Son pocas las palabras que han originado tantas reflexiones como la libertad. En distintos lugares y épocas, encontramos personas que la consideraron con diversos fines. Es que no ha sido solamente un término generoso para las meditaciones, los diálogos, el debate; la historia nos muestra su provecho práctico. Son incontables los sujetos que optaron por invocarla para procurar un cambio en la realidad. Aunque resultaba beneficioso teorizar al respecto, pues muchos de nuestros postulados lo precisan, su mera comprensión fue insuficiente. Así, se gestaron movimientos que, en su nombre, protagonizaron contiendas admirables, pero también consumaron abominaciones de la peor calaña, segando cuantiosas vidas. La Ilustración, con sus brillantes pensadores, y el jacobinismo, tan radical cuanto monstruoso, sirven para evidenciar ambas facetas. No obstante, ni siquiera las peores cruzadas en su favor podrían restarle importancia, pues se trata de un aspecto básico, fundamental, hasta vital para