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ENCUENTROS INOLVIDABLES
En la mañana muy temprano nos disponíamos a nadar un rato en Playa Pardelas, Puer to Pirámides, en busca de fotografiar algunas cuevas de peces La visibilidad del agua era buena, pero la nuestra, con los trajes de neoprene y la luneta, era algo reducida De pronto vemos a lo lejos y en la superficie del agua unos movimientos que sabemos de qué se trata, ballenas! El corazón se acelera con la simple idea de saber que aunque no vayamos tras ellas, la curiosidad innata que tienen estos gigantes hará que se acerquen
Había muchas posibilidades de ello Y sucedió En la quietud del mar, bajo el agua, un manto de arena blanca se extiende hasta donde la visibilidad permite y se pierde en un color esmeralda no mucho más allá de una dece- na de metros Nace en el color uniforme una mancha más oscura que ambos, al haber tenido contactos anteriores, sabíamos de qué se trataba... Nuestros corazones latían algo apresurados movidos por la situación pronta a experimentar
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La mancha oscura en el telón esmeralda comienza a tomar forma conocida y ya podemos ver la forma del manso gigante... imposible verla completa debido a su tamaño, seguro más de quince metros de largo pero al acercarse a nosotros pudimos ver la cabeza y detrás el ojo que busca ávidamente para entender de qué trata estas dos figuras negras que f lotan inmóviles a unos metros de ella. Nos sentimos observados... su ojo, el único que podemos ver, subía y bajaba viéndolo todo.
Paso por el lado nuestro y nunca me deja de sorprender cómo es que avanza casi sin mover la cola, su principal medio de locomoción… la vimos alejarse y girar para un segundo encuentro. Al regresar a nosotros vimos que detrás de ella se asoma un pequeño ballenato curioso que nos llenó de sorpresa Era evidente que la madre en su primer paso buscaba asegurar que nuestra presencia allí no entrañara peligro, por lo que el segundo encuentro fue más relajado y duró bastante más. La ballena permaneció quieta ante nosotros y el ballenato se dejó ver por completo nadó hasta casi tocarnos y volvió con su madre Más envalentonado al rato nos rodeó para de nuevo regresar a zona segura Puedo afirmar que para la cría era su primer encuentro con estas cosas raras llamadas humanos, que vería varias veces más a lo largo de su vida A excepción del ballenato, humanos y ballenas, permanecimos inmóviles disfrutando del momento mágico y el movimiento de las aguas hizo que quedemos al alcance de la mano de la gran ballena. El querer tocarla rompería un momento mágico, además de ser una mala idea con cualquier animal. Los animales salvajes no siempre están preparados para eso, por lo que ellos debieran decidir cuándo y cómo Inmóviles, el frío en el cuer po que comenzaba a not arse, hizo que nos vayamos retirando de a poco hacia la cost a y la ballena nos acompañaba Una vez afuera, e xt asiados por el increíble momento vivido, la ballena continuaba quiet a, y el ballenato la rodeaba con movimientos suaves La calma del día plomizo en esa her mosa playa, acompañó a la increíble e xper iencia y después fue solo sent arse a obser var hast a que se marchó
Al igual que nuestras crías, las de la ballena se incomodan cuando no pueden amamantar y se lo demuestran a su madre, que flota tranquila aletas arriba en una posición imposible de amamantar, pero muy relajante para ella. La madre amamantará a su cría con leche muy rica en grasa que hará que el receptor crezca varios centímetros al día. Una verdadera transferencia de grasa vital para aislarla de las aguas heladas del sur. La madre irá perdiendo volumen al no alimentarse y se notará en la joroba, detrás del espiráculo. El berrinche del ballenato me dió la oportunidad de hacer algunas tomas interesantes. Un comportamiento bien humano.
No siempre los encuentros fueron así, algunos años atrás est a especie fue cazada hasta casi la extinción Europa se alumbró por mucho tiempo con su fino aceite y al ser una ballena tranquila, que además f lotaba una vez cazada, se ganó el mote de “Ballena Franca” Una mala traducción del inglés que debería ser llamada como indicada, o ect a para cazarla
Hoy est a especie se encuentra protegida en est a zona y aunque la caza comercial no ha ter minado en el mundo, cada vez son menos los países que las mat an La presión de la opinión pública es una g ran ar ma que las def iende
Una madre como la del encuentro puede medir hasta 17 metros, los machos algo menos, y pesar unas 40 toneladas Su amplia capa de grasa le servirá en las zonas de alimentación, cerca de la Antártida, y será un reservorio de grasa para su propia supervivencia Llegan a las aguas de Península Valdés en busca de protección para tener a sus crías. Aguas tranquilas y poco profundas serán un buen “nido” para cr iarlas sin contratiempos Nacida sin est a protección, la cría se aliment ará de leche muy r ica en g rasa que le per mitirá crecer unos dos centímetros diar ios, o más hast a quedar en condiciones de enfrent ar aguas más frías. Volverá a est a región al otro año ya crecida y con conocimiento del ciclo de vida, que repetirá a lo largo de su e xistencia
Los g randes machos se han ido antes Han llegado a la zona movidos por la g ran cantidad de ballenas que quedarán receptivas al alejarse sus crías de ellas y se reúnen en torno a una de ellas para copu- larla entre varios. Movimientos enérgicos y grandes cantidades de agua que desplazan en la ceremonia, hacen de eso un espect áculo digno de ver Pasada la época de cópula, sólo quedarán las madres con crías esperando que est as crezcan para comenzar el largo viaje. En sus últimos días en aguas tranquilas, nadarán de un lado a otro hast a ver que el ballenato le sigue el r itmo que necesit an en aguas abier t as Llegará diciembre y las aguas de Península Valdés quedarán sin la presencia de estos g randes cetáceos hasta mayo, cuando retornan al lugar donde nacieron para cumplir sus ciclos de vida Como viene sucediendo temporada tras temporada, desde hace millones de años
Los avistajes de ballenas
Argentina ha sido pionera en encontrar la for ma de mostrar al mundo las ballenas y generar otra industr ia alrededor de ellas que no conf iera daño al animal Hace var ias décadas ya un viejo capit án de barco comenzó a llevar tur ist as ávidos de verlas más cerca. Empujado por la demanda, acondicionó su lancha y comenzó la actividad comercial Luego se sumaron otros, pero Mariano lo tenía todo para conver tirse en leyenda Su nombre es Mariano van Gelderen y se convirtió en el Rey de las Ballenas a partir de un documental de la Televisión Francesa llamado “le roi des baleines” en el que fue protagonista. Hoy la actividad ha evolucionado incorporando todos los protocolos de seguridad y hasta es posible vivir la experiencia de verlas debajo del agua a partir de una embarcación semisumergible.
Si bien los avist ajes embarcados tienen un