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Geschenk und Galle por Erasmo W. Neumann
from Nudo Gordiano #8
por Erasmo W. Neumann.
Más tardó el párroco en acomodar a san Antonio de Padua en el nicho que las solteronas del pueblo en ir a robarle el niño y ponerlo de cabeza. Resultó efectivo el santo, sin embargo: de súbito, las más polvorientas vírgenes presumían galán en la plaza. Al correrse la voz, mujeres de toda la región fueron en busca de la milagrosa imagen, que tuvo a bien concederle a cada una su favor; el perplejo cura ofició más bodas en los meses siguientes que en todos sus años de vocación. Mas aconteció que una mañana, al abrir las puertas del templo, se topó con un contingente de féminas que de inmediato hicieron fila ante la hornacina y su dorada urna.
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“¿Tan desesperadas estarán?”, preguntó el hombre para sus adentros, pero más tarde descubrió que no depositaron monedas ni billetes como era habitual, sino docenas de papeletas. Extrañado, miró por encima de ambos hombros antes de desdoblarlas y leer sus contenidos.
“No es cariñoso”. “Prefiere irse con sus amigos”. “Bebe demasiado”. “Se lo pasa hablando de su madre”.
Sonrió al reparar en que las otrora urgidas, disgustadas por las hieles que también conlleva el amor, hicieron de aquello un buzón de quejas. Mas su buen humor se disipó conforme los testimonios de descontento se apilaron y las veladoras a los pies de la figura se extinguieron. Ni un ápice quedó de la devoción previa, y hubo de retirar su efigie no por el coraje que le profesaban las decepcionadas feligresas, sino por petición del encargado del Registro Civil: la insólita ola de divorcios que atendían era culpa suya.
Optó por reemplazar a san Antonio con san Judas Tadeo; que éste remediara los males dejados por aquél.
A Angélica
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