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El andar callado de un labio sin palabra ni padre por Augusto Fermín Zavala

por Augusto Fermín Zavala.

Sin guías, ni faros.

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Herrumbre de humano navegante.

(Malversación de fondos corpóreos)

Se recuesta y se recompone tirita,

tirlanga de sombra.

Baila, se desespera;

en su verso como una ola,

se hunde.

Es un anfibio

molusco y ostra.

La palabra negada del árbol

nos sucede,

nos alimenta,

nos rompe.

Sin más paraíso que la carne,

avanzamos.

Ella.

(Soledad)

Siembra y engendra

suda y sufre.

Ella

(Poesía)

Lengua subterránea enraizada en el pecho herido.

La voz de cristal encima del sepulcro.

La rima necia llora en el horror de saberse eco.

Avanza...

Lamenta en su brazo la cabeza de ella

ahorra letras

abrevia

no

nunca

estallido.

(Conclusos)

Incompletos.

El mundo es ceniza y nosotros,

minúsculos;

no somos más que

hojuelas de piel sobre un río.

Trabados, enterrados.

Buscamos suspiros en la historia que pertenece a otros cuerpos,

a otros otros y otros más.

Los ayeres reconocen apenas

su oración reducida a una lágrima.

Ya nos manchamos de pecado

Ya fuimos niños, mariposas y pasto

Ya surgimos del fango y nos lavamos las heridas

Ya creímos,

creamos

Ya todo

fue un Algo imposible.

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