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El opresor y el oprimido, por Angeles Montañez Ramírez - Reseña

El machismo es una realidad que

a muchos les cuesta aceptar, pues existe desde frases cotidianas y aparentemente pasivas hasta la violencia física y psicológica en los alrededores, un hogar, un escuela, el trabajo, etc. El machismo que se inculca en un entorno familiar desde pronta edad en hombres y mujeres es el más peligroso, pues se vive, habla, agrede tan naturalmente que niños y niñas lo terminan normalizando. Chimamanda Ngozi nos presenta

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Algo alrededor de tu cuello, una obra cuyo título nos adelanta las violencias invisibles, empero tangibles, dentro de cada cuento; es posible interpretar diversamente la brevedad del título, comenzando con un aviso de Ngozi, que nos sugiere algo asfixiante, un advertencia de que una opresión está sofocando nuestra libertad, quizá con sigilo, o tan abruptamente que ni siquiera notamos cuándo comenzó.

Realizaré un análisis sobre una figura femenina desde una perspectiva dual, es decir, la figura materna como la oprimida y quien oprime, argumentando ambas acciones desde el enfoque de los postulados feministas en la historia; lo anterior se enfoca a las desigualdades de género, y más específicamente al discurso feminista de Ngozi. La complejidad de un concepto como el feminismo requiere contexto para profundizar en el análisis de sus cuentos.

La primera ola del feminismo comienza alrededor del siglo XVIII; los principios, tópicos, o postulados de este movimiento generalmente se engloban en la desigualdad, sin embargo, las mujeres a lo largo de la historia han luchado por distintas nociones de injusticia. Según Amelia Valcárcel en su obra La memoria colectiva y los retos del feminismo, la primera ola del feminismo inicia de la siguiente manera:

“[…] tiene su obra fundacional en la Vindicación de Mary Wollstonecraft, un alegato pormenorizado contra la exclusión de las mujeres del campo completo de

bienes y derechos que diseña la teoría política rosseauniana. Esta obra decanta la polémica feminista ilustrada, sintetiza sus argumentos y, por su articulación proyectiva, se convierte en el primer clásico del feminismo en sentido estricto” (Valcárcel, pág. 6).

Mary Wollstonecraft retoma muchos postulados de la ilustración en su obra, y lo conduce con una intención que defienda los derechos para las mujeres, es por eso que Valcárcel se refiere al feminismo como un “hijo no deseado de la ilustración”, pues menciona que en el discurso planteado por Rousseau con respecto a la privación de derechos y bienes no hay distinción de sexo, por lo tanto, de manera quizá inconsciente, Rousseau le da validez al postulado feminista, pues su discurso admite que no es posible privarle los derechos a las mujeres.

La segunda ola del feminismo se conoce como la trayectoria que toma del sufragismo a Simone de Beauvoir. La muerte de Emily W. Davison, significó un acto feminista con el que se contarían ya sesenta años de lucha por el derecho al voto. Con anterioridad, según Nuria Varela, las mujeres norteamericanas llevaban ya la delantera con dicha lucha.

Las sufragistas surgen a partir de una realización de la esclavitud debido a su entorno en el siglo XIX. Varela cuenta que las hermanas Sarah y Angelina Grimké fueron las primeras activistas en contra de la esclavitud debido a su crecimiento en un hogar con esclavos. “Así se desarrolló un feminismo de clase, socialista y comunista, junto al feminismo de las sufragistas y en ocasiones frente a él. cuando las feministas socialistas tratan de empujar a sus camaradas a llevar sus promesas a la práctica, entonces sufren las ambivalencias y los conflictos. En ciertos momentos, incluso, las mujeres socialistas no se atreven a insistir demasiado en sus objetivos feministas por temor a perjudicar la causa socialista. Las mujeres continuaban siendo "la causa aplazada".

Ahora, también por los marxistas para quienes lo importante era la revolución del proletariado y no la de las mujeres. Daban por hecho que, conseguida la primera, conseguida la segunda. Muchas mujeres sospechaban que no sería así tras tantas traiciones acumuladas ya a esas alturas. La historia les daría la razón” (Nuria, pág. 61).

Tiempo después, surge la tercera ola, a mediados del siglo XX comienza nuevamente la noción de la mujer que pertenece a la casa, pues existía el sueño post-guerra, explica Nuria, donde el soldado busca un buen hogar con una mujer amorosa y dulce que los atienda, y formar una familia tras las abundantes muertes en todo el mundo. Las mujeres habían ocupado puestos que los hombres dejaron por ir a la guerra, y una vez que terminó, fueron obligadas a quedarse una vez más en sus casas, de manera que el empoderamiento de la mujer sosteniendo un país y la economía en tiempo de guerra, fue rápidamente arrebatado. Nuria presenta el caso de Betty Friedan, quien tras ser despedida por su embarazo se volvió una escritora freelancer de artículos para las amas de casa: “«Es el problema. Soy la esposa de Jim y la mamá de Janey, especialista en poner pa-

ñales y monos de nieve, en servir comidas, en hacer de chófer. ¿Pero yo quién soy como persona? Es como si el mundo siguiera adelante sin mí.» Así fue como Friedan identificó lo que más tarde llamaría «el problema que no tiene nombre»” (Nuria, pág. 77). A partir de estos cuestionamientos surge un libro best-seller representante del significado de la tercera ola: La mística de la feminidad (1963).Finalmente, se cree que hay una cuarta ola del feminismo, donde se habla de una mezcla de las anteriores o bien su relevancia cibernética; sin embargo, también establecen que es simplemente una extensión de las demás.

Para comenzar el análisis de la obra de Ngozi, se explica a continuación brevemente el papel de la autora en el feminismo. Casa África, un blog de España nos presenta la cultura africana desde un enfoque literario, cultural y empresarial; este blog nos introduce a la vida de Chimamanda Ngozi como una autora que con sus diversas premiaciones “[…] incide sobre la necesidad de usar referentes africanos en la obra que sale del continente, para evitar que las historias sólo tengan elementos occidentales”. De igual manera explica que Ngozi siempre se vio rodeada de educadores y escritores en Nigeria. Este mismo blog explica la visión feminista de Ngozi en una entrevista que tienen en 2017.

En dicha entrevista se resaltan dos puntos, la noción de Ngozi de ser negra hasta su llegar a E.U.A y el feminismo que desde pequeña arraiga en sus palabras incluso antes de saber el significado de la palabra. Tiene distintos artículos y obras que incitan a las mujeres a ser y aprender sobre el feminismo:

“Cuando me preguntan cuándo comencé a ser feminista, es difícil para mí responder, porque siempre lo he sido. Cuando era muy pequeña no recuerdo cómo me daba cuenta de que el mundo le daba ciertos privilegios a los hombres pero no a las mujeres, que hay do-

bles estándares; los roles limitan con mucha más rigidez a la mujer que al hombre, pero a los hombres también les afectaba. Por ejemplo en mi cultura, cuando hay visitas hay que rendir ciertos saludos y rituales ofreciéndoles comida, algo que encuentro muy hermoso, pero cuando era niña me di cuenta de que las mujeres no podían tener esa comida, y recuerdo que al preguntar por qué a mi tío, él dijo “oh, bueno, porque son mujeres, claro”, como si fuera algo obvio, recuerdo haber pensado que eso no tenía sentido”. (Ngozi en entrevista de Casa España en 2017). En el texto de Ngozi es posible encontrar precisamente su forma de presenciar el “sin sentido” que describe, puesto que el personaje se trata de una niña en distintos cuentos de Algo alrededor de tu cuello. Para comenzar el análisis se tomará como figura femenina la noción infantil de las protagonistas y el papel de la madre en distintos cuentos.

En el primer cuento de la antología “La celda uno”, encontramos una familia tradicional, una madre, un padre, una niña y el hermano mayor Nnamabia. El papel oprimido se deja entrever en este primer texto desde la perspectiva maternal, al momento en el que Nnamabia deja que su madre justifique sus errores o bien lleve la responsabilidad de ellos, la madre se ve oprimida y pasa a ser el opresor en consecuencia:

La opresión llega al momento en el que la sociedad orilla a la madre de Nnamabia a responder por su hijo de una forma que no responde por su hija, debido a lo mencionado por la misma Ngozi con respecto a la preferencia varonil en su cultura; en el siguiente fragmento podemos ver un ejemplo de lo anterior:

“Cuando mi madre nos llevaba al mercado, los vendedores gritaban: «Eh, señora, ¿por qué malgastó su piel clara en el chico y dejó a la niña tan oscura? ¿Qué va a hacer un chico con tanta belleza?». Y mi madre se reía, como si asumiera una alegre y traviesa responsabilidad en la belleza de Nnamabia”. (Ngozi, pág: 10).

En un fragmento tan breve como este, es posible observar porque el papel de la opresión en la madre pasa a ser el opresor, debido a que está tomando, aceptando, lo que la sociedad le indica, que la belleza se puede aprovechar más en una mujer, por al estereotipo de una mujer hermosa que consigue marido y que forma una familia; a su vez hace referencia a que su piel oscura es un defecto, retomando la realización de Ngozi, de no saber de su color de piel hasta que hicieron énfasis negativo en la diferencia al llegar a E.U.A.

“¿Por qué el mundo obliga a la mujer a soportar injusticias? ¿Y por qué todos son cómplices de esto?” prensaba Ngozi en su infancia, acto que podemos ver a continuación, una vez más en el papel oprimido de la madre de Nnamabia:

“Cuando en segundo perdió unos libros de la biblioteca, ella dijo a su tutora que nos los había robado el criado. Cuando en tercero salía temprano todos los días para ir a catecismo, y resultó que nunca había ido y que por tanto no podía hacer la primera comunión, ella dijo a los demás padres que tenía malaria el día señalado.

Cuando Nnamabia cogió la llave del coche de mi padre y la incrustó en un trozo de jabón que mi padre encontró antes de que lo llevara a un cerrajero, ella dijo vagamente que sólo estaba experimentando y que no lo había hecho con mala intención.

Cuando robó las preguntas de un examen del despacho de

mi padre y las vendió a sus alumnos, mi madre le gritó, pero luego le dijo a mi padre que, después de todo, tenía dieciséis años y deberían darle más dinero para sus gastos” (Ngozi, pág: 11).

Ngozi explica que en su infancia había gente que hacía la limpieza del hogar,de esta manera es posible identificar uno de los postulados de las feministas en la segunda ola, que aunque no se trata de una esclavitud, prevalece la noción de culpar al “criado”, tal y como hace la madre de Nnamabia para justificar los actos de su hijo, volviéndose una vez más la opresora. La violencia que se ejerce en la madre de Nnamabia la orillan a ejercerla para defender lo indefendible; en repetidas ocasiones la protagonista demuestra su descontento ante las actitudes de su madre, pues deja en sus palabras la firmeza de que es consciente de una injusticia y que su madre deja pasar:“—¿Cuánto te dieron por mi oro? —preguntó mi madre.

Y cuando él le respondió, ella se llevó las manos a la cabeza y gritó: —¡Oh! ¡Oh! ¡Chi m egbuo m! ¡Mi Dios me ha matado!— E r a como si creyera que lo mí- n i m o

que podía haber hecho él era conseguir un buen precio. Quise abofetearla.” (Ngozi, pág: 8).

Por otro lado, Ngozi menciona que los textos clásicos sobre el feminismo o sus teorías son en su mayoría sobre divisiones, porque además de tratarse de un feminismo occidental, se concentra a su vez en problemáticas en específico que sólo distancian a las mujeres; menciona que su discurso sobre el feminismo ha llegado tan lejos porque le ha dado a las mujeres una voz, les ha dado situaciones que ya conocen y que en el mundo cotidiano aún resulta tabú. En el siguiente fragmento del cuento “Una experiencia privada” podemos observar un tema precisamente tabú en la maternidad desde el papel de la mujer oprimida, ya que evidencia la sexualización de las partes el cuerpo que en el hombre no lo están: los pezones y la lactancia:

“—Me arden los pezones como si fueran pimienta.

Antes de que Chika pueda tragar la burbuja de sorpresa que tiene en la garganta y responder algo, la mujer se levanta la blusa y se desabrocha el cierre delantero de un gastado sujetador negro. Saca los billetes de diez y veinte nairas que lleva doblados en el sujetador antes de liberar los pechos.

—Me arden como pimienta —repite, cogiéndoselos con las manos ahuecadas e inclinándose hacia Chika como si se los ofreciera” (Ngozi, pág: 44).Chika se sorprende ante la naturalidad con la que la mujer deja ver su torso desnudo, con la única intención de sentirse más cómoda, sin embargo, tras analizar la situación, Chika comienza a aconsejar a la mujer, creando un vínculo y una comprensión mutua, se encuentran ocultándose de un disturbio, y es tangible una noción de sororidad.

En “Jumping Monkey Hill” observamos a la madre de Chioma con sus tías, una vez que su esposo la ha dejado, las tías de Chioma le dicen a su madre lo que se espera que haga una mujer, son opresoras de la madre de Chioma en su papel de oprimidas al mismo tiempo:

“«Estamos dispuestas a ir contigo para que le supliques que vuelva a casa, o a ir nosotras solas y suplicar en tu nombre». Pero la madre de Chioma respondió: «Por nada en el mundo. No pienso suplicar. Ya es suficiente». Tía Funmi llegó y dijo que la Mujer Amarilla lo había encadenado con una medicina y que conocía un buen baalawo que podía liberarlo. La madre de Chioma replicó: «No, no voy a ir».” (Ngozi, pág: 92).

El feminismo está presente en todos los rincones del mundo por una simple razón, el problema está en todos esos espacios; feminismo occidental, africano, islámico, etc. siempre va con la idea de una liberación femenina;

El feminismo existe y seguirá existiendo hasta que se comprenda que el problema radica en la injusticia que las mujeres sufren todos los días. Una mujer puede ir desde la opresión a ser opresora precisamente por su privación de libertad, es decir que a fin de cuentas todas ellas tienen “algo alrededor de su cuello” que no las deja expresarse, y les han inculcado que exigir su libertad o derechos está mal, es por eso que autoras como Chimamanda Ngozi buscan romper las divisiones y ser la que porta voces femeninas para que todas y cada una de ellas se sientan con el derecho de deshacerse de todo tipo de opresión o de ejercerla por presión social. La violencia siempre genera más violencia.

Bibliografía:

Ángeles Jurado. (2017). Chimamanda Ngozi Adichie. 7 de diciembre de 2018, de Casa África Sitio web: http://www.casafrica.es/detalle-who-is-who.jsp%3FDS7. PROID=635510.html

Chimamanda Ngozi Adichie. (2009). Algo alrededor de tu cuello. Epub, German25.

NuriaV Varela. (2008). F e m i n i s m o p a r a p r i n c i p i a n t e s. Barcelona: Ediciones B, S. A.

Amelia Valcárcel. (2001). La memoria colectiva y los retos del feminismo. Chile: CEPAL.

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