REVISTA VOZAL | 21
Virus del pesismismo
Por: Karime Ortiz García
Hay una amenaza en el aire, una que nos enferma, una que nos mata. Una que no se ve a simple vista, pero que se siente en el cuerpo y que refleja la carencia de tejidos sociales para combatirla. Se nota la falta de empatía, la rabia, la impotencia, la desigualdad e incluso, salen a la luz nuestras actitudes separatistas más arraigadas. De nuevo se siente el blanco y negro, el vaso lleno y el vaso vacío, el arriba y abajo, lo bueno y lo malo. Unos contra otros, miedo, cambio y pausa. Es una pausa no pedida desde el consciente, pero: ¿y el inconsciente? ¿Una amenaza invisible? Me suena conocida, se parece a la mano que maneja el mundo, al ojo que todo lo ve, al fin del mundo... Para mí, siempre ha estado presente este miedo de una forma u otra. Se parece al miedo que tenemos las mujeres al salir de casa y algunas incluso dentro de ella. Se parece al miedo que tenemos los mexicanos a la guerra contra el narcotráfico. Se parece al miedo que tenemos a desaparecer, a ser secuestrado o a aparecer muerto. O, se parece al miedo que tenemos a no tener dinero para comer hoy. Antes de esto, ya había un miedo latente diario. Entonces, ¿qué tiene de diferente hoy a otro día? Que este paro se valida, se puede y se hace. ¿Y qué detiene a esas otras amenazas invisibles que vivimos diariamente? Para mí, lo que vino esta nueva amenaza a demostrar es que el sistema puede parar. Que el sistema puede cambiar si las circunstancias lo ameritan y que si lo que se juega es la vida o la salud o el bienestar, forzosamente hay que parar, reflexionar y modificar. El mundo parece alentarse, darse un respiro. ¿Qué pasará después? Cambio. No soy vidente, y no sé para dónde irá esto; sin embargo, comienzo a ver un destello de optimismo.