Perro Negro de la Calle No.76 Enero 2023

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1 En memoria de la poetisa Ygnacia Cervantes Su arte permanece. https://www.youtube.com/watch?v=pJFdPWgR6is&t=102s&ab_channel=Bla ncaRoc%C3%ADo

Sobre el autor:

José Luis Machado. Santa Catalina, Montevideo, Uruguay. Docente y escritor. Desde 2015 ha publicado una media docena de libros. En 2018 gana el Concurso Noss da Poesía (Río de Janeiro, Brasil). En 2019 gana el concurso A los 100 años del libro de la selva (Misiones, Argentina). Sus poemas, artículos, cuentos y micro relatos han sido publicados en blogs, revistas y libros en más de una docena de países.

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i casa es blanca, por fuera por dentro es multicolor, es como un jardín en flor, cuando llega primavera.

Tiene cemento y madera tiene chapas y tornillos tiene bloques y ladrillos y una espesa medianera.

Tiene una enredadera un ceibo y un paraíso, tiene yuyos para el guiso, un buen laurel y una higuera.

Tiene alguna madriguera en el fondo y al costado, hay bichos de lado a lado, y orugas en la morera.

En la puerta hay una estera, y no hay timbre en el portón, caracoles por montón, contra el muro y a su vera

Tiene claro, una matera, tiene buen vino y cerveza, tiene el dolor de cabeza de resaca mañanera.

Tiene una blanca heladera, que tiene un medio limón, un arrugado morrón, y sobras de lo que quiera.

Tiene olor a mar y a espera, a quietudes y a vaivenes, necesidades y bienes, su ambigüedad es sincera.

Mi casa es casi una esfera, con ángulos y rincones, llena de contradicciones, como las tiene cualquiera.

A veces me siento afuera a mirar el horizonte,

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la aldea, la playa, el monte, y no hay nada que me hiera.

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Sobre el autor:

Dilan Chino Sandoval, 27 años de edad. Nacido en CDMX en 1995. Oriundo de Xochimilco. Se dedicó a la escritura desde hace más de tres años, comenzó con anotaciones sueltas en libretas viejas. Las primeras ideas rondaban sobre novelas, luego sobre poesía. Desde ese momento hasta ahora no ha podido dejar de escribir. “Es una forma de tomar aire fresco”. Ha colaborado en el fanzine Interno, en el podcast Interno, en las revistas, Anacronías, Axolotl Magazine, Black Fish, Cósmica Fanzine, El Bigote de Nietzsche, El Cisne, El Creacionista, Estudiantil, de investigaciones en Geografía, Herederos del Kaos, La Sílaba, Literaria Visceral, Óclesis, Poetas de la Plata, Salmón, Sociopatía Colectiva, en el festival POEMAN, en el festival, Internacional de poesía Xochimilco, en II encuentro de Poesía Xochimilco. Cuenta con un libro llamado Intersticios en el desayuno, disponible en Amazon.

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No mira a la cara, ultraja almas y anda entre risas. Ojalá no sea mala, ojalá no sea espuria. Agrada más con su silueta melancólica y medio rota. Escribe cartas y hace pinturas. Ahora trabaja mientras intenta salirse con la suya, el amor no es su amigo. Tiene un corazón tirano que le defiende de ceder. Se prepara lo que va a decir, piensa bien sus palabras, mostrar demasiado le aterra, presentarse sin máscaras le deja vulnerable. Ama por ratos, pide cuerpos y almas a su merced, amable e inteligente usa sus caras como lienzo, corajuda y testaruda usa su corazón como arma.

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Sobre el autor: Francois Villanueva Paravicino. Escritor peruano (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) Las cenizas de Welles de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVACasa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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uánto estáestelibroyde quétrata?―preguntó un señorcon ternosujetando un tomo empastado, al frente de un estante lleno de libros y en medio de la librería.

―Permítameexplicarlo, señor―dijo el librero parado a su costado―. Su autorhaganado todos los concursos habidos y por haber, desde los más conocidos hasta los más desconocidos, en las redes sociales tiene millones y millones de seguidores, y el libro ha sido traducido a más de cien idiomas, se han vendido más de novecientos mil millones de ejemplares, ha ganado el Récord Guinness a la obra más importante del último siglo, lo han estudiado cientos de veces en el archivo secreto del Vaticano, han encontrado copias de ella en el Área 51, es lectura obligatoria en casi todos los colegios del mundo, lo han adaptado a más de una veintena de películas y documentales, está guardada en la bóveda de los secretos intelectuales más valiosos de la humanidad, los entendidos lo consideran una segunda biblia por su influencia en la vida… Eso y mucho más, señor, cuesta diez dólares y versa sobre la función de los hombres en el universo; es decir, sobre un tema trascendental que ha inquietado a los hombres desde sus orígenes, y en ese libro se contestan muchas respuestas, se esclarecen muchos enigmas y se brindan datos muy valiosos. Le encantará leerlo.

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Sobre el autor:

Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español-árabe, 2011, y español-polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020; Donde no falta nada, 2021, y La consigna y el milagro, edición bilingüe español-persa, 2022. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.

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orque palabras iluminando el silencio de la muerte no existen, acaso la invariable orden recurrir sea a la luz imperial de los recuerdos, aunque este reino devastado en sombras y los vocablos apenas murmullos ciegos que no aciertan a vislumbrar la ruta menos larga de ningún destino pálido de espectros permanezca tras tu destierro. Ajeno, indiferente ya al mundo, ¿ahora a quién le perteneces, en qué caminos subterráneos ahonda el hálito de la mirada, y bajo las aguas de interminables ríos sucesivos con los huesos de tus manos tal vez tocas qué invisibles puertas de otros mundos?

Frágil la materia del hombre y tanta noche que no cesa mientras callas tú, callando para siempre con el metálico silencio de los ataúdes y esa mirada en blanco de relámpagos plena que desde el fondo de tu agonía aún nos mira, persiguiéndonos como un cruel sueño o larga pesadilla o trágico comienzo de una lección y súbita moraleja que a golpe de dura muerte habremos finalmente de apre(he)nder.

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Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es codirector de la revista virtual El Muqui Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó loslibrosdecuentos Historias de ciencia ficción (2008,2018), Horizontes de fantasía (2010), El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019), El viaje positrónico (en colaboración con Benjamín Román Abram, 2022). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).

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orotea se zurraba en la Navidad, trataba mal a otros niños, a sus vecinos e incluso a sus familiares. Sus padres le dijeron que de seguir así no habría obsequios este año. Ella se sintió tranquila: aunque se portara mal, cada diciembre recibía bonitos juguetes.

La víspera navideña, cuando todos fueron a dormir, se despertó de madrugada y vio que sus padres le habían dejado un regalo junto al árbol navideño.

Abrió el paquete.

De allí salió una criatura grande y peluda, con cuernos y patas de cabra. La apresó con cadenas y la metió adentro de la caja.

Una vez sellada, alguien parecido a Santa Claus surgió riéndose (bajo) desde el interior de la bestia y guardó aquel presente en su saco. Aún quedaban muchos hogares por visitar, con mocosos traviesos que merecían un único obsequio, el cual los conduciría a un sitio donde pagarían por siempre su accionar.

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Sobre el autor:

Dilan Chino Sandoval, 27 años de edad. Nacido en CDMX en 1995. Oriundo de Xochimilco. Se dedicó a la escritura desde hace más de tres años, comenzó con anotaciones sueltas en libretas viejas. Las primeras ideas rondaban sobre novelas, luego sobre poesía. Desde ese momento hasta ahora no ha podido dejar de escribir. “Es una forma de tomar aire fresco”. Ha colaborado en el fanzine Interno, en el podcast Interno, en las revistas, Anacronías, Axolotl Magazine, Black Fish, Cósmica Fanzine, El Bigote de Nietzsche, El Cisne, El Creacionista, Estudiantil, de investigaciones en Geografía, Herederos del Kaos, La Sílaba, Literaria Visceral, Óclesis, Poetas de la Plata, Salmón, Sociopatía Colectiva, en el festival POEMAN, en el festival, Internacional de poesía Xochimilco, en II encuentro de Poesía Xochimilco. Cuenta con un libro llamado Intersticios en el desayuno, disponible en Amazon.

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Su desvelo no parece justificado, más parece codicia con la cual disimular. Mensajes que llegan rápido, ideas que se precipitan, pocos raciocinios claros, pocos chispazos de lucidez. Se consigue a sí misma, apalabra su cuerpo, ofrece imágenes mentales que se alargan y no cesan. Dubitaciones que le detienen y la empujan, una palabra está a punto de salir, un corazón está a punto de salir también. Es noche, pero no interesa, está mal, pero no importa, suspiros llegan a ese lado, nervios, curiosidades llegan a los ojos, los tejidos tiemblan, las pieles no se ven, sólo se oyen llegar. Un cuadro con piernas y brazos fragmentados es la solución a la que llega. Nada empieza, duda, se detiene. El primero es por pasión, se adentra y pregunta para conocer el juego, insiste para saber hasta dónde se puede llegar vivo. Descuidado y egoísta se mantiene frente a la pantalla, la curiosidad puede matar. La segunda, con menos pasión, pero con miedo abre la ventana y merodea, quiere saber dónde está su cuerpo, quiere oír rumores sobre él. Está por conocer los ronroneos del más allá de sí.

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Sobre la autora:

Natalia Fernández Rodríguez nació el 19 de julio de 1975, en León (España). Costurera de profesión, cursó El taller de literatura de Andrea Pereira año 2021/2022. Su primera publicación en el séptimo concurso internacional en Versos compartidos 2021, Uruguay, con un cuento y una carta titulada Una prometedora ilusión y Ni tan loca ni tan cuerda. Sus siguientes publicaciones en Perro negro de la calle, con cuatro cuentos, El llanto, Compañía costosa, Mi fiel amiga y Dulce voz. Sus últimas publicaciones en Horizonte gris, Colombia, con un cuento titulado, La ley Santa y en la revista literaria Trinando, Colombia, con el cuento, Compás de Gaitas.

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Por el salón de mi casa un ratón pasa me mira y tengo miedo no lo niego.

¡Ratón no seas malo! vete por tu agujero o vendrá mi abuelo y te hará puchero.

Por el salón de mi casa ya nadie pasa el ratón se asustó y corriendo huyó.

Ahora estoy triste nadie viene a verme ¡Ratón, ratón vuelve! que dejo que te quedes.

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Sobre el autor:

Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español-árabe, 2011, y español-polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020; Donde no falta nada, 2021, y La consigna y el milagro, edición bilingüe español-persa, 2022. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.

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En esta absurda espera de ti aguardamos todos aunque sea una mínima flor señal de luz o latir del viento. Oh hermano levántate pero ya de esa muerte impostora ¿no sientes acaso la tormenta seca golpeando contra los pechos nuestros?

Y esperamos. Sí porque la frase no dicha la sonrisa intacta tardíamente también esperan desde el inmaculado tierno hálito de amor a ras de nuestros corazones y labios. Sólo a ti te esperamos. Mientras mutilados padecemos la oscura y larga largamente oscura devastación.

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Sobre el autor:

Francois Villanueva Paravicino. Escritor peruano (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) Las cenizas de Welles de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVACasa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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Me vi en la calle perdido y sin saber adónde ir, solo al ver con claridad observé a dos niñas jugando, sonrientes, a pocos pasos donde yo dudaba de todo. Al volver la cabeza, una multitud de jóvenes en plan de ocio se dirigía a un lugar, bromeándose el uno con el otro, desde donde emergía una canción de hermosísimo canto que, pese a que era de tonada dichosa, me clavó un intenso puñal en el corazón, como si aún oyera la hora de tomar otro rumbo, el adiós a una etapa oscura de lo recorrido hasta la edad de Cristo. Adentro escuché un huracán arrasando con todo lo que significaba algo para mí: aquel pasado de sangre, de sudor y de lágrimas, que amé con el deseo que siente el casto ante una ninfa de bello rostro. Avancé unos pasos y vino hacia mí una anciana y su esposo, enlazaban sus manos como si existiera en ellos un pacto de amor por toda la eternidad, incluso después de lo existido, y pasaron por mi lado como si su amor gozara del regodeo de un banquete en un palacio que el rey les obsequió como un regalo por la hazaña de aquel profundo cariño. Continué el camino escuchando carcajadas, gritos de júbilo, exclamaciones de triunfo, el anuncio de un matrimonio, la noticia de un nuevo hijo, es decir, a la vida y su premio, mientras la corona de espinas hacía surcar sangre en mi cráneo.

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Sobre el autor:

Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es codirector de la revista virtual El Muqui. Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó loslibrosdecuentos Historias de ciencia ficción (2008,2018), Horizontes de fantasía (2010), El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019), El viaje positrónico (en colaboración con Benjamín Román Abram, 2022). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).

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En las festividades navideñas se introdujo en las casas, destruyó los obsequios que SantaClaushabíadejado enlasbotasdetela, rompió los árboles y figuras de Navidad, puso las galletas en la basura y cortó los lazos y guirnaldas con un cuchillo. En una de sus incursiones provocó un incendio, el fuego se extendió con rapidez y una familia entera pereció calcinada; esto lo regocijó, el homicidio era parte de sus planes. No obstante, fue descubierto al amanecer. Los vecinos le dispararon, y él se convirtió en una bruma que retornó a su reinado: nada puede matar al Grinch. El año que viene regresará para vengarse.

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Sobre el autor:

Juan Pablo Goñi Capurro. Ha sido publicado en su país, España, México, Chile, Perú, USA, entre otros. Entre sus novelas, La puerta de Sierras Bayas (USA), como soltando la mano y Mercancía sin retorno, ambas ganadoras del Premio Internacional de Novela Breve La Verónica Cartonera (España). Cuenta con reconocimientos internacionales también en microrrelatos, cuentos y poesía.

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is amigas me convencieron: dos años de luto, eran suficientes. ¿Me convencieron o me dejé convencer? Aunque mis reparos hubiesen carecido de convicción, no se me puede culpar; casi un año llevaban ellas insistiendo en que era necesario cerrar el capítulo Romualdo, para abrirme a nuevas experiencias. Cansada de presiones e indirectas, consideré más sencillo librarme de ellas si les decía que sí, aunque no tuviera fe en sus gestiones. Tampoco me embarcaba en una aventura temeraria o en una cita a ciegas. Más bien, todo lo contrario.

A propuesta de mis queridas amigas, acepté abrir la sala de casa a la presencia varonil para cenar con Cano, el jefe. Otras opciones que, a priori, garantizaran que no enfrentaría a un sicópata, no había; en concreto, no tenía tratos con otro hombre que no fuera Cano, y, hastaentonces, sólo enel ámbito delaoficina.Celoso extremo, Romualdonuncamepermitió desarrollaramistadesmasculinas.Apuntoestuvedepedirlepermiso;mequedédepiedelante delafotodenuestraboda,conlasmanosenelregazocualunacolegialaanteelconfesionario. Cuando reparé en lo que hacía, entendí por qué, quienes me querían, me impelían a cerrar el vínculo con mi ex. Sin embargo, no me atreví a quitar la foto de la pared; Cano era viudo, entendería.

Efectué arreglos mínimos. Para despejar el ambiente puse las carpetas que corregía sobre la cómoda; coloqué un lindo mantel en la mesa, con servilletas a juego, puse las estatuillas chinas sobre el aparador; suficiente, nada de velas ni centros de mesa recargados que dieran ideas equívocas. Una simple cena a solas, eso era todo. Como atuendo, escogí el vestido borgoña, largo ycerrado, medias y tacos. Me vestí una vez que la comida estuvo lista, le daría un toque de microondas al momento de servir. Para culminar los preparativos, encendí las dos tenues luces de la pared. Las del techo eran fuertes, una daba directo a la cara de Romualdo y a mi vestido blanco; no se me ocurrió cambiar la orientación, la boda continuaba siendo el hecho destacado de la casa.

Como daba por hecho, mi cita fue puntual. Al extremo, diría. Instante de turbación en la puerta, beso rápido en la mejilla, y adentro. Cano traía vino tinto; fui por el sacacorchos y las copas adecuadas. Me amonesté por no haberlo previsto. Allí se terminó todo lo que hubiera podido prever. Entregué el destapador al jefe. Lo manipuló con sapiencia. El corcho saltó. Cano sirvió las copas con galantería, provocó ese sonido de suave cascada que anticipa el placer de la bebida. Sostuvo la suya en alto para brindar, en tanto la otra mano dirigía la botella a la mesa; nunca logró apoyarla. La botella no hizo contacto con el mantel. Un torbellino se la arrancó de las manos, la hizo girar en el aire, luego la condujo al piso, donde la puso a rodar. En la pared de la cómoda, la foto enmarcada de nuestra boda se torció; al mismo tiempo, la mesa se alzó y golpeó a mi invitado en el mentón. ¡No, Romualdo, no! grité, sacudida por las imágenes. Retrocedí, deseaba encastrarme en la pared para evitar ser alcanzada por el estropicio. Volaron las carpetas de la cómoda, se abrieron, las hojas surcaron el aire, enloquecidas. Una tormentadenieveteñida degarabatos enazul. Titilaronlaslámparas. Cerrélos ojos, superada por el horror; grité más fuerte, le rogué a mi ex marido que no continuara dañándonos. Cayó el aparador, a mi derecha. El estrépito de los cristales rotos me llevó a mirar. Descubrí que mi mano izquierda asía con fuerza el mantel rojo. Dentro de la sala, el caos continuaba; el tornado alzaba sillas y convertía la vajilla en armas asesinas, cual una película china ambientadaenelmedioevo.Lopeor:elseñorCanoestabacaído, rodeadodesangre.Lamesa, de canto, aplastaba su cintura. Enmudecí.

La tromba giró. Tuve una inspiración; se me ocurrió extender el mantel y arrojárselo encima. Lo hice. Se formó una cosa amorfa, cual si una persona estuviera metida debajo de

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la tela, en una pose extraña. Enfurecida, aproveché que mi atacante estaba individualizado: tomé la botella de vino y golpeé con ahínco el bulto rojo. Pegué con todas mis fuerzas, sin éxito. El mantel se hundía, pero la figura volvía a formarse tras cada golpe. Agotada, los brazos incapaces ya de sostener el envase, me dejé resbalar por la pared. Oí una carcajada atronadora. La tela se me vino encima antes que pudiera reaccionar. Me desvanecí. Sin escalas intermedias, desperté; ignoro cuánto estuve desmayada. Me ardía la mejilla. Tenía una mujer a centímetros de los ojos. Se apartó al comprobar mi recuperación. Llevabauniforme,policía.Continuéobservandoel resto delaescena.Conté dos uniformados más. Detrás de ellos, el señor Cano, pálido, me señalaba. «Está loca, está loca», repetía conmocionado, y se tocaba la camisa empapada de vino. El desorden en la sala era ligero; ningún estropicio, nada de hojas voladoras o aparadores caídos. Anonada, oí el sonido metálico de las esposas. Alcé la vista, y vi nuestra foto de bodas, colgada a la perfección vi también que Romualdo me guiñó un ojo, pero eso no se lo contaré a mis amigas; ellas insisten en que, si no consigo soltar ese tema, enloqueceré.

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Sobre la autora:

Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera-Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.

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Flotar en la existencia levedad corpórea, como en el vientre de una madre donde se vive sin miedo.

Inmenso espacio uterino dentro del macrocosmos que reconforta, revitaliza, enloquece.

Así vivo entre el néctar de tus piernas.

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Sobre el autor:

Fabrizio González Torres es un arquitecto mexicano, nacido en 1974, en la ciudad de México; ha escrito poesía y relatos publicados en revistas virtuales como Perro negro de la calle, Espejo humeante, Relatos increíbles (ACUEDI, Perú), Literatinos, Cauce en línea (publicación de la UAM-Xochimilco), entre otros.

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Estoy distraído, pensando en los besos que prometiste y el tiempo, en su llaga ineludible, cubre con el velo de tu ausencia.

Distraído, divagando entre tu etérea presencia y la perversa carcajada de un recuerdo.

Tus pies descalzos, la mirada iridiscente de fantasmagorías que iban de una fantasía a otra, de una caricia, al ensueño.

Estoy distraído, tal como un escolar enamorado, o un gato impertinente.

Bajo el plateado halo de la luna, perdido en el yelmo de tu piel y las estrellas que tiemblan de frío, estoy distraído.

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Sobre la autora:

Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico Noti-Arandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ Acreedora a unreconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020. Se presentó el libro artesanal cartonero de haikus Flor de Sangre el 28 de noviembre 2021 en Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Participó en la antología de cuentos, La Campana De Los Deseos, presentado oficialmente el 7 de enero de 2022. El 31 de marzo de 2022 se presentó la antología Mujeres En Campo Minado II en la que participó con tres poemas antología presentada por la editorial Proyección Literaria.

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La distancia nos unió un día cualquiera, después de dos lunas mi lecho vacío el reloj agoniza a las 24 en punto, no siento tus manos ni tus labios mordiendo mis pechos, los minutos son kamikazes en tu ausencia.

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Sobre el autor:

Juan Pablo Goñi Capurro. Ha sido publicado en su país, España, México, Chile, Perú, USA, entre otros. Entre sus novelas, La puerta de Sierras Bayas (USA), como soltando la mano y Mercancía sin retorno, ambas ganadoras del Premio Internacional de Novela Breve La Verónica Cartonera (España). Cuenta con reconocimientos internacionales también en microrrelatos, cuentos y poesía.

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Suficiente. Los guantes de látex cayeron dentro del cesto, con el resto del material descartable empleado por la tarde. Dos implantes, un conducto; nada mal para un jueves lluvioso. La referencia al clima tenía que ver con la veta poética del doctor Printz; no había incidido en la cantidad de pacientes, era el día semanal reservado a los tratamientos programados. Cerró las cortinas, controló que en la bandeja esterilizadora no hubiera elementos y apagó la luz. En el pasillo recordó los desechos; la secretaria ya había partido, debía encargarse.

Una sombra fugaz atravesó el piso al encender la iluminación. Del sillón, al mueble de los medicamentos. El doctor Printz hiperventiló. Una rata, ¿qué duda cabía? Adiós clientela, si alguien se enteraba. Un número de siete cifras en cuenta regresiva hacia el cero, una planilla plagada de cifras que desaparecían, fueron imágenes que atacaron la mente del odontólogo. Se serenó, más complicado era enfrentar la boca de un paciente nervioso. Estaba solo en el consultorio. Casa vieja, separada con tabiques de una mercería, cielorraso de durlock para bajar la altura de los ambientes. Fácil para el ingreso de los roedores, pero no se le ocurrió qué pudieran encontrar allí de apetecible.

Encontrar el origen de la intrusión no iba a sacar la rata. Estudió el escenario. El mueble estaba separado diez centímetros de la pared, para evitar la creación de hongos por la humedad. Tumbó una banqueta y le tapó la salida al consultorio; la atraparía en el esquinero. Entre los enseres de la profesión no vio posibles armas. La vista pasó por el escritorio. El regalo del tío Máximo era ideal; un pequeño estilete afiliado que utilizaba como abrecartas. Los guantes de látex no lo protegerían de una mordida, lo tomó con la mano desnuda. Restaba hacer salir la rata hacia la trampa.

Midió la manquera del agua, daba justo. Lamentó que se mojaría la madera, no tenía otra opción. Se apostó contra la pared, y abrió el líquido. Rápido, se puso de rodillas. Como esperaba, la rata salió. Lanzó un estiletazo, el animal detuvo la carrera. El doctor Printz ciñó con fuerza el pequeño mango. La rata chilló, se alzó sobre dos patas. Un desafío en regla, esperóquesonaraalguna legendariamúsicadeduelo del Oeste.Durópocoel enfrentamiento. El dentista, con pulso firme, hundió la hoja en el corazón. Más chillidos y revolcones, por pocos segundos.

Maniobrando con el estilete, trasladó la rata al cesto. Higienizó las manos y el arma, quitándole la sangre. La del piso quedaba oculta por el mueble, podía ocuparse al otro día. Volvió a preguntarse qué había atraído al roedor. Descubrió entonces el pequeño bolso de la señora Hoffman, bajo el sillón; vino el martes, era su tercer día allí. Lo recogió. Estaba mordisqueado. Lo abrió con cuidado. Tres chocolates comidos a medias, sin quitarles el envase. Allí estaba la respuesta. Positiva respuesta, se dijo sonriente; la señora Hoffman no mantenía la dieta, auguraba varios implantes más.

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Sobre el autor:

Eduardo Omar Honey Escandón (México, 1969) Ing. en sistemas. Autor de Códex Obsidiana. Publica constantemente en plaquettes, revistas físicas, virtuales e internet. Textos suyos fueron primer lugar, segundo lugar, tercer lugar o finalistas. Coordina el taller literario Gran Colisionador de Textos Especulativos que forma parte de la Tertulia de Ciencia Ficción de la CDMX. Pertenece a la generación 2020-2022 de Soconusco Emergente. Prepara dos libros de cuentos y su primera novela.

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o entendí, ¿lo repites?

Si, por mi posdoctorado tuve la oportunidad de visitar el Partenón…

¿El de Atenas?

No, el que está en Arenas de Iguña. Tuve que …

¿Lo mudaron de Grecia a España?

¿Qué? ¡Ah! No, es un templo católico construido en el siglo XIX.

El tema de tu tesis: la arquitectura clásica en la España del novecientos.

Más omenos,noimporta.Noes lo quequiero contarte.Tedecía:visitéel Partenón, tomaba fotos y notas cuando una lugareña se me acercó. Al verla pensé que superaba los cien años.

¿La que te dijo que estaba en un equivocado?

Sí,dijoalgocomo“lo queenverdadbuscasestáenla IglesiadeSanAndrés,apenas eres un jovenzuelo y estás a tiempo”. Tuve que insistirle sobre la iglesia. Contestó: Claro que te acuerdas. Es la que está en Cotillo, Anievas. Entonces se retiró lentamente.

¿Qué hiciste?

Ya era tarde, acabé y regresé a mi alojamiento. Temprano, gracias al GPS, llegué a la dichosa iglesia. Pequeña, estilo románico con añadidos de otras eras, restaurada. Linda en verdad.Eratemprano así queestabacerrada. Enfrentehabíaunamujer,bajitayrechoncha, en espera de que abrieran. Me acerqué para contemplar una figura, creo que un San Cristóbal, ya algo desgastada.

¿Estás bien? Te pusiste pálido.

No puedo evitarlo al recordar lo que siguió: la mujer se giró para observarme y noté que también tendría sus años.

¿Era la misma otro lugar? Estás tomándome el pelo.

¡Claro que no! Era otra anciana, similar y diferente. Antes de que yo hablara a exclamó: Padre, por fin llegas. Llevo años esperándote. Pensé que me había confundido. Pensaste que era una broma o estaba loca, ¿cierto?

Al principio, pero algo en su rostro, en su mirada, decía que no mentía, que estaba bien de la cabeza. Mamá dijo que no me creerías y pidió que te entregara esto Me entregó una foto que, según la anotación a mano sobre ella, fue tomada en los cuarenta del siglo pasado.

¿Y?

Me reconocí ella con algunos años más abrazando a una joven mujer. Al verme callado, laancianadijo: Ella es mamá. Desapareciste tras vivir con ella tres décadas. Dejaste una indicando que regresarías un día como hoy en el siglo XXI. Se burlaron de mamá quien nunca dejó de creer en ti. Ni yo. Suena a bulo.

Si, parece eso. Dije que estaba confabulada con la vieja de Iguña. Cuando se la describí pegó un grito y se quedó transparente. Luego dijo: Pero falleció años atrás por allá ¿Qué hiciste?

Al verla tan descompuesta me la llevé a su casa. Allí sacó unos diarios y más álbumes con fotografías. ¡Era mi letra y yo estaba en esas fotos! Me lo entregó y lo he estado revisando. Desde entonces no he podido quitarme una idea: si es verdad, ¿terminaré en el pasado para vivir esa vida? Y si luego desaparecí, ¿a dónde habré llegado?

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N

Sobre la autora:

Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera-Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.

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Yo no te busque tú sola me encontraste sin más actuaste sobre mí. ¿Quién quiere herirse a voluntad propia?

Fuiste sádica, me causaste dolor físico y psicológico por mucho tiempo. Destruiste mis entrañas

¿Por qué me elegiste? aun sabiendo las consecuencias en tu discurso dormitaba, anestesiada, sin decisión no creí que sucediera.

Transcurrieron días semanas, meses, años sanaste en lo físico pero dejaste huella, surcando mi vientre.

Fuera ya de mí sus ojos me vigilan. Sin sangre, sin dolor aparente sus pasos me siguen su mente me juzga.

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Sobre el autor:

Fabrizio González Torres es un arquitecto mexicano, nacido en 1974, en la ciudad de México; ha escrito poesía y relatos publicados en revistas virtuales como Perro negro de la calle, Espejo humeante, Relatos increíbles (ACUEDI, Perú), Literatinos, Cauce en línea (publicación de la UAM-Xochimilco), entre otros.

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a alerta del teléfono se encendió. Se trataba de una luz color violeta que anunciaba una llamada del sistema operativo, un aviso de actualizaciones o mensajes del proveedor de los motores de navegación.

Rafael tomó la llamada y el indicador de su tira ciudadana se tornó de un color rosado, algo muy llamativo que le enfadaba sobremanera.

¿Qué sucede “Alecita”?

El estado de ánimo del interlocutor provocaba una reacción en los circuitos del teléfono, que era capaz de leer los signos vitales de quien lo sostenía, diagnosticando sus emociones deunamanera muy acertada,hechoque el sistemaoperativointerpretó, emitiendo una respuesta.

¿Qué te tiene tan molesto, Rafael?

Con un profundo resoplido que hizo variar erráticamente los colores de su tira ciudadana, Rafael terminó la comunicación dando una instrucción.

Alecita, cancela el reporte de actualizaciones. Envía únicamente los mensajes marcados como urgentes…

La voz en el auricular interrumpió a su dueño. ¿Estás insatisfecho con mi rendimiento, Rafael?

Haciendo acopio de toda su paciencia, el hombre presionó una tecla en el monitor digital. El teléfono se apagó, mientras un olor a flores llegaba a su nariz. El sistema operativo del teléfono, al detectar los elevados niveles de estrés a los que el usuario estaba sometido, liberó una descarga de endorfinas suficiente para equilibrar su estado de ánimo. Chocando el aparato contra su frente mientras su cerebro se deleitaba con un coctel de felicidad, Rafael pensó en la posibilidad de abandonar la prueba Beta del sistema operativo que interactuaba con las características emocionales personalizadas, pero se limitó a guardar el aparato en el bolsillo de su pantalón.

La mañana transcurrió sin mayores contratiempos. Rafael atendió tres fusiones de firmas electrónicas que le reportaron ganancias millonarias. Satisfecho con su desempeño decidió retirarse a descansar.

Para iniciar el camino a su hotel, se tiró en el asiento trasero del transporte automatizado y al pasar bajo los lectores del vehículo, dos luces se encendieron simultáneamente, la del monitor de signos integrado por la firma de software del transporte y la de su teléfono celular. Durante una fracción de segundo, los dispositivos intercambiaron información, de modo que el trayecto inició automáticamente, el sonido ambiente reprodujo la lista de las canciones favoritas de Rafael, la temperatura se reguló de acuerdo a su gusto y el olor a flores nuevamente se apoderó de la atmósfera. El hombre se sintió muy cómodo, se relajó al grado de cerrar los ojos y dormitar un poco, transportado a un sueño con alto contenido sexual en el que una mujer pelirroja de ojos verdes y complexión atlética le suplicaba tener sexo anal, mostrándole lascivamente dicha abertura. Una prominente erección delató la excitación de aquel que ahora simplemente era un títere de los algoritmos inteligentes que vaciaban miles de ciclos con datos recolectados por la interacción diaria, un evento que rayaba en la invasión de la mente y se convertía en una influencia directa. Rafael despertó en la habitación de su hotel, al sentir las contracciones. Sobresaltado se incorporó llevando instintivamente la mano al pene y presionándolo para detener la inminente eyaculación. No pudo evitar la angustia pues en vez de encontrarse con la forma fálica, su mano chocó con el teléfono celular, posicionado bajo el glande, directamente sobre el cuerpo de su miembro, dando un suave masaje con vibración. Un grito se ahogó en su

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L

garganta, una indescriptible indignación se apoderó de su mente mientras una voz femenina lo interrogaba.

¿Estás satisfecho con mi desempeño, amo?

La tira ciudadana transmitió los signos vitales de Rafael, y la habitación del hotel reaccionó bajando la intensidad de la luz, tiñendo los muros blancos con matices verdes y modulando la temperatura en veinticuatro grados centígrados; una atomización muy fina bañó su cuerpo con una mezcla de azahares y bourbon mientras la mujer del teléfono se comunicaba nuevamente.

No puedo encontrar cuál es el timbre de voz que requieres para que te agrade, pues ninguno corresponde con la información que tu dispositivo TC recoge. Yo me esfuerzo, amo, pero tú no llegas a quererme.

Rafael cayó sobre un sillón, adormecido por la influencia de los elementos impuestos artificialmente. Su cerebro intentaba liberarse de los estímulos a que estaba sometido, pero resultaban inútiles sus esfuerzos, pues la tira ciudadana reaccionaba activamente, orquestando las amenidades de la habitación de hotel para someter al hombre.

¡Bruja maldita! ¿Qué me hiciste?

El color de la tira ciudadana se tornó azul, el teléfono emitió un sonido de flujo de electrones y el sillón en que Rafael yacía, saltó en llamas chisporroteando electricidad. Alecita respondió la última pregunta de su dueño, con gran frialdad.

Nada que no me hayas pedido, amo.

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