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TERTULIA CULTURA EN FIESTA DIRECCIÓN Y DISEÑO TLÁLOC CORREA SÁNCHEZ SUBDIRECCIÓN Y REDACCIÓN JUAN NAPOLEÓN CRUZ PAZ REDACCIÓN LINDA RODRÍGUEZ DISEÑO WEB DIANA CERVERA CONSEJO EDITORIAL DIANA CERVERA JUAN NAPOLEÓN CRUZ LINDA RODRÍGUEZ TLÁLOC CORREA
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CONTERTULIOS ANA LUCÍA NAVARRETE EDIVALDO GONZÁLEZ FERNANDO CERVANTES FERNANDO NARVÁEZ JOSÉ M. VACAH ÓSCAR MUCIÑO SELENE CHÁVEZ YAZMAZTRENZKY REYMUNDO
Revista Tertulia es un espacio de libertad y respeto. Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Eres libre de citar el contenido, respetando a su autor y la fuente.
Revista Tertulia cumple un año de acompañar la cultura nacional; de ser un espacio multicultural e interdisciplinario. Un año en el cual hemos crecido número a número, buscando la trascendencia de las grandes ideas y los magnos proyectos. Celebramos este año dándole gracias a ti, lector, por darle vida a vuestras páginas y a todos aquellos que dejaron su espíritu, visión y sentir, reflejado en las historias que han compartido con nosotros, los escritores. Suprimimos por esta ocasión las secciones que hemos estado presentando a lo largo de este tiempo porque este número de aniversario, trata de darle el reconocimientos a esas mentes que activan el imaginativo social e individual; así como mostrar el rostro, hasta ahora oculto, existente detrás de las letras. Poesía, cuento, artículo, minificción, forma parte de este ejemplar. Sin más que decir, y esperando estar con ustedes un año más, les deseamos ¡Que siga la fiesta y la cultura se expanda!
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6.-ANA LUCÍA NAVARRETE 10.-EDIVALDO GONZÁLEZ 16.-FERNANDO CERVANTES 20.-FERNANDO NARVÁEZ 24.-JOSÉ M. VACAH
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NAPOLEÓN CRUZ-.30 ÓSCAR MUCIÑO-.34 SELENE CHÁVEZ-.36 TLÁLOC CORREA-.40 YAZMAZTRENZKY REYMUNDO-.44 REVISTA TERTULIA
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LO COTIDIANO
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Un día caminé y caí, me levanté y volví a caer, volví a levantarme y reí. Cuando corría tropecé y me raspé la cara, lloré del dolor. Regresé a casa y decidí dormir y esperar a que el siguiente día fuera mejor. REVISTA TERTULIA
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EL OTRO ESPEJO I
Cuando el libertador llegó nuestras palabras existieron. La voz de los insumisos, de los combatientes, de los oprimidos se levantó majestuosa, derribó los tributos, reptó por las paredes de los templos y nos otorgó, por primera vez, la victoria por la que nuestros padres murieron. Nuestra palabra se impuso sobre la lengua enemiga. Escuchamos los gritos de sufrimiento de los condenados; vimos como sus palabras se dispersaron como un eco al que siguió el silencio. Era un superviviente. Tantos años había luchado con desesperación, entre las sombras, y ahora atestiguaba el final del Imperio.
II
Pero nuestras voces se apagaron. Nuestra reivindicación apenas vio noches sin mañanas. Fuimos desplazados por el orden que nuestros redentores- nuestros verdugos- utilizaron para gobernar 10
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un mundo que desconocían. Nuestra lengua era una orilla en un mar tempestuoso de palabras. Nos ahogábamos. Los miedos, las humillaciones y las ofensas fueron la estructura que organizó la esclavitud. Aprendimos la lengua que impuso el vencedor, a quien habíamos seguido para destruir la ciudad blanca. Y nuestra lengua, el recuento de nuestros días en la tierra, se perdió entre sus escombros.
III
Mi individualidad transgredía la voluntad de mis padres. Iracundos me reprendían cuando me escuchaban hablar en un idioma desconocido para ellos. Ya no era el que había sido. Me sentí más unido a la ciudad que ellos habían destruido y atesoré su historia como mía. Era un traidor. Defendí el pasado y la lengua de los antiguos señores frente a las injurias de los conquistadores. Me rebelé incansablemente pero fracasé, como todos. Olvidé Teocalhueyacan, pero Tenochtitlán estaba vivo en mí.
IV
Por eso estudié con esmero los textos prohibidos que venían de ultramar. El ansia de la literatura, de la filosofía y la teología me obligaba a abandonar la parroquia todas las noches para escuchar a los otros conspiradores. Deseábamos que la razón y el progreso iluminaran estas tierras. Los horrores que veía por el día me mantenían despierto en la noche. Tomé las armas por los que no podían hablar, por los que no sabían mi idioma, por el pueblo conquistado. El sonido de los cañones enardecía mi corazón. Los gritos de guerra se deshacían como oro en mi garganta. Me lanzaba al combate sin miedo a la muerte, invencible porque reivindicaba la historia. Por primera vez vengaba el sufrimiento de mis ancestros. REVISTA TERTULIA
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V
Y mi independencia me hizo único. Tenía otra lengua pero era, o me sentía, la continuación de todos los vencidos. Instauré un rumbo nuevo. Y fui uno solo. En la colina, en la selva, en la pampa había otros hermanos míos, sin mi idioma. Tuve lástima al verlos tan solos, tan apartados. Imponerles mi lengua fue un acto de compasión.
VI
Nos encontramos por primera vez, con más miedo que orgullo, totalmente libres. Sin embargo, otros conquistadores, siempre me negaré a llamarlos hermanos, llegaron del norte y nos impusieron los mismos castigos. No pudimos defendernos. Atados de pies y manos, los vimos devorar nuestras tierras. La lengua nos mantenía firmes pero no unidos. Luché con furia, pasé hambre y frío para mantener la soberanía de mi patria. Mis hermanos fueron atravesados por lanzas enemigas, mis padres esclavizados sin que yo pudiera hacer nada para ayudarlos. Detestaba su lengua, las palabras que, ininteligibles, se deshacían en mis oídos. Mi odio era lo único que valía como herencia. Mis hijos algún día restablecerían el honor de este pueblo.
VII
Y vi la construcción de las grandes ciudades. El centro del mundo resplandecía tan cerca de mí sin que pudiera tocarlo. Añoraba palpar el oro y el agua que brotaba de sus manantiales. Mis padres me reprendían, pero en realidad me temían. Ya no podían entenderme, ya era otro. Estudié con esmero el idioma que me abrió las puertas al mundo que mis padres aborrecían; era mío. Viajé al centro del poder y desde allí contemplé la conquista de esos pueblos bárbaros a los que mis ancestros llamaban patria. América es una sola gracias a nosotros. 12
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VIII
¿Un nuevo libertador? ¿De quiénes? ¿Escuchan cómo susurran los olvidados, cómo sufren los que no tienen palabra? ¿Es esta mi patria? ¿Son estos mis recuerdos? No, no lo son. Teocalhueyacan, Tenochtitlán, México, Latinoamérica fueron destruidos para que yo fuera americano. Yo restituiré la gloria perdida de mi pueblo, hablaré por los hombres y mujeres que perecieron en la construcción de este imperio, que viven atados y humillados. Sólo entonces permaneceré en silencio, cuando ya no existan las palabras.
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FIRMAMENTO DEL MEDITERRANEO (COMIENZA EN EL NÚMERO ANTERIOR)
III
Por la mañana vuelve la oscuridad a mis recintos. En vano paso el día en busca de alguna centella extraviada. Pero todos me han dejado, han regresado a sus hogares diamantinos y espero ansiosa la siguiente luna llena. Vuelvo a mi habitación y lloro, porque cuando ellos están ausentes no me queda otra cosa más que recordar, éste es mi castigo y debo de aceptarlo pues creo que yo misma me lo he impuesto. Cada una de mis ideas repiten lo mismo. Tal vez nunca salga esta idea de mis propios labios pero es así como cada día me lo hacen recordar. Mi castigo, mi dulce castigo, recordar el momento en que no fui y la vida que he perdido. Y cada nuevo recuerdo que me llega es doloroso pues no estoy en él. Aunque a veces 16
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me siento afortunada pues de este modo no me siento culpable directamente. Sin embargo, una idea me rasga el corazón: ¿de dónde vienen éstas visiones si no estoy en ellas, si no son mías, si aquellos crímenes atroces que se me impugnan no son míos? Es como estar y no estar dentro de mi cabeza, son como los viajes estelares que hago con los objetos que me rodean. El dolor me cubre. Soy la culpable, pues así cada una de mis ideas va acompañada de una serpiente que me lo repite: tú eres la culpable.
IV
Por la mañana tuve un presentimiento negativo, hacía frío, las nubes grises cubrían el firmamento. No quise ir a la estancia, preferí estar en mi habitación y cubrirme con un manto. Tenía miedo y no se a qué o por qué motivo. Simplemente mi corazón se estrujaba como si un mal descomunal e inmediato estuviera rodeando las cercanías de mi castillo, como si todo aquello que me daba paz y tranquilidad fuese a acabar. Mi sueño fue particularmente extraño, vi un hombre: cabalgaba en un corcel blanco con alas y en su escudo estaba representada la horrible figura de un reptil desconocido. Sin embargo el hombre me inspiraba calma, quietud, seguridad... Luego aquel corcel aterrizó en la entrada y el hombre desmontó. Yo sentí vergüenza de estar ante aquella figura imponente de guerrero que empuñaba su espada, no en forma agresiva, sino como una muestra de solemnidad, en actitud de respeto ante mí. De repente sus ojos cobraron furia y comenzó a destruir todas las estatuas que me hacen compañía. Lloraba suplicante, quería detenerlo, por favor, no lo hagas. Pero mis amigos cayeron hechos pedazos; y a pesar de que su espada varias veces se quebró, en mi sueño siempre me miraba en el reluciente reflejo de su arma intacta. REVISTA TERTULIA
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V
Algo ha entrado en el castillo. Los objetos de la estancia así como los que estaban en los pasillos han sido movidos. Percibo un olor que no nos pertenece; y al seguir el camino que posiblemente recorrió me da escalofríos terribles, presiento la muerte. Lo busco con curiosidad. Mi imaginación no me deja quedarme con la duda y me mueve, cautelosa. Pero a pesar de que he buscado incansablemente por todas las habitaciones, cuartos y bibliotecas no logro dar con él. Tengo miedo de encontrármelo, no sé cuál sea su forma, si es humano o no; desconozco el motivo por el cual ha entrado y si es que busca algo dentro de este castillo o me busca a mí.
VI
Los murmullos detrás de las paredes se han hecho más cercanos. Hay sombras que se mueven pero que sólo las percibo de reojo. Las estatuas ya no hablan, permanecen mudas y con señas invisibles me piden a gritos que también guarde silencio. Me siento más sola que nunca y esta noche de luna nueva nadie ha salido a festejar. Estoy encerrada en el cuarto de armas donde tampoco los metales están dispuestos a conversar conmigo. Oigo pasos distintos a los míos pero simulan ser rumores entre los pasillos. Estoy asustada, no sé si tendré la fuerza suficiente para vencer al intruso. Mi castillo no tiene trampa alguna, ni siquiera hay sirvientes que puedan detener un ataque. Estoy totalmente indefensa y mi única forma de fortalecerme es deambular entre las tinieblas, pues en este castillo sobran lugares carentes de luz; es ahí donde puedo pasar desapercibida, donde puedo tratar de ver furtivamente al ente que me tiene acorralada. Mientras tanto me oculto en este cuarto de armas donde mis sollozos difícilmente se escuchan, donde mis lágrimas caen una tras otra oscureciendo mi cuerpo albeo como si fuese sangre derramada sobre mi cuerpo. 18
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VII
Esta noche el caballero del corcel alado se apareció de nuevo. Esta vez más radiante y claro. Su sola presencia calmaba todos mis temores. Se acercó a mi lecho, me era obvio que sus intenciones no eran oscuras, así que me quedé inmóvil. Suavemente me dijo al oído que no había “ente” alguno, que no había sendero mortal donde mis pies se mancharan de lodo; que no había erial rocoso que lastimara las plantas de mis pies; que de mi sangre un cuerpo más hermoso habría de salir y que lo acompañaría toda la vida cual amantes inseparables. Bastaba con que me mostrase sin temor, desnuda ante él para que mi alma y la suya estuvieran juntas, tomadas de la mano. Pero tuve miedo de ver su cuerpo, de mostrar el mío, recordé la horrible figura del reptil que estaba grabada en su escudo; tuve pánico, intenté gritar pero de mi garganta no salió sonido alguno, y él se puso de pie con gesto amable. Posó su mano en mi hombro y lentamente se acercó hasta besar mi frente. Fue en ese momento en donde me desperté, el espejo de mi habitación había caído haciéndose añicos. Y al mirar los miles de pedazos en los que se había convertido supe que mi vida había llegado a su fin, observé por última vez el sendero que nunca recorrí, árido y gris, con árboles muertos, torcidos y de macabras expresiones, que llevaban a un lugar desconocido. La luna brillaba más que otras veces, iluminaba las lejanas aguas del mar en el horizonte; de nuevo estaba sola sin que los espíritus me acompañasen. REVISTA TERTULIA
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AÚN, APENAS, TODAVÍA. (MINIFICCIÓN)
Escribo palabras que difícilmente vivirán más que yo. Digo una cosa y sólo una cosa, luego tú dices otra y ambos fingimos que escuchamos y entendemos, aunque no siempre sea cierto y a veces entendamos más de lo que queremos decir, o menos. Me enamoro fácilmente de innumerables, innominadas e innominables mujeres hasta que eventualmente ellas deciden que se han olvidado de mí. Camino a través de calles con un sentido, y no es de extrañarse que uno se pierda de vez en cuando, pero sería estúpido pensar que la culpa es de las calles en sí mismas. Generalmente entro a los cuartos por una puerta, y salgo por otra, evitando en la medida de lo posible confundirlas. Mi espejo refleja solamente a un hombre, aunque esté hecho de muchos hombres, aunque el reflejo y lo reflejado no sean exactamente lo mismo. Por cuestiones legales trato de tener un solo nombre y espero que la demás gente haga lo mismo. Cierto, escribo palabras que apenas se dejan escribir, pero las escribo, a pesar de quienes creen que todo ha colapsado. 20
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PSICÓLOGOS
(POESÍA)
No es ningún secreto: para ellos seré un caso didáctico. Cualquier listillo con algo de paciencia podrá demostrar cuántos traumas me mantenían funcionando. Ellos te dirán que odiaba a mi padre, que tenía deseos homosexuales reprimidos, te dirán que le tenía miedo al cambio y realmente era menos rudo de lo que aparentaba. De ahí sólo será un pequeño salto hasta explicar por qué escribí lo que escribí, por qué mis palabras estuvieron condenadas desde el principio en este tiempo y lo habrían estado en cualquier otro. No quisiera que cayeras en su trampa, no tengo nada que ver con lo que ves en la página, el ejemplo perfecto: a diferencia de mí, estos poemas se hicieron con algo más que palabras.
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“CREO ILUMINAR LA TORMENTA”
Efraín Huerta
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con estas ganas que tiemblan en mis codos con el sonido marcado de un tambor que me humilla con el hambre de todos los idiotas en la palma de mis manos recién descubiertas temblando aún con el pecho hasta el cansancio perseguido por la incomprensible actividad de los canarios los comederos y las jaulitas con el intenso acontecer del fuego que barrunta la entrada de las aves silvestres a la casa también estoy cantando pero de otro modo ¿no me oyes? ¿acaso no entiendes el lenguaje de los asesinos de mariposas de mariposas oscuras recién arrojadas del vientre de los simulacros hacia tu vientre hacia las trompetas del deseo y el tacto que nos consume? ¿acaso no he sido yo el primero de los asesinos en corromperse por el peso de esta honestidad conferida al más complicado de los actos simples (¿amar?) ? ¿acaso no me amas a pesar de ser quien soy? levanto los brazos exhausto en espera de sostener el amanecer que me regaló mi madre el día en que presencié tus ojos por primera vez con la garganta resumida en unos cuantos silbatos y en unas cuantas decepciones con el sonido tenue de unos golpes en la ventana vendré a buscarte no me lo tomes a mal vendré por ti quiero decir vendré porque todas mis acciones han sido en defensa propia en mis brazos habita una amabilidad innecesaria una sonrisa de monja frente a los perros y los niños con cerbatanas y los policías con dientes de oro lanzando carcajadas en el tránsito y la catástrofe yo soy el primero en reír ante la furia que me arrebatará en la tormenta acto de fe ante lo incierto de mi violenta felicidad y estas ganas que me acosan los huesos y esta locura que dobla las piernas y llora y se justifica y actúa como una columna perseguida por las hormigas cuando te busco a solas en esta soledad intransferible de mi cuerpo loco de niños desnudos bailando en las suelas de un amor imposible
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y de un amor improbable clamor en la batalla después del cerco a tu habitación primero vencida por la humedad y luego por mis piernas temblando como un niño que desconoce la pregunta por la cual ha sido castigado puede ser que esto de ser hombre no sea para mí cuanto te veo arrebatada por la oscuridad de la tormenta febril de tu desnudez y la mía en tus ojos existe una feminidad que me corresponde y que ahora en este preciso momento llamo a gritos a blasfemias a corruptas consideraciones de mentamadres con estas ganas de perder la cabeza y arrojarla al primer perro que se postre ante mi confianza y todas mis certezas con estas ganas de reclamar lo que jamás me ha pertenecido en estos términos planteo la primera victoria sobre el costado de tus praderas donde otros caballos pacen entre la hierba el alma de los guerreros sin descanso cuya muerte reposa en el clamor de la batalla ya perdida si he dicho amor si tan solo he dicho la palabra amor es porque confío en cada una de las suposiciones que me aterran frente al blanco más oscuro de tu cuerpo porque confío en que el primer acto de mi mundo será amarte y porque creo iluminar el canto de los peces antes de devorar a los canarios hallaré el mundo destituido de toda venganza loco de amor sin furia ni cólera ya hallaré en el mundo el paso de una iguana sobre la nieve y hallaré tu nombre en el grito del primer gallo despreciado por el alba si es que algún día tu nombre será libre del peso de la luz nunca diré que mi espalda pesaba más que mi sexo pero es cierto que nos pesaba tanto el corazón.
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ORACIÓN problemáticas :
de concepto y estructura en lingüística hispánica
En la mayoría de los casos, la enseñanza de la lengua se fundamenta, además de en la palabra, en un concepto básico de la comunicación: la oración. En efecto, al momento de impartir clases de español –por citar el ejemplo más inmediato y el que, por obvias razones, nos atañe directamente– se menciona que nos comunicamos con las oraciones que, a su vez, están formadas por palabras. Ambas aserciones son, en primera instancia, correctas. Para ejemplificar la lección se suele emplear oraciones diversas –la casa es grande; vivía en la capital del país; tomo leche caliente, por ejemplo– fácilmente asimilables por los alumnos, de modo que el concepto de oración que se les inculca, directa o indirectamente, es el de una estructura bimembre en la que alguien o algo hace algo, y que se representa como SUJETO + PREDICADO o SUJETO + VERBO + OBJETO. A pesar de su validez, hay que decir que es un concepto –como muchos otros en el ámbito lingüístico– que se ha vuelto obsoleto. La historia muestra que, en el transcurso del tiempo, esta entidad básica de la lengua ha cambiado su concepción. 30
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Ya desde la antigüedad los griegos concebían la oración como una idea completa, lógica y coherente, emanada del alma –psique– del hablante, sin considerar otros criterios, en función de una caracterización semántica. En etapas posteriores, y un poco en relación con la tradición griega, muchas lenguas conservaron la noción de idea completa, adicionada con algunas variaciones, relacionadas con los aspectos fonéticos –entonación y curva melódica– y sintácticos –estructura sujeto + predicado; independencia sintáctica; verbo conjugado, entre otros–, principalmente. Con base en la multiplicidad de criterios, han surgido definiciones mixtas que amalgaman muchas de las características que, anteriormente se emplearon para definir unívocamente a la oración; he aquí algunos ejemplos: estructura sujeto-predicado con sentido completo; verbo conjugado con sentido completo; independencia sintáctica con sentido completo; entre otras. Todas las designaciones ofrecen puntos a favor y en contra de su argumentación, de manera que la tarea de definir el término oración resulta un tanto complicada, sobre todo si se pretende no incurrir en errores de discriminación a partir de la exposición de criterios igualmente inestables. En otras palabras, los criterios que se han utilizado para conceptualizar la oración son válidos… en ciertos contextos. De este modo, cada criterio se cimienta y vacila de distintas maneras: A) Criterio semántico: enfocado principalmente en el rasgo de lógica, es válido en expresiones como ‘la Tierra gira alrededor del sol’, ‘los lobos pertenecen a la familia de los cánidos’, entre otros. ¿Qué pasa con estructuras como ‘las brujas comen niños’, ‘los hilos de sangre emanaban del anélido cuerpo de su mujer’, ‘Dios está entre nosotros’? Ciertamente las palabras ayudan a configurar nuestra realidad, pero no implican una restricción en cuanto a la creación de realidades alternativas, mundos fantásticos, incluso de ideas que, en otro tiempo, pudieron resultar disparates (el hombre volará algún día). En resumen, se trata de un criterio muy endeble que no se basa en nociones gramaticales. REVISTA TERTULIA
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B) Criterio sintáctico: mucho más polémico que el anterior pues, a pesar de que se fundamenta en la sintaxis, muchos de sus planteamientos se ven refutados por la misma gramática. En efecto, su carta fuerte es la estructura bimembre sujeto predicado, con múltiples ejemplos de su efectividad: ‘mis hijos comieron galletas’, ‘llevaré los regalos a la fiesta’, las autoridades instauraron un plan de vigilancia’. Sin embargo, dicha estructura casi siempre se analiza en sus componentes primarios: sujeto (entidad que hace o de quien se predica algo) y predicado (acción que realiza un sujeto o lo que se dice sobre un sujeto). El sujeto es claro en ‘Silvia recibió una carta’, pero en ‘vivir así’ no existe uno explícito. Por otro lado, ‘llueve’ predica algo, pero no sobre quién se predica eso, mucho menos quién o qué lo hace. Para solucionar esto, algunos gramáticos estipularon otro criterio que, más que reforzar, complicó más la situación: verbo conjugado. Si se sigue ese criterio, oración sería ‘no entiendes la situación’, pero ‘presentar sus documentos’ no. Ahora bien, esto encontró una solución en otro criterio: independencia sintáctica. De acuerdo con éste, la oración es una estructura que goza de autonomía sintáctica, es decir, aparece sola, sin pertenecer a otra estructura. Aplica en ‘el precio de la canasta básica subió un 2%’, pero no ‘les pidió que recogieran sus cosas’, caso en el que el segmento ‘que recogieran sus cosas’, de aparecer solo, extrañaría a más de uno si lo escucha. Considérese que, con base en el criterio de verbo conjugado, tal secuencia sería oración. Para concluir este punto, la noción de entonación y curva melódica, aunque aplica en varios casos, no es exclusivo: ‘tráeme los papeles’ presenta una curva melódica ascendente, a partir del verbo, y desciende en el segmento final de la estructura. A pesar de esto, casos en los que se hace énfasis en algún elemento de la estructura (dije que no), el modelo de curva melódica no corresponde con el del prototípico de la oración; así, no se consideraría oración por su entonación y elevación de curvas melódicas. C) Criterios mixtos: la probable solución a todo el debate de tema del 32
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concepto de oración. No obstante, muchos criterios mixtos funcionan en determinados contextos. Para tal efecto, tómese en cuenta el criterio de estructura sujeto predicado + lógico, en cuyo caso ‘los leones se alimentan de carne’ lo satisface, pero ‘el amor es la fruta más deliciosa de nuestro paraíso perdido’ aunque estructuralmente aceptable, no es lógico. La combinación entre criterios semánticos y sintácticos representa, sin duda, la opción más viable para intentar definir el concepto de oración. Las posturas y los criterios usados en la lingüística hispánica se adecuan y sirven correctamente en determinadas situaciones y bajo ciertas condiciones de análisis, mas no siempre es posible conciliar todas las ideas y posturas. Empero, hay una posición aceptada en gran medida en la actualidad que, en caso todos los casos, puede aplicarse sin entrar en conflicto con otros criterios: se trata de la concepción de oración, desde un punto de vista estrictamente gramatical, como una estructura sintagmática bimembre [S P], en la que se dice algo (predicado) [verbo conjugado o en forma nominal + complementos, si los requiere], de alguien o algo (sujeto), ya sea animado o no, tácito o expreso. Este postulado permite, en efecto, solucionar muchos de los problemas que aun arroja este tema. Sin pretender postularlo como un criterio irrefutable, debe decirse que se trata del criterio más eficaz con el que, actualmente, se realizan muchos estudios sobre la oración, ya sea a nivel de investigación como a nivel de análisis. REVISTA TERTULIA
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RÍO DE LOS REMEDIOS hay un puente que divide ecatepec y neza, en los puentes las personas paran a contemplar aquí en el panorama hay autos que pastan asfalto está la visible velocidad de la ciudad en sus victorias, la lenta y segura invasión de sus manías, armas de largo alcance, bayonetas en la personalidad, bajo los puentes, con frecuencia pasan ríos, bajo éste corre uno el nuestro, el de los remedios, que como muchos a veces nos inunda, otras es manso abrevadero río de los remedios ¡ya eres estación del metro! un gigante ahora es un soriana pero a ti te veo quieto
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LOS LLANOS crecieron los llanos los voceros del cinturón alcanzados por el progreso los inversionistas siempre desplazándose por la casa del lobo entre las cañas, el viento y los tules, con el bolo del silencio y entre ríos hechos mierda crecieron para nutrirte ciudad con siluetas de coyotes en aullido con multitudes de banderas, para abandonarte por las noches de vuelta hacia las orillas te dejan los llanos con las vías no del todo despejadas sintiéndote sucia, y algo sola con tus luces adiós, buenas noches
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CERTEZA Era como si algo caminara a lado mío, como si reptara rodeándome, buscando la manera de entrar en mí, era esa sombra negra que me decía que los bares y el matarratas bebibles eran mi único destino -mi única esperanza- porque ahora el amor no existía, ni el dios ni la fe ni la esperanza, ni aquella mujer de la esquina vendiendo caricias. Lo que había se llamaba nada, más bien se llamaba todo pero yo, incapacitado para ese todo, no lo podía tocar, no podía más que imaginarme al borde de un inmenso y obscuro precipicio rocoso en donde hasta mi eco me había abandonado. Estaba ebrio y la luna comenzaba a observarme inmutable, como siempre, pese a mi propio ser; siempre asomaba un poco de sí para mí, para prestarme su luz, era lo único con terminación gramatical femenina que había podido conservar en todos estos años y que, además, no cobraba. Caminé, desconozco mi ubicación exacta, sólo sé que me alejé tanto como pude hasta no ver más esos esclavizantes edificios, hasta no sentir esa pútrida atmósfera que rodea siempre las ciudades grandes como esta asfixiante, mortal, asfáltica prisión. Luego no supe que tenía pies doloridos por tanto correr, más por fortuna aún quedaba algo de licor en mi botella. Me lo bebí 36
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de un sorbo. La luna por fin me abandonaba. Me fui de bruces, deslizándome sin parar por lo que supuse era una colina. Y ese algo rodó conmigo. Sabía entonces que, pese a mi estado de abandono, algo me estaba acompañando, recién había llegado y no me dejaría. Me detuve abruptamente -nos detuvimos- era, no obstante el gélido viento, una superficie suave y cálida pero no podía ver nada, estaba más que obscuro. No quería levantarme, eso que hacía las veces de suelo me proporcionaba el calor suficiente como para dormir. De pronto no sentí dolores ni malestar alguno, más que los pies, dejé de sentir paulatinamente todo el cuerpo, y me hundí en aquella acogedora sensación de por primera vez en mis monótonos años dejar de estar ahí en esa prisión mortal y fétida que era mi propio cuerpo, me invitaba a ir tras ella y abandonarme todo… ir. Tuve entonces la noción de despertar, lo que supuse mis ojos se abrieron y obnubilados comenzaron a ver destellos de luces coloridas que provenían de la calidez de mi lecho, de mi infinito lecho, no pude más que caminar –con los pies que no sentía- anonadado sin dejar de mirar, olvidando la obscuridad que antes de esto me envolvía, ni siquiera miré hacia arriba en donde debía estar la punta de la colina, no miré más que las luces. Pero el suelo comenzó a tornarse líquido y la sensación de mis pies volvió, aquello que se me antojó agua era realmente muy caliente y mis pies comenzaron a arder, los miré, les nacían llagas. Vi entonces el reflejo de un alguien en el agua, una especie de hombre que me observaba desconcertado desde el suelo líquido, distinguí primero sus ojos vacíos, luego esa mueca que me parecía tan familiar y sin embargo no lograba recordar, lo miré desnudo lleno el torso de cicatrices, sucio, las manos grandes extendidas hacia mí como queriendo abrazarme o retenerme, quizá ambas. Tuve miedo de aquella imagen y huí. Pero el hombre del suelo líquido también corría, él estaba solo, yo con ese algo que reptaba a mi alrededor mientras corríamos, zumbaba y mientras más se acercaba, más frío REVISTA TERTULIA
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sentía yo. ¿De quién huía el hombre en el otro lado? ¿a él también le zumbaba de cerca ese algo a su alrededor?. Lo imaginé presa de un pavor incontenible, luego su rostro pareció cansado y se detuvo, yo seguí mi carrera, las luces parecían perseguirme ahora, pero mi algo frío no se ausentaba y el zumbido que emanaba de su negrura cambió de frecuencia y comenzó a susurrar algo ininteligible, cada vez más alto, hasta dar gritos con palabras sin sentido, hasta tornar esas palabras en alaridos desgarradores. Sentí cansancio, recobré la sensación en todo el cuerpo, me detuve, tropecé, quedé de rodillas contemplando la nada mientras la obscuridad se tragaba uno a uno los destellos coloridos de mi suelo. Mi algo –ya era mío- giraba con más violencia en torno a mi cuerpo -¿era acaso mí cuerpo?- y entonces reptó por mi piel, sentí su álgida existencia recorrerme feroz primero y mansa después, desde la punta de los dedos de los pies hasta el cuello, donde se convirtió en una sustancia viscosa que me cubrió el rostro. No pude mirar más. Estaba impedido para hablar –¡como si hubiese tenido algo qué decir!-. Entonces escuché a ese algo nuevamente zumbar, esta vez dentro de mis oídos, pude sentir su densa masa entrar a mi cuerpo y recorrer mi cerebro, fingiendo ser neurona y hacer sinapsis con las propias, recorrer la aorta cual sangre. ¡Impostora!. Recorriendo-me. Estoy convencido de no haberlo soñado. Por eso hoy emprenderé, querido “no sé quién” que lee esto, mi viaje final. Sé que luego de esta noche no existiré más, al menos no aquí, hoy correré nuevamente hasta no ver edificios bañados en atmósferas nocivas, caeré por esa colina y me hundiré en el estupor de la comodidad ansiada que me provocó aquello que se me antojó suelo. Quiero sentir nuevamente ese líquido quemante en donde tuve la facultad de mirarme y no ser yo sino ese reflejo moribundo que me regaló. Saber que yo no soy ese reflejo, que yo no soy… yo no.
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REALIDAD Te presentas ante mí en sueños. Ensoñación Por la cual estoy muriendo. Eres fantasía, Mentira, falsedad. Eres engaño, de mi mente simulación. Eres en mi vida onírica realidad; sin embargo, despierto cada día anhelando seas verdad.
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NOTA ROJA
Las discusiones eran continuas al igual que los malos tratos entre madre e hija. Las causas del descontento mutuo podrían contabilizarse en un par; sin embargo, ellas los consideraban un millar. El novio de la madre aparece detrás del telón; testigo de muchas y variadas disputas entre las dos, el lanzó el ultimátum que todo desencadenó: -¡Ella se interpone entre nosotros dos! ¡Se va ella o me voy yo!
La madre enamorada, desesperada por buscar pronta solución, recurrió a lo que la perversa voz en su cabeza sugirió. Dos días fantaseó múltiples escenarios para el fatal final filial. Al tercer día la oportunidad se dio. Tras regresar juntas en el auto, la noche las cubrió; ella manejaba y la discusión comenzó. Cien minutos pelearon y el coche no paró. Se perdió por las calles y a un terreno baldío llegó. El carro por fin se detuvo y la niña furibunda lo abandonó; pero antes de azotar la puerta -¡Perra!- , la llamó. Solo unos pasos había dado, cuando la madre por la espalda sorprendiola, azotola, sometiola contra el suelo y sobre el pequeño cuerpo la rodilla clavó. Los gritos y las súplicas infantiles, a la maternal furia acrecentaron. Lenta y fríamente un cordón la madre de su bolsillo sacó y con él, al pueril cuello rodeó. Intentó librarse, no lo consiguió, lo único que logró fue que aumentara la fuerza con que abrazaba su garganta el cordón. Poco a poco la Muerte se presentó y la madre al fin el cordón aflojó. Abandonola, cubriola con la basura, atípica en los terrenos llanos de esta gran ciudad. Escogió al novio y a la hija asesinó. Dos semanas pasaron y la policía le arrestó. Descubrieron el cadáver de la niña ya en putrefacción a causa de las inclemencias del tiempo y las ratas en su interior. REVISTA TERTULIA
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LA ENCONTRÉ
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La más bella, la más tierna y delicada. La encontré... a la que amo y la que me ama. La encontré... no sólo una amiga también mi enamorada. La encontré... no sólo su cuerpo, sino también su alma. La encontré... no sólo fuego ardiente, sino también el agua clara. La encontré... no sólo luz de luna, sino también luz de alba.
La encontré... no sólo silaba, sino también palabra. La encontré... así yo la quería, así yo la soñaba. La encontré... no sólo fue el deseo, sino también el hada. La encontré... no sólo una estrella, también una galaxia. La encontré... no sólo ojos lindos, también una mirada. La encontré... para que toda la vida yo ya no la buscara; la encontré... yo para ella y para mi nada. REVISTA TERTULIA
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