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Rosada, Rica Y Rebelde: Un Viaje A La Mente De Antro

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Micromundos

Micromundos

Por: Luisa Cardenas

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Ella, como artista, es solo un fragmento del universo. Ha nacido cuando Venus danzaba muy cerca de la tierra, he allí de donde parte sus instintos, su útero fuente de creación y su lucha como mujer por lo hedonista.

Pinta todo lo que le genera deseo, lo que la haga palpitar e imaginar encuentros con seres y luces. Entrelazadora de mundos, sirve a quien necesite un despertar.

EL DESPERTAR DE LUISA

Cuando era una niña hurgaba en ideales del deseo, y en medio de su búsqueda, de su sexualidad, muchos señalaban que era muy pronto, y de inmediato quisieron sesgarla. Su cuarto fue su refugio y también el contenedor de deseos. Cuando comenzó a estudiar artes en la Nacional de Colombia, decidió que su obra fuera su catarsis y su cuarto protagonista. Todo comienza y, a su vez, finaliza. Una manera de describir, tal vez, los momentos fugaces, tal vez, la vida finita. En una de sus tantas tardes, ella experimentaba en su cuarto rosa, la puesta de sol y la aparición tenue de la luna, de la forma más sincera y simple, llegó a pensar con su útero, con su vagina, con su clítoris, descubriendo que, sentir desde su chakra svadhisthana, es su karma como también su poder.

Creció en uno de los barrios populares de la ciudad de Medellín, Doce de Octubre, un barrio situado en una de las montañas que encierra este vallecito. Ha de entenderse que por ser periferia, forjó poderosas piernas y aprendió a cuidarse por sí sola, a buscar, como dice ella, “estrategias de supervivencia”. Aquellas, que con un toque erótico, han endulzado a más de un chico o chica que se percibían limitados por su falta de noción de futuro, un futuro arrebatado por la cultura de las drogas y la violencia. Estas mismas personas llegaron a conocer su cuarto y en este, no solo estudiaron del amor, sino que encontraron que el deseo también es rosa. Antro, pinta de colores espacios, donde el espíritu es denso con olor a humo de marihuana y Pit bulls protectores, casi como gárgolas. Muy después le llamaría a esto la feminización de los espacios: miradores, parqueaderos, callejones, esquinas, entre otros, fueron y serán siempre sus lienzos.

Ella tiene claro que ha nacido para descifrar su despertar sexual y el de muchas mujeres que palpitan a la par de ella. Cartas astrales, horóscopos y líneas plasmadas en sus manos, revelaron un espíritu libre y erótico, en búsqueda por un mundo donde las relaciones humanas sean vistas de una manera armoniosa y sensible, un discurso logrado por sus experiencias de vida, lo sobrenatural y las juntanzas con sus amigas.

ROSARSE CON EL ARTE

¿Resolver tantas imágenes que llegaron a su cabeza?

Pictóricas, visuales, performativas, instalaciones, colores, historias y luces; ella transita en búsqueda de la representación del deseo femenino, un viaje a su intimidad. Colores pasteles semejantes a nuestros genitales, representan un aura que nos recuerda que estamos vivimos y que compartimos nuestra existencia. El deseo femenino de Antro podemos tenerlo todas, un deseo que no es práctico, que es más profundo y sensorial, que huele a chicle y sabe a algodón de azúcar.

Cuando presenciamos una obra de Antro, descubrimos un cuarto como contenedor de deseos. Este es siempre un espacio que retorna constantemente, invitando pasar una de estas tardes de ocasos rosas y naranjas, disfrutando de sensaciones femeninas que casi podemos tocar, esa sensación cálida de texturas suaves y satinadas que pueden llegar a erotizar. Estar allí es sentirse segura, sentirse amada por una misma, poder recorrer un cuerpo lentamente, llegar allí a donde todo gusta, donde se quiere explorar y no sentir tiempo ni miradas ruidosas, solo es estar a solas con la imaginación.

“La obra de Antro, Luisa Fernanda Cárdenas Zapata, significa un surgimiento de la sensibilidad por encima de la razón, de ahí que surja la idea del hedonismo como una manifestación de una búsqueda del ser hacia el interior que está subvalorado por la materialización y la superficialidad que le damos hoy en día a los objetos, a la vida misma. El mercado ha hecho de los cuerpos solo aparatos de consumo, pero Luisa genera desde su cuerpo, sus instalaciones, su pintura y su creación una desnudez del ser femenino, un ser que desea, que ama, que es universal, por eso es tan importante en nuestro tiempo porque para este entonces no se le da tanto valor a lo que realmente importa, la sensibilidad, el juego, la intimidad y el sexo, lo último siendo uno de los motores principales que mueven el mundo sigue siendo cohibido, sigue siendo puesto a merced y servicio de una mirada codiciosa y de poder. Por eso la obra de Luisa es rebeldía, rebeldía de sí mismo, rebeldía de los sentidos, rebeldía erótica”; agrega Lucas Rendón, artista de la región.

Asimismo, la artista plástica, Clara Inés Velásquez Vélez, también hace una apreciación de la obra de Luisa Cárdenas: “Luisa conjuga de manera poética en sus performances, pinturas e instalaciones, el erotismo que descubre en las formas femeninas, con la curiosidad inocente que haya en la adolescencia barrial del contexto de Medellín, proponiendo mundos alternos donde conviven colores pasteles y chillones para viajar a ellos a través de sus leitmotiv: texturas que incitan al contacto como telas vistosas, símbolos de amor como el corazón y la indumentaria del vestuario adolescente. En su búsqueda es fundamental dar voz a las chicas que se inmortalizan en sus obras y en su práctica artística, otorgando sumo valor a la formación íntegra de un adolescente, acompañada por la autoexploración tranquila de su cuerpo. Así pues, acercarse a la obra de Cárdenas, resulta cautivadora en tanto te sumerge en la coquetería de un sinfín de líneas de colores que te envuelven, burbujas fluorescentes que circundan, colorete de más en los cachetes, pestañas postizas, labial acentuado, besos, colas de sirenas, donde si te descuidas no sabrás muy bien si se trata de piel descubierta lo que ves o si sólo es una porción de tela afelpada que te incita a tocarla. Superficies de contacto que intentan hacer mezcla”.

LOS 30 SON MÁS DESPERTARES

Ahora esta artista tiene 31 años, trabaja 24 / 7 por su obra, es más profunda y activista porque ha descubierto que el feminismo es un paso histórico para la sexualidad y el bienestar de la humanidad.

Ella expresa en sus pinturas las ansias de construir una sociedad sin resistencias. Vivir. Disfrutar de la abundancia de la naturaleza, del amor, de las amistades, de la comida y, por supuesto, del sexo. Búsqueda de algo que una vez fue su principio hedonista: hablar del sexo sin buscar atajos, hablarlo públicamente y de un modo que no se limite a clasificarlo en lo erótico o porno, lícito o ilícito, porque es allí donde encuentra el problema de un estado que vigila nuestra sexualidad. Una sociedad que categoriza y un núcleo familiar que cohíbe cuando el despertar sexual ya es de todas, todos y todes algo diverso , atemporal y sin normas. Ahora ella busca solo ser, y en esta búsqueda también su discurso hace un reclamo a la dignidad de este despertar y a sus cuerpas; si, está claro que además de las experiencias y las edades, la sexualidad también cambia de acuerdo con los movimientos sociales actuales y es en ello la celebración y la lucha de lo que es rosado, rico y rebelde.

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