La frustración de no ser
Descubrir lo que uno verdaderamente es, libre de poses y afectaciones, debe considerarse como una misión fundamental en la vida. Sentirse un individuo realizado, aspiración que será siempre meritoria, justifica el interés sobre tal cometido. Es un llamamiento que, exceptuando a quienes prefieren la más censurable mediocridad, nadie optaría por menospreciar. Desde los tiempos antiguos, quienes, como Píndaro, procuraron ilustrar al prójimo han pregonado que, sin el conocimiento de nosotros mismos, todo mérito resulta insuficiente para sustentar la satisfacción personal. Aun la proyección de nuestra existencia, algo tan propio del individuo sensato, preocupado por no irrespetar los derechos ajenos, demandará labores en ese campo. En consecuencia, mientras haya inteligencia, corresponde que hagamos lo posible por contestar una pregunta reflexionada por Bertrand Russell, Michel Foucault y otros pensadores de diversa línea: ¿qué soy?