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a comienzo este Perro Negro de la Calle número 69. Qué bonito número. Y con él, llegamos al ombligo de este año tempestuoso y claramente violento. Lo único que podemos pedir para la segunda mitad de este 2022 es que apacigüe las aguas tormentosas que han inundado mentes y almas en estos meses. Aunque, conociendo bien a nuestra especie, puede que sea mucho pedir. Muy bien, lector, si estás leyendo esto, prepárate para una gran compilación de artes literarias, en donde nuestras plumas y las letras que estas han escrito te llenaran de emociones y sentimientos que tal vez necesites en tu vida justo ahora mismo. Así que relájate y ponte cómodo porque este can viene a concederte momentos amenos y pasiones impulsadas por la magia de la palabra escrita. Déjate invadir por esta alquimia de las letras.
Amaury R. Ledesma
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stimados amigos escritores, estimados amigos editores de revistas y portales: textos inéditos sólo se le pueden pedir a un autor si pretendes pagarle por la exclusiva. Lo real es esto. En la mayoría de las revistas literarias, impresas o en de las que son solo blogs, pero se anuncian como revistas electrónicas, se tienen alrededor de 10 y 25 (pongamos 50, si queremos ser bondadosos) lectores asiduos en promedio de los textos que en ella se publican (las revistas que ya se han ganado un respeto entre los lectores, y son leías por decenas, cientos, miles de lectores, generalmente pagan por las colaboraciones, e incluso en muchas de ellas solo puedes participar por invitación); y esos 10 o 25 lectores (dijimos que tal vez sean 50), de la gran mayoría de las revistas, son los que publican continuamente en ellas, y muchas veces forman parte de la misma revista: de su consejo editorial, como columnistas o colaboradores invitados. De esta forma, si a un autor se le exige un material inédito, dicho material solamente llegará a esas 50 personas, a esos 50 lectores. El escribir es un Oficio, además de un arte, requiere tiempo de lectura, tiempo de escribir, tiempo de revisiones, el autor pone todo de sí en sus creaciones, para que al final apenas puedan leerlas ¿50 personas de cada revista? ¿y no pueda publicar su texto en ninguna otra parte? Lo más importante de la literatura, por ser en sí misma lenguaje, es comunicar, llegar a muchas personas, al mayor número de lectores posible. Esa es la idea de los grandes tirajes, que las obras puedan llegar a tantas personas como se pueda. La presencia de revistas, blogs de literatura, permite esto; si el autor puede publicar la misma obra en muchas latitudes, en muchos portales, tendrá más oportunidad de ser leído. Porque si cada portal tiene (volvamos al número) entre 10 a 50 lectores, mientras aparezca en más revistas, la posibilidad de que su obra logre más lectores aumenta para cada revista donde aparezca la obra. Al final el editor de la revista tiene que reflexionar en esto: No exigir cuando no da. Dejar de creer que, porque tiene 14 mil visitas, crea que tiene 14 mil lectores, porque pudiera estar, con el tiempo, apenas siendo los mismos lectores-autores de su revista que entran a ver si publicaron bien su texto, y lo vuelven a leer una y otra vez, y eso hace que el contador de entradas se mueva. Un editor de revistas debería, entonces, tener contadores automatizados que No cuenten sus propias entradas a la revista, que cuenten el IP de los ordenadores diferentes que se conectan, y que pueda diferenciar cuántos IPs de los ordenadores entran cada día, semana, mes, año, para no estar contando el mismo IP, que casi siempre (aunque no todas las veces) podría estar refiriéndose al mismo lector y sus muchas vistas del portal. Además, deberían de contar con números de referencia como el ISNN (Número Internacional Normalizado para Publicaciones Seriadas), señalar la fecha de publicación y el lugar desde donde la revista se genera. Querido editor de revistas literarias, si vas a exigir textos inéditos, paga por ellos. Paga por tener esa exclusiva. No esperes que los textos que publicas en tu revista moneticen tu portal o tu blog, porque si eso estás haciendo: monetizando tu blog con los textos que
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publicas, entonces ¿por qué no pagas a los autores por los textos que voluntariamente te entregan? Si quieres textos de creación literaria inéditos, paga por ellos. Si no pagas, no debes exigir que una obra sea inédita. Yo te invito a funcionar mejor como un promotor de literatura, compartiendo el trabajo de tus compañeros. Celebra compartir la obra de aquellos que escriben. Vuélvete exigente con la calidad, lo que para ti sea calidad literaria, lo que tú y tu equipo editor consideren su línea editorial, pero no exijas textos inéditos si no pagas por ellos. Tengan algo de ética literaria con sus exigencias.
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Sobre el autor: Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español-árabe, 2011, y español-polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de
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niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020, y Donde no falta nada, 2021. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser. Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.
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n manotazo de luz en la frente. Una plaza de Montreal. Solo eso, y nada más: sitio real de este universo. A la desnudez del árbol, ni un pájaro asomándose, pero atenta a la blancura del pensamiento la mirada aquella.
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Sobre el autor: Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt, Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos, Matanzas, Cuba. Graduado de Bachiller. Actualmente jubilado por Baja Visión. Numerosos relatos breves y poemas suyos han sido publicados en 60 revistas y 17 antologías digitales de varios países de Europa y Latinoamérica.
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in caer, sin fraudes, sin proyectiles, pude hallar la solución.
Todos quieren el aire que se respira con el solo contacto de los ojos; todos desean la luna, los árboles, un retrato; todos necesitan al ser humano, al arcoíris transcurriendo sobre el otoño, y al color azul en su continuo reto de llenar los callejones y a todo lo que se antoje vivo. Yo, en cambio, eché raíces en esta casa, mi sombra es habitada por una luz larga, sin heridas ni lágrimas; está vestida con la piel de la mariposa, profundamente insurrecta, enriquecida por el olor del tiempo, dorada por el paisaje de aquellos cuadros de mirada otoñal, corre por los senderos junto a los ruiseñores y se echa junto a los árboles para leer sus versos tardíos. Cautiva de esta condición dice estas palabras y baila, dueña de la lluvia, por los rincones deja trozos de este papel, hasta que alguien quiera adentrarse y vivir su momento.
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Sobre la autora: Krizia Fabiola Tovar Hernández nació en el Estado de México, en 1996. Algunos de sus escritos aparecieron en las revistas Reflexiones Alternas, Poetómanos, Prosa Nostra mx, revista enpoli, Teresa MAGAZINE, revista literaria pluma, pretextos literarios, revista
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hispanoamericana de literatura, revista literaria monolito, Más literatura, clan Kutral, vertedero cultural, circulo literario de mujeres, perro negro de la calle, el morador del umbral, La página escrita, La liebre de fuego, y El templo de las mil puertas, entre otras. Estudió la licenciatura en Ciencias Humanas en el Centro Universitario de Integración Humanística.
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ternidad, Eternidad, Eternidad… ¿Qué vestido tienes? ¿De Juventud o de Vejez? ¿Quién es Vejez? En cualquier caso, Vejez no eres tú, niño y hombre de eternos veintiuno. Amante de flores esqueleto, flores de cristal, abril les dio luz y julio jardines de muerte, antes de nuestra cita cumpliste ajenos designios, ¿acaso paseaba yo por tu pensar un minuto frente al tranvía? ¡Ay, Dios mío, no reconocí gestos de tu adiós! Abandonaste en multitudes de recuerdos tu legendaria voz, a ti, ella, huérfana, te llora…príncipe de la música, ahora ella canta melodías de mis sombras. Para mí tenemos una cita pendiente en la anónima estación, ¿voy tarde para confesarte cuánto te amé? Tres horas antes de medianoche siempre tres minutos antes de media hora siempre, un paso en falso y perdería el tranvía de las 21:27 que sube a Saturno, ese fue el que tú abordaste, con el abrigo tejido con cartas de Cobain y Werther, un minuto menos, un minuto más y tu tiempo ya no sería mi tranvía un minuto menos, un minuto más y tu tranvía ya no sería mi tiempo… Atrapada en esta esfera polvosa, monótona, tediosa, escribiré mi renuncia con tus motivos, mis motivos, te prometo huida sin testigos. ¿Lejos de este imperio sin esperanza recuerdas nuestra hora secreta?
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2:34 de madrugada, Confiaste marcas contando infortunios trazadas en tu cárcel, condena por veintiún años, triste prisionero, encerrado en tu maldito cuerpo como barrotes, tu vida escapó a través de ellos dejándote atrás, un trazo, una cuenta más para luego acabar con tu absurdo camino, torturado Sísifo. Mis sueños que te sueñan como rosa plateada, con tus mejillas color luna, parezco abrazar a un río, que ahoga un latido vacío. ¿Cuándo usaré el vestido de Eternidad? ¿Con telas de Vejez o el de Juventud? ¿En dos años tal vez? a la cita te prometo asistiré… ¡No debo cometer equivocaciones, debo recordar la hora exacta! Cerca del invierno de mis veintisiete tu carta leeré, tus cigarrillos favoritos y la membresía compraré, el perro negro mi corazón entonces devorará, 3 horas antes de medianoche por fin el beso de mi amado llegará, ¿más vieja para tus 21 eternos en el tiempo me mirarás? Quizá, a los 27 volaré desde mi balcón, tenemos nueva hora secreta, las 21:27, ahora veo claro, a los veintisiete toca mi timbre Eternidad …
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Sobre la autora:
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Alina Licor Delgado. Poesías publicadas y traducidas al Bengali e Inglés, Edición especial: World Poetry Feria del libro de Euske de Bangladesh y Feria del Libro de Calcuta -2022. Seis poemas traducidos a tres idiomas publicados en la Revista "Na Bola Kothara"(palabras tacitas) de Calcuta ,India. Poemas suyos han sido publicados en Revistas digitales de México, tales como Anaquel Literario, Literandhum y Perro negro de la calle.
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ternamente el mar me llama, les gusta a todos cerebro y llamas.
Voy y contemplo su inmensidad, pareciera que abraza al cielo a su final. Siempre me da curiosidad el más allá, pero su fondo me atrae más, porque es esfera, tierra bendita, fondo de algas, coral y sal, el que me excita. Flota la brisa y su murmullo, olas que cuentan siglos y siglos ya sumergidos, suspiros blancos, espuma santa, tiene estrellas igual que el cielo, copio su amor y su color, azul de mar es redención, rezos y flores, versos de amores, todos le piden. Cuando me pierdo y ya no existo, siento tu grito y me reclamas, ven a mis aguas, trae tu espada. Mi isla ahoga abrazos, vírgenes santas, clavel y lazos, entonces voy a tu orillita, inquietas aguas mojan mi falda, deshojo versos tú me haces falta. Te veo azul, rojo y verde esperanza, cuando me alcanzas.
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Sobre el autor: Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de
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Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español-árabe, 2011, y español-polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020, y Donde no falta nada, 2021. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser. Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.
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añana será la fiesta, ¿o fue ya el júbilo que sigue siendo? Fugaz crepita el tiempo que arde, consumiéndose tan rápido en la hoguera de la eternidad. La flor del calendario se deshoja, mientras diciembre corriendo va hacia el invierno. Pájaros de enero ya se oyen cantar. Rocío sobre las rosas del alba y una voz tan suave a través del viento viene. Va por los senderos en los que transita el hombre.
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Sobre el autor:
Francois Villanueva Paravicino. Escritor (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o, de su propio país como de países extranjeros. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) Las cenizas de Welles de España. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España. También, ha sido distinguido en otros certámenes literarios.
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esde mi techo los puedo ver mejor. No sé si llamarlos hordas o manadas. ¿Son todavía hombres o, acaso, unas bestias sin alma ni razón? Caminan de un lado a otro, sin sentido aparente, y les gusta saborear, oh diablos, la masa encefálica. Les encanta morder y comerse la carne viva, como si fuera el más encantador de los banquetes. Los he visto destripar a perros y gatos, y hasta a ratas; y, también, a niños, varones y mujeres. Es una fortuna que a estas alturas todavía yo y mi chica aún estemos con vida, pues he visto a los vecinos morir en sus garras y en sus dentelladas. Los vi atrapar a una persona que huía corriendo. Él fue acorralado por una horda de aquellos monstruos. Intentó luchar contra los que se le venían encima y logró vencer a un par o a unos tres; pero después lo inmovilizaron y empezaron a devorarlo con brutalidad. Primero mordieron las carnes de sus hombros, después las de su cuello, en seguida las de su abdomen (le sacaron hasta las vísceras) y las de sus manos; y, cuando ya se derrumbó, vencido, se banquetearon hasta las de sus piernas. Al final solo quedó un esqueleto bañado en un charco de sangre con pedazos de carnes desperdigados en ciertas partes. Fue salvajismo puro observar aquel desenlace. La falta de energía eléctrica ha hecho que me incomunique con mis familiares de otras regiones e, incluso, de la misma ciudad. Según las primeras llamadas telefónicas, la mayoría estaba bien, aunque Fredy y Arón andaban desaparecidos. Diablos, no sé qué les pasó. Espero que no lo que sufrieron muchos, cientos, miles, de los que vivimos en esta ciudad. Es abominable lo que estamos viviendo, es inconcebible. ―Carlos, a este paso, vamos a quedarnos sin provisiones ―dijo Emmy, mi chica. Al voltear, la vi con el rostro preocupado. Le señalé con el dedo, colocándolo encima de mi boca, que no debía alzar mucho la voz y, también, en voz baja le indiqué con la otra mano, apuntando hacia abajo donde los zombis, que la podrían escuchar y atacarnos. Como era de esperarse, los dos escuchamos que abajo golpeaban la puerta de metal, una y otra vez, con la finalidad de querer devorarnos vivos. Avanzamos lentamente y pudimos ver, desde el borde del techo, a una multitud de caminantes arremetiendo con brutalidad. Algunos de esos monstruos alzaron sus cabezas, como si husmearan, y, cual acto mecánico, levantaron la mano buscando atraparnos. ―Serán unos cien ―susurré solo para que ella me oiga. Ella me miró con sorpresa y, después, volvió a clavar la mirada en aquella masa monstruosa y pútrida, que nos tenía acorralados y que, de no hacer nada en contra, nos mataría de hambre. Yo, al levantar el rostro, caí en la cuenta de que los vecinos de la casa de enfrente salieron a sus terrazas a observar el espectáculo y, cuando los observaba más cautelosamente, se hicieron humo, como no queriendo meterse en nuestros asuntos. Le avisé a Emmy. Ella los vio esconderse, y después dijo: ―Son unos malditos cobardes. En unas horas, en el comedor, almorzamos fideos con apanado en un silencio sepulcral, tanto que se podía escuchar nuestros tenedores entrechocarse con los platos y a los mordedores rechinar su deseo de canibalismo. Ella comió doble, al parecer acosada por la angustia. ―Tengo ansiedad. Me preocupa todo esto ―se quejó luego de lavar su trasto―. No podemos seguir así… ―Ya basta. Lo más probable es que vengan soldados a limpiar el lugar. Solo es cuestión de tiempo. No creo que las autoridades nos dejen abandonados a nuestra suerte. Debemos guardar la calma y la compostura. No podemos flaquear ahora.
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―¡No, no! Yo creo que es más difícil de lo que crees. Las cosas no se arreglarán por sí solas. Necesitamos actuar. Debemos ir por un coche y huir de este maldito lugar. Irnos lejos de aquí. ―Eso es lo que estoy haciendo, Emmy. Estoy vigilando todos los días, día, tarde y noche para ver si aquellos monstruos nos dejan un espacio para salir y tomar un coche. Solo debemos esperar… ―¡No, no, no! Esos monstruos no se irán de… Antes de terminar su frase, empezó a llorar. Me acerqué a ella y la consolé. La abracé, la acaricié y traté de calmarla, le dije que todo estaría bien. Al final, nos besamos. Fue un beso frío y húmedo. Pude sentir la sal de sus lágrimas. Cuando nos dirigíamos al techo, a nuestras espaldas escuchamos un ruido extraño que creció hasta convertirse en poderoso estruendo y, al girar, vimos, entre los escombros y la polvareda, que un auto se había estrellado con la puerta de nuestra vivienda. Emmy desesperada no dejó de gritar y yo, de inmediato, me acerqué a ver al maldito idiota que ocasionó aquel accidente. La parte delantera del auto se hallaba ya dentro de mi vivienda y la parte superior de la puerta y el techo, que luego del golpe parecía suspenderse en el aire, se desplomó y dejó una mediana abertura por el que, al primer vistazo que lancé, los comecerebros intentaron con esfuerzo franquear. ―¡Subamos al techo! ¡Huyamos al techo! ―grité y, tomándola de la mano, corrí agilísimo hacia las escaleras. Emmy quiso llevar cosas al último piso, pero yo se lo impedí por la exasperación. Luego de cerrar dos puertas que podrían impedir el avance de los zombis adonde nosotros pensábamos refugiarnos, sentimos que el terrible calor de las tres de la tarde nos mataría tarde o temprano. Fue cuando propuse regresar por provisiones. ―¡Eres un idiota! ¡Eso era lo que quería! ―gritó Emmy. ―Yo iré solo. Tú te quedarás acá. ―¡Diablos! ¡Diablos! ¡Odio todo esto! Sin escucharla más, regresé por las provisiones. Abrí la primera puerta y, con cierto respiro, no pude ver ninguna novedad en el frente. Cerré la puerta para proteger a mi chica, bajé las gradas al pequeño pasadizo y ahí caminé entre un par de cuartos que ejercían de dormitorios. Al final, estaba la puerta a la sala-cocina-comedor, donde había ocurrido el accidente. «Si solo protegemos esa entrada, estaremos más cómodos», pensé como un relámpago de luz. Dudaba en actuar de inmediato por mi cuenta o pedir ayuda a Emmy para trabajar juntos, cuando sentí unos quejidos agonizantes y unos golpes y, de un instante a otro, juguetear con la manija para, finalmente, ser abierta. Miré al hombre que sería el chofer del vehículo siendo mordido por los monstruos, quienes a los segundos lo tumbaron al piso y, encima de él, prosiguieron con su merienda. Yo me quedé estupefacto y, cuando reaccioné, corrí de inmediato al techo. ―¡Están abajo! ¡Están abajo! ―grité al verla al borde de la construcción―. ¡Entran varios! ¡Son decenas! ¡Por Dios, moriremos! ¡Es nuestro fin! ―¡Será mejor que eches llave! ¡Asegura la puerta! ¡De una vez por todas! ―¡Tú tienes las llaves! Emmy, desesperada, buscó en sus bolsillos. Al encontrar la llave, fuera de sí, corrió hacia la puerta. Las llaves casi se le caen de las manos, pero al final persistió y lo logró. Luego, avanzó hacia mí con las manos abiertas, llorando, y nos abrazamos con premura, bajo el terrible calor de media tarde. Sin embargo, con aún mucha más desesperación, vimos que
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intentaban ingresar. Empezaron a golpear una y otra vez la puerta, y solo entonces entendimos que nuestro final se hallaba mucho más cerca de lo que creíamos.
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Sobre el autor: Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt, Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos, Matanzas, Cuba. Graduado de Bachiller. Actualmente jubilado por Baja Visión. Numerosos relatos breves y poemas suyos han sido publicados en 60 revistas y 17 antologías digitales de varios países de Europa y Latinoamérica.
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stoy presto a aferrarme a quien me mire de frente como se mira a la espuma del mar, al sol agitado por sus vientos…al alba.
Yo le hablaré del que ríe y sueña, del que escribió aquellas estrofas sobre banderas y abrigos. Estoy abrazado al árbol semidesnudo, unidos por el mismo orgullo, unidos por la misma valentía, unidos por el mismo lenguaje de nuestros corazones puros. Escalo este instante, sin un futuro entre las manos, solo este instante, me hago presente en su peldaño. Voy a hacer que prevalezca el agua en todas las épocas, nadaré junto a los delfines, junto a esta ciudad aprisionada.
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Sobre la autora: Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico NotiArandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ . Acreedora a un reconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020.
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azador ágil acechando su presa latido firme.
Ofrenda al sol su trofeo amoroso con reverencia. Rosa sangrienta de pétalos efímeros se desprenden. Arrebato fue el instante correcto en el suspiro. Zona peligro tus labios tan ardientes son a mil grados. Ofrezco mi ser en el fuego del volcán de tus adentros. Nacen latidos entonando en su canto la palabra amor.
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Sobre el autor: Juan Rogelio (Ciudad de México, 4 de abril de 1994). Cuenta con una página en Facebook (https://m.facebook.com/Juan—Rogelio—108979084074895), donde comparte, entre otras cosas, algunas de sus obras. Ha publicado poesía en Legüera Cartonera; en Teresa Magazine; en Fanzine Parasitosis; Perro Negro de la Calle; La Letrina; Elipsis Revista; Los Demonios y los Días; Óclesis, Víctimas del Artificio; en la Red de Escritores y Escénicas Potosí; en Puerta Escarlata; en Revista Literaria Raíces; Maquina Combinatoria; y Palabra Infinita. Varias de ellas fueron recitadas, por el locutor André Michel, en Spotify, para la colección #AudiosDeConsumo, del grupo Existencias; y otra más por Gerardo María Giraldo Pérez, para la edición 22 del podcast El Buen Cruel. En narrativa, ha colaborado en Caracola Magazine; en Perro Negro de la Calle; en Fanzine Parasitosis; Comunidad Tus Relatos; delatripa; Pandemic Society; en la revista Unión José Revueltas; en El Narratorio; en Cardenal Revista Literaria; y en Herederos del Kaos.
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e llevaron al más pequeño… Fue llevado a la casa grande… Allí, se encontró a todos los demás Aparicio, reunidos en la sala de estar… Su captor fue a darle un empellón, con mucho salvajismo, metiéndolo en el baño… La dueña del San Bernardo soltó a su perro, que estaba más que embravecido, y lo hizo entrar, tras el pequeño… Se escucharon muchos gruñidos, ladridos y gemidos de dolor… Muchas veces se escucharon algunos golpecillos contra la puerta del baño… Pese a todo, los Aparicio permanecieron impasibles, escuchando cómo el perro hacía el trabajo para el que se le había llevado…
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Sobre la autora: Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera-Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.
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iempre había querido estar un lugar como ese, una habitación apartada de los movimientos cotidianos, de las ciudades; que solo estuviera amueblado con una cama, un baño y una mujer a quien amar y que me amara, pero sin compromiso ni costo económico, sin responsabilidad. Fue difícil encontrar una mujer que incluyera en la relación un lugar así; que no me presionara porque quiere saber de mi vida, mi familia, mi trabajo; que no tenga datos míos, que no sepa a qué me dedico, que no sepa donde vivo, solo un número de teléfono que puede ser bloqueado o desechado. Pero encontrar alguien así ha sido imposible. II He tenido una doble vida, de la cual no se ha dado cuenta ni mi familia, ni en mi trabajo, soy una en la realidad y otra en las redes sociales. Hasta puede considerarse que tengo dos personalidades totalmente diferentes. Por un lado, la mujer de la realidad es profesionista, responsable, líder en su trabajo; genera confianza a las personas que le rodean, que llegan a contarle su vida y llorar en su hombro. Siempre guarda la compostura, jamás la verás perder pie. Por otro lado, la otra personalidad es una mujer muy sencilla, puede comer en la mesa más humilde, beber del mismo vaso, bañarse con agua fría y a jicarazos, dormir en el suelo sobre cartones que aminoran un poco la dureza y frialdad del piso. Puede desnudarse con facilidad ante alguien, sin mostrar vergüenza de su cuerpo imperfecto. Puede hacer el amor con la luz prendida. III Dicen que el ser humano está compuesto por cuerpo, mente y corazón, una división tripartita que explica la esencia de su ser. A partir de esto deduzco que Irene es mujer macho corazón noble; mientas yo soy mujer hembra corazón de roca. Me queda claro que es lo que busco cuando voy con ella; alguien que me de placer, ese exquisito placer que me mantiene con fuerza para seguir actuando la otra personalidad que poseo. Los fines de semana invariablemente estoy con ella. El preámbulo es una sencilla comida casera que puede ser: birria, camarones a la diabla, arroz blanco, pollo rostizado, tortas ahogadas, con su respectiva bebida sin alcohol; pláticas de cómo le fue en la semana, quejas, historias, las cuales escucho a la lejanía, porque realmente no me interesan, pero por educación escucho. Siempre tengo que esperar que se bañe. Me recuesto en los cartones, cubiertos por unas cobijas donde hacemos el amor; escucho música y algunas veces pienso lo bajo que he caído, ¿cómo puedo dormir en el piso?, pero desvío los pensamientos mientras me desnudo, comienzo a excitarme. IV Lo que sigue después es lo de siempre: experimentar con caricias, besos, mordidas, posiciones; cera caliente, cubos de hielo, juguetes sexuales, aparatos de masaje, aceites, texturas; que provocan fantasías, ciertos estados de ánimo y nivel de excitación que se incrementa, gritos, susurros. Descubriendo zonas erógenas antes no exploradas y
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sorprenderme de mis propias respuestas; observar las de ella y así ambas experimentar nuevas sensaciones. Ser manos, labios, lengua, senos, dedos, piernas, vulvas, de nuevo labios, clítoris, orgasmo. Mi orgasmo siempre es retardado, pero ella sabe cómo hacerlo llegar pronto y no solo una vez, sino dos, tres, hasta cuatro veces. Mujer macho corazón noble ¿recuerdas cuando me suplicabas que te hiciera el amor? Varias veces llegue a ser tu mujer macho corazón de roca. Intercambiando roles: Mujer macho corazón noble Mujer hembra corazón noble Mujer corazón enamorado Mujer hembra corazón de roca Mujer macho corazón de roca Mujer corazón olvido. V Yo sé que ella me amaba, pero siempre lo negó; esa entrega no era de una persona que tiene corazón de roca. ¿Cuántas veces la sentí vibrar sobre mi cuerpo?, entre mis piernas, en mis labios; sentir mi rostro empapado al tener sus orgasmos y como su cuerpo sudoroso me abrazaba con fuerza y besaba mi rostro con besos fugaces, pequeños, juntando sus senos a los míos, moviéndose cadenciosamente todavía. Al sentirla así, le pregunté si estaba enamorada de mí y siempre respondió que no, pero siempre sentí lo contrario.
Epílogo Sumergida en la cotidianidad de la vida, después de casi un año de no visitar a Irene, recibo un mensaje donde se me avisa que murió. Tres meses después su familia me lo confirma.
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Sobre la autora:
Mirza Patricia Mendoza Cerna. Nacida en Lima el año 1985. Es cuentista y autora del libro: Tenebrismo - Editorial Sexta Fórmula – 2021. Sus más recientes publicaciones en antologías en lo que va el 2022 son: Museo de Monstruosidades. Microrrelatos de terror de Editorial Cthulhu de Perú. Factor Inesperado (Ebook) de Editorial Minificción de México. 8M-2022 Escritoras Latinoamericanas (Ebook) de Editorial Digital EOS de Argentina. Misterio y Terror SCARLET de Editorial La Rata Esquizofrénica de Perú.
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L
a máquina de escribir se ha malogrado. Mis constantes mudanzas mellaron su estructura. Aún no he escrito el final de mi historia y no lo haré en una sucia computadora sin alma. La máquina empezó a fallar el mes pasado, las teclas sufrían al seguir el ritual danzarín sobre la hoja. El sombrerito de la ñ dejó de funcionar, pero no obstaculizó mi labor. Me dispongo a desarmar la reliquia, comprada por mi abuelo, quien prefirió el artilugio antes que un nuevo arado para sus bueyes. Desde niño la deseé y apenas el viejo estiró la pata me la robé. Sí, eso hice, mis primos mayores también la ambicionaban. Sin embargo, el muchacho tímido y jorobado dio el gran golpe: mi primer delito. Cambié el rodillo un par de veces antes de llegar al lugar en donde estoy. Pienso quedarme unos meses aquí a menos que pase algo raro o que esté fuera de mis planes. Busco quien me publique para poder morir en paz. He enviado los avances de mis manuscritos a varias editoriales sin obtener respuesta. Escribo policial y suspenso. Las películas sobre mafiosos me encantan. Mientras recuerdo una escena de El Escocés donde actúa Robert de Niro, busco mi desarmador. Debo destripar a mi fiel amiga de aventuras. Mi novela no se escribirá sola. La ansiedad por terminarla no me dejará dormir. Quizás es hora de buscar una nueva compañera de teclas más amistosas. Tocan mi puerta, son dos oficiales. Preguntan por mí y niego conocerme. Me muestran un identikit, somos parecidos. Muestro un documento de identificación falso y lo miran de reojo. No pueden entrar, no traen una orden de cateo, presiento que la tendrán pronto. Ya no puedo escabullirme aquí. Reúno las hojas sueltas de la historia que aún no está terminada. Ya no busco el desarmador entre mis pocas pertenencias. La trama cambiará de giro. Debo ubicar otra Olivetti. Meto las hojas en mi maleta con los pocos trapos que suelo llevar encima. Afuera, una leve garúa cae y a nadie parece importarle. El sol está en plena retirada. Maquina en mano y maleta de tela al hombro, camino buscando un lugar digno para la única que me acompañó en mi delirio. Anochece y encuentro un sitio desolado, lejos de la zona urbana. Escarbo un poco y deposito la máquina de escribir dentro del hueco. La tapo con tierra y pongo encima una roca pesada. Sudoroso y sucio camino mucho y prendo un cigarrillo. Por mi lado pasa una patrulla. Dentro, los oficiales hablan de sus asuntos. Siguen buscando al asesino de los boletines o hacen lo de rutina; no tengo cómo saberlo. El cigarro se acaba y emprendo el viaje. ¿Pueden incriminarme mis escritos? Necesito otra máquina urgente, lo que me está pasando no puede esperar para ser plasmado en el papel. En otro terreno baldío descansa una Magnum calibre 44. Si alguien se interesa en mi obra y sigue las pistas sabrá quién es el culpable. Mientras tanto continuaré mi travesía o huida. Para ser famoso debo terminar pronto mi novela.
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Sobre la autora: Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico NotiArandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ . Acreedora a un reconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020.
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C
aracol hueco en la playa solitaria de sal amarga.
Arrecifes son cadera en silencioso vaivén salado. Raíz de coral jardines del deseo tus manos suaves. Incierto beso tus labios juegan, arden desafiantes son. Cuando te vienes en cada golpe de olas moldeas mi piel. Intensidad fue la noche de azares blancos soplos de luna. Aroma a nardos la amapola púrpura estremecida. Sueño en tus brazos renazco en tus caricias y ardo en tu sexo.
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Sobre el autor:
Amaury R. Ledesma (Lagos de Moreno, Jalisco, 16 de agosto de 1991). Narrador y poeta. Arquitecto de profesión. Cofundador, editor y diseñador de la revista literaria digital Perro Negro de la Calle. Su obra narrativa se centra en relatos sobre lo fantástico, lo sobrenatural e ironía. Ha publicado obras en distintas revistas literarias: El noveno arcano, (Revista La Marraqueta, Santiago de Chile, 2019), El puente del recuerdo (Revista franco americana Resonancias, Francia, 2020), El cometa verde (Revista de ciencia ficción y fantasía Teoría Omicrón, Quito, Ecuador, 2020), Seleccionado dentro de la antología Los múltiples rostros de la muerte, con su relato: Para que no estuviera solo (Editorial Aeternum, Perú, 2020), Cenizas secretas (Revista Letralia: Tierra de letras, Cagua, Venezuela, 2020), La mofa de la vida (Revista de creación literaria y humanidades Gibralfaro, Universidad de Málaga, España, 2020), entre otras. En 2022 publicó su primera antología de cuentos en físico, Lo extraño y lo fantástico, con la editorial mexicana Hayal Gücü.
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uando la Madre del Origen exhaló su primer aliento, todo comenzó A partir de ese momento nuevos dioses fueron surgiendo, unos por causalidades del magno evento, otros siendo originados por las voluntades de sus divinos congéneres Casi todo cuanto acaecía contaba con su respectiva deidad, pero aún faltaba algo, alguien, y todas esas conciencias sobrenaturales y sagradas, relativas a la esencia de la inmensidad, se dieron cuenta de ello El Divino Orden clamó aquello que le faltaba Quejándose de su condición incompleta manifestó su pesar, alegando que era imposible mantener todo aquello que se había creado sin aquel factor del que carecía, sin aquello que le ayudara a mantener un ciclo hasta entonces solo concebido en su ideal Por supuesto, él era el menos divino de todos, por tal motivo pedía la venia, y le fue concebida Fue el Gran Tiempo quien tomó la iniciativa, auspiciado y auxiliado, como no podía ser de otra manera, por la Madre del Origen Ambos comenzaron a concebir a aquel ente que le daría un sentido pleno a toda existencia, a toda esencia La Madre del Origen otorgó su vaho, cálido, pleno, primigenio y moldeable El Gran Tiempo añadió el curso de las cosas, de los acontecimientos, el pasar Entonces, de la Madre del Origen brotó una nube gaseosa de infinito caos, y dentro de ella se gestaron miles de manifestaciones eléctricas que aglomeraban todo ese polvo que, por el momento, era solo eso, pero que estaba a punto de cambiar Siendo así, en un breve instante, tan breve, tan minúsculo y cercano a la nada misma, que solo aquellos dioses pudieron captar, entró El Implacable Destino, agregando de él la entropía, la chispa que permitiría arrancar la conciencia del ser que sería, pero que aún no era Fue el turno de la Singular Voluntad del Todo, quien cubrió esa ya arcilla prototípica para darle un sentido, una razón de ser Lo único que faltaba en ese nacimiento de proporciones incomprensibles fue otorgado Y así, siendo consciente de sí mismo, manifestando en su condición neonata la absoluta ironía deificada, sin parangón entre todos sus iguales, y cambiando para siempre las universales leyes que lo habían antecedido, nació, inició, el Dios del Fin.
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Sobre la autora: Karla Macías (Alefilos) nació en la ciudad de Lagos de Moreno Jalisco en 1981, actualmente radica en Aguascalientes, Aguascalientes, gusta de la apreciación de cualquier manifestación artística, su pasión es la poesía, amante de la metáfora, colaboró para Ediciones Afrodita en El deseo de cupido mismo que se encuentra de venta en Amazon.
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aminos en espiral perdiendo el equilibrio, cuando ya nada queda y la batalla se ha perdido. Los mejores soldados se resisten sin dar tregua a lo inevitable, en un campo donde se ha entregado todo con el exterminio previamente pactado. Poco a poco el ánimo palidece, se cierran filas de esperanza en el suelo que se agrieta por sequía, entre un mar de lágrimas que no lo ablandan. La sangre corre por los surcos del dolor ese que se reprime y se disfraza de sonrisas en medio de una festividad de gran algarabía donde detrás del telón la muerte es la única viva.
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Sobre la autora: Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera-Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.
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M
ujer madura casi perfecta, te deslizas con audacia, por las orillas del mar. Tienes el garbo de una felina: elegante soberbia autosuficiente. Alma cautiva siempre expectante anidas en los cuerpos apasionados que arden en su propio fuego y se consumen… A veces eres de todos a veces eres de nadie, sin embargo, ignoran que tu nombre es: Ave Fénix.
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Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es director de las revistas virtuales El Muqui y Minúsculo al Cubo. Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó los libros de cuentos Historias de ciencia ficción (2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010) y El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).
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A Poldark Mego
—N
o me gusta tu cuento del lobo y los tres cerditos, papi. —¿Por qué no, hijita? —Porque el lobo no come, se morirá de hambre. —Sí, come, no se muere de hambre. —¿Qué come? ¿Frutas? —Sí, frutas, verduras, es un lobo vegetariano. —Entonces, ¿por qué se quería comer a los cerditos? —Bueno, hijita, lo que pasa es que los cerditos eran niños, como tú. —¿Y eso qué tiene que ver? —Que el lobo no consume vegetales. Te mentí. Se come las almas de los niños. —Qué miedo, pero no se comió la de los cerditos. —No, pero se comió las almas de todos los chiquillos del pueblo. —Oh, me estás dando más miedo, papi. —Y ten más miedo, porque el lobo soy yo. —¡Tú eres el lobo, papi! —Sí, hijita, soy un lobo que parece hombre. —Ya no tengo miedo, la verdad me caía bien el lobo. —Qué bueno, porque yo, como el lobo del cuento, devoro pequeñas almas. —¿Así como te comiste la mía? —Así mismo, preciosa de mi corazón. —Estoy feliz de estar dentro tuyo, papi. —Yo también estoy feliz, mi amor. —Tengo sueño, me quiero dormir. —Descansa, y recuerda: eres mi almita especial. El demonio, que lucía como hombre, siguió caminando por los alrededores del parque, en busca de nuevas almas de niños para engullir. Se acarició el estómago que, aunque no le molestaba, le pedía más. Tenía un lugar privilegiado para su hija de cinco años. Empero, el resto de las pequeñas almas aullaban de sufrimiento.
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Sobre la autora: Neftalí Nava, nació en Guadalajara, Jalisco en el año de 1999. Actualmente reside en Matamoros, Tamaulipas. Ha participado en las revistas literarias con diversos textos, como lo son Zompantle, Entre comillas y Herederos del Kaos, El Narratorio, Delatripa, Hipérbole Frontera y Perro Negro de la Calle.
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I
E
s aquí tiempo infinito, en el que por más que vuele yo no te encuentro: me duele. Lamento lo vil finito que fue el idilio. Te orbito, te llamo, te amo, te lloro. Hiere el ponzoñoso añoro y me turba como el viento. Veras tristes, no te miento. Murria murria que no ignoro. II Fuera de la zozobrada realidad, aun te sueño. Ensueños que son resuello de mi alma desesperada. Tú los habitas osada, vil e iridiscentemente. Por favor, sal de mi mente: ya que eres calamidad. ¿Que causa soledad? Físicamente no verte.
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Sobre el autor:
Santiago Bojórquez Caudillo. Licenciado en Diseño para la Comunicación Gráfica por la Universidad de Guadalajara en México, habiendo cursado estudios en el campus de artes de esta institución. Diseñador, músico e ilustrador independiente. Profesor de diseño e ilustración digital.
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¿C
ómo estar en éste mundo cuando te arrancan la piel a jirones? ¿Cómo soportarlo si cada paso duele? Valdrá la pena soportarlo como quienes pasan la vida cegados, apendejados, dóciles, borreguiles pedazos de carne. Nadando contracorriente emprendiendo vuelo a algún lugar Existiendo en el no existir de los autómatas, fantaseando mi realidad, tal vez así se soporte solo así.
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Sobre el autor: R.R. Blaiddh. (Nació un martes de principios del 2202, en alguna parte del centro de la República mexicana. A temprana edad descubrió y se enamoró de la literatura, y pronto empezó igual a dedicarse a la escritura. Ha publicado algunos cuentos y relatos cortos de su autoría en revistas digitales como El crimen de un hombre en Revista Zompantle o 2084 en la antología de cuentos 100/40 Cien relatos durante la Cuarentena, de la editorial Yo Publico. Por igual ha publicado algunos de sus poemas y relatos cortos en varios números de la revista Perro Negro de la Calle, y ha escrito novelas inéditas como la Sombra sobre el Castillo o Voces Silenciadas.
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veces pienso que el mundo no puede reducirse a algo tan exacto… Y no sé, lo pienso desde la lógica y, aun así, no creo que pueda reducirse a tanto, a un simple Si o No, o a un Blanc ou Noir, es que no es tan sencillo ¿no? Pero ojalá que lo fuese, querido lector, ¿verdad?)
(A
Y mira que uno más uno no siempre da ni son dos, tampoco con vasto amor se consigue a veces unión, y ni con buena alma se halla siempre a otro corazón así por mucho que intente, nunca puedo ser con vos... En la tangente nunca hallé la diferencia de tu belleza y perdón, por mucho que el ruiseñor cantara, dicen nunca encontró otra voz, igual, aunque insistió y pidió Amor, Pérgamo, ve, se cayó en la perdición, y mi sueño más perdido y nunca verdadero fue darte el último adiós... Asíntotas fuimos. ¿Igual hubiese sido un despropósito eterno como la Conjetura del Oro? Pero mira que todo par mayor que dos es raro y nunca hacen buen coro... ¿O quizás? El problema es que uno es insuficiente, y siempre se busca a otro dios... Largos, tristes y fúnebres, y aún dentro y jodiendo como esos recuerdos... así eran sus ojos negros, su voz estridente y sus piernas, ¡preciosos desaciertos! terribles gustos míos, que tornaron obsesiones, ¡como la calma que a Él siempre imploro!
Líneas paralelas fueron nuestras historias, y nuestras fortunas dos amantes muertos... Nuestra esperanza una tangente que fue y no volvió a encontrarse, dejándome contrito, y tanta belleza jamás bastó, pues nuestra consumación siempre tendió a infinito... Nuestro "amor", o lo que fuera, creo sólo era, a fin de cuentas... conjunto vacío… Tú, que, igual que todos odias el cambio, ese azaroso río y su "mala" corriente... Aunque también hace tiempo que ya no eres lo que fuiste y lo que quisiste... De licor, desidia y amargura igual llenaste tu volumen, y te hiciste como el resto de la gente... Terrible resultado de todo lo que te hicieron, y todo lo que con ello tú te hiciste... Pero y... ¿Qué más da? ¿Qué importa siquiera ya? Me he olvidado igual de más amargos sabores... Y mira que, mirando al infinito y al lúgubre abismo de nuestra existencia, entendí que no todo es pasado, que el desamor no merece más de lo que ya ha sido, y que no sólo están el blanco y el negro como únicas opciones, así como que en la guerra no hay buenos ni malos, y un ser que conoce a otro ser, no siempre dan dos como resultado...
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Mas, ¿qué importa ya? A mí se me termina el tiempo y he contemplado ya en esta tierra peores horrores, Cronos me apresura, y yo con tanto por hacer prefiero olvidar, continuar, quizá conocer nuevos dolores...
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Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es director de las revistas virtuales El Muqui y Minúsculo al Cubo. Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó los libros de cuentos Historias de ciencia ficción (2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010) y El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).
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A
dela preguntó por qué estaba yo tan molesto. Ella no recordaba que me había asesinado y enterrado una noche antes. Claro, no fue su culpa, yo la maltrataba a diario, la violaba, la engañaba con otras mujeres y se lo restregaba en la cara. Ayer estuve a punto de matarla y ella se defendió con las tijeras. Ahora el shock le impedía acordarse de lo ocurrido. Le dije que no estaba enfadado, que tan solo me sentía preocupado por no haberla visto tantas horas. Que la amaba. Solo atinó a sonreír, abrazarme y llorar. Pobrecita. Me facilitó la tarea de quebrarle el cráneo con mis dientes y comerme su lindo cerebro.
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Sobre la autora: Neftalí Nava, nació en Guadalajara, Jalisco en el año de 1999. Actualmente reside en Matamoros, Tamaulipas. Ha participado en las revistas literarias con diversos textos, como lo son Zompantle, Entre comillas y Herederos del Kaos, El Narratorio, Delatripa, Hipérbole Frontera y Perro Negro de la Calle.
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M
i Yo parado sobre la blanda arena, Es mi Yo mar cenizo, mi Yo poeta. Ese ser enamorado canta y espeta versos y sonetos, a tu alma tan plena. Mientras, yo escribo tu nombre en la alta brisa. Tan salada, tan húmeda. Tan... tan sola. Y aquí yazco yo, sobre la dolosa ola de tus dos ojos; tus labios, tu sonrisa. Entre negritud, arena y aguas eternas, mi Yo poeta y humano, juntos te miran. Solitarios, tristes y tontos te admiran. En playa de luces fatuas sempiternas, estoy mirando la luna y las estrellas. Y te juro, que tú estás en todas ellas.
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Sobre el autor: Santiago Bojórquez Caudillo. Licenciado en Diseño para la Comunicación Gráfica por la Universidad de Guadalajara en México, habiendo cursado estudios en el campus de artes de esta institución. Diseñador, músico e ilustrador independiente. Profesor de diseño e ilustración digital.
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Y
o no trabajo escribo en imágenes formales e informales yo no trabajo de 9 a 6 o 9 a 7 mi cerebro se mueve 24 horas x 7 no veo calles veo colores yo no trabajo dejo de mi un poco en cada no-jornada Yo no trabajo recorro el mundo a través de mis neuronas y el cielo se rompe en ideas y miedos y fracasos derrotas yo no trabajo yo soy mi triunfo y mi perdición...
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Sobre el autor: R.R. Blaiddh. (Nació un martes de principios del 2202, en alguna parte del centro de la República mexicana. A temprana edad descubrió y se enamoró de la literatura, y pronto empezó igual a dedicarse a la escritura. Ha publicado algunos cuentos y relatos cortos de su autoría en revistas digitales como El crimen de un hombre en Revista Zompantle o 2084 en la antología de cuentos 100/40 Cien relatos durante la Cuarentena, de la editorial Yo Publico. Por igual ha publicado algunos de sus poemas y relatos cortos en varios números de la revista Perro Negro de la Calle, y ha escrito novelas inéditas como la Sombra sobre el Castillo o Voces Silenciadas.
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e un escrito que me encontré en un papel mojado, hace algunos años… Creo…
(Un joven vate llega otro domingo, tarde, de juerga… Cansado, pero sin resignarse toma un bolígrafo y piensa. Recuerda su infancia, y su último año de primaria… Y se pregunta cómo sería si su pasado se encontrase con su presente. Se imagina a su primer amor, y a las fiestas a las que ahora asiste… Toma la pluma e inspirado, así, escribe estos versos…) En un sueño perfecto si fuimos los dos, nosotros dos y nadie más, en un instante imperfecto, en un mundo irreal habitamos infinitos como las estrellas distantes del alba, que contemplabas cuando aún eras niña... En un mundo ideal nos encontramos y fuimos juntos, en nuestra efímera y bella juventud crecimos, y en aquel sueño no tuviste tanto orgullo para callar pero si mucha lozanía para escuchar de tus labios un sí quiero... Y en la temprana madurez de este nuevo siglo me amaste, y conmigo viviste afortunada y hermosa, y escuchamos el canto de la música de Detroit, y en un festival de aquella hicimos el amor... Ah, pero ¿qué es ello sino sólo la bella culminación? Antes, mucho antes, me escuchaste, y yo toqué tu pelo, y suspiré en tu pelo, mientras tu boca, tu boca me besaba, en el cuello, en los labios, y antes, si… en el alma... En un mundo irreal habité contigo entre las estancias infinitas del tiempo, en fiestas de música electrónica, en el salón del colegio donde tantas veces nos contemplamos, y luego en la esperanza de un mundo nuevo ante nosotros... En un sueño irreal viví y fui contigo, y quizá fui más... Pero en la realidad nos faltó vida, esperanza, alegría misma, y en cambio sobró mucho orgullo y silencio sempiterno... en realidad, aquí, en este mundo real, este mundo inquieto, cada uno se fue por su lugar, por diferentes rumbos de la vida, Ossian te olvidó, y por igual tú a mí, preciosa Aveline, flor de mi infancia, mi primer inviable amor de verano!
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o le cabía ni una sola gota de pintura; sin embargo, por la noche su piel se convertía en el dilema de navegantes y forajidos; ella es el ideario de tipos simples que siempre han pensado que su oleaje quedo es su naturaleza total: hombres comunes que hasta sentir las tempestades de sus besos descubren la tragedia de existir en su ausencia. Ahora lo sé: perdí desde el primer día al verme en las piras abrazadoras de sus ojos, esas que consumen sin distingo el corazón de los tristes y distraídos que se acercan a comparecer ante su alucinante ilusión pictórica. Sería mejor que ella no leyera esto, la vida nos lleva a hacer cosas que no entendemos bien; que nos orillan a consumir cada gota de esperanza con el objetivo de sentir un poco menos, de abrazar nuestros intentos de derrotar la realidad. A ella no le cabía ni una gota más de tinta, pero se prestaba para ser el lienzo de las palabras, para ser parte de los presagios; de los rosarios que los adeptos a la desgracia pronunciamos las pocas noches de suerte: al menos eso pensé cuando aquella mujer de piernas dulces me dijo que le gustaba mi vieja camisa. Ella podía haberme acuchillado en cualquier momento, sus ojos tenían el fuego y la actitud para terminar la mismísima lucha de clases: ella era la clave, la marcha… el grito; serenaba ídolos falsos, consagraba templos profanos de baile en nombre del dios de la libertad y la revuelta: ese que no es el de la guerra; ese que en verdad nos cuida. Compartí con ella muy pocas cosas, pero lo que más me gustaba era su odio genuino por la desigualdad y el abuso sistémico o lo que eso significara. La verdad es que entendí la mitad de la libertad que me ofreció, me perdí un poco más en lo que yo quise ir cediendo por estar con ella. No es un reclamo válido decir esto en un sitio en el que ella no puede defenderse, en el que no me puede hacer papilla con su discurso que atropella; con su aliento agrio de las mañanas que me podía derrotar en cualquier momento. Quizá debí apostar un poco más, arriesgar la vida o mi integridad por conservar su mano, sus tercas frases y ese aroma que dejaba en mi cama al mancharse; quizá debí perder un poco más para entender lo que representaba para mí. No sé, al final todos estamos atrapados por un vórtice de ideas que nos asfixia o solo representamos el papel que nos tocó, sin embargo, mi farsa a su lado fue el mejor intento de ser yo mismo, y a ella por raro que parezca, nunca le molestó.
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