«Los críticos son como los eunucos en el harén: saben cómo se hace, lo ven todos los días, pero no saben cómo hacerlo.»
BRENDAN FRANCIS BEHANSobre el autor:
Carlos Cavero nació en Lima el 28 de setiembre de 1978. Ha publicado en numerosas revistas, en la muestra de poesía Abril en los árboles, y el poemario Capturas de escafandra (2018).
Recuerdo cómo conocí a Megan. Había yo salido a trotar en la playa y fue entonces que la vi, repartiendo volantes sobre una "fiesta ecologista universal" (o algo así). De inmediato capturómi atención aquella rubiapequeñita,pecosa, con dreadlocks yojos grandes como faroles azules. Cuando le dije que era peruano, se emocionó y me dijo que Perú era su dream place y me preguntó sobre mis experiencias con la ayahuasca.
La verdad es que nunca he probado ayahuasca.
Megan y yo estábamos embobados con la idea de salir con una persona exótica y que hablara un idioma distinto.
Prométeme que un día me llevarás a Perú y tomaremos ayahuasca juntos.
Prometido le mentí porque la verdad es que la ayahuasca siempre me ha dado miedo.
Lo más cerca que Megan alguna vez había estado de la ayahuasca era su siempre querida mariguana. Le encantaba fumar antes de almorzar y antes de cenar y antes de meterse al mar por la noche con su bikini rosado de puntitos púrpuras.
La compañía de Megan era hermosa en el plano físico porque era sumamente sensible sexualmente, al extremo de colocarle incienso a una deidad budista y aplicarnos aceites esenciales sobre los cuerpos en cada encuentro amoroso. El problema con Megan es que era sumamente monotemática. Ayahuasca, portales dimensionales, cristales mágicos, veganismo, flores de Bach. No salía de ahí.
En vano trataba yo de virar la conversación hacia otros temas porque ella siempre encontraba la forma de cubrir todo lo que yo decía con un aura de luz multidimensonal.
A Megan dejé de verla porque ella también estaba en Los Ángeles de paso. Resulta que su papá era un militar que cambiaba de ciudad cada cierto tiempo. Además, yo debía abandonar el país pronto porque se me vencía la visa de turista.
Nos comunicamos por mail algunas veces, pero por escrito parecía ser más monotemática todavía, ya que no podía salvarnos aquello que siempre terminaba salvándonos: ir juntos a la cama.
Tuvieron que pasar veintidós años para volverla a ver. Andaba yo vagando en Los Angeles, navegando distraídamente en los Facebooks de mis nuevos amigos, cuando de repenteveo el comentario deunatalMeganMorris enel murode Ian,unode mis compañeros de trabajo. Al ver la foto de perfil, sí, efectivamente era ella, y los años le habían sentado muy bien. Entré a su Facebook y vi que tenía un novio o esposo y dos pequeños gemelos en pijamas de dinosaurio.
No dudé en escribirle y fue así que, una tibia mañana de diciembre, la esperé en el sillón de un Starbucks. Llegó puntual y me abrazó con gran cariño. Me preguntó qué había hechoconmividaenesosveintidósañosylaconversación fluyóentonceshaciaunescándalo del Partido Republicano, el Superbowl, los panqueques de fresa con fudge y lo lindos que eran nuestros hijos. Nuestra relación se había invertido por completo: nada físico había entre nosotros, pero la pasamos muy bien conversando entre rollos de canela y frapuccinos. No sabía cómo preguntarle dónde había quedado aquella hippie monotemática que siempre olía a incienso y se bañaba drogada en el mar a la medianoche. Al final solo se lo pregunté.
Fue parte de mi proceso. Lo que pasó, Carlos, es que yo soy víctima de violencia sexual. A mí me violaron. Y fue alguien de mi propia familia. Estuve un año queriéndome morir encerrada en mi cuarto, hasta que descubrí, gracias a Internet, los cristales y los aceites, la astrología, la homeopatía, los rituales de magia blanca. Fue algo de lo que al fin podría sostenerme para ponerme de pie y volver a salir al mundo.
Esa noche, mientras regresaba a casa, me pregunté cuántas personas asumen posturas religiosas y políticas con base en algún trauma. Y sí, me arrepentí de haber considerado a Megan, alguna vez, una simple hippie monotemática.
Sobre la autora:
Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.
Soy la mujer poeta del verso desafinado, la sin métrica, ni ritmo viviendo, escribiendo.
Soy Mujer Esteparia lunática que se eclipsa, La amada y abandonada en nubes oníricas.
Soy loba solitaria que cotidiana deambula por caminos inhóspitos para aullarle a la luna.
Soy estrella lejana adquiriendo vida propia en el brillo de sus ojos brillando en la galaxia.
Sobre la autora:
Ángel De La O (Guadalajara, Jalisco). Lic. en Administración de empresas 35 años eternamente. Mujer Lesbiana Madre Feminista Transincluyente; activista por los derechos de la comunidad LGBT+. En 2013 Primer matrimonio igualitario en Jalisco. Publicación del Artículo en el Periódico El Informador Sabina Tiene Dos Mamás, 10 de mayo 2014. Escribe para la CEPAD “Matrimonio Igualitario lo que hay detrás de la lucha de por conseguir el Matrimonio Igualitario en Jalisco”, Octubre de 2014. Publicación en el libro Reformas a la nacion en materia de derechos humanos cdmx matrimonio igualitario. También tenemos los mismos derechos (2015). Del 2015 hasta el 2020 se dedicó a cuidar su salud y ser madre. Participa en el libro (2020) The Pink Line, Journeys across the World´s Queer Frontiers de Mark Gevisser Ed: Farrar Straus and Giroux NY: La lucha por los derechos de las lesbianas en Jalisco. 2021 al 2022 totalmente dedicados a la deconstrucción y construcción de ella misma su palabra determinación en su vida no hay imposibles.
aciencia, a los amores ausentes a las risas contenidas a los diálogos encerrados a las caricias no dadas, no recibidas
Paciencia, a la falta de tiempo a las pláticas que se evaporan a los abrazos que no se dieron a los besos que nos faltaron.
Paciencia a tu ausencia a mí nítida desnudez que espera más que tú voz, a mi cuerpo sin calor a mi mente sin freno
Paciencia para quien eres segunda opción para quien no eres prioridad para quien encuentra en la vida motivos para dejarte, motivos para no estar motivos para desaparecer para olvidarse de usar los recuerdos y deseos los momentos no vívidos
Paciencia porque seguro compraste vida porque seguro habrá un mañana, tan segura tú, tan sola yo.
Encontrarás razones para pedir paciencia, mientras haya vida puedes pedir paciencia.
Lo trágico sería que no hubiese un mañana, que hoy se perdiera que nadie anunciará que solo desaparecemos como las olas cuando llega la quietud
como las almas cuando son llamadas al sol.
Paciencia para esperar lo incierto, para darme cuenta que los minutos pasan que la vida pasa, que formas recuerdos donde no estoy, que existo donde no estás.
Ojalá mañana tengas tiempo y paciencia para recuperar los amores, los besos y caricias que hoy dejaste ir.
Sobre el autor:
Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt, Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos, Matanzas, Cuba. Graduado de Bachiller. Actualmente jubilado por Baja Visión. Numerosos relatos breves y poemas suyos han sido publicados en 70 revistas y 18 antologías digitales de varios países de Europa y Latinoamérica.
Has llegado para sentarte junto a la sensibilidad del despertado, frente al agua tranquila del río, al costado de la libertad, sobre esas lágrimas finales, con el cálido ensueño de la aurora victoriosa.
Mi adolorido mundo atravesó las cataratas y trae la diminuta estrella, la más lejana, como ofrenda que trenzó el río junto a los botes, su piel está hambrienta, tiene prisa, especialmente prisa porque la frescura en las ramas maravillosas podría perderse en otro tiempo que no sea igual a este. Quiero que mi mundo juegue en este tiempo y no en otro, este es el tiempo de tu agua que brilla. Sin espinas, mi antiguo mundo cruzó los laberintos, quería encontrarse contigo en este tiempo detenido en el poema que nadie escribió, solo tú. Con esa certeza irrefutable trajiste contigo el color que solo puede observarse desde arriba, el oxígeno volátil, los restos milenarios, las extensas horas y el camino venturoso del destino para que los derribados como yo persistan tranquilos sobre las arenas azules de tu alma inmortal.
La santa luz que atraviesa la lluvia, el brillo refulgente de la luna, el impetuoso rocío de la mañana, los cielos infinitos de Dios, y al rayo que dotó a la montaña de árboles y frutos, está junto contigo, como la madrugada silenciosa donde los amantes vibran indeterminadamente, como la música que deshace el velo… como la ausencia cubierta por el sonido prudente de tu voz. Es esa luz mi playa, evidente rincón que responde al nombre de ti viva, desenfada justicia, sin hambre ni sed, satisfecha y mansa, luz para la aurora de este niño que responderá desde los riscos, con sus brazos translúcidos, tan real como el rayo que inspiró el primer libro, tan posible como las hojas verdes, y sobre este caudal, dejo que transcurras. Es tu realidad la que ansío, la que me permite soñar desde la nube y vivir olvidado de los que no ven el beso de la tarde sobre los límites de tu horizonte Es tu realidad la blanca aurora,
joven que apareció franca porque mis ojos la buscaron; estoy en su distancia y le pido a la esperanza que vengas, que ciertamente venturoso es este lado del amanecer donde mis años de ilusiones pasajeras halló tu pequeña porción de tierra.
Sobre la autora:
Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.
Una hoja en blanco posa desnuda ante mis ojos versos fluyen en mi mente sin ser alcanzados
Mis manos sin fuerza, ni motivo solo miran el papel lienzo, se rehúsan a plasmar encuentros de fugaces cuerpos.
Ya no habrá más momentos que persigan tus anhelos no construiré quimeras que nacieron en el infierno.
La venda se cayó de mis ojos no fui, ni fuiste lo deseado solo fuimos deseos intencionados y demonios vestidos de ángeles.
No más letras No más pensamientos sin recuerdos, ni evidencias la memoria ha muerto.
Sobre la autora:
Ángel De La O (Guadalajara, Jalisco). Lic. en Administración de empresas 35 años eternamente. Mujer Lesbiana Madre Feminista Transincluyente; activista por los derechos de la comunidad LGBT+. En 2013 Primer matrimonio igualitario en Jalisco. Publicación del Artículo en el Periódico El Informador Sabina Tiene Dos Mamás, 10 de mayo 2014. Escribe para la CEPAD “Matrimonio Igualitario lo que hay detrás de la lucha de por conseguir el Matrimonio Igualitario en Jalisco”, Octubre de 2014. Publicación en el libro Reformas a la nacion en materia de derechos humanos cdmx matrimonio igualitario. También tenemos los mismos derechos (2015). Del 2015 hasta el 2020 se dedicó a cuidar su salud y ser madre. Participa en el libro (2020) The Pink Line, Journeys across the World´s Queer Frontiers de Mark Gevisser Ed: Farrar Straus and Giroux NY: La lucha por los derechos de las lesbianas en Jalisco. 2021 al 2022 totalmente dedicados a la deconstrucción y construcción de ella misma su palabra determinación en su vida no hay imposibles.
Resbala acariciando mi piel me atrapa y me envuelve con la suavidad de una brisa mientras me recorre con la fuerza de un volcán cuando me oprime.
Amo la presión que ejerces, esa que me deja sin aire que me ahoga con la sutileza de hacerme sentir libremente protegida, me abraza, no me suelta.
Puedo volar segura mientras me sujetas me consuelas al apretarme junto a ti.
Puedo sentir el deseo resbalando por mi cuerpo puedo sentir cómo te enredas en mí.
Cúbreme, entreteje en mi piel señales de placer grábame con trazos, márcame la piel borra desde la raíz lo que el tiempo no ha borrado.
Envuélveme sujétame fuerte oprime mi carne hasta liberar mi alma. ya no quiero un tierno abrazo viniendo de un cuerpo frío y exigente. prefiero el abrazo con calor tibio e interior de tela que me ame y me sujete con fuerza.
Prefiero el placer inerte de una cuerda que el calor sofocante de un ser que no se encuentra.
Sobre el autor:
Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt, Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos, Matanzas, Cuba. Graduado de Bachiller. Actualmente jubilado por Baja Visión. Numerosos relatos breves y poemas suyos han sido publicados en 70 revistas y 18 antologías digitales de varios países de Europa y Latinoamérica.
Trágame entero mientras aún respiro, hazlo lentamente, palabra por palabra, segmento por segmento, tenme dentro de ti cuando precises saciar tus hambres, quiero permanecer en tu interior tal y como me ves, sin ropas, indefenso, vivo.
Trágame de una vez, completo, como una gran depredadora, yo necesito que tus dientes destrocen mis carnes y mis huesos, ampárame en tus entrañas; fuera de ti no soy más que un poeta infértil, un frio delincuente fracasado, un infeliz mentiroso sin ley, un espantapájaros inútil, un frasco de perfume vacío abandonado en las penumbras del tiempo. ¿Estás ahí? Puedo olerte, puedo sentir tu saliva cayendo sobre mi piel, no temas, no voy a resistirme, yo quiero que conozcas la esencia de mi amor bajo el amparo de tu alma y sobrevivir dentro de ti, para crecer renovado en todo tu deleite.
Sobre el autor:
Francois Villanueva Paravicino. Escritor (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.
Los amigos del barrio vivíamos cerca del estadio de la ciudad a un par de cuadras, y uno de nuestros divertimentos favoritos era pelotear como locos para, después, conversar bebiendo refrescos. Era poco antes del crepúsculo y el comerciante del quiosco parecía no tener prisa en cerrar. Nosotros estábamos en la secundaria y ya nos gustaba conversar aparte de videojuegos, canciones, fútbol o películas sobre amigas o chicas en general.
Oye, y qué piensan de Frígida, la nueva de la cuadra, la que llegó hace un mes dijo Maycol después de que se despidiera Renzo, y ya solo quedáramos cuatro en el grupo: Perry, Maycol, Diego y yo, Carlos.
Ah, está hermosa, una linda muchacha dijo Perry, el mayor del grupo. Cursaba el tercer año de la secundaria. El resto no pasábamos de segundo.
Sí, sí, es muy simpática y parece muy buena onda dijo Diego, sonrosándose. Es cierto, es muy bonita. Una chica muy guapa. Parece que nos gusta a todos dije un poco sibilino.
No, no. A mí más me gusta Roxy. Pero creo que el que se muere por Frígida es Renzo. He visto que incluso la ha invitado a salir. Y hasta creo que han salido dijo Diego. Oigan, Frígida parece una chica de su casa, tranquila. ¿Alguien sabe cuántos años tiene? dije entusiasmado.
Me dijeron que este año cumple los quince años, o sea, ya está una señorita dijo Perry . Pero, la verdad, he escuchado ciertas habladurías sobre ella, y me ha puesto cabezón sobre su forma de ser, de si es una chica tranquila o si no lo es tanto como creemos. ¿Porqué hablasmal, Cachorro?Nadiedebe hablarmal delas chicas dijeunpoco incómodo.
No seas sano, compa, que nos cuente qué es lo que ha escuchado. Además, él debe saber, porque casi tiene su misma edad dijo Maycol. No, ella es mi mayor por un año. Tiene la edad de Renzo.
Ya, bueno, pero cuéntanos, pues, qué se dice sobre ella dijo Maycol. Son habladurías; mejor, como dice Carloncho, no lo digo. No, la verdad, será mejor que lo digas, porque yo también he escuchado cosas parecidas, y estoy dudando si son ciertas o no… Tal vez hayamos escuchado lo mismo… dijo Maycol. Yo, de pronto, sentí que se me congelaban las piernas y las manos, como si sintiera cerca la presencia de un fantasma.
Por mí, si desean, cuéntelo. El que está loco por Frígida es Renzo. A mí la que me gusta es Roxy dijo Diego.
Bueno, bueno… Según lo que dicen, es que Frígida no es una chica tan tranquila. ¿Saben que se junta con Karlota, cierto? dijo Perry.
Recordé a la chata de la esquina, una blanquita que tenía la costumbre de ir a las fiestas los fines de semana, cambiar mensualmente de enamorado, y que poseía la fama de haber estado con un chico de cuarenta años, pese a sus diecisiete primaveras. De hecho, era una mala influencia.
Yo también escuché algo parecido. Es más, las he visto salir de noche… Se van a la plaza de armas a chismosear y a conversar con otros chicos, a eso de las siete de la noche. Yvuelvencomo alasdiezoalasnueveal barrio rematóMaycol .Peronolashepescado, todavía, yendo juntas a una fiesta los fines de semana. Hasta lo que sé, a Frígida lo cuida muy bien su tía esos días.
Yo sentí cierto remordimiento. Yo me encerraba en mi habitación a leer por las noches, mientras mi familia se divertía con la televisión. Aquello porque yo y mis amigos ya no acostumbrábamos a salir o jugar en la cuadra del barrio, como hacíamos de niño, donde incluso nos quedábamos hasta altas horas de la noche a contarnos historias de terror.
¿Pero eso es lo único que sabes, Maycol? ¿Solo eso? dijo Perry.
Será mejor que tú lo digas primero, Cachorro.
Entonces sabes más asintió . Tal como lo sospechaba, la verdad siempre sale a la luz tarde o temprano. Y es normal, no digo que esté mal…
¿Tú también lo sabes, Cachorro del diablo? dijo Maycol.
Ja, ja, ja.
Pensé que era mentira. Puros chismes dijo Maycol. Tal vez lo sean, pero… No, no creo que lo sean. Lo he escuchado de mi propia jefa, mi madrecita. Fue ella quien me lo dijo dijo Perry.
Ya, ya… Cuenten de una vez, compas, que ya quiero saber la puta verdad dijo Diego.
El vendedor de refrescos empezó a alistar su quiosco para irse. El crepúsculo ahogaba todo a su paso, como si transformara a los objetos y a los seres en algo que ya nunca más volverían a ser; es decir, los transfiguraba sin marcha atrás, de forma inexorable, en sombras pasadas y oscuras.
Escuché a mi madre decir que un día ella no fue a su colegio y que a media mañana hizo entrar a su casa a Karlota y a dos chicos. Según escuché, aquellos sujetos eran mayores de edad, ya estaban estudiando en la universidad y que aquella mañana (ojalá me equivoque) al final se acostaron en parejas dijo Perry.
Después se dilató el silencio entre nosotros. Un silencio escabroso, gélido, casi monstruoso, interrumpido por gritos y voces lejanas, y por el ajetreo del vendedor cerrando su negocio.
Ya, muchachos, botan sus vasos descartables en la basurera dijo el vendedor y apuntó al tacho. Después, aseguró su quiosco con un candado. Y, finalmente, se fue llevando una bolsa en sus manos y una mochila en sus espaldas. Nos pusimos de pie de inmediato, taciturnos y melancólicos (yo más que todos), y en seguida Perry dijo:
¿Es lo que sabías, Maycol?
Sí, sí. A mí me lo contó mi hermano el mismo día. Me dijo que se tiraron a la nueva del barrio.
Arrojamos los vasos a la basurera y empezamos a caminar al barrio. Íbamos cansados y sucios, con nuestras ropas de deporte sudadas, y yo ya pensaba en el duchazo que me tranquilizaría y me reconfortaría después de un mal día. También habíamos perdido por goleada.
O sea que Renzo ya fue dijo Diego.
Sí, sí, pero ya me cansé de hablar de eso dijo Perry . Hablen, ¿un campeonato de FIFA en mi jato?
Sobre el autor: J. R. Spinoza. H. Matamoros, Tamaulipas, México (1990). Escritor y profesor mexicano. Ha publicado en las revistas: Perro Negro de la Calle, Cuadernos Fronterizos, Revista Universitaria (UAEMéx), Espejo Humeante, Penumbria, Monolito, Nudo Gordiano, Teoría Ómicron, La Gualdra, entre otras.
orque se impregnan en la memoria cual cochambre en la estufa tras la Nochebuena ¿Cuántas recuerdas?
Seguro que tres o más. Recuerdo la luz, la magia, los villancicos, las obras de teatro de los primos, el rezar con fe, porque viene el niño Jesús y los regalos y la pirotecnia y en el nombre del cielo os pido posada, las piñatas y el olor a naranja, a cacahuate. Al crecer se pierden los colores, el anhelo por los regalos, la alegría de tus tíos y padres que se están volviendo ancianos y la cena que era a las once se va recorriendo hasta llegar a las ocho. Diez con treinta todos en cama. Hoy no llegará papa Noel y el niño Jesús que antes te parecía inmenso, hoy lo ves desnudo y te preguntas: ¿No tendrá frío? Y tú tienes frío también porque te encuentras en una cena con más de veinte personas y sientes la infernal soledad. ¡Feliz Navidad! Abrazo vacío Sonrisa fingida Feliz Navidad Foto del recuerdo Porque la memoria no puede más.
Sobre la autora:
Alina Licor Delgado, 1 de febrero de 1971, Marianao, La Habana, Cuba. Poesías publicadas y traducidas al bengalí e inglés. Edición especial: World Poetry Feria del libro de Euske de Bangladesh y Feria del Libro de Calcuta, 2022 6 poemas traducidos a 3 idiomas publicados en la Revista "Na Bola Kothara" (palabras tacitas) de Calcuta, India. Poemas suyos han sido publicados en Revistas digitales de México, tales como Anaquel Literario, Literandhum y Perro negro de la calle.
Su poesía la escribió sin prisas. devorándola. Versos en sus labios paladar mezclado de tierra y diamantes. Inciensos. y fue ella. la canción del tiempo. Maga, búscalo en el templo. en el lodo, en las hojas secas, en las estrellas. al doblar la esquina, en un café, en el humo de un cigarrillo, en el gato esquivo.
Lo imagino suave demasiado tuyo mío.
En sus cartas vives, Alejandra, burra. te quería viva, belleza que duerme en el abanico de Dulce María.
Siento la frialdad de su corazón triste, allí sentado al lado de Óscar Wilde.
¿Se presentarían de nuevo? Siempre, cementerio, llanto... Los poetas rezan sus silencios rotos. sigo imaginándolo también de verde y blanco, revolucionario.
El mar lo bañó, abrazó mi isla. aguacero guapo, su voz de medianoche, agua medicinal, ternura de otoño.
Tu tristeza arrulló cuando leo un libro sencillo, sencillo aún en París.
Duerme una noche se replica el verso donde el sol se esconde.
Sobre el autor:
DilanChinoSandoval,27añosdeedad.Nacido en CDMXen1995,oriundodeXochimilco. Se dedicó a la escritura desde hace más de tres años, comenzó con anotaciones sueltas en libretas viejas. Las primeras ideas rondaban sobre novelas, luego sobre poesía. Desde ese momento hasta ahora no ha podido dejar de escribir. Es una forma de tomar aire fresco. Ha colaborado en el fanzine Interno, en las revistas, Anacronías, Axolotl Magazine, Black Fish, Cósmica Fanzine, El Bigote de Nietzsche, El Cisne, El Creacionista, Estudiantil de investigaciones en Geografía, Herederos del Kaos, La Sílaba, Literaria Visceral, Óclesis, Poetas de la Plata, Salmón, Sociopatía Colectiva, en el festival POEMAN, en el festival Internacional de poesía Xochimilco, en II encuentro de Poesía Xochimilco. Cuenta con un libro llamado Intersticios en el desayuno. Disponible en Amazon.
Los cabrones prestan sus nombres para seguir batiéndose con la madrugada lenta, máscaras y disfraces adornan las calles, las casas hablan en lenguaje distinto, nada se entiende, nada se traduce, sus tiempos y sus días se pierden, el verdugo templario se opaca con el delirio y añoranza de los rostros borrosos, un clamor, un grito de recuerdo, los cabrones no existen, se esfuman cuando se va la noche, el amanecer es acido, quedan flores sobre el piso, un puño de tierra se balancea con el viento, no hay canticos, no hay dicha, se puede regresar, pero con extremos cuidados, la pena es basta para que sea cargada por hombros desdichados, arrebatados de sus ganas la luz del amanecer se torna incolora, una vez más duele el cuerpo.
Sobre el autor:
Francois Villanueva Paravicino. Escritor (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.
Ha caído retumbando el relámpago y me ha herido de muerte.
Aquella potencia como un volcán ha encumbrado los anhelos y los sueños.
Tal furia galopante ha atizado el fuego de los latidos.
Distingo entre las sombras aquella luz que brilla bajo la lluvia.
Aquella divinidad relampagueante que une mis sueños a los tuyos.
Oh, diosa de las diosas, llévame al cielo de la Eternidad.
Ahí, en el Olimpo, te rendiré tributo todos los días con mis poemas.
Sobre el autor:
Amaury R. Ledesma (Lagos de Moreno, Jalisco, 16 de agosto de 1991). Narrador y poeta. Arquitecto de profesión. Cofundador, editor y diseñador de la revista literaria digital Perro Negro de la Calle. Su obra narrativa se centra en relatos sobre lo fantástico, lo sobrenatural e ironía. Ha publicado obras en distintas revistas literarias: El noveno arcano, (Revista La Marraqueta, Santiago de Chile, 2019), El puente del recuerdo (Revista franco americana Resonancias, Francia, 2020), El cometa verde (Revista de ciencia ficción y fantasía Teoría Omicrón, Quito, Ecuador, 2020), Seleccionado dentro de la antología Los múltiples rostros de la muerte, con su relato: Para que no estuviera solo (Editorial Aeternum, Perú, 2020), Cenizas secretas (Revista Letralia: Tierra de letras, Cagua, Venezuela, 2020), La mofa de la vida (Revista de creación literaria y humanidades Gibralfaro, Universidad de Málaga, España, 2020), entre otras. En 2022 publicó su primera antología de cuentos en físico, Lo extraño y lo fantástico, con la editorial mexicana Hayal Gücü
Ambos sabemos que no hay vuelta atrás. Nuestro hogar se encuentra tan alejado que nuestra mente es incapaz de calcular las distancias… Lo sabemos bien. Pero ella y yo aceptamos nuestro destinohace muchotiempo, y,aunque este lugar ha sido difícil de sobrevivir, nos adaptamos. Solíamos llorar en las noches salvajes de miedo y horrores, cuando el fuego se rehusaba a ser creado, pero ya no más. No obstante, seguimos extrañando a Lagos de Moreno y a su cielo
No queremos que este escrito sea considerado religioso para las futuras generaciones en este lugar. Tampoco pretendemos hacer de esto una especie de doctrina, y considérese que no envolvemos de parábolas o metáforas esto que estamos a punto de narrarles. Solo es eso… un escrito, una crónica de cómo llegamos aquí, de cómo la Mesa nos trajo a este lugar donde otros humanos y quién sabe cuántos individuos de otras especies más perecieron… donde encontramos, de vez en cuando, sus cráneos roídos por el tiempo. Esta solo es nuestra historia, y algo tuvimos que hacer bien para no ser esos cráneos cubiertos por la tierra, y tener la oportunidad de escribirla para la posteridad.
Solíamos salir en familia a pasear por las terracerías de Lagos de Moreno; Minerva, sus padres y yo. Cada domingo inventábamos una nueva ruta la cual explorar, o, regresábamos a los caminos que ya habíamos visitado antes. Uno de esos caminos era el de la Mesa redonda, la meseta emblema de la ciudad; un lugar rodeado de ranchos y plantaciones. En aquellas faldas alfombradas de verde vegetación, las leyendas se unían con la vida rural y cotidiana.
Con unos cuantos tragos de tequila, Minerva y yo nos enfrascábamos en pláticas triviales en los asientos traseros de la camioneta, mientras mi suegro manejaba y mi suegra platicaba con él desde el asiento del copiloto. Ese día en el que la ruta decidida fue la de la Mesa, no resultó ser diferente en primera instancia.
Me sentía nervioso aquella tarde, pues el sol iba ocultándose muy rápido, y en esos lares uno no sabía muy bien lo que le esperaba ya entrada la noche. Aún así, tuve que fingir, pues Minervaparecíacalmada…después ellame contó quenolo estaba.Eranuestroinstinto, era algo que no puede explicarse, casi al grado de la premonición o el vaticinio fatalista. Debimos de hacerle caso a nuestros sentidos más arcaicos. Pero, nosotros, ungidos por la vida cotidiana contemporánea que nubla los instintos primitivos heredados de épocas pasadas, decidimos hacer caso omiso de tales advertencias naturales. Ahora, esas advertencias ya no las ignoramos. Ahora, más que nunca, nuestra mente animal es la que nos permite seguir sobreviviendo.
Después de un largo recorrido en la camioneta, llegamos a las faldas de la meseta de Lagos de Moreno. Minerva era intrépida ya no lo es tanto , así que decidió salir de la camioneta cuando esta se detuvo. Sus padres no le impidieron hacerlo. Tuve que seguirla. Mis suegros nos pidieron que no regresáramos tan tarde, pues podríamos tener un accidente entre tanta piedra y matorral. Minerva no escuchó tales peticiones, se adelantó rápido, y yo tuve que apresurar paso para seguirla.
Era la primera vez en muchos años que iba a ese lugar… quizá fue en una excursión de niño cuando pisé la Mesa por primera vez, quién sabe, no lo recuerdo ya, pero lo que sí recordaba y recuerdo aún hoy eran todas las historias que mis tíos me contaban sobre ese sitio. Esos cuentos de fantasmas y de extraterrestres que tanto me gustaba oír en las reuniones familiares de noches frías y amenas.
«Hay algo en ese sitio, Adán, algo que ni la iglesia ni el gobierno quieren que sepamos», me dijo alguna vez mi tío Raúl, «¿Tú crees que esa cosa es normal? ¡Mírala! Es casiperfectaentodasuforma.Yotrabajéenunranchocerca deahícuandoeraun chamaco… recuerdolasnoches en las quemis compas yyonos desvelábamos pisteando…seveíanluces saliendo de ese lugar, y uno que otro platillo volador. A mí no me hacen pendejo, esa Mesa tiene algo escondido»
También, alguna vez, un amigo estudioso de los temas gnósticos me comentó sobre el poder oculto de la Mesa: «Fuimos a medir la energía que irradia la mesa. Es intensa. Existe la creencia de que alberga una entidad en el corazón de sus profundidades… mucha gente la escucha en las noches calladas, y mucha gente jura y perjura que ha visto a esa cosa cuando se aventuran a uno de sus túneles. Han desaparecido personas, Adán, se han borrado del mapa, ni un rastro han dejado. Yo tengo la creencia de que la Mesa es una prisión, un lugar donde un ángel rebelde cayó desde los cielos, en los tiempos de la insurrección de Lucifer. Los túneles son engañosos, muchos de ellos ni siquiera han sido explorados… o descubiertos. Muchos secretos esconde la Mesa, y solo los elegidos podrán acceder a ellos, de eso estoy seguro».
En aquel momento en que seguía a Minerva, no pensaba mucho en aquellas historias que alguna vez escuché. Me preocupaban más las cosas tangibles que sí podían dañarnos; una serpiente, una araña, algún perro, un secuestro en plena terracería.
Cuando por fin la alcancé, ella se encontraba subiendo poco a poco hacia la cima. Le grité, tratando de detenerla en su empresa, no sirvió de nada, ella fue así… ella era así aquí ya no se puede ser así . Decidí subir hasta ella. El sol se escondía en el horizonte, la noche no iba a tardar mucho en llegar. No fue tan difícil ascender como había esperado. Pude notar algunas entradas a túneles, pero mi intensión más que nada era el de cuidar a Minerva, la curiosidad estaba en segundo plano.
Cuando llegamos a la plana cima, los rosados y púrpuras cielos famosos en Lagos despedían los últimos minutos del día. Eran hermosos, un gran espectáculo natural… cómo los extraño. Aquí también hay belleza, pero es una belleza letal y peligrosa… Decidimos ir hasta la cruz incrustada, aquel monumento religioso que se encontraba al otro extremo de la Mesa, para ver cómo morían esos cielos. Fue la última vez que sentí paz en mi vida, la paz de ver a la naturaleza como si fuese un cuadro en una pared, sin preocuparme jamás por los horrores que ella alberga, los horrores que ahora escuchamos cuando intentamos dormir con un ojo abierto.
Ella y yo nos besamos debajo de la cruz y la apresuré para regresar con sus padres. Volvió aadelantarsepese amis advertencias,pues yanopodíamos vertanbien.Laintrepidez suele ser madre de la desgracia, y esa vez lo fue. Minerva desapareció de mi vista cuando descendíamos. Juro que grité tanto que me hice añicos la garganta. Los nervios me destrozaban el juicio. Incluso, pensé que podía escuchar los latidos de mi corazón. Mis suegros acudieron y, desde lo alto, les grité lo mejor que pude que Minerva se me había perdido.
Al principio, el único histérico fui yo, pues ellos pensaban que se trataba de alguna clase de broma por parte de su hija solía hacerlas a ese grado , así que se limitaron solo a deambular para poder encontrar su rastro.
Pero el miedo se hizo presente cuando escuchamos ese sonido bestial ya con una noche oscura sobre los hombros, una suerte de rugido encerrado. Yo fui el único que vio el haz de luz salir de la cima de la Mesa hacia el cielo estrellado. Yo fui el único…
Cuando todo llegó hasta las instancias de las autoridades, fui el principal sospechoso de la desaparición de Minerva. Se me adjudicaron tantas aberraciones que no podía creer cómo es que los demás pensaban que yo hubiese sido capaz de tales cosas. Mis suegros confiaron en mí, aquellos cargos y suposiciones que se hicieron en mi contra, pronto, fueron anulados. Minerva no aparecía por ningún lado. Dos noches pasé sin dormir pensando en cómo había sucedido todo, y en dónde podría haber ido ella… ¿dónde estaba ella?
Al tercer día uno plagado de nubes negras decidí ir solo hasta la Mesa, preguntando a cualquier persona que me pudiese encontrar allá, cuestionando a quien sea, todo por encontrar, la más mínima pista del paradero de mi amor. «Sí oí sobre la chica, joven», me dijo una señora que caminaba al lado del camino, «Híjole, pues sí está canijo, eh. A ver si la Mesa no se la tragó…», se detuvo por la impertinencia de su comentario, sin embargo, intuí que no lo había hecho a propósito. «No me haga caso», dijo, pero la insté a continuar, todo dato podría servirme. «Pues ya ve las historias quecuentande aquí. Hacecuarentaaños untíomíodesapareció también.Legustaba la bebida… Me contaron que aquella noche en la que se fue, su carácter estaba medio raro… salió en plena oscuridad del jacal rumbo a la Mesa con mucha decisión, mi madrecita trató de seguirlo, pero lo perdió de vista cuando este subía hasta la cima». La presioné para que me pudiera dar más datos, solo me dio uno más: «Mi madre me dijo que escuchó los latidos del corazón de la cosa que vive en las tripas de la Mesa… Me lo juró por la Virgen María. Los latidos fuertes del mismísimo chamuco del averno, todo emocionado por tener una pobre alma más para atormentar».
Todo a aquel que detuve para preguntar sobre Minerva me contó sus propias historias o anécdotas, o, en última instancia, más leyendas que habían escuchado del folclor popular. Nadie vio nunca a mi mujer.
Sumido en la desesperación total, decidí subir de nuevo a la Mesa, no me importó que comenzara a llover. Sabía que era peligroso, sabía que podía ocurrirme otra desgracia, pero no me importó. El agua dificultaba mi escalada, me resbalé un par de veces, incluso me golpeé la cabeza, y, con la cara escurriendo la mezcla de lluvia y sangre, seguí buscando. Ninguna sola pista podía hallar. La fe me abandonaba… Era lo que más coraje me daba; aquel lugar que tenía como principal monumento una cruz, motivo de peregrinaciones y adoración, me provocaba en mi desdicha e impotencia el abandono de creencias.
Cuando me sostuve de una de las grandes rocas que salían de la mesa para evitar caerme por tercera vez sería la última de mi vida si no lo lograba , está se deslizó, y con ella, un desprendimiento detierra. Fueentonces cuandosupequéerael horror…fueentonces cuando vi ese monstruoso ojo cristalino mirarme, había estado oculto por milenios de tierra y escombros. Fueron solo unos momentos en que esa colosal mirada y la mía se cruzaron, después, la tierra y la roca desprendidas pusieron marcha en reversa amparados por una anómala energía, y cubrieron de nuevo aquel globo ocular.
No tuve tiempo de espabilar ante semejante portento abominable, tenía el grito ahogado dentro de mi pecho y mi cara escarlata gélida… Una brecha se abrió al instante debajo de mí y me devoró la Mesa.
A medida que descendía, me sentía tragado por una criatura de proporciones faraónicas. Su tracto era, en un principio, rocoso, pero a manera que iba descendiendo las paredes que me cubrían se tornaban carnosas y babosas. Entonces llegué al final… Escuché un palpitar que incrementó todos mis horrores.
Llegué hasta la morada de un corazón púrpura gigantesco y asqueroso. Tal imagen que mis ojos contemplaban no compaginaba con mi mente y razón cotidianas. Ese enorme
corazón latía con fuerza, y tales latidos cambiaban hasta el ritmo acelerado de los míos, pronto, ambos pulsos se sincronizaron; solo hubo entonces un latido… el suyo fue también el mío.
No pude evitar que mi cuerpo avanzara hasta ese gran y deforme músculo antinatura. Eralasincronización del palpitarlo queme movía. Mis manostocaronsu babosaygelatinosa superficie, y el palpitar se aceleró vertiginosamente. Mis ojos solo vieron luz, y, mi cuerpo entero sufrió una presión que pensé que me pulverizaría todos los huesos. Pero fue mi mente la que experimentó la más extraña de las sensaciones; el universo entero surcando mis pensamientos. No sé cuánto tiempo sufrí aquello, pero sentí que pasaron años en tan solo un instante. Quizás eso sea lo más cercano a encontrar a Dios, a la Muerte, o a cualquier otra de las cosas horribles que habitan en lo profundo del cosmos.
Cuando abrí los ojos, pensé que había llegado al cielo, pues los de Minerva me miraban lacrimosos, llenos de emoción y alivio un alivio algo trivial teniendo en cuenta nuestra desafortunada situación ; me besó como nunca antes lo había hecho. Tres días estuvo por completo sola, y la suerte estuvo de su lado, porque aquí todo está diseñado para asesinar…
Es salvaje este lugar. Dos soles y tres lunas gobiernan sus cielos no hubo belleza en tal descubrimiento, sino puro horror . Nunca sabremos en dónde estamos, o cuándo, o acaso en qué plano. Las pinturas rupestres que hemos encontrado nos cuentan historias de otros mundos, de otros seres que fueron raptados de esos mundos por las voluntades de gigantescos monstruos, de los que solo sabe Dios cuál es su propósito, si acaso tienen uno. Pero todos ellos que tuvieron por destino este lugar antes de nosotros, ya están muertos. Minerva y yo no… Ni nuestros tres hijos. Ahora lo aceptamos, ahora lo sabemos: somos las semillas de un nuevo comienzo, atisbos y ecos de nuestra alejada civilización, traídos por el palpitar de la Meseta, y no está en nuestra mente el perecer.
Sobre el autor:
Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español árabe, 2011, y español polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020; Donde no falta nada, 2021, y La consigna y el milagro, edición bilingüe español persa, 2022. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.
Sol arriba se distiende corazón en sístole la mañana alvéolos las brillantes hojas meciéndose de los árboles en la bondad su mirada a través de las flores y por el trinar de las aves en el sosiego escucha al alumbrar sólo sangre es su luz manando y tú el santo el médico o el asesino
Sobre la autora:
Alina Licor Delgado, 1 de febrero de 1971, Marianao, La Habana, Cuba. Poesías publicadas y traducidas al bengalí e inglés. Edición especial: World Poetry Feria del libro de Euske de Bangladesh y Feria del Libro de Calcuta, 2022 6 poemas traducidos a 3 idiomas publicados en la Revista "Na Bola Kothara" (palabras tacitas) de Calcuta, India. Poemas suyos han sido publicados en Revistas digitales de México, tales como Anaquel Literario, Literandhum y Perro negro de la calle.
e ha roto todo, todo lo sano, debajo de la cama una grieta silva.
Auxilio pide y nadie escucha, grande es el hueco, lo odia todo, los libros santos, los locos sueltos.
Balas perdidas y los alfileres, claveles blancos. Miente la noche, el aire es raro.
No creo ya en el amor, ya nada llena, todo es insano y tu silencio, papel en blanco, velas de olor.
Mi mano ahora tiene un tatuaje, puñal fantasma que me mató Dentro, muy dentro ya se detuvo una razón; no late nada, los ojos están fijos. quedaste mudo, poder divino, muerte que cae, sorpresa aprisionada, ni un verso dice tanto dolor.
Aún lo escucho reír conmigo en su sillón, dejo su olor, sus manos suaves, tranquilidad.
Lame mi alma una caricia, fría, muy fría y tengo miedo de seguir viva. Nadie entiende mi desnudez, entre las ruinas busco una razón.
Un día amé, cajón de nada que allí quedó sin ilusiones.
Sobre la autora:
Carmen Capote Díaz (Cienfuegos, Cuba, 1962). Reside desde el año 1991 en La Habana, Cuba. Formó parte del Taller Literario del Pre Universitario donde cursó estudios. Colaboró con artículos en la Revista Renacer de la Archidiócesis de Cienfuegos. Guiones de Teatro Infantil para Proyecto Comunitario Cultural, en la ciudad de La Habana. 3ra Mención de Honor género poesía, en el Concurso Literario Internacional de Cuento y Poesía “Horacio Quiroga” de la SADE Zona Norte 2021. 5ta Mención de Honor en el 2do Certamen Internacional de Poesía “Palacio Francisco López Merino” 2022. Poemas publicados en las antologías poéticas Secretos del Corazón, 2021 y Como hermanos, 2022 por Ediciones Afrodita. Cuentos publicados en Revista Trinando (No. 37) y (No. 40), Horizonte Gris (No. 3), Revista Extrañas Develadas (No. 2). Poesías en “Perro Negro de la Calle” (No. 68), Amarantine Revista (No. 1), Revista Visceral (No. 2), Revista Anacronías (No.4) en la categoría Itinerantes, Iguales Revista (Vol. 2 #1), Revista Poetas de Plata (No. 5), Revista Dragón Escritor (No. 3), Revista Letras y Voces (No. 4).
Buscando encontrarme en todos los espejos transcurrió la vida. Lanzando preguntas sin alcanzar respuestas agoté los pasos, ni me convertí en Alicia ni salté asombrada al otro lado del espejo. De buscar y buscar me cansé.
También se cansaron los espejos, se rompieron. Fractales de historias sin reflejos, trozos, pedazos de rompecabezas sin combinar, sin encajar. Espejos rotos durmiendo sus sueños en las viejas, mustias, gavetas del ayer. No obtuve respuestas. No logré encontrarme en los espejos. Solo proyecciones incompletas, en el magnífico gran espejo donde se refleja el mundo.
Sobre el autor:
DilanChinoSandoval,27añosdeedad.Nacido enCDMXen1995,oriundodeXochimilco. Se dedicó a la escritura desde hace más de tres años, comenzó con anotaciones sueltas en libretas viejas. Las primeras ideas rondaban sobre novelas, luego sobre poesía. Desde ese momento hasta ahora no ha podido dejar de escribir. Es una forma de tomar aire fresco. Ha colaborado en el fanzine Interno, en las revistas, Anacronías, Axolotl Magazine, Black Fish, Cósmica Fanzine, El Bigote de Nietzsche, El Cisne, El Creacionista, Estudiantil de investigaciones en Geografía, Herederos del Kaos, La Sílaba, Literaria Visceral, Óclesis, Poetas de la Plata, Salmón, Sociopatía Colectiva, en el festival POEMAN, en el festival Internacional de poesía Xochimilco, en II encuentro de Poesía Xochimilco. Cuenta con un libro llamado Intersticios en el desayuno. Disponible en Amazon.
Esqueletos de concretos envilecen las corduras logradas con los años de mutismo repetitivo, un bucle de anonimato y parquedad le dan buenos consejos, una lagartija le incita a cometer actos horrorosos, la pared no le quema, el sol no le quema, es el aire silencioso que al no dar eco a sus gritos le en sombra aún más el suplicio. Más tarde duermen entre almohadas y sedas rotas, duermen entre cobijas calientes, duermen con muertes acuestas, duermen con ternura tardía, el orden de lo irreconocible abunda en las madrugadas frías, las culpas se tornan bravas cuando el amor se esparce en colera, se retoma la marcha, se retoma el camino correcto, más años, más oxígeno, hoy no hay refugio, la escalada por el pasado terminó mal, el recital a los escombros no calma los nervios, las noches calladas se muestran sin piedad, los cuerpos callados le dañan el futuro, lo común se construye un castillo de mentiras, de lunes a viernes lo común abre paraísos perdidos, de lunes a viernes se hacen sacrificios a domicilio.
Sobre la autora:
Natalia Fernández Rodríguez, nació el 19 de julio de 1975 en un pueblo de León (España). Es indumentarista regional y cursó el taller de literatura de Andrea Pereira 2021/22. Su primera publicación ha sido en Versos compartidos 2021 con un cuento titulado Ni tan loca ni tan cuerda, y una carta titulada Una prometedora ilusión. Sus siguientes publicaciones en Perro negro de la calle con tres cuentos titulados; El llanto, Compañía costosa, y Mi fiel amiga. Y recientemente su sexta publicación en Horizonte gris, Colombia con un cuento titulado La ley Santa.
i yo pudiera alzar fuerte mi voz y si mi altura llegara a ser como la de mi papá me pondría delante de ese señor con cara de enfado y le diría lo injusto que es todo esto, tener que estar en este lugar tan frío, que me aterra.
Aquí hay muchas personas que como yo estamos muy tristes, como la señora Biserka que no deja de llorar y eso que le di mi magdalena del desayuno, pero lloró aún más mientras me acariciaba mi cara dándome las gracias, pues no solo los niños tenemos miedo, los mayores también, como el vecino Antun que se la pasa mirando al infinito y lleva tres días sin hablar.
No entiendo porque nos han quitado nuestro día a día, yo ahora tendría que estar en mi clase de dibujo y mañana por la tarde me iría al cumple de mi amiga Mery y por su culpa no puedo.
Lo peor ha sido que se han llevado a mi papá de soldado, él que no es capaz ni de matar una mosca, mi abuela dice que tenemos que estar muy orgullosos de él porque todos los hombres van a defender nuestro país y derechos, pero yo solo sé que extraño a mi papá, que ya no me arropa por las noches en mi cama de la Sirenita, ni me lee un cuento, ni me abraza.
Ahora duermo sobre un banco de piedra, bueno cuando se puede dormir.
Odio cuando suena la sirena y tenemos que correr para el escondite, mis piernas tiemblan y eso que mi mamá me rodea con sus brazos y me llena de besos, pero esos truenos me hacen tiritar.
Si pudiera pediría el no a la guerra, que la paz es más bonita, tan bonita como es nuestra vida y eso vale más que cualquier poder.
Ojalá entendieran a los que les gusta la guerra, que todos podemos aprender cosas buenas de todos, junto a la tolerancia y el respeto, seríamos mejores personas y el mundo podría brillar con más fuerza, pero solo soy una niña, mi voz es dulce, no se me oye, solo pido libertad, sonrisas y el abrazo de mi papá.
Sobre el autor:
Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español árabe, 2011, y español polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020; Donde no falta nada, 2021, y La consigna y el milagro, edición bilingüe español persa, 2022. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli
Incendio de luz: el mediodía arde: vastedad de sol con su monólogo de llamas
mientras tanto en la hendidura del aire el estallido
agua desbocada en su actitud de sed
Sobre la autora:
Kamila Castillo nació en H. Matamoros, Tamaulipas en el año 2007, actualmente cursa el primer semestre de preparatoria en su ciudad natal, donde disfruta escribir cuentos en la materia de taller de lectura y redacción. Ha publicado en revista delatripa: el narratorio, revista Sombra del Aire y próximamente en revista Mimeógrafo.
a música en vivo de una banda tocando instrumentos de viento, cuerda y percusión se colaba por mis oídos como ligeras ondas sonoras que hicieron olvidarme de que estaba en un evento social, sentada en una silla, observando la blanca tela del mantel, el plato vacío de cerámica y la diversidad de cubiertos a sus lados.
Veía a las personas hablar y tener contacto físico con otras, intercambiar números de teléfono y planear encuentros para seguir hablando acerca de lo que sea que estuvieran discutiendo. Llevaba ahí toda la dichosa fiesta sin entablar una conversación con absolutamente nadie.
Soltando un bufido, me puse de pie observando el panorama. Estaba aburrida, así que saldría a caminar porlosgrandes ybonitosjardines queelsalón deeventos poseía,al mismotiempo dedicaba un poco de atención a los ornamentos instalados en las paredes.
Tras una breve caminata, divisé una gran puerta de cristal en dirección a los jardines traseros, estos se componíandeun prado lleno decéspeddecolor verde algohúmedo porel serenodelanoche. Comenzaba a sentir un poco la soledad, ya que, ahora, el único sonido existente era el repiqueteo de mis tacones contra el concreto.
Conforme avanzaba, reducía el número de personas socializando, en cambio, incrementaban la oscuridad y el silencio. Hasta que, a lo lejos, observé una construcción. Parecía deteriorada, de aspecto lúgubre, como si hubiera estado abandonada hace mucho tiempo. Mi curiosidad despertó, así que caminé a paso rápido hacia ella, pero mientras más me aproximaba un olor algo fétido penetró mis fosas nasales.
Acerqué mi mano a la cerradura protegida con un candado de metal oxidado, lo estaba tanto que sólo bastaron unos cuantos jalones para que cayeraal suelo produciendo un sonido seco enmedio del silencio.
Empujé la puerta observando el material con el que estaba hecha, aun así, no pude determinarlo. Mis ojos revolotearon por toda la zona, era una especie de vivienda pequeña y reservada, pero se notaba que llevaba años sin uso por el polvo acumulado en el suelo de concreto (porque no tenía mosaico) y en las ventanas de vidrios polarizados.
La oscuridad era notoria así que busqué un interruptor. Al menos, un poco de la luz de la luna se filtraba por las ventanas, era lo que me alumbraba permitiéndome poner en práctica la orientación. Pero al tocar los bordes de las paredes, me di cuenta de que no había interruptores, así que saqué mi celular del bolsillo delantero de mi pantalón, encendiendo la linterna.
Y al momento de dirigirla al suelo, mi corazón se aceleró de inmediato bombeando sangre con velocidad hacia todo mi cuerpo, los nervios se ramificaron a cada articulación inmóvil, las cuales no respondían porque estaban tan asustadas como yo.
Había un camino de sangre seca.
Pequeñas manchas rojas estaban pintadas en el suelo gris, algunas más intensas que otras creando un camino aterrador de sufrimiento, del cual no podía despegar mi vista. Automáticamente el olor fétido se intensificó, a pesar de que probablemente las bacterias estaban muertas y también noté un ligero olor a hierro. Tenía miedo.
Mi respiración se tornó irregular con cada paso que daba, mi cerebro estaba bloqueado, sin embargo, no podía dejar de caminar, simplemente no podía, estaba cegada por la curiosidad, a pesar de que el miedo me estuviera carcomiendo los huesos.
Me encontré con una pared al final del pasillo, el suelo aún seguía teñido de rojo, sólo podía girar hacia la izquierda topándome con otro pasillo lleno de puertas, entonces me pregunté cuál era lafuncióndeestaconstrucciónporqueyanoteníafintadeunpequeñosalón deeventos,perotampoco de un hogar habitable.
El corazón me martillaba durísimo contra el pecho, mis pies se movían lentos y mi mirada recorría cada rincón del pasillo en un intento de hallar el origen de la sangre y el propósito de la construcción. Tomé la decisión de abrir una de las cuantas puertas, por lo que giré la perilla dorada teniendo acceso al interior haciendo el menor ruido posible.
Era una habitación normal como cualquier otra, constaba de una cama, clóset de madera barnizada, un tocador con espejo, repisas, una televisión del año 1998 y un pequeño sofá frente a la
cama. Las paredes era color verde pastel haciendo una combinación extraña entre los colores cafés chocolate de las decoraciones. El baño llamó inmediatamente mi atención.
Peroalmomentodeacercarmeeseolorfétidoyputrefactovolvióaacariciarmisfosasnasales produciendo una sensación de asco y náuseas. Y lo que vi me dejo pasmada, porque nunca imaginé encontrar algo así.
Efectivamente era el baño, tenía instalada una tina donde yacía la silueta de un cuerpo sin vida envuelto en una bolsa negra de plástico con cinta americana a su alrededor hundida en sangre, de igual manera, en las paredes del baño se deslizaban hilos rojos creando una imagen espeluznante y traumática que iba a ser imposible olvidar algo así por el resto de mi vida.
Grité. Grité tan fuerte que la intención de pasar desapercibida se me olvidó. El miedo me invadió en forma de adrenalina obligándome a retroceder todavía gritando. Salí disparada de esa habitación hacia los tétricos pasillos donde caí de bruces al suelo, pero rápidamente me reincorporé. Nuevamente, casi me resbalé con mis propios pies por todos los atisbos de emociones que me hacían perder el equilibrio.
Corrí. El tiempo pareció ser lento y al segundo estalló en una velocidad sorprendente. Era una carrera horrorizada y jadeante donde mis piernas eran presas del pánico y dolían, mientras que mis pulmones clamaban oxígeno, pero no podía parar porque la adrenalina me lo impedía, aun sin saber a dónde me dirigía.
Y vi el estacionamiento donde mi vehículo estaba detenido cerca de una acera.
Me subí a mi auto y pisé el acelerador.
Fue cuando me juré a mí misma nunca regresar a esa habitación que se mantuvo secreta por semanas donde se cometió un asesinato de primer grado, actualmente siendo investigado por el Departamento de Policías local,en el queyomehabía convertido en unaclaveelemental,sinsi quiera saberlo.
Sobre el autor:
Luján Luna. Nació la víspera del verano de 1996, en la Ciudad de México. Ha publicado ensayos y poemas en revistas literarias de México, Argentina y Colombia, como Espejo Humeante, Enpoli. Entre política y literatura, Perro Negro de la Calle, Horizonte Gris y Revista Literaria Pluma.EspasantedelÁreadeinvestigacióndelInstitutodeInvestigaciones Bibliográficas de la UNAM. FB: https://www.facebook.com/xoa.kyn.halexandro/
Hace algunos días que empecé a alucinar con sombras, con sombras quebradizas que le temen a la noche. Se disocian en mis ojos, ante su impresencia, y el punto muerto de un parpadeo las vivifica. Entonces escucho a las sombras esperando encontrar la respuesta de su descreído estar. Entonces despojo a las sombras de su nocturna claridad.
Hace algunos días que empecé a alucinar con sombras, que son como goteadas letras en la niebla, como pregnantes gotas en la escritura de un texto lluvia, de un texto excelso donde prorrumpen el trueno y el viento en una voz sin luto. La piel que exuda de la nada es la muerte que me acerca su mano significativa. Mi cadáver siente angustia de la vida con una palabra en los labios cautiva.
Hace algunos días que empecé a visitar mi sepulcro. La lápida está mutilada. Quizá se trate del silencio que desborda mi epitafio. Quizá se trate de las letras que le faltan a mi muerte.
13 de octubre de 2022.
Sobre la autora:
Carmen Capote Díaz (Cienfuegos, Cuba, 1962). Reside desde el año 1991 en La Habana, Cuba. Formó parte del Taller Literario del Pre Universitario donde cursó estudios. Colaboró con artículos en la Revista Renacer de la Archidiócesis de Cienfuegos. Guiones de Teatro Infantil para Proyecto Comunitario Cultural, en la ciudad de La Habana. 3ra Mención de Honor género poesía, en el Concurso Literario Internacional de Cuento y Poesía “Horacio Quiroga” de la SADE Zona Norte 2021. 5ta Mención de Honor en el 2do Certamen Internacional de Poesía “Palacio Francisco López Merino” 2022. Poemas publicados en las antologías poéticas Secretos del Corazón, 2021 y Como hermanos, 2022 por Ediciones Afrodita. Cuentos publicados en Revista Trinando (No. 37) y (No. 40), Horizonte Gris (No. 3), Revista Extrañas Develadas (No. 2). Poesías en “Perro Negro de la Calle” (No. 68), Amarantine Revista (No. 1), Revista Visceral (No. 2), Revista Anacronías (No.4) en la categoría Itinerantes, Iguales Revista (Vol. 2 #1), Revista Poetas de Plata (No. 5), Revista Dragón Escritor (No. 3), Revista Letras y Voces (No. 4).
Siempre me gustaron las aves. De niña viví en una casa grande, con un pasillo lateral no techado largo y ancho, cuyo muro colindaba con la casa vecina. En el pasillo abuela había sembrado en macetas, cubos, y hasta en calderos que ya no usaba, numerosas plantas. Algunas florecían agregando al verde de las mismas bonitos colores; logrando un pequeño jardín tranquilo, íntimo, alegre.
En plena ciudad apenas uno encontraba ver plantado un árbol; en los parques sí. Los parques estaban habitados por árboles frondosos, y por gorriones. Había que elegir con sumo cuidado alguno de sus bancos para sentarse. Era necesario situarse distante de los árboles poblados de gorriones revoloteando y haciendo de las suyas, ignorando a los intrusos que atrevidos osaban introducirse en su hábitat.
Niña, ayúdame a regar las plantas.
Sí abuela respondía yo, gustándome observar el nacimiento, el florecer de cada nueva hojita o flor.
Una mañana oí la voz de abuela en un tono más alto de lo habitual, como si estuviera discutiendo con alguien. Aparte de nosotras no había nadie más en casa, al menos que yo supiera.
Corrí al pasillo y la encontré sola con un trapo en la mano, moviéndolo rudamente en el aire de un lado a otro. ¿Se habría vuelto loca?
¿Qué pasa abuela? ¿Qué estás haciendo? pregunté alarmada.
¡Necesitamos un espantapájaros! gritó.
¿Pero por qué?
Los gorriones, los gorriones que están picoteando las plantas. Mira, mira para que veas.
Aquello se convirtió en una odisea, en una batalla campal para ahuyentar a los gorriones. Algún fenómeno, cambio climático, hambruna, o mutación desconocida hacía que los gorriones hambrientos abandonaran los parques, y se introdujeran en los patios y pasillos de las casas picoteando cuanta planta encontraran. Abuela colgó latas, puso cáscaras de huevo, confeccionó un feo espantapájaros, un búho pintado, cintas metálicas, siguió consejos y cuanta receta le recomendaron para ahuyentarlos; pero no lo logramos.
De pronto un día se fueron. Desaparecieron. Regresaron a sus parques.
Que nadie nunca más me vuelva a mencionar a esos malditos pájaros. Los odio, los odio, los odio exclamó abuela con voz rencorosa. Y ya no dijo nada más.
Se fueron los gorriones. Nos quedamos sin jardín, y nos empeñamos en olvidar aquella historia de gorriones hambrientos y locos.
Pasaron los años, me mudé a un cómodo apartamento en pleno asfalto lejos de árboles, gorriones, y de cualquier cosa que me los recordara. Sin embargo, aunque no lo dijera seguía amando las aves, me gustaba verlas en documentales, conocer sus costumbres. Pero hasta ahí, no quería entrar en contacto con ninguna, para evitar me recordaran aquel triste episodio del pasado.
Estando una tarde sentada en mi confortable sillón leyendo un libro, cuya trama me tenía atrapada desde sus inicios, ví entrar un gorrión por la ventana. Quedé pasmada viéndolo revolotear por toda la sala; hasta que reaccioné y logré espantarlo a fuerza de gritos y gestos.
No tenía plantas en mi pequeño apartamento ni siquiera de adorno, tampoco residuos de comida que pudieran atraerlo. Todo estaba limpio y reluciente.
Al día siguiente volvió el gorrión. Esta vez entró por la puerta abierta de la cocina que daba a un patiecito muy pequeño, pero también limpio y sin plantas. Volví a espantarlo y cerré la puerta.
Al rato ya no era un gorrión, sino dos, tres, cuatro, cinco, volando dentro de mi sala. La situación no me hizo ninguna gracia. Abrí puertas y ventanas, los espanté y cerré todo.
Llevo una semana enclaustrada con puertas y ventanas totalmente cerradas, aunque parece inútil. Logran entrar no me explico cómo. Reviso los resquicios taponeándolos aun siendo insignificantes. Siguen entrando.
Ya no sé qué pensar. Esto es un absurdo. No tiene sentido ni explicación lógica.
Creía eran gorriones de ciudad. Ya no. Ahora creo son gorriones fantasmas. No me quedaré con los brazos cruzados sin hacer nada.
Esta vez no me van a ganar la batalla.
Buscaré ayuda.
Sobre la autora:
Andrea Pereira (28 06 1983). Escritora uruguaya, ex alumna del taller literario de María de la Cuadra en el año 2016. Sus cuentos fueron en varias ocasiones seleccionados por revistas literarias o galardonados en concursos. Sus obras han sido publicadas en Colombia, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, España, Guatemala, Costa Rica, Chile, Perú, Alemania, México y Ecuador. Ganadora dos veces en concursos literarios del primer lugar en Argentina por sus cuentos Crecer a los sesenta y cinco y Flor de lino. Ganadora dos veces en concursos literarios en Argentina y una vez en Uruguay por El mate y la plaza, La piel de alguien más y Una promesa de hermanas. Finalista del concurso Reinaldo Arenas en Estados Unidos con su novela Amadeus y ganadora del primer lugar en Argentina con su novela Las cartas de Esther Blog: https://lolitadejunio.wixsite.com/misitio.
o no puedo hablar igual que mis padres, pero entiendo bien a mis hermanos, ellos son como yo, excepto Agustín, él puede hacer sonidos, no habla como papá y mamá, pero hace un buen intento.
La vida es tranquila para mí, Me gusta vivir en el campo, igual es lo único que conozco.
Me gusta comer. Es lo que más me gusta. La hora de comer es el momento más perfecto del día. Ymirocadatardecomo eso rojoqueaparece,desaparece.El rojomeagrada, es mágico, me hace sentir satisfecho, Agustín dice que el rojo es comida, y para mi comer es alegría, para mis hermanos también.
Siento espuma salir de mi boca, no sé por qué, siempre lo siento. Mis hermanos, los que son gemelos tampoco hablan, pero con la mirada sé que aceptan todo lo que yo piense, y lo que yo pienso es que Agustín es nuestro líder. Él sabe decir que rojo es comida. Y yo sé que comer es hermoso.
Hay un monstruo en casa. Es molesto y ruidoso. Mamá se ríe siempre con el monstruo. A papá parece que le hace gracia todo lo que el monstruo hace. No entiendo que les gusta tanto de esa cosa. Mis hermanos tampoco.
Agustín oye a mamá reírse, pero no está el monstruo, ella esta con la sirvienta entonces él nos guía para ver a la sirvienta, queremos saber porque se ríe si no está su cosa favorita. Mamá se la pasó cuidando al monstruo que estaba transpirando, pero ya no transpira ni gimemás. Volvió aser como antes,sin sudoren su cara. Amamá la hace felizel monstruo, muy feliz. A Papá también. La sirvienta trabaja y al fin vemos, Agustín y yo, que la sirvienta tiene el secreto de la eterna felicidad.
Es lo que hace que la comida sea tan hermosa y nos haga tan bien. Agustín tenía razón el color rojo es lo mágico. La sirvienta estaba contenta se reía hablando con mama luego de eso cortó a la comida mientras vivía. Ese era el secreto de la felicidad matar a algo vivo que haga feliz a alguien y hacerlo comida. Si antes de ser comida te hace bien cuando lo sea será perfecto.
La sirvienta se asustó de vernos descubrir el secreto de la felicidad. No vio que yo le robe un arma igual a la que ella usaba para matar a la comida.
Agustín nos dijo: el monstruo. Todos lo entendimos, ahí estaba el monstruo que hacía feliz a mamá y a papá. Había que convertirlo en comida, dejarlo rojo y así nos haría felices tambiénanosotros.Yoaprendorápido, másrápido queAgustín,aprendí a mataral monstruo, me robe el arma y ahí estaba al fin lo que hacía feliz nuestros padres, volverlo rojo nos haría felices a todos para siempre, así que hice lo mismo que hacia la sirvienta y volví rojo al monstruo, ya podrá ser comida. Sería perfecto el monstruo al fin.
Papá entra y actúa muy raro, grita, llora, no deja pasar a mamá. No lo entiendo, mis hermanos y yo les ofrecimos lo mejor. Si el monstruo ruidoso cuando no estaba rojo lo hacía tan dichoso. ¿Habría algo mejor que convertirlo en comida? ***
NOTA: (Cuento inspirado en La gallina degollada de Horacio Quiroga), otro punto de vista de la historia
Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es codirector de la revista virtual El Muqui Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó loslibrosdecuentos Historias de ciencia ficción (2008,2018), Horizontes de fantasía (2010), El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019), El viaje positrónico (en colaboración con Benjamín Román Abram, 2022). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).
Lo que a Clementina más le gustaba de la Navidad eran los obsequios. En Nochebuena se reunieron en su casa varios de sus familiares y todos le dieron presentes. Ella, en cambio, a sus quince años, sintió que no estaba en edad de regalar nada. Un tío lejano suyo le entregó un paquete que ella abrió al día siguiente en la soledad de su habitación. De aquella caja salió una masa grisácea, informe y babosa, que se dividió y se perdió en los rincones del cuarto. La adolescente, con náuseas y desconsuelo, conoció así el lado oscuro de los regalos.
Sobre el autor: Demetrio Navarro del Ángel nació San Luis Potosí, México. Obtuvo mención honorífica en el 2º. Círculo de poesía y arte «Mujeres puños violeta: mi mundo surrealista» 2020; forma parte de varias antologías entre ellas; Antología sobre la Pandemia 20 21 Palabras sin silencio, Antología internacional “Poetry without borders of peace” (2021), Antología de poesía erótica Trazos tórridos (Ediciones Afrodita, 2020) y de la antología Tiempo fuera Academia Nacional de Poesía de la Cd. De México (2020). Colabora como columnista en la Revista Cultural Engarce. Narrativa y poesía del autor pueden encontrarse en la Revista electrónica Perro Negro de la Calle, Lagos de Moreno, México.
Falsos profetas estuvieron antes de ti, perforando los piélagos proclamaron evangelios que permearon locos, perversos incesantes el espasmo oloroso del deseo
Raros son los tiempos ahora que llegaste, la hora nos aguarda… y el destello etílico de tus brazos.
La lluvia de las tres alza mi esperanza, se aproximan los albores de los tiempos que son raros, de la luz en el abismo del incrédulo placer que me doblega aguijón enervante que me lanza en el eros de tu carne y me pierde en tus besos improbables.
Sobre la autora:
Itzia L.P. (H. Matamoros; Tamaulipas, 2001) Estudiante de Nutrición. Miembro del Taller Alquimia de Palabras. Finalista de la Convocatoria Literaria Horus 2022. Participó en la antología La Fantasía en todas sus formas. Publicada en revistas como: De la Tripa, Buenos Relatos, Elipsis, Cósmica Fanzine, Alcantarilla, Mimeógrafo.
on ojos chispeantes, mi madre y yo mirábamos extasiadas los exorbitantes platos colocados respectivamente frente a nosotras.
Era la receta más exquisita y compleja que jamás se haya probado, perteneciente a una colección de platillos que se transmite de generación a generación en nuestra familia, y que solo puede ser preparada cada cierto tiempo, pues en diferentes ciclos el ingrediente principal culmina su desarrollo con un apetitoso y refinado sabor añejo
Al llevar el último bocado a mi boca, degusté el dejo de las zanahorias y calabacitas cocidas con hojas de laurel y pimienta, después, la mejor y más esperada sensación me sobrevino, era el dulzor de la esponjosa pero firme carne bañada en miel de abeja, cubierta con una fina capa de semillas de sésamo. Mientras masticaba, los jugos escurrían lentamente por mi barbilla, desde las comisuras de mis labios hasta caer sobre mis rollizos muslos.
El sobre peso ya es una tradición en nuestro hogar, pues se consideraba de buen ver entre nuestros antepasados el que tengamos carnes de sobra o almacén de proteínas y nutrientes como ellos decían, y dándonos un mayor enfoque a las féminas, hasta el punto de poner una placa especial bajo el retrato de aquellas que lograban tener una monumental apariencia digna de la obesidad mórbida. Y aunque actualmente mi peso está un poco por encima del estándar regular de una adolescente, la meta que estableció mi madre es pasar a cuatro tallas extra como mínimo en este año. Ella desea intensamente que antes de mis veinte logre tener la complexión que tanto le ha costado tener a lo largo de su vida, ganándome así, un lugar en el pasillo de las grandes mujeres.
En cada deceso familiar, se da ocasión a un fúnebre y suculento festín donde cada integrante asiste para practicar el tan aclamado recetario Todos comparten su experiencia con el sabor final, pues dependía mucho del lapso de preparación del ingrediente estelar. Invariablemente era similar en cada platillo, pero eso no le quitaba la exquisitez propia de años de culminación. Solo las mejores degustaciones se conseguían cuando una de las más longevas mujeres partía de este plano. Pues su larga edad era sagrada, y que ahora le tocó a mi estimada abuela.
Al finalizar de masticar tal manjar, me desabroché el botoncillo de mi bombacho marrón y suspiré largamente dando por entendido mi satisfacción.
Hija, ¿qué te pareció? ¿Si anotaste cada uno de los pasos? preguntó mi madre con una sonrisa pícara apenas visible por los abundantes pliegues que hacía llamar piel.
Sí, madre, apuntada y memorizada al pie de la letra asentí serena mientas recargaba mi mentón en la palma de la mano izquierda apoyada sobre la mesa. Después de unos segundos, en la redondez de mi rostro, las mejillas se tornaron rojas por el éxtasis del momento, y finalmente correspondí con una ancha sonrisa . Y sí, me parecieron maravillosos esos matices de madurez y dulzura en mi paladar. Sin duda, Yaya mantuvo su personalidad hasta en el sabor de sus carnes.
Sobre el autor:
Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es codirector de la revista virtual El Muqui. Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó loslibrosdecuentos Historias de ciencia ficción (2008,2018), Horizontes de fantasía (2010), El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019), El viaje positrónico (en colaboración con Benjamín Román Abram, 2022). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).
Agustín quería ver a Papa Noel, se lo había dicho a sus padres, amigos y maestros. Todos se sonreían ante tamaña fantasía. Aunque luego los adultos seguían la línea de la ocurrencia y se preguntaban qué podría suceder si un niño veía a Santa. Nadie lo sabía. El pequeño trazó una estratagema que resultaría simple y efectiva: permaneció despierto la víspera navideña, escondido tras un mueble. Sus padres se habían ido de fiesta. Allí, en la oscuridad, oyó ruido junto a la chimenea y prendió la luz. Frente a él estaba sorprendido Santa Claus, viejo y rechoncho, con su traje verde. Agustín no podía creer su suerte, saltó de alegría, quiso abrazar al fantástico personaje, pero este lo cogió del brazo y lo metió en su saco. Sucede que estaba prohibido ver el rostro de Santa. El anciano se apenó, pero así eran las normas: solo le quedaba llevar al chico al Polo Norte y convertirlo en un duende, un esclavo eterno.
Sobre el autor:
Jojo. Estudiante de comunicaciones, apasionado por el arte y la literatura, con cierta predilección a la poesía, el relato corto, y las pinturas de Andy Warhol y el Bosco. Este año comenzó a escribir poesía en Wattpad, sumado a ello, también ha sido publicado en una revista cultural, Black Pages, y recientemente uno de sus cuentos fue seleccionado para aparecer el tercer número especial de Imaginarios pos apocalípticos de la revista Anapoyesis, sin embargo, el ejemplar se encuentra en edición.
El amor es una mezcla extraña de felicidad y dolor, quisiera que me tocará un día, que abriera las puertas de mi corazón y se asentará dentro; me encantaría conocerlo, saber qué piensa, qué siente, cómo luce y a qué suena su voz; me encantaría tomar su mano e ir por el campo, abrazarnos, besarnos; me encantaría ir a algún museo y degustar luego unos helados, en cambio, no lo conozco, no lo he conocido y creo que no lo conoceré nunca, y no me siento mal por no conocerlo, no estoy triste por no comprender sus misterios, sino, al contrario, siento tranquilidad, mi corazón se apacigua y no espera, tampoco busca, pero entiende que está ahí, lejos, tras el arrebol de los cielos. En días como hoy, en las que la soledad se amotina, pienso: cómo será, cómo se verá, qué se sentirá, más, sin embargo, soy feliz con mi vida sosegada, Diego sonríe y escribe y no se pregunta por su existencia, aunque, a veces, es difícil aceptarlo pero... deseo jugar con su cabello, mirar al amor a los ojos y decirle que aquí, en mi bohemia estéril, la espero.
Sobre la autora:
Neftalí Nava nació en Guadalajara, Jalisco en el año de 1999. Ha participado en diversas revistas literarias con varios cuentos y poemas como lo son Zompantle, Letraria, Herederos del Kaos, Perro Negro de la Calle, Entre comillas, Palabrerías, El Narratorio, Delatripa. Además, ha participado en dos antologías de cuentos como lo son Ecos de la infancia y Emergentes: jóvenes escritores de Matamoros
Me empequeñecen…
Tus hojas diminutas y negras; delicadas, oscuras y bellas.
Me empequeñece…
tu soplo de flores, con hálito de varios sabores: amargos, cítricos y dulces.
Me empequeñece…
Tu raíz oscilante, que no se enraíza a la tierra decidida, sino que yace furtivamente perdida en la Tierra indecisa y enlodada.
Me empequeñece
Tu gota de sabia triste y melosa que nace en tus hojas y muere sola en la tierra enlodada.
Me empequeñece…
Tu desfloramiento en otoño, tu calvicie en invierno, tu florecimiento en primavera y tu iridiscencia en verano.
Me empequeñece
II
Me empequeñece…
Tu enredadera de enero que cae ponzoñosa en el suelo y envenena de cariño extraño mi mente y mi hado.
Me empequeñece
Me empequeñece todo de ti, Planta. Tú, flor Amapola. Tú, Arboleda de hectáreas Tú, Florecilla perfumada. Tú, tú, tú me empequeñeces.
Y no puedo volverme más pequeño, pues en el caso de hacerlo, mi cuerpo humano con sueños de ramilletes y bosques tuyos, se volvería polvo de la tierra.
Porqué me empequeñece Me empequeñeces, me empequeñezco, me pierdo en la tierra, me vuelvo polvo.
Sobre la autora:
Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico Noti Arandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ Acreedora a unreconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020. Se presentó el libro artesanal cartonero de haikus Flor de Sangre el 28 de noviembre 2021 en Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Participó en la antología de cuentos, La Campana De Los Deseos, presentado oficialmente el 7 de enero de 2022. El 31 de marzo de 2022 se presentó la antología Mujeres En Campo Minado II en la que participó con tres poemas antología presentada por la editorial Proyección Literaria.
El agua se agita el ave se inquieta, mis dedos fraguan tu pecho tu flor se abre, al arrullo nocturno de una luciérnaga errante soy tuyo.
Ella vive en mi espejo, me mira de vez en cuando con sus ojos infinitos: mientras me visto, me lavo los dientes o simplemente me dedico a ser miserable; es el fantasma que habita mis sueños, crece con los días dejando que mis ilusiones prosperen a pesar de su silencio perpetuo, incluso con esas ilusiones que se gestan al pasar de los días.
Ella es como todas las criaturas que han surgido directo de la tierra: hermosa, peligrosa al grado de que se su belleza, es el arma con la que su canción inunda las tierras yermas de mi alma. Nunca podría definirla, incluso con la infinita anatomía de las criaturas míticas que la igualan en esencia, más no en letalidad, ni en esa ternura cruel que me fascina.
Comienzo los días mientras ella descansa tenue en el éter de los sueños postreros. Es la decisión última en la que he perdido el rumbo, en la que he caído en su trampa traslucida: gracias a su gracia camino el asfalto colmado del odio de los propios que habitan entre las multitudes, dueños del humo, la fatiga y el olvido sistémico.
En ocasiones mi mente quiere recordar: pretende liberarse de sus brazos abundantes; tiende a imaginar que puede pretender algo distinto a este claustro en fuga que se ha convertido mi existir, no es nada, me digo mientras ignora mis llamadas o se pierde por días en los mensajes sin respuesta.
Ahora se encuentra quieta, como recordando el bosque de sus ancestros, mirando el pasaje de árboles que separa las torres frente al departamento, su figura dibujada a contraluz me hace imaginar las batallas que retrata, las noches de desvelo que han quedado firmes en su cuerpo: portal místico a la utopía eterna. ¿Cómo no imaginar un mundo mejor después de amanecer a su lado? ¿Cómo prestar atención a la ruindad, si sus piernas tienen el poder de destruir toda mezquindad?
Ella se dispone a beber la primera cerveza, sonríe levemente mientras el romance no tiene sentido cuando ella se recuesta medio desnuda en el sillón, yo bebo en silencio; la veo con su blusa transparente, además de sus ojos claros que sueñan despiertos, en medio de todos los cantos que rompen cada que viene.
Estoy convencido que esto no ha de prosperar: mi alma se ha perdido en la promesa de que su beso es solo mío, de que se quedará un poco más. Son las doce y los tragos se han agotado, mientras su imagen se va convirtiendo en memoria…
Sobre la autora:
Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico Noti Arandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ Acreedora a unreconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020. Se presentó el libro artesanal cartonero de haikus Flor de Sangre el 28 de noviembre 2021 en Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Participó en la antología de cuentos, La Campana De Los Deseos, presentado oficialmente el 7 de enero de 2022. El 31 de marzo de 2022 se presentó la antología Mujeres En Campo Minado II en la que participó con tres poemas antología presentada por la editorial Proyección Literaria.
Descubrí tu aroma de nardo florecido, en cada espasmo con sorbos de aliento y soplos de oscuridad, cogeré los segundos para derrocharlos al sonido de tus gemidos.