![](https://assets.isu.pub/document-structure/230726132039-dace183d480ce48141daa5b01f397029/v1/a7b3be94fcb2c7702e4132f24ba4f1bd.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
3 minute read
CHEVROLET BEL AIR UN SUEÑO AMERICANO
Pocos modelos están fuertemente vinculados a una década como el Chevrolet Bel Air con los cincuenta. Nació para desafiar el mercado con un diseño de curvas atrevidas, motor veloz y una comodísima experiencia de conducción. Hoy, todo un clásico que vive su propia historia de vigencia en una isla.
Escribe. Joaquín Salas
Advertisement
Los orígenes del Chevrolet Bel Air, como lo conocemos, se remontan a la década de los cincuenta, una época en la que los automóviles podían convertirse en más que solo un medio de transporte, podían ser íconos de la cultura popular a nivel global, podían significar estatus y distinción. Eran tiempos de posguerra y Chevrolet lo había lanzado como un modelo desafiante: líneas curvas y aerodinámicas, detalles cromados y alerones traseros. En sus primeras versiones, contaba con un motor de seis cilindros en línea, pero con el tiempo, fue equipado con motores V8 más potentes. Un poco de historia sobre la marca antes de continuar. El suizo Louis Chevrolet nació en La Chaux-de-Fonds en 1878. A los once años, empieza a trabajar en un taller de bicicletas para ayudar a su padre, que cultivaba el meticuloso oficio de relojero. De las bicicletas pasó a las motos, descubriendo una particular sensibilidad para el aprendizaje y para la ingeniería. Ese temprano talento no pasaría desapercibido: en 1896, conoce a un importante empresario de Estados Unidos, apellidado Vanderbilt, que había llegado al taller. Fue él quien lo animó a probar suerte en el continente americano. Después de pasar una corta temporada en París, aprendiendo sobre la producción de autos y los motores de combustión, Chevrolet llega a Nueva York durante el primer año del siglo XX. Tenía apenas 23 años cuando fue reclutado como mecánico y diseñador en una fábrica de coches. Por aquella época, toma la decisión de participar en competencias de velocidad como piloto. En 1905, da el salto a Fiat. Un año después, durante una carrera, se topó con William C. Durant, dueño de la General Company of New Jersey, que después se transformaría en la General Motors. Se convierte en su socio y fundan la Chevrolet Motor Car Company el 3 de noviembre de 1911. La aventura juntos duró poco, apenas dos años, pero la marca se quedaría con el apellido del suizo, sobreviviría a la depresión de fines de los veinte y escribiría un capítulo importante en la historia automotriz a ambos lados del océano (podríamos mencionar el Corvette, su modelo deportivo, por ejemplo, que destronó a Ford en ventas). Louis, por su parte, acumuló fama como piloto y falleció en 1941.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230726132039-dace183d480ce48141daa5b01f397029/v1/9d99912fc41ad5b2f84732cef5db8ede.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Volvamos al auto. La primera generación de los Chevrolet Bel Air tenía carrocería de techo rígido, dos puertas, motor de seis cilindros, caja de tres velocidades, 106 HP y un precio que no superaba los 1800 dólares de la época. El comprador incluso podía elegir una opción ligeramente distinta para el motor: con mayor capacidad (3.9 litros), pistones de aluminio y una potencia superior (115 HP). Más adelante, lanzarían modelos en coupé, sedán de cuatro puertas e incluso una versión convertible. Los motores de 8 cilindros y 162 HP llegarían con la segunda generación en 1955. Podían acelerar a 100 kilómetros en apenas 12,9 segundos. Recién para la cuarta producción, incluirían los alerones traseros y los faros que semejan el estilo ojo de gato. Esa es la imagen que se nos viene a la mente cuando pensamos en el Chevrolet Bel Air. Porque, a pesar de que el último modelo salió de una fábrica en Canadá en 1981, hay un país en el que todavía andan por las calles, muy bien conservados e incluso forman parte de ese encanto nostálgico de los años cincuenta. Ese país se llama Cuba.
La Isla De Los Bel Air
Aún hoy, las postales urbanas de Cuba están impregnadas del espíritu del Chevrolet Bel Air. De hecho, son instagrameables. Pero, ¿desde cuándo empezaron a lucirse por las calles y avenidas? Después de la Revolución Cubana de 1959, muchas familias se vieron obligadas a abandonar el país, dejando atrás sus pertenencias, incluyendo sus autos. Más adelante, las restricciones comerciales impuestas por el embargo estadounidense hicieron que los autos importados fueran escasos y costosos. Sin embargo, los vehículos que ya se encontraban en la isla antes de la revolución se mantuvieron en circulación gracias al ingenio de los cubanos. Esto dio lugar a una situación única: Cuba se convirtió en un museo viviente de autos clásicos (aproximadamente, 70 mil carros estadounidenses) y el Chevrolet Bel Air es uno de sus modelos más ubicuos. Hay muchas historias en Cuba. Por ejemplo, la de Julio y su papá, Benito, que era mecánico de la General Motors. En 2011, crearon NostalgiCar, una empresa que alquila autos de la época del Chevrolet Bel Air para servicios de movilidad. Tienen uno, del año 1955, que bautizaron como Nadine; y otro, de 1956, que llaman Lola. Papá e hijo los restauran en el taller familiar, los ajustan y los mantienen vigentes.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230726132039-dace183d480ce48141daa5b01f397029/v1/20041c84b13ed35a90e99159812d0291.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Icono cultural. En 1973, en "American Graffiti", la película de George Lucas, apareció un ejemplar del Chevrolet Bel Air. Un año después, ese mismo modelo fue el auto de Arthur Fonzie Fonzarelli en la serie de televisión "Happy Days".
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230726132039-dace183d480ce48141daa5b01f397029/v1/7fa9f7e4953aa1c6100202f8bcff2a26.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230726132039-dace183d480ce48141daa5b01f397029/v1/eaefc61ca2119eca9d19daa705440992.jpeg?width=720&quality=85%2C50)