Las emociones van a la escuela

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Laura García Aros

van a la escuela las emociones

Recursos para ayudar a reconocerlas y gestionarlas

EDITORIAL HOLA CHICOS

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e-mail: holachicos@editorialholachicos.com.ar www.holachicos.com.ar

LAS EMOCIONES VAN A LA ESCUELA

Autora: Laura García Aros

Diseño de tapa e interior: Donagh I. Matulich

Coordinadora de obra: Patricia Repetto

Ilustraciones: Iñaki Echeverría

ISBN: 978-987-4007-26-1

Producción gráfica de 2.000 ejemplares realizada por Printerra SRL.

García Aros, Laura

Las emociones van a la escuela : recursos para ayudar a descubrirlas y gestionarlas / Laura García Aros ; coordinación general de María Patricia Barrera de Repetto. - 1a ed .Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Hola Chicos, 2017.

144 p. ; 19 x 26 cm.

ISBN 978-987-4007-26-1

1. Didáctica. 2. Desarrollo Emocional. I. Barrera de Repetto, María Patricia, coord. II. Título.

CDD 371.1

© 2017 Hola Chicos S.R.L.

Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723 Libro de edición argentina.

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

3 Pró logo ................................ 6 Seres humanos, seres emocionales .......... 8 La importancia de no juzgar lo que sentimos ...10 Pero ¿ qu é son las emociones? ............. 12 C ó mo podemos prepararnos para trabajarlas en el aula o la sala ....................... 17 C ó mo lograr un ambiente adecuado en la sala o el aula ............................... 21 Elementos indispensables ................. 22 Materiales y espacios indispensables: explicación y armado .................... 23 Cartelera grande de uso exclusivo ........... 24 Guarda de emociones .................... 25 Nuestra casa de las emociones .............. 26 Calendario “Hoy me siento” ................ 30 Caja de las emociones .................... 31 Caja de fotos de las emociones ............. 32 Carpeta de mis emociones ................. 33 Buz ó n de las buenas noticias ............... 34 Buz ó n o ba ú l quita-penas ................. 35 Espejo para la sala ....................... 36 Otros materiales Emoci ó metro ........................... 37 Mu ñ eco cari ñ oso o mu ñ eco quita-penas ...... 39 Espejo escondido ........................ 41 Moti y Popi ............................. 42 Mu ñe co emocionado ..................... 43 Juego de cartas ......................... 44 Dado de emociones ...................... 45 i NDICE
4 Juegos y actividades. Reconociéndonos y reconociendo emociones ................. 46 El sobre m á gico ......................... 47 Me miro en el espejo ..................... 48 As í me veo yo. El espejo, nuestro amigo: nos ayuda a conocernos ................... 49 Las muecas divertidas ..................... 51 Soy tu espejo ........................... 52 A la 1, a las 2 y a las 3: cuando suena la campana, ¡as í estaré ! ........ 53 Jugando a sentir ......................... 54 Emoci ó n por emoci ó n .................... 55 Juego de las mil caras .................... 56 Jugamos con la caja de emociones .......... 57 Dibujando emociones ..................... 58 ¿Qu é le habr á sucedido? .................. 59 Otros juegos con caja de fotos de emociones .. 60 Memo -test de emociones .................. 61 Globo emoci ó n ......................... 62 Adivina adivinador: ¿C ó mo me siento yo? ..... 63 Elijo una emoci ó n ........................ 64 Qué me pone contento, triste, enojado, me da miedo ........................... 65 ¿Bingo? ............................... 66 Juego a las estatuas emocionadas ........... 67 ¿Cómo te parece que se siente? ............ 68 Invento mi cuento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Completo lo que falta ..................... 70 Lectura de micro-ficciones ................. 71 Oca de las emociones .................... 72 ¿Qu é le pas o ? .......................... 74 Ruleta de las emociones ................... 75 Loter í a de emociones ..................... 76 Armo caras de emociones ................. 77 Otros juegos con cartas ................... 78 Otros juegos y actividades con el dado de las emociones ............................. 81 Otros juegos y din á micas para La ronda que cuenta ..................... 82 Cuento de emociones en la selva encantada ... 85 Me pongo en tus zapatos .................. 86
5 Presentamos 8 emociones ................ 87 Juegos y actividades para trabajar estas emociones ........................ 88 Alegr í a ............................... 89 Tristeza ................................ 92 Enojo ................................. 95 Miedo ................................. 100 Verg ü enza ............................. 104 Asco o desagrado (disgusto, aversi ó n, rechazo, repugnancia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Sorpresa ............................... 113 Amor ................................. 117 Desarrollo la empatía: Juegos y actividades ...121 Cuentos tradicionales ..................... 123 Me pongo en tu lugar ..................... 124 H é roe y antihéroe ........................ 126 La historia y la otra historia ................. 126 El ovillo ............................... 127 El cuento de las emociones ................ 127 Contando an é cdotas ..................... 128 ¿Qu é hacemos para ayudar? ............... 128 Mi estaci ó n favorita ...................... 129 Preocupaciones y soluciones ............... 129 Agradeciendo lo que tengo ................ 130 Momentos especiales para compartir ....... 131 Pel í culas sugeridas para trabajar distintas emociones ............................. 133 Literatura complementaria para trabajar las emociones ............................. 134 Sugerencias de ejercicios de relajaci ó n que ayudar á n a gestionar emociones ........... 135 ¿ Y qu é nos pasa a los adultos con nuestro mundo emocional? ...................... 138 Test del emocionar ...................... 139 D ó nde queremos llegar y c ó mo queremos estar al final del trabajo .................. 141 Bibliografía ............................ 143

Los invitamos a recorrer el mundo de las emociones, esas emociones que todos sentimos, esas emociones que nos convierten en humanos, y que desde pequeños vamos descubriendo y reconociendo en nosotros mismos y en los demás. Esas emociones que nos llevan a ser y a actuar.

La emoción es básica y fundamental: no podemos no emocionarnos (lo sepamos o no, seamos conscientes o no), siempre estamos experimentando una o varias emociones. Suceden como parte de lo que somos y son generadas para llevarnos a la acción.

Respetar nuestro emocionar como forma de ser y estar es reconocernos y aceptarnos. Lo que necesitamos es aprender a canalizar, orientar y gestionar las emociones para que no nos afecten negativamente ni a nosotros, ni a los demás.

Ya los bebés las expresan a través de expresiones faciales, sonrisas o llantos. Los niños reaccionan naturalmente, aunque no sepan explicar lo que sienten o darles un nombre.

Los adolescentes, en busca de su identidad, las magnifican: lo bueno lo viven mucho mejor de lo que en realidad es y lo malo les resulta terrible.

Los adultos las reconocemos, las sentimos y las expresamos según nuestras características y las experiencias personales vividas desde nuestro nacimiento. Muchas veces nos cuesta gestionarlas para que favorezcan nuestros objetivos, en vez de convertirse en obstáculos.

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El reconocerlas en nosotros mismos nos permitirá nombrarlas, hablar de ellas con los demás, expresar nuestros sentimientos con respeto, resolver o evitar situaciones, conflictos, es decir, poder gestionarlas, emprendiendo así el camino hacia el bienestar personal y del de los que nos rodean. Ayudemos y guiemos, entonces, desde pequeños, a nuestros niños, en el camino al reconocimiento, la aceptación y la gestión de su mundo emocional, para lograr una vida plena y feliz.

En este fichero les acercamos algunos conceptos, ideas, estrategias y herramientas, para ayudar a los niños a: lograr el reconocimiento, expresión y escenificación de las emociones, aprender a relajarse ante emociones intensas y comenzar a manejar la resolución pacífica de conflictos, expresar y comunicar necesidades y deseos con tranquilidad, desarrollar el escuchar y el esperar para cumplir sus deseos, desarrollar la empatía, desarrollar habilidades para la vida en la relación con los demás.

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SERES HUMANOS, SERES EMOCIONALES

Los seres humanos somos seres emocionales. Nuestras emociones no son solo una vivencia psicológica, también una experiencia biológica y, por lo tanto, se viven en el cuerpo. Hay una parte de nuestro cerebro llamada “límbico”, y una glándula específica llamada amígdala, diseñadas para sentir, para emocionarnos según lo que nos suceda. Cada emoción es además una sustancia química (neurotransmisor) que viaja por nuestro torrente sanguíneo cada vez que estamos en una emoción específica, y deja registro en nuestras células, nuestras neuronas, nuestros órganos, e instala una memoria emocional. Esa memoria emocional va gestando con el transcurso del tiempo patrones de comportamiento y tendencias de conducta. Somos los dueños del más fantástico laboratorio biológico.

Si conocemos el mundo emocional y su funcionamiento, y aprendemos a gestionarlo, es posible que diseñemos lo que necesitamos para nuestro bienestar.

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Los estados de ánimo son contagiosos y adictivos, y siempre estamos en un estado de ánimo básico o basal. Ese estado de ánimo básico condiciona nuestra manera ver la realidad y nos predispone a actuar en un sentido. Ese sentido puede no favorecernos.

Por lo tanto conocer desde dónde estamos actuando nos permite cambiar el rumbo y detenernos a recalcular.

Aprender que no somos “títeres” de las emociones y que podemos, de alguna manera, influir y elegir cómo actuar, es una excelente noticia que nos regalan las neurociencias en sus recientes avances.

Los niños son plásticos y tienen un cerebro flexible para incorporar este entrenamiento en emociones y conectar con lo que sienten.

Al conocerse y aceptar su sentir pueden aprender a elegir cómo interactuar con su mundo cuando una emoción se halla en el trasfondo.

Distinguir qué siente, qué emoción está pulsando, a qué lo predispone y, luego, decidir qué hacer con eso es un movimiento humano superador de la mera reacción, que equilibra y aporta a la paz.

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LA IMPORTANCIA DE NO JUZGAR LO QUE SENTIMOS

Desde el punto de vista del lenguaje, cuando juzgamos, clasificamos, describimos y rotulamos lo que vemos y lo que nos sucede. Es decir, separamos algo del todo, ponemos características a eso que está ahí frente a nosotros. Es nuestra manera primaria de conocer: poner nombre a las cosas y luego evaluarlas diciendo cómo son para nosotros. Podemos observar una cosa, una persona, una situación o una emoción. Y por nuestro propio programa de aprendizaje, apenas nos llega la información, casi simultáneamente la interpretamos para darle algún sentido. Nuestras interpretaciones están condicionadas por los sentidos que definen la cultura y la historicidad a la que pertenecemos.

Este proceso de interpretación nos predispone positiva o negativamente hacia lo observado. Por ejemplo: veo una flor, distingo que es una fresia, interpreto que es bella, que huele bien, me gusta su color y, entonces, me predispone a comprar un ramillete de ellas. Si, por el contrario, no me gustara, mi conducta se orientaría a no comprarlas.

Si aplicamos este proceso a las emociones y juzgamos negativamente lo que sentimos, evitaremos tomar la información que nos traen. Entonces no podremos entender lo que nos sucede, y corremos el riesgo de actuar con un mapa incompleto y muchas veces equivocado.

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Las emociones no son buenas, ni malas. Simplemente son. Se disparan en nuestro sistema límbico interno para contactarnos con lo que nos pasa. Nos informan sobre lo que necesitamos, lo que nos duele, lo que nos gusta, lo que rechazamos, lo que nos frustra, en fin, sobre cómo lo que nos ocurre nos afecta. Por lo tanto, en la dinámica con el niño, lo primero es estimularlo para que acepte lo que siente, dejar que tome contacto con lo que le pasa sin juzgar, ni criticar, ni calificar de ninguna manera. Nada más deberíamos preguntarle qué le sucede, cómo se siente, qué cree que causó su estado, qué le enseña esa emoción y qué haría con su emoción: la compartiría, la guardaría o la transformaría de alguna forma.

Al niño le faltan palabras para distinguir y expresar lo que siente. Es responsabilidad de los adultos ayudarlo a tomar contacto con lo que siente, amigarse con lo que le pasa y, desde allí, aprender a gestionar su mundo emocional eligiendo. Lo facilitamos creando un ambiente cálido, contenedor y amable, ajeno a la crítica, para que se sienta libre para expresar aquello que no conoce y que lo afecta. Las emociones son guías en el camino. Son luces que se encienden en el tablero de comando. Nos alertan sobre lo que sucede. Si las negamos, las descalificamos, las desvalorizamos, tapamos la señal de aviso, pero no modificamos lo que nos pasa.

Es como si se encendiera la luz que indica falta de combustible en el tablero del auto y la tapáramos con cinta adhesiva porque nos disgusta tener que cargar el tanque. Ya no veremos la señal. Sin embargo, a su tiempo, el auto se detendrá por falta de energía. Es una instancia necesaria entrar en el aprendizaje de nuestro propio mundo emocional para no transmitir al niño nuestras limitaciones en esta área. Darnos, al menos, la posibilidad de hacernos conscientes de nuestras barreras defensivas, aprendiendo a intervenir positivamente.

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PERO QU E SON LAS EMOCIONES?

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que se activan ante ciertos estímulos del mundo que nos rodea.

Las emociones permiten establecer nuestra relación con los objetos, las personas, los pensamientos y los eventos, orientando nuestra atención. Son las que organizan nuestra respuesta y predisposición a la acción diciendo: “acércate a estos estímulos”, “aléjate de estos otros”. En general, estas decisiones son automáticas y toman medio segundo para hacerse conscientes.

Las emociones se activan en todas las personas en diferentes situaciones.

Algunas reacciones son bastante genéricas. Las respuestas asociadas a las emociones primarias, como el miedo y el enojo, obedecen a la necesidad básica de proteger la vida y nuestra integridad psicofísica. Activan nuestro sistema defensa-ataque. Esta reactividad primaria, con sus variantes, es parecida en distintos individuos, más allá de las diferencias culturales e históricas de quienes las viven. Lo mismo sucede con la tristeza y la alegría. Las expresiones de estas emociones, asociadas al placer-displacer, dolor-recompensa, son claramente identificables y notorias físicamente, estemos en Occidente o en Oriente, en un barrio ciudadano o en una tribu africana.

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Fácilmente nos reconocemos en ese emocionar con cualquier humano y nos identificamos con su miedo, su enojo, su tristeza y/o su alegría, sin mediar palabra. La gestualidad aprehendida en miles de años de convivencia humana nos hermana y comunica nuestro sentir sin necesidad de otro lenguaje más que el corporal.

Sin embargo algunas activaciones son particulares y específicas de cada uno de nosotros según nuestras experiencias de vida y origen cultural. Lo que nos hace sentir culpables nos genera vergüenza, aversión o sorpresa, tiene un disparador cultural, una interpretación de trasfondo que les da origen, un contexto histórico y personal que provoca nuestras diferentes reacciones emocionales. Estas emociones secundarias son condicionadas por la cultura y la experiencia de vida. Nos sentimos culpables, o avergonzados, o sorprendidos, pero no por los mismos motivos. Es más, hasta por razones contrarias. A un grupo humano le puede dar vergüenza estar desnudo y a otro estar vestido. La libertad sexual es vivida con naturalidad por un grupo humano y con vergüenza por otro.

Y dentro de nuestras propias familias sucede algo similar. Una familia promociona la ambición y el desarrollo económico y otra lo juzga negativamente, haciendo a sus miembros sentirse culpables o avergonzados por su ambición económica.

Cada uno de nosotros ha hecho, además, la propia decodificación interna de estas creencias familiares, culturales e históricas. Hemos asimilado lo cultural, generando nuestra propia versión y un “programa remoto” que se activa cuando registra la aparición de experiencias significativas similares ya conocidas. Cuando surge otra experiencia del estilo, el programa da el aviso, y enciende las diferentes emociones para mostrarnos que tenemos que accionar y dar respuesta a lo que acontece. Así nos muestran qué nos está pasando, qué nos conmueve, qué nos inquieta.

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Cada emoción, cuando aparece, involucra tres aspectos en forma simultánea: nuestra biología, nuestra psiquis y nuestra mente.

Aprender cómo reacciona nuestro cuerpo y nuestra mente cuando un suceso, situación, o persona detona nuestro mundo emocional, es esencial para convivir e influenciar armónicamente en nuestro mundo.

Si de chiquitos aprendemos a conocernos y ponemos nombre a lo que nos pasa, podemos tomar decisiones más conscientes, y no seremos afectados negativamente por nuestras reacciones, en forma de automatismos que muchas veces nos perjudican.

Por ejemplo, está probado que, cuando una situación nos hace sentir bajo presión, por ejemplo pedir aumento de sueldo a nuestro jefe, la peor respuesta es tratar de ignorar lo que sentimos, debido a que empeora nuestra forma de interacción, nos quita espontaneidad, la otra persona se da cuenta de nuestra inhibición y siente incomodidad y todo empeora en lo relacional, aumentando aún más la tensión y perjudicando la comunicación y el resultado final.

En cambio, si de niños aprendemos a conocer lo que sentimos, podemos expresar lo que nos pasa, reformular una situación y cambiar lo que sea necesario, si ya sabemos y aceptamos, de antemano, cómo tendemos a reaccionar. En nuestro cerebro, cuando podemos nombrar lo que nos pasa y ponerle nombre a la emoción, salimos de la amígdala (generadora química de nuestras emociones), es decir dejamos de estar tomados por la emoción, y se produce la regulación de la función emocional, con lo cual baja la sobrecarga emocional y podemos pensar y decidir más claramente.

Poner nombre a lo que nos sucede es como pasar un río de lava hirviendo por las aguas frías de un lago de montaña: se templa su temperatura elevada, pero ya no puede hacernos daño. Sin embargo, podemos observar la presencia de la lava y darnos cuenta de su densidad y composición.

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Un niño habituado a lo que siente puede ponerle nombre a lo que le pasa, teme menos, confía más en sí mismo, y se siente con más recursos y habilidades para interactuar con sus semejantes y con su medio ambiente. Conoce sus tendencias conductuales y, entonces, puede decidir más libremente dónde, cómo y con quién estar; cómo intervenir para sentirse mejor, y aprende a decir lo que le sucede y lo que necesita.

Quien puede decir, pedir y coordinar con otros, no necesita la violencia como método, ni resignarse a la frustración como resultado.

Un niño que aprende a conocer y aceptar su mundo emocional sabrá lo que lo daña, lo que le genera bienestar, lo que desea y lo que lo afecta. Por lo tanto ignorar lo que le sucede ya no será una causa primaria de sufrimiento.

Es además una apuesta a la salud. Los desequilibrios emocionales son causa directa o indirecta de la mayoría de nuestras enfermedades. Si podemos expresar y auto-regular las emociones, podemos evitar los excesos que provocan cantidad de patologías. Un niño que cuenta lo que le pasa y es escuchado no necesita somatizar para conseguir lo que necesita. Si siente miedo y puede pedir contención, abrazo o sostén en un adulto, no tendrá que enfermarse para ponerse a salvo de una situación que le infunde temor. Si está molesto y puede contar qué lo enoja, no necesitará una bronquitis para expresar físicamente lo que no pudo decir con palabras. Si puede llorar y mostrar su tristeza, podrá encontrar consuelo en una palabra o gesto que le brinde alivio, y no necesitará generar conductas compensatorias que oculten su dolor.

Trabajar con las emociones para conocerlas, hablar de lo que sentimos y expresar lo que nos sucede honestamente, sin juicio inhibidor, ayuda a nuestra salud física y mental y a la convivencia pacífica.

Facilitar a nuestros niños este aprendizaje hará que vivan más felices y con mayor empatía.

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La empatía es la capacidad de resonar con otro ser humano, incluso con cualquier forma de vida, en su sentir. Experimentar compasivamente. Es la habilidad humana “refleja” de poder ponernos en el lugar del otro y darnos cuenta de lo que le pasa y siente. Es el antídoto natural contra la crueldad y la violencia.

Decimos “refleja” porque funciona como un espejo, es decir me veo en el espejo que es el otro. De hecho, las neuronas que nos permiten identificarnos y aprender por observación de otro y adivinar lo que alguien siente se llaman “neuronas espejo”.

A mayor empatía, menor posibilidad de dañar a otro intencionalmente, porque la empatía hace que vea al otro como a un igual, y sienta su dolor como propio. Por lo tanto, trabajar con los niños en generar empatía es ayudarlos a crear sentimientos de compasión y amor por sus semejantes.

La empatía puede ser vista como un valor positivo que permite que nos relacionemos con las demás personas con facilidad y agrado. Es una habilidad fundamental para trabajar en equipo y liderar exitosamente.

Por otro lado, la empatía nos permite comprender, ayudar y motivar a otra persona que atraviesa por un mal momento, logrando una mayor colaboración y entendimiento entre los individuos que constituyen cualquier grupo humano.

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C O MO PODEMOS PREPARARNOS PARA TRABAJARLAS EN EL AULA O EN LA SALA

Una de las habilidades que necesitamos desarrollar para trabajar las emociones en el aula es la escucha. ¿Y qué significa escuchar?

Escuchar es abrirnos al otro, observar lo que le sucede, sin juicio. Dejar entrar en nosotros la información que el niño es, sin juzgarlo, ni rotular su estado de forma alguna. Es “ver” y “sentir” y “oír” sus palabras, sus gestos y conducta y la emoción que nos transmite en su mirada, en su corporalidad.

Escuchar es, por un instante, vaciarse de sí mismo para entrar en contacto con el ser humano que tenemos frente a nosotros, al lado de nosotros.

Es por instantes una práctica cuasi-meditativa de pura presencia.

Con solo estar para el niño unos minutos, dándole permiso para ser y expresarse sabremos qué le pasa y cómo orientarlo en su aprendizaje emocional.

Otra habilidad para facilitar el aprendizaje emocional en el aula es la planificación e integración permanente de estos contenidos con la currícula del año escolar.

Generar juegos y actividades de indagación y asimilación de estos temas requiere una planificación integrada, entrelazada y continua.

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La organización en tiempo y espacio es esencial para lograr los resultados propuestos.

Cualquier contenido puede ser mirado desde la perspectiva del aprendizaje emocional. Cualquier prócer, situación histórica, dificultad o facilidad de aprendizaje, conflicto en el aula, puede ser percibida desde nuestros estados de ánimo o desde los estados de ánimo de los protagonistas. Cualquier texto puede ser analizado desde el estado emocional del autor y desde el estado emocional que provoca en el lector.

Las noticias del día impactan directamente en nuestros estados de ánimo. Y todas ellas traen oportunidades de trabajo en los estados de ánimo y su integración a la vida cotidiana del niño.

Es un contenido que, por su trascendencia, tiene que convertirse en una actitud transversal al funcionamiento pleno de la institución educativa, siendo parte del proyecto institucional y “perfumando” la planificación completa. El planteo y desarrollo de actividades y temas, la hora de corregir, la hora de evaluar, la relación familia-escuela, la relación de pares y la relación entre docentes y directivos deben verse afectadas positivamente por este aprendizaje en empatía.

La tercera habilidad a desarrollar es el trabajo en equipo. La comunidad educativa requiere involucrarse en el desafío de incluir la empatía en cada instancia de intervención con aprendices, docentes, padres y directivos.

Si los adultos construimos un equipo con confianza, empatía y paciencia para gestionar nuestros estados emocionales, nuestros niños aprenderán por la fuerza del ejemplo.

Que el equipo adulto a cargo se involucre en este desafío de aprendizaje hará que la empatía se sostenga y propague en el tiempo. ¡El beneficio: de todos!

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Para que estas herramientas nos sean útiles y eficaces para enseñar a los niños a gestionar las emociones que sienten, los adultos involucrados debemos:

Crear un ambiente tranquilo y relajado.

Trabajar con total respeto hacia los niños.

Escuchar y conversar con cordialidad y cariño.

No levantar la voz. Utilizar un tono suave y, cuando les pedimos o les explicamos algo, hablar de manera tranquila y pausada.

Partir de la premisa de que todas las emociones son valiosas, importantes y necesarias, y que todas nos dan la oportunidad para crecer.

Evitar catalogar o juzgar las emociones como positivas o negativas, buenas o malas.

No estigmatizar sentirse asustado o enojado.

Tener en cuenta que es la emoción, y no la razón, la que nos induce a actuar de determinada forma. Por eso es tan importante aprender a gestionarlas.

Ser un ejemplo para los niños y actuar como queremos que ellos lleguen a hacerlo. Aceptar conscientemente ser uno de sus referentes principales.

Tener en cuenta que, cuando surge una emoción, es el mejor momento para trabajarla o recordar lo trabajado en ella.

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Dirigirnos a los chicos siempre resaltando lo positivo y el hecho de que son capaces. Marcar los errores como formas de aprendizaje. En lugar de decir “lo hiciste mal” o “no sabes hacerlo”, decir: “puedes hacerlo mejor; inténtalo, que tú puedes”.

Indagar, preguntar cuando surge un problema.

Ayudarlos a encontrar soluciones por ellos mismos.

Pedirles perdón, si nos equivocamos y enseñarles a hacer lo mismo cuando se equivocan.

Escuchar, escuchar y escuchar.

Observar, observar y observar.

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C O MO LOGRAR UN AMBIENTE ADECUADO EN LA SALA O EN EL AULA

Es recomendable convocar el trabajo emocional dentro de un marco afectivo seguro para el niño. Para ello es importante crear un espacio interior y exterior adecuado. El aprendizaje empático afecta directamente la sensibilidad y la auto-percepción. Que la sala o aula tenga un lugar dispuesto para este trabajo y que se agende un momento especial para las emociones facilita la predisposición de los niños y del docente. Es como decirse: “este es el momento para conocernos y sentir”.

Con pocas adecuaciones, lograremos que nuestra sala o aula nos brinde un ambiente que nos ayudará a nosotros y a nuestros niños a reconocer y gestionar más fácilmente la emociones.

La mejor manera de lograrlo es compartiendo nuestros objetivos y cómo los llevaremos a cabo, con todos aquellos adultos que estén en contacto con los niños para lograr coherencia en la formación de los hábitos que nos ayudarán a gestionar las emociones. También con los niños, explicándoles y presentándoles adecuadamente los elementos que incluiremos en la sala o el aula y, siempre que sea posible, compartiendo con ellos el armado de los materiales que nos ayudarán a nosotros y a ellos a reconocer y gestionar más fácilmente la emociones.

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Elementos indispensables para adecuar nuestra sala o aula: Cartelera grande de uso exclusivo.

Guarda de las emociones.

Nuestra casa de las emociones.

Calendario emocional.

Caja de las emociones.

Caja de fotos de las emociones.

Carpeta de mis emociones.

Buzón de las buenas noticias.

Buzón o baúl quita-penas.

Equipo de música.

Espejo plástico irrompible.

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Materiales y espacios indispensables

explicación y armado

Cartelera grande de uso exclusivo

Materiales armado ¿para qué?

Una plancha de corcho de 1 metro cuadrado aproximadamente, un cartel identificatorio: NUESTRAS EMOCIONES.

Pegar la plancha de corcho en una pared. Colocarle el cartel “Nuestras emociones”. Explicar a los chicos su función y decorar juntos la cartelera, por ejemplo, pegando tiras de colores en los bordes o coloreando las letras del cartel.

Será la cartelera exclusiva para pegar nuestras producciones sobre emociones o los mensajes o novedades que queramos presentar sobre el tema.

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Guarda de las emociones

Materiales armado

Una tira de cartulina de color alegre de 25 cm de alto y del largo necesario, cartulina de color suave, marcadores.

Recortar tantos círculos de 15 o 20 cm de diámetro, de cartulina de color suave, como emociones decidamos trabajar. Con los marcadores, dibujar la expresión de la emoción que corresponda: Alegría, tristeza, enojo, miedo, vergüenza, asco, sorpresa. Pegar las caras sobre la tira y, si se desea, colocar debajo de cada una el nombre de la emoción.

¿para qué?

Para identificar y reconocer la expresión de cada emoción, sugerimos colocar en un lugar muy visible de la sala las emociones que elegimos trabajar.

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Nuestra casa de las emociones

Es un lugar de la sala que invita a la tranquilidad y la reflexión. Un espacio privado donde cada uno podrá expresar, reconocer, descargar y reflexionar, acerca de las emociones que surjan, a partir del uso diferentes recursos que allí encuentre.

Elegir un rincón no muy expuesto del aula o sala. Para lograr privacidad, cerrar uno de sus lados, limitándolo con algún mueble o algún biombo, el cual puede ser fabricado con cartón, o con telas, de modo tal que, quien se encuentre ahí, no se sienta observado. En su interior, preferentemente pintado o decorado con colores claros, incluiremos distintos elementos que inviten a relajarse, encontrar la calma y a sentirse bien.

Es importante armar, equipar y decorar Nuestra Casita de las Emociones con los chicos, para que todos se sientan involucrados en el proyecto, explicándoles que será un lugar para lograr su bienestar y que los ayudará a sentirse bien.

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armado

Elementos sugeridos para la ambientación de la casa de las emociones:

Una guarda de círculos con las caritas de las emociones pegada en una de sus paredes.

Dos o 3 almohadones redondos, cuadrados y/o de otras formas, bien mullidos, para abrazar, o golpear, sentarnos, o recostarnos en ellos.

Pañuelos descartables.

Almohadón Koala: almohadón con el que nos podamos abrazar. Para armarlo, coser un cilindro de 1,20 m de largo por 15 cm de diámetro, y rellenarlo con vellón siliconado.

Manta.

Espejo irrompible (plástico), preferentemente adosado a la pared, a la altura de los chicos. Al mismo, se le puede agregar una cortina que lo cubra o dos puertas, por ejemplo, simulando las puerta de un castillo. Ver armado en la página 41.

Hojas para dibujar o escribir, lápices, crayones.

Buzón para emociones dibujadas.

Pelotas de descarga. Para armarlas, colocar un globo dentro de otro y rellenarlo con semillas para poder apretar o golpear.

Libros o imágenes con mandalas para colorear.

Libros para leer, que nos permitan identificarnos con las emociones de los personajes.

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Para ayudar al niño a conocerse más.

Para reflexionar y volver a la calma reencontrándose consigo mismo.

Para aprender a reconocer lo que le pasa.

Para entrenar el auto-control y encontrar nuevas alternativas para solucionar el conflicto.

Para aprender a relacionarse de otra manera con sus pares.

Para respetarse y respetar a los demás.

Cuando, estando en la sala/aula, y alguno de los chicos se encuentre alterado por algo que le ha sucedido, por ejemplo, por estar muy enojado, no se siente capaz de participar de las actividades que está realizando el resto. En ese primer momento, de manera muy afectuosa, le preguntaremos cómo se siente para que identifique su emoción y, luego, al lograr que se sienta comprendido, le sugerimos ir a la Casa de las emociones para calmar esa emoción y pueda volver reintegrase al grupo, ya una vez tranquilo. Con el tiempo, lograrán poder ir solos cuando se sientan sobrepasados por alguna emoción.

Al salir, conversar con el niño y motivarlo para que nos cuente cómo se sintió, por qué y qué necesita hacer para sentirse mejor, por ejemplo, pedir perdón, intentar nuevamente aquello que no le salió bien, si le sucede lo mismo tratar de controlarse, etcétera.

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?
¿para qué la casa?

Ejemplo de implementación del “Rincón de las emociones”

Dado que, durante la infancia temprana, hay que trabajar las emociones en el momento en el que surgen, el objetivo de esta práctica consiste en aprender a reconocer las emociones que estamos experimentando en uno mismo (auto-conocimiento: inteligencia intrapersonal) y saber identificarlas en los demás (empatía: inteligencia interpersonal). Así como ser capaces de gestionar las emociones (auto-control: inteligencia intrapersonal). Ya que no es la razón la que nos induce a actuar, es la emoción.

La práctica consiste en habilitar un rincón del aula para tal efecto: “El rincón de las emociones”, donde se colocará un tablón o panel con caritas que se pueden pegar y despegar, tanto del tablón como de la camiseta de los niños.

Cada una de las caritas representa una emoción asociada a un color: alegría-amarillo, enfado-rojo, tristeza-azul, asco-verde, miedo-morado, sorpresa-naranja. Es recomendable preparar más de una para cada emoción.

En el momento en el que surja una emoción intensa en el aula, por ejemplo, enfado entre dos iguales, acudiremos al “rincón de las emociones” y explicaremos, de forma breve y clara, lo sucedido, y ayudaremos al niño a que escoja en el panel la emoción que está sintiendo en ese preciso momento (enfado) y se la pegue en la camiseta/baby mientras permanezca en ese estado. Una vez que haya superado la emoción del “enfado” nos dispondremos a la reconciliación con el compañero y a cambiar la carita del enfado por la de la alegría, disfrutando de ella el tiempo que estime su educadora.

Podemos utilizar el “Rincón de las emociones” para cumpleaños identificando la “alegría” en el protagonista del día, cuando experimentamos el rechazo/”asco” a alguna determinada textura, como la plastilina, etcétera.

Agradecemos al jardín “El Osito”, Madrid, España, el habernos recibido y el haber compartido con nosotros su Proyecto educativo de centro (P.e.c.).

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Calendario "Hoy me siento"

Materiales ¿para qué?

Cartulina, marcadores, cinta de abrojo (velcro), carteles con los nombres de los chicos.

armado

Dividir y marcar en la cartulina tantas columnas como emociones decidamos trabajar. Colocar en la parte superior de cada columna la imagen de una emoción, y debajo, verticalmente, una tira larga de velcro. Armar los carteles de un ancho menor al de la columna, con los nombres de cada uno de nuestros alumnos. Pegarles, a cada uno, en el reverso, un pequeño trozo de velcro.

Para identificar, reconocer y comunicar la expresión que sentimos cada día.

Al llegar, cada niño tomará su nombre y lo pegará en la columna que identifique su estado emocional.

A lo largo del día podrán cambiar de lugar su cartel, su cambio de emoción.

Al comienzo o al terminar cada día, entre todos, descubriremos qué emoción es la que reina en nuestra sala/ aula.

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Caja de las emociones

Materiales armado

Círculos de 5 a 7 m de diámetro, recortados, de cartulina de color claro, marcador.

Cada niño recibirá tantos círculos como emociones se decidan trabajar. Con el marcador copiarán cada una de las expresiones de la Guarda de Emociones, lo más fielmente posible. Las fichas se guardarán, todas juntas, en una caja que puede ser decorada entre todos para utilizarlas para distintos juegos o momentos.

Para utilizarlas como fichas de reconocimiento de emoción y para juegos grupales o individuales.

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¿para qué?

Caja de fotos de las emociones

Materiales armado

Revistas que contengan fotos o dibujos que, claramente, expresen emoción. Tijera, cartulinas, pegamento escolar.

Repartir las revistas y buscar, entre todos, imágenes que expresen alguna emoción. Recortarlas y pegarlas en cartulina, formando fichas de diferentes formatos y tamaños. Para lograr durabilidad se pueden cubrir con plástico transparente autoadhesivo. Las fichas se guardarán, todas juntas, en una caja que puede ser decorada entre todos para utilizarlas para distintos juegos o momentos.

Para utilizarlas como fichas de reconocimiento de emoción y para juegos grupales o individuales.

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¿para
qué?

Carpeta de mis emociones

Sobre o carpeta individual donde guardar los dibujos o registros de sus emociones

Materiales armado

Cartulina, abrochadora, marcadores, témpera o el material que se elija para decorarla.

Doblar la cartulina por la mitad, y abrochar los costados armando un sobre. Repartir una para cada niño. Decorarla a gusto de cada alumno, con marcadores, y colocar su nombre.

¿para qué?

En ella se guardarán los trabajos realizados por el niño sobre cada emoción. También se guardarán allí los registros y notas realizados por los docentes sobre cómo participó de la actividad propuesta. Será un registro del aprendizaje emocional de cada niño y nos hará notar qué necesitamos trabajar con cada uno para colaborar con su sano desarrollo.

Servirá de documento de apoyo en la comunicación a los padres, que hable de la formación y desarrollo emocional de su hijo.

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Buz o n de las buenas noticias

Materiales armado

Caja de cartón, materiales para decorarla a gusto, cinta adhesiva.

Se presenta una caja cerrada con una hendija de 15 cm x 2 cm en la parte delantera, que será la boca del buzón. Se explica a los alumnos que armaremos, ente todos, el Buzón de las buenas noticias. Cada vez que suceda algo en la clase que provoque una emoción que nos haga sentir bien, la dibujaremos o la escribiremos, y la guardaremos en el buzón. Una vez explicado, sellar la caja con cinta adhesiva. Decorarla entre todos a gusto, y decidir su ubicación en la sala/aula.

A mitad de año, y/o a fin de año, abriremos el buzón y recordaremos los lindos momentos compartidos y cómo nos hicieron sentir.

34
¿para
qué?

Buz o n o ba u l quita-penas

Materiales armado

Caja de cartón con tapa, cinta adhesiva, materiales para decorar.

Realizar una hendija, en la parte superior, de 15 cm x 2 cm, como si fuera la boca de un smile triste. Sellar la caja. Ídem baúl anterior, pero con decoración que indique tristeza o enojo.

¿para qué?

Cuando nos sentimos tristes o nos sentimos enojados, lo dibujamos y lo dejamos en ese baúl, depositando nuestra pena en él, para que nos ayude a ponernos contentos.

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Espejo para la sala

Materiales

Espejo irrompible grande, de no ser posible, espejos irrompibles chicos.

Pegar el espejo en la pared. Si son chicos, guardarlos en una caja.

Para imitar emociones, para reconocerlas en nosotros mismos y muchas actividades más.

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armado ¿para qué?

Otros materiales

Emoci O metro: Variante del calendario de emociones

Medidor de las emociones que reinan en el grupo

Materiales

Listón de madera, ganchos para atornillar en la madera, pictogramas de las emociones elegidas de 5 cm de diámetro, fotos tamaño carnet de cada uno de los chicos con una cinta para colgar.

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armado

Pegar las emociones en la madera. Atornillar un gancho debajo de cada una, y uno más separado, donde colgar la bosa que contendrá las fotos de los chicos, a los cuales se les habrá pegado una cinta para poder colgarlas.

¿para qué?

Para comunicar la emoción que siente cada uno ese día y descubrir, al comienzo o al final del día, cuál de las emociones es la que reina en nuestra sala / aula.

Cada niño, al llegar, toma su foto, y la cuelga en la emoción que sienta.

En momentos en que alguno cambia de emoción, se le sugiere que se acerque a su foto y la coloque en el lugar donde le parezca que debe ir en ese momento.

variantes

Bolsillos con caritas de emociones, y guardar en ellas las emociones que siente ese día.

Cartulina cuadriculada con las emociones dibujadas en la fila superior y marcar en el recuadro cómo se siente cada uno.

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Mu n eco cari n oso o mu n eco quita-penas (para los m a s chicos)

Materiales preparación

Un muñeco de tela o peluche grande.

Presentar un muñeco a través de un cuento simple, y luego de escuchar y conversar sobre el cuento, entre todos se eligir un nombre.

Ejemplo de cuento

Un día, a Lucas se le perdió su juguete preferido. Estaba tan triste pero tan triste, que se fue directo a su cuarto y se escondió debajo de la cama.

Su papá se acercó y le contó:

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―En un país que se llama Guatemala, cuando los niños sienten pena o miedo, se lo cuentan a unos muñequitos antes de dormir, y luego los colocan bajo su almohada. A la mañana siguiente, al despertarse, los muñequitos se llevan las penas y vuelve la alegría.

Pero yo no tengo esos muñecos ―respondió angustiado Lucas.

―No te preocupes: elige entre tus muñecos uno y lo convertiremos en tu muñeco quitapenas. Hasta le podemos poner un nombre especial. Luego le contaras qué te hace sentir triste, y seguramente él te ayudará a que estés más contento.

Lucas enseguida salió de su refugio y buscó entre sus muñecos, hasta que encontró el adecuado y dijo:

―Lo voy a llamar “Cariñoso”.

En cuanto el papá salió de la habitación, Lucas le contó al oído a su muñeco lo que le había pasado y, de a poquito, comenzó a sentirse mejor.

¿para qué?

Cuando alguien en la salita está triste, puede ir a buscarlo para contarle sus penas, o si descubre que alguien está pasando por un momento difícil y considera que lo necesita, se lo puede alcanzar para que lo abrace, le cuente lo que le pasó, lo acompañe en el momento, y se lleve de a poquito sus penas.

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Espejo escondido

Ideal para Nuestra casa de las emociones

Materiales armado

Espejo plástico irrompible de aproximadamente 30 cm de lado, cartón firme, tijeras, témpera, cinta adhesiva gruesa, dos tiras de 15 cm de largo de cinta de 2 cm.

Cortar el cartón con la misma forma que el espejo, sumando un centímetro más, todo a su alrededor. Cortar exactamente por el medio. Estas serán las puertas del espejo. A cada puerta, realizarle un orificio por donde, una vez terminado, se atará una cinta para poder abrir y cerrar las puertas. Decorar las puertas. Pegar con cinta adhesiva gruesa las puertas al espejo. Pegar el espejo firmemente a la pared.

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Moti y Popi

para jugar a cambiar la emoci o n

Materiales armado

Cartón, tijeras, material para decorar, telas o papel adhesivo de color, pegamento, velcro para pegar las caras.

Recortar la silueta de una nena y un nene, de 45 cm de alto cada uno. Decorar el cuerpo con vestimenta a gusto con telas o adhesivos. No completar la cara. Aparte recortar círculos de 15 cm de diámetro y dibujar en ellos caras con las expresiones de las cuatro emociones básicas: miedo, enojo, alegría y tristeza. Pegar una tira de 3 cm de velcro en la cabeza de la silueta y en el reverso de las caras. Pegar los personajes a una pared de la sala. Al lado se colocará un sobre con el resto de las caras para intercambiar.

¿para qué?

Para reconocimiento de emociones, compartir con ellos las emociones o para identificarnos con ellos. Para juego libre.

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Mu n eco emocionado

Materiales armado

Tubo de cartón de rollo de cocina o papel higiénico, marcadores indelebles, regla plástica lisa.

Tomar el tubo de cartón, realizar dos ranuras a los costados, y calar un círculo en el tubo por la parte frontal. A partir de ese círculo dibujar el cuerpo del muñeco. Dibujar en la regla, con un marcador indeleble, pictogramas de alegría, tristeza, sorpresa, miedo y enojo, del tamaño del círculo calado en el tubo, y pasarla a través de las ranuras. Eso hará cambiar la expresión del muñeco.

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Juego de cartas

Materiales

Cuarenta rectángulos de 10 cm x 7 cm, de cartulina o cartón fino, marcador. (Para mayor durabilidad, se recomienda plastificarlas con papel autoadhesivo transparente).

armado ¿para qué?

Armar cartas en cartulina según las emociones que se deseen trabajar. En 10 de los rectángulos dibujar pictogramas de alegría. En 10 de los rectángulos dibujar pictogramas de tristeza. En 10 de los rectángulos dibujar pictogramas de enojo. En 10 de los rectángulos dibujar pictogramas de miedo. (La cantidad de cartas dependerá de las emociones que se desee trabajar).

Para juegos de reconocimiento de las emociones.

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Dado de emociones

Materiales

Caja cúbica o cartulina gruesa, caras dibujadas en cartulina con los pictogramas de las diferentes emociones, tijera, cola adhesiva.

armado

Con la caja cúbica armar un dado gigante de cartón, sellarlo con cinta, y pegar en cada cara una emoción. Opción de armado del dado con cartulinas. Sugerimos usar cartulina gruesa, doble o cartón. Escalar y recortar el diagrama. Pegar en cada cara una de las imágenes de las emociones. Pegar las aletas armando el dado.

¿para qué?

Para diferentes juegos y actividades.

Para identificación, reconocimiento de emociones, juegos de desarrollo, empatía, desarrollo de la imaginación.

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JUEGOS Y ACTIVIDADES

Reconociéndonos y reconociendo emociones

El sobre m a gico

Materiales desarrollo objetivos

Caja decorada, sobre con nombre de cada niño, espejos individuales, materiales para dibujar.

Colocar en el sobre de cada niño su foto. Colocar los sobres dentro de la caja. Sentados en ronda, presentamos la caja que contiene sobres mágicos. Los repartiremos y contaremos que, cada uno, al abrir el sobre, encontrará algo maravilloso, único y muy importante para sí. Lo que allí veremos es lo que cada uno debe cuidar y querer mucho porque es lo más valioso que tenemos. Lo abrimos, lo miramos. ¿Qué vemos?

Contamos lo que vemos. Contamos qué sentimos o cómo nos sentimos al descubrir el contenido del sobre. Pegamos la foto en una hoja y dibujamos alrededor nuestras cosas favoritas. Pegamos las producciones en el panel principal de la sala.

Afirmación y valoración de la propia imagen.

Reconocimiento y desarrollo de nuestro esquema corporal.

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Me miro en el espejo

Materiales desarrollo objetivos

Espejos individuales para cada niño o uno grande, al que se acercarán por grupos para poder verse bien, música tranquila, hojas con dibujo de espejo, lápiz o marcador.

Colocamos en las mesas una hoja para cada niño, con el dibujo de un espejo y un espejito individual. Nos sentamos en ronda y escuchamos la canción: “Me miro en el espejo”, Carlos Gianni y Hugo Midón. La volvemos a escuchar, prestando mucha atención a la letra, y preguntamos al grupo por qué se mira en el espejo el personaje de la canción. ¿Qué podrá descubrir al mirarse en el espejo? ¿Cómo termina la canción?

¿Por qué? Nos miramos en nuestros espejos, o en el espejo de la sala, y nos descubrimos. ¿En qué nos parecemos? ¿En qué nos diferenciamos? Sentados alrededor de las mesas. Nos dibujamos y escribimos nuestros nombres. Pegamos nuestros dibujos en el panel de la sala.

Afirmar la propia imagen, desarrollar nuestro esquema corporal.

Reforzar el conocimiento de nuestra imagen para afianzar la identidad y auto-estima. Encontrar rasgos distintivos.

Reconocer nuestro rostro y sus posibilidades de expresión.

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