UNA VEZ MÁS...
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Muchas cosas han sucedido en estos meses de nuestra ausencia. La Magia en Latinoamérica y el mundo se agita constantemente, bombardeándonos con información, nuevas ideas e incipientes proyectos. Pero eso no hace más que ponernos felices; felices porque vemos tanta buena energía, tanta esperanza puesta en nacientes talentos, tan buenos recibimientos de pequeños y grandes congresos. Éste, el quinto número de El Rincón del Mago, es una confirmación; la renovación de un compromiso con nuestra audiencia y con nosotros mismos, la admisión de nuestra responsabilidad como comunicadores y divulgadores de información, crítica y conocimiento, la aceptación de nuestro nuevo y maravilloso deber. Sabemos que nuestra inconstancia en las publicaciones supone omitir valiosa información respecto a grandes eventos que deben ser cubiertos, no obstante, en esta renovación de votos, re-acogemos la responsabilidad que levantar este proyecto implica. Por eso mismo, hoy se agranda la familia. Nuevos integrantes se suman a la plana editorial fija con el propósito de expandir y diversificar nuestras miradas, incorporar nuevas ideas y apoyar la periodicidad de
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El Rincón del Mago es una revista de distribución digital gratuita fundada en Santiago de Chile el 11 de noviembre de 2013. Edición número 5: 1 de junio de 2015
las publicaciones. Estamos inmersos en un proceso que busca empedernidamente hacer crecer la magia chilena y latinoamericana a través de la incorporación de ideas, reportajes, críticas, entrevistas, opiniones y reseñas de motivadas personas alrededor del mundo. La tarea no es sencilla, sin embargo, nos alegra saber que contamos y contaremos con infinito material del que hablar. En esta edición podrás encontrar una breve y sentida sección dedicada al maestro René Lavand, encontrando dos miradas que pretenden ofrecer una dimensión completa de su persona; la humana y la artística. También encontrarás la crítica a dos shows que tuvieron lugar en Santiago: El Salón Encantado y Dreams. Se incorpora la introducción a una nueva sección de la revista que espera crecer con este proyecto, una nueva crítica literaria, un nuevo desafío mágico –esta vez de presentación– y algunas técnicas y efectos de talentos nacionales. Bienvenido una vez más y gracias por dedicarnos parte de tu tiempo. ¡Saludos! l
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Equipo editorial Luis Albornoz André D’Low Felipe Guevara Felipe A. Pérez Elías Rys Santiago Schmidt Nicolás Vidal
En esta edición Ricardo Arredondo (CL) Diego Fabi (AR) Daniel Ketchedjian (UY) Pablo Leal (CL) Foto de portada Alex Fuentes para Atacamágica
Diseño editorial Raúl Pérez Contenido licenciado bajo Creative Commons BY–NC–SA 4.0 Chile.
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Pasión por la Magia Por Luis Albornoz
Magia en todas partes. La belleza del mundo en todo lugar. Belleza que conmueve y atrapa. Una persona camina por la calle y se da cuenta de lo hermoso que es ver los colores de las cosas. Un niño duerme y su madre lo mira. Personas imaginan, mientras leen, a una madre que mira a un niño que duerme. Magia en el señor que envuelve un paquete en el negocio que abrió en su casa. El ilusionista que abre un estuche sentenciado a sentir el aroma de los naipes cuando despega la etiqueta. La niñita que al final de la función me dijo gracias. Personas pasean por una plaza y juegan con sus hijos mientras la otra mitad del planeta, duerme, sueña, desea, ama. Magia en mi abuelo que prometió estar siempre conectado a través de Dios. Y lo cumple. Magia en cada ilusionista, en cada artista que realiza su actividad con humildad,
con soberbia ingenua, con esfuerzo, en una pequeña ciudad, en una gran ciudad, en Copiapó año tras año. Dos personas observan una pintura y de pronto recuerdan por qué están ahí, de la mano, en silencio. Sumergirse en la belleza, disfrutar el asombro de un niño junto al tío-que-saca-monedas-de-la-oreja. Magia, magia, magia por todos lados; alucinante, magnífica, maltratada, querida, marginada; tanta magia, tan real. Al centro del parque un señor tira trocitos de pan a las palomas. Un cristal recibe rayos del sol y los multiplica. Mi abuela habla de esa vez que viajó en tren y jugó en las dunas de Quebradita, mientras prepara el té. Un ilusionista en algún lugar del mundo se prepara para salir a escena, mientras estamos juntos leyendo este texto, con tu voz. En todos lados hay magia. Celebremos. l
FOTOGRAFÍA: ALEX FUENTES
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No me olvido, René
Por Luis Albornoz
—René, quería contarle que dos actos me marcaron tanto cuando los vi por primera vez, que no pude contener el llanto. Aros y sedas de Tina Lenert, y su acto de las migas. —Ah, muchas gracias Luis, lo haré en Atacamágica. Sí, lo haré allá... Me contaron muchas cosas de René Lavand antes de ir a su casa. Viajé inquieto, pensando en el encuentro con uno de los artistas que más he admirado. Bajé del auto y me esperaba René de pie al lado de la puerta. “¡Luis, bienvenido!” y un abrazo. Un abrazo que echó lejos todo miedo. Cálido, gran conversador, amable, generoso. Nos tomamos varias botellas de vino. Conversamos toda esa fresca tarde de junio. Comenzó octubre y también Atacamágica en pleno. René y Nora llegaron unos días antes. Qué días increíbles, ¡estaba con René Lavand! Era imposible dejar de ser fan todo el día. Paseos, conversaciones, cenas, tantas historias, tanto conocimiento. “Qué afortunado soy”, pensaba. Sí, todo el día. Gala Unipersonal de René, teatro lleno de público que no lo conocía. Y una de las tantas ideas que he podido comprobar en Atacamágica: cuando el peso específico de un artista es tan grande, no hace falta conocer su historia. Una mirada de René, sus pausas, sus silencios, sus historias, bastaban para transmitir quien era.
Llega el juego de las migas. No recordaba la conversación que habíamos tenido en junio, hasta que René tuvo un gesto que nunca olvidaré, en medio del poema de Li Po: “Cuando marcho a mi casa siempre somos tres, me acompaña la luna...”. En ese momento hace una pausa, me mira y dice: “no me olvido, Luis... y me sigue mi sombra”. Y eso fue todo, me derrumbé. Esa noche le entregamos el premio a la excelencia. Y yo no podía hablar. No podía dejar de llorar. Lo vergonzoso de la situación no le importó a mi cabeza. El unipersonal de René Lavand, en el teatro de Copiapó. Dios mío. La gente aplaudiendo de pie, emocionada, agradecida. Cuánta belleza, cuánta belleza. Con René Lavand el arte del ilusionismo tomó una nueva dimensión. Inspirador e intenso. Imposible y fascinante, como la magia. Desde este desierto, mi admiración infinita para un hombre que hizo del mundo un lugar más hermoso con su obra. No me olvido, René. l
La mirada del Artista Por Felipe A. Pérez
Lo había estado repasando mentalmente todo el día: “cuando lo veas, salúdalo con tu izquierda”, me decía. Pero su presencia, aquella del Artista consagrado, fue demasiado abrumadora y yo, demasiado torpe. Cuando al fin me lo encontré, no pude evitar estirar mi mano derecha. René Lavand fue para mí lo mismo que para cualquier otro mago del mundo; un maestro, inspiración pura y profunda, admiración. Como muchos, pasé horas viendo una y mil veces cada uno de sus juegos disponibles en la web, estudiando cada frase y admirando la maestría que lo llevó a consagrarse indiscutiblemente como uno de los artistas más importantes en la historia de la magia. Desde mi asiento, frente a mi computadora, siempre soñé con conocerlo, tener la oportunidad de estrechar su mano zurda sin ninguna certeza de qué decirle ni cómo mirarlo. A pesar de que los años pasaban, mis esperanzas por verlo nunca desaparecieron por completo. De algún modo, debido a su residencia en el país vecino, me sentía cerca de aquella posibilidad, sin embargo siempre fui consciente de cuán improbable era aquella opción. Luego de estar sobre los escenarios por tantos años, haber recorrido el mundo con sólo una baraja, haber asombrado a tantos afortunados a lo largo de los años, que saliera de su siempre amado Tandil para actuar... y a su edad… muy difícil. Por eso, no bien supe de su venida, no lo dudé un segundo más y, al igual que varios colegas a lo largo del país, comencé a planificar
mi viaje a Copiapó. En aquel momento jamás me pregunté cómo fue que, contra cualquier estadística imaginable, el maestro decidiera coger las cartas una vez más y embarcarse rumbo al desierto. Fue después cuando me vine a enterar de toda la travesía, del esfuerzo apasionado de un hombre que, así como nosotros, fue inspirado por el artista. Fue así como, de pronto, en noviembre de 2010, me encontré sentado en una de las butacas de la tercera fila de la Sala de Cámara de la ciudad. Luego de tanto tiempo aguardando, yo estaba allí… incógnito, un alma más como las tantas otras en las sombras, sentado contemplando aquella rosa tan roja, aquella copa de vino tan profundo, aquel tapete manso y verde que esperaba la entrada del artista. Se sucedieron allí tantas cosas, tanta belleza. Historias, poemas, composiciones perfectas y depuradas, abisales pausas, aplausos honestos, sentidos. Mostrando sus credenciales, René Lavand, como en cada otra función de su vida, entregó lo mejor de su técnica en sus juegos y lo mejor de su corazón a la audiencia. Tras repasar los clásicos de su repertorio —ahora clásicos de la magia toda—, llegó el turno de Li Po: “Hubo un chino, en el siglo xvii después de Cristo…”, comenzó. Cuando me enteré de la lamentable noticia de su deceso me sentí atribulado. De pronto, yo, nadie especial para él –uno más de su público infinito– me sentí profundamente triste, sorprendido, casi decepcionado porque no podía
aceptar, egoístamente, que no podría ver al poeta de las cartas una última vez… ni hacerle más preguntas, ni discutir con él, ni preguntarle por sus maestros y experiencias. Súbitamente, me sentí tan desdichado por haber desaprovechado tantas instancias en Atacamágica de hablarle, pero, al mismo tiempo, afortunado, inmensamente afortunado, por haberlo visto actuar en su inmaculado traje azul la última vez que estuvo en nuestro país. Sonaba irreal. Algunas incrédulas lágrimas corrieron por mi mejilla cuando, ese mismo día, volví a repasar sus clásicos, a disfrutar de su poesía, de su arte. Fue allí cuando recordé aquellas dulces y certeras palabras de Roberto Mansilla acerca del maestro, profecía que aquella mañana del 7 de febrero de 2015, selló su destino: “Uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, murió ciego. Uno de los más grandes músicos de todos los tiempos, murió sordo. Uno de los más grandes ilusionistas de todos los tiempos, murió manco…” Hoy, no nos queda nada más que agradecer y contemplar, seguir atesorando las memorias de su visita, sus palabras, sus consejos; recordar, una y otra vez, siempre perplejo, aquella lágrima calurosa que me robara el experto en cartas más maravilloso que ha pisado la tierra; aquel recuerdo de su extraordinaria presencia, de cuando, a pesar de mi torpeza, me ofreciera de igual modo su eterna mano zurda. Gracias René… muchas gracias. l
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Flasoma Uruguay 2015 Desde Buenos Aires, Diego Fabi
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Intentaré ser objetivo, aunque creo que escribiendo, uno siempre termina siendo de una u otra forma subjetivo para dar opinión. Particularmente para los argentinos fue un flasoma difícil desde lo económico, el contexto que vive nuestro país ha cambiado sustancialmente la cantidad de congresistas. Por lo que este congreso ha sido diferente. Desde la logística, Montevideo ha demostrado estar a la altura del evento; gran calidad de servicios, buena predisposición, cercanía y cómodas instalaciones. Algunos hemos comenzado unas horas antes con la Asamblea Ordinaria de la flasoma, donde se han tratado varios puntos como la renovación del Comité, la creación de un banco de memoria Don’t copy Magic y la designación de la nueva sede para el flasoma, que será nuevamente en Buenos Aires, gracias a la propuesta de la ema (Entidad Mágica Argentina), quien compitió contra el nuamac (Núcleo de Amigos Mágicos do Ceará - Brasil). Desde nuestro Club Porteño de Ilusionismo hemos llegado con una comitiva de 7 miembros de los cuales 3 competíamos: Nicolás Petruzzi (Manipulación). Jonas Volman (Magia General, quien obtuvo un 3er premio con su compañera Severine). Diego Fabi, quien escribe, (Magia para niños). En las competencias se vivieron situaciones muy buenas y otras no tanto. La sala Zitarrosa posee una caja espectacular a nivel sonoro pero el telón “no funcionaba” lo que hacía de telón fueran dos spiders. Cabe destacar el trabajo de Gustavo Valentini y de Harry Scott en la parte técnica. El lado negativo fue la falta de compañerismo ente los concursantes para la puesta en escena. Algunos han llegado a una hora de realizarse y otros la han realizado 2 horas antes el mismo día, lo que acarrea menos horas de descanso y más nerviosismo. En la competencia infantil, el punto flojo fue que no hubo gran asistencia de niños, lo que dificultó la correcta realización de la especialidad. Con respecto a las galas en el Teatro Solís quisiera destacar dos aspectos: El Teatro en sí: majestuoso. Con sus 4 pisos de palcos, su caja escénica, su fabulosa técnica, un nivel superior y una capacidad cercana a las 1000 personas, el espacio fue sencillamente impresionante.
Las galas hay que dividirlas. No todos los artistas estuvieron a la altura de semejante marco. En mi opinión, prefiero galas más cortas y de mejor calidad. No tuvimos gala con grandes ilusiones, lamentablemente. En cierta gala el público “pseudo mago” quiso ser más importante que el artista que trabajaba. Tener en la escena a grandes Maestros como Chen Kai fue increíble. También brillaron Sixto y Lucía, con su show de Quick Change, y el dúo local Hikmah, la gran apuesta del congreso. El mago Merpín fue ovacionado y arengado desde el comienzo, con una destacada labor, aunque a mi parecer por momentos sobrepasó algunos límites aunque, sin dudas, se adueñó de la gala. Finalmente Lukas, con su perfección, se llevó el aplauso de los amantes de la manipulación y del publico asistente. Dentro de las conferencias más destacadas, cabe mencionar a Henry Evans, como siempre arrasando con sus ideas. Otra conferencia que logró gran recepción fue la de Woody Aragón. Las conferencias de Chen Kai, Jaque, Topas y el dúo Sixto y Lucía, dieron mucho que aprender y trabajar tanto en la teoría como la práctica. Con respecto a la entrega de los premios creo que no corresponde opinar. Cuando uno se anota en un concurso está avalando al jurado y, luego, no debe quejarse ni hacer berrinches, tampoco caras ni gritos o chiflidos. Opino que esos actos nos ponen a la comunidad mágica latinoamericana en desventaja ante la mirada ajena. En el transcurso del Congreso, recibimos la terrible noticia de que el maestro René Lavand había partido de gira. Particularmente me parecía que se debía haber realizado un homenaje mayor. A mi entender fue un buen flasoma, Uruguay demostró estar a la altura de las circunstancias. Como siempre las noches se alargaban con charlas de viejos y nuevos conocidos, y tuvimos la suerte de tener un “bonus extra”, una “Gala Clandestina” la última noche en el restaurante del hotel, la cual dejó grandes y gratos momentos de compañerismo, que sin duda fueron lo mejor del congreso. Espero haber sido de lo más objetivo en la redacción, y será hasta el próximo flasoma en Buenos Aires 2017. l
Participación versus invitación:
Los Magos saludarán en el atrio Desde Montevideo, Daniel Ketchedjian Imagínese por un instante recibir la invitación de una boda en el que sólo se encuentre una tarjeta muy elegante, con el nombre de los novios, el de los padrinos, la dirección del lugar donde se realizará la ceremonia y un pequeño comentario que diga “Los novios saludarán en el atrio”.1 A este tipo de invitación se le llama una Participación a la boda. Lo reciben las personas que no son allegadas a los novios. Aquellas que se convidan por compromiso. La persona que lo recibe asiste a ese momento importante, aunque sólo para los novios, y al final de la celebración los saluda en el atrio, regresa a su casa para tirarse en el sillón, criticar el vestido de la novia o la corbata del novio y disfrutar de una buena película. Ahora imagínese que recibe una tarjeta en la que, además de la tarjeta principal, aparece una más pequeña en la que se encuentra la Invitación para la fiesta. La razón de recibir este plus es que el vínculo con los novios es más importante. Ellos quieren que no sólo los acompañes a la celebración, sino además que desean compartir esa alegría contigo. La inquietud desde que se recibe hasta la fecha crece día a día. El invitado se emociona en la ceremonia, disfruta de ese momento importante, saluda a los novios en el atrio y luego asiste a la fiesta donde goza de la música, el baile, la comida, disfruta sacándose fotos y de compartir esos momentos junto con los recién casados. Entonces, hay una diferencia grande entre una participación y una invitación. En la primera, los participantes no tienen casi involucramiento alguno con los novios. Ellos son espectadores de ese momento, tienen un rol pasivo. El único momento de encuentro es en el atrio y el saludo, que pasa desapercibido por el tumulto de gente, no es de bienvenida sino de despedida. Como 1. En Uruguay es una costumbre que en un matrimonio, boda o casamiento –como sea que se diga en el lugar que estés leyendo este artículo–, los novios saluden en la puerta de la iglesia (atrio) a los invitados luego de la celebración.
diría mi amigo José David: un saludo puede ser una A o una Z. En este caso sería una Z. En la invitación, la relación con los novios es más íntima, la ceremonia llega a emocionar, incluso algunos hasta participan de alguna manera. El saludo del atrio es una A, ya que luego viene la fiesta, en la que el invitado es parte de la misma. Tiene un rol activo. Por favor, siga leyendo. Este mensaje no está dirigido para futuros Wedding Planners. Intenta explicar algunas diferencias entre la participación y la invitación de un espectador en un espectáculo de magia. Existen distintas categorías en la magia, pero en esta oportunidad quiero referirme aquellas que necesitan de la interacción del público. En este tipo de magia, muchas veces hacemos participar a un espectador con el fin de elegir una carta, escribir, cuidar o sostener algo. Estas personas pasan para nosotros desapercibidas ya que estamos absortos en la técnica que tenemos que hacer o en lo que tenemos que decir. Se convierten, como dijo Arturo de Ascanio, en espectadores floreros. Este olvido del que tengo al lado, un tanto egocéntrico, transmite –no sólo al espectador, sino también a todos los presentes– una sensación de lejanía con el mago, y de que la prioridad del show sea mi magia sin importar el resto. Desde hace un tiempo, intento ser consciente durante todo el show de que esto no pase. De hacerle una invitación al espectador para que hagamos juntos magia. De que no tengan una participación en el show, donde su objetivo sea pasivo. De lograr un involucramiento del “espectactor”, como diría Juan Tamariz, y del resto del público para demostrar que la magia es de todos. Que deja de ser mía para ser nuestra. Que quiero invitarlos a la fiesta, a que bailen y se alimenten con la magia, a recordar ese momento en el que el mago y el espectador logran una sinergia especial, a sacarnos fotos juntos. Porque la magia hecha para el otro y con el otro es superior. Porque la magia, a mi entender, es dar y recibir en la misma medida. l
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DREAMS
Una propuesta honesta y verdadera. Aventurándose en la desconocida y espinosa área que funde drama con magia, Benjamín Cox junto a Vicente Ovalle presentaron un show que fue radiografía sincera de nuestra realidad artística: voluntad impetuosa por hacer, envuelta por ideas y conceptos prematuros.
Por Felipe A. Pérez
FOTOGRAFÍA: TOMÁS URIARTE
Se atenúa la iluminación, el público se silencia y comienza la función. Una luz tímida alumbra hacia una cama de niño ubicada al costado izquierdo del escenario. Bajo el eterno amparo de las melodías de Yann Tiersen, un clown parece despertar de su sueño. Aún somnoliento, sacude algunos naipes que se encontraban sobre su cama y luego toma asiento en un sillón al otro costado del escenario. Allí, encuentra algo así como un sobre de fotos, papeles, instrucciones; efectos de magia de algún difuso e inseguro pasado. Luego de llamar a un amigo, también clown, comparten sus memorias hasta quedarse dormidos. La luz se desvanece, y en las mismas posiciones se muestran durmiendo Benjamín Cox y Vicente Ovalle, nuevos protagonistas de la escena. Así comienza Dreams, un show que en aquella tan necesaria búsqueda de la diferencia, se pierde; ofreciendo una historia confusa pero potencialmente atractiva. Una vez los dos en escena, comienza una serie de efectos a dúo; desapariciones y apariciones de velas, la coloración de una rosa dibujada en un block y su posterior producción, un d’lite que enciende la rosa previamente producida. A la introducción le sigue El sueño del avaro, presentado por Vicente. Rutina quizás demasiado basada en el acabado trabajo de Jeff McBride. Bajo la cortina de un nuevo tema del Francés, el mago escoge a una persona del público con los mismos modos del mago norteamericano, seguido por prácticamente la misma estructura de producción, con algunas salvedades técnicas. No obstante, el clímax marca la diferencia entre el tono de ambas; al final, las monedas producidas –sonando brillantemente– caen convertidas en papelitos desde la hielera. Luego, un respiro musical; suena Fly me to the moon de Frank Sinatra, modestamente interpretada por Benjamín Cox. El mago, luego de cantar una estrofa completa, introduce el ya perenne efecto de la multiplicación de botellas a modo de homenaje a su ídolo musical. No es que seguir incluyendo estas rutinas de éxito todo-terreno en un show represente un problema en sí —en absoluto—, es la falta de innovación conceptual la que angustia. La ausencia de un proceso creativo un poco más exigente que trascienda del cambio de envoltorio; fórmula que resulta tan bien cuando los públicos ofrecen su condescendencia.
A continuación, Vicente Ovalle presenta a Rasputín, su Rocky Raccoon, en una rutina sin ningún fin aparente más que la simple elección de un miembro del público. Esfuerzo desafortunadamente inconexo con el propósito de la rutina posterior: el viaje de un reloj prestado a un tarro de papas fritas. Sin lugar a dudas, el mayor aplauso se lo llevó este viaje. La inseguridad de la espectadora y la permanente desconfianza del dueño del reloj dieron lugar a diversos momentos de tensión dramática que fueron bien capitalizados por Ovalle. El viaje resultó un completo milagro; ningún titubeo técnico, ningún cabo suelto, un bálsamo entre billetes y limones. Y así lo agradeció el público. Un nuevo apagón de luces se produce y, luego de una nueva intervención de los clowns, Benjamín Cox entra en escena con unas páginas del Mercurio bajo el brazo. Con el sonido ambiente de la ciudad, se ve al mago entrando a un vagón del metro de Santiago. Aparentando problemas de espacio, el mago debe romper el diario en partes cada vez más pequeñas para poder leerlo sin incomodar a los pasajeros imaginarios que abundan el vagón. La propuesta, ya conocida a través de Robert Harbin y su diario roto y recompuesto (1939), fue recibida tibiamente por el público tras un ligero y circunstancial error en la resolución del efecto. En la última intervención individual de Benjamín, el mago sienta en una silla ubicada al centro del escenario a un afortunado niño. Con un ambiente profundamente azul, miles de burbujas comienzan a salir desde un costado del escenario. Una de ellas es atrapada y solidificada por el protagonista entre sus manos. Posteriormente, presenta la Bola zombi. Con una iluminación tan intensa, cientos de burbujas flotando alrededor y un niño sentado al centro de la escena, la atmósfera es bastante prometedora. Sin embargo el manejo algo confuso de la bola –a veces la burbuja levita a voluntad, a veces se mantiene en el aire por los soplos del mago– sumado al escaso protagonismo del voluntario –el niño en la silla es un mero testigo de la levitación– terminan por restarle impacto a un efecto con un potencial aún por descubrir. Hacia el final del espectáculo, ambos magos realizan la producción de una moto sobre el escenario. La aparición no sólo se queda un poco fuera de lugar respecto a la totalidad del show, sino que también su
Ir a ver el show es algo que hay que hacer; es una escena de la que todos somos parte y que, como bien dijeran al caer el telón, “puede ser el inicio de un sueño mayor”.
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método no soporta mucho análisis. El resultado final nos recuerda la experiencia de Harry Houdini en 1918 cuando, tras desaparecer un elefante, el público aplaudió el efecto tal como si de la desaparición de una moneda se tratara. Para ser un efecto de tal magnitud y sonar tan bien en el papel, aparecer una moto debiera conseguir reacciones al menos acordes a su propósito inicial. El show culmina con la transformación de los magos en los clowns, y su posterior aparición al fondo del escenario, entre el público. Una vez que los protagonistas vuelven solemnemente al escenario, realizan la misma serie de efectos que al principio, terminando con una luz roja que enciende una rosa. Dreams busca contar la historia de unos amigos que convierten su deseo de ser magos en realidad, pero el poco cuidado con el desarrollo de la historia no permite identificar meridianamente quiénes sueñan ni quiénes son los soñados. La participación de los clowns, aunque estéticamente atractiva, no es suficiente por si sola para explicar si ellos forman parte de la realidad soñada o la escénica, argumento que pierde aun más sustancia cuando los magos
interactúan con el público, ingresando derechamente a la realidad física. Más allá de lo dramático, el espectáculo se muestra como el resultado de un proceso mayor todavía no concluido; la propuesta es interesante y se revela como una idea con gran potencial, pero tanto la elección de los efectos como su estructuración y desarrollo son elementos que aún requieren trabajo. Pero más allá del análisis, Dreams es también un fiel reflejo de nuestra realidad artística, que pide a gritos mayor atención y dedicación por parte de todos quienes formamos parte de ella. De algún modo, los aciertos y errores del show son nuestros mismos aciertos y errores. Ir a ver el show es entrar a una habitación con un espejo del tamaño de una sala, colmada de gente, y encontrarse con nuestro propio ímpetu creador; inmaduro, precoz, pero seguro y confiado de sí mismo, de su crecimiento y convicciones. Ir a ver el show es algo que hay que hacer; es una escena de la que todos somos parte y que, como bien dijeran al caer el telón, “puede ser el inicio de un sueño mayor”. l
IZQUIERDA: VICENTE OVALLE DERECHA: BENJAMÍN COX FOTOGRAFÍA: TOMÁS URIARTE
Crítica Literaria, del libro de Jon Zabal
Palabra de Mago Por Niko Vidal
Hace algunos años tuve la suerte de asistir a un encuentro de magos en la hermosa ciudad de Bilbao, España, en donde “vi” uno de los mejores espectáculos de mentalismo de los que tenga recuerdos. Digo vi, entre comillas, debido a que en el lugar donde se realizó me encontraba tras un bloque gigante de concreto, el cual obstruía parcialmente mi visión y que, sin embargo, no fue obstáculo para poder disfrutar de tan afanosa presentación. Es más, no caí en cuenta de dicha construcción hasta una vez finalizado el show. Es que la magia y mentalismo de Jon Zabal es dinámica, potente, entretenida, energética y sumamente comercial, tanto así que aunque solamente lo escuches, podrás saber perfectamente lo que está pasando en todo momento y disfrutas de la misma manera que si estuvieras en primera fila y sentado. Fue todo ese dinamismo y energía el que Jon Zabal plasmó dentro de su libro Palabra de Mago, en donde encontrarás rutinas fuertes, comerciales y siempre enfocadas al disfrute del público. Jon es un mago dedicado al profano, pero con métodos que pueden engañar al más avezado mago.
DESAFÍO MÁGICO
Palabra de Mago se divide en tres grandes partes, la primera referente al mentalismo, el cual es presentado de una forma fresca y renovada, en donde la rutina El poder de la intuición te permite demostrar gran control sobre el azar bajo un gran riesgo siempre controlado. En la segunda parte, dedicada a la cartomagia, destacan buenas presentaciones para principios y juegos ya conocidos. La última sección del libro trata sobre la escritura de guiones. Jon, desde su experiencia y estudios, plantea una forma simple y fácil de entender; el paso a paso de cómo escribir un guión para los efectos mágicos, presentando ejemplos y estimulando con ideas tu creatividad, lo que sin duda resulta bastante atractivo y novedoso para el mago lector. En resumen, palabra de mago es una obra entretenida, llena de ideas, con principios probados, métodos interesantes y que no requieren de gran complejidad técnica. Es un libro pensado para el público profano y del cual todo mago puede absorber esa aura comercial que produce Jon Zabal, esa aura que ni un bloque de concreto puede detener. l
Queridos lectores, con este nuevo número volvemos a plantearles dos nuevos retos, esta vez enfocados netamente en el guión y la presentación.
Desafíos de Presentación
Describir una charla original, a modo de guión, para los efectos: —“Between your palms” de Alex Elmsley. —“Reset” de Paul Harris. Las respuestas se recibirán al correo rincon.mago@gmail.com. Los ganadores para cada uno de los desafíos, recibirán un premio sorpresa y serán publicados en el siguiente número de El Rincón del Mago. ¡Los esperamos!
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DREAMS EL EPISTOLARIO
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Criticar no es una práctica sencilla. Al hacerlo debemos asumir responsabilidades, pensar y repensar nuestras palabras, reflexionar respecto a su necesidad. Aquella es la razón que motiva este epistolario, el primero de la Revista. Un breve intercambio de correspondencia online entre Luis Albornoz y Felipe Pérez.
Paradójica. Así es la situación en mi cabeza amigo. Por una parte, el texto tan bien escrito y señalando las claves que viste en la presentación y por otra tener la certeza de que criticar una obra es tan complejo y delicado. Pienso en el sentido, en el “por qué”. Por qué hacer una crítica y compartirla con la comunidad mágica. ¿Cambiará el rumbo de la magia? ¿Ayudará a mejorar? ¿Modificará algo? Poner sobre la mesa las debilidades del otro (debilidad según nosotros) hasta dónde aporta y hasta dónde genera separación y resentimiento. No tengo las respuestas para ello, pero sí tengo certezas. Tengo la certeza de que como movimiento mágico estamos en pañales (seré generoso al decir movimiento, ya que no existe, pero supongamos). Lo puedo decir con algo de propiedad después de hacer Atacamágica durante 10 años, entre otros proyectos. Estamos recién aprendiendo. Tomamos decisiones torpes, apasionadas. Pero todas son honestas, no hay trampa. Pero volvamos a los espectáculos locales, a los que hace Américo, Cristian, tú, las Sesiones Imaginarias, Dreams. Búsquedas, experimentación, esfuerzo, pasión, torpeza. Es paradójica la situación en mi cabeza amigo porque me gustó mucho el artículo, pero no sé si en este momento de la historia de la magia en Chile, poner los huevos en la canasta de la crítica a este tipo de espectáculos va a ayudar a un movimiento que necesita tanto cariño. Me imagino a mi hija mostrándome un dibujo. Cómo no valorarlo, quererlo automáticamente sólo por el hecho de existir y pensando a largo plazo, ¿cuál sería el efecto de un rechazo a esa obra que me entrega con amor? Así siento la mayoría de los emprendimientos. Primero, quererlos, después, si me preguntan, diré lo que opino, con cariño. Con excesivo cariño. Porque pucha que se necesita. No conozco otra forma de que las cosas avancen. Un abrazo, Luis.
Estimado Luis: Antes que nada, muchas gracias por tus palabras honestas. Cual sea la decisión final, créeme que tendré tu criterio muy en cuenta. Es cierto, la razón por la que solicité opiniones respecto de la opinión es porque justamente me siento en esa posición; paradójica. Tengo claro que este tipo de eventos, tan locales, a veces rudimentarios, pero llenos de amor y sinceridad, no buscan nada más que la sana propagación de la magia; que es, de cualquier forma que sea, algo digno de aplaudir indistintamente de los resultados. Sin embargo,
también mantengo en mente que el rol de nuestra revista es hablar (y no hablar por hablar, por su puesto) de lo que está aconteciendo en el mundo mágico nacional. De cierta forma contamos con una responsabilidad social auto-impuesta; la de divulgar cualquier tipo de iniciativa local, precisamente como la de estos muchachos. Por lo mismo, creo que no solo es relevante, sino necesario involucrar a Dreams en la discusión. Ahora bien, también creo profundamente que el crecimiento al cual te refieres justamente pasa por decir las cosas, sin ánimos de ofender, pero tampoco raspando la condescendencia, pues es cierto que callar frente a un problema es tan dañino como felicitar a alguien cuando comete un error. Golpetearnos las espaldas para luego criticar el trabajo de nuestros colegas está lejos de cualquier imaginario personal. Y es ésa mi discusión interna. Creo, pienso, siento que debo decir algo al respecto; pues de alguna forma me veo reflejado en el trabajo de los chicos. Yo mismo he estado en esa situación; consiguiendo espacios, estando sobre las tablas, creando, equivocándome inmaduramente frente a un público, aprendiendo. Y entiendo perfectamente el lugar tan vulnerable en la que se encuentran (y en la tan cómoda posición en la que hoy me veo, teniendo la oportunidad de criticar desde el asiento). Son entonces mis principios de decir con modestia lo que pienso frente a lo que no me parece con el afán de hacer crecer la magia en Chile con los que escribo, dimensionando perfectamente las implicancias de estos actos en todas sus aristas. Pensando un poco, me di cuenta que cuando escribo críticas (si repasas lo que he hecho anteriormente) tiendo a hacer una lectura sobre los hechos. Adjetivo mucho los hechos, como una forma de transmitir subjetividad a través de lo que vi. Cuando la crítica es positiva, la ilumino y comparto sin reparos, pero cuando no, la tiendo a solapar, a que suene lo más sutil posible, aún teniendo la posibilidad de ser lascivo, lacerante. Creo que lo hago debido a que no me siento en la posición adecuada para criticar; honestamente, no tengo ningún título, ningún galardón, ninguna experiencia sobre las de los otros que me ubique en algún lugar de mayor autoridad para ofrecer mi opinión. Como dije antes, soy yo también –parte de mi– la que está adelante. Criticar a los chicos es criticarme a mi mismo. Y así lo entiendo, así lo veo y siento. Entonces, ¿qué puedo hacer? Tengo el ímpetu, el talento y la oportunidad para darles espacio nacional al trabajo de los muchachos, y desaprovecharlo sería incurrir en los errores que yo mismo critico. En esta posición, creo que la posibilidad que me resta es ser más consciente de mis palabras, quizás repasar todo
el texto nuevamente, ser honesto en los comentarios pero más empático en las reflexiones y, probablemente, dar mayor relevancia a la conclusión final; en especial a cuando menciono la parte del espejo; pues al final, un poquito de todos está sobre la escena, una parte de nuestros aciertos y errores. Que sea la honesta humildad la que critique... vaya lío en el que me metí... Un abrazo, estimado. Quedaré atento a sus otros comentarios. Felipe.
Qué grande Felipe. Entiendo perfecto, muchas gracias por tu feedback. Es verdad, es complejo. Creo que la tolerancia sería una buena participante de todo esto: Duro con las ideas y blando con las personas. Ser tolerante no es respetar cualquier idea. Creo que es un concepto mal aprendido, ser tolerante no es respetar las ideas del otro. Tolerancia por ejemplo es decir “ser racista es una idea de mierda, yo no respeto esa idea”, pero no porque seas racista te voy a cachetear apenas te vea. Por lo tanto la tolerancia es con la persona, no con su idea. Es por eso que no deja de quedar colgando mi duda (duda, no certeza), ¿realmente tenemos derecho a hacerlo? ¿vale la pena? Si bien merecemos que la crítica no sea un golpeteo en la espalda, tampoco merecemos nada que sea duro con la persona, no siento que estemos aún para eso. De alguna forma me da la impresión de que la crítica en el espacio de magia actual es como relatar un partido de barrio con Pedro Carcuro, móviles y 10 cámaras. Quizás en la magia, aún no tenemos la cancha en las condiciones necesarias para algo así. Por último, si el objetivo final es “que la magia mejore” quizás hay otros caminos, no condescendientes y más potentes que transmitir ese deseo en la revista. Reuniones de reflexión, conversaciones, capacitación. Unirse. Es lo que se me ocurre querido Felipe, mis respetos y creo que la revista es tremenda, tal como va, un gran aporte. Un abrazo grande, Luis. l
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EL SALÓN ENCANTADO Y
RICARDO RODRÍGUEZ La noche del sábado 25 de abril, la sala Pata de Cabra volvió a abrir sus puertas, esta vez, a todo público. En un ambiente sofisticado pero distendido, alrededor de 80 personas se congregaron para entrar al Salón Encantado. Por Felipe A. Pérez
Era como un sueño que se hacía realidad. Al fin, en Santiago, el público quebró sus relojes y se adentró en el atemporal espacio que puede ofrecer la buena magia. De pronto todo en esa sala se tornó expectativa; las murallas y las alfombras, las pinturas, sus magos y las luces, las sedas rojas del telón de fondo, las butacas y la gente. El Público. Y es que no era sólo la certeza de que veríamos buena magia, de que nos reencontraríamos con el asombro. Además aquella noche, y por vez primera, el Teatro Pata de Cabra iluminó su potestad e intuyó su protagonismo. Se dio cuenta que no sólo será un espacio para el reencuentro de nosotros mismos, sino también –y mucho más importante– para la creación de audiencias, la gestación de un público entusiasta y criterioso, pero exigente. Según Tamariz, la magia de Ricardo Rodríguez se ve y disfruta sin sobresaltos; vaya qué difícil ser más preciso con la realidad. Durante la función Ricardo desplegó su experiencia e indudable conocimiento de manera honesta y cómoda. La atmósfera distendida y cercana que ofrece Pata de Cabra, sumada a la presencia de público mayoritariamente profano, permitieron que los clásicos se sucedieran fluidamente en sus manos –como agua en un río– de principio a fin. Es alucinante percatarse cuán suave es el desarrollo del show a pesar de la dificultosa tarea que el artista se impone. El espectáculo transita entre efectos verbalmente presentados e intervenciones dramáticas que cada tanto suenan por los parlantes de la sala. Existe un esfuerzo por conciliar –dicho en sus palabras– dos miradas estéticas que dialogan durante el transcurso del show y encuentran su cumbre hacia el final de la propuesta tras la revelación de una predicción, alcanzando un nivel de claridad y coherencia difícil de ver en aproximaciones semejantes. El espectáculo estuvo lleno de manifestaciones personales. Su maestría técnica se desliza sin sospechas tras sus favoritos como el Chop Cup o su tan española versión del viaje de monedas con una seda roja, mientras que su entendimiento estructural de la magia se revela más puntualmente en su exquisita versión de En todas partes y en ninguna. Más allá de lo teórico-práctico, el deseo, la vigorosidad y la pasión bien se resumen en la Carta apuñalada; sintetizando su simbolismo sutilmente entre los mil detalles que la componen. Incluso sensibilidad: justo cuando el público pide un respiro, el artista introduce los Pompones Chinos, efecto cuyo valor estético se multiplica por unos simples detalles, pese a su charla y estructura sencillas. No hay dudas: Ricardo Rodríguez es como el Rey Midas de la magia. No obstante, si de algo sirve aclarar, el único punto difuso estuvo en las cosas. Aunque la disposición de los elementos fuera atractiva a primera vista, un mayor trabajo de escenografía potenciaría tanto más su mensaje. Es cierto que la sala no ofrece mucho más lugar para trabajar, pero bien se podría repensar el uso del espacio. En todo caso, vale decir que la experiencia completa difícilmente se ofusca en aquellos detalles. Lo que prevalece en cambio, es la persona. Es aquel cúmulo de intimidad lo que eleva su trabajo a dimensiones artísticas. Tal como aclara Teller, aquí hay un punto de vista, hay una sensibilidad, hay amor, odio y deseo. En breves minutos, Ricardo abre preguntas, toca sentimientos, responde porqués y ofrece su opinión. De a poco se revela a sí mismo en su propia magia, sobre la escena, mostrándose tal cual es, definido; la síntesis de un trabajo profesional y acabado que hoy ilumina la capital.
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FOTOGRAFÍA: FELIPE A. PÉREZ
La Magia en la Ciencia, parte I:
SUS HISTORIAS EN LA HISTORIA Por Felipe Guevara
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Tal como apunta García-Molina (2011), mientras la ciencia busca explicar los misterios que presentan los fenómenos naturales, la magia trata de esconder estos principios y muchas veces los distorsiona, con la finalidad de ilusionar y sorprender. Como científico y como mago, he intentado estudiar cómo ambos mundos se han entrecruzado a lo largo de la historia y es lo que iré resumiendo en este apartado de El Rincón del Mago. En todo ámbito científico, cada investigación debe ser publicada en revistas indexadas (incluidas) en bases de datos reconocidas. Entonces, la primera pregunta que surge es ¿Existirán artículos científicos indexados que giren en torno a la magia? Al realizar una búsqueda en la base de datos Scopus, la base de datos más grande de citas y resúmenes científicos, utilizando como criterio de búsqueda la palabra magic en artículos de investigación científica, podemos observar cómo, desde la década de 1980, se ha producido un aumento casi exponencial del uso de la palabra en cuestión. (Figura 1A). Estas publicaciones abarcan diversas materias de estudio, siendo las que más utilizan el concepto, las ciencias físicas, química e ingeniería (Figura 1B). Sin embargo, siendo rigurosos, se debe tener en consideración que la búsqueda se realizó tomando en cuenta aquellos artículos que incluyen la palaba magic en su título, resumen o palabras claves, y no necesariamente relacionan la ciencia con la magia. Por ejemplo,
en el campo de resonancia magnética nuclear existe el llamado magic angle, cuyos artículos científicos relacionados se ven reflejados en la gráfica. Aunque los primeros datos obtenidos en la búsqueda se remontan a 1833 (punto al que volveremos más adelante), algunos siglos antes, en la época de gloria del renacimiento Italiano, arriba a Milán el matemático Luca Pacioli (1445-1517). Pacioli, gran amigo de Leonardo da Vinci, en su afán por llevar al público general sus conocimientos en el área de las matemáticas, comienza a recopilar una gran cantidad de principios matemáticos, a la vez que intenta encontrar una manera entretenida para presentarlos a la gente de la época. Adornó estos principios con desmostraciones dinámicas y atractivas, historias y elementos que los convirtieron en verdaderos juegos de magia. De esta manera, su trabajo se transformó en lo que hoy se conoce como el primer libro de magia de la historia, al que Pacioli tituló “De viribus quantitatis (el poder de los números)”. Hoy en día podemos consultar el manuscrito original, el cual se encuentra accesible para todo el mundo en el siguiente enlace: http://www.uriland.it/matematica/ DeViribus/Pagine/index.html. Y podemos conseguir alguna de las copias reimpresas gracias al Conjuring Art Research Center: http://conjuringarts.org/2011/05/ de-viribus-quantitatis-by-luca-pacioli/. Y es así, como el primer libro de Magia del que tengamos conocimiento, fue escrito por un divulgador de la ciencia.
Ciencia y magia parecen ser dos disciplinas cuyas finalidades son completamente contrarias. Sin embargo, han cruzado sus caminos a lo largo de la historia en innumerables ocasiones.
Figura 1. Evolución del número de artículos (A) y su desglose por áreas temáticas (B) indexados en la base de datos Scopus que utilizan la palabra magic en su Título, resumen o palabras claves. Bibliografía: García-Molina, R. (2011). Ciencia recreativa : un recurso didáctico para enseñar deleitando. Revista Eureka Sobre Enseñanza Y Divulgación de Las Ciencias, 8, 370–392.
Cambio de sándwich, ¡flash! Desde Concepción, Ricardo Arredondo Este efecto lo ideé después de leer un efecto de Fernando Keops (El sándwich de Keops, Página 884, GEC Tomo IV de Roberto Giobbi). Me gustó, lo encontré bonito y visual, pero a mi juicio, tiene el problema que el cambio del sándwich se realiza con la baraja en las manos, con las cartas en contacto con la baraja, lo que le quita algo de limpieza y sin duda deja en la mente del espectador algún posible cambio con las cartas de la baraja. Con esta idea, se me ocurrió este efecto. Es similar, con la diferencia –gran diferencia a mi parecer– que el cambio de sándwich se realiza sin tocar la baraja, siempre con 3 cartas en las manos, de forma muy clara y visual.
baraja una carta de doble cara), y si tú dejas la baraja en la mesa despreocupadamente, ya estás diciendo eso de forma inconsciente. Con las cartas así, dices “Se dice que los magos, a veces usamos ayudantes o compinches, y si, es verdad, a veces tenemos ayudantes que nos facilitan la tarea de encontrar una carta, y se los demostraré con el siguiente juego”. En ese momento, forzarás las dos cartas en top; la superior a un espectador de tu izquierda y la segunda a otro de la derecha. El forzaje da lo mismo cómo lo realices, es tu elección dependiendo de lo que le dé más naturalidad a las acciones que realizas de forma frecuente. Lo importante es que recuerdes quien lleva cada carta, por lo que lo más fácil es entregarle la carta de top (9 de Diamantes) al espectador de la Efecto izquierda y la top2 (Reina de Trébol) al espectador Se dan a elegir dos cartas, por ejemplo un 9 de de la derecha. Una vez forzadas las cartas, mezcla la Diamantes y una Reina de Trébol. Luego se sacan dos caraja manteniendo la carta doble-cara en bottom. cartas similares, que son las cartas que estarán encar- Luego, sube las 2 cartas inferiores a la parte superior gadas de encerrar cada una de las cartas escogidas, del mazo, de modo que la carta doble cara, ahora las que resultan ser, las dos Reinas de Color Negro. quedará en la posición top2 (Imagen 2). La primera carta (el 9 de Diamantes), es hábilmente Cuando los espectadores hayan mirado sus cartas, atrapada por el mago, pero al momento de preguntar toma la carta del espectador de tu izquierda y la segunda carta, ocurre el problema. Una de las “piérdela” en la baraja haciendo un tilt que deje la cartas (la Reina de Trébol) que envuelve la primera carta en top3. Así, la primera elección queda en resulta ser la elección del segundo espectador. El tercera posición, bajo la carta doble cara. La segunda mago mostrando claramente el 9 de Diamantes, carta escogida (Reina de Trébol) piérdela haciendo un encerrado por las dos Reinas Negras, da un chasquido tilt que la deje en segunda posición. y ahora es la Reina de Trébol, la que es encerrada Con las cartas en esa posición, se puede mezclar un por los dos Nueves Rojos, el 9 de Diamantes y el 9 de poco, siempre manteniendo el orden de las cuatro Corazones. primeras cartas. En ese momento, realiza una cinta con las cartas cara abajo sobre el tapete (sin estirar Método y charla las últimas cartas para que no se vea la carta de doble Se necesita una carta doble cara que, en este caso, cara) mientras dices “Yo dije que iba a encontrar será un “9 de Corazones/Reina de Picas”. La prepalas cartas que ustedes escogieron, gracias a unos ración inicial es la siguiente, con la baraja caras hacia ayudantes. Pero antes de buscar sus cartas, debo abajo: en Top1 el 9 de Diamantes, en Top2 la Reina de llamarlos a ellos…”. Recoge las cartas y realiza un Trébol y en bottom la carta doble cara, con la Reina corte deslizante reteniendo con el pulgar la top y de Picas orientada hacia arriba y el 9 de Corazones en volviendo a poner el paquete cortado en su sitio. Así, contacto con el tapete. nos quedan encima las 3 cartas que nos interesan. Con esta preparación comienzo la charla con las (Imagen 3) cartas en cinta sobre el tapete, con las caras hacia Hecho el corte, se chasquean los dedos y se arriba (Imagen 1, se exagera la apertura en las cartas realiza un Top Shot, para realizar la aparición de en preparación). Esto ya le da subliminalmente al los dos ayudantes, las dos Reinas de Color Negro; espectador la señal de que no hay nada raro en la quedándote en la mano derecha la Reina de Trébol y baraja (uno debe hacer como que no hay nada raro, en la Mano Izquierda el resto de la baraja y encima la nada trucado cuando en realidad tenemos en la Reina de Picas (doble cara).
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“¡Ahí están! Las dos reinas negras, mis ayudantes que encontrarán tu carta”. Mientras digo eso, paso la Reina de Picas de la mano izquierda a la derecha, dejándola sobe la Reina de Trébol y dejo la baraja y las Reinas en la mesa, para mostrarlas más claramente. Es importante que lo anterior se lo digas directamente al espectador de la izquierda, enfantizando que es tu carta, la del primer espectador. De esta forma eliminamos la pequeña probabilidad de que el espectador de la derecha quiera detenernos en la mitad del juego para decir “¡hey!, ¡Pero una de esas cartas yo la escogí!”, aunque eso no ocurra prácticamente nunca. Lo que buscamos es que, tras atrapar la primera carta exitosamente, al momento de preguntar por la segunda, se produzca una sensación de fallo aparente que, idealmente, no se debe percibir sino hasta ese momento. Por eso hablamos de tu carta y no de sus cartas. Ahora, toma las Reinas en tu mano derecha y la baraja en tu mano izquierda, una vez hecho esto, dices: “las Reinas las tomaremos de esta forma, pareciendo que van a comer algo, que van a atrapar algo. Quizás no puedas ni darte cuenta cómo ellas me ayudan, pero si miras bien puedes ver lo que pasa…” a medida que dices eso tomas las reinas como pinzas, para recibir entre ellas una carta que vas a lanzar con tu mano izquierda (Imagen 4). Realizas nuevamente un Top Shot y recibes entre las Reinas, el 9 de Diamantes, que resulta ser la primera carta escogida (Imagen 5). (También está la opción de hacer el primer sándwich con otro lanzamiento, es tu decisión. La idea es que el 9 de Diamantes llegue cara arriba entre las dos Reinas Negras). Una vez atrapado el 9 de Diamantes, deja las 3 cartas en la mesa caras hacia arriba. Saco el 9 de Diamantes por un momento y lo muestro girándolo, dejando sutilmente ver su dorso. Una vez hecho eso, devuelvo el 9 de Diamantes entre las dos Reinas de Color Negro, tomando luego la baraja para extenderla sobre la mesa caras hacua arriba. Dirigiéndote al espectador de la derecha, pregunta “¿cuál es tu carta?, el trabajo no está completo, las Reinas tienen que atrapar la tuya también…”. Mientras preguntas, busca con la mirada, secretamente, el 9 de Corazones. Una vez que lo encuentres, cierra la extensión, corta por él y déjalo en bottom. Deja la baraja cuadrada cara abajo en la mesa a tu lado izquierdo. El espectador de tu izquierda contestará y dirá “La Reina de Trébol.” En ese momento mira las cartas de la mesa, dándote cuenta que allí se encuentra la Reina de Trébol. Comenta “… bueno, quizás ahora no pueda atrapar la Reina con habilidad como la primera, porque por más habilidad que tenga para encontrar una carta de la baraja, no puedo, porque la carta no está ahí… ¡Pero si se puede hacer un poco de magia!”, al decir eso, debes tomar las 3 cartas del Sándwich extendidas en tu mano izquierda (de izquierda a derecha: Reina de Trébol, 9 de Diamantes, Reina de Picas). Puedes mostrarlas y “contarlas” (me refiero no explícitamente, sino a pasarlas una a una de una mano a la otra). Cuádralas en tu mano izquierda y déjalas en posición de dar, consiguiendo una separación con el meñique izquierdo bajo la primera carta (Reina de
Picas). Llegado ese momento, viene un movimiento que he visto hacer a dos grandes magos, Jean Pierre Vallarino y Helder Guimarães. Es algo así como un medio salto con una mano. Desafortunadamente, no he encontrado datos sobre esta técnica, de hecho, en el dvd de Guimarães aparece sólo nombrada como “volteo de cartas.” La técnica que en este juego se usará tiene una pequeña variación que paso a explicar a continuación.
Técnica: medio salto a una mano con cambio de perspectiva
Como mencioné anteriormente, tienes las tres cartas en tu mano izquierda en posición de dar, con las caras hacia arriba (la carta superior es doble cara) y mantienes un break bajo la Reina de Picas doble cara. El pulgar está sobre la Reina de Picas en el punto medio de la carta y el índice está por el dorso haciendo presión con la falange distal. Ahora viene el movimiento, el meñique (con el dedo medio y anular) se retraen y con la ayuda del dedo índice que hace presión por el dorso, voltea secretamente las dos cartas inferiores. Hecho sólo el volteo, ahora las cartas deberían quedar tomadas por un lado, por el pulgar y por el otro lado por el dedo medio y anular, y en el siguiente orden desde top a bottom: “Reina de Picas doble cara, Reina de Trébol cara abajo y 9 de Diamantes cara abajo”. Pero ese no es todo el movimiento, mientras se realiza el volteo secreto, se cambia el sentido de las cartas, de modo que los cantos cortos de las cartas que apuntaban hacia ti (perpendicular a tu cuerpo), ahora giran en 90º hacia abajo, dejando la palma de tu mano orientada hacia tu derecha; de modo que ahora las cartas quedan de forma paralela a tu cuerpo (de izquierda a derecha, 9 de Diamantes dorso hacia ti, Reina de Trébol dorso hacia ti y Reina de Picas mirando hacia ti, pero 9 de Corazones mirando hacia el espectador) y frontales a la vista del espectador, lo que convierte este cambio en un cambio que comienza en la mesa, pero termina de forma vertical. (Imágenes 6, 7, 8, 9 y 10) En ese momento, el cambio ya está hecho. Comienzas en mesa con dos Reinas negras entre el 9 de Diamantes, y terminas a la vista del espectador con la Reina de Trébol entre los dos Nueves Rojos. Entonces con las cartas frente a ti, lo que queda a tu vista, es la parte “expuesta” del cambio, lo que no se debe ver, pero por el otro lado, se ve el cambio realizado. (Imagen 11) Yo realizo el cambio al momento de hacer un chasquido de dedos, es muy visual y parece un cambio instantáneo. Además el chasquido sirve para disimular el sonido que puede producir el realizar el cambio, porque en sí, no es silencioso, aunque practicándolo bastante, puede emitir muy poco ruido. A veces lo hago con un chasquido, a veces con un silbido (casi como un efecto especial), o bien con ambos, de modo de eliminar la atención o duda que pueda causar el sonido de las cartas. Una vez hecho los volteos, se cambia de sentido las cartas, pasándolas una a una a la mano derecha con la carta del centro más arriba que las otras dos. Las pasas una a una a tu mano
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derecha y en ese orden, las devuelves a tu mano izquierda para retirar la carta del centro. Recién ahora, vuelves las cartas a la posición “perpendicular a tu cuerpo” (paralelo al tapete), al volver las manos, vuelves con las cartas caras hacia abajo (la doble cara está tapada por la carta de encima) y volteas cara arriba la Reina de Picas, dejándola en la mesa. Volteas en tu izquierda las dos cartas restantes dejándolas cara arriba (ocultando la doble cara que ahora quedará encima) y realizas una “Flustration count” para mostrar las dos cartas como si ambas tuvieran dorsos normales. (Eso sí, sin hacer mucho énfasis en los dorsos, es una cuenta despreocupada y sutil). Una vez hecha la Flustration, te quedas con las cartas en la mano izquierda cara arriba, y con la Reina de Trébol en la mesa dices “Ahí está, la Reina de Trébol tu carta…” mientras dices eso, arrastras la Reina algunos centímetros hacia adelante… cambio de mano los Nueves Rojos (a la derecha) y le digo al espectador “¡Toma tu carta!, ¡Revísala!” y a la vez tomo la baraja (que está cara abajo) y al acercarla a mí queda cara arriba. Adhiero los Nueves Rojos (9 de Diamantes normal sobre el 9 de Corazones doble cara), sobre el 9 de Corazones normal. Ahí se realiza una acción de descuido y olvido y a la vez que dejas las cartas, dices como si hubieras olvidado, mostrando las dos primeras cartas… “¿Pero una de estas cartas era tu elección?” mostrando las dos primeras cartas, el 9 de Diamantes normal y el 9 de Corazones doble cara que está en la baraja (sobre el 9 de Corazones normal). El espectador te responderá que su carta era el 9 de Diamantes, y se la entregas también para que la examine. Al momento que le entregas el 9 de Diamantes al espectador de tu izquierda, te quedas con el 9 de Corazones doble cara encima de la baraja, en ese momento se están examinando las cartas, eso te da todo el tiempo de realizar un tranquilo “Second Deal” y dejar en la mesa, el 9 de Corazones normal cara arriba, para terminar de esa forma el juego, completamente limpio y con la posibilidad de dar todo a examinar.
Detalles
Al final, no acostumbro a dar a examinar el 9 de corazones. Simplemente hago el cambio y lo dejo en la mesa. Si alguien lo pide, lo entrego, sino, una vez devuelta las cartas, se juntan con el 9 de corazones y en ese momento se puede mostrar de forma sutil el dorso. O bien, entrego las 3 cartas a los espectadores para que las pierdan en la baraja para continuar el siguiente juego (para eso se debería haber empalmado la carta doble cara y haberla retirado de la baraja). Es tu decisión cómo realizar el juego, quizás prefieras hacerlo con sólo un fallo aparente, eligiendo sólo una
carta. También es una opción válida. Personalmente prefiero hacerlo con dos elecciones, para hacer participar más a los espectadores. El juego tiene la particularidad de tener un clímax vertical, algo que personalmente me gusta mucho. Se realiza el cambio de sándwich y el cambio se ve frontal a la vista del espectador, en una posición en la que el mago queda casi ejerciendo una jerarquía sobre el efecto. Se ve el cambio de las cartas y sobre ellas, el rostro del mago, aconsejaría como bonito detalle, realizar el cambio y sonreír; creo que le da un buen efecto al cambio y sobretodo deja una bonita fotografía de ese momento en la mente del espectador.
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Viajes a menor escala Desde Santiago, Pablo Leal Tres monedas viajan misteriosamente desde una cajita a bajo una carta a la vista de los espectadores.
y la deja en la mano izquierda al tiempo que dice… “… que debiera ser más o menos en este sector (con el dedo índice se hacen movimientos circulares sobre el Materiales y preparación sector en cuestión)…”. 1 Caja Boston con 3 monedas de plata en su interior y El mago vuelve a tomar la carta con la mano derecha, una cuarta en el espacio secreto de su base (yo utilizo pero esta vez pinzando la moneda originalmente monedas de medio dólar). oculta en la mano izquierda y deposita ambas en 1 pedazo de UHU Tac pegado por debajo de la mesa, el mismo lugar que antes, al tiempo que dice: “… a unos 5 cm a la izquierda de la ubicación proyectada ¿de acuerdo? Bien, entonces comenzamos. ¡Primer del tapete Acto!…” El mago hace un movimiento mágico con la mano Primera fase derecha sobre la caja y con aires de misterio dice: El mago saca a escena la Caja Boston cerrada entre los “Listo”. Independiente del gesto mágico, durante éste dedos índice y pulgar de la mano derecha y la deja en el mago debe adoptar la posición representada en la el centro del tapete, procurando no revelar la moneda Fig. 3. oculta en su parte inferior (Fig. 1). Toma la caja con los dedos izquierdos, de manera El mago explica el efecto, diciendo: similar a la tomada con anterioridad. “Si todo ha “¿Conocen el famoso acto de magia en el que el mago salido bien… (con la mano derecha, se abre la tapa y se mete en una caja, desaparece y reaparece un lugar se deja a un costado. La izquierda entonces vuelca absolutamente distinto? Bueno, vamos a hacer algo las monedas sobre la mano derecha y esta lanza las parecido, pero en menor escala…” monedas sobre el tapete hacia la izquierda, pero Al tiempo que dice la palabra “bueno….”, el mago esta vez retiene una de las monedas con el robo toma la caja con los dedos índice y pulgar derechos y por fricción de Benzais)… justamente, una de las los pone directamente sobre los dedos izquierdos (en monedas desaparece de aquí… (casi sin pausas el dedo posición del empalme de los dedos) y sin pausa alguna índice derecho, con ayuda del pulgar, voltea la carta retoma la caja por sus costados para elevarla hasta la hacia atrás dejando ver la moneda inicialmente oculta punta de los dedos izquierdos, los cuales la sujetan allí. Se debe procurar no mostrar la moneda oculta a la vista del público (Fig. 2). En los dedos izquierdos que está en descanso de los dedos)… y por supuesto queda una moneda oculta. reaparece aquí”. La mano derecha abre la tapa de la caja al tiempo que Se hace una transferencia de la moneda en descanso dice: de los dedos derechos a los dedos izquierdos en la “En vez de un mago, vamos a utilizar estas 3 acción de tomar la cajita con los dedos derechos (Fig. monedas…”. Al momento de decir “3 monedas” la 4). Al tiempo que se muestra la cajita vacía, se dice: mano izquierda vuelca las 3 monedas a la mano “¡Desaparece de verdad señores!” derecha, la cual las lanza al tapete de derecha a izquierda (vista del mago) en un movimiento similar Segunda fase al robo por fricción de Benzais. Esta acción, si bien “Se puede repetir, ¿Quieren que lo repita?. Ya se es inocente, servirá para condicionar un movimiento puede ver la cara de desesperación de algunos. No tramposo más adelante. se preocupen, que es normal. Muchísima atención… El mago sigue explicando: “Además vamos a utilizar ¡Segundo acto!”. un elemento adicional, que será esta carta (saca Normalmente los comentarios anteriores generan una carta desde el bolsillo superior izquierdo de la algo de risas en los espectadores, lo cual se aprovecha chaqueta con los dedos derechos), la que nos va a para realizar un movimiento secreto que simula dejar servir nada más que como una referencia del punto las dos monedas dentro de la cajita, cuando en la de llegada de las monedas…” realidad se deja solo una. Es así: La mano derecha deja la carta en el sector exterior La cajita se sujeta de manera similar a la posición de derecho del tapete. Repentinamente la vuelve a tomar un French Drop. La mano derecha pinza una moneda
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entre los dedos índice y pulgar (el resto de los dedos contraídos) y la introduce a la cajita. Estos dedos vuelven, esta vez a tomar la segunda moneda, pero en el camino hacia la cajita los dedos mayor, anular y meñique se extienden, a la vez que los dedos pulgar e índice se contraen, en una posición muy similar al Falso Depósito Ilusorio, explicado en el Bobo (Fig. 5). Se debe llegar a esta posición en el momento exacto (no antes) en que los dedos llegan a la boca de la caja. Justo en ese momento, los dedos izquierdos dejan caer la caja sobre la moneda oculta en empalme de los dedos, lo que genera un “Click” que enmascara perfectamente el sonido que produciría la segunda moneda al introducirse a la caja. Los dedos derechos vuelven a tomar la cajita por sus costados y la dejan en el tapete y luego se toma la carta volteada con los dedos pulgar e índice y se vuelve a voltear dejando la moneda oculta bajo ella. Luego, carta y moneda se vuelven a colocar en el lugar de la moneda que acaba de aparecer. Finalmente, se tapa la caja haciendo hincapié en la claridad de lo expuesto. Todo lo comentado ocurre previo al momento en que decimos “Segundo acto”, según lo descrito anteriormente. Se vuelve a hacer un gesto mágico con la mano derecha (adoptar postura de la Fig. 3). Se toma lentamente la cajita con la mano izquierda, se saca la tapa con la derecha (se deja a un costado) y se vuelca lentamente la moneda restante. Seguidamente y de manera clara se voltea la carta hacia atrás, mostrando que ahora hay 2 monedas.
Tercera fase
Se puntualiza el hecho de que resta sólo una moneda y por esa razón se repetirá el efecto de una manera diferente. Se toma la carta con la mano derecha y se transfiere a la izquierda con el pretexto de indicar a alguien del público ubicado a la derecha para que ayude. Luego, la carta y la moneda se pinzan con los dedos pulgar e índice de la mano derecha al tiempo que se hace el gesto de cubrir con la mano izquierda con la intensión de que el espectador ayudante cubra las dos monedas que ya han viajado. Al mismo tiempo la mano derecha desliza la carta bajo estas dos monedas con el pretexto de acercarlas al espectador ayudante y cuando éste finalmente cubre ambas monedas, los dedos derechos sueltan la sujeción de la moneda oculta y se retira la carta de la mano del espectador. Esto permite cargar una moneda extra en la palma del ayudante de manera insospechada. La carta se deja nuevamente en el bolsillo de la chaqueta, explicando que ya no se requerirá más en el juego.
Seguidamente, se deja la cajita junto a la última moneda en el sector de la esquina izquierda del tapete más cercana al público y se le pide a alguien próximo que tome esta moneda y la introduzca en la cajita. Una vez que la moneda esté dentro, se acerca la palma izquierda abierta hacia arriba y se le indica al espectador que deje la cajita en los dedos izquierdos. Luego, el mago pone la tapa también en los dedos, según muestra la Fig. 6. El mago indica “Recuerden muy bien esta imagen. Esta imagen representa, de alguna manera, la claridad que estamos intentando generar”. En este punto se ejecuta la técnica Lightning Turnover de David Roth3, que permite cerrar la cajita al tiempo que se voltea dejando la base hacia arriba y la moneda en contacto con los dedos izquierdos. Se deja la caja nuevamente en el centro del tapete, quedando la moneda oculta en la mano izquierda. El mago dice “¡Tercer… y último acto!”. Al igual que las veces anteriores, se realiza un gesto mágico en la posición adoptada en la Fig. 3, pero esta vez se aprovecha de esta postura para descargar secretamente la moneda por debajo de la mesa, gracias al UHU Tac preparado con antelación. Hecho el gesto se dice “¡Ya!” y se muestran claramente ambas manos limpias. Se toma la cajita como muestra la Fig. 7, con los dedos derechos tomando la cajita y los izquierdos la tapa. Ahora, simultáneamente ambas manos se giran palmas hacia arriba, girando a su vez la cajita y su tapa, pudiéndose mostrar claramente tapa y caja absolutamente vacías (Fig. 8). Finalmente y de manera dramática se pide al espectador ayudante de la derecha que levante su mano. El mago cuenta en voz alta las 3 monedas mientras recibe el caluroso aplauso de su público.
1. Personalmente en este punto me gusta realizar la clásica enseñada de cartas, en la que se desliza la moneda hacia el extremo del borde derecho de la carta al tiempo que se muestra su cara, de manera de ocultar la moneda tras los dedos de la mano derecha. Esta técnica se explica en el Bobo, en el contexto del juego Monedas y Cartas, de Glen Harrison. 2. Movimiento de Paul Harris, puede encontrarse en el tercer volumen del video Stars of Magic N° 1 dedicado a este artista. 3. Lightning Turnover de David Roth. Se puede encontrar en su libro Expert Coin Magic.
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