para alcanzar la felicidad; una frase que ahora se antoja la divisa de los tiempos (sino es que la cúspide de la civilización), pero que no podría estar grabada en el frontispicio del Club de lo Soso. Si allí los miembros procuran en cada reunión lo intrascendente y huyen de lo extraordinario como de una enfermedad contagiosa, es porque aspiran a esa forma perversa de la dicha en que la ordinariez se alcanza con dedicación y esmero, es decir, con conocimiento de causa. En el remoto caso de que uno de esos miembros londinenses advirtiera que su club tiene aquí tantos espontáneos, tantos adeptos naturales, me temo que en lugar de maravillarse, en lugar de mudarse de país, más bien se vería aquejado de un ataque de melancolía.
LA JAULA DE LOS CUYOS
EL CASTILLO DE LOS
Sueños
Enrique Soto Eguibar*
M
ichel Jouvet es uno de los más reconocidos investigadores en el campo de la neurobiología del sueño. En El castillo de los sueños ha creado una obra memorable en que la novela engrana de forma magistral con el conocimiento de la fisiología del sueño. En la novela, el narrador, presuntamente el propio Michel Jouvet, adquiere un mueble antiguo en el cual encuentra los apuntes del propietario original del mueble. En ellos Hugues la Scève, científico aficionado del siglo XVIII, describe como surgió su interés por el estudio de los mecanismos del sueño. En una compleja trama perfectamente ambientada en la época, los apuntes describen todo un enorme conjunto de observaciones y estudios que realizó acerca de los mecanismos del sueño. Sus observaciones conducen al lector por parte importante de la historia de la neurobiología del sueño, contextualizada de manera cuidadosa en el siglo XVIII. El descubrimiento de los movimientos oculares rápidos y su asociación al recuerdo de ensoñaciones, llevan a la Scève a perseguir un estudio sistemático del contenido de los sueños, que le permite categorizar y agrupar diversos tipos de sueños. Su encuentro con el eminente Charles Bonnet (1720-1793) le convence de que el estudio introspectivo del contenido de los sueños es un camino cerrado para la ciencia. El contenido de los sueños aparece como un problema demasiado complejo, y siguiendo el consejo amable de Charles Bonnet, la Scève *
Instituto de Fisiología de la BUAP.
abandona esta vía de estudio para pasar al campo de la observación experimental. Emprende entonces el análisis de los sueños en animales, descubre que al dormir se producen movimientos oculares rápidos, como si el animal estuviera mirando algo, y además durante este periodo los animales muestran gran inquietud, sacuden las vibrisas, se mueven, cambian de forma ostensible su ritmo respiratorio. Este conjunto de expresiones conductuales se presenta en todos sus gatos, que estudia concienzudamente. Es más, aun los gatos recién nacidos muestran mientras duermen, movimientos oculares que Hugues la Scéve relaciona con los sueños. Confirma este hallazgo en los niños del hospicio, en los que observa que al dormir presentan periodos de inquietud con movimientos oculares que son claramente perceptibles. En el hospicio logra además atisbar en el contenido de los sueños de los ciegos y averiguar que estos son esencialmente auditivos. El estudio de una noche de sueño en el hombre le permite, además, descubrir la firme asociación entre erección del pene y movimientos oculares rápidos y con el hecho de que durante estos periodos de movimientos oculares los sujetos si se les despierta típicamente refieren estar soñando. El estudio de su amante Dolores le permite constatar que en las mujeres también se producen comúnmente signos de excitación sexual asociados al periodo de movimientos oculares rápidos. La observación de monsieur Monthieu luego de que recibiera una grave cos de un caballo que expone parte del cerebro, le lleva a concluir que durante el sueño se produce un incremento de la presión intracraneal METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
107
SOCIEDAD SECRETA | ENRIQUE SOTO EGUIBAR (ahora sabemos que este aumento de presión es debido a un aumento del flujo sanguíneo cortical durante el sueño). Con su joven y hermosa amante Beatrix, hija del ya para entonces difunto Monthieu, realiza observaciones en distintas especies animales, desafortunadamente nunca llegan a un acuerdo sobre el sueño en las aves (hecho que finalmente será el pretexto para distanciarse), pero descubren que en los conejos, momentos después del acto reproductivo, estos caen en una especie de sueño profundo con signos de ensoñaciones. La casualidad le permite estudiar a un neonato anencefálico y corroborar que aun en este desgraciado ser, se producen movimientos oculares rápidos que el interpreta como evidencia de sueños. Tras años de complejas investigaciones se involucra en un proyecto para pesar los sueños, estudia también los sueños en siameses, licántropos, y en toda clase de sujetos y animales que le es posible observar mientras duermen. Realiza un complejo, pero fallido, intento para estudiar el papel de la electricidad en el dormir y el soñar y su asociación con el orgasmo. Sus intuiciones anteceden a las de Sigmund Freud, pero no logra expresarlas de forma sistematizada. Sabemos gracias a su última carta a Beatrix que termina su vida persiguiendo un sueño en los mares asiáticos, en busca de
METAPOLÍTICA
108
núm. 69 | abril-junio 2010
un grupo de delfines1 que, según le ha sido narrado, pueden vivir sin nunca dormir, hecho que intuye le permitirá comprender el papel de los sueños y de los movimientos oculares en el dormir y el soñar. Mediante el recuento de los apuntes de Hugues la Scève, Michel Jouvet logra recrear una época y relatar de la manera más extraordinaria parte importante de los hallazgos modernos sobre la neurobiología del sueño, dando origen a una obra absolutamente original. Desafortunadamente no existe traducción al español y el texto está disponible en su original en francés (Le château des songes, París, Odile Jacob, 1992) o, para los que no tenemos la fortuna de leer en esa lengua, en una traducción al inglés (The Castle of Dreams, MIT Press, 2008). 1 Hoy sabemos que los delfines constituyen una extraña excepción a los mecanismos del sueño, ya que aparentemente ellos no tienen sueño de movimientos oculares rápidos. Por otra parte, el dormir se produce de forma alterna entre los hemisferios cerebrales. Esto es algo que podríamos simplificar diciendo que: “mientras un lado del cerebro está dormido, el otro está despierto”, lo cual indicaría que el delfín está siempre vigilante a su medio y no cae en el estado de profunda pérdida de la consciencia y desconexión con el medio ambiente que caracteriza el dormir del resto de vertebrados superiores. De hecho este mecanismo es esencial para permitir a estos animales salir a respirar, mientras la mitad de su cerebro duerme.
IMPRENTA PÚBLICA
“De pronto, uno se harta de los escritores. Su pose de intelectual. Su afán por encontrar exquisitez hasta en la sopa. Sus opiniones pagadas de sí mismas.” Luis Jorge Boone
Réquiem POR NUESTRAS PERVERSIONES Edgar Morales Flores*
[Élisabeth Roudinesco, Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos, Barcelona, Anagrama, 2009.]
A
partir de una conferencia dictada el 25 de agosto de 2004 en Belo Horizonte, en el marco de un simposio anual de sociedades psicoanalíticas, y seguida de un curso universitario entre 2005 y 2006 en la École Pratique des Hautes Études, Élisabeth Roudinesco inicia una exploración histórica y crítica del concepto de “perversión”, viaje que culmina con la publicación de La part obscure de nous-mêmes (París, 2007). La perversión es vista como “un fenómeno sexual, político, social, psíquico, transhistórico, estructural, presente en todas las sociedades humanas”, es decir, *
Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM/Instituto Salesiano de Estudios Superiores. METAPOLÍTICA
110
núm. 69 | abril-junio 2010
lejos de adjudicarse sólo a ciertos parias morales constituye una hebra intrincada que se adhiere a la naturaleza misma del ser humano. Esta “conciencia maldita” permeará la travesía de Roudinesco a lo largo del espectro histórico de la perversión, travesía antes realizada por Freud, Bataille y Foucault, a quienes la psicoanalista francesa reconoce como antecedentes directos de su investigación. De entrada, lo perverso ejerce de manera ambigua su poder sobre quien lo analiza; por un lado, se impone como abyección repulsiva cuyo territorio se antoja calificar como “inhumano” y, por otro, seduce numinosamente, en especial, cuando se puede reconocer en determinados perversos una dosis de genialidad, de irrestricta libertad, incluso de creatividad artística. Y es que la perversión está unida a la naturaleza humana, habla de sus insondables posibilidades, y sean cuales fuesen éstas, aun las tenidas como innominables por su grado de crueldad, no pueden ser expatriadas de “lo humano” ni calificadas de “bestiales”. El perverso revela lo ignoto de la naturaleza humana. Sin embargo, se le constituye como chivo expiatorio de una conciencia fantástica que descarga sobre él todo lo anómalo para facilitar su propia exculpación.
L AS NOCHE S OSCURAS
La travesía histórica comienza en el Me-
dievo, donde encontramos las primeras nociones de lo que llamamos “perversión”. Por ejemplo, el vocablo “pervertere” puede definirse como “volver al revés, volcar, verter, erosionar, desordenar”. Dada esta semántica no debe caber la menor duda respecto a que los místicos, y determinados hombres sagrados, pueden ser comprendidos bajo la noción de perversión. En ellos hay una especie de inversión axiológica, una satisfacción en el discurso anormalizante, que los lleva a consagrar lo nimio, lo excluso, lo repelente, la “nada”, y no bastando con esto también hubo quienes trastocaron la normalidad de sus prácticas corporales y se convirtieron en peritos de una “ciencia experimental” dedicada a explorar los límites del cuerpo, para lo cual recurrieron a prácticas extremas de autodestrucción como la flagelación, la batalla contra el sueño, la ingesta de vómito de enfermos, la continencia extrema de excrecencias o el uso de éstas contra el orgullo de la carne, todo en una delirante simbiosis del placer y dolor. El biógrafo de Liduvina de Schiedam, Joris-Karl Huysmans (él mismo un “místico esteta fascinado por la abyección”), nos recuerda los voluntarios desgarros de esta mística de los siglos XIV-XV, que siendo enormemente bella eligió su autodestrucción a seguir siendo objeto del humano deseo. De este modo, prefirió enfermar y sufrir gangrenas, úlceras, epilepsia, peste y dislocación de miembros, incluso habituarse a dormir en una tabla cubierta de estiércol que, de cualquier forma, no haría menguar sus éxtasis. Para Roudinesco, “el discurso místico se nutre de desviaciones, de conversiones, de márgenes, de anormalidad. Lo que se trata de captar, en su modo de pervertir el cuerpo, corresponde al orden de lo indecible”. De hecho, siguiendo una hipótesis de Michel de Certeau, afirma que la mística prefigura al psicoaná-
RÉQUIEM POR NUESTRAS PERVERSIONES | IMPRENTA PÚBLICA lisis en su escepticismo respecto a la unidad del sujeto y en la crítica al privilegio de una conciencia racional. La mística no fue el único antecedente premoderno de la inversión de los valores. Élisabeth Roudinesco resalta cierto tipo de prácticas corporales como la popularizada en el siglo XI por Pierre Damien: la flagelación. La autora subraya su peculiar dialéctica, su potencialidad de fustigar el deseo pero igualmente de convocarlo, de ser una señal de ascetismo y también de emancipación de éste; la flagelación se convertirá con el tiempo en una práctica de invocación del placer paroxístico. Las muestras históricas de esta inversión son relativamente tempranas, confróntese el caso del rey francés Enrique III, homosexual notorio, que fundó en 1583 una congregación de penitentes que lo acompañaba en sus flagelaciones públicas y cuyo único fin era servir de estímulo a su vida erótica. Este fue el cauce que siguió la práctica entre los libertinos del siglo XVIII, incluido Sade, y si hemos de hacer caso a la Histoire des flagellants de Boileau (1700), los mismos centros religiosos, especialmente los conventos femeninos, no habrían podido escapar a esta vorágine erótica digna de la imaginación de Sacher-Masoch.
DOS MODELOS DE PERVE RSIÓN : GIL LE S DE RAIS Y EL MARQUÉ S DE SADE
Pero el masoquismo que entraña la flagelación no es suficiente para hacerse un mapa de la perversión premoderna. Es necesario sumar las prácticas sádicas que podemos encontrar ejemplificadas magistralmente en la vida de personajes como el barón Gilles de Rais. Sin embargo, hay que hacer una aclaración en este punto. Para Roudinesco, la noción de
“perversión” no debe ser confundida con sus elementos concomitantes, la perversión nace necesariamente de la anomalía sexual y no debe gravitar sobre otros factores, como la violencia en el caso del “sadismo”. La nota es necesaria en el caso Gilles de Rais, personaje en el que igualmente coinciden los intereses de Huysmans, Bataille y Roudinesco. La autora aborda la infancia y la educación recibida por Gilles de Rais de parte de su abuelo materno, quien lo inicia en el crimen a la edad de once años. Pero lo más importante en la infancia del barón, al parecer, es la experiencia visual de la muerte de su padre, de quien contempla con sobrecogimiento la exposición de las entrañas. Esta escena se fijará a su memoria y, a juicio de Roudinesco, será el motivo recurrente de sus fantasías, de ahí que, no obstante haberse ganado la fama de héroe del pueblo por su defensa de Bretaña al lado de Juana de Arco, sacrificará dicha imagen solar por una nocturna, dará rienda suelta a las necesidades simbólicas de derramamiento violento de vísceras, pero coordinadas ahora con un erotismo pederasta de tipo sádico. Sabemos que hacía secuestrar a niños que eran puestos a la custodia de verdugos para, llegado el momento, liberarlos haciéndose pasar por su salvador, lo cual surtía un efecto dramático que le excitaba en demasía. Roudinesco afirma que “en el colmo de la locura, les hendía el cráneo y luego entraba en trance, invocando al demonio o transformándose en un desecho, manchado de sangre, de semen y de restos de comida”. Se trataba de crímenes inútiles, puramente fruitivos, pues quien los llevaba a cabo no pretendía más que satisfacer deseos personalísimos. Por eso, Bataille le califica de “niño” y de “monstruo sagrado”. En este sentido, su erotismo prefigura el derrumbe de los valores medievales, el advenimiento de una nueva
era en la que la naturaleza, pasional y excesiva, se impondrá sobre la nubosidades de lo religioso. Pero debemos ser precisos, Gilles de Rais terminará sus días buscando el perdón divino y sometiéndose al poder de las leyes que permitirán su exculpación social. Caso distinto será el Marqués de Sade, pensador aristócrata de las Luces en quien se ha perdido toda inocencia, todo refugio moral o religioso, y en quien sólo brilla la utopía republicana de una inversión total del viejo orden monárquico conservador, el proyecto de una sociedad fundada en la búsqueda del placer ilimitado, para lo cual es necesario derribar todo vestigio moral que se oponga al imperativo del goce de los cuerpos. Debe resultar obvio que Sade no es sólo un escritor delirante, sino un genuino filósofo hedonista que intenta fundar una sociedad nueva (al estilo de Diderot, La Mettrie o D’Hollbach). En la Filosofía en el tocador se puede encontrar el panfleto erótico-político, “Franceses, un esfuerzo más si queréis ser republicanos”, en el que se insta a la república a llevar a cabo la anulación de la vieja ley que consagraba el derecho a la propiedad particular entre parejas, de ahora en adelante se deberá garantizar que todas las mujeres sean propiedad colectiva cuya función sea estar disponibles en todo momento al fornicio. Esta nueva ley obliga a sus ciudadanos a no estorbar el libre flujo de los placeres; por eso, si fuese el caso, se deberá extender la lujuria a todo tipo de seres, aun los que parecieran más distantes del trazo erótico: “un eunuco, un hermafrodita, un enano, una mujer de ochenta años, un pavo, un mono, un dogo enorme, una cabra y un niño de cuatro años” (tomado de Juliette). Queda claro que la sexualidad no es vista más como vehículo de reproducción de la especie sino como fin en sí misma, lo cual abre la posibilidad de la extinción de la raza METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
111
IMPRENTA PÚBLICA | EDGAR MORALES FLORES humana, ante lo cual el Marqués no retrocede; al contrario, se regocija con la idea de la posible extinción de la humanidad debido a las prácticas de la sodomía, los infanticidios, los abortos y el uso del condón. Sin embargo, la reproducción está permitida, a condición de que la cópula sea con múltiples parejas para impedir la posibilidad de identificar al padre, pues la única paternidad debe ser la de la república. En la utopía sadiana se han eliminado las funciones del “padre” y de la “madre”, toda ternura debe ser proscrita a menos que sea utilizada para intensificar el placer sexual, igualmente se ha anulado la pena de muerte y los llamados “derechos del nacimiento”, pues no pueden establecer ni fundar nada. La lógica de la nueva ley es simple: intolerancia ante cualquier obstáculo que pueda contener el avance del placer, pues éste es el fondo y la forma de todo imperativo en la nueva sociedad (algo aquí nos hace recordar la deferencia kantiana por la noción de deber). Por este carácter jurídico Foucault asienta un duro juicio sobre la utopía de Sade: “nos aburre, es un disciplinario, un sargento del sexo, un agente contable de culos y sus equivalentes”. El proyecto sadiano ni siquiera era viable para su propio autor: afirma Roudinesco que a Sade en realidad le horrorizaba la institucionalización del crimen, “la visión del cadalso lo hacía vomitar, y el espectáculo de los cuerpos decapitados lo sumía en un abismo de terror”; por otro lado, Sade era demasiado celoso en relación a su amante Marie Constance Quesnet, con quien tuvo un hijo del que siempre estuvo pendiente. Era también capaz de mostrar piedad por sus suegros, a quienes realmente despreciaba. En suma, Roudinesco intenta dejar claro que el “divino Marqués” es un ejemplo de utilización creativa del “lado oscuro”, de sublimación y transformación de la vida METAPOLÍTICA
112
núm. 69 | abril-junio 2010
cotidiana (recordemos que en prisión llegó a ser célebre como actor y director de teatro, e igualmente un responsable enfermero de sus compañeros).
L AS LUCES SOMBRÍAS
La herencia sadiana da paso a un tipo desacralizado de literatura, aquella que Balzac, Flaubert, Victor Hugo, entre otros, utilizan para expresar un sentimiento de desolación, de cansancio cultural. En gran medida, se trata del drama de un nihilismo recién inaugurado, de impotencia frente al panóptico científico que quiere indagarlo todo pero que no es capaz de saciar la nostalgia por la ley más que a título de apelaciones pragmáticas. La perversión se refugiará en la exploración literaria, los personajes perversos y sus circunstancias parecen enfrentar un nuevo reto: el muro inexpresivo de un nihilismo que carcome todo, incluso la posibilidad de asombro. Es lamentable que llegados a este punto Élisabeth Roudinesco muestre una argumentación deslucida. Esto es comprensible si se divisa como un episodio antesala de los temas que interesan directamente a la autora: la formación de un discurso científico sobre las patologías sexuales en los dos últimos siglos. En el siglo XIX, tanto las perversiones como las ciencias se han diversificado y extendido, se redefinen sus fronteras, lo mismo sucede entre las perversiones y el aparato jurídico. Los marcos de explicación de la perversión comienzan una profunda transformación, comienzan a desaparecer, a ser borradas. Los perversos ya no serán ejecutados o mandados a prisión, pero tampoco habitan ufanos solamente en las obras literarias. Para ellos se abren ahora las puertas de psiquiátricos especializados donde se espera sean comprendidos, asistidos y transformados. Paralelamente, las perversiones pueden ser consentidas entre dos sujetos con mayo-
ría de edad si no rebasan las fronteras de las prácticas privadas y, de este modo, dejarán de ser consideradas actitudes delictivas o incivilizadas. Parte de esta transformación moral de la sociedad europea permitirá la circulación de pornografía, la multiplicación de prostíbulos y la aparición de centros de diversión nocturna. Sin embargo, a pesar de una novísima laxitud moral, el discurso especializado se encargará de redefinir lo patológico, centrará su atención en tres campos considerados semilleros de las más variadas patologías y anormalidades: la masturbación infantil, la histeria femenina y el homoerotismo. Para lograr perfilar las nuevas perversiones, las ciencias de la salud mental se enfrentan al reto de redefinir lo natural y lo adquirido en cuestión de patologías. El homosexual, por ejemplo, será visto como un tipo casi puro de perversión en el sentido en que en él están invertidas las “funciones naturales” de la sexualidad. La psiquiatría del siglo XIX recomienda una disciplina rigurosa como la única vía de garantizar el éxito de “lo natural”, de ahí que el tema de la masturbación, especialmente la infantil, cobre importancia. La masturbación, será tenida como la fuente de todo mal: genera delincuentes, provoca enfermedades, desarregla el ánimo e impide que el sujeto logre sus metas. Algunos médicos no dudan en recomendar incluso la circuncisión y la clirectomía para mantener lejos a los infantes de este mal. En la literatura médica de la época no es difícil encontrarse con descripciones patológicas de tan terrible plaga; Roudinesco muestra un ejemplo que se antoja insuperable, tomado del doctor Tissot, quien describe el cuadro mórbido de un aficionado al “peligroso suplemento”: “encontré no tanto a un ser vivo como a un cadáver que yacía sobre paja, delgado, pálido, sucio y que despedía un olor infecto […] Perdía con frecuencia por la nariz una sangre pálida y acuosa,
RÉQUIEM POR NUESTRAS PERVERSIONES | IMPRENTA PÚBLICA de la boca le salía continuamente baba […] El flujo del semen era continuo. Sus ojos lagañosos, turbios, apagados, ya no tenían la facultad de moverse […] sin ideas, sin memoria, incapaz de ligar dos frases, sin reflexión, sin inquietud sobre su destino […] Costaba reconocer que otrora hubiese pertenecido a la especie humana. Murió cubierto de edemas por todo el cuerpo”. La psiquiatría positivista se convirtió en un auténtico poder biocrático, a partir de exquisitas taxonomías y tipologías se abrogaban el derecho de regular el modelo de subjetividad al que todos debían aspirar. En este contexto nace el psicoanálisis freudiano, heredero tanto de las Luces y el positivismo, como también del espíritu oscuro que habitaba en Hobbes, Mandeville y Sade, de ahí que Roudinesco le llame “heredero de luces sombrías”. El advenimiento de esta “luz sombría” traerá el desplome de los últimos reductos sagrados: la sexualidad infantil será considerada ahora una sexualidad polimorfa y perversa en sí misma; la perversión es comprendida como algo connatural al ser humano; y la civilización ya no es vista en términos del optimismo ilustrado puesto que es el producto de sistemáticas represiones, tanto de la libido como del instinto destructivo. Ejemplo de esto último es el gran valor que han dado las diversas culturas al interdicto “no matarás”, lo cual habla de un linaje dilatado de asesinos que, según Freud, “llevaban el gusto de matar, como quizá lo llevemos todavía nosotros”, de ahí que también que afirme: “estamos en condiciones de concluir que en efecto existe algo innato en la base de las perversiones, algo que todos los hombres comparten y que, en cuanto predisposición, es susceptible de variar en intensidad”. Existe, pues, una dimensión esencialmente humana en la perversión, es decir, no debe ser considerada una tara o una anomalía, sino una erotización del odio,
el producto de la estructura polimorfa del goce. Todo radica ahora en la asimilación particular, en cada uno, de las fuerzas rebeldes a la castración, para contener de esta forma la autodestrucción y aniquilación del otro. Y es que sería un error considerarnos ajenos a tales instintos, eso supondría el triunfo de la neurosis y la consagración de una imagen moralista y falsa de la naturaleza humana.
L AS PERVERSIONES DEL SIGLO XX
Ejemplo del triunfo político del carácter neurótico es el ascenso del nacional socialismo en la Alemania de la segunda década del siglo XX. Tal carácter neurótico generó arbitrariamente un tipo peculiar de otredad (la de judíos, gitanos, bolcheviques y parias sociales) sobre la que descargó furiosamente su carácter destructivo. Esto sentó las bases del “mayor sistema perverso que haya producido Europa”, sistema abocado a la consecución de crímenes que se reservaron para sí el carácter de necesarios, a los cuales el imaginario científico-tecnológico de la época arropó con instrumentalismo acrítico. La perversión que podemos imputar a Eichmann, Höss o Mengele, no se parece a la de Gilles de Rais o el Marqués de Sade, aquí la maldad tiene un aspecto “banal” (como lo dictamina Hannah Arendt): “vacío, chato, inconsistente, limitado, normal”, tan irreflexivo como presuntamente científico, por eso se trata de la perversión en su forma más abyecta y cosificante. No se trató, pues, de una criminalidad “patológica” como lo quisieron suponer los diversos psiquiatras, psicólogos y neurólogos solicitados para realizar peritajes médicos, para los aliados, de los caídos jefes nazis. El fracaso epistemológico de la comisión fue la incapacidad de sacudirse el estigma
que hacía de los militares unos psicópatas, pornógrafos y toxicómanos a priori. Mientras aquellos médicos especialistas llevaban a cabo juicios fundados en pretensiones tan positivistas como las de los propios nazis, el psicoanálisis, por otro lado, dotó a otros con herramientas teóricas y conceptuales que permitieron un acercamiento más certero a la naturaleza de la perversión que suponía el régimen nazi. Este es el caso del análisis llevado a cabo por Adorno y Horkheimer en su Dialéctica de la Ilustración, texto que devela la ambigüedad de los ideales del progreso y del discurso de la modernidad, toman como ejemplo la Juliette de Sade, novela en la que el goce de regresión (amor intellectualis diabolis) se apodera de las propias armas de la civilización y las utiliza contra ella, tal como sucedió con los nacional socialistas. Vale la pena aclarar que los nazis no son herederos del divino marqués, como pareciera en una asociación diletante, sino más bien de un positivismo acostumbrado a instrumentalizar todo, incluido el ser humano. En este contexto resulta relativamente fácil, y “lógico”, deducir que el hombre puede y debe ser considerado un objeto, lo que tiene importancia es su piel, su raza, el color de sus ojos, su estatura, su grado de pureza sanguínea (sic), etcétera. Este hombreobjeto, vástago del lado sombrío de la modernidad, está hecho al calce de una sociedad que requiere su ciega obediencia y adhesión mecánica, lo cual constituye justo su normalidad. Primo Levi piensa, basado en el etólogo Konrad Lorenz, que la criminalidad nazi es equiparable a un retorno al salvaje instinto de los animales, pero en este punto corrige Roudinesco, no sabemos de animales que gocen realizando acciones perversas, pues no poseen interdictos y están privados de lenguaje simbólico. Es decir, carecen de la estructura que permite a los seres humanos ser METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
113
IMPRENTA PÚBLICA | EDGAR MORALES FLORES “perversos”. En los animales no hayamos “pedófilos, ni coprófilos, ni necrófilos, ni criminales, ni sádicos, ni masoquistas, ni voyeurs, ni exhibicionistas”. Acercándose al final de su libro, la autora aborda tres fronteras actuales de la perversión: la zoofilia, la paidofilia y la anulación de la perversión. Respecto a la primera se pregunta si tenemos derecho a experimentar con animales con fines “científicos”, lo cual no distaría mucho de su fetichización erótica, puesto que en ambos casos se usa al animal como medio para un fin humano ajeno al bienestar de los animales. La sexología clásica da muestra de la total ausencia de preocupación hacia estos seres vivos cuando, al abordar expedientes de zoofilia, está más concentrada en la patología humana sin ser capaz de atender el dolor de los animales involucrados. Por ejemplo, Roudinesco trae a la memoria una práctica oriental narrada por Freud en la que a un sujeto desnudo e hincado se le introduce por el ano la boca de un gran tarro en el que hay una rata fustigada con un metal al rojo vivo, la cual huye desesperadamente hacia las entrañas del hombre en donde finalmente morirá causando a su vez la muerte del humano. Hay un punto en el que perdemos la capacidad, como en este caso, de decidir acerca de cuál ser vivo, el hombre o el animal, ejercer el juicio más severo. Sin embargo, Roudinesco también marca su distancia contra los que, como Peter Singer, hablan de “derechos de los animales”, de “discriminación” hacia ellos (“especismo”), y de movimientos de liberación animal (“anti-especismo”). Más aún, de la posibilidad considerada ética y deseable de que algún día sean aprobados los matrimonios entre seres humanos y animales (dice Peter Singer: “los zoófilos deberían ser tratados como los homosexuales de hoy, y poder vivir libremente en paMETAPOLÍTICA
114
núm. 69 | abril-junio 2010
reja con su compañeros favoritos y, ¿por qué no?, casarse con ellos”). Roudinesco califica como aberrantes tales ideas. Recurre por un lado a las nociones deconstruccionistas de Derrida sobre el concepto “animalidad”, y por otro al verdadero rostro de la zoofilia que puede ser encarado hoy por internet: adiestramiento erótico y venta por catálogo de animales entrenados para tales fines, penetración cloacal causante de la muerte de diversos tipos de animales (especialmente aves) y un sinfín de prácticas realizadas por humanos en las que son dañados, o bien mueren, muchos animales. En lo que a paidofilia se refiere, queda claro que la subjetividad infantil cambió radicalmente en los últimos siglos. Antes eran unos mudos culturales, hoy en día son el centro de las preocupaciones civiles. Esto explica por qué la paidofilia es la nueva frontera en materia de perversiones y por qué ha suplantado temáticamente a la homosexualidad como horizonte de lo patológico, y mientras que en las sociedades contemporáneas el homosexual puede ahora aspirar al reconocimiento social, el paidófilo tiene este camino vetado, es el más perverso entre los perversos y ocupa el lugar por excelencia, junto al terrorista, contra el que se dirige el odio público. Respecto a la anulación del concepto “perversión”, la autora señala que en la década de los 70 la homosexualidad, por presión política de activistas lésbico-gays, deja de ser considerada por la American Psychiatric Association como una patología sexual, a lo cual se unirá la sustitución del término “perversión” por el de “parafilia”. Estos sucesos se coordinan igualmente con el abandono por parte del célebre Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders de todo tipo de terminología psicoanalítica y fenomenológica
para dar pié a una explicación de tipo comportamental desprovista de cualquier fundamento humanista. Al igual que los nazis redujeron lo humano a lo instrumental, el DSM, auténtico vademécum de biocracia puritana, reduce a los sujetos a una mecánica cuyas claves terapéuticas son la farmacología y la cirugía, como si de motores y engranes se tratase. De ahí que, la autora afirme, “una sociedad que profesa semejante culto a la transparencia, la vigilancia y la abolición de su parte maldita es una sociedad perversa”. De la misma manera Élisabeth Roudinesco critica a la queer theory, a la que considera una forma puritana de utopía en la que la sexualidad se transforma en una erótica domesticada sin visos de “perversión”. Todo es, debe ser, aceptable, incluso lo que se asume alegremente como “queer”. Todo está permitido, coprofilia, sado-masoquismo, swinging, fist-fucking, fetichismo… todo, el límite es el espacio público. Esto coincide con la contracción de las subjetividades, con su ostracismo y dinámicas centrípetas, lo cual conforma, a juicio de Roudinesco, una “nueva orientación sexual”, una genuina revolución erótica egotista que lleva a este nuevo modelo de persona, “refinada, limpia, higienista”, a no querer saber nada de conflictos pasionales y/o enfermedades venéreas, y para quien es suficiente el acceso a la pornografía virtual. Sentencia Roudinesco: “Esta sociedad es más perversa en cierto modo que los perversos a los que ya no sabe definir”. Nuestra generación asiste así a la “prevalencia generalizada del borrado de todas las fronteras: el humano y el no humano, el cuerpo y la psique, la naturaleza y la cultura, la norma y la transgresión de la norma”. Podría suceder que el pensar que ya no existe la perversión sea justo nuestra más grande perversión generacional.
UN CRUCE DE
Miradas
ENTRE MEDUSA Y MEDEA Mario Alfredo Hernández*
[Adriana Cavarero, Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea, Barcelona, Anthropos/UAM-Iztapalapa, 2009.]
F
rente a la constatación de la vulnerabilidad e incapacidad del Estado nacional para garantizar los derechos fundamentales y la seguridad de sus ciudadanos, frente a las formas de violencia asociadas al autoritarismo y el terrorismo, distintas voces desde la filosofía política han reflexionado en torno a lo que Immanuel Kant denominó mal radical y que, en su forma extrema, significa la destrucción de personas en el contexto de ciertas ideologías que las vuelven superfluas o medios para la consecución de fines políticos no democráticos. De este *
Profesor adjunto en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.
modo, ideas como la “banalidad del mal” formulada por Hannah Arendt (2000), la caracterización de éste como “el exceso que se resiste a la comprensión total” de Richard Bernstein (2006), el “paradigma de lo atroz” acuñado por Claudia Card (2002) o la noción de “aprendizaje a partir de las catástrofes” que María Pía Lara (2007) desarrolló inspirada en Jürgen Habermas (2000), se han convertido en dispositivos teóricos recurrentes de los debates sobre la responsabilidad política, la justicia transicional y la hipotética esfera pública global. En este contexto se debe leer el libro de Adriana Cavarero y su esfuerzo por acuñar un nuevo término, “horrorismo”, que no sólo encuadra una imagen del mundo moral de inspiración universalista para reprobar la violencia ejercida sobre personas inermes y despojadas de alguna capacidad de resistencia o respuesta, sino que también busca mostrar la novedad del fenómeno de destrucción de la individualidad física y moral, asociado a los fundamentalismos que han convertido a la aldea global en objeto de asedio permanente por la barbarie. El horrorismo implica un cambio de perspectiva para entender la novedad de la violencia a partir del siglo XX en adelante, al poner en evidencia la vulnerabilidad compartida como principal rasgo de la dinámica social. Para la autora, esto conlleva la renuncia explícita al lenguaje
de la guerra y el heroísmo bélico para tematizar el nuevo horror desde el exclusivo punto de vista de la víctima. Es decir, una persona que fue colocada en una situación de vulnerabilidad que no sólo le arranca la vida o la lastima física y psicológicamente, sino que precisamente busca generar en el espectador una sensación de impotencia y derrota frente al despliegue de la facilidad con la cual un cuerpo humano vivo puede ser reducido a la condición de cadáver destrozado. Si bien es cierto que Cavarero acierta al afirmar que el análisis de la violencia debe evitar la exposición pornográfica de la biología humana destrozada —que genera el mutismo o la exacerbación del espectador que la contempla—, también es verdad que el énfasis del horrorismo en la posición del propio espectador imposibilita la traducción de su juicio moral de condena a la violencia en una discusión política para superar la dimensión puramente estética del fenómeno de la violencia. Y cuando me refiero a esa dimensión estética, por supuesto, no alineo a Cavarero con las explicaciones justificadoras de la existencia del mal como parte de la diversidad que caracteriza al paisaje moral. Al contrario, lo que cuestiono es su silencio respecto a la posibilidad de vincular la mirada que contempla el horror con las formas institucionalizadas de la cooperación internacional, la solidaridad entre extraños y la garantía de los derechos fundamentales, necesariamente productos de un consenso político, por muy frágil y provisional que éste sea. No es casual que Cavarero elija a Medusa —y su gesto de dolor petrificado un momento antes de la decapitación— y Medea —y su certeza de que el daño que se hace sobre los indefensos es irreversible e imperdonable— como figuras míticas que la acompañan en su descenso a los infiernos de la representación del horror y el tratamiento teórico y mediático de los cuerpos mutilados que no pueden esMETAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
115
IMPRENTA PÚBLICA | MARIO ALBERTO HERNÁNDEZ conderse, pero que tampoco deben exponerse como si no se tratara de personas con derecho a la privacidad. En este sentido, Medusa y Medea sirven a la autora como extremos de un arco de representación estética y arquetípica del mal, en el que difícilmente puede localizarse la particularidad a la que aspira un tratamiento narrativo del horror o la relación reflexiva con las instituciones democráticas nacionales y las hipotéticas instancias vinculantes del derecho internacional. Por eso, Cavarero puede afirmar, por una parte, que la mueca de azoro de Medusa prefigura el rostro herido de una mujer en los atentados de Londres en 2005 o que, por la otra, la experiencia de las mujeres suicidas que protagonizan los atentados terroristas en Medio Oriente puede aprehenderse desde la evocación del dolor con que Medea lleva a cabo su ritual de venganza. Esas mujeres, en efecto, se parecen a Medusa y Medea en la superficie, pero también son personas a las que la recuperación narrativa de su relación con la violencia debe poder restaurar la individualidad, reconstruir el contexto político y social que las convirtió en esas máscaras que la ideología despojó de humanidad. En este sentido, a pesar de que “nombrar a la violencia contemporánea”, como intenta Cavarero, es el primer paso para visibilizar el horror, más importante resulta frasearlo en el lenguaje de los derechos fundamentales, el garantismo y la resignificación de las instituciones democráticas, desde la perspectiva de la vulnerabilidad compartida, de los potenciales cadáveres fragmentarios que somos todos para las ideologías terroristas. El libro viene precedido de una recepción y discusión generosas de sus versiones en lengua italiana e inglesa, y para la edición en español incluye un prólogo que analiza, desde el punto de vista de la categoría de horrorismo, el atentado que mató a 191 personas en la estación de Atocha, Madrid, el 11 de marzo de 2004. METAPOLÍTICA
116
núm. 69 | abril-junio 2010
Conviene detenerse un poco en esta referencia para entender los alcances y límites de la visión de Cavarero sobre el mal político. Lo que ocurrió en Atocha fue atroz, y generó la condena de la comunidad democrática internacional y una momentánea cooperación entre los servicios de inteligencia de los gobiernos español, estadounidense e inglés para rastrear las claves de la responsabilidad por lo ocurrido. Las imágenes de Atocha que reprodujeron los medios masivos de comunicación hacían recordar lo ocurrido en Nueva York, Irak, Afganistán o, incluso, la violencia separatista de años anteriores en la propia España. El horror que resultaba de contemplar la arbitrariedad y crueldad con que murieron o fueron lastimadas cientos de personas civiles que iniciaban sus actividades diarias en un medio de transporte público, tuvo como respuesta el irresponsable intento del gobierno de José María Aznar por identificar el atentado de Atocha como uno más de los producidos por ETA, aprovechando la confusión e indignación en la mirada del espectador del horror. Aunque el engaño no se sostuvo por mucho tiempo y pronto se reveló el vínculo directo entre el atentado de Atocha y la incursión militar de España en Irak, el episodio revela la manera en que la contemplación del horror y la disolución de la especificidad de la violencia contra personas civiles pueden resultar en decisiones incompatibles con el Estado democrático de derecho. Aznar, abusando de la posibilidad de nombrar a la violencia contemporánea a partir de la semejanza con otros episodios similares, intentó convertir a las víctimas de Atocha en máscaras para una representación política que dirigiera la atención pública lejos de su implicación en la guerra contra el terrorismo que George W. Bush inició a partir de los atentados de 2001 en Nueva York. Aznar intentó hacernos creer que los rostros y los cuerpos de las víctimas eran intercambiables
con los de los muertos por el terrorismo separatista. Por esta razón es que en la obra de Cavarero se echa de menos la inclusión de una nota sobre la manera en que los usos del vocabulario de las metáforas y las narraciones resultan moralmente ambiguos, cuando no francamente irresponsables en términos políticos, si no se someten a una revisión pública exhaustiva y a un tratamiento historiográfico serio. En este sentido, lo importante no es sólo contemplar el horror y compartir la indignación, sino utilizar esa atención y replanteamiento de la propia idea de terror en el espacio público para integrar decisiones políticas que reconfiguren las instituciones y la legislación que permitan reducir en la medida de lo posible la vulnerabilidad de la condición humana, como revela el episodio de Atocha. Debe apuntarse que no es tanto la recuperación de los autores del así llamado giro narrativo de la filosofía lo que vuelve a Horrorismo una obra valiosa, sino la reflexión creativa sobre las aportaciones de Carl Schmitt, Georges Bataille y la perspectiva feminista para desacralizar a la guerra, la patria y los valores agonísticos masculinistas a los que recurren los Estados para tematizar el combate del horror como un asunto de defensa de la soberanía, la unidad nacional y la jerarquía sociocultural establecida. Para concluir, habría que señalar que Horrorismo concluye súbitamente antes de articular la dimensión política de las formas extremas de la violencia que se asocian a los fundamentalismos de todo tipo. En el siglo XVII, Thomas Hobbes intuyó la importancia de evidenciar la vulnerabilidad compartida como fundamento de la construcción del orden social que frene la tentación de los individuos a convertirse en depredadores y que libere a las personas del miedo a la muerte violenta y arbitraria. Como ha señalado Luis Salazar (2004, pp. 177-245), tendríamos que ser capaces de repensar la vi-
sión realista de la política de inspiración hobbesiana para emplear al sentimiento de vulnerabilidad compartida como contrapeso ante la aspiración de construir instituciones políticas definitivas que apuntalen el carácter absolutista del Estado y, en su lugar, repensar el propio miedo a la muerte y la destrucción como punto de partida para el logro de consensos provisionales y mínimos referidos a la mejor forma garantizar la seguridad en el contexto de un Estado democrático de derecho. Así pues, la atención que Cavarero ha atraído sobre la condición de vulnerabilidad compartida que define el escenario político global debería traducirse en un replanteamiento de las nociones de soberanía y seguridad nacionales, pero no desde la mirada aterrada pero paralizada de Medusa y Medea, sino desde la óptica de los derechos fundamentales que sólo pueden garantizarse de manera universal a través del fortalecimiento del derecho internacional y las instancias para hacer justiciables dichos derechos más allá de las fronteras legales y simbólicas del Estado nacional moderno.
REFERENCIAS
Arendt, H. (2000), Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona, Lumen. Bernstein, R. (2006), El mal radical, México, Fineo. Card, C. (2002), The Atrocity Paradigm: A Theory of Evil, Oxford y Nueva York, Oxford University Press. Habermas, J. (2000), La constelación posnacional. Ensayos políticos, Barcelona, Paidós. Lara, M. P. (2007), Narrating Evil. A Postmetaphysical Theory of Reflective Judgment, Nueva York, Columbia University Press. Salazar, L. (2004), Para pensar la política, México, UAM-Iztapalapa.
ÚLTIMAS
Anotaciones Askari Mateos*
[Víctor Quintas, Últimas anotaciones, México, Tierra Adentro, 2009.]
H
ay en la lectura de Últimas anotaciones un evidente pulso biológico que, sin desprenderse de sus raíces, va tentando nuevos terrenos donde se entrecruzan el relato fantástico y el realismo, ese en el que lo ominoso de sus personajes deja al lector sumido en una suerte de reminiscencia turbia. Y es que durante largos años a la literatura oaxaqueña le fue difícil dejar atrás la herencia henestrosiana, enrocada entre el mito y la leyenda que funden la cosmogonía indígena y la im-
* Artista oaxaqueño, aunque se dice romano (de la colonia Roma). Su oficio deambula entre la narración, el periodismo y la fotografía.
postura religiosa de La Conquista. Si bien la tradición oral ha sido piedra angular de la literatura, un sendero ineludible por su vastedad, su impronta permanece aún entre los narradores como una sombra que avanza intentando alcanzar la agonizante luz del ocaso. En el caso de Últimas anotaciones, su primer libro de cuentos, Víctor Quintas (Oaxaca, 1984) ha creado un mapa personal donde pastorea lo inmediato: lecturas, obsesiones y viajes. Además, como un apéndice intangible, deambula por esa Oaxaca que todos, de una u otra forma, conocemos: el mezcal, los sitios arqueológicos, el centro histórico, los conflictos sociales, los templos y la cantera verde. En “Azotea”, cuento que inaugura el volumen, el autor parece repetirnos al oído que el hombre es un ser de lejanías, de distancias, y que la nostalgia es un ejercicio que salva, así como el personaje, un viejo conserje, desde su azotea intenta salvar a su patria. En “Cambio de tiro”, con descollante habilidad, Quintas siembra de inmediato un conflicto que va revelando en dosis calibradas, “figurándose como una presa a la que un cazador ha puesto a tiro”. Es entonces que la inocencia infantil se despeña como la roca floja de una montaña, y lo inesperado ocurre, para amplificar lo enigmático de la llegada a METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
117
IMPRENTA PÚBLICA | ASKARI MATEOS Oaxaca de Moreno, el personaje al que Ramón invita a ir a la Sierra de cacería: “Ramón reconoció en la mirada de Moreno el frío destello que tienen los cazadores”. Acaso la hojarasca húmeda guarde la respuesta mientras cruje bajo los pasos de un cazador furtivo que sonríe porque ha hallado a su presa. La “bestia de metilendioximetanfetamina” en la que se convirtió una noche de sábado en Madrid, Quintas la narra con detalles precisos en “Efecto temporal”. “El efecto de las pastillas le hacía percibir con mayor atención los sonidos de los rieles acomodándose en perfecta sincronía, formando una musicalidad imperceptible a los oídos serenos… el ruido de los coches se colaba por las alcantarillas, marcando el compás”. Para Luis, el personaje, la noche es un potro que se desboca a ritmo de Babylon Circus. Poco puede hacer para controlarla una vez subido en ella. “Sabía perfectamente que el efecto del sábado sólo terminaría cuando el sol apareciera por completo”, dice, como una especie de premonición que entraña lo insalvable de la más natural condición humana. “Humo por la ventana” guarda ciertas correspondencias con algunos cuentos de Lázaro Covadlo. El eco del pasado doloroso se repite, una y otra vez, en la cabeza de Landero y de Molina en sus fantásticos pero constantes encuentros. “La evocación del pasado lejano ya no guardaba el dulce sabor de la caña, sino que en su paso los alambiques de la memoria, el recuerdo se había conver-
METAPOLÍTICA
118
núm. 69 | abril-junio 2010
tido en un aguardiente violento que hería el alma”. Los fantasmas siempre están tocando a la puerta, no obstante están dispuestos a salir por las ventanas. Acto que parece decirnos que es tan pueril vivir de los recuerdos como optar por lanzarse al vacío. Sólo tres de los ocho cuentos que Quintas recopila en Últimas anotaciones están escritos en primera persona. Es en esta inmediatez narrativa donde el autor tiende a abandonar a sus personajes dentro de una realidad ominosa. Tal es el caso de “La ruina en el crepúsculo”, donde una pareja de turistas canadienses emprende por tierras oaxaqueñas un viaje que culmina en una suerte de expiación. “Era necesario borrar el mundo”, dice uno de ellos. El cuento se vuelve una oscura odisea turística, esa que ninguna guía del Lonely Planet incluirá en sus páginas, puesto que además de los atractivos de la ciudad, retrata a un tipo de personaje común en Oaxaca: el zócalo boy, el cual se convierte en la peor pesadilla de la pareja canadiense, con todo y que el narrador de pronto parece atisbar su atroz destino. “Era como si Dominique y yo hubiéramos descendido a una realidad a la que no pertenecíamos. Recorrí con la vista el kiosco ubicado en el centro de la plaza y los portales que la rodeaban. Por un instante, me sentí tranquilo”. Hay en “Llamada por cobrar” dos primos y un perro rottweiler que se toma demasiados atributos. “La familia no se elige… pero la familia es la familia”, asegura el narrador cuando uno de sus
primos le pide ayuda. Hay un conflicto y una serie de robos. Hay una narrativa donde el humor salta de pronto a sus páginas convirtiendo a este cuento en un verdadero gozo. “Sin inmutar” y “Últimas anotaciones” son pasajes que deambulan por lo metaliterario, armando su propia estructura para alcanzarse a sí mismos en el tiempo-espacio en que ocurre la acción. Son piezas construidas con precisión. “Últimas anotaciones”, el cuento que da nombre al libro, Quintas parece resumirlo en una nota que incluye como introducción firmada por Baco Galván, director del periódico que publica la noticia de la muerte del protagonista: Gabriel Varela. Sin embargo, Varela no imagina hacia donde lo conducen sus obsesiones literarias, el texto que está escribiendo, los numerosos detalles de su encuentro con Saturnino Galván. “En ciertos pueblos el mezcal se bebe en grandes proporciones para lograr efectos alucinantes. Tal vez se trate de eso: una fantasía provocada por la mezcla de mis lecturas y el alcohol”, dice el propio narrador, a quien quizá, al final le revele algo su fascinación por la imagen de Saturno devorando a su hijo, pintada por Rubens. Últimas anotaciones vale como registro de esa narrativa oaxaqueña donde lo local y su contexto actual se hacen presentes como efectos orgánicos de la literatura, que, dicho sea de paso, se reconfigura para abordar ejes temáticos variados, porque las historias de hoy serán, tal vez, los mitos y leyendas de mañana.
EL
Infierno
TAN BUSCADO
Luis Jorge Boone*
[Bernardo Esquinca, Los escritores invisibles, México, FCE, 2009.]
D
e pronto, uno se harta de los escritores. Su pose de intelectual. Su afán por encontrar exquisitez hasta en la sopa. Sus opiniones pagadas de sí mismas. Sus guerras intestinas por la publicación, el premio, la beca, el poder (o sus diatribas en contra de todo esto, si no lo han conseguido todavía). O bien, emprenden cruzadas críticas para desestimar toda literatura que no se parezca a la suya. O bien, montan en *
Escritor. Su libro más reciente es La noche caníbal (México, FCE, 2008).
cólera cuando el mundo no reconoce su genio en tiempo real. ¿Dan ganas de alejarse de las librerías y renunciar a leer? No confundamos: una cosa es el autor, y otra su obra. Pero resulta difícil, bastante, no horrorizarse (o bostezar) ante esa twilight zone de libros empolvados y sus napoleónicos perpetradores —ellos, con sus sueños de inmortalidad y aires de profunda sabiduría. Luego de adentrarse en los submundos oscuros de los excesos quirúrgicos (con la novela Belleza roja) y el horror clásico remasterizado (en los cuentos de Los niños de paja), Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972) enfoca su mirada en otro infierno contemporáneo: el de los demasiados libros. Mejor aun: el de un autor inédito ansioso por publicar su primera obra y pasar, por obra y gracia del papel impreso, a esa extraña forma de vida que se verifica en las mesas de novedades bibliográficas. Pero la finalidad de Los escritores invisibles no es ensalzar las virtudes de la literatura por sobre toda actividad humana, ni detallar las razones por las que quien escribe es un iluminado. Muy por el contrario, a través de Jaime
Puente —un treintañero sin rumbo, decidido a publicar una novela aunque no a convertirse en escritor— el autor relata el lado menos glamoroso de la vidita literaria, reflexiona sobre sus vicios, relativiza el prestigio del “creador” y sus alrededores, y pone en duda incluso el valor de crear. Todo ocurre en antesalas de editoriales, fiestas donde todo es apariencia y su propia vida común. Escenarios a donde no llegan las luces de la fama y el reconocimiento. Puente se considera un hombre sin atributos. Compara su vida con las de escritores admirados y descubre en sí mismo el déficit de la experiencia extrema: James Ellroy, J. G. Ballard, Paul Auster, Barry Gifford. Su plan es acercarse a la huella literaria de estas vidas ejemplares —estudiarlas, conocerlas— y abastecerse con su potencial para desmarcarse de su nulidad personal. Lo más cercano a un secreto en su pasado es una tía anciana a quien visita en la casa donde él pasó su infancia; así como los recuerdos que le vienen al deambular por su habitación de hace años que carecen de intensidad: la ventana por la que entraban los ruidos de METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
119
IMPRENTA PÚBLICA | LUIS JORGE BOONE la calle, sus fantasías de escalar paredes. Es Selma —una bella mujer que trabaja en una editorial y bajo cuyo hechizo sexual cae el protagonista—, quien lo invita a enviar su manuscrito a Bolaño & Fonseca. Uno de los editores —caracterizado adecuadamente como un vampiro que se alimenta de sangre joven— aparece en una limusina imposible para ofrecer un extraño trato al personaje. Un antiguo maestro de Puente, Roberto Rojas, ha desaparecido junto con el manuscrito de una novela que de pronto parece ser la manzana de la discordia en el mundo editorial. Si Jaime consigue ese otro inédito, su novela será publicada: “definitiva-
METAPOLÍTICA
120
núm. 69 | abril-junio 2010
mente —piensa él— ningún autor de prestigio comenzó buscando a una persona desaparecida para conseguir que le publicaran su primer libro”. Pero a veces uno no puede decir no. Entre pactos fáusticos, huidas vertiginosas y amas de casa que sin saberlo revolucionan el concepto de escritura extrema, el protagonista entrará en una aventura donde literatura y vida confunden sus intensidades y riesgos. En un medio contaminado hasta el tope de falsos oropeles y sobrepoblado por egos descomunales, Los escritores invisibles agrega una inteligente nota satírica al autorretrato. El lector percibe las dudas sobre el oficio que guiaron a
Bernardo Esquinca en la escritura —rara actitud en el medio—, y las agradece: “En algo te tienes que entretener mientras estés en este mundo. Algunos se dedican a la repostería, otros a la taxidermia. Tú escribes. Nadie tiene que aplaudirte por eso”. Es verdad. Nadie. Mientras tanto, el escritor primerizo quizá aprenda que el viaje a los submundos es la realidad pura y dura detrás de los sueños adolescentes. Y la literatura (que, como lo demuestra la novela, puede ser una adicción, una venganza o un crimen, y otras puede salvar de la locura), una versión de bolsillo de lo que somos y de lo que no podemos —o no debemos— ser.
Cabo San Lucas ENTRE EL MAR Y EL DESIERTO
SOCIEDAD Y PATRIMONIO | CABO SAN LUCAS
D
esde Cabo San Lucas se observan dos cosas genuinas: el desierto y el mar. Fuera de eso todo lo demás se advierte como un accesorio vivencialmente prescindible. Estos territorios me hacen pensar que el alma de un lugar lo regala la naturaleza y el carácter lo dispensa la presencia humana. La luz del medio día en Baja California es abrumadora, arrogante. Su jactancia hace que incluso el encanto de las dunas parezca rutinario, desagradable. Por esa razón prefiero la luz del ocaso, su indiferente frescura realza la gracia de los médanos y las olas. Caminando cerca de la Dársena, una dócil brisa que viene del océano Pacífico me produce una sensación singular y placentera. La tarde es transparente y el espacio abierto de Cabo San Lucas permite admirar las siluetas de los mezquites y la orilla del mar (No es agua ni arena la orilla del mar, recitó Gorostiza). Las tibias aguas del Mar de Cortés conceden una gentil ilusión. A lo lejos puedo ver como un grupo de amigos arrían las velas de su embarcación y dos jóvenes mujeres simpleMETAPOLÍTICA
122
núm. 69 | abril-junio 2010
mente dejan que el viento carde sus cabellos. La panorámica es lánguida, pero impresionante. El mar, en un movimiento silencioso y de una fuerza indescriptible, realiza sus trabajos: los poderosos universos líquidos de plancton, las marejadas sobradas de nutrientes, la fuerza del sol y la energía del desierto perfeccionan los elementos de una naturaleza excepcional, generosa. Existen afirmaciones que la repetición debilita. Pero eso no sucede en Los Cabos en donde puede decirse, mil y una vez, que es un verdadero paraíso. Situados en el extremo sur de la península de Baja California, Los Cabos conforman una obra de arte creada por la naturaleza. Al navegar por sus litorales se entiende fácilmente por qué un pequeño pueblo de pescadores pudo transformarse en un maravilloso destino buscado y soñado por aventureros desde hace muchos siglos. El nombre de California corresponde a una ínsula imaginaria que fue mencionada por primera vez por Garci Rodríguez de Montalvo en 1510 en Las sergas de Esplandián, novela que relata los hechos del primogénito de Amadís. Miguel León-Portilla también nos recuerda en su Cartografía y Crónicas de la Antigua California que desde el primer encuentro de los europeos con el Nuevo Mundo en 1492, existió una necesidad de responder a la incertidumbre que planteaba un territorio desdibujado. Eso llevó a algunos cartógrafos a dibujar una península de perfiles imprecisos, en otros mapas aparecía como una enorme e incierta isla y en otras cartas de navegación se le representaba de tal magnitud que se le hacía llegar hasta la zona polar. Grande también es la historia de los primeros exploradores europeos que alcanzaron las costas bajacalifornianas. Fortún Jiménez de Bertadoña y un pequeño grupo de aventureros españoles llegaron a la península a principios de 1534. Aunque no fue un encuentro afortunado, pues terminó en un lance trágico común en aquella época, la accidentada incursión dio noticia a la corona española de las maravillas de estas latitudes. No es de extrañar que el mismo Hernán Cortés dedicara parte de su atención a esta región del Nuevo Mundo. El rey de España envió en 1596 a Sebastián Vizcaíno como comisionado y responsable de hacer un reconocimiento de las riquezas de estas tierras y mares. Fue este navegante quien al desembarcar en una bahía le puso el nombre de La Paz al juzgar como amigable y armoniosa la vida de los indios con los que se encontró. Las tribulaciones de Sebastián Vizcaíno darían un buen argumento para una novela de aventuras. Hombre de mar, no podía permanecer en el
SOCIEDAD Y PATRIMONIO | CABO SAN LUCAS
tranquilo remanso de la vida cortesana. Años después de sus navegaciones por el litoral de la península de Baja California, Vizcaíno hizo lo mismo pero esta vez en el archipiélago japonés buscando las utópicas islas de Rica de Oro y Rica de Plata. Hábil negociador, fue nombrado embajador del reino de España en el Imperio del Sol Naciente, siendo, de esta manera, el primer europeo que ocupara dicho cargo en el Japón. Más de un marinero se ha preguntado cómo fue posible que se bautizara como Pacífico a un océano brioso y muchas veces rebelde. Es el mismo mar que aceptó las peripecias de Sebastián Vizcaíno y el que tolera las marinerías de los nuevos viajeros que llegan a esos litorales. Estos novatos navegantes (mayores en número, menores en osadía) ya no buscan una isla utópica, sino unas playas y bahías ventajosamente administradas y propicias para un cordial encuentro con el mar. En la parte meridional de la península se encuentra la magnífica ciudad de San José del Cabo, que fue llamada “Puerto de San Bernabé” por Sebastián Vizcaíno en el siglo XVI. METAPOLÍTICA
124
núm. 69 | abril-junio 2010
Era la época en la que el explorador español buscaba incansablemente un punto de descanso para la Nao de China que viajaba desde Manila a Acapulco y que periódicamente sufría de los ataques de piratas. Este puerto alcanzó gran importancia para la navegación por tener un manantial de agua dulce que brindaba un abasto seguro a las naves provenientes de Asia. San José del Cabo fue fundado el 8 de abril de 1730. En un principio la misión se estableció cerca de la playa, junto al estero. Tiempo después se cambió a San José Viejo y, más tarde, el padre Tamaral edificó la iglesia en lo que hoy se llama Santa Rosa. Lo que se conoce comúnmente como Los Cabos, es una región de dimensiones relativamente reducidas, pero con un desmedido encanto. Una carretera de cuatro carriles une a Cabo San Lucas con San José del Cabo. El recorrido es de un poco más de 30 kilómetros. Ahí pueden verse hoteles que ostentan enormes portones para los turistas y esconden los túneles por donde ingresan los trabajadores. En las grandes ciudades las
CABO SAN LUCAS | SOCIEDAD Y PATRIMONIO quien generalmente se dedicaba a capitanear el yate de la familia Hilton. En esta península se encuentra uno con tantas historias como maravillas naturales. Se puede uno topar, no con indígenas pericués (pues se extinguieron en el siglo XVIII) pero si con indígenas mixtecas quienes ofrecen “necklace, necklace” a la entrada de la Marina. Ahora que si lo que se busca es la enjundia de las olas, los entusiastas del mar agitado pueden visitar la playa de Costa Azul. En San José del Cabo el viajero podrá deleitarse en el estero de Las Palmas, un rincón lleno de palmeras, tupido de vegetación, en donde habita una prodigiosa variedad de aves. Al pasear por la Marina, en Cabo San Lucas, los sentidos reciben otros regalos: el aroma de los suculentos platos que se preparan en los restaurantes vecinos, el frágil vaivén de las embarcaciones, la brisa y el color del mar. Los expertos en clasificar a los peces según sus cualidades gustativas tienen aquí también su paraíso, pues siempre se agradece tener en la mesa la pesca del día: al sencillo sabor de las alme-
puertas traseras de los hoteles son para los empleados pero como aquí lo que existe a la espalda del edificio es el mar, a los arquitectos se les ocurrió construir pasajes subterráneos para separar convenientemente al capital del trabajo. La mayor parte de los habitantes de esta región nacieron en otro lugar del país. El único oriundo que conocí nunca había ido al célebre Arco del fin del mundo que se encuentra a unos metros de su ruta diaria, aunque si le entusiasmaba el ambiente festivo que crean las hordas de tinnegers en las playas de Palmilla, El Chileno y Santamaría. En uno de esos lugares conocí a una joven de Mazatlán quien me contó que su habilidad de bambolearse alrededor de una pieza cilíndrica hueca de cerca de cuatro metros de altura y que va del suelo al cielo (raso) de lugares generalmente en penumbras le había permitido conocer prácticamente toda la península de Baja California, desde Tijuana hasta Cabo San Lucas. Menos suerte tenía una amiga suya quién trabajaba tocando el ukelele en un espectáculo nocturno en un hotel, mientras esperaba a su marido METAPOLÍTICA
núm. 69 | abril-junio 2010
125
SOCIEDAD Y PATRIMONIO | CABO SAN LUCAS
jas puede seguir un delicioso jurel o un carnoso bonito. Ahora que si alguien desea tener la experiencia de caminar por la playa, contemplando un atardecer, en la soledad de una playa recién convertida en virgen, puede dirigirse a La Fortuna. En Punta Gorda las olas se convierten en caballos que al galope se acercan a la playa. En Cabo Real es posible mirar la espuma del mar mientras se pesca o se nada o no se hace nada. Estando en Los Cabos no es extraño que, tomando cualquier dirección, se puedan advertir las impresionantes panorámicas que adornan la costa: las rocas afiladas, caprichosas; la arena de la playa y sus colores tenues; el original paisaje del desierto. El Arco de Cabo San Lucas es una espléndida formación oceánica. La fuerza del mar ha trabajado allí con la misma habilidad que un escultor: desagregó la piedra, horadó la punta de la península y en su natura-
METAPOLÍTICA
126
núm. 69 | abril-junio 2010
leza rocosa construyó un arco tan extravagante como el de las catedrales góticas. Sólo el mar pudo tener esa paciencia para edificar El Arco que se ha convertido en el símbolo de Los Cabos. Es una belleza asediada por las olas y que la noche hace más incomprensible. De lejos se antoja solitaria y discreta, pero de cerca su arquitectónica armonía arrasa cualquier observación. Cerca de ese prodigio, puede contemplarse una colonia de lobos marinos, que en alegre desorden toman el sol sobre aquellas desconcertantes formaciones rocosas. El mar ha tenido la generosidad de no ocultar sus bellezas, y nosotros, muchas veces, no hemos sabido corresponder a sus donaciones. Hugo Diego Fotos: Gerardo “Gudinni” Cortina