Metapolitica 80

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METAPOLĂ?TICA

Aùo 17, núm. 80, enero -� marzo de 2013

SUMARIO

www.metapolitica.com.mx

PORTAFOLIO DIRECTOR DEL ICGDE RenĂŠ Valdiviezo Sandoval DIRECTOR EDITORIAL Israel Covarrubias metapolitica@gmail.com

CONSEJO EDITORIAL JosÊ Antonio Aguilar Rivera, Roderic Ai Camp, Ale-� jandro Anaya, Antonio Annino, à lvaro Aragón Rive-� ra, Israel Arroyo, María Luisa Barcalett PÊrez, Miguel Carbonell, Jorge David CortÊs Moreno, JosÊ Anto-� nio Crespo, Jaime del Arenal Fenochio, Rafael Estrada Michel, NÊstor García Canclini, Armando Gonzålez Torres, Paola Martínez Hernåndez, María GH ORV ÉQJHOHV 0DVFRWW 6iQFKH] $OÀR 0DVWURSDROR Jean Meyer, Edgar Morales Flores, Leonardo Morlino, JosÊ Luis Orozco, Juan Pablo Pampillo Baliùo, Mario Perniola, Ugo Pipitone, Juan Manuel Ramírez Saíz, Víctor Reynoso, Xavier Rodríguez Ledesma, Roberto Sånchez, Antolín Sånchez Cuervo, à ngel Sermeùo, Federico Våzquez Calero, Silvestre Villegas Re-� vueltas, Danilo Zolo. COORDINADOR

DE

DEBATES

4

SOCIEDAD Â ABIERTA 17

UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGĂ?A. NEOLIBERALIS-­ MO Y EL COLAPSO DEL BLOQUE SOVIÉTICO por  Jan  Sowa

26

DIABETES, AGENDA PĂšBLICA Y DERECHO AL ACCESO A LA INFORMACIĂ“N por  Rigoberto  Ocampo  AlcĂĄntar

29

ESTADO Y SEGURIDAD PĂšBLICA. ALGUNAS CONSIDERA-­ CIONES BĂ SICAS ’‘” —‰‡Â?‹‘ ÂƒĂŻÂŽ ÂƒĆĄÂƒÂ”Â‘Â?‹

DEBATES

Fragmentos  para  un  nuevo  lÊxico  político 38

SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD. LA SO-­ CIEDAD POLĂ?TICA EN ROBERTO ESPOSITO por  Hugo  CĂŠsar  Moreno  HernĂĄndez Â

50

ACANTILADOS DE IMAGINACIĂ“N Y HORROR. LA FILOSO-­ FĂ?A SOCIAL DE WOLFGANG SOFSKY por  Pablo  GaytĂĄn  Santiago

55

LAS IDENTIDADES DE LA IMAGEN EN GEORGE DIDI-­HU-­ BERMAN por  JosÊ  Alberto  Sånchez  Martínez

59

CORNELIUS CASTORIADIS Y LA CRĂ?TICA A LA INSIGNIFI-­ CANCIA CONTEMPORĂ NEA por  Edgar  Morales  Flores Â

63

PIER PAOLO PASOLINI, UN INTELECTUAL “HERÉTICOâ€? por  Giovanni  Falaschi

69

CHARLES TAYLOR. PENSAR LA POLĂ?TICA DESDE LA ME-­ DIACIĂ“N CULTURAL por  Pablo  Lazo  Briones Â

76

ROMMEY, EL ĂšLTIMO DISCĂ?PULO DE SAMUEL HUNTINGTON O LA MUERTE DEL “CREDO AMERICANOâ€? por  Denis  Lacorne

82

SOBRE LA INDIGNACIĂ“N por  Mario  Perniola Â

84

ROUSSEAU Y EL CADà VER POL�TICO por  Benjamín  Ortega   Guerra

88

ÂżLA ĂšLTIMA GRAN ÉPOCA? EL RENACIMIENTO Y EL RE-­ LATIVISMO EN LA HISTORIA por  Martha  Elisa  LĂłpez  Pedraza  y  Juan  CristĂłbal  Cruz  Revueltas

93

UNA NOCIĂ“N ALTERNA DE TERRORISMO por  Danilo  Zolo  ¿QUÉ DIJERON SMITH Y TOCQUEVILLE SOBRE LA LIBER-­ TAD Y EL EGOĂ?SMO? por  Jeronimo  Muniz

DEL PRESENTE NĂšMERO:

Israel Covarrubias DISEĂ‘O, COMPOSICIĂ“N Y DIAGRAMACIĂ“N Manuel Ahuactzin Marisol HernĂĄndez SantamarĂ­a METAPOLĂ?TICA, aĂąo 17, NO. 80, Enero a Marzo de 2012, es una publicaciĂłn trimestral editada por la BenemĂŠri-â€? ta Universidad AutĂłnoma de Puebla, con domicilio en 4 Sur 104, Col. Centro, C.P. 7200, Puebla, Pue., y distri-â€? buida a travĂŠs del Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo EstratĂŠgico, con domicilio en 4 Sur 104, Ter-â€? FHU SDWLR GHO (GLĂ€FLR &DUROLQR &RO &HQWUR & 3 Puebla, Pue., Tel. (52) (222) 2295500 ext. 5559, www. metapolitica.com.mx, Editor Responsable Dra. Clau-â€? dia Rivera HernĂĄndez, crivher@hotmail.com. Reserva de Derechos al uso exclusivo 04-â€?2011-â€?102518312000-â€?102. ISSN: 1405-â€?4558, ambos otorgados por el Instituto Nacio-â€? QDO GHO 'HUHFKR GH $XWRU &RQ 1~PHUR GH &HUWLĂ€FDGR GH Licitud de TĂ­tulo: 14466, Licitud de Contenido: 12039, DPERV RWRUJDGRV SRU OD &RPLVLyQ &DOLĂ€FDGRUD GH 3XEOLFD-â€? ciones y Revistas Ilustradas de la SecretarĂ­a de Goberna-â€? ciĂłn. Impresa en PROMOPAL PUBLICIDAD GRĂ FICA, S.A. DE C.V., Tecamachalco No. 43, Col. La Paz, Puebla, Puebla. C.P. 72160, Tel. (222) 1411330, DISTRIBUCIĂ“N. CITEM, S.A DE C.V., Av. Del Cristo 101, Col. Xocoyahualco, C.P. 54080, Tlalnepantla, Estado de MĂŠxico, Tel. 52380200, ĂŠste nĂşmero se termino de imprimir en Diciembre de 2012 con un tiraje de 3000 ejemplares. Costo del ejem-â€? plar $50.00 en MĂŠxico. AdministraciĂłn y suscripciones Dinorah Polin, Tel. 01 (222) 4447545, suscripciones@me-â€? tapolitica.com.mx, dinorah2606@hotmail.com. Las opiniones expresadas por los autores no necesaria-â€? PHQWH UHĂ HMDQ OD SRVWXUD GHO HGLWRU GH OD SXEOLFDFLyQ Queda estrictamente prohibida la reproducciĂłn total o parcial de los contenidos e imĂĄgenes de la publicaciĂłn sin previa autorizaciĂłn de la BenemĂŠrita Universidad AutĂłnoma de Puebla. METAPOLĂ?TICA aparece en los siguientes Ă­ndices: CLASE, CITAS LATINOAMERICANAS EN CIENCIAS SOCIALES (Centro GH ,QIRUPDFLyQ &LHQWtĂ€FD \ +XPDQtVWLFD 81$0 ,1,67 ,QVWLWXWH GH /¡,QIRUPDWLRQ 6FLHQWLĂ€TXH HW 7HFQLTXH 6R-â€? FLRORJLFDO $EVWUDFW ,QF 3$,6 3XEOLF $IIDLUV ,QIRUPDWLRQ 6HUYLFH ,%66 ,QWHUQDFLRQDO 3ROLWLFDO 6FLHQFH $EVWUDFW URLICH’S (Internacional Periodicals Directory) y EBSCO In-â€? formation Services. METAPOLĂ?TICA no se hace responsa-â€?

ble por materiales no solicitados. TĂ­tulos y subtĂ­tulos de la redacciĂłn.

ORLANDO DELGADO PIĂ‘Ă“N: EMULACIĂ“N TECTĂ“NICA

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IMPRENTA PÚBLICA 104

Sobre HISTORIA Y TRAUMA. LA LOCURA DE LAS GUERRAS de Françoise Davoine y Jean-­Max Gaudillière, por Paola Martínez Hernández

107

Sobre ESPERANZA Y UTOPÍA. ERNST BLOCH DESDE AMÉRICA LATINA de Luis Martínez Andrade y José Manuel Meneses, por Arianna Kinsella Coutinho

109

Sobre LOS NUEVOS CÍRCULOS DEL NUEVO INFIERNO de Ramón del Lla-­ no Ibáñez y Lucía Molatore (coords.), por Javier Tapia

112

Sobre PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN MÉXICO, de Hugo Sánchez Gudiño y Gonzalo Farrera Bravo (coords.), ơ À

115

Sobre LA CRISIS DE SEGURIDAD Y LA AGENDA DE RIESGOS DE SEGURI-­ DAD NACIONAL ¿LA PÉRDIDA DE LA PAZ PÚBLICA PUEDE AMENAZAR LA SEGURIDAD DE LA NACIÓN? de Beatriz Eugenia Ramírez Saavedra, por Emilio Del Carmen López

119

Sobre LOS VÉRTIGOS DE LA POLÍTICA: UNA REVISIÓN DESDE LA MO-­ DERNIDAD de Julieta Marcone, Sergio Ortiz Leroux y Ángel Sermeño (coords.), por Pedro J. Meza Hernández

Fotografía de Portada: Orlando Delagado Piñón. Patrón gravitacional. Plástico y polvo metá-­ lico sobre tabla, 40x50 cm, 2011


EmulaciĂłn tectĂłnica Po r t a f o l i o

Orlando  Delgado  Piùón

E

mulación  tectónica  surge  del  estudio  del  com-­ portamiento  del  plåstico  líquido  combinado  con  polvo  metålico,  en  diferentes  densidades,  saturaciones,  etcÊtera,  y  su  relación  con  los  fenó-­ PHQRV HQ ODV FDSDV TXH FRQIRUPDQ OD VXSHU¿FLH WH-­ rrestre.  La  formación  de  ripples,  plegamientos,  on-­ dulitas  y  otros  patrones  en  las  capas  tectónicas  son  similares  a  los  resultados  obtenidos  en  el  proceso  de  investigación  con  el  plåstico. En  la  naturaleza  las  capas  de  magma  fundido  al  VHU DUURMDGDV HQFLPD GH RWUDV IXQGHQ OD VXSHU¿FLH GH la  capa  anterior,  respetando  su  conformación  y  ade-­ cuåndose  a  las  formas  previamente  establecidas.  En  geología  este  fenómeno  se  llama  anastomosis  y  con-­ ¿UPD OD /H\ GH 6XSHUSRVLFLyQ GH (VWUDWRV GH 1LFROiV 6WHUQR TXH HVWDEOHFH TXH cuando  un  cuerpo  sólido  es  rodeado  por  todos  sus  lados  por  otro  cuerpo  sólido,  METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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GH ORV GRV FXHUSRV TXH DO ÂżQDO VH FRQYLHUWHQ HQ XQR SRU HO PXWXR FRQWDFWR OD VXSHUÂżFLH GH XQR H[SUHVD ODV SURSLHGDGHV GH OD VXSHUÂżFLH GHO RWUR He  observado  que  las  capas  de  plĂĄstico,  al  ser  fun-­ didas  por  medio  de  solventes,  reaccionan  de  la  misma  manera,  uniĂŠndose  a  la  capa  anterior  y  adoptando  el  patrĂłn  previamente  establecido.  Cabe  subrayar  las  mĂşltiples  conclusiones  orgĂĄnicas  que  resultan  de  materiales  aparentemente  â€œinanima-­ dosâ€?,  pero  que  remiten  al  proceso  terrestre.  La  super-­ ÂżFLH GH QXHVWUR SODQHWD HVWi HQ FRQVWDQWH WUDQVIRUPD-­ ciĂłn,  a  veces  presenta  cambios  lentos  y  a  veces  bruscas  UHYROXFLRQHV TXH LQFOXVR OD GHÂżQHQ GH QXHYD FXHQWD Hablamos  del  proceso  de  un  organismo  vivo,  la-­ tente  y  lleno  de  vida.  La  base  pĂŠtrea  donde  se  sustenta  todo  lo  existente  en  el  mundo,  desde  el  agua  y  el  aire,  hasta  nuestra  especie. Â


ORLANDO DELGADO PIÑÓN I PORTAFOLIO

Plegamiento submarino. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

Valle de los Hongos. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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PORTAFOLIO I ORLANDO DELGADO PIÑÓN

Paisaje desierto. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 244x244 cm, 2011

Hefesto. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ORLANDO DELGADO PIÑÓN I PORTAFOLIO

Entre cascadas. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

Patrón gravitacional. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 40x50 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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PORTAFOLIO I ORLANDO DELGADO PIÑÓN

Desbordamiento Igneo. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 45x55 cm, 2011

Atmósfera suspendida. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ORLANDO DELGADO PIÑÓN I PORTAFOLIO

Uyuni. Plástico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

Magma metálico. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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PORTAFOLIO I ORLANDO DELGADO PIÑÓN

Paisaje en penumbra. Plástico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

Concentración. Plástico sobre tabla, 40x50 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ORLANDO DELGADO PIÑÓN I PORTAFOLIO

Formación espacial 1. Plástico sobre tabla, 20x20x8 cm, 2012

3DLVDMH H[WHQGLGR. Plástico y esmalte sobre ensamble de tabla y tela, 60x40 cm, 2012

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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PORTAFOLIO I ORLANDO DELGADO PIÑÓN

Dualidad. Plástico y polvo metálico sobre tela, 35x90 cm, 2011

Atlántida I. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 30x40 cm, 2012

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ORLANDO DELGADO PIÑÓN I PORTAFOLIO

Atlántida II. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 30x40 cm, 2012

Atlántida III. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 30x40 cm, 2012

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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PORTAFOLIO I ORLANDO DELGADO PIÑÓN

Atlántida IV. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 30x40 cm, 2012

Puertas de la Percepción (Izquierda). Plástico sobre tabla, 70x40 cm, 2012

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ORLANDO DELGADO PIÑÓN I PORTAFOLIO

Plegamiento. Tela, plástico y esmalte sobre tabla, 30x80 cm, 2012

Ripples. Plástico sobre tela, 30x20 cm, 2009

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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PORTAFOLIO I ORLANDO DELGADO PIÑÓN

Trayectoria planetaria. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

Géiser. Plástico y polvo metálico sobre tabla, 122x122 cm, 2011

METAPOLÍTICA núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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UN Â GIRO Â

inesperado

DE  LA  IDEOLOGĂ?A.  NEOLIBERALISMO  Y  EL  COLAPSO  DEL  BLOQUE  SOVIÉTICO* Jan  Sowa**

M

'( /(1,1 $ 5($*$1

uy  cerca  del  lugar  donde  nací,  al  sur  de  Polonia,  existe  una  gigantesca  planta  side-­ rúrgica.  Diseùada  y  construida  inmediata-­ PHQWH GHVSXpV GH OD 6HJXQGD *XHUUD 0XQGLDO SRU ORV soviÊticos,  contaba  con  un  doble  propósito:  aumen-­ tar  la  capacidad  industrial  del  país  que  se  encontraba  arruinado  por  la  guerra.  Los  soviÊticos  aplicaron  en  VX EORTXH HQ HO PDUFR GH OD 1XHYD 3ROtWLFD (FRQyPL-­ FD 1(3 GH OD PLVPD GLQiPLFD GH GHVDUUROOR a  travÊs  de  la  industria  pesada  que  se  estableció  en  OD 8 5 6 6 3HUR ODV PHWDO~UJLFDV steelworks WDP-­ biÊn  formaban  parte  del  dispositivo  de  ingeniería  so-­ cial.  Construida  cerca  de  Cracovia,  capital  medieval  de  Polonia  y  otrora  lugar  artístico  vibrante  y  centro  intelectual  de  una  universidad  que  fue  fundada  en  1364  y  que  formó  por  generaciones  a  estudiantes  de  OD WDOOD GH 1LFROiV &RSpUQLFR HQ HO VLJOR ;9, \ GH %URQLVåDZ 0DOLQRZVNL HQ ORV DOERUHV GHO ;; (VWD aura  histórica  de  Cracovia  le  daba  un  aire  burguÊs-­

 Este  artĂ­culo  es  una  versiĂłn  reducida  del  texto  â€œAn  Unexpected  Twist  RI ,GHRORJ\ 1HROLEHUDOLVP DQG WKH &ROODSVH RI WKH 6RYLHW %ORF´ SXEOLFD-­ do  en  Praktyka  Teoretyczna,  nĂşm.  5,  2012.  TraducciĂłn  de  Luis  MartĂ­nez  Andrade.  Publicado  con  la  gentil  autorizaciĂłn  del  autor  y  de  la  revista. ** 'RFWRU HQ 6RFLRORJtD 3URIHVRU DGMXQWR HQ OD 8QLYHUVLGDG -DJHOOyQLFD de  Cracovia,  Polonia.

*

DULVWyFUDWD TXH 6WDOLQ WUDWy GH FRPEDWLU UHIRU]DQGR OD clase  obrera  de  la  ciudad.  Así  pues,  la  metalúrgica  fue  concebida  para  ser  una  enorme  planta  que  empleaba  a  50  mil  personas  (en  aquellos  aùos,  la  población  com-­ SOHWD GH &UDFRYLD HUD GH PLO \ SURGXMR PLOOR-­ nes  de  toneladas  de  acero  por  aùo  durante  su  ejercicio  en  la  dÊcada  de  los  sesenta  y  setenta.  A  pesar  de  este  enorme  esfuerzo,  el  plan  social  soviÊtico  no  funcionó  realmente  -­aunque  el  barrio  construido  al  lado  de  la  planta  haya  sido  tÊcnicamente  una  parte  de  Cracovia  durante  mås  de  medio  siglo-­,  nunca  fue  integrado  a  la  ciudad  y  sólo  ha  fungido  como  ciudad  satÊlite  desde  HQWRQFHV 0DMHZVND .DOWZDVHU \ 6]UHGHU DespuÊs  del  colapso  del  comunismo  en  1989,  la  planta  y  todo  el  distrito  cayó  en  una  råpida  degrada-­ ción  social  y  económica.  Polonia,  como  el  resto  del  bloque  soviÊtico  pasó  por  un  proceso  de  desindustria-­ lización  que  tuvo  su  efecto  sobre  todo  en  la  industria  pesada.  Las  metalúrgicas  se  fueron  a  la  bancarrota  KDFLD ¿QDOHV GH ORV QRYHQWD 6yOR ORJUDURQ VREUHYL-­ vir  aquellas  que  redujeron  dråsticamente  su  personal  y  producción.  Posteriormente,  en  2004,  la  planta  fue  adquirida  por  Ispat  International,  compaùía  fundada  \ JHVWLRQDGD SRU HO KRPEUH PiV ULFR GH OD ,QGLD /DN-­ shmi  Mittal.  DespuÊs  de  cambiar  su  nombre  y  fusio-­ METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I JAN SOWA

nĂĄndose  con  Arcelor  para  formar  Arcelor  Mittal,  la  empresa  paso  a  controlar  el  70  por  ciento  de  la  in-­ dustria  metalĂşrgica  en  Polonia.  De  herramienta  de  la  ingenierĂ­a  social  estalinista,  la  metalurgia  pasĂł  a  ser  un  juguete  del  capitalismo  global.  Actualmente,  em-­ plea  sĂłlo  a  3  500  personas  y  produce  menos  de  1.5  millones  de  toneladas  de  acero  por  aĂąo. Â

lleva  en  2004  un  nuevo  nombre  para  conme-­ morar  a  una  persona  en  quien,  la  mayoría  de  ORV SRODFRV FUHHQ DGHPiV GH -XDQ 3DEOR ,, \ Lech  Walesa-­  destruyó  al  Imperio  soviÊtico  y  ayudó  a  establecer  el  capitalismo  en  su  antiguo  reinado:  fue  nombrado  Ronald  Reagan  Square.

(VWDWXD GH /HQLQ HQ OD SOD]D SULQFLSDO GH OD FLXGDG GH 1RZD +XWD FLX-­ GDG REUHUD FUHDGD HQWUH GHFRUDGD SDUD OD ¿HVWD GHO GH mayo  en  1978.

3ODQ *HQHUDO GH 1RZD +XWD 6DWpOLWH FRQWHPSRUiQHR

6LQ HPEDUJR HVWR HV VyOR OD PLWDG GH OD KLVWR-­ ria.  Una  transformaciĂłn  aĂşn  mĂĄs  sintomĂĄtica  tuvo  lugar  en  el  nivel  simbĂłlico.  La  planta  re-­ FLELy HO QRPEUH GH Âł0HWDO~UJLFD 9ODGLPLU /H-­ ninâ€?  y  contaba  con  una  enorme  estatua  de  Le-­ QLQ VREUH OD SOD]D FHQWUDO GHO GLVWULWR GH 1RZD Huta.  El  diseĂąo  original  de  la  ciudad  era  -­ar-­ quitectĂłnicamente  hablando-­  una  obra  maestra  urbanĂ­stica.  Construida  a  un  lado  de  la  enorme  planta  industrial,  en  medio  de  la  nada,  entre  campos  de  cultivo  y  habitada  por  migrantes  de  origen  rural  que  se  habĂ­an  convertido  en  traba-­ jadores  de  la  planta,  este  renacimiento,  un  tipo  de  modernismo  â€œciudad  de  jardinesâ€?  -­llamado  asĂ­  por  sus  parques  y  prados-­  fue  sĂ­mbolo  de  la  emancipaciĂłn  social  y  desarrollo  econĂłmico  de  un  paĂ­s  de  Europa  central  que  habĂ­a  sido  des-­ truido  por  la  guerra.  En  concordancia  con  esta  visiĂłn  leninista,  la  estatua  era  representada  de  manera  dinĂĄmica,  casi  de  manera  sublime:  con  sus  manos  entrelazadas  a  la  espalda,  Lenin  se  encontraba  caminando  y  cubierto  con  un  largo  abrigo.  A  mediados  de  los  aĂąos  noventa,  la  me-­ talĂşrgica  estaba  casi  muerta,  la  mayorĂ­a  de  sus  trabajadores  desempleados  y  la  larga  estatua  yacĂ­a  en  el  suelo.  Empero,  este  vacĂ­o  simbĂł-­ lico  no  durĂł  mucho  tiempo.  La  plaza  central  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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(/ ),1 '( /$ +,6725,$

Es  imposible  no  ver  un  carĂĄcter  profundamente  irĂłnico  en  este  giro  simbĂłlico.  La  principal  fuerza  de  oposiciĂłn  al  rĂŠgimen  soviĂŠtico  en  Polonia  emergiĂł  en  la  escena  FRPR PRYLPLHQWR REUHUR HO VLQGLFDWR Âł6ROLGDULGDG´ (6ROLGDUQRĞß 6X SXQWR PiV iOJLGR IXH HQWUH DJRVWR GH 1980  y  diciembre  de  1981,  contando  con  10  millones  de  miembros,  y  a  pesar  de  que  era  mĂĄs  que  un  simple  movimiento  obrero,  su  principal  fuerza  surgiĂł  de  las  protestas  de  los  obreros  y  los  trabajadores  industriales.  Precisamente  es  esta  clase  quien  ha  pagado  el  precio  mĂĄs  alto  de  la  transformaciĂłn  capitalista  de  los  aĂąos  QRYHQWD 2VW \ 1RZD +XWD OD FLXGDG HQ ORV DO-­ rededores  de  la  metalĂşrgica  sufriĂł  una  alza  de  90  por  ciento  de  desempleo  de  sus  trabajadores-­  fue  el  lugar  donde  la  pauperizaciĂłn  social  y  econĂłmica  causada  por  el  rĂŠgimen  neoliberal  pegĂł  como  en  ningĂşn  otro  lugar  de  la  manera  mĂĄs  brutal.  AdemĂĄs,  con  la  propia  planta  sobrepasada  por  el  capital  internacional,  los  tra-­ bajadores  literalmente  fueron  despojados  de  lo  que  se  suponĂ­a  era  la  herramienta  de  su  emancipaciĂłn.  A  pe-­ sar  de  todo,  esas  mismas  personas  decidieron  nombrar  a  la  plaza  central  de  su  comunidad  con  el  nombre  de  uno  de  los  mĂĄs  feroces  defensores  de  la  lĂłgica  de  su  desposesiĂłn.  Lo  muestra  con  claridad  que  el  gran  ga-­ nador  de  la  guerra  frĂ­a  no  fueron  los  ciudadanos  opri-­ midos  del  bloque  soviĂŠtico,  liberados  de  la  dominaciĂłn  GH OD 5XVLD EROFKHYLTXH QL HVR TXH VH OODPD 2FFLGHQWH al  contrario,  el  capitalismo  neoliberal.  Esta  victoria  fue Â


UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGĂ?A

un  paso  importante  y  decisivo  en  la  genealogĂ­a  del  or-­ den  neoliberal  contemporĂĄneo  tanto  en  su  plano  social  y  econĂłmico  como  en  su  dimensiĂłn  ideolĂłgica. Uno  de  los  primeros  intelectuales  que  avizorĂł  lo  TXH HVWDED RFXUULHQGR D ÂżQDOHV GH ORV DxRV RFKHQWD IXH )UDQFLV )XNX\DPD 6LQ HPEDUJR VX IDPRVR HQVD\R The  End  of  History?  publicado  en  el  verano  de  1989  PDOLQWHUSUHWy OD QDWXUDOH]D GHO FRQĂ€LFWR \ HO FDPELR TXH HVWDED WHQLHQGR OXJDU 1R IXH HO WULXQIR GH 2FFL-­ GHQWH VREUH DOJ~Q 2WUR X RWURV VLQR HO WULXQIR GH XQ conjunto  de  ideas  occidentales  (libre  mercado,  demo-­ cracia  parlamentaria,  propiedad  privada  de  los  medios  GH SURGXFFLyQ SRU HQFLPD GH RWUR FRQMXQWR GH LGHDV tambiĂŠn  occidentales  (dictadura  de  un  partido  de  van-­ JXDUGLD EXURFUDFLD \ SODQLÂżFDFLyQ FHQWUDOL]DGD SRU SDUWH GH XQD HFRQRPtD GH (VWDGR )XNX\DPD DGH-­ mĂĄs  mostrĂł  estar  profundamente  equivocado  cuando  SURIHWL]y HO ÂżQ GH OD KLVWRULD FRPR FRQVHFXHQFLD GHO ÂżQDO GH OD JXHUUD IUtD 4XLHQ OR GXGDED GHMR GH KDFHUOR despuĂŠs  del  infame  11  de  septiembre  de  2001  (11-­S 6LQ HPEDUJR OR TXH Vt FRPSUHQGLy IXH HO LPSRUWDQWH cambio  que  se  estaba  generando  en  el  paradigma  ideo-­ lĂłgico  global,  y  que  era  aquel  que  apoyaba  el  eslogan  bĂĄsico  del  neoliberalismo  -­There  Is  No  Alternative  1R KD\ DOWHUQDWLYD TXH DQWHV GH VH WHQtD SRU OR menos  una  obligaciĂłn  intelectual  para  explicar  el  por  quĂŠ  nadie  lo  habĂ­a  creĂ­do.  DespuĂŠs  de  1989,  There  Is  No  Alternative  se  convirtiĂł  en  una  especie  de  senti-­ do  comĂşn,  una  GR[D,  y  era  una  obligaciĂłn  contra  sus  oponentes  como  prueba  por  si  alguien  osarĂ­a  dudar.  Empero,  lo  crucial  para  una  genealogĂ­a  del  neolibera-­ lismo  -­no  tanto  como  orden  econĂłmico  sino  como  una  poderosa  ideologĂ­a-­  es  que  este  cambio  no  fue  princi-­ palmente  el  resultado  de  un  verdadero  cambio  econĂł-­ mico,  sino  el  efecto  de  los  sentimientos  y  emociones  con  los  que  el  cambio  fue  recibido  en  el  bloque  soviĂŠ-­ tico  vencido ³£4Xp EXHQR TXH SHUGLPRV \ FXiQWR KDQ ganado!â€?  parecĂ­an  gritar  sus  ciudadanos,  nombrando  5RQDOG 5HDJDQ D ODV SOD]DV GH ORV EDUULRV SRSXODUHV \ erigiendo  restaurantes  McDonalds  en  MoscĂş,  el  mĂĄs  socorrido  del  mundo.  Fue  precisamente  esta  Vae  victis  proclamada  por  los  derrotados  TXH SHUPLWLy D )XNX\D-­ PD GHFODUDU HO ÂżQ GH OD KLVWRULD VLQ FXHVWLRQDUOR abriendo  la  brecha  para  que  There  Is  No  Alternative  se  convirtiera  en  la  GR[D  neoliberal  de  los  noventa. (Q OD PLVPD pSRFD GH )XNX\DPD TXLHQ DUWLFXOy XQ diagnĂłstico  mucho  mĂĄs  radical  de  los  acontecimientos  GH \ IXH HO ÂżOyVRIR IUDQFpV $ODLQ %DGLRX (Q 1991,  publicĂł  un  libro  titulado  D’un  dĂŠsastre  obscure  dedicado  a  la  caĂ­da  del  llamado  â€œcomunismoâ€?  en  el  blo-­ que  soviĂŠtico.  Para  Êl,  â€œla  crisis  polĂ­tica  de  este  colapso Â

I SOCIEDAD Â ABIERTA

UHYHOD XQD FULVLV WDQWR HQ HO 2HVWH FRPR HQ HO (VWH´ %D-­ GLRX 6HJ~Q %DGLRX HO WULXQIR del  capital  no  deberĂ­a  interpretarse  como  la  victoria  de  la  libertad  y  la  emancipaciĂłn,  sino  al  contrario. /R TXH XQH D )XNX\DPD FRQ %DGLRX HV TXH DPERV HQFXHQWUDQ HO SXQWR GH LQĂ€H[LyQ HQ OD IRUPDFLyQ GHO orden  contemporĂĄneo  casi  simultĂĄneamente:  la  ruptu-­ ra  del  aĂąo  1989.  En  esta  sede  tomarĂŠ  como  ejemplo  HO FDVR GH 3RORQLD (VWD HOHFFLyQ VH MXVWLÂżFD SRU GRV PRWLYRV 3ULPHUR HO HYHQWR PiV VLJQLÂżFDWLYR DO ÂżQDO de  la  disoluciĂłn  del  bloque  soviĂŠtico  no  fue  la  caĂ­da  GHO 0XUR GH %HUOtQ DXQTXH IXH HO PiV HVSHFWDFXODU \ el  mĂĄs  simbĂłlico-­  sino  las  elecciones  parlamentarias,  parcialmente  libres,  que  tuvieron  lugar  en  Polonia  el  4  de  junio  de  1989,  con  mĂĄs  de  cinco  meses  de  an-­ WHODFLyQ D ORV HYHQWRV TXH VH GHVDUUROODURQ HQ %HUOtQ 6HJXQGR GDGD OD PRYLOL]DFLyQ VRFLDO \ FRPR WUDWDUp GH PRVWUDU QR GHO WRGR SUR PHUFDGR R SUR FDSLWDOLVWD GHO PRYLPLHQWR Âł6ROLGDULGDG´ D OR ODUJR GH ORV RFKHQ-­ ta;Íž  por  consiguiente,  el  caso  de  Polonia  representa  el  ejemplo  mĂĄs  irĂłnico  del  triunfo  del  neoliberalismo.  El  destino  paradĂłjico  de  los  trabajadores  polacos  -­ven-­ cedores  del  partido  dominante  y  que  fueron  vencidos  por  el  capitalismo  que  ellos  introdujeron  al  paĂ­s,  y  que  aĂşn  es  alabado  por  las  bendiciones  que  ofrece  el  libre  mercado-­  encarna  la  victoria  ideolĂłgica  crucial  que  permitiĂł  al  neoliberalismo  presentarse,  en  la  dĂŠcada  de  los  noventa,  como  la  única  posible  opciĂłn  para  toda  la  humanidad.  Esto  muestra  claramente  que  precisa-­ mos  de  â€œuna  tercera  vĂ­aâ€?  para  analizar  el  neoliberalis-­ PR FRPR OR SURSRQH :DFTXDQW /RV HQIRTXHV estructurales  y  los  estudios  de  gobernabilidad  parecen  ser  mĂĄs  complementarios  que  contradictorios  con  re-­ laciĂłn  a  los  paradigmas  del  anĂĄlisis  de  la  hegemonĂ­a  neoliberal  que  utiliza  -­capturando  la  macro-­estructura  de  la  mĂĄquina  estatal  y  la  micro-­administraciĂłn  ideo-­ lĂłgica  de  las  nuevas  formas  de  subjetividad  (Foucault,  SDUD LPSRQHU VX GRPLQLR 3DUHFLHUD TXH HO pQ-­ fasis  en  la  temĂĄtica  de  la  gobernabilidad  como  fuer-­ za  central  del  neoliberalismo  es  un  subproducto  de  la  FRQÂżDQ]D GH VX LGHRORJtD LQFOXVR DXQTXH QR GHÂżHQGD por  completo  la  teorĂ­a  neoliberal,  omnipresente  en  el  GLVFXUVR S~EOLFR GH ORV SROtWLFRV QHROLEHUDOHV HVWR HV que  el  Estado  y  el  mercado  son  opuestos,  y  que  de-­ bemos  debilitar  al  Estado  para  fortalecer  al  mercado.  Lo  que  Wacquant  muestra  es  que  el  capitalismo  neo-­ liberal  necesita  para  su  conservaciĂłn  del  Estado  como  condiciĂłn  sine  qua  non 6LQ HPEDUJR QR H[LVWH QDGD nuevo  con  lo  que  respecta  al  capitalismo  neoliberal.  *LRYDQQL $UULJKL GHPXHVWUD HQ VX OLEUR The  Long  Twentieth  Century  que  el  Estado  y  el  mercado  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I JAN SOWA

han  existido  en  perfecta  simbiosis  desde  los  orígenes  de  la  acumulación  capitalista  y  no  se  puede  imaginar  ninguna  forma  de  economía  capitalista  sin  un  apoyo  activo  por  parte  del  Estado. 62%5( (62 48( 6( 120%5� &2081,602

Por  su  parte,  existen  fuertes  razones  teĂłricas  e  histĂłricas  que  permiten  cuestionar  la  naturaleza  de  los  regĂ­menes  comunistas  desarrollados  en  el  bloque  soviĂŠtico  del  si-­ JOR ;; VL FRQVLGHUDPRV HO PDUFR FRQFHSWXDO GHVDUUR-­ OODGR SRU 0DU[ \ (QJHOV D \ E FRPR SXQWR de  referencia.  En  cambio,  si  adoptamos  el  enfoque  prag-­ mĂĄtico-­realista  y  decimos  que  â€œcomunismoâ€?  es  lo  que  cualquiera  denomina  a  esa  forma,  entonces  no  puede  H[LVWLU GLVFXVLyQ 6LQ HPEDUJR HVWH SXQWR GH YLVWD LPSOL-­ FD VHULRV SUREOHPDV 6L HV QHFHVDULR FRQWDU FRQ DOJ~Q HV-­ tĂĄndar  externo  mĂĄs  allĂĄ  de  cualquier  prĂĄctica  social  para  juzgar  el  nivel  de  democracia  y  de  libertad  de  un  deter-­ minado  rĂŠgimen  polĂ­tico,  tambiĂŠn  serĂĄ  necesario  contar  con  un  parĂĄmetro  para  aproximarnos  al  comunismo. Es  un  ejercicio  sorprendentemente  sencillo  comparar  la  realidad  socio-­polĂ­tica  del  bloque  soviĂŠtico  con  el  es-­ tĂĄndar  propuesto  por  Marx  y  Engels,  a  pesar  de  que  la  vi-­ siĂłn  comunista  no  fue  presentada  de  manera  detallada  en  sus  escritos.  El  contraste  es  tan  evidente  que  aĂşn  cualquier  YDJD LGHD VREUH HO FRPXQLVPR HV VXÂżFLHQWH FRPR SXQ-­ to  de  referencia.  ¿ExistĂ­a  como  propiedad  social  de  los  PHGLRV GH SURGXFFLyQ HQ HO EORTXH VRYLpWLFR" 1R SXHV habĂ­a  propiedad  estatal  y  esto  es  algo  completamente  di-­ IHUHQWH ¢)XHURQ DEROLGDV ODV FODVHV VRFLDOHV" 1R QR OR fueron  y  las  comparaciones  realizadas  por  los  economis-­ tas  muestran  que  el  nivel  de  desigualdad  social  dentro  del  EORTXH VRYLpWLFR H[SUHVDGR HQ HO FRHÂżFLHQWH GH *LQL HUD virtualmente  similar  a  la  mĂĄs  equitativa  sociedad  capita-­ OLVWD FRPR IXH HO FDVR GH (VFDQGLQDYLD .RZDOLN ¢+XER XQD GLFWDGXUD GHO SUROHWDULDGR" 1R HUD XQD GLF-­ tadura  de  un  partido  de  vanguardia  y  segĂşn  Lenin  y  los  bolcheviques  debĂ­a  ser  considerada  como  una  medida  po-­ pular  para  la  gente.  Muchos  comunistas  nunca  aceptaron  sus  ideas.  AdemĂĄs  tambiĂŠn  podemos  fĂĄcilmente  mostrar  diversos  elementos  constitutivos  del  orden  soviĂŠtico  que  no  se  encuentran  en  la  perspectiva  de  Marx  sobre  la  uto-­ pĂ­a  comunista:  nacionalismo  exacerbado,  policĂ­a  secreta  y  prisiones  polĂ­ticas  para  nombrar  sĂłlo  los  mĂĄs  recurrentes. Lo  mĂĄs  importante  para  el  desarrollo  de  la  hegemo-­ nĂ­a  global  del  neoliberalismo  no  fue  la  naturaleza  de  la  8QLyQ 6RYLpWLFD VLQR ODV UD]RQHV GH VX GHFDGHQFLD /D supremacĂ­a  del  capitalismo  liberal  habĂ­a  sido  menos  ob-­ YLD KDFLD ÂżQDOHV GH ORV VHVHQWD \ HQ ORV DOERUHV GH ORV setenta.  Estados  Unidos  tenĂ­a  razones  para  creer  que  el  VLVWHPD VRYLpWLFR HUD FRPSHWLWLYR \ HÂżFLHQWH D SHVDU GH METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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TXH GXUDQWH HO JRELHUQR GH %Up]KQHY OD 8QLyQ 6RYLpWLFD entrĂł  rĂĄpidamente  en  declive.  Entonces,  ¿cuĂĄles  fueron  las  causas  inmanentes  de  esta  decadencia  que  abriĂł  la  EUHFKD SDUD ÂłHO ÂżQ GH OD KLVWRULD´" 3DUHFLHUD TXH HVWDPRV frente  a  una  situaciĂłn  â€œa  lĂ Â Derridaâ€?,  ya  que  el  remedio  (pharmakon GH OD PLVHULD VRFLDO TXH VH LQ\HFWy HQ ORV cimientos  del  Estado  leninista  se  convirtiĂł  en  el  veneno  TXH OR GHUUXPEy 'HUULGD (V GHFLU IXH XQD YL-­ siĂłn  de  la  modernizaciĂłn  a  travĂŠs  de  la  industrializaciĂłn  masiva  y  pesada,  con  lo  cual  el  bloque  soviĂŠtico  podĂ­a  probar  lo  bueno  era  que  su  sistema  mediante  su  produc-­ ciĂłn  de  acero,  carbĂłn,  cobre,  cemento,  ferrocarriles  y  otro  tipo  de  productos  tĂ­picos  de  la  industria  pesada.  El  modo  leninista  de  desarrollo  creĂł  en  el  largo  plazo  un  in-­ terbloqueo  (deadlock LPSRVLEOH GH UHVROYHU GHQWUR GH VX propia  dinĂĄmica.  El  Ênfasis  puesto  en  la  industria  pesada  provocĂł  un  exceso  crĂłnico  y  sistĂŠmico  en  la  producciĂłn  de  sus  medios  de  producciĂłn  (plantas  de  industria  pesa-­ da,  mĂĄquinas,  carbĂłn  para  poder  alimentarlas,  acero  para  crear  mĂĄs  mĂĄquinas,  lĂ­neas  ferroviarias  para  transportar  FDUEyQ \ DFHUR HWFpWHUD \ OD IDOWD GH inversiĂłn  en  la  pro-­ ducciĂłn  de  medios  de  consumo  (mercancĂ­as  para  que  la  JHQWH FRPSUH $GHPiV GH OD HVFDVH] GH VXPLQLVWURV \ HO malestar  social  que  provocaba,  esta  situaciĂłn  dio  lugar  a  XQD LQĂ€DFLyQ FRQVWDQWH 'H HVWH PRGR KDFLD ÂżQDOHV GH ORV VHWHQWD ORV (V-­ tados  del  bloque  soviĂŠtico  se  mostraban  abiertos  a  la  posibilidad  de  recibir  prĂŠstamos  baratos  en  los  merca-­ dos  internacionales,  al  grado  de  que  todos  los  pidieron.  Durante  la  â€œĂŠpoca  comunistaâ€?,  la  deuda  externa  de  Po-­ ORQLD OOHJy D PLOORQHV GH GyODUHV 5XVLD FRQ PLOORQHV %XOJDULD FRQ PLOORQHV \ +XQJUtD FRQ PLOORQHV *yUQLHZLF] (Q ORV DxRV ochenta,  el  precio  de  la  deuda  se  acrecentĂł  y  dio  el  gol-­ SH ÂżQDO D ODV HFRQRPtDV GHO EORTXH VRYLpWLFR Por  varias  razones,  el  colapso  del  bloque  soviĂŠtico  es  importante  para  entender  la  genealogĂ­a  de  la  hege-­ monĂ­a  neoliberal  actual.  El  hecho  de  que  las  econo-­ mĂ­as  â€œcomunistasâ€?  literalmente  quebraran  permitiĂł  a  las  fuerzas  liberales  apropiarse  del  crĂŠdito  simbĂłlico  GH VX FDtGD /DV HFRQRPtDV GH SODQLÂżFDFLyQ FHQWUDOL-­ zada  fracasaron  -­la  historia  sigue  su  curso-­  porque  no  pudieron  soportar  el  desafĂ­o  de  la  competencia  de  sus  SDUHV OLEHUDOHV 1R KD\ SUXHED TXH DSR\H OD DÂżUPD-­ FLyQ VHJ~Q OD FXDO 5RQDOG 5HDJDQ (VWDGRV 8QLGRV \ el  capitalismo  liberal  destruyeron  al  Imperio  soviĂŠtico  y  aportaron  la  libertad  a  Europa  central  y  a  Europa  del  Este.  El  colapso  del  bloque  soviĂŠtico  ocurriĂł  por  los  defectos  inherentes  en  su  diseĂąo  econĂłmico  y  social.  $ SHVDU TXH HUD PX\ SUiFWLFR SDUD 5RQDOG 5HDJDQ \ los  apologetas  del  mercado  libre  declarar  su  victoria Â


UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGĂ?A

VREUH OD HFRQRPtD SODQLÂżFDGD FHQWUDOL]DGD ODV IXHU]DV del  mercado  internacional  tuvieron  un  impacto  consi-­ derable  VRODPHQWH HQ OD IDVH ÂżQDO GH VX GHFOLQDFLyQ. /D GHJHQHUDFLyQ GH ODV HFRQRPtDV GH SODQLÂżFDFLyQ FHQWUDOL]DGD GHO (VWDGR \ ODV GLÂżFXOWDGHV TXH HOODV UHSUH-­ sentaban  para  los  ciudadanos  de  los  Estados  leninistas  crearon  dos  importantes  condiciones  que  posibilitaron  la  KHJHPRQtD QHROLEHUDO (Q SULPHU OXJDU VLJQLÂżFDED una  pĂŠrdida  de  prestigio  para  cualquier  idea  sobre  la  pro-­ piedad  colectiva  de  los  medios  de  producciĂłn.  Incluso,  con  cualquier  alternativa  de  moderar  a  la  propiedad  pri-­ vada.  Es  cĂłmodo  para  la  propaganda  neoliberal  presen-­ tar  cualquier  crĂ­tica  sobre  el  capitalismo  liberal  como  un  intento  de  volver  hacia  el  â€œcomunismoâ€?,  que  ya  probĂł  VHU PX\ LQHÂżFLHQWH /D VHJXQGD FXHVWLyQ FUXFLDO SDUD OD victoria  del  neoliberalismo  en  los  inicios  de  los  noventa  fue  XQD JORULÂżFDFLyQ GH OD FXOWXUD GH FRQVXPR que  tuvo  lugar  en  los  Estados  leninistas,  donde  era  concebida  como  el  paraĂ­so  en  la  tierra.  La  imagen  de  miles  perso-­ nas  reunidas  frente  al  McDonalds  en  MoscĂş  muestra  un  UHYHUVR GH OR TXH -iQRV .RUQDL OODPDED ÂłHFRQR-­ mĂ­a  de  penuriaâ€?.  La  estanterĂ­a  vacĂ­a  de  las  tiendas  quedĂł  como  representaciĂłn  icĂłnica  de  la  miseria  de  los  aĂąos  ochenta  para  la  mayorĂ­a  de  los  ciudadanos  del  bloque  soviĂŠtico  y  creĂł  un  tipo  de  condiciĂłn  psĂ­quica  para  ca-­ nalizar  toda  la  energĂ­a  libidinal  en  la  construcciĂłn  del  capitalismo  liberal  de  los  aĂąos  noventa. (/ )5$&$62 '( Âł62/,'$5,'$'´

Aunque  serĂ­a  exagerado  sostener  que  el  movimiento  ³6ROLGDULGDG´ GHVWUX\y D OD 8 5 6 6 QR VH OH SXHGH negar  su  crĂŠdito  en  la  transformaciĂłn  social  y  polĂ­tica  del  bloque  soviĂŠtico.  Los  Estados  leninistas  se  hubie-­ ran  hundido  por  su  propio  peso,  incluso  sin  el  movi-­ PLHQWR Âł6ROLGDULGDG´ SHUR VLQ GLFKR PRYLPLHQWR \ su  legado  en  los  aĂąos  noventa,  el  panorama  hubiera  sido  distinto  en  Europa  Central  y  Oriental  y  quizĂĄ  PiV SUy[LPR D OR TXH RFXUULy HQ ORV %DOFDQHV Âł6ROLGDULGDG´ IXH XQ IHQyPHQR VRFLDO \ SROtWLFR H[-­ cepcional.  LogrĂł  aglutinar  a  10  millones  de  miembros,  constituyendo  una  cuarta  parte  de  la  poblaciĂłn  de  Po-­ lonia,  durante  su  corta  existencia  entre  agosto  de  1980  y  diciembre  de  1981,  lo  que  la  convierte  en  una  de  las  mĂĄs  grande  organizaciones  formalizadas  en  la  historia  de  Eu-­ URSD 3RU HMHPSOR HO 3DUWLGR 1DFLRQDOVRFLDOLVWD 2EUHUR $OHPiQ 16'$3 FRQWDED HQ VX FOtPD[ FRQ PLOOR-­ nes  de  miembros.  Dentro  de  las  asociaciones  contempo-­ UiQHDV Âł6ROLGDULGDG´ SRGtD FRPSHWLU IiFLOPHQWH FRQ HO 3DUWLGR &RPXQLVWD GH OD 8QLyQ 6RYLpWLFD TXH FRQWDED con  11  millones  de  miembros.  Por  supuesto,  estamos  muy  lejos  del  Partido  Comunista  chino,  que  cuenta  con Â

I SOCIEDAD Â ABIERTA

72  millones  de  miembros,  pero  dicho  nĂşmero  no  repre-­ senta  ni  el  10  por  ciento  de  la  poblaciĂłn  china. $O DxR VLJXLHQWH GH VX UHJLVWUR OHJDO HQ Âł6ROL-­ daridadâ€?  habĂ­a  perdido  su  identidad  puramente  obrero  industrial  y  llegĂł  a  ser  un  movimiento  del  proletaria-­ do  en  sentido  marxista  del  tĂŠrmino  -­de  los  explotados  y  de  los  despojados  del  control  de  sus  propios  medios  GH SURGXFFLyQ 6X EDVH QR SRGtD VHU UHGXFLGD D QLQJXQD FDWHJRUtD VRFLDO Âł6ROLGDULGDG´ XQLy D OD JHQWH GH FDVL cualquier  identidad  social  posible:  trabajadores,  intelec-­ tuales,  maestros,  estudiantes,  taxistas,  mineros,  escrito-­ res,  periodistas,  entre  otros. Existe  un  mito  pro-­capitalista  y  pro-­liberal  para  ca-­ UDFWHUL]DU DO VLQGLFDWR Âł6ROLGDULGDG´ 6LQ HPEDUJR LQ-­ FOXVR HFKDQGR XQ YLVWD]R DO 3URJUDPD 2ÂżFLDO GH Âł6R-­ lidaridadâ€?  elaborado  en  octubre  de  1981  (Programa  16== OR GHVPLHQWH $ OR ODUJR GH ODV SiJLQDV que  componen  el  documento  no  se  encuentra  una  sola  YH] OD SDODEUD ÂłFDSLWDOLVPR´ 1L VLTXLHUD HUD XQD PD-­ niobra  para  burlar  a  la  censura.  Tampoco  hay  una  pala-­ bra  o  tĂŠrmino  donde  el  â€œcapitalismoâ€?  aparezca  disfraza-­ do  o  encubierto.  Existen  pocas  menciones  al  â€œmercadoâ€?  SHUR QXQFD DFRPSDxDGR GHO DGMHWLYR ÂłOLEUH´ 6LQ HP-­ bargo,  en  todo  momento  el  mercado  es  descrito  como  una  medida  suplementaria  destinada  a  formar  parte  del  marco  de  una  economĂ­a  des-­alienada  y  controlada  so-­ cialmente.  Lo  mismo  vale  para  el  lugar  comĂşn  de  la  retorica  capitalista  neoliberal:  la  propiedad  privada  y  la  privatizaciĂłn.  La  palabra  â€œprivadoâ€?  (o  cualquiera  de  sus  DFHSFLRQHV DSDUHFH HQ HO GRFXPHQWR VRODPHQWH FXDWUR YHFHV \ HQ GRV RFDVLRQHV UHÂżHUH D OD UHDOLGDG GH ODV HP-­ SUHVDV SULYDGDV 1R H[LVWH PHQFLyQ D XQ WLSR SDUWLFXODU de  privatizaciĂłn  de  la  propiedad  pĂşblica  o  estatal.  De  hecho,  el  programa  exige  lo  contrario.  El  terminĂł  que  HV XVDGR HQ OD PD\RUtD GH ODV YHFHV FRQWp FDVRV es  el  de  â€œsocialâ€?  en  todas  sus  formas  y  combinaciones:  justicia  social,  bienestar  social,  protestas  sociales,  mo-­ vimiento  social,  renacimiento  social,  iniciativa  social,  costos  sociales  de  las  reformas  econĂłmicas,  y  el  mĂĄs  importante  ya  que  alude  a  la  cuestiĂłn  de  la  economĂ­a  polĂ­tica:  empresa  social,  control  social  de  la  economĂ­a  y  la  exigencia  comunista  SDU H[FHOOHQFH:  propiedad  comĂşn  o  social  sobre  los  medios  de  producciĂłn.  Este  SXQWR HV GH LPSRUWDQFLD FDSLWDO Âł6ROLGDULGDG´ VH GLULJH al  Partido  Comunista  con  la  exigencia  de  la  â€œreal  so-­ cializaciĂłn  sobre  el  control  de  la  economĂ­aâ€?,  donde  el  partido  recibe  su  propio  mensaje  en  una  inversiĂłn  (Ma-­ MPXUHN 0LNXUGD \ 6RZD El  trĂĄnsito  de  esta  actitud  para  nada  pro-­capitalista  hacia  una  neoliberal  recalcitrante  ocurriĂł  en  dos  etapas.  La  primera  de  ellas  fue  la  â€œLey  Marcialâ€?  implantada  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I JAN SOWA

HQ /LWHUDOPHQWH DSODVWy D Âł6ROLGDULGDG´ &RQ ORV tanques  en  las  calles  y  los  lĂ­deres  opositores  en  prisiĂłn,  ³6ROLGDULGDG´ SHUGLy VX LPSXOVR \ QXQFD ORJUy UHFXSH-­ rarse  del  golpe  propinado  por  el  puĂąo  militar.  En  este  sentido,  la  â€œLey  Marcialâ€?  cumpliĂł  su  propĂłsito.  AdemĂĄs  DÂżUPDUtD TXH 3RORQLD HVWDED \ GH KDEHUVH FXPSOLGR HQ los  albores  de  la  dĂŠcada  de  los  ochenta  en  la  ruta  hacia  una  revoluciĂłn  que  reformarĂ­a  drĂĄsticamente  las  relacio-­ nes  de  poder  y  el  paisaje  ideolĂłgico  en  Europa.  Exagera-­ rĂ­amos  si  dijĂŠsemos  que  suprimirĂ­a  el  dominio  global  del  capital,  pero  no  hubiera  permitido  el  triunfo  tan  despia-­ GDGR GH ORV QRYHQWD \ GH OD SURFODPD GHO ³¿Q GH OD KLV-­ WRULD´ GH )UDQFLV )XNX\DPD (O SDUWLGR HUD FRQVFLHQWH GH OD IXHU]D GH Âł6ROLGDULGDG´ VREUH WRGR GHVSXpV GH ORV eventos  de  marzo  de  1981,  cuando  el  sindicato  convocĂł  a  los  10  millones  de  miembros  a  una  huelga  general  y  paralizĂł  al  paĂ­s  completo  -­y  digo  completo  en  su  senti-­ do  literal:  cada  empresa  individual  y  compaùía.  La  â€œLey  Marcialâ€?  era  lo  único  que  restaba  por  hacer:  colapsando  DO PRYLPLHQWR SRSXODU GH Âł6ROLGDULGDG´ LUyQLFDPHQWH se  contribuĂ­a  a  los  intereses  del  capital,  ya  que  se  elimi-­ naba  una  alternativa  fuerte  y  viable. La  segunda  etapa  del  trĂĄnsito  de  la  revoluciĂłn  so-­ FLDO KDFLD OD SULYDWL]DFLyQ IXH UHDOL]DGD KDFLD ÂżQDOHV GH ORV DxRV RFKHQWD Âł6ROLGDULGDG´ UHDSDUHFLy GHVSXpV GHO Âł(VWDGR GH H[FHSFLyQ´ SHUR \D HUD RWUR (VWDED LQĂ€XLGR por  los  intelectuales  y  por  otras  Êlites  sociales.  Las  ideas  liberales  no  eran  muy  populares  entre  los  trabajadores,  pero  tenĂ­an  un  considerable  peso  entre  los  intelectua-­ les,  especialmente  de  la  ciudad  de  Cracovia  (otra  vez:  podemos  ver  como  el  intento  estalinista  de  colapsar  el  carĂĄcter  burguĂŠs  de  la  ciudad  habĂ­a  fracasado  comple-­ WDPHQWH )XH GHVGH DOOt GRQGH XQ JUXSR GH RSRVLWRUHV comenzĂł  a  propagar  la  ideas  de  Milton  Friedman  y  de  )ULHGULFK YRQ +D\HN 6X OtGHU HO ÂżOyVRIR 0LURVĂĄDZ ']LHOVNL PXULy DQWHV GHO FRODSVR GH OD 8 5 6 6 SHUR RWURV FRPR 7DGHXV] 6\U\MF]\N \ 5\V]DUG /HJXWNR OOH-­ garon  a  ser  miembros  del  gabinete  y/o  del  parlamento.   Otro  centro  liberal  muy  importante  se  formĂł,  a  me-­ GLDGRV GH ORV RFKHQWD HQ OD FLXGDG GH *GDQVN HQ HO QRU-­ te  de  Polonia.  Entre  sus  miembros  mĂĄs  destacados  se  HQFXHQWUD 'RQDOG 7XVN SULPHU PLQLVWUR DFWXDO GH 3R-­ ORQLD -DQXV] /HZDQGRZVNL PLQLVWUR UHVSRQVDEOH GHO proceso  de  privatizaciĂłn  en  los  noventa  y  actualmente  PLHPEUR GHO 3DUODPHQWR HXURSHR \ -DQ .U]\V]WRI %LH-­ OHFNL SULPHU PLQLVWUR HQ \ DOWR IXQFLRQDULR HQWUH \ GHO %DQFR (XURSHR SDUD OD 5HFRQVWUXFFLyQ \ HO 'HVDUUROOR /D DFWLYLGDG GH HVDV ÂżJXUDV QR HV OD ~QLFD FDXVD GHO WULXQIR GHÂżQLWLYR GHO QHROLEHUDOLVPR HQ Polonia.  Lo  que  abriĂł  paso  a  dicho  triunfo  fue  el  cambio  HQ HO VHQR GHO 3DUWLGR &RPXQLVWD 6ROR OD VLPXOWDQHLGDG METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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de  estos  procesos  -­consolidación  de  la  derecha  neolibe-­ ral  opositora  en  los  noventa  y  el  giro  liberal  dentro  del  Partido-­  catapultó  la  perspectiva,  fuera  del  Estado  leni-­ nista,  hacia  un  pasaje  mås  justo  e  igualitario. 62%5( $48(//26 68-(726 //$0$'26 &2081,67$6

En  retrospectiva,  en  la  historia  del  bloque  soviĂŠtico  es  posible  preguntarse  cĂłmo  un  sistema  tan  feroz  fue  so-­ portado  por  una  parte  considerable  de  la  poblaciĂłn.  A  pesar  de  cĂłmo  fue  presentada  por  los  derechistas  pola-­ cos,  las  actitudes  populares  hacia  las  ideas  econĂłmicas,  sociales  y  polĂ­ticas  de  los  bolcheviques  estaban  lejos  de  generar  crĂ­ticas  unĂĄnimes.  Esto  es  verdad  en  los  aĂąos  SRVWHULRUHV D OD 6HJXQGD *XHUUD 0XQGLDO $XQTXH OD 6H-­ JXQGD 5HS~EOLFD GH 3RORQLD VH FUHy HQ \ IXH FRQ-­ TXLVWDGD SRU +LWOHU \ 6WDOLQ HQ HV DFWXDOPHQWH LGHD-­ lizada  y  considerada  a  ser  un  estado  ideal.  Con  el  golpe  de  Estado  (anti-­semita,  nacionalista,  atrasado,  clerical  \ DQWL GHPRFUiWLFR GH 3LĂĄVXGVNL HQ OD 6HJXQGD 5HS~EOLFD FRQVLJXLy XQ Q~PHUR FUHFLHQWH GH RSRVLWRUHV El  esfuerzo  de  industrializaciĂłn  realizado  por  las  nuevas  autoridades  despuĂŠs  de  la  guerra  fue  concebido  como  un  intento  de  romper  con  la  condiciĂłn  de  Estado  agrario  perifĂŠrico  en  el  cual  se  encontraba  atrapado  el  paĂ­s  desde  HO VLJOR ;9, $QGHUVRQ %UDXGHO :DOOHUV-­ WHLQ D /R FRQVLJXLy UHPRGHODQGR SURIXQGDPHQWH la  realidad  social  al  proveer  electricidad,  carreteras,  es-­ cuelas,  industria  y  emancipaciĂłn  social  en  algunas  de  las  zonas  mĂĄs  atrasadas  de  Europa.  /D VLWXDFLyQ FDPELy GUiVWLFDPHQWH GHVSXpV GHO ;; &RQJUHVR GHO 3DUWLGR &RPXQLVWD GH OD 8QLyQ 6RYLpWLFD HQ FXDQGR 1LNLWD -UXVKFKRY GHQXQFLy ORV FUtPHQHV GH 6WDOLQ $XQTXH VX IDPRVR GLVFXUVR Âł2Q WKH 3HUVRQDOLW\ Cult  and  its  Consequencesâ€?  dictado  en  sesiĂłn  secreta,  sus  transcripciones  y  traducciones  penetraron  inmediatamente  HQ HO EORTXH VRYLpWLFR 6XV FRSLDV PLPHRJUDÂżDGDV IXHURQ vendidas  tanto  en  las  zonas  rurales  como  en  los  mercados  GH ODV FLXGDGHV GH WRGD 3RORQLD 3ULQFLSDOPHQWH -UXVKFKRY DSXQWDED FRQWUD 6WDOLQ SXHV HUD RGLDGR D FDXVD GH ODV P~O-­ tiples  humillaciones  que  habĂ­a  experimentado  durante  la  pSRFD GH 6WDOLQ 6X PRWLYDFLyQ LGHROyJLFD HUD DFHUFDU D OD 8QLyQ 6RYLpWLFD D OD YLVLyQ RULJLQDO GH /HQLQ SURIXQGD-­ PHQWH GLVWRUVLRQDGD SRU 6WDOLQ 7DXEPDQ 6LQ HP-­ bargo,  su  discurso  fuertemente  anti-­estalinista  sacudiĂł  todo  HO HGLÂżFLR GHO (VWDGR OHQLQLVWD 'HVSXpV GH VH UHTXLULy cierta  dosis  de  cinismo  y  una  fuerte  convicciĂłn  de  que  los  ¿QHV MXVWLÂżFDQ ORV PHGLRV (VWH WUDXPD LGHROyJLFR SURYRFy RODV GH GHVFRQWHQWR VRFLDO HQ WRGR HO EORTXH 6X PiV FR-­ QRFLGD UHSUHVHQWDFLyQ VLPEyOLFD HV HO DWDTXH D OD ÂżJXUD GH 6WDOLQ HQ %XGDSHVW HQ


UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGĂ?A

'HÂżQLWLYDPHQWH IXH HO SXQWR GH TXLHEUD TXH PDUFD HO LQLFLR GH OD SpUGLGD GH FRQÂżDQ]D HQ HO SUR\HF-­ to  soviĂŠtico.  El  rĂŠgimen  comienza  a  perder  legitimi-­ GDG SHUR VLJXH FRQ SRGHU VXÂżFLHQWH SDUD PDQWHQHUVH hasta  los  aĂąos  ochenta,  dĂŠcada  que  marca  un  cambio  de  la  situaciĂłn.  A  la  crisis  econĂłmica  en  los  primeros  aĂąos  ochenta,  le  siguieron  protestas  violentas  que  le  costaron  mucho  a  los  soviĂŠticos,  tanto  en  lo  econĂłmi-­ co  como  en  lo  simbĂłlico,  como  lo  fue  el  fracaso  ruso  en  AfganistĂĄn.  Esto  convenciĂł  al  gobierno  y  no  sĂłlo  a  la  oposiciĂłn  de  que  â€œel  momento  para  un  cambio  de  rĂŠgimenâ€?  habĂ­a  llegado.  Y  fue  la  evoluciĂłn  ideolĂłgica  en  el  interior  de  las  partes,  la  que  suministrĂł  la  condi-­ FLyQ ÂżQDO SDUD OD WUDQVIRUPDFLyQ QHROLEHUDO GHO EORTXH soviĂŠtico  en  los  inicios  de  la  dĂŠcada  de  los  noventa. (VWH FDPELR GH DFWLWXG VH UHĂ€HMy HQ XQD WUDQVIRUPD-­ ciĂłn  radical  hacia  el  modelo  econĂłmico  liberal  implanta-­ do  en  Polonia  aĂşn  bajo  el  gobierno  del  Partido  Comunista  en  la  segunda  mitad  de  los  aĂąos  ochenta.  El  lema  para  DSR\DU HO FDPELR HUD ³£6RFLDOLVPR 6t ÂŁ\HUURV QR ´ 6LQ embargo,  no  tenĂ­a  nada  que  ver  con  las  ideas  socialistas.  Lo  que  en  la  historia  de  la  transformaciĂłn  en  Polonia  se  soslaya  es  el  hecho  de  que  fue  que  el  primer  cambio  eco-­ nĂłmico  impuesto  en  el  paĂ­s  hacia  la  senda  del  desarro-­ OOR FDSLWDOLVWD HIHFWXDGR D ÂżQDOHV GH OD pSRFD VRYLpWLFD HQWUH \ 8UEDÄ”VNL 8Q FDPELR TXH IXH acompaĂąado  por  la  liberalizaciĂłn  de  los  precios,  el  aban-­ dono  del  control  central  de  la  economĂ­a,  la  creaciĂłn  del  sistema  legal  para  las  empresas  privadas,  el  cambio  de  la  UHJXODFLyQ EDQFDULD SDUD FUHDU XQ PHUFDGR ÂżQDQFLHUR OD reforma  de  la  ley  de  impuestos  y  una  decena  de  peque-­ xDV PRGLÂżFDFLRQHV OHJDOHV ,UyQLFDPHQWH IXH HO 3DUWLGR Marxista  quien  llevĂł  a  Polonia  al  Fondo  Monetario  Inter-­ QDFLRQDO 6LQ HVWH FDPELR HVWUXFWXUDO HQ HO (VWDGR \ HQ VXV expresiones  legales  -­implantado  a  travĂŠs  de  su  aparato  re-­ presivo-­,  la  transformaciĂłn  en  el  sistema  no  hubiera  sido  posible.  En  modo  indirecto,  esto  expresa  una  de  las  prin-­ FLSDOHV WHVLV GH :DFTXDQW DFHUFD GH ODV SUiFWLFDV neoliberales  en  la  mĂĄquina  estatal.  Es  importante  subrayar  que  el  Estado  socialista  no  sĂłlo  se  retirĂł  para  permitir  el  desarrollo  autĂłnomo  de  la  sociedad  en  medio  de  una  eco-­ nomĂ­a  de  mercado,  sino  que  el  Estado  generĂł  la  economĂ­a  de  mercado  sobre  los  escombros  de  la  economĂ­a  social  de  SODQLÂżFDFLyQ FHQWUDOL]DGD /RV PLHPEURV GHO SDUWLGR LQFOXVR ORV RÂżFLDOHV GH alto  rango,  se  convirtieron  en  empresarios  a  travĂŠs  de  OD UHHVWUXFWXUDFLyQ GH ODV HPSUHVDV HVWDWDOHV -DGZLJD 6WDQLV]NLV GHPRVWUy TXH HO SRU FLHQ-­ to  de  la  Êlite  del  partido  en  la  dĂŠcada  de  los  ochenta  se  volviĂł  empresaria  en  la  dĂŠcada  sucesivas.  Este  proceso  crucial  tiene  que  ser  comparado  con  los  cambios  que  es-­

I SOCIEDAD Â ABIERTA

Ciudadanos  húngaros  reunidos  alrededor  de  la  cabeza  del  derroca-­ GR PRQXPHQWR GH 6WDOLQ HQ %XGDSHVW RWRxR GH

taban  teniendo  lugar  dentro  de  la  oposiciĂłn.  Como  ya  IXH PHQFLRQDGR OR TXH VH OODPy Âł6ROLGDULGDG´ GH VH-­ gunda  generaciĂłn,  opuesta  a  la  â€œPrimera  generaciĂłnâ€?  de  1980-­1981,  poseĂ­a  un  ala  liberal  muy  fuerte.  El  cambio  pro-­mercado  y  pro-­capitalista  dentro  del  partido  creĂł  un  terreno  comĂşn  para  el  fomento  de  elementos  pro-­capita-­ listas  en  el  interior  de  la  oposiciĂłn.  Al  observar  que  los  burĂłcratas  se  convertĂ­an  en  empresarios,  los  opositores  no  querĂ­an  quedarse  atrĂĄs.  Al  mismo  tiempo,  y  es  fun-­ damental  para  explicar  la  recepciĂłn  de  la  agenda  neoli-­ beral  en  el  antiguo  bloque  soviĂŠtico,  \D QR H[LVWtDQ PiV socialistas  o  comunistas  con  ideales  dentro  del  partido. De  ahĂ­  que  sĂłlo  el  ala  derecha  de  la  oposiciĂłn  pudo  encontrar  un  interlocutor  y  compaĂąero  del  otro  lado  del  nuevo  rĂŠgimen.  Aquellos  que  todavĂ­a  creĂ­an  en  el  pro-­ JUDPD VRFLDO \ RULJLQDO GH Âł6ROLGDULGDG´ IXHURQ DLVODGRV y  tachados  de  â€œextremistasâ€?,  â€œutopistasâ€?,  â€œcriptocomu-­ nistasâ€?  o  â€œanarco-­sindicalistasâ€?  por  sus  compaĂąeros.  En  este  contexto,  no  debe  sorprendernos  por  quĂŠ  â€œlos  nuevos  gobiernos  democrĂĄticos  de  Polonia,  Checoslo-­ vaquia  y  HungrĂ­a  rechazaron  explĂ­citamente  la  idea  del  experimento  de  una  â€˜tercera  vĂ­a’  entre  el  capitalismo  y  el  socialismo  estatal,  avizorando  reproducir  las  institucio-­ QHV HFRQyPLFDV GH (XURSD 2FFLGHQWDO´ 6DFKV El  cambio  dentro  del  partido  no  fue  posible  sin  la  participaciĂłn  externa.  Los  paĂ­ses  occidentales,  espe-­ cialmente  Estados  Unidos,  realizaron  un  gran  esfuerzo  en  la  selecciĂłn  de  los  individuos  mĂĄs  activos  de  la  Êlite  del  bloque  soviĂŠtico  y  â€œlos  educaronâ€?  en  la  GR[D neo-­ liberal.  Esto  sucediĂł  por  medio  de  diversos  tipos  de  becas,  programas,  prĂĄcticas  profesionales  o  pasantĂ­as.  Un  ejemplo  del  burĂłcrata  del  partido  que  llegĂł  a  ser  XQ OtGHU QHROLEHUDO HV /HV]HN %DOFHURZLF] VHFUHWDULR GH ÂżQDQ]DV GXUDQWH HO SULPHU JRELHUQR GH 3RORQLD GHV-­ SXpV GH %DOFHURZLF] OOHJy DO SDUWLGR HQ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I JAN SOWA

exactamente  un  aĂąo  despuĂŠs  de  la  purga  anti-­semita  TXH KL]R TXH LQWHOHFWXDOHV FRPR =\JPXQW %DXPDQ R /HV]HN .RĂĄDNRZVNL WXYLHUDQ TXH DEDQGRQDU HO SDtV %DOFHURZLF] VH DVRFLy FHUFDQDPHQWH FRQ HO JRELHUQR +DFLD ÂżQDOHV GH ORV VHWHQWD \ SULQFLSLRV GH ORV RFKHQ-­ WD WUDEDMy HQ HO ,QVWLWXWR SDUD ORV 3UREOHPDV %iVLFRV del  Marxismo-­Leninismo  y  fue  el  principal  asesor  del  secretario  de  economĂ­a.  Durante  ese  periodo,  pasĂł  mucho  tiempo  en  el  extranjero.  Obtuvo  una  maestrĂ­a  HQ $GPLQLVWUDFLyQ \ 'LUHFFLyQ GH (PSUHVDV HQ OD 6W -RKQÂśV 8QLYHUVLW\ GH 1XHYD <RUN \ HVWXGLy HQ ODV 8QL-­ YHUVLGDGHV GH 6XVVH[ \ 0DUEXUJR %DOFHURZLF] HV DFODPDGR SRU GLVHxDU HO OODPDGR Âł3ODQ %DOFHURZLF]´ XQD QHROLEHUDO shock  therapy  .OHLQ TXH LQWURGXMR OD HFRQRPtD GH OLEUH PHU-­ FDGR HQ 3RORQLD 6X JHQHDORJtD IRUPD SDUWH GHO FDPELR neoliberal  global  de  los  aĂąos  ochenta  y  noventa.  En  el  YHUDQR GH %DOFHURZLF] VH UHXQLy FRQ -HIIUH\ 6DFKV y  Lipton  David,  dos  asesores  econĂłmicos  que  viajaron  a  Polonia  por  invitaciĂłn  del  gobierno  polaco  y  patroci-­ QDGRV SRU OD )XQGDFLyQ 6RURV 6DFKV WUDMR FRQVLJR XQ paquete  de  reformas  que  se  aproximan  a  lo  que  se  co-­ noce  como  â€œConsenso  de  Washingtonâ€?  (Pereira,  Mara-­ YDOO 3U]HZRUVNL %DOFHURZLF] HVWDED IDPLOLDUL-­ zado  con  ellos  y  compartĂ­a  ideas  sobre  cĂłmo  â€œrepararâ€?  la  economĂ­a  de  Polonia.  Crearon  y  detallaron  el  plan  de  OD ÂłWHUDSLD GHO VKRFN´ SDUD OD HFRQRPtD GH 3RORQLD TXH /LSWRQ \ 6DFKV SUHVHQWDURQ S~EOLFDPHQWH HQ HO RWRxR GH HQ XQ DUWtFXOR SXEOLFDGR HQ HO SHULyGLFR Âż-­ nanciero  polaco  Gazeta  Bankowa  como  â€œun  salto  hacia  OD HFRQRPtD GH PHUFDGR´ 6DFKV /LSWRQ YpDVH WDPELpQ 6DFKV /LSWRQ 6DFKV (O SODQ IXH votado  en  el  parlamento  polaco  en  diciembre  de  ese  mismo  aĂąo  y  proclamado  inmediatamente.  Polonia  se  convirtiĂł  en  el  escaparate  de  la  transformaciĂłn  neoli-­ beral.  El  capitalismo  liberal  remplazĂł  su  â€œĂşltima  y  úni-­ FD DOWHUQDWLYD´ GH HFRQRPtD SODQLÂżFDGD \ FHQWUDOL]DGD GHO (VWDGR OHQLQLVWD /D KLVWRULD OOHJR D VX ÂżQ &21&/86,21(6

D WUDYpV GH VXV DFDGpPLFRV FRPR )UDQFLV )XNX\DPD OD YLF-­ WRULD ÂżQDO VREUH ODV GHPiV DOWHUQDWLYDV (Q OD YLVLyQ KHJHOLDQD GH OD KLVWRULD \ GH OD VRFLHGDG DGRSWDGD SRU )XNX\DPD SHUR tambiĂŠn  por  muchos  pensadores  de  izquierda-­  una  repeticiĂłn  es  la  primera  condiciĂłn  de  la  universalizaciĂłn.  Desde  esta  perspectiva,  el  destino  de  los  Estados  socialistas  que  fueron  WUDWDGRV FRQ OD ÂłVKRFN WKHUDS\´ GLVHxDGD RULJLQDOPHQWH HQ el  contexto  de  AmĂŠrica  Latina,  es  exactamente  la  repeticiĂłn  \ GHEH VHU FRQVLGHUDGD FRPR XQ SXQWR GH LQĂ€H[LyQ HQ OD KLVWRULD GH OD SUiFWLFD QHROLEHUDO 6L HVWRV SDtVHV KDQ WRPDGR una  direcciĂłn  distinta  y  copiado  las  ideas  originalmente  de-­ VDUUROODGDV SRU Âł6ROLGDULGDG´ FRPR HMHPSOR YLDEOH GH ÂłXQD WHUFHUD YtD´ HQWRQFHV QDGLH SXHGH SURFODPDU TXH Âł1R KD\ alternativaâ€?.  En  este  sentido,  la  transformaciĂłn  neoliberal  del  bloque  soviĂŠtico  fue  para  el  neoliberalismo  -­tanto  prĂĄctica  FRPR LGHROyJLFD OR TXH OD 5HYROXFLyQ GH +DLWt IXH SDUD ODV LGHDV GH OD 5HYROXFLyQ IUDQFHVD %XFN 0RUVV XQD UHSHWLFLyQ TXH DEULy OD EUHFKD KDFLD OR XQLYHUVDO El  proceso  de  formaciĂłn  de  la  hegemonĂ­a  neoliberal  y  el  papel  del  bloque  soviĂŠtico  puede  ofrecernos  una  lec-­ FLyQ PX\ YDOLRVD HQ HO FDPSR GH OD LQĂ€XHQFLD VRFLDO \ HQ el  cambio  sociopolĂ­tico.  El  neoliberalismo  triunfo  porque  se  encontrĂł  con  ambos  sentidos:  la  imaginaciĂłn  popular  de  masas  -­por  medio  del  culto  del  consumo  y  de  la  li-­ bertad  individual  que  se  concebĂ­a  como  diametralmente  opuesta  a  la  opresiĂłn  y  pobreza  â€œcomunistaâ€?-­  y  la  de  las  Êlites  a  travĂŠs  de  diversos  tipos  de  becas,  pasantĂ­as  y  pro-­ JUDPDV GH LQWHUFDPELR FLHQWtÂżFR (O VHJXQGR HOHPHQWR da  cuenta  de  la  trasformaciĂłn  tal  y  como  lo  ha  seĂąalado  :DFTXDQW 6LQ HPEDUJR IXH XQD FRPELQDFLyQ GH DPERV OR TXH DVHJXUy D ORV QHROLEHUDOHV HO p[LWR ÂżQDO SXHV SHUPLWLy XQD SDFtÂżFD \ ÂłGHPRFUiWLFD´ WUDQVIRUPDFLyQ ODV PDVDV KDPEULHQWDV PRUWLÂżFDGDV SRU OD ÂłHFRQRPtD GH OD penuriaâ€?  deseaban  un  restaurante  McDonald’s  por  enci-­ ma  de  cualquier  cosa;Íž  por  consiguiente,  la  transformaciĂłn  sucediĂł  con  â€œun  apoyo  popularâ€?;Íž  las  Êlites  fueron  correc-­ tamente  adoctrinadas,  por  lo  que  la  revoluciĂłn  resultĂł  ser  de  â€œterciopeloâ€?.  Esta  situaciĂłn  revela  algo  verdad  sobre  la  naturaleza  de  la  hegemonĂ­a  del  neoliberalismo.  Es  una  combinaciĂłn  de  la  formaciĂłn  de  Êlites  y  una  â€œtomada  de  peloâ€?  para  las  masas  que  hace  del  neoliberalismo  un  dis-­ curso  sumamente  poderoso.  Cualquiera  que  decida  im-­ pugnarla  tendrĂĄ  que  encontrar  una  manera  de  luchar  en  ambos  niveles.  O  bien,  debe  abandonar  por  completo  la  distinciĂłn  entre  Êlites  y  masas.  Es  complicado  decir  quĂŠ  opciĂłn  es  la  mĂĄs  difĂ­cil.

La  genealogĂ­a  del  neoliberalismo  â€œcomo  un  conjunto  de  ideasâ€?  tiene  poco  o  nada  que  ver  con  Europa  central  y  del  Este.  La  única  cosa  que  puede  mencionarse  en  este  contexto  HV HO KHFKR TXH )ULHGULFK YRQ +D\HN HUD DXVWULDFR \ QR HV UHOHYDQWH SDUD OD FXHVWLyQ TXH QRV RFXSD 6LQ HPEDUJR OD genealogĂ­a  del  neoliberalismo  â€œcomo  una  prĂĄcticaâ€?  en  el  te-­ rreno  social  y  econĂłmico  tiene  mucho  que  ver  con  la  historia  reciente  de  Europa  central  y  del  Este.  La  caĂ­da  de  los  Estados  5()(5(1&,$6 leninistas  y  una  acrĂ­tica  recepciĂłn  de  las  ideas  neoliberales  en  $QGHUVRQ 3 Lineages  of  the  Absolutist  State,  el  bloque  soviĂŠtico  fue  lo  que  permitiĂł  al  neoliberalismo  lan-­ /RQGUHV 9HUVR zar  su  hegemonĂ­a  a  nivel  global  y,  por  consiguiente,  declarar  $UULJKL * The  Long  20th  Century.  Money,  Power,  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGĂ?A

and  the  Origins  of  Our  Times /RQGUHV 9HUVR %DGLRX $ Being  and  Event,  Londres,  Continuum. %DGLRX $ Of  an  Obscure  Disaster:  On  the  End  of  State-­Truth 0DDVWULFKW -DQ YDQ (\FN $FDGHPLH %UDXGHO ) Civilisation  matĂŠrielle,  Êconomie  et  capitalisme,  XVe-­XVIIIe  siècle,  tomo  2:  /HV MHX[ de  l’Êchange,  ParĂ­s,  Armand  Colin. %XFN 0RUVV 6 Âł+HJHO DQG +DLWL´ Critical  Inquiry,  vol.  26,  nĂşm.  4,  verano. &OLII 7 State  Capitalism  in  Russia,  Londres,  Pluto  Press. &ROOLHU 6 - Âł1HROLEHUDOLVP DV ELJ /HYLDWKDQ RU ÂŤ" $ 5HVSRQVH WR :DFTXDQW DQG +LOJHUV´ So-­ cial  Anthropology,  nĂşm.  21. 'HERUG * Comments  on  the  Society  of  the  Spectacle /RQGUHV 9HUVR 'HUULGD - Dissemination,  Chicago,  Universi-­ ty  of  Chicago  Press.  )RXFDXOW 0 Âł/ÂśHWKLTXH GX VRXFL GH VRL FRP-­ me  pratique  de  la  libertĂŠâ€?,  en  M.  Foucault,  Dits  et  Êcrits YRO 3DUtV *DOOLPDUG )XNX\DPD ) Âł7KH (QG RI +LVWRU\"´ The  National  Interest,  verano. )XNX\DPD ) The  End  of  History  and  the  Last  Man 1XHYD <RUN $YRQ %RRNV *RRGZ\Q / Breaking  the  Barrier:  The  Rise  of  So-­ lidarity  in  Poland 1XHYD <RUN 2[IRUG 8QLYHUVLW\ 3UHVV *yUQLHZLF] * Âł=DGĂĄXÄŞHQLH ]DJUDQLF]QH MDNR SUREOHP JOREDOQ\´ HQ 7 %HUQDW HG Problemy  globalizacji  gospodarki 6]F]HFLQ 3ROVNLH 7RZDU-­ ]\VWZR (NRQRPLF]QH +LOJHUV 0 Âł7KH +LVWRULFLW\ RI WKH 1HROLEHUDO 6WDWH´ Social  Anthropology,  nĂşm.  20. ,OOLFK , Energy  and  Equity,  Londres,  Cal-­ GHU %R\DUV 0DMHZVND ( 0 .DOWZDVVHU \ . 6]UHGHU HGV Industriestadtfuturismus.  100  Jahre  Wol-­ fsburg/Nowa  Huta )UDQNIXUW DP 0DLQ 5HYROYHU .OHLQ 1 The  Shock  Doctrine:  The  Rise  of  Disaster  Capitalism 1XHYD <RUN 3LFDGRU .RZDOLN 7 HG NierĂłwni  i  rĂłwniejsi.  6SUDZLHGOLZRĞß G\VWU\EXF\MQD F]DVX WUDQVIRUPD-­ cji  w  Polsce,  Warszawa,  Fundacja  Innowacja. .RUQDL - Economics  of  Shortage,  Amster-­ GDP 1XHYD <RUN 1RUWK +ROODQG 3XEOLVKHUV 0DMPXUHN . . 0LNXUGD \ - 6RZD Âł8Q pYpQHPHQW GDQV OD JODFLqUH OH &DUQDYDO GH 6R-­ OLGDUQRVF FRPPH MDLOOLVVHPHQW GH OÂśLPDJLQDWLRQ SROLWLTXH´ HQ $ %DGLRX \ 6 äLĂĽHN HGV L’IdĂŠe  du  communisme,  ParĂ­s. 0DU[ . \ ) (QJHOV D The  Communist  Ma-­ nifesto.  A  Modern  Edition  with  an  Introduction  by Â

I SOCIEDAD Â ABIERTA

Eric  Hobsbwam /RQGUHV 9HUVR 0DU[ . \ ) (QJHOV E The  German  Ideology  including  Theses  on  Feurbach  and  Introduction  to  the  Critique  of  Political  Economy,  Amherst,  Pro-­ PHWKHXV %RRNV 2VW ' The  Defeat  of  Solidarity:  Anger  and  Politics  in  Postcommunist  Europe,  Ithaca,  Cornel  University  Press. 3HUHLUD / & % - 0 0DUDYDOO \ $ 3U]HZRUVNL Economic  Reforms  in  New  Democracies.  A  Social-­Democratic  Approach,  Cambridge,  Cam-­ bridge  University  Press. 3URJUDP 16== Âł6ROLGDUQRÄžß´ XFKZDORQ\ SU]H] =MD]G 'HOHJDWyZ GQLD SDĨG]LHUQLND U Z *GDÄ”VNX 7\JRGQLN 6ROLGDUQRĞß ,  16  de  octubre. 6DFKV - The  End  of  Poverty:  Economic  Pos-­ sibilities  for  Our  Time 1XHYD <RUN 3HQJXLQ 6DFKV - \ ' /LSWRQ Âł6NRN Z JRVSRGDUNÄŠ U\QNRZÄ…´ Gazeta  Bankowa  36. 6DFKV - \ ' /LSWRQ Âł3RODQGÂśV (FRQRPLF 5HIRUP´ Foreign  Affairs,  verano. 6RZD - &LHV] VLÄŠ SyĨQ\ ZQXNX .RORQLDOL]P globalizacja  i  demokracja  radykalna .UDNyZ .RUSRUDFMD +D DUW 6WDQLV]NLV - Âł3RVW &RPPXQLVP 7KH Emerging  Enigmaâ€?,  Europe-­Asia  Studies,  vol.  52,  nĂşm.  6,  septiembre. 6WDQLV]NLV - Postkomunizm.  PrĂłba  opisu,  *GDÄ”VN VĂĄRZR REUD] WHU\WRULD 7DXEPDQ : .KUXVKFKHY 7KH 0DQ DQG +LV Era,  Londres,  Free  Press. 7LWWHQEUXQ - The  Collapse  of  Real  Socialism  in  Poland /RQGUHV -DQXV 8UEDÄ”VNL - Âł7KH $QDWRP\ RI WKH 3ROLVK :RUNHUVÂś 3URWHVWV´ HQ - 6RZD \ $ 6]\ĂĄDN HGV 2YHU DQG 2YHU $JDLQ .UDNyZ .RU-­ poracja  Ha!art. :DFTXDQW / Âł7KUHH 6WHSV WR D +LVWRULFDO $QWKURSRORJ\ RI $FWXDOO\ ([LVWLQJ 1HROLEHUD-­ lismâ€?,  Social  Anthropology,  nĂşm.  20. :DOOHUVWHLQ , D The  Modern  World  System  I.  Capitalist  Agriculture  and  the  Origins  of  the  Euro-­ pean  World-­Economy  in  the  16th  Century 1XHYD <RUN $FDGHPLF 3UHVV :DOOHUVWHLQ , E Âł7KH 5LVH DQG )XWXUH 'HPLVH RI :RUOG &DSLWDOLVW 6\VWHPV &RQFHSWV IRU )XWX-­ re  Analysisâ€?,  Comparative  Studies  in  Society  and  History YRO ;9, Q~P VHSWLHPEUH :DOOHUVWHLQ , Âł6RFLHWDO 'HYHORSPHQW RU 'H-­ YHORSPHQW RI WKH :RUOG 6\VWHP"´ International  Sociology,  vol.  I,  nĂşm.  1,  marzo. METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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Diabetes,

AGENDA Â PĂšBLICA Â

Y Â DERECHO Â AL Â ACCESO Â A Â LA Â INFORMACIĂ“N

Rigoberto  Ocampo  AlcĂĄntar* [‌]  siempre  se  piensa  en  la  escuela  como  la  depositaria  de  la  obligaciĂłn  de  educar,  conviene  dejar  claro  que  la  responsabi-­ lidad  bĂĄsica  le  corresponde  a  la  familia  y  que  no  es  justo  que  los  medios  de  comunicaciĂłn  se  inhiban  al  respecto  de  toda  responsabilidad,  dado  que,  hoy  por  hoy,  son  los  medios  de  socializaciĂłn  de  la  infancia  y  la  juventud  mĂĄs  determinantes. 9LFWRULD &DPSV

L

os  gobiernos  suelen  destinar  enormes  cantidades  de  recursos,  así  como  implementar  brillantes  y  vistosos  programas,  para  resolver  necesidades  de  interÊs  menor  que  relegan  a  un  segundo  plano  las  ver-­ GDGHUDV QHFHVLGDGHV S~EOLFDV 6H SXHGH DOHJDU TXH KD\ DOJR GH UHWyULFR HQ QXHVWUD D¿UPDFLyQ SRU HO XVR GH OD SHWLFLyQ GH SULQFLSLR SXHV XQD GH ODV PD\RUHV GL¿FXO-­ tades  que  enfrentan  los  gobiernos  estriba  justamente  en  LGHQWL¿FDU ODV QHFHVLGDGHV S~EOLFDV SULRULWDULDV \ GH¿QLU de  manera  correcta  los  temas  que  deben  conforma  la  OODPDGD DJHQGD SROtWLFD ³*REHUQDU HV HOHJLU´ VRVWHQtD MXVWL¿FDGDPHQWH HQ VXV GtDV HO SULPHU PLQLVWUR IUDQFpV 0HQGHV )UDQFH 3HUR JREHUQDU WDPELpQ GHEH VLJQL¿FDU contar  con  la  información  y  los  instrumentos  adecua-­ GRV SDUD HOHJLU 1XHVWUR LQWHUpV HQ HO SUHVHQWH DUWtFXOR HV PRVWUDU TXH XQ LQVWUXPHQWR SULPRUGLDO SDUD OD GH¿QL-­ FLyQ GH OD DJHQGD S~EOLFD \ SDUD LGHQWL¿FDU ORV PHGLRV que  permiten  realizarla  y  mejorar  su  alcance,  lo  encon-­ tramos  en  la  consolidación  y  difusión  del  derecho  al  ac-­ ceso  a  la  información  pública.  Para  demostrar  nuestra  D¿UPDFLyQ D FRQWLQXDFLyQ QRV SURSRQHPRV GLVFXWLU XQ problema  que  afecta  directamente  los  indicadores  de  la  calidad  de  vida  y  nivel  de  desarrollo  de  nuestra  sociedad  FRPR OR HV OD VDOXG \ HQ HVSHFt¿FR OD GLDEHWHV La  diabetes  es  una  enfermedad  crónica  incurable  TXH VH RULJLQD FXDQGR HO FXHUSR SURGXFH LQVX¿FLHQWH R 3URIHVRU LQYHVWLJDGRU GH OD )DFXOWDG GH &LHQFLDV 6RFLDOHV HQ 0D]DWOiQ GH OD 8QLYHUVLGDG $XWyQRPD GH 6LQDORD (O SUHVHQWH WUDEDMR FRUUHVSRQGH al  proyecto  5HSUHVHQWDFLyQ SROtWLFD H LQWHUPHGLDFLyQ GH LQWHUHVHV,  que  se  desarrolla  bajo  la  línea  de  investigación  Cultura  y  Discurso  Político,  como  SDUWH GHO &XHUSR $FDGpPLFR 6RFLHGDG \ &XOWXUD GH OD )$&,62 8$6

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METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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nula  insulina.  La  diabetes  se  presenta  bajo  dos  formas  principales  aunque  no  únicas:  mellitus  tipo  1  (quienes  OD SDGHFHQ UHTXLHUHQ LQ\HFFLRQHV GLDULDV GH LQVXOLQD y  mellitus  tipo  2,  generalmente  padecida  por  la  pobla-­ ciĂłn  mayor  a  los  cuarenta  aĂąos  (aunque  se  ha  constata-­ GR TXH HVWH UDQJR GH HGDG WLHQGH D EDMDU 'H DFXHUGR a  las  cifras  de  la  FederaciĂłn  Internacional  de  Diabetes,  366  millones  de  personas  tenĂ­an  diabetes  en  2001;Íž  en  esas  fechas,  183  millones  de  personas  carecieron  de  diagnostico.  La  diabetes  fue  responsable  de  la  muerte  de  4.6  millones  de  personas  en  2011.  Los  costos  en  cuidados  y  medicamentos  de   la  diabetes  fueron  de  465  mil  millones  de  dĂłlares,  y  representaron  11  por  ciento  del  total  del  gastos  en  el  sector  salud.  En  ese  mismo  aĂąo,  10.3  millones  de  mexicanos  padecieron  diabe-­ WHV ZZZ LGI RUJ GLDEHWHVDWODV H WKH JOREDO EXUGHQ AdemĂĄs  de  su  enorme  impacto  sanitario  y  social,  la  diabetes  tiene  un  cada  vez  mayor  impacto  econĂłmi-­ co.  De  acuerdo  con  la  )HGHUDFLyQ 0H[LFDQD GH 'LD-­ betes,  en  MĂŠxico  el  costo  de  la  diabetes  alcanza  los  7  mil  784  millones  de  dĂłlares,  entre  costos  directos  e  indirectos  (www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_ LG $ HVWR VH GHEH DJUHJDU TXH ODV SREODFLR-­ nes  latinoamericanas  tienen  una  mayor  predisposiciĂłn  a  contraer  la  diabetes  tipo  2.  6L DKRUD QRV HQIRFDPRV HVSHFtÂżFDPHQWH D OD PRU-­ talidad  causada  por  la  diabetes  en  MĂŠxico,  podemos  observar  los  siguientes  datos.  De  acuerdo  a  los  datos  GHO 6LVWHPD 1DFLRQDO GH ,QIRUPDFLyQ GH 6DOXG HQWUH las  principales  causas  de  defunciĂłn  en  2008  estĂĄn  la  diabetes  y  las  enfermedades  isquĂŠmicas  del  corazĂłn. Â


DIABETES, AGENDA PĂšBLICA Y DERECHO AL ACCESO A LA...

I SOCIEDAD Â ABIERTA

)XHQWH 6HFUHWDUtD GH 6DOXG 'LUHFFLyQ JHQHUDO GH LQIRUPDFLyQ HQ 6DOXG (ODERUDGR D SDUWLU GH ODV EDVHV GH GDWRV GH GHIXQFLRQHV ,1(*, \ GH ODV 3UR\HFFLRQHV GH OD 3REODFLyQ GH 0p[LFR \ SUR\HFFLyQ retrospectiva  1990-­2004.  Fuente:  http://sinais.salud.gob.mx/mortalidad/ La  tasa  es  por  cada  100  000  habitantes.

Es  de  observar  que  el  90  por  ciento  de  los  casos  de  dia-­ betes  mellitus  tipo  2  se  pueden  atribuir  al  exceso  de  so-­ brepeso,  y  que  en  MĂŠxico  la  obesidad  afecta  al  29  por  FLHQWR GH OD SREODFLyQ \ HO VREUHSHVR D SRU FLHQWR 6L detrĂĄs  de  la  mayorĂ­a  de  los  problemas  de  diabetes  y  de  las  enfermedades  isquĂŠmicas  del  corazĂłn  se  encuentra  una  mala  educaciĂłn  alimentaria  y  la  ausencia  de  una  cultura  del  deporte,  Êstas  últimas  pueden  ser  conside-­ radas  como  las  principales  causas  de  muerte  de  mĂĄs  de  un  millĂłn  de  persona  en  MĂŠxico  durante  el  periodo  2FDPSR $OFiQWDU Hasta  aquĂ­  hemos  hablado  de  la  fotografĂ­a,  pero  ¿cuĂĄl  es  el  escenario  de  desarrollo  de  la  enfermedad  con  el  que  contamos  hasta  ahora?  De  acuerdo  a  las  cifras  de  la  FederaciĂłn  Internacional  de  Diabetes,  si  366  millones  de  personas  tenĂ­an  diabetes  en  2011,  en  2030  padecerĂĄn  esta  enfermedad  crĂłnica  552  millones  de  individuos.  De  acuerdo  al  último  informe  de  la  administraciĂłn  del  Presidente  Felipe  CalderĂłn,  en  MĂŠxico  la  velocidad  de  crecimiento  de  la  mortalidad  por  diabetes  tuvo  un  pro-­ medio  de  4.9  por  ciento  por  aĂąo,  entre  1995-­2006.  Esto  quiere  decir  que  cada  aĂąo  mĂĄs  de  medio  millĂłn  de  mexi-­ canos  adquieren  diabetes.  Con  esta  tasa  de  crecimiento  la  poblaciĂłn  con  diabetes  se  duplicarĂĄ  en  menos  de  diez  aĂąos  para  sumar  mĂĄs  de  10  millones  de  mexicanos  hacia Â

2020.  Dada  esta  elevada  tasa  de  crecimiento  de  la  dia-­ betes  nos  encontramos  a  todas  luces  ante  una  epidemia  mayor  con  incalculables  consecuencias.  6L HPEDUJR DQWH HO SHVR DFWXDO GH RWURV WHPDV HQ OD agenda  nacional  (criminalidad,  lucha  electoral,  corrup-­ FLyQ TXH SRU OR GHPiV VRQ DWUDFWLYRV \ WLHQHQ JUDQ SHVR en  los  medios  de  comunicación,  es  de  pensar  que  ni  la  opinión  pública  ni  los  políticos  ni  todos  aquellos  que  se  pueden  incluir  en  el  åmbito  de  la  toma  de  decisiones,  tienen  clara  la  magnitud  de  un  problema  que  obligarå  D LQQXPHUDEOHV PRGL¿FDFLRQHV (Q HIHFWR GDGR TXH VH trata  de  una  epidemia  mundial,  algunos  estudios  euro-­ peos1  consideran  que  son  urgentes  las  siguientes  tareas:  FROHFWDU GDWRV VREUH HO FRVWR DFWXDO \ HO FRVWR SUREDEOH TXH WHQGUi OD HQIHUPHGDG HQ ORV SUy[LPRV DxRV FRQ-­ solidar  programa  de  prevención  general  y  pråcticas  higiÊ-­ QLFDV \ HGXFDWLYDV DOLPHQWDFLyQ DFWLYLGDG ItVLFD SDUD WRGDV ODV HGDGHV GDU DWHQFLyQ D ODV IDPLOLDV FRQ DQWHFH-­ GHQWHV GLDEpWLFRV HVWDEOHFHU SUHYHQFLyQ HQ HO HVWDGLR GH HQIHUPHGDG GHFODUDGD HVWUXFWXUDU \ UDFLRQDOL]DU ORV GLVSRVLWLYRV GH FXLGDGR HVSHFLDOL]DGR IDYRUHFHU OD educación  de  los  pacientes  en  la  administración  de  su  en-­ IHUPHGDG GH¿QLU REMHWLYRV PHVXUDEOHV HQ HO WLHPSR \ IXHQWHV GH ¿QDQFLDPLHQWR SURYHHU D ORV SDFLHQWHV FRQ  Por  ejemplo,  el  informe  del  capítulo  europeo  de  la  International  Diabe-­ WHV )HGHUDWLRQ

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I RIGOBERTO OCAMPO ALCĂ NTAR

XQ DFFHVR VHQFLOOR D HTXLSRV GH FXLGDGR GHVDUUROODU estructuras  terapÊuticas  de  educación  sobre  la  diabetes  y  de  apoyo  psicológico  para  las  familias.  %DMR HVWH HQIRTXH XQ SULPHU SDVR HQ 0p[LFR VHUtD el  de  implementar  un  sistema  de  monitoreo  -­fåcilmente  accesible  a  todos  los  interesados  por  medio  de  internet-­  que  nos  permita  visualizar  de  una  forma  mås  matizada  OD LQIRUPDFLyQ \ OD PDJQLWXG GHO GHVDItR TXH VLJQL¿FD \ VLJQL¿FDUi SDUD HO SDtV OD GLDEHWHV HQ ODV SUy[LPDV Gp-­ cadas.  A  manera  de  una  primera  propuesta,  sugerimos  que  este  sitio  de  información  incluya  datos  como  los  VLJXLHQWHV D HVWDGtVWLFD VREUH HO Q~PHUR GH PH[LFDQRV TXH KDQ SDGHFLGR GLDEHWHV GHVGH HO E LQIRUPD-­ ción  de  la  tasa  de  incremento  anual  de  diabÊticos  en  SRUFHQWDMH \ Q~PHURV DEVROXWRV GHVGH HO F SUH-­ VXSXHVWR DVLJQDGR SDUD PHGLFDPHQWRV HQ OD 6HFUHWDUtD GH 6DOXG GH D G LQIRUPDFLyQ HVSHFt¿FD GH los  medicamentos  indicados  al  paciente  diabÊtico  en  OD 6HFUHWDUtD GH 6DOXG GH D H PRQWR WR-­ tal  del  presupuesto  para  los  medicamentos  indicados  SDUD SDFLHQWHV GLDEpWLFRV HQ OD 6HFUHWDUtD GH 6DOXG GH D I VHUYLFLRV \ R iUHDV TXH LQWHUYLHQHQ HQ la  atención  del  paciente  diabÊtico  y  su  familia  en  la  6HFUHWDUtD GH 6DOXG J SODQ SDUD RWRUJDU DO SDFLHQWH diabÊtico  servicios  subrogados  en  caso  de  no  contar  FRQ HOORV HQ HO 6HFUHWDUtD GH 6DOXG K OD LQIRUPDFLyQ GHO WRWDO GH LQFDSDFLGDGHV DQXDOHV H[SHGLGDV SRU OD 6H-­ FUHWDUtD GH 6DOXG DVt FRPR ORV GDWRV HQ SRUFHQWDMH \ números  absolutos,  que  representan  las  expedidas   por  HO GLDJQRVWLFR GH GLDEHWHV R VXV FRQVHFXHQFLDV L Q~-­ PHUR GH PXHUWHV DQXDOHV UHJLVWUDGRV SRU OD 6HFUHWDUtD GH 6DOXG SRU GLDEHWHV GH D M WDVD GH PRU-­ talidad  por  diabetes  de  2000  a  2011  y  el  lugar  que  ocu-­ SD HQ ORV UHJLVWURV GH PXHUWHV GHO 6HFUHWDUtD GH 6DOXG N OD LQIRUPDFLyQ GH ORV SURJUDPDV \ DSR\RV SDUD ODV distintas  etapas  del   paciente  diabÊtico  y  su  familia  en  HO 6HFUHWDUtD GH 6DOXG O FiOFXOR SUHVXSXHVWDO SDUD ORV UHTXHULPLHQWRV GHO 6HFUHWDUtD GH 6DOXG SDUD DWHQGHU D la  población  enferma  de  diabetes  y  para  prevenirla.  Una  herramienta  a  utilizar  como  el  mecanismo  de  integración  y  sistematización  de  esta  información  es  el  sistema  electrónico  de  solicitud  de  información  pública  ,QIRPH[ ,)$, TXH SRVLELOLWD HO DFFHVR D HVWDV FXHVWLR-­ QHV FRQ XQ GHVJORVH LQWHULQVWLWXFLRQDO WDQWR GH OD 6HFUH-­ WDUtD GH 6DOXG DVt FRPR VXV YHUWLHQWHV UHJLRQDOHV HQ ODV HQWLGDGHV IHGHUDWLYDV FRPR DO ,066 \ HO ,6667( Por  otro  lado,  este  portal  no  sería  sino  un  primer  paso,  ante  una  tarea  que  por  su  enormidad  y  por  sus  caracteristicas  de  enfermedad  incurable  y  crónica  obligan  a  revaluar  el  papel  del  Estado  y  de  las  ins-­ tituciones  de  salud  ante  la  magnitud  de  la  tarea  que  METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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deberĂĄ  desempeĂąar.  Pero  tambiĂŠn  lleva  a  reconsi-­ derar  la  situaciĂłn  de  los  pacientes  que  deben  apren-­ der  a  vivir  el  resto  de  sus  dĂ­as  con  la  enfermedad,  de  las  familias  que  deben  acompaĂąar  al  paciente  durante  aĂąos  o  dĂŠcadas,  de  las  escuelas  que  deben  adecuar  tareas  y  actividades  preventivas,  y  de  los  medios  de  comunicaciĂłn  que  deben  asumir  su  res-­ ponsabilidad  ante  la  epidemia.  9DOH OD SHQD LQVLVWLU TXH VH UHTXLHUH XQD UHODFLyQ PiV Ă€H[LEOH UHVSRQVDEOH \ PHMRU LQIRUPDGD SRU SDUWH de  todos  y  cada  uno  de  los  actores  sociales  involucra-­ dos.  Al  respecto,  es  pertinente  notar  que  las  polĂ­ticas  de  transparencia  focalizada  pueden  jugar  un  papel  primordial  en  este  tipo  de  tareas.  Como  lo  seĂąalan  7ULQLGDG =DOGLYDU \ &UX] 5HYXHOWDV ODV SROtWL-­ cas  de  transparencia  focalizada  tienen  como  objetivo  HO JHQHUDU LQIRUPDFLyQ SRU iUHDV HVSHFtÂżFDV PLVPD TXH GHEH HQULTXHFHU HO GHEDWH S~EOLFR \ EHQHÂżFLDU OD toma  de  decisiĂłn  de  los  individuos.  AdemĂĄs,  es  ne-­ cesario  que  la  informaciĂłn  generada  sea  recolectada  EDMR SDUiPHWURV HVWDQGDUL]DEOHV FRQ HO ÂżQ GH TXH SXH-­ GD VHU FXDQWLÂżFDGD DQDOL]DGD \ FRPSDUDGD *UDFLDV D la  generaciĂłn  de  este  tipo  de  informaciĂłn,  se  podrĂĄn  evaluar  las  polĂ­ticas  pĂşblicas  y  la  poblaciĂłn  en  gene-­ ral  podrĂĄ  optimizar  la  calidad  de  sus  decisiones  y,  por  ende,  reducir  riesgos  y  costos,  y  conseguir  soluciones  PiV DFHUWDGDV DQWH SUREOHPDV HVSHFtÂżFRV HV GH QR-­ tar  que  las  recomendaciones  de  prevenciĂłn  deben  ser  WDPELpQ SDUWH LQWHJUDO GH ORV SURJUDPDV HGXFDWLYRV Entonces,  es  necesario  y  urgentes  implementar  las  polĂ­ticas  de  transparencia  focalizada  en  esta  y  otras  PDWHULDV FRQ HO ÂżQ GH TXH VH IDFLOLWH SURQWR VL QR OD resoluciĂłn,  al  menos  el  seguimiento  de  problemas  concretos  como  desafortunadamente  es  y  serĂĄ,  en  los  prĂłximos  aĂąos,  el  caso  de  la  diabetes. 5()(5(1&,$6

&DPSV 9 El  declive  de  la  ciudadania.  La  construcciĂłn  de  una  Êtica  pĂşblica,  Madrid,  PPC. ,QWHUQDWLRQDO 'LDEHWHV )HGHUDWLRQ Diabetes  The  Policy  Puzzle:  Is  Europe  Making  Progress?,  en:  ec.europa.eu/health/major_chronic.../policy_ puzzle_2008.pdf.  2FDPSR $OFiQWDU 5 Âł9LROHQFLD GHIXQFLR-­ nes  e  inseguridad:  una  perspectiva  funcionalistaâ€?,  ARENAS.  Revista  sinaloense  de  ciencias  sociales,  nĂşm.  24,  verano. 7ULQLGDG =DOGLYDU $ \ - & &UX] 5HYXHOWDV FRRUGV Transparencia  focalizada,  ejercicio  del  de-­ UHFKR D OD LQIRUPDFLyQ S~EOLFD HQ 0p[LFR,  MĂŠxi-­ co,  IFAI/COMAIP.


ADELANTO Â EDITORIAL

ESTADO Â Y Â

seguridad

PĂšBLICA. Â

ALGUNAS  CONSIDERACIONES  BĂ SICAS* —‰‡Â?‹‘ ÂƒĂŻÂŽ ÂƒĆĄÂƒÂ”Â‘Â?‹** ÂżQuĂŠ  esperamos  reunidos  en  el  foro? Es  a  los  bĂĄrbaros  que  hoy  llegan. ‌‌‌‌‌‌‌‌‌‌‌‌‌‌‌. ÂżPor  quĂŠ  empieza  de  pronto  este  desconcierto y  confusiĂłn?  (ÂĄQuĂŠ  graves  se  ha  vuelto  los  rostros!) ¢3RU TXp ODV FDOOHV \ SOD]DV D SULVD VH YDFtDQ y  todos  vuelven  a  casa  compungidos? Porque  se  hizo  la  noche  y  los  bĂĄrbaros  no  llegaron. Algunos  han  venido  de  la  frontera < FRQWDGR TXH ORV EiUEDURV QR H[LVWHQ ÂżY  quĂŠ  va  a  ser  de  nosotros  ahora  sin  bĂĄrbaros? (VWD JHQWH DO ÂżQ \ DO FDER HUD XQD VROXFLyQ .RQVWDQWLQR .DYDÂżV (VSHUDQGR D ORV EiUEDURV

/26 25Ă‹*(1(6 '(/ (67$'2 02'(512 < /$ &8(67,Ă?1 '( /$ 6(*85,'$' 3Ă’%/,&$

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o  hay  ninguna  teoría  del  Estado  que  no  des-­ taque  la  importancia  de  la  seguridad  pública  como  cuestión  constitutiva  del  Estado.  Como  PHQFLRQD %HFN ³ODV VRFLHGDGHV SUHVXSRQHQ SROtWL-­ ca  y  teóricamente-­  el  dominio  estatal  del  espacio.  Lo  cual  quiere  decir  que  la  visión  sociológica  resulta  de  autoridad  ordenadora  -­orden  y  violencia-­  del  Estado  1DFLRQDO´ %HFN 3RU HOOR HVWD WHPiWLFD se  encuentra  presente  en  toda  la  teoría  sociológica  y  política  desde  la  modernidad,  pasando  por  las  obras  FRQWUDFWXDOLVWDV GH 7KRPDV +REEHV \ -RKQ /RFNH (O SUHVHQWH WH[WR HV XQ FDStWXOR GHO OLEUR ,VUDHO &RYDUUXELDV \ 5LJREHUWR 2FDPSR $OFiQWDU FRRUGV Estado,  seguridad  pública  y  criminalida-­ des.  Dinåmicas,  intercambios,  recursos  (MÊxico,  Publicaciones  Cruz  2 TXH FRPHQ]DUi D FLUFXODU SUy[LPDPHQWH HQ QXHVWUR SDtV ** 3URIHVRU WLWXODU HPpULWR H LQYHVWLJDGRU GH OD 8QLYHUVLGDG GH %XHQRV Aires,  Argentina.  *

KDVWD ODV FRQFHSWXDOL]DFLRQHV GH 0DU[ 'XUNKHLP \ Weber,  podemos  encontrar  este  elemento  como  un  atributo  fundante  el  Estado  moderno.  En  el  LeviatĂĄn  7KRPDV +REEHV MXVWLÂżFD HO QDFLPLHQWR GHO (VWDGR VRVWHQLHQGR TXH ÂłHO ÂżQ GH HVWD LQVWLWXFLyQ HV OD SD] y  la  defensa  de  todos,  y  como  quien  tiene  derecho  DO ÂżQ OR WLHQH WDPELpQ D ORV PHGLRV FRUUHVSRQGH GH derecho  a  cualquier  hombre  o  asamblea  que  tiene  la  soberanĂ­a,  ser  juez,  a  un  mismo  tiempo,  de  los  medios  de  paz  y  de  defensa,  y  juzgar  tambiĂŠn  acer-­ ca  de  los  obstĂĄculos  que  se  oponen  a  los  mismosâ€?  +REEHV $Vt SXHV OD VHJXULGDG LQWHUQD es  el  fundamento  del  pacto  originario  que  realizan  los  individuos  para  salir  del  pobre  estado  de  natu-­ raleza  en  donde  no  hay  derecho  alguno.  En  efecto,  el  derecho  de  naturaleza  que  protege  el  Estado  en  virtud  del  cual  se  realiza  el  pacto  es  salvaguardar  la  propia  vida,  y  por  ello  el  medio  mĂĄs  apto  que  les  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I EUGENIO RAĂšL ZAFFARONI

da  la  razĂłn  a  los  individuos  es  la  celebraciĂłn  de  un  contrato  en  donde  instituyen  un  gobierno. &RQ -RKQ /RFNH SDGUH GHO OLEHUDOLV-­ PR SROtWLFR LQJOpV VXUJH XQD QXHYD FRUULHQWH ÂżORVy-­ ÂżFD TXH YD D UHGXFLU ORV OtPLWHV GH OR S~EOLFR \ OD acciĂłn  estatal.  Los  presupuestos  son  contrarios  a  las  teorĂ­as  absolutistas  de  Hobbes.  Para  este  pensador  en  los  momentos  pre-­estatales  existe  una  sociedad  civil  QR HV XQ HVWDGR GH JXHUUD \ HQFRQWUDPRV XQD VHULH de  derecho  que  Êl  denomina  â€œnaturalesâ€?,  entre  los  que  subraya  el  de  la  vida  y  la  propiedad  privada.  Postula  que  los  hombres  viven  en  este  estado  de  naturaleza  en  una  situaciĂłn  de  paz  y  sometidos  a  leyes  naturales  que  surgen  de  la  razĂłn.  Los  hombres  salen  del  esta-­ do  de  naturaleza  a  travĂŠs  del  pacto  social  porque  no  existe  allĂ­  justicia  imparcial  que  asegure  los  derechos  naturales  y  por  necesidad  de  proteger  la  vida  y  la  propiedad  contra  los  atentados  de  transgresores  que  desean  los  bienes  de  los  hombres  laboriosos  e  indus-­ triosos  que  viven  en  paz.  El  fundamento  de  este  pacto  es  salvaguardar  estos  derechos  naturales  que  no  estĂĄn  JDUDQWL]DGRV HQ XQ HVWDGR GH QDWXUDOH]D 6L GLFKR SDF-­ to  es  violado  por  la  autoridad  pĂşblica  que  resultĂł  de  la  voluntad  de  los  ciudadanos,  se  vuelve  al  estado  de  naturaleza.  La  autoridad  se  sostiene  en  tanto  asegure  los  derechos  naturales  que  el  individuo  buscĂł  prote-­ ger  al  entrar  en  la  sociedad.  Por  ello,  el  escocĂŠs  sos-­ tiene  una  visiĂłn  de  Estado  como  la  expresiĂłn  de  una  comunidad  y  no  como  la  voluntad  de  un  soberano  que  DSDUHFH HQ HO (VWDGR DEVROXWLVWD 'H HVWD PDQHUD DÂżU-­ ma  que  â€œel  Estado  viene  a  disponer  de  autoridad  para  determinar  la  pena  que  deberĂĄ  aplicarse  a  las  diferentes  infracciones  ejecutadas  por  los  componentes  de  esa  so-­ ciedad,  segĂşn  piense  que  se  merecen.  Este  es  el  poder  de  realizar  las  leyes.  TambiĂŠn  dispone  de  la  capacidad  de  castigar  cualquier  daĂąo  causado  a  uno  de  los  miembros  SRU DOJXLHQ TXH QR HV´ /RFNH 3RU FRQVL-­ guiente,  el  poder  punitivo  en  cuestiones  de  seguridad  interna  viene  a  ser  tambiĂŠn  para  la  perspectiva  liberal  un  elemento  constitutivo  del  moderno  Estado  naciĂłn. En  el  pensamiento  de  Marx  y  Engels,  la  nociĂłn  de  Estado  aparece  poco  desarrollada,  pero  comparte  el  atributo  de  reconocer  el  ejercicio  de  la  violencia  como  UDVJR GHÂżQLWRULR HQ FRQVRQDQFLD FRQ ORV SRVWXODGRV GH :HEHU 6HJ~Q OD GHÂżQLFLyQ PiV JHQHUDOL]DGD GH Estado,  que  es  la  acuĂąada  por  este  último,  el  Estado  es  toda  empresa  que  ha  conseguido  con  Êxito  el  mo-­ nopolio  legitimo  de  la  violencia  en  el  interior  de  un  WHUULWRULR GHWHUPLQDGR /D XWLOLGDG GH OD GHÂżQLFLyQ GHO sociĂłlogo  alemĂĄn  es  que  podemos  encuadrarla  como  â€œmĂ­nimaâ€?,  en  virtud  que  caracteriza  al  Estado  por  el  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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FRPSRQHQWH HVSHFtÂżFR TXH OR GHÂżQH (Q OR VXFHVLYR explicaremos  en  detalle  estos  atributos.  AsĂ­,  como  mencionan  Marx  y  Engels  en  el  Ma-­ QLÂżHVWR GHO 3DUWLGR &RPXQLVWD:  â€œla  burguesĂ­a  supri-­ me  cada  vez  mĂĄs  el  fraccionamiento  de  los  medios  de  producciĂłn,  de  la  propiedad  y  de  la  poblaciĂłn.  Ha  aglomerado  la  poblaciĂłn,  centralizado  los  medios  de  producciĂłn  y  concentrando  la  propiedad  en  manos  de  unos  pocos.  La  consecuencia  obligada  de  ello  ha  sido  la  centralizaciĂłn  polĂ­tica.  Las  provincias  indepen-­ dientes,  ligadas  entre  sĂ­  casi  únicamente  por  lazos  fe-­ derales,  con  intereses,  leyes,  gobiernos  y  tarifas  adua-­ neras  diferentes  han  sido  consolidadas  en  una  sola  naciĂłn,  bajo  un  solo  gobierno,  una  sola  ley,  un  solo  interĂŠs  nacional  de  clase  y  una  sola  lĂ­nea  aduaneraâ€?  0DU[ \ (QJHOV (Q HVWD REUD VH DFXxD OD visiĂłn  de  Estado  como  la  herramienta  de  opresiĂłn  de  una  clase  sobre  otra.  Esta  sostiene  que  el  componente  HVSHFtÂżFDPHQWH SROtWLFR GH OD GRPLQDFLyQ HV OD YLR-­ lencia,  dado  que  la  coerciĂłn  es  el  medio  que  utiliza  la  clase  dominante  para  subyugar  a  las  clases  oprimidas. Tanto  para  Marx  y  Engels,  como  para  Weber,  existe  una  relaciĂłn  intrĂ­nseca  entre  capitalismo,  Esta-­ do  moderno  y  ejercicio  de  la  violencia:  no  existe  uno  sin  el  otro.  Dentro  de  la  perspectiva  marxista,  a  cada  modo  de  producciĂłn  le  corresponde  una  superestruc-­ tura  polĂ­tica.  En  el  caso  del  modo  de  producciĂłn  ca-­ pitalista,  la  superestructura  capitalista,  el  Estado  bur-­ guĂŠs  serĂĄ  el  que  mantendrĂĄ  la  dominaciĂłn  mediante  el  ejercicio  de  la  violencia  a  travĂŠs  de  una  instituciĂłn  autĂłnoma.  AsĂ­  como  los  obreros  son  expropiados  de  los  medios  de  producciĂłn,  los  capitalistas  son  expro-­ piados  de  los  medios  de  coerciĂłn.  A  diferencia  de  los  Estados  feudales  donde  el  seĂąor  feudal  contaba  con  milicias  particulares,  en  el  Estado  burguĂŠs  lo  que  encontramos  es  un  tercero  que  es  el  Estado  -­a  travĂŠs  de  su  aparato  represivo-­  quien  se  encarga  de  garan-­ tizar  el  orden  y  ser  el  garante  mediante  la  violencia  de  la  propiedad  privada  de  los  medios  de  producciĂłn.  Por  su  parte,  Weber  sostendrĂĄ  que  la  administraciĂłn  burocrĂĄtica  moderna  es  un  prerrequisito  para  que  se  desarrolle  el  capitalismo,  en  la  medida  en  que   es  ne-­ cesaria  una  administraciĂłn  racional  que  mantenga  el  orden  y  desarrolle  una  capacidad  extractiva  que  ga-­ rantice  el  funcionamiento  del  aparato  burocrĂĄtico.  &RPR PHQFLRQD 6DtQ OD UDPD GHO DSDUDWR HVWDWDO HQ-­ cargado  de  mantener  el  orden  capitalista  son  las  po-­ licĂ­as,  al  postular  â€œmĂĄs  allĂĄ  de  la  enorme  variedad  de  formatos  organizacionales  y  funcionales  que  ha  ad-­ quirido  histĂłricamente,  la  policĂ­a  moderna  constituye  la  instituciĂłn  encargada  de  velar  por  el  mantenimien-­


ESTADO Y SEGURIDAD PĂšBLICA. ALGUNAS CONSIDERACIONES BĂ SICAS

I SOCIEDAD Â ABIERTA

Una  primera  observaciĂłn  que  podemos  realizar  es  que  la  criminologĂ­a  desde  la  perspectiva  jurĂ­dica  ha  WHQLGR PXFKDV GHÂżFLHQFLDV D QLYHO WHyULFR \ HPStUL-­ co  y  ha  causado  mucho  daĂąo  en  la  construcciĂłn  del  objeto  de  estudio.  La  â€œcriminologĂ­a  acadĂŠmicaâ€?  ha  in-­ currido  en  muchos  errores,  como  la  antropologĂ­a  fĂ­sica  criminalĂ­stica,  y  el  abordaje  del  delito  privado  como  tema  central  de  indagaciĂłn.  Por  consiguiente  es  menes-­ ter  desnaturalizar  los  supuestos  de  esta  ciencia,  en  un  intento  por  construir  una  manera  de  abordar  la  realidad.  6LJXLHQGR ORV PDUFRV WHyULFRV GH %HUJHU \ /XFNPDQQ VH SXHGH DÂżUPDU TXH OD ÂłUHDOLGDG GHO GHOLWR´ HV XQD construcciĂłn  social,  que  estĂĄ  dominada  por  los  me-­ dios  de  comunicaciĂłn  en  la  actualidad.  Esa  realidad  es  una  imagen  y  por  ende  un  recorte.  Esto  genera  un  â€œpĂĄnico  moralâ€?,  que  hace  que  los  individuos  vivan  en  un  mundo  paranoide,  donde  se  habilitan  discursos Â

polĂ­tico.  â€œEl  control  de  la  informaciĂłn  y  el  entreteni-­ miento,  mediante  ello,  de  las  opiniones  e  imĂĄgenes  ha  sido,  a  lo  largo  de  la  historia,  el  instrumento  de  sostĂŠn  del  poder  estatal,  que  se  perfeccionarĂ­a  en  la  era  de  los  medios  de  comunicaciĂłn  de  masasâ€?  (Cas-­ WHOV (Q WpUPLQRV GH OD DJHQGD S~EOLFD se  puede  decir  que  son  los  medios  de  comunicaciĂłn  los  que  constituyen  issues  y  colocan  los  temas  en  la  agenda  polĂ­tica.  Esta  tendencia  tiene  su  epicentro  en  el  caso  estadounidense,  donde  puede  advertirse  un  claro  proceso  de  endurecimiento  del  sistema  penal,  contando  en  la  actualidad  con  mĂĄs  de  2  millones  de  UHFOXVRV HQ VXV FiUFHOHV VLJXLHQGR D -RQDWKDQ 6LPRQ se  rastrea  el  comienzo  de  esta  tendencia  durante  la  SUHVLGHQFLD GH -RKQVRQ UREXVWHFLpQGRVH HQ ORV DxRV 70,  donde  hay  factores  endĂłgenos  de  la  polĂ­tica  que  OD H[SOLFDQ (O GHVSUHVWLJLR GHO 6HQDGR QRUWHDPH-­ ricano  produjo  el  surgimiento  de  los  gobernadores  FRPR ÂżJXUDV GH OD SROtWLFD QDFLRQDO ORV FXDOHV VRQ mĂĄs  proclives  a  adoptar  polĂ­ticas  de  seguridad  como  las  que  llevan  a  cabo  en  sus  distritos,  de  carĂĄcter  UHSUHVLYR (Q HO VLJXLHQWH JUiÂżFR SRGHPRV DGYHUWLU la  evoluciĂłn  de  la  tasa  de  encarcelamiento  en  los  Es-­ tados  Unidos  a  partir  de  1928.

polĂ­ticos  de  tipo  represivo,  como  son  los  ejemplos  de  ,WDOLD \ *UDQ %UHWDxD A  diferencia  de  lo  que  ocurrĂ­a  en  las  antiguas  socie-­ dades  de  masa,  donde  la  polĂ­tica  manejaba  la  comuni-­ caciĂłn  -­un  ejemplo  claro  fueron  los  totalitarismos  de  entreguerras,  que  basaron  en  una  amplia  propaganda  y  construcciĂłn  de  la  realidad  apoyada  en  los  medios  de  comunicaciĂłn-­,  en  la  actualidad  vemos  una  inver-­ siĂłn  de  los  tĂŠrminos,  ya  que  lo  mediĂĄtico  maneja  lo Â

Las  explicaciones  son  complejas,  pero  dentro  de  un  marco  mås  general  podemos  considerar  el  tipo  de  Es-­ tado  como  variable  independiente  del  sistema  penal.  La  hipótesis  central  es  que  hay  dos  modelos  con  sus  HVSHFL¿FLGDGHV HO PRGHOR GHO (VWDGR GH ELHQHVWDU \ el  modelo  de  Estado  gendarme. Por  un  lado,  el  llamado  Welfare  State  se  comenzó  a  desarrollar  con  la  crisis  de  los  aùos  treinta  del  siglo  ;; GH OD PDQR GH )UDQNOLQ 'HODQR 5RRVHYHOW HQ GRQ-­

to  del  orden  pĂşblico  y  la  seguridad  de  los  ciudadanos,  a  las  órdenes  de  las  autoridades  polĂ­ticas,  a  travĂŠs  del  desarrollo  de  un  conjunto  de  labores  que  giran  bĂĄsica-­ mente  en  torno  del  control  del  delito  y  lo  desĂłrdenes  S~EOLFRV´ 6DtQ '(/,72 &5,0,12/2*Ă‹$ < )250$ '( (67$'2

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I EUGENIO RAĂšL ZAFFARONI

de  se  gesto  un  modelo  inclusivo,  basado  en  la  incorpo-­ raciĂłn  de  los  individuos  vĂ­a  empleo  y  de  distribuciĂłn  del  ingreso,  asegurando  un  piso  mĂ­nimo  de  condicio-­ nes  de  vida.  Con  la  crisis  de  los  aĂąos  treinta  fue  nece-­ sario  otro  tipo  de  Estado  y  el  intervencionismo  pĂşblico  impondrĂĄ  otras  reglas  de  juego,  siendo  la  acciĂłn  estatal  lo  que  pondrĂĄ  racionalidad  a  la  economĂ­a.  Durante  el  periodo  de  entreguerras  surge  como  producto  de  la  lar-­ JD UHFHVLyQ PXQGLDO HO GHQRPLQDGR (VWDGR NH\QHVLD-­ QR HO FXDO LQVSLUDGR SRU OD WHRUtD HFRQyPLFD GH -RKQ 0D\QDUG .H\QHV SODQWHD SDVDU GH OD HFRQRPtD GH OD oferta  a  la  economĂ­a  de  la  demanda,  donde  el  rol  del  Estado  es  el  de  contrarrestar  las  crisis  cĂ­clicas  a  par-­ WLU GHO XVR GH OD SROtWLFD ÂżVFDO FUHGLWLFLD \ PRQHWDULD Dentro  de  este  paradigma,  el  aumento  de  gasto  pĂşblico  \ GH VX ÂżQDQFLDPLHQWR PHGLDQWH OD HPLVLyQ PRQHWD-­ ria,  generarĂĄ  un  efecto  multiplicador  en  la  economĂ­a,  que  traccionarĂĄ  la  demanda,  y  por  lo  tanto  se  impedirĂĄ  ORV HIHFWRV UHFHVLYRV 6L ELHQ OD H[SDQVLyQ GH OD RIHU-­ WD PRQHWDULD \ HO JDVWR S~ELFR SURGXFHQ OD LQĂ€DFLyQ la  misma  serĂĄ  contrarrestada  por  el  crecimiento  eco-­ nĂłmico.  Por  otro  lado,  el  pasaje  de  la  economĂ­a  de  la  oferta  implicĂł  la  regulaciĂłn  del  desempleo  mediante  el  aumento  de  la  obra  pĂşblica  y  la  intervenciĂłn  en  el  mercado  de  trabajo,  lo  cual  importĂł  un  aumento  de  los  asalariados  dentro  de  la  distribuciĂłn  del  ingreso.  AsĂ­  el  (VWDGR HV TXLpQ PHGLDQWH OD SODQLÂżFDFLyQ \ OD DVLJQD-­ ciĂłn  de  recursos  en  la  economĂ­a  es  quiĂŠn  administrarĂĄ  la  racionalidad  del  capitalismo.  7UDV OD 6HJXQGD *XHUUD 0XQGLDO HO HQIUHQWDPLHQ-­ WR HQWUH OD 8QLyQ 6RYLpWLFD \ (VWDGRV 8QLGRV FRQÂż-­ gurĂł  un  escenario  bipolar  donde  el  bloque  occidental  fue  hegemonizado  por  el  liderazgo  estadounidense.  Para  dotar  de  mayor  legitimidad  y  viabilidad  a  las  economĂ­as  centrales,  esta  nueva  potencia  aplicĂł  el  Plan  Marshall  (una  oferta  de  crĂŠdito  para  la  recons-­ trucciĂłn  de  los  paĂ­ses  que  habĂ­an  quedado  devastados  SRU OD JXHUUD HQ DUDV GH DWUDHU D ORV SDtVHV GH (XURSD occidental  a  su  órbita.  Como  menciona  Hosbawn: 6H SURGXMR XQD UHHVWUXFWXUDFLyQ \ XQD UHIRUPD VXVWDQFLDOHV del  capitalismo,  y  un  avance  espectacular  en  la  globalizaciĂłn  y  en  la  internacionalizaciĂłn  de  la  economĂ­a.  El  primer  punto  produjo  una  â€œeconomĂ­a  mixtaâ€?,  que  facilitĂł  a  los  Estados  la  SODQLÂżFDFLyQ \ OD JHVWLyQ GH OD PRGHUQL]DFLyQ HFRQyPLFD ademĂĄs  de  incrementar  muchĂ­simo  la  demanda.  Los  grandes  Êxitos  econĂłmicos  de  la  posguerra  en  los  paĂ­ses  capitalistas,  FRQ FRQWDGtVLPDV H[FHSFLRQHV +RQJ .RQJ VRQ HMHPSORV de  industrializaciĂłn  efectuada  con  el  apoyo,  la  supervisiĂłn,  OD GLUHFFLyQ \ D YHFHV OD SODQLÂżFDFLyQ \ OD JHVWLyQ GH ORV JR-­ biernos  [‌]  Al  mismo  tiempo,  el  compromiso  polĂ­tico  con  el  pleno  empleo  y  -­en  menor  grado-­  con  la  reducciĂłn  de  las Â

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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desigualdades  económicas,  es  decir,  un  compromiso  con  el  bienestar  y  la  seguridad  social,  dio  pie  por  primera  vez  a  la  existencia  de  un  mercado  de  consumo  masivo  de  artículos  de  lujo  que  ahora  pasarían  a  considerarse  necesarios  (Hos-­ EDZQ

El  denominado  â€œpacto  de  posguerraâ€?  implicĂł  una  combinaciĂłn  de  capitalismo,  democracia  y  pleno  em-­ pleo.  Esto  implicĂł  tambiĂŠn  un  carĂĄcter  redistributivo  que  se  articulĂł  con  un  determinado  rĂŠgimen  de  bien-­ HVWDU \ XQD GLVWULEXFLyQ SULPDULD \ VHFXQGDULD GH OD renta  a  favor  de  los  asalariados;Íž  en  donde  el  gobierno  actuaba  como  un  årbitro  neutral  entre  el  capital  y  el  trabajo.  AsĂ­  pues,  entre  1945  y  1973  se  vivieron  los  â€œaĂąos  dorados  del  capitalismoâ€?  o  los  llamados  â€œtreinta  JORULRVRV´ 6L ELHQ HQ WRGRV ORV SDtVHV VH SURGXMR XQD situaciĂłn  de  pleno  empleo  hacia  los  aĂąos  sesenta,  una  redistribuciĂłn  del  ingreso  a  favor  de  los  trabajadores  y  un  crecimiento  econĂłmico,  hubo  diferentes  varian-­ tes  del  Estado  de  bienestar.  Al  caracterizar  los  distin-­ tos  tipos  del  mismo,  podemos  encontrar  tres  modelos  GH UHJtPHQHV GH ELHQHVWDU VLJXLHQGR OD FODVLÂżFDFLyQ GH (VSLQJ $QGHUVHQ ORV GHQRPLQDGRV liberal,  conservador  y  socialdemĂłcrata.  Podemos  resumir  las  SULQFLSDOHV FDUDFWHUtVWLFDV GH FDGD XQR HO PRGHOR socialdemĂłcrata  e  institucional,  propio  de  los  paĂ­ses  escandinavos,  caracterizado  por  los  servicios  pĂşbli-­ cos,  la  vinculaciĂłn  de  la  seguridad  social  y  las  pensio-­ nes  mĂĄs  a  la  nociĂłn  de  ciudadano  que  a  la  de  trabaja-­ dor  y  una  amplia  provisiĂłn  pĂşblica  de  los  servicios  de  DWHQFLyQ D OD IDPLOLD HO PRGHOR FRQWLQHQWDO FRUSR-­ rativista,  propio  de  los  paĂ­ses  como  Austria,  Francia,  Alemania  e  Italia,  caracterizado  por  la  vinculaciĂłn  de  las  prestaciones  sociales  a  la  condiciĂłn  de  trabajador,  la  debilidad  de  los  servicios  de  atenciĂłn  a  la  familia  y  la  consiguiente  carga  para  la  mujer  de  la  atenciĂłn  a  ORV QLxRV \ ORV DQFLDQRV \ ÂżQDOPHQWH HO PRGHOR OL-­ beral  y  anglosajĂłn,  desarrollado  en  Estados  Unidos  y  5HLQR 8QLGR HQ HO FXDO OD D\XGD VH FHQWUD HQ DTXHOORV que  comprueban  que  no  tienen  medios,  y  donde  las  transferencias  son  universales  pero  muy  modestas.  Cada  uno  de  ellos  es  el  resultado  de  la  efectividad  y  la  extensiĂłn  de  la  protecciĂłn  que  ejercen  las  polĂ­ticas  estatales  frente  a  las  contingencias  del  mercado,  y  del  papel  que  cumplen  las  instituciones  privadas  -­familia,  sindicatos,  organizaciones  de  la  sociedad-­  en  proveer  ELHQHV \ VHUYLFLRV /D WLSRORJtD VH EDVD ÂżQDOPHQWH HQ la  forma  en  que  los  paĂ­ses  se  agrupan  alrededor  de  tres  dimensiones:  las  relaciones  entre  el  Estado  y  el  PHUFDGR OD HVWUDWLÂżFDFLyQ \ ORV GHUHFKRV VRFLDOHV Hacia  la  dĂŠcada  de  los  setenta  se  produce  una  se-­


ESTADO Y SEGURIDAD PĂšBLICA. ALGUNAS CONSIDERACIONES BĂ SICAS

rie  de  acontecimientos  que  marcan  el  agotamiento  del  modelo  del  Estado  de  bienestar.  Estos  hechos  fueron  ORV VLJXLHQWHV D OD FULVLV ÂżVFDO GH (VWDGRV 8QLGRV producto  del  excesivo  gasto  militar  que  derivo  en  la  declaraciĂłn  de  la  inconvertibilidad  del  dĂłlar  en  1971;Íž  E HO VXUJLPLHQWR GH ORV 1XHYRV 3DtVHV ,QGXVWULDOL]D-­ GRV 1,&ÂśV XELFDGRV HQ HO HMH GHO VXGHVWH DVLiWLFR +RQJ .RQJ &RUHD 0DODVLD \ 6LQJDSXU TXH UHJLV-­ traron  mayor  crecimiento  y  una  relocalizaciĂłn  de  las  HPSUHVDV WUDQVQDFLRQDOHV F OD SpUGLGD GH OD WDVD GH ganancia  del  sector  industrial  frente  al  sector  terciario  GH OD HFRQRPtD G OD GHQRPLQDGD ÂłFULVLV GHO SHWUy-­ leoâ€?  iniciada  en  el  aĂąo  1973,  donde  la  OPEP  obligĂł  a  las  compaùías  petroleras  a  aumentar  los  precios  de  forma  drĂĄstica,  por  lo  que  el  precio  del  petrĂłleo  se  cuadruplicĂł  desde  1974  hasta  llegar  casi  a  los  12  dĂł-­ lares  por  barril  (75  dĂłlares/m3 Estos  factores  produjeron  una  profunda  crisis  eco-­ nĂłmica  que  se  manifestĂł  en  el  fenĂłmeno  de  la  â€œestan-­ Ă€DFLyQ´ HV GHFLU OD FRPELQDFLyQ GH OD UHGXFFLyQ GH OD HFRQRPtD FRQ DXPHQWR JHQHUDOL]DGR GH SUHFLRV 6X derivaciĂłn  es  el  crecimiento  del  paro  y  el  aumento  ge-­ neralizado  de  la  pobreza  en  los  paĂ­ses  centrales.  AsĂ­,  empieza  un  gran  cuestionamiento  por  parte  de  los  sectores  monetaristas  y  conservadores  al  Estado  de  bienestar,  al  cual  le  atribuyeron  la  causa  de  la  crisis: Los  neoliberales  aducĂ­an  que  la  economĂ­a  y  la  polĂ­tica  de  la  HGDG GH RUR GLÂżFXOWDEDQ >ÂŤ@ HO FRQWURO GH OD LQĂ€DFLyQ \ HO recorte  de  los  costes,  que  habĂ­an  de  hacer  posible  el  aumento  GH ORV EHQHÂżFLRV TXH HUD HO DXWpQWLFR PRWRU GHO FUHFLPLHQWR HQ XQD HFRQRPtD FDSLWDOLVWD >ÂŤ@ 6RVWHQtDQ OD ÂłPDQR RFXO-­ WD´ GHO OLEUH PHUFDGR GH $GDP 6PLWK SURGXFLUtD FRQ FHUWH]D un  mayor  crecimiento  de  la  â€œriqueza  de  las  nacionesâ€?  y  una  PHMRU GLVWULEXFLyQ SRVLEOH GH OD ULTXH]D \ OD UHQWD DÂżUPD-­ FLyQ TXH ORV NH\QHVLDQRV QHJDEDQ +RVEDZQ

Estos  diagnĂłsticos  implicarĂ­an  la  traducciĂłn  de  gobier-­ nos  denominados  â€œneoconservadoresâ€?,  vinculados  con  la  ideologĂ­a  del  neoliberalismo.  Centralmente,  el  pro-­ yecto  reformista  implicĂł  volver  a  la  racionalidad  agre-­ gada  de  las  acciones  individuales,  y  por  lo  tanto  requi-­ ULy XQ UHWUDLPLHQWR GH OD HVIHUD HVWDWDO 6HJ~Q 2V]ODN ORV HMHV GH OD UHIRUPD GHO (VWDGR LPSOLFDURQ SULYDWL]DFLRQHV GH HPSUHVDV S~EOLFDV GHVUHJXOD-­ FLyQ \ DSHUWXUD GH OD HFRQRPtD GHVPRQRSROL]DFLyQ \ GHVFHQWUDOL]DFLyQ (VWD ~OWLPD IDVH FRQÂżJXUy XQ nuevo  escenario  donde  los  procesos  de  globalizaciĂłn  e  internacionalizaciĂłn  de  la  economĂ­a  erosionan  como  producto  de  la  reforma  las  capacidades  de  los  Estados  al  tiempo  que  la  constituciĂłn  de  bloques  regionales  y  libre  movilidad  de  factores  ocasionan  que  los  viejos Â

I SOCIEDAD Â ABIERTA

Estados  naciĂłn,  empiecen  a  ceder  potestades,  por  un  lado  al  mercado,  y  por  el  otro  a  los  gobiernos  supra-­ nacionales.  Esto  genera  interrogantes  sobre  las  herra-­ mientas  con  las  que  cuentan  los  paĂ­ses  para  intervenir  a  partir  del  nuevo  contexto  en  las  cuestiones  como  la  reducciĂłn  de  la  pobreza,  la  distribuciĂłn  de  la  renta,  el  mercado  de  empleo,  y  la  asignaciĂłn  de  recursos  en  las  economĂ­as,  en  aras  de  revertir  los  procesos  de  exclu-­ siĂłn  que  se  vienen  generando  desde  la  dĂŠcada  de  los  ochenta  y  que  se  reforzaron  con  el  retiro  del  Estado  de  la  regulaciĂłn  y  el  recorte  de  las  polĂ­ticas  sociales. En  tĂŠrminos  conceptuales,  podemos  decir  que  el  Estado  abandona  las  funciones  de  legitimaciĂłn,  en  aras  GH OD IXQFLRQHV GH HÂżFLHQFLD $Vt SXHV WHQHPRV TXH [‌]  a  un  nivel  descriptivo,  podemos  alegar  que  mantener  WDQWR OD OHJLWLPLGDG FRPR HÂżFLHQFLD HV XQD WDUHD SULPRUGLDO de  los  modernos  regĂ­menes  democrĂĄticos  y  que  diversas  ra-­ mas  e  instituciones  del  sistema  polĂ­tico  se  especializan  en  suministrar  uno  de  los  prerrequisitos  [‌]  La  necesidad  de  poner  en  prĂĄctica  simultĂĄneamente  ambas  funciones  tiende  a  causar  ciertas  deformaciones  y  tensiones  que  en  los  sistemas  polĂ­ticos  deben  resolverse  mediante  estrategias  capaces  de  UHFRQFLOLDU DPERV UHTXHULPLHQWRV 2IIH

Por  consiguiente,  con  la  crisis  del  Estado  de  bienestar  se  abandona  la  funciĂłn  de  legitimaciĂłn  ponderĂĄndo-­ VH OD IXQFLyQ GH OD HÂżFLHQFLD OR FXiO KDFH QHFHVDULR un  mayor  Ênfasis  en  el  elemento  represivo.  Esto  se  cristaliza  en  el  modelo  de  Estado  gendarme,  el  cual  tiene  un  fuerte  componente  excluyente  y  de  coacciĂłn  fĂ­sica.  Esto  se  ancla  en  la  tradiciĂłn  liberal  y  en  la  nue-­ va  corriente  conservadora  que  habĂ­a  sido  tan  crĂ­tica  GHO (VWDGR GH %LHQHVWDU &RPR VRVWLHQH 5RVVLWHU HO punto  nodal  del  liberalismo  conservador  se  anclarĂĄ  en  una  visiĂłn  del  gobierno  inherentemente  arbitrario  e  LQHÂżFLHQWH SHUR DO PLVPR WLHPSR SRVWXODUi TXH HVWH “tiene  vitales  funciones  que  cumplir  en  la  sociedad  industrial  y  reconocerĂĄ  que  la  sociedad  moderna  es  tan  peligroso  el  vacĂ­o  del  poder  como  el  abuso  de  po-­ GHU´ 5RVVLWHU (Q HVWD QXHYD LQWHUSUHWD-­ ciĂłn,  se  plasma  un  optimismo  en  la  comunidad  donde  la  provisiĂłn  de  ciertos  servicios  sociales  descansa  en  una  combinaciĂłn  entre  comunitarismo  y  mercantili-­ zaciĂłn,  articulado  con  un  Ênfasis  discursivo  mayor  en  el  orden.  El  hincapiĂŠ  en  el  orden  habilita  el  accionar  represivo  del  Estado  gendarme  y  por  consiguiente  el  HQGXUHFLPLHQWR GHO VLVWHPD SHQDO (Q GHÂżQLWLYD HO sistema  penal  estĂĄ  articulado  con  un  modelo  de  Esta-­ GR $Vt SRGHPRV DÂżUPDU TXH H[LVWH XQD UHODFLyQ LQ-­ versamente  proporcional  entre  mejor  distribuciĂłn  del  ingreso  y  tasa  de  encarcelamiento  del  sistema  penal.  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Â ABIERTA Â Â I EUGENIO RAĂšL ZAFFARONI

Por  consiguiente,  los  paĂ­ses  que  poseen  una  distribu-­ ciĂłn  equitativa  de  la  renta  tienen  menor  nĂşmero  de  presos  por  habitante  que  los  paĂ­ses  con  distribuciĂłn  mĂĄs  equitativa  del  ingreso. (67$'2 *(1'$50( < &5,0,12/2*Ă‹$ 0(',Ăˆ7,&$

De  esta  manera  el  Estado  gendarme  busca  la  cons-­ trucciĂłn  de  un  chivo  expiatorio  en  el  proceso  de  con-­ ÂżJXUDFLyQ GH HQHPLJRV \ SRU OR WDQWR VH GHEH UHFOXLU al  grupo  peligroso.  Este  grupo  peligroso  es  construido  mediante  la  socializaciĂłn  temprana  por  parte  de  los  medios  masivos  de  comunicaciĂłn.  La  principal  herra-­ mienta  con  la  que  cuentan  estos  son  las  series  poli-­ ciales  en  donde  se  muestra  una  imagen  del  americano  medio,  blanco  que  se  presenta  como  un  hĂŠroe  que  se  enfrenta  al  delito  por  fuera  del  sistema  penal.  En  este  discurso,  la  burocracia  -­encarnada  en  los  jueces-­  en-­ torpece  y  por  lo  tanto  es  aliada  del  delito,  motivo  por  el  cual  sortear  y  violar  la  ley  para  combatir  el  crimen  es  la  tĂłnica.  De  este  modo,  si  el  ciudadano  medio  del  Estado  de  bienestar  es  el  trabador,  en  el  Estado  gen-­ darme  el  ciudadano  medio  es  la  â€œvĂ­ctimaâ€?,  la  cual  es  FRQVWUXLGD SRU ORV PHGLRV GH FRPXQLFDFLyQ /D ÂżJXUD de  la  vĂ­ctima  es  un  ícono  de  la  criminologĂ­a  mediĂĄti-­ ca,  ya  que  se  habilita  en  nombre  del  dolor  a  que  emita  ciertos  discursos  que  desprestigian  el  accionar  lento  de  la  policĂ­a  y  la  justicia. Por  consiguiente,  es  necesario  descartar  esta  crimi-­ nologĂ­a  mediĂĄtica  y  construir  una  criminologĂ­a  acadĂŠ-­ mica  con  un  abordaje  teĂłrico  y  metodolĂłgico  de  otro  tipo.  Para  ello,  es  necesario  partir  del  supuesto  que  la  única  realidad  mensurable  empĂ­ricamente  son  el  nĂş-­ mero  de  muertos.  Una  indagaciĂłn  acerca  de  quiĂŠn  es  el  principal  asesino  en  la  historia  nos  muestra  la  esca-­ lofriante  conclusiĂłn  de  que  los  Estados  en  funciones  no  bĂŠlicas  mataron  3  veces  mĂĄs  que  todas  las  guerras  MXQWDV SRQLHQGR FRPR HMHPSOR D OD .*% \ OD *HVWDSR Las  fuerzas  policiales,  por  consiguiente,  son  la  princi-­ pal  causa  de  asesinatos.  Este  hecho  fue  relegado  por  la  criminologĂ­a  acadĂŠmica,  y  por  lo  tanto  es  un  error  teĂł-­ rico  muy  importante,  ya  que  este  campo  disciplinar  no  se  ocupĂł  del  genocidio,  que  ha  sido  la  principal  causa  de  muertes  en  la  historia  de  la  humanidad.  Por  lo  dicho  es  importante  la  investigaciĂłn  empĂ­ri-­ ca  sobre  los  delitos,  y  por  lo  tanto  las  ciencias  sociales  deben  realizar  un  aporte  para  resolver  estas  cuestio-­ nes  que  son  muy  importantes.  Las  polĂ­ticas  de  pre-­ venciĂłn  del  delito  se  deben  basar  en  un  diagnostico  de  la  situaciĂłn  a  intervenir,  y  ello  es  la  principal  fa-­ lencia  con  que  cuenta  el  estudio  del  delito:  la  ausencia  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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de  datos.  Un  ejemplo  de  ello  son  Estados  Unidos,  que  cuenta  con  una  academia  que  tiene  muy  desarrollada  la  investigaciĂłn  de  campo  en  esta  temĂĄtica.  En  Ar-­ gentina,  hay  una  polĂ­tica  sistemĂĄtica  por  parte  de  las  fuerzas  de  seguridad  y  del  sistema  judicial  para  ocul-­ WDU LQIRUPDFLyQ HQ YLUWXG GH OR FXDO VH GLÂżFXOWD OD recolecciĂłn  de  datos  de  investigaciĂłn.  Luego  sostiene  que  hay  que  discutir  el  modelo  de  la  policĂ­a,  argu-­ mentando  que  es  necesario  cercenar  la  autonomĂ­a  de  las  fuerzas  de  seguridad.  En  la  criminologĂ­a  mediĂĄtica  se  construye  una  imagen  del  delincuente  que  es  el  joven  de  barrio  bajo  YLOOD IDYHOD OR FXDO KDELOLWD GLVFXUVRV D IDYRU GHO descenso  de  la  edad  de  imputabilidad  y  el  endureci-­ miento  de  las  penas.  El  argumento  se  ancla  en  la  vi-­ siĂłn  de  la  derecha  que  ve  a  la  autonomizaciĂłn  de  las  policĂ­as  como  una  respuesta  a  la  falta  de  efectividad  del  sistema  punitivo  que  considera  el  accionar  poli-­ cial  y  penal  como  la  única  soluciĂłn  a  la  problemĂĄtica  GHO GHOLWR &RPR PHQFLRQD 6DtQ ÂłHVD LPSURQWD SX-­ nitiva  centra  su  atenciĂłn  exclusivamente  en  los  de-­ litos  violentos  y/o  en  los  delitos  contra  la  propiedad,  generalmente  cometidos  por  delincuentes  rĂşsticos  pertenecientes  a  las  clases  bajas.  Y,  en  ese  marco,  es  habitual  el  reclamo  por  criminalizar  a  los  delitos  de  esta  índole  cometidos  por  menores,  proclamando  una  serie  de  formas  penales  basadas  en  la  baja  de  la  impu-­ WDELOLGDG SHQDO´ 6DtQ Otra  cuestiĂłn  de  la  criminologĂ­a  es  el  peso  que  tiene  la  economĂ­a  criminal,  que  se  encuentra  globali-­ ]DGD 3RGHPRV DÂżUPDU TXH KD\ XQD ÂłFULPLQDOLGDG GH mercadoâ€?,  en  donde  hay  una  demanda  de  bienes  y  ser-­ vicios  ilĂ­citos  crecientes  con  una  tasa  de  rentabilidad  extraordinaria.  Esta  economĂ­a  criminal  se  encuentra  estructurada  en  una  divisiĂłn  internacional  del  trabajo,  donde  hay  paĂ­ses  que  demandan  esos  bienes  y  servi-­ cios,  otros  que  producen  y  transportan.  En  nuestros  dĂ­as,  Estados  Unidos  es  el  principal  centro  de  acu-­ mulaciĂłn  de  la  renta  de  la  economĂ­a  criminal  y  del  lavado  de  dinero  proveniente  de  estas  fuentes.  Como  PHQFLRQD &DVWHOV ÂłORV Ă€XMRV ÂżQDQFLHURV GH RULJHQ criminal,  cada  vez  mĂĄs  importantes,  son  elementos  claves  para  estimular  o  desestabilizar  economĂ­as  na-­ cionales  enteras,  de  tal  modo  que  la  polĂ­tica  econĂłmi-­ ca  ya  no  puede  gestionarse  en  muchos  paĂ­ses  y  zonas  del  mundo  sin  incluir  este  factor  altamente  imprede-­ FLEOH´ &DVWHOV 3RU HQGH VH HVWUXFWXUD una  problemĂĄtica  compleja  donde  el  sector  producti-­ vo  mĂĄs  dinĂĄmico  y  lucrativo  de  la  economĂ­a  a  escala  global  se  corresponde  con  la  actividades  ilegales,  con  una  movilidad  de  factores  y  volumen  mucho  mayor Â


ESTADO Y SEGURIDAD PĂšBLICA. ALGUNAS CONSIDERACIONES BĂ SICAS

que  la  economĂ­a  legal.  Por  ello,  la  criminalidad  de  mercado  cuenta  con  la  capacidad  de  desestabilizar  SDtVHV HQWHURV GH XQ GtD SDUD RWUR VL VH UHWLUD HO Ă€XMR de  dinero  que  manipula,  complejizando  el  escenario  y  cercenando  el  abanico  de  opciones  para  su  combate.  A  ello  se  suma  su  enraizamiento  con  las  actividades  legales,  que  denominaremos  â€œteorĂ­a  de  los  grisesâ€?  y  su  vinculaciĂłn  con  el  poder  polĂ­tico.  Castels,  ilustra  en  La  era  de  la  informaciĂłn  este  proceso  con  el  caso  mexicano  en  la  dĂŠcada  de  los  noventa,  mostrando  FRPR OD SHQHWUDFLyQ GH OD HFRQRPtD GHO QDUFRWUiÂżFR contribuyĂł  a  desestabilizar  los  vestigios  de  institucio-­ nalizaciĂłn  del  rĂŠgimen  priista. La  legalizaciĂłn  de  las  actividades  criminales,  entre  ODV TXH VH GHVWDFD HO WUiÂżFR GH GURJDV KDUtD GLVPLQXLU una  tasa  de  ganancia  que  hoy  en  dĂ­a  es  enorme,  dado  que  la  demanda  de  bienes  y  servicios  criminales  es  inelĂĄstica,  lo  que  genera  una  competencia  monopĂłli-­ ca.  Al  mismo  tiempo  el  volumen  de  dinero  que  mueve  la  economĂ­a  criminal  es  muy  grande  como  para  retirar-­ lo  del  mercado  sin  producir  un  cataclismo  econĂłmico  en  el  globo.  El  caso  de  MĂŠxico  es  el  mĂĄs  comentado,  ya  que  su  cercanĂ­a  con  Estados  Unidos  lo  convierte  en  un  paĂ­s  productor  y  de  paso  muy  importante.  5()(5(1&,$6

%HFN 8 ¿QuÊ  es  la  globalización?  Fala-­ cias  del  globalismo,  respuestas  a  la  globalización,  %XHQRV $LUHV 3DLGyV %RXUGLHX 3 Sobre  la  televisión %DUFHORQD Anagrama. &DVWHOV 0 La  era  de  la  información.  Econo-­ PtD VRFLHGDG \ FXOWXUD %XHQRV $LUHV 6LJOR ;;, Editores. (VSLQJ $QGHUVHQ * Fundamentos  sociales  de  ODV HFRQRPtDV SRVWLQGXVWULDOHV %DUFHORQD $ULHO +REEHV 7 Leviatan.  O  la  materia,  forma  y  poder  de  una  república  eclesiåstica  y  civil,  MÊxico,  FCE.  +REVEDZQ ( Historia  del  Siglo  XX %DUFH-­ ORQD *ULMDOER /RFNH - Ensayo  sobre  el  gobierno  civil,  Ma-­ drid,  Alba. 0DU[ . \ )ULHGULFK ( 0DQL¿HVWR GHO 3DUWL-­

I SOCIEDAD Â ABIERTA

do  Comunista %XHQRV $LUHV &DWDUL 2IIH & Contradicciones  en  el  Estado  de  Bienestar,  Madrid,  Alianza. 2V]ODN 2 Âł(VWDGR \ VRFLHGDG /DV QXHYDV IURQWHUDV´ HQ %HUQDUGR .OLOVEHUJ FRPS El  redi-­ VHxR GHO SHUÂżO GHO (VWDGR,  MĂŠxico,  FCE. 5RVVLWHU & /D WHRUtD SROtWLFD GHO FRQVHUYD-­ durismo  norteamericano %XHQRV $LUHV *UXSR Editor  Latinoamericano. 6DLQ ) (O OHYLDWiQ D]XO 3ROLFtD \ SROtWLFD HQ OD Argentina %XHQRV $LUHV 6LJOR ;;, (GLWRUHV 6DLQ ) Reforma  policial  en  AmĂŠrica  Latina.  Una  mirada  critica  desde  le  progresismo %XHQRV Aires,  Prometeo. 6DUWRUL * Homo  Videns.  La  sociedad  teledi-­ rigida %DUFHORQD 7DXUXV :HEHU 0 Âł%XURFUDFLD´ HQ 0D[ :HEHU Ensayos  GH 6RFLRORJtD &RQWHPSRUiQHD,  Madrid,  Planeta. =DIIDURQL 5 En  busca  de  las  penas  perdidas,  GHVOHJLWLPDFLyQ \ GRJPiWLFD MXUtGLFR SHQDO %XH-­ nos  Aires,  Ediar. =DIIDURQL 5 Âł/D ÂżORVRItD GHO VLVWHPD SHQL-­ tenciario  en  el  mundo  contemporĂĄneoâ€?,  Cuader-­ nos  de  la  CĂĄrcel  [ediciĂłn  especial  de  la  revista  De-­ UHFKR SHQDO \ FULPLQRORJtD@ %XHQRV $LUHV =DIIDURQL 5 et.  al Muertes  anunciadas,  %RJRWi ,QVWLWXWR /DWLQRDPHULFDQR GH 'HUHFKRV Humanos/Temis. =DIIDURQL 5 El  derecho  penal  y  sus  enemi-­ gos.  Lectio  Doctoralis,  Toledo,  Universidad  de  Castilla-­La  Mancha. =DIIDURQL 5 Âł'HOLQFXHQFLD XUEDQD \ YLFWLPL-­ ]DFLyQ GH YtFWLPDV´ %DUFHORQD &RQIHUHQFLD HQ HO &RQJUHVR 0XQGLDO GH OD 6RFLHGDG ,QWHUQDFLRQDO GH CriminologĂ­a,  publicado  en  el  Suplemento  de  De-­ recho  Contravencional KWWS ZZZ HOGLDO FRP =DIIDURQL 5 &UtPHQHV GH PDVD %XHQRV $L-­ res,  Ediciones  Madres  de  Plaza  de  Mayo. =DIIDURQL 5 La  Pachamama  y  el  humano,  %XHQRV $LUHV (GLFLRQHV 0DGUHV GH 3OD]D GH 0D\R =DIIDURQL 5 La  palabra  de  los  muertos.  Confe-­ UHQFLDV GH FULPLQRORJtD FDXWHODU %XHQRV $LUHV (GLDU =DIIDURQL 5 Derecho  penal %XHQRV $LUHV (GLDU

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DEBATES Fragmentos para un nuevo léxico político

E

Q ODV GRV XOWLPDV GpFDGDV DWHVWLJXDPRV XQ FDPELR VLJQL¿FDWLYR HQ ORV LQVWUXPHQWRV WHyULFRV \ ¿ORVy¿FRV SDUD GDU FXHQWD GH OR SROtWLFR \ GH OD SROtWLFD 1R HVWDPRV VyOR IUHQWH D XQ FDPELR GH YHORFLGDG HQ OD VXSHU¿FLH

de los vectores de relación de la política. Antes bien, nos encontramos en una doble transformación de los distintos regímenes de historicidad que se han sucedido en todo este tiempo: primero, con relación a las maneras de enfrentarnos con los uni-­ versos de lo político y de la política;; segundo, frente a la comprobación diaria de las formas que estos universos tienen para contenernos como vida en sociedad. Por ello, en esta ocasión 0HWDSROtWLFD pretende dar cuenta de un malestar que se ha vuelto una insatisfacción intelectual. Es decir, un malestar con las formas y los métodos que en general usamos para abordar una serie de problemas cruciales de


nuestro  tiempo  a  travĂŠs  y  a  partir  del  espacio  de  la  polĂ­tica  en  el  terreno  teĂłrico  y  tambiĂŠn  en  aquel  empĂ­rico.  InsatisfacciĂłn  al  mirar  la  poca  audacia  acadĂŠmica  en  la  cual  nos  entramos:  la  incapacidad  y  desgano  para  proponernos  problemas  y  re-­ Ă€H[LRQHV HQ IXQFLyQ GH DTXHOOR TXH VH SXHGH HQXQFLDU FRPR ORV iQJXORV PHQRV YL-­ sibles  de  los  cambios  recientes  de  y  en  la  democracia  y  que  adquieren  en  los  pasajes  internos  de  los  dispositivos  de  la  polĂ­tica  su  åmbito  por  excelencia  de  inteligibili-­ dad,  pero  paradĂłjicamente  quizĂĄ  sea  su  ångulo  mĂĄs  exigente  y  menos  aprehensible.  En  este  sentido,  )UDJPHQWRV SDUD XQ QXHYR Op[LFR SROtWLFR es  un  intento  por  capturar  algunos  nĂşcleos  teĂłricos  de  largo  respiro  desde  el  punto  de  vista  semĂĄntico  para  un  siglo,  como  lo  es  el  nuestro,  que  en  realidad  estĂĄ  despegando  recientemen-­ te.  De  este  modo,  no  sĂłlo  es  una  escritura  en  contra  de  los  contenedores  analĂ­ticos  TXH KHPRV KHUHGDGR GHO VLJOR ;; VLQR DGHPiV LU IRWRJUDÂżDQGR XQD VHULH GH DXWR-­ res,  ideas  y  crĂ­ticas  que  responden,  quizĂĄ  fragmentariamente  (y  tal  vez  tendrĂ­amos  TXH SUHJXQWDUQRV VL SRGHPRV UHVSRQGHU GH RWUR PRGR D OD H[LJHQFLD LQWHOHFWXDO \ acadĂŠmica  de  formular  un  lĂŠxico  â€œotroâ€?  de  palabras  y  temas  que  hoy  por  hoy  cual-­ quier  agenda  teĂłrica  alrededor  de  los  pliegues  constitutivos  de  la  polĂ­tica  pone  en  su  horizonte.  El  reto  es  enorme.  De  hecho,  la  sola  posibilidad  de  mostrarlo  es  a  un  WLHPSR LQWHUHVDQWH SHUR WDPELpQ LPSRVLEOH 6LQ HPEDUJR HV HQ HVD ]RQD GH IURQWHUD por  la  que  este  nĂşmero  quiere  caminar. Israel  Covarrubias


SOCIEDAD Â Y Â COMUNIDAD, Â VIDA Â E Â INMUNIDAD. Â

sociedad polĂ­tica

LA Â

EN  ROBERTO  ESPOSITO Hugo  CÊsar  Moreno  Hernåndez*

6

obre  la  constituciĂłn  del  lazo  social  ha  triunfado  OD YLVLyQ QHXWUDOL]DGRUD GHO FRQĂ€LFWR 0iV TXH 0DTXLDYHOR QXHVWUR KRUL]RQWH WHyULFR \ ÂżORVy-­ ÂżFR WLHQH VXV EDVHV HQ +REEHV (VSRVLWR D 'H ahĂ­  que  para  Esposito  sea  necesario  recurrir  al  pen-­ samiento  impolĂ­tico  (como  lĂ­mite  de  lo  polĂ­tico  y  la  SROtWLFD PRGHUQD VHJ~Q VX YRFDFLyQ GHVSROLWL]DGRUD para  observar  â€œdesde  un  ångulo  de  refracciĂłn  que  lo  â€˜modera’  frente  a  lo  que  Êl  no  es  y  tampoco  puede  VHU´ (VSRVLWR D /tPLWH RULJLQDULR LQRULJL-­ nario,  interno  y  externo,  perdido  en  el  tiempo  de  los  mitos  fundacionales  entre  un  pasado  inconstatable  y  un  futuro  de  peligros,  la  comunidad  resulta  el  con-­ cepto  central  para  tensar  la  neutralidad  de  lo  polĂ­tico  contemporĂĄneo.  Pensar  la  comunidad  a  la  manera  de  Esposito,  como  un  peligro  para  el  lazo  social  del  cual  la  consolidaciĂłn  de  los  Estados  naciĂłn  inmuniza  al  sujeto.  Movimiento  inmunitario,  la  huida  de  la  muer-­ te  campeando  lo  comĂşn:  la  igualdad,  que  desactive  el  todos  iguales  en  la  medida  en  que  cualquiera  puede  asesinar  y  ser  asesinado:  â€œ[‌]  unidos  por  el  deseo  comĂşn  de  daĂąarse  uno  a  otro,  puesto  que  apuntan  a  la  misma  meta,  el  poder.  Pero,  como  el  poder  sĂłlo  puede  medirse  en  relaciĂłn  con  la  impotencia  ajena,  todos  FRQYHUJHQ HQ HO SHUMXLFLR UHFtSURFR >ÂŤ@ 6H HQFXHQ-­ tran  en  el  combate,  se  relacionan  en  la  violencia,  se  HQIUHQWDQ D WUDYpV GH OD PXHUWH´ (VSRVLWR Lo  presocial,  desde  la  óptica  hobbesiana,  es  la  co-­ munidad,  donde  todo  es  comĂşn  a  partir  de  la  posibi-­ lidad  de  la  muerte.  AsĂ­,  lo  comunitario  serĂ­a  un  lazo  * 'RFWRU HQ &LHQFLDV 6RFLDOHV \ 3ROtWLFDV SRU OD 8QLYHUVLGDG ,EHURDPHUL-­ cana-­Ciudad  de  MĂŠxico.

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social  ensangrentado  o  por  lo  menos  listo  para  teĂąirse  de  rojo.  Estado  de  guerra,  espacio  sin  orden,  sin  el  ejercicio  de  una  voluntad  radical,  superpuesta  por  las  voluntades  temerosas: 1R HV FDVXDOLGDG TXH +REEHV YHD HQ OD JXHUUD QR QHFHVDULD-­ mente  librada,  pero  siempre  latente-­  la  â€œcondiciĂłnâ€?  misma,  el  â€œtiempoâ€?  del  gĂŠnero  humano,  respecto  del  cual  la  paz  no  es  sino  una  excepciĂłn,  un  parĂŠntesis,  â€œun  contratiempoâ€?.  Esto  quiere  decir  que  la  relaciĂłn  que  une  a  los  hombres  no  es  la  de  amigo  y  enemigo,  ni  de  enemigo  y  amigo,  sino  de  enemigo  y  enemigo,  dado  que  cada  amistad  temporaria  es  un  instrumento  para  la  gestiĂłn  del  único  vĂ­nculo  social  posible,  HV GHFLU HO GH HQHPLVWDG (VSRVLWR

Desde  la  óptica  contractualista  de  la  soberanĂ­a,  po-­ sible  sĂłlo  con  la  sujeciĂłn  a  esa  voluntad  radical,  producida,  incluso  provocada  por  las  diminutas  vo-­ luntades  temerosas  de  hacer  lo  que  pueden,  porque  ³6yOR GLVRFLiQGRVH SXHGHQ ORV LQGLYLGXRV HYLWDU XQ FRQWDFWR PRUWDO (VWH HV HO PiV H[WUHPR VLJQLÂżFDGR ‘etimolĂłgico’  que  se  debe  atribuir  al  absolutismo  hobbesiano:  un  principio  de  liberaciĂłn  de  todo  lo  que  estĂĄ  aĂşn  â€˜ligado’,  de  cualquier  vĂ­nculo  distinto  de  la  GLVRFLDFLyQ PLVPD´ (VSRVLWR /R VRFLDO HV la  inmunizaciĂłn  de  la  comunidad,  de  aquello  que  nos  acomuna,  la  ausencia  de  propiedad,  donde  todo  es  co-­ mĂşn  y,  segĂşn  el  derrotero  hobbesiano,  eso  comĂşn  es  nuestra  capacidad  de  asesinar.  La  soberanĂ­a  se  apro-­ pia,  se  convierte  en  propiedad  y,  como  tal,  en  algo  no  FRP~Q /D FLXGDGDQtD FRPR ÂżFFLyQ QR UHFUHD D OD comunidad,  permite  la  disociaciĂłn  que  derrumba  el  ideal  de  igualdad,  de  tener  algo  en  comĂşn:


SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES 9LQFXOR GH ÂłQR UHODFLyQ´ $Vt GHEH HQWHQGHUVH OD SURKLELFLyQ -­que  Hobbes  considera  irrenunciable  para  el  funcionamiento  de  su  modelo-­  de  cualquier  asociaciĂłn  dentro  del  Estado:  no  sĂłlo  amenazarĂ­a  su  poder  soberano,  sino  que  constituirĂ­a  su  negaciĂłn  lĂłgica,  desde  el  momento  que  la  soberanĂ­a  coinci-­ de  con  la  disociaciĂłn  [‌]  el  Estado  es  la  des-­socializaciĂłn  del  vĂ­nculo  comunitario  [‌]  el  LeviatĂĄn  no  solamente  â€œse  asemeja  a  una  creaciĂłn  a  partir  de  la  nadaâ€?,  sino  que  tambiĂŠn  FUHD OD QDGD 6~EGLWRV GH VHPHMDQWH VREHUDQR VRQ SUHFL-­ samente  aquellos  que  no  tienen  nada  en  comĂşn,  desde  que  todo  ha  sido  dividido  entre  lo  â€œmĂ­oâ€?  y  lo  â€œtuyoâ€?:  una  parti-­ FLyQ HQ OD TXH QDGD VH FRPSDUWH (VSRVLWR

entre  protección  y  obediencia  responde  a  esta  potencia  disol-­ vente:  conservar  a  los  individuos  mediante  la  aniquilación  GH WRGR YtQFXOR HQWUH HOORV (VSRVLWR

En  el  estado  de  naturaleza  Hobbes  busca  explicar  la  FRQIRUPDFLyQ GH OD QDWXUDOH]D KXPDQD 6L ELHQ WDQWR la  razón  como  la  pasión  son  pilares  de  la  naturaleza  humana,  las  pasiones  son  lo  que  motiva  el  movimien-­ to  del  hombre,  es  lo  que  desea  lo  que  hace  moverse  al  hombre,  la  distinción  primaria  entre  bueno  y  malo  se  encuentra  en  la  dicotomía  entre  lo  que  se  desea  y  no  se  desea.  Lo  que  deseo  es  bueno,  lo  que  me  provoca  aversión  es  malo.  Así  es  el  hombre  natural  que  en-­ FXHQWUD FRQWUDSHVR HQ OR HVSHFt¿FDPHQWH KXPDQR GH su  naturaleza:  el  lenguaje  que  posibilita  a  la  razón.  De  estas  dos  partes  propias  del  ser  humano  (pasión  y  ra-­ ]yQ +REEHV YD GHGXFLHQGR OD QHFHVLGDG GH XQ FDP-­ bio  alimentada  sobre  todo  por  dos  pasiones  de  gran  injerencia  en  la  naturaleza  humana,  otra  dicotomía:  HO PLHGR \ OD HVSHUDQ]D (O PLHGR DO LQWHQVL¿FDUVH así  como  la  necesidad  de  mayor  comodidad  posibili-­ tan  salir  del  Estado  de  naturaleza.  Para  el  surgimien-­ to  de  la  sociedad,  se  puso  en  las  aras  de  lo  humano  autocreado,  a  la  comunidad  salvaje  y  asesina,  donde  la  enemistad  es  el  único  lazo  o  el  lazo  propiamente  dicho  y  debe  disolverse  para  asegurar  la  autoconser-­ vación  de  la  especie:

6RFLHGDG QR FRPXQLGDG (O VXMHWR HV VRFLDO (V XQ QR poder  estar  juntos  si  se  pretende  sobrevivir,  si  se  quie-­ UH YLYLU 6HSDUDFLyQ GH OR TXH VH SXHGH PDWDU 'LYL-­ siĂłn  en  cuanto  propiedad,  en  cuanto  discernimiento  de  lo  â€œmĂ­oâ€?,  lo  â€œtuyoâ€?,  es  decir,  de  lo  impropio.  â€œEsa  divisiĂłn,  precisamente,  es  la  que  â€˜inmuniza’  contra  el  riesgo  de  muerte  que  contiene  la  comunidad,  de  acuerdo  con  la  oposiciĂłn  contrastiva  entre  immunitas  y  communitas  que  organiza  todo  el  proyecto  moder-­ QR´ (VSRVLWR 6L HO FRQWUDWR DFRPXQD VHSDUDQGR ¢FyPR HV SRVL-­ ble  que  la  naturaleza  disocie?  El  asunto  estĂĄ  ahĂ­,  en  la  QDWXUDOH]D YHUVXV HO DUWLÂżFLR (Q HO HVWDGR GH QDWXUD-­ leza  el  munus VH UHÂżHUH HQ OD HVWHOD KREEHVLDQD DO dar  la  muerte  y  esperarla  a  cambio.  ComĂşn  es  lo  que  >ÂŤ@ GH KHFKR ÂłFRP~Q´ FDOLÂżFD DKRUD DO HQHPLJR TXH OD DWD-­ no  es  propio,  lo  que  no  es  ni  mĂ­o,  ni  tuyo.  En  todo  ca  y  al  poder  que  la  mantiene  unida  contra  Êl.  Pero  ese  poder  caso  es  de  nadie,  quizĂĄ  de  todos  o  cualquiera  puede  -­que  se  funda  justamente  en  la  imposibilidad  de  suprimir  al  tomarlo,  usarlo,  pero  no  apropiĂĄrselo.  El  munus  como  enemigo-­  puede  mantenerla  unida  sĂłlo  si  la  divide,  esto  es,  don,  lleva  obligatoriedad  de  reciprocidad.  Otra  vez,  lo  OD VXSULPH FRPR FRPXQLGDG $Vt OD FRPXQLGDG GHO VDFULÂżFLR comĂşn,  lo  que  es  de  nadie  o  de  todos,  estĂĄ  en  la  igual-­ VH VXEYLHUWH R LQWHQVLÂżFD HQ HO VDFULÂżFLR GH OD FRPXQLGDG dad  para  otorgar,  donar  la  muerte  â€œeste,  en  suma,  es  /R TXH OD FRPXQLGDG VDFULÂżFD D VX DXWRFRQVHUYDFLyQ QR el  don  que  se  da  porque  se  debe  dar  y  no  se  puede  no   HV RWUD FRVD TXH HOOD PLVPD (OOD VH VDFULÂżFD QR VyOR HQ HO dar  [‌]  es  la  obligaciĂłn  que  se  ha  contraĂ­do  con  el  VDFULÂżFLR GH FDGD XQR GH VXV HQHPLJRV VLQR WDPELpQ HQ HO otro,  y  requiere  una  adecuada  desobligaciĂłnâ€?  (Espo-­ de  cada  uno  de  sus  miembros,  dado  que  cada  uno  de  estos  VLWR HO munus  del  communitas  designa  lo  KDOOD HQ HO IRQGR GH VXV VHU OD ÂżJXUD RULJLQDULD GHO primer  que  iguala,  lo  que  es  comĂşn,  la  capacidad  destructiva  enemigo.  A  este  origen  -­al  miedo  que  provoca-­  responde  el  VDFULÂżFLR UHDFWLYiQGROR LQÂżQLWDPHQWH HQ XQ FtUFXOR GHO TXH de  la  comunidad  y  la  necesidad,  para  asociar/disociar.  D~Q QR KHPRV VDOLGR GHO WRGR (VSRVLWR 5RPSHU OD GLVRFLDFLyQ FRPXQLWDULD GHO HVWDGR GH QD-­ turaleza  para  asociar  disociando  en  el  estado  cĂ­vico,  en  la  sociedad.  Pues  en  â€œcomunidadâ€?  natural  los  in-­ 6L HO PLWR IXQGDFLRQDO GH +REEHV QR RIUHFH LPiJHQHV dividuos  se  acomunan,  se  disocian  en  el  sentido  del  dramĂĄticas,  el  mito  fundacional  freudiano  sobre  el  ori-­ munus  violento: gen  del  lazo  social  las  ofrece  en  abundancia.  De  ahĂ­  que  para  Esposito  la  yuxtaposiciĂłn  de  ambos  mitos  sea  1R VyOR HQWRQFHV QR FRLQFLGH HO FRQWUDWR FRQ HO GRQ QL plausible  y  sobre  todo  productiva.  Porque  si  matar  al  deriva  de  este,  sino  que  es  la  mĂĄs  directa  negaciĂłn  del  don:  igual  no  tiene  implicaciones  en  cuanto  Êl  pudo  hacer  lo  el  paso  del  plano  comunitario  de  la  gratitud  -­que  segĂşn  Hob-­ mismo,  matarme;Íž  asesinar  a  lo  otro  que  me  supera  en  bes,  el  hombre  â€œmodernoâ€?  no  puede  sostener-­  al  de  una  ley  fuerza  y  sĂłlo  es  posible  hacerlo  si  me  comploto  con  los  que  se  ha  sustraĂ­do  a  toda  forma  de  munus.  Una  ley  destruc-­ otros  iguales  a  mĂ­,  en  fuerza  y  posiciĂłn  frente  a  ese  otro  tora  de  ese  cum  al  que  el  munus  estĂĄ  semĂĄnticamente  orien-­ muy  superior,  entonces  es  posible  crear  un  lazo  social,  WDGR HQ OD ÂżJXUD GH OD communitas.  El  intercambio  soberano  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES   I HUGO CÉSAR MORENO HERNà NDEZ

pero  no  en  la  complicidad,  sino  en  la  responsabilidad.  $Vt SDUD (VSRVLWR HV OtFLWR DÂżUPDU TXH Âł/D SROtWLFD nace  signada  por  una  culpa  originaria  que  sĂłlo  puede  reparar  introyectĂĄndola  en  tĂŠrminos  de  renuncia,  en  esa  GLQiPLFD VDFULÂżFLDO \ DXWRVDFULÂżFLDO´ (VSRVLWR 'H DKt OD LPSRUWDQFLD GH +REEHV SXHV WHRUL]D VR-­ EUH HVH DFRQWHFLPLHQWR OD GHVWUXFFLyQ R VDFULÂżFLR GH OD comunidad  mediante  la  soberanĂ­a  inalienable: La  fuerza  de  la  soberanĂ­a  asĂ­  creada  es,  por  lo  tanto,  directa-­ mente  proporcional  a  la  renuncia  a  su  mismo  ejercicio;Íž  este  HV HO UHVXOWDGR ÂżQDO GH XQD OyJLFD VDFULÂżFLDO OOHYDGD D VXV ~O-­ WLPDV FRQVHFXHQFLDV SULPHUR VDFULÂżFLR GHO SDGUH \ GHVSXpV VDFULÂżFLR GH ORV SURSLRV KHUPDQRV DO SDGUH VDFULÂżFDGR 'REOH VDFULÂżFLR VDFULÂżFLR DO FXDGUDGR 6DQJUH SHUR WDPELpQ LQKL-­ biciĂłn.  IntroyecciĂłn  de  la  prohibiciĂłn  en  forma  de  una  au-­ toimposiciĂłn  consciente.  Es  lo  que,  como  hemos  visto,  Hob-­ bes  revela  -­desvela  y  cubre  a  un  tiempo-­  con  la  fĂłrmula  de  la  autorizaciĂłn:  asunciĂłn  en  sĂ­  mismo  de  la  propia  pena  [‌]  OD DXWRUL]DFLyQ GH OD SURSLD SHQD QR HV VLQR OD ÂżJXUD MXUtGLFD GHO DXWRVDFULÂżFLR LQWHULRUL]DGR HQ HO DFWR GH LQFRUSRUDFLyQ GHO padre  muerto.  Los  hermanos  renuncian  voluntariamente  no  sĂłlo  a  las  mujeres  y  el  poder,  sino,  antes  y  en  mayor  medida,  a  VX SURSLD LGHQWLGDG D IDYRU GH XQD LGHQWLÂżFDFLyQ FRQ DOJXLHQ que  ya  no  estĂĄ  mĂĄs,  pero  que  aĂşn  es  capaz  de  atraparlos  en  la  vorĂĄgine  de  su  propio  vacĂ­o.  HaciĂŠndolos  hermanos  en  la  cul-­ SD SLHUGHQ GHÂżQLWLYDPHQWH OD SURSLD VXEMHWLYLGDG SROtWLFD \ VH esfuerzan  por  entregarla  a  lo  que  queda  -­a  los  â€œdespojosâ€?-­  del  DQWLJXR SDGUH (VSRVLWR

El  segundo  sentido  en  que  la  teorĂ­a  de  soberanĂ­a  es  fundamental  no  se  bifurca  del  primero,  o  si  lo  hace,  es  para  seguir  con  el  mismo  proyecto  de  argumentaciĂłn.  El  contrato  hobbesiano  crea  sĂşbditos,  pero  la  soberanĂ­a,  en  su  desarrollo  histĂłrico  y  como  elemento  de  compren-­ siĂłn  de  la  consolidaciĂłn  del  Estado  moderno,  debe  ser  â€œsecularizadaâ€?,  arrancada  al  soberano  visible,  dĂŠspota.  El  cuerpo  lleno  del  dĂŠspota  (lleno  con  los  cuerpecitos  V~EGLWRV GHEH YDFLDUVH SDUD TXH VXUMDQ ORV FXHUSHFLWRV ciudadanos,  el  pueblo  soberano  que  no  sigue,  se  sigue. (QWUH HO PLHGR \ OD SURSLHGDG HQWUH /RFNH \ +RE-­ bes,  estĂĄ  la  desigualdad,  es  decir,  la  soberanĂ­a,  ya  sea  HQ HO *UDQ &XHUSR GHO 6REHUDQR \D VHD HQ ORV FXHUSH-­ citos-­ciudadanos  que  descorporizan  a  la  comunidad  en  HO VRPHWLPLHQWR HQ OD VHUYLGXPEUH \ OD VROHGXPEUH 6L el  adhesivo  que  los  asocia  es  sĂłlo  el  miedo  comĂşn,  el  resultado  no  podrĂĄ  ser  sino  una  servidumbre  comĂşn,  es  decir,  lo  diametralmente  opuesto  a  la  comunidad.  Esta  ~OWLPD HV SUHFLVDPHQWH OR TXH VH VDFULÂżFD HQ HO DOWDU GH la  autoconservaciĂłn  individual: Los  individuos  hobbesianos  pueden  salvar  su  vida  sĂłlo  conde-­ nando  a  muerte  su  bien  comĂşn.  â€œInmunizĂĄndoseâ€?  contra  este. Â

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7RGDV ODV UHIHUHQFLDV D HVH ELHQ /LEHUWDG -XVWLFLD ,JXDOGDG que  escanden  la  obra  rousseauniana,  tienen  a  esta  polÊmica  como  objeto,  pronuncian  esta  condena,  lamentan  esta  ausencia:  la  comunidad  humana  falta  a  sí  misma,  no  hace  sino  delinque-­ re,  en  el  doble  sentido  del  tÊrmino.  Y  sin  embargo  es  aquello  que  mås  nos  hace  falta  desde  el  momento  en  que  nuestra  exis-­ WHQFLD \ HOOD VRQ XQD PLVPD FRVD 1R H[LVWH PiV TXH HQ UHODFLyQ FRQ OD H[LVWHQFLD GH RWURV (VSRVLWR

AsĂ­  pues,  el  Estado,  como  garante  de  la  desigualdad,  GHVDFWLYD HO FRQĂ€LFWR D SDUWLU GHO GHUHFKR FUHD ODV RWUHGDGHV OHJDOL]D HO HQFXHQWUR GH ORV Ă€XMRV OLEHUD-­ dos:  capital-­dinero  y  fuerza  de  trabajo,  estableciendo  un  lazo  social  disociante.  Evita  la  semejanza  pero  lo  hace  en  funciĂłn  de  sobrevivencia,  es  decir,  busca  la  permanencia  del  lanzamiento  de  lo  humano  alejĂĄndo-­ OR GH DTXHOOR FRQVWLWXWLYR GH Vt 3DUD +REEHV \ 5RXV-­ seau  la  cuestiĂłn  se  monta  sobre  una  falta,  sobre  algo  que  debe  ser  eliminado,  y  algo  que  debe  ser  remonta-­ do,  adquirido  o  readquirido,  buscado  y  negado,  con-­ vertido  en  origen  mĂ­tico  y  en  meta  existencial,  colo-­ cado  sobre  la  nada,  un  umbral  y  esto  como  ordenador  de  algĂşn  tipo  de  conducta  polĂ­tica  â€œ[‌]  la  comunidad  HV D OD YH] LPSRVLEOH \ QHFHVDULD 1HFHVDULD H LPSRVL-­ EOH 1R VyOR VH GD VLHPSUH GH XQD PDQHUD LPSHUIHFWD sin  alcanzar  nunca  su  cumplimiento,  sino  que  es  co-­ munidad  tan  solo  de  OD IDOWD HQ HO VHQWLGR HVSHFtÂżFR de  que  aquello  que  nos  acomuna  -­que  nos  constituye  en  cuanto  seres-­en-­comĂşn-­  es  precisamente  esa  falta,  esa  incompletud,  esa  GHXGD´ (VSRVLWR Para  Hobbes  la  bĂşsqueda  polĂ­tica  se  encuentra  en  esa  negaciĂłn  saludable,  en  la  cancelaciĂłn  de  su  consecu-­ ciĂłn  y  en  el  repudio  del  origen.  Esto  es  la  comunidad,  lo  comĂşn,  el  vivir  en  comĂşn,  cargar  con  lo  comĂşn,  establecer  un  lazo  social  que  une,  que  comunica  a  tra-­ vĂŠs  de  lo  comĂşn,  lo  compartido,  la  carga  compartida,  el  munus,  la  promesa  de  cargar  con  lo  exasperante,  incluso  si  no  hay  futuro.  El  lazo  social  de  la  deuda  o  la  deuda  como  munus,  el  don  que  acomuna,  iguala  y  exhala  la  comunidad  a  diferencia  de  la  culpa  como  in-­munus  coagulante  de  lo  social. (Q FXDQWR D /RFNH OD FRPXQLGDG QR HV QL IDOWD QL origen  ni  futuro,  la  comunidad  es  polĂ­tica  y  el  lazo  social  estĂĄ  en  la  soberanĂ­a  de  la  vida  como  propie-­ dad  o  la  propiedad  de  la  vida  con  sus  apropiaciones  materiales  y  el  libre  uso  de  Êstas  en  una  completitud  vital  desde  donde  se  constituye  el  lazo  social.  Como  YLPRV D GLIHUHQFLD GH 5RXVVHDX /RFNH YH HQ OD SUR-­ piedad  (privada  y  privativa,  por  tanto  privatizadora  HQ XQ VHQWLGR GHOHX]LDQR HO RULJHQ GHO OD]R VRFLDO es  decir,  mĂĄs  propiamente  dicho,  del  Estado,  pero  Estado  como  comunidad  polĂ­tica,  la  separaciĂłn  de  lo Â


SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES

comĂşn  para  constituir  una  comunidad:  â€œla  propiedad  es  el  presupuesto,  no  el  resultado,  de  la  organizaciĂłn  VRFLDO´ (VSRVLWR 'H HVWD PDQHUD OR SUR-­ pio  se  convierte  en  motor  de  lo  comĂşn  en  el  lenguaje  GH OD ÂżORVRItD PRGHUQD OLEHUDO 6H QDWXUDOL]D OD SUR-­ piedad  privada  interiorizĂĄndola  (subjetivizandola  con  HO GLVSRVLWLYR HFRQRPtD SROtWLFD FRPR FRQVWLWXWLYD del  sujeto,  pero  del  sujeto  polĂ­tico,  es  decir,  del  ciu-­ dadano,  del  sujeto  de  derechos  polĂ­ticos  para  hacer  inteligible  el  lazo  social  a  partir  de  la  relaciĂłn  propie-­ dad-­impropiedad.  La  sociedad  gira  con  ese  eje:  â€œYa  apuntalada  sĂłlidamente  por  la  pertenencia  del  cuerpo  propio,  la  lĂłgica  propietaria  puede  expandirse  en  on-­ das  cada  vez  mĂĄs  amplias  hasta  cubrir  por  entero  la  H[WHQVLyQ GHO HVSDFLR FRP~Q´ (VSRVLWR La  propiedad,  es  decir,  la  disoluciĂłn  de  lo  comĂşn  im-­ SXOVD OR VRFLDO \ HQ HO OHQJXDMH ORFNHDQR OD FRQVWL-­ tuciĂłn  de  una  comunidad  polĂ­tica.  EntiĂŠndase,  pues,  por  FRPXQLGDG SROtWLFD la  apariciĂłn  de  instituciones  que  permiten  lo  comĂşn  de  lo  propio,  la  comunidad  de  los  propietarios,  la  libertad  de  tener  y  salvaguardar  la  propiedad.  En  un  estado  de  naturaleza  la  propiedad  existe  en  forma  de  extensiĂłn  corporal  a  travĂŠs  del  tra-­ bajo,  pero  no  hay  instituciĂłn  que  proteja  la  propiedad.  %DMR HVWH HQWHQGLGR OD YLGD GHO LQGLYLGXR VH H[WLHQGH hasta  la  propiedad  y  si  Êsta  es  atacada  el  individuo  puede  ejercer  su  derecho  natural  de  autoconservaciĂłn  matando  al  atacante,  que  no  necesariamente  atenta  contra  el  cuerpo  orgĂĄnico,  sino  contra  su  extensiĂłn,  la  propiedad.  Hay  una  confusiĂłn  entre  cuerpo  biĂłti-­ FR \ FXHUSR H[WHQGLGR SURSLHGDG ÂłSRU XQD SDUWH HO VXMHWR GRPLQD OD FRVD HQ HO VHQWLGR HVSHFtÂżFR GH TXH la  pone  bajo  su  dominio.  Pero,  por  la  otra,  la  cosa  do-­ mina  a  su  vez  al  sujeto  en  la  medida  de  que  constituye  el  objetivo  necesario  de  su  tensiĂłn  apropiativaâ€?  (Es-­ SRVLWR 8QD VHSDUDFLyQ HQ OD SURSLHGDG o  una  comuniĂłn  en  la  propiedad.  AhĂ­  estĂĄ  el  juego  ORFNHDQR HQ OD FRPXQLGDG GH SURSLHWDULRV distinta  de  OD FRPXQLGDG GH ORV QR SURSLHWDULRV /RFNH REVHUYD lo  fĂĄctico  de  la  privatizaciĂłn,  es  decir,  la  necesaria  separaciĂłn,  aĂşn  mĂĄs  profunda,  entre  propietarios  y  no  SURSLHWDULRV GHÂżQLHQGR D ORV SULPHURV FRPR comuni-­ dad  y  a  los  segundos  como  amenaza  a  la  vida  de  los  primeros,  pues  la  exterioridad  material  es  parte  vital  del  sujeto  lo  que  implica  la  apariciĂłn  de  lo  polĂ­tico  en  tĂŠrminos  liberales,  pues  â€œla  privacidad  de  la  posesiĂłn  coincide  con  la  privaciĂłn  que  determina  en  quien  no  la  comparte  con  el  legĂ­timo  propietario,  es  decir,  en  toda  la  comunidad  de  los  no-­propietariosâ€?  (Esposito,  /D SURSLHGDG FRPR PHUD H[WHULRULGDG HV decir,  como  materia  tangible  no  opera  una  subjetiva-­

ciĂłn  cabal,  es  necesario  que  se  â€œlibereâ€?  de  lo  obje-­ tivo,  es  decir,  que  se  subjetive,  segĂşn  Esposito:  â€œel  concepto  de  libertad,  en  su  nĂşcleo  germinal  alude  a  un  poder  conector  que  crece  y  se  desarrolla  segĂşn  su  propia  ley  interna,  una  expansiĂłn,  o  un  despliegue,  que  asocia  a  sus  miembros  en  una  dimensiĂłn  com-­ SDUWLGD´ (VSRVLWR HV GHFLU OD OLEHUWDG VH comprende  en  cuanto  acomuna,  libres  y  no  libres.  Li-­ bertad  de  sujeciĂłn,  de  sujetarse  a  los  otros  o  libertad  en  cuanto  sujeciĂłn.  En  forma  nietzscheana  serĂ­a  decir  Vt a  la  libertad  de  ligarse  o  ser  libre  en  cuanto  existe  una  ligaciĂłn  que  me  somete. La  libertad  moderna,  asĂ­  como  la  propiedad  se  des-­ liga  e  introyecta  al  sujeto,  â€œla  libertad  pronto  devendrĂĄ  capacidad  de  actuar  aquello  que  estĂĄ  presupuesto  en  la  posibilidad  del  sujeto  de  ser  Êl  mismo  y  no  otra  cosa.  Libre  albedrĂ­o  como  autoinstauraciĂłn  de  una  subjetivi-­ dad  absolutamente  dueĂąa  de  su  propia  voluntadâ€?  (Es-­ SRVLWR HO VXMHWR HQVLPLVPDGR VH HQYXHOYH \ VH VROLGLÂżFD HQ IRUPD GH HVIHUD HV GHFLU SLHUGH DULV-­ tas,  chispas,  espinas,  lazos  para  conectar  y  someterse  con  otros,  se  somete  a  sĂ­  mismo  tejiendo  relaciones  esfĂŠricas,  es  decir,  donde  la  imagen,  bajo  cualquier  ångulo,  serĂĄ  la  misma.  Donde  los  cĂłdigos  de  libertad  GHVFRGLÂżFDGRV \ D[LRPDWL]DGRV HQ XQD OHJLWLPLGDG legal  incluirĂĄn  excluyendo  mediante  la  garantĂ­a  de  los  GHUHFKRV SROtWLFRV FLXGDGDQRV UHGRQGHDQGR DO VXMH-­ to  libre  (el  sujeto  de  derechos,  pero  tambiĂŠn  el  sujeto  GH LQWHUHVHV SURYRFDQGR XQD FRPXQLGDG SROtWLFD VLQ munus,  es  decir,  una  inmunidad  comunitaria,  una  sepa-­ raciĂłn  a  travĂŠs  de  la  totalidad  estatal,  una  nacionalidad  de  intereses  y  derechos,  una  ciudadanĂ­a,  los  derechos  liberales  del  ciudadano  soberano: En  el  momento  en  que  se  comienza  a  entender  la  libertad  ya  no  como  un  modo  de  ser,  sino  como  un  derecho  a  tener  algo  propio  -­precisamente,  el  pleno  dominio  sobre  sĂ­  en  UHODFLyQ FRQ ORV RWURV VH SHUÂżOD HVD DFHSFLyQ SULYDWLYD R negativa,  que  la  caracterizarĂĄ  de  manera  cada  vez  mĂĄs  ex-­ cluyente.  Cuando  este  proceso  entrĂłpico  se  conjugue  con  las  estrategias  autoconsevativas  de  la  sociedad  moderna,  el  vuelco  y  el  vaciado  de  la  antigua  libertad  comĂşn  en  su  RSXHVWR LQPXQH VHUiQ FRPSOHWRV 6L HO VHJPHQWR PHGLDQR de  este  pasaje  estĂĄ  constituido  por  la  invenciĂłn  del  indivi-­ duo  -­y,  por  tanto,  del  marco  soberano  en  que  este  se  ins-­ cribe-­,  el  lenguaje  que,  con  mucho,  predomina,  es  el  de  la  protecciĂłn  [‌]  la  libertad  moderna  consiste,  en  esencia,  en  el  derecho  de  todo  sĂşbdito  individual  a  ser  defendido  de  los  abusos  que  amenazan  su  autonomĂ­a  y,  mĂĄs  aĂşn,  su  vida  misma.  En  tĂŠrminos  generales,  ella  asegura  al  individuo  contra  las  injerencias  de  los  demĂĄs,  mediante  su  voluntaria  subordinaciĂłn  a  un  orden  mĂĄs  poderoso  que  le  proporciona  XQD JDUDQWtD (VSRVLWR

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AsĂ­  pues,  el  ciudadano  libre  y  soberano  se  inscribe  en  la  falacia  de  la  autodeterminaciĂłn.  La  soberanĂ­a,  DUUDQFDGD SRU OD WHRUtD OLEHUDO DO 6REHUDQR PXWD HQ una  suerte  de  autonomĂ­a  individual  donde  las  insti-­ WXFLRQHV JXEHUQDPHQWDOHV SULQFLSDOPHQWH IXQJHQ como  antĂ­genos  de  la  igualdad  para  consolidarla  en  WpUPLQRV GH GHUHFKRV SRU SURWHJHU *DUDQWtDV LQGL-­ viduales  para  evitar  la  comunidad,  la  carga  comĂşn  y  consolidar  los  intereses  y  derechos  individuales  de  un  sujeto  individual  capaz  de  la  autodeterminaciĂłn  res-­ pecto  a  los  otros  y  al  propio  gobierno.  Por  su  parte,  Êste,  para  permitir  dicha  autodeterminaciĂłn,  puede  -­y  de  hecho  lo  hace-­  cancelar  libertades  con  la  anuencia  del  propio  ciudadano  soberano  quien,  en  un  afĂĄn  por  permanecer  Vt PLVPR se  contraria  y  se  determina  con  los  supuestos  legales  para  aparentar  autodetermina-­ FLyQ 6H SURKtEH DQWHV GH TXH OH SURKtEDQ 3DUD QR “daĂąarseâ€?,  en  primera  instancia,  y  para  no  â€œdaĂąarâ€?,  el  ciudadano  sigue  y  obedece  la  limitaciĂłn  de  liber-­ tades  para  ser  â€œlibreâ€?.  Es  decir,  hay  un  doble  amarre,  desde  la  ley,  con  su  fuerza  de  ley,  como  exterior  y  su  interiorizaciĂłn,  la  fuerza  de  ley  inscrita  en  el  sujeto.  La  escrita,  sin  lectura,  y  la  inscrita,  sin  imagen,  pero  VHQVLEOH 6H OLPLWD OD OLEHUWDG SDUD DFFHGHU D HOOD El  contractualismo  en  clave  liberal  disecciona  el  cuer-­ po  soberano  y  transmite  la  soberanĂ­a  a  los  åtomos  del  cuerpo  para  hacerla  mĂĄs  efectiva  en  cuanto  a  los  ejercicios  del  poder,  el  orden  sobre  todo,  y  la  seguridad  como  prin-­ FLSLR GH OD FRPXQLGDG SROtWLFD 6H VHSDUD SDUD SUHVHUYDU para  evitar  el  mal,  la  enfermedad  comunitaria  que  afecta  al  cuerpo  soberano.  Al  pasar  la  soberanĂ­a  a  cada  uno  de  ORV FRQVWLWX\HQWHV YiOLGRV HO 6REHUDQR TXHGD GLVXHOWR \ HO JRELHUQR WRPD VX IXHU]D GH OH\ GH ODV QHFHVLGDGHV individuales  de  cada  ciudadano  que  es  tanto  elemento  po-­ lĂ­tico  como  econĂłmico.  Es  en  la  dimensiĂłn  econĂłmica  que  se  comprende  la  necesidad  del  ciudadano  soberano  HVWR VLHPSUH VHUi XQD WDXWRORJtD SXHV pVWH VLHPSUH HV sujeto  de  derechos  y  de  intereses,  es  decir,  agente  polĂ­tico  y  econĂłmico  desde  la  visiĂłn  liberal. La  soberanĂ­a  se  desparrama,  empapa  a  los  indivi-­ duos  y  los  convierte,  en  la  misma  operaciĂłn,  en  pĂş-­ EOLFRV \ SULYDGRV VXMHWRV GH GHUHFKRV H LQWHUHVHV los  transforma  de  sĂşbditos  obedientes  en  obedientes  ciudadanos.  La  operaciĂłn  estĂĄ  en  que  el  sĂşbdito,  liga-­ do  al  soberano,  obedece  porque  Êste  estĂĄ  conformado  por  Êl,  es  Êl.  El  ciudadano  es  sĂ­  mismo,  es  soberano,  QR HO 6REHUDQR 'H HVWH PRGR VH OLPLWD OD OLEHUWDG para  esclavizarse  en  sĂ­  mismo:

ción  de  las  condiciones  en  que  esta  resulta  efectivamente  posible,  el  liberalismo  termina  por  entrar  en  contradicción  con  sus  propias  premisas.  Dado  que  debe  construir  el  cauce  para  la  canalización  controlada  de  la  libertad  en  una  direc-­ ción  no  perjudicial  para  el  conjunto  de  la  sociedad,  corre  el  ULHVJR GH GHVWUXLU DTXHOOR TXH PDQL¿HVWDPHQWH GHVHD FUHDU (VSRVLWR

Esta  contradicciĂłn  estalla  en  la  forma  oxĂ­moron  de-­ yectada  por  los  sistemas  de  gobierno  de  la  democracia  liberal,  donde  libertad  e  igualdad  se  conjugan  en  tal  formas  que  los  ciudadanos  son  igualmente  libres  pero  sin  lazos  en  comĂşn,  sin  compartir  mĂĄs  que  espacio  y  libertad  para  realizar  sus  intereses,  y  es  el  miedo  a  no  poder  cumplirlos  lo  que  les  arrastra  a  someterse  a  la  forma  de  gobierno  que  los  libera  e  iguala,  pues  â€œen  el  momento  en  que  -­temerosos  de  no  saber  defender  los  intereses  particulares  que  de  modo  excluyente  lo  mueven-­  el  individuo  democrĂĄtico  termina  por  ponerse  â€˜en  manos  del  primer  amo  que  se  presente’,  estĂĄ  ini-­ ciando  el  itinerario  que,  no  mucho  despuĂŠs,  llevarĂĄ  a  la  biopolĂ­tica  a  acercarse  a  su  opuesto  tanatopolĂ­tico:  el  rebaĂąo,  oportunamente  domesticado,  ya  estĂĄ  prepara-­ do  para  reconocer  a  su  voluntarioso  pastorâ€?  (Esposito,  (Q HO VXSXHVWR GH OD UHSUHVHQWDFLyQ SROtWL-­ ca,  la  falacia  de  la  soberanĂ­a  en  cada  ciudadano  como  autodeterminaciĂłn  se  desbanda  y  retorna  a  una  forma  soberana  sin  nombre  de  rey,  sĂłlo  con  forma  de  Estado  y  acta  patriĂłtica.  La  soberanĂ­a  transferida  al  pueblo-­ comunidad  forma  ciudadanĂ­a.  Esto  permite  postular  la  llamada  autodeterminaciĂłn  de  los  pueblos.  Preci-­ samente  la  pared  donde  esto  se  estrella  es  el  ejercicio  de  la  soberanĂ­a  y  la  manera  en  cĂłmo  los  ciudadanos,  domesticados  y  animalizados  como  ovejas,  se  despren-­ den  de  la  soberanĂ­a.  Este  es  un  proceso  de  fagocitosis  institucional  cuyo  principal  nutriente  es  la  soberanĂ­a  ciudadana.  Por  un  lado  los  ciudadanos  la  ofrecen  con  gusto,  por  el  otro  el  Estado  la  extrae. 9,2/(1&,$ < /Ă‹0,7(6 '( /2 62&,$/

El  derecho  como  dispositivo,  instituciĂłn,  sin  rey,  funciona  sobre  los  sujetos  esfĂŠricos,  imposibilitados  SDUD YHQJDUVH \ WDPELpQ VLQ YtFWLPD TXH VDFULÂżFDU quedando  como  holocausto  la  mismidad.  â€œLa  vĂ­ctima  VDFULÂżFLDO KD GH DWUDHU VREUH Vt OD YLROHQFLD GLULJLGD HQ un  principio  al  conjunto  de  la  comunidad  de  forma  tal  que  se  desvĂ­e  su  curso  natural;Íž  esto  es,  de  modo  que  la  situaciĂłn  de  quien  padece  la  violencia  quede  separada  de  la  de  todos  aquellos  que  la  provocanâ€?  (Esposito,  <D VLQ VDFULÂżFLR R VLQ YtFWLPDV SDUD HO VD-­ En  la  medida  que  no  puede  limitarse  a  la  simple  enunciaciĂłn  FULÂżFLR HO VXMHWR GH HOHFFLRQHV LQGLYLGXDOHV VH VDFUL-­ del  imperativo  de  la  libertad,  sino  que  implica  la  organiza-­ ÂżFD D Vt PLVPR SHUR VLQ HVSHFWiFXOR VLQ ULWXDO /R

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES

hace  en  el  divĂĄn  o  en  la  angustia,  la  frĂ­a  melancolĂ­a  de  la  soledad  frente  a  la  elecciĂłn  individual  (racional,  FDOFXODQWH HQ HO XQLYHUVR GH SRVLELOLGDGHV ÂłLQWHUH-­ santesâ€?,  tanto  en  el  juego  de  una  oferta  que  despierte  interĂŠs,  como  en  el  juego  de  los  intereses  particulares,  GHÂżQLGRV DQWH OD GLVWLQFLyQ GH OR DSURSLDGR HQ HO MXH-­ JR GHO FRVWR \ EHQHÂżFLR AsĂ­  como  pasa  con  el  trabajo  y  la  propiedad,  con  la  teorĂ­a  polĂ­tica  del  ciudadano  como  soberano  o  con  el  principio  de  la  soberanĂ­a  inalienable  al  pueblo  y  al  ciudadano,  es  posible  subjetivar  el  contrato  social,  interiorizarlo.  Con  el  derecho,  la  expropiaciĂłn  de  la  venganza  con  su  recubrimiento  de  racionalidad  ins-­ trumental  caracterizada  por  Weber  estĂĄ,  por  una  parte,  alejada  del  sujeto,  pero  por  la  otra,  como  operaciĂłn  de  interiorizaciĂłn  de  la  soberanĂ­a  (en  clave  de  autodeter-­ PLQDFLyQ VH HQFXHQWUD LQFUXVWDGD HQ HO LQWHULRU GHO VXMHWR (O VXMHWR VH FRQYLHUWH HQ OD YtFWLPD VDFULÂżFLDO en  la  forma  cristiana,  como  el  pecador  que  debe  ser  salvado,  en  la  forma  del  sujeto  de  derecho,  como  la  imposibilidad  de  llevarla  a  cabo,  tragĂĄndosela,  ha-­ ciĂŠndose  la  guerra  interna,  y  como  sujeto  de  interĂŠs  DUWtÂżFH VREHUDQR GH WDO H[SURSLDFLyQ (V XQ PRYL-­ PLHQWR LQPXQLWDULR GRQGH FRQ HO ÂżQ GH QR VHU YtFWL-­ PD QL VDFULÂżFLDO QL FULPLQDO VH OLPLWD VH UHWURWUDH VH interioriza.  Es  decir,  con  la  forma  de  sujeto  de  interĂŠs  se  logra  observar  parte  del  proceso  de  subjetivaciĂłn  de  la  relaciĂłn  polĂ­tica  moderna  como  elecciĂłn  racio-­ nal,  como  cĂĄlculo  racional,  elecciones  individuales  a  la  vez  irreductibles  e  intrasmisibles,  soberanas. 6DOYDU OR KXPDQR GH Vt VDOYDUOR GH OD FRPXQLGDG de  la  indiscernibilidad  del  estar  en  comĂşn,  de  la  indi-­ ferencialidad,  de  la  salvaje  uniĂłn  de  cargar  lo  impro-­ pio,  de  enlazar  lo  indiferente  â€œ[‌]  si  la  comunidad  logrĂł  salvarse  de  la  deriva  a  la  que  su  propia  violencia  continuamente  la  expone,  es  porque  ya  desde  su  ini-­ cio  puso  en  funcionamiento  un  dispositivo  inmunita-­ rio  capaz  de  atenuar  sus  efectos  devastadores.  Esto  equivale  no  a  suprimir  la  violencia  -­en  ese  caso,  se  extinguirĂ­a  la  comunidad,  inseparable  de  ella-­  sino  a  asumirla  en  formas  y  dosis  no  letalesâ€?  (Esposito,  (O FXHUSR LQGLVWLQJXLEOH GH VX HQWRUQR QR es  cuerpo  social,  quizĂĄ  es  vida  humana  sin  potencia  VRFLDO 3DUD 6(5 VRFLDO GHEH HQFDGHQDUVH FRQ VHSD-­ raciones  curativas,  vacunarse,  hacerse  inmune  a  su  relaciĂłn  coagulante  disolviĂŠndola,  uniĂŠndose  segĂşn  la  diferencia,  limitando  su  unidad,  tajos  y  mĂĄs  tajos,  heridas  en  lo  profundo  de  una  amalgama  insociable.

FD GHÂżQLGD SRU OD VHSDUDFLyQ HQWUH ORV ELHQHV GH FDGD XQR GH HOORV 3HUR HO HVWDEOHFLPLHQWR GH OR SURSLR PDUFD HO ÂżQ de  lo  comĂşn.  A  partir  de  entonces,  la  historia  del  hombre  se  desenvuelve  en  la  dialĂŠctica  irresuelta  entre  los  dos  polos  contrapuestos  de  caos  y  orden,  identidad  y  diferencia,  co-­ munidad  e  inmunidad:  cada  vez  que  prevalece  la  â€œlibertad  SRSXODU´ HQ OD 5RPD UHSXEOLFDQD FRPR HQ OD (XURSD PR-­ derna-­  regresan  algunos  rasgos  de  la  comunidad  extralegal,  con  todas  las  potencialidades,  pero  tambiĂŠn  los  riesgos,  in-­ cluidos  en  ella.  De  allĂ­  la  necesidad  de  un  freno  -­religioso,  jurĂ­dico,  social-­  capaz  de  contener  con  un  impulso  inmu-­ nizante  en  contra  del  impulso  disolutivo  de  la  communitas  (VSRVLWR

+REEHV DÂżUPD TXH OR OHJDO H LOHJDO DSDUHFH HQ HO PR-­ mento  en  que  hay  sociedad,  es  decir,  cuerpo  polĂ­tico.  (VSDGD \ EiFXOR XQLGRV FRQ HO ÂżQ GH SRVLELOLWDU ODV relaciones  sociales  integradas  en  la  supervivencia,  en  la  protecciĂłn  de  la  vida  individual  disociĂĄndola.  El  derecho  es  el  elemento  que  inmuniza  a  lo  humano  contra  la  comunidad  y  permite  establecer  lazo  social,  limitando  lo  comĂşn,  permitiendo  lo  propio  â€œ[‌]  el  derecho  se  relaciona  con  la  comunidad  por  su  rever-­ VR SDUD PDQWHQHUOD FRQ YLGD OD DUUDQFD GH VX VLJQLÂż-­ cado  mĂĄs  intenso.  ProtegiĂŠndola  del  riesgo  de  la  ex-­ propiaciĂłn  -­que  ella  lleva  en  su  interior  como  su  vocaciĂłn  mĂĄs  intrĂ­nseca-­,  la  vacĂ­a  de  su  nĂşcleo  de  VHQWLGR 6H SRGUtD GHFLU TXH HO GHUHFKR FRQVHUYD OD comunidad  mediante  su  destituciĂłn  [‌]  esforzĂĄndo-­ se  por  hacerla  mĂĄs  propia,  el  derecho  la  hace  necesa-­ ULDPHQWH PHQRV FRP~Q´ (VSRVLWR OD KDFH cuerpo  y  para  hacerlo  necesita  de  anticuerpos  (antĂ­ge-­ nos  capaces  de  evitar  la  indiferencia  de  los  cuerpeci-­ WRV ORV RUJDQL]D D ÂżQ GH HYLWDU OD HQIHUPHGDG HO PDO que  estĂĄ  dentro  y  se  convierte  en  afuera  cuando  lo  social  es  realizado  â€œpartiendoâ€?,  desligando  con  un  lazo  social  amparado  por  la  ley,  con  la  fuerza  de  lo  impropio,  con  el  lazo  de  nada  en  comĂşn,  pues  â€œsĂłlo  hay  derecho  de  la  parte;Íž  nunca  del  todo:  el  todo,  como  tambiĂŠn  la  nada,  pertenece  a  la  justiciaâ€?  (Esposito,  6L DVXPLPRV XQ OD]R FRQVWLWXLGR D WUDYpV de  la  deuda,  de  una  mismidad  que  se  hace  indiscerni-­ ble  de  su  otredad  a  partir  de  la  promesa  de  pagar  la  deuda  y  Êsta  se  encuentra  siempre  en  condiciones  de  ser  pagada,  la  comunicaciĂłn  de  las  otredades  se  da  por  hecho  en  la  relaciĂłn  de  la  carga,  pues  tanto  deu-­ dor  como  acreedor  se  convierten  indiscernibles  uno  del  otro  a  travĂŠs  de  dicha  deuda.  AdemĂĄs,  si  la  deuda  como  lazo  soporta  la  diferencia  a  travĂŠs  de  su  lejanĂ­a  respecto  a  ambos  sujetos,  es  decir,  es  exterior,  objeti-­ 6yOR FXDQGR ORV KRPEUHV VH LQPXQL]DQ GHO FRQWDJLR GH XQD va,  las  otredades  se  sujetan  por  la  comuniĂłn  del  don,  relaciĂłn  sin  lĂ­mites,  pueden  dar  vida  a  una  sociedad  polĂ­ti-­ del  deber,  del  deberse  y  entrometerse  desubjetivando  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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la  relaciĂłn.  La  sustancia  del  lazo  es  la  de  sujeciĂłn,  se  sujetan  al  otro,  se  deben,  pero  no  se  poseen,  no  son  propios,  no  se  limitan,  sino  que  se  ilimitan  en  la  pro-­ piedad.  La  deuda  desactiva  el  contrato  de  compra-­ venta  con  el  deber  de  pagar,  de  saldar  la  deuda,  de  LOLPLWDUOD QR HQ OD LQÂżQLWXG GH OD GHXGD VL QR HQ OD ilimitud  de  la  relaciĂłn,  de  la  comuniĂłn,  en  el  mutuo  deberse,  en  el  sujetarse  mediante  sometimiento,  no  FRPR SRVHVLyQ VLQR FRPR OLEUH Ă€XLU GH IXHU]DV UHOD-­ FLyQ GH IXHU]DV Âł1R HV XQD SRVHVLyQ VLQR SRU HO FRQ-­ trario,  una  deuda,  una  prenda,  un  don-­a-­darâ€?  (Esposi-­ WR DEULUVH R OR DELHUWR OR KHULGR VLQ premura  de  sutura,  sino  comunicaciĂłn  de  la  herida,  lo  abierto  y  supurante.  Herido  no  como  violencia  de  lo  uno,  sino  violenta  relaciĂłn  con  lo  otro  ilimitado,  sin  fronteras,  sin  piel,  carne  viva.  El  sujeto  abierto  al  su-­ jeto,  donĂĄndose.  â€œY  es  por  ende  lo  que  va  a  determi-­ nar,  lo  que  estĂĄ  por  convertirse,  lo  que  virtualmente  \D HV XQD IDOWD´ (VSRVLWR HO OD]R XQH OR IDOWDQWH OD RWUHGDG DEUH KLHUH Ă€X\H \ GHMD FRQHFWDU Ă€XMRV PLOHV GH Ă€XMRV Ă€XMRV YLYRV \ PXHUWRV Ă€XMRV TXH GDQ YLGD \ GDQ PXHUWH HO VXMHWR H[SORWD HQ Ă€XMRV conectivos  y  suturan  la  falta  con  la  herida,  el  sujeto  se  crea  en  la  apertura,  en  la  herida,  en  la  falta  como  he-­ rida,  en  la  falta  de  un  pedazo  que  no  es  y  dona  al  otro  SDUD FRQVWLWXLU XQ OD]R FRQHFWLYR GH ORV Ă€XMRV RUJDQL-­ zados  en  la  desorientaciĂłn  del  ir  y  venir,  del  deber:  â€œUn  â€˜deber’  une  a  los  sujetos  de  la  comunidad  -­en  el  sentido  de  â€˜te  debo  algo’,  pero  no  â€˜me  debes  algo’-­,  que  hace  que  no  sean  enteramente  dueĂąos  de  sĂ­  mis-­ PRV´ (VSRVLWR OD HVIHUD ELROyJLFD VH HV-­ WUHOOD \ VX OXPLQLVFHQFLD HV HO Ă€XLU GH OD GHXGD GHO WH debo,  del  nos  debemos,  nos  unimos  en  lo  comĂşn  de  la  deuda,  en  el  nada  es  propio,  nada  es  tuyo,  nada  es  mĂ­o,  nada  es  de  todos,  todos  somos  la  nada  y  nos  so-­ SRUWDPRV HQ ODV UHGHV GH Ă€XMRV FRQHFWDGRV GRQDQGR conectividad,  donando  lazos,  multiplicidad,  explo-­ siĂłn.  â€œEn  tĂŠrminos  mĂĄs  precisos,  les  expropia,  en  par-­ te  o  enteramente,  su  propiedad  inicial,  su  propiedad  mĂĄs  propia,  es  decir,  su  subjetividadâ€?  (Esposito,  ([WHULRULGDG PiV TXH REMHWLYLGDG /RV sujetos  comunes  o  en  comĂşn  se  unen  en  la  compleji-­ dad  del  lazo  explosivo  de  la  deuda,  se  sujetan  con  la  otredad  de  manera  inmediata,  sin  la  mediatizaciĂłn  del  \R GH OR SURSLR GH OR PtR 1R HO <2 DEVROXWL]DQWH colonizador  del  interior,  sino  la  colonizaciĂłn  del  otro,  la  sujeciĂłn  del  otro  en  el  otro  en  un  lazo  horizontal  siempre  en  tensiĂłn,  siempre  con  la  tentaciĂłn  de  la  YHUWLFDOLGDG 5HODFLyQ GH IXHU]DV TXH KDFHQ FXHUSR D la  postre,  pero  no  en  la  sujeciĂłn,  no  necesariamente  en  la  comunidad.  El  sujeto  no  se  sujeta  al  otro  haciĂŠn-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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dolo  propio  o  apropiĂĄndose  de  sĂ­  mismo,  sino  dejĂĄn-­ dose  insertar,  atrapar,  enlazar.  Porque  â€œno  es  lo  pro-­ pio,  sino  lo  impropio  -­o,  mĂĄs  drĂĄsticamente,  lo  otro-­  lo  que  caracteriza  a  lo  comĂşn.  Un  vaciamiento,  parcial  o  integral,  de  la  propiedad  en  su  contrario.  Una  desa-­ propiaciĂłn  que  inviste  y  descentra  al  sujeto  propieta-­ rio,  y  lo  fuerza  a  salir  de  sĂ­  mismo.  A  alterarseâ€?  (Espo-­ VLWR D GHVHQWUDxDUVH GHVHQPDUDxDUVH GH OD esfera  biolĂłgica  funcionalmente  clausurada,  estructu-­ ralmente  acoplada  a  las  otredades  distinguidas  de  sĂ­.  Es  una  implicaciĂłn  en  la  explosiĂłn.  Hay  un  sujeto  de  la  deuda  o  en  la  deuda  que  se  debe  y  se  dona  y  al  ha-­ cerlo  se  descompone  en  sus  fuerzas,  en  sus  sustancias  para  confundirse  con  el  otro,  hacerse  el  otro  de  sĂ­  mis-­ PR \ FRQÂżJXUDU HO OD]R FRQ OD RWUHGDG \D LPSOLFDGR HQ HO YDFtR GH VX VXEMHWLYLGDG 6H DEUH \ VH HQIUHQWD para  enlazarse.  La  deuda  se  paga  con  el  dolor  y  el  SODFHU XQLÂżFDGRV HQ HO GHEHU 0H GXHOH \ WH OR GHER WH GXHOH \ WH OR GHER Âł1R HQFXHQWUDQ VLQR HVH YDFtR esa  distancia  que  los  hace  ausentes  de  sĂ­  mismos:  â€˜do-­ nantes  a’,  en  tanto  ellos  mismos  â€˜donados  por’  un  cir-­ cuito  de  donaciĂłn  recĂ­proca  cuya  peculiaridad  reside  justamente  en  su  oblicuidad  respecto  de  la  frontalidad  de  la  relaciĂłn  sujeto-­objeto,  y  por  comparaciĂłn  con  la  plenitud  ontolĂłgica  de  la  personaâ€?  (Esposito,  2007:  HV GHFLU OD DXVHQFLD GH XQ \R TXH SHUPLWH OD DOWH-­ ridad  como  constituyente  de  un  lazo  que  comunica,  no  que  personaliza  en  el  sentido  de  organizar  la  dis-­ tancia,  sino  que  de  la  distancia  con  el  yo  subjetivo,  el  sujeto  se  crea  no  a  partir  de  sĂ­,  ni  de  una  deuda  hacia  sĂ­,  ni  de  un  deber  para  sĂ­,  sino  a  partir  de  ese  desdo-­ EODUVH GH Vt \ GLULJLU VXV Ă€XMRV VXV KHULGDV D OD LQVD-­ nidad  de  la  apertura  del  otro,  igualmente  abierto  que  OR UHFLEH HQWUH ORV Ă€XLGRV YLVFRVRV GHO OD]R FRP~Q para  activar  las  enfermedades  de  la  colectividad,  la  enfermedad  de  la  impropiedad,  de  la  violencia  de  la  deuda,  pues  deber  es  violentarse  directamente  con  el  otro,  un  lazo  colectivo  sangrante  y  enfermo.  â€œNo  su-­ jetos.  O  sujetos  de  su  propia  ausencia,  de  la  ausencia  GH SURSLR´ (VSRVLWR OLJDGRV D VX DXVHQ-­ cia,  ligados  a  su  apertura  y  por  su  apertura,  suturando  ODV KHULGDV FRQ ORV PDWHULDOHV DMHQRV FRQ ORV Ă€XMRV ajenos,  agenciĂĄndose  al  otro  a  partir  de  la  deuda:  es  decir,  pura  apertura,  navajazos,  la  violencia  primige-­ nia  activando  el  lazo  social,  a  travĂŠs  de  la  dominaciĂłn  del  agenciante  y  el  agenciado,  de  los  materiales  im-­ plicados  por  el  enfrentamiento,  la  lucha,  la  domina-­ FLyQ Âł6XMHWRV ÂżQLWRV UHFRUWDGRV SRU XQ OtPLWH TXH no  puede  interiorizarse  porque  constituye  precisa-­ PHQWH VX ÂľDIXHUDϫ (VSRVLWR VXMHWDGRV DO otro,  al  afuera,  pero  a  ese  otro  inmediato,  no  mediati-­


SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES

]DGR SRU OD VDQLWL]DFLyQ GHO VDFULÂżFLR QR GLIHULGRV por  el  derecho  o  la  religiĂłn,  unidos,  no  separados,  delimitados  por  los  contornos  de  la  otredad,  al  mismo  WLHPSR LOLPLWDGRV SRU OD LQWHQVD UHODFLyQ GH ORV Ă€XMRV entre  agenciamientos  y  donaciones,  entre  heridas  y  suturas,  relaciĂłn  directa  con  el  otro,  con  la  deuda  en  el  otro.  Alteridad,  alteraciĂłn  de  la  esfera  biolĂłgica,  esa  entidad  animal  sujeta  a  su  instinto  vital,  a  su  po-­ breza  de  mundo,  para  enriquecerse  creando  mundo  FRQ HO OLEUH Ă€XLU VRPHWLGR D OD RWUHGDG 6XMHWR SRU VX-­ jeciĂłn:  â€œPor  ello  la  comunidad  no  puede  pensarse  como  un  cuerpo,  una  corporaciĂłn,  una  fusiĂłn  de  indi-­ viduos  que  dĂŠ  como  resultado  un  individuo  mĂĄs  gran-­ GH´ (VSRVLWR QR HV XQ RUJDQLVPR IXQFLR-­ nalmente  diferenciado,  no  hay  superior  o  inferior,  cĂŠlula  o  cerebro,  soldado  o  rey,  sĂşbdito  o  soberano,  existe  deuda,  deber,  lazo  viscoso,  carne  viva,  pero  no  pura  carne  o  carne  pura.  La  comunidad  es  la  masa  amorfa  de  la  vitalidad,  no  la  masa  coherente  de  lo  bio-­ lĂłgico.  Es  vida  y  como  tal  es  explosiva,  vive  y  muere,  muere  y  vive  sin  la  salud  de  las  clĂ­nicas,  sino  con  la  VDOXG GH OD LPSOLFDFLyQ GH ORV Ă€XMRV TXH VH HQIHUPDQ y  se  curan  en  la  relaciĂłn.  La  comunidad,  metaforizada  con  el  miedo  del  estado  de  guerra  es  peligro  para  el  sujeto  en  cuanto  a  Êste  se  le  supone  exclusivamente  subjetivo,  pues  lo  comĂşn  es  abierto,  asistemĂĄtico  a  pesar  de  sus  relaciones  a  veces  coherentes  o  simple-­ mente  coherentes  por  los  constreĂąimientos  de  la  ra-­ zĂłn  subjetiva.  Y  como  no  es  cuerpo  no  puede  operar  inmunizaciones  contra  el  exterior,  contra  su  entorno,  pues  el  sujeto  en  comunidad  no  es  entorno,  no  es  lĂ­mi-­ te,  es  la  comunidad,  es  la  comunicaciĂłn,  pues  es  pura  exterioridad.  El  sujeto  abierto  es  explosiĂłn  que  abre  a  ORV RWURV 6XV HVTXLUODV KLHUHQ \ VRQ Ă€XMRV FRQHFWLYRV por  eso  no  es  cuerpo.  Acaso  es  carne  viva,  tampoco  es  masa,  acaso  manada.  â€œPero  no  debe  entenderse  tam-­ poco  como  el  recĂ­proco  â€˜agradecimiento’  intersubjeti-­ YR HQ HO TXH HOORV VH UHĂ€HMDQ FRQÂżUPDQGR VX LGHQWL-­ dad  inicial;Íž  un  lazo  colectivo  que  llega  en  cierto  momento  a  conectar  a  individuos  previamente  sepa-­ UDGRV´ (VSRVLWR SXHV QR HV RUJDQLFLGDG no  es  sistema,  no  es  el  juego  de  exclusiĂłn-­inclusiĂłn,  sino  la  informe  unidad  de  lo  separado  como  apertura  D OR RWUR TXH QR HV 1R KD\ UHODFLyQ VHPiQWLFD FRQ-­ ceptual  directa  entre  identidad  y  comunidad,  sino  una  distancia  profunda,  pues  lo  comĂşn  conecta  diferen-­ FLDV Ă€XMRV GLIHUHQFLDGRV FRPSOHMLGDGHV DQWHV LQFR-­ municadas,  inmunizadas  con  respecto  a  lo  otro  aleja-­ do.  Identidad  es  separar  lo  idĂŠntico  en  el  envoltorio  de  la  subjetividad.  Comunidad  es  acercar  lo  diferente  a  partir  de  esa  diferencia  abierta  para  ser  infectada  por Â

la  enfermedad  de  lo  ilimitado,  como  la  vida,  que  es  explosiva  e  limitada  y  ese  carĂĄcter  se  convulsiona  en  sus  violencias.  â€œLa  comunidad  no  es  un  modo  de  ser  -­ni,  menos  aĂşn,  de  â€˜hacer’-­  del  sujeto  individualâ€?  (Es-­ SRVLWR QR HV HO FDUiFWHU SHUVRQDOL]DGR GH una  cultura  inserto  en  las  capacidades  o  incapacida-­ des  de  un  sujeto  envuelto  en  sĂ­  mismo.  Al  contrario,  la  apertura  de  un  sujeto  que  deja  de  ser  sĂ­  mismo  para  ser  con  el  otro,  a  partir  del  otro,  para  comunicarse  como  sujeto  sin  mediaciones  de  medios  de  comunica-­ ciĂłn,  sino  creando  estos  medios  de  comunicaciĂłn  FRPR XQ OLEUH Ă€XLU GH VX QR VHU HV GHFLU GH VX H[WH-­ rior,  de  su  apertura.   Este  sujeto  en  comunidad  es  â€œsu  exposiciĂłn  a  lo  que  interrumpe  su  clausura  y  lo  vuel-­ ca  hacia  el  exterior,  un  vĂŠrtigo,  una  sĂ­ncopa,  un  espas-­ PR HQ OD FRQWLQXLGDG GHO VXMHWR´ (VSRVLWR OD H[SORVLyQ GH ORV Ă€XMRV LQTXLHWRV HQ OD HVIHUD ELROy-­ gica,  mĂĄs  allĂĄ  del  instinto  gregario,  un  mĂĄs  acĂĄ  al  su-­ jeto  encarcelado  en  su  no  ser  sujeto.  Pensemos,  si  es  posible,  en  algo  previo  al  sujeto,  esa  esfera  biolĂłgica.  6yOR FXDQGR VH DEUH YLROHQWDPHQWH FXDQGR H[SORWD \ concibe  deudas  con  otros,  es  posible  la  comunidad,  pero  no  el  cuerpo  social.  Pues  la  idea  de  cuerpo  social  supone  la  relaciĂłn  de  clausuras,  es  decir,  de  indivi-­ duos  que  entonces  pueden  ser  tratados  mĂŠdicamente.  En  la  comunidad  la  deuda  se  paga  con  el  tratamiento  de  la  magia,  de  lo  que  excede  al  sujeto,  de  su  afuera,  no  de  su  adentro  y  en  el  pago  estĂĄ  la  posibilidad  de  seguir  agenciando  deuda,  deber. La  comunidad  no  permite  hacer  cuerpo.  Evita  lo  social  o  la  sociedad.  La  socialidad,  esa  fuerza  interna  del  sujeto,  para  posibilitar  la  sociedad  o  el  cuerpo  so-­ cial,  debe  ser  desactivada,  inmunizada,  es  decir,  hacer  inmune  a  la  comunidad  para  desarticularla,  para  per-­ mitir  lo  propio,  la  propiedad,  la  separaciĂłn  funcional  GHO RUJDQLVPR VRFLDO 6H QHFHVLWD OD OH\ HO GHUHFKR el  legislador  y  el  ejecutor  de  las  leyes,  el  cuerpo  so-­ berano,  el  cuerpo  formado  por  los  cuerpecitos  subje-­ tivados,  â€œ[‌]  la  sociedad  jurĂ­dicamente  regulada  es  XQLÂżFDGD SRU HO SULQFLSLR GH FRP~Q VHSDUDFLyQ VyOR es  comĂşn  la  reivindicaciĂłn  de  lo  individual,  asĂ­  como  la  salvaguarda  de  lo  que  es  privado  constituye  el  ob-­ MHWR GHO GHUHFKR S~EOLFR´ (VSRVLWR &HUUDU las  heridas  donde  la  infecciĂłn  comunitaria  se  encona.  (YLWDU OD FRQHFWLYLGDG GH ORV Ă€XLGRV HPSDTXHWDUORV subjetivarlos,  evitar  la  explosiĂłn  y  averiar  la  deuda  convirtiĂŠndola  en  culpa,  es  decir,  en  subjetivaciĂłn  de  OD GHXGD 1R HV XQ UHJUHVR D OD HVIHUD ELROyJLFD VLQR la  â€œevoluciĂłnâ€?  del  sujeto  esfĂŠrico.  Lo  comĂşn  es  vio-­ lento  y  una  amenaza  para  la  vida  de  la  sociedad.  Es  HO HVWDGR GH JXHUUD KREEHVLDQR LQFOXVR HO GH /RFNH METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES   I HUGO CÉSAR MORENO HERNà NDEZ

FXDQGR OD SURSLHGDG HV DPHQD]DGD Âł6H SRGUtD GHFLU que  para  garantizar  la  vida  comĂşn  el  derecho  se  ve  obligado  a  introducir  dentro  de  ella  algo  que  la  retiene  mĂĄs  acĂĄ  de  sĂ­  misma.  A  hacerla  menos  comĂşn  o  no  comĂşn:  precisamente  inmune.  Pero  al  inmunizarla  de  OD FRPXQLGDG HO GHUHFKR WHUPLQD SRU VDFULÂżFDU OD LQ-­ tensidad  de  la  vida  a  la  necesidad  de  su  preservaciĂłnâ€?  (VSRVLWR /D YLGD GHVERUGDGD H[SORVLYD requiere  coherencia  para  permitir  la  existencia  social.  La  vida  anclada  en  la  nada  debe  ser  inmunizada  de  esa  nada,  es  decir,  de  esa  falta  de  orientaciĂłn  para  procurar  la  plataforma  que  lanzarĂĄ  al  progreso.  Esa  plataforma  es  la  interiorizaciĂłn,  la  progresiva  subje-­ tivaciĂłn  del  sujeto,  la  formaciĂłn  del  sujeto  subjetivo.  InteriorizaciĂłn,  convertir  al  sujeto  en  una  esfera  que  engrane  perfectamente  en  la  mĂĄquina  social.  Ya  sea  como  órgano,  cĂŠlula,  funciĂłn  o  entorno  de  la  comu-­ nicaciĂłn,  el  sujeto  debe  dejar  de  ser  explosivo.  Para  HVWR OD GHXGD TXH YLQFXOD ORV Ă€XMRV HQ H[SDQVLyQ GHEH tornarse  en  culpa.  Pero  esta  culpa  debe  convertirse  en  interior,  es  decir,  para  que  el  derecho,  la  ley,  la  sociedad  lograra  pulimentar  la  exterioridad  del  sujeto  explosivo,  fue  preciso  hacer  de  la  culpa  culpabilidad  LQWHULRU H LQÂżQLWD HQ HO EUHYH UHODWR GH 1LHW]VFKH VH nota  la  â€œprofundidadâ€?  de  esa  operaciĂłn: “Yo  sufro:  alguien  tiene  que  ser  culpable  de  estoâ€?  -­asĂ­  piensa  toda  oveja  enfermiza.  Pero  su  pastor,  el  sacerdote  ascĂŠtico,  le  dice:  â€œÂĄEstĂĄ  bien,  oveja  mĂ­a!,  alguien  tiene  que  ser  culpa-­ ble  de  esto:  pero  tĂş  misma  eres  ese  alguien,  tĂş  misma  eres  la  única  culpable  de  esto,  -­¥tĂş  misma  eres  la  única  culpable  de  ti!...â€?  Esto  es  bastante  audaz,  bastante  falso:  pero  con  ello  se  ha  conseguido  al  menos  una  cosa,  con  ello  la  direcciĂłn  del  UHVHQWLPLHQWR FRPR KHPRV GLFKR TXHGD FDPELDGD 1LHW]V-­ FKH

<D QR OD OLJD H[WHULRUL]DQWH OD H[SORVLYLGDG GH ORV Ă€X-­ jos  conectĂĄndose,  comunicĂĄndose  sin  mediaciĂłn,  sin  lĂ­mites  de  coherencia.  Ya  ni  siquiera  la  venganza  con  su  posibilidad  de  ser  saldada.  El  otro  obturado  en  la  relaciĂłn  social  mediatizada  por  las  instituciones  y  el  derecho.  Ă‰ste  expropia  la  venganza,  pero  para  conse-­ guirlo  es  menester  redireccionarla,  llevarla  al  interior  del  sujeto.  El  sujeto  se  afrenta  a  sĂ­  mismo,  se  hiere,  ya  no  hiere  y  por  lo  tanto  ya  no  se  cura  con  las  dona-­ ciones,  pues  no  puede  donarse  a  sĂ­  mismo,  sĂłlo  cul-­ parse  y  avergonzarse  por  esa  culpa.  Culpa  impagable,  DFUHHGRU LQDFFHVLEOH 1L HO OODQWR QL OD VDQJUH VLUYHQ de  monedas.  La  violencia  de  la  comunidad  se  revier-­ te  en  identidad.  El  sujeto  se  subjetiva,  se  agencia  a  sĂ­  mismo,  se  domina,  se  autodomina  y,  por  tanto,  se  deja  dominar  sin  resistencias,  pues  â€œtodos  los  instin-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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tos  que  no  se  desahogan  hacia  fuera  se  vuelven  hacia  dentro  -­esto  es  lo  que  yo  llamo  la  interiorizaciĂłn  del  hombre:  únicamente  con  esto  se  desarrolla  en  Êl  lo  que  mĂĄs  tarde  se  denomina  su  almaâ€?  (Esposito,  2005:  HVH SVLTXLVPR GHO \R LQWHULRU HQPXGHFLGR convertido,  ahora  sĂ­,  en  entorno  de  la  sociedad,  en  puro  elemento  que  comunica  (pero  no  implicado  en  OD FRPXQLFDFLyQ /D FRPXQLFDFLyQ TXHGD IXHUD \ HO sujeto  se  convierte  en  interior.  La  vida  sigue  siendo  explosiva,  hiriente,  inmoral  y  peligrosa  para  el  suje-­ to  subjetivo.  Ă‰ste  debe  inmunizarse  con  las  pequeĂąas  maldades  de  su  exterior.  De  esta  manera,  la  vida  se  convierte  en  el  mal  supremo,  en  el  origen  de  las  enfer-­ medades  sociales.  La  vida  es  culpable  del  malestar  de  lo  vivo,  la  culpa  interiorizada,  la  vacuna  del  viviente  que  padece  su  condiciĂłn. Lo  que  se  determina  de  este  modo  no  es  sĂłlo  la  anticipaciĂłn,  sino  la  inversiĂłn  lĂłgica  entre  culpa  y  condena:  la  culpa  no  es  el  motivo,  sino  el  resultado  de  la  condena.  La  vida  no  es  con-­ denada  por,  sino  a,  la  culpa.  Y  asĂ­  estamos  frente  a  la  funciĂłn  que  el  derecho  hereda  del  mundo  demĂłnico  que  lo  precede  y  lo  determina  en  sus  procedimientos  violentos:  la  de  conde-­ QDU OD YLGD D XQD SHUSHWXD FXOSDELOLGDG 1R VH OD MX]JDUi SRU ser  culpable,  sino  que  se  la  harĂĄ  culpable  para  que  pueda  ser  MX]JDGD \ FRQGHQDGD /LEHUDGD GH OD YROXQWDG \ GH OD HOHF-­ FLyQ OD FXOSD FRLQFLGH FRQ HO GHVWLQR (VSRVLWR

-XVWLÂżFDU OD YLGD GLFH 1LHW]VFKH HV QHJDUOD GLIHUHQ-­ ciarla  de  la  existencia  del  sujeto.  El  sujeto  no  vive,  SDGHFH OD YLGD SRUTXH HV FXOSDEOH pO \ OD YLGD VX propia  vida  es  culpable,  pues  es  su  propiedad.  Ese  es  el  sujeto  subjetivo,  sin  pĂşas,  no  hiere,  se  hiere 6H H[-­ cluye  para  ser  incluido  en  lo  social  â€œ[‌]  sĂ­  en  aquel  donde  la  inclusiĂłn  es  la  modalidad  misma  de  la  exclu-­ siĂłn,  y  viceversa.  En  el  sistema  y  respecto  del  sistema  uno  estĂĄ  incluido  por  exclusiĂłn  y  excluido  por  inclu-­ VLyQ´ (VSRVLWR SXHV HV HQWRUQR FpOXOD clausurada  estructuralmente,  limitada  en  la  comuni-­ caciĂłn,  no  comunica  mĂĄs  que  en  la  comunicaciĂłn,  existe  en  su  interior,  no  en  el  exterior.  â€œEn  tĂŠrminos  sistĂŠmicos  se  incluye  excluyendo,  se  une  separando,  se  vincula  diferenciando.  Es  cierto  que  el  sistema  so-­ FLDO VLHPSUH VH UHÂżHUH D VX SURSLR H[WHULRU OD VXEMH-­ tividad,  la  vida,  la  comunidad;Íž  pero  justamente  con-­ FHELGR FRPR DPELHQWH´ (VSRVLWR QR KD\ Ă€XMRV R SRU OR PHQRV pVWRV HVWiQ LQWHULRUL]DGRV HQ tubos  de  una  mĂĄquina  que  precisa  de  la  circulaciĂłn  de  ORV Ă€XLGRV SDUD DQGDU SDUD DSODVWDU DO VXMHWR H[SORVL-­ vo  y  mantenerlo  fuera,  dentro  de  sĂ­,  sĂłlo  dentro  de  sĂ­,  incomunicado,  inmunizado  para  permitir  su  supervi-­ vencia,  para  hacerlo  productivo  (ya  sea  como  produc-­


SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES

WRU R FRPR FRQVXPLGRU WXERV TXH \D QR VRQ FyGLJRV sino  axiomatizaciones  (agenciamientos  del  sistema,  QR GHO VXMHWR FyGLJRV VRPEUD &RPXQLFDFLyQ \ QDGD mĂĄs,  distinciones  sistĂŠmicas  que  dejan  fuera  al  suje-­ to,  lo  dejan  fuera  en  su  interior  â€œy,  por  ende,  como  no-­sistema,  como  otro-­del-­sistema.  De  este  modo,  el  ambiente  resulta  a  un  tiempo  incluido  y  excluido.  Ex-­ cluido  en  la  forma  de  la  interioridad  e  incluido  en  la  IRUPD GH H[WHULRULGDG´ (VSRVLWR HVH HV HO sujeto  subjetivo.  El  sujeto  esfĂŠrico  convertido  en  su  propio  mundo,  convertido  en  pobre  de  mundo  pero  no  como  animalidad,  sino  como  humanidad  alienada,  hecha  ajena  dentro  de  la  comunicaciĂłn.  Una  forma  biĂłtica  despolitizada  para  ser  polĂ­ticamente  usada  YDOJD GHFLU SROLFLDO \ ELRSROtWLFDPHQWH 6REHUDQtD \ ELRSROtWLFD QR VH FRQWUDSRQHQ DO LJXDO TXH GLVFLSOLQD \ ELRSRGHU 6XFHGH XQ HQFDGHQDPLHQWR donde  cada  elemento  persiste  en  sus  particularidades,  sin  confundirse,  operan  en  tĂŠrminos  de  un  sistema  de  sociedad  capitalista,  â€œlos  paradigmas  de  soberanĂ­a  y  de  biopolĂ­tica,  que  hasta  un  momento  determinado  parecĂ­an  divergir,  experimentan  una  singular  forma  de  indistinciĂłn  que  hace  de  cada  uno,  al  mismo  tiem-­ po,  el  reverso  y  el  complemento  del  otroâ€?  (Esposito,  (VH PRPHQWR GH GLYHUJHQFLD HVWi LQVFULWR radicalmente  en  el  proceso  capitalista  liberal,  donde  la  libertad  polĂ­tica  se  cercĂł  con  las  trazas  de  lo  biolĂł-­ gico.  Lo  que  Foucault  observa  en  la  relaciĂłn  de  poder  sometida  por  lo  biopolĂ­tico  es,  de  alguna  manera,  la  supremacĂ­a  econĂłmica  sobre  lo  polĂ­tico.  El  bĂ­os  per-­ mite  asir  al  ser  sin  su  ser  y  a  pesar  de  su  libertad  ju-­ UtGLFD 6RQ HO WRSRV TXH QRV UHWXHUFH \ UHIRUPD /D tensiĂłn  entre  el  topos  modernidad  y  el  movimiento  posmodernidad  se  ubica  en  el  lugar  donde  la  biopolĂ­-­ tica  particulariza  y  crea  nuda  vida,  donde  la  ley  pier-­ de  fuerza  mĂ­stica  y  gana  potencia  tecnopolĂ­tica  (y  no  tecnologĂ­a  de  poder,  sino  saber-­poder  inscrito  en  la  WHFQRFLHQFLD \ OD UDFLRQDOLGDG LQVWUXPHQWDO SDUD HMHU-­ citar  estados  de  excepciĂłn  particularizados. La  modernidad  es  el  lugar  -­mĂĄs  que  el  tiempo-­,  de  ese  trĂĄn-­ sito  y  de  ese  viraje,  en  el  sentido  de  que,  mientras  durante  un  largo  periodo  la  relaciĂłn  entre  polĂ­tica  y  vida  se  plantea  de  manera  indirecta,  mediada  por  una  serie  de  categorĂ­as  capa-­ FHV GH ÂżOWUDUOD R Ă€XLGLÂżFDUOD FRPR XQD VXHUWH GH FiPDUD GH compensaciĂłn,  a  partir  de  cierta  etapa  esas  defensas  se  rom-­ pen  y  la  vida  entra  directamente  en  los  mecanismos  y  dis-­ SRVLWLYRV GHO JRELHUQR GH ORV KRPEUHV (VSRVLWR

Con  la  biopolĂ­tica  sucede  una  descolocaciĂłn  de  lo  humano,  en  apariencia  contradictoria  con  la  polĂ­tica  liberal,  pues  se  toma  la  vida  en  puro  nivel  biolĂłgico, Â

naturalizando  la  vida  humana.  La  â€œnaturalizaciĂłnâ€?  de  la  vida  humana  pasa,  en  la  tecnologĂ­a  biopolĂ­tica,  indefectiblemente,  por  la  serie  saber-­poder-­saber,  por  OD FLHQWLÂż]DFLyQ GH OD H[LVWHQFLD KXPDQD /D WHFQR-­ ciencia  es  el  umbral  que  atraviesa  el  poder-­saber  para  constituir  a  los  cuerpos  en  elementos  centrales  de  la  producciĂłn,  tanto  econĂłmica  como  polĂ­tico-­social. En  el  nazismo  encontramos  la  â€œesenciaâ€?  de  la  racio-­ nalidad  instrumental,  internada  en  la  tecnociencia,  en  OD FLHQWLÂż]DFLyQ H[WUHPD GH OD SROtWLFD \ OD VRFLHGDG R OD VRFLHGDG SROLWL]DGD WHFQR FLHQWtÂżFDPHQWH HV GHFLU el  extremo  de  la  biopolĂ­tica,  pues  Êsta  no  se  entiende  sino  se  ampara  al  binomio  poder-­saber.  â€œEl  nazismo  QR HV QL SXHGH VHU XQD ÂżORVRItD UHDOL]DGD SRUTXH HV ya  una  ELRORJtD realizada.  Lo  trascendental  del  comu-­ nismo  es  la  historia,  su  sujeto  es  la  clase  y  su  lĂŠxico  la  economĂ­a,  mientras  que  lo  trascendental  del  nazismo  es  la  vida,  su  sujeto  la  raza  y  su  lĂŠxico  la  biologĂ­aâ€?  (VSRVLWR /D VRFLHGDG QD]L HPSRWUy OD decisiĂłn  polĂ­tica,  aquello  constitutivo  del  estado  de  excepciĂłn,  en  un  marco  jurĂ­dico  empapado  de  ciencia  mĂŠdica,  biologĂ­a  y  antropologĂ­a  biologizada,  la  po-­ litizaciĂłn  de  lo  desnudo.  Porque  la  vida  es  un  hecho  natural  y  no  una  forma  de  sentido,  mucho  menos  una  YDORUDFLyQ VREUH HO PXQGR QL VREUH OD YLGD PLVPD 6L bien  el  estado  de  excepciĂłn  supone  una  forma  donde  la  ley  se  rompe,  donde  lo  polĂ­tico  deja  de  operar,  un  espacio  vacĂ­o  de  derecho,  donde  no  se  otorgan  ni  se  ejercen,  la  biopolĂ­tica  opera  la  integraciĂłn  de  lo  im-­ polĂ­tico  en  la  decisiĂłn  polĂ­tica  con  un  andamiaje  cien-­ WtÂżFR LQGLYLGXDOL]DQGR GHVGH HO QDFLPLHQWR HQ FODYH disciplinaria,  y  regularizando  la  forma  de  la  vida  dig-­ QD GH VHU YLYLGD GH OD YLGD FLHQWtÂżFDPHQWH YLYLEOH (O saber-­poder  de  la  ciencia  biolĂłgica  se  emparienta  con  el  poder-­saber  jurĂ­dico  para  decidir,  polĂ­ticamente,  socialmente  y  econĂłmicamente  con  todas  la  variables  medidas,  sobre  el  valor  â€œverdaderoâ€?  de  una  vida,  so-­ bre  cuĂĄl  es  la  vida  normal  y,  por  ende,  la  anormal,  â€œla  normativizaciĂłn  absoluta  de  la  vida (V OtFLWR DÂżUPDU que  en  Êl,  por  primera  vez,  se  superponen  completa-­ mente  los  dos  vectores  semĂĄnticos  de  la  inmunidad  -­el  biolĂłgico  y  el  jurĂ­dico-­,  segĂşn  el  doble  registro  de  la  biologizaciĂłn  del  nĂłmos  y  la  juridizaciĂłn  del  EtRVâ€?  (VSRVLWR OD DUWLFXODFLyQ HQ HO GHUHFKR GH una  orientaciĂłn  hacia  lo  humano  formalizado  (deva-­ OXDGR HQ FODYH zoĂŠ,  permite  la  operaciĂłn  de  un  estado  de  excepciĂłn  que  excede  la  imagen  de  la  emergencia  para  consolidarse  como  forma  de  relaciĂłn  polĂ­tica  en-­ tre  un  Estado  y  una  poblaciĂłn,  armando  dispositivos  VDELRV FLHQWtÂżFD \ MXUtGLFDPHQWH LQVWLWXFLRQHV GH salud  social,  de  ingenierĂ­a  social.  El  punto  es  que  la  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES   I HUGO CÉSAR MORENO HERNà NDEZ

biopolĂ­tica  se  entiende,  y  se  diferencia  de  la  teorĂ­a  de  la  soberanĂ­a,  en  la  medida  que  se  imbrica  la  razĂłn  en  el  gobierno,  en  que  las  formas  de  gobierno  se  racio-­ QDOL]DQ HQ HO VHQWLGR FLHQWtÂżFR \ WHFQROyJLFR HV GH-­ cir,  la  biopolĂ­tica  es  una  tecnociencia  humana,  donde  â€œel  poder  mĂŠdico  y  el  poder  polĂ­tico-­jurĂ­dico  parecen  rebasarse  mutuamente  de  manera  alternada,  hasta  al-­ FDQ]DU LQHYLWDEOHPHQWH DO ÂżQDO XQD VXSHUSRVLFLyQ integral:  la  reivindicaciĂłn  de  la  primacĂ­a  de  la  vida  provoca  su  absoluta  subordinaciĂłn  a  la  polĂ­ticaâ€?  (Es-­ SRVLWR /D ELRSROtWLFD HV XQD WHFQRFLHQFLD humana  del  poder,  con  sus  economĂ­as,  estrategias  y  tĂĄcticas  que  permiten  la  irrupciĂłn  de  la  politizaciĂłn  de  lo  impolĂ­tico  (la  vida,  puede  decirse,  pero  mĂĄs  SURIXQGR OD FDUQH HO $'1 ORV yUJDQRV OD WHFQLÂż-­ FDFLyQ GH OD FDUQH \ OD GHVSROLWL]DFLyQ GH OR SROtWLFR (la  forma  de  vida,  el  mundo  de  vida,  los  valores,  los  VHQWLGRV ORV GHUHFKRV FRQ OD LQGLIHUHQFLDFLyQ GH HV-­ feras  que,  en  apariencia,  coexisten  bien  delimitadas,  pero  en  la  prĂĄctica  polĂ­tica  de  la  modernidad  (en  pos  GH XQD PD\RU UDFLRQDOLGDG VH FRORQL]DQ PXWXDPHQ-­ te.  La  â€œgran  locuraâ€?  nazi  no  es  mĂĄs  que  el  exabrupto  de  la  racionalidad  moderna,  como  explica  Esposito: Contra  la  convicciĂłn  comĂşn  de  que  los  nazis  se  limitaban  D GHVWUXLU OD OH\ KD GH DÂżUPDUVH TXH OD H[WHQGLHURQ KDVWD LQFOXLU HQ HOOD DXQ DTXHOOR TXH PDQLÂżHVWDPHQWH OD H[FHGtD Mientras  aseguraban  que  la  hacĂ­an  derivar  de  la  esfera  de  la  biologĂ­a,  entregaban  al  mando  de  la  norma  el  åmbito  de  la  vida  por  entero.  El  campo  de  concentraciĂłn  no  es,  por  cierto,  el  lugar  de  la  ley,  pero  tampoco  es  el  de  la  mera  arbitrarie-­ dad,  sino  mĂĄs  bien  el  espacio  antinĂłmico  donde  el  arbitrio  se  torna  legal  y  la  ley  arbitraria.  En  su  constituciĂłn  material,  UHĂ€HMD OD IRUPD PiV H[WUHPD GH OD QHJDFLyQ LQPXQLWDULD 1R VyOR SRUTXH VXSHUSRQH GH PDQHUDV GHÂżQLWLYD ORV SURFHGL-­ mientos  de  segregaciĂłn,  esterilizaciĂłn  y  eutanasia,  sino  por-­ que,  ademĂĄs,  anticipa  todo  cuanto  podrĂ­a  exceder  a  su  resul-­ tado  mortĂ­fero.  Destinado  a  encerrar  a  autores  de  crĂ­menes  todavĂ­a  no  cometidos  y,  por  consiguiente,  no  juzgables  sobre  OD EDVH GH ORV RUGHQDPLHQWRV YLJHQWHV VH FRQÂżJXUD FRPR XQD ÂłGHWHQFLyQ SUHYHQWLYD´ (VSRVLWR

La  ciencia,  sobre  todo  cuando  se  convierte  en  esclava  de  la  tĂŠcnica,  es  una  fuerza  de  interiorizaciĂłn  y  desli-­ gamiento.  En  su  intersecciĂłn  con  lo  jurĂ­dico  implica  a  los  no-­ciudadanos,  en  el  juego  lĂŠxico  (ciudadano,  no-­ FLXGDGDQR \ TXHGD HQ HQWUHGLFKR OD IRUPD GH YLGD hombre.  Esposito  lo  expone  asĂ­: Desde  el  punto  de  vista  jurĂ­dico,  el  â€œadentroâ€?,  la  medida  de  la  inclusiĂłn,  se  determina  sĂłlo  en  contraste  con  lo  que  estĂĄ  afuera,  no  comprendido  en  sus  parĂĄmetros  [el]  derecho,  este  excluye  de  sus  lĂ­mites  precisamente  al  hombre  en  cuanto  tal,  DTXHOOR TXH $UHQGW GHÂżQH FRPR ÂłOD GHVQXGH] DEVWUDFWD GH

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ser  hombres  y  nada  mĂĄs  que  hombresâ€?  [‌]  el  derecho  ad-­ mite  en  su  interior  sĂłlo  a  quienes  forman  parte  de  alguna  categorĂ­a  -­ciudadanos,  sĂşbditos,  incluso  esclavos,  con  tal  de  que  integren  una  comunidad  polĂ­tica-­.  Por  esta  razĂłn,  quienes  han  sido  excluidos  por  su  falta  de  caracterizaciĂłn  categorial  tienen  un  único  camino  -­negativo-­  para  reingre-­ VDU HO GH LQIULQJLU OD OH\ 1R HO GH DGHFXDUVH D HOOD GDGR que  ella  no  puede  incorporarlos  en  forma  positiva-­,  sino  el  GH WUDQVJUHGLUOD >ÂŤ@ Âł6yOR HQ FDOLGDG GH YLRODGRU GH OD OH\ puede  obtener  protecciĂłn  de  ellaâ€?.  Al  menos  mientras  dure  el  proceso  y  se  prolongue  la  pena,  Êl  podrĂĄ  salir  de  la  zona  de  indistinciĂłn  jurĂ­dica  en  que  su  condiciĂłn  de  no-­otra-­cosa-­ sino-­hombre  lo  ha  colocado,  reconvirtiĂŠndose  en  ciudadano  como  los  demĂĄs  aunque  condenado  por  una  culpa  de  algĂşn  modo  establecida  por  el  mismo  derecho  que  lo  sanciona  (Es-­ SRVLWR

Es  con  la  biopolĂ­tica,  aquello  que  paradĂłjicamente  gestiona  la  forma-­de-­vida  sin  incluir  necesariamente  al  hombre,  y  que  la  exclusiĂłn  de  las  sociedades  con-­ temporĂĄneas  crea  el  margen  excluyente,  al  tiempo  incluyente  con  la  ley.  La  ley  retorna  a  su  fundaciĂłn,  a  su  fuera  de  sĂ­  para  comprender  lo  que  tiene  fuera  a  fuerza  de  exclusiones  sociales.  Un  proceso  autoinmu-­ nitario  necesario  para  curar  al  cuerpo  de  la  sociedad  de  la  enfermedad  que  produce  la  clausura.  AsĂ­,  el  apa-­ rato  biopolĂ­tico  enferma  a  un  sector  de  la  poblaciĂłn,  peligroso  para  la  salud  del  resto  de  la  sociedad  y  para  establecer  relaciones  con  esa  parte  tumorosa  crea  un  espacio  de  indeterminaciĂłn  social,  polĂ­tica  y  jurĂ­di-­ ca,  un  vacĂ­o.  En  ese  vacĂ­o  estĂĄ  la  comunidad,  ya  sea  como  inexistencia,  pasado-­origen  o  futuro-­peligro. El  peligro  de  la  comunidad  debe  ser  inmunizado,  esa  es  la  estrategia  biopolĂ­tica:  â€œEl  cuadro  inmunita-­ rio  dentro  del  que  se  ubica  este  proceso  general  de  superposiciĂłn  entre  prĂĄctica  y  ordenamiento  polĂ­ti-­ co  es  hasta  demasiado  obvio:  para  devenir  objeto  de  â€˜cuidado’  polĂ­tico,  la  vida  debe  ser  separada  y  ence-­ rrada  en  espacios  de  progresiva  desocializaciĂłn  que  la  inmunicen  de  toda  deriva  comunitariaâ€?  (Esposito,  9HDPRV HVWR OHQWDPHQWH ÂłSDUD GHYHQLU objeto  de  â€˜cuidado’  polĂ­ticoâ€?  es  decir,  ciudadano,  â€œla  vida  debe  ser  separada  y  encerrada  en  espacios  de  progresiva  desocializaciĂłnâ€?,  es  decir  sujeto  subjeti-­ vado,  donde  se  interioriza  la  producciĂłn  (el  trabajo,  OD RSHUDFLyQ GH OD HFRQRPtD SROtWLFD OD RSHUDFLyQ VRFLDO OD FRQFLHQFLD HO GHVHR \ OD YLJLODQFLD OD SD-­ ranoia,  la  persecuciĂłn  (la  culpa,  proceso  dramĂĄtico  de  OD FULVWLDQL]DFLyQ GHO PXQGR SDUD KDFHU GHO VXMHWR vida,  nuda  vida  que  para  ser  protegida  por  derechos  humanos,  arropados  por  los  derechos  polĂ­ticos  (ciu-­ GDGDQtD SUHFLVD ÂłTXH OD LQPXQLFHQ GH WRGD GHULYD comunitariaâ€?,   es  decir,  de  la  apertura,  de  rasgar  la Â


SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES

membrana  del  sujeto  esfĂŠrico,  de  lanzar  un  lazo-­de-­ deuda  comunitario.  En  el  recorrido  de  Esposito,  la  YLVLyQ GH 5RXVVHDX VREUH OD FRPXQLGDG HV XQ SDUWHD-­ guas  en  la  medida  que  Êste  ubica  en  el  lazo  comunita-­ rio  un  registro  de  humanizaciĂłn: (O KRPEUH URXVVHDXQLDQR FODUR HVWi QR HV FRQĂ€LFWLYR SRU naturaleza  como  el  hobbesiano:  pero  sĂłlo  porque  no  encuen-­ tra  con  facilidad  a  sus  semejantes,  o  porque,  cuando  los  en-­ cuentra,  se  separa  de  ellos  lo  mĂĄs  rĂĄpido  posible.  Desde  esta  YHUWLHQWH OD FUtWLFD GH 5RXVVHDX D +REEHV QR WLHQH QDGD HQ FRP~Q FRQ ODV GH /RFNH R 0RQWHVTXLHX HO QR SDUWH FRPR estos  últimos,  del  presupuesto  aristotĂŠlico  de  la  sociabilidad  natural,  sino  de  una  hipĂłtesis  de  insociabilidad  aĂşn  mĂĄs  ex-­ trema  que  la  hobbesiana.  Para  Êl,  los  hombres  en  el  estado  de  naturaleza  no  estĂĄn  asociados  ni  siquiera  por  la  guerra  UHFtSURFD (VSRVLWR

6ROHGDG DSODVWDQWH VLQ OD]R VLQ YtQFXOR OR KXPD-­ no  aparecerĂĄ  ahĂ­  cuando  se  efectĂşe  un  enlazamien-­ to  explosivo,  no  natural,  no  impulso  o  instinto,  una  construcciĂłn  de  lazo  que  no  precisa  de  la  cura,  la  inoculaciĂłn,  sino  que  se  formarĂĄ  en  tĂŠrminos  de  un  intercambio  simbĂłlico,  de  lo  posible,  de  lo  anhela-­ do.  La  comunidad  es  importante  en  cuanto  es  umbral,  precipicio,  quizĂĄ,  pero  ordenador  de  un  devenir,  si  es  HVR SRVLEOH 6L FRPR DÂżUPD (VSRVLWR Âł5RXVVHDX HV el  primer  pensador  de  la  comunidad  porque  del  suje-­ to  toma  en  consideraciĂłn  su  existencia  y  no  su  pen-­ samiento  [‌]  Existir  es  una  verdad  del  corazĂłn  -­del  sentimiento,  de  la  pasiĂłn,  del  sufrimiento-­  mucho  PiV TXH GH OD PHQWH´ (VSRVLWR HQWRQFHV ahĂ­  estĂĄ  la  sustancia,  para  decirlo  de  alguna  forma,  de  un  lazo  exteriorizante,  explosivo  a  travĂŠs  de  una  exis-­ tencia  no  â€œpensadaâ€?,  no  â€œrazonadaâ€?,  una  existencia  que  tiene  que  ver  con  sobrevivir. [‌]  la  comunidad  no  es  algo  diferente  de  la  existencia,  que,  en  cuanto  H[ VLVWHQFLD,  es  un  asomar  fuera  de  sĂ­  la  vida  del  individuo,  un  estar  mĂĄs  allĂĄ  de  sĂ­  mismo,  una  consistencia  que  continuamente  rebasa  su  propio  åmbito  [‌]  La  existen-­ cia  es  -­en  cuanto  tal-­  comĂşn.  En  comĂşn.  Pero  ese  â€œcomĂşnâ€?  no  deja  de  ser  propiedad,  la  propiedad  mĂĄs  propia  de  aquel  que  la  siente  su  propia  existencia:  el  subiectum,  justamente,  como  aquello  que  no  puede  admitir  nada  impropio  en  la  sus-­ WDQFLD TXH OH GD VXVWDQFLD (VSRVLWR

(VSRVLWR DÂżUPD TXH HO ÂłSDVDMH GHO HVWDGR GH QDWX-­ raleza  al  civil  determinado  por  la  instauraciĂłn  del  Estado  LeviatĂĄnâ€?  se  encuentra  en  â€œla  anulaciĂłn  de  la  nada  que  la  comunidad  lleva  naturalmente  dentro  GH Vt PHGLDQWH OD SURGXFFLyQ GH XQD QDGD DUWLÂżFLDO capaz  de  reconvertirla  en  tĂŠrminos  ya  no  destructi-­ YRV VLQR RUGHQDGRUHV´ (VSRVLWR /D FR-­ munidad  es  autodestructiva  o  lleva  a  una  deriva  de  autodestrucciĂłn,  a  una  nada,  un  vacĂ­o  de  la  muerte.  Las  subjetividades  se  desubjetivan  (o  no  se  hace  al  VXMHWR FXDQGR XQ OD]R VH WLHQH GHPDVLDGR H[WHULR-­ UL]DGR FXDQGR KD\ QR 6HU VL HV SRVLEOH R QR SHU-­ VRQD FRPR HO PLVPR (VSRVLWR UHÂżHUH FRQ UHODFLyQ D Deleuze  a  partir  de  la  ecceidad,  una  individuaciĂłn-­ acontecimiento,  una  apertura  â€œuna  aptitud  para  la  composiciĂłn  con  otras  fuerzas,  de  cuyo  efecto,  o  afecto,  son  objeto,  transformĂĄndose  y  transformĂĄn-­ dolas  en  individualidades  mĂĄs  complejas,  sujetas  ellas  mismas  a  la  posibilidad  de  ulteriores  transfor-­ PDFLRQHV´ (VSRVLWR OR TXH KH OODPDGR sujeto  explosivo,  estallado,  reventando  la  forma  es-­ fĂŠrica  del  sujeto,  ese  proceso  de  interiorizaciones  de  lo  social,  lo  econĂłmico  y  lo  polĂ­tico. 5()(5(1&,$6

(VSRVLWR 5 Immunitas.  Protección  y  nega-­ ción  de  la  vida %XHQRV $LUHV $PRUURUWX (VSRVLWR 5 %tRV %LRSROtWLFD \ ¿ORVRItD %XH-­ nos  Aires,  Amorrortu. (VSRVLWR 5 D &DWHJRUtDV GH OR LPSROtWLFR,  %XHQRV $LUHV .DW] (VSRVLWR 5 Communitas.  Origen  y  destino  de  la  comunidad %XHQRV $LUHV $PRUURUWX (VSRVLWR 5 7HUFHUD SHUVRQD 3ROtWLFD GH OD YLGD \ ¿ORVRItD GH OR LPSHUVRQDO %XHQRV $LUHV Amorrortu. )UHXG 6 ³7yWHP \ WDE~´ HQ 6 )UHXG Obras  Completas WRPR ,, %XHQRV $LUHV (O $WHQHR +REEHV 7 Leviatan.  O  la  materia,  forma  y  poder  de  una  república  eclesiåstica  y  civil,  MÊxico,  FCE. /RFNH - Ensayo  sobre  el  gobierno  civil,  0p[LFR *HUQLND 1LHW]VFKH ) *HQHDORJtD GH OD PRUDO,  Ma-­ drid,  Alianza.

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ACANTILADOS Â DE Â IMAGINACIĂ“N Â Y Â HORROR. Â

filosofĂ­a social

LA Â

DE  WOLFGANG  SOFSKY Pablo  Gaytån  Santiago*

L

a  violencia  habitual  de  las  sociedades  moder-­ QDV HVFHQLÂżFDGD HQ JXHUUDV UHYROXFLRQHV \ KR-­ ORFDXVWRV SODQLÂżFDGRV \ PDQLÂżHVWD HQ GLYHUVDV conductas  criminales  ha  conducido  a  un  conjunto  de  pensadores  a  dilucidar  polĂ­tica,  social  y  metafĂ­sica-­ mente  sobre  la  â€œimperfecciĂłn  de  la  cultura  dolorosa-­ PHQWH VHQWLGD´ FRPR ELHQ OD GHÂżQLHUD )UHXG KDFLD HO ÂżQDO GH VX YLGD (VWH SHQVDPLHQWR OXFLGDPHQWH SHVL-­ PLVWD HV LGHQWLÂżFDEOH HQ ODV SOXPDV GH :DOWHU %HQ-­ jamin  (5HĂ€H[LRQHV VREUH OD YLROHQFLD (OLDV &DQHWWL (Masa  y  poder +DQQDK $UHQGW Sobre  la  violencia Tzevan  Todorov  ()UHQWH DO OtPLWH +DQV 0DJQXV (Q-­ zensberger  (El  perdedor  radical.  Ensayo  sobre  los  hombres  del  terror 5XGLJHU 6DIUDQVNL El  mal  o  el  drama  de  la  libertad \ 3HWHU 6ORWHUGLMN Ira  y  tiem-­ po TXLHQHV VHQVLEOHV D ORV IHQyPHQRV GHO HVWDGR JHQHUDOL]DGR GH YLROHQFLD KDQ UHĂ€H[LRQDGR VREUH VXV orĂ­genes  ontolĂłgicos  y  expresiones  mundanas.  Cada  uno  en  medio  de  sus  propios  sufrimientos  y  fantas-­ mas  existenciales  ha  enfocado  algĂşn  aspecto  de  la  condiciĂłn  encadenada  del  hombre  a  los  acantilados  de  la  cultura,  cual  Prometeo  que  debe  pagar  con  ho-­ rror  su  propia  creaciĂłn  civilizatoria. Ante  la  amenaza  a  la  frĂĄgil  libertad  individual  en  QXHVWURV GtDV TXLHQHV VH GHGLFDQ D UHĂ€H[LRQDU HQ torno  a  la  condiciĂłn  humana  y  social  tienen  la  res-­ ponsabilidad  de  pensar  sobre  la  agudizaciĂłn  del  es-­ tado  generalizado  de  violencia.  Esto  implica  superar  la  pereza  mental  que  ha  secuestrado  tanto  al  mundo  acadĂŠmico  como  a  los  intelectuales  que  opinan  en  los  medios  de  comunicaciĂłn.  En  particular,  en  MĂŠxico  donde  la  victimizaciĂłn  social  y  las  percepciones  pe-­ *  3URIHVRU LQYHVWLJDGRU HQ HO 'HSDUWDPHQWR GH 5HODFLRQHV 6RFLDOHV GH OD 8QLYHUVLGDG $XWyQRPD 0HWURSROLWDQD ;RFKLPLOFR

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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riodĂ­sticas  e  ideolĂłgicas  opacan  todo  esfuerzo  inte-­ OHFWXDO TXH SUHWHQGD HVFDSDU GHO UHLQR GH ODV PLWLÂżFD-­ ciones  impuestas  por  la  correcciĂłn  polĂ­tica. En  medio  de  las  tendencias  distĂłpicas  -­catĂĄstrofes,  crimen  organizado,  crisis  econĂłmica-­,  la  obra  del  so-­ FLyORJR DOHPiQ :ROIJDQJ 6RIVN\ D\XGD D OD comprensiĂłn  desprejuiciada  de  las  manifestaciones,  ex-­ periencias  y  procesos  a  travĂŠs  de  los  cuales  la  violencia  deviene  socializaciĂłn  tejida  en  hĂĄbitos,  deseos,  rutinas  y  prĂĄcticas  estructuradas  en  acting  out  de  posesos,  rituales  colectivos  e  instituciones  de  producciĂłn  de  dolor,  mie-­ do,  terror,  destrucciĂłn  y  muerte.  En  este  sentido,  Wol-­ IDQJ 6RIVN\ QRV SURSRQH GLOXFLGDU D OD YLROHQFLD FRPR elemento  y  proceso  inherente  a  la  cultura. 1R KD\ FXOWXUD VLQ YLROHQFLD QL YLROHQFLD GHVLPER-­ lizada,  ya  que  el  hombre  es  el  único  animal  capaz  de  asesinar  sistemĂĄticamente,  a  diferencia  del  animal  que  sĂłlo  obedece  a  sus  instintos  de  sobrevivencia.  En  sus  obras  traducidas  al  espaĂąol  Tiempos  de  horror.  Amok,  violencia  y  guerra  Tratado  sobre  la  violencia  \ Defensa  de  lo  privado HQFRQWUDPRV que  este  autor  relaciona  imaginativamente  conceptos  sociolĂłgicos,  antropolĂłgicos  y  algunas  referencias  pro-­ YHQLHQWHV GH OD FLHQFLD SROtWLFD \ OD ÂżORVRItD DGHPiV GH desarrollar  una  observaciĂłn  aguda  sobre  los  hechos  de  la  realidad  en  los  mĂĄs  diversos  niveles.  Esta  conjun-­ ciĂłn  disciplinar  sin  lĂ­mites  permite  a  los  interesados  penetrar  mediante  la  â€œmirada  frĂ­aâ€?  del  sociĂłlogo  ale-­ mĂĄn  en  las  secuencias  del  horror  bĂŠlico,  la  inhumani-­ dad  de  los  campos  de  concentraciĂłn,  el  reino  del  terror  inaugurado  por  los  â€œmerodeadoresâ€?  de  la  guerra  en  los  %DOFDQHV \ HQ ODV IRUPDV DUUHEDWDGDV GH YLROHQFLD HQ la  vida  urbana.  AdemĂĄs,  nos  permite  conocer  una  vez  mĂĄs  el  destino  del  hombre  encadenado  a  los   acantila-­


ACANTILADOS DE IMAGINACIĂ“N Y HORROR I DEBATES

dos  de  la  violencia,  el  terror  y  el  horror,  lugares  esen-­ ciales  de  donde  deriva  la  cultura.  En  su  Tratado  sobre  la  violencia  DÂżUPD ÂłVL HO KRPEUH SXHGH LQFUHPHQWDU desmesuradamente  sus  fuerzas  destructivas,  es  porque  es  un  ser  cultural  que  puede  crear  su  propia  violencia.  6L HV FDSD] GH WRGDV ODV DWURFLGDGHV HV SRUTXH QR HV XQ VHU ÂżMR < VL HVWi VLHPSUH GLVSXHVWR D GHVWUXLU ODV IRU-­ mas  culturales,  es  porque  Êstas  constriĂąen  su  libertadâ€?  6RIVN\ Por  esta  razĂłn,  la  voluntad  del  hombre  que  busca  HO OLEUH Ă€XMR SDUD H[SUHVDU HO VHQWLGR \ OD H[LVWHQFLD QR ha  podido  ser  controlada  ni  por  la  culpa  del  asesinato  imaginario  del  padre  ni  por  el  LeviatĂĄn  todopoderoso.  Al  contrario,  frente  a  las  exigencias  impuestas  por  la  QRUPDWLYLGDG YLROHQWD GH OD FXOWXUD FRQÂżUPD VX OLEHU-­ tad  que  lo  lleva  a  imaginar  salidas,  las  cuales  siem-­ pre  son  creativas,  autodestructivas  o  destructoras.  La  SHUVSHFWLYD GH WUDEDMR GH 6RIVN\ KD SURYRFDGR XQD FLHUWD GHVFRQÂżDQ]D HQ DOJXQRV PHGLRV FXOWXUDOHV \ acadĂŠmicos,  sobre  todo  por  la  impronta  anarquista  de  OD ÂżORVRItD VRFLDO $ FRQWUDFRUULHQWH GHO SRVLEOH GHV-­ GpQ LGHROyJLFR PH SDUHFH TXH 6RIVN\ QR HV XQ PR-­ ralizador  ni  mucho  menos  un  pensador  que  reduzca  sus  investigaciones  antropolĂłgicas  sobre  la  violencia  humana  al  determinismo  biolĂłgico  o  el  victimismo.  (V GHFLU 6RIVN\ LQYLWD D GLOXFLGDU OD FXHVWLyQ GH OD violencia  a  partir  de  postular  que  Êsta  es  inherente  a  la  cultura  y  la  imaginaciĂłn,  donde  suma  el  anĂĄlisis  del  cuerpo  como  objeto  primordial  de  toda  violencia  individual  e  institucional. Para  cumplir  su  propĂłsito,  el  sociĂłlogo  alemĂĄn  parte  de  una  crĂ­tica  a  las  ideologĂ­as  e  ilusiones  que  plantean  las  tesis  unĂ­vocas  sobre  el  argumento.  Por  un  lado,  hace  una  crĂ­tica  a  la  postura  de  la  disposiciĂłn  natural  del  hombre  a  la  violencia:  la  violencia  como  herencia  de  la  evoluciĂłn  de  la  especie.  AĂşn  supo-­ niendo  que  las  propiedades  tan  complejas  como  la  in-­ teligencia  o  la  agresividad  fueran  hereditarias,  el  he-­ cho  de  que  exista  cierta  predisposiciĂłn  no  dice  nada  de  su  manifestaciĂłn.  La  tesis  genĂŠtica  es  determinista  ya  que  difumina  la  diferencia  entre  acontecimientos,  estados  de  ånimo  y  disposiciones  de  los  hombres.  Tal  argumento  H[SOLFD HO DFWR YLROHQWR FRPR FRQ-­ secuencia  de  una  disposiciĂłn  previa,  la  cual  anima  las  sentencias  de  los  criminĂłlogos  sobre  los  sujetos  SHOLJURVRV 3RU VX ODGR 6RIVN\ FULWLFD HO PRGHOR GH la  acciĂłn  racional  sobre  la  violencia.  Esta  postura  no  sĂłlo  ignora  la  enorme  diversidad  de  afectos  humanos  y  la  plasticidad  de  la  psique  humana,  sino  que  ade-­ PiV FRQIXQGH ORV ÂżQHV FRQ ODV FDXVDV \ ORV PRWLYRV El  concepto  instrumental  sobre  la  violencia  pasa  por Â

alto  la  dinĂĄmica  de  los  procesos  violentos  que  gene-­ ran  los  motivos  que  conlleva  y  le  acompaĂąan.  Des-­ de  la  perspectiva  de  la  polĂ­tica  las  consignas  racistas  o  ideolĂłgicas  nacionalistas  suelen  servir  mĂĄs  como  MXVWLÂżFDFLyQ SRVWHULRU TXH FRPR LPSXOVR GH OD DFFLyQ -­recuĂŠrdese  las  masacres  de  jĂłvenes  criminales  â€œiden-­ WLÂżFDGRV FRQ HO QD]LVPR´ FRQWUD GHFHQDV GH KRPEUHV \ PXMHUHV LQHUPHV HQ GRQGH VX DÂżOLDFLyQ GHWHUPLQD su  grado  de  criminalidad  al  igual  que  un  improvisado  â€œterroristaâ€?  religioso  o  libertario.  En  este  sentido,  in-­ telectuales  y  profesores  universitarios  a  menudo  tien-­ den  a  sobreestimar  la  repercusiĂłn  de  las  ideologĂ­as  o  las  ideas.  Hablan  de  fanatismo  pero  no  del  carĂĄcter  de  la  cultura  inherente  en  la  violencia.  (Un  pandillero  o  un  joven  skinhead  cuando  golpea  a  un  indefenso  KRPEUH WDO YH] OR KDJDQ FRQ HO ÂżQ GH VDWLVIDFHU VX hartazgo  y  sus  impulsos  y  no  precisamente  por  cum-­ SOLU ODV yUGHQHV GH DOJ~Q LQYLVLEOH GLFWDGRU GHOLUDQWH

(Q WHUFHU OXJDU 6RIVN\ KDFH XQD FUtWLFD VHYHUD D quienes  piensan  que  en  las  atrocidades  subyacen  im-­ pulsos  enfermizos,  arrebatos  de  locura  o  estados  de  enajenaciĂłn  mental.  Estos  profesionales  de  la  psi-­ cologizaciĂłn  de  la  compleja  subjetividad  del  sujeto,  GHÂżQLGRV FRPR SURPRWRUHV GH OD VRFLHGDG WHUDSpX-­ tica,  en  un  â€œcomprensivo  acto  de  inversiĂłnâ€?  suelen  transformar  a  los  criminales  en  vĂ­ctimas.  Para  un  SVLFyORJR XQLYHUVLWDULR R PLHPEUR GH XQD 21* HO criminal  adolescente  es  una  vĂ­ctima  de  una  infancia  desgraciada,  de  unos  padres  malogrados  o  del  consu-­ mo  de  brutales  pelĂ­culas  de  terror.  En  sĂ­ntesis,  segĂşn  estas  miradas  analĂ­ticas  el  hombre  violento  pertenece  al  universo  de  desviados  integrado  por  enfermos,  po-­ bres,  varones  violentos,  desarraigados  y  marginados  de  la  sociedad,  a  quienes  no  se  puede  socorrer  sino  por  medio  de  una  terapia;Íž  rehenes  de  centros  de  recu-­ peraciĂłn,  pacientes  de  terapias  colectivas,  integran-­ tes  de  grupos  de  recuperaciĂłn,  todos  ellos  son  seres  que  merecen  la  empatĂ­a  de  cara  a  la  brutalidad  de  sus  acciones  o  por  el  hecho  de  ser  vĂ­ctimas  de  aquĂŠllos.  El  violento  no  es  un  sujeto  punible  sino  una  vĂ­ctima  D OD FXDO DWHQGHU 3DUD 6RIVN\ HVWRV DUJXPHQWRV VRQ insostenibles,  ya  que  eliminan  los  conceptos  de  cul-­ pa  y  libertad.  Al  reducir  la  causa  de  la  violencia  a  problemas  psĂ­quicos  o  sociales,  el  sistema  social  en-­ cuentra  que  ya  no  puede  inculpar  a  nadie  del  acto  y  sus  consecuencias,  porque  el  ejecutor  siempre  ha  sido  una  vĂ­ctima.  Cuando  mucho,  algunos  ideĂłlogos  de  la  sociedad  terapĂŠutica  aspiran  a  concentrar  toda  res-­ ponsabilidad  única  y  exclusivamente  en  el  poder  per-­ VRQLÂżFDGR HQ XQ GLFWDGRU R XQ SULPHU PLQLVWUR GH OD naciĂłn.  Por  otro  lado,  la  mayorĂ­a  de  las  explicaciones  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I PABLO GAYTĂ N SANTIAGO

patolĂłgicas  no  superan  ni  el  mĂĄs  simple  examen  lĂłgi-­ co:  no  todos  los  pobres  asesinan  o  roban.  Incluso,  si  UHDOL]DPRV XQ HMHUFLFLR FXDQWLÂżFDGRU \ FODVLÂżFDGRU GH supuestas  causas  encontrarĂ­amos  que  la  violencia  no  estĂĄ  ligada  ni  a  un  determinado  motivo  ni  a  determi-­ nados  antecedentes:  las  constantes,  las  variables,  los  índices  patolĂłgicos  son  argumentos  demoscĂłpicos  de  quienes  aspiran  a  la  sociedad  terapĂŠutica. Frente  a  estas  visiones  dominantes  sobre  la  fenome-­ QRORJtD GH OD YLROHQFLD 6RIVN\ SURSRQH SHQVDU OD YLR-­ lencia  como  un  proceso  social.  El  sociĂłlogo  no  indaga  sobre  las  causas  de  la  violencia,  antes  bien,  al  colocarse  GHVGH OD ÂżORVRItD VRFLDO FXHVWLRQD D OD YLROHQFLD FRPR efecto  del  uso  de  la  libertad  por  parte  del  hombre.  AsĂ­  pues,  nos  propone  encontrar  en  la  imaginaciĂłn  una  de  las  fuentes  de  la  violencia,   ya  que  es  posible  observar  que  la  imaginaciĂłn  del  hombre  produce  no  sĂłlo  cultu-­ ra,  sino  violencia  social  e  histĂłrica.  Al  respecto,  hay  que  recordar  la  interminable  invenciĂłn  de  armas  letales  a  lo  largo  de  la  historia  de  la  civilizaciĂłn,  a  su  vez  son  resultado  de  invenciones  en  los  distintos  campos  de  la  ciencia,  la  tecnologĂ­a  y  la  imaginaciĂłn. La  imaginaciĂłn  no  inventa  sobre  el  vacĂ­o,  crea  so-­ bre  las  invenciones  sucesivas  dando  pauta  a  nuevas  formas  de  violencia.  Esto  tiene  que  ver  con  el  diseĂąo  de  armas,  los  sistemas  de  violencia  legĂ­tima  puesta  en  HVFHQD SRU HO SRGHU DVt FRPR FRQ HO Ă€XMR LQWHUPLQDEOH GH UHODWRV VREUH HO WRUPHQWR \ ODV IRUPDV VRÂżVWLFDGDV GH descuartizamiento  de  seres  humanos,  tal  y  como  lo  ve-­ ULÂżFD 6RIVN\ HQ VX Tratado  sobre  la  violencia.  Incluso,  es  posible  observar  que  la  relaciĂłn  entre  imaginaciĂłn  y  violencia  ha  llegado  a  grados  sublimes  en  manos  de  ODV YDQJXDUGLDV DUWtVWLFDV GHO VLJOR ;; 5HFRUGHPRV El  perro  andaluz  GH /XLV %XxXHO \ 6DOYDGRU 'DOt HQ VX PRPHQWR OD FUtWLFD DÂżUPDED TXH OD SHOtFXOD ÂłFRQYRFD-­ ED DO DVHVLQDWR´ 1R KD\ PiV YLROHQFLD IUHQWH D QXHV-­ tra  mirada  que  la  navaja  que  corta  el  ojo  de  un  buey  en  la  mencionada  pelĂ­cula  vanguardista.  Entonces,  la  cuestiĂłn  radica  en  la  singular  lectura  que  el  individuo  realice  a  partir  de  esos  åmbitos  culturales.  Desde  esta  SHUVSHFWLYD 6RIVN\ DÂżUPD TXH la  violencia  imaginada  es  libre,  se  puede  pensar  en  ella  sin  peligro  y  por  lo  WDQWR LQYLWD DO DFWR 'H HVWH PRGR HQ VXV UHĂ€H[LRQHV la  imaginaciĂłn  criminal  y  horrorista  aparece  desmesu-­ rada,  en  ella  los  personajes  de  la  historia  humana  in-­ ventan  nuevos  horrores,  prueban  nuevas  armas,  labran  XWRStDV \ FUHDQ ORV GLRVHV H LQVWLWXFLRQHV TXH MXVWLÂżFDQ FXDOTXLHU VDFULÂżFLR SDUD HO FRQVHQVR La  imaginaciĂłn  crea  a  la  sociedad,  puede  ser  en  su  dimensiĂłn  heterĂłnoma  o  autĂłnoma,  y  por  tanto  es  la  capacidad  pura  y  eternamente  humana  la  que  se  en-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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carga  de  que  la  historia  de  la  violencia  sea  inagotable.  6RIVN\ FRQFOX\H TXH SDUD HOLPLQDU OD YLROHQFLD GHO mundo  habrĂ­a  que  desposeer  a  los  hombres  del  don  de  inventar,  y  eso  es  imposible,  no  habrĂ­a  cultura.  La  imaginaciĂłn  y  con  ello  la  violencia  es  lo  que  nos  dis-­ tingue  de  los  animales. $ ODUJR GH VX REUD 6RIVN\ JXLxD KDFLD 5HQp *LUDUG quiĂŠn  ha  contribuido  al  pensamiento  contemporĂĄneo  (en  SDUWLFXODU D WUDYpV GH VX UHĂ€H[LyQ FRQWHQLGD HQ VX REUD La  violencia  y  lo  sagrado FRQ OD QRFLyQ GH rivalidad  mimĂŠtica,  donde  la  violencia  es  alimentada  por  el  mode-­ lo  del  otro,  de  quiĂŠn  se  desean  sus  objetos;Íž  en  este  senti-­ do,  quien  es  contagiado  por  el  deseo  del  otro,  despliega  ambiciĂłn,  sed  de  venganza,  el  placer  de  matar  o  el  ansia  de  hacerse  con  una  presa,  que  se  instala  en  el  nivel  de  la  mimesis  para  posteriormente  invadir  el  campo  de  la  conciencia  y  por  lo  tanto  de  la  escalada  violenta.  La  imaginaciĂłn  despierta  y  tienta  al  que  sueĂąa,  con-­ YRFD D OD DFFLyQ $GHPiV ÂżMD ODV LPiJHQHV TXH VLHP-­ pre  ha  creado  previamente  en  su  cabeza.  Estas  se  hacen  mĂĄs  intensas,  se  anclan  allĂ­,  y  no  desaparecerĂĄn  hasta  que  el  acto  se  consume  como  fantasĂ­a  o  acto  realizado.  Tan  funesta  como  la  imaginaciĂłn  humana  es  la  plasticidad  de  los  motivos.  La  violencia  puede  estar  relacionado  con  posturas,  estados  de  ånimo  o  senti-­ mientos  totalmente  opuestos:  a  la  complacencia,  a  la  naturaleza  caprichosa,  al  asco  o  al  orgullo,  al  sentido  del  deber  o  el  afĂĄn  de  protagonismo,  al  sentido  del  honor  o  a  la  sed  de  aventura,  al  aburrimiento,  preme-­ ditaciĂłn,  diligencia  o  fascinaciĂłn.  Puede  ser  todo  o  cualquier  cosa,  puede  ser  un  hecho  insondable  para  los  especialistas  de  la  sociedad  terapĂŠutica,  como  aquel  caso  de  un  joven  que  enamorado  de  la  esposa  de  su  adulto  vecino,  posesionado  por  el  deseo,  asesi-­ Qy D WRGD OD IDPLOLD SDUD FRQVXPDU VX SXOVLyQ 5HFRU-­ demos  tambiĂŠn  los  casos  del  FDQtEDO GH OD *XHUUHUR   o  los  adolescentes  aburridos  que  han  ejecutado  a  de-­ cenas  de  sus  compaĂąeros  en  escuelas  secundarias  de  los  paĂ­ses  posmodernos. En  ocasiones  la  sociedad  es  tan  abierta  que  produ-­ ce  actos  brutales  de  violencia.  Cuando  esto  sucede,  no  se  encuentra  explicaciĂłn  alguna.  Ante  este  tipo  GH IHQyPHQRV 6RIVN\ SURSRQH DERUGDUORV FRPR XQD manifestaciĂłn  de  amok.  En  Tiempos  de  horror.  Amok,  violencia  y  guerra,  usa  el  tĂŠrmino  amok  SRVHVR donde  plantea  que  se  trata  de  un  hecho  aleatorio,  apa-­ rentemente  no  provocado  de  un  comportamiento  cri-­ PLQDO ¢4Xp PXHYH D XQ KRPEUH PRGHOR GH SDGUH GH familia  o  a  un  estudiante  â€œnormalâ€?,  capaz  de  asesinar  sin  el  menos  sentimiento  de  culpa  a  su  propia  familia  R D GHFHQDV GH FXHUSRV LQHUPHV" 1R KD\ H[SOLFDFLyQ


ACANTILADOS DE IMAGINACIĂ“N Y HORROR I DEBATES

racional,  sĂłlo  estĂĄn  los  hechos  que  terminan  en  decla-­ raciones  delirantes  a  los  medios  de  comunicaciĂłn  o  la  autodestrucciĂłn  por  parte  de  aquel  que  sufre  el  sĂ­ndro-­ me  de  amok.  A  diferencia  de  los  guerreros  malasios  TXH HQ FRPEDWH GHÂżHQGHQ VX KRQRU \ SDJDQ VX GHX-­ da  a  los  dioses,  el  poseso  criminal  de  la  modernidad  HV SUHVD GH OD GHVPHVXUD &RPR ELHQ DSXQWD 6RIVN\ lo  que  Occidente  ha  tratado  de  exorcizar  como  un  simple  y  accidental  desequilibrio  mental  forma  parte  de  un  espectro  cultural  mucho  mĂĄs  amplio,  donde  el  amor  no  es  anormal  en  el  desarrollo  humano,  sino  que  es  una  cuestiĂłn  central  que  merece  pensarse  so-­ bre  los  excesos  de  la  cultura  del  progreso  y  el  contra-­ to  social  del  horror. 'HVGH OD SHUVSHFWLYD GH 6RIVN\ SRGHPRV GLVWLQJXLU tres  tipos  de  manifestaciones  de  la  violencia.  En  primer  lugar,  la  violencia  se  perpetĂşa  por  la  habituaciĂłn  e  ins-­ titucionalizaciĂłn.  Los  hĂĄbitos  son  disposiciones  unidi-­ reccionales  provocadas  de  manera  casi  automĂĄtica  por  situaciones  que  se  repiten  una  y  otra  vez;Íž  la  sociedad  que  legitima  al  sĂĄtrapa,  la  mujer  que  depende  afectivamente  de  su  golpeador,  el  masoquista  que  extraĂąa  la  violencia  aplicada  a  su  cuerpo  y  mente.  En  este  caso,  la  violencia  se  convierte  en  rutina,  monotonĂ­a  y  trabajo  silencioso.  El  acto  pasa  a  ser  una  actividad  regular  donde  el  modelo  de  comportamiento  se  convierte  en  disposiciĂłn  personal  para  quiĂŠn  acepta  la  violencia  como  para  quiĂŠn  aprende  a  ser  violento  (como  sucede  con  la  lĂłgica  de  las  prĂĄcti-­ FDV GH ULYDOLGDG PLPpWLFD (Q VHJXQGR OXJDU HO PHFD-­ nismo  homĂłlogo  a  la  habituaciĂłn  individual  es  el  de  la  disciplina  colectiva,  como  la  de  los  pelotones  de  fusila-­ miento  o  las  lĂ­neas  de  soldados  de  las  antiguas  guerras  cuerpo  a  cuerpo.  La  disciplina  es  una  fuerza  destructiva  con  carĂĄcter  propio;Íž  y  en  tercer  lugar,  la  violencia  ex-­ plĂ­cita  busca  sembrar  terror,  infundir  respeto  y  matar  el  aburrimiento.  Es  la  violencia  social.  AquĂ­  la  violencia  sirve  a  la  autorepresentaciĂłn  y  autodistinciĂłn.  AquĂ­  los  espectadores  se  alimentan  de  los  sufrimientos  de  la  vĂ­c-­ tima.  En  nuestro  paĂ­s,  esta  forma  de  la  violencia  colecti-­ va  se  desarrolla  cotidianamente  en  los  espacios  pĂşblicos  y  semipĂşblicos  por  parte  de  los  poderes  salvajes.  Las  actuales  demostraciones  de  violencia  institucional  y  las  RUJDQL]DFLRQHV FULPLQDOHV HVWiQ GLULJLGDV D WHUFHURV 6LQ embargo,  el  exceso  carece  de  todo  objetivo  social.  La  violencia  habitual  es  homogĂŠnea  e  indiferente.  El  exceso  no  es  una  forma  de  autorepresentaciĂłn,  es  una  forma  de  autosuperaciĂłn  orgiĂĄstica,  un  acto  de  transgresiĂłn  de  las  IURQWHUDV GHO \R HV SRUQRJUiÂżFD \D TXH HV GHPDQGDGD \ consumida  masivamente  a  travĂŠs  de  productos  mediĂĄti-­ cos.  Con  ello,  la  conciencia  moral  se  entumece:  es  como  si  el  desenfreno  erradicase  toda  forma  de  conciencia,  por Â

ello  es  imposible  erradicar  la  violencia  social  y  polĂ­tica.  En  suma,  los  pensamientos  se  queman  en  el  calor  de  los  sentimientos.  MĂĄs  aĂşn:  el  sujeto  desenfrenado  se  funde  con  los  movimientos  de  la  violencia. $ OR ODUJR GH VX FRUWD SHUR DJXGD REUD 6RIVN\ plantea  que  la  energĂ­a  que  mantiene  unida  a  la  socie-­ dad  no  es  el  impulso  irresistible  de  sociabilidad,  ni  el  afĂĄn  por  crear  un  paraĂ­so  terrenal,  sino  la  experiencia  de  la  violencia  y  el  temor  a  los  demĂĄs:  â€œcuando  to-­ dos  los  hombres  eran  libres  e  iguales,  nadie  se  sentĂ­a  seguro  ante  los  demĂĄs.  La  vida  era  breve  y  el  miedo  LQPHQVR 1LQJXQD OH\ SURWHJtD D QDGLH GH OD DJUHVLyQ 7RGR HO PXQGR GHVFRQÂżDED GH WRGR HO PXQGR \ GH todo  el  mundo  tenĂ­a  que  protegerse.  Pues  aĂşn  el  mĂĄs  dĂŠbil  era  lo  bastante  fuerte  como  para  herir  o  matar  al  mĂĄs  fuerte,  a  traiciĂłn  o  en  confabulaciĂłn  con  un  WHUFHUR´ 6RIVN\ La  experiencia  de  la  violencia  y  el  temor  a  los  de-­ mĂĄs  lentamente  formĂł  el  contrato  social   sobre  el  cam-­ po  de  lo  social-­histĂłrico,  para  dejar  atrĂĄs  la  violencia  que  emerge  de  forma  natural  de  la  libertad  absoluta  que  se  disfruta  en  el  estado  de  naturaleza.  AquĂ­  es  GRQGH UHVLGH OD FODYH GH VX DUJXPHQWDFLyQ GH 6RIVN\ 3DUD pO OD YLROHQFLD QR VH FUHD QL VH GHVWUX\H 6LHPSUH estĂĄ  ahĂ­,  y  lo  que  nuestras  sociedades  llaman  violen-­ cia  no  es  sino  una  mutaciĂłn,  de  aquello  que  la  deja  LQWDFWD DXQTXH PiV R PHQRV FDPXĂ€DGD /RV KRPEUHV superaron  el  estado  de  sufrimiento  eligiendo  a  algu-­ nos  de  entre  ellos  para  ejercer  de  guardianes  de  la  se-­ JXULGDG SDUD VHU ORV GXHxRV GH OD YLROHQFLD 1XQFD sabremos  si  alguien  observĂł  las  consecuencias,  lo  que  sĂ­  sabemos  es  que  el  miedo  siempre  reaparece  cam-­ biando  de  motivo  y  forma.  En  sĂ­ntesis,  la  violencia  no  desaparece,  sĂłlo  cambia  de  rostro.  Esa  violencia  en  forma  de  mutaciĂłn  tiene  su  manifestaciĂłn  última  en  la  forma  en  que  el  Estado  se  presenta  a  sĂ­  mismo  como  PRQRSROLR OHJtWLPR GH OD YLROHQFLD y  preten-­ GH HO WRWDO FRQWURO VREUH OD PLVPD 6LQ HPEDUJR KD\ que  recordar  que  en  las  sociedades  latinoamericanas  el  monopolio  es  disputado  por  los  poderes  salvajes  (crimen  organizado,  merodeadores,  grupos  paramili-­ WDUHV DXPHQWDQGR OD YLROHQFLD \ ODV ULYDOLGDGHV PL-­ mĂŠticas  territoriales.  Por  esta  misma  razĂłn  el  Estado  busca  exterminar  a  todo  grupo  armado.  Las  tendencias  hetero-­totalitarias  -­es  decir,  la  dis-­ puta  de  la  legitimidad  de  la  violencia  mediante  mĂŠto-­ dos  fĂ­sicos,  emocionales  del  terror  y  el  horror-­  vividas  SRU SREODFLRQHV HQWHUDV HQ .RVRYR /LELD &LVMRUGD-­ nia  o  en  las  rutas  del  trasiego  de  estupefacientes  y  migrantes,  dibujan  el  poder  absoluto  del  terror  sobre  una  mayorĂ­a  inerme,  lo  que  empuja  al  sociĂłlogo  ale-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I PABLO GAYTĂ N SANTIAGO

mĂĄn  a  ubicarse  abiertamente  libertario  de  sospecha  y  denuncia  de  ese  poder  total  y  de  sus  pretensiones  de  legitimidad,  que  pretende  una  regulaciĂłn  total  de  las  relaciones  sociales,  de  vigilancia  absoluta  y  trans-­ SDUHQFLD RPQLSUHVHQWH 8Q VXHxR GH RUGHQ GHÂżQLWL-­ YR TXH 6RIVN\ DERUGD HQ VX Defensa  de  lo  privado,  GRQGH GHÂżHQGH XQD FRQFHSFLyQ DFWLYD GH OD LQWLPLGDG y  la  privacidad  frente  a  los  poderes  establecidos,  in-­ tervencionistas  del  Estado  y  los  poderes  econĂłmicos  que  han  hecho  de  la  invasiĂłn  de  lo  privado  una  nueva  forma  vigilar  y  negociar. En  Defensa  de  lo  privado  alerta  al  ciudadano  sobre  cĂłmo  el  aparato  burocrĂĄtico  estatal  en  nuestros  dĂ­as  pretende  combatir  la  inseguridad  pĂşblica.  Para  ello,  llama  la  atenciĂłn  sobre  las  estrategias  que  los  Estados  en  asociaciĂłn  con  los  monopolios  de  las  tecnologĂ­as  de  la  informaciĂłn  y  la  comunicaciĂłn  realizan  para  observar  conductas  y  sistematizar  las  huellas  de  los  gustos  y  pensamientos  de  los  usuarios  de  las  redes  de  informaciĂłn  y  comunicaciĂłn.  La  seguridad  pĂşblica  y  el  miedo  sedimentados  por  las  nuevas  formas  cultu-­ rales  son  el  nuevo  soporte  de  la  violencia  y  particu-­ larmente  la  base  de  la  desapariciĂłn  de  toda  libertad  individual.  Esta  privatizaciĂłn  mercantil  y  polĂ­tica  de  la  vida  privada,  se  traduce  en  el  ejercicio  de  un  nuevo  monopolio  privado  y  estatal:  el  de  la  informaciĂłn. En  nuestra  moderna  sociedad  informacional  las  re-­ des  formadas  por  el  Estado  y  las  corporaciones  de  la  informaciĂłn  y  comunicaciĂłn  tipo  Google  y  Facebook  diluyen  al  ciudadano  para  encumbrar  al  consumidor  pasivo  bajo  la  lĂłgica  del  â€œmuchos  a  muchosâ€?,  nue-­ va  ilusiĂłn  mediĂĄtica  que  trae  como  consecuencia  que  el  usuario  sea  reducido  a  un  cĂłdigo,  un  nĂşmero,  una  cuenta  que  habla  de  gustos  y  deseos.  Esto  quiere  de-­ cir  que  los  usuarios  yacen  bajo  la  mirada  indiscreta,  HO FRQWURO \ OD LQĂ€XHQFLD GH ODV FRUSRUDFLRQHV SURGX-­ ciendo  una  nueva  forma  de  la  servidumbre  voluntaria.  El  último  reducto  de  la  libertad,  ese  que  no  deseamos  dejar  expuesto  a  la  vista  de  los  demĂĄs,  queda  sobre-­ expuesto  por  censores,  cĂĄmaras,  programas,  cookies  y  demĂĄs  robots  digitales,  los  cuales  invaden  la  privaci-­ dad  del  consumidor,  quien  automĂĄticamente  renuncia  pasiva  y  sumisamente  a  su  intimidad.  Abdica  de  su  condiciĂłn  de  ciudadano  independiente  y  autĂłnomo,  situĂĄndonos  en  una  forma  suave  del  hetero-­totalitaris-­ mo,  y  todo  en  nombre  del  â€œcombate  a  la  inseguridadâ€?. $QWH WDO PRQVWUXRVLGDG 6RIVN\ SURSRQH TXH OD GHIHQVD GH OR SULYDGR HV OD H[LJHQFLD PiV HÂżFD] GHO individuo  frente  a  la  homogeneidad  fatal  del  poder.  Esta  nueva  forma  de  renuncia  implica  la  asunciĂłn  de  una  nueva  pedagogĂ­a  del  consenso.  Y  no  únicamen-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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te  se  debe  legitimar  la  violencia  del  Estado,  tambiĂŠn  debemos  cederle  nuestra  intimidad.  Por  esa  razĂłn  el  orden  estatal  se  dirige  al  ciudadano  como  si  este  fuera  menor  de  edad  y  usuario  de  servicios;Íž  el  Estado  se  ha  tomado  la  libertad  de  crear  polĂ­ticas  prohibitivas  so-­ bre  el  cuerpo  y  los  estados  psico-­activos  de  sus  usua-­ rios,  los  cuales  no  son  considerados  ciudadanos. 3DUD 6RIVN\ ODV VRFLHGDGHV FRQWHPSRUiQHDV YLYHQ en  un  atmĂłsfera  paradĂłjica  donde  los  usuarios  vigilados  y  controlados  satisfacen  sus  deseos  materiales  a  cam-­ bio  de  una  libertad  convertida  en  servidumbre  volunta-­ ria.  Pero  lo  que  parece  mĂĄs  sintomĂĄtico  es  el  hecho  de  que  prolifera  la  sociedad  de  los  espĂ­as;Íž  cada  gadget  para  cuidar  la  seguridad  personal  o  de  la  familia  se  convierte  en  un  ojo  mĂĄs  del  gran  argos  hetero-­totalitario:  desde  la  cĂĄmara  de  luz  espectral  para  vigilar  los  movimientos  de  los  reciĂŠn  nacidos,  hasta  el  esposo  celoso  que  instala  programas  para  averiguar  los  mensajes  de  su  esposa,  pa-­ sando  por  la  vigilancia  de  los  vecinos,  los  extraĂąos  o  la  vigilancia  que  aceptamos  en  las  calles.  Una  civilizaciĂłn  GHO RMR LQÂżQLWR TXH VyOR SHUPLWH TXH GHVDSDUH]FDPRV HQ los  nudos  ciegos  (pequeĂąo  resquicio  de  libertad  fuera  de  FDPSR 9LYLPRV SRU OR WDQWR HQ OD pSRFD GH OD KLSHU-­ vigilancia  donde  el  usuario  en  lugar  de  ciudadano  es  en-­ cuadrado,  escaneado  y  encadenado  por  cookies.  6RIVN\ DQLPD D VXV LQWHUORFXWRUHV D XQD UHVLVWHQFLD inteligente:  defender  la  esfera  privada,  tal  vez  con  la  as-­ tucia  de  la  soberanĂ­a  individual.  En  interesante  combi-­ QDFLyQ GH +REEHV \ .DQW +D\HN \ )RXFDXOW &DQHWWL \ *LUDUG HQWUH RWURV D OR ODUJR GH REUD 6RIVN\ QRV OOHYD por  los  caminos  de  la  violencia,  el  horror  y  el  terror,  pero  tambiĂŠn  de  la  imaginaciĂłn  y  la  necesidad  de  defender  todo  reducto  de  libertad  individual  y,  por  lo  tanto,  de  au-­ tonomĂ­a  en  tiempos  de  pasmo  y  pereza  mental  tan  con-­ veniente  a  la  dictadura  de  su  gran  majestad  el  mercado.  (O PLVPR 6RIVN\ SODQWHD D PDQHUD GH FRQFOXVLyQ TXH mientras  â€œlo  que  cada  uno  gana  en  protecciĂłn,  lo  pier-­ de  en  armonĂ­a  psĂ­quica.  [Entonces]  la  violencia  parece  domada,  el  impulso  agresivo  sofocado.  Pero  los  impul-­ VRV FRQWLQ~DQ REUDQGR HQ HO IRQGR GH OD SVLTXH 4XLHUHQ emerger,  quieren  violar  las  prohibiciones  y  barrer  toda  FXOSD \ WRGD FRQFLHQFLD´ 6RIVN\ 5()(5(1&,$6

6RIVN\ : Tiempos  de  horror.  Amok,  violen-­ cia,  guerra 0DGULG 6LJOR ;;, (GLWRUHV 6RIVN\ : Tratado  sobre  la  violencia,  Ma-­ GULG $%$'$ (GLWRUHV 6RIVN\ : Defensa  de  lo  privado 9DOHQFLD Pre-­textos.


LAS Â IDENTIDADES Â DE Â LA Â

imagen

EN  GEORGE  DIDI-­â€?HUBERMAN JosĂŠ  Alberto  SĂĄnchez  MartĂ­nez*

El  fuego  con  el  que  la  imagen  arde  sin  duda  provoca  â€œaguje-­ URV´ SHUVLVWHQWHV SHUR pO PLVPR HV SDVDMHUR WDQ IUiJLO \ GLVFUH-­ to  como  el  fuego  con  el  que  arde  una  mariposa  que  se  acercĂł  demasiado  a  la  vela.  *HRUJH 'LGL +XEHUPDQ

,0$*,1$5 /$ ,0$*(1 (1 (/ 081'2

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uestro  mundo  es  uno  donde  las  imĂĄgenes  son  espacios  de  mucha  incidencia  en  los  procesos  de  la  comunicaciĂłn  y  en  terrenos  de  intensas  contaminaciones,  incluso  mĂĄs  allĂĄ  del  arte.  La  aper-­ tura  de  la  imagen  a  otros  derroteros  permite  entrever  que  las  sociedades  se  han  vuelto  espacios  habitables  de  lo  visual;Íž  se  puede  hablar  incluso  de  una  indivi-­ dualidad  de  la  imagen,  en  el  sentido  de  entender  que  ya  no  únicamente  los  grandes  conglomerados  VRQ SURGXFWRUHV GH HVH Ă€XMR LQIRUPDWLYR YLVXDO 3RU ejemplo,  las  nuevas  latitudes  en  las  que  se  establece  el  proceso  de  la  comunicaciĂłn  a  travĂŠs  de  internet  que  DFRPSDxDGR SRU XQ FUHFLPLHQWR GH GLVSRVLWLYRV ÂżMRV mĂłviles  revela  nuevos  actores  y  modalidades  de  ser  de  las  imĂĄgenes:  la  fotografĂ­a  como  auto-­biografĂ­a  en  las  redes  sociales,  el  avatar  como  auto-­narrativa  en  los  mundos  virtuales. 6L ELHQ VXHOH SHQVDUVH TXH ODV LPiJHQHV GH PD-­ \RU FRQVLVWHQFLD HV GHFLU GH VLJQLÂżFDFLyQ VRQ DTXH-­ llas  que  provienen  de  fuentes  artĂ­sticas,  en  particular  del  arte,  la  intensa  intervenciĂłn  de  imĂĄgenes  que  no  provienen  de  esta  fuente  permiten  dar  cuenta  de  una  expansiĂłn  de  modos  de  ser  de  la  imagen  en  la  vida  cotidiana,  de  una  apertura  a  otros  modos  de  ser  de  la  VLJQLÂżFDFLyQ PLVPD 9LGHRMXHJRV FLQH SXEOLFLGDG televisiĂłn,  arte/arte  contemporĂĄneo,  revistas,  diarios,  internet,  son  åmbitos  tan  diversos  que  se  colocan  en  el  mundo  y  danzan  para  entablar  relaciones  concomi-­ tantes  de  una  cultura  visual.  La  cultura  visual  amal-­ 3URIHVRU LQYHVWLJDGRU HQ HO 'HSDUWDPHQWR GH 5HODFLRQHV 6RFLDOHV GH OD 8QLYHUVLGDG $XWyQRPD 0HWURSROLWDQD ;RFKLPLOFR

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JDPD HVWRV HVSDFLRV GH SURGXFFLyQ \ GL¿FXOWD FUHDU interpretar,  pensar  e  imaginar  las  imågenes.  Estudiar  la  imagen  no  es  algo  nuevo,  hay  una  larga  tradición  al  respecto,  desde  las  formas  clåsicas  griegas  de  platear  problemas  hasta  las  teorías  relativas  a  lo  digital  y  la  formación  de  lo  visual. *(25*( ',', +8%(50$1 < /$6 ,'(17,'$'(6 '( /$ ,0$*(1

En  esta  tradición  del  estudio  de  la  imagen  es  don-­ GH DSDUHFH *HRUJH 'LGL +XEHUPDQ HVFULWRU IUDQFpV nacido  en  1953,  historiador  del  arte,  teórico  de  la  LPDJHQ ¿OyVRIR KHUHGHUR GHO SHQVDPLHQWR GH $E\ :DUEXUJ :DOWHU %HQMDPLQ \ *HRUJH %DWDLOOH 'LGL Huberman  es  un  escritor  actual  en  el  campo  de  lo  vi-­ VXDO 6L ELHQ HV FLHUWR TXH H[LVWH XQD ODUJD GHQRWDFLyQ en  su  trabajo  relativo  al  arte,  las  intenciones  de  su  obra  VH HQPDUFDQ HQ OXJDUHV GLVWLQWRV DO GHO DUWH 6X WUDED-­ jo  presenta  una  larga  combinación  entre  conceptos  y  documentos  visuales  (pintura,  escultura,  fotografía  VRFLDO IRWRJUDItD DUWtVWLFD DUWH FRQWHPSRUiQHR TXH GD OXJDU D GHEDWHV OR PLVPR HQ HO WHUUHQR ¿ORVy¿FR que  sociológico,  antropológico  y  estÊtico.  Así  pues,  se  encuentran  en  sus  libros  variaciones  de  un  solo  tema:  la  imågenes  en  el  arte.  Aunque  el  estudio  que  emprende  sobre  las  imågenes  en  el  arte  permite  dar  cuenta  de  características,  lugares  y  condiciones  de  la  imagen  mås  allå  del  arte. 6X HVWLOR HV GHWHUPLQDQWH SDUD WUDQVJUHGLU OD FRP-­ prensión  de  la  imagen  sólo  en  el  arte.  Didi-­Huberman  escribe  en  la  frontera  conceptual  rigurosa  y  en  la  me-­ tåfora.  Mezcla  y/o  monta  (para  utilizar  un  concepto  METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES   I JOSÉ ALBERTO Sà NCHEZ MART�NEZ

UHFXUUHQWH HQ VXV OLEURV PHWiIRUDV TXH GRFXPHQWD rigurosamente,  de  modo  que  las  interpretaciones  que  provienen  de  pinturas,  esculturas  o  fotografías  sir-­ ven  igualmente  para  entender  las  imågenes  en  otros  contextos  mås  allå  de  las  intenciones  primeras  del  autor.   Es  decir,  la  metåfora  se  convierte  en  un  trazo  epistemológico  de  investigación  sobre  el  estatuto  de  la  imagen  y  no  de  una  imagen  en  particular.  Hay  en  su  escritura  un  excedente:  la  preocupación  por  el  len-­ guaje  que  nombra  lo  visual.  Concentrado  en  la  imagen,  el  recorrido  de  su  obra  es  desbordante;͞  se  nos  presentan  en  sus  trabajos  cier-­ tas  constantes,  ciertos  fantasmas,  espacios  de  conti-­ nuidad,  regresiones,  tensiones  que  permiten  ubicar  ODV FRQVWDQWHV GH HVD LGHQWLGDG GH OD LPDJHQ 6LQ HP-­ bargo,  hay  puntos  clave  que  permiten  intuir  los  pila-­ res  de  sus  preocupaciones,  al  grado  de  podernos  inte-­ rrogar  sobre  ¿quÊ  es,  cómo  es  y  quÊ  complicaciones  tiene  la  imagen?  /$ ,0$*(1 (6&,1','$

En  primer  lugar  estĂĄ  la  imagen  escindida  (Didi-­ +XEHUPDQ /D HVFLVLyQ HV XQD FRQGLFLyQ GH las  imĂĄgenes  y  en  Didi-­Huberman  esta  escisiĂłn  estĂĄ  compuesta  por  la  imposibilidad  de  acceder  a  la  ima-­ JHQ VyOR YLHQGR OD LPDJHQ 1R VH WUDWD GH XQ DVXQWR ontolĂłgico-­fenomenolĂłgico  en  el  que  la  imagen  tiene  dos  dimensiones,  sino  de  una  forma  de  acceso  a  la  LPDJHQ 9HU OD LPDJHQ QR HV YHU OD LPDJHQ SRUTXH ver  implica  acceder  a  la  imaginaciĂłn,  donde  se  locali-­ za  el  acontecimiento  de  ver.  A  menudo  lo  que  vemos  no  nos  mira,  seĂąala  Didi-­Huberman.  Mirar  y  ser  mirado  es  una  condiciĂłn  para  proble-­ matizar  la  imaginaciĂłn,  la  cultura  occidental  con-­ centra  un  alto  poder  de  interpretar  la  imagen  como  espacio  de  consumo,  tenemos  åmbitos  muy  acotados  que  sirven  de  ejemplos,  la  publicidad,  las  imĂĄgenes  LQIRJUiÂżFDV H LQFOXVR ORV FRQWHQLGRV YLVXDOHV SURYH-­ QLHQWHV GH ODV LQGXVWULDV DXGLRYLVXDOHV 9HU EDMR ODV condiciones  de  consumo  implica  cerrar  el  mecanismo  que  da  pie  a  ser  mirado  por  la  imagen,  es  clausurarla.  Para  este  autor,  la  clausura  incide  directamente  en  la  mutilaciĂłn  de  la  imaginaciĂłn,  ya  que  para  salir  de  esa  prerrogativa  hay  que  dejarse  mirar  por  la  imagen:  ser  PLUDGR SRU OD LPDJHQ HV LPDJLQDU OD LPDJHQ 6yOR HQ el  proceso  de  ser  mirado  es  posible  mirar,  mirar  es  abrir.  Mirar  es  irrumpir  la  tumba,1   allanar  la  tautolo-­ gĂ­a.  Esta  manera  de  abordar  el  acto  de  mirar  conduce   La  nociĂłn  de  tumba  es  una  aporĂ­a  clave  para  entender  la  imagen  en  Didi-­Huberman:  estar  sepultado  o  estar  muerto,  estar  cubierto  o  estar  enterrado.  MĂĄs  tarde  aparecerĂĄn  las  nociones  de  trapo  y  desnudez  como  derivaciĂłn  de  ello. Â

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a  una  actualización  de  la  noción  de  aura  en  un  mundo  que  parece  clausurarla. El  rol  de  la  imaginación  es  central  en  el  acto  de  ser  mirado,  pues  imaginar  la  imagen  tambiÊn  implica  hacer  de  lo  visual  un  espacio  crítico,  incluso  implica  que  aquel  que  es  mirado  por  la  imagen  se  mira  a  sí  mismo.  De  este  modo,  el  ver  debe  ser  un  acto  que  restituya  la  parte  separada  de  las  imågenes:  la  creen-­ cia.  En  Didi-­Huberman,  ver  es  creer,  entregarse  a  las  certezas  de  lo  que  se  ve  para  poder  ser  mirado.  La  imagen  como  espacio  visual  escindido  es  una  de  las  primeras  identidades  de  la  imagen  en  su  obra. /$ ,0$*(1 $%,(57$

Una  segunda  identidad  de  la  imagen  se  relaciona  di-­ rectamente  con  el  sentido  de  abrir,  es  decir,  la  ima-­ gen-­abierta.  En  un  tono  de  continuidad  con  la  imagen  HVFLQGLGD VH UHĂ€HMD HVWD QRFLyQ HQ La  Venus  abierta  'LGL +XEHUPDQ SHUR WDPELpQ HQ La  ima-­ gen  abierta  'LGL +XEHUPDQ D (Q HO SULPHU caso,  libro  que  antecede  con  mucho  al  segundo,  la  preocupaciĂłn  central  del  autor  consiste  en  establecer  ODV UHODFLRQHV GH OD DEHUWXUD FRQ HO GHVQXGR 6REUH OD EDVH GH OD 9HQXV GH 0pGLFL VH FHQWUD HQ WRGRV VXV avatares  que  realizaron  los  hombres  del  Trecento  y  Quattrocento /D 9HQXV GH 0pGLFL HV XQD HVFXOWXUD KHOHQtVWLFD GHO VLJOR , D & 6H WUDWD GH XQD HVFXOWXUD TXH HV VRUSUHQGLGD DO VDOLU GHO PDU \ VX SRVH UHĂ€HMD la  intenciĂłn  de  cubrirse  la  silueta  de  sus  pechos  y  de  VX VH[R (O FXHUSR GH OD 9HQXV DSDUHFH HQ FRPSOHWD desnudez  y  permite  acercarse  al  tema  del  pudor.  Didi-­ +XEHUPDQ WRPD HVWH UHĂ€HMR \ OR YXHOYH XQD PHWiIRUD de  lo  abierto:  la  desnudez  como  abertura.  Estar  des-­ nudo  es  estar  abierto,  y  tal  vez  la  iniciativa  del  arte  en  FXDQWR D OD DYDWDUL]DFLyQ GH OD 9HQXV VHD XQ JHVWR SRU vestir  simbĂłlicamente  su  cuerpo. 6LQ HPEDUJR HV FRQ %RWWLFHOOL TXH OD 9HQXV WRPD otros  avatares  y  gestos  mĂĄs  allĂĄ  de  aquellos  relacio-­ QDGRV FRQ HO SXGRU FRPR DFWR FHUUDGXUD (Q %RWWL-­ FHOOL OD 9HQXV H[SHULPHQWD VLHPSUH OD DEHUWXUD /DV UHSUHVHQWDFLRQHV GH OD 9HQXV DSDUHFHQ PDUFDGDV SRU la  herida,  en  una  gestualidad  de  transgresiĂłn  de  la  FDUQH 6H WUDWD GH XQ JHVWR WiFWLO DOWDPHQWH VLPEyOLFR HQ %RWWLFHOOL SDUD H[WHQGHU OD PHWiIRUD GH OR DELHUWR la  carne  se  representa  abierta-­herida.  La  desnudez  es  WUDQVJUHGLGD \ DKRUD HV FRUWDGD 9DOH OD SHQD FRP-­ prender  que  se  trata  de  un  gesto  no  sĂłlo  con  el  cuerpo  GH OD 9HQXV VLQR FRQ OD LPDJHQ PLVPD \D TXH LPSOL-­ ca  la  abertura  de  la  imagen  como  espacio  de  hurga-­ miento.  Por  ello,  abrir  serĂĄ  expandir  las  obras  a  otras  posibilidades  que  el  arte  permite  en  la  alteraciĂłn  de Â


LAS IDENTIDADES DE LA IMAGEN EN GEORGE DIDI-­HUBERMAN I DEBATES

talaciones  intituladas  bajo  la  colecciĂłn  Delocazio-­ ni  'LGL +XEHUPDQ (VWH WLSR GH LPDJHQ HV medular  porque  da  paso  a  sus  trabajos  relacionados  con  las  imĂĄgenes-­animal.  Parmiggiani  es  el  artista  en  cuestiĂłn,  las  obras  de  Delocazioni  apuntan  a  crear  un  ambiente  de  abandono,  que  es  el  resultado  de  la  ac-­ ciĂłn  humana  a  partir  de  motivos  destructivos  que  son  abandonados  hasta  llegar  al  olvido  como  intervenciĂłn  de  la  soledad. Este  trabajo  es  central,  los  conceptos  debatidos  van  del  desvanecimiento  pasando  por  la  huella,  el  polvo  y  el  humo.  Todos  los  tĂŠrminos  estĂĄn  relacionados  con  la  diseminaciĂłn,  la  fuga  y  la  desapariciĂłn.  En  Êste  apa-­ rece  por  primera  vez  un  tema  que  Huberman  experi-­ mentarĂĄ  con  mayor  fuerza  en  su  estudio  de  las  imĂĄge-­ QHV DQLPDO 6H WUDWD GH FRPSUHQGHU OD LPDJHQ FRPR espacio  de  desapariciĂłn,  que  tiene  la  facultad  de  con-­ gregar  su  sentido  de  manera  precaria,  corta,  explosi-­ va.  Una  imagen  econĂłmica  en  sus  signos  y  constituida  entre  lo  visible  y  lo  invisible,  que  son  los  dos  gestos  de  OD GHVWUXFFLyQ \ HO DEDQGRQR 9LGULRV URWRV FXDGURV borrosos,  paredes  brumosas,  trazos  en  plena  desapa-­ riciĂłn,  transparencias  garabateadas,  sombras,  objetos  abandonados,  trapos  colgados  en  paredes,  son  algunos  de  los  motivos  que  encarnan  las  imĂĄgenes,  imĂĄgenes  TXH LQWHQVLÂżFDQ OD H[SHULHQFLD GH OD VROHGDG La  imagen  fantasma  es  una  metĂĄfora  muy  potente  porque  permite  comprender  procesos  relativos  a  la  du-­ raciĂłn  y  permanencia  de  la  imagen  como  memoria  y  recuerdo,  como  instante  y  eternidad.  Al  mismo  tiempo  es  un  tipo  de  imagen  que  excede  los  lugares  del  arte,  es  decir,  que  no  sĂłlo  estĂĄ  en  el  arte,  sino  que  el  arte  la  ha  tomado  como  referencia  mimĂŠtica  de  los  espacios  de  acontecer  social  y  polĂ­tico,  por  ejemplo  en  la  imitaciĂłn  de  la  guerra  y  los  desastres.  Como  todo  fantasma  se  oculta  y  contiene  motivos  de  apariciĂłn.  Es  sobre  la  base  de  la  apariciĂłn  que  Didi-­Huberman  se  ha  concentrado  en  tratar  una  lectura  de  las  imĂĄge-­ nes  relacionada  con  animales,  particularmente  con  tres  insectos.  El  insecto  palo  (phasme OD PDULSRVD \ OD luciĂŠrnaga.  En  los  tres  la  nociĂłn  de  imagen  como  fan-­ tasma  estĂĄ  presente.  Pero  se  trata  de  derivaciones  que  permiten  leer  las  imĂĄgenes  en  tres  formas  de  aconteci-­ PLHQWRV OD LPDJHQ FRPR FDPXĂ€DMH OD LPDJHQ FRPR fugacidad  y  la  imagen  como  alumbramiento.  Dentro  del  suceder  visual  contemporĂĄneo  estas  tres  nociones  metafĂłricas  resultan  muy  pertinentes  para  in-­ /$ ,0$*(1 )$17$60$ terpretar  nuestras  relaciones  con  las  imĂĄgenes,  sobre-­ Una  de  las  identidades  de  la  imagen  poco  comentada  en  Didi-­Huberman  es  la  imagen  fantasma.  Aparece  pasando  las  lecturas  simples  que  las  ubican  en  marcos  particularmente  en  ocasiĂłn  de  trabajar  las  obras  de  semiĂłticos  o  estructurales.  Por  ejemplo,  una  imagen  Claudio  Parmiggiani,  especialmente  las  obras  e  ins-­ publicitaria  se  relaciona  con  la  mariposa  a  travĂŠs  de  los  sentidos,  algo  que  en  el  circuito  contemporĂĄneo  de  la  intervenciĂłn  digital  se  le  llama  como  novedad  visual-­Mashup,  y  que  darĂĄ  pie  a  nociones  recurrentes  en  la  semiĂłtica  contemporĂĄnea  como  obra  abierta  o  semiosis  ilimitada.  En  este  sentido,  resulta  relevante  el  estudio  de  Huberman  sobre  la  desnudez  como  me-­ tĂĄfora  de  lo  abierto.  6LQ HPEDUJR HV HQ VX VHJXQGD REUD La  imagen  abierta  donde  establece  un  acercamiento  profundo  VREUH HO WHPD 6L ELHQ OD LPDJHQ DSDUHFH HQ XQ SULPHU momento  como  motivo  de  la  abertura,  en  este  trabajo  se  trata  de  la  imagen  como  motivo  de  la  encarnaciĂłn.  Un  proceso  de  complementariedad  que  va  de  lo  abier-­ to  como  desnudez  a  lo  abierto  como  encarnaciĂłn.  Instalado  en  la  antropologĂ­a  visual  de  Aby  Warburg,  Huberman  se  plantea  la  encarnaciĂłn  de  la  imagen.  &RQVWUX\H XQD UHĂ€H[LyQ TXH HQWLHQGH D OD LPDJHQ como  un  cuerpo  desde  la  que  deja  entrever  la  nece-­ sidad  de  encarnaciĂłn  para  poder  objetarla.  En  este  sentido,  lo  abierto  es  lo  que  permite  el  encuentro  con  el  acto  de  ver:  â€œDirĂŠ  que  las  imĂĄgenes  se  abren  y  se  cierran  como  el  cuerpo  que  las  mira,  es  decir  que  las  imĂĄgenes  son  creadas  por  nosotros  a  nuestra  imagen:  no  solamente  de  nuestro  aspecto,  sino  de  nuestros  ac-­ tos,  de  nuestras  crisis,  de  nuestros  propios  gestos  de  abertura.  [‌]  Eso  supone  que  la  imitaciĂłn,  como  la  imagen  que  de  ella  resulta,  procede  de  un  paradigma  esencialmente  antropolĂłgico  [‌]â€?(Didi-­Huberman,  D El  encuentro  con  lo  abierto  sĂłlo  es  posible  como  resultado  de  un  proceder  creativo  que  conlleva  cuali-­ dades  culturales  transferidas  a  lo  visual;Íž  por  ello,  se  centra  en  los  motivos  de  la  encarnaciĂłn.  En  ambos  libros  la  hendidura  que  permite  ver  la  imagen  (o  po-­ GUtDPRV GHFLU VHU YLVWR SRU OD LPDJHQ HV FODYH SDUD formular  una  epistemologĂ­a  de  lo  visual  como  abertu-­ UD ¢4Xp VLJQLÂżFD TXH XQD LPDJHQ VHD DELHUWD" 6LJQL-­ ÂżFD TXH OD LPDJHQ GHEH DSDUHFHU FRPR XQ HVSDFLR GH fuga  permanente,  como  algo  que  se  derrama.  Cubrirla  y  descubrirla  son  tambiĂŠn  tĂŠrminos  claves  para  en-­ tender  la  abertura:  la  desnudez  es  una  forma  de  estar  abierto,  por  lo  que  se  debe  cubrir,  y  paradĂłjicamente  cubrir  es  abrir  tambiĂŠn  la  imagen:  seducciĂłn  y  bruta-­ OLGDG HQ HO YHU VH OLJDQ DO DFWR GH GHYHODU \ FXEULU 1R hay  abertura  sin  velamiento.

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DEBATES   I JOSÉ ALBERTO Sà NCHEZ MART�NEZ

su  fugacidad.  Lo  mismo  sucede  con  las  imĂĄgenes  que  produce  el  arte  contemporĂĄneo  si  entendemos  que  sus  manifestaciones  ya  no  ocurren  en  obras,  sino  en  DFFLRQHV SHUIRUPDQFHV H LQVWDODFLRQHV 7UHV ÂżJXUDV igualmente  que  quedan  constituidas  en  la  base  de  la  inmediatez,  del  acto  irrepetible,  terriblemente  conde-­ nadas  al  apresamiento  por  medio  de  recursos  de  re-­ gistro,  como  le  sucede  a  la  mariposa  al  ser  congelada  por  imĂĄgenes  de  su  imagen  (fotos,  videos  o  extremo-­ VDPHQWH HQ WDEODV FRQ DOÂżOHUHV Problema  que  le  concierne  no  únicamente  a  la  imagen  como  mariposa,  sino  al  arte  como  actividad  mariposeante,  donde  su  conocimiento  depende  de  re-­ gistros  mĂĄs  allĂĄ  del  acontecimiento  que  le  da  vida.  Esta  condiciĂłn  instala  nuevas  modalidades  de  durabi-­ lidad  y  nuevas  modalidades  de  lo  perene  en  el  consu-­ mo  visual.  Didi-­Huberman  se  cuestiona  al  respecto  de  la  mariposa  sobre  las  imĂĄgenes:  ¿quĂŠ  es  lo  que  dura,  la  imagen  o  su  imagen? Intuimos  que  este  debate  es  insostenible  porque  la  durabilidad  siempre  estarĂĄ  contenida  en  lo  que  la  ima-­ gen  establece  en  su  no-­ser,  es  decir,  en  aquello  que  la  LPDJLQDFLyQ SURGXMR 'LGL +XEHUPDQ 3DUHFLH-­ ra  que  en  la  actualidad  las  imĂĄgenes  no  tienen  dura-­ ciĂłn,  o  que  la  duraciĂłn  estĂĄ  contenida  en  lo  que  tiene  GRWHV GH YHUDFLGDG \ HO UHVWR VH HVIXPD 4XL]i VH WUDWD GH XQ DFWR GH FDPXĂ€DMH TXH HQ VX DFWR GH PDULSRVHDU hacen  acto  de  apariciĂłn  fugaz  y  se  esconden  en  lo  in-­ visible,  no  dejan  de  existir,  antes  bien  se  congregan  en  bancos  de  registros  esperando  su  tiempo  para  aparecer. O  de  iluminar,  como  es  el  caso  de  las  luciĂŠrnagas.  ¿existen  en  el  mundo  de  hoy  luciĂŠrnagas?  Los  cam-­ pos  tanto  como  las  realidades  visuales  nos  informan  HPStULFDPHQWH TXH QR \D TXH ODV OXFHV DUWLÂżFLDOHV que  alumbran  las  imĂĄgenes  sepultan  lo  que  debiera  permitir  el  encuentro  con  la  imaginaciĂłn.  Ante  dicha  DUWLÂżFLDOLGDG OXPtQLFD OD SURSLD OX] GH OD LPDJHQ QR VH SXHGH YHU SRU HOOR XVD FDPXĂ€DMH VH HVFRQGH (V-­ WDU UHVJXDUGDGR EDMR XQ KD] GH OX] DUWLÂżFLDO HV HVWDU salvado  de  la  desapariciĂłn:  es  otro  mecanismo  de  lo  visual  en  la  Êpoca  contemporĂĄnea,  porque  sĂłlo  ahĂ­  se  puede  tener  conocimiento  de  la  imagen,  no  en  su  acto  de  auto-­alumbramiento,  ni  en  su  acto  de  mariposear.  â€œÂżCuĂĄl  serĂ­a  la  mariposa  conocida  en  su  integridad Â

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VLQR OD VRPHWLGD DO pWHU \ GHÂżQLWLYDPHQWH FODYDGD HQ VX SDQHO GH FRUFKR"´ 'LGL +XEHUPDQ E Éter  y  panel  de  corcho  son  espacios  hacia  los  cua-­ les  tiende  la  presencia.  Lo  ausente  vaga  en  una  tem-­ SRUDOLGDG FXHVWLRQDEOH HQ XQ FDPXĂ€DMH GXGRVR D ORV ojos  de  los  maestros  del  Êter,  pero  tambiĂŠn  en  una  luminosidad  que  impide  ver  la  imagen.  Deseo,  erran-­ cia,  encuentro,  mutaciĂłn,  transgresiĂłn,  son  condicio-­ nes  de  las  imĂĄgenes  mariposa,  pequeĂąos  insectos  que  vuelan  entregĂĄndose  al  devenir  de  su  precaria  y  deli-­ FDGD H[LVWHQFLD ,PDJLQDWLYD EHOOD \ WUDQVÂżJXUDWLYD Crear  una  imagen  mariposa  o  convertir  una  imagen  en  mariposa  es  estar  dispuesto  al  encuentro  con  lo  inestable,  porque  es  ahĂ­  donde  ocurre  lo  imaginario,  la  irrupciĂłn,  lo  fortuito.  Ă‰ste  último  es  una  condiciĂłn  GH OD FUHDWLYLGDG WDPELpQ OODPDGR KDOOD]JR TXH VX-­ pone  la  creaciĂłn  de  una  amenaza  para  los  sujetos  que  PLUDQ ODV LPiJHQHV ,QVLJQLÂżFDQWHV ODV LPiJHQHV PD-­ riposas  nacen,  mueren  y  vuelan  todo  el  tiempo;Íž  estĂĄn  permanentemente  sucediendo  en  todos  los  espacios  que  componen  lo  visual:  son  espacios  de  riesgo  y  de  apertura  a  la  representaciĂłn  deformante.  La  imagen  mariposa  tambiĂŠn  en  su  acto  de  fragilidad  y  fugacidad  es  capaz  de  congregar  el  acto  de  supervivencia.  5()(5(1&,$6

'LGL +XEHUPDQ * Phasmes,  ParĂ­s,  Minuit. 'LGL +XEHUPDQ * Ouvrir  Venus.  NuditĂŠ,  rĂŞve,  cruautĂŠ 3DUtV *DOOLPDUG 'LGL +XEHUPDQ * GĂŠnie  du  non-­lieu.  Air,  poussiĂŠre,  empreinte,  hantise,  ParĂ­s,  Minuit. 'LGL +XEHUPDQ * Lo  que  vemos  lo  que  nos  mira %XHQRV $LUHV 0DQDQWLDO 'LGL +XEHUPDQ * D L’image  ouverte.  Motifs  de  l’incarnation  dans  les  arts  visuels 3DUtV *DOOLPDUG 'LGL +XEHUPDQ * E La  imagen  mariposa,  Madrid,  Mudito  &  Co.  'LGL +XEHUPDQ * Ante  la  imagen.  Pregun-­ WD IRUPXODGD D ORV ÂżQHV GH XQD KLVWRULD GHO DUWH,  Murcia,  Ad  litteram.  'LGL +XEHUPDQ * D Arde  la  imagen,  MĂŠxi-­ FR (GLFLRQHV 9H 'LGL +XEHUPDQ * E Supervivencia  de  las  lu-­ ciĂŠrnagas,  Madrid,  Adaba.


CORNELIUS Â CASTORIADIS Â

crĂ­tica

Y Â LA Â

A Â LA Â INSIGNIFICANCIA Â

CONTEMPORà NEA  Edgar  Morales  Flores*

D

H &RUQHOLXV &DVWRULDGLV Âą VH KD HVFULWR PXFKR SHUR QR KD VLGR VXÂżFLHQWH /DV diversas  revisiones  de  su  pensamiento  (por  HMHPSOR GH 5RUW\ +DEHUPDV R 0RULQ QRV SHUPLWHQ valorar  su  importancia  como  uno  de  los  pensadores  con  mayores  mĂŠritos  gracias  a  sus  anĂĄlisis  sĂłlidos  de  cara  a  la  complejidad  de  los  fenĂłmenos  sociales  y  polĂ­ticos,  a  los  que  no  sĂłlo  dedicĂł  tiempo  de  frĂ­o  anĂĄlisis  sino  tambiĂŠn  participaciones  concretas  y  engranadas  con  la  realidad  polĂ­tica  que  le  tocĂł  vivir.  A  los  quince  aĂąos  in-­ gresa  a  las  juventudes  comunistas  atenienses  y  a  los  19  DO 3DUWLGR &RPXQLVWD GH *UHFLD SDUD DEDQGRQDUOR WUDV un  aĂąo  de  decepciones  ante  el  comunismo  dogmĂĄtico  y  burocrĂĄtico,  motivos  que  lo  llevaron  a  participar  en  JUXSRV GH L]TXLHUGD PiV UDGLFDOHV FRPR ORV WURWVNLV-­ WDV &XDQGR DEDQGRQD *UHFLD WUDV KDEHU FRQVHJXLGR grados  acadĂŠmicos  en  ciencias  polĂ­ticas,  economĂ­a  y  OH\HV EXVFD UHIXJLR HQ 3DUtV GRQGH VH YLQFXOD FRQ Claude  Lefort  y  los  movimientos  inscritos  en  el  anar-­ quismo  social  que  promovĂ­an  modelos  sociales  no  je-­ rĂĄrquicos,  no  burocrĂĄticos  y  sin  propiedad  privada  de  los  medios  de  producciĂłn.  De  este  periodo  comunista  cabe  destacar  la  fundaciĂłn  de  la  revista  Socialisme  ou  Barbarie  SXEOLFDGD GHVGH KDVWD TXH OR-­ JUy FRQYRFDU D ODV SOXPDV GH *X\ 'HERUG +HQUL /H-­ IHEUH *HRUJH %DWDLOOH $QGUp %UHWRQ (GJDU 0RULQ -HDQ )UDQoRLV /\RWDUG \ RWURV /D EDQGHUD TXH XQtD D todos  estos  pensadores  era  la  crĂ­tica  al  â€œsocialismo  de  Estadoâ€?,  al  autoritarismo  que  se  instala  con  facilidad  tanto  en  los  gobiernos  de  derecha  como  en  los  gobier-­ *

3URIHVRU GH OD )DFXOWDG GH )LORVRItD \ /HWUDV GH OD 81$0

nos  y  movimientos  socialistas;Íž  en  concreto  la  furia  de  Castoriadis  y  del  grupo  Socialismo  o  barbarie  recayĂł  sobre  el  gobierno  estalinista,  tachado  de  autoritario  y  GRJPiWLFR FUtWLFDV TXH DÂżQy HQ VXV SXEOLFDFLRQHV GH-­ dicadas  al  anĂĄlisis  de  la  izquierda  vigente:  La  sociedad  EXURFUiWLFD /D H[SHULHQFLD GHO PRYLPLHQWR REUHUR,  y  Proletariado  y  organizaciĂłn. El  plano  de  problemas  teĂłricos  de  Castoriadis  cambiarĂĄ  drĂĄsticamente  hacia  1964  cuando  decide  hacerse  miembro  de  la  Ă‰cole  Freudienne  de  ParĂ­s  re-­ FLpQ IXQGDGD SRU -DFTXHV /DFDQ $Kt VH HQIUHQWy DO problema  de  la  formaciĂłn  de  la  identidad  y  del  re-­ conocimiento  del  otro,  quedĂł  convencido  de  que  el  horizonte  de  la  otredad  siempre  permanece  inasible,  irrecuperable,  a  no  ser  por  su  asimilaciĂłn  y  encuadre  mediante  roles  socialmente  asignados,  instituciona-­ lizados,  que  asientan  la  imagen,  siempre  cambiante,  siempre  emergente,  de  la  alteridad.  Castoriadis  ligĂł  la  UHĂ€H[LyQ SVLFRDQDOtWLFD FRQ OD YLHMD WUDGLFLyQ JULHJD del  Č–ȞȌșȚ ÄąÄŽČŁÄ˛Č Čž,  el  examen  de  sĂ­  mismo  al  que  con-­ PLQDED HO RUiFXOR GpOÂżFR GH HVWD PDQHUD HO SVLFRD-­ nĂĄlisis  fue  presentado  como  una  forma  moderna  de  la  ancestral  autognosis  que  busca  liberar  a  los  hombres  de  su  indiferencia  hacia  sĂ­  mismos.  La  persecuciĂłn  GH OD DXWRQRPtD VH MXVWLÂżFD HVSHFLDOPHQWH FXDQGR ODV sociedades  se  tornan  autoritarias  y  heterĂłnomas,  es  decir,  cuando  se  ha  consagrado  el  nomos  social  como  algo  natural  y/o  trascendental,  cuando  el  imaginario  social  auspicia  la  fundamentaciĂłn  de  la  autoridad  FRPR DOJR H[WHUQR WDE~ 'LRV /H\ (VWDGR FDSLWDO Contrario  a  tales  sociedades,  las  autĂłnomas  son  aque-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I EDGAR MORALES FLORES

llas  en  que  sus  miembros  conocen  crĂ­ticamente  la  fa-­ libilidad  de  su  nomos  e  instituciones,  negĂĄndoles  el  halo  â€œnaturalâ€?  o  metafĂ­sico.  Ahora  bien,  si  se  quiere  JHQHUDU XQD VRFLHGDG DXWyQRPD FDSD] GH UHĂ€H[LRQDU VREUH VXV ÂżQHV VXV UD]RQHV GH DFFLyQ \ VXV PRWLYD-­ ciones  profundas,  y  no  caer  en  la  reproducciĂłn  ciega  de  individuos  mecanizados  dominados  por  principios  de  autoridad,  se  deberĂĄ  entregar  a  los  individuos  que  conforman  esa  sociedad  la  responsabilidad  de  la  auto-­ examinaciĂłn  requerida  para  el  desarrollo  de  la  auto-­ nomĂ­a;Íž  tal  es  la  razĂłn  por  la  que  el  psicoanĂĄlisis  estĂĄ  obligado  a  politizarse  puesto  que  es  la  vĂ­a  contem-­ porĂĄnea  de  autoexamen,  del  cuidado  de  sĂ­,  requerido  SDUD OD SURPRFLyQ GH XQD VRFLHGDG FDSD] GH UHĂ€H[LR-­ nar  crĂ­ticamente  respecto  a  sus  motivaciones. La  incursiĂłn  en  el  psicoanĂĄlisis  abriĂł  a  Castoria-­ dis  un  nuevo  sendero  metodolĂłgico,  que  obviamente  ponĂ­a  en  crisis  el  antiguo  encuadre  materialista  histĂł-­ ULFR GLDOpFWLFR GH FRUWH FLHQWLÂżFLVWD \ GHWHUPLQLVWD Lo  sustituye  por  una  perspectiva  que  toma  en  cuenta  la  importancia  crucial  que  posee  la  imaginaciĂłn  sim-­ bĂłlica  en  los  procesos  polĂ­ticos  y  sociales.  Echa  en  cara  a  Marx  haber  desvirtualizado  la  imaginaciĂłn  y  haberla  ligado  con  la  ideologĂ­a  que  encubre  lo  real;Íž  Marx  pensaba  que  si  desparecieran  las  contradiccio-­ nes  de  clase  desaparecerĂ­a  con  ello  la  dinĂĄmica  del  encubrimiento  ideolĂłgico,  y  con  ello  toda  fuga  ima-­ ginaria,  pero  este  diagnĂłstico  resulta  falaz  si  partimos  del  hecho  de  que  el  hombre,  como  animal  simbĂłlico,  constituye  â€œlo  realâ€?  a  partir  de  lo  inmaterial,  desde  un  horizonte  de  expansiĂłn  estrictamente  simbĂłlico.  Es  decir,  lo  ideolĂłgico  no  es  el  opuesto  del  conocimien-­ WR FLHQWtÂżFR PDWHULDOLVWD HV PiV ELHQ VX SRVLELOLGDG y  åmbito  de  consagraciĂłn,  pues  la  ideologĂ­a  es  todo  y  no  podemos  salir  de  ella  en  ningĂşn  sentido,  ni  si-­ quiera  en  la  pretensiĂłn  de  haber  alcanzado  un  saber  ³FLHQWtÂżFR´ El  giro  teĂłrico  de  Castoriadis  alcanzĂł  su  cima  con  la  publicaciĂłn  de  la  obra  L’Institution  imaginaire  de  la  sociĂŠtĂŠ,  publicada  en  Francia  en  1975,  donde  reve-­ la  dentro  del  marco  de  una  ontologĂ­a  socio-­histĂłrica  de  carĂĄcter  simbĂłlico  la  importancia  de  las  institucio-­ nes  que  generan  sentido,  no  sĂłlo  porque  responden  a  un  grupo  determinado  de  necesidades  humanas,  sino  WDPELpQ SRUTXH SDWURFLQDQ HO RUGHQ \ OD VLJQLÂżFDWL-­ vidad  de  las  acciones  sociales  en  su  conjunto,  todo  al  amparo  del  imaginario  social  provisto  de  fuerzas  de  posicionamiento  en  lo  anĂłnimo  colectivo  de  las  VLJQLÂżFDFLRQHV LPDJLQDULDV El  ejercicio  imaginario  del  que  hablamos  se  torna  radical  cuando  responde  a  un  sentimiento  puro  que  se  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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UHYHOD FRPR LQÂżQLWR FRPR DOJR TXH QXQFD WHUPLQD por  agotarse  o  determinarse,  siempre  mĂłvil,  respon-­ diendo  a  la  necesidad  de  un  sustrato  subjetivo  que  VLUYH GH FDXVD HÂżFLHQWH GH DTXHOOR LPDJLQDGR FRPR algo  que  se  postula  el  individuo  ante  sĂ­  mismo,  por  sĂ­  mismo.  Y  es  que  no  es  posible  establecer  una  di-­ visiĂłn  clara  entre  aquello  que  llamamos  â€œrealâ€?  y  lo  â€œimaginarioâ€?,  puesto  que  la  realidad  es  el  resultado  GH OD PDWHULDOL]DFLyQ GH VLJQLÂżFDFLRQHV LPDJLQDULDV es  decir,  no  sĂłlo  se  deben  tomar  en  cuenta  las  con-­ diciones  materiales  de  la  existencia  sino  tambiĂŠn,  y  sobre  todo  las  condiciones  simbĂłlicas  de  la  misma.  Para  aclarar  un  poco  este  asunto  es  menester  invocar  dos  vocablos  griegos  que  plantea  Castoriadis:  legein  y  teukhein,  el  decir  y  el  hacer.  Para  el  pensamiento  ¿ORVyÂżFR RFFLGHQWDO GHFLU OD YHUGDG HV GHWHUPLQDU OR dicho,  determinar  el  ser  con  las  facultades  del  decir,  y  comprobar  que  unas  y  otras  son  lo  mismo:  el  dis-­ curso  como  realidad,  la  realidad  como  discurso.  En  este  juego  el  legein  hace  las  veces  de  cohesionador  de  la  realidad  dada,  de  factor  identitario  de  las  re-­ presentaciones  sociales  que  para  subsistir  requieren  el  ejercicio  de  elegir-­poner-­reunir-­contar-­decir  los  cĂłdigos  mediante  los  cuales  se  ordena  el  mundo,  ya  que  la  identidad  de  lo  real  no  es  mĂĄs  que  la  ejecuciĂłn  del  legein  a  partir  de  categorĂ­as  de  lo  identitario.  Por  otro  lado,  el  teukhein  reĂşne-­adapta-­fabrica-­construye  la  dimensiĂłn  identitaria  en  el  conjunto  de  acciones  sociales;Íž  en  Êl  emergen  posibilidades  diversas,  pues-­ to  que  nacen  de  la  creatividad,  pero  tienden  a  asumir  moldes  establecidos  y  conservadores,  es  decir,  iden-­ titarios.  Pero  ante  el  legein  y  el  teukhein  se  presenta  el  magma  que  traspasa  el  marco  de  lo  determinado  identitario  y  no  se  subordina  a  la  lĂłgica  de  inserciĂłn  en  conjuntos  puesto  que  proporciona  los  medios  para  pensar  de  manera  diversa  la  mismidad  de  lo  asumido  como  real,  otorga  asĂ­  posibilidades  que  no  se  reducen  a  la  categorizaciĂłn  ya  racionalizada,  licua  lo  sĂłlido  y  VROLGLÂżFD OR DFXRVR En  este  punto  es  cuando  el  pensamiento  de  Casto-­ riadis  resulta  atractivo  y  provocador,  digno  de  ser  ana-­ lizado,  criticado  y  reproyectado.  Me  centrarĂŠ  en  la  ana-­ lĂ­tica  de  la  lĂłgica  identitaria  que  puede  ser  entendida  a  OD OX] GH OD OyJLFD GH FRQMXQWRV WDO FRPR *HRUJ &DQWRU OD ERVTXHMD ÂłUHXQLyQ HQ XQ WRGR GH REMHWRV GHÂżQLGRV y  distintos  de  nuestra  intuiciĂłn  o  pensamientoâ€?,  lo  cual  H[KLEH VX FDUiFWHU UHODWLYDPHQWH LQGHÂżQLEOH ÂłUHĂ€H[L-­ YLGDG REMHWLYD´ &DVWRULDGLV VH VREUHSRQH D OD GLÂżFXO-­ WDG IRUPDO GH SURSRUFLRQDU XQD GHÂżQLFLyQ QHXWUD GH “conjuntoâ€?  siendo  a  su  vez  necesariamente  integrante  de  uno.  Para  Castoriadis  el  conjunto  es  unidad,  identi-­


CORNELIUS CASTORIADIS Y LA CRĂ?TICA A LA INSIGNIFICANCIA CONTEMPORĂ NEA I DEBATES

dad  consigo  misma  de  las  diferencias.  Ahora  bien,  la  única  manera  de  formular  la  lĂłgica  identitaria  supone  la  existencia  de  conjuntos,  en  el  sentido  cantoriano.  De  hecho,  sĂłlo  existen  conjuntos  gracias  a  la  lĂłgica  identi-­ taria,  en  y  por  el  legein. La  existencia  de  una  sociedad  es  imposible  (o  en   WRGR FDVR LQFRQFHELEOH HQ DXVHQFLD GH OD LQVWLWXFLyQ del  legein  y  de  la  operaciĂłn  efectiva  de  la  lĂłgica  de  FRQMXQWRV OyJLFD LGHQWLWDULD TXH OH HV LQKHUHQWH SRU ejemplo,  siempre  serĂĄ  necesario  que  el  conjunto  de  cabaĂąas  forme  una  aldea,  que  es  â€œnuestraâ€?,  aquella  a  la  cual  pertenecemos  y  a  la  cual  no  pertenecen  los  habitantes  de  la  otra  aldea  ni  los  de  ninguna  otra.  Pero  SDUD HVWR HV QHFHVDULD OD OyJLFD LGHQWLWDULD $ÂżUPD Castoriadis  que  â€œpretender  que  esta  lĂłgica  agote  la  vida,  o  incluso  la  lĂłgica,  de  una  sociedad,  constituirĂ­a  un  error  garrafal,  un  asesinato  del  objeto,  el  asesinato  estructuralâ€?.  En  todos  los  casos,  uno  queda  íntegra-­ mente  preso  no  sĂłlo  en  la  lĂłgica  de  conjuntos  sino  WDPELpQ HQ HO FRQWHQLGR PDWHULDO HVSHFtÂżFR GH OD VR-­ ciedad  y  la  Êpoca  del  investigador.  Con  todo,  no  po-­ demos  pensar  ni  hablar  si  prescindimos  por  completo  de  la  lĂłgica  identitaria,  y  para  cuestionar  esta  lĂłgica  tenemos  forzosamente  que  valernos  de  ella,  asĂ­  como  SDUD GXGDU GH HOOD QRV YHPRV REOLJDGRV D FRQÂżUPDUOD en  parte:  sĂłlo  podemos  responder  en  y  por  el  legein.  1DGLH QLQJXQD FUHDWLYLGDG RULJLQDOtVLPD SXHGH GHV-­ prenderse  del  condicionamiento  del  legein;Íž  de  hecho,  es  el  único  que  nos  permite  su  crĂ­tica  desde  el  lugar  posible  para  Êsta:  las  entraĂąas  de  lo  identitario. Por  otro  lado,  para  una  sociedad  decir  que  una  cosa  es  quiere  decir  que  algo  VLJQLÂżFD.  Por  el  mismo  hecho  de  ser  tiene  siempre  un  sentido,  siempre  puede  entrar  en  una  sintaxis.  La  sintaxis  viene  dada  por  una  insti-­ tuciĂłn  social  en  la  medida  en  que  es  un  mundo  deli-­ PLWDGR TXH REHGHFH D SURFHVRV DFRWDGRV GH VLJQLÂżFD-­ ciĂłn.  La  instituciĂłn  social  es  aquello  en  y  por  lo  cual  VH PDQLÂżHVWD HVWR HV OR LPDJLQDULR /D LQVWLWXFLyQ HV instituciĂłn  de  un  magma  GH VLJQLÂżFDFLRQHV VRFLDOHV (fonemas,  palabras,  billetes,  estatuas,  iglesias,  cifras,  HWFpWHUD SHUR WRGR D WUDYpV GHO legein  pues  Êl  repre-­ senta  la  dimensiĂłn  conjuntista-­constituyente  de  los  conjuntos  de  representaciĂłn  y  decir  social,  pero  a  su  vez  a  travĂŠs  del  theukein,  como  dimensiĂłn  conjuntis-­ ta-­constitutiva  de  los  conjuntos  del  hacer  social. 7RGD OyJLFD \ ÂżQDOPHQWH WRGD RQWRORJtD LGHQWLWD-­ ria  es  la  realizaciĂłn  prĂĄctica  de  operaciones   instituidas  en  y  por  el  legein,  por  el  lenguaje  como  cĂłdigo.  La  VLJQLÂżFDFLyQ HVFDSD HVHQFLDOPHQWH D ODV GHWHUPLQDFLR-­ QHV GH OD OyJLFD LGHQWLWDULD /D VLJQLÂżFDFLyQ HV ÂłXQ KD] LQGHÂżQLGR GH ÂľUHPLVLRQHVÂś LQWHUPLQDEOHV D RWUD FRVD

[...]  (lo  que  pareciera  que  fuera  dicho  inmediatamen-­ WH ´ /D VLJQLÂżFDFLyQ YD GH OD PDQR FRQ HO PDJPD HO FXDO QR GHMD GH PRYHUVH ÂłGH KLQFKDUVH \ GH GHVLQĂ€DU-­ VH GH OLFXDU OR TXH HUD VyOLGR \ GH VROLGLÂżFDU OR TXH QR era  precisamente  nadaâ€?.  Esto  apunta  a  la  posibilidad  de  que  los  hombres,  pero  tambiĂŠn  las  instituciones  socia-­ les,  no  endurezcan  su  lĂŠxico,  pero  siempre  a  travĂŠs  de  una  necesaria  lĂłgica  identitaria-­conjuntista. Con  esto  se  puede  ver  claramente  que  se  trata  de  un  SUREOHPD ÂłDXWRELRJUiÂżFR´ GH GHÂżQLFLyQ \ GH OLPLWD-­ FLyQ GH ÂłOR RWUR´ 6LQ HPEDUJR HO SULQFLSDO SUREOHPD es  el  de  la  identidad.  Dice  Castoriadis  que  preguntar-­ se  por  la  esencia  de  la  sociedad  es  preguntarse  por  el  problema  de  la  unidad  e  identidad  (ecceidade GH OD PLVPD 6H WUDWD GH OD OyJLFD LGHQWLWDULD TXH GRPLQD los  componentes  de  la  vida  social.  Una  de  las  cuestio-­ nes  fundamentales  es  cĂłmo  pensar  la  sociedad,  como  existencia  o  composiciĂłn  de  elementos  impares  (real,  OyJLFD R WHROyJLFDPHQWH FXDQGR HVWRV HOHPHQWRV VyOR son  lo  que  son  en  y  por  la  sociedad  misma.  Castoria-­ dis  ataca  las  premisas  funcionalistas  y  estructuralis-­ tas,  las  considera  privadas  de  la  dimensiĂłn  histĂłrica,  imprescindible  para  comprender  cualquier  sociedad.  6H DFHUFD PiV ELHQ D XQD FRQFHSFLyQ GH QR FRRUGLQD-­ ciĂłn  inmanente  de  una  sociedad  dada.  El  problema  se  vuelca  en  saber  caracterizar  esos  elementos,  ya  que  no  existe  una  articulaciĂłn  natural  de  lo  social.  Esta  DUWLFXODFLyQ DÂżUPD &DVWRULDGLV HV GDGD SRU OD FUHD-­ ciĂłn  y  la  imaginaciĂłn.  La  cohesiĂłn  depende  del  buen  funcionamiento  de  la  lĂłgica  y  la  ontologĂ­a  identitarias  que  cohesionan  el  magma.  Y  lo  mismo  que  sucede  con  la  sociedad  tambiĂŠn  sucede  con  la  historia,  la  lĂł-­ gica  identitaria  proporciona  la  nociĂłn  de  sucesiĂłn  lĂł-­ gica,  con  la  cual  se  controla  la  alteridad.  Lo  histĂłrico  es  la  alteraciĂłn  misma  de  lo  social,  por  eso  Êsta  se  conforma  en  aquel  espacio. La  instituciĂłn  socio-­histĂłrica  es  instituciĂłn  de  un  magma  GH VLJQLÂżFDFLRQHV LPDJLQDULDV VRFLDOHV (O VR-­ SRUWH GH HVWDV VLJQLÂżFDFLRQHV FRQVLVWH HQ LPiJHQHV \ ÂżJXUDV HQ VX VHQWLGR DPSOLR 3HUR OR FRQFUHWR TXH mantiene  a  una  sociedad  unida  son  sus  instituciones,  lo  simbĂłlico-­polĂ­tico  sin  lo  cual  ningĂşn  fenĂłmeno  puede  ser  interpretado.  Las  necesidades  mismas  estĂĄn  determi-­ nadas  por  este  constructor  simbĂłlico,  pero  su  sentido  no  es  irreal,  ni  verdadero,  ni  falso,  mucho  menos  irracional,  sino  la  creaciĂłn  imaginaria  de  la  propia  historia,  en  la  cual  y  por  la  cual,  la  misma  historia  se  construye. El  funcionamiento  social  e  histĂłrico  estĂĄ  sujeto  a  OD VLJQLÂżFDFLyQ LPDJLQDULD GH OD H[SDQVLyQ OLPLWDGD del  dominio  racional,  pero  siempre  abierta  a  lo  inde-­ terminado  de  la  creaciĂłn,  de  la  acciĂłn  del  teukhein,  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I EDGAR MORALES FLORES

pues  del  ser  surgen  formas  diversas,  distintas  a  las  precedentes,  y  con  ellas  se  establecen,  de  manera  per-­ manente  nuevas  determinaciones,  haciendo  dĂŠbiles  a  las  previas  y  entregĂĄndose  al  tiempo  que  deviene  y  que  las  inmola  de  nuevo  en  la  mesa  de  la  conciencia  FUtWLFD 1R WRGR HQ ORV VLVWHPDV VRFLDOHV UHVSRQGH D la  nomizaciĂłn  requerida  por  individuos  con  necesi-­ dades  concretas,  tambiĂŠn  operan  dinĂĄmicas  aleatorias  y  caĂłticas,  indeterminaciones,  engranes  y  articula-­ ciones  socio-­individuales  que  rebasan  el  åmbito  de  la  necesidad.  De  esta  manera  tenemos  un  panorama  complejo,  donde  no  existe  un  lugar  privilegiado,  ni  de  la  psique  atomizada  y  asilada,  ni  de  la  objetividad  so-­ cial;Íž  las  pisques  y  las  instituciones  son  dinĂĄmicas  y  se  interpenetran,  son  porosas  y  permeables;Íž  existe  una  mutua  dialĂŠctica  poiĂŠtica  entre  sociedades  y  psiquis-­ mos  concretos,  por  eso  no  puede  existir  una  sociedad  humana  que  no  sea  imaginaria,  no  existe  la  sociedad  natural,  no  existen  las  hipĂłstasis  institucionales,  todo  interactĂşa  con  todo,  el  tiempo  licua  el  magma  y  lo  reordena  constantemente. En  este  sentido,  es  posible  valorar  por  quĂŠ  un  mĂŠtodo  como  el  materialismo  histĂłrico  se  hizo  demasiado  es-­ trecho,  Castoriadis  rescata  lo  valioso  del  histmat  pero  lo  arrostra,  lo  crĂ­tica  y  lo  supera,  abandona  su  determinis-­ PR VX LPSRVWXUD ÂłFLHQWtÂżFD´ \ JLUD KDFLD XQ KRUL]RQWH donde  reina  lo  indeterminado,  el  imaginario  abierto  al  ejercicio  caĂłtico  del  teukhein  que  debe  ser  multiplicado  por  las  decisiones  de  millones  de   psiques  particulares. Por  su  parte,  la  nociĂłn  de  tiempo  e  historicidad  nos  previene  de  partir  de  marcos  trascendentales  condicio-­ nantes,  no  sirven  las  representaciones  de  lo  social  fuera  del  tiempo,  o  bien  dentro  de  tiempos  congelados,  es  GHFLU FRPR PHUD VXFHVLyQ GH WLHPSRV ÂżMRV FRPR OD explicaciĂłn  de  la  sucesiĂłn  de  los  modos  de  producciĂłn  HQ HO PDWHULDOLVPR KLVWyULFR /RV FDPELRV VRFLDOHV QR se  deben  tanto  a  evoluciones  progresivas  como  a  rup-­ turas,  a  discontinuidades  que  emergen  del  imaginario  social  indeterminado  y  complejo,  del  magma  inserto  en  el  transcurso  histĂłrico,  ante  el  cual  opera  la  lĂłgica  de  un  tiempo  que  la  idiosincrasia  social  tiende  a  conge-­ lar  mediante  la  hipĂłstasis  de  las  instituciones.  Por  ello,  la  institucionalizaciĂłn  de  la  temporalidad  social  que  se  da  en  el  capitalismo  puede  ser  vista  como  una  pseudo-­ naturalizaciĂłn  de  procesos  econĂłmicos  que,  lejos  de Â

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tener  una  genealogĂ­a  biolĂłgica,  se  sostienen  enteros  en  el  ejercicio  imaginario  de  su  discurso  histĂłrico;Íž  el  tiempo  identitario  se  basa  realmente  en  el  tiempo  ima-­ ginario  que  le  otorga  sentido. Debido  a  la  necesaria  acotaciĂłn  histĂłrica  de  todo  imaginario,  aunado  a  su  carĂĄcter  indeterminado,  no  se  puede  poner  la  maquinaria  social  a  un  nivel  cero  de  acontecimientos,  algo  asĂ­  como  un  borrado  exprĂŠs  de  los  errores  cometidos.  Imposible:  la  experiencia  so-­ viĂŠtica  lo  muestra,  no  es  posible  reiniciar  mediante  la  intentona  de  apegarse  â€œrealmenteâ€?  a  un  modelo  justo  primigenio,  el  imaginario  estĂĄ  activo  y  transforma,  re-­ gula  y  redirecciona  lo  dado.  Pretender  que  tales  capas  de  imaginarios  empalmados  obedecen  sĂłlo  a  un  desvĂ­o  de  un  sentido  original  es  un  error,  no  podemos  apelar  a  un  punto  primigenio,  intacto,  inmaculado.  Y  no  es  que  no  sea  imposible  hablar  de  tales  momentos  primarios,  es  sĂłlo  que  no  pueden  ser  dados  sin  la  mediaciĂłn  del  legein,  de  las  instituciones  y  la  producciĂłn  colectiva  e  histĂłrica  de  mĂşltiples  teukhein.  1R H[LVWH XQ UHLQR LQPDFXODGR LQIUDHVWUXFWXUDO TXH no  posea  condicionamiento  simbĂłlico,  como  tampo-­ co  existe  la  posibilidad  de  salir  del  dominio  de  la  lĂłgi-­ ca  identitaria  para  criticarla  desde  afuera,  es  necesario  suponerla,  adecuarse  a  ella,  pero  resistir  el  embate  de  su  autoritarismo,  pensar  crĂ­ticamente  desde  el  único  OXJDU GH OD UHĂ€H[LyQ HQ HO VHQR GHO legein  y  del  teu-­ khein,  lo  cual  supone  el  desarrollo  de  habilidades  crĂ­-­ ticas  y  creativas  para  no  ser  absorbidos  por  las  fuerzas  conservadoras  de  lo  identitario.  En  nuestro  caso,  en  SOHQR VLJOR ;;, SXHGH DGYHUWLUQRV &DVWRULDGLV HO SH-­ ligro  estĂĄ  en  perder  completamente  la  creatividad  que  como  nunca  antes  estĂĄ  amenazada  de  muerte  por  las  fuerzas  globales  de  lo  mercantil;Íž  se  requiere  imaginar  al  hombre  entero  de  nuevo,  la  identidad  y  la  otredad,  desarrollar  nuevos  valores,  rescatar  la  autonomĂ­a.  El  imaginario  de  las  sociedades  en  el  capitalismo  indus-­ trial  ha  congelado  a  la  imaginaciĂłn  mediante  la  coli-­ siĂłn,  en  el  interior  de  las  subjetividades,  de  la  expan-­ siĂłn  mercantil  ilimitada,  impacto  ante  el  cual  ningĂşn  sujeto  queda  incĂłlume,  generĂĄndose  una  cultura  de  lo  LQ~WLO H LQVLJQLÂżFDQWH TXH LQPRYLOL]D \ GHELOLWD MXVWR la  única  capacidad  de  hacerle  frente:  la  imaginaciĂłn  FUtWLFD FDSD] GH HQFDUDU OD LQVLJQLÂżFDQFLD HQ TXH KD varado  el  imaginario  social.


Pasolini,

PIER Â PAOLO Â

UN  INTELECTUAL  â€œHERÉTICOâ€?* Giovanni  Falaschi**

E

l  2  de  noviembre  de  1975,  pocas  horas  des-­ puĂŠs  de  que  la  televisiĂłn  habĂ­a  difundido  la  noticia  del  homicidio  de  Pasolini  a  las  afue-­ UDV GH 5RPD HQ XQD FRORQLD GH FODVH DFRPRGDGD GH Florencia  donde  hay  un  alto  porcentaje  de  votantes  GH GHUHFKD DSDUHFLy XQD SLQWD TXH JORULÂżFDED HO GH-­ OLWR 4Xp OH\HURQ GH OD REUD GH 3DVROLQL ORV MyYHQHV fascistas,  que  presumiblemente  eran  los  autores,  o  quĂŠ  pelĂ­culas  habĂ­an  visto,  no  se  sabe.  Pero  pienso  TXH QDGD GH QDGD 6X RGLR HVWDED GHWHUPLQDGR SRU OD ÂżJXUD FRPSOHWD GHO HVFULWRU XQ tGROR QHJDWLYR XQ blanco  que  se  necesitaba  destruir  para  liberarse  del  DJLWDGRU 4XL]i DOJR PiV VDEtD GHO HVFULWRU HO MHVXLWD $UWXUR 'DOOD 9HGRYD TXH D ODV GHO GH QR-­ YLHPEUH IXH VRUSUHQGLGR HQ 5RPD PLHQWUDV DOWHUDED al  cortejo  fĂşnebre  de  Pasolini  arrojĂĄndole  palabras  como  â€œpuercoâ€?,  â€œmaricaâ€?,  â€œblasfemoâ€?,  â€œpigâ€?,  etcĂŠ-­ tera.  A  estas  dos  reacciones  de  â€œperros  sueltosâ€?  de  la  derecha,  deben  agregĂĄrsele  los  provocadores  roma-­ nos,  viejos  conocidos  de  la  policĂ­a,  quienes  lo  agre-­ dieron  y  a  los  que  no  denunciĂł  por  las  amenazas  que  le  dirigieron,  y  las  denuncias  en  las  confrontaciones  donde  lo  seĂąalaban  muchos  ciudadanos  por  los  mo-­ tivos  mĂĄs  disparatados:  incluso  hubo  una  por  robo  en  la  que  participĂł  un  semanario  popular  reacciona-­ rio  que  publicĂł  una  foto  de  Êl  armado  que  fue  extraĂ­-­ da  de  la  secuencia  de  una  pelĂ­cula  en  la  cual  habĂ­a   Publicado  originalmente  en  la  revista  italiana  Cosmopolis DxR 9 nĂşm.1,  2010.  TraducciĂłn  de  Israel  Covarrubias. **   Profesor  titular  de  la  Facultad  de  FilosofĂ­a  y  Letras  de  la  Universidad  de  Perugia,  Italia *

actuado  de  extra  (esto  para  hacer  la  acusaciĂłn  mĂĄs  FUHtEOH /HR VREUH XQD SiJLQD ZHE TXH HO JUDQ DER-­ JDGR &DUQHOXWWL VX GHIHQVRU KD VLGR DFXVDGR SRU los  conservadores  de  siempre  de  ser  su  amante:  ¿quĂŠ  otra  cosa  lo  habrĂ­a  empujado  a  arrojarse  con  Paso-­ lini  si  no  un  amor  inconfesable,  siendo  un  abogado  famosĂ­simo  y  por  si  fuera  poco  demĂłcrata  cristiano? MĂĄs  allĂĄ  del  odio  contra  Pasolini  por  parte  de  sus  enemigos  individuales,  habĂ­a  tambiĂŠn  atraĂ­do  el  odio  de  muchos  de  los  exponentes  de  las  institucio-­ nes,  como  lo  muestra  el  hecho  de  que  algunos  ma-­ gistrados  dieron  curso  a  muchas  denuncias,  a  pesar  de  que  nunca  lo  condenaron.  En  particular,  sus  es-­ critos  estuvieron  en  la  mira  de  querellas  periĂłdicas,  comenzando  con  su  primera  novela  Ragazzi  di  vita  SRU OD TXH IXH DFXVDGR GH REVFHQLGDG FRPR despuĂŠs  sucede  con  algunas  de  sus  pelĂ­culas,  en  par-­ ticular  aquellas  elaboradas  a  partir  de  obras  litera-­ rias,  como  Decameron,  Los  cuentos  de  Canterbury,  Las  mil  y  una  noches  \ ÂżQDOPHQWH Salò;Íž  incluso  de  algĂşn  modo  otras  de  sus  pelĂ­culas  habĂ­an  golpeado  la  PRMLJDWHUtD del  conservador  de  turno.  Pasolini  co-­ leccionĂł  treinta  denuncias,  es  asĂ­  que  en  un  sĂłlo  dĂ­a  GHEtD FRPSDUHFHU HQ OD 3URFXUDGXUtD *HQHUDO \ VX-­ cesivamente  en  el  juzgado  de  primera  instancia.  Con  relaciĂłn  a  la  prensa  moderada  y  de  derecha,  sabemos  que  esta  fue  la  columna  de  las  maldiciones  que  se  arrojaban  sobre  este  escritor,  incluso  L’Osservatore  Romano  lo  tuvo  constantemente  bajo  la  mira  gol-­ peĂĄndolo  cruelmente  en  cada  ocasiĂłn  (ha  sido,  sin  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I GIOVANNI FALASCHI

duda,  el  intelectual  italiano  que  mĂĄs  acosĂł  la  curĂ­a  URPDQD Odiado  ferozmente  por  la  derecha,  fue  mirado  con  respeto,  pero  tambiĂŠn  con  sospecha,  por  la  izquierda.  (Q LQVFULWR DO 3DUWLGR &RPXQLVWD ,WDOLDQR 3&, VH descubre  que  era  homosexual,  lo  que  a  los  ojos  de  su  comunidad  friuliana  le  pareciĂł  que  encarnaba  lo  â€œnega-­ tivoâ€?:  su  partido  lo  expulsa,  mientras  pierde  el  cargo  de  PDHVWUR HQ OD HVFXHOD 8QD YH] WUDQVIHULGR D 5RPD IXH Calvino  quien  propusĂł  Le  ceneri  di  Gramsci D Il  Contemporaneo SHULyGLFR GLULJLGR SRU &DUOR 6DOLQDUL \ YR] RÂżFLDO GH OD SROtWLFD FXOWXUDO GHO 3&, TXLHQ KDVWD ese  entonces  no  lo  habĂ­a  tomado  en  cuenta.  DespuĂŠs  comenzarĂ­a  a  colaborar  con  el  semanario  comunis-­ ta  Vie  nuove  TXH OH FRQÂży XQD VHFFLyQ GHO SHULyGLFR ORV OODPDGRV Dialoghi-­  en  el  cual  respon-­ dĂ­a  a  los  lectores  tocando  en  modo  anticonformista  las  instituciones  italianas:  iglesia,  escuela,  y  ante  todo  la  IDPLOLD (VWR SDUDOHODPHQWH D R DQWHV GH OD FRODERUD-­ ciĂłn  en  otras  revistas  y  periĂłdicos,  como  Il  Giorno  o  Il  Corriere  della  Sera  en  los  aĂąos  extraordinarios  de  la  direcciĂłn  de  Piero  Ottone. Tras  casi  cuatro  dĂŠcadas,  se  sigue  hablando  de  su  asesinato  despuĂŠs  de  las  confesiones  de  Pino  Pelosi  (ya  auto-­acusado  del  delito  y,  una  vez  que  saliĂł  de  la  FiUFHO VH H[RQHUy FXOSDQGR D RWURV SDUD TXH OXHJR VH asomarĂĄ  la  hipĂłtesis  que  sugiere  que  la  muerte  fue  eje-­ cutada  por  el  hampa  dirigida  por  alguien  de  las  insti-­ tuciones,  ya  que  el  escritor  tenĂ­a  en  su  posesiĂłn  infor-­ maciĂłn  reservada  alrededor  de  la  lucha  por  el  control  GH OD (1, 1   informaciĂłn  que  utilizĂł,  sin  duda,  para  el  libro  Petrolio  HO WtWXOR FRQÂżUPDUtD ÂłGH DOJXQD PDQH-­ UD´ OD KLSyWHVLV QR WHUPLQDGR \ SXEOLFDGR SyVWXPD-­ mente  en  1992.  Para  la  crĂłnica:  el  senador  Marcello  Dell’Utri  -­se  nombra  dada  la  notoriedad  del  persona-­ MH GHFODUy TXH YLR HO WH[WR PHFDQRJUDÂżDGR GHO FDSt-­ tulo  que  se  supone  fue  escrito  pero  misteriosamente  desapareciĂł,  que  hacĂ­a  referencia  a  este  episodio  (sin  embargo,  ya  Dell’Utri  hizo  en  su  momento  revelacio-­ nes  infundadas  sobre  los  Diari  GH 0XVVROLQL (Q OD evaluaciĂłn  del  â€œcaso  Pasoliniâ€?,  no  es  importante  que  esta  hipĂłtesis  se  revele  sin  fundamento,  sino  que  haya  VLGR IRUPXODGD HOOR VLJQLÂżFD TXH HO HVFULWRU VXVFLWD OD atenciĂłn  de  los  medios  de  comunicaciĂłn,  y  que  su  per-­ sonalidad  sigue  apareciendo  completamente  fuera  de  los  esquemas  y  de  las  normas  donde  todo  se  le  puede  atribuir,  y  su  importancia  les  resulta  de  tal  envergadu-­ ra  para  algunos  que  incluso  puede  ser  verosĂ­mil  que  haya  sido  asesinado  por  lo  que  sabĂ­a.  AsĂ­  pues,  todo  1 /D (1, LWDOLDQD HUD HO DFUyQLPR GHO Ente  Nazionale  Idrocarburi  pri-­ vatizado  en  1995  y  que  a  pesar  de  la  transformaciĂłn  de  sus  productos,  FRQVHUYD ODV LQLFLDOHV QRWD GHO WUDGXFWRU

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aquello  que  parece  sorprendente  e  increĂ­ble  para  otros,  se  vuelve  plausible  en  Êl,  y  eso  porque  en  la  memoria  colectiva  Pasolini  queda  como  una  personalidad  ex-­ cepcional,  en  torno  a  la  cual  se  ha  construido  un  mito,  DTXHO GHO DUWLVWD UHEHOGH \ DQWLFRQIRUPLVWD TXH GHVDÂży a  la  sociedad  burguesa  y  que  fue  vĂ­ctima  de  la  misma:  la  mitologizaciĂłn  y  el  culto  al  hĂŠroe  en  cuanto  perso-­ naje  han  caminado  en  paralelo. A  la  creaciĂłn  y/o  mantenimiento  de  este  mito  po-­ pular  han  contribuido  cantautores  y  mĂşsicos,  asĂ­  como  directores  de  cine.  Entre  los  primeros,  hay  que  citar  a  *LRYDQQD 0DULQL Âł/DPHQWR SHU OD PRUWH GL 3DVROLQL´ GLFLHPEUH GH )DEUL]LR GH $QGUp Âł8QD VWRULD VEDJOLDWD´ )UDQFHVFR 'H *UHJRUL Âł$ 3j´ \ 5REHUWR 'H 6LPRQH Âł5HTXLHP LQ PHPRULD GL 3LHU 3DROR 3DVROLQL´ DPEDV GH HYLGHQWHPHQWH SRU los  diez  aĂąos  de  su  muerte.  Entre  los  autores  extran-­ jeros  debe  ser  citada  la  obra  Pier  Paolo,  montada  en  .DVVHO HQ \ ORV Songs  for  a  Child,  una  compi-­ laciĂłn  de  varios  artistas  alternativos  europeos.  Entre  ORV GLUHFWRUHV GH FLQH KD\ TXH UHFRUGDU D 1DQQL 0R-­ UHWWL TXH HQ HO ÂżQDO GHO SULPHU HSLVRGLR GH Caro  diario  OOHJD HQ XQD Âł9HVSD´ DO OXJDU GHO KRPLFLGLR XQ UHFXHUGR GH 6HUJLR &LWWL HQ Magi  randagi OD SHOtFXOD GH 0DUFR 7XOOLR *LRUGDQD Pasolini,  un  delito  italiano \ HO GRFXPHQWDO GH *LXVHSSH %HUWROXF-­ ci,  Pasolini  prossimo  nostro  6H GHFODUD LQVSLUD-­ GR SRU 3DVROLQL HO GLUHFWRU $XUHOLR *ULPDOGL (VWR VyOR por  citar  los  resultados  mĂĄs  interesantes.  ¿Y  que  hay  de  los  estudiosos,  expertos  de  cine  y/o  literatura?  Antes  de  responder  es  necesario  hacer  una  observaciĂłn  preliminar:  sus  Opere  fueron  publicadas  en  la  colecciĂłn  â€œMeridianiâ€?  de  Mondadori  en  diez  vo-­ lĂşmenes  (no  me  ocupo  en  este  trabajo  de  distinguir  HQWUH YROXPHQ \ WRPR \ WRPDQGR HQ FXHQWD GH TXH cada  volumen  supera  por  mucho  las  mil  pĂĄginas,  se  tiene  de  inmediato  una  idea  de  cuĂĄnto  produjo  Paso-­ lini.  A  esto  se  le  debe  agregar  que  lo  publicado  en  la  colecciĂłn  â€œMeridianiâ€?  no  comprende  todos  sus  es-­ critos,  en  particular  aquellos  periodĂ­sticos  y  ademĂĄs  estĂĄ  el  hecho  de  que  el  escritor  concediĂł  muchĂ­simas  entrevistas,  tambiĂŠn  editadas  en  libro.  Estos  datos  pu-­ ramente  cuantitativos  dan  una  idea  de  cĂłmo  la  pre-­ sencia  de  este  escritor  es  tan  viva  en  nuestra  sociedad  que  continua  y  no  puede  descuidarse,  reforzada  por  su  actividad  de  director  de  cine.  En  suma:  una  pre-­ sencia  con  la  cual  no  se  puede  no  hacer  las  cuentas  por  parte  de  aquellos  que  estuvieron  en  posibilidades  de  leerlo  y  que  fueron  al  cine,  en  una  Êpoca  en  que  los  italianos  realmente  iban  al  cine.  Para  hablar  de  confrontaciones  cuantitativas:  los  crĂ­ticos  han  contri-­


PIER PAOLO PASOLINI, UN INTELECTUAL HERÉTICO I DEBATES

buido  y  todavĂ­a  en  la  actualidad  lo  hacen  a  la  consoli-­ daciĂłn  de  este  mito,  por  el  cual  se  puede  decir  que  la  obra  de  monumentalizaciĂłn  del  personaje  y  del  autor  QR SHUPLWH VX GLVPLQXFLyQ HVWR QR VLJQLÂżFD TXH ORV crĂ­ticos  hayan  sido  y  sean  siempre  admiradores  de  VX WUDEDMR ÂŁDO FRQWUDULR +H DTXt DOJXQRV GDWRV HQ 2009  fueron  publicados  alrededor  de  quince  libros  y  ensayos  sobre  Êl,  tanto  breves  como  trabajos  de  ma-­ yor  empeĂąo.  En  2010  fueron  seis,  y  se  dejaron  de  lado  los  estudios  breves  publicados  en  revistas  al  menos  en  estos  mismos  aĂąos,  que  de  todos  modos  son  numero-­ VRV 6X IDPD HV WDO TXH KD VLGR WUDGXFLGR \ HVWXGLDGR en  muchĂ­simas  lenguas,  y  se  le  dedican  congresos  no  sĂłlo  en  Italia:  en  2009  fueron  publicadas  las  Actas  de  GRV FRQJUHVRV IUDQFHVHV FRQ HO HGLWRU 6HUUD TXH WLHQH HQ VX FDWiORJR PXFKRV OLEURV GH 3DVROLQL QL VH SXHGH dejar  de  lado  el  nĂşmero  dedicado  en  2010  de  la  revis-­ ta  Aut-­Aut  bajo  el  tĂ­tulo  de  la  Inactualidad  de  Pasoli-­ ni.  TambiĂŠn  desde  2007  hay  una  revista  internacional  anual  de  alrededor  de  200  pĂĄginas  dedicada  sĂłlo  a  Êl,  llamada  Estudios  Pasolinianos,  sobre  la  que  saliĂł  una  UHVHxD GH HVWXGLRV MDSRQHVHV HQ WRUQR VX REUD \ ÂżJXUD Los  crĂ­ticos  literarios  italianos  mĂĄs  importantes,  de  diversa  manera  y  con  evaluaciones  opuestas,  se  ocu-­ paron  de  Êl  (en  primer  lugar,  y  uno  de  los  mĂĄs  ilustra-­ GRV *LDQIUDQFR &RQWLQL TXH HQWHQGLy UiSLGDPHQWH HO valor  del  poeta  dialectal  reseĂąando  su  obra  Poesie  a  Casarsa,  cuando  Pasolini  era  completamente  desco-­ QRFLGR (QWUH ORV PiV FRQVWDQWHV FLWR D *LDQ &DUOR Ferretti  y,  por  el  tamaĂąo  del  trabajo  desarrollado  en  la  ediciĂłn  de  las  Opere :DOWHU 6LWL 'LHURQ VX MXLFLR de  algĂşn  modo  los  escritores,  de  Montale  a  Ungaretti,  Fortini,  Calvino  y  Moravia;Íž  de  su  correspondencia,  que  no  es  de  un  nivel  sobresaliente  (pero  intrigante  en  las  ambiguas  cartas  juveniles  dirigidas  a  mujeres  GRQGH FXEUH VX KRPRVH[XDOLGDG VH GHGXFH OD UHG GH sus  relaciones  personales  con  poetas  y  escritores.  (O JUXHVR GH VXV FDUWDV VH HQFXHQWUD HQ HO &HQ-­ tro  de  Estudios  y  Archivo  Pier  Paolo  Pasolini  de  la  %LEOLRWHFD GH OD &LQHWHFD GHO 0XQLFLSLR GH %RORxD HO $UFKLYR &RQWHPSRUiQHR GHO *DELQHWH 9LHXVVHX[ HQ )ORUHQFLD /D %LEOLRWHFD 3~EOLFD \ &HQWUR GH Estudios  y  Archivo  Pier  Paolo  Pasolini  de  Casarsa  de  OD 'HOLFLD \ RWUDV FDUWDV HVWiQ HQ FRQ VX VREULQD *UD]LHOD &KLDUFRUVL \ HQ ORV DUFKLYRV GH ORV HGL-­ tores  con  los  cuales  Pasolini  tuvo  que  ver,  sobre  todo  *DU]DQWL \ (LQDXGL SHUR WDPELpQ 0RQGDGRUL \ %RP-­ piani,  sin  contar  a  los  privados.  Una  pregunta  por  hacerse  es  la  siguiente:  ¿quĂŠ  queda  efectivamente  de  este  poeta-­escritor-­crĂ­tico-­ periodista-­director  de  cine-­autor  de  teatro?,  ¿cuĂĄles Â

son  las  pĂĄginas  vivas  hoy  de  las  miles  que  publicĂł  cuando  vivĂ­a  e  integradas  con  las  publicaciones  pĂłs-­ tumas?  Es  una  pregunta  banal  pero  que  nos  pone  de  tĂş  a  tĂş  con  el  autor,  incluso  si  es  difĂ­cil  para  cualquiera  dominar  completamente  todo  su  trabajo.  En  pocas  pa-­ labras:  como  novelista  no  me  parece  que  haya  escrito  una  obra  literaria  de  la  cual  se  pueda  decir  que  segu-­ ramente  queda  como  una  gran  herencia  para  la  pos-­ WHULGDG 6XV QRYHODV PiV DFODPDGDV \ GLVFXWLGDV OD primera  y  la  última,  Ragazzi  di  vita \ Petrolio  VRQ QRYHODV PX\ GLIHUHQWHV \ D OD YH] QR WDQ-­ to:  la  primera  tiene  algĂşn  interĂŠs  sociolĂłgico,  de  la  se-­ gunda  se  salvan  las  pĂĄginas  de  los  encuentros  homo-­ sexuales  sobre  las  â€œpraderasâ€?  y  algunas  descripciones  D SHVDU GH TXH WpFQLFDPHQWH QR VRQ DQWL OtULFDV GHO ambiente.  Esto  no  quita  que  al  momento  en  que  pa-­ rece  suscitar  un  gran  debate,  a  todos  les  parece  algo  oportuno  no  discutir.  Era  la  presencia  mĂ­tica  del  es-­ FULWRU TXH DUUDVWUDED FRQVLJR DO OLEUR 6L KD\ XQD SURVD aĂşn  legible  es  aquella  de  los  textos  juveniles  Amado  mio  y  Atti  impuri,  sobre  los  amores  del  joven  Pasoli-­ ni:  un  cuaderno  secreto  que  quiso  mantener  inĂŠdito  \ TXH HO HGLWRU *DU]DQWL SXEOLFDUtD SyVWXPDPHQWH HQ 1982.  Incluso  como  poeta  algo  extraordinario  hay  en  su  primera  producciĂłn,  mientras  que  debo  confesar  que  el  poema  epĂłnimo  de  Le  ceneri  di  Gramsci  no  alcanzo  a  hacerle  una  buena  evaluaciĂłn:  intriga  la  mĂŠtrica  tradicional,  la  estructura  narrativa,  la  confe-­ siĂłn  pĂşblica  del  autor,  el  ambiente  romano  popular;Íž  todo  eso,  y  el  tomar  a  pecho  cuestiones  ideolĂłgicas  y  querer  hacer  poesĂ­a  eran  paradĂłjicamente  una  no-­ vedad  a  causa  de  su  brillo  â€œde  viejoâ€?;Íž  pero  tambiĂŠn  un  libro  desigual  como  resulta  ser  su  autor  tomado  in  toto.  Algo  bueno,  mĂĄs  allĂĄ  de  las  poesĂ­as  juveni-­ les,  se  encuentra  en  L’usignolo  della  Chiesa  cattolica  \ HQ La  religione  del  mio  tempo WRGR esto  para  decir  que  Pasolini  poeta  sale  mejor  librado  si  es  compilado,  cosa  que  sus  editores  han  entendido. 1R PH SURQXQFLDUp VREUH HO DXWRU GH WHDWUR TXH conozco  poco,  puedo  decir  que  su  cine  tiene  cosas  be-­ llas,  como  Il  Vangelo  secondo  Matteo \ Edipo  re DO ODGR D REUDV SHUGLGDV HQ HO DOHJRULVPR intelectual  y  en  el  exceso  de  los  sobre-­sentidos.  Una  obra  maestra  es  La  ricotta VHFXHVWUDGR SRU “vilipendio  a  la  religiĂłnâ€?  con  su  consecuente  condena  de  cuatro  meses  de  cĂĄrcel  para  el  director. El  Pasolini  enorme  es  el  crĂ­tico  literario  y  el  perio-­ dista;Íž  dos  caras  de  este  intelectual  de  muchas  caras.  Como  crĂ­tico  era  extraordinario  incluso  desde  joven;Íž  eso  es  evidente  desde  su  tesis  de  licenciatura  sobre  3DVFROL SRHWD PX\ OLJDGR D pO D OD FXDO VH KDEtD GH-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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dicado  en  1944-­1945  -­¥no  era  una  tesis  para  el  tiempo  de  la  guerra!-­  y  que  fue  publicada  de  manera  pĂłstuma  en  1993.  AdemĂĄs  son  notables  las  dos  colecciones  an-­ tolĂłgicas,  la  primera  de  1952  sobre  la  poesĂ­a  dialectal  LWDOLDQD GHO VLJOR ;; TXH WXYR XQD UHVHxD GH 0RQWD-­ le;Íž  la  segunda,  el  Canzoniere  italiano,  de  1955.  De  cualquier  modo,  sus  primeras  intervenciones  fueron  siempre  agudas  e  innovadoras:  en  Passione  e  ideolo-­ gia FRQ HQVD\RV PX\ GLYHUVRV LQFOXVR FDyWL-­ cos  como  el  muy  osado  â€œLa  confusione  degli  stiliâ€?,  se  percibe  mucho  la  lecciĂłn,  altĂ­sima,  de  Contini,  mien-­ tras  que  en  Descrizioni  di  descrizioni  EUHYHV reseĂąas  realmente  magistrales  publicadas  despuĂŠs  de  su  muerte,  el  lenguaje  -­incluso  para  su  publicaciĂłn  en  el  periĂłdico-­  es  mĂĄs  claro  y  el  discurso  mĂĄs  or-­ ganizado,  con  mayor  precisiĂłn  tanto  del  estilo  como  del  aspecto  ideolĂłgico  de  los  autores  reseĂąados.  Es-­ tos  son  los  juicios  sobre  su  obra  o  sobre  el  conjunto  de  ella  que  se  pueden  dar  a  casi  cuarenta  aĂąos  de  su  PXHUWH 6LQ HPEDUJR QR FUHR HQ ORV LQYHQWDULRV GH tipo  positivista  darwinianos  que  determinan  â€œeso  que  estĂĄ  vivo  de  lo  que  estĂĄ  muertoâ€?  de  un  escritor.  Es  un  catĂĄlogo  necesario,  que  indica  la  aceptaciĂłn  de  cier-­ ta  responsabilidad  por  parte  del  crĂ­tico,  que  establece  una  especie  de  cotizaciĂłn  en  la  bolsa  de  valores  de  sus  obras,  pero  que  necesita  ir  mĂĄs  allĂĄ  esforzĂĄndose  HQ OD GHÂżQLFLyQ GH OD VXVWDQFLD GH VX PHQVDMH \ GH OD naturaleza  de  su  lecciĂłn.  6L FRQVLGHUDPRV DOJXQRV DVSHFWRV GH VX VRFLROR-­ gĂ­a  es  fĂĄcil  acusarlo  de  tradicionalista,  de  nostalgia  por  la  sociedad  campesina  y  por  aquella  pre-­indus-­ trial  -­como  por  su  parte  muchos  hicieron-­  pero  es  li-­ mitarse  a  la  apariencia  y,  por  consiguiente,  casi  una  equivocaciĂłn,  ya  que  la  sociedad  no  consumista  y  campesina  se  vuelven  en  Pasolini  piedras  de  compa-­ raciĂłn  para  un  diagnĂłstico  despiadado  del  presente  en  cuanto  expresan  su  bĂşsqueda  de  la  autenticidad  de  la  vida,  la  propuesta  de  una  sociedad  en  la  cual  las  relaciones  humanas  no  sean  sustituidas  por  la  ab-­ surdidad  de  las  relaciones  mercantilizadas.  La  im-­ posibilidad  de  reducir  los  valores  a  cosas:  esto  era  lo  que  le  afectaba  y  que  denunciaba  en  su  actividad  de  moralista.  Porque  Pasolini,  en  efecto,  no  fue  un  periodista  sino  un  moralista  que  escribe  sobre  los  periĂłdicos,  que  es  distinto.  Es  verdad  que  en  sus  inicios  habĂ­a  hecho  anĂĄlisis  periodĂ­sticos,  pero  poca  cosa  con  relaciĂłn  a  la  mole  de  su  perenne  debate  con  la  sociedad  desde  las  columnas  de  los  periĂłdi-­ cos  y  semanarios.  Por  lo  tanto,  un  moralista.  Para  LQWHQWDU XQD PHMRU GHÂżQLFLyQ GH pO UHFLHQWHPHQWH VH ha  tomado  una  direcciĂłn  equivocada,  oponiĂŠndolo  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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claramente  a  Calvino:  este  último  habrĂ­a  sido  ultra  controlado,  cerebral  y  estratĂŠgicamente  volcado  a  construir  sus  obras  para  obtener  el  favor  del  pĂşbli-­ co;Íž  en  cambio  Pasolini  visceralmente  se  exponĂ­a  sin  cĂĄlculos.  Entre  parĂŠntesis,  el  juicio  sobre  Cal-­ vino  es  equĂ­voco  ya  que  su  racionalismo  era  tĂ­pico  de  quien  no  tiene  certeza  epistemolĂłgica,  es  decir,  de  quien  sabe  que  los  resultados  de  la  razĂłn  presu-­ ponen  siempre  el  lĂ­mite  de  la  razĂłn  misma,  y  que  cualquier  sistematizaciĂłn  racional  del  caos  de  las  cosas  es  siempre  provisional.  AdemĂĄs  semejantes  contraposiciones  son  poco  fructĂ­feras.  A  su  modo,  Pasolini  fue  un  gran  estratega  que  habĂ­a  moldeado  VX WUDEDMR SDUD GHVDÂżDU D OD FROHFWLYLGDG \ DO PLV-­ mo  tiempo  exhibirse  (en  los  dos  verbos  no  existe  algĂşn  contenido  negativo:  todo  intelectual  inventa  la  forma GH VX SUHVHQFLD HQ HO PXQGR 8QD OtULFD conocidĂ­sima  contenida  en  sus  trabajos,  incluida  en  L’usignolo  della  Chiesa  cattolica  nos  sugiere  cuĂĄl  HV VX IRUPD HVSHFtÂżFD GH H[LVWLU FDVL XQD GiGLYD GH VHQWLGR DO FULVWR FUXFLÂżFDGR FLWR XQ H[WUDFWR Âł(V necesario  exponerse  (Âżesto  enseĂąa  /  el  pobre  cris-­ WR FODYDGR" OD FODULGDG GHO FRUD]yQ HV GLJQD GH cualquier  desdĂŠn,  de  cualquier  pecado  /  de  cualquier  pasiĂłn  desnuda‌  /  (Âżesto  es  lo  que  quiere  decir  el  &UXFLÂżMR" VDFULÂżFDU FDGD GtD OD HQWUHJD UHQXQFLDU cada  dĂ­a  al  perdĂłn  /  asomarse  ingenuamente  sobre  HO DELVPR (VWDUHPRV SRVWUDGRV VREUH OD FUX] al  escarnio,  entre  las  pupilas  /  lĂ­mpidas  de  feroz  ale-­ grĂ­a,  /  descubriendo  el  irĂłnico  goteo  /  de  la  sangre  del  pecho  a  las  rodillas,  /  mitos,  ridĂ­culos,  temblando  /  el  espĂ­ritu  y  la  pasiĂłn  en  el  juego  /  del  corazĂłn  åri-­ GR HQ VX IXHJR SDUD FRQVWDWDU HO HVFiQGDOR´ 6RQ versos  extraordinariamente  elocuentes:  exponer-­ se,  escandalizarse,  exhibir  la  miseria  del  cuerpo  (o  VHD GH Vt FRPR LQGLYLGXR PDUWLUL]DGR 3UHVXSXHVWR absoluto:  ser  vĂ­ctima  de  una  injusticia.  Pasolini,  el  ³SREUH &ULVWR´ VHUi VLHPSUH ÂżHO D HVWD WDUHD 3RU VX parte,  en  el  Vangelo  secondo  Matteo OD 9LUJHQ DĂ€L-­ gida  bajo  la  cruz  es  interpretada  por  la  madre  de  Pier  Paolo:  la  necesidad  de  ser  Êl,  de  nueva  cuenta,  un  Cristo  piadoso  para  la  madre,  y  la  necesidad  de  ha-­ cer  llorar  â€œpor  sĂ­  mismoâ€?  a  la  madre  que  tanto  habĂ­a  OORUDGR SRU VX RWUR KLMR PXHUWR *XLGR (VWH HOHPHQ-­ to  exhibicionista,  visceral,  estĂĄ  en  el  fondo  de  la  tra-­ gedia  personal  de  este  intelectual,  pero  tambiĂŠn  de  su  escritura  por  momentos  profĂŠtica,  de  su  apacible  FUXHOGDG \ GHVSLDGDGR DJQRVWLFLVPR 1R KD\ GXGD de  que  el  Cristo  que  habla  con  dureza  y  sin  piedad  en  el  Vangelo  tienen  la  connotaciĂłn  que  Pasolini  querĂ­a  atribuir  a  sĂ­  mismo  como  maestro  y  guĂ­a  negando Â


PIER PAOLO PASOLINI, UN INTELECTUAL HERÉTICO I DEBATES

al  mismo  tiempo  -­por  su  íntima  contradicciĂłn  como  SHUVRQD TXH VH GHÂżQtD DEVROXWDPHQWH H[FHSFLRQDO \ Ăşnico  pero  tambiĂŠn  pobre  y  solo-­   el  deseo  y  el  poder  ser  en  algĂşn  modo  maestro  de  alguien.  En  efecto,  la  homosexualidad  jugaba  como  sĂ­ntoma  de  su  diversi-­ dad.  Pasolini  que  desde  las  columnas  del  semanario  Vie  nuove  expresa  juicios  sobre  la  familia,  sobre  la  escuela  y  sobre  el  catolicismo  de  los  conservadores  es  extraordinariamente  inteligente  pero  tambiĂŠn  in-­ quietante:  hay  como  un  substrato  inconfesable  detrĂĄs  de  sus  juicios  en  donde  se  puede  atisbar  un  elemento  profundamente  subversivo  que  jamĂĄs  pudo  decir  en  modo  explĂ­cito  en  las  columnas  de  un  periĂłdico.  Es  la  misma  ambigĂźedad  que  se  encuentra  en  las  car-­ WDV GH MXYHQWXG D %HPSRUDG GH TXLHQ UHSHQVDQGR aquello,  se  entiende  que  le  ha  escrito  uno  que  jamĂĄs  podrĂ­a  amar  a  una  mujer,  si  no  a  la  madre,  pero  que  no  podĂ­a  declararlo  a  su  interlocutora.  A  veces,  en  su  hablar  de  problemas  vinculados  al  sexo,  el  indicio  se  vuelve  explĂ­cito,  y  ya  estamos  en  los  aĂąos  seten-­ ta;Íž  como  cuando,  hablando  del  aborto,  declara  que  existen  otras  formas  de  sexualidad  que  no  implican  el  riesgo  de  una  maternidad  no  deseada.  En  este  sen-­ tido,  es  necesario  aclarar  un  aspecto  que  tradicional-­ mente  ha  vuelto  a  Pasolini  un  apĂłstol  del  anti-­abor-­ WR 0H UHÂżHUR DO IDPRVR DUWtFXOR HQ HO Il  Corriere  della  sera  del  19  de  enero  de  1975  publicado  con  HO WtWXOR Âł6RQR FRQWUR OÂśDERUWR´ GRQGH KDEOD GH OD legalizaciĂłn  del  aborto  como  â€œlegalizaciĂłn  del  ho-­ micidoâ€?.  En  efecto,  las  tonalidades  son  oscuras,  las  palabras  fuertes,  la  toma  de  posiciĂłn  -­en  este  primer  artĂ­culo  sobre  el  tema-­  es  clarĂ­sima,  pero  tambiĂŠn  es  necesario  reparar  la  defensa  de  los  â€œsexualmente  diversosâ€?  que  terminaron  en  el  lager,  y  aĂşn  mĂĄs:  la  invitaciĂłn  a  luchar  contra  la  sociedad  â€œsobre  el  pla-­ no  de  la  causa  del  aborto,  es  decir,  sobre  el  plano  del  coitoâ€?.  Como  sea,  su  posiciĂłn  pasĂł  a  la  historia,  ya  que  percibida  como  anti-­abortista  en  absoluto  por  los  conservadores  y  por  los  catĂłlicos  reaccionarios  interesados,  en  realidad  fue  la  misma  posiciĂłn  del  3&, HQ HO DUWtFXOR VXFHVLYR GHO GH MXQLR HQ efecto,  escribe:  â€œMi  posiciĂłn  sobre  este  punto  [‌]  FRLQFLGH ÂżQDOPHQWH FRQ DTXHOOD GH ORV FRPXQLVWDV´ y  proseguĂ­a:  â€œEs  necesario  evitar  primero  el  aborto  y,  si  se  logra,  es  necesario  hacerlo  posible  en  tĂŠrmi-­ nos  legales  sĂłlo  en  algunos  casos  â€˜responsablemente  valorados’â€?.  De  ahĂ­  que  fuese  a  favor  del  aborto  en  FLHUWRV FDVRV ELHQ GHÂżQLGRV SRU TXp VH YROYLy HQ DE-­ soluto  el  gran  intelectual  anti-­abortista  forma  parte  de  la  mala  fe  de  los  conservadores  que  por  razones  instrumentales  dejaron  de  lado  excepcionalmente Â

su  odio  en  las  confrontaciones  de  un  intelectual  que  siempre  han  desconocido  y  maldecido.  6H SXHGH GHFLU YXOJDUPHQWH TXH 3DVROLQL ÂłQR VH contenĂ­aâ€?:  frente  a  sucesos  graves  y  generales  era  imposible  pedirle  que  no  reaccionase  diciendo  lo  que  pensaba  y  hablase  de  otra  cosa,  quizĂĄ  haciendo  consideraciones  inteligentes  pero  no  sincronizadas  sobre  cuanto  habĂ­a  sucedido.  Citemos  un  solo  caso:  en  1968  tiene  el  encargo  de  redactar  la  rĂşbrica  â€œEl  Caosâ€?  sobre  el  semanario  Il  Tempo,  donde  debĂ­a  ser  sobre  todo  un  â€œbote  prontoâ€?  con  los  lectores  sobre  ar-­ JXPHQWRV GH DFWXDOLGDG 6LQ HPEDUJR HO GH HQHUR GH HO GLUHFWRU 1LFROD &DWWHGUD OH HVFULEH TXH OD rĂşbrica  serĂ­a  suspendida  momentĂĄneamente  porque  3DVROLQL VH RFXSDED GH ÂłWHPDV HVSHFtÂżFDPHQWH SROt-­ ticos,  es  mĂĄs  dirĂ­a  que  tĂŠcnicamente  polĂ­ticosâ€?,  y  en  marzo  se  concretaba  el  tĂŠrmino  de  la  colaboraciĂłn,  de  hecho  interrumpida  desde  enero,  dado  que  los  lecto-­ res  manifestaron  su  disenso  en  las  confrontaciones  de  sus  escritos;Íž  y  aducĂ­a  problemas  no  polĂ­ticos  pero  de  lenguaje  (una  disculpa  absurda,  obviamente,  en  no-­ viembre  de  1972  Pasolini  retomaba  su  colaboraciĂłn  con  el  semanario  con  una  columna  de  crĂ­tica  literaria,  SRU FRQVLJXLHQWH ÂłPiV GLItFLO´ < QR HV TXH 3DVROLQL DFHUWDUi VLHPSUH GH XQ WH[WR PHFDQRJUDÂżDGR TXH HQ-­ contrĂŠ  hace  aĂąos  y  que  luego  no  fue  publicado  parece  que  Êl,  en  una  reacciĂłn  apurada,  estaba  convencido  en  HO LQYROXFUDPLHQWR GH 9DOSUHGD HQ OD PDWDQ]D GH 0L-­ lĂĄn  de  diciembre  de  1969.2   Pero  este  es  otro  discurso.  Pasolini  fue  el  primero  en  acuĂąar  algunas  metĂĄfo-­ ras  que  permanecen  en  el  lenguaje  comĂşn:  la  distin-­ ciĂłn  entre  historia  italiana  â€œantes  de  las  luciĂŠrnagasâ€?  \ DTXHOOD SRVWHULRU LGHQWLÂżFDGD FRPR XQ SDVDMH GH ĂŠpoca,  conjuntamente  de  naturaleza  Êtica  y  antro-­ polĂłgica,  sacando  a  luz  las  dos  formas  contrastantes  de  nuestro  estar  en  el  mundo:  la  de  la  armonĂ­a  con  la  naturaleza  y  la  de  la  devastaciĂłn  urbana.  Lo  que  pensaba  Pasolini  de  un  paĂ­s  que  ha  construido  en  los  últimos  cincuenta  aĂąos  mĂĄs  que  en  los  diez  siglos  precedentes  estĂĄ  contenido  en  esta  fĂłrmula.  AdemĂĄs,  el  â€œpalacioâ€?  como  metĂĄfora  de  la  lejanĂ­a  del  poder  frente  a  los  ciudadanos.  Era  necesario  ser  agudos  para  sacar  a  la  luz  hace  cuarenta  aĂąos  lo  que  se  ha  vuelto  el  gran  problema  de  Italia  en  su  Êpoca  contemporĂĄ-­ nea.  Asimismo  para  algunos  parece  una  profecĂ­a  el  KHFKR GH SURQRVWLFDU OD PDWDQ]D GH %RORxD TXH WXYR lugar  cinco  aĂąos  despuĂŠs  de  su  muerte:  en  cambio  era  El  autor  hace  referencia  a  la  matanza  de  Piazza  Fontana  en  1969,  atri-­ EXLGD D JUXSRV DQDUTXLVWDV GRQGH PLOLWDED SUHFLVDPHQWH 3LHUR 9DOSUHGD y  que  funge  como  inicio  de  los  llamados  â€œaĂąos  de  plomoâ€?  en  Italia,  que  corren  a  lo  largo  de  la  dĂŠcada  de  los  setenta  y  se  â€œclausuranâ€?  en  1978  con  el  asesinato  del  entonces  lĂ­der  de  la  democracia  cristiana,  Aldo  Moro  QRWD GHO WUDGXFWRU

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DEBATES I GIOVANNI FALASCHI

la huella de su gran inteligencia, ya que anticipó los movimientos de quien habría actuado efectivamente: para debilitar a la izquierda era necesario demostrar la vulnerabilidad de su fortaleza simbólica. Así pues, incluso la insistencia anafórica de su famoso artícu-­ lo “Yo sé. / Yo sé los nombres de los responsables de aquello que es llamado golpe”, que es una obra maestra de retórica en la cual la serie de los enun-­ ciados cognitivos se concluye con el famoso pasaje: ³<R Vp 3HUR QR WHQJR ODV SUXHEDV 1R WHQJR QL siquiera indicios. / Yo sé porque soy un intelectual, un escritor, que intenta seguir todo aquello que está pasando”. Obra maestra de retórica pero también de inteligencia y de aquello que una vez se llamaba “compromiso civil”. El único, el más agudo que se quedaba en los intersticios para decir en modo di-­ recto y claro -­directo como el lenguaje duro e incon-­ fundible del Cristo del Vangelo secondo Matteo-­ su verdad. El último contra todos, y por lo tanto una víctima potencial. Pasolini decía aquello que todos nosotros podríamos suscribir: incluso nosotros sa-­ bíamos que de jóvenes gritábamos en la plazas to-­

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dos los nombres, pero no teníamos las pruebas. Esta condición típicamente intelectual de percibir la ver-­ dad sin poderla demostrar en detalle era la condi-­ ción más difícil, incluso la más peligrosa. Pasolini escribe para todos, y lo pagó. A casi cuarenta años de distancia nos deja como herencia el coraje de la impotencia, aquella agresividad de una persona que se sentía sola, culpable e indefensa y por lo tanto SRWHQFLDOPHQWH XQD YtFWLPD VDFUL¿FLDO $PDGR \ QR amado al mismo tiempo por todas las personas bur-­ guesamente “rectas” se demuestra aún una vez por lo que siempre fue: un iluminado y trágico agita-­ dor, uno que logra despertar los sentidos de culpa en aquel que sabe que cedió el espacio a las fuerzas ne-­ gativas subversivas a cambio de un vivir sosegado, por renuncia psicológica, por falta de coraje, y por lo tanto, de inteligencia. Cuántas ocasiones en estas décadas nos hemos dicho “nos falta”, con la certeza de que su diagnóstico inteligente y audaz de los gra-­ ves hechos sucedidos en Italia, y que aún suceden, nos habría iluminado. Y esta es la única pero feliz certeza: no podremos liberarnos jamás de él.


CHARLES Â TAYLOR. Â

polĂ­tica

PENSAR Â LA Â

 DESDE  LA  MEDIACIĂ“N  CULTURAL Pablo  Lazo  Briones*

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a  posición  hermenÊutica  que  sostiene  la  pro-­ puesta  política  de  Charles  Taylor  quiere  evitar  la  acusación,  achacada  a  una  postura  comuni-­ taria,  de  ser  etnocentrista-­relativista:  el  caråcter  de  su  apertura  se  prueba  en  la  capacidad  de  autotransfor-­ marse  en  el  contacto  con  otros  horizontes  culturales,  y  de  ser  crítica  en  la  rehabilitación  de  su  tradición  y  valores  locales.  De  aquí  que  en  el  contexto  canadien-­ se  Taylor  haya  puesto  de  relieve  el  tema  del  multicul-­ WXUDOLVPR 6yOR XQ FRPXQLWDULVPR H[WUHPR SRU HMHP-­ plo  manifestado  en  las  formas  que  puede  adoptar  un  nacionalismo  ciego  y  autoclausurado  en  su  fanåtica  DXWRD¿UPDFLyQ SXHGH VHU EODQFR GH OD FUtWLFD OLEHUDO Mås  allå  de  este  extremo,  Taylor  buscarå  un  tipo  de  conformación  comunitaria  abierta  a  lo  que  de  valioso  hay  en  el  contacto  con  otras  comunidades  y  sobre  todo  con  la  comunidad  liberal,  que  se  ha  esgrimido  equí-­ vocamente  como  contraria  a  una  comunidad  atenta  a  sus  propias  tradiciones  y  valoraciones  del  mundo. La  posición  política  de  Charles  Taylor  quiere  ubicarse  mås  acå  de  cualquier  radicalización:  el  co-­ PXQLWDULVPR TXH pO GH¿HQGH QR HV HO TXH DERJD SRU una  comunidad  cerrada  y  autoconservada  con  inde-­ pendencia  de  toda  transformación  social;͞  al  contrario,  una  comunidad  que  puede  transformarse,  y  de  hecho   Profesor  investigador  en  el  Departamento  de  Filosofía  de  la  Universi-­ dad  Iberoamericana-­Ciudad  de  MÊxico.

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que  se  juega  su  riqueza  como  tal,  en  su  contacto  con  las  fuentes  motivacionales  del  liberalismo. El  antecedente  de  esta  mediación  coherente  que  quiere  alcanzar  Taylor  hay  que  buscarlo  en  un  debate  anterior  al  sostenido  en  los  aùos  ochenta  entre  libera-­ les  y  comunitaristas,  y  que  en  gran  medida  es  su  ante-­ FHGHQWH LQPHGLDWR 1RV UHIHULPRV DO GHEDWH TXH WXYR lugar  de  los  aùos  cincuenta  hasta  los  setenta  entre  los  defensores  de  una  ciencia  política  de  corte  positivis-­ WD R IXQFLRQDOLVWD \ ORV GHIHQVRUHV GH XQD ¿ORVRItD SROtWLFD DWHQWD D ODV FRQ¿JXUDFLRQHV FXOWXUDOHV \ ODV valoraciones  que  en  ellas  se  establecen,  pensada  mås  allå  del  modelo  epistemológico  del  positivismo  o  el  funcionalismo.  Es  este  debate  el  que  quiere  esclarecer  el  pensador  canadiense  en  un  primer  momento,  pues  representa  la  primera  radicalización  y  cerrazón  inne-­ FHVDULD GH ODV SRVLFLRQHV 7D\ORU La  versión  de  ciencia  política  que  pone  en  cuestión  que  pueda  o  deba  haber  valoraciones  de  los  hechos  SROtWLFRV HVWR HV XQD DWHQFLyQ D VX FRQ¿JXUDFLyQ cultural  por  la  que  podrían  ser  juzgados  como  con-­ venientes  o  inconvenientes,  como  justos  o  injustos,  etcÊtera,  es  aquella  que  se  pronuncia  por  la  aplicación  GH XQ PpWRGR FLHQWt¿FR REMHWLYR \ GH UHVXOWDGRV QHX-­ trales,  no  contaminados  por  las  valoraciones  y  sobre  todo  que  pudiera  extenderse  nomológicamente  a  todo  caso  similar  de  aplicación.  Es  la  versión  de  ciencia  METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I PABLO LAZO BRIONES

polĂ­tica,  dice  Taylor,  que  cree  haberse  distanciado  SRU FRPSOHWR GHO ÂłLQFXER GH OD ÂżORVRItD SROtWLFD´ TXH la  da  por  muerta  o  por  intrascendente,  y  se  concibe  a  sĂ­  misma  como  libre  de  sus  presupuestos  metafĂ­sicos  o  â€œinclinaciones  de  valorâ€?.  De  este  modo,  separa  la  pretensiĂłn  de  una  teorĂ­a  normativa  de  la  acciĂłn,  cuya  funciĂłn  serĂ­a  dar  recomendaciones  y  evaluar  distintos  FXUVRV GH DFFLyQ GHO HVWXGLR FLHQWtÂżFR GH ORV KHFKRV separa,  pues,  hecho  y  valor  sistemĂĄticamente,  y  dice  que  sĂłlo  se  puede  ir  del  primero  al  segundo,  pero  nun-­ ca  al  contrario,  so  pena  de  pervertir  el  conocimiento  FLHQWtÂżFR QHXWUDO 7D\ORU 1 La  ciencia  polĂ­tica  asĂ­  defendida  tiende  a  ver  con  ODV FRQÂżJXUDFLRQHV FXOWXUDOHV GH YDORU H[SUHVDGDV muchas  veces  en  fenĂłmenos  ricos  en  vida  emocional  o  imaginativa,  meras  â€œexperiencias  de  vidaâ€?,  no  rele-­ YDQWHV D OD KRUD GH DSURSLDUVH FLHQWtÂżFDPHQWH GH ORV hechos  sociales.  De  tal  modo,  se  sostiene  que  apar-­ tĂĄndonos  del  encuadre  o  trasfondo  en  que  aparecen  ORV KHFKRV FDWDORJDGRV \ YHULÂżFDGRV VH SXHGH DVHQWDU un  sistema  de  relaciones  funcionales  estables  desde  el  que  se  construirĂ­an  las  explicaciones,  independiente-­ mente  de  los  juicios  subjetivos.  Pero,  agrega  Taylor,  pensar  dentro  de  la  ciencia  polĂ­tica  en  funciones  que  se  realizan  o  se  llevan  hasta  su  última  consecuencia  es  hablar  de  necesidades,  deseos  o  propĂłsitos  que  se  FXPSOHQ R VDWLVIDFHQ GHQWUR GH XQ PDUFR GH HÂżFDFLD de  las  decisiones,  y  por  lo  tanto  incluye  el  criterio  de  funcional  o  disfuncional,  y  si  incluye  un  criterio  de  tal  naturaleza  es  necesario  pensarlo  dentro  de  un  trasfon-­ GR GH VLJQLÂżFDFLyQ HQ HO TXH FREUD VHQWLGR GHVGH HO que  se  entiende  y  desde  el  que  se  secretan  sus  propias  normas  y  evaluaciones  de  las  polĂ­ticas  aceptables  o  inaceptables.  AsĂ­  pues,  la  posiciĂłn  pretendidamente  neutral  y  objetiva,  supone  justo  lo  que  pretende  negar. En  cambio,  desde  una  posiciĂłn  abierta  a  la  rela-­ FLyQ TXH H[LVWH HQWUH HO WUDVIRQGR GH VLJQLÂżFDFLyQ \ ODV H[SOLFDFLRQHV FLHQWtÂżFDV VRVWHQLGDV SRU pO QR VH cae  en  tal  inconsecuencia:  â€œse  tiende  a  asegurar  una  posiciĂłn  de  valor  asociada,  que  secreta  sus  propias  normas  de  evaluaciĂłn  de  las  polĂ­ticasâ€?  (Taylor,  1985:  \ GHQWUR GH OD FXDO HO FRQWHQLGR SUHVFULSWLYR QR VH distingue  del  contenido  descriptivo,  esto  es,  no  se  dis-­  Los  contendientes  de  este  debate,  aunque  lejanos  en  el  tiempo  y  extraĂąos  D ORV WRQRV GH OD GLVFXVLyQ DFWXDO HQ ÂżORVRItD SROtWLFD DO PHQRV KD\ TXH WH-­ nerlos  en  mente:  del  lado  de  la  defensa  de  una  ciencia  polĂ­tica  neutral  estĂĄn  9HUQRQ 9DQ '\NH Political  Science /RQGUHV 'DYLG (DVWRQ The  Political  System  1XHYD <RUN +DUROG /DVVZHOO Âł7KH 'HPRFUD-­ tic  Characterâ€?,  en  H.  Lasswell,  Political  Writings *OHQFRH \ GHO ODGR GH OD GHIHQVD GH XQD ÂżORVRItD SROtWLFD FDUJDGD HYDOXDWLYDPHQWH HVWi 7D\ORU DVt FRPR 5LFKDUG 0 +DUH Freedom  and  Reason 2[IRUG Un  antecedente  de  este  artĂ­culo,  que  contiene  de  manera  condensada  los  primeros  ataques  de  Taylor  a  la  pretensiĂłn  de  neutralidad  en  la  ciencia  polĂ­tica,  aparece  diez  aĂąos  antes.  Cfr 7D\ORU

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tingue  entre  la  apreciaciĂłn  de  lo  que  evaluativamente  se  distinguirĂ­a  como  un  bien  que  satisface  las  funcio-­ nes  de  necesidad,  deseo  o  propĂłsito,  y  los  hechos  que  la  ciencia  polĂ­tica  describirĂ­a. Un  complemento  importante  de  esta  argumen-­ taciĂłn  estĂĄ  contenido  en  un  texto  posterior  (Taylor,  D DVt FRPR HQ HO HPSLULVPR VH KDEOD GH datos  brutos,  en  un  cierto  tipo  de  ciencia  polĂ­tica  de  corte  mecanicista-­funcionalista,  la  mĂĄs  difundida  en  nuestros  dĂ­as  en  opiniĂłn  de  Taylor,  se  habla  tambiĂŠn  de  ciertos  comportamientos  polĂ­ticos  supuestamente  obvios,  no  necesitados  de  interpretaciĂłn,  lo  que  quie-­ re  decir  que  serĂ­an  ajenos  a  nuestro  entendimiento  ex-­ SHULHQFLDO GH HOORV VXVFHSWLEOHV GH GHÂżQLUVH HQ DEV-­ tracciĂłn  de  toda  experiencia  subjetiva,  respondiendo  con  ello  a  la  tradiciĂłn  empirista  que  exige  que  por  PHURV SURFHGLPLHQWRV GH LQGXFFLyQ \ YHULÂżFDFLyQ VH rompa  con  toda  explicaciĂłn  interpretativa. De  esta  manera,  en  esta  versiĂłn  de  ciencia  polĂ­tica  se  FRQVWUX\H XQ HGLÂżFLR GH H[SOLFDFLRQHV GHO FRPSRUWDPLHQWR polĂ­tico  a  partir  de  â€œprincipios  categorialesâ€?  que  no  dejarĂ­an  nada  fuera,  que  agotarĂ­an  toda  manifestaciĂłn  pĂşblica  posi-­ ble  en  seguimiento  de  una  epistemologĂ­a  exhaustiva  (que  en  realidad  es  una  epistemologĂ­a  excluyente,  ya  que  lo  que  no  cabe  dentro  del  orden  de  su  categorializaciĂłn  simple-­ PHQWH OR PDUJLQD R GHVKHFKD (VWRV SULQFLSLRV FRQWLQ~D Taylor,  estarĂ­an  a  su  vez  expresados  en  â€œreglas  institucio-­ nalesâ€?  y  hĂĄbitos  fĂĄcilmente  reconocibles:  poner  una  cruz  al  lado  del  propio  nombre  en  una  lista  y  deslizarla  en  una  caja,  cuenta  como  voto;Íž  decir  ciertas  palabras  en  un  contexto  di-­ plomĂĄtico  cuenta  como  apoyo  polĂ­tico;Íž  abandonar  la  sala  de  un  congreso  en  sesiĂłn  equivale  a  estar  en  desacuerdo,  etcĂŠtera.  Las  preguntas  de  Taylor  frente  a  esta  colecciĂłn  de  comportamientos  ya  asumidos  como  â€œdatos  brutosâ€?,  arti-­ ÂżFLRVD HQ ~OWLPR GH ORV FDVRV VRQ ¢TXp HV OR TXH VRVWLHQH este  lenguaje  supuesto?,  ¿en  quĂŠ  se  arraiga?  La  respuesta  es  sencilla  pero  contundente:  siempre  estĂĄ  arraigado  en  la  prĂĄctica  social,  las  normas  implĂ­citas  que  sostienen  estos  comportamientos,  supuestamente  autoevidentes,  HVWiQ HQWUHWHMLGDV FRQ VLJQLÂżFDFLRQHV LQWHUVXEMHWLYDV TXH OHV GDQ VHQWLGR VLJQLÂżFDFLRQHV TXH VH GHÂżQHQ como  â€œacciones  mutuasâ€?  o  â€œconexiones  lingßísticasâ€?  que  se  expresan  en  instituciones  y  reglas  de  compor-­ tamiento,  y  que  dado  su  carĂĄcter  complejo  requieren  VLHPSUH GH XQ WUDWDPLHQWR KHUPHQpXWLFR 6H WUDWD GH XQ “mundo  de  referencias  comunesâ€?  o  una  â€œred  de  signi-­ ÂżFDFLRQHV LQWHUVXEMHWLYDV´ TXH HV OD EDVH GH OD FRPX-­ nidad  que  constituye  la  vida  pĂşblica,  y  que  no  puede  comprenderse  desde  el  modelo  simplista  de  la  episte-­ mologĂ­a  de  la  ciencia  social  en  su  versiĂłn  behaviorista,  IXQFLRQDOLVWD R HPSLULVWD 7D\ORU D


CHARLES TAYLOR. PENSAR LA POLĂ?TICA DESDE LA MEDIACIĂ“N CULTURAL I DEBATES

La  crĂ­tica  a  este  tipo  de  ciencia  sociopolĂ­tica  que  quiere  encontrar  su  fundamento  en  las  ideas  de  veri-­ ÂżFDFLyQ \ GH GDWRV LQPHGLDWRV TXH \D QR UHTXHULUtDQ de  ulterior  interpretaciĂłn,  le  sirve  a  Taylor  para  abo-­ gar  por  una  ciencia  social  mĂĄs  amplia,  que  atienda  a  OD LQWHUVXEMHWLYLGDG GH ODV VLJQLÂżFDFLRQHV FRPXQHV enclavadas  en  las  prĂĄcticas  sociales.  Hablando  de  una  ¿ORVRItD SROtWLFD PiV DPSOLD HO REMHWLYR HV HO PLVPR demostrar  que  no  existen  descripciones  neutras  de  las  acciones  polĂ­ticas,  que  no  hay  un  lugar  privilegiado  por  fuera  de  las  valoraciones  de  las  prĂĄcticas,  desde  el  cual  el  investigador  social  harĂ­a  una  descripciĂłn  objetiva. La  posiciĂłn  de  Taylor  respecto  a  la  teorĂ­a  de  la  justicia,  y  con  ello  de  las  demĂĄs  relaciones  polĂ­ticas  acordes  a  Êsta,  de  las  que  se  presentan  entre  institu-­ ciones,  autoridades  y  ciudadanos,  por  un  lado,  y  en-­ tre  comunidades  tomadas  como  cierto  tipo  de  sujetos  de  derechos,  por  el  otro,  sigue  la  misma  orientaciĂłn  crĂ­tica  por  la  que  cobrĂł  distancia  respecto  a  la  cien-­ cia  polĂ­tica  neutral.  En  uno  y  otro  caso,  se  trata  de  perspectivas  que  conciernen  no  sĂłlo  a  los  criterios  o  estĂĄndares  de  aplicaciĂłn  -­en  un  caso  de  la  justicia,  en  RWUR GH ORV UHVXOWDGRV FLHQWtÂżFRV ÂłREMHWLYRV \ YHULÂż-­ cablesâ€?,  aplicables  a  la  vida  pĂşblica-­  sino  tambiĂŠn  a  OR TXH VXVWDQFLDOPHQWH VLJQLÂżFDQ ODV UHODFLRQHV SROt-­ ticas,  esto  es,  a  quĂŠ  tipo  de  bien  VH UHÂżHUHQ \ QR VROD-­ mente  a  cĂłmo  se  pueden  instrumentalizar  como  pro-­ cedimientos  mĂĄs  o  menos  funcionales  o  plausibles. &5Ă‹7,&$ $/ 352&(',0(17$/,602 (1 /$ -867,&,$ < /$ /,%(57$' 32/Ă‹7,&$6

'HVGH HVWD UHĂ€H[LyQ 7D\ORU SRQH XQD PLUDGD FUtWLFD en  la  7HRUtD GH OD -XVWLFLD GH -RKQ 5DZOV SUHJXQWiQ-­ dose  quĂŠ  tipo  de  bien  es  la  justicia  distributiva,  que  el  pensador  norteamericano  propone  como  la  forma  ele-­ mental  o  primaria  de  estĂĄndar  de  acciĂłn  polĂ­tica,  de  la  que  se  derivarĂ­a  toda  otra  forma  de  proceder  a  ese  QLYHO 5HFRUGHPRV TXH 5DZOV TXLHUH GDUOH WDO VHQWLGR a  la  justicia  que  se  opone  por  lo  menos  a  dos  pos-­ turas  mĂĄs  dĂŠbiles:  por  un  lado,  el  intucionismo,  por  su  incapacidad  de  generar  un  sistema  de  reglas  que  permita  jerarquizar  y  discriminar  entre  las  opciones  de  vida  social  y  de  instituciones  mĂĄs  correctas  y,  por  el  otro,  el  utilitarismo,  por  el  peligro  que  entraĂąa  su  cĂĄlculo  de  desventajas  presentes  en  busca  de  ventajas  futuras,  y  del  bienestar  para  la  mayorĂ­a  aĂşn  a  costa  del  PDOHVWDU SDUD OD PLQRUtD HO SHOLJUR GH OD MXVWLÂżFDFLyQ de  cualquier  estilo  de  vida  donde  las  preferencias  de  OD PD\RUtD QR LPSRUWDQGR VX FRQWHQLGR VRQ HO FULWH-­ rio  de  lo  que  llama  felicidad  o  bienestar.  En  su  lugar,  5DZOV SURSRQH DVHJXUDU OD MXVWLFLD FRPR HTXLGDG R

imparcialidad,  en  una  postura  deontolĂłgica  pura  -­de  corte  constructivista-­  que  se  dirigirĂ­a  a  establecer  la  igualdad  en  la  â€œestructura  bĂĄsicaâ€?  de  la  sociedad,  esto  es,  en  las  instituciones  representativas  mĂ­nimas,  â€œla  constituciĂłn  y  las  principales  disposiciones  econĂłmi-­ FDV \ VRFLDOHV´ 5DZOV 'H WDO PRGR TXH SDUD 5DZOV HO PRGHOR GH OD MXV-­ ticia  debĂ­a  darlo  un  â€œcontractualismo  posmetafĂ­sicoâ€?,  es  decir,  la  idea  de  un  contrato  hipotĂŠtico  (no  ubica-­ EOH KLVWyULFDPHQWH TXH HVJULPLHQGR HO DUJXPHQWR de  una  â€œposiciĂłn  originalâ€?  en  donde  los  contratantes  estuviesen  en  igualdad  de  circunstancias  para  llegar  a  un  consenso  sobre  las  condiciones  de  administraciĂłn  de  la  justicia  y  el  tipo  de  gobierno  que  le  corresponda  (o  sea,  un  contractualismo  contrario  al  hobbesiano,  que  se  ampararĂ­a  mĂĄs  bien  en  la  idea  de  â€œnegociaciĂłn  desigualâ€?  de  los  contratantes  y  estarĂ­a  atento  a  las  preferencias  y  no  a  las  condiciones  de  igualdad,  por  WDQWR FRQGXFHQWH DO GHVSRWLVPR 7UDV OD VXSRVLFLyQ del  â€œvelo  de  ignoranciaâ€?  (coherente  con  aquĂŠlla  posi-­ FLyQ RULJLQDO QHFHVDULR SDUD ÂłDQXODU ORV HIHFWRV GH ODV FRQWLQJHQFLDV HVSHFtÂżFDV TXH SRQHQ D ORV KRPEUHV HQ situaciones  de  desigualdad  y  en  tentaciĂłn  de  explotar  circunstancias  naturales  y  sociales  en  su  propio  pro-­ YHFKR´ 5DZOV VH HVWLSXODQ ORV FULWHULRV de  la  acciĂłn  individual  dentro  de  la  sociedad  tomada,  como  dice  en  un  texto  posterior,  â€œcomo  un  sistema  de  FRRSHUDFLyQ HQWUH SHUVRQDV OLEUHV H LJXDOHV´ 5DZOV FULWHULRV D VX YH] DVHQWDGRV HQ GRV SULQFL-­ SLRV JHQHUDOHV GH MXVWLFLD XQR ÂżQFDGR HQ OD LGHD GH OL-­ EHUWDG \ HO RWUR ÂżQFDGR HQ OD LGHD GH XQD GHVLJXDOGDG tolerable  aunque  superable  a  largo  plazo.2  6LJXLHQGR OD IRUPXODFLyQ JHQHUDO VREUH ODV FLUFXQV-­ WDQFLDV GH OD MXVWLFLD GLVWULEXWLYD SHQVDGD SRU 5DZOV -­un  espacio  en  donde  los  individuos  actĂşan  como  cola-­ boradores  en  acciĂłn  conjunta  en  un  medio  de  escasez  econĂłmica  moderada,  no  obstante  sin  perder  su  índole  de  individuos-­,  Taylor  se  pregunta  quĂŠ  es  lo  que  agre-­ JD HVWD UHĂ€H[LyQ D QXHVWUD QRFLyQ PHGLD VREUH KDFHU justicia  en  lo  que  llamamos  â€œestado  de  la  naturalezaâ€?  (por  ejemplo,  de  las  antiguas  tribus  nĂłmadas  donde  prevalece  la  necesidad  por  encima  de  cualquier  crite-­ ULR GLVWULEXWLYR /D UHVSXHVWD GLFH HV TXH MXVWDPHQWH no  se  puede  pensar  en  un  criterio  de  distribuciĂłn  en   Ya  expresados  en  una  de  sus  formulaciones  revisadas,  estos  dos  princi-­ SLRV VRQ 5DZOV Âł &DGD SHUVRQD WLHQH XQ GHUHFKR LJXDO D XQ esquema  plenamente  adecuado  de  iguales  derechos  y  libertades  bĂĄsicas,  tal  que  dicho  esquema  sea  compatible  con  un  esquema  similar  para  todos.  2.  Las  desigualdades  sociales  y  econĂłmicas  han  de  satisfacer  dos  condiciones:  SULPHUD GHEHQ HVWDU OLJDGDV D RÂżFLRV \ SRVLFLRQHV DELHUWRV D WRGRV EDMR FRQ-­ diciones  de  justa  igualdad  de  oportunidades;Íž  y  segundo,  han  de  existir  para  PD\RU EHQHÂżFLR GH ORV PLHPEURV PHQRV DYHQWDMDGRV GH OD VRFLHGDG ´ /D IRUPXODFLyQ RULJLQDULD HQ 5DZOV SDUiJUDIR

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tal  estado  natural  -­sino  mĂĄs  bien  la  ley  del  mĂĄs  fuerte  conforme  a  las  necesidades-­,  y  que  lo  que  agrega  la  nociĂłn  moderna  de  sociedad  en  donde  serĂ­a  aplicada  este  tipo  de  justicia  es  una  formulaciĂłn  clara,  racional  y  expresada  en  un  intento  de  sistematicidad,  al  gĂŠnero  de  intuiciones  incoadas  en  el  estado  natural  (cuya  mu-­ WXD WUDQVIRUPDFLyQ 5DZOV TXHUtD UHVROYHU HQ HO ODUJR SOD]R FRQ OD QRFLyQ GH ÂłHTXLOLEUR UHĂ€H[LYR´ Ahora  bien,  tal  pretensiĂłn  de  sistematicidad  o  aclaraciĂłn  racional  de  las  intuiciones  bĂĄsicas  sobre  la  justicia  responde,  piensa  Taylor,  a  cierta  idea  tambiĂŠn  bĂĄsica  de  los  rasgos  de  los  sujetos  de  justicia  por  la  que  son  merecedores  de  la  misma,  esto  es,  a  una  no-­ ciĂłn  de  dignidad  R GH VHU PHUHFHGRU GH UHVSHWR ¢4Xp es  ser  merecedor  de  respeto?  Esta  pregunta  no  puede  responderse  sino  dentro  del  marco  que  contempla  la  nociĂłn  de  algĂşn  tipo  de  bien  como  ligada  necesaria-­ mente  a  ella,  y,  en  consecuencia,  a  la  nociĂłn  de  cierto  tipo  de  sociedad  en  que  son  realizados  los  bienes  de  determinada  forma,  y  que  siendo  satisfechos  condu-­ cen  ademĂĄs  a  la  realizaciĂłn  de  lo  que  consideramos  VHU KXPDQR 'H HVWD IRUPD SUHFLVD 7D\ORU Âł/D DÂżU-­ maciĂłn  que  estoy  haciendo  podrĂ­a  expresarse  de  este  modo:  que  los  diferentes  principios  de  justicia  distri-­ butiva  estĂĄn  relacionados  con  las  concepciones  del  bien  humano,  y  en  particular  con  las  diferentes  nocio-­ nes  de  la  dependencia  de  los  hombres  a  la  sociedad  en  que  se  realiza  el  bien.  AsĂ­,  los  desacuerdos  profundos  DFHUFD GH OD MXVWLFLD VyOR SXHGHQ VHU FODULÂżFDGRV VL formulamos  y  confrontamos  las  nociones  bĂĄsicas  so-­ EUH HO KRPEUH \ OD VRFLHGDG´ 7D\ORU E 3  Tomando  en  consideraciĂłn  este  trasfondo  social  \ DQWURSROyJLFR GH VLJQLÂżFDFLyQ GHQWUR GHO TXH RSH-­ ra  todo  principio  de  justicia,  Taylor  sigue  la  crĂ­tica  de  Esferas  de  la  Justicia  GH :DO]HU HQ GRQGH pVWH sostiene  que  los  criterios  de  justicia  no  pueden  aplicar-­ se  de  forma  nivelada  o  unĂ­voca  a  los  distintos  entornos  culturales  y  en  los  distintos  tiempos  histĂłricos:  las  de-­ mandas  de  la  justicia  distributiva  han  de  adecuarse  a  las  variaciones  que  sustantivamente  se  presentan  en  cada  entorno,  en  cada  estilo  de  vida.  Este  tipo  de  variaciones  exigirĂ­an,  pues,  de  un  acercamiento  interpretativo  que  relacione  la  aplicaciĂłn  de  la  justicia  con  la  materialidad  de  los  distintos  casos.  Es  este  el  nexo  entre  un  pen-­ samiento  Êtico-­polĂ­tico  y  la  orientaciĂłn  hermenĂŠutica  TXH DTXt EXVFDPRV 7D\ORU E AsĂ­,  respecto  al  debate  mĂĄs  acuciante  sobre  quĂŠ  es  lo  que  debĂ­a  distribuirse  justamente  en  nuestras  sociedades  contemporĂĄneas,  no  puede  responderse  con  una  sola  formulaciĂłn  o  una  sola  serie  de  princi-­ (Q FDVWHOODQR VH HQFXHQWUD XQD UHĂ€H[LyQ VLPLODU VREUH ORV OtPLWHV GH XQD WHRUtD GH OD MXVWLFLD GH FRUWH SURFHGLPHQWDOLVWD HQ 7D\ORU

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pios  absolutos.  Taylor  localiza,  en  consonancia  con  Michel  Walzer,  dos  grandes  åreas  en  que  se  puede  comprender  quĂŠ  es  lo  que  debĂ­a  de  distribuirse.  La  primera  se  concentra  en  las  â€œdiferenciasâ€?  que  justa-­ PHQWH VH SXHGHQ MXVWLÂżFDU GH DFXHUGR D XQD QRFLyQ GH ORV PpULWRV HQ HVWH VHQWLGR VH MXVWLÂżFD TXH H[LVWDQ grandes  diferencias  en  los  sueldos  y  en  las  distintas  SHUFHSFLRQHV TXH PHUHFHUtDQ ORV WUDEDMDGRUHV FDOLÂż-­ cados  o  los  profesionistas  que  dominan  una  especia-­ OLGDG GHWHUPLQDGD /D VHJXQGD HV OD TXH VH UHÂżHUH D las  â€œpolĂ­ticas  de  igualaciĂłnâ€?,  que  intentan  redistribuir  el  ingreso  y  la  prosperidad  econĂłmica  por  igual,  por  medio  de  la  generaciĂłn  de  una  igualdad  de  oportuni-­ dades  de  vida,  del  desarrollo  de  programas  regionales  favoreciendo  a  grupos  desprotegidos,  etcĂŠtera.  Las  dos  esferas,  explica  Taylor,  tienen  que  ver  con  HO SULQFLSLR GH LJXDOGDG GRQGH XQD MXVWLÂżFD HO RUGHQ GH las  diferencias  y  la  otra  pugna  porque  estas  diferencias  desaparezcan  o  se  mitiguen  lo  mĂĄs  posible.  Desde  cada  una  de  estas  perspectivas,  la  defensa  de  la  aplicaciĂłn  de  la  nociĂłn  de  igualdad  por  la  posiciĂłn  contraria  pa-­ rece  injusta  e  insostenible  (por  un  lado  la  perspectiva  privatizadora  y  competitiva  propia  del  atomismo  so-­ cial,  asentada  en  el  principio  de  contribuciĂłn,  por  el  otro  la  perspectiva  que  la  crĂ­tica,  asentada  en  el  princi-­ pio  de  retribuciĂłn 'H DPERV ODGRV VXUJH OD VHQVDFLyQ (seguida  de  las  actitudes  polĂ­ticas  de  resentimiento  y  WRWDO SDVLYLGDG GH TXH H[LVWH XQ RUGHQ LPSXHVWR SRU la  fuerza,  de  que  una  discusiĂłn  razonada  sobre  la  justi-­ cia  distributiva  es  imposible,  y  como  consecuencia  de  todo  ello  la  sensaciĂłn  de  que  nuestra  lealtad  al  sistema  declina  cada  vez  mĂĄs  y  de  que  su  legitimidad  estĂĄ  gra-­ YHPHQWH ÂżVXUDGD 7D\ORU E Frente  a  esta  crisis  no  puede  responderse,  como  TXLHUH 5DZOV FRQ XQD VROD VHULH GH SULQFLSLRV GH MXV-­ ticia,  sin  atenciĂłn  a  las  variaciones  culturales  e  histĂł-­ ricas  de  la  clase  de  asociaciones  que  conformamos  y  GH OD FODVH GH ELHQHV TXH FDGD XQD GH HOODV SHUVLJXH 6L DFDVR OD IRUPXODFLyQ GH ORV GRV SULQFLSLRV GH 5DZOV debe  verse  no  desde  la  óptica  de  su  posible  aplica-­ ciĂłn  universal,  sino  desde  la  óptica  de  los  verdaderos  bienes  a  los  que  da  vida  en  la  sociedad,  que  ya  no  es  entendida  como  la  mera  â€œuniĂłn  social  de  uniones  socialesâ€?  (social  union  of  social  unions,  en  la  formu-­ ODFLyQ GH 5DZOV GH PDQHUD DWRPLVWD VLQR PiV ELHQ desde  la  perspectiva  de  una  empresa  de  colaboraciĂłn,  cierto,  pero  que  estĂĄ  unida  por  vĂ­nculos  de  integra-­ ciĂłn  mucho  mĂĄs  fuertes  que  la  mera  coordinaciĂłn  de  las  distintas  actividades.  Dada  la  complejidad  de  nuestras  sociedades  multiculturales,  marcadas  por  los  distintos  modos  de  vida,   irreductibles  unos  a  otros,  la Â


CHARLES TAYLOR. PENSAR LA POLĂ?TICA DESDE LA MEDIACIĂ“N CULTURAL I DEBATES

Ăşnica  vĂ­a  para  lograr  la  justicia  es  la  implementaciĂłn  de  varios  principios  de  justicia  distributiva,  asimismo  mutuamente  irreductibles  e  independientes:  â€œLo  que  WRGR HVWR VLJQLÂżFD HV TXH WHQHPRV TXH DEDQGRQDU OD bĂşsqueda  de  un  solo  conjunto  de  principios  de  justi-­ cia  distributiva.  Por  el  contrario,  una  sociedad  mo-­ derna  puede  ser  vista  bajo  diferentes  perspectivas,  mutuamente  irreductibles,  y  que  consecuentemente  pueden  ser  juzgadas  por  principios  de  justicia  distri-­ butiva  independientes  y  mutuamente  irreductiblesâ€?  7D\ORU E La  complejidad  que  impide  adoptar  un  solo  punto  de  vista,  neutral  o  unĂ­voco,  es  la  que  se  despliega  en  los  distintos  grados  de  compromiso  recĂ­proco  entre  los  miembros  de  una  sociedad,  aun  cuando  su  modelo  puede  ser  pensado  con  cierta  uniformidad,  grados  que  implican  distintas  y  complejas  formas  de  obligaciĂłn  mutua:  a  nivel  de  relaciĂłn  entre  individuos,  entre  co-­ munidades  o  hacia  dentro  de  una  sola  comunidad.  Es  esta  la  pluralidad  de  principios  de  justicia  que  Taylor  quiere  recircular  al  modo  aristotĂŠlico.4 Pongamos  como  un  segundo  caso  arquetĂ­pico  de  este  intento  de  conciliaciĂłn  entre  extremos  de  postu-­ UDV SROtWLFDV HO SULPHUR IXH OD MXVWLFLD HO SUREOHPD GH OD OLEHUWDG SROtWLFD 5HPLWLpQGRVH D OD GLIXQGLGD distinciĂłn  entre  â€œlibertad  positivaâ€?  y  â€œlibertad  ne-­ JDWLYD´ SHQVDGD SRU ,VDLDK %HUOLQ 7D\ORU VH SRQH en  guardia  en  contra  de  toda  caricaturizaciĂłn  de  la  OLEHUWDG HQ HO WHUUHQR SROtWLFR <D %HUOLQ KDEtD XELFDGR WRGR HQWHQGLPLHQWR GH OD OLEHUWDG SROtWLFD GHQWUR GH XQD ÂżORVRItD PRUDO TXH DWLHQGH D ODV ÂłDFWLWXGHV KDFLD OD YLGD´ \ VXV FRQĂ€LFWRV \ QR WDQWR dentro  de  una  mera  teorizaciĂłn  abstracta  y  sus  distin-­ tas  tradiciones  (el  liberalismo  como  doctrina  para  to-­ PDUVH HQ FXHQWD VyOR GH PDQHUD GHULYDGD 3DUD %HU-­ lin,  la  esencia  de  la  â€œlibertad  negativaâ€?  en  este  marco  moral,  consiste  en  la  defensa  moderna  de  la  libertad  individual  contra  toda  interferencia  en  el  åmbito  pĂş-­ blico  (y  no  primariamente  en  el  orden  privado  de  la  LQWHQFLyQ GH OD DFFLyQ HQ WDQWR TXH ÂłOLEHUWDG GH TXp´ Este  tipo  de  negatividad  operada  contra  el  Estado  o  contra  otros  individuos,  es  lo  que  permite  una  dimen-­ siĂłn  de  autocracia  e  incluso  de  desobediencia  civil,  y  la  puesta  en  marcha  de  las  libertades  civiles  y  los  derechos  individuales. (Q FDPELR SDUD %HUOLQ OD ÂłOLEHUWDG SRVLWLYD´ VH GHÂżQH FRPR ÂłOLEHUWDG SDUD´ HVWR HV FRPR DXWRGRPL-­ nio  o  autonomĂ­a  radical  en  la  que  la  libertad  depende  de  la  realizaciĂłn  de  fuerzas  interiores,  de  la  racionali-­ dad  de  la  acciĂłn  (en  cuanto  se  tiene  conciencia  de  los   En  particular  retomando  lo  que  AristĂłteles  dijo  en  la  3ROtWLFD /LEURV ,,, \ ,9

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SURSyVLWRV \ FRQGLFLRQHV PtQLPDV GH XQ Âł\R IXHUWH´ que  da  la  identidad  contra  la  parte  irracional  o  pasio-­ QDO GH XQR PLVPR HO VHQWLGR NDQWLDQR GH OLEHUWDG \ que  en  el  åmbito  polĂ­tico  deriva  en  un  â€œyo  colectivoâ€?,  que  puede  imponerse  incluso  al  yo  individual,  que  puede  estar  equivocado  o  engaĂąado  con  relaciĂłn  a  su  SURSLD LGHD GH OLEHUWDG \ SRU HOOR HVWDUtD MXVWLÂżFDGD la  coacciĂłn,  dada  la  divisiĂłn  entre  un  â€œyo  racional  colectivoâ€?  o  trascendental  y  un  â€œyo  prĂĄctico  indivi-­ GXDO´ R HPStULFR %HUOLQ \ VV (O FDVR HV HYLWDU ODV VLPSOLÂżFDFLRQHV GH HVWRV HQWHQGLPLHQWRV GH la  libertad  polĂ­tica,  describiendo  en  quĂŠ  momentos  se  solapan  y  en  quĂŠ  momentos  se  ponen  fronteras  uno  al  otro  en  atenciĂłn  al  pluralismo  de  valores  de  nuestras  FXOWXUDV %HUOLQ /D SULPHUD GH HVWDV VLPSOLÂżFDFLRQHV SLHQVD 7D\ORU VLJXLHQGR D %HUOLQ HV OD TXH FRQFLHUQH DO UHFKD]R GH la  libertad  pensada  como  concentraciĂłn  de  un  poder  totalitario  ilegĂ­timamente  arrogado.  Es  decir,  de  la  ca-­ ricaturizaciĂłn  de  la  libertad  positiva  como  el  ejercicio  del  control  colectivo  sobre  el  destino  del  individuo,  por  ejemplo  en  la  recirculaciĂłn  de  las  teorĂ­as  mar-­ [LVWDV TXH GHÂżHQGHQ TXH OD SpUGLGD GH ODV ÂłOLEHUWDGHV EXUJXHVDV´ GH ORV LQGLYLGXRV HQ UHDOLGDG QR VLJQLÂżFD ninguna  pĂŠrdida,  pues  implican  la  enajenaciĂłn  mis-­ ma  del  capitalismo;Íž  de  acuerdo  con  esto,  desde  una  teorĂ­a  social  realmente  crĂ­tica  se  puede  â€œforzar  a  ser  OLEUH´ D HVWRV LQGLYLGXRV 7D\ORU F (VWD caricaturizaciĂłn  de  la  libertad  positiva,  piensa  Taylor,  es  absurda  si  pretende  aplicarse  a  toda  la  familia  de  concepciones  positivas  sobre  la  libertad  polĂ­tica,  so-­ bre  todo  de  las  teorĂ­as  modernas  de  corte  republicano,  donde  la  autoreglamentaciĂłn  del  individuo  es  vista  como  una  actividad  que  lo  constituye,  y  no  simple-­ mente  como  una  acciĂłn  meramente  instrumental  (el  ejemplo  central  de  este  tipo  de  doctrina,  agrega,  es  la  TXH VRVWLHQH 7RFTXHYLOOH La  segunda  caricaturizaciĂłn  es  la  de  la  libertad  ne-­ gativa,  que  se  observa  como  la  simple  ausencia  de  todo  obstĂĄculo  exterior,  ya  sea  fĂ­sico  o  legal  (otros  LQGLYLGXRV R HO (VWDGR SRU HMHPSOR HQ ODV DFWXDOL]D-­ FLRQHV GHO SHQVDPLHQWR GH +REEHV R %HQWKDP (V XQD caricaturizaciĂłn  en  opiniĂłn  de  Taylor,  porque  tiende  a  no  ver  que  en  la  acciĂłn  existen  obstĂĄculos  interiores  (tales  como  la  inadvertencia  de  las  condiciones  de  la  DFFLyQ OD ÂłIDOVD FRQFLHQFLD´ OD UHSUHVLyQ HWFpWHUD que  han  de  ser  resueltos,  o  al  menos  advertidos,  antes  de  enfrentar  los  obstĂĄculos  exteriores.  Esta  segunda  caricaturizaciĂłn  no  tomarĂ­a  en  cuenta,  ademĂĄs,  que  la  auto-­realizaciĂłn  del  individuo  en  la  versiĂłn  que  el  pensamiento  posromĂĄntico  ofrece  de  ella,  es  co-­origi-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I PABLO LAZO BRIONES

naria  a  Êl,  y  por  lo  tanto  no  se  puede  evadir  o  degradar  sencillamente  desde  el  privilegio  que  se  le  darĂ­a  al  tema  del  vencimiento  de  los  obstĂĄculos  exteriores. 7D\ORU SURSRQH LGHQWLÂżFDU FDGD XQD GH HVWDV VLP-­ SOLÂżFDFLRQHV GH OD OLEHUWDG SROtWLFD FRQ XQ PHFDQLVPR que  las  harĂ­a  posibles:  las  doctrinas  sobre  la  libertad  positiva,  tomadas  en  este  sentido  estrecho,  tienen  que  ver  con  un  concepto-­de-­ejercicio  (H[HUFLVH FRQFHSW sobre  la  libertad,  donde  el  mecanismo  consiste  en  una  ODERU HIHFWLYD GH DXWRGHWHUPLQDFLyQ \ FRQÂżJXUDFLyQ de  la  propia  vida;Íž  en  cambio  las  doctrinas  sobre  la  OLEHUWDG QHJDWLYD HVWiQ ÂżQFDGDV VREUH XQ FRQFHSWR de-­oportunidad  (opportunity-­concept HVWR HV HO PH-­ canismo  de  la  libertad  consiste  en  advertir  quĂŠ  puede  KDFHU HO LQGLYLGXR VLQ LQWHUIHUHQFLD R ELHQ ÂżMiQGRVH en  â€œquĂŠ  estĂĄ  abierto  para  Êlâ€?  en  el  medio  de  su  liber-­ tad,  independientemente  del  ejercicio  que  dispondrĂ­a  las  condiciones  para  ejecutar  las  opciones.  Ahora  ELHQ HVWDV VLPSOLÂżFDFLRQHV VH FRPLHQ]DQ D VXSHUDU cuando  se  advierte  que  no  es  necesario  llevar  las  co-­ sas  al  extremo  para  comprender  que  en  todo  concep-­ to-­de-­oportunidad  estĂĄ  presente  una  nociĂłn  activa  de  auto-­realizaciĂłn,  es  decir,  que  â€œalgĂşn  grado  de  ejer-­ cicio  de  la  libertadâ€?  es  necesario  para  proponerse  el  vencimiento  de  obstĂĄculos  exteriores,  y  sobre  todo  que  sĂłlo  es  posible  enfrentĂĄndose  al  trabajo  de  remo-­ ciĂłn  crĂ­tica,  o  al  menos  advertencia,  de  los  obstĂĄculos  LQWHULRUHV 7D\ORU F 6HJ~Q HVWD GLPHQVLyQ PHGLDGRUD HV SRVLEOH UH-­ cuperar  el  sentido  crĂ­tico  de  las  teorĂ­as  de  la  libertad  negativa,  la  raĂ­z  antimetafĂ­sica  o  antidogmĂĄtica  que  GHÂżQLy HVWDV SRVWXUDV HQ OD PRGHUQLGDG VLQ WUDQVLJLU HQ VX LQVRVWHQLEOH VLPSOLÂżFDFLyQ GH ORV WpUPLQRV GH OD OLEHUWDG HV GHFLU OD DÂżUPDFLyQ GH TXH OD OLEHUWDG es  sencillamente  â€œhacer  lo  que  cada  uno  quiereâ€?  de  manera  aproblemĂĄtica,  como  si  el  agente  en  todos  los  FDVRV SXGLHUD GHÂżQLU FRQ H[DFWLWXG OD RULHQWDFLyQ GH VXV GHVHRV \ OD YHUGDGHUD VLJQLÂżFDFLyQ GH VXV SURSy-­ sitos.  Es  precisamente  esta  postura  la  que  no  toma  en  cuenta  que  deseos  y  propĂłsitos  en  un  agente  pueden  serle  oscuros  a  Êl  mismo,  y  por  esta  falta  de  discrimi-­ naciĂłn  interna  es  por  lo  que  se  rechaza.  En  muchas  ocasiones,  dice  Taylor,  â€œser  capaz  de  hacer  lo  que  uno  quiere,  no  puede  ser  aceptado  como  condiciĂłn  VXÂżFLHQWH GH VHU OLEUH´ SXHV QR WRPD HQ FXHQWD TXH la  motivaciĂłn  de  la  acciĂłn  puede  estar  inducida  por  el  miedo,  por  estĂĄndares  inautĂŠnticamente  internali-­ zados,  por  la  falsa  conciencia,  y  otras  motivaciones  nada  claras  para  ese  agente. AsĂ­  pues,  el  trĂĄnsito  de  una  concepciĂłn  negativa  de  la  libertad  polĂ­tica  a  una  positiva  puede  situarse  en  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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GRV SDVRV XQR LU GH OD PHUD QRFLyQ LUUHĂ€H[LYD \ ÂłDX-­ tomĂĄticaâ€?  de  libertad  como  â€œhacer  lo  que  uno  quiere  simpliciterâ€?,  a  una  prĂĄctica  donde  efectivamente  se  ha  llevado  una  discriminaciĂłn  cualitativa  (correspon-­ diente  a  lo  que  llama  Taylor  evaluaciĂłn  fuerte  GH la  intenciĂłn  y  motivaciones  de  ese  â€œhacer  lo  que  uno  quiereâ€?;Íž  dos,  alimentarse  de  â€œalguna  suerte  de  doc-­ trinaâ€?  donde  se  proponga  que  uno  hace  lo  que  quiere  sĂłlo  dentro  de  una  sociedad  que  presenta  las  condi-­ ciones  necesarias  para  incorporar  en  sus  prĂĄcticas  el  autogobierno  de  los  individuos,  de  tal  forma  que  sĂłlo  se  puede  ser  libre  en  tal  sociedad,  donde  â€œautogober-­ narnos  colectivamenteâ€?  se  convierte  en  una  forma  de  VHU FDQyQLJD 7D\ORU F Esta  forma  de  ser  canĂłniga,  como  se  desprende  ya  fĂĄcilmente  de  la  argumentaciĂłn  hasta  aquĂ­  hecha,  estĂĄ  DÂżQFDGD HQ XQ WUDVIRQGR FXOWXUDO GH VLJQLÂżFDFLyQ GH acuerdo  al  cual  unas  restricciones,  motivaciones  o  me-­ dios  de  la  acciĂłn  polĂ­tica  son  vistas  como  â€œcon  menos  importancia  que  otras,  con  total  falta  de  importancia  o  con  suma  importanciaâ€?  respecto  a  la  libertad  que  de  facto  podemos  desplegar  en  ese  entorno  dado  como  â€œseres  propositivosâ€?.  Es  esto  lo  que  hace  necesario  un  enfoque  hermenĂŠutico  y  Êtico  de  la  acciĂłn  polĂ­tica: Pues  la  libertad  supone  mi  capacidad  para  reconocer  adecua-­ damente  mis  propĂłsitos  mĂĄs  importantes,  y  mi  capacidad  de  superar  o  al  menos  de  neutralizar  mis  grilletes  o  impedimen-­ tos  motivacionales  (motivational  fetters DVt FRPR OD PDQH-­ ra  en  que  soy  libre  de  obstĂĄculos  externos.  Pero  claramente  la  primera  condiciĂłn  (y,  se  podrĂ­a  argumentar,  tambiĂŠn  la  se-­ JXQGD UHTXLHUH TXH \R DGYHQJD DOJR HQ HO SURFHVR HVWR HV haber  alcanzado  una  cierta  condiciĂłn  de  auto-­clarividencia  o  auto-­comprensiĂłn.  Debo  estar  actualmente  ejerciendo  una  auto-­comprensiĂłn  en  orden  a  ser  verdadera  o  plenamente  li-­ EUH 7D\ORU F

/R TXH SXHGH LGHQWLÂżFDUVH FRPR XQD H[SHULHQFLD KHUPH-­ nĂŠutico-­Êtica  en  sentido  fuerte  (herencia  de  Heidegger  y  *DGDPHU HQ 7D\ORU HV GHFLU XQD FRPSUHQVLyQ YDOR-­ rativa  que  deja  transformada  a  la  â€œempresa  humanaâ€?  siempre  dentro  de  su  comunidad  cultural,  que  confor-­ PD HQ WRGRV ORV FDVRV HO PtQLPR GH VLJQLÂżFDFLyQ GH sus  acciones,  alcanza  un  sentido  polĂ­tico  cuando  estas  acciones  son  comprendidas  desde  un  tipo  de  libertad  social  que,  primero,  crĂ­ticamente  neutraliza  o  desarma  sus  propios  impedimentos  internos  y,  segundo,  recupe-­ rando  el  sentido  moderno  de  autorrealizaciĂłn,  se  pre-­ para  para  vencer  los  obstĂĄculos  externos.  La  vĂ­a  hacia  un  gobierno  democrĂĄtico,  de  fuerte  resonancia  republicana,  dirĂĄ  Taylor,  tolerante  y  jus-­ to  con  las  diferencias  en  una  sociedad  pluricultural Â


CHARLES TAYLOR. PENSAR LA POLĂ?TICA DESDE LA MEDIACIĂ“N CULTURAL I DEBATES

damentales  de  la  Ă‰tica  del  siglo  XX,  Madrid,  Alianza. 7D\ORU & Âł&DQ 3ROLWLFDO 3KLORVRSK\ %H 1HX-­ tral?â€?,  Universities  and  left  review,  vol.  I,  nĂşm.  1. 7D\ORU & Âł1HXWUDOLW\ LQ 3ROLWLFDO 6FLHQFH´ en  C.  Taylor,  Philosophy  and  the  Human  Sciences.  Philosophical  Papers  II,  Cambridge,  Cambridge  University  Press. 7D\ORU & D Âł,QWHUSUHWDWLRQ DQG WKH 6FLHQFHV of  Manâ€?,  en  C.  Taylor,  Philosophy  and  the  Human  Sciences.  Philosophical  Papers  II,  Cambridge,  Cambridge  University  Press. 7D\ORU & E Âł7KH 1DWXUH DQG 6FRSH RI 'LVWUL-­ EXWLYH -XVWLFH´ HQ & 7D\ORU Philosophy  and  the  Human  Sciences.  Philosophical  Papers  II,  Cam-­ bridge,  Cambridge  University  Press. 7D\ORU & F Âł:KDWÂśV ZURQJ ZLWK QHJDWLYH OL-­ 5()(5(1&,$6 bertyâ€?,  en  C.  Taylor,  Philosophy  and  the  Human  %HUOLQ , Âł'RV FRQFHSWRV GH OLEHUWDG´ HQ , Sciences.  Philosophical  Papers  II,  Cambridge,  %HUOLQ Dos  conceptos  de  libertad  y  otros  ensayos,  Cambridge  University  Press. Madrid,  Alianza. 5DZOV - 7HRUtD GH OD -XVWLFLD,  MĂŠxico,  FCE. 7D\ORU & Âł/R MXVWR \ HO ELHQ´ Revista  de  FLHQFLD SROtWLFD,  nĂşms.  1-­2. 5DZOV - Âł-XVWLFLD FRPR LPSDUFLDOLGDG SROtWLFD QR PHWDItVLFD´ HQ & *yPH] HG 'RFH WH[WRV IXQ-­ :DO]HU 0 Esferas  de  la  justicia,  MĂŠxico,  FCE. o  multicultural,  puede  pender  de  esta  orientaciĂłn  hermenĂŠutico-­Êtica  de  la  acciĂłn  polĂ­tica,  en  la  medida  en  que  se  pone  en  guardia  precisamente  en  contra  de  malinterpretaciones  de  la  libertad.  Esta  misma  vĂ­a,  insistimos,  es  la  de  la  mediaciĂłn  entre  las  nociones  liberales  de  libertad,  positiva  y  negativa,  y  la  necesidad  de  fincar  estas  nocio-­ nes  en  una  orientaciĂłn  interpretativa  de  las  dis-­ criminaciones  que  llevan  a  cabo  los  individuos  como  integrantes  de  una  colectividad,  donde  esta  integraciĂłn  los  configura  no  sĂłlo  como  cooperan-­ tes,  extrĂ­nsecamente,  sino  intrĂ­nsecamente  como  un  todo  indiscernible,  como  una  comunidad  con  fuertes  vĂ­nculos  sustantivos.

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ROMMEY, Â EL Â ĂšLTIMO Â

discĂ­pulo

DE  SAMUEL  HUNTINGTON  O  LA  MUERTE  DEL  â€œCREDO  AMERICANOâ€?* Denis  Lacorne**

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na  de  las  razones  principales  de  la  derrota  de  0LWW 5RPQH\ VH GHEH D VX LQFDSDFLGDG SDUD considerar  a  los  hispanos  como  completa-­ mente  norteamericanos,  tan  capaces  de  integrarse  la  comunidad  nacional  como  todos  los  inmigrantes  de  origen  europeo  que  han  poblado  Estados  Unidos  desde  su  fundaciĂłn.  Al  oponerse  a  todo  intento  de  le-­ galizar  a  los  indocumentados,  incluyendo  a  los  mĂĄs  jĂłvenes  y  a  los  mĂĄs  meritorios  de  entre  ellos,  como  lo  preveĂ­a  el  proyecto  de  ley  llamado  DREAM  Act  (De-­ YHORSPHQW 5HOLHI DQG (GXFDWLRQ IRU $OLHQ 0LQRUV $FW DO DFRQVHMDUOHV ÂłDXWR H[SXOVDUVH´ DQWHV GH VHU GHWHQLGRV SRU OD SROLFtD IURQWHUL]D 0LWW 5RPQH\ VH SUHVHQWy FRPR HO PHMRU GLVFtSXOR GH 6DPXHO +XQWLQJ-­ WRQ HO FpOHEUH SURIHVRU GH +DUYDUG TXH MXVWLÂżFDED HQ OD SULPHUD GpFDGD GHO SUHVHQWH VLJOR la  exclusiĂłn  de  los  hispanos  a  partir  de  una  concep-­ ciĂłn  muy  particular  de  la  identidad  americana.  Co-­ nocemos  las  consecuencias:  una  nueva  coaliciĂłn  de  electores  demĂłcratas  compuesta  de  jĂłvenes  (60  por  FLHQWR YRWDURQ SRU 2EDPD GH QHJURV SRU FLHQ-­ WR DVLiWLFRV PXMHUHV SRU FLHQWR \ VREUH WRGR GH KLVSDQRV SRU FLHQWR TXH JDUDQWL]DQ HO IXWXUR GH 7UDGXFFLyQ GH -XDQ &ULVWyEDO &UX] 5HYXHOWDV  Miembro  del  Centro  de  Estudios  de  Investigaciones  Internacionales  &(5, )UDQFLD GH OD )XQGDFLyQ 1DFLRQDO GH &LHQFLDV 3ROtWLFDV )UDQ-­ FLD 7DPELpQ HV SURIHVRU HQ ODV XQLYHUVLGDGHV GH 6WDQIRUG %HUNHOH\ \ &ROXPELD 6X PiV UHFLHQWH OLEUR HV De  la  ReligiĂłn  en  AmĂŠrique.  Essai  d’histoire  politique 3DUtV *DOOLPDUG GHO TXH SUy[LPDPHQWH DSD-­ recerĂĄ  una  ediciĂłn  revisada  y  aumentada.  *

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XQ SDUWLGR TXH DSRVWy D ODV WHQGHQFLDV GHPRJUiÂżFDV mĂĄs  profundas  del  paĂ­s  (New  York  Times,  s/f;Íž  Taylor,  et.  al &RKHQ 1  En  el  futuro  se  puede  estar  seguro  que  ningĂşn  republicano  invitarĂĄ  a  los  hispanos  a  â€œauto-­expul-­ sarseâ€?  (self-­deport VL QR HVWiQ HQ UHJOD FRQ ODV DXWR-­ ridades  de  inmigraciĂłn.  La  expresiĂłn  desafortunada  XWLOL]DGD SRU 5RPPH\ GXUDQWH XQ GHEDWH WHOHYLVLYR en  enero  de  2012  en  Florida,  fue  considerada  como  un  insulto  por  parte  de   la  comunidad  hispana  que  permanece  solidaria  de  los  11  millones  de  indocu-­ mentados  que  viven  en  el  suelo  norteamericano.  El  fracaso  del  DREAM  Act,  esta  reforma  reducida  al  mĂ­nimo  de  los  jĂłvenes  indocumentados  (undocu-­ mented  aliens EORTXHDGD SRU OD PD\RUtD UHSXEOLFD-­ QD GH OD &iPDUD GH ORV 5HSUHVHQWDQWHV HQ GLFLHPEUH de  2011,  fue  particularmente  doloroso  para  los  elec-­ tores  latinos.  Al  imponer  por  decreto  presidencial,  en  junio  de  2012,  una  versiĂłn  suavizada  del  DREAM  Act,  que  legaliza  la  presencia  de  1.7  millones  de  jĂł-­ venes  indocumentados,  Obama  envĂ­o  una  fuerte  se-­ Ăąal  a  la  comunidad  hispana  que  se  puede  resumir  asĂ­:  â€œno  lo  he  olvidado  y  una  de  mis  prioridades  fu-­ turas  serĂĄ  la  reforma  de  la  ley  de  inmigraciĂłnâ€?. &RPR EXHQ GLVFtSXOR GH +XQWLQJWRQ 5RPQH\ FUHH que  los  nuevos  inmigrados,  y  particularmente  los  his-­ panos,  representan  un  â€œpeligroâ€?  que  debe  ser  confron-­ tado  porque  ellos  no  son  tan  fĂĄcilmente  â€œasimilablesâ€?   Los  hispanos  representaban  10  por  ciento  del  electorado  nacional  en  2012,  con-­ tra  9   por  ciento  en  2008;Íž  y  sobrepasarĂĄn  el  20  por  ciento  a  partir  de  2030. Â

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ROMMEY, EL ĂšLTIMO DISCĂ?PULO DE SAMUEL HUNTINGTON I DEBATES

como  lo  fueron  los  inmigrados  de  origen  europeo.  La  H[FXVD XWLOL]DGD SRU 5RPPH\ \ OD GHUHFKD GHO SDUWL-­ do  republicano  es  simple:  estos  inmigrantes  han  vio-­ lado  las  leyes  de  inmigraciĂłn  del  paĂ­s.  El  implĂ­cito  teorizado  por  Huntington  y  retomado  por  los  diri-­ gentes  del  partido  republicano  es  de  una  naturaleza  menos  confesable:  los  inmigrados  son  culturalmen-­ te  inasimilables.  Los  hispanos,  segĂşn  Huntington,  son  inasimilables  porque  no  aceptan  los  valores  de  un  cierto  â€œcredo  americanoâ€?  (American  creed (VWD construcciĂłn  retĂłrica  con  tintes  religiosos  es  defen-­ dida  por  Huntington  como  un  hecho  social  tanto  mĂĄs  evidente  y  rigoroso  que  habrĂ­a  recibido  el  imprimatur  GH XQ SUHPLR QREHO GH HFRQRPtD *XQQDU 0\UGDO 6L se  cree  a  Huntington,  los  hispanos  son  inasimilables  porque  rechazan  â€œlos  valores  anglo-­protestantesâ€?  que  estĂĄn  en  la  raĂ­z  del  â€œcredoâ€?  inventado  por  los  â€œco-­ ORQRV IXQGDGRUHV´ +XQWLQJWRQ D $GHPiV VH HQFXHQWUDQ FRQFHQWUDGRV JHRJUiÂżFDPHQWH OR TXH hace  difĂ­cil  una  verdadera  dispersiĂłn  previa  a  cual-­ quier  asimilaciĂłn  exitosa.  Conforman  enclaves  polĂ­ti-­ cos  y  lingßísticos  que  implican  la  constituciĂłn  de  una  FXOWXUD SDUDOHOD FRQWUDULD D ODV QRUPDV GHO FUHGR 6X desinterĂŠs  por  el  saber  y  la  educaciĂłn,  su  Êtica  de  tra-­ bajo  que  se  combina  con  una  â€œfalta  de  iniciativaâ€?,  su  concepciĂłn  elĂĄstica  del  tiempo  (el  complejo  del  â€œma-­ xDQD´ VX FDWROLFLVPR LQXVLWDGR \ FDUDFWHUL]DGR SRU “la  aceptaciĂłn  de  la  pobreza  como  virtud  necesaria  para  entrar  al  paraĂ­soâ€?,  serĂ­an  algunos  obstĂĄculos  para  su  asimilaciĂłn  efectiva.  MĂĄs  grave  aĂşn,  algunas  for-­ PDV FRQÂżUPDGDV GH DQWL SDWULRWLVPR LQFOXVR XQ FLHU-­ to  â€œdesprecio  de  la  cultura  americanaâ€?  harĂ­an  temer  lo  peor:  una  balcanizaciĂłn  de  Estados  Unidos  divididos  entre  dos  culturas  dos  lenguas,  dos  identidades  (Hun-­ WLQJWRQ D 1R SDVy PXFKR WLHPSR OXHJR GH OD SXEOLFDFLyQ GHO artĂ­culo  de  Huntington  en  la  revista  Foreign  Policy  y  de  la  repeticiĂłn  de  los  mismos  argumentos  en  una  obra  intitulada  Who  Are  We?  +XQWLQJWRQ E para  que  sociĂłlogos,  historiadores,  politĂłlogos,  geĂł-­ grafos  refutaran  cada  uno  de  estos  puntos.  Todas  las  crĂ­ticas  han  sido  pertinentes,2  pero  omiten  un  hecho  crucial:   ¿quĂŠ  es  el  â€œcredo  americanoâ€?  sobre  el  cual  se  funda  la  argumentaciĂłn  de  Huntington?,  ¿es  un  mito,  XQD ÂżFFLyQ KLVWyULFD OD UHDSURSLDFLyQ GH XQ SDVDGR OHMDQR SDUD MXVWLÂżFDU XQ SUHVHQWH [HQyIRER"

en  ¿QuiĂŠnes  somos?3   es  un  extraordinario  popurrĂ­  de  referencias  histĂłricas,  jurĂ­dicas,  religiosas,  ideolĂłgi-­ cas  y  econĂłmicas  que  constituyen  la  esencia  de  Esta-­ dos  Unidos  tal  y  como  este  autor  lo  imagina.  Pero  no  es  la  primera  vez  que  Huntington  utiliza  este  concep-­ to  con  fuerte  connotaciĂłn  religiosa.  En  The  Promise  of  Disharmony,  publicado  en  1981,  Huntington  toma  SUHVWDGD OD H[SUHVLyQ ÂłFUHGR DPHULFDQR´ GH *XQQDU Myrdal.  Anota  esta  cita  del  economista:  â€œEl  credo  [‌]  es  el  cimiento  en  la  estructura  de  esta  naciĂłn  in-­ mensa  y  disparâ€?.  Y  aĂąade  bajo  una  fĂłrmula  interrogati-­ va:  â€œY  si  no  hubiera  credo  americano,  ¿quĂŠ  tendrĂ­an  los  americanos  en  comĂşn?â€?  (Myrdal,  1944:  3;Íž  Huntington,  (QWRQFHV HVWH FUHGR WLHQH YDORU GH GRFWULQD y  su  rechazo  equivale  a  una  acto  supremo  de  antipa-­ triotismo:  toda  persona  que  se  oponga  al  credo  debe  VHU FDOLÂżFDGD FRPR un-­American  (Huntington,  1981:  (V GH QRWDU TXH OD IH HQ XQ ÂłFUHGR´ HVHQFLDOLVWD y  fundador  es  únicamente  americano:  â€œno  hay  credo  inglĂŠs,  ni  credo  francĂŠs;Íž  la  Academia  francesa  se  in-­ quieta  de  la  pureza  de  la  lengua  francesa,  no  de  la  pureza  de  las  ideas  polĂ­ticas  francesasâ€?  (Huntington,  (O FUHGR HV HQWRQFHV OD PDQLIHVWDFLyQ SRU excelencia  de  un  excepcionalismo  americano,  sin  equivalente  en  el  resto  del  mundo. Examinemos  mĂĄs  de  cerca  el  contenido  de  este  PLWR IXQGDGRU (O HFRQRPLVWD *XQQDU 0\UGDO D TXLHQ debemos  efectivamente  el  primer  uso  sistemĂĄtico  de  esta  expresiĂłn,  en  An  America  Dilemma:  The  Negro  Problem  and  Modern  Democracy  OD XWLOL]D FRQ XQD ÂżQDOLGDG PX\ SUHFLVD VLQ UHODFLyQ FRQ ODV LQ-­ tenciones  declaradas  de  Huntington.  Para  Myrdal,  el  credo  americano  es  una  jerarquĂ­a  de  valores  polĂ­ticos,  MXUtGLFRV UHOLJLRVRV WHyULFDPHQWH GHÂżQLGRV SDUD WRGRV los  americanos,  pero  que  no  se  aplica  a  los  negros  ame-­ ricanos.  La  referencia  al  credo  americano  es  lo  que  le  permite  medir  la  distancia  que  separa  los  ideales  ame-­ ricanos  de  su  puesta  en  prĂĄctica;Íž  es  su  manera  de  mos-­ WUDU ODV LQVXÂżFLHQFLDV GH OD GHPRFUDFLD DPHULFDQD \ ORV PHGLRV SDUD UHPHGLDUOR 0\UGDO (Q FDPELR SDUD 6DPXHO +XQWLQJWRQ HO FUHGR DPHULFDQR ha  perdido  su  carĂĄcter  inacabado:  es  una  verdad  teĂłrica  y  prĂĄctica  para  ser  tomada  o  dejada;Íž  para  Êl  es  el  medio  de  excluir  una  comunidad  de  inmigrados  cuyos  valo-­ res  serĂ­an  incompatibles  con  aquellos  del  credo.  En  un  caso  el  credo  tiene  un  valor  universal,  incluso  si  en  la  prĂĄctica  es  violado  o  deformado;Íž  en  el  otro,  el  credo  es  tan  estrechamente  â€œamericanoâ€?  que  no  puede  aplicarse  /$ ,1)/8(1&,$ '( 0<5'$/ (O ÂłFUHGR DPHULFDQR´ WDO \ FRPR OR GHÂżQH +XQWLQJWRQ a  una  comunidad  de  inmigrados  cuyos  valores,  lengua  y  religiĂłn  no  serĂ­an  conforme  a  su  esencia. 9pDVH HQWUH RWURV )XNX\DPD .UDX]H 0HQDQG 3RUWHV \ 5XPEDXW 6WDUU \ :ROIH

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(Q HVSDxRO 6DPXHO 3 +XQWLQJWRQ ¢4XLpQHV VRPRV" /RV GHVDItRV D OD LGHQ-­ tidad  nacional  estadounidense 0p[LFR 3DLGyV QRWD GHO WUDGXFWRU

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DEBATES Â Â I DENIS LACORNE

ÂżCĂłmo  se  llegĂł  a  tal  inversiĂłn  del  argumento?  &XDQGR HO VXHFR *XQQDU 0\UGDO GHVFXEUH (VWDGRV Unidos  en  los  aĂąos  cuarenta,  la  primera  impresiĂłn  que  se  lleva  es  la  del  desorden  y  caos.  Con  este  in-­ creĂ­ble  caleidoscopio  de  â€œorĂ­genes  nacionales,  clases,  religiones,  creencias  y  coloresâ€?,  todo  parece  mover-­ VH HQ FXDOTXLHU VHQWLGR 6LQ HPEDUJR HVWD DSDULHQFLD GH GHVRUGHQ HV HQJDxRVD %DVWD QRV GLFH GHWHFWDU el  credo  americano  â€œpara  que  la  cacofonĂ­a  se  vuelva  melodĂ­aâ€?.  El  credo  es  un  ethos,  un  sistema  de  valores  explĂ­citos,  internalizados  por  todos  los  norteamerica-­ QRV LQFOXVR DTXHOORV TXH QR VRQ EHQHÂżFLDGRV FRPR ORV QHJURV (VWRV YDORUHV VRQ IiFLOHV GH LGHQWLÂżFDU VH les  encuentra  en  la  DeclaraciĂłn  de  Independencia,  en  el  preĂĄmbulo  de  la  ConstituciĂłn  de  1787  y  en  la  Bill  of  Rights,  y  en  las  primeras  diez  enmiendas  de  OD &RQVWLWXFLyQ 6X DOFDQFH HV GHWHUPLQDGR SRU ORV MXHFHV GH OD &RUWH 6XSUHPD \ VX FRQWHQLGR HODERUDGR por  la  mayorĂ­a  de  los  dirigentes  norteamericanos.  Es-­ tos  valores  pueden  ser  reducidos  a  una  pequeĂąa  lista  fundamental:  â€œla  dignidad  del  individuo,  la  igualdad  fundamental  de  todos  los  hombres,  y  ciertos  derechos  inalienables  a  la  libertad,  justicia  y  equidad  de  elec-­ ciĂłnâ€?.  Estos  ideales  tienen  por  origen  el  â€œperiodo  de  la  IlustraciĂłnâ€?,  lo  que  explica  su  claridad  y  radicalis-­ PR 0\UGDO 6LQ HPEDUJR HO FUHGR DPH-­ ricano  no  sĂłlo  encuentra  su  raĂ­z  en  las  innovaciones  polĂ­ticas  del  siglo  de  las  Luces.  TambiĂŠn  encuentra  su  origen  en  la  tradiciĂłn  jurĂ­dica  del  parlamentarismo  inglĂŠs  y  en  las  nociones  de  justicia,  equidad  e  igual-­ dad  ante  la  ley,  asĂ­  como  en  el  principio  fundamental  del  habeas  corpus,  freno  a  todo  arresto  arbitrario.  Fi-­ nalmente,  el  credo  americano  se  inscribe  en  la  heren-­ cia  del  antiguo  â€œprotestantismo  cristianoâ€?,  revisado  y  corregido  por  las  Iglesias  puritanas  que  se  separaron  de  la  Iglesia  anglicana  y  motivaron  a  ciertos  â€œdisiden-­ WHV´ D HPLJUDU D $PpULFD GHO 1RUWH El  cristianismo,  escribe  Myrdal,  es  fundamentalmen-­ te  democrĂĄtico.  Para  convĂŠrsese  de  ello,  basta  con  leer  la  %LEOLD \ VXV KLVWRULDV ÂłGH RSUHVLyQ \ UHGHQFLyQ >ÂŤ@ /RV ricos  y  los  poderosos  son  lo  mĂĄs  frecuentemente  factores  de  desorden,  en  tanto  que  los  pobres  y  los  dĂŠbiles  son  los  discĂ­pulos  de  Dios  y  de  Cristoâ€?.  Es  la  razĂłn  por  la  cual  la  nociĂłn  de  â€œley  moral  en  la  fe  cristianaâ€?  es  cercana  a  la  QRFLyQ GH GHUHFKR QDWXUDO GHIHQGLGD SRU ORV ÂżOyVRIRV GH OD ,OXVWUDFLyQ 0\UGDO (VWR H[SOLFD WDPELpQ el  por  quĂŠ  â€œlas  iglesias  y  la  religiĂłnâ€?  tienen  una  enorme  LQĂ€XHQFLD VREUH HO FUHGR DPHULFDQR 3DUD LOXVWUDU VX DU-­ JXPHQWR 0\UGDO FLWD XQ GLVFXUVR GHO YLFH presidente  Henry  Wallace  pronunciado  el  8  de  mayo  de  1942  ante  la  AsociaciĂłn  del  Mundo  Libre: METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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La  idea  de  libertad  -­esta  libertad  que  conocemos  y  que  ama-­ PRV WDQWR HQ ORV (VWDGRV 8QLGRV WRPDGD GH OD %LEOLD >@ La  Democracia  es  la  única  verdadera  expresión  política  del  cristianismo.  Los  profetas  del  Antiguo  Testamento  fueron  los  primero  en  hablar  de  la  justicia  social.  Pero,  lo  que  ha-­ bían  presentido  los  profetas  varios  siglos  antes  de  Cristo,  no  recibió  su  plena  y  entera  expresión  política  sino  el  día  que  QXHVWUD 1DFLyQ WRPy OD IRUPD GH XQD 8QLyQ IHGHUDO KDFH [ahora]  un  siglo  y  medio.

La  frase  es  banal,  incluso  retĂłrica.  Es  usual  en  el  len-­ guaje  presidencial,  y  se  podrĂ­a  encontrar  una  formula-­ FLyQ FHUFDQD HQ HO GLVFXUVR GH (LVHQKRZHU GH 5HDJDQ R GH %XVK KLMR ~QLFDPHQWH ÂłHO HQHPLJR GH OD OLEHUWDG´ ha  cambiado  de  identidad.  En  1942,  Wallace  denuncia  OD EDUEDULH QD]L HQ XQD pSRFD HQ OD TXH OD 8 5 6 6 HUD aliada  de  Estados  Unidos;Íž  en  1956,  Eisenhower  denun-­ FLD D OD 8 5 6 6 FRPR HO SDtV GHO FRPXQLVPR DWHR DO tiempo  que  en  el  Congreso  se  corrige  el  juramento  de  ¿GHOLGDG D OD EDQGHUD FRQ OD PHQFLyQ Under  God.  El  juramento  queda  entonces:  â€œuna  naciĂłn,  bajo  la  egida  de  Dios,  indivisible  con  la  libertad  y  la  justicia  para  WRGRV´ $xRV PiV WDUGH 5RQDOG 5HDJDQ GHQXQFLD D OD 8 5 6 6 FRPR XQ ÂłLPSHULR GHO PDO´ \ %XVK KLMR LPD-­ ginarĂĄ  un  â€œeje  del  malâ€?.  El  Mal,  el  Enemigo,  el  Anti-­ FULVWR 6DWiQ QR VRQ VLQR ÂżJXUDV GH HVWLOR SURWHLIRUPH en  el  discurso  polĂ­tico  americano‌ '(&216758&&,Ă?1 '(/ &5('2 $0(5,&$12

El  dispositivo  intelectual  de  Myrdal  se  funda  en  un  postulado:  las  ideas  de  la  IlustraciĂłn  se  han  mezclado  en  Estados  Unidos  con  los  grandes  valores  del  protes-­ tantismo  bĂ­blico  para  formar  un  â€œcimientoâ€?  ideolĂłgi-­ co  autĂŠnticamente  americano.  Cimiento  que  mantie-­ ne  unida  a  esa  gran  naciĂłn  y  que  tiene  como  nombre  ³FUHGR DPHULFDQR´ 6H SXHGH HQFRQWUDU XQ SRVWXODGR DQiORJR HQ OD ~OWLPD REUD GH 6DPXHO +XQWLQJWRQ “casi  todas  las  ideas  principales  del  credo  encuentran  su  origen  en  el  protestantismo  disidenteâ€?  practica-­ do  por  los  â€œcolonos  fundadoresâ€?  (founding  settlers +XQWLQJWRQ (VWD ~OWLPD IyUPXOD YHUGD-­ deramente  inhabitual,  es  reveladora  de  la  intenciĂłn  del  autor,  a  saber:  fusionar  los  ideales  de  los  primeros  FRORQRV OOHJDGRV HQ HO VLJOR ;9,, FRQ DTXHOORV SRVWH-­ riores  de  los  Padres  fundadores  (founding  fathers GH OD 5HS~EOLFD DPHULFDQD El  credo  americano,  segĂşn  Huntington,  es  una  creencia  canĂłnica  que  se  debe  aceptar  en  bloque  y  a  la  cual  todo  inmigrante  estĂĄ  llamado  a  adecuarse.  Desde  esta  perspectiva,  la  crĂ­tica  del  credo  es  mal  vis-­ ta,  si  no  es  que  estĂĄ  prohibida,  ya  que  es  signo  de  una  evidente  falta  de  patriotismo.  Y  esto  es  lo  que  Hunt-­


ROMMEY, EL ĂšLTIMO DISCĂ?PULO DE SAMUEL HUNTINGTON I DEBATES

ington  reprocha  a  los  latinos:  sus  valores  no  son  com-­ patibles  con  los  del  credo,  son  inasimilables  puesto  que  son  contrarios  al  credo. Inspirado  por  los  escritos  de  Myrdal,  completado  SRU DFWXDOL]DFLRQHV SUHVWDGDV GH ORV VRFLyORJRV 6H\-­ PRXU 0DUWLQ /LSVHW \ 'DQLHO %HOO FRPR SRU UHIHUHQ-­ FLDV D HVFULWRV GH -HIIHUVRQ 7RFTXHYLOOH \ %U\FH HO credo  americano,  segĂşn  lo  interpreta  Huntington,  se  vuelve  una  verdadero  â€œbaĂşl  cabe-­todoâ€?  que  enlaza  el  conjunto  de  derechos  fundamentales  (la  libertad  reli-­ JLRVD OD LJXDOGDG ORV GHUHFKRV GHO KRPEUH FRQ ORV principios  de  una  Êtica  del  trabajo  de  origen  protestan-­ te  y  con  el  optimismo  de  un  sueĂąo  americano  siem-­ pre  abierto  y  perfectible.  Este  conjunto,  condicionado  por  los  ideales  de  los  â€œcolonos  fundadoresâ€?  presenta  dos  caracterĂ­sticas  esenciales:  es  â€œremarcablemente  estable  a  lo  largo  del  tiempoâ€?  y  ha  recibido  â€œla  ad-­ hesiĂłn  de  una  larga  mayorĂ­a  del  pueblo  americanoâ€?  +XQWLQJWRQ $KRUD ELHQ HVWD H[FHSFLRQDO rigidez  identitaria  y  el  postulado  de  una  fusiĂłn  entre  valores  protestantes  e  ideales  forjados  en  el  siglo  de  las  luces  son  perfectamente  discutibles. ÂżLos  ideales  del  siglo  de  las  luces  eran  compatibles  con  los  preceptos  bĂ­blicos  defendidos  por  los  Padres  SHUHJULQRV" 1R HV ÂżDEOH /D &RQVWLWXFLyQ DPHULFDQD redactada  en  1787  por  los  delegados  de  la  ConvenciĂłn  GH )LODGHOÂżD \ UDWLÂżFDGD HQ HV VHJ~Q OD IyUPX-­ OD GH ,VDDF .UDPQLFN \ /DXUHQFH 0RRUH XQD Âł&RQVWLWXFLyQ VLQ 'LRV´ /DV SULPHUDV GLYLVDV RÂżFLD-­ les  de  Estados  Unidos,  tomadas  prestadas  de  poemas  GH 9LUJLOLR VRQ GH XQ SDJDQLVPR LUUHSURFKDEOH /D invenciĂłn  de  un  sistema  de  separaciĂłn  entre  la  Iglesia  y  el  Estado,  deseada  por  los  fundadores  como  Madi-­ VRQ \ -HIIHUVRQ \ SRU HO FXDO OXFKDURQ HQ 9LUJLQLD OD LQWHUGLFFLyQ GH WRGR MXUDPHQWR GH ÂżGHOLGDG GH QD-­ WXUDOH]D UHOLJLRVD DUWtFXOR GH OD &RQVWLWXFLyQ \ OD SURKLELFLyQ GH WRGD ,JOHVLD RÂżFLDO DUWtFXOR GHO Bill  of  Rights PDQLÂżHVWDQ XQD FRQFHSFLyQ GH OD QDFLyQ abiertamente  contraria  al  ideal  teocrĂĄtico  defendido  por  los  Padres  peregrinos.  Pocos  norteamericanos  sa-­ EHQ TXH HO SUHVLGHQWH -HIIHUVRQ HO Âł9ROWDLUH GH 9LUJL-­ niaâ€?,  utilizĂł  el  poco  tiempo  libre  del  que  disponĂ­a  en  OD &DVD %ODQFD SDUD UHGDFWDU HO SULPHU ERUUDGRU GH VX YHUVLyQ GHO 1XHYR 7HVWDPHQWR Vida  y  moral  de  JesĂşs  el  Nazareno,  completada  en  1804  y  publicada  por  el  Congreso  en  1904  para  honrar  al  â€œPadreâ€?  de  la  sepa-­ UDFLyQ ,JOHVLD (VWDGR /D Âł%LEOLD GH -HIIHUVRQ´ WLHQH como  particularidad  el  rechazar  toda  trascendencia,  todo  milagro  y  toda  alusiĂłn  a  la  divinidad  de  Cristo.  -HIIHUVRQ QR WHQtD VLQR XQ REMHWLYR VHJ~Q VX SURSLD H[SUHVLyQ LGHQWLÂżFDU ORV ÂłGLDPDQWHV´ HQ HVWD ÂłSLOD GH

HVWLpUFRO´ TXH OODPDQ HO (YDQJHOLR -HV~V SDUD pO HV un  hijo  ilegitimo,  un  gran  hombre  con  un  gran  cora-­ zĂłn,  que  no  pretendiĂł  nunca  ser  el  hijo  de  Dios  (Pe-­ OLNDQ 'H DTXt OD LQWHUSUHWDFLyQ SDUWLFXODU GH OD PXHUWH GH -HV~V Âł< -RVp GH $ULPDWH KL]R URGDU XQD gran  piedra  a  la  entrada  del  sepulcro,  y  se  fueâ€?.  ¥Punto  ¿QDO $Vt WHUPLQD OD Âł%LEOLD´ GH -HIIHUVRQ La  amalgama  propuesta  por  Huntington  entre  va-­ lores  puritanos  de  los  peregrinos  y  los  ideales  de  los  Fundadores  se  basa  en  una  ilusiĂłn  retrospectiva,  una  escritura  particular  de  la  historia  americana  que  ante-­ cede  los  trabajos  de  Huntington,  incluso  los  de  Myrdal.  La  nociĂłn  misma  de  un  â€œcredo  americanoâ€?  de  origen  anglo-­republicano-­protestante  es  indisociable  del  rĂŠ-­ JLPHQ GH KLVWRULFLGDG TXH FDOLÂżFDUp FRPR ÂłURPiQ-­ ticoâ€?.  Hay  que  situarse  en  el  primer  tercio  del  siglo  ;,; SDUD HQWHQGHU OD LPSRUWDQFLD GH XQD ÂżORVRItD GH OD KLVWRULD TXH RWRUJH XQ OXJDU FHQWUDO D OD 5HIRUPD protestante  como  fuente  del  progreso  polĂ­tico  de  las  VRFLHGDGHV PRGHUQDV (VWD ÂżORVRItD HVWi UHSUHVHQWDGD SRU *XL]RW HQ )UDQFLD SRU +HUGHU 6FKOHLHUPDFKHU ORV KHUPDQRV 6FKOHJHO \ )LFKWH HQ $OHPDQLD SRU &DUO\OH HQ ,QJODWHUUD \ SRU %DQFURIW HQ (VWDGRV 8QLGRV (OOD GD XQ OXJDU FHQWUDO D OD 5HIRUPD HQ OD PRGHUQL]DFLyQ polĂ­tica  de  las  sociedades  contemporĂĄneas  e  insiste  sobre  la  singularidad  radical  de  las  culturas  nacio-­ nales.  Las  naciones  son  pensadas  como  organismos  YLYRV TXH GLVSRQHQ FDGD XQD GH VX ÂłJHQLR QDFLR-­ nalâ€?  o  de  su  volksgeist  HVStULWX GHO SXHEOR DQFODGR en  la  fe  en  un  lenguaje  particular  y  en  una  religiĂłn  HVSHFtÂżFD (Q HVWD SHUVSHFWLYD OD WDUHD GHO KLVWRULD-­ dor  consiste  en  encontrar  el  â€œgenio  de  un  puebloâ€?  a  partir  de  las  caracterĂ­sticas  olvidadas  de  un  â€œpueblo  originarioâ€?,  cuyo  papel  restituido  por  el  historiador  a  partir  del  momento  en  el  que  descuida  la  importan-­ cia  de  los  indios  de  AmĂŠrica,  es  conferido  al  pequeĂąo  SXHEOR GH SXULWDQRV GH 1XHYD ,QJODWHUUD UHKDELOLWDGR SRU ODV QHFHVLGDGHV GH OD FDXVD %DQFURIW IXH HVWX-­ GLDQWH GHO WHyORJR OLEHUDO 6FKOHLHPDUFKHU D SULQFLSLRV de  1820.  TambiĂŠn  siguiĂł  los  cursos  y  conferencias  GH *RHWKH )LFKWH +HJHO \ HVWDED IDPLOLDUL]DGR FRQ las  tesis  de  historiadores  como  von  Humboldt  y  von  5DQNH D TXLHQ WXYR OD RSRUWXQLGDG GH FRQRFHU +DQ-­ GOLQ &XDQGR UHJUHVD D (VWDGRV 8QLGRV HQ 1822,  es  un  partidario  entusiasta  del  mĂŠtodo  histĂłrico  alemĂĄn  al  grado  de  esfuerzarse  en  aplicarlo  a  la  his-­ toria  de  Estados  Unidos  para  sembrar  las  semillas  de  un  patriotismo  americano  fundado  en  el  culto  de  los  grandes  ancestros.  A  falta  de  encontrar  en  AmĂŠrica  la  â€œlibertad  de  los  germanosâ€?,  tan  celebrada  por  TĂĄci-­ WR \ VXV DGPLUDGRUHV URPiQWLFRV DOHPDQHV %DQFURIW METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I DENIS LACORNE

GHVFXEUH HQ 1XHYD ,QJODWHUUD OD ÂłOLEHUWDG GH ORV SXUL-­ tanosâ€?.  Entonces,  es  exagerado  con  relaciĂłn  a  los  pa-­ dres  peregrinos  que  habĂ­an  â€œdifundido  sobre  el  suelo  de  un  paĂ­s  virgen  las  semillas  de  los  principios  de  la  libertad  republicana  y  de  la  independencia  nacionalâ€?.  ,QFOXVR SUHWHQGH TXH ÂłHQ OD FDELQD GHO 0D\Ă€RZHU OD KXPDQLGDG UHFREUy VXV GHUHFKRV´ %DQFURI 6X OHFWXUD DQWLFLSD D OD GH 7RFTXHYLOOH TXLHQ HQ ORV DxRV GHO VLJOR ;,; FUH\y HQFRQWUDU en  la  doctrina  religiosa  de  los  puritanos  â€œel  punto  de  SDUWLGD´ GH OD GHPRFUDFLD DPHULFDQD SDUD DÂżUPDU TXH el  carĂĄcter  único  de  la  civilizaciĂłn  americana  venĂ­a  de  la  combinaciĂłn  maravillosa  de  dos  elementos  distin-­ tos:  â€œel  espĂ­ritu  de  religiĂłnâ€?  y  â€œel  espĂ­ritu  de  libertadâ€?  7RFTXHYLOOH La  historiografĂ­a  mĂĄs  reciente  ha  puesto  seriamen-­ te  en  duda  la  amalgama  entre  doctrina  religiosa  de  los  puritanos  y  el  nacimiento  de  la  democracia  ame-­ ricana.  Los  puritanos  no  eran  demĂłcratas,  ni  parti-­ darios  de  la  libertad  religiosa,  y  su  acto  fundador,  el  0D\Ă€RZHU &RPSDFW,  lejos  de  ser  el  acto  fundador  de  una  repĂşblica  moderna,  fue  un  pretexto  de  circuns-­ tancia  destinado  a  evitar  un  motĂ­n  en  el  0D\Ă€RZHU.  Los  townships  creados  despuĂŠs  por  los  fundadores  GH 1XHYD ,QJODWHUUD WDPSRFR HUDQ FRPR OR FUHtD Tocqueville,  modelos  de  gobierno  republicano.  Pero  estas  narraciones  nacionales,  en  buena  medida  mĂ­-­ ticas,  corresponden  al  espĂ­ritu  de  la  Êpoca:  ofrecen  una  lectura  romĂĄntica  de  la  historia  americana,  una  crĂ­tica  del  siglo  de  las  Luces,  de  su  racionalismo  y  de  VX DQWLFOHULFDOLVPR *DQQHWW +HQQHWRQ 3KLOEULFN \ 6HHO\H Al  rehabilitar  a  los  grandes  ancestros  puritanos  y  anglosajones,  reconciliando  los  valores  religiosos  y  polĂ­ticos  de  los  Peregrinos  y  de  los  Fundadores,  %DQFURIW \ 7RFTXHYLOOH FRQWULEX\HQ GH PDQHUD GHFL-­ siva  a  la  invenciĂłn  de  un  mĂ­tico  credo  americano.  Y  FXDQGR 6DPXHO +XQWLQJWRQ UHWRPD SRU VX FXHQWD OD cita  de  William  Lee  Miller:  â€œLa  religiĂłn  democrĂĄti-­ ca  y  la  polĂ­tica  democrĂĄtica,  la  fe  americana  y  la  fe  cristiana  se  han  combinado  y  se  han  profundamente  LQĂ€XHQFLDGR PXWXDPHQWH´ QR KDFH VLQR UHSHWLU GRV VLJORV PiV WDUGH OR TXH \D KDEtDQ DÂżUPDGR FDGD XQR D VX PDQHUD *HRUJH %DQFURIW \ $OH[LV GH 7RFTXHYL-­ OOH +XQWLQJWRQ E De  este  modo,  la  historiografĂ­a  privilegiada  por  Huntington  esconde  la  disonancia  que  separa  y  opone  la  mayorĂ­a  de  las  veces  dos  concepciones  rivales  de  la  historia  americana:  la  primera,  nacida  del  racionalis-­ mo  y  del  paganismo  de  las  Luces,  no  deja  de  criticar  la  religiĂłn  de  los  puritanos  y  minimiza  el  lugar  de  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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la  religiĂłn  en  la  esfera  pĂşblica  al  grado  de  crear  esta  realidad  nueva  y  sin  precedente,  una  â€œConstituciĂłn  sin  Diosâ€?;Íž  la  segunda,  inspirada  en  el  movimiento  ro-­ PiQWLFR GH SULQFLSLRV GHO VLJOR ;,; QR KD GHMDGR GH conferir  un  lugar  central  al  protestantismo  disidente  y  al  papel  â€œfundadorâ€?  de  los  primeros  puritanos. /$ *8(55$ '( /$6 '26 $0e5,&$6

Ciertas  omisiones  histĂłricas  debilitan  seriamente  la  QDUUDFLyQ QDFLRQDO SULYLOHJLDGD SRU 6DPXHO +XQWLQJ-­ ton.  Entre  ellas,  el  ocultamiento  de  lo  que  se  llama  la  ³*XHUUD GH ODV GRV $PpULFDV´ (Q HIHFWR +XQWLQJWRQ olvida  seĂąalar  que  cientos  de  miles  de  catĂłlicos  irlan-­ deses  que  huyeron  del  hambre  de  la  patata  no  fueron  ELHQ UHFLELGRV HQ $PpULFD GHO 1RUWH \ FRQ IUHFXHQFLD fueron  victimas  de  violencia  xenĂłfoba.  Ă‰lites  anglo-­ protestantes  denunciaron  el  â€œcomplot  papistaâ€?,  al  WLHPSR TXH DÂżUPDEDQ TXH VyOR OD UHOLJLyQ SURWHVWDQWH era  compatible  con  el  republicanismo.  El  vigor  del  anticatolicismo,  propagado  por  un  partido  xenĂłfobo,  el  partido  de  los  .QRZ 1RWKLQJV,  luego  por  diversas  corrientes  nativistas,  tuvo  efectos  perdurables  hasta  ¿QDOHV GH ORV DxRV YHLQWH GHO VLJOR SDVDGR 8QD IRU-­ ma  de  cultura  cĂ­vica,  prĂłxima  al  credo  americano  tan  celebrado  por  Huntington,  fue  difundida  en  las  es-­ FXHODV S~EOLFDV 6LQ HPEDUJR QR IXH ELHQ DFHSWDGD por  los  inmigrantes  irlandeses  que  rechazaban  toda  asimilaciĂłn  anglo-­republicana  y  con  mucha  frecuen-­ cia  preferĂ­an  enviar  a  sus  hijos  a  escuelas  catĂłlicas.  0DQLÂżHVWDPHQWH VX $PpULFD QR HUD OD GH ORV 3DGUHV peregrinos  y  la  de  sus  descendientes  (Lacorne,  2012:  /D [HQRIRELD TXH 6DPXHO +XQWLQJWRQ SD-­ rece  querer  fomentar  no  es  diferente  de  aquella  de  los  .QRZ 1RWKLQJV de  los  aĂąos  1890-­1920.  Es  mĂĄs  peligrosa  al  no  ser  abiertamente  racista;Íž  se  pretende  fundada  sobre  hechos  sociolĂłgicos  e  histĂłricos.  Aho-­ ra  bien,  la  debilidad  de  estos  argumentos  es  histĂłrica.  Al  insistir  tan  vehementemente  en  el  carĂĄcter  deter-­ minante  del  credo  americano,  Huntington  hace  inevi-­ tables  sus  conclusiones. 81 18(92 (;&(3&,21$/,602 $0(5,&$12

Otra  lectura  de  la  historia  americana,  menos  centra-­ da  en  el  mito  romĂĄntico  del  credo  americano,  mĂĄs  abierta  a  las  contradicciones  y  disonancias  de  las  narraciones  nacionales  alternas,  mĂĄs  favorable  a  la  tradiciĂłn  del  pluralismo  cultural,  habrĂ­a  conducido  al  profesor  de  Harvard  y  a  su  discĂ­pulo  mĂĄs  brillan-­ WH 0LWW 5RPQH\ D FRQFOXVLRQHV PHQRV DQJXVWLDGDV sobre  la  naturaleza  del  peligro  hispĂĄnico,  el  carĂĄcter  de  los  mexicanos  y  el  porvenir  de  Estados  Unidos. Â


ROMMEY, EL ĂšLTIMO DISCĂ?PULO DE SAMUEL HUNTINGTON I DEBATES

Obama  y  el  Partido  DemĂłcrata  tienen  en  su  horizonte  el  futuro  porque  han  entendido  esta  nueva  realidad  GHPRJUiÂżFD FDGD WUHLQWD VHJXQGRV XQ MRYHQ KLVSDQR alcanza  la  edad  de  18  aĂąos,  que  es  la  edad  del  primer  YRWR HQ HVH SDtV 1DWXUDOPHQWH HVWD HYROXFLyQ REOL-­ garĂĄ  a  los  republicanos  a  repensar  los  fundamentos  GH VX HVWUDWHJLD HOHFWRUDO 8Q *UDQG :KLWH 2OG 3DUW\ de  WASPS  :KLWH $QJOR 6D[RQ 3URWHVWDQWV QR WLHQH futuro  y  el  H[FHSFLRQDOLVPR DPHULFDQR ,  tan  exaltado  por  la  derecha  religiosa  y  el  movimiento  del  Tea  Par-­ ty,  no  se  encuentra  situado  en  donde  lo  imaginan,  en  ODV UDtFHV SXULWDQDV GH XQD $PpULFD LGHQWLÂżFDGD D OD 1XHYD -HUXVDOpQ EtEOLFD (O QXHYR H[FHSFLRQDOLVPR americano  se  sustenta  en  la  extraordinaria  diversidad  Êtnico-­religiosa  de  un  paĂ­s  en  el  que  en  2012,  por  pri-­ mera  vez  en  la  historia  de  Estado  Unidos,  menos  de  OD PLWDG GH VXV DGXOWRV VH GHFODUDURQ SURWHVWDQWHV 1R es  un  azar  si  el  mĂĄs  multicultural  de  los  presidentes  DPHULFDQRV IXH WDQ IiFLOPHQWH UHOHJLGR HQ 6X religiĂłn,  si  tiene  alguna,  no  es  la  â€œCiudad  sobre  la  FROLQD´ WDQ TXHULGD SRU 5HDJDQ %XVK SDGUH H KLMR \ 5RPQH\ QR VH ROYLGH TXH -RVHSK 6PLWK HO IXQGD-­ GRU GHO PRUPRQLVPR LQWHQWy FUHDU XQD QXHYD 6LRQ R OXJDU OODPDGR Âł,QGHSHQGHQFLD´ HQ 0LVVRXUL VLQR OD ConstituciĂłn  de  Estados  Unidos,  ese  documento  sin  Dios  que  anuncia  en  su  preĂĄmbulo,  infatigablemente  citado  por  Obama,  la  formaciĂłn  de  una  â€œUniĂłn  mĂĄs  perfectaâ€?,  un  E  Pluribus  Unum,4  cada  vez  mĂĄs  diver-­ VD \ VLQ FHVDU UHXQLÂżFDGD 5()(5(1&,$6

%DQFURIW * Histoire  des  Ă‰tats-­Unis,  ParĂ­s,  Firmin  Didot,  tomo  I. &HDVHU - Âł2 0\ $PHULFD´ Weekly  Stan-­ dard,  3  de  mayo. &LWULQ - et.  al. Âł7HVWLQJ +XQWLQJWRQ ,V +LV-­ panic  Immigration  a  Threat  to  American  Identi-­ ty?â€?,  Perspectives  on  Politics,  marzo. &RKHQ 0 Âł*D\ 9RWH 6HHQ DV &UXFLDO LQ 2EDPDÂśV 9LFWRU\´ New  York  Times,  15  de  noviembre. 'RX]HW ) Âł/H FDXFKHPDU KLVSDQLTXH GH 6DPXHO +XQWLQJWRQ´ HĂŠrodote,  nĂşm.  115. )XNX\DPD ) Âł,GHQWLW\ &ULVLV :K\ ZH 6KRXOGQÂśW :RUU\ DERXW 0H[LFDQ ,PPLJUDWLRQ´ Slate,  nĂşm.  4,  junio. *DQQHWW 5 Âł%RZOLQJ 1LQHSLQV LQ 7RFTXHYLOOHÂśV 7RZQ-­ shipâ€?,  American  Political  Science  Review,  nĂşm.  1,  febrero.  +DQGOLQ / George  Bancroft:  The  Intellectual  as  Democrat 1XHYD <RUN +DUSHU DQG 5RZ 4

³'H PXFKRV XQR´ QRWD GHO WUDGXFWRU

+HQQHWRQ / Âł,QWURGXFWLRQ´ HQ : %UDGIRUG His-­ toire  de  la  colonie  de  Plymouth.  Chroniques  du  Nou-­ veau  Monde *LQHEUD /DERU HW )LGHV +XQWLQJWRQ 6 The  Promise  of  Disharmony,  &DPEULGJH 0DVV +DUYDUG 8QLYHUVLW\ 3UHVV +XQWLQJWRQ 6 D Âł7KH +LVSDQLF &KDOOHQJH´ Foreign  Policy,  marzo-­abril. +XQWLQJWRQ 6 E Qui  sommes-­nous?  IdentitĂŠ  nationale  et  choc  des  cultures 3DUtV 2GLOH -DFRE -HIIHUVRQ 7KRPDV 7KH -HIIHUVRQ %LEOH 7KH /LIH DQG 0RUDOV RI -HVXV RI 1D]DUHWK ([WUDFWHG 7H[WXDOO\ IURP WKH *RVSHOV LQ *UHHN /DWLQ )UHQFK and  English > @ :DVKLQJWRQ ' & 6PLWKVR-­ QLDQ %RRNV >(GLFLyQ IDFVLPLODU@ .DUGX[ - \ ( YDQ GH %LOW Newcomers  in  an  2OG &LW\ 7KH $PHULFDQ 3LOJULPV LQ /HLGHQ 1620 /H\GH 8LWJHYHULM %XUJHUVGLMN DQG 1LHUPDQV .UDPQLFN , \ / 5 0RRUH The  Godless  Constitution.  The  Case  Against  Religious  Correct-­ ness 1XHYD <RUN 1RUWRQ .UDX]H ( Âł,GHQWLW\ )DQDWLFLVP ,Q 'HIHQVH RI Mexican-­Americansâ€?,  New  Republic,  21  de  junio. /DFRUQH ' De  la  religion  en  AmĂŠrique.  Es-­ sai  d’histoire  politique 3DUtV *DOOLPDUG 0HQDQG / Âł3DWULRW *DPHV´ New  Yorker,  17  de  mayo. New  York  Times V I Âł3UHVLGHQW ([LW 3ROOV HOHFWLRQ 1<7 FRP´ 0\UGDO * An  American  Dilemma.  The  Ne-­ gro  Problem  and  Modern  Democracy 1XHYD <RUN +DUSHU DQG %URWKHUV 3HOLNDQ - Âł%HOLHYHUV LQ &KLHI´ New  Repu-­ blic,  4  de  septiembre. 3KLOEULFN 1 0D\Ă€RZHU $ 9R\DJH WR :DU,  Lon-­ dres,  Harper  Press. 3RUWHV $ \ 5 5XPEDXW Immigrant  America.  A  Portrait %HUNHOH\ 8QLYHUVLW\ RI &DOLIRUQLD 3UHVV 6HHO\H - Memory’s  Nation.  The  Place  of  Plymouth  Rock &KDSHO +LOO 8QLYHUVLW\ RI 1RUWK Carolina  Press. 6LHJIULHG $ Les  Ă‰tats-­Unis  d’aujourd’hui,  ParĂ­s,  Armand  Colin. 6WDUU 3 Âł7KH 5HWXUQ RI WKH 1DWLYLVW´ New  Republic,  21  de  junio.  7D\ORU 3 HW DO Âł$Q $ZDNHQHG *LDQW 7KH +LVSD-­ QLF (OHFWRUDWH LV /LNHO\ WR 'RXEOH E\ ´ 3HZ 5H-­ VHDUFK &HQWHU GH QRYLHPEUH HGLFLyQ HOHFWURQLFD 7RFTXHYLOOH $ De  la  DĂŠmocratie  en  AmĂŠri-­ que 3DUtV 9ULQ WRPR , :ROIH $ Âł1DWLYH 6RQ 6DPXHO +XQWLQJWRQ 'H-­ fends  the  Homelandâ€?,  Foreign  Affairs,  mayo-­junio.

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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indignaciĂłn

SOBRE Â LA Â

*

Mario  Perniola**

U

na  palabra  que  recorre  con  mucha  frecuencia  los  discursos  Êtico-­polĂ­ticos  es  la  dignidad.  Esta  se  ha  vuelto  uno  de  los  tĂŠrminos  clave  de  la  bioĂŠtica,  asĂ­  como  el  motor  en  el  cual  se  han  re-­ conocido  las  revueltas  polĂ­ticas  que  han  explotado  en  muchos  Estados  årabes,  provocando  en  algunos  casos  la  caĂ­da  de  los  gobiernos.  Los  estudiantes  que  han  ocu-­ pado  las  plazas  de  algunas  ciudades  espaĂąolas  se  han  GHÂżQLGR FRPR ORV indignados.  De  este  modo,  ha  naci-­ do  un  Global  Indignant  Movement,  que  se  ha  manifes-­ tado  en  muchos  paĂ­ses.  La  palabra  dignidad  ha  eclip-­ sado  otros  tĂŠrminos  mĂĄs  tĂŠcnicos  del  lenguaje  polĂ­tico,  como  comunidad  y  derechos  del  hombre.  En  efecto,  la  primera  ha  caĂ­do  en  el  ridĂ­culo  desde  el  momento  en  que  se  comenzĂł  a  hablar  de  una  â€œcomunidad  interna-­ cionalâ€?  (expresiĂłn  impropia  ya  que  la  comunidad  en  åmbito  de  ciencia  polĂ­tica  indica  un  vĂ­nculo  asociativo  de  naturaleza  afectiva  similar  al  de  la  familia,  como  sa-­ ben  los  lectores  de  Ferdinand  TĂśnnies,  quien  ha  sido  su  WHyULFR &RQ UHODFLyQ D ORV ÂłGHUHFKRV KXPDQRV´ TXH constituyen  una  de  las  bisagras  de  la  civilizaciĂłn  occi-­ dental,  el  uso  faccioso  y  oportunista  que  se  ha  hecho  de  ellos,  los  ha  vaciado  de  toda  credibilidad.  TraducciĂłn  de  Israel  Covarrubias.   Director  del  Centro  de  Estudios  y  DocumentaciĂłn  â€œLenguaje  y  pensa-­ PLHQWR´ GH OD 8QLYHUVLGDG GH 5RPD Âł7RU 9HUJDWD´ ,WDOLD 6XV REUDV PiV recientes  traducidas  al  espaĂąol  son  La  sociedad  de  los  simulacros %XH-­ QRV $LUHV $PRUURUWX \ Milagros  y  traumas  de  la  comunicaciĂłn  %XHQRV $LUHV $PRUURUWX *

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Incluso  la  palabra  dignidad  no  estĂĄ  ausente  de  equĂ­vocos,  malos  entendidos  y  usos  impropios.  Como  sucede  con  frecuencia,  es  necesario  remontarse  a  los  orĂ­genes,  si  se  quiere  realmente  tener  un  concepto  co-­ herente.  A  pesar  de  que  la  nociĂłn  es  atribuible  a  los  an-­ WLJXRV ÂżOyVRIRV HVWRLFRV HV GLItFLO HQFRQWUDU HQ JULHJR una  palabra  que  corresponda  exactamente  a  la  dignitas  romana  (la  que  a  su  vez  es  ambigua,  ya  que  por  un  lado  es  una  caracterĂ­stica  de  quien  ocupa  un  puesto  pĂşbli-­ co,  y  por  el  otro  machaca  la  idea  estoica  segĂşn  la  cual  todos  los  hombres,  mĂĄs  allĂĄ  de  las  fronteras  polĂ­ticas  y  de  las  divisiones  Êtnicas,  estĂĄn  unidos  por  una  natural  inclinaciĂłn  benevolente  hacia  sus  iguales  basada  sobre  el  hecho  de  compartir  el  lĂłgos OD UD]yQ 'H ODV WDQWDV virtudes  individuadas  por  los  estoicos  las  palabras  que  mĂĄs  se  aproximan  son  la  decencia  (NRVPLyWĆ?V HO DXWR-­ dominio  (egkrĂĄteia SHUR QLQJXQD GH HVWDV FRUUHVSRQ-­ de  exactamente  a  dignidad. El  hecho  es  que  para  los  estoicos  la  perfecciĂłn  mo-­ UDO SHUVRQLÂżFDGD SRU OD ÂżJXUD GHO VDELR LPSOLFD XQ total  dominio  de  las  pasiones,  que  se  obtiene  a  travĂŠs  de  la  virtud  de  la  coherencia  (RPRORJKtD /RV HVWRL-­ FRV LQWURGXMHURQ HQ OD ÂżORVRItD OD QRFLyQ GH GHEHU GH-­ ÂżQLpQGROR FRPR HO SULQFLSLR GH FRKHUHQFLD HQ OD YLGD GH WDO PRGR TXH SRGUtD VHU MXVWLÂżFDGR UDFLRQDOPHQWH Este  principio  tiene  su  recompensa  en  sĂ­  mismo  y  pre-­ FLVDPHQWH SRU HOOR SHUPLWH DO VHU KXPDQR HVWDU ÂżUPH \ HVWDEOH HQ OD H[SHULHQFLD GHO SUHVHQWH 6LQ HPEDUJR


SOBRE LA INDIGNACIĂ“N I DEBATES

HVWD ÂżUPH]D QR HV LQPyYLO VLQR TXH VH VRVWLHQH VREUH un  tĂłnos,  una  tensiĂłn  que  mantiene  los  opuestos  en  equilibrio  entre  ellos  mediante  un  continuo  ejercicio  sobre  sĂ­  mismo.  Ahora  bien,  la  pregunta  crucial  es:  ¿podemos  per-­ mitirnos  estar  indignados,  si  no  tenemos  ninguna  de  las  cuatro  virtudes  fundamentales  (sapiencia,  tem-­ SODQ]D FRUDMH \ MXVWLFLD " ¢SRGHPRV LQGLJQDUQRV VL nosotros  mismos  no  tenemos  dignidad?,  ¿si  no  somos  mĂ­nimamente   coherentes  con  nosotros  mismos,  sino  inmersos  en  el  mundo  de  la  comunicaciĂłn,  en  el  cual  todo  se  pone  de  cabeza? Los  rasgos  fundamentales  de  la  comunicaciĂłn  son  descritos  agudamente  por  los  estoicos  bajo  el  tĂŠrmino  de  estupidez.  El  estĂşpido  no  es  un  tonto,  un  idiota,  un  obtuso  sino  el  ser  humano  que,  vĂ­ctima  de  un  con-­ tinuo  desorden,  cambia  de  opiniĂłn  de  un  momento  a  otro;Íž  incapaz  de  detenerse,  corre  al  precipicio  con  un  ímpetu  irrefrenable  hacia  el  primer  objetivo  que  encuentra  y  se  arrepiente  con  facilidad  de  todo  eso  que  ha  hecho;Íž  incapaz  de  escuchar,  habla  y  actĂşa  en Â

modo  inútil;͞  inepto  para  elaborar  valoraciones  esta-­ bles  y  para  llevar  a  cabo  elecciones  irreversibles,  salta  de  un  lado  a  otro,  pretendiendo  tener  y  agarrar  todo.  La  estupidez  no  nace  de  una  ausencia,  sino  por  una  desviación,  por  una  distorsión,  por  una  perversión  de  la  facultad  racional.  Para  estar  indignado,  al  menos  es  necesario  tener  coraje,  es  decir,  paciencia,  perseverancia,  magnanimi-­ GDG \ PDJQL¿FHQFLD GL[LW 7RPiV GH $TXLQR 4XL]i nosotros  como  occidentales  somos  muy  dÊbiles  para  permitirnos  estar  indignados.  Por  ello,  o  se  regresa  a  los  orígenes,  es  decir,  a  la  enseùanza  de  la  antigßedad  clåsica  y  cristiana  (lo  que  para  nosotros  equivale  a  &RQIXFLR SDUD ORV FKLQRV R QR KDEUi VDOLGD /D GLJQL-­ dad  no  es  un  dato,  no  es  una  cosa  que  se  posee  por  el  simple  hecho  de  pertenecer  a  la  especie  humana,  sino  un  ejercicio  de  autocontrol  y  perfeccionamiento  de  sí  mismos  conjuntamente  con  un  esfuerzo  continuo  de  ayudar  a  los  otros.  Es  necesario  merecer  el  hecho  de  VHU KXPDQR 1LQJXQR SXHGH VRVWHQHU TXH KD ORJUDGR completamente  esta  tarea.

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cadĂĄver

ROUSSEAU Â Y Â EL Â

POLĂ?TICO

BenjamĂ­n  Ortega  Guerra* 7DQ SURQWR FRPR DOJXLHQ GLFH TXH ORV DVXQWRV GHO (VWDGR ³¢D Pt TXp PH LPSRUWD"´ KD\ TXH FRQWDU FRQ TXH HO (VWDGR HVWi SHUGLGR - - 5RXVVHDX Del  Contrato  social / ,,, &DS ;9 Soy  observador  y  no  moralista  [‌]  y  que  mi  libro  se  alce  FRQWUD Pt VL PLHQWR - - 5RXVVHDX Mi  retrato.

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I

i  hacemos  una  lectura  optimista  Del  Contrato  Social  GH 5RXVVHDX HO JLQHEULQR SDUFLDOPHQWH tiene  razĂłn  con  relaciĂłn  al  elogio  idealizador  de  su  LQGLYLGXR SROtWLFR SUHGLOHFWR HO FLXGDGDQR 1R obstante,  si  dejamos  al  margen  esos  idealismos  rous-­ seaunianos  acerca  del  ciudadano  por  un  momento  y  los  comparamos  con  la  actual  realidad  mexicana,  tendre-­ mos  que  acercarnos  con  un  criterio  trĂĄgico  para  me-­ ditar  al  ciudadano  como  â€œsujetoâ€?  fĂşnebre.  Es  decir,  el  FLXGDGDQR GH 5RXVVHDX KDFH VLJORV TXH QDFLy PXHUWR $GHPiV HVWH FDGiYHU SRU FLHUWR SROtWLFR HV WDPELpQ un  documento  entraĂąable.  Diseccionemos  y  acerquĂŠ-­ monos  o,  mejor  dicho,  realicemos  la  post  necropsia  de  los  despojos  del  ciudadano  rousseauniano  para  diag-­ nosticar  su  actual  condiciĂłn  polĂ­tico  democrĂĄtica. II

La  forma  en  cómo  trabajarÊ  estå  organizada  en  dos  WLHPSRV 3ULPHUR GLVFXWLUp VREUH ORV VLJQL¿FDGRV GH FLXGDGDQR SDUD 5RXVVHDX HQ VX GLVORFDFLyQ FRQ OD UHD-­ lidad,  y  segundo  explicarÊ  cómo  surge  el  ciudadano  de  acuerdo  a  la  obra  Del  contrato  social.  Es  indispen-­ sable  seùalar  una  característica  en  otra  de  las  obras  PD\RUHV GHO ¿OyVRIR JLQHEULQR FRPR OR HV VX Discur-­ so  sobre  el  origen  y  los  fundamentos  de  la  desigual-­ dad  entre  los  hombres  respecto  a  la  ciudadanía.  Como  Investigador  independiente  y  artista  visual.

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se  sabe,  en  Del  contrato  social  es  la  descripciĂłn  del  estado  civil,  y  en  el  Discurso  aborda  el  estado  natural  en  el  que  se  encontraba  el  individuo,  no  el  ciudadano.  (V HQ DTXHO HVWDGR TXH 5RXVVHDX UHĂ€H[LRQD D OD LQ-­ versa  de  Hobbes,  ya  que  para  el  ginebrino  el  hombre  es  bueno  por  naturaleza,  al  grado  de  que  su  libertad  le  es  inherente,  no  es  adquirida  u  otorgada,  desde  una  lĂłgica  jurĂ­dico-­positivista.  La  transiciĂłn  del  estado  natural  al  civil  es  mĂĄs  explĂ­cita  en  su  Discurso: El  primero,  al  que,  haber  cercado  un  terreno,  se  le  ocurriĂł  de-­ cir  esto  es  PtR  y  encontrĂł  personas  lo  bastante  simples  [tan  bondadosas  o  simples  que  los  embaucaron]  para  creerle,  fue  el  verdadero  fundador  de  la  sociedad  civil.  [Y  continĂşa  el  dra-­ ma  iusnaturalista]:  â€œÂĄCuĂĄntos,  crĂ­menes,  guerras,  asesinatos,  miserias  y  horrores  no  habrĂ­a  ahorrado  al  gĂŠnero  humano  quien,  arrancando  las  estacas  o  rellenando  la  zanja,  hubiera  JULWDGR D VXV VHPHMDQWHV ³£*XDUGDRV GH HVFXFKDU D HVWH LP-­ postor!;Íž  estĂĄis  perdidos  si  olvidĂĄis  que  los  frutos  son  de  todos  \ TXH OD WLHUUD QR HV GH QDGLH 5RXVVHDX

AquĂ­  tambiĂŠn  se  van  manifestando  las  relaciones  de  SRGHU \ SRU WDQWR OD FUHDFLyQ GH OD OH\ XQD MXVWLÂżFD-­ FLyQ MXUtGLFD GH OD DSURSLDFLyQ Âł(VWR HV PtR´ $ VX vez,  habrĂ­a  que  fundar  la  dominaciĂłn  y  apropiaciĂłn.  6yOR DVt HPSH]DUHPRV D KDEODU GH FDWHJRUtDV TXH VH generan  en  el  estado  civil:  libertad,  soberanĂ­a,  igual-­ dad,  Estado  y  por  supuesto  la  tan  famosa  y  denosta-­ da  voluntad  general,  relacionadas  con  la  ciudadanĂ­a. Â


SOBRE ROUSSEAU Y EL CADĂ VER POLĂ?TICO I DEBATES

Estos  elementos  son  parte  de  una  totalidad  para  lo  cual  se  imbrican  con  un  yo  común,  un  cuerpo  moral,  VX YLGD \ YROXQWDG 5RXVVHDX \ HV DTXt FXDQGR SRU YH] SULPHUD 5RXVVHDX UHVDOWD HO FRQFHS-­ to  de  ciudadano  con  relación  a  la  organización  polí-­ tica  del  poder: Esta  persona  pública  que  se  forma  de  este  modo  por  la  unión  de  todas  las  demås  tomaba  en  otro  tiempo  el  nombre  de  Ciu-­ dad,  y  toma  ahora  el  de  República  o  de  FXHUSR SROtWLFR,  al  cual  sus  miembros  llaman  Estado  cuando  es  pasivo,  Soberano  cuando  es  activo,  Poder  al  compararlo  con  otros  semejantes.  5HVSHFWR D ORV DVRFLDGRV WRPDQ FROHFWLYDPHQWH HO QRPEUH GH Pueblo,  y  en  particular  se  llaman  Ciudadanos  como  partícipes  en  la  autoridad  soberana,  Y  Súbditos  en  cuanto  sometidos  a  ODV OH\HV GHO (VWDGR 5RXVVHDX

,GHD DQiORJD WXYLHURQ 'LGHURW \ 'Âś$OHPEHUW DO GHÂżQLU FLXGDGDQtD en  sus  artĂ­culos  polĂ­ticos  de  la  Enciclope-­ dia,  distinguiendo  a  Thomas  Hobbes,  es  decir:  â€œHob-­ bes  no  establece  ninguna  diferencia  entre  el  sĂşbdito  y  el  ciudadano,  lo  que  es  correcto,  tomando  el  tĂŠrmino  sĂşbdito  en  su  acepciĂłn  estricta  y  el  de  ciudadano  en  sentido  amplio,  y  considerando  que  la  relaciĂłn  que  Êste  tiene  frente  a  las  leyes,  el  otro  la  tiene  frente  al  soberano.  Ambos  son  independientes  por  igual,  el  uno  de  un  ente  moral,  el  otro  de  una  persona  fĂ­sicaâ€?  (Dide-­ URW \ 'Âś$OHPEHUW (V HYLGHQWH TXH OH\HURQ Del  Contrato  social  GH 5RXVVHDX SXHV GH pVWH ~OWL-­ mo  podemos  leer:  â€œ[‌]  la  esencia  del  cuerpo  polĂ­tico  estĂĄ  en  el  acuerdo  entre  la  obediencia  y  la  libertad,  y  porque  estas  palabras  de  sĂşbdito  y  de  soberano  son  correlaciones  idĂŠnticas  cuya  idea  se  reĂşne  en  el  solo  WpUPLQR GH FLXGDGDQR´ 5RXVVHDX III

Ahora  bien,  ¿quÊ  es  un  cadåver,  perdón,  un  ciuda-­ dano?,  ¿cómo  surge  la  atribución  de  ciudadano  en  5RXVVHDX" ¢FXiOHV DWULEXWRV OR GHWHUPLQDQ DQWHV GH TXH VXFXPED" 5RXVVHDX SUHFLVy HO IXWXUR GH VX ciudadano  al  aseverar  que  son  ciudadanos  los  par-­ tícipes  en  la  autoridad  soberana,  es  decir,  aquellos  donde  radica  el  poder,  son  voluntad  general.  En  efecto,  partícipes  en  la  autoridad  como  ciudadanos  activos,  y  pasivos  al  estar  sometidos  ante  la  vo-­ luntad  del  soberano/Estado,  donde  adopta  su  forma  pasiva.  Lo  cierto  es  que  quizå  existe  una  aporía  en  5RXVVHDX FRQ UHODFLyQ D OD YROXQWDG JHQHUDO \ OH\ ya  que  de  la  primera  emana  la  segunda,  que  es  a  la  que  debe  estar  sometido  el  Estado  y  los  ciuda-­ GDQRV ³6HJ~Q GLFHQ VH WRPDQ PXFKRV HVIXHU]RV para  enseùar  a  los  jóvenes  príncipes  el  arte  de  rei-­

nar;Íž  no  parece  que  esta  educaciĂłn  les  aproveche.  Mejor  harĂ­an  comenzando  por  enseĂąarles  el  arte  de  REHGHFHU´ 5RXVVHDX Ahora  bien,  ¿cĂłmo  surge  la  atribuciĂłn  del  ciuda-­ GDQR HQ 5RXVVHDX" (Q HO FDStWXOR ,,, GHO OLEUR SULPH-­ ro  Del  Contrato  social,  â€œDel  derecho  del  mĂĄs  fuerteâ€?,  5RXVVHDX SDUDIUDVHD D 7UDVtPDFR1  con  la  aportaciĂłn  polĂ­tica  de  la  obediencia:  â€œEl  mĂĄs  fuerte  nunca  es  bas-­ tante  fuerte  para  ser  siempre  el  amo  si  no  transforma  su  fuerza  en  derecho  y  la  obediencia  en  deber.  De  ahĂ­  el  derecho  del  mĂĄs  fuerte;Íž  derecho  tomado  irĂłnica-­ mente  en  apariencia,  y  realmente  establecido  en  prin-­ cipioâ€?.  MĂĄs  adelante,  empieza  a  dilucidar  la  distin-­ ciĂłn  de  poderes  y  representaciones:  â€œLa  fuerza  es  un  poder  fĂ­sico,  no  veo  quĂŠ  moralidad  puede  resultar  de  sus  efectos.  Ceder  la  fuerza  es  un  acto  de  necesidad,  QR GH YROXQWDG´ 5RXVVHDX Esto  es  como  el  mal  necesario  GH %REELR HQ DOX-­ siĂłn  a  la  â€œnecesidad  resignadaâ€?  de  tener  un  Estado.  Con  relaciĂłn  a  la  cesiĂłn  como  necesidad  y  no  como  YROXQWDG HO ÂżOyVRIR JLQHEULQR OR UHLWHUD D OR ODUJR de  su  obra  a  travĂŠs  de  su  categorĂ­a  de  voluntad  gene-­ ral:  esta  última  no  se  cede,  es  la  SRWHQWLD HQ Vt.  Por  cierto,  tampoco  es  una  enajenaciĂłn,  sino  un  cambio  ventajoso,  lo  que  refuerza  la  inherencia  (iusnatura-­ OLVWD GH OD YROXQWDG JHQHUDO URXVVHDXQLDQD (V OD QD-­ turaleza  la  que  determina,  no  la  instituciĂłn  polĂ­tica,  a  dicha  voluntad:  â€œ[‌]  es  completamente  falso  que  en  el  contrato  social  haya  una  renuncia  verdadera  por  parte  de  los  particulares:  su  situaciĂłn,  por  efecto  de  este  contrato,  es  realmente  preferible  a  lo  que  an-­ tes  era,  y  en  lugar  de  una  enajenaciĂłn,  no  han  hecho  sino  un  cambio  ventajoso  de  una  manera  incierta  y  SUHFDULD SRU RWUD PHMRU \ PiV VHJXUD´ 5RXVVHDX $TXt SDUHFLHUD TXH 5RXVVHDX VH FRQWUD-­ dice  con  el  famoso  inicio  de  la  parte  segunda  de  su  Discurso  sobre  el  origen  y  los  fundamentos  de  la  desigualdad  entre  los  hombres.  Ahora  bien,  para  entender  esa  transformaciĂłn  hay  que  observar  que  era  en  realidad   necesario  poner  un  IUHQR D OD IXHU]D \ D OD YLROHQFLD QDWXUDOHV OR TXH LPSOLFDED GH DFXHUGR D 5RXVVHDX FRPR LXVQDWXUD-­ lista,  la  creaciĂłn  del  derecho  positivo.  Y  es  aquĂ­,  en  la  sociedad  polĂ­tica,  donde  surge  el  ciudadano  para  morir  inerme  o  estar  a  merced  de  la  muerte  propicia-­ da  por  la  violencia  estatal.  Destaquemos  los  atribu-­ tos  rousseaunianos  del  ciudadano  surgidos  a  partir  de  dicha  transformaciĂłn  que  por  su  parte  serĂĄn  los  de  una  democracia:  soberanĂ­a,  voluntad  general,  ley,   ConsĂşltese  el  diĂĄlogo  polĂŠmico  en  la  obra  RepĂşblica  de  PlatĂłn  (1986,  /LEUR , SDUiJUDIRV D E TXH HPSUHQGHQ 6yFUDWHV \ 7UDVtPDFR sobre  la  justicia  y  la  fuerza  conveniente  a  un  Estado. Â

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DEBATES Â Â I BENJAMĂ?N ORTEGA GUERRA

libertad  civil,  unidad  social,  delegaciĂłn  del  poder  (re-­ SUHVHQWDFLyQ \ SRU HQGH OHJLVODGRU 3RU OR WDQWR OD distinciĂłn  mĂĄs  precisa  de  lo  quĂŠ  es  el  ciudadano  se  observa  en  su  relaciĂłn  con  el  soberano.  Los  atributos  rousseaunianos  del  ciudadano  se  crean  a  partir  de  la  transformaciĂłn  de  la  violencia  en  derecho;Íž  sin  em-­ bargo,  fueron  fuerza  y  libertad  el  umbral  primigenio  para  la  creaciĂłn  del  contrato  social  y  del  ciudadano:  el  lĂ­mite  de  la  primera,  la  conservaciĂłn  de  la  segunda:  â€œEsta  suma  de  fuerzas  [el  contrato  social]  no  puede  nacer  mĂĄs  que  del  concurso  de  muchos,  pero  siendo  la  fuerza  y  la  libertad  de  cada  hombre  los  primeros  instrumentos  de  su  conservaciĂłn,  ¿cĂłmo  las  compro-­ meterĂĄ  sin  perjudicarse  y  sin  descuidar  los  cuidados  TXH D Vt PLVPR VH GHEH"´ 5RXVVHDX De  esta  manera,  son  Diderot  y  D’Alembert,  para-­ IUDVHDQGR D 5RXVVHDX TXLHQHV OR UHDÂżUPDQ Âł(O QRP-­ bre  de  ciudadano  no  es  adecuado  para  quienes  viven  VRMX]JDGRV >5RXVVHDX@ QL SDUD TXLHQHV YLYHQ DVLODGRV [AristĂłteles];Íž  de  donde  se  deduce  que  los  que  viven  completamente  en  estado  de  naturaleza,  como  los  so-­ beranos,  [en  este  caso,  una  sola  voluntad]  y  los  que  KDQ UHQXQFLDGR GHÂżQLWLYDPHQWH D HVWH HVWDGR FRPR los  esclavos,  [segĂşn  AristĂłteles  serĂ­a  por  naturaleza]  no  pueden  ser  considerados  nunca  como  ciudadanos.  A  menos  que  se  pretenda  pueda  existir  una  sociedad  razonable  allĂ­  donde  hay  un  ser  moral,  inmutable,  >QXHYDPHQWH 5RXVVHDX@ SRU HQFLPD GH OD SHUVRQD It-­ VLFD GHO VREHUDQR´ 'LGHURW \ 'Âś$OHPEHUW El  ciudadano  debe  ser  un  individuo  que  constan-­ WHPHQWH FRQVWUX\D \ GHÂżHQGD VX OLEHUWDG HQ FRP~Q acuerdo  con  el  pueblo  y  la  voluntad  general,  que  constantemente  activo  se  enfoque  a  favor  de  la  demo-­ cracia  como  proyecto  polĂ­tico  perfectible.  De  lo  con-­ trario,  serĂĄ  un  sĂşbdito  sometido  a  leyes  autoritarias  de  un  poder  soberano,  incluso,  a  leyes  autoritarias  tra-­ vestidas  democrĂĄticamente,  mĂĄs  no  de  un  poder  eje-­ cutivo  realmente  representativo.  La  transformaciĂłn  de  la  fuerza  y  la  violencia  deben  ser  por  la  libertad  mĂĄs  que  en  homogĂŠnea  igualdad.  Porque  como  bien  DVHYHUD 5RXVVHDX ÂłHQ ORV HMHUFLFLRV GH GHUHFKRV GH soberanĂ­a,  el  individuo,  actĂşa,  tanto  como  magistrado  \ FLXGDGDQR´ 5RXVVHDX (V SRU HVWD UD]R-­ nes  que  se  ligan  a  su  vez,  voluntad  general,  soberanĂ­a  y  ciudadanĂ­a  rousseaunianas  en  el  interior  del  pacto  social:  â€œAsĂ­,  por  la  naturaleza  del  pacto,  todo  acto  de  soberanĂ­a,  es  decir,  todo  acto  autĂŠntico  de  la  volun-­ tad  general  obliga  o  favorece  igualmente  a  todos  los  ciudadanos,  de  suerte  que  el  soberano  conoce  solo  el  cuerpo  de  la  naciĂłn  y  no  distingue  a  ninguno  de  los  TXH OD FRPSRQHQ´ 5RXVVHDX METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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0XHUD HQ SD] 5RXVVHDX \ YLQGLTXHPRV VX DSDVLR-­ nante  defensa  del  individuo  con  la  lucidez  de  la  justi-­ cia  y  la  libertad  que  ya  nos  han  sido  arrebatadas  con  o  sin  pacto.  Porque  la  estupidización  de  la  gran  mayoría  de  los  ciudadanos-­cadåveres,  refuerza  el  autoritaris-­ PR GHO (VWDGR -XVWD UD]yQ HQ FXDQWR D YLJHQFLD GH OD GHVJUDFLD WLHQH 5RXVVHDX KR\ ,9

El  ciudadano  rousseauniano  ha  sido  traicionado  y,  por  ende,  asesinado.  A  su  vez,  aquĂŠl  ni  siquiera  lo  ha  percibido,  y  los  que  se  han  rebelado,  conscientes  de  su  posible  asesinato  contra  las  fuerzas  rousseaunia-­ nas  que  ahora  estĂĄn  a  la  inversa,  son  eliminados.  De  ahĂ­  que  nominar  estupidizados  a  una  gran  mayorĂ­a  de  los  ciudadanos-­cadĂĄveres  mexicanos  no  es  arrebato  QL H[FHVR GH FRQÂżDQ]D R GH HVWXOWLFLD LQFOXVR LPSUR-­ perio,  es  la  mĂĄs  aberrante  realidad  que  experimenta  nuestro  paĂ­s  y  de  la  cual  gozan  las  Êlites  en  el  poder  SROtWLFR PHGLiWLFR ÂżQDQFLHUR \ PLOLWDU +H DTXt OD contundente  y  nefanda  realidad  de  la  sociedad  mexi-­ cana:  â€œLa  formaciones  sociales  son  promontorios  de  inmundicias  que  obliteran  los  canales  de  desagĂźe  de  OD SURSLD H[LVWHQFLD 1R VDEHPRV GH GyQGH KDQ VDFD-­ do  que  son  un  mal  necesario.  En  realidad  no  tendrĂ­an  por  quĂŠ  existir.  A  menos  que  estemos  atrapados  en  el  engaĂąo  de  la  perpetuaciĂłn  del  ser  humano  a  cual-­ TXLHU SUHFLR 6L HV YHUGDG TXH VRPRV VHUHV UDFLRQDOHV tendrĂ­amos  que  optar  por  dejar  de  vivir.  Esto  es  algo  TXH 6FKRSHQKDXHU WHQtD PX\ FODUR´ $\DOD %ODQFR \ 0DUURTXtQ ¢3HVLPLVPR R YHUJ HQ]D" /R segundo,  pues  es  la  reiteraciĂłn  actual  de  la  estructura  social  mexicana. $KRUD ELHQ GHPDVLDGRV ÂżOyVRIRV VRQ ORV TXH KDQ intentado  advertirnos  sobre  el  peligro  de  la  cualidad  de  vasallaje  ante  el  Estado.  Lanzo  una  absurda  pre-­ gunta  con  respuesta  obviamente  inherente  en  un  rĂŠgi-­ PHQ FXDVL GHPRFUiWLFR FRPR HO PH[LFDQR ¢6~EGLWR o  ciudadano?  Una  aproximaciĂłn  a  esta  incĂłgnita  la  otorgan  los  millares  de  cadĂĄveres,  torturas,  narco-­ torturas  y  desapariciones  forzosas:  â€œ[‌]  el  problema  GH OD GHÂżQLFLyQ GHO status  del  ciudadano,  es  decir,  del  status  que  -­de  acuerdo  con  los  sostenedores  de  la  teorĂ­a-­  corresponde  al  individuo  moderno  y  es  reivin-­ dicado  por  Êste,  en  la  medida  en  que  quiere  ser  algo  >QyWHVH OD FRVLÂżFDFLyQ algo  en  lugar  de  alguien,  claro  que  no  fue  su  intenciĂłn]  mĂĄs  que  un  simple  sĂşbdito,  es  decir,  un  mero  sujeto  de  deberes  y  destinatario  pa-­ VLYR GH yUGHQHV´ %RYHUR El  cadĂĄver-­ciudadano  mexicano,  es,  en  parte,  sĂłlo  OD FRVLÂżFDFLyQ GH XQ SURFHVR HOHFWRUDO XQ PHUR suje-­


SOBRE ROUSSEAU Y EL CADĂ VER POLĂ?TICO I DEBATES

to  en  la  abstracciĂłn  de  la  ley  y  objeto  en  la  realidad  polĂ­tica,  de  deberes  y  destinatario  pasivo  de  órdenes.  'HVWLQDWDULR SDVLYR OR TXH WDQWR FULWLFy 5RXVVHDX pasividad  que  desdeĂąarĂ­a  todos  sus  atributos  polĂ­ti-­ cos,  en  particular,  la  voluntad  general,  lĂŠase  con  ópti-­ ca  contemporĂĄnea:  enajenaciĂłn  general. El  ciudadano  debe  participar  de  la  autoridad  y  de-­ FLVLRQHV VREHUDQDV FRPR ELHQ DÂżUPDED 5RXVVHDX SHUR como  Êste  ya  fue  traicionado  y  asesinado,  continuemos  con  la  necropsia  contemporĂĄnea.  En  gobiernos  atrasa-­ dos  y  en  proceso  de  democratizaciĂłn  como  el  mexicano,  el  individuo  es  en  acto  un  cuasi-­sĂşbdito,  lo  mĂĄs  parecido  a  un  meteco,  y  en  potencia  un  ciudadano.  Cualidades  TXH QR UHEDVDQ ORV OtPLWHV GH OR MXVWR \ OR UHDO Âł6L QR votas,  ¥cĂĄllate!â€?,  fue  la  propaganda  â€œdemocrĂĄticaâ€?  del  IDOLEOH ,QVWLWXWR )HGHUDO (OHFWRUDO ,)( HQ HO SROpPLFR \ “presuntamenteâ€?  defraudado  proceso  electoral  de  2006.  La  propia  instituciĂłn  electoral  arengando  a  la  exclusiĂłn  y  marginaciĂłn  polĂ­tico-­democrĂĄticas.  5HFXSHUHPRV WUHV FRPSRQHQWHV GH OD FLXGDGDQtD SURSXHVWRV SRU 7 + 0DUVKDOO FLWDGRV SRU %RYHUR \ comparemos  con  los  particulares  ejemplos  mexicanos  si  algunos  de  ellos  estĂĄn  en  la  realidad  ciudadana:  â€œ[‌]  la  componente  civil TXH VH LGHQWLÂżFD FRQ XQD VHULH GH derechos  individuales;Íž  la  SROtWLFD,  que  tiene  que  ver  con  el  derecho  de  participaciĂłn  en  el  ejercicio  de  poder  colectivo,  [compuesto  rousseauniano,  por  cierto]  la  so-­ cial,  que  postula  el  derecho  a  un  cierto  nivel  de  educa-­ FLyQ ELHQHVWDU \ VHJXULGDG >ÂŤ@´ %RYHUR Potencialmente  somos  todos  ciudadanos,  pues  al  subrayar  la  potencialidad,  resalto  la  actual  y  casi  pe-­ renne  carencia  del  contenido  ciudadano.  En  suma,  la  adquisiciĂłn PiV QR OD HQDMHQDFLyQ FRPR 5RXV-­ seau  la  soùó  y  defendiĂł,  de  la  FLXGDGDQtD SROtWLFD es  un  derecho  polĂ­tico  y  humano.  Es  tambiĂŠn  la  ad-­ quisiciĂłn  de  la  reivindicaciĂłn  ante  el  poderĂ­o  estatal  cuasi  democrĂĄtico.  Cierto  es  que  la  ciudadanĂ­a  aĂşn  no  es  un  concepto  universal  y  no  es  un  defecto  de-­ PRFUiWLFR VLQR GH FRPXQLGDG Âł(OOR VLJQLÂżFD TXH los  derechos  de  â€˜ciudadanĂ­a  polĂ­tica’,  los  derechos  de  participaciĂłn  en  el  proceso  de  decisiĂłn  polĂ­tica, Â

deben  ser  considerados  derechos  de  la  persona,  es  GHFLU FRUUHVSRQGHQ GHEHUtDQ FRUUHVSRQGHU D WRGR individuo  en  tanto  que  persona,  en  la  medida  en  la  que  la  persona  estĂĄ  sometida  a  decisiones  polĂ­ticas:  y  no  hay  ninguna  razĂłn  vĂĄlida  para  excluir  a  alguno  GH DTXHOORV TXH HVWiQ VRPHWLGRV GH PDQHUD HVWDEOH a  un  ordenamiento  normativo  del  derecho  de  parti-­ cipar  en  la  formaciĂłn  de  ese  mismo  ordenamientoâ€?  %RYHUR 9

Finalmente,  la  ciudadanĂ­a  hiede  e  incomoda  al  autori-­ tarismo  de  los  gobiernos  que  presumen  de  la  negaciĂłn  de  lo  que  debe  sobreponerse  en  el  FXHUSR SROtWLFR.  Mientras  el  ciudadano-­cadĂĄver  reniegue  su  propio  fracaso  ante  el  triunfo  del  autoritarismo  polĂ­tico:  â€œÂża  mĂ­  quĂŠ  me  importa?â€?,  hay  que  contar  con  que  el  Esta-­ do  estĂĄ  perdido  y  la  ciudadanĂ­a  apestando  cual  cadĂĄ-­ YHU &RQFOX\DPRV FRQ HO 5RXVVHDX SHVLPLVWD Âł(Q ORV breves  momentos  de  su  libertad,  el  uso  que  hace  de  HOOD ELHQ PHUHFH TXH OD SLHUGD´ 5RXVVHDX /R FLHUWR HV TXH 5RXVVHDX IXH XQ URPiQWLFR VROLWDULR pero  serĂĄ  siempre  un  acĂŠrrimo  defensor  del  ciudada-­ no,  la  justicia  y  la  democracia  en  los  tiempos  en  que  Êste  se  le  quiera  eliminar.  5()(5(1&,$6

$\DOD %ODQFR / $ \ & 0DUURTXtQ El  poder  IUHQWH DVt PLVPR 0p[LFR 6H[WR 3LVR %RYHUR 0 Una  gramåtica  de  la  democracia.  Contra  el  gobierno  de  los  peores,  Madrid,  Trotta. 'LGHURW ' \ - / 5 'œ$OHPEHUW $UWtFXORV SROt-­ ticos  de  la  Enciclopedia  (selección),  Madrid,  Tecnos. 3ODWyQ República:  Diålogos WRPR ,9 0D-­ GULG *UHGRV 5RXVVHDX - - Las  ensoùaciones  del  pasean-­ te  solitario,  Madrid,  Alianza. 5RXVVHDX - - Del  Contrato  social:  Discur-­ sos,  Madrid,  Alianza.  5RXVVHDX - - 'LVFXUVR VREUH OD HFRQRPtD SROtWLFD,  Madrid,  Tecnos.

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ÂżUNA  GRAN  ÉPOCA? Â

renacimiento

EL Â

 Y  EL  RELATIVISMO  EN  LA  HISTORIA Martha  Elisa  López  Pedraza  y  Juan  Cristóbal  Cruz  Revueltas*

Âż

A  quÊ  nos  referimos  cuando  hablamos  de  ese  PRPHQWR KLVWyULFR HO 5HQDFLPLHQWR TXH DOJXLHQ TXH WLHQH IDPD GH UHODWLYLVWD FRPR OR HV 1LHW]V-­ FKH FDOL¿FD HQIiWLFDPHQWH FRPR ³OD ~O-­ tima  gran pSRFD´" 1R HV QHFHVDULDPHQWH HO SHULRGR confuso,  sometido  al  animismo,  hermetismo,  alqui-­ mia  y  astrología,  que  alguna  historiografía  ha  querido  YHU &RPR TXHUHPRV GHPRVWUDU DTXt WDPSRFR HO 5H-­ nacimiento  se  puede  reducir,  según  se  ha  pretendido  frecuentemente  desde  la  historia  del  arte,  a  la  simple  expresión  de  la  sociedad  de  una  Êpoca  dada  o  a  una  suerte  de  convencionalismo  ideológico  (Hauser,  1961:  1L PHQRV D~Q D XQD PHUD LQYHQFLyQ SRU SDUWH GH XQ GLVFXUVR FRQ SUHWHQVLyQ FLHQWt¿FD HO GH OD KLVWRULD GHO DUWH TXH GH *LRUJLR 9DVDUL D (UZLQ 3DQRIVN\ KDEUtD LQYHQWDGR VX REMHWR HO 5HQDFLPLHQWR 6H OH SXHGH LGHQWL¿FDU FRQ XQD pSRFD HQ OD TXH habría  despertado  el  interÊs  por  el  pasado,  pero  ha-­ brå  que  distinguirla  de  los  diferentes  periodos  que  ya  GHVGH HO VLJOR 9,,, FRQ &DUORPDJQR GHVFXEUHQ D VX PDQHUD HO SDVDGR \ OR DQWLJXR 3DQRIVN\ /D SULPHUD QRWD FODUDPHQWH GLVWLQWLYD GHO 5HQDFLPLHQWR la  podemos  encontrar  en  el  despertar  de  una  verda-­ 8QLYHUVLGDG 1DFLRQDO GH (GXFDFLyQ D 'LVWDQFLD 81(' \ 'HSDUWD-­ mento  de  Filosofía  de  la  Universidad  Autónoma  del  estado  de  Morelos  respectivamente.

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dera  consciencia  histĂłrica  que  se  da  en  torno  al  Tre-­ cento,  sobre  todo  en  el  norte  de  Italia,  en  Florencia  y  sus  alrededores.  De  una  consciencia  sabedora  que  un  abismo  -­que  merecerĂĄ  ser  bautizado  como  â€œEdad  Me-­ GLD´ \ FRPR ÂłJyWLFR´ OpDVH EiUEDUR VHSDUD LQVDO-­ vablemente  el  â€œtiempo  presenteâ€?  de  la  edad  antigua.  Es  la  apariciĂłn  de  una  nostalgia  por  un  pasado  lejano  y  la  certeza  que  tiempo  atrĂĄs  sucediĂł  un  enorme  cata-­ clismo  de  la  civilizaciĂłn.  A  partir  del  Trecento,  es  el  9LUJLOLR GH OD Divina  Comedia,  la  sombra  de  la  anti-­ gĂźedad,  la  que  muestra  el  camino  a  Dante.  Pero   sobre  todo  es  con  Petrarca  que  se  interpreta  el  momento  en  que  Cristo  empieza  a  ser  venerado  por  los  emperado-­ res  romanos,  como  el  principio  de  una  edad  â€œoscuraâ€?,  de  decadencia  y  tinieblas.  Luego  de  Petrarca  â€œ[‌]  HQ ,WDOLD QRV GLFH -DFRE %XUFNKDUGW QR sĂłlo  los  sabios,  sino  tambiĂŠn  el  pueblo,  toman  partido  por  la  AntigĂźedad  de  una  manera  objetiva,  pues  en  ella  hallan  el  recuerdo  de  la  propia  grandezaâ€?. A  partir  de  este  momento  y  durante  generaciones,  los  intelectuales,  pintores,  escultores  y  arquitectos  co-­ bran  conciencia  de  que  viven  entre  las   ruinas  de  un  pasado  de  esplendor  republicano  e  imperial.  Es  cono-­ FLGR TXH ÂżJXUDV GHFLVLYDV FRPR 'RQDWHOOR \ %UXQH-­ lleschi  pasan  sus  dĂ­as  deambulando  entre  las  ruinas Â


¿UNA GRAN ÉPOCA? EL RENACIMIENTO Y EL RELATIVISMO EN LA HISTORIA I DEBATES

GH 5RPD DO LJXDO TXH OR KDFH Piero  retoma  aquĂ­  un  modelo  %UDPDQWH HO IXWXUR DUTXLWHFWR de  resurrecciĂłn  del  que  exis-­ GH OD %DVtOLFD GH 6DQ 3HGUR ten  versiones  anteriores.  De  El  interĂŠs  por  lo  antiguo  tam-­ hecho,  en  la  misma  poblaciĂłn,  biĂŠn  se  hace  patente  en  obras  HQ OD &DWHGUDO GH 6DQVHSROFUR como  el  San  SebastiĂĄn  de  An-­ se  puede  contemplar  una  resu-­ drea  Mantegna  que  se  encuen-­ UUHFFLyQ GH 1LFFROR GL 6HJQD tra  actualmente  en  el  museo  TXH FODUDPHQWH SUHÂżJXUD D OD del  Louvre.  En  este  lienzo  se  de  Piero  della  Francesca. puede  ver  cĂłmo  Mantegna  re-­ 6L ELHQ PDQWLHQH HO PRWLYR presenta  al  santo  a  la  manera  medieval  de  la  mirada  de  frente  antigua,  desnudo  y  escultural,  usado  para  permitir  la  contem-­ y  gracias  al  uso  de  la  perspec-­ placiĂłn  de  los  ojos  y  por  ende  tiva  en  un  primer  y  segundo  de  lo  â€œinteligibleâ€?,  el  Cristo  de  plano  vemos  vestigios  de  la  Piero  della  Francesca  ya  no  se  AntigĂźedad  -­no  extraĂąa  que  encuentra  en  un  åmbito  celes-­ en  los  jardines  de  la  aristocra-­ tial  (en  un  plano  superior  al  de  cia  de  la  Êpoca  se  vuelva  co-­ ORV VROGDGRV GRUPLGRV VLQR HQ P~Q HO XVR GH OD UXLQD DUWLÂż-­ medio  de  la  naturaleza,  en  el  FLDO %XUFNKDUGW bosque  (invernal,  a  la  izquier-­ 6L ELHQ HV SRVWHULRU \D HQ GD SULPDYHUDO D OD GHUHFKD HO VLJOR ;9,,, XQ WHVWLPRQLR La  composiciĂłn,  manejada  con  PDJQtÂżFR GH HVWH WLSR GH QRV-­ diferentes  planos  y  con  uso  de  talgia  lo  ofrecen  los  doscientos  la  perspectiva  demuestra  el  grabados  dedicados  a  Le  Anti-­ pleno  dominio  del  escorzo  y  el  chitĂ Â romane  de  genial  obse-­ cuerpo  de  Cristo  es  escultĂłri-­ siĂłn  realizados  por  esa  com-­ co,  con  volumen  y  peso.  Dicho  SOHMD ÂżJXUD PXOWLIDFpWLFD TXH en  otras  palabras,  esta  pintura  IXH *LRYDQQL %DWWLVWD 3LUDQHVL representa  la  resurrecciĂłn  de  9DOJD HQIDWL]DU TXH OD QRV-­ Cristo,  pero  bien  puede  repre-­ talgia  de  Petrarca  -­que  entre  sentar  tambiĂŠn  el  comienzo  Mantegna,  San  SebastiĂĄn,  1480.  Lienzo  255  x  140  cm 1339  y  1342  en  su  poema  Êpi-­ Andrea  de  una  nueva  era  en  la  que  lo  Museo  del  Louvre,  ParĂ­s,  Francia FR ÂłĂˆIULFD´ FDQWD OD JORULD GHO antiguo  y  la  naturaleza  han  re-­ antiguo  Emperador  romano  EscipiĂłn-­  se  transforma  cobrado  vida,  es  decir,  el  momento  en  que  renace  el  en  sentimiento  de  ruptura  con  el  pasado  inmediato  arte. vuelto  abruptamente  in-­ La  resurrecciĂłn  de  lo  anti-­ comprensible  y  denomina-­ guo  adquiere  rasgos  de  fervor  do  a  partir  de  entonces  Edad  casi  religioso.  Al  respecto,  Media  o  â€œEdad  oscuraâ€?  podemos  mencionar  tambiĂŠn  3HWUDUFD 3HUR OD QRVWDO-­ el  caso  del  frontispicio  de  la  gia  pronto  deviene  tambiĂŠn  segunda  ediciĂłn  de  Las  vidas  deseo  ferviente  de  resurrec-­ GH ORV PiV H[FHOHQWHV DUTXL-­ ciĂłn  del  espĂ­ritu  antiguo.  La  tectos,  pintores  y  escultores  llamada  â€œmejor  pintura  del  italianos  GH GH *LRUJLR PXQGR´ $OGRX[ +X[OH\ 9DVDUL GRQGH OD UHVXUUHF-­ la  ResurrecciĂłn  de  Piero  ciĂłn  del  arte  antiguo  parece  della  Francesca  que  se  en-­ haberse  vuelto  programa.  cuentra  en  el  Museo  CĂ­vico  En  esta  ilustraciĂłn,  hecha  a  GH OD FLXGDG GH 6DQVHSRO-­ manera  de  representaciĂłn  del  *LRYDQQL %DWWLVWD 3LUDQHVL Veduta  dell´Arco  di  Tito,  hacia  cro,  nos  ofrece  una  muestra  1771.  Aguafuerte  47x71  cm -XLFLR )LQDO VH YH D ORV DUWLV-­ GH HVWH UHVXUJLU 6LQ GXGD %LEOLRWHFD +LVWyULFD 8QLYHUVLGDG &RPSOXWHQVH GH 0DGULG (VSDxD tas  de  la  AntigĂźedad  salir  de  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I MARTHA ELISA LĂ“PEZ PEDRAZA Y JUAN CRISTĂ“BAL CRUZ REVUELTAS

sus  sepulcros  y  del  purgatorio  del  los  miembros  del  cĂ­rculo  de  lectu-­ olvido,  asistimos  asĂ­  a  su  resurrec-­ ra  de  textos  antiguos  conformado  FLyQ 'LGL +XEHUPDQ SRU 3RJJLR %UDFFLROLQL $XULVSD 6LQ HPEDUJR D WRGDV OXFHV QR 7UDYHUVL \ 1LFROR 1LFFROL VH HQ-­ se  trata  de  una  lectura  impuesta  por  cuentra  el  escultor-­arquitecto  Lo-­ 9DVDUL 'HVGH HO Trecento  se  difun-­ UHQ]R *KLEHUWL *RPEULFK de  progresivamente  la  certeza  que  VXJLHUH TXH HV GH VX OHFWXUD GH lo  antiguo  resurge  efectivamente  Plinio,  auspiciada  por  este  grupo  en  cada  uno  de  los  diferentes  åmbi-­ GH OHFWRUHV TXH *KLEHUWL HQFXHQ-­ tos  de  la  cultura.  En  el  Decameron,  WUD OD LQVSLUDFLyQ SDUD PRGLÂżFDU HO %RFFDFFLR QRV GLFH TXH Âł *LRWWR canon  del  arte  cuando  realiza  Las  sacĂł  de  nuevo  a  la  luz  el  arte  que  SXHUWDV GHO SDUDtVR GHO %DSWLVWHULR durante  muchos  siglos  habĂ­a  yaci-­ de  la  Catedral  de  Florencia,  mis-­ do  sepultado  [‌]â€?.  Lo  mismo  vale  mas  que  iniciarĂĄn  el  movimiento  SDUD OD OLWHUDWXUD R VL VH SUHÂżHUH renacentista  en  el  arte. HORFXHQFLD TXH UHYLYH FRQ 'DQWH 5HFRUGHPRV TXH DQWH OD QHFH-­ 3HWUDUFD \ FRQ HO PLVPR %RFFDFLR VLGDG GH DÂżDQ]DU VX OHJLWLPLGDG 2WUR WDQWR VH SXHGH DÂżUPDU GH OD HV-­ polĂ­tico-­religiosa,  el  naciente  arte  cultura  y  la  arquitectura.  MĂĄs  aĂşn,  el  cristiano  habĂ­a  rotĂł  con  la  gran  despertar  no  se  limita  a  las  llamadas  tradiciĂłn  del  arte  antiguo.  Para  ³%HOODV $UWHV´ OD SLQWXUD OD HVFXO-­ 1LFFROR GL 6HJQD GHWDOOH GH SROtSWLFR FRQ OD distinguirse  del  paganismo  el  ResurecciĂłn,  hacia  1348. WXUD \ OD DUTXLWHFWXUD ÂżQDOPHQWH &DWHGUDO GH 6DQVHSROFUR ,WDOLD arte  cristiano  echĂł  mano  del  uso  FRPR OR DQRWD 5DEHODLV HQ VX Âł&DU-­ de  la  perspectiva  invertida  y  de  la  WD D $QGUp 7LUDTXHDX´ FLWDGR HQ 3DQRIVN\ reducciĂłn  a  un  plano  único  de  la  imagen,  es  decir,  â€œtodas  las  buenas  disciplinas  han  vuelto  del  exilio  por  GH OD Âł>ÂŤ@ ÂżJXUDFLyQ SODQD GH ORV SHUVRQDMHV \ GH el  favor  especial  de  los  diosesâ€?. los  objetos,  sin  volumen  ni  La  curiosidad  y  la  avidez  SHVR >ÂŤ@´ *UDEDU por  lo  antiguo  detonadas  por  (VWR FXDQGR QR VH KDEtD Petrarca  permiten  redescubrir   reducido  el  uso  de  las  imĂĄ-­ verdaderos  tesoros  intelectua-­ genes  a  una  mera  sustituciĂłn  les.  AsĂ­,  en  1417,  un  amigo  de  las  palabras  y  a  un  simple  de  Donatello  y  de  antiguos  â€œalfabeto  de  los  pobresâ€?.  El  miembros  del  cĂ­rculo  de  Pe-­ dejar  atrĂĄs  la  visiĂłn  teocĂŠn-­ WUDUFD 3RJJLR %UDFFLROLQL trica  -­en  particular  la  visiĂłn  encuentra  la  obra  de  Lucre-­ SORWLQLDQD GH OD ÂżQDOLGDG GHO cio  -­hasta  entonces  perdida  arte,  misma   que  habĂ­a  im-­ pero  mencionada  por  Ovidio  puesto  su  metafĂ­sica  al  arte  y  CicerĂłn-­  en  el  monaste-­ medieval-­  permite  conciliar  rio  alemĂĄn  de  Fulda.  La  obra  la  labor  del  artista  con  la  di-­ del  discĂ­pulo  de  Epicuro,  que  mensiĂłn  humana:  â€œLa  arqui-­ aporta  una  visiĂłn  mĂĄs  compa-­ tectura  medieval  -­nos  dice  tible  con  la  ciencia  y  en  todo  3DQRIVN\ SUHGLFD alternativa  a  la  visiĂłn  religiosa  la  humildad  cristiana;Íž  la  ar-­ que  habĂ­a  dominado  en  el  me-­ quitectura  clĂĄsica  y  renacen-­ dievo,  es  de  un  impacto  cultu-­ tista  proclama  la  dignidad  del  ral  incalculable  no  sĂłlo  entre  Piero  della  Francesca,  La  ResurecciĂłn,  hacia  1450-­  1463.  hombreâ€?.  Esta  transforma-­ )UHVFR \ WpPSHUD FP ĂŽ FP 0XVHR &tYLFR GH 6DQ-­ los  jĂłvenes  artistas  contempo-­ sepolcro,  Italia. ciĂłn  de  la  arquitectura  tuvo  UiQHRV FRPR %RWWLFHOOL VLQR eco  tambiĂŠn  en  el  urbanismo  WDPELpQ OR VHUi HQ 0RQWDLJQH 6KDNHVSHDUH -HIIHUVRQ \ HQ OR SROtWLFR (O ÂżQ GHO SUHGRPLQLR GH OR UHOLJLRVR Darwin...  es  decir,  serĂĄ  determinante  para  el  desarro-­ permite,  desde  Lorenzetti  a  Maquiavelo,  revaluar  la  llo  de  la  modernidad  en  su  conjunto.  En  1430,  entre  importancia  de  la   ciudad  terrestre  e  imaginar  nuevas  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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¿UNA GRAN ÉPOCA? EL RENACIMIENTO Y EL RELATIVISMO EN LA HISTORIA I DEBATES

5RPDV (Q HIHFWR +XEHUW 'DPLVFK semejanza-­  Pacioli.2  Luca  Pacioli  es  SURSRQH TXH ODV FpOHEUHV UHSUH-­ VLQ GXGD XQ KLWR GHO 5HQDFLPLHQWR sentaciones  de  la  ciudad  ideal  (que  re-­ Cercano  al  Conde  de  Urbino,  Federico  miten  a  la  idea  de  Florencia  como  una  de  Montefeltro,  probablemente  tutor  QXHYD 5RPD FX\D LQVSLUDFLyQ SURED-­ GH VX KLMR *XLGREDOGR WDPELpQ FHUFD-­ blemente  se  encuentre  en  el  cĂ­rculo  de  QR D HVD RWUD JUDQ ÂżJXUD TXH HV /HRQ Piero  della  Francesa,  fueron  realizados  %DWWLVWD $OEHUWL \ SURIHVRU GH PDWH-­ en  ocasiĂłn  de  la  representaciĂłn  de  la  mĂĄticas,  Pacioli  es  uno  de  los  primeros  obra  de  Maquiavelo,  La  MandrĂĄgora. en  hacer  imprimir  un  libro  de  matemĂĄ-­ La  belleza  sensual  de  El  Nacimien-­ ticas,  es  el  inventor  de  la  contabilidad  to  de  Venus  y  tambiĂŠn  de  La  Prima-­ moderna  (y  por  ende,  si  seguimos  la  vera  GH %RWLFHOOL UHĂ€HMDQ ELHQ HO QHR-­ lectura  de  Max  Weber,  es  una  suerte  platonismo  de  Marcelino  Ficino  y  su  GH SDGUH GHO FDSLWDOLVPR \ SUHFXUVRU idea  que  las  fuentes  y  motivos  â€œpaga-­ de  la  teorĂ­a  de  las  probabilidades.  En-­ nosâ€?  son  manifestaciones  aceptables  tabla  estrecha  amistad  con  Leonardo  y  anticipaciones  directas  de  la  verdad  GD 9LQFL FRQ TXLHQ SXEOLFD La  Divina  religiosa.  De  esta  forma,  el  regreso  a  Detalle  del  frontispicio  de  Las  vidas  ProporciĂłn  (en  torno  al  nĂşmero  åu-­ GH ORV PiV H[FHOHQWHV DUTXLWHFWRV la  AntigĂźedad  ademĂĄs  de  liberar  a  la  pintores  y  escultores  italianos  de  UHR \ VL WRGR HOOR IXHUD SRFR HQVH-­ cultura  y  darle  su  propia  legitimidad  *LRUJLR 9DVDUL Ăąa  el  cĂŠlebre  texto  Los  Elementos  de  terminarĂĄ  por  coincidir  con  el  redes-­ Euclides  y  lo  traduce.  De  esta  imbri-­ cubrimiento  de  la  naturaleza,  el  paisaje,  lo  profano,  caciĂłn  entre  pintores  y  matemĂĄticos,  no  extraĂąa  que  el  cuerpo,  el  desnudo  y  con  el  interĂŠs  por  los  rostros  HQ OD SLQWXUD GH OD pSRFD ODV ÂżJXUDV VH HVWLOLFHQ \ VH LQGLYLGXDOHV \ SRU VX GHVWLQR SDUWLFXODU \ WUiJLFR -XV-­ apoyen  en  un  mĂŠtodo  de  composiciĂłn  con  base  en  li-­ WDPHQWH HO KLVWRULDGRU VXL]R -DFRE %XUFNKDUGW HQ VX neamientos  matemĂĄticos.  cĂŠlebre  obra  La  cultura  del  Renacimiento  en  Italia,  (Q ÂżQ 1LHW]VFKH QR VH HTXLYRFD HO 5HQDFLPLHQWR subraya  la  apariciĂłn  en  esos  dĂ­as  de  un  nuevo  espĂ­-­ es  una  gran  pSRFD 1R H[WUDxD TXH 9ROWDLUH VH KD\D ritu  italiano  que  se  caracteriza  por  la  exaltaciĂłn  del  atrevido  a  decir  que  sĂłlo  ha  habido  cuatro  siglos  que  individuo  y  por  el  â€œdescubrimiento  del  mundo  y  del  cuentan  en  la  historia,  entre  ellos,  naturalmente,  el  KRPEUH´ 3DUD %XUFNKDUGW HQ OD ,WDOLD GH 5HQDFLPLHQWR 6LQ GXGD *RPEULFK DGPLUD FRPR OR aquellos  dĂ­as  â€œse  despierta  una  forma  nueva  y  objeti-­ GHMDQ YHU VXV WUDEDMRV DTXHOORV SHULRGRV HQ ORV TXH va  de  observar  y  tratar  el  estado  y  en  general  las  cosas  FRPR HO 5HQDFLPLHQWR HO DUWH ÂłSURJUHVD´ DO SODQWHDU-­ de  este  mundo,  y  a  su  lado,  y  con  el  mismo  ímpetu,  se  se  problemas  respecto  a  los  cuales  busca  soluciĂłn.  levanta  tambiĂŠn  lo  subjetivo;Íž  de  modo  que  el  hombre  3HUR PiV SUHFDYLGR TXH 9ROWDLUH *RPEULFK D PD-­ se  convierte  en  individuo  provisto  de  un  espĂ­ritu  y  se  nera  de  su  amigo  Popper,  parece  dudar  en  adoptar  reconoce  a  sĂ­  mismo  como  talâ€?.  Como  es  bien  conoci-­ XQD SRVLFLyQ PiV FRQWXQGHQWH 4XL]i SDUDIUDVHDQGR GR FRQ HO 5HQDFLPLHQWR VH GHÂżQH DO LQGLYLGXR FRPR a  Cornelius  Castoriadis  podemos  decir  que  el  valor  uomo  singulare,  uomo  unico  y  se  habla  del  individuo  privilegiado  que  concedemos  a  ciertas  Êpocas  que  polifacĂŠtico  (uomo  universale FRPR HO 5HQDFLPLHQWR IXHURQ FUtWLFDV UHVSHFWR D VX Un  ejemplo  de  esta  atmosfera  lo  ofrece  La  leyenda  SURSLR SDVDGR OD (GDG 0HGLD \ VH DEULHURQ D RWUDV de  la  Vera  Cruz  de  Piero  della  Francesca,  en  la  Iglesia  pSRFDV HO PXQGR DQWLJXR \ KRUL]RQWHV OD QDWXUDOH-­ GH 6DQ )UDQFLVFR GH $UH]]R &RPR OR VXEUD\D 'DQLHO ]D OD FLHQFLD HO LQGLYLGXR QRV YLHQH GHO PLVPR KH-­ $UDVVH HVWD REUD QRV RIUHFH XQD SHUV-­ cho  que  estas  condiciones  sĂłlo  han  sido  satisfechas  pectiva  dramĂĄtica  y  puramente  humana  de  la  historia.  pocas  veces  y  sobre  todo  que  sin  ellas  no  es  posible  Piero  della  Francesca  juega  un  papel  decisivo,  entre  QL OD UHĂ€H[LyQ KLVWyULFD QL HO SHQVDU PLVPR 3RU HOOR otras  razones  por  tener  como  protegido  a  su  amigo  2 (VWD DÂżUPDFLyQ VH IXQGD HQ OD H[WUHPD VHPHMDQ]D GHO URVWUR FRQ RWUDV Luca  Paccioli,  ambos  originarios  del  pueblo  toscano  representaciones  pictĂłricas  de  la  Êpoca  del  mismo  Pacioli  (por  ejemplo  GH 6DQVHSROFUR 6DQWR 6HSXOFUR (V SUREDEOH TXH HO el  Retrato  de  Fray  Luca  Pacioli  con  un  alumno SRU -DFRSR GH %DUEDUL PRGHOR GH OD ÂżJXUD GH 6DQ 3HGUR 0iUWLU HQ VX SLQWX-­ HQ WRUQR D /D LQFyJQLWD TXH TXHGD SRU UHVSRQGHU HV OD GH SRU TXp UHSUHVHQWD HQ 6DQ 3HGUR 0iUWLU GRPLQLFR \ QR HQ 6DQ )UDQFLVFR ra  La  Virgen  con  el  NiĂąo  y  santos1  sea  -­por  su  clara  OR siendo  que  Pacioli  pertenecĂ­a  a  la  orden  franciscana.  La  vestimenta  de  1  En  italiano:  La  Vergine  con  il  Bambino  e  santi 1RPEUH RÂżFLDO GH OD SLQWXUD YRWLYD GH 3LHUR GHOOD )UDQFHVFD XELFDGD HQ OD 6DOD ;;,9 GH OD 3LQDFRWHFD GH %UHUD

la  orden  dominica  no  es  muy  visible  por  la  composiciĂłn  y  ubicaciĂłn  del  personaje  del  santo  y  sĂ­  se  resalta,  en  cambio,  la  de  la  orden  franciscana,  cercana  al  rostro  de  Pacioli. Â

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DEBATES Â Â I MARTHA ELISA LĂ“PEZ PEDRAZA Y JUAN CRISTĂ“BAL CRUZ REVUELTAS

“[‌]  debemos  preguntarnos  cĂłmo,  en  quĂŠ  condicio-­ 'DPLVFK + L’origine  de  la  perspective,  Pa-­ rĂ­s,  Flammarion. nes,  porque  vĂ­as  la  sociedad  humana  se  mostrĂł  capaz  'LGL +XEHUPDQ * Devant  l’image,  ParĂ­s,  >ÂŤ@´ &DVWRULDGLV Les  Êditions  de  Minuit. *RPEULFK ( + Norma  y  forma.  Estudios  5()(5(1&,$6 sobre  el  arte  del  Renacimiento,  Madrid,  Debate. $UDVVH ' Le  dĂŠtail.  Pour  une  histoire  rap-­ *UDEDU $ /RV RUtJHQHV GH OD HVWpWLFD PHGLH-­ prochĂŠe  de  la  peinture,  ParĂ­s,  Flammarion. val 0DGULG 6LUXHOD %XUFNKDUGW - La  cultura  del  Renacimiento  +DXVHU $ IntroducciĂłn  a  la  historia  del  arte,  en  Italia %DUFHORQD 2UELV 0DGULG (GLFLRQHV *XDGDUUDPD %XUFNKDUGW - La  cultura  del  Renacimiento  en  1LHW]VFKH ) Oeuvres WRPR ,, 3DUtV 5REHUW /DIIRQW Italia.  Un  ensayo 0DGULG $NDO VHJXQGD HGLFLyQ &DVWRULDGLV & Domaines  de  l’homme.  Les  3DQRIVN\ ( Renacimiento  y  renacimientos,  Madrid,  Alianza  Universidad. Carrefours  du  Labyrinthe 3DUtV 6HXLO

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UNA Â NOCIĂ“N Â

alterna

DE Â TERRORISMO* Â

Danilo  Zolo**

E

l  objetivo  que  persigo  en  este  artĂ­culo  es  proponer  una  nociĂłn  de  â€œterrorismoâ€?  que  vaya  mĂĄs  allĂĄ  de  los  estereotipos  actualmente  usados  en  Occiden-­ te.  La  nociĂłn  que  deberĂ­amos  derribar  es  la  que  enarbola  la  estrategia  intelectual  de  quien  aplica  el  atributo  â€œte-­ rroristaâ€?  sĂłlo  a  los  enemigos  de  Occidente  con  relaciĂłn  casi  exclusivamente  a  la  tragedia  del  11  de  septiembre  de  2001  (11-­S \ DO PXQGR LVOiPLFR (Q PL Op[LFR WHy-­ ULFR ÂłWHUURULVPR´ DVXPH XQ VLJQLÂżFDGR HQ PXFKRV DV-­ pectos  distinto  y  mĂĄs  amplio,  como  intentarĂŠ  esclarecer  mĂĄs  adelante.  AquĂ­  anticipo  que  desde  mi  punto  de  vista  â€œterroristaâ€?  es  ante  todo,  aunque  no  sea  exclusivo,  quien  desencadena  guerras  de  agresiĂłn  usando  armas  de  des-­ trucciĂłn  de  masas  y  ocasiona  matanzas  en  modo  inevi-­ table,  y  por  consiguiente  -­con  frecuencia  a  propĂłsito-­  de  miles  de  personas  inocentes,  aterrorizando  y  devastando  paĂ­ses  enteros.  En  este  sentido,  el  terrorismo  contempo-­ rĂĄneo  en  sus  principales  modalidades  se  ha  desarrollado  a  la  sombra  de  las  â€œguerras  humanitariasâ€?  desatadas  por  Estados  Unidos  y  sus  aleados  a  partir  de  la  guerra  del  *ROIR HQ \ GH ODV JXHUUDV EDOFiQLFDV HQ %RVQLD +HU]HJRYLQD \ 6HUELD Con  mucha  probabilidad  esta  estrategia  terrorista  alcanza  su  culminaciĂłn  con  la  imponente  operaciĂłn  PLOLWDU Âł*ROSH GH HVSDGD´ TXH RFXSy D FXDWUR PLO PD-­  TraducciĂłn  de  Israel  Covarrubias.  Profesor  titular  en  la  Facultad  de  Derecho  de  la  Universidad  de  Flo-­ rencia,  Italia.  Ha  sido  profesor  de  diversas  universidades,  entre  las  que  VH HQFXHQWUDQ OD 8QLYHUVLGDGHV GH 6DVVDUL \ 6LHQD DVt FRPR ODV 8QLYHU-­ VLGDGHV &DPEULGJH +DUYDUG 3LWWVEXUJK \ 3ULQFHWRQ 6XV REUDV PiV UH-­ cientes  son  Tramonto  globale.  La  fame,  il  patibolo,  la  guerra  (Florencia,  )LUHQ]H 8QLYHUVLW\ 3UHVV \ Sulla  paura.  FragilitĂ ,  aggressivitĂ ,  potere 0LOiQ )HOWULQHOOL

*

**

rinos  en  las  profundidades  del  suroeste  de  AfganistĂĄn  con  el  objetivo  de  aniquilar  el  movimiento  talibĂĄn.  La  operaciĂłn,  a  la  cual  se  le  agregaron  mĂĄs  de  10  mil  soldados  estadounidenses,  fue  decidida  y  realizada  en  la  coyuntura  excepcional  de  los  primeros  dĂ­as  de  julio  de  2009  por  el  entonces  reciĂŠn  electo  presidente  de  (VWDGRV 8QLGRV %DUDFN 2EDPD 6X OtQHD GH SROtWLFD exterior  no  parece  distanciarse  de  la  de  su  antecesor,  *HRUJH %XVK $ SHVDU GHO QXHYR HVWLOR FRPXQLFDWLYR y  las  esperanzas  que  su  apertura  al  mundo  islĂĄmico  VXVFLWD TXHGD HO KHFKR GH TXH %DUDFN 2EDPD VH GH-­ clara  convencido  que  la  fuerza  de  las  armas  es  la  que  conservarĂĄ  la  paz  en  AfganistĂĄn  y  en  el  årea  medio  RULHQWDO 4XL]i HV PiV UHDOLVWD SHQVDU TXH HVWD HV XQD YtD TXH OOHYD KDFLD QXHYRV FRQĂ€LFWRV GH DPSOLDV SUR-­ porciones,  destinados  a  involucrar  a  las  potencias  re-­ gionales  emergentes  en  el  mundo  asiĂĄtico. El  terrorismo  de  matriz  islĂĄmica  ha  respondido  fe-­ roz  y  trĂĄgicamente  a  las  â€œguerras  humanitariasâ€?  con  el  arma  nihilista  y  desesperada  del  martirio  suicida  y  homicida,  de  modo  de  se  puede  argumentar  que  en  la  actualidad  el  terrorismo  es,  en  realidad,  el  nuevo  tipo  de  guerra;Íž  es  el  corazĂłn  de  la  â€œguerra  globalâ€?  que  ha  sido  desencadenada  por  el  mundo  occidental  y  ha  provocado  la  rĂŠplica  de  los  militantes  islĂĄmicos.  Y  el  terrorismo  que  viene  del  Este  es  una  de  las  razones  profundas  de  la  difusiĂłn  en  el  mundo  occidental  de  la  inseguridad  y  el  miedo,  mientras  que  una  deriva  de  frustraciĂłn  y  soledad  alimenta  la  creciente  exigencia  de  protecciĂłn  y  de  incolumidad  individual,  con  con-­ secuencias  polĂ­ticas  no  positivas.  $ SDUWLU GH OD ~OWLPD GpFDGD GHO VLJOR ;; VH KD METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I DANILO ZOLO

consolidado  en  Occidente  un  proceso  de  normaliza-­ ciĂłn  de  las  nuevas  guerras.  Hoy  mĂĄs  que  nunca,  la  LQGXVWULD GH OD PXHUWH FROHFWLYD Ă€RUHFH \ VH KD YXHOWR UHQWDEOH /D SURGXFFLyQ \ HO WUiÂżFR GH DUPDV GH JXHUUD se  desliga  por  completo  de  la  llamada  â€œcomunidad  in-­ ternacionalâ€?.  Y  el  uso  de  las  armas  cada  vez  mĂĄs  depen-­ de  de  las  decisiones  que  las  grandes  potencias  toman  ad  libitum VHJ~Q VXV LQWHUHVHV HVWUDWpJLFRV 6HQWHQFLDV de  muerte  colectiva  son  ejecutadas  en  la  mĂĄs  absoluta  impunidad  contra  miles  de  personas  no  responsables  de  algĂşn  ilĂ­cito  penal,  ni  de  alguna  culpa  moral.  Y  en  el  mercado  de  la  muerte  el  valor  de  intercambio  de  la  vida  KXPDQD VH HQFXHQWUD PXFKR PiV GLYHUVLÂżFDGR HQWUH las  personas  ricas  y  civilizadas,  esto  es  en  gran  parte  occidentales,  y  las  personas  pobres  y  no  civilizadas  que  YLYHQ HQ HO VXEVXHOR GHO PXQGR $VDG En  estos  aĂąos  las  masacres  han  golpeado  sobre  todo  a  civiles  desamparados  e  indefensos,  como  ya  es  la  caracterĂ­stica  de  las  nuevas  guerras,  pero  tam-­ biĂŠn  han  apagado  la  vida  de  miles  de  jĂłvenes  en  uni-­ forme,  comprometidos  en  la  defensa  de  su  paĂ­s  de  la  DJUHVLyQ H[WUDQMHUD 6H WUDWD GH JXHUUDV GH DJUHVLyQ “desigualesâ€?,  para  usar  la  expresiĂłn  propuesta  por  $OHVVDQGUR &RORPER HQ ODV FXDOHV HO XVR GH DUPDV GH GHVWUXFFLyQ GH PDVDV FDGD YH] PiV VRÂżVWL-­ cadas  y  potentes  ha  vuelto  muy  superior  el  poder  des-­ tructivo  de  los  agresores  y  sin  esperanza  la  defensa  de  los  agredidos.  La  agresiĂłn  conlleva  la  devastaciĂłn  terrorista  de  la  vida,  de  los  bienes  y  del  ambiente  de  paĂ­ses  enteros,  mientras  que  los  agresores  han  sufrido  un  nĂşmero  muy  limitado  de  vĂ­ctimas,  incluso  a  veces  ninguna.  Esto  ha  pasado  en  un  periodo  de  veinte  aĂąos  HQ SDtVHV FRPR ,UDT 6HUELD $IJDQLVWiQ GH QXHYR ,UDT /tEDQR \ ORV WHUULWRULRV SDOHVWLQRV sĂłlo  para  citar  los  eventos  bĂŠlicos  mĂĄs  relevantes.  En  estas  guerras,  conducidas  en  nombre  de  los  valores  universales,  ninguna  limitante  â€œhumanitariaâ€?  de  los  instrumentos  bĂŠlicos  ha  sido  practicada.  Al  contrario,  las  â€œguerras  humanitariasâ€?  sirven,  sobre  todo  a  Es-­ tados  Unidos,  para  experimentar  nuevos  sistemas  de  DUPDV PiV VRÂżVWLFDGRV \ GHYDVWDGRUHV En  todos  estos  casos  el  terrorismo  de  los  agresores  VH KD DXWR MXVWLÂżFDGR \ KD VLGR MXVWLÂżFDGR HQ QRP-­ bre  de  la  paz  global,  de  la  lucha  al  terrorismo  global  y  sobre  todo  de  la  tutela  de  los  derechos  humanos.  La  guerra  ha  sido  exaltada  como  la  empresa  de  benefac-­ tores  humanitarios  empeĂąados  en  la  protecciĂłn  y  la  promociĂłn  de  los  derechos  fundamentales  de  las  per-­ sonas  en  todos  los  ångulos  de  la  tierra.  En  realidad,  la  GHIHQVD GH ORV GHUHFKRV KXPDQRV XQD ÂżQDOLGDG TXH WHyULFDPHQWH HV GH JUDQ LPSRUWDQFLD KD VLGR PLWLÂż-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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cada  y  traicionada  por  la  violencia  homicida.  A  los  agresores  se  les  reserva  la  mĂĄs  absoluta  impunidad.  Esto  es  cierto  tambiĂŠn  para  las  agresiones,  las  masa-­ cres,  los  â€œhomicidios  dirigidosâ€?,  llevados  a  cabo  por  el  Estado  de  Israel  contra  el  pueblo  palestino,  en  par-­ WLFXODU FRQWUD OD SREODFLyQ GH *D]D \ HO PRYLPLHQWR Hamas,  acusados  de  ser  la  cuna  del  terrorismo  global.  En  Palestina  las  agresiones  y  las  matanzas  aprove-­ chan  el  apoyo  militar  directo  de  Estados  Unidos,  mĂĄs  allĂĄ  de  la  complicidad  polĂ­tica  de  los  paĂ­ses  europeos.  A  pesar  del  disimulado  reconocimiento  humanitario  del  derecho  de  los  palestinos  a  un  Estado  indepen-­ diente,  proclamado  por  la  Road  Map,  el  etnocidio  del  pueblo  palestino  continua.  Un  Estado  palestino  no  existirĂĄ  jamĂĄs,  porque  toda  Palestina  es  ya  una  fĂŠrrea  FRORQLD LVUDHOt =ROR /R PLVPR VH SXH-­ de  decir  para  las  agresiones  del  Estado  de  Israel  en  las  confrontaciones  de  LĂ­bano,  especialmente  con  la  guerra  desencadenada  en  el  verano  de  2006.  Por  â€œguerra  de  agresiĂłnâ€?  entiendo,  en  tĂŠrminos  muy  generales,  un  ataque  militar  unilateral  orquestado  por  XQ (VWDGR R SRU XQD DOLDQ]D HQWUH (VWDGRV HQ FRQWUD de  la  soberanĂ­a,  la  integridad  territorial  o  la  indepen-­ dencia  polĂ­tica  de  otro  Estado,  o  de  una  naciĂłn  que  aspira  legĂ­timamente  a  devenir  Estado.  El  uso  de  la  fuerza  militar  no  legitimado  por  una  decisiĂłn  explĂ­cita  GHO &RQVHMR GH 6HJXULGDG \ QR VRPHWLGR D VX VXSHULRU control,  compone  los  extremos  de  aquello  que  el  Tri-­ EXQDO GH 1~UHPEHUJ KD GHÂżQLGR \ VDQFLRQDGR FRPR ÂłFULPHQ LQWHUQDFLRQDO VXSUHPR´ 6H WUDWD GH XQ FULPHQ contra  la  paz  que  hasta  el  dĂ­a  de  hoy  las  grandes  po-­ WHQFLDV KDQ HYLWDGR GH GHÂżQLU HQ WpUPLQRV ULJXURVRV Tanto  como  ilĂ­cito  internacional  a  cargo  de  los  Esta-­ dos,  asĂ­  como  crimen  por  imputar  a  los  ciudadanos  en  el  åmbito  del  derecho  penal  internacional,  la  nociĂłn  de  â€œagresiĂłnâ€?  estĂĄ  todavĂ­a  sub  judice.  Lo  comprueba  HQ WpUPLQRV GHÂżQLWLYRV OD FLUFXQVWDQFLD GH TXH ORV (VWDGRV TXH HQ KDQ VXVFULWR \ GHVSXpV UDWLÂżFDGR el  Estatuto  de  la  Corte  Penal  Internacional,  excluyeron  el  crimen  de  agresiĂłn  de  la  competencia  de  la  Corte,  en  HVSHUD GH DOFDQ]DU XQ DFXHUGR HQ XQ IXWXUR OHMDQR 6H trata  de  un  crimen  que  ya  no  fue  despuĂŠs  de  la  conclu-­ VLyQ GHO SURFHVR GH 1~UHPEHUJ Como  veremos,  algo  similar  sucede  con  la  nociĂłn  de  â€œterrorismoâ€?,  tambiĂŠn  excluida  del  Estatuto  de  la  Corte  Penal  Internacional.  â€œTerrorismoâ€?  es  al  dĂ­a  de  hoy  un  semantema  jurĂ­dicamente  incierto,  a  pesar  de  la  desmesurada  literatura  que  intenta  proponer  una  GHÂżQLFLyQ $O PLVPR WLHPSR HO WpUPLQR KD VLGR DSUR-­ vechado  ampliamente  en  el  plano  polĂ­tico  para  justi-­ ÂżFDU ODV JXHUUDV GH DJUHVLyQ \ WDPELpQ SDUD OHJLWLPDU


UNA NOCIĂ“N ALTERNA DE TERRORISMO I DEBATES

mĂŠtodos  terroristas  en  la  represiĂłn  de  los  militantes  LVOiPLFRV *XDQWiQDPR docet.  MĂĄs  allĂĄ  de  esto,  las  grandes  potencias  han  logrado  neutralizar  la  nociĂłn  de  â€œagresiĂłnâ€?  a  travĂŠs  de  reformulaciones  interpre-­ tativas  ad  hoc,  fundadas  sobre  una  deliberada  altera-­ ciĂłn  de  la  nociĂłn  de  â€œdefensaâ€?  prevista  en  el  artĂ­culo  GH OD &DUWD GH 1DFLRQHV 8QLGDV (Q OD PD\RUtD GH los  casos  el  concepto  de  agresiĂłn  ha  sido  trastornado  y  convertido  en  la  idea  opuesta  de  una  guerra  dirigida  para  la  defensa  de  la  humanidad  contra  la  amenaza  del  â€œterrorismo  globalâ€?. 6REUH OD EDVH GH HVWDV SUHPLVDV HPStULFDV LQWHQWR sostener,  como  he  indicado,  que  es  urgente  atribuir  al  tĂŠrmino  â€œterrorismoâ€?  un  valor  semĂĄntico  distinto  res-­ pecto  a  aquel  que  se  le  atribuye  en  la  literatura  polĂ­-­ tica  y  jurĂ­dica  occidental.  Ello  en  virtud  tanto  de  las  relaciones  internacionales  como,  ya  lo  veremos,  de  las  prescripciones  legislativas  y  las  prĂĄcticas  judiciarias  internas  a  los  paĂ­ses.  AsĂ­  pues,  es  necesario  que  intente  PRVWUDU OD LQVXÂżFLHQFLD VHPiQWLFD GH ORV WpUPLQRV ÂłWH-­ rrorismoâ€?  y  â€œterroristaâ€?  que  se  usan  predominantemen-­ te  en  el  mundo  occidental.  AdemĂĄs  de  ser  igualmente  necesario  que  proponga  una  alternativa  que  tome  en  cuenta  los  puntos  de  vista  de  culturas  distintas  a  la  oc-­ cidental,  en  particular,  la  islĂĄmica,  y  que  sobre  todo  muestre  las  importantes  implicaciones  teĂłricas  y  polĂ­-­ ticas  del  uso  del  tĂŠrmino  no  sĂłlo  anticonformista,  sino  tambiĂŠn  menos  confuso  y  genĂŠrico  y,  por  consiguiente,  hipotĂŠticamente  menos  controversial.  6H WUDWD GH LPSOLFDFLRQHV TXH KDFHQ GH OD FXHVWLyQ semĂĄntica  relativa  al  tĂŠrmino  â€œterrorismoâ€?  un  tema  de  gran  actualidad  teĂłrica  y  de  extrema  dramaticidad  polĂ­tica,  para  nada  formalista  o  puramente  lingßísti-­ FD 6H SXHGH GHFLU TXH QR H[LVWH HQ OD DFWXDOLGDG D nivel  global  un  concepto  tan  cargado  de  implicacio-­ nes  estratĂŠgicas,  especialmente  despuĂŠs  del  11-­S.  Una  FRQÂżUPDFLyQ FRQFUHWD HVWi FRQWHQLGD HQ OD GHFODUD-­ FLyQ GHO QXHYR SUHVLGHQWH GH (VWDGRV 8QLGRV %DUDFN Obama  que  ha  colocado  en  el  centro  de  sus  ambicio-­ nes  internacionales  la  derrota  militar  del  movimiento  WDOLEiQ HQ DFFLyQ HQ HO iUHD GH $IJDQLVWiQ 3DNLVWiQ un  movimiento  que  cree  sea  la  cuna  del  terrorismo  â€œislĂĄmicoâ€?  y,  por  extensiĂłn,  del  mĂĄs  feroz  y  peligroso  enemigo  de  Estados  Unidos  de  AmĂŠrica.  A  mi  juicio  solamente  una  nociĂłn  distinta  de  terrorismo  puede  permitir  una  indagaciĂłn  sobre  las  verdaderas  â€œcau-­ sasâ€?  de  la  difusiĂłn  incluso  en  el  mundo  islĂĄmico  de  este  grave  fenĂłmeno  y  quizĂĄ  indicar  las  direcciones  para  pretender  vencerlo  sin  recurrir  a  los  servicios  de  PLOHV GH PDULQRV 1R VH WUDWD GH PLQLPL]DU HO WHUUR-­ rismo  de  raĂ­z  islĂĄmica.  El  11-­S  no  puede  ser  olvida-­

do.  Pero  para  vencer  al  terrorismo  es  necesario  ante  todo  indagar  en  las  â€œbuenas  razonesâ€?  que  en  los  aĂąos  RFKHQWD GHO VLJOR ;; IXHURQ HO Q~FOHR JHQHUDGRU GHO terrorismo  suicida  en  paĂ­ses  como  LĂ­bano  y  Palesti-­ na  y  que  despuĂŠs  alimentaron  su  difusiĂłn  rĂĄpida  en  gran  parte  del  mundo  islĂĄmico,  incluidos  AfganistĂĄn  e  Iraq,  donde  el  terrorismo  suicida  era  desconocido  antes  de  la  intervenciĂłn  de  las  milicias  occidentales  despuĂŠs  del  2000. En  la  cultura  polĂ­tica  occidental  se  ha  enraizado  la  idea  de  que  el  terrorismo  â€œislĂĄmicoâ€?  expresa  la  vo-­ luntad  de  aniquilar  la  civilizaciĂłn  occidental  conjun-­ tamente  con  sus  valores  fundamentales:  la  libertad,  la  democracia,  el  Estado  de  derecho,  la  economĂ­a  de  PHUFDGR /D ÂżJXUD GHO WHUURULVWD VXLFLGD FRQVROLGDGD sobre  todo  en  Palestina,  serĂ­a  la  expresiĂłn  emblemĂĄ-­ tica  de  la  irracionalidad,  del  fanatismo  y  del  nihilis-­ mo  terrorista.  En  el  fondo  del  terrorismo  â€œislĂĄmicoâ€?  habrĂ­a  exclusivamente  el  odio  teolĂłgico  de  los  mu-­ yahidines  contra  Occidente,  extendido  en  las  escuelas  FRUiQLFDV 6RQ WHVLV GH GXGRVD YDOLGH] FRPR UHVXOWD del  anĂĄlisis  riguroso  de  la  tradiciĂłn  corĂĄnica  y  en  ge-­ neral  de  la  cultura  årabe-­islĂĄmica.  Estos  anĂĄlisis  han  mostrado  que  el  martirio  en  la  forma  del  atentado  suicida,  istishhad,  no  pertenece  para  nada  a  la  tradi-­ ciĂłn  corĂĄnica  de  la  jihad,  o  â€œguerra  legalâ€?.  La  jihad  SURVFULEH FXDOTXLHU YRFDFLyQ VDFULÂżFLDO \ FRQVLGHUD la  vida  un  valor  que  no  debe  ser  inĂştil  o  imprudente-­ mente  expuesto  a  riesgo  (Persichetti  y  Almarai,  2006:  6FDUFLD $PRUHWWL (O istishhad  es  un  fenĂłmeno  reciente,  como  es  reciente  la  derivaciĂłn  del  fundamentalismo  polĂ­tico-­religioso  y  el  nacimiento  de  los  movimientos  â€œislĂĄmicosâ€?.  El  fenĂłmeno  estĂĄ  vinculado  a  la  nakba,  la  catĂĄstrofe  del  mundo  islĂĄmi-­ co,  a  causa  de  la  conquista  israelita  de  Palestina  y  a  las  guerras  sucesivas  en  Oriente  Medio  que  han  pro-­ vocado  el  dominio  del  mundo  occidental  y  la  extrema  fragilidad  del  årabe-­islĂĄmico. Como  lo  indican  las  investigaciones  empĂ­ricas  GH 5REHUW 3RSH HO WHUURULVPR HV XQ IHQyPHQR PX-­ cho  menos  irracional  de  lo  que  se  piensa  o  de  lo  que  se  quiere  creer.  La  variable  determinante  en  la  gĂŠnesis  del  terrorismo,  en  primer  tĂŠrmino  del  suici-­ da,  no  es  el  fundamentalismo  religioso:  en  realidad  se  trata  en  la  gran  mayorĂ­a  de  los  casos  de  una  res-­ puesta  colectiva  a  lo  que  se  percibe  como  una  si-­ tuaciĂłn  de  ocupaciĂłn  militar  del  paĂ­s.  Por  â€œocupa-­ ciĂłn  militarâ€?  hay  que  entender  no  sĂłlo  la  conquista  del  territorio  por  parte  de  las  tropas  enemigas,  sino  la  presencia  invasora  y  la  presiĂłn  ideolĂłgica  de  una  potencia  extranjera  que  se  propone  la  transforma-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I DANILO ZOLO

ciĂłn  de  tajo  de  las  estructuras  sociales,  econĂłmicas  \ SROtWLFDV GHO SDtV RFXSDGR 3DSH La  nociĂłn  occidental  de  terrorismo,  tal  como  cir-­ cula  en  las  academias,  en  las  embajadas,  en  las  corte  penales,  en  los  cuarteles,  en  las  cĂĄrceles  occidenta-­ OHV LQFOXLGD *XDQWiQDPR HVWi FRQGLFLRQDGD SRU XQ prejuicio  anti-­islĂĄmico  y  en  estos  tĂŠrminos  es  pasiva-­ mente  repetida  por  la  mayorĂ­a  de  los  juristas,  jueces  y  polĂ­ticos  europeos.  Esta  nociĂłn  estĂĄndar  ha  sido  recuperada  y  reformulada  por  Antonio  Cassese,  uno  de  los  juristas  internacionales  occidentales  mĂĄs  au-­ WRUL]DGRV \ XWLOL]DGRV SRU ODV 1DFLRQHV 8QLGDV FRPR MXH] LQWHUQDFLRQDO 6HJ~Q &DVVHVH KR\ HVWi GLVSRQL-­ ble  una  nociĂłn  precisa  de  â€œterrorismoâ€?  en  el  åmbito  del  derecho  internacional  general  y  es  una  nociĂłn  que  puede  y  debe  ser  universalmente  compartida,  incluso  si  no  ha  sido  al  dĂ­a  de  hoy  traducida  en  normas  jurĂ­di-­ cas  rigurosas,  que  prevean  entre  otras  cosas  sanciones  HVSHFtÂżFDV D FDUJR GH ORV (VWDGRV R D FDUJR GH ORV terroristas  responsables  penalmente.  6HJ~Q &DVVHVH H[LVWHQ WUHV FRPSRQHQWHV SULQFLSDOHV de  la  nociĂłn  de  â€œterrorismoâ€?,  a  su  juicio  compartidos  entre  la  â€œcomunidad  internacionalâ€?  como  probarĂ­an  las  leyes  emanadas  por  muchos  Estados  occidentales,  ademĂĄs  de  los  numerosos  tratados  y  resoluciones  in-­ ternacionales.  Los  elementos  caracterĂ­sticos  son  los  VLJXLHQWHV D ORV DFWRV FRPHWLGRV GHEHQ VHU SHQDOPHQ-­ te  relevantes  para  la  mayor  parte  de  los  sistemas  ju-­ rĂ­dicos  nacionales  (homicidio,  secuestro  de  personas,  H[WRUVLyQ WRUWXUD HWFpWHUD E ORV DFWRV FULPLQDOHV GH-­ ben  perseguir  el  objetivo  de  coartar  un  gobierno,  una  organizaciĂłn  internacional  o  incluso  un  ente  no  esta-­ tal,  como  una  corporaciĂłn  internacional.  La  coacciĂłn  puede  suceder  a  travĂŠs  de  la  difusiĂłn  del  terror  entre  la  poblaciĂłn  civil,  o  mediante  el  uso  o  la  amenaza  de  acciones  violentas  y  dirigidas  contra  el  Estado  o  una  organizaciĂłn  internacional  o  multinacional  (por  ejem-­ plo,  haciendo  volar  o  amenazando  de  hacer  volar  el  HGLÂżFLR GH XQD VHFUHWDUtD GH (VWDGR XQ EDQFR FHQWUDO una  embajada  o  secuestrando  al  jefe  de  gobierno  o  al  SUHVLGHQWH GH XQD PXOWLQDFLRQDO F ORV DFWRV FULPLQD-­ les  deben  cometerse  por  una  razĂłn  polĂ­tica,  religiosa  o  LGHROyJLFD \ QR SRU ÂżQHV GH OXFUR R LQWHUHVHV SULYDGRV &DVVHVH &DVVHVH En  resumen,  se  puede  decir  que  segĂşn  esta  nociĂłn  estĂĄndar  existe  una  organizaciĂłn  terrorista  si  ha  sido  empujada  por  motivaciones  ideolĂłgicas,  religiosas  o  polĂ­ticas  y  se  caracteriza  por  el  uso  indiscriminado  de  la  violencia  en  contra  de  una  poblaciĂłn  civil  con  la  pretensiĂłn  de  difundir  el  pĂĄnico  y  coactar  un  gobierno  o  una  autoridad  internacional.  Esta  nociĂłn  estĂĄndar,  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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compilada  por  Cassese,  puede  ser  aceptada  solamente  por  las  potencias  occidentales,  empeĂąadas  conjunta-­ mente  con  Estados  Unidos  en  la  llamada  war  on  terro-­ rism.  Es  difĂ­cil  considerarla  compartible  desde  el  punto  de  vista  universal,  por  algunos  motivos  de  relevancia.   $QWH WRGR HV QHFHVDULR VXEUD\DU TXH HVWD GHÂżQL-­ ciĂłn  no  puede  ser  compartida  en  el  mundo  årabe-­is-­ lĂĄmico,  como  surgiĂł  de  la  Conferencia  Euro-­medite-­ UUiQHD GH ORV VHFUHWDULRV GH 5HODFLRQHV ([WHULRUHV TXH WXYR OXJDU HQ %DUFHORQD HO GH QRYLHPEUH GH La  Conferencia  adoptĂł  un  â€œCĂłdigo  de  conducta  para  la  lucha  al  terrorismoâ€?,  despuĂŠs  de  encendidas  con-­ troversias  entre  las  delegaciones  europeas  y  las  årabes  VREUH OD QRFLyQ PLVPD GH WHUURULVPR /D GHÂżQLFLyQ propuesta  por  los  europeos  reproducĂ­a  la  concepciĂłn  estĂĄndar,  mientras  que  segĂşn  las  delegaciones  årabes  era  necesario  tomar  en  cuenta  las  condiciones  en  las  cuales  se  encuentran  los  pueblos  oprimidos  por  las  potencias  militares  que  los  han  agredido  al  tiempo  de  ocupar  ilegalmente  su  territorio.  Los  rebeldes  en  lu-­ cha  por  la  liberaciĂłn  de  su  paĂ­s  -­la  alusiĂłn  a  los  casos  palestino,  afgano  e  iraquĂ­  estĂĄ  implĂ­cita-­  en  ningĂşn  caso  deben  ser  considerados  como  terroristas.  AsĂ­  pues,  era  rechazada  la  genĂŠrica  motivaciĂłn  polĂ­tico-­ LGHROyJLFD DGRSWDGD SRU OD GHÂżQLFLyQ RFFLGHQWDO HO WHUFHU ÂłHOHPHQWR FDUDFWHUtVWLFR´ VHJ~Q &DVVHVH Esta  posiciĂłn  es  compartida  por  muchos  autores  islĂĄmicos,  entre  los  cuales  se  encuentra  el  interna-­ FLRQDOLVWD WXQHFLQR <DGK %HQ $FKRXU %HQ $FKRXU (O DXWRU VRVWLHQH TXH ORV freedom  ¿JKWHUV que  luchan  por  su  liberaciĂłn  y  autodetermi-­ naciĂłn  contra  un  rĂŠgimen  colonial,  de  ocupaciĂłn,  o  contra  un  rĂŠgimen  racista,  no  cometen  actos  terro-­ ristas,  cualquiera  que  sea  la  operaciĂłn  militar  que  se  ponga  en  acciĂłn.  En  estos  casos  incluso  el  esparci-­ miento  de  sangre  de  civiles  no  combatientes,  a  pesar  de  su  gravedad  y  justamente  prohibido  por  el  derecho  internacional  como  un  crimen  de  guerra  -­en  parti-­ FXODU SRU ODV &RQYHQFLRQHV GH *LQHEUD GH QR SXHGH VHU FDOLÂżFDGR FRPR XQ DFWR WHUURULVWD (O DWHQ-­ tado  suicida  es  un  â€œĂşltimo  recursoâ€?  a  disposiciĂłn  de  actores  muy  dĂŠbiles  y  pobres  que  actĂşan  en  condi-­ ciones  de  total  asimetrĂ­a  de  las  fuerzas  en  acciĂłn.  Es  una  rĂŠplica  obligada  al  terrorismo  de  los  agresores  y  de  los  ocupantes  que,  gracias  a  la  superioridad  de  su  poder  polĂ­tico  y  militar,  se  sustraen  a  cualquier  in-­ tervenciĂłn  y  sanciĂłn  internacional,  como  es  el  caso  WtSLFR GH (VWDGRV 8QLGRV *UDQ %UHWDxD H ,VUDHO $O UHVSHFWR HVFULEH <DGK %HQ $FKRXU FRQ JUDQ OXFLGH] “La  dicotomĂ­a  entre  civilizaciones  aĂşn  estructura  las  relaciones  internacionales.  Por  tanto,  es  un  error  juz-­


UNA NOCIĂ“N ALTERNA DE TERRORISMO I DEBATES

gar  al  terrorismo  como  simple  expresiĂłn  del  mal,  de  una  mal  cĂ­nico,  abstracto  y  arbitrario.  El  terrorismo  tiene  sus  razones  y  hasta  podemos  sugerir,  obvio  sin  MXVWLÂżFDUOR TXH DOJXQDV VRQ EXHQDV 3DUD LU KDVWD HO H[WUHPR GHO VDFULÂżFLR SRU OD JORULD GH XQD FRPXQLGDG de  civilizaciĂłn,  no  es  necesariamente  la  expresiĂłn  de  un  espĂ­ritu  perverso,  sino  un  espĂ­ritu  desesperado  SRU OD MXVWLFLD TXH FRQ HVWH JHVWR VDFULÂżFLDO \ VLP-­ EyOLFR FUHH TXH SXHGH UHVWDEOHFHU HO HTXLOLEULR´ %HQ $FKRXU En  1998  y  1999  las  Convenciones  internacionales  GH OD /LJD ĂˆUDEH \ GH OD &RQIHUHQFLD ,VOiPLFD KDQ rechazado  con  fuerza  esta  posiciĂłn,  excluyendo  del  concepto  de  terrorismo  todos  los  actos  cometidos  en  el  åmbito  de  operaciones  militares  inspiradas  en  el  principio  de  autodeterminaciĂłn  de  los  pueblos.  En  este  sentido  se  ha  manifestado  tambiĂŠn  la  Organiza-­ ciĂłn  de  la  Unidad  Africana  en  1999.  1R VH WUDWD HV LPSRUWDQWH VXEUD\DUOR GH XQD FXHVWLyQ IRUPDO \D TXH OD FDOLÂżFDFLyQ GH XQD RUJD-­ nizaciĂłn  como  terrorista  -­pensemos  en  las  listas  ar-­ bitrariamente  predispuestas  por  el  Departamento  de  Estado  de  Estados  Unidos  y  la  UniĂłn  Europea-­  tie-­ ne  consecuencias  penales  relevantes  desde  el  punto  de  vista  de  las  prescripciones  jurĂ­dicas  internas.  Es  HO FDVR SDUWLFXODU GH ODV QRUPDV HVSHFtÂżFDV FRQWUD HO WHUURULVPR HPDQDGDV HQ *UDQ %UHWDxD SRU HO JRELHUQR GH 7RQ\ %ODLU \ HQ ,WDOLD SRU 6LOYLR %HUOXVFRQL SDUD no  hablar  de  la  Patriot  Act  y  la  propagaciĂłn  en  Esta-­ dos  Unidos  de  una  prĂĄctica  de  espionaje  ilegal  que  HO (MHFXWLYR KDVWD HO GtD GH KR\ KD MXVWLÂżFDGR FRPR lucha  contra  el  terrorismo  y  que  el  nuevo  Presidente  ha  prohibido  sĂłlo  en  parte.   En  Italia,  donde  desde  hace  aĂąos  se  ha  violado  abiertamente  el  artĂ­culo  11  de  la  ConstituciĂłn  que  prohĂ­be  el  recurso  a  la  guerra  de  agresiĂłn,  el  artĂ­culo  270  bis  del  CĂłdigo  Penal  introdu-­ jo  el  delito  de  â€œterrorismo  internacionalâ€?,  asumiendo  como  un  presupuesto  dogmĂĄtico  la  nociĂłn  estĂĄndar  occidental,  que  obviamente  prescinde  el  terrorismo  de  las  guerras  de  agresiĂłn  y  se  concentra  sobre  las  organizaciones  del  terrorismo  â€œislĂĄmicoâ€?.1  Desde  esta  perspectiva,  terrorista  son  únicamente  los  miembros  de  organizaciones  que  actĂşan  clandestinamente,  no  los  militares  organizados  en  los  ejĂŠrcitos  nacionales   La  doctrina  y  la  jurisprudencia  italiana  conciben  por  terrorismo  cualquier  conducta  contra  la  vida  o  la  seguridad  de  civiles,  o  en  contextos  bĂŠlicos,  contra  quien  no  tome  parte  activa  en  las  hostilidades  en  una  situaciĂłn  de  FRQĂ€LFWR DUPDGR FRQ PLUDV D SURSDJDU HO WHUURU HQWUH OD SREODFLyQ \ REOLJDU a  un  Estado  u  organizaciĂłn  internacional  a  cumplir  u  omitir  un  acto.  Para  ser  FDOLÂżFDGD FRPR WHUURULVWD OD FRQGXFWD GHEH SUHVHQWDU VREUH HO SODQR SVLFROy-­ gico,  un  posterior  requisito  de  la  motivaciĂłn  polĂ­tica,  religiosa  o  ideolĂłgica.  Obviamente  aquĂ­  estĂĄ  implĂ­cito  que  el  objeto  de  la  represiĂłn  penal  es  esen-­ cialmente  el  terrorismo  â€œislĂĄmicoâ€?.  Cfr 3HWWL

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a  travĂŠs  de  sus  mandos  superiores.  Los  Estados  y  sus  aparatos  militares  jamĂĄs  son  equiparados  a  las  orga-­ nizaciones  terroristas.  Un  segundo  argumento  de  relevancia  es  la  au-­ sencia  de  convenciones  o  tratados  internacionales  que  definan  con  rigor  la  nociĂłn  del  crimen  de  te-­ rrorismo  y  prevean  sus  consecuentes  sanciones.  El  primer  intento  de  estipular  un  tratado  global  sobre  la  represiĂłn  del  terrorismo  se  le  debe  a  la  6RFLHGDG GH ODV 1DFLRQHV TXH HODERUy GRV SUR\HF-­ tos,  posteriormente  adoptados  por  la  Conferencia  LQWHUJXEHUQDPHQWDO GH *LQHEUD GH 8Q SUR-­ yecto  atiende  la  prevenciĂłn  y  la  represiĂłn  del  te-­ rrorismo,  el  otro  se  refiere  a  la  instituciĂłn  de  una  Corte  penal  internacional  para  juzgar  los  actos  de  terrorismo.  Los  dos  proyectos  jamĂĄs  han  entrado  en  vigor  y  la  discusiĂłn  sobre  la  cuestiĂłn  de  la  pu-­ nibilidad  de  los  actos  de  terrorismo  es  perseguida  desde  hace  dĂŠcadas  sin  resultados  relevantes.  Las  alusiones  al  terrorismo  presentes  en  varios  tratados  internacionales  -­por  ejemplo  la  cuarta  ConvenciĂłn  GH *LQHEUD GH \ HO VHJXQGR 3URWRFROR DGLFLR-­ nal  de  1977-­  se  limitan  a  prohibirlo  sin  proponer  una  definiciĂłn.  Por  estas  razones,  una  gran  parte  de  la  doctrina  internacionalista  en  la  actualidad  su-­ giere  que  la  misiĂłn  de  acciones  terroristas  puede  ser  considerada  un  crimen  internacional  sĂłlo  si  es-­ tas  acciones  coinciden  con  aquellas  prohibidas  y  sancionadas  por  algunos  tratados  internacionales,  como  el  secuestro  de  un  aviĂłn  o  el  sabotaje  de  la  navegaciĂłn  marĂ­tima.  Igualmente  dudoso  es  el  hecho  de  que  se  pueda  considerar  al  terrorismo  como  un  crimen  autĂłnomo  previsto  y  sancionado  por  el  derecho  internacional  consuetudinario.  En  presencia  del  enraizado  disen-­ so  de  los  Estados  årabes  y  de  los  Estados  africanos  no  puede,  en  efecto,  sostenerse  que  la  resoluciĂłn  GH OD $VDPEOHD *HQHUDO GH 1DFLRQHV 8QLGDV GHO de  diciembre  de  1994  sea  la  prueba  de  un  consenso  universal,  como  sostiene  por  su  parte  Antonio  Cas-­ sese.  AdemĂĄs,  el  carĂĄcter  jurĂ­dicamente  no  vincu-­ ODQWH GH ODV GHOLEHUDFLRQHV GH OD $VDPEOHD *HQHUDO la  resoluciĂłn  sostiene  muy  genĂŠricamente  que  â€œac-­ tos  criminales  que  llevan  el  fin  de  provocar  un  esta-­ do  de  terror  entre  la  poblaciĂłn,  en  el  interior  de  un  grupo  de  personas  o  entre  determinadas  personas  para  fines  polĂ­ticos  son,  en  cualquier  circunstancia,  injustificablesâ€?.  MĂĄs  bien  se  trata  de  una  repeticiĂłn  vaga  de  la  convenciĂłn,  jamĂĄs  ratificada,  de  1937,  en  la  cual  se  sugerĂ­a  que  el  terrorismo  comprende  â€œactos  criminales  dirigidos  para  crear  un  estado  de  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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DEBATES Â Â I DANILO ZOLO

terror  en  las  mentes  de  determinadas  personas,  o  de  un  grupo  de  personas  o  de  la  poblaciĂłnâ€?.2 6LQ HPEDUJR HO DUJXPHQWR HVHQFLDO SDUD DSR\DU OD ausencia  en  el  derecho  internacional  consuetudinario  GH XQ FRQVHQVR HQ WRUQR D OD GHÂżQLFLyQ GH WHUURULV-­ mo  es  el  hecho  de  que  el  centenar  de  Estados  que  en  julio  de  1998  suscribieron  el  texto  del  Estatuto  de  la  Corte  Penal  Internacional,  despuĂŠs  de  largos  trabajos  preparatorios  y  de  una  discusiĂłn  amplia  en  la  Cum-­ EUH GH 5RPD GHFLGLHURQ OD H[FOXVLyQ GHO FULPHQ GH terrorismo  del  åmbito  de  la  jurisdicciĂłn  material  de  la  Corte.  Esto  fue  decidido  a  partir  de  la  convicciĂłn  de  TXH IDOWDED OD SRVLELOLGDG GH IRUPXODU XQD GHÂżQLFLyQ de  terrorismo  que  fuese  suscrita  por  todos  los  Estados  adherentes  al  Estatuto  de  la  Corte,  sobre  todo  por  los  (VWDGRV QR RFFLGHQWDOHV 1R HV JUDWXLWR HO KHFKR GH TXH HQ HO SUR\HFWR GH UHIRUPD GH 1DFLRQHV 8QLGDV -­elaborado  sin  Êxito  en  2004  por  el  High-­Level  Panel  QRPEUDGR SRU HO 6HFUHWDULR *HQHUDO .RÂż $QQDQ OD H[LJHQFLD GH XQD GHÂżQLFLyQ ULJXURVD GHO WHUURULVPR fuese  uno  de  los  puntos  centrales.3 )LQDOPHQWH H[LVWH XQD WHUFHUD \ GHFLVLYD GLÂżFXOWDG que  en  la  actualidad  reviste  la  versiĂłn  estĂĄndar  de  la  nociĂłn  de  terrorismo  y  que  la  vuelve  inaceptable  para  los  paĂ­ses  no  occidentales,  en  particular  si  han  sido  objeto  de  actos  de  agresiĂłn  o  todavĂ­a  estĂĄn  someti-­ dos  a  una  ocupaciĂłn  militar.  La  cuestiĂłn  es  el  carĂĄc-­ ter  indiscutiblemente  terrorista  de  las  guerras  de  agre-­ siĂłn,  como  aquĂ­  he  intentado  documentar.  Como  se  ha  seĂąalado,  la  naturaleza  terrorista  de  estas  guerras  se  debe  a  la  aclamada  asimetrĂ­a  del  potencial  bĂŠlico  entre  agresores  u  agredidos,  al  uso  de  armas  de  des-­ trucciĂłn  de  masas  que  difunden  el  terror  entre  las  po-­ blaciones  agredidas  y  que  ocasionan  inevitablemente  matanzas  de  civiles  y  en  menor  medida  de  militares.  La  clĂĄusula  tantas  veces  repetida  por  Cassese,  se-­ gĂşn  la  cual  se  tiene  un  crimen  de  terrorismo  si  la  vio-­ lencia  terrorista  estĂĄ  dirigida  en  contra  de  la  poblaciĂłn  FLYLO &DVVHVH SDUHFH XQ UHVLGXR GHO pasado.  La  clĂĄsica  distinciĂłn  entre  combatientes  y  no  combatientes,  que  se  remonta  a  la  doctrina  medieval  del  bellum  justum,  es  completamente  inoperante  en  nuestros  dĂ­as.  El  criterio  de  la  â€œproporcionalidadâ€?  en-­ 1R VH SXHGH GHFLU TXH XQ DYDQFH VLJQLÂżFDWLYR KD\D VLGR KHFKR SRU la  ConvenciĂłn  internacional  para  la  supresiĂłn  de  las  actividades  de  ¿QDQFLDPLHQWR GHO WHUURULVPR DGRSWDGD SRU OD $VDPEOHD *HQHUDO GH ODV 1DFLRQHV 8QLGDV HO GH GLFLHPEUH GH VHJ~Q OD FXDO SRU WH-­ UURULVPR VH GHEH HQWHQGHU FXDOTXLHU DFWR TXH FRQOOHYD HO ÂżQ GH FDXVDU la  muerte  de  uno  o  mĂĄs  civiles  cuando  el  objetivo  es  el  de  intimidar  una  poblaciĂłn  o  de  obligar  a  un  gobierno  u  organizaciĂłn  internacional  a  cumplir  determinadas  acciones.  3 9pDVH HO High-­Level  Panel  on  Threats,  Challenges  and  Change,  A  More  Secure  World:  Our  Shared  Responsibility.  2

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tre  los  objetivos  militares  legĂ­timos  y  la  destrucciĂłn  ilegĂ­tima  de  vidas  humanas,  de  bienes,  de  estructu-­ ras  civiles  y  del  ambiente  natural  estĂĄ  por  encima  de  cualquier  posible  valoraciĂłn.  Hoy  no  sĂłlo  es  imposi-­ EOH LQGLYLGXDU \ HYLWDU HQ HO FXUVR GH XQ FRQĂ€LFWR D la  poblaciĂłn  civil,  sino  que  la  violencia  homicida  y  destructiva  de  las  armas  a  disposiciĂłn  de  las  grandes  potencias  es  tal  que  la  guerra  de  agresiĂłn  es  pura  y  simplemente  la  negaciĂłn  de  la  vida.  El  patĂ­bulo  estĂĄ  lleno  de  civiles  -­mujeres,  niĂąos,  ancianos-­  y  de  una  PLQRUtD GH PLOLWDUHV 1R REVWDQWH SDUD UHFXUULU D XQ ejemplo  muy  triste,  no  se  sabe  por  cuĂĄl  razĂłn  los  miles  de  jĂłvenes  iraquĂ­es  en  uniforme  militar  por  voluntad  GH (VWDGRV 8QLGRV \ GH *UDQ %UHWDxD IXHURQ DVHVLQD-­ dos  cruelmente  en  los  primeros  dĂ­as  de  la  agresiĂłn  a  Iraq  en  2003,  mientras  intentaban  desesperadamente  GHIHQGHU %DJGDG QR GHEDQ VHU FRQVLGHUDGRV YtFWLPDV de  una  ferocidad  terrorista  (que  ha  quedado  impune  y  DVt TXHGDUi SDUD VLHPSUH HipotĂŠticamente  si  esta  serie  de  argumentaciones  crĂ­ticas  puede  ser  considerada  razonable,  entonces  se  SRGUtD LQWHQWDU XQD SULPHUD \ VLPSOH GHÂżQLFLyQ GH WH-­ rrorismo,  alterna  a  la  que  en  la  actualidad  predomina  en  Occidente.  Por  ejemplo,  se  puede  decir  que  se  cae  en  el  crimen  de  terrorismo  cuando  las  autoridades  polĂ­ticas  y  militares  de  un  Estado,  usando  armas  de  destrucciĂłn  de  masas,  ocupan  su  hegemonĂ­a  militar  para  agredir  a  otro  Estado  o  una  naciĂłn,  y  para  di-­ fundir  el  terror  y  ejecutar  matanzas  de  civiles  y  mi-­ litares.  AdemĂĄs,  se  podrĂ­a  decir  que  son  igualmente  responsables  del  crimen  de  terrorismo  los  miembros  de  un  movimiento  en  lucha  por  razones  polĂ­ticas,  re-­ ligiosas  o  ideolĂłgicas,  que  difunden  el  terror  y  ejecu-­ tan  matanzas  de  civiles  y  militares  a  travĂŠs  del  uso  de  instrumentos  bĂŠlicos  equivalentes,  por  su  potencial  destructivo  y  homicida,  a  las  armas  de  destrucciĂłn  de  masas,  como  ha  sucedido  el  11-­S.  Y  deberĂ­a  agregĂĄr-­ sele  que  los  miembros  de  un  movimiento  en  lucha  por  la  defensa  de  su  paĂ­s  de  la  agresiĂłn  terrorista  y/o  de  la  ocupaciĂłn  de  un  Estado  agresor  no  son  terroristas.  Ellos  son  responsables  de  crĂ­menes  de  guerra  o  de  crĂ­menes  contra  la  humanidad  si  usan  instrumentos  bĂŠlicos  que  ocasionan  matanzas  de  civiles  inocentes  entre  la  poblaciĂłn  que  estĂĄn  considerando  enemiga,  como  ha  pasado  en  contra  de  los  ciudadanos  israelĂ­es,  MXGtRV \ iUDEHV SRU SDUWH GH ORV NDPLND]H SDOHVWLQRV (Q HVWH FDVR HVSHFtÂżFR ODV HYHQWXDOHV VDQFLRQHV GH-­ berĂĄn  tomar  en  cuenta,  como  atenuante  importante,  la  sustancial  calidad  de  IUHHGRP ÂżJKWHUV.  4XL]i XQD SURSXHVWD WHyULFR SROtWLFD GH HVWH WLSR podrĂ­a  ser  acogida  por  los  Estados  africanos  y  por  los Â


UNA NOCIĂ“N ALTERNA DE TERRORISMO I DEBATES

Estados  årabes.  De  cualquier  modo,  puede  permitir  XQD UHĂ€H[LyQ VREUH ODV UD]RQHV GHO WHUURULVPR LQWHU-­ nacional,  incluido  el  â€œislĂĄmicoâ€?,  y  sobre  las  respon-­ sabilidades  de  una  civilizaciĂłn  occidental  que  en  las  últimas  dĂŠcadas  se  ha  envuelto  en  el  delirio  de  poder  de  los  lĂ­deres  polĂ­ticos  empeĂąados  en  la  guerra  de  las  fuerzas  del  bien  contra  el  â€œeje  del  malâ€?.  En  Occidente  ninguno  puede  negar  que  el  asesinato  de  un  nĂşme-­ ro  incalculable  de  civiles  y  militares,  el  bombardeo  a  ras  de  suelo  de  ciudades  enteras,  el  encarcelamien-­ to,  la  tortura  y  el  asesinato  de  centenares  de  personas  acusadas  sin  pruebas  de  ser  militantes  terroristas,  la  devastaciĂłn  de  la  vida  cotidiana  de  millones  de  ciuda-­ GDQRV LQHUPHV VRQ FRVDV LQÂżQLWDPHQWH PiV FUXHOHV \ aterrorizantes  de  lo  que  el  terrorismo  internacional  ha  hecho  hasta  el  dĂ­a  de  hoy  y  de  lo  que  podrĂĄ  hacer  en  futuro.  â€œEl  terrorista  es,  en  realidad,  un  aterrorizadoâ€?,  KD HVFULWR <DGK %HQ $FKRXU

le  système  international %UXVHODV %UX\ODQW %HQ $FKRXU < $X[ IRQGHPHQWV GH OÂśRUWKRGR[LH VXQQLWH,  ParĂ­s,  PUF. &DVVHVH $ Lineamenti  di  diritto  internazio-­ nale  penale %RORxD LO 0XOLQR &DVVHVH $ Il  sogno  dei  diritti  umani,  MilĂĄn,  Feltrinelli. &RORPER $ La  guerra  ineguale.  Pace  e  vio-­ lenza  nel  tramonto  della  societĂ Â internazionale,  %RORxD LO 0XOLQR 3DSH 5 Morire  per  vincere.  La  logica  strate-­ gica  del  terrorismo  suicida %RORxD ,O 3RQWH 3HUVLFKHWWL $ \ $ $OPDUDL La  caduta  di  Baghdad 0LOiQ %UXQR 0RQGDGRUL 3HWWL * Âł/D JXHUUD DO WHUURULVPR JOREDOH QH-­ OOH SUDWLFKH JLXGL]LDULH´ HQ 6 3DOLGGD FRRUG Razzismo  democratico,  nĂşmero  especial  de  Con-­ Ă€LWWL JOREDOL 6FDUFLD $PRUHWWL % Tolleranza  e  guerra  san-­ ta  nell’Islam )ORUHQFLD 6DQVRQL 5()(5(1&,$6 =ROR ' Âł/D TXHVWLRQH PHGLWHUUDQHD´ HQ ) $VDG 7 Il  terrorismo  suicida 0LOiQ 5DIIDH-­ &DVVDQR \ ' =ROR HGV L’alternativa  mediterra-­ llo  Cortina  Editore. nea,  MilĂĄn,  Feltrinelli. %HQ $FKRXU < Le  rĂ´le  des  civilisations  dans Â

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Smith Y Â Tocqueville

ÂżQUÉ  DIJERON Â

SOBRE  LA  LIBERTAD  Y  EL  EGO�SMO? Jeronimo  Muniz*

A

GDP 6PLWK \ $OH[LV GH 7RFTXHYLOOH HVWiQ GH acuerdo  en  que  la  libertad  es  uno  de  los  prin-­ cipios  mĂĄs  importantes  que   necesita  la  socie-­ dad  para  alcanzar  prosperidad  y  bienestar.  Lo  que  los  diferencia  es  cĂłmo  conceptualizan  y  teorizan  el  papel  GH OD OLEHUWDG 6PLWK SXVR DWHQFLyQ HQ HOOD FRPR XQD forma  individual  impulsada  por  intereses  propios,  a  la  cual  juzgĂł  como  esencial  para  promover  la  pros-­ peridad  econĂłmica.  CreĂ­a  que  cuando  los  individuos  actĂşan  de  acuerdo  a  sus  intereses  personales  obtienen  lo  mejor  de  la  economĂ­a  e  impulsan  el  bienestar  de  la  sociedad.  Tocqueville,  por  su  lado,  estaba  preocupa-­ do  por  la  libertad  en  un  sentido  mĂĄs  polĂ­tico,  por  las  formas  en  que  la  sociedad  deberĂ­a  ser  organizada  para  promover  libertad  polĂ­tica  y  civil. (Q 6PLWK SXEOLFy VX REUD La  riqueza  de  las  naciones  [An  Inquiry  into  the  Nature  and  Causes  of  the  Wealth  of  Nations],  donde  sugiriĂł  la  presencia  de  una  â€œmano  invisibleâ€?  en  la  economĂ­a.  De  acuerdo  FRQ 6PLWK HO HVWDGR FROHFWLYR GH XQD SREODFLyQ HV 6RFLyORJR 3URIHVRU DVLVWHQWH GH 6RFLRORJtD HQ OD 8QLYHUVLGDG )HGHUDO GH 0LQDV *HUDLV %UDVLO 7UDGXFFLyQ GH -RVp 5DPyQ /ySH] 5XEt &DOGHUyQ 1RWD GHO WUDGXFWRU HVWH WH[WR HV XQ DSXQWH SHQVDGR VREUH WRGR SDUD TXLH-­ nes  no  se  especialicen  o  vayan  a  especializarse  en  las  obras  de  Alexis  de  7RFTXHYLOOH \ $GDP 6PLWK VHDQ SURIHVRUHV R HVWXGLDQWHV 6LQ HPEDUJR regresar  a  autores  como  ellos  para  revisar  puntos  como  los  tocados  es  mĂĄs  que  pertinente  en  un  contexto  econĂłmico  y  social  como  el  actual  TXH QR QHFHVLWD SUHVHQWDFLyQ $Vt WDPELpQ HO PRPHQWR MXVWLÂżFD \ DxDGH valor  a  su  publicaciĂłn.

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consecuencia  de  actos  individuales  egoĂ­stas.  ApuntĂł:  â€œ[cada  individuo]  ni  intenta  promover  el  interĂŠs  pĂş-­ blico,  ni  sabe  quĂŠ  tanto  lo  estĂĄ  promoviendo‌  Pre-­ tende  sĂłlo  su  propia  seguridad  [‌],  su  propia  ganan-­ cia,  y  en  esto,  como  en  muchos  otros  casos,  es  llevado  SRU XQD PDQR LQYLVLEOH D SURPRYHU XQ ÂżQ TXH QR HUD parte  de  su  intenciĂłn.  [‌]  Al  perseguir  sus  propios  intereses  promueve  frecuentemente  aquel  de  la  socie-­ dad  mĂĄs  efectivamente  que  cuando  realmente  preten-­ de  promoverloâ€?  (p.  32.  Todas  las  pĂĄginas  correspon-­ den  a  las  ediciones  en  inglĂŠs  de  los  libros  que  fueron  XVDGDV /D ÂłPDQR LQYLVLEOH´ UHSUHVHQWD XQD HVSHFLH de  â€œfuerzaâ€?  tendiente  a  transformar  o  conducir  ac-­ ciones  individuales  egoĂ­stas  en  o  hacia  una  suerte  de  HTXLOLEULR GLQiPLFR PDFUR R PDFURGLQiPLFR FDUDF-­ terizado  por  la  competencia  y  el  mejor  desempeĂąo  de  OD HFRQRPtD 6PLWK VHxDOD TXH D WUDYpV GH OD RIHUWD de  trabajo  [empleo  como  ocupaciĂłn  retribuida]  -­que  considera  como  un  derecho  inviolable  y  la  base  de  toda  otra  propiedad-­  individuos  de  carne  y  hueso  son  FDSDFHV GH DJUHJDU YDORU D PDWHULDV SULPDV \ GHÂżQLU precios  de  acuerdo  a  las  dinĂĄmicas  del  mercado  labo-­ UDO 0iV HVSHFtÂżFDPHQWH PLHQWUDV PiV JHQWH WUDEDMD [se  emplea;Íž  es  empleada]  para  proveer  la  demanda  de  trabajo,  la  producciĂłn  incrementa,  los  salarios  decre-­ cen  y  los  precios  empiezan  a  declinar.  El  equilibrio  en  el  mercado  se  da,  por  tanto,  por  un  escenario  de Â


¿QUÉ DIJERON SMITH Y TOCQUEVILLE SOBRE LA LIBERTAD Y EL EGO�SMO? I DEBATES

producciĂłn  mĂĄxima  generado  por  individuos  que  sĂłlo  buscan  ganancias  personales  en  la  forma  de  salarios.  (Q FRQVHFXHQFLD FXDQGR HO JRELHUQR QR LQWHUÂżHUH en  el  comportamiento  â€œnaturalâ€?  del  mercado,  accio-­ nes  individuales  egoĂ­stas  llevan  a  un  punto  de  equi-­ librio  en  el  que  la  economĂ­a  trabaja  del  mejor  modo  SRVLEOH 6PLWK FUHtD TXH HO JRELHUQR QR GHEHUtD LQ-­ tervenir  en  asuntos  econĂłmicos;Íž  que  la  regulaciĂłn  de  precios,  salarios  mĂ­nimos  e  impuestos  deberĂ­a  ser  GHWHUPLQDGD SRU HO Ă€XMR QDWXUDO GHO PHUFDGR $VL-­ mismo,  segĂşn  Êl,  los  gobiernos  deberĂ­an  intervenir  sĂłlo  en  las  esferas  en  que  las  acciones  individuales  egoĂ­stas  sean  incapaces  de  asegurar  el  bienestar  so-­ cial.  En  sus  palabras:  â€œcon  el  sistema  de  libertad  na-­ tural,  el  soberano  [gobierno]  tiene  sĂłlo  tres  deberes:  proteger  a  la  sociedad‌;Íž  administraciĂłn  de  justicia;Íž  y  el  deber  de  erigir  y  mantener  obras  pĂşblicas  y  cier-­ tas  instituciones  pĂşblicas,  las  cuales  nunca  pueden  ser  para  el  interĂŠs  de  individuo  alguno,  o  pequeĂąo  Q~PHUR GH LQGLYLGXRV´ S 7RFTXHYLOOH HVWi GH DFXHUGR FRQ 6PLWK HQ TXH deberĂ­a  permitĂ­rsele  a  los  individuos  encargarse  de  sus  propios  asuntos  en  tanto  estĂĄn  mĂĄs  cercanos  a  HOORV 6LQ HPEDUJR FUHtD TXH HO SRGHU GHO JRELHUQR al  menos  en  la  esfera  polĂ­tica,  no  deberĂ­a  ser  limitado  [poco,  escaso],  y  que  las  actividades  del  mercado  no  deberĂ­an  ser  dejadas  a  la  â€œmano  invisibleâ€?.  EscribiĂł  en  La  democracia  en  AmĂŠrica:  â€œaunque  el  interĂŠs  pri-­ vado  es  la  fuerza  motriz  detrĂĄs  de  la  mayorĂ­a  de  las  acciones  de  los  hombres,  no  a  todas  las  regulaâ€?  (p.  3DUD 7RFTXHYLOOH HO SDSHO SULQFLSDO GHO JRELHU-­ no  central  es  asegurar  la  legitimidad  de  la  democra-­ cia.  Cuando  la  gente  elige  colectivamente  a  un  grupo  de  representantes  -­para  representar  la  voluntad  de  la  mayorĂ­a  y  hacer  leyes-­  da  un  gran  poder  al  gobierno  pero  al  mismo  tiempo  impide  que  algunos  individuos  tengan  altas  ganancias  personales.  Tocqueville  ex-­ tiende  su  anĂĄlisis  sugiriendo  que  la  autoridad  de  go-­ biernos  locales  deberĂ­a  ser  restringida  por  las  leyes  SUHYDOHFLHQWHV HQ OD VRFLHGDG 6HJ~Q pO HOOR VHUtD XQD manera  de  evitar  el  surgimiento  de  gobiernos  despĂł-­ ticos  y  garantizar  la  continuaciĂłn  de  la  democracia. Tocqueville  viajĂł  a  Estados  Unidos  en  1831  y  observĂł  que  los  principios  de  libertad  e  igualdad  es-­ taban  presentes  en  ese  paĂ­s.  Particularmente  se  dio  cuenta  de  que  bajo  circunstancias  extremas  los  dos  SULQFLSLRV SRGUtDQ VHU LJXDOHV 6XV SDODEUDV HQ La  democracia  en  AmĂŠrica:  â€œsupongamos  que  todos  los  ciudadanos  toman  parte  en  el  gobierno  y  que  cada  uno  de  ellos  tiene  un  derecho  igual  a  hacerlo.  Enton-­ ces,  ningĂşn  hombre  es  diferente  de  sus  prĂłjimos,  y Â

nadie  puede  ejercer  poder  tirĂĄnico;Íž  los  hombres  van  a  ser  perfectamente  libres  porque  son  enteramente  iguales,  y  van  a  ser  perfectamente  iguales  porque  VRQ HQWHUDPHQWH OLEUHV´ S Tocqueville  creĂ­a  en  la  igualdad  como  uno  de  los  SLODUHV GH XQ (VWDGR GHPRFUiWLFR 6LQ HPEDUJR WDP-­ biĂŠn  era  temeroso  de  que,  bajo  condiciones  iguales,  el  individualismo  (el  deseo  de  alguien  de  quedar  aisla-­ GR GH OD VRFLHGDG VH OHYDQWDUD R VXUJLHUD \ OD JHQWH llegara  a  ser  egoĂ­sta,  preocupĂĄndose  sĂłlo  por  sus  in-­ tereses.1  De  acuerdo  con  Tocqueville,  bajo  esas  con-­ diciones  habrĂ­a  espacio  para  el  establecimiento  de  gobiernos  despĂłticos  y  el  colapso  de  la  democracia.  $ÂżUPy TXH OD LJXDOGDG OOHYD DO DLVODPLHQWR \ TXH HO aislamiento  es  el  ingrediente  principal  que  el  des-­ potismo  requiere.  En  otras  palabras,  argumentĂł  que  el  individualismo  es  un  problema  dentro  de  regĂ­me-­ nes  democrĂĄticos  que  se  expande  en  proporciĂłn  a  la  igualdad  de  condiciones. Una  de  las  preocupaciones  fundamentales  de  To-­ cqueville  fue  cĂłmo  el  principio  de  libertad  podrĂ­a  existir  en  una  democracia  (entendida  como  el  opuesto  GH XQD DULVWRFUDFLD 6XJLULy TXH OD PHMRU IRUPD GH sostener  una  democracia  era  evitar  la  individualiza-­ ciĂłn  y  que  para  lograrlo  la  mejor  opciĂłn  tenĂ­a  que  ver  con  el  involucramiento  en  asuntos  locales,  para  sacar   En  sociedades  aristocrĂĄticas,  la  individualizaciĂłn  difĂ­cilmente  ocurrirĂ­a  porque  existe  un  vĂ­nculo  entre  ciudadanos  de  diferentes  clases  con  el  que  se  cumple  por  obligaciones  entre  las  partes  (como  la  relaciĂłn  patronal  HQWUH HPSOHDGRUHV \ HPSOHDGRV 1RWD GHO WUDGXFWRU ÂłLQGLYLGXDOLVPR´ \ ÂłHJRtVPR´ VRQ SDODEUDV TXH SXH-­ den  ser  entendidas  de  diversas  maneras,  segĂşn  el  åmbito  en  el  que  apare-­ cen  y  se  usan.  Al  hablar  de  â€œindividualismoâ€?  y/o  â€œegoĂ­smoâ€?,  Tocqueville  \ 6PLWK QR VLJXHQ VLJQLÂżFDGRV RUGLQDULRV R FRPXQHV VH WUDWD SDUD HOORV QR GH PHUDV SDODEUDV VLQR GH FRQFHSWRV HVSHFLDOHV \ FDGD XQR ORV GHÂżQH D ORV FRQFHSWRV GH PRGR GLIHUHQWH 3DUD 7RFTXHYLOOH HO LQGLYLGXDOLVPR QR HV LJXDO D LQGHSHQGHQFLD SHUVRQDO R D OD DÂżUPDFLyQ GH OD LGHQWLGDG \ voluntad  individuales,  sino  que  comprende  un  sentimiento  que  harĂ­a  al  ciudadano  aislarse  de  sus  prĂłjimos  y  retirarse  a  su  cĂ­rculo  de  familia  y  amigos.  â€œIndividualizaciĂłnâ€?  es  el  proceso  de  dicho  aislamiento  y  retiro.  En  cuanto  al  egoĂ­smo  (self-­interest;Íž  tambiĂŠn  traducible  como  â€œinterĂŠs  pro-­ SLR´ R ÂłFRQYHQLHQFLD SHUVRQDO´ 7RFTXHYLOOH UHÂżHUH GRV WLSRV HO ÂłLOX-­ PLQDGR´ VLJQLÂżFDQGR HO FRQWULEXLU DO ELHQ GH ORV GHPiV SRUTXH HOOR HVWi HQ HO LQWHUpV SHUVRQDO R LQGLYLGXDO R HO EHQHÂżFLDUVH XQR D\XGDQGR D TXH RWURV VH EHQHÂżFLHQ 7RFTXHYLOOH GLMR TXH ÂłOD YLUWXG HV ~WLO´ OR TXH SDUD pO serĂ­a  el  egoĂ­smo  entendido  con  â€œpropiedadâ€?;Íž  y  el  tipo  â€œno  iluminadoâ€?  que  equivaldrĂ­a  al  egoĂ­smo  en  sentido  ordinario  (por  ejemplo,  â€œinmoderado  y  excesivo  amor  a  sĂ­  mismo,  que  hace  atender  desmedidamente  al  propio  in-­ terĂŠs,  sin  cuidarse  del  de  los  demĂĄsâ€?,  segĂşn  el  DRAE (VH LQGLYLGXDOLVPR y  el  egoĂ­smo  â€œno  iluminadoâ€?  son  algo  parecido  o  cercano.  Como  el  segun-­ GR VH SDUHFH R HV FHUFDQR DO HJRtVPR WDO \ FRPR VH GHÂżQH HQ OD REUD GH 6PLWK HVWR HV OD LGHD GH TXH VLQ PHGLDFLyQ LQVWLWXFLRQDO IRUPDO GLUHFWD SHUVHJXLU ORV SURSLRV LQWHUHVHV FRQWULEX\H DO EHQHÂżFLR JHQHUDO XQD FRQ-­ tribuciĂłn,  cabe  aĂąadir,  que,  de  darse,  serĂ­a  indirecta.  Pero  insistamos,  para  acabar,  pues  hay  que  hacerlo,  en  la  cuestiĂłn  polisĂŠmica:  el  individualismo  no  es,  intrĂ­nsecamente,  o  no  es  necesariamente,  una  concentraciĂłn  egoĂ­sta  en  el  individuo,  i.e.  uno  mismo;Íž  puede  ser  y  tambiĂŠn  es,  por  ejemplo,  una  SUH RFXSDFLyQ SRU HO ELHQHVWDU LQWHJUDO GH XQR \ ORV GHPiV LQGLYLGXRV como  tales.

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DEBATES Â Â I JERONIMO MUNIZ

a  los  ciudadanos  de  su  aislamiento.  El  formar  grupos  y  asociaciones  polĂ­ticos  y  civiles  -­i.e.  organizaciones  no  gubernamentales,  clubes  deportivos,  cuerpos  pro-­ fesionales-­  es  algo  que  a  los  ciudadanos  les  recuerda  constantemente  que  viven  en  una  sociedad,  comba-­ tiĂŠndose  asĂ­  los  peligros  de  tiranĂ­a  en  una  democra-­ cia.  EscribiĂł:  â€œlos  ciudadanos  que  son  destinados  [lle-­ vados  a]  tomar  parte  en  los  asuntos  pĂşblicos  deben  distraerse  de  sus  intereses  privados  y  ocasionalmente  mirar  otra  cosa  que  no  sea  ellos  mismos.  Tan  pronto  como  los  asuntos  comunes  son  tratados  en  comĂşn,  cada  hombre  nota  que  no  es  tan  independiente  de  sus  prĂłjimos  como  solĂ­a  suponer  y  que  para  obtener  su  D\XGD GHEH RIUHFHU OD VX\D D HOORV´ S DespuĂŠs  de  discutir  cĂłmo  el  individualismo  y  la  individualizaciĂłn  pueden  ser  prevenidos  para  a  su  vez  evitar  el  despotismo,  la  cuestiĂłn  de  Tocqueville  en  La  democracia  en  AmĂŠrica  gira  al  por  quĂŠ  los  ciudadanos  IRUPDUtDQ JUXSRV \ DVRFLDFLRQHV 6LQ QHJDU GHUHFKRV LQGLYLGXDOHV VLJXH HO HMHPSOR GH 6PLWK \ DGPLWH TXH las  acciones  de  los  ciudadanos  norteamericanos  estĂĄn  inducidas  por  motivos  egoĂ­stas.  Tocqueville  sugiere  que  los  norteamericanos  tienen  un  tipo  de  egoĂ­smo  â€œiluminadoâ€?:  aun  cuando  actĂşan  egoĂ­stamente  estarĂ­an  D\XGDQGR D RWUDV SHUVRQDV 6HxDOD TXH ÂłORV KDELWDQWHV de  Estados  Unidos  casi  siempre  saben  cĂłmo  combi-­ nar  su  propia  ventaja  con  la  de  sus  conciudadanosâ€?  (p.  $Kt XQ FLXGDGDQR D\XGDQGR D VX YHFLQR HV DOJR visto  como  un  acto  de  egoĂ­smo  â€œiluminadoâ€?,  mientras  que  en  Europa  serĂ­a  llamado  un  acto  virtuoso  de  ab-­ QHJDFLyQ R VDFULÂżFLR SHUVRQDO < HQ (VWDGRV 8QLGRV HO egoĂ­smo  deberĂ­a  ser  â€œentendido  propiamenteâ€?  como  un  motivo  impulsado  y  nutrido  por  principios  religio-­ sos  cristianos  (“ama  a  Dios  y  a  tu  vecino  como  a  ti  PLVPR´ SDUD FRPEDWLU ORV HIHFWRV SRWHQFLDOPHQWH LQ-­ sidiosos  del  individualismo  y  garantizar  la  existencia  del  Estado  democrĂĄtico.  â€œAsĂ­  la  doctrina  del  egoĂ­smo  entendido  propiamente  no  es  nueva,  pero  estĂĄ  entre  los  americanos  de  nuestro  tiempo  al  grado  de  que  ha  lle-­ gado  a  ser  aceptada  universalmente  [dentro  de  Estados  Unidos,  segĂşn  Tocqueville].  Ha  llegado  a  ser  popular.  Uno  la  encuentra  en  la  raĂ­z  de  todas  las  acciones‌ Â

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La  escuchas  mucho  tanto  de  los  pobres  como  de  los  ULFRV´ S ³/HV GD >D ORV QRUWHDPHULFDQRV@ SOD-­ cer  seùalar  cómo  un  amor  propio  iluminado  los  lleva  continuamente  a  ayudarse  unos  a  otros  y  los  deja  en  libertad  de  dar  parte  de  su  tiempo  y  riqueza  para  el  ELHQ GHO (VWDGR´ S 5HVXPDPRV ODV YLVLRQHV GH OD OLEHUWDG \ HO HJRtV-­ mo  presentadas  por  ambos  autores.  Puede  decirse  que  6PLWK FUH\y HQ OD OLEHUWDG HQ HO PHUFDGR (Q VX GH-­ ¿QLFLyQ OD OLEHUWDG SXHGH VHU YLVWD FRPR OD DXVHQFLD de  interferencia  del  gobierno  en  asuntos  económicos,  y  como  la  independencia  de  agentes  que  actúan  egoís-­ tamente  para  producir  resultados  autorregulados  en  el  mercado  de  trabajo  y  en  la  economía  como  un  todo.  Alternativamente,  Tocqueville  tambiÊn  fue  un  defen-­ sor  de  la  libertad  pero  para  Êl  debería  ser  un  medio  para  lograr  democracia  y  al  mismo  tiempo  prevenir  despo-­ tismo  político.  En  su  visión,  a  travÊs  de  la  libertad  de  asociación  los  individuos  son  sacados  de  su  aislamien-­ to  y  se  les  recuerda  que  viven  en  una  sociedad,  evitån-­ dose,  por  tanto,  el  desvanecimiento  de  la  democracia.  (Q HO VLVWHPD GH 6PLWK HO HTXLOLEULR GHO PHUFD-­ do  es  promovido  por  la  competencia  entre  agentes.  Haciendo  lo  mejor  que  pueden  hacer  de  acuerdo  a  sus  racionalidades  personales,  los  individuos  consi-­ guen  un  tipo  de  equilibrio,  ese  equilibrio  que  muchos  DxRV GHVSXpV VH OODPDUtD ³HTXLOLEULR GH 1DVK´ HQ HO que  ningún  actor,  actuando  individualmente,  puede  mejorar  su  resultado  al  cambiar  su  acción.  Lo  que  6PLWK \ -RKQ 1DVK QR FRPSUHQGLHURQ HV TXH DOJXQDV veces  la  competencia  es  destructiva  y  genera  equili-­ EULRV VXEySWLPRV ³GLOHPD GHO SULVLRQHUR´ HQ OXJDU GH ySWLPRV VRFLDOHV 6HUtD PHMRU VL WRGRV WUDEDMDUDQ juntos  como  un  sistema,  con  el  objeto  de  que  todos  JDQDUDQ 1HFHVLWDPRV FRRSHUDFLyQ QR VyOR SDUD HYL-­ tar  el  despotismo,  como  Tocqueville  sugiere,  sino  tambiÊn  para  balancear  la  acción  gubernamental.  Fi-­ nalmente,  la  teoría  de  Tocqueville  incluye  derechos  individuales  y  motivos  de  egoísmo  pero  examina  mås  cercanamente  cómo  las  instituciones  sociales  pueden  contribuir  al  mantenimiento  de  Estados  democråticos  operativos  y  libertad  individual.


IMPRENTA PĂšBLICA Â

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Q XQD HQWUHYLVWD TXH VH OH UHDOL]y D -RKQ 1DVK HQ PLHQWUDV VH HQFRQWUDED internado  en  el  hospital  McLean,  se  le  preguntaba:  â€œCĂłmo  pudo  creer  usted,  un  matemĂĄtico,  un  hombre  dedicado  a  la  razĂłn  y  a  las  pruebas  lĂłgicas,  que  los Â

H[WUDWHUUHVWUHV OH PDQGDEDQ PHQVDMHV TXH OR KDEtDQ UHFOXWDGR VHUHV YHQLGRV GHO ÂżQ GHO espacio  para  salvar  el  mundo?  ¿CĂłmo?  [‌]  Lentamente  como  si  se  hablara  a  sĂ­  mismo,  FRQ OD VXDYH \ SDXVDGD HQWRQDFLyQ GHO 6XU 1DVK UHVSRQGLy Âľ3RUTXH PLV LGHDV VREUH ORV seres  sobrenaturales  me  surgieron  de  la  misma  manera  que  mis  ideas  de  matemĂĄtico.  Por  eso  las  tomĂŠ  en  serio’â€?.


verdad locura

ÂżLA Â LA Â

DE Â LA Â LOCURA Â O Â

DE Â LA Â VERDAD?

Paola  Martínez  Hernåndez* >)UDQoRLVH 'DYRLQH \ -HDQ 0D[ *DXGLOOLqUH Historia  y  trauma.  La  locura  de  las  guerras %XH-­ nos  Aires,  FCE,  2011.]

C

RUUHQ ORV SULPHURV DxRV GHO VLJOR ;,; \ HO SVL-­ FRDQiOLVLV VH HQFXHQWUD HQ XQ SHULRGR GH DÂżDQ-­ zamiento,  Freud  con  su  tenacidad  caracterĂ­sti-­ ca  ha  logrado  difundir  sus  ideas;Íž  son  aĂąos  de  debates,  DSRUWDFLRQHV \ UHĂ€H[LRQHV WHyULFDV TXH VH FRPSDUWHQ en  los  Congresos  Internacionales  de  PsicoanĂĄlisis,  una  pSRFD GRQGH OD UHXQLyQ GH ORV PLpUFROHV GH OD 6RFLHGDG 3VLFRDQDOtWLFD GH 9LHQD VH KD YXHOWR FRWLGLDQD (VWRV sucesos,  habituales  para  quienes  dedicaban  su  labor  al  psicoanĂĄlisis,  se  encontrarĂĄn  afectados  por  el  estallido  GH OD 3ULPHUD *XHUUD 0XQGLDO VH FDQFHODQ ORV &RQJUH-­ sos,  se  dilatan  las  reuniones  de  los  miĂŠrcoles  y  algu-­ QRV FROHJDV GH )UHXG TXHGDQ GHO ODGR HQHPLJR *D\ OR TXH VREUHYLHQH HV XQ WLHPSR HQ HO TXH QR existe  la  posibilidad  de  permanecer  indiferente. Toca  al  psicoanĂĄlisis  seguir  constituyendo  su  cor-­ pus  HQ WLHPSRV GH JXHUUD SXHV OD 3ULPHUD *XHUUD Mundial  serĂĄ  sĂłlo  el  comienzo  de  la  coexistencia  con  el  entorno  bĂŠlico  y  la  constituciĂłn  del  pensamiento  3VLFRDQDOLVWD (V FRODERUDGRUD HQ OD FOtQLFD SVLFRDQDOtWLFD Âł6LJPXQG )UHXG´ GHO &ROHJLR GH 6DEHUHV $ &

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psicoanalĂ­tico-­,  ya  que  es  Êsta  última  la  que  marca  su  WHRUtD \ SUiFWLFD 'H HVWH PRGR OD UHĂ€H[LyQ GH )UHXG se  verĂĄ  interrogada,  confrontada  por  el  desastre  de  la  guerra,  al  grado  que  la  prĂĄctica  clĂ­nica  acogerĂĄ  las  vi-­ YHQFLDV \ PDUFDV TXH HO FRQĂ€LFWR EpOLFR GHMy VREUH los  habitantes  de  ese  tiempo.  Desde  sus  albores,  el  psicoanĂĄlisis  se  ha  dado  a  la  tarea  de  escuchar  las  historias  singulares  que  ocurren  paralelamente  a  la  historia  de  los  grandes  sucesos  y  es  GHVGH HVWH OXJDU TXH )UDQoRLVH 'DYRLQH \ -HDQ 0D[ *DXGLOOLqUH HQ VX OLEUR Historia  y  trauma,  proponen  re-­ pensar  tĂłpicos  como  la  Historia,  las  historias,  la  locu-­ UD HO WUDXPD \ HO GHOLULR 6X HQVD\R FRQGHQVD OD ODERU que  estos  psicoanalistas  han  realizado  a  lo  largo  de  una  vida  de  trabajo  clĂ­nico,  teĂłrico  y  tambiĂŠn  del  trabajo  compartido  con  otros  colegas  y  con  otras  disciplinas.  El  empeĂąo  en  escuchar  en  el  discurso  delirante  eso  que  intenta  decirse  y  que  se  encuentra  en  un  entrecru-­ zamiento  entre  historia  y  psicoanĂĄlisis  tensando  con-­ ceptos  como  herencia,  tiempo,  verdad,  vuelve  a  los  autores  testigos  de  la  historia  proscrita,  ya  que  para Â


ÂżLA VERDAD DE LA LOCURA O LA LOCURA DE LA VERDAD?

GHFLU FRQ %HQMDPLQ Âł/D SOXUDOLGDG GH KLV-­ torias  se  parece  a  la  pluralidad  de  las  lenguas.  En  el  sentido  de  hoy,  la  historia  universal  no  puede  ser  otra  cosa  que  una  especie  de  esperanto.  La  idea  de  una  his-­ toria  universal  es  mesiĂĄnica  [‌]  El  mundo  mesiĂĄni-­ co  es  un  mundo  de  actualidad  omnilateral  e  integral.  6yOR D SDUWLU GH pO KD\ XQD KLVWRULD XQLYHUVDO 3HUR no  como  escrita  sino  como  celebrada  festivamente.  (Q XQ IHVWHMR GHSXUDGR GH WRGD VROHPQLGDG 4XH QR conoce  cantos  festivosâ€?. ÂżPodrĂ­a  pensarse  el  discurso  del  delirio  como  un  canto  que  busca  hacerse  oĂ­r?,  ¿quĂŠ  implica  apostar  por  las  historias  singulares  que  han  sido  arrancadas  de  los  grandes  relatos?,  ¿cuĂĄl  es  el  camino  que  han  encontrado  para  insistir  en  ese  retorno  de  lo  reprimi-­ do,  o  en  este  caso  de  lo  forcluido?  En  Historia  y  trau-­ ma  se  escucha  a  la  locura  y  al  delirio  como  indicios  de  eso  que  ha  quedado  dislocado  en  el  lazo  social  y  que  viene  atravesando  el  tiempo,  â€œla  locura  resquebraja  las  certezas  mejor  fundadas.  Cuestiona  los  lĂ­mites  que  separan  las  ciencias  de  la  materia  de  las  del  espĂ­rituâ€?  S (VWH OXJDU GH VHSDUDFLyQ GH OtPLWH HV LQWUtQVH-­ co  y  fundador  del  psicoanĂĄlisis,  su  teorĂ­a  y  prĂĄctica  se  conformaron  habitando  siempre  ese  lugar  incĂłmodo,  y  Êste  se  dio  a  la  tarea  de  otorgarle  un  lugar  central  a  lo  rechazado  que  resiste  y  retorna,  instituyendo  con  ello  un  tiempo  y  una  memoria.  Los  autores  recogen  las  voces  de  sus  pacientes,  saben  que  en  el  delirio  el  lenguaje  no  se  ordena  del  mismo  modo,  es  el  lenguaje  del  caos,  pero  desde  lo  que  este  desorden  dice,  hay  algo  que  pulsa  que  nos  cuestiona  y  confronta,  no  es  posible  permanecer  indi-­ ferente  ante  la  locura,  aunque  tome  distancia  del  len-­ guaje  que  nos  norma,  algo  de  Êl  nos  habla,  nos  cues-­ tiona.  â€œLo  que  no  se  puede  decir,  no  se  puede  callarâ€?,  frase  inspirada  por  Wittgenstein  y  que  se  lee  en  dis-­ tintos  momentos  a  lo  largo  de  Historia  y  trauma.  Es  quizĂĄ  lo  que  no  se  puede  callar  lo  que  se  intenta  decir  en  la  locura:  â€œlos  indicios,  los  detalles  sintomĂĄticos  sobre  los  cuales  insisten  las  crisis  de  locura  develan  asĂ­  åreas  de  catĂĄstrofe,  donde  el  tejido  comunitario  se  IUXQFH R VH GHVJDUUD´ S Es  la  locura  un  testigo  desterrado  de  la  escritura  de  la  historia,  en  un  inicio  fue  palabra  no  acogida,  a  la  que  no  se  le  dio  circulaciĂłn  y  se  cercenĂł,  pero  en  la  lĂłgica  del  retorno  de  lo  reprimido,  escribe  de  &HUWHDX Âł+D\ XQD LQTXLHWDQWH IDPLOLDUL-­ dad  de  este  pasado  que  un  ocupante  actual  expulsĂł  R FUH\y H[SXOVDU SDUD DSURSLDUVH GH VX OXJDU (O PXHUWR KDELWD DO YLYR 5HPXHUGH PRUGHGXUD VHFUH-­ WD UHSHWLWLYD 7DPELpQ OD KLVWRULD HV ÂłFDQtEDO´ \ OD

I IMPRENTA Â PĂšBLICA

memoria  se  convierte  en  el  campo  cerrado  en  donde  se  oponen  dos  operaciones  contrarias:  el  olvido,  que  no  es  pasividad,  pĂŠrdida,  sino  una  acciĂłn  contra  el  pasado;Íž  la  huella  del  recuerdo,  que  es  el  regreso  de  lo  olvidado,  es  decir  una  acciĂłn  de  ese  pasado  siempre  obligado  a  disfrazarse.  Con  mayor  generalidad,  todo  orden  autĂłnomo  se  constituye  por  medio  de  lo  que  elimina,  y  produce  un  â€œrestoâ€?  condenado  al  olvido,  pero  lo  excluido  se  insinĂşa  en  ese  â€œlimpioâ€?  lugar;Íž  se  LQÂżOWUD DKt OR LQTXLHWD >ÂŤ@´ 'DYRLQH \ *DXGLOOLqUH HQFXHQWUDQ HQ ORV GHOLULRV de  algunos  pacientes  rastros  de  historia  heredada,  abuelos  y  padres  que  vivieron  la  guerra  y  quedaron  mudos  ante  el  horror  de  lo  presenciado  que  deja  sin  palabras  y  no  permite  ser  simbolizado:  â€œLa  metĂĄfora  etimolĂłgica  del  sĂ˝mbolon  GHVWDFD HO JHVWR VLJQLÂżFD-­ tivo  que  constituye  intercambiar  las  dos  partes  de  un  tiesto  quebrado,  entre  dos  nuevos  aliados,  de  mane-­ ra  tal  que  su  ajuste  ulterior  funcione  como  prueba  de  mutua  hospitalidad,  para  ellos  y  sus  descendientes.  Estas  humildes  piezas  y  pedazos  rotos  para  la  ocasiĂłn  VRQ OD JDUDQWtD GH OD SDODEUD HPSHxDGD 1R SRVHHQ valor,  pero  son  el  fundamento  del  valor  y  revelan,  al  mismo  tiempo,  la  fundaciĂłn  del  lazo  social  y  la  posi-­ ELOLGDG GHO OHQJXDMH HQ Vt PLVPR´ S Es  la  locura  esta  herencia  no  simbolizada,  este  fragmento  de  historia  que  atraviesa  el  tiempo  para  hacerse  presente,  en  el  sentido  de  que  el  sĂ­ntoma  es  DFWXDO DFW~D HQ HO WLHPSR SUHVHQWH SDUD UHYHODU HO fragmento  no  dicho  en  un  tiempo  pasado.  Las  heren-­ FLDV VRFLDOHV IDPLOLDUHV KLVWyULFDV VH GLFHQ D WUDYpV de  ese  sujeto  que  delira,  hablan  todas  al  unĂ­sono  y  es  quizĂĄ  eso  lo  que  confronta,  lo  que  se  reconoce  de  ominoso  en  el  discurso  de  la  locura.  La  locura  no  es  extraĂąa,  no  habita  en  seres  â€œanor-­ malesâ€?  o  â€œmonstruososâ€?,  se  muestra  ahĂ­  donde  lo  que  se  mira  es  un  prĂłjimo,  en  la  convivencia  cotidiana,  hecho  que  vuelve  mĂĄs  temible  al  loco,  al  que  delira,  porque  su  extraĂąa  familiaridad  muestra  la  fragilidad  del  mundo  de  la  norma  y  lo  racional,  hay  algo  ahĂ­  que,  como  posibilidad,  como  potencia,  podrĂ­a  implicar  el  perder  la  razĂłn.  Incluso  con  los  modelos  erigidos  FRPR ORV VXSHUKRPEUHV ORV FLHQWtÂżFRV TXH KDELWDQ un  mundo  en  el  que  todo  funciona  bajo  la  racionali-­ dad  y  lo  objetivo,  ahĂ­  donde  la  historia  mesiĂĄnica  es  la  única  que  puede  ser  relatada,  no  es  posible  hacer  distancia  de  la  locura  para  desterrarla.  En  el  libro  nos  encontramos  con  distintos  nombres  cuya  labor  se  ha  servido  para  sostener  la  racionalidad  y  la  nociĂłn  de  que  la  ciencia  puede  dominar  completamente  el  mun-­ GR $SDUHFH XQ 1HZWRQ TXH JXDUGD VXV HVFULWRV VR-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I PAOLA MARTĂ?NEZ HERNĂ NDEZ

bre  teologĂ­a  y  alquimia,  Auguste  Comte  y  Emmanuel  6ZHGHQERUJ TXLHQHV DIURQWDURQ HQ DOJ~Q PRPHQWR un  diagnĂłstico  de  locura  y  el  internamiento,  al  igual  TXH *HRUJ &DQWRU TXH DO WLHPSR TXH GHOLUDED \ HUD HQFHUUDGR IRUPXODED VX WHRUtD GH FRQMXQWRV Âł$ÂżUPD-­ ED HQ SDUWLFXODU TXH HO ÂżOyVRIR )UDQFLV %DFRQ HUD HO DXWRU GH ODV REUDV GH 6KDNHVSHDUH´ S Un  pasaje  paradigmĂĄtico  es  la  cita  de  la  entrevista  TXH HQ VH OH KDFH D -RKQ 1DVK PLHQWUDV VH HQFRQ-­ traba  internado  en  el  hospital  McLean:  â€œCĂłmo  pudo  creer  usted,  un  matemĂĄtico,  un  hombre  dedicado  a  la  razĂłn  y  a  las  pruebas  lĂłgicas,  que  los  extraterrestres  le  mandaban  mensajes,  que  lo  habĂ­an  reclutado  se-­ UHV YHQLGRV GHO ÂżQ GHO HVSDFLR SDUD VDOYDU HO PXQGR" ÂżCĂłmo?  [‌]  Lentamente  como  si  se  hablara  a  sĂ­  mis-­ PR FRQ OD VXDYH \ SDXVDGD HQWRQDFLyQ GHO 6XU 1DVK respondiĂł:  â€˜Porque  mis  ideas  sobre  los  seres  sobrena-­ turales  me  surgieron  de  la  misma  manera  que  mis  ideas  GH PDWHPiWLFR 3RU HVR ODV WRPp HQ VHULRÂś S

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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AnÊcdota  que  ilustra  ese  punto  donde  la  ver-­ dad  se  roza  con  el  delirio  y  es  ahí  donde  la  es-­ cucha  psicoanalítica  tiene  la  labor  de  escuchar  como  verdad  esas  palabras  pronunciadas  por  el  delirio,  como  palabras  que  guardan  una  verdad  histórica  a  las  que  es  necesario  acoger  para  que  puedan  devenir  un  canto  festivo.  El  libro  Histo-­ ria  y  trauma  se  vuelve  una  caja  de  resonancia  de  las  múltiples  voces  que  lo  constituyen  y  crea  un  testigo  escrito  de  la  pråctica  psicoanalítica  que  no  deja  de  insistir  en  la  oralidad. 5()(5(1&,$6

%HQMDPLQ : Tesis  sobre  la  historia  y  otros  fragmentos 0p[LFR Ă‹WDFD 8$&0 &HUWHDX GH 0 Historia  y  psicoanĂĄlisis,  MĂŠ-­ [LFR 8,$ ,7(62 *D\ 3 Freud.  Vida  y  legado  de  un  precursor,  Madrid,  PaidĂłs.


lectura

ERNST  BLOCH,  UNA  GU�A  DE  Arianna  Kinsella  Coutinho*

[Luis  Martínez  Andrade  y  Ma-­ QXHO 0HQHVHV 5DPtUH] FRPSV (VSHUDQ]D \ XWRStD (UQVW %ORFK desde  AmÊrica  Latina,  MÊxico,  Taberna  Editores,  2012.]

D

XUDQWH XQD HQWUHYLVWD HO ÂżOyVRIR IUDQFpV %HU-­ nard-­Henry  LĂŠvy  sentenciĂł  que  Inglaterra  era  la  patria  de  la  economĂ­a,  Francia,  la  de  la  polĂ­-­ WLFD \ $OHPDQLD OD GH OD ÂżORVRItD (UQVW %ORFK RULXQ-­ do  de  la  ciudad  de  Ludwigshafen,  no  es  la  excepciĂłn  D OD UHJOD 6LQ HPEDUJR VX DSRUWH LQWHOHFWXDO D JHQHUD-­ ciones  enteras  de  latinoamericanos  trasciende  el  viejo  Continente  y  sus  preocupaciones  han  encontrado  eco  desde  entonces.  Esperanza  y  Utopia:  Ernst  Bloch  des-­ de  AmĂŠrica  Latina  es  una  compilaciĂłn  de  ensayos  que  HYRFD WDQWR HO FDODGR GHO SHQVDPLHQWR GH (UQVW %ORFK como  su  recepciĂłn,  reapropiaciĂłn  y  praxis  en  AmĂŠrica  Latina.  Como  lo  apunta  en  el  prĂłlogo  Michael  LĂśwy,  HO HVWXGLR GH %ORFK VH KD OLPLWDGR JHQHUDOPHQWH D ORV europeos,  y  lo  que  caracteriza  este  libro  es  un  anĂĄlisis  de  su  prosa  intelectual  realizada  por  los  propios  lati-­ QRDPHULFDQRV FRQ H[FHSFLyQ GHO HQVD\R GH )UpGpULFN /HPDUFKDQG (O OLEUR VH FRPSRQH GH FLQFR HQVD\RV HVFULWRV SRU DXWRUHV GH %UDVLO 0p[LFR \ 8UXJXD\ En  el  prĂłlogo,  LĂśwy  evoca  el  romanticismo  revolu-­ FLRQDULR TXH SHUPHD ORV WUDEDMRV GH %ORFK \ VX GLÂżFXOWDG para  aceptar  el  mundo  â€œcapitalistaâ€?  tal  y  como  existe,  pues  ello  implicarĂ­a  una  pasividad  de  la  parte  de  sus  habitantes.  $ SHVDU GH TXH HQ PXFKDV RFDVLRQHV %ORFK HV FODVLÂżFDGR como  escritor  marxista  o  neo-­marxista,  lo  que  lo  diferen-­ cia  de  los  otros  escritores  de  su  especie  es  la  creencia  en  â€œel  optimismo  simple  de  la  fe  automĂĄtica  en  cursoâ€?.  Esto  se  percibe  tambiĂŠn  en  su  visiĂłn  de  la  construcciĂłn  del  fu-­ WXUR \ OD UHIHUHQFLD FRP~Q VREUH OD ÂłXWRStD´ 6XV WHRUtDV  Candidata  a  Doctora  en  Historia  por  la  Universidad  de  ParĂ­s.

*

ademĂĄs  han  sido  respaldadas  por  movimientos  religiosos  y  milenaristas.  Criado  en  un  ambiente  judeocristiano,  lo  que  es  paradĂłjico  en  su  visiĂłn  de  la  religiĂłn,  como  LĂśwy  lo  seĂąala,  no  es  el  hecho  que  fuera  un  ateo  sino  su  vi-­ siĂłn  idealizada  de  la  religiĂłn:  un  reino  de  Dios  sin  Dios  \ GRQGH HO 6HxRU GHO 0XQGR KD VLGR GHVWURQDGR SRU XQD democracia  mĂ­stica.  El  entorno  y  su  preservaciĂłn  tambiĂŠn  estĂĄn  incluidas  en  esta  dialĂŠctica. “El  Principio  Esperanza  desde  AmĂŠrica  Latinaâ€?,  de  Fernando  AĂ­nsa,  ensayista  uruguayo  de  origen  arago-­ nĂŠs  y  crĂ­tico  literario,  se  ocupa  del  aspecto  prĂłspero  GHO SHQVDPLHQWR GH %ORFK \ VXJLHUH SRU TXp VX SHQVD-­ miento  fue  recibido  con  tanto  entusiasmo  en  AmĂŠri-­ FD /DWLQD FRQFUHWDPHQWH HQ HO QRUHVWH GH %UDVLO The  Principle  of  Hope,  sugiere  AĂ­nsa,  encontrĂł  una  audien-­ cia  especial  en  varios  movimientos  religiosos  y  juveni-­ les  de  los  sesenta:  otorgĂł  una  base  a  muchos  latinoa-­ PHULFDQRV HQWUH LGHQWLGDG FRPR HV \ XWRStD OR TXH GHELHUD VHU $GHPiV SHUPLWLy D XQD JHQHUDFLyQ GH latinoamericanos  vislumbrar  e  imaginar  su  futuro  de  manera  diferente  y  diferir  del  sendero  propuesto  por  la  globalizaciĂłn  y  desarrollado  en  tĂŠrminos  capitalistas.  3DUD VHJXLU D %ORFK HQ VX GHÂżQLFLyQ VREUH ÂłXWRStD´ QH-­ cesitamos  entenderla  en  tĂŠrminos  de  lo  que  es  posible  y  de  lo  que  no  es.  Por  ello,  se  deben  dejar  las  ventanas  abiertas  a  la  creatividad  y  a  la  imaginaciĂłn,  en  con-­ traposiciĂłn  con  una  visiĂłn  â€œcerradaâ€?,  lo  que  serĂ­a  una  locura  (madness 8QD GH VXV FRQWULEXFLRQHV FDSLWDOHV para  AmĂŠrica  Latina  es  la  idea  de  que  el  mundo  no  es  inmutable  y  por  tanto  se  le  puede  transformar. METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I ARIANNA KINSELLA COUTINHO

(O HQVD\R GH )UpGpULFN /HPDUFKDQG Âł/HFWXUDV GH (UVQW %ORFK +DQV -RQDV \ :DOWHU %HQMDPLQ 'LiORJR sobre  la  responsabilidad,  la  heurĂ­stica  del  miedo  y  la  vulnerabilidadâ€?,  estĂĄ  relacionado  estrechamente  con  el  SULPHU HQVD\R GRQGH HO RSWLPLVPR GH %ORFK HUD RSXHV-­ to  diametralmente  a  la  nociĂłn  de  miedo  propuesta  por  -RQDV (VWH ~OWLPR DXQTXH QR HO WRGR RSWLPLVWD WUDWD GH utilizar  la  nociĂłn  de  miedo  como  un  buen  consejero  res-­ pecto  a  los  cambios  que  se  avecinan  en  el  futuro.  En  este  sentido,  el  miedo  tambiĂŠn  sirve  para  plantearnos  las  pre-­ guntas  correctas.  A  pesar  de  que  esta  prosa  estĂĄ  mucho  mĂĄs  fundada  en  el  presente  y  en  el  pasado,  no  pierde  de  vista  el  futuro:  la  idea  de  responsabilidad  y  de  rendiciĂłn  de  cuentas  para  la  situaciĂłn  actual,  asĂ­  como  del  status  quo  SUHVHQWH \ SDVDGR TXH /HPDUFKDQG ÂżQDOPHQWH DU-­ gumenta,  no  son  completamente  antitĂŠticas  con  la  teorĂ­a  GH %ORFK FRQFHQWUDGD HQ HO IXWXUR $SOLFDGDV DO FDVR latinoamericano,  son  relevantes  en  tĂŠrminos  de  religiĂłn  y  en  las  preocupaciones  actuales  planteadas  con  relaciĂłn  DO GHVDUUROOR VXVWHQWDEOH :DOWHU %HQMDPLQ \ +DQV -RQDV son  muy  parecidos:  en  oposiciĂłn  a  la  visiĂłn  optimis-­ WD TXH QR LQJHQXD GH %ORFK DPERV WHPHQ XQ IXWXUR FDWDVWUyÂżFR 6LQ HPEDUJR VXV DUJXPHQWRV FRQFXHUGDQ sobre  la  responsabilidad  educativa  que  provocarĂĄ  una  mejor  compresiĂłn  del  pasado  y  del  futuro. En  el  ensayo  â€œCristianos  brasileĂąos  entre  esperan-­ zas:  revoluciĂłn  y  salvaciĂłnâ€?  de  Wellington  Teodoro  da  6LOYD HO KLVWRULDGRU EUDVLOHxR DQDOL]D HO OODPDGR GH ORV cristianos  de  izquierda  en  AmĂŠrica  Latina  y,  particular-­ mente  en  tĂŠrminos  de  la  teologĂ­a  de  la  liberaciĂłn  y  de  los  movimientos  eclesiales  de  base  iniciados  en  los  aĂąos  se-­ VHQWD LQĂ€XHQFLDGRV GH PDQHUD SURIXQGD SRU OD REUD GH %ORFK /D SRSXODULGDG \ HO HFR GH OD ,]TXLHUGD &DWyOLFD en  el  Nordeste  son  de  gran  interĂŠs  para  el  historiador,  ya  TXH VLJQLÂżFDURQ OD PRYLOL]DFLyQ GH WRGRV ORV HVWUDWRV GH una  sociedad  altamente  jerarquizada.  A  pesar  del  hecho  de  que  la  Iglesia,  en  este  caso,  siguiĂł  siendo  omnipre-­ sente,  lo  que  es  realmente  digno  de  menciĂłn,  segĂşn  Da  6LOYD HV HO LQJHQLR FRQFHSWXDO GH OD intelligentsia  local  para  presentar  estas  ideas.  AdemĂĄs,  el  historiador  com-­ parte  la  anĂŠcdota  de  la  visita  de  Fidel  Castro  durante  el  FRQJUHVR FHOHEUDGR HQ HQ OD FLXGDG GH 6mR 3DXOR con  mĂĄs  de  1  300  lĂ­deres  del  movimento  de  base.  Uno  de  los  asistentes  preguntĂł  a  Fidel  Castro  por  quĂŠ  no  habĂ­a  cristianos  en  el  Partido  Comunista  Cubano  y  la  respues-­ ta  de  Castro  fue:  â€œÂżPor  quĂŠ  no  estĂĄn  los  cristianos  en  el  Partido  Comunista  Cubano?  DirĂ­a  con  sinceridad  que  si  tuviĂŠramos  personas  como  usted,  ellos  ya  estarĂ­an  en  nuestro  Partidoâ€?.  El  autor  usa  este  ejemplo  para  ilustrar  cĂłmo  esta  forma  de  cristianismo  era  sumamente  cercana  a  la  izquierda  al  tiempo  que  se  oponĂ­a  a  la  iglesia  catĂłlica  METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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FRQVHUYDGRUD \ WUDGLFLRQDO 'D 6LOYD DOXGH WDPELpQ D OD metĂĄfora  el  hambre  y  de  la  saciedad  para  explicar  cĂłmo  es  parte  de  nuestra  naturaleza  el  anticipar  las  provisiones  futuras.  La  mezcla  de  religiĂłn  y  utopĂ­a  captura  lo  que  el  autor  llama  una  trinidad:  pasado,  presente  y  futuro.  Lo  que  diferencia  esta  forma  de  cristianismo  de  la  visiĂłn  blochiana  de  utopĂ­a  es  la  cuestiĂłn  de  la  â€œsalvaciĂłnâ€?. En  â€œPrincipio  Esperanza,  piedra  angular  del  ecoso-­ cialismoâ€?,  Luis  MartĂ­nez  Andrade  navega  a  travĂŠs  de  las  cuestiones  ambientales  que  son  desarrolladas  en  la  actua-­ lidad  por  los  lĂ­deres  de  las  comunidades,  concretamente  SRU HO 0RYLPLHQWR GH 7UDEDMDGRUHV 5XUDOHV 6LQ 7LHUUD 067 0DUWtQH] $QGUDGH EXVFD SHUFLELU FyPR OD YLVLyQ GH %ORFK GH XQ SUR\HFWR HFR VRFLDOLVWD HV SURSXHVWD KR\ SRU ORV WUDEDMDGRUHV UXUDOHV GH %UDVLO /D XWRStD HV FRQ-­ cebida  como  el  momento  donde  el  medio-­ambiente  y  la  naturaleza  eran  respetadas  y  se  encontraban  en  armonĂ­a,  al  mismo  tiempo  que  las  naciones  del  tercer  mundo  con-­ tinuaban  con  su  bĂşsqueda  de  progreso.  MartĂ­nez  recurre  brevemente  a  los  textos  clĂĄsicos  de  Marx,  Engels,  He-­ gel  asĂ­  como  a  otros  mĂĄs  contemporĂĄneos  como  Ariès,  /DWRXFKH %RII \ PXFKRV PiV SDUD DQDOL]DU ORV UHWRV ambientales  del  crecimiento  econĂłmico.  Lo  que  es  claro  en  el  ensayo  de  MartĂ­nez  Andrade  es  que  la  forma  en  la  que  hemos  producido  y  administrado  el  crecimiento  econĂłmico  y  nuestra  aproximaciĂłn  hacia  la  tierra  estĂĄn  ligadas  a  la  depauperaciĂłn  de  los  recursos  de  la  tierra  y  D ORV SXHEORV TXH OD H[SORWDQ 1R SXHGH KDEHU ULTXH]D sin  elementos  de  la  tierra  y/o  sin  el  hombre.  El  autor,  al  LJXDO TXH HO OtGHU GHO 067 H[LJH XQD UHRUJDQL]DFLyQ \ una  humanizaciĂłn  de  estos  recursos  naturales.  MartĂ­nez  Andrade  tambiĂŠn  procede  a  analizar  las  crĂ­ticas  que  se  KDQ KHFKR D %ORFK \ D OD DOWHUQDWLYD QHR PDU[LVWD GHÂżQH tambiĂŠn  diferentes  posibilidades  de  las  manifestaciones  GH OD QDWXUDOH]D SURSXHVWDV SRU %ORFK natura  dominata,  regnum  hominis  y  unio  mystica;Íž  pugna  por  la  armoni-­ ]DFLyQ FRQ OD QDWXUDOH]D PRGLÂżFDQGR QXHVWUD IRUPD GH SHQVDU SDUD HVFDSDU GH ORV ODWLJD]RV GHO FDSLWDO /RV UH-­ cursos  son  agotables  pero  no  la  fe  utĂłpica,  escribe,  razĂłn  SRU OD TXH ORV WUDEDMRV GH %ORFK VRQ WRGDYtD SHUWLQHQWHV en  nuestros  dĂ­as  en  los  paĂ­ses  perifĂŠricos  y  en  vĂ­as  de  desarrollo.  Es  por  eso  que  el  autor  pugna  por  el  â€œeco-­ socialismoâ€?  como  proyecto  socio-­polĂ­tico  viable  para  vislumbrar  el  futuro.  )LQDOPHQWH -RVp 0DQXHO 0HQHVHV 5DPtUH] HVFUL-­ EH Âł(UQVW %ORFK /D VREHUDQtD GHO VXHxR´ GRQGH WUDWD GH HQWHQGHU FyPR OD REUD GH %ORFK LQVSLUy SURIXQ-­ damente  a  muchos  latinoamericanos  para  imaginar  y  crear  su  futuro,  para  trabajar  en  aras  de  una  utopĂ­a,  para  darse  a  sĂ­  mismos  la  posibilidad  de  dormir  des-­ piertos  y  aplicar  su  voluntad  a  la  realidad. Â


DEL Â INFIERNO Â A Â BABEL. Â

marginales

DOCE  REFLEXIONES  Javier  Tapia*

>5DPyQ GH /ODQR ,EixH] \ /XFtD Molatore,  /RV QXHYRV FtUFXORV GHO QXHYR LQÂżHUQR,  MĂŠxico,  Uni-­ YHUVLGDG $XWyQRPD GH 4XHUpWD-­ UR 0LJXHO ĂˆQJHO 3RUUXD @

$ 5RODQGR *DUFtD In  memoriam

L

os  libros  son  como  los  viajeros,  el  destino  de  VXV SDVRV QXQFD HVWi GHÂżQLGR VH WUDVODGDQ GH lector  en  lector  sembrando  dudas  o  felicidades,  pesares  o  desacuerdos.  /RV QXHYRV FtUFXORV GHO QXH-­ YR LQÂżHUQR GD GRFH SDVRV HQ GLUHFFLyQ DO LQÂżHUQR HO arquetipo  mĂ­tico  que  adopta  para  terminar  transmu-­ WiQGRVH HQ XQD PiV GH ODV YDULDQWHV GH OD %DEHO GH ODV academias  modernas.    Lo  que  se  juega,  sin  duda,  no  es  un  tesoro  de  menor  valĂ­a:  la  claridad  de  los  objetos  de  estudio  en  las  cien-­ cias  sociales  y  las  humanidades,  sus  contaminaciones  y  transmutaciones,  pero  sobre  todo  la  posibilidad  de  ha-­ cerse  de  un  instrumental  teĂłrico  para  discurrir  sobre  los  fenĂłmenos  que  aguijonean  a  nuestra  sociedad  anĂłmica.  Los  discursos  de  las  universidades  fueron  (y  se-­ JXLUiQ VLHQGR HO UHĂ€HMR GH ORV RUGHQHV VRFLDOHV TXH OHV DFRJHQ DXQTXH SDUHFLHUD TXH HVWD ÂżOLDFLyQ QR tiene  sentido  o  direcciĂłn  alguna.  En  ocasiones,  para  contribuir  al  esclarecimiento  de  la  realidad  social  se  requiere  de  orden  y  claridad  en  la  manera  de  abordar  *

3URIHVRU GH )LORVRItD HQ OD 8QLYHUVLGDG 6DOHVLDQD

los  fenĂłmenos  observados,  de  otro  modo  se  torna  di-­ fĂ­cil  entender  en  quĂŠ  y  cĂłmo  se  relacionan  los  proce-­ sos  inquisitoriales  contra  clĂŠrigos  lectores  de  libros  SURKLELGRV HQ 4XHUpWDUR GXUDQWH HO VLJOR ;9,,, \ OD teorĂ­a  transhumanista  del  cyborg,  o  la  degradaciĂłn  del  uso  del  otomĂ­  en  sus  hablantes,  con  la  â€œparapor-­ nografĂ­aâ€?,  el  cuerpo  deseante  o  las  retĂłricas  de  la  vio-­ lencia  en  el  cine,  todos  argumentos  de  esta  obra.  De  este  modo,  en  /RV QXHYRV FtUFXORV GHO QXHYR LQÂżHUQR el  lector  encuentra  una  selecciĂłn  de  artĂ­culos  sobre  una  diversidad  de  temĂĄticas,  tanto  sociales  como  pu-­ ramente  teĂłricas,  con  las  que  es  difĂ­cil  encontrar  el  hilo  conductor  que  las  articula.  Parecieran  constituir-­ VH FRPR UHĂ€H[LRQHV PDUJLQDOHV TXH VH HQWUHWHMHQ D travĂŠs  de  la  relativa  oposiciĂłn  entre  lo  â€œbuenoâ€?  y  lo  â€œmaloâ€?  y  que  se  reactualizan  en  las  complejidades  de  los  fenĂłmenos  culturales  de  la  vida  moderna. La  primera  contribuciĂłn  aborda  con  relativo  de-­ talle  la  cuestiĂłn  de  las  modalidades  de  la  cultura  del  QDUFRWUiÂżFR VXV DFWRUHV VXV H[WUDYDJDQFLDV \ FRQÂż-­ guraciones  regionales,  caracterizĂĄndolas  como  â€œhete-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I JAVIER TAPIA

rotopĂ­asâ€?,  cuya  cualidad  es  la  encarnaciĂłn  de  una  nue-­ va  semĂĄntica  del  mal.  Acto  seguido,  y  en  correlaciĂłn  con  esta  contribuciĂłn,  se  presenta  una  genealogĂ­a  de  ORV XVRV GHO FixDPR PDULKXDQD HQ ODV VRFLHGDGHV RFFLGHQWDOHV \ VX LPSRUWDQFLD HQ VXV HFRQRPtDV 6H UHDOL]D XQ HVIXHU]R SRU GHVPLWLÂżFDU R UHGXFLU VX YD-­ lencia  ideolĂłgica  adherida  a  los  estufacientes  ilegales  y  termina  por  elogiar  la  multiplicidad  de  sus  propie-­ dades  y  potenciales  usos.  La  tercera  contribuciĂłn  posee  un  agudo  carĂĄcter  ¿ORVyÂżFR \ HQIUHQWD D YHFHV GHVGH %DUWKHV %DXGUL-­ llard  o  Deleuze,  la  relaciĂłn  entre  el  cuerpo  deseante  y  HO FRQVXPR GH SRUQRJUDItD 6X RULJLQDOLGDG UDGLFD HQ problematizar  el  tĂŠrmino  de  â€œparapornografĂ­aâ€?  con  el  TXH HO DXWRU GHÂżHQGH OD KLSyWHVLV GH TXH OD FXOWXUD GHO porno  responde  a  una  dualidad  de  la  mirada  deseante:  por  un  lado,  se  mueve  entre  la  â€œeyaculaciĂłnâ€?  como  VLJQLÂżFDQWH DPR p[WDVLV GH OR UHDO \ SRU RWUR HQID-­ tiza  el  ansia  de  mirar  los  componentes  escĂłpicos  de  VX UHWyULFD OD HVFHQLÂżFDFLyQ SURGXFFLyQ WHDWUDOLGDG ornamentalidad,  etcĂŠtera.  El  siguiente  trabajo  es  uno  de  los  mĂĄs  paradigmĂĄti-­ cos.  LucĂ­a  Molatore  aborda  sin  mucha  originalidad  la  temĂĄtica  del  cyborg  y  reseĂąa  sus  modulaciones  en  los  distintos  escenarios  en  que  se  produjo,  desde  la  lite-­ ratura  decimonĂłnica,  el  ciberpunk,  el  feminismo  o  el  arte  posmoderno,  hasta  el  nuevo  imaginario  mĂŠdico.  De  este  modo,  la  compilaciĂłn  continua  con  sus  PHGLWDFLRQHV \ SUHVHQWD XQD UHĂ€H[LyQ VREUH OD UHOD-­ ciĂłn  entre  el  â€œdecir  la  muerteâ€?  y  el  silencio  que  la  acompaĂąa,  enlazĂĄndose  con  otras  experiencias  huma-­ nas  como  el  erotismo,  la  amistad  y  la  escritura.  Lo  TXH VLJXH HV XQD GpELO UHĂ€H[LyQ VREUH OD UHODFLyQ HQWUH los  componentes  â€œideolĂłgicosâ€?  del  cristianismo  y  la  crĂ­tica  ilustrada  que  generĂł  de  ella  una  â€œimagen  hos-­ WLO´ GH VX QDWXUDOH]D SXQLWLYD 6LQ XQD FDGHQD DUJX-­ mental  sĂłlida  se  pasa  a  la  â€œinversiĂłnâ€?  hipermoderna/ posmoderna,  de  la  contradicciĂłn  del  cristianismo  a  su  posibilidad  de  generar  nuevas  formas  de  subjetividad.  /D SURFHVLyQ GH UHĂ€H[LRQHV PDUJLQDOHV VH H[WLHQGH FRQ HO VRFLyORJR 5DPyQ GH /ODQR ,EixH] TXLHQ DSOLFD XQD YLHMD GLFRWRPtD GH OD ÂżORVRItD GHFLPRQyQLFD \ HO psicoanĂĄlisis,  a  saber  la  antinomia  vida/muerte,  a  los  fenĂłmenos  destructivos  de  las  sociedades  nacionales  YLROHQFLD QDUFRWUiÂżFR FRQFOX\HQGR TXH OD KLVWRULD puede  ser  narrada  como  un  esfuerzo  de  â€œsuperaciĂłn  del  malâ€?  que  devendrĂĄ  en  la  asimilaciĂłn  y  el  recono-­ cimiento  de  su  lugar  estructural  en  la  conformaciĂłn  de  los  fenĂłmenos  humanos.  La  octava  contribuciĂłn  presenta  los  resultados  de  una  investigaciĂłn  cualitativa  realizada  en  comunida-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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GHV GH KDEOD RWRPt 6H FHQWUD HQ HO XVR GH OD OHQJXD indĂ­gena  como  factor  de  discriminaciĂłn  en  el  seno  de  los  dĂŠbiles  esfuerzos  gubernamentales  por  conservar-­ la,  asĂ­  como  las  desfavorables  condiciones  socio-­eco-­ nĂłmicas  de  sus  actores  y  los  contrasta  con  la  creciente  desvirtuaciĂłn  de  su  uso  por  sus  hablantes  en  detri-­ mento  de  la  preservaciĂłn  de  su  identidad.    Del  acto  del  habla  a  los  uso  de  la  lectura,  el  si-­ guiente  texto  presenta  una  investigaciĂłn  sobre  la  cir-­ FXODFLyQ GH OLEURV SURKLELGRV HQ HO HVWDGR GH 4XHUp-­ WDUR GXUDQWH HO VLJOR ;9,,, DVt FRPR XQ SXxDGR GH ejemplos  de  los  procesos  inquisitoriales  ejercidos  contra  los  clĂŠrigos  que  frecuentaban  su  lectura.  La  in-­ vestigaciĂłn  concluye  aludiendo  a  la  â€œlaxitudâ€?  de  los  castigos  recibidos  por  los  acusados,  desde  un  examen  de  su  pensamiento  para  censar  herejĂ­as,  hasta  la  per-­ dida  del  honor  o  simplemente  de  sus  libros.  De  paso  por  los  hĂĄbitos  contemporĂĄneos  de  la  mi-­ rada,  el  siguiente  colaborador  analiza  las  modalida-­ des  del  consumo  fĂ­lmico  de  violencia.  De  acuerdo  a  VX FDWHJRUL]DFLyQ H[LVWHQ WUHV PRGDOLGDGHV GHO ÂżOPH violento:  aquel  que  no  posee  substancia  alguna  y  su  IXQFLyQ HV DGRUPLODU DO FLQpÂżOR DFDGpPLFR ODV TXH OD aprovechan  como  elemento  estĂŠtico  o  moral,  y  aque-­ OODV TXH HQFDXVDQ XQ ÂłVKRFN´ HPRFLRQDO Los  últimos  dos  ensayos  abordan  el  inagotable  tema  de  Auschwitz.  El  primero  de  ellos  trabaja  sobre  HO OXJDU SULPRUGLDO GH OD PHPRULD \ OD GLÂżFXOWDG GH guardar  la  representaciĂłn  de  algo  que  evoca  un  silen-­ cio  doloroso:  ¿cĂłmo  hacer  memoria  de  Auschwitz  sin  traerlo  a  la  palabra,  sin  evocar  en  la  voz  el  dolor  de  su  enunciaciĂłn?  El  segundo  texto  habla  sobre  los  es-­ FULWRV GH =DOPDQ *UDGRZVNL XQ sounderkommando  cuya  tarea  consistĂ­a  en  ayudar  al  traslado  de  judĂ­os  a  las  cĂĄmaras  de  gas  y  cĂłmo  hace  de  su  abigarrada  ex-­ SHULHQFLD XQD QDUUDWLYD GH OD HVSHUDQ]D HQ HO LQÂżHUQR “En  el  infierno  dantesco  eran  nueve  los  cĂ­rculos,  nosotros  construimos  12â€?,  comenta  el  presentador  de  esta  compilaciĂłn.  Lo  que  llama  la  atenciĂłn  es  cĂłmo  ha  sido  posible  encontrar  un  punto  de  sutura  para  este  racimo  de  temĂĄticas  que  mĂĄs  que  afian-­ zarse  como  una  reflexiĂłn  multidisciplinaria  pa-­ recieran  tener  un  acicate  eclĂŠctico.  Desde  luego,  se  pensarĂĄ  que  los  esfuerzos  multidisciplinarios,  transdisciplinarios  o  interdisciplinarios,  son  cada  vez  mĂĄs  frecuentes  y  necesarios  para  abordar  una  realidad  cuya  complejidad  nos  desborda.  En  un  pri-­ mer  momento,  este  texto  da  esa  impresiĂłn  al  pre-­ sentarse  bajo  el  espĂ­ritu  del  pensamiento  complejo  de  Edgar  Morin  y  tender  â€œun  puente  de  diĂĄlogoâ€?  entre  disciplinas  tan  diversas  como  la  antropologĂ­a, Â


DEL INFIERNO A BABEL. DOCE REFLEXIONES MARGINALES

la  sociologĂ­a,  la  filosofĂ­a,  el  derecho,  la  historio-­ grafĂ­a,  la  psicologĂ­a  y  la  comunicaciĂłn.  El  recientemente  fallecido  (17  de  noviembre  de  5RODQGR *DUFtD GLVFtSXOR GH -HDQ 3LJHW \ XQR de  los  teĂłricos  mĂĄs  importantes  de  AmĂŠrica  latina,  de-­ dicĂł  la  mayor  parte  de  su  vida  a  pensar  una  metodo-­ logĂ­a  que  ayudara  al  abordaje  de  problemas  comple-­ jos,  es  decir,  de  aquellas  realidades  que  se  encuentran  cruzadas  por  una  variedad  de  determinantes  y  que  no  pueden  ser  entendidas  ni  atendidas  desde  una  sola  dis-­ FLSOLQD FLHQWtÂżFD *UDFLDV D VX FRQWDFWR FRQ OD FRPSOH-­ MLGDG 5RODQGR *DUFtD QRV UHFXHUGD HQ VXV WH[WRV TXH no  todos  los  problemas  son  susceptibles  de  abordarse  desde  la  mirada  interdisciplinaria  y  que  lo  primero  que  habrĂ­a  que  hacer  es  tomarse  la  molestia  de  reconocer  en  su  objeto  de  estudio  una  problemĂĄtica  disciplinar  y  no  encontrar  complejidad  donde  no  existe.  /D PXOWLGLVFLSOLQD HV XQD UHĂ€H[LyQ FRQMXQWD GH varias  disciplinas  sobre  un  fenĂłmeno  u  objeto  de-­ terminado  sin  que  Êstas  se  vean  forzadas  a  rebasar  los  lĂ­mites  disciplinares  de  su  alteridad  disciplinar.  La  interdisciplina,  por  otro  lado,  se  constituye  en  un  diĂĄlogo  constructivo  que  inicia  por  generar  un  marco  teĂłrico  y  metodolĂłgico  comĂşn  a  las  discipli-­ QDV LQYROXFUDGDV TXH VH WUD]D SUREOHPDV \ ÂżQHV GH LQYHVWLJDFLyQ HVSHFtÂżFRV \ TXH PDQWLHQH FDQDOHV continuos  de  comunicaciĂłn  y  discusiĂłn  sobre  su  fe-­ nĂłmeno  observado.  De  ambas,  la  que  mĂĄs  se  ase-­ meja  al  espĂ­ritu  del  texto  comentado  es  la  primera. Â

I IMPRENTA Â PĂšBLICA

6LQ HPEDUJR OR TXH VDOWD D OD YLVWD GH LQPHGLDWR HV que  en  los  doce  trabajos  no  hay  un  objeto  de  estu-­ dio  comĂşn  y  ni  siquiera  un  contexto.  Pretenden  dar  pautas  conceptuales  para  pensar  la  realidad  nacio-­ nal,  lo  cual  siempre  es  positivo,  pero  no  existe  una  intensiĂłn  ni  un  orden  deliberado  ni  mucho  menos  XQ REMHWR GH HVWXGLR LGHQWLÂżFDGR SRU HOOR VXV GRFH UHĂ€H[LRQHV VRQ PiV ELHQ PDUJLQDOHV QR PXOWLGLVFL-­ SOLQDULDV \ PHQRV LQWHUGLVFLSOLQDULDV A  lo  que  sĂ­  se  aproximan  es  a  la  necesidad  de  pen-­ sar  la  naturaleza  de  la  disciplina  en  los  entornos  aca-­ dĂŠmicos.  Un  camino  es  a  travĂŠs  de  su  caracterizaciĂłn  en  la  teorĂ­a  de  la  ideologĂ­a,  es  decir,  pensar  la  discipli-­ na  como  una  categorĂ­a  ideolĂłgica,  como  un  nĂşcleo  de  representaciĂłn,  que  permite  ordenar  el  conocimiento  y  que  se  superpone  a  la  debilidad  de  sus  fronteras  y  la  PXOWLSOLFLGDG GH ODV LQĂ€XHQFLDV PXOWLPRGDOHV FRQ TXH se  constituyen  las  disciplinas. La  realidad  nacional  exige,  sin  duda,  abordajes  desde  la  complejidad  (ello  implica  repensar  la  disci-­ SOLQD FRPR FDWHJRUtD GH OD MHUJD FLHQWtÂżFD SHUR VX GHÂżQLFLyQ UHTXLHUH XQ GLiORJR PiV HVIRU]DGR FRQ VHQWLGR \ FODULGDG HQ VXV ÂżQHV /RV QXHYRV FtUFXORV GHO QXHYR LQÂżHUQR es  un  ejercicio  interesante,  pero  que  no  coadyuva  al  abordaje  de  la  realidad  nacional  FRPR SURPHWH 4XL]i QR VH WUDWH VyOR GH ÂłGDU QXH-­ vas  respuestas  a  viejas  preguntasâ€?  sino,  como  sugiere  äLĂĽHN HQFRQWUDU ODV SUHJXQWDV UHDOHV TXH VXE\DFHQ D nuestros  viejos  cuestionamientos.

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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LOS Â PARTIDOS Â POLĂ?TICOS, Â POR Â

enĂŠsima

VEZ‌

—‹ŽŽ‡”Â?‘ ‘Â? Â‘Â™ÂƒĆĄÂ‡Â? ÂƒÂ”Â…Ă€Âƒ*

>+XJR 6iQFKH] *XGLxR \ *RQ-­ ]DOR )DUUHUD %UDYR FRRUGV Pasado,  presente  y  futuro  de  los  SDUWLGRV SROtWLFRV HQ 0p[LFR,  0p[LFR 81$0 0LJXHO ĂˆQJHO PorrĂşa,  2011.]

E

n  Pasado,  presente  y  futuro  de  los  partidos  po-­ OtWLFRV HQ 0p[LFR catorce  analistas  discuten  y  problematizan  diversos  temas  que  podríamos  reagrupar  en  dos  direcciones  compartidas:  el  manejo  mediåtico  de  los  partidos  políticos  y  la  normatividad  electoral.  Al  respecto,  no  es  gratuito  que  desde  hace  tiempo  los  partidos  políticos  se  han  vuelto  foco  de  crítica  constante  por  parte  de  la  sociedad,  en  gran  me-­ dida  por  el  acaparamiento  de  la  toma  de  decisiones,  la  monopolización  de  los  cargos  públicos,  el  aleja-­ miento  de  las  bases,  el  pragmatismo  alrededor  de  sus  principios  ideológicos;͞  ademås,  por  si  fuera  poco  te-­ nemos  el  monto  de  dinero  destinado  a  ellos,  así  como  las  maneras  de  su  utilización  y  gasto.  Por  ello,  nos  dice  Enrique  Cuna  PÊrez  en  su  contribución,  no  es  de  sorprenderse  que  los  partidos  políticos  en  MÊxico  VH HQFXHQWUHQ HQ HO ~OWLPR OXJDU GH FRQ¿DQ]D HQ ODV LQVWLWXFLRQHV S (V GHFLU GH DFXHUGR D OD En-­ FXHVWD 1DFLRQDO VREUH &XOWXUD 3ROtWLFD \ 3UDFWLFDV Ciudadanas  UHDOL]DGD SRU OD 6HFUHWDUtD GH *REHUQD-­ ción,  los  partidos  políticos  se  encuentran  en  último  *

 Politólogo.

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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OXJDU GH OD OLVWD VROR HO SRU FLHQWR OHV WLHQH PXFKD FRQÂżDQ]D \ HVWR DGTXLHUH PD\RU UHOHYDQFLD si  tomamos  en  cuenta  que  desde  2003  el  nĂşmero  ha  ido  en  descenso  hasta  llegar  a  2.7  por  ciento  en  2008. En  MĂŠxico,  si  bien  la  idea  de  fundar  y  organizar  par-­ tidos  polĂ­ticos  era  constante  desde  los  primeros  aĂąos  de  vida  como  paĂ­s  independiente,  no  es  sino  hasta  la  etapa  GHO 3RUÂżULDWR TXH FRPLHQ]DQ VX GHVDUUROOR SOHQR 7DO HV HO FDVR GH OD 8QLyQ /LEHUDO 3DUWLGR 1DFLRQDO $QWL-­ UHHOHFFLRQLVWD \ HO 3DUWLGR /LEHUDO 0H[LFDQR 6LQ HP-­ EDUJR OD 5HYROXFLyQ PH[LFDQD WUXQFy HO SURJUHVR GH estos  partidos.  En  1911  fueron  autorizados  los  partidos  SROtWLFRV \ GDGD OD Ă€DFLGH] GH ORV UHTXLVLWRV RULJLQy OD formaciĂłn  de  un  sinnĂşmero  de  ellos.  Fue  hasta  1929  FRQ OD IXQGDFLyQ GHO 3DUWLGR 1DFLRQDO 5HYROXFLRQDULR que  los  partidos  perifĂŠricos  encontraron  la  instituciona-­ lidad  al  agregarse  a  este  último. Empero,  serĂĄn  las  instituciones  creadas  para  la  elaboraciĂłn  de  comicios,  asĂ­  como  las  reformas  ex-­ pedidas  en  materia  electoral  las  que  abrieron  el  ca-­ mino  para  una  mayor  democratizaciĂłn,  pues  los  ór-­ ganos  emanados  de  ellas  y  facultados  para  hacer  los Â


LOS PARTIDOS POL�TICOS, POR ENÉSIMA VEZ‌

comicios  dieron  mayor  certeza  al  electorado  sobre  los  resultados  de  los  mismos.  Es  asĂ­  como  pasamos  de  la  ComisiĂłn  Federal  Electoral,  organismo  depen-­ GLHQWH GH OD 6HFUHWDUtD GH *REHUQDFLyQ DO ,QVWLWXWR Federal  Electoral,  órgano  dotado  de  autonomĂ­a;Íž  y  de  la  Ley  Electoral  de  1946  pasando  por  la  Ley  Federal  de  Organizaciones  PolĂ­ticas  y  Procesos  Electorales  de  1977   hasta  el  CĂłdigo  Federal  de  Instituciones  y  Procedimientos  Electorales  en  1989,  este  último  to-­ davĂ­a  vigente.  De  este  modo,  es  posible  entender  que  OD UHIRUPD HOHFWRUDO GH FODVLÂżFy D ORV SDUWLGRV FRPR HQWLGDGHV GH LQWHUpV S~EOLFR DO WHQHU FRPR Âż-­ nalidad  la  promociĂłn  de  la  participaciĂłn  del  pueblo  en  la  vida  democrĂĄtica,  contribuir  a  la  representa-­ ciĂłn  nacional,  etcĂŠtera.  La  categorĂ­a  asignada  por  la  LFOPPE  concediĂł  a  los  partidos  rezagados  la  facul-­ tad  de  difundir  su  proyecto  e  ideales  de  manera  mĂĄs  DPSOLD SXHV VH OHV GRWy GH ÂżQDQFLDPLHQWR S~EOLFR (V por  ello  que  los  partidos  polĂ­ticos  deben  contar  con  un  estatuto,  una  declaraciĂłn  de  principios  y  un  pro-­ grama  de  acciĂłn,  pues  es  necesario  que  el  ciudadano  DO FXDO UHSUHVHQWDQ OR LGHQWLÂżTXH FODUDPHQWH \ H[LVWD XQD GLVWLQFLyQ GH ORV GHPiV SDUWLGRV 5HFLHQWHPHQWH ĂŠstos  han  dejado  de  lado  aquellos  principios  rectores  con  los  que  se  fundaron.  Como  lo  seĂąala  Alejandro  2OYHUD SS HVWH SUDJPDWLVPR KDFH TXH ODV SHUVRQDV HQ HO SODQR VRFLDO QR SXHGDQ LGHQWLÂżFDUVH claramente  con  un  proyecto  durante  las  campaĂąas,  y  en  el  plano  polĂ­tico  ha  generado  que  partidos  con  pos-­ turas  completamente  diferentes  realicen  coaliciones  35' 3$1 FX\R SURSyVLWR HV HO GH OLPLWDU DO SDUWLGR mayoritario  la  obtenciĂłn  de  cargos  pĂşblicos.  6L ELHQ HVWRV SULQFLSLRV IXQJHQ FRPR XQ SULPHU momento,  es  claro  que  en  la  actualidad  existe  un  nue-­ vo  modelo  de  comunicaciĂłn  polĂ­tica  que  se  basa  ma-­ \RULWDULDPHQWH HQ OD HVWUDWHJLD TXH SRVLFLRQD OD ÂżJXUD GHO FDQGLGDWR LPDJHQ FDULVPD OHQJXDMH XWLOL]DGR en  detrimento  del  opositor:  campaĂąa  negra,  difama-­ ciĂłn.  Con  ello,  se  deja   de  lado  la  propuesta  y  el  pro-­ yecto  polĂ­tico.  Este  nuevo  modelo  se  ha  construido  a  partir  de  los  medios  de  comunicaciĂłn  y  un  desme-­ surado  bombardeo  de  propaganda  que  se  traduce  en  FRVWRV HOHYDGRV (Q VX FRQWULEXFLyQ DO OLEUR -DYLHU Eisteinou  seĂąala  que  â€œcon  el  empleo  de  estos  recur-­ sos  promocionales  se  diluyĂł  la  densidad  del  debate  polĂ­tico  y  no  se  discutieron  concepciones,  principios,  FRQWUDGLFFLRQHV DUJXPHQWRV´ S Las  campaĂąas  electorales  que  estaban  siendo  un  gran  negocio  para  las  grandes  empresas  televisoras  se  truncĂł  con  la  reforma  electoral  de  2007.  La  ley  pro-­ porcionĂł  espacios  gratuitos  a  los  partidos  en  radio  y Â

I IMPRENTA Â PĂšBLICA

televisión,  facultando  al  IFE  su  distribución,  con  la  intención  de  dar  equidad  a  la  contienda  electoral.   La  incursión  de  los  medios  de  comunicación  en  cuestiones  políticas  y  político-­electorales  ha  perjudi-­ FDGR PiV TXH EHQH¿FLDGR D OD GHPRFUDFLD HQ QXHVWUR SDtV 'HVGH ¿QDOHV GH ORV QRYHQWD ODV WHOHYLVRUDV KDQ sido  receptoras  de  fondos  públicos  para  realizar  las  FDPSDxDV HO FDVR GH 9LFHQWH )R[ HV HPEOHPiWLFR al  grado  de  que  si  alguien  no  aparecía  en  los  medios  de  comunicación  pråcticamente  no  existía.  De  este  modo,  la  televisión  y  las  televisoras  se  convirtieron  en  la  piedra  angular  de  las  campaùas  con  relación  a  VX UHDOL]DFLyQ \ D OD FRQVWUXFFLyQ GH FDQGLGDWRV 6LQ embargo,  cuando  el  poder  legislativo  decidió  modi-­ ¿FDU ORV DUWtFXORV \ 134  relativos  a  los  espacios  en  radio  y  televisión,  el  duopolio  vio  amenazados  sus  intereses  privilegiados  y  optaron  por  una  nueva  estrategia,  enfocada  en  di-­ ferentes  aspectos:  regalar  espacios  privilegiados  para  personajes  públicos  con  intereses  políticos  futuros,  apoyar  campaùas  focalizadas  de  manera  abierta  y  te-­ ner  representantes  propios  en  las  cåmaras  para  incidir  en  la  agenda  pública  y  resguardar  dichos  intereses.  (Q VX FRODERUDFLyQ 1RUPD $JXLODU QRV UHFXHUGD HO DSR\R GH 79 $]WHFD D OD FDPSDxD ³0p[LFR 9HUGH´ donde  en  la  lista  plurinominal  del  partido  se  encontra-­ ED 1LQID 6DOLQDV 6DGD KLMD GH 5LFDUGR 6DOLQDV 3OLH-­ JR R FXDQGR XQD YH] HVWDEOHFLGD OD /;, /HJLVODWXUD HO GLSXWDGR 5DIDHO 3DFFKLDQR SLGLy OLFHQFLD GHMDQGR VX OXJDU D $OHMDQGUD /DJXQHV 'LUHFWRUD *HQHUDO &R-­ PHUFLDO GH 7HOHYLVD ,QWHUDFWLYH 0HGLD S Es  importante  subrayar  que  varios  de  los  colabo-­ UDGRUHV GH OD REUD PDQL¿HVWDQ XQD SUHRFXSDFLyQ FUH-­ ciente  sobre  los  vacíos  que  dejó  la  reforma  electoral  de  2007,  enfocan  sus  baterías  en  la  actuación  de  las  LQVWLWXFLRQHV HOHFWRUDOHV FRPR HO ,)( \ HO 7(3-) HQ sus  procedimientos  y  en  las  sanciones  emitidas  a  los  actores  políticos.  Es  el  caso  de  las  contribuciones  de  (OtDV 3RODFR \ GHO PDJLVWUDGR )ODYLR *DOYiQ TXLH-­ nes  dan  un  repaso  de  los  artículos  constitucionales,  su  capacidad  de  sanción,  así  como  a  los  artículos  es-­ tablecidos  en  el  COFIPE  y  en  otros  ordenamientos  en  materia  penal  electoral,  indicando  que  existen  en  DEXQGDQFLD \ SDUD FDVL WRGRV ORV FDVRV 6LQ HPEDUJR SDUD -RKQ $FNHUPDQ QR HV DVt SXHV VHxDOD TXH QR encontramos  en  nuestra  legislación  una  adecuada  ti-­ SL¿FDFLyQ GH ODV VDQFLRQHV DXQDGR D OD DPELJ HGDG de  las  decisiones  por  parte  del  tribunal  electoral. &RQWUDULR D ODV LGHDV H[SUHVDGDV SRU -RKQ $FNHU-­ PDQ -DYLHU (VWHLQRX \ RWURV FRODERUDGRUHV HQ ODV que  se  plantea  claramente  la  necesidad  de  una  nueva  METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I GUILLERMO VON NOWAFFEN GARCĂ?A

reforma  electoral  y  una  mayor  rigidez  de  las  re-­ glas  a  fin  de  mejorar  la  democracia  mexicana  y  llenar  los  espacios  vacĂ­os  que  ha  dejado  supues-­ tamente  la  reforma  electoral  de  2007,  Alejandro  Olvera  seĂąala  que  esto  no  es  necesario  ya  que  sĂłlo  se  requiere  su  aplicaciĂłn  cabal.  )LQDOPHQWH ORV WUDEDMRV /RUHQ]R &yUGRYD 9LDQH-­ OOR \ )UDQFLVFR -RVp 3DROL %ROLR FLHUUDQ OD FRPSLOD-­ ciĂłn.  Lorenzo  CĂłrdova  sostiene  que  el  malestar  de  la  sociedad  en  torno  a  los  partidos  polĂ­ticos   y  las  acusaciones  que  giran  sobre  Êstos  se  encuentran  mal  IXQGDPHQWDGDV 6HxDOD TXH ORV SDUWLGRV SROtWLFRV son  piezas  claves  para  el  andamiaje  democrĂĄtico  y  que  a  travĂŠs  de  ellos  es  que  se  han  logrado  y  se  estĂĄn  logrando  importantes  avances  en  distintos  rubros.  Y  aunque  subraya  que  las  instituciones  democrĂĄticas Â

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no  estĂĄn  libres  de  crĂ­tica,  Êstas  sĂłlo  pueden  darse  â€œa  partir  de  un  balance  ponderado  y  razonado  a  la  luz  de  su  importancia  y  centralidad  en  los  sistemas  de-­ PRFUiWLFRV \ QR GH XQD PHUD GHVFDOLÂżFDFLyQ IRUWXL-­ WD LQVWLQWLYD´ S 3RU VX SDUWH 3DROL %ROLR VH encarga  de  crear  una  suerte  de  pronĂłsticos  alrededor  de  la  elecciĂłn  de  2012  cosa  que  hace  a  travĂŠs  de  la  conformaciĂłn  del  sistema  de  partidos  y  sus  interio-­ res  que,  dicho  sea  de  paso,  si  leemos  esta  obra  a  la  luz  de  las  elecciones  del  1  de  julio  de  2012,  quizĂĄ  podemos  sugerir  que  algunas  cuestiones  pasadas  respecto  a  los  partidos  polĂ­ticos  siguen  presentes,  otras  seguirĂĄn  en  el  futuro  y  otras  tantas  que  se  vi-­ sualizaban  hace  un  tiempo  ahora  son  presente.  En  ¿Q WDO SDUHFH TXH ORV SDUWLGRV SROtWLFRV IXHURQ VRQ y  seguirĂĄn  siendo  objeto  de  estudio  y  crĂ­tica.


(in)seguridad

DE Â LA Â

NACIONAL  A  LA  SEGURIDAD  HUMANA Emilio  Del  Carmen  López*

>%HDWUL] (XJHQLD 5DPtUH] 6DDYH-­ dra,  La  crisis  de  seguridad  y  la  agenda  de  riesgos  de  seguridad  nacional.  ¿La  pÊrdida  de  la  paz  pública  puede  amenazar  la  se-­ guridad  de  la  nación?,  MÊxico,  Porrúa,  2011.]

A Â

partir  de  la  alternancia  política  que  tuvo  lu-­ gar  en  nuestro  país  a  partir  del  2000  se  desen-­ cadenaron  múltiples  cambios  institucionales  y  sociales,  comenzando  con  la  distribución  del  poder  político  y  el  crecimiento  de  la  sociedad  civil  organi-­ ]DGD DVt FRPR OD JDUDQWtD GH QXHYRV GHUHFKRV 6LQ embargo,  la  transición  democråtica  no  ha  sido  una  panacea.  Uno  de  los  aspectos  que  han  cobrado  rele-­ vancia  para  la  agenda  pública  del  país  es  la  crisis  de  la  seguridad  pública  por  la  cual  atraviesa,  ocasionando  que  exista  una  confusión  entre  la  agenda  de  seguridad  pública  y  la  de  seguridad  nacional. %HDWUL] (XJHQLD 5DPtUH] 6DDYHGUD RIUHFH XQ LQ-­ teresante  estudio  sobre  el  estado  actual  que  guarda  la  crisis  de  seguridad  pública  en  MÊxico,  y  que  ha  puesto  a  debate  la  agenda  de  los  retos  que  vive  el  país  en  materia  de  su  seguridad.  El  primer  asunto  de  seguridad  pública  que  pasa  a  la  agenda  de  seguridad  nacional  estriba  en  sus  orígenes  en  1987,  cuando  el  entonces  presidente  Miguel  de  la  Madrid  seùaló  que  HO QDUFRWUi¿FR YXOQHUDED GH IRUPD LPSRUWDQWH OD VH-­ guridad  nacional.  Con  ello,  se  inicia  un  proceso  so-­

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 Politólogo.

cio-­estatal  de  enorme  trascendencia  para  la  vida  de  los  mexicanos.  (Q HVWH VHQWLGR OD UXWD WUD]DGD SRU 5DPtUH] 6DDYH-­ dra  es  la  de  ofrecer  un  panorama  general  del  estado  que  guarda  la  crisis  de  seguridad  pública,  y  establecer  la  agenda  de  riesgos  que  esto  implica  para  la  seguridad  na-­ cional.  De  este  modo,  la  obra  se  divide  en  cuatro  capítu-­ ORV TXH UHYLVDQ WUHV WHPDV OD GHOLPLWDFLyQ FRQFHSWXDO GH OD VHJXULGDG QDFLRQDO \ S~EOLFD ODV FRQGLFLRQHV genÊricas  que  deben  de  presentarse  para  que  un  fenóme-­ no  de  seguridad  pública  sea  considerado  de  seguridad  QDFLRQDO \ ODV FRQVHFXHQFLDV GH WUDWDU XQ DVXQWR GH seguridad  pública  como  de  seguridad  nacional.  En  el  primer  capítulo  se  parte  de  la  pregunta:  ¿quÊ  es  la  seguridad  nacional?  Esta  interrogante  es  rele-­ vante  para  nuestro  país,  ya  que  nos  encontramos  en  paùales  con  relación  a  los  estudios  sobre  la  materia,  o  por  lo  menos  hasta  el  1  de  febrero  de  2005  cuan-­ do  se  publica  en  el  'LDULR 2¿FLDO GH OD )HGHUDFLyQ  la  Ley  de  Seguridad  Nacional.  1R ROYLGHPRV TXH OD categoría  de  seguridad  nacional  tiene  un  caråcter  po-­ lisÊmico,  ademås  de  tener  un  caråcter  polÊmico,  dada  su  relación  íntima  y  directa  con  el  ejercicio  del  po-­ METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I EMILIO DEL CARMEN LĂ“PEZ

der,  donde  el  actor  fundamental  para  garantizarla  es  el  Estado.  A  diferencia  de  otros  conceptos  con  buena  reputaciĂłn  como  democracia  y  transparencia,  la  se-­ guridad  nacional  en  AmĂŠrica  Latina  es  vista  desde  un  lente  negativo,  pues  ha  sido  utilizada  recurren-­ temente  para  garantizar  la  estabilidad  de  regĂ­menes  autocrĂĄticos  y  militares,  remitiendo  la  seguridad  na-­ cional  a  la  seguridad  del  Estado. Empero,  la  seguridad  nacional  tambiĂŠn  tiene  un  ca-­ rĂĄcter  positivo  cuando  se  busca  lograr  o  preservar  as-­ SHFWRV GH OD YLGD VRFLDO EHQpÂżFRV SDUD OD QDFLyQ FRPR lo  son  la  paz,  la  legalidad  y  el  progreso.  De  tal  forma,  los  principales  enfoques  metodolĂłgicos  para  abordarla  VRQ HO UHDOLVWD OD WHRUtD GH OD LQWHUGHSHQGHQFLD \ HO FRQVWUXFWLYLVPR VRFLDO (O SULPHUR SDUWH GH OD LGHD de  que  los  Estados  son  agentes  estratĂŠgicos  y  autointe-­ resados  por  la  maximizaciĂłn  de  poder  y  riqueza,  donde  los  supuestos  bĂĄsicos  son  que  el  sistema  internacional  HV XQ VLVWHPD GH UHODFLRQHV DQiUTXLFDV \ FRQĂ€LFWLYDV lo  que  nos  remite  a  trasladar  las  propuestas  hobbesia-­ nas  a  la  esfera  global.  AsĂ­  pues,  la  seguridad  nacional  se  convierte  â€œen  la  habilidad  del  gobierno  para  contro-­ lar  el  territorio  del  Estado  en  contra  de  una  agresiĂłnâ€?  S SRU OR TXH VH HTXLSDUD D OD VHJXULGDG QDFLRQDO con  la  defensa  nacional.  El  segundo  enfoque  liga  la  seguridad  nacional  con  la  globalizaciĂłn,  pues  con  esta  última  han  surgido  amenazas  a  la  seguridad  de  los  Estados-­naciĂłn  que  trascienden  las  fronteras  nacionales,  y  que  por  su  natu-­ raleza,  no  pueden  ser  resultas  únicamente  con  el  poder  militar,  sino  que  ademĂĄs  es  necesario  establecer  rela-­ ciones  de  cooperaciĂłn  con  otros  Estados.  Lo  anterior  permite  rebasar  la  concepciĂłn  de  la  seguridad  nacional  como  la  defensa  de  la  naciĂłn,  permitiendo  concebirla  como  â€œla  bĂşsqueda  y  el  mantenimiento  de  un  estilo  de  vida  considerado  deseable  para  sus  sociedades,  donde  se  interesen  en  desarrollar  su  poder  en  åmbitos  ajenos  al  militar  e  incluso  no  relacionados  con  el  despliegue  GH OD IXHU]D HQ IRUPD YLROHQWD´ S Finalmente,  el  enfoque  constructivista  establece  que  las  relaciones  internacionales  no  sĂłlo  son  una  ba-­ talla  por  el  poder,  sino  tambiĂŠn  por  las  ideas.  Con  este  HQIRTXH VH EXVFD GLVSXWDU HQ HO WHUUHQR GH OD UHĂ€H[LyQ quĂŠ  asuntos  pueden  ser  considerados  o  no  de  seguri-­ dad  nacional,  ya  que  se  parte  del  carĂĄcter  contingente  de  las  sociedades,  lo  que  remite  a  la  seguridad  a  ser  un  concepto  inmerso  en  la  historicidad. En  este  sentido,  la  autora  seĂąala  que  â€œla  seguri-­ dad  nacional  no  es  un  tĂŠrmino  universal,  que  pueda  VHU GHÂżQLGR GH XQD YH] \ SDUD VLHPSUH \ FRQ YDOLGH] SDUD PiV GH XQ (VWDGR QDFLyQ 6X VLJQLÂżFDGR HV UH-­ METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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ODWLYR KLVWyULFR GHSHQGH GHO (VWDGR QDFLyQ GH TXH se  trate  y  tiene  un  carĂĄcter  eminentemente  polĂ­ticoâ€?  S &RQ HOOR HQFRQWUDPRV HQ OD VHJXULGDG QDFLR-­ nal  la  articulaciĂłn  de  dos  elementos:  las  doctrinas  que  descansan  en  los  valores  nacionales,  y  en  la  polĂ­ti-­ ca  como  un  conjunto  de  propĂłsitos  y  acciones  con-­ cretas.  AsĂ­,  la  seguridad  nacional  se  nutre  de  varios  conceptos,  como  el  de  legitimidad  (con  lo  que  busca  UHVSRQGHU D OD SUHJXQWD ¢D TXLpQ GDUOH VHJXULGDG" HO GH QDFLyQ EXVFDQGR GHVFLIUDU ¢TXp HV OD QDFLyQ" \ ÂżQDOPHQWH HO GH VREHUDQtD La  seguridad  nacional  es  un  concepto  sustentando  en  la  historicidad  que  busca  alinear  las  aspiraciones  na-­ cionales  con  los  objetivos  de  la  naciĂłn.  Es  decir,  cerrar  la  brecha  entre  lo  legal  y  lo  legĂ­timo.  De  este  modo,  VXUJHQ GRV YLVLRQHV OD positiva,  estableciendo  una  actividad  en  donde  se  busque  saber  quĂŠ  es  lo  que  se  SURWHJH \ negativa,  entendida  como  un  obstĂĄculo  que  pretende  conocer  de  quĂŠ  o  quiĂŠn  se  protege.  (Q HO VHJXQGR FDStWXOR OD DXWRUD UHĂ€H[LRQD D SDUWLU de  la  pregunta:  ¿cĂłmo  se  asegura  la  libertad?  Esto  le  permite  entender  la  seguridad  pĂşblica  como  â€œla  segu-­ ridad  de  un  pueblo  y  los  individuos  que  lo  formanâ€?  (p.  (Q HIHFWR OD VHJXULGDG S~EOLFD VH ORJUD FXDQGR los  ciudadanos  apegan  su  comportamiento  a  lo  esta-­ blecido  por  las  normas,  de  modo  que  hay  una  concor-­ dancia  entre  el  de  jure  y  el  de  facto,  estableciendo  una  cultura  de  la  legalidad  y  el  fortalecimiento  el  Estado  democrĂĄtico  de  derecho. Ahora  bien,  los  problemas  de  seguridad  pĂşblica  sur-­ gen  cuando  lo  establecido  en  las  normas  no  es  acatado  por  los  individuos,  con  lo  que  se  pierde  la  alineaciĂłn  HQWUH RUGHQ MXUtGLFR \ RUGHQ S~EOLFR S (Q HVWH aspecto,  el  sentido  del  derecho  penal  se  vuelve  el  ejer-­ cicio  de  sanciones  para  castigar  el  delito,  mientras  que  la  seguridad  pĂşblica  centra  sus  esfuerzos  en  la  preven-­ ciĂłn.  Desde  una  perspectiva  restringida,  la  seguridad  pĂşblica  es  un  anhelo  para  la  conservaciĂłn  de  la  vida.  6L VH WLHQH XQD SHUVSHFWLYD GH HVWH WLSR OD VHJXULGDG nacional  agudiza  la  razĂłn  de  Estado  y  amplĂ­a  las  facul-­ tades  excepcionales  para  el  uso  de  la  fuerza,  teniendo  como  objetivo  sĂłlo  la  efectividad  de  la  norma.  Esta  vi-­ siĂłn  ha  propiciado,  en  diversos  momento  histĂłricos,  la  violaciĂłn  a  los  derechos  fundamentales,  por  lo  que  mu-­ chas  veces  se  le  asocia  con  los  regĂ­menes  autocrĂĄticos. En  cambio,  entender  la  seguridad  pĂşblica  desde  una  perspectiva  amplia  permite  saber  que  â€œno  basta  con  que  exista  orden  que  preserve  la  existencia  y  re-­ producciĂłn  de  la  vida  pĂşblica,  se  requiere  que  la  mis-­ ma  reĂşna  ciertas  caracterĂ­sticas  deseables  que  sean  un  espacio  para  la  realizaciĂłn  de  los  seres  humanosâ€?  (p. Â


DE LA (IN)SEGURIDAD NACIONAL A LA SEGURIDAD HUMANA

/R DQWHULRU QRV PXHVWUD TXH QR VyOR HV QHFHVDULR un  orden  social,  sino  un  orden  justo,  donde  la  razón  de  Estado  sea  la  de  velar  por  los  derechos  fundamentales  y  limitar  su  actividad  cuando  ponga  en  peligro  a  los  mismos.  Por  consiguiente,  el  derecho  penal  adopta  una  YHUVLyQ UH FRQVWUXFWLYD GRQGH OD IXQFLyQ GHO VLVWHPD penal  es  restaurar  los  derechos  violentados  por  los  in-­ GLYLGXRV TXH QR DFDWHQ OD OH\ S 3RU VX SDUWH OD visión  amplia  de  seguridad  pública  nos  permite  forta-­ lecer  dos  pilares  para  la  preservación  de  la  democra-­ FLD ORV GHUHFKRV IXQGDPHQWDOHV \ HO SOXUDOLVPR político.  Desde  esta  perspectiva  se  tienen  mayores  ele-­ mentos  para  evitar  regresiones  autoritarias  en  socieda-­ des  democråticas.  En  suma,  la  delincuencia  al  ser  un  fenómeno  multicausal,  permite  tener  una  visión  mås  amplia,  lo  que  abre  la  posibilidad  de  tener  mejores  y  mås  soluciones  a  un  mismo  tema.  En  el  tercer  capítulo  se  busca  ofrecer  una  guía  JHQHUDO HQ OD IRUPD HQ OD TXH SRGHPRV GH¿QLU TXp fenómenos  son  de  seguridad  pública  y  cuåles  de  se-­ guridad  nacional.  Desde  el  aùo  2000,  cuando  el  Par-­ WLGR $FFLyQ 1DFLRQDO 3$1 JDQD OD SUHVLGHQFLD VH ha  seùalado  que  el  principal  problema  de  seguridad  nacional  es  el  vínculo  del  crimen  organizado  con  las  instituciones  de  procuración  e  impartición  de  justicia,  lo  que  nos  habla  de  un  alto  grado  de  corrupción  insti-­ WXFLRQDO S 6LQ HPEDUJR H[LVWH XQD FRQIXVLyQ conceptual  en  MÊxico  sobre  lo  que  es  la  seguridad  na-­ FLRQDO (Q HO SDtV WHQHPRV GRV YHUVLRQHV R¿FLDOHV TXH son  contradictorias.  La  primera  es  la  que  se  encuentra  en  la  Ley  de  Seguridad  Nacional GRQGH VH GH¿QHQ QXHYH SULQFLSLRV TXH ULJHQ OD VHJXULGDG QDFLRQDO OHJDOLGDG UHVSRQVDELOLGDG UHVSHWR D ORV GHUH-­ FKRV IXQGDPHQWDOHV FRQ¿GHQFLDOLGDG OHDOWDG WUDQVSDUHQFLD H¿FLHQFLD FRRUGLQDFLyQ \ FRRSHUDFLyQ 6LQ HPEDUJR HO &HQWUR GH ,QYHVWLJDFLyQ \ 6HJXULGDG 1DFLRQDO &,6(1 WDQ VyOR UHWRPD HO principio  de  legalidad,  incluyendo  otros  cinco  princi-­ pios  que  no  estån  en  la  ley.  Estas  dos  versiones  hacen  LPSHUDWLYR HVFODUHFHU FXiO HV OD GH¿QLFLyQ GH VHJXUL-­ dad  nacional  que  se  aplica  en  MÊxico. Por  lo  anterior,  la  autora  ofrece  diversas  condicio-­ nes  genÊricas  para  denominar  un  tema  de  seguridad  nacional,  lo  que  es  relevante  para  el  caso  del  país,  y  lograr  salir  de  la  confusión  conceptual  en  la  que  se  encuentra,  pues  la  ambigßedad  de  las  dos  versiones  R¿FLDOHV WDPELpQ VH WUDGXFH HQ SUREOHPDV RSHUDWLYRV para  garantizar  la  seguridad  de  la  nación.  En  este  sentido,  se  ofrecen  ocho  casos  que  pueden  ser  considerados  que  atentan  contra  la  seguridad  na-­ FLRQDO SS WUDLFLyQ D OD SDWULD HQWHQGLGR

I IMPRENTA Â PĂšBLICA

como  actos  contra  la  soberanía  de  la  nación  con  la  intención  de  someterla  a  una  persona,  grupo  o  gobier-­ QR H[WUDQMHUR HVSLRQDMH FXDQGR XQ H[WUDQMHUR R mexicano  recaba  clandestinamente  información  cru-­ cial  para  la  vida  del  país  y  la  entrega  a  un  gobierno  extranjero,  o  algún  grupo  con  capacidad  de  vulnerar  OD VHJXULGDG GH OD QDFLyQ VHGLFLyQ HVWR HV FXDQGR de  forma  tumultuaria,  sin  uso  de  armas,  se  pretenda  abolir  y  reformar  la  Constitución,  así  como  impedir  HO HVWDEOHFLPLHQWR GH LQVWLWXFLRQHV PRWtQ TXLHQHV para  hacer  uso  de  un  derecho  se  reúnan  de  forma  ma-­ siva  para  perturbar  el  orden  público,  que  con  empleo  de  la  violencia,  amenacen  a  la  autoridad  para  intimi-­ darla  y  obligarla  a  tomar  una  decisión  determinada;͞  UHEHOLyQ QR VLHQGR PLOLWDUHV HQ HMHUFLFLR XVHQ ODV DUPDV \ OD YLROHQFLD SDUD DEROLU OD &RQVWLWXFLyQ WH-­ rrorismo,  cuando  se  generen  actos  violentos  en  contra  de  las  personas  o  servicios  públicos  orientados  a  la  generación  del  terror  para  minar  el  orden  público  y  la  VHJXULGDG GH OD QDFLyQ VDERWDMH FXDQGR VH GHVWUX-­ yan  o  afecten  ilícitamente  bienes  públicos  y  privados  para  trastornar  la  vida  económica  y  la  defensa  de  la  QDFLyQ \ ¿QDOPHQWH FRQVSLUDFLyQ OR TXH SXHGH englobar  varios  de  los  casos  antes  mencionados.  Como  se  observa,  algunos  de  los  casos  mencio-­ nados  caminan  sobre  la  frågil  cuerda  de  impedir  la  manifestación  libre  y  autónoma  de  los  ciudadanos  en  su  exigencia  de  demandas  sociales,  las  cuales  son  fundamentales  para  todo  rÊgimen  democråti-­ co.  Asimismo,  tambiÊn  pueden  ser  usadas  como  pretexto  para  hacer  prevalecer  intereses  fåcticos  y  no  ciudadanos.  De  ahí  que  sea  importante  entender  estos  casos  como  condiciones  genÊricas  que  deben  VHU HVWXGLDGDV GH DFXHUGR D FDGD FDVR FRQFUHWR 5H-­ cordemos  que  catalogar  algunos  fenómenos  de  se-­ JXULGDG QDFLRQDO LPSOLFD OD MXVWL¿FDFLyQ GH WRGD OD fuerza  del  Estado,  con  la  posibilidad  de  que  se  ejerza  en  condiciones  excepcionales,  como  la  cancelación  momentånea  de  garantías,  y  la  secrecía  en  la  activi-­ dad  del  Estado,  por  lo  que  es  necesario  tener  mucha  SUHFDXFLyQ HQ VX GHQRPLQDFLyQ S En  el  último  capítulo  se  abordan  las  diversas  impli-­ caciones  que  tiene  tratar  un  caso  de  seguridad  pública  como  asunto  de  seguridad  nacional.  El  ejemplo  por  antonomasia  en  la  actualidad  es  el  aumento  y  recru-­ decimiento  de  la  violencia  desde  2007,  cuando  el  en-­ tonces  presidente  Felipe  Calderón  Hinojosa  declaró  una  guerra  abierta  contra  el  crimen  organizado,  lo  que  ha  desembocado  en  la  alteración  de  la  paz  pública.  El  principal  tema  de  seguridad  pública  que  se  ha  tratado  como  de  seguridad  nacional  es  el  combate  al  narco-­ METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I EMILIO DEL CARMEN LĂ“PEZ

WUiÂżFR WHQLHQGR FRPR XQD GH VXV FRQVHFXHQFLDV OD militarizaciĂłn  del  paĂ­s,  lo  que  nos  ubica  en  la  lĂ­nea  de  polĂ­tica  punitiva,  asĂ­  como  en  una  visiĂłn  restringida  de  la  seguridad  pĂşblica,  donde  se  asegura  que  la  crisis  de  seguridad  para  ser  resuelta  sĂłlo  requiere  el  uso  de  las  fuerzas  armadas,  fuego  contra  fuego.  Lo  que  im-­ plica  no  atender  las  causas  del  delito,  las  cuales  son  mĂşltiples,  tales  como  la  pobreza,  el  desempleo,  la  falta  de  educaciĂłn  y  de  servicios  de  salud,  en  gene-­ ral  hablamos  de  la  carencia  en  la  consolidaciĂłn  del  desarrollo  y  la  falta  de  garantĂ­a  plena  de  diversos  derechos  sociales.  En  MĂŠxico  la  inclusiĂłn  del  ejĂŠrcito  en  temas  de  seguridad  pĂşblica  se  inicia  con  el  combate  al  narco-­ WUiÂżFR TXH VL ELHQ HV XQ WHPD GH VDOXG KD JHQHUD-­ do  graves  problemas  sociales,  de  ahĂ­  que  se  incluya  HO WHPD HQ OD DJHQGD GH VHJXULGDG QDFLRQDO S La  inclusiĂłn  del  ejĂŠrcito  en  tareas  de  seguridad  pĂş-­ blica  ha  tenido  varias  consecuencias,  entre  las  que  GHVWDFDQ SURSLFLDU OD FRUUXSFLyQ GH ODV )XHU]DV $UPDGDV GRQGH HO FDVR GHO *HQHUDO -HV~V *XWLpUUH] 5HEROOR KD VLGR HO PiV HPEOHPiWLFR DVt FRPR OD violaciĂłn  a  los  derechos  humanos,  lo  que  ha  desem-­ ERFDGR HQ VHYHUDV FUtWLFDV D OD &RPLVLyQ 1DFLRQDO GH 'HUHFKRV +XPDQRV &1'+ SRU SDUWH GH RUJDQLVPRV internacionales  como  AmnistĂ­a  Internacional  y  Hu-­ PDQ 5LJKWV :DWFK SS 5HFRUGHPRV TXH ORV GRV UDVJRV PiV SHOLJURVRV GH OD FULVLV GH VHJXULGDG S~EOLFD VRQ D HO LQFUHPHQWR de  los  delitos  violentos  donde  se  usa  la  fuerza  con  OD LQWHQFLyQ GH LQIXQGLU WHPRU \ E ORV QLYHOHV GH corrupciĂłn  en  las  instituciones  federales  encargadas  de  las  procuraciĂłn  e  imparticiĂłn  de  justicia,  donde  el  crimen  organizado  se  encuentra  vinculado  con  estos  GRV IHQyPHQRV S 'LFKR HVWR OD PLOLWDUL]D-­ ciĂłn,  la  impunidad,  la  corrupciĂłn  y  la  violaciĂłn  a  los  derechos  humanos,  han  ocasionado  que  el  gobierno  de  Estados  Unidos  desconfĂ­e  de  las  agencias  policia-­ les  mexicanas,  provocando  que  las  diversas  agencias  de  los  dos  paĂ­ses  se  articulen  de  forma  fragmentada Â

METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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y  sectaria.  De  ahí  que  exista  una  divergencia  entre  las  agendas  de  seguridad  nacional  entre  MÊxico  y  Estados  Unidos.  Ahora  bien,  en  la  relación  el  riesgo  que  corre  MÊxico  es  supeditar  su  agenda  de  segu-­ ridad  nacional  a  la  de  Estados  Unidos,  dejando  de  lado  los  temas  que  le  son  relevantes  para  salir  de  la  crisis  de  seguridad. 1XHVWUR SDtV SDUD VXSHUDU OD FULVLV GH VHJXULGDG S~-­ blica  que  ha  puesto  en  riesgo  la  seguridad  de  la  nación  debe  rebasar  su  visión  restringida  del  tema  de  seguri-­ dad,  y  no  centrarse  sólo  en  la  perspectiva  del  castigo.  Uno  de  los  aspectos  que  han  faltado  en  la  agenda  de  seguridad  nacional  es  la  superación  de  las  condicio-­ nes  de  pobreza  que  actualmente  padece  el  país.  Las  condiciones  de  marginación  por  las  que  atraviesan  millones  de  mexicanos  ha  sido  tierra  fÊrtil  para  todos  DTXHOORV JUXSRV TXH EXVFDQ DOWHUDU OD SD] S~EOLFD 1R hay  duda  que  la  superación  de  la  pobreza  mediante  la  creación  de  objetivos  nacionales  enfocados  a  la  procuración  del  bienestar  social,  permitirå  favorecer  el  establecimiento  de  una  cultura  de  la  legalidad  y  el  fortalecimiento  del  Estado  democråtico  de  derecho.  Las  políticas  de  seguridad  deben  superar  la  idea  de  sólo  buscar  garantizar  la  vida  de  los  seres  humanos,  sino  que  tambiÊn  tienen  que  procurar  potenciar  la  ca-­ lidad  de  vida  de  la  gente,  lo  que  nos  permitirå  buscar  materializar  la  seguridad  humana.  De  este  modo,  se  debe  adoptar  una  visión  amplia  que  incluya  en  la  agenda  de  seguridad  nacional  el  tema  del  desarrollo,  ya  que  sin  Êste  no  se  podrå  su-­ perar  la  crisis  de  seguridad.  De  no  suceder,  MÊxico  se  acercarå  cada  vez  mås  a  ser  un  Estado  fallido,  o  cuando  menos,  con  ciertas  zonas  en  las  que  se  dude  si  gobierna  el  Estado  o  el  crimen  organizado,  como  ya  se  ha  venido  haciendo.  En  el  libro  aquí  presenta-­ GR SRGHPRV HQFRQWUDU YDULRV HMHV TXH FODUL¿TXHQ HO estado  actual  que  guarda  la  crisis  de  seguridad,  así  como  ricas  propuestas  conceptuales  y  pråcticas  sobre  el  fenómeno  de  la  inseguridad  que  aqueja  a  millones  de  mexicanos,  de  ahí  que  se  recomiende  su  lectura.


teorĂ­a

ÂżPARA  QUÉ  OTRO  LIBRO  DE Â

POLĂ?TICA?

Pedro  J.  Meza  Hernåndez*

>-XOLHWD 0DUFRQH 6HUJLR 2U-­ WL] /HURX[ \ ĂˆQJHO 6HUPHxR FRRUGV Los  vĂŠrtigos  de  la  po-­ OtWLFD 8QD UHYLVLyQ GHVGH OD 0R-­ dernidad,  MĂŠxico,  CoyoacĂĄn/ Conacyt/UACM,  2012.]

El  estudio  de  Tocqueville  sobre  el  rÊgimen  antiguo  y  el  estu-­ GLR GH 3DXO 9H\QH VREUH HO GDU FtYLFR HQ OD DQWLJ HGDG FOi-­ sica,  contienen  mås  mecanismos  fÊrtiles  que  casi  cualquier  trabajo  en  las  ciencias  sociales  del  que  tengo  memoria.  &RQWUDULDPHQWH OD PD\RUtD GH ORV HFRQRPLVWDV VRFLyORJRV \ FLHQWt¿FRV SROtWLFRV VRQ PiV XVXDULRV TXH FUHDGRUHV GH KH-­ rramientas. -RQ (OVWHU

E

n  su  obra  clĂĄsica  Los  demasiados  libros *D-­ EULHO =DLG DUJXPHQWD TXH XQD YLGD QR SXHGH DO-­ canzar  para  leer  todos  los  libros  escritos  y  mu-­ cho  menos  los  que  estĂĄn  por  ser  escritos  al  dĂ­a  de  hoy.  $ SDUWLU GH HVWD UHĂ€H[LyQ FDEH SUHJXQWDUVH ¢SDUD TXp otro  libro  de  teorĂ­a  polĂ­tica?  La  respuesta  es  sencilla  si  atendemos  el  Informe  sobre  las  ciencias  sociales  en  el  mundo.  Las  brechas  del  conocimiento,  editado  SRU OD 81(6&2 \ HO &RQVHMR ,QWHUQDFLRQDO GH &LHQ-­ FLDV 6RFLDOHV GRQGH VH H[SOLFD OD VLWXDFLyQ TXH YLYHQ estas  disciplinas  en  AmĂŠrica  Latina  y  en  el  mundo.  El  informe  reconoce  que  si  comparamos  la  producciĂłn  GHO 1RUWH GH $PpULFD \ (XURSD FRQ $PpULFD /DWLQD H[LVWH QR VyOR XQ GpÂżFLW GH SURGXFFLyQ GH WH[WRV GH teorĂ­a  polĂ­tica  en  este  último  continente,  sino  que  tambiĂŠn  existe  un  serio  problema  para  la  distribuciĂłn   Profesor  de  teorĂ­a  polĂ­tica  en  la  Universidad  AutĂłnoma  de  la  Ciudad  de  MĂŠxico.

*

de  investigaciones,  para  generar  colaboraciones  entre  la  diversidad  de  centros  de  investigación,  así  como  el  problema  para  que  se  reconozca  a  la  investigación  social  por  aquellos  que  toman  las  decisiones.  Incluso,  si  reconocemos  que  aquellos  que  son  responsables  de  ODV SROtWLFDV S~EOLFDV VH KDQ EHQH¿FLDGR GH XQD HGX-­ cación  en  ciencias  sociales  o  que  requieren  de  exper-­ tos  para  poder  fortalecer  las  líneas  de  argumentación  TXH MXVWL¿FDQ VXV SODQHV GH JRELHUQR HQWRQFHV OD QH-­ cesidad  de  fortalecer  la  investigación  acadÊmica  es  evidente  y  necesaria. En  este  sentido,  /RV YpUWLJRV GH OD SROtWLFD repre-­ senta  un  esfuerzo  que  responde  a  esta  problemåtica  en  muchos  sentidos.  En  la  presentación  del  libro,  sus  coordinadores  realizan  un  balance  sobre  la  actualidad  política  que  los  lleva  al  reconocimiento  del  hartaz-­ go,  enojo  y  desesperanza  que  caracteriza  a  la  política  contemporånea.  Asimismo,  se  permiten  cierta  nostal-­ METAPOL�TICA  núm. 80, enero -­ marzo de 2013

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IMPRENTA Â PĂšBLICA Â Â I PEDRO J. MEZA HERNĂ NDEZ

gia,  no  sin  un  atisbo  de  ironĂ­a,  cuando  sugieren  que  â€œ[atrĂĄs]  quedaron  las  imĂĄgenes  de  romance  entre  la  clase  polĂ­tica  y  la  sociedad,  aquellas  que  mostraban  a  candidatos  sonrientes  arropados  por  cientos  de  ros-­ tros  felices  o  a  jefes  de  Estado  y  gobierno  dirigirse  HPRWLYDPHQWH D PXOWLWXGHV HQDUGHFLGDV´ S 6LQ HPEDUJR HVWH UHFXHUGR QRVWiOJLFR HV DFRPSD-­ Ăąado  por  un  diagnĂłstico  sobre  los  problemas  que  tiene  TXH HQIUHQWDU OD WHRUtD SROtWLFD 5HFRQRFHQ GRV PDQHUDV de  abordar  el  fenĂłmeno  de  la  polĂ­tica  que  no  permiten  desenmascarar  la  corrupciĂłn  en  la  que  se  ha  caĂ­do.  La  primera,  argumentan,  estĂĄ  vinculada  a  una  clase  polĂ­tica  TXH SUHÂżHUH D OtGHUHV PHVLiQLFRV \ HPSUHVDULRV GLItFLOHV GH SUHVHQWDU IUHQWH D XQD VRFLHGDG ÂłGHFHQWH´ 1R REV-­ tante,  la  falla  estĂĄ  no  sĂłlo  en  la  bĂşsqueda  y  logro  de  sus  ¿QHV SDUWLFXODUHV VLQR TXH QRV SRGHPRV SHUFDWDU GH pVWD por  la  corrupciĂłn  del  lenguaje  polĂ­tico  cuando  se  recu-­ rre  a  la  metĂĄfora  mĂŠdica  del  cuerpo  social  gravemente  enfermo  que  sirve  para  explicar  el  hartazgo  y  el  enojo  de  muchos  de  los  ciudadanos.  Asimismo,  es  necesario  reconocer  que  el  uso  de  la  metĂĄfora  mĂŠdica  no  sĂłlo  co-­ rrompe  el  discurso  polĂ­tico,  sino  que  como  lo  expuso  Hannah  Arendt  en  su  ensayo  Sobre  la  violencia,  sirve  FRPR MXVWLÂżFDFLyQ SDUD HO XVR GH OD YLROHQFLD 7DO PH-­ tĂĄfora  consiste  en  suponer  que  el  cuerpo  social  estĂĄ  en-­ fermo,  algunos  polĂ­ticos  pueden  diagnosticar,  incluso,  enfermo  de  cĂĄncer  y  que,  por  consiguiente,  el  cuerpo  social  debe  ser  intervenido  quirĂşrgicamente.  Por  ello,  esta  manera  de  diagnĂłstico  polĂ­tico  tiene  que  dejarse  de  lado  porque  ademĂĄs  de  prevenirnos  de  los  intereses  de  grupo,  tambiĂŠn  determina  el  inicio  de  la  antipolĂ­tica,  es  decir,  del  uso  de  la  fuerza  como  mĂŠtodo,  donde  la  última  palabra  ante  un  cuerpo  enfermo  es  la  del  cirujano.  /D LGHD GH TXH ORV FRQĂ€LFWRV SROtWLFRV WLHQHQ TXH VHU resueltos  por  un  cirujano  que  conozca  la  tĂŠcnica  para  acabar  con  el  mal  diagnosticado  nos  coloca  frente  a  la  segunda  forma  equĂ­voca  para  responder  a  la  insatisfac-­ ciĂłn  de  los  ciudadanos,  que  se  caracteriza  por  aquellos  analistas,  consultores,  consejeros  y  funcionarios  que  minimizan  el  problema  de  la  crisis  que  atraviesan  las  VRFLHGDGHV FRQWHPSRUiQHDV 6L ELHQ VH SXHGH DFHSWDU que  el  lenguaje  utilizado  por  este  tipo  de  anĂĄlisis  pre-­ senta  soluciones  distintas  a  la  intervenciĂłn  quirĂşrgica  para  la  enfermedad  de  la  insatisfacciĂłn  polĂ­tica,  hay  que  reconocer  que  la  respuesta  se  queda  corta.  La  ra-­ zĂłn  es  sencilla  y  consiste  en  entender  que  al  encontrar-­ se  la  polĂ­tica  vacĂ­a  de  contenido  y  formas  que  motiven  D ORV FLXGDGDQRV HV QHFHVDULR DOLPHQWDU OD UHĂ€H[LyQ con  algo  mĂĄs  que  el  mero  anĂĄlisis  instrumental,  se  tie-­ ne  que  recurrir  a  un  tipo  de  anĂĄlisis  mĂĄs  profundo  que  lo  coloque  como  un  problema  de  moral  pĂşblica. METAPOLĂ?TICA  nĂşm. 80, enero -­ marzo de 2013

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Esta  exigencia  estĂĄ  nutrida  por  un  espĂ­ritu  crĂ­tico  frente  a  estos  dos  tipos  de  anĂĄlisis  y  la  ventaja  agregada  que  presentan  los  diferentes  textos  contenidos  consiste  HQ HO ULJRU OD FODULGDG \ OD E~VTXHGD GH VLJQLÂżFDGRV La  manera  de  conseguirlo  atiende  a  la  cada  vez  mĂĄs  FRQRFLGD \ GLIXQGLGD SURSXHVWD GH 1RUEHUWR %REELR OD cual  consiste  en  recurrir  a  los  clĂĄsicos  como  referencia  no  sĂłlo  para  entender  el  pasado  de  la  tradiciĂłn  polĂ­tica  moderna,  sino  para  sugerir  una  claridad  en  el  lenguaje  polĂ­tico,  en  el  anĂĄlisis  y  en  la  explicaciĂłn  de  la  polĂ­tica. El  criterio  de  selecciĂłn  propuesto  por  los  coordina-­ dores  hace  posible  una  lectura  desde  mĂşltiples  direc-­ WULFHV JXLDGDV SRU XQ HVSDFLR WHPSRUDO HVSHFtÂżFR VH LQLFLD FRQ XQD UHYLVLyQ GH 0DTXLDYHOR 6HUJLR 2UWL] /HURX[ \ VH WHUPLQD FRQ OD OHFWXUD GH 0DU[ *HUDU-­ GR ĂˆYDORV 7HQRULR 7DPELpQ HQFRQWUDPRV OD UHYLVLyQ de  los  dos  mĂĄs  importantes  autores  de  teorĂ­a  polĂ­tica  HQ OHQJXD LQJOHVD 7KRPDV +REEHV $QGUHD *UHSSL \ -RKQ /RFNH ĂˆOYDUR $UDJyQ 5LYHUD GH LJXDO PRGR VH revisa  la  tradiciĂłn  escocesa  a  partir  de  la  obra  de  David  +XPH -XOLR %HOWUiQ $GDP 6PLWK (QULTXH 6HUUDQR *yPH] \ $GDP )HUJXVRQ 0DUtD ,VDEHO :HQFHV 6L-­ PRQ WDPELpQ HQ OHQJXD LQJOHVD VH UHYLVD D XQ DXWRU FRPR (GPXQG %XUNH 9tFWRU $ODUFyQ 2OJXtQ 1R SRGtD IDOWDU OD UHYLVLyQ GH OD WUDGLFLyQ IUDQFHVD la  cual  comienza  con  una  lectura  en  clave  republicana  GH (WLHQQH GH /D %RsWLH -RVp /XLV %HUODQJD HQ FOD-­ ve  liberal  se  lee  la  obra  de  Montesquieu  (Luis  Eduar-­ GR 0HGLQD 7RUUHV \ 0DULDQD +HUQiQGH] 2OPRV D 5RXVVHDX VH SURSRQH OHHU GHVGH HO URPDQWLFLVPR $UWXUR 6DQWLOODQD HQ XQ WRQR DQDOtWLFR D %HQMDPLQ &RQVWDQW ĂˆQJHO 6HUPHxR XQ WH[WR VREUH *LDP-­ EDWWLVWD 9LFR 'RUD (OYLUD *DUFtD SRU ~OWLPR ÂżMDU la  mirada  en  los  poderes  intermedios  sirve  de  sostĂŠn  para  revisar  al  poderoso  pensamiento  de  Alexis  de  7RFTXHYLOOH -XOLHWD 0DUFRQH /ODPD OD DWHQFLyQ HO reconocimiento  que  realiza  esta  propuesta  para  reali-­ ]DU XQD OHFWXUD SROtWLFD GH ,PPDQXHO .DQW 6REUH pO VH LQFOX\HQ GRV WH[WRV XQR SRU SDUWH GH -RVp )HUQiQGH] 6DQWLOOiQ \ HO RWUR SRU $OHMDQGUR 6DKXt 0DOGRQDGR En  cierta  medida,  el  espĂ­ritu  que  inunda  Los  vĂŠr-­ WLJRV GH OD SROtWLFD representa  una  crĂ­tica  al  anĂĄlisis  PHUDPHQWH WpFQLFR GH OD SROtWLFD OR FXDO VLJQLÂżFD que  no  puede  ser  este  el  único  punto  de  vista  que  nos  sirva  para  comprender  a  la  sociedad  contemporĂĄnea.  Por  consiguiente,  tiene  que  ir  mĂĄs  allĂĄ  de  la  estrate-­ gia  operante  del  uso  de  conceptos  y  teorĂ­as;Íž  es  decir,  profundizar  en  el  debate  contemporĂĄneo  a  partir  de  ORV FOiVLFRV FRQ HO ÂżQ GH FODULÂżFDU HO Op[LFR SROtWLFR y  mantener  viva  la  discusiĂłn  no  sĂłlo  acadĂŠmica,  sino  tambiĂŠn  en  åmbitos  de  prĂĄctica  polĂ­tica. Â




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