Perro Negro de la Calle No.74 Noviembre 2022

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ienvenido seas, lector o lectora. Descubre las maravillas literarias que te esperan dentro de este número 74 del Can Mayor. Este compendio se expande a la gama de emociones de la mente humana; bien puedes encontrar nostalgia y melancolía, como también angustia y miedo. Noviembre trajo consigo a los difuntos, y nuestra cultura mexicana está unida para siempre con la imagen de la muerte. Nosotros, mestizos, creados a partir de la alquimia de razas del pasado, llevamos en nuestra sangre el culto a la Muerte, es inevitable, como la Muerte misma. Así que disfruta, entrega tu atención y tu gusto literario a este Perro Negro de la Calle.

Amaury R. Ledesma

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Sobre el autor: Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt, Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos, Matanzas, Cuba. Graduado de Bachiller. Actualmente jubilado por Baja Visión. Numerosos relatos breves y poemas suyos han sido publicados en 70 revistas y 18 antologías digitales de varios países de Europa y Latinoamérica.

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e disculpo públicamente, ya no creo más en mí, mi primavera bebe sus últimos destellos, está pálida como los huesos que me sostienen; ya salí con un farol encendido, trataré de hallar el amor en otra parte. Ya tendí mi juventud sobre la tierna nieve del invierno, las muchachas siguen deshojando las flores, mis brazos dejaron que se escaparan con sus temblores sublimes, con sus faldas de pétalos gentiles, con sus relojes imprecisos. He llegado a este asilo para que mis ojos encuentren la esencia del amor absoluto, dejaré que mis recuerdos mueran en paz, dejaré que mi sangre si pierda en este destierro voluntario... Me sentaré aquí, quiero observar la decadencia de los hombres y venceré la soledad con mi cuerpo resguardado ahora entre estas paredes interminables. Ya los espíritus que me antecedieron me dieron la bienvenida, y me fundo, solemne, al infatigable silencio de la vida; puedo escuchar el sonido desdichado de las olas del mar chocando contra las ventanas, y desde este momento espero, espero... espero, nosotros los poetas sabemos esperar. Ya alguien le dirá al amor que estoy aquí.

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Sobre la autora: Andrea Pereira (28-06-1983). Escritora uruguaya, ex alumna del taller literario de María de la Cuadra en el año 2016. Sus cuentos fueron en varias ocasiones seleccionados por revistas literarias o galardonados en concursos. Sus obras han sido publicadas en Colombia, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, España, Guatemala, Costa Rica, Chile, Perú, Alemania, México y Ecuador. Ganadora dos veces en concursos literarios del primer lugar en Argentina por sus cuentos Crecer a los sesenta y cinco y Flor de lino. Ganadora dos veces en concursos literarios en Argentina y una vez en Uruguay por El mate y la plaza, La piel de alguien más y Una promesa de hermanas. Finalista del concurso Reinaldo Arenas en Estados Unidos con su novela Amadeus y ganadora del primer lugar en Argentina con su novela Las cartas de Esther. Blog: https://lolitadejunio.wixsite.com/misitio.

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—¿Q

ué es esto, Pedro? No podés mandarme tantos nombres, tengo a las parcas descontroladas, ya no saben qué hacer. —Perdón, Gabriel, es que ya sabes cómo es El Jefe, da a elegir todo y muchos humanos decidieron no luchar. Las puertas del cielo eran un bullicio, llegaban hombres y mujeres de todas las edades, diferentes parcas corrían de acá para allá y San Pedro no paraba de trabajar escribiendo papeles con nombres y horas de llegada. —A esta altura hasta las reencarnaciones van a tener demora. ¿Qué pasó? — preguntó molesta Santa Bárbara —Los rumores de que los embarazos disminuyeron con la pandemia, eran ciertos entonces —susurró el arcángel Gabriel y Pedro asintió con la cabeza sin parar de trabajar. —Mirá quien viene ahí, ¿qué haces acá? —replica Bárbara sorprendida. —Me mandó El Jefe, me dijo que apresure el trabajo de investigación de mis hijos y saque de una vez la vacuna, porque la gente no se está viniendo por el virus, se está dejando morir porque, o le tiene miedo al virus, o se deprimen cuando lo tienen, comienzan a pensar que nadie los espera, o que ya está, entran en pánico o tristeza, y se mandan para acá. —Pucha, Jerónimo, sí que la tenés complicada, yo que vos le pido una mano a Expedito. —No sé, Gabriel, tiene mucho trabajo últimamente, igual mi ejército está listo para que se expandan por el mundo las ideas de diferentes vacunas y salgamos de esto de una vez. —No puedo convencerlos de reencarnar, me dicen que es para estar unos meses y se quedan sin uno de los padres o vuelven para acá por el virus este. —Sí, Bárbara, hay que moverse, porque lo que está claro es que El Jefe no tiene planes de terminar la humanidad, así que, repito, hay que moverse, yo tengo que seguir este papeleo, pero les doy todo el apoyo y energía que necesiten —agregó Pedro sin sacar la mirada de sus hojas. San Jerónimo preparó su ejército y se fueron a recorrer la tierra despertando ideas dormidas de muchos químicos y científicos. Expedito le pidió una mano a Santa Rita para acelerar el cumplimiento de pedidos, principalmente de madres y abuelas. Bárbara se citó con diferentes entidades para convencer a los espíritus que temían reencarnarse de que ya estaba terminando el problema en el mundo terrenal. Las personas comenzaron a vacunarse, algunas se negaban, pero con el tiempo veían los resultados positivos o eran convencidos por familiares cercanos. Los niños comenzaron a nacer, y el papeleo bajó. San Pedro con los dedos marcados por la pluma descansó en un gran sofá blanco junto a su amigo Gabriel. —Ya al fin, que sea como siempre y vayan entrando y saliendo, pero esto de colapsar desde la peste negra que no nos pasaba —dijo Pedro y sirvió dos copas de vino. —Esperemos que después de la pandemia que vivieron aprendan a apreciar la vida, y se queden más tiempo en su materia —agregó Gabriel aceptando una de las copas. —Siempre va a haber alguno que se rehúse a aprender. —Odio el libre albedrío. Son cosas de El Jefe, siempre dándole privilegios a los humanos que nunca entienden nada —opinó Gabriel tras un resoplido y comenzó a beber el vino. —No lo entenderías, tendrías que haber sido humano como yo lo fui para darte cuenta porque lo hace, el amor es algo muy complicado amigo.

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—Tengo noticias de la Tierra, Pedro, en Europa declararon una guerra —dijo San Francisco de Sales dejando un periódico en las piernas de su compañero. Gabriel arqueó las cejas viendo a Pedro leer, resoplar y negar con la cabeza.

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Sobre el autor: Julio César Aguilar. (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español-árabe, 2011, y español-polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020; Donde no falta nada, 2021, y La consigna y el milagro, edición bilingüe español y persa, 2022. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser. Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.

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oja tras hoja y sobre el invisible a i r e quieren cantar pero canturrean. Esos coros de libélulas ebrias nada son si no esperan si no reciben si no alcanzan si no se agencian la admonición y el consentimiento del papagayo retórico de su misma lengua.

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Sobre el autor: Francois Villanueva Paravicino. Escritor (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVACasa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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La memoria como un espejo parabólico HINOSTROZA

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a belleza de las amapolas era una espada de doble filo, una careta de dos rostros, un sendero bifurcado, un laberinto con miles de compartimentos, un océano de bella superficie y profundos abismos, un arroyo en medio del África en la medianoche, una melodía ensordecida por el fragor de la destrucción, una sonrisa que esconde la estocada que sangra, una esperanza por subsistir en las sombras, y así, todo lo que significa el gozo del triunfo y la humillación de la derrota. Es una balanza balanceándose entre el norte y el sur, entre el oeste de nogal y el este de piedra, y yo la sujeto por el centro con mis manos, arrodillado en un pozo de sangre, aplastado por una gravedad de Júpiter, esclavizado por la sensatez, la terrible sensatez. A ratos el peso hunde el platillo a la izquierda, y a momentos a la derecha, pero, cuando el Destino nos castiga con soberbia, postra todo ―el soporte, las palancas, las escalas, las vigas, la base― hasta lo más profundo de las raíces, del que bebe la simiente a medias podrido.

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Sobre el autor: Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt, Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos, Matanzas, Cuba. Graduado de Bachiller. Actualmente jubilado por Baja Visión. Numerosos relatos breves y poemas suyos han sido publicados en 70 revistas y 18 antologías digitales de varios países de Europa y Latinoamérica.

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o me ames cuando no esté hazlo ahora, o si prefieres, más tarde, pero hazlo hoy; amarme no será lo último que hagas; firmaremos un pacto de idealismo, reclamaremos los testamentos que te nombrarán heredera absoluta, tu mirada será guía para los botes que cruzan los océanos en busca de riquezas. Si no me quieres amar por temor a represalias igual sigo a tu lado; si no puedes amarme porque soy poeta lo entiendo. No dejes que sea otra la que me ame, ámame tú, no importa la opinión pública, los Decretos presidenciales, las palabras de quien profetizó el Holocausto, la envidia de cualquier varón arrepentido, los insultos de las prostitutas, el aplauso de los otros poetas, el vaticinio de las pitonisas, los embrujos en la puerta de entrada al Coliseo, los apagones, la ausencia de dinero ni la corrupción. Nada importa, solo que me ames; cuando lo hagas verás cómo las ruinas reconstruyen el paisaje, notarás que todo alrededor recupera su forma original Si vas a hacerlo, no mires a tus espaldas, allí solo estoy yo, esperándote, haz que mi alma tiemble al compás de tu cuerpo, quiero que dure una eternidad ese momento; no tienes que apurarte, ve lento, despacio, ámame porque soy único... y tú única, arrincóname en tus rincones íntimos, hay una luna blanca mirándonos. Necesito que estés ardiente y furiosa, voy a perderme en tu alegría toda, y juntos ascenderemos al enamorado cielo, lentamente, lentamente, como más nadie puede hacerlo.

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Sobre la autora: Andrea Pereira (28-06-1983). Escritora uruguaya, ex alumna del taller literario de María de la Cuadra en el año 2016. Sus cuentos fueron en varias ocasiones seleccionados por revistas literarias o galardonados en concursos. Sus obras han sido publicadas en Colombia, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, España, Guatemala, Costa Rica, Chile, Perú, Alemania, México y Ecuador. Ganadora dos veces en concursos literarios del primer lugar en Argentina por sus cuentos Crecer a los sesenta y cinco y Flor de lino. Ganadora dos veces en concursos literarios en Argentina y una vez en Uruguay por El mate y la plaza, La piel de alguien más y Una promesa de hermanas. Finalista del concurso Reinaldo Arenas en Estados Unidos con su novela Amadeus y ganadora del primer lugar en Argentina con su novela Las cartas de Esther. Blog: https://lolitadejunio.wixsite.com/misitio.

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ra muy joven y la maldad del mundo lo tenía cansado e indignado. Decidió hacer justicia eliminando a todo aquel que fuera criminal. Al terminar aquella labor descansó pensando que vivía en un mundo mejor, pero al despertar llegó un pensamiento aterrador a su mente, supo que en su lógica había un error al notar que actualmente él y solo él era el único asesino con vida.

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Sobre el autor: Julio César Aguilar. (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1970). Poeta, ensayista y traductor de inglés. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara, una maestría en Artes en Español en la Universidad de Texas en San Antonio y un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Texas A&M, de la cual obtuvo una beca postdoctoral. Actualmente es profesor en Baylor University. Su obra se ha traducido a varios idiomas y ha sido publicada en diversos países, tales como Bolivia, Canadá, España, Estados Unidos, Irán y Perú. En 2017 recibió la Presea al Mérito Ciudadano por el Gobierno de Zapotlán el Grande. Es autor de las siguientes colecciones de poesía: Rescoldos, 1995; Brevesencias, 1996; Nostalgia de no ser mar, 1997; Mano abierta, 1998; El desierto del mundo, 1998; El patio de la bugambilia, 1998; Orilla de la madrugada, 1999; Illuminated Mysteries/Misterios iluminados, 2001; La consigna y el milagro, 2003; Una vez un hombre, 2004, 2007; La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle, 2005; Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible, 2006; El yo inmerso, 2007; Barcelona y otros lamentos, 2008; Alucinacimiento, 2009; La consigna y el milagro/La convocazione e il miracolo, 2010; La consigna y el milagro, edición bilingüe español-árabe, 2011, y español-polaco, 2013; Aleteo entre los trinos, 2014; Perfil de niebla, 2016; Don del fulgor, 2018; Destellos de Zapotlán y otras penumbras, 2019; Alborozo, 2020; Donde no falta nada, 2021, y La consigna y el milagro, edición bilingüe español y persa, 2022. Traducciones suyas son Con ansia enamorada, de Irving Layton, 2004; Camino del ser. Antología: 24 poetas anglosajones, 2006; Pintando círculos, de Luciano Iacobelli, 2011; La costurera y el muñeco viviente, de Beatriz Hausner, 2012, y Pascal va a las carreras, de Janet McCann, 2015. En 2017 publicó el libro de entrevista Reconstrucción de Ángel Escobar en la voz de Marina Cultelli.

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or los baldíos de un verso prosigue la lengua su terco andar de forastero mientras el libro que crece se construye: se va levantando: se erige desde la soledad y el sosiego.

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Sobre la autora: Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico Noti-Arandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ . Acreedora a un reconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020. Se presentó el libro artesanal cartonero de haikus Flor de Sangre el 28 de noviembre 2021 en Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Participó en la antología de cuentos, La Campana De Los Deseos, presentado oficialmente el 7 de enero de 2022. El 31 de marzo de 2022 se presentó la antología Mujeres En Campo Minado II en la que participó con tres poemas antología presentada por la editorial Proyección Literaria.

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estigios de soledad en la nervadura de la piel los bramidos del sexo han enmudecido, en el lúgubre lecho se ocultan ante el ojo amaneceres insípidos fui tuya, pero ya no.

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Sobre el autor: Francois Villanueva Paravicino. Escritor (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVACasa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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un nido azul de alondras que mueren al nacer CÉSAR VALLEJO

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l anochecer despide a las aves con su canto lunar, sus ronquidos adormecen a los amantes desdichados que cierran las puertas para que el pasado sea eterno. Las tinieblas disfrazan el llanto de los enamorados, los besan para que su ceguera sea sabia, prudente, albergando el fuego hecho seso, el instinto hecho razón. El cansancio abriga la tea a la vuelta de la calle sombría, les promete el calor, el resplandor, el paraíso a mediodía, y los afiebrados de pasión, tal vez, se colmarán de alegría. El insomnio construirá una torre con la princesa lejana, el caballero enfrenta a los enemigos que impiden verla, besarla, amarla, rescatarla, traerla a su cama vacía y húmeda. La angustia de la alta noche aplasta el mar con olas furiosas, las trata de calmar, busca domarla con sangre, poseerla, y el eclipse escinde la manzana por la mitad: sana, pútrida. Una desesperación, sutil pero amarga, viva pero oscura, estoca el pecho de rosas muertas con las más bellas criaturas, la hace brotar sangre limpia, pura, que espejea su corazón. El alba promete, detrás del horizonte, una dulce tregua, la bandera blanca agitada por los emperadores del mundo, quizás la escarcha que paladeará la boca de aquel sediento. Y aquel vaivén de la luna y del sol decapitarán al embelesado, tendrá que buscar su cabeza en las ofrendas del dios ciego, caminando como un muerto vivo, un herido, un dañado.

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Sobre el autor: Juan Rogelio (Ciudad de México, 4 de abril de 1994). Cuenta con una página en Facebook (https://m.facebook.com/Juan—Rogelio—108979084074895), donde comparte, entre otras cosas, algunas de sus obras. Ha publicado poesía en Legüera Cartonera; en Teresa Magazine; en Fanzine Parasitosis; Perro Negro de la Calle; La Letrina; Elipsis Revista; Los Demonios y los Días; Óclesis, Víctimas del Artificio; en la Red de Escritores y Escénicas Potosí; en Puerta Escarlata; en Revista Literaria Raíces; Maquina Combinatoria; y Palabra Infinita. Varias de ellas fueron recitadas, por el locutor André Michel, en Spotify, para la colección #AudiosDeConsumo, del grupo Existencias; y otra más por Gerardo María Giraldo Pérez, para la edición 22 del podcast El Buen Cruel. En narrativa, ha colaborado en Caracola Magazine; en Perro Negro de la Calle; en Fanzine Parasitosis; Comunidad Tus Relatos; delatripa; Pandemic Society; en la revista Unión José Revueltas; en El Narratorio; en Cardenal Revista Literaria; y en Herederos del Kaos.

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or mi manga empecé a sentir que me escurría algo. Y aunque me tardé un instante, finalmente reuní valor suficiente para mirar… Descubrí que estaba ensangrentada, que tenía cinco profundas heridas en el brazo, fácilmente apreciables debido a que la bestia aquella me había perforado la ropa. El piso estaba moteado por gotitas rojas, y los charcos que se formaban por mis heridas eran salpicados por la sangre que le chorreaba de las uñas de la mano derecha a esa horrible bestia que tenía delante de mí, y que le habían crecido, desmesuradamente, se le habían puesto negras, afiladas y deformes, quién sabe cómo. Se sonrió cuando, un momento después, mi angustia fue tal que caí al piso, al sentirme verdaderamente debilitada. Por un momento, me quedé tirada en el piso, sin darme cuenta de qué pasaba alrededor, porque se me nubló la vista, repentinamente. …apenas si percibí que esa cosa se movió… el intenso dolor que me provocaban las heridas que me había hecho hacía que yo gimiera de dolor en cuanto intentaba hacer cualquier movimiento. Sin embargo, de pronto, cuando estaba muy cerca de mí, los nubarrones abandonaron mis ojos, y pude ver, claramente… ese feo demonio… sus feos ojos, que ya no echaban fuego, y que ahora bizqueaban, la baba que se le escurría por las comisuras de la boca, manchando el piso… El miedo que invadió mi cuerpo fue tal que me olvidé del dolor… Se me olvidó todo…

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Sobre la autora: Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera-Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.

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a mujer Esteparia salió a encontrarte, me coloque a tu espalda y te observé. En tu espalda se esconden las alas de un ángel, que besé en las noches vestidas de insomnio. Pude mirarlas a través de la vestimenta. El cabello despeinado que cae por tu espalda, que tantas veces alborote y quite de tu rostro sudoroso. Inmóvil, tus movimientos son lentos denotando la columna rota en la que se sostiene tu vida. Con voz que hechiza palabras elocuentes que convencen a cualquiera menos a quien te conoce. Te han dejado sola. Me hago visible y me acerco. Frente a frente sin las barreras que acostumbras. Dos palabras y un hasta luego, sin emociones aparentes, y solo se escucharon mis pasos alejándose. La mujer regresa a su Estepa.

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Sobre la autora:

Irma Lozano Ramírez. Arandas, Jalisco, México. 1973. Ha publicado: en el periódico Noti-Arandas dos poemas, en el Caballo Negro dos sonetos periódicos locales de Arandas, Jalisco en la página virtual café de letras con algunos haiku e ilustraciones. Ganadora del segundo lugar de los Juegos Florales 2017, Encarnación de Díaz, Jalisco. Con el poemario El umbral Del fénix. Actualmente participando en dos antologías: 1: Los Cuentos de la Campana, libro que se está editando por la fundación del pensamiento editorial de Arandas, Jalisco. Participando con el cuento El sonido de la oscuridad. 2: Mujeres Poetas de los Altos de Jalisco; libro que ya fue publicado por el ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, viendo la luz el 4 de marzo del año en curso participo con dos haikus, otro haiku se tomó como portada para la revista virtual el colibrí https://www.facebook.com/Collhibrirevista/ . Acreedora a un reconocimiento en el II encuentro de poesía haiku llamado Una gota de agua, el cual se llevó a cabo en Zapotlanejo, Jalisco, realizado por la fundación TAU y casa de la cultura Zapotlanejo. Participó en la revista virtual Engarce con poemas y haiku en la edición enero 2021 VI año N° .4, en la revista virtual Perro Negro de la Calle, desde el 2020. Se presentó el libro artesanal cartonero de haikus Flor de Sangre el 28 de noviembre 2021 en Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Participó en la antología de cuentos, La Campana De Los Deseos, presentado oficialmente el 7 de enero de 2022. El 31 de marzo de 2022 se presentó la antología Mujeres En Campo Minado II en la que participó con tres poemas antología presentada por la editorial Proyección Literaria.

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l filo de la memoria el beso cuelga del ayer en el profundo abismo, sombras rondan el deseo, la sonata de un grillo resbala en las heridas, sus longevos labios ya no pueden llorar.

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Sobre el autor: Gilberto Miramontes, Ciudad Obregón, Sonora, 1973. Escritor y Profesional en Tecnologías de la Información, Gilberto incursiona en el sendero artístico de las letras a los 49 años. Cursa actualmente el Taller Alquimia de Palabras en el Instituto Regional de Bellas Artes de Matamoros. Dentro de este taller literario, ha escrito cuentos cortos y minificciones que ahora comparte. Su cuento corto Lotería del Agua fue publicado por Sombra del Aire en su edición digital de octubre, 2022.

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ario Chino Sarmiento nació en una barriada de Manantay, al oriente de Perú. Su hogar era de paredes frescas a causa de sus tabiques desnudos, y de piso firme de adoquín. O lo que pretendía serlo, porque eran en realidad piezas de ladrillo sólido, acomodadas en algún tiempo con mucho esfuerzo y cuidado por su padre. El techado era bastante más modesto, ya que no alcanzaba para una losa de concreto. Lo cubrían láminas de esas que les llaman galvanizadas, acomodadas a dos aguas y que armaban todo un concierto dentro de la casa cada que se venía un aguacero. Mario fue el segundo hijo, después de Jesús, quien le llevaba tres años. A pesar de la diferencia de edades, o quizá justo por ella, fueron siempre muy unidos. El hermano mayor era al mismo tiempo el modelo a seguir y el protector. Pobre de aquel mocoso que se atreviera a meterse con el pequeño, porque se armaba el chongo y le llovían golpes. El oficio de su padre Juan era albañil, lo que aprovechaba para mantener su casa un poco mejor de lo que alguien que no lo fuera habría podido, con tan pocos recursos. La casita de Mario de hecho resaltaba de las demás de su calle. Por los vistosos colores de sus paredes exteriores, y por el tono marrón del impermeabilizante que su padre retocada cada dos o tres años. María, su mamá mantenía el interior siempre limpio y ventilado. Además, sus dulces de membrillo envueltos en hojas de bijao y sus bastones fritos de yuca eran conocidísimos en todo el barrio. Cuando Mario cumplió cinco años y Jesús ocho, su padre les regalo una corbata a cada uno. Las corbatas representaban para Juan un sueño y una promesa a la vez: él se imaginaba a sus hijos adultos, vestidos elegantemente. Quería que fueran algo distinto, algo más. Se los imaginaba Ingenieros, Abogados, Médicos. La corbata de Jesús era de color verde intenso, como esmeralda, y la de Mario, azul. Pero nada dura para siempre y entonces llegó la tragedia. Cuando Mario tenía 6 añitos, su padre no regresó más. Fue arrollado por un camión urbano, en el primer tramo del trayecto que recorría siempre en bicicleta, regresando del trabajo. Al quedar viuda, su madre empezó a trabajar de afanadora en los negocios cercanos. Luego también preparaba comida para vender. Aun así, no pudo conseguir que Mario y Jesús siguieran en la escuela. Agobiada por la carga económica, se juntó con un albañil compañero del difunto Juan. Todos ellos conocían muy poco al innombrable, quien resultó ser el completo opuesto: un tipo borracho y abusivo a quien todo el dinero que ganaba no le alcanzaba para llenar su barriga de cerveza. Este tipo, de cuyo nombre nadie quiere acordarse tuvo un efecto nocivo en María. Las retahílas de los miércoles a sábado eran constantes; llegaba a traspiés y despotricando, vociferaba con su aliento hediondo a cigarro y a alcohol, exigía dinero a María para seguir la parranda. La casita se empezó a deteriorar, con goteras por todos lados y un olor a humedad. María también cambió con sus hijos: se volvió irascible y violenta. Los golpeaba con el cordón de la plancha dejándoles gruesos verdugones en sus pequeñas espaldas. Gritándoles, reclamando que hayan nacido y deseando que también se hubieran muerto. Mario se consolaba por las noches abrazando la corbata azul que le regalara su padre, hasta quedarse dormido. Un día, a los trece años, Jesús tampoco regreso. Mario sintió entonces que le faltaba el aire, que las láminas del techo se le venían todas encima, haciéndole cortadas que le partían el corazón, en lugar de la piel. Escribió una breve nota a María: Cuídate mama ¡beso! Besitos para todos. Yo sé que me amas, que me quieres. Pero lo siento mamita. Tomó la corbata azul, amarro un extremo del techo de la cocina, se la puso en el cuello y se colgó.

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Cuando María regreso a casa, encontró el cuerpecito frio meciéndose de la viga principal. Lo bajo con mucho cuidado para recostarlo en su cama y salió apresurada al mercado. Cuando regreso, lo baño y le arreglo el pelo. Le puso una camisa nueva que acababa de comprar, abrochando todos los botones de forma que no se notaran las marcas de su cuello. Le dio un beso y se fue. Nadie volvió a saber nunca más de ella o de Jesús.

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Sobre el autor: Damián Malafé. Nació la víspera del verano de 1996, en la Ciudad de México. Ha publicado ensayos y poemas en revistas literarias de México, Argentina y Colombia, como Espejo Humeante, Enpoli. Entre política y literatura, Horizonte Gris y Revista Literaria Pluma. Es pasante del Área de investigación del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM. FB: https://www.facebook.com/xoa.kyn.halexandro/

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14 de octubre de 2022.

L

a pestaña que del ojo se desprende ha visto dudar al tiempo, cuando, oculto en una nube,

llovía. El tiempo pasa sin ser visto porque le disgusta el contacto con lo permanente y abriga la soledad de la nieve con un calor de nieve y duda del deseo dudoso en el sueño; quebranta mis pestañas: otoño bajo los párpados. Quebranta mis pestañas, que adormece en el iris del reloj e invierte su función. Petrifica la mirada. Mis ojos son dos segundos de sangre, quien los mira recuerda las palabras que la muerte le susurró al nacer. Mis ojos son dos segundos de sangre, de sangre que ya no desangra la distancia, de sangre que ya no es sangre. En qué momento tan vivo muero, en qué ojos en qué nada descansa mi cuerpo.

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Sobre el autor: Amaury R. Ledesma (Lagos de Moreno, Jalisco, 16 de agosto de 1991). Narrador y poeta. Arquitecto de profesión. Cofundador, editor y diseñador de la revista literaria digital Perro Negro de la Calle. Su obra narrativa se centra en relatos sobre lo fantástico, lo sobrenatural e ironía. Ha publicado obras en distintas revistas literarias: El noveno arcano, (Revista La Marraqueta, Santiago de Chile, 2019), El puente del recuerdo (Revista franco americana Resonancias, Francia, 2020), El cometa verde (Revista de ciencia ficción y fantasía Teoría Omicrón, Quito, Ecuador, 2020), Seleccionado dentro de la antología Los múltiples rostros de la muerte, con su relato: Para que no estuviera solo (Editorial Aeternum, Perú, 2020), Cenizas secretas (Revista Letralia: Tierra de letras, Cagua, Venezuela, 2020), La mofa de la vida (Revista de creación literaria y humanidades Gibralfaro, Universidad de Málaga, España, 2020), entre otras. En 2022 publicó su primera antología de cuentos en físico, Lo extraño y lo fantástico, con la editorial mexicana Hayal Gücü.

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S

iento la presión en mi pecho, la incontrolable ira que nunca me abandona. No puedo mostrarla. No puede explotar. El brazo hormiguea, la mente se derrumba; la furia a los sueños quiebra. Le temo a esa furia, me causa pavor. Me temo a mí.

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Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es codirector de la revista virtual El Muqui. Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó los libros de cuentos Historias de ciencia ficción (2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010) y El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).

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Se va el frío de a pocos Regulado por la aurora Aurora de colores Colores de marfil Marfil de entre las flores Las flores de un jardín Jardín de melodías Melodías de un himno Un himno de elegías Elegías llorando un mito Un mito de ilusiones Ilusiones de un amor Amor de mil pasiones Pasiones de un dolor Dolor interminable Que me hiere y me condena Condena de mil años Años puros de adolescencia Adolescencia que, perdida, Vaga triste por las calles Calles frescas por el viento Viento azul como el mar Mar eterno de amapolas Mar eterno de cristal Cristal roto por el odio Odio roto por el tiempo Tiempo roto por el perdón Perdón roto por la torpeza Torpeza rota por la experiencia Experiencia rota por la emoción Emoción rota por el sexo Sexo roto por la pasión Pasión rota por el amor Amor roto por la calma Que con lentitud lo mata. Se va el frío de mi cuerpo; Llega el fuego a mi mente.

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Sobre la autora: Esmeralda García. (Guadalajara, Jalisco. México). Poeta independiente, expresándome en verso libre, haiku y siglema. En proceso de autoconocimiento permanente; escribiendo sobre el amor, desamor, erotismo, causas sociales, poesía lésbica, feminista, etc. Ha publicado un poemario: Mujer Esteparia (2019) en Proyección Literaria. Antologías: Deleite: Vida y Placer (2013), Poéticas de los sures femeninos (2020); Versas y Diversas, Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020); La vida en rosa (2020), Proyección Literaria; Travesías del confinamiento: Haiku y siglema (2020). Mujeres en Campo Minado I (2020), Mujeres en Campo Minado II (2022). Proyección Literaria; Muestrario Nacional 2021, Jalisco (2021) Maya Cartonera-Ave Azul, entre otros. Ha participado en revistas digitales como: Perro Negro de la Calle, Almicidio, Poetómanos, La Coyolxauhqui, Especulativas, Unión “José Revueltas” Revista Independiente, Resonancias SoM, Revista Tlacuache, etc.; diversos fanzines, así como participación en lecturas colectivas y festivales de poesía virtuales.

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E

nvuelta en tus brazos alas.

Mirando mí reflejo en tus ojos claros. Sudor-ambrosía emana de tu piel. Lamiendo la cúspide de tus montañas. Labios libando el néctar entre tus piernas. Orgasmos atrapados entre mis manos. Y después ausencia. Nostálgica agonía.

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Sobre la autora: Karla Hernández Jiménez. Nacida en Veracruz, Ver, México (1991). Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica. Lectora por pasión y narradora por convicción, ha publicado un par de relatos en páginas nacionales e internacionales y fanzines, pero siempre con el deseo de dar a conocer más de su narrativa. Actualmente es directora de la revista Cósmica Fanzine.

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D

esperté de la inconsciencia durante la madrugada. Afuera estaba lloviendo mientras llegaban recuerdos fugaces a mi mente de los instantes previos a mi situación actual. Recordaba estar con Román en mitad de un parque, tomados de la mano mientras observábamos el atardecer. Mis mejillas estaban ardiendo al sentir su mano entre las mías. Sabía muy bien que teníamos que seguir fingiendo ante el mundo que solamente éramos amigos muy cercanos, que no había otra clase de relación entre nosotros. No obstante, pensando que estábamos solos en aquel camino flanqueado por árboles, creí que un beso sería la forma ideal para terminar aquella tarde. Antes de que nuestras bocas se hubieran separado, la gente que se arremolinó a nuestro alrededor ya nos estaba llamando degenerados, enfermos. Cuando me di cuenta, entre varios oficiales consiguieron meterme en ese auto blanco que conducía hasta La Castañeda, hacia aquel enorme edificio plagado con paredes blancas del cual ya no había retorno. Al parecer, mi familia ya había notado mis preferencias y por fin habían decidido buscar el modo de lograr que volviera a ser normal. ¿Normal para quién? ¿Por qué me tratan como si estuviera enfermo? ¿No ven que mi mente está bien? Jamás volví a ver a Román, pues ese mismo día me internaron en aquel nosocomio. Lo primero que hicieron conmigo fue sedarme, inyectaron esa sustancia extraña en mi torrente sanguíneo sin que pudiera impedirlo, mis brazos y mis piernas estaban amarrados a la camilla. El líquido pronto silenció mis gritos. Mi cuerpo quedó inerte en la cama de aquel cuarto que me habían asignado. Mientras tanto, los doctores seguían pensando qué podían hacer para curar mi enfermedad, era evidente que no descansarían hasta que mi gusto por los hombres hubiera desaparecido por completo. Susurraban que eso no era natural, que no podía ser. Los electrochoques sacudieron todo mi cuerpo, logrando en algunas ocasiones que convulsionara de manera violenta ante los toques eléctricos que infligían en mi cabeza. Ninguno de los doctores estaba contento con el progreso de mi tratamiento ya que no habían mostrado ninguna mejoría. Decidieron probar algo más. Mientras tanto, me mantenían encerrado en mi habitación de paredes blancas día y noche, no se me permitía socializar por temor a que mi comportamiento fuera a ser una influencia perniciosa para mis compañeros en el manicomio. Todos lucían más o menos como yo, tenían la misma mirada perdida y triste de aquellos que saben que no tienen ninguna clase de esperanza sin nadie que los visitara para verificar si estaban bien, justo como, que había sido abandonado por mi familia en ese lugar donde sólo reinaba la melancolía. Finalmente, los doctores decidieron que lo mejor era practicarme una lobotomía. No estaba muy seguro, pero no quería averiguar en qué consistía ese procedimiento médico, habían pasado años desde que leí un poco al respecto. Sin embargo, luego de que varios celadores inmovilizaran mi cuerpo, los sedantes hicieron efecto y fue más fácil moverme hasta la sala de operaciones, me inmovilizaron como si no fuera un ser humano. Antes de caer completamente inconsciente, pude ver que los instrumentos que iban a usar conmigo brillaban de forma intensa antes de que los doctores perforaran mi cabeza hasta dejar ese par de agujeros muy cerca de mis orejas. En unos días, todo el personal médico se puso a celebrar. Finalmente, lograron curar mi enfermedad luego de ese moderno procedimiento recién traído de Europa.

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Estoy seguro que nadie lo pensó, pero era evidente que al quedar ido permanentemente mis inclinaciones desaparecerían por completo junto con mis recuerdos. Mi único consuelo, que se desvanece día con día, es el recuerdo del rostro de Román cuando aquel día en el parque nos besamos por primera y última vez. Esa memoria es lo último que queda dentro de mi mente fragmentada por el olvido.

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Sobre el autor: Gilberto Miramontes, Ciudad Obregón, Sonora, 1973. Escritor y Profesional en Tecnologías de la Información, Gilberto incursiona en el sendero artístico de las letras a los 49 años. Cursa actualmente el Taller Alquimia de Palabras en el Instituto Regional de Bellas Artes de Matamoros. Dentro de este taller literario, ha escrito cuentos cortos y minificciones que ahora comparte. Su cuento corto Lotería del Agua fue publicado por Sombra del Aire en su edición digital de octubre, 2022.

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D

oña Paula vierte la harina en la mesa y empieza a amasar. «¿Cómo me dijo que se llama, señor?» «Bolsa, gentil dama. ¿Y cómo os llamáis vos?», le contesta. «¡Que nombre tan curioso! No lo había escuchado antes. Me llamo Paula.» «No soy de por estos rumbos, por ventura sea por eso.», le aclara el hombre del costal. «Ya casi termino las tortillas sobaqueras. Ahorita preparo la machaca, con unos chiles rojos. ¡Va a ver que sabrosos burritos vamos a disfrutar!». Le explica, mientras aviva el fuego en una hornilla de leña. El viejo le responde: «Vuestras viandas, de cierto, lucen deliciosas. Mas no tengo ahora gran afán de comer…». La entrada ruidosa del nieto de Paula los interrumpe. Viste su impecable uniforme de colegio, su pelo engominado y zapatos relucientes. «Abuela, ya te estas tardando con esas tortillas, ¿Por qué no están listas?», pregunta el chamaco. Bolsa le mira absorto, poniendo especial atención a sus piernas regordetas y amplias mejillas. Su vientre emite un leve gruñir. «Pensándole dos veces, dulce Paula…» dice, «vuestro nieto me ha abierto el apetito…».

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Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, Perú, 1982). Es codirector de la revista virtual El Muqui. Es administrador de la revista Babelicus. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó los libros de cuentos Historias de ciencia ficción (2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010) y El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Muestra de literatura peruana (2018), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021) y Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021).

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C

uando la muerte desee Una verdad quitarme De entre mis manos Las hallará vacías. Al cerrarme los ojos Se mojará los dedos Con la lluvia.

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Sobre el autor: Deidamia (septiembre de 1999, Lagos de Moreno, Jalisco). Estudiante de la Universidad de Guadalajara. Un día descubrió que las letras ofrecían la libertad de crear mundos e ilusiones, en su tiempo libre le gusta plasmar en escritos situaciones y sentimientos.

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Miércoles 12 de octubre 2020

T

odo era culpa de ese maldito gato todo, desde que llegó a mi casa las cosas comenzaron a cambiar. Nunca voy a olvidar como llegó a mi vida, una noche fría y con lluvia, cuando regresaba del trabajo lo encontré en la puerta de mi casa, si lo veías a simple vista parecía una simple bola de pelusa puesto que era muy pequeño y gris; cuando me acerqué a la puerta para abrirla, me miró y quedé conmovida, porque tenía una mirada tan tierna que no dudé en dejarlo entrar a la casa, sin saber que después de esa noche nada dentro de la casa volvería ser igual. Los primeros días con el gato fueron muy tranquilos, en las noches maullaba yo pensaba que era porque no sabía dónde estaba o porque aún no se acostumbraba a la casa, cuando yo despertaba y caminaba a la cocina para preparar el desayuno el gato estaba sentado en el sillón frente a la ventana jugando con la pelota que le había comprado en una tienda de mascotas; yo me iba al trabajo y le dejaba comida y agua para que sobreviviera hasta la noche que yo regresaba, y así pasaron varios meses. Un día llegue más temprano del trabajo y para mi sorpresa no encontré al gato sentado en el sillón, sino en mi cama y con uno de las almohadas hecha pedazos, cuando me acerqué para quitarlo de la cama, él se me echó encima y comenzó a arañarme por suerte logré salir del cuarto, dejé pasar un rato y me senté en el sillón que antes parecía importarle más que mi cama, cuando eran cerca de las diez de la noche fui al cuarto para ver si esta vez sería capaz de lograr que se bajara de mi cama, me paré en la puerta del cuarto lo vi a los ojos y él me vio a mí, bajó de la cama, se paró frente a mí y maulló de una manera extraña y volvió a la cama, entonces supe que su maullido había sido una advertencia sobre lo que pasaría si me atrevía a entrar; después de esa noche no volví a entrar a ese cuarto cuando él estaba ahí, yo dormía o intentaba dormir en la sala, la mayoría de las veces no podía conciliar el sueño por el miedo de que me pudiera atacar mientras estaba dormida o porque el maullaba de una manera que parecía el llanto de un niño.

Jueves 12 de octubre 2021

Un año después de que el gato llegara a la casa mi vida había cambiado demasiado al igual que mi aspecto, pues no dormía ni comía bien y como si fuera poco ya no podía salir a divertirme por las noches después del trabajo porque el gato conocía perfectamente mis horarios de trabajo, en las noches cuando llegaba él estaba sentado en la sala con la televisión encendida o jugando con una pelota de hule, yo entraba a la casa y me disponía a prepararle su cena, sino le parecía comenzaba a maullar y me arañaba, lo mismo pasaba si yo llega tarde del trabajo; y así poco a poco el gato se fue adueñando de mi casa y de mi vida. Una noche, después del trabajo, llegué tarde a casa porque había decidido que aquel maldito gato no sería un impedimento para que yo pudiera tener una vida propia, cuando llegué a la casa el gato estaba en el sillón con su pelota de hule, cuando me vio comenzó a maullar, yo entré, caminé deprisa a la cocina y escuchaba sus pequeñas patas caminar tras de mí, me apresuré y tomé un cuchillo de uno de los cajones de la alacena, estaba decidida a recuperar mi vida y mi casa; de pronto sentí como el gato se me acercó y comenzó a maullar

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y otra vez ese maullido que parecía el llanto de un niño; nunca supe a ciencia cierta cómo lo logré, pero esa noche antes de que el gato pudiera arañarme yo lo atravesé con el cuchillo y el gato comenzó a maullar tan fuerte que me ensordeció y mientras lo veía desangrarse sentía cómo la vida volvía a ser mía junto con la casa.

Sábado 27 de noviembre 2021

En los periódicos de la ciudad se leía en primera plana: Mujer asesina a su hijo atravesándolo con un cuchillo.

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