22 | REVISTA VOZAL
Por ahora tengo algo seguro: que el miedo a morir lo perdí hace mucho tiempo. .
Nací en la Ciudad de México en 1993. Me encuentro terminando la Lic. en Desarrollo Humano para la Sustentabilidad, en la ciudad de Querétaro. Me gusta leer, escribir, pasar tiempo en espacios verdes, libres y llenos de animales. Reflexiono mucho de los temas que me tocan, sobre todo de política y de feminismo. Este virus no me da más miedo que la excesiva violencia que se vive en mi país desde hace varios años.
Tal vez no está todo tan mal…
Por: Celeste Venica
Entre sopas de murciélagos que nunca probaré y pantallas que comunican con el exterior, transitamos el año de la Rata. Éste que ya tenía predicciones heavies… Y no por culpa de les chinos a quienes admiro en su cultura, sus valores y en su lucha contra el fucking capitalismo y, por ello, debieron soportar epítetos dictatoriales. ¡Aguanten los chinos! Hoy quisiera discutir eso de las libertades, la democracia y tantas cosas que supimos conseguir, cuando son sólo declamativas para muchas geografías occidentales. Creo que casi escribo este texto en diálogo con mi amiga colombiana, sin pensar en el protocolo ni las formas académicas. Una cosa me da vueltas hace unos días: estoy a la misma distancia de mi amiga colombiana que de la amiga que está a 5 kilómetros. Hace no sé ya cuántos días, tránsito, como todes, una cuarentena. Desde mi cuarto, como diría Virginia, parece que el mundo se achica, se hace más pequeño. No sólo porque la constante conexión digital está a la orden del día, sino porque como si fuéramos unos pocos, como si se hubiera concretado la idea de Rousseau de una pequeña democracia, el mundo se ha puesto de acuerdo en pararse, en no salir a la calle. Algo que parecía impensable, lo decimos y vuelve a retumbar en los oídos como una ensoñación pesadillesca