Revista spes unica nº 39 enero 2014

Page 1

Año 5 Nº 39

Spes Unica

Alessandro Bavari

a s t r o l o g í a , t a r o t , p o e m a s , c u e n t o s y o t r o s c u e n t o s . . .

Escriben y colaboran en este número:

Horacio Otheguy Riveira; Mariano Liébana; Gisela Courtois; Elisa Pérez; Guillem de Rubenhor; Chabela Ximénez; Oscar Ramentev; Roberto Langella ENERO 2014


Pá gin a

2

S pe s

Un ica

Consultorio Astrológico Spesunica

Regale y regálese su propia carta natal astrológica (nuestro informe es elaborado de manera completamente artesanal y personalizada); NO ES PRODUCTO DE PROGRAMAS DE COMPUTADORA. Incluye: Análisis de la carta natal propiamente dicho, análisis del horóscopo personal anual, informe sobre vidas pasadas, lista de heráldicas, mapas astrales a todo color. Obtenga gratis un ejemplo de nuestro producto en nuestro sitio de descargas, y comprobará la calidad del tratamiento y presentación. Con el encargo de dos cartas natales (parejas, padres e hijos, etc.) REGALAMOS un informe sinástrico (comparación de cartas, para evaluar compatibilidades e incompatibilidades de la relación). Los primeros 15 consultantes de cada mes recibirán un informe numerológico (personalidad y destino) GRATIS. Descargue gratis desde nuestra sección de links el programa de Videoconferencias Skype, para que podamos atender on line las lecturas de Tarot y runas celtas; nosotros le diremos cómo instalarlo y configurarlo. Escríbanos para que podamos brindarle mayor información sobre nuestros servicios y formas de pago. Tómese unos segundos para visitar todas nuestras secciones, donde hallará más detalles. Visite nuestra web y vea más detalles, listas de precios, y encuentre en nuestros blogs artículos interesantes sobre astrología y otros temas; ¡los esperamos!.

www.spesunicastrologia.com.ar


Pá gin a

3

S pe s

Un ica

Sumario Editorial

4

Cuestión de tiempo, por Gisela Courtois

5

El asesino, por Oscar Ramentev

6

La mujer en llamas (capítulo 3), por Horacio Otheguy Riveira

8

El misterio de la cama de las rosas talladas, por Chabela Ximénez

14

Se me cayeron las alas

16

Festín de señorita, por Guillem de Rubenhor

19

Silencio roto, por Elisa Pérez

23

Otra vez Gricel (1º entrega), por Roberto Langella

26

¿Quimicontás?, por Mariano Liébana

29

Prácticas adivinatorias extrañas: La frenología

31

La astrología, eso en lo que (no) todos creen, por Roberto Langella

35

Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella

38

El arte de Alessandro Bavari

40

Horóscopo

43

Sumario de números anteriores

44


Pá gin a

4

Feliz 2014 para todos

Y

a hice y deshice esta nota mil veces, desde mil lados diferentes.

2014 promete algo nuevo, todavía no sé qué es, parece pedir u obligar a definiciones, definiciones de índole interna, que nunca son las más fáciles de asumir. Esta revista cumple hoy 39 meses. No sé bien cuáles son los tiempos madurativos de una publicación, no sé si ya es adulta o todavía sigue siendo un bebé; sé que como revista ha ido evolucionando a través del tiempo, mejorando respecto de su contenido integral y llegando cada vez a más gente, por el boca en boca, supongo, porque se habrá ido volviendo cada vez más interesante, quizás. Ya lo he contado otras veces, esta revista nació como prospecto de publicidad para mi trabajo de astrólogo, procurando resultar interesante y no volverse spam, y la verdad es que nunca dejó de servir a su primer propósito, pero a la vez empezó a cobrar vida propia, podría cambiar de oficio y la revista seguiría teniendo vida propia. Ustedes saben, no soy un astrólogo convencional del tipo que te dice ―deja que los astros te guíen en tu camino al éxito‖. No, yo jamás prometo éxito alguno en nada con el servicio que ofrezco, mis cartas natales son nada más que un diagnóstico de la realidad lo más objetivo posible, lo más objetivo que me sale. Y no ofrezco terapia ni demasiado consuelo; no dejo sola a mi consulta luego de entregarles mis informes, pero la verdad, es que luego de eso de mí no pueden obtener mucho más que la palabra de un amigo.

S pe s

Un ica

También mi perfil en Facebook me sirve de ―vidriera‖ para lo que hago. Muchos de ustedes me conocen de allí, algunos de los cuales son mis amigos. Tengo una manera particular de ser, ustedes lo saben. Muchas personas me encargan trabajos con el ánimo de ―a ver qué tiene el Lange para decir de mi vida‖. Saben que a veces me pongo medio salvaje y que soy desaforado, pero también saben que soy muy observador, que tengo una mirada crítica de las cosas, que no soy un tipo superficial. Bueno, es algo que también reditúa en mi beneficio laboral. Sé hacerme querer. Quizás tenga una manera particular de expresar mi afecto, pero a quienes quiero saben que los quiero, y a quienes no, también saben que no. Trato de no prometerle a nadie lo que sé que no puedo darle. Seguramente también genero expectativas en algunos, que después me sobrepasan, que no sé cómo atender. O permito que otros lo hagan conmigo. El año recién comienza, es un brote, una promesa de algo. Habrá que cuidarlo para que pueda rendir su fruto. Ojalá este año permita las definiciones que ofrece o exige. Ojalá ya no tengamos que vivir en la expectativa ni en el deseo que no transita. Les deseo lo mejor de la vida a todos y cada uno.

Roberto Langella. Enero, 2014.


Pá gin a

5

S pe s

Un ica

Cuestión de tiempo tiempo, por Gisela Courtois Cronos Cronos, (dios del tiempo, hijo de Urano), sabía que el Destino lo había condenado a ser destronado por uno de sus hijos varones. Por esta razón se apresuraba a devorar a todos los hijos de sexo masculino. Fue en el cruce Lavalle y Esmeralda. Dos Arcanos amigos se encontraron. y a juego muy antiguo se llamaron: Apostar con la osamenta humana. Los hombros encogidos y las manos ocultas en los húmedos bolsillos. Siguieron hacia el norte y hacia el río, y el paso detuvieron en Callao. Eligieron, así, el lugar exacto en donde la virtud apostarían de sus crías mortales, que andarían con sendas ansiedades de verano: una, con ilusión y desencanto, otro, con desazón y fantasía. El encuentro sería inesperado y esperado a la vez, ya lo sabían. La sorpresa fue tal que no alcanzaron más que torpes y míseras sonrisas, y el tiempo libre, que estaba planeado por los dioses con toda su malicia, jugaba así a favor de los mortales que, inocentes, ya cruzan la avenida. (Callao nunca estuvo tan serena, y encendida de sol como ese día) Con mesa de por medio comenzaron con lo muy natural, lo muy sencillo; mas, poco soportó el delgado hilo que amordaza la boca del encanto (aquel que despertaba, en otros años el ver que la miraban sus pupilas) Soltaron imprudencias en la charla como sólo lo hicieran en sus sueños o se atrevieran en oscuro encierro para en cuatro suspiros olvidarlas. Notaron, no sin algo de renuencia, en sus horas y meses del pasado

coincidencias que casi volverían fidedignos los cuentos más profanos. Es que aquellos arcanos se ponían a jugar y a bailar, de vez en cuando. Pero ellos, está claro, no sabían, de Cronos y sus altos mandatarios. Se insinuaba la magia, como entonces y con ella la corta despedida prolongada con calles más angostas con trámites, tropiezos y mentiras. Corrientes y Pasteur los separaba. (¿Que sabía de ellos la incesante multitud presurosa? ¿Qué quedaba más que un beso a favor, que en dos instantes mudara ya en tibieza entre sus caras?) Ella siguió escaleras hacia el Subte. El continuó camino sin mirarla. “Hasta casi mañana”, o “Hasta el lunes” los arcanos emprenden retirada. El uno que anda siempre en Rivadavia, el otro en dirección al aeropuerto. Y quién sabe, en la lógica del tiempo si esa próxima vez era una década, ocho vidas, un día, una semana.


Pá gin a

6

S pe s

Un ica

El asesino, por Oscar Ramentev

E

l primero en morir fue su padre, a los 91 años de edad, presa de un infarto, algo que él deseó con todas sus fuerzas ocurriera, con las vísceras, por lo que estaba convencido que eso fue lo que mató al anciano, lo que le hizo estallar el corazón. Su deseo, su solo deseo de que el órgano colapsara. Si había algo de lo que Juan había aprendido en la vida, era acerca de la fuerza del deseo. Lo supo al ver una película del cine mudo ruso, cuando aún era un púber, donde en una escena se veía a un mistagogo fijándole la mirada a su víctima, a ésta tomándose el pecho con dedos agarrotados, con gesto de horror caer de rodillas, y sucumbir. Eso no podía ser algo más que la fuerza del deseo, se dijo Juan, por más que en los cartones del guión de la película se leyera algo referido al poder de la mente. Probó primero con pequeños animales, con pollitos, con ratones, los insectos eran los más fáciles de matar, solo bastaba odiarlos a todos. Con los mamíferos medianos, perros y gatos, ya no era tan fácil, presentaban mayor resistencia, había algo en ellos que resistía a su fuerza de deseo. Entonces se decidió a dejar de gastar energía en tonterías, para dedicarse a concentrar su atención en quien le representaba su némesis, su

propio padre, la figura de su odio concentrado. En 1982 pensó que ya lo tenía. Un primer pre-infarto tuvo a la familia en vilo durante los cinco días hábiles de una semana. Pero el hombre fue internado en una clínica privada y se recuperó. Todas las noches de esos días –noches de luna llena – Juan pasó horas largas sentado a las sombras en un banco del jardín, concentrado en mirar a la ventana de la habitación de su padre, en la planta alta del viejo caserón. Finalmente, en 2012, consiguió que el viejo vil muriera. Aunque quizá –si es que efectivamente alguien puede matar con la sola fuerza del deseo– tal vez entonces Juan primero haya matado a su madre. Sus esfuerzos con mamíferos medianos habían sido tan infructuosos, a la vez que largamente sostenidos y esperanzados, que en determinado momento Juan

se dijo que dedicaría su vida al solo efecto de reunir la fuerza de deseo necesaria para liquidar a su padre, aunque semejan esfuerzo le extenuara al borde del colapso. Juan amaba a su madre, por lo que llegado el momento deseó que ella muriera primero, pero por su propia cuenta, no realmente por su deseo, porque de otro modo, si la mujer sobrevivía a su marido, entonces sí él debería más tarde desear su muerte. Digámoslo de una vez por todas, Juan era algo tonto. No advirtió que su deseo de no tener que desear en su lógica sería el oxímoron que destruiría a su madre. Es lo de menos en esta historia, Juan jamás iba a darse cuenta de ello. La cuestión es que murió primero su madre –de muerte natural– luego su padre, en su idea, asesinado por él.


Pá gin a

7

Juan era hijo único y no tenía más familia. Por fin voy a vivir en paz, se dijo cuando arrojó las cenizas de su padre desde el muelle de los pescadores. Heredó de su padre la estancia, el viñedo, la bodega, una flota de camiones y una pródiga cuenta bancaria. Y el viejo caserón en Buenos Aires, claro está, con todo su contenido, y California, la perra pekinesa. Estúpida perra de ojos saltones. Parece un Critter. Si la mojo se vuelve un monstruo y me come. ¿De qué planeta habrá venido? No es un perro. Considerarla tal es un insulto para los de su especie. Y la odió con tal vehemencia y arrebato, que una mañana apareció muerta, simplemente estaba seca y dura, tirada en el cuarto de baño. Tomó su cuerpecito y lo metió en una bolsa de arpillera. Salió a la calle con el paquete en una mano y caminó unas cuadras. Lo arrojó dentro del primer contenedor de basura que halló. Ahora sí voy a vivir en paz, se dijo de regreso a su casa. Echaba la culpa del resquemor que le había torturado durante toda su vida, a su padre, quien en su opinión había alimentado su odio, en base de su frialdad y rígida disciplina. Y es posible que eso fuera objetivamente real, Juan se había ejercitado en el odio desde muy temprana edad, y encontraba en su padre el motor de ese odio, de tanto odio. Lo que Juan no calculó es que desaparecida la fuerza propulsora, aquel odio iba a mante-

S pe s

nerse por inercia. Y entonces dudó de que su padre hubiese sido el real motivo de su tormento. Dudó de no haber estado, desde el principio, haber estado proyectando su propia monstruosidad en la pobre figura de aquel hombre, aquel hombre, el empresario, el pionero, finalmente, el anciano. Y bastó la duda para odiarse a sí mismo como jamás a nadie. Y entonces corrió hasta la gaveta en su casa donde guardaba el revólver, en el piso de arriba, corrió por las escaleras como un animal enloquecido, como un perro pekinés histérico. Pero no llegó nunca hasta el arma, el corazón le estalló primero.

Un ica


Pá gin a

8

A

S pe s

l

principio

Un ica

los

te al Parque del Retiro, donde to-

guno de nosotros pueda hablar

cirujanos se mos-

dos tenían reservada su habita-

con la paciente. Lo hemos in-

traron recelosos.

ción: distinción, confort y silencio

tentado pero siempre nos dije-

Algunos de ellos se retiraron en

en un ambiente tan impoluto co-

ron que estaba descansando.

desacuerdo con el planteamien-

mo una clínica privada de alto

— Mi esposa así lo quiere. Ne-

to y la situación general que

standing, ideal para aligerar tensio-

cesita reposar. Ha padecido un

consideraron

nes. Allí les dio la confianza que

gran estrés. Ella misma ha deci-

neurótica‖.

necesitaban, convenciéndoles de

dido que no quiere conocerles

— Esto parece un ritual religio-

que se trataba de una gran oportu-

hasta después de su recupera-

so y yo no soy ningún sacerdo-

nidad; les recordó quiénes eran,

ción,

te.

les aduló dando brillo a sus laurea-

vuestras manos en señal de

— ¿Dónde están los avales psi-

dos éxitos, y les invitó a experi-

aprobación y felicidad comple-

quiátricos?

mentar sin titubeos. Enseguida

ta.

— No puedo alterar mi agenda

logró un notable clima de camara-

Y a continuación entregó a cada

por algo tan arriesgado.

dería, y en cuanto percibió la

médico un documento firmado

— En ningún momento se si-

atmósfera adecuada pulsó un tim-

ante notario en el que la señora

gue el protocolo internacional,

bre y tres camareros desfilaron

Eloísa Benamejí Iturralde les

el deseo de cambio físico y

con exquisitos bocados. Sólo un

daba plenos poderes, con la

aprobación técnica de la pacien-

invitado se abrió camino entre las

aprobación de un conocido

te.

bandejas y produjo un diálogo

psiquiatra que garantizaba su

Una vez retirados algunos ilus-

inquietante que Legaré resolvió

buen estado de salud mental.

tres, Marcial preparó nueva

con la eficacia que los demás re-

En el mismo sobre, el primer

puesta en escena para conquis-

querían, ansiosos por ponerse la

cheque con regalía inesperada.

tar a los que seguían en la lista.

mascarilla y sentir en sus manos

A la mañana siguiente, estos

Les convidó a un cóctel en una

de látex el afilado instrumental.

magistrales sin arrugas, varias

suite del Hospes de Madrid, fren-

— Resulta preocupante que nin-

veces operados entre sí, inicia-

―excesivamente

cuando

ya

estrechará


Pá gin a

9

S pe s

Un ica

ron la travesía sobre el PlanetaEloísa, un paisaje con posibilidades asombrosas donde empezaron siendo monstruos con las manos chorreantes de sangre, avidez en la mirada y lascivia en la boca, para terminar creyéndose ángeles en la reconstrucción de un ser vivo que andará y se emocionará y gozará con partes ajenas, con implantes artificiales y humanos, con un rostro perfeccionado, estirado y retocado hasta lograr la belleza escultural imaginada. La aventura de estos genios del bisturí incluyó aportes insólitos. Por ejemplo, el hallazgo del médico alemán Wilhelm von Droichter-Leberman,

quien

co al que ni siquiera se ha queri-

modándole el cuello y los hom-

logró modificar el olor corporal

do denominar para dejarlo en el

bros, y haciendo de su trasero

de la paciente hasta dar con el

aire exclusivo de sus felinos mo-

unas nalgas celestiales. Dos pala-

aroma escogido por su esposo

vimientos.

bras que le fascinaron y se repi-

tras numerosos descartes, apar-

También intervino el especialis-

tió día y noche hasta incluirlas

tando de sí los vaivenes de la

ta brasilero Joao Mendes Silva

en su publicidad posterior en

vainilla, de las rosas de Escocia o

que modificó sus caderas sin

castellano y en portugués, su

el jazmín de Tokio combinado

necesidad de prótesis, en un

lengua vernácula: nalgas celestiales,

con gotas de menta caribeña,

birlibirloque de huesos y múscu-

nádegas celestiais.

para descubrir al fin un olor úni-

los de gran precisión, reaco-

Y por último tuvo cabida la des-


Pá gin a

10

S pe s

Un ica

treza del aragonés Hilario Ga-

instalaciones hospitalarias, pues

portaba una elegancia que deja-

briel de Hinojosa, quien logró

contenía cuanto pudiera necesitar.

ba fascinados a quienes le serv-

estirarle la piel de la cara en

Nada le faltaba: andadores para

ían. De pocas palabras y bonda-

conjunción con unas bellísimas

cuando no debía forzar las pier-

dosos gestos, actuaba como

orejas, junto con un cuero cabe-

nas, trapecio sobre la cama para

hechizada por vivencias hospi-

lludo que le permitiría germinar

ayudarle a algunas rehabilitacio-

talarias que le resultaban muy

naturalmente un caudaloso ca-

nes, espléndido servicio de auxilia-

gratas. Encontraba un notable

bello rubio.

res de ambos sexos, somníferos y

placer en la resistencia a los

revitalizantes para buenos desper-

dolores, la tirantez de las cicatri-

l doctor Marcial

tares, bien dispuesta para respon-

ces, el olor de las medicinas, las

Legaré de la Fon-

der a los nuevos ímpetus amoro-

molestias según la posición del

tana filmaba los

sos de su marido, de pronto nece-

cuerpo, las heridas, los pun-

hechos, las preparaciones y las

sitado de una Ebe participativa,

tos… todo lo cual recibía siem-

consecuencias y apagaba la

renacida de la larga temporada de

pre las mejores atenciones, y en

cámara cuando la desnudaba

pequeñas muertes entre operación

el transcurso del martirio iba

para sí, en exclusiva, durmiente

y operación.

produciéndose una lenta recu-

o despierta, bien iluminada por

Marcial organizaba cada momento

peración que la llenaba de satis-

artefactos teatrales. Detenía la

vivido dentro y fuera de la casa

facción, como cuando se esfor-

filmación en sus hombros des-

con una paciente modélica, ajena

zaba por asearse sola a pesar de

nudos o el comienzo de los

al menor incordio, que sólo pedía

los dolores o andaba un poco

senos. Siempre en el entorno

de tanto en tanto determinado

más de lo previsto, para luego

del gran dormitorio de su dama:

postre.

echarse en la cama como en un

grande, barroco, con cortinas

— Hoy me apetece un flan con

lecho de rosas, un premio a la

de terciopelo azul, alfombras

nata y cerezas, si no es mucha

voluntad de asumir cierto coraje

mullidas que daban la sensación

molestia. Y esta noche helado de

ante la piel mudada, la tensión y

de andar por el aire cuando sus

vainilla con nueces de macadamia,

reajuste de su cuerpo deambu-

preciosos pies descalzos se dis-

por favor.

lando por una vivienda a la que

ponían a recorrer un hogar que

Todo lo demás parecía darle igual.

le habían quitado todos los es-

era una prolongación de las

Cuando salía del sopor cotidiano,

pejos.

E


P Pá gin a

11

S pe s

Un ica

or las tardes veía

no te preocupes, es normal.

cendio, pero no se atrevió. Te-

documentales mu-

— Mañana.

mió que la sola mención pudie-

sicales

solía

Por el rostro reluciente de la pia-

ra estropearlo todo. Ella le

compartir con Marcial, embele-

nista cayeron lágrimas silenciosas

apretó las manos necesitada de

sados por un amplio programa

que él saboreó acercándole su bo-

su fuerza, y él besó las suyas.

de clásicos. De pronto aban-

ca al cuello, los hombros, hasta

Besó sus dedos uno a uno, y le

donó el sillón y se sentó ante la

quedarse un tiempo en su busto

asaltaron náuseas. Tuvo que

mesa con las manos arqueadas

con cicatrices encantadoras debajo

retirar la mirada sobre esas ma-

como si estuviera ante el tecla-

de los pechos llenos y altivos. An-

nos. Comprobó en ellas una

do de un piano, y puso la espal-

siaba preguntarle si esta afición

fealdad

da bien recta, como la de una

musical tenía que ver con una pro-

mal en contraste con el resto

profesional

lo

fesión, acaso toda una vida entre

del cuerpo maravillosamente

que podría ser el tema que so-

corcheas y semifusas hasta el in-

rejuvenecido.

que

interpretando

naba en el dvd: acordes severos, in crescendo, hasta lo que él imaginó un allegro vivace que la dejó exhausta, sin fuerzas para levantarse. La cogió en brazos y la llevó a la cama. La reanimó con sales y le susurró: — Mañana tendrás un piano. — Por favor, que sea un Steinway. — Así será. — Es muy caro. — Mañana tendrás un Steinway. — No será tan fácil. A lo mejor tardas más de una semana, pero

horrible.

Envejecían


Pá gin a

12

S pe s

— Te dejo descansar tranquila.

de pie junto a un gran piano, ves-

Cenaremos juntos.

tida de blanco con espléndidas

Dio la orden de localizar un

manos en las que destacaban lar-

Steinway vertical. Le costaría

gos y bellos dedos brotando de un

entre 16 y 25 mil euros. Pre-

dorso sin arrugas, manos hermo-

guntó el precio de uno de cola y

sas y ágiles sobre teclas tan ena-

le respondieron que en torno a

moradas como él de ese ser fasci-

los cien mil, pero que para ma-

nante que tenía las piernas ligera-

ñana imposible. Entonces in-

mente abiertas, con libertad para

dicó que le daba igual cualquie-

impulsar los pedales, apretando

ra de los dos con tal de que se

suavemente los muslos, disfrutan-

lo enviaran mañana a cualquier

do del roce de su ropa interior

hora y a cualquier precio. Y

sobre la piel ardiente.

después habló con el mejor especialista en manos y llevó su propia mano derecha al corazón como si fuera a estallarle. Estaba tan imbuido del placer operístico de Ebe que en ese gesto de llevar una mano al corazón se vio subiendo en el ascensor del inmenso escenario del Teatro Real, sentado en un trono mientras la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por Miguel Roa, atacaba Luisa Fernanda de Federico Moreno Torroba. Detenido el ascensor, entraba por un lateral su mujer,

Continuará

Un ica


Pรก gin a

13

S pe s

Un ica


Pá gin a

14

S pe s

Un ica

El misterio de la cama de las rosas talladas talladas, por Chabela Ximénez

C

reo que eran más de las diez de la noche cuando encontré a mi padre trabajando en su taller de restauración. No es que sea restaurador, no, mi padre es pintor de brocha gorda pero como dice mi madre, "se da arte" con esto de sacarle la edad a los muebles viejos o desechados. Aún no le ha dado por rastrear en los mercadillos o buscar lo que la gente tira, todo llegará, aunque tiene, eso sí, la habilidad de dar con ellos como si tuviera un radar orientado. En cada proyecto de obra y pintura que acomete, consigue algún mueble para restaurar, un trabajillo extra para el fin de semana con el consiguiente disgusto de mi madre, que no encuentra el momento libre adecuado para hacer el ansiado viaje al Caribe, que se llevan prometiendo toda la vida. En ello estaba cuando llegué para mi cena familiar semanal, no con el sueño del viaje al Caribe sino con la realidad de una preciosa cama victoriana entre las manos. - Pero ¿quién te ha dado eso?- Le pregunté. - ¿Puedes creerlo? El

hotel que estoy pintando lo tenía en el sótano y pretendían que lo tirara al contenedor. En realidad no suelo prestar atención a los muebles que mi padre rescata de las fauces del olvido, pero esa cama tenía una belleza espectacular aún sin restaurar. El cabecero era de madera y tenía en el centro unas rosas en relieve maravillosamente talladas.

Los traveseros estaban trabajados en forma de avispero de roble macizo con un calado imposible de definir de tanta dificultad y ornamentación artesanal como encerraban. Me contó mi padre que entre cuatro hombres no pudieron mover aquella cama y que tuvieron que optar por desmontarla, para lo cual emplearon casi tres horas. No podía salir de mi asombro. Durante más de un mes fui cada día a ver los progre-

sos que iban consiguiendo, pacientemente, con aquella obra de arte. Y digo iban porque la viajera caribeña también se unió a los trabajos y anduvo forrando de terciopelo salmón cuanta superficie plana encontraba, dándole un aspecto de bombonera lujosa al resultado. Era sencillamente espectacular lo que estaban consiguiendo. Mientras ellos trabajaban, queriendo quizás hacerme un hueco en el proyecto o por pura y simple curiosidad, yo me dediqué a investigar la historia del hotel, de su constructor, de su decorador, de las personas importantes que pasaron por él en los casi doscientos años de historia de su existencia y lo cierto es que quedé francamente sorprendida. El primer dueño del edificio fue un duque alemán, un incansable viajero que se estableció en nuestra ciudad después de casarse en América. De allí fue precisamente de donde trajeron los cargueros de madera para el interior del hotel, de la mismísima selva amazónica, de donde se creía que era originaria la esposa


Pá gin a

15

de nuestro duque. Dicen las crónicas de esa época que todos los muebles fueron encargados en un famoso taller de Flandes y que se tardó más de diez años en inaugurar el hotel, por la dificultad para el transporte y el coste que supuso. Pero lo más interesante estaba en las historias de la historia, es decir, en la leyenda que arrastraba. Se decía que existía un verdadero interés por dormir en la suite nupcial del hotel y que los más distinguidos personajes habían llegado a mayores por acceder a ese privilegio. Al parecer, según contaban, después de pasar una noche en aquella habitación se les revelaba en sueños la solución a las decisiones que debían tomar para encontrar el camino hasta la felicidad. Era tal la fuerza de aquellas revelaciones que se decía que en aquella cama llamada "la del ramo de rosas" fue donde se decidieron los nombres de muchos gobernantes de la Europa de la época y también donde se determinaron muchos proyectos y conjuras. Soy una mujer adulta, no creo en cuentos de hadas ni de brujas, pero hoy estoy realmente nerviosa e ilusionada. La cama lleva ya diez días majestuosa, presidiendo la habitación de mis padres, siendo admirada por unos y envidiada por otros, y hoy por fin yo voy a dormir en ella.

S pe s

Tengo la intranquilidad y el hormigueo en la boca del estómago de cuando me mandaban a dormir de pequeña en la noche de Reyes. Claro que no creo en poderes misteriosos ni en bulos de pueblo, ni en historias de brujas amazónicas, pero me siento expectante por lo que quiera que sea que pueda ocurrir. Tengo la sensación de que es una noche importante y no es porque mis padres me pidieran que cuidara de su casa mientras no estaban, es otra cosa que no sé explicar. Aquí me encuentro, a los pies de esta cama de la leyenda, pensando si no tendría que haberle hablado a mis padres sobre lo que averigüé de su procedencia. Podrían haberme contado algo, si es que había algo que contar. Ahora casi me da miedo acostarme y ellos no están aquí para aconsejarme qué hacer. Si no me equivoco, en estos momentos su avión debe estar tomando tierra a orillas del mar Caribe. Quizás ese sea su camino para encontrar la felicidad.

Un ica


Pá gin a

16

S pe s

Un ica

Se me cayeron las alas (parte 24) A la memoria de Eduardo Daniel Melgar

#437 02-dic-2010 23:49 Roberto Langella Apmap, la nueva Alejandría. Tierra legendaria y exótica si las hay, adonde van a recalar sabios, filósofos y alquimistas de todas partes del mundo, y a la que ya visualizaban los esenios en sus trances. El sindicato de camioneros tiene un muy lindo campin ahí. #438 02-dic-2010 23:53 Eduardo Daniel Melgar Ahora que lo dice, conocí una bolita de vidrio que atendía una verdulería en lo de los coreanos y todo lo que rodaba al hoyo eran batatas pasadas y para disimular agrandaba el hueco con el dedo y me lo mostraba ¿qué es un agujero negro, qué es? me decía y luego agregaba: "yo sé que su abuelo era una bolita de vidrio y que no era torero en Quito como le dicen los abogados (yo pretendía la gorra de nique) sino que era vendedor de perros calientes en Pongo". Las bolitas con que juegan nuestros niños tienen neuronas ópticas (véase el artículo sobre gemas) y sacan patitas cuando uno apunta mal. ¿Para qué quiere las llaves? ¿Para quedar encerrado?

#439 03-dic-2010 0:05 Simón Domínguez Barahona De vuelta a casa, maese... ¡salud por eso!, suerte con el ratón cojo, y bueno, en algo tiene razón, los únicos que van a las corridas son las altas sociedades, entre ellas los abogadillos hijos del infierno (sin ofender a algún doctor legal, pero en realidad sí los odio, ¡ja!) si la pampa es la nueva Alejandría ¡mi Quito chiquito es los jardines de Babilonia! ¡Estoy a un artículo para nominarme colaborador experto y hablar de tú a tú con ustedes, mis sempais! Ah, sí, ¡Alma manda a decir que por qué sale de la tumba! (no es cierto, solo me duele el rabo de tanto estar sentado y tengo ganas de molestar a alguien). #440 03-dic-2010 0:06 Roberto Langella Tiene razón. Es que las luces de la ciudá me marean. Me voy a comprar un mazo de cartas de oyo, a ver si me revela una realidad distinta (bueno, seguro que sí, ¿no?), o si no me compro el último cidí del dipac chopra, que en musimundo lo tienen en oferta. A veces me parece que los bolivianos y los coreanos se miran con bronca, pero no sé, no me haga caso. Y ojo con los perros calientes de Pongo, que al agua con que los hier-

ven la cambian semana por medio. #441 03-dic-2010 0:14 Roberto Langella Si los abogadillos del infierno esos de los que habla no son mexicanos, todo bien, insúltelos nomás. Hagamé caso: Cómprese un gato y siéntese sobre él. Fijesé que Seijas se la pasa sentado y siempre se lo ve contento, ¿cómo cree que hace? #442 03-dic-2010 0:27 Simón Domínguez Barahona Me encantaría tener un gato, dudo que dejaría que me siente en él pero bueeeno...lamentablemente no puedo, tengo en casa dos bebés de 4 meses y una hermana alérgica a los gatos. Así que lo más cercano a un gato podría ser un peluche o la película de los gatos jazz de Los aristogatos… #443 03-dic-2010 0:31 Roberto Langella Qué predicamento. Ya sentarse arriba de una hermana es un poco más complicado, máxime si la chica es alérgica. Sentarse arriba de los bebés, olvídelo, todo el mundo sabe que los bebés muerden. Le sugeriría una gallina, el problema es que tienden a poner huevos cuando uno las aprieta.


Pá gin a

17

Bueno, si me aprietan yo también pongo huevos, aviso. #444 03-dic-2010 0:58 Eduardo Daniel Melgar Mi amigo S´al Amín, árabe arrepentido, me ha dicho que los alféizares de las ventanas corroen a las miradas. ¿Y cómo puede ser eso, si los paseantes miran para adentro solamente unos segundos? le digo. Es suficiente, agrega el docto, si usté estrena calzoncillos dirán que ostenta un frac a la hora del té, si en ese momento se rasca rollo II dirán que hace hula-hula con una llanta de bici, si bosteza dirán que es tenor y todo así. La ilusión y la fantasía se hacen en segundos, la verdad tarda más. Como me quedé mirándolo tal vez un poco caribobo, agregó: Cuando se apoye a mirar por la ventana, ponga los codos de adentro, nunca de afuera. Aaahhh... #445 03-dic-2010 1:00 Eduardo Daniel Melgar Y recuerden, ser críptico es importante, pero ser apócrifo lo es mucho más. #446 03-dic-2010 1:41 Simón Domínguez Barahona Creo que por eso los de mi generación me miran raro, desde siempre me han gustado palabras como alfeizar o retablo o goznes; o tantas otras maravillas que seguramente se me pegaron en la época donde mis contemporáneos se iban de fiesta mientras yo me quedaba en

S pe s

mi casa a leer. ¿Y saben qué? Si volviera a vivir haría lo mismo. Sabe qué, capi, mejor ni intento sentarme en mi hermana que ella sí que muerde, las enanas en cambio no me dejan concentrarme cuando lloran si me siento en ellas. #447 03-dic-2010 1:47 Roberto Langella Y además, qué manera elegante de decirme que alféizar va con acento en la e de dedo, de republicano y de desfachatez (¿La RAE se ocupa de oficializar arcaísmos mal escritos?, me pregunto). Por ahí encontré un hilo suyo, maese, de otro foro, que se me había pasado por alto. Otra gema de su obra antológica. Hola Roberto, para un escritor perder algo puede ser una suerte (simpatía con el destino), dado que lo escrito escrito está y si es algo bueno, no desaparece de la mente. Con el tiempo, puede ser mejor (fe en la idea) y siempre conviene tener un boceto, el argumento (como en los sueños) que puede completarse a partir de frases breves y concisas. El escritor (bien que lo sabrás) siempre toma notas porque escribe en las circunstancias más extrañas. La mente es un borrador. Caló.

Un ica

#448 03-dic-2010 1:50 Roberto Langella Caso extraño el de sus enanas que no muerden, debe ser una variedad de Quito, imagino. A mí una vez me mordió un enano, y hubo que llamar a los bomberos para desprendérmelo. Si no vuelvo es que me quedé dormido. #449 03-dic-2010 2:47 Eduardo Daniel Melgar Los enanos siempre me intrigaron. Desprecio a los muy altos, porque hablo bajo. Los obesos me causan perplejidad, los mudos admiración, los muy flacos me inspiran gastronomía, los sordos envidia y los rengos me inspiran ritmos. Yo que he sido humildemente normal, me he muerto sin que nadie lo note. #450 03-dic-2010 2:52 Eduardo Daniel Melgar Esta es la hora, la noche. Duerman mansos y no pateen las sábanas, cuyas muecas insomnes son el secreto que nadie ve.


Pá gin a

18

S pe s

Un ica

Consultorio Astrológico Spesunica ! evo u ¡N

Informe de vidas pasadas: Nuevo servicio de Spesunica

Los eclipses solares y lunares prenatales nos brindan información acerca del karma de un individuo, las características en conjunto de sus vidas pasadas y el correlato que de ello puede deducirse respecto de su vida actual. Esquemáticamente, podemos decir que por el signo zodiacal de su eclipse solar es que se indica las lecciones que ha venido el individuo a impartir a sus semejantes, mientras que el signo de su eclipse lunar es la guía de lecciones que necesita aprender para una ulterior evolución del karma. Un resumen de esto se agrega en el informe convencional de carta natal que nosotros brindamos desde nuestros inicios. Ahora ofrecemos una versión extendida, con una información realmente profunda, detallada, y lo más importante, de uso práctico, complementaria a la de la carta natal, por lo que, podemos agregar, ni siquiera es necesario para el consultante creer en la reencarnación ni en la teoría del karma. El informe se divide en dos partes: la referida al eclipse solar y la respectiva al eclipse lunar, ambos según el signo en que hubieran ocurrido. Por cada parte se detallan las expresiones consciente, inconscientes y transpersonales de sus influencias, y una valorable información acerca de la integración física, que brinda un pormenorizado detalle de la forma que tenemos de somatizar nuestras cuestiones kármicas, es decir, una valorable información acerca de las causas de nuestros problemas de salud, física y psicológica. Para la adquisición de este servicio no es necesaria la realización de la carta natal, pero insistimos que en absoluto esta información reemplaza a la de la carta astral, sino que la complementa y profundiza. Se trata de un informe de entre 15 y 20 páginas en formato A4, tipo de letra tamaño 11. Para ver un modelo de este informe, hacer click aquí. Para mayor información acerca de este servicio, por favor comunicarse a robertolangella@spesunicastrologia.com.ar.

www.spesunicastrologia.com.ar


Pá gin a

19

S pe s

Un ica

Festín de señorita señorita, por Guillem de Rubenhor

¿

No echa de menos aque-

mi declive.

lla vida?

Se refiere al declive del género

Soy un hombre de 85 años

como arte.

felizmente retirado del mundo que

Exacto, al batiburrillo porno de clase

camina con bastón.

Z, muy traqueteado por Internet, las

¿Nadie le pregunta por sus bata-

prisas y la degeneración cruel de la

llitas?

pederastia. Si no le importa preferiría

Es lo bueno de una Residencia, lo que

hablar andando, en cuanto me quedo

tiene en común con la cárcel: todos

quieto me empieza a doler todo.

somos anónimos, sin otro pasado que el

Estupendo, a mí también me

que cada uno quiera contar.

conviene caminar.

Sólo pasó seis meses en prisión y

¿Lleva mucho tiempo con esa pierna

por un error.

nueva?

“¿Solo seis meses?”. Eso es muchísimo

No mucho, tardo en acostum-

tiempo.

brarme.

¿Quiere hablarlo?

Es usted muy guapa.

No.

Es muy agradable que me lo diga

¿Siempre le gustó ser actor por-

usted que ha conocido a tantas

no?

mujeres guapas.

ciones que nadie.

Hermoso trabajo, sí: copular con estilo,

No tantas, más bien pocas.

Aparentemente. Se puede fornicar a

retrasar el acto, acertar la caricia, si-

Creo que le va presumir de

mular la pasión…; muchos detalles,

humilde.

claro que me gustó, sobre todo cuando

Las mujeres que yo considero muy

empecé a dirigir y producir y logré tener

guapas son como usted, un encanto

éxito con la pornografía que yo conside-

fuera de lo normal que esconde infier-

raba con más clase..

nos y paraísos alternos.

¿Le sorprende tanto como parece?

¿Nunca le afectó la mala imagen

¿Se enamoró muchas veces?

Es usted una caja de sorpresas,

social?

Fui enamoradizo, sí, imposible no

Jamás. Únicamente me importó que la

serlo cuando se invaden tantos secretos

cosa funcionara, el negocio en sí mismo,

en el mundo prohibido del sexo.

que pasó por muchos altibajos antes de

Usted ha vivido menos prohibi-

diario y ser un monje torturado a la hora de la verdad, mirando los ojos de una mujer guapa que se resiste a tu amor. ¿Usted ha vivido eso?

más que un reportaje para un periódico me encantaría escribir un libro sobre su vida. Tal vez le dé esa oportunidad, aunque


Pá gin a

20

S pe s

Un ica

no sé, en tiempos me ofrecieron mucho

Creo que voy a desmayarme, le

ninguna explicación.

dinero y no acepté. Pero usted tiene un

pareceré una idiota renacentista

¿Qué fue de ella?

toque de perversión encantador.

al borde de la histeria, pero esa

¡Por Dios no me venga con que

podría ser yo perfectamente,

le recuerdo a Tristana! Es lo peor

aunque suelo sentirme la más

que me han dicho, que quieren

extravagante urbi et orbi.

acostarse conmigo para hacerlo

Con Leonor fuimos pareja en los años

con Tristana-Catherine Deneuve.

de mi mayor éxito, cuando todos me

Fue espantoso. No dormí duran-

creían una fiera sexual, un animal

te una semana, cada vez que co-

eternamente sabio y dichoso entre las

jeaba creía que me iba a desma-

mujeres más salvajes. Pero sólo la

Me parece que esto es demasia-

yar mientras mi amado huía de

amaba a ella.

do para mí, me estoy mareando,

mi lado. ¡Qué novela tremenda!

La única que no se…

La película menos, no tiene alma, pero la novela de Galdós es formidable, no me diga eso, dígame

No diga nada que pueda herirle. ¿Herirme o herirle?

Un día se marchó. ¿Y no le escribió ni una carta? Cartas sí, muchas cartas, cartas en papel blanco, celeste y verde con tintas azul, negra y roja. Cartas de amor y desamor literarios: amábamos los libros y había decidido abandonarme.

me duele mucho la pierna que no tengo y… No tema, señorita, sé guardar un secreto, y también sé que no publicará

que no lo pensó siquiera.

Es lo mismo, es igual.

esta parte de la entrevista.

Venga, siéntese conmigo debajo de este

Cuénteme, por favor.

¿Usted va a guardar mi secreto?

árbol, rindamos un homenaje a

Era ayudante de producción, bastante

Pero si usted no puede proteger-

Galdós, que a mí también me gusta

más joven. Asistía a todos los rodajes.

me, no puede salir de aquí, ape-

mucho, vayámonos a su época y recojá-

Durante una cena nos pusimos a con-

nas se mantiene en pie.

monos: he aquí al muy anciano rey del

versar. Había mucha gente, pero al

Hay muchas maneras de proteger a

porno con bastón, y la intrépida perio-

final sólo nos quedamos los dos bebien-

una muchacha tan guapa como usted,

dista con pierna ortopédica. ¿Puedo

do un exquisito vino en una terraza

muchas, por ejemplo le hará muy bien

tomarle una mano y besársela como si

frente al mar. Hablamos de muchas

saber que yo rezaré por su felicidad de

fuera un caballero? Gracias. Su piel

cosas pero sobre todo de literatura,

bella virgen… hasta que decida lo

huele de maravilla. No, no pienso en

teníamos esa pasión común, y en plena

contrario en plena libertad.

usted como en Tristana, aquella fue

madrugada fuimos a pasear por la

prisionera de un hombre ruin en una

playa y de pronto nos sorprendimos

sociedad mezquina, y usted se está

besándonos con la torpeza de los ado-

construyendo su propio mundo en una

lescentes, hasta que ella me desnudó

sociedad más libre. No, su toque de

por completo y me dijo: He soñado con

perversión es otra cosa porque me re-

tenerte desnudo sólo para mí. Pero ni

cuerda al único gran amor de mi vida,

entonces ni en los años en que estuvi-

una señorita de aire antiguo que adora-

mos juntos viéndonos a diario y amán-

ba la fiesta del sexo, pero evitando el

donos a menudo, dejó que fuera más

culmen, lo que se entiende como pose-

allá de mil caricias, y de la lengua

sión final.

entre sus muslos, y jamás quiso darme

¿Además reza? Es una caja de sorpresas en todos los sentidos. Se lo agradezco pero no me sirve de nada, a mí lo que me va a servir es contar su historia de amor con esa mujer y lo demás son tonterías, si no tengo ese asunto, que es el más suculento, el que más morbo tiene, no me van a pagar bien la entrevista, y


Pá gin a

21

S pe s

te que de aquel amor no dirá palabra. ¿Seguro? Seguro, y también le daré buenas fotos. Prometido, entonces. Sólo quiero pedirle una cosa. Una sola. La escucho. Siga acariciándome con la mirada. ¿Le gusta mucho que la desnude con la mirada? Mucho, si, y que me sorprenda mirándome cuando menos lo espero. Me sentiré muy bien obedeciéndole. ¿Le gustaría volver a tener aquella edad, repetiría la experiencia? Ya lo estoy haciendo, señorita.

quizás ni la publiquen, porque lo de que el rey del porno es un tipo culto, refinado y amante de la poesía no le va a interesar a nadie. Otra cosa sería si me contara detalles de orgías, de jueces y curas metidos a saco entre travestis o cosas así en el mundo del porno. Por supuesto que se lo contaré, señorita, con lujo de detalles, pero me prome-

Un ica


Pá gin a

22

S pe s

Un ica

Spes Unica vuelve a salir a la venta en versión impresa

La revista vuelve a estar disponible para la compra de la versión impresa, otra vez, a altíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo costo (yo no me llevo nada de esto, por la misma razón, se las arreglan con Issuu por el trámite). Les recomiendo el formato más pequeño, que se lee bien y es más económico. Para acceder a la compra de cualquier número, por aquí: http://issuu.com/home/publications


Pá gin a

23

S pe s

Un ica

Silencio roto roto, por Elisa Pérez

L

a radio sonaba fuerte

hasta extremos insospechados,

palabra. En el asiento trasero,

desde la cocina. Can-

su hermano le hacía la vida im-

junto a ella, su hermano, el

ciones de actualidad

posible y en el colegio los profe-

empollón, el hijo perfecto. To-

se distinguían desde la habita-

sores la perseguían. Aunque no

dos hablaban animadamente.

ción al final del pasillo. Mien-

solía decir nada, nadaba a con-

Ninguno percibía que la niña,

tras, noticias y chapoteos de

tracorriente en un mar encres-

convertida en adolescente, se

agua se mezclaban descon-

pado.

encogía en su asiento por milí-

troladamente en el baño del

Con quince años su mundo se

metros cual insecto a punto de

fondo.

constreñía a sus amigos y a los

ser cazado.

Ese era el despertar diario de

dictámenes que, de forma vo-

- ¿Dispuesta para la reunión de

Marta. Su padre en el baño

luptuosa, escuchaba de boca de

hoy?-. Preguntó el padre a su

empapándose de una suce-

Susana, su amiga preferida des-

esposa.

sión de desgracias nacionales

de el parvulario. Por eso hoy

- Uf, la he preparado bien.

e internacionales. Su madre

cuando las clases concluyeran,

¿Qué te parece el traje que me

en la cocina oyendo algo pa-

se pondría de nuevo esos pan-

he puesto?

recido con otras voces, y su

talones negros ajustadísimos,

hermano en su dormitorio con

con el cinturón de cuero con

música estridente como des-

pinchos. Iban a ir al centro co-

pertador.

mercial al otro lado de la ciudad.

Sus quince años querían ne-

El uniforme le picaba en las

garle la evidencia. Otra vez al

piernas, las medias hasta la

instituto, otra vez escuchar la

rodilla eran ridículas y los moca-

lección del maloliente profesor

sines azules, insoportablemente

de Ciencias naturales. Hoy

espantosos.

además le tocaba Religión.

Tras el ritual diario que incluía la

Sus padres la obligaban a ir a

sinfonía de reproches de su ma-

esa clase. Ninguna de sus

dre, salía de casa muy mal pre-

amigas asistía a las estúpidas

parada para afrontar otro nefas-

y aburridas historias de la pan-

to día de clases.

dilla de Belén. Era absurdo pensar que alguien puede resucitar, discutía abiertamente con Sor Teresa.

En el coche familiar repasaba con angustia el panorama. Su padre al volante, trajeado, peinando canas que se le antoja-

Marta, bajo una apariencia de

ban muy poco agraciadas. Al

desdén permanente, intentaba

lado derecho, su madre que

rebelarse contra lo impuesto.

siempre quería tener la última

Sus padres la controlaban

- Estás impecable, perfecta, como siempre. - Mamá, te queda muy bien la blusa-. Puntualizó, alzando su cuerpo y su voz, el hermano repelente. Marta le miró de reojo, lanzándole una mirada que además de desprecio, transmitía asco. El chico hacía caso omiso de estas miradas, acostumbrado a ser tratado como una oruga por su hermana mayor. -Por cierto, Marta, tienes hora a las cinco en la peluquería. Y debes decirme, antes de mi viaje a Londres, qué día podría tener la reunión con tu tutora. La chica no contestó, ni pensaba hacerlo. No iba a cortarse el pelo y, por supuesto, no iba a


Pá gin a

24

S pe s

Un ica

Antes de que el coche hubiera llegado a la puerta del colegio, Marta había abierto la puerta para bajarse. No soportaba más esa conversación. Nadie contaba con su opinión. Echó a correr y buscó con la mirada a su amiga Susana que la esperaba en el lugar habitual. A las cinco en punto, Marta y su amiga salían hablando animadamente, puntuales a su participar del complot entre su

Antes de tomar la última salida

cita. Tenían que pasar por

profesora y su madre.

de la carretera que les llevaría

casa de Susana para cambiar-

Pero no dijo nada.

en diez minutos hasta la puer-

se. ¡Qué diferencia de pa-

ta del colegio, su hermano hizo

dres!, admiraba a la chica de

una pregunta.

pelo ensortijado y revuelto.

más aún, que se revolvía en

-¿Iremos este fin de semana a

Nadie le impedía ponerse de-

su asiento, entre la mochila

ver a la abuela?

terminada ropa, o peinarse

repleta de libros y su pantalón

¿Por qué alguien que se pre-

como le gustara. Incluso no

negro, y las herramientas de

sume inteligente tenía que de-

tenía hora para llegar. Podía

dibujo de su hermano. Puntua-

cir eso justo ahora? Marta ado-

disponer de la casa para ella,

lidad exquisita unida a pertur-

raba a su abuela materna,

nunca había nadie, ni siquiera

bación constante.

mantenía una relación maravi-

un hermano que respirara jun-

-Olvídate de retrasarlo otra vez

llosa con ella, envuelta en la

to a ella.

-. Siguió su madre con esa

dulzura y comprensión que

Al doblar la calle, alguien des-

capacidad que tenía de descu-

siempre le había demostrado.

de un coche azul oscuro, les

brir hasta sus más íntimos

Pero desde que la anciana

llamó.

pensamientos. -Debes apren-

había comenzado a dar ciertas

- Ven, he salido un poco ante-

der a organizar tu tiempo, de-

señales, no soportaba la situa-

s... Te dejaré en la peluquer-

bes cuidar más tu aspecto, el

ción. No quería observar esos

ía... -. Su madre se imponía

pelo que llevas... - Bla, bla,

ojos perdidos, vacíos y tristes

una vez más. Pero Marta no

bla, la monserga tantas veces

que antes le habían parecido

dijo nada.

oída se repetía una vez más,

preciosos y llenos de luz.

lo que le causaba un desespe-

-Sí, iremos el sábado, hace ya

se metió en el coche, apenas

rado deseo de lanzarse sobre

un mes que no vamos. Le hará

sin despedirse de Susana.

su madre, taparle la boca has-

ilusión-. Contestó su madre

ta dejarla sin respiración, y

mientras se retocaba labios y

salir corriendo de allí. Pero

ojos en el espejo interior.

siguió sin decir nada.

Marta continuó sin decir nada.

El tráfico matutino conseguía consumir la paciencia de Marta

Con rabia y a punto de llorar

La tarde transcurrió con la chica dentro de su habitación maldiciendo a su madre, a su vida, y a su pelo; y con el re-


Pá gin a

25

S pe s

Un ica

sto de la familia regresando

bajo la maléfica influencia de

pareció responder apretando

tras el ajetreo diario. En la

una crueldad incomprensible. La

aún con más fuerza la mano de

cena la opinión fue unánime.

besó, la abrazó y le dijo todo lo

la chica.

El corte de pelo de Marta le

que callaba. Ella sí le escucha-

-¡Ah! Y no permitas que te pon-

sentaba muy bien. Pero ella

ba, estaba segura.

gan más esos camisones de

no dijo nada. No les dio a sus

La vibración del móvil la obligó a

flores tan espantosos que te

padres la nota de la profesora

desenrollar los brazos que man-

trae mamá.

en la que les citaba para el

tenía fuertemente amarrados al

próximo viernes. Su madre

cuerpo cálido e inmóvil junto al

había comprado unos camiso-

suyo.

nes nuevos para la abuela, cosa que a Marta le pareció estúpido. No era eso lo que necesitaba la anciana, pensó en ese momento. Pero no dijo nada. Los días siguientes transcurrieron igual para ella. La nota de la profesora en la mochila, su pelo recién estrenado y maldecido; y su pantalón negro ajustado en la mochila. Sólo cuando el fin de semana

-¿Dónde estás? ¿Por qué has salido sin decir nada? Íbamos a

M

ás separación: es muy fuerte lo que acaba de suceder. Respiremos.

ir a ver a la abuela pero... se nos va a hacer tarde si tenemos que esperarte. ¿Vas a venir o no?-. Marta acertó a responder: -Estoy en el Centro Comercial con Susana.

E

n la cena el sonido de los cubiertos partía con eco el silencio

reinante y cubría con sus garras el enfado generalizado de

-Es increíble, habíamos hecho

los padres de Marta. En un

un plan de familia y tú a lo tuyo.

momento, la voz de siempre

No puedo soportarlo. Bueno, ya

dijo:

hablaremos cuando regreses.

-Me han llamado de la residen-

hizo su aparición, tiró el unifor-

Bien, pensó Marta, con una me-

cia. Hay que trasladar a la

me a la lavadora y salió.

dia sonrisa. Así nos dejarán en

abuela a otro módulo. La enfer-

paz. “Solas tú y yo, abuela”. Le

medad avanza y necesita más

contó lo del pelo, le enseñó la

cuidados. El lunes iré a prepa-

nota de la profesora y las últi-

rar las cosas y le llevaré los

mas salidas con su amiga Susa-

camisones nuevos.

En la puerta de la residencia tocó el timbre. La conocían y le permitieron entrar hasta la habitación 213. Metió su móvil en el bolsillo delantero del pantalón negro, antes de penetrar en la luminosa y espaciosa sala. Allí estaba, mirando a la ventana, sentada en un sillón confortable. Su camisón de flores, igual al que

na. “Solo dos personas me importan de verdad, el resto me da igual: mi amiga y tú. Cuando te recuperes volveremos a ir juntas, y me cocinarás ese fantástico arroz con leche que tanto me gusta”.

su madre traería, insinuaba

Tras una hora de monólogo,

entre sus pliegues irregulares,

completo y detallado, de confi-

un esqueleto. La figura, otrora

dencias y secretos, Marta se

esbelta, se había desdibujado

despidió de su abuela con un prolongado beso que la anciana

-¡No

más

camisones,

no!-.

Gritó con fuerza Marta mientras tomaba el tenedor con fuerza.


Pá gin a

26

S pe s

Un ica

Otra vez Gricel (primera entrega), por Roberto Langella Esta novela está inspirada en la historia real de amor que vivieron José María Contursi (1911—1972) y Susana Gricel Viganó (1920—1994). Contursi fue uno de los poetas de la era de oro del tango, quien entre otras canciones, compuso Gricel, el tema central que le dedicara a su musa. Gricel pertenece al repertorio clásico del tango argentino. Esta historia no pretende ser más que un homenaje a esta historia de amor, por lo que no se deberían buscar precisiones históricas demasiado exactas. Del mismo modo, los nombres de los personajes reales fueron cambiados. R. L.

1 En Guaminí, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Octubre de 1928.

L

as tres pequeñas saltaban sin descanso sobre el colchón del enorme camastro, haciendo rechinar sus flejes metálicos, soportando sus pesos. La más pequeña y la más grande de las niñas finalmente dieron un último salto, fuera de la cama, ya exhaustas de ese juego, y fueron a sentarse en el suelo de madera. Gricel siguió saltando, con los brazos en alto, sin detener el ritmo vertiginoso que había logrado mantener, cansada, pero concentrada aún en seguir saltando. El mundo a su alrededor ya era un friso desteñido, descompuesto, una argamasa de lo que antes habían sido paredes, muebles, puertas, ventanas, y ahora también, amigas. A tres metros de ella, el cielorraso se le venía encima; ágil, se distanciaba nuevamente. El mundo buscaba, desquiciado, reinstaurar el orden usurpado por aquella pequeña niña saltarina, creadora de caos, divertida con el mundo, al que tenía así, en su poder y tan lento como era. Cuando el mundo bajaba ella ya estaba arriba, cuando aquel subía, ella ya estaba abajo.

Hasta que saltó también ella fuera de la cama, para ir a sentarse junto a sus amigas. —Ya está, ya lo logré—. Dijo. —¿Qué?—. Preguntó la pequeña Nelky, que tenía solo seis años. —Tocar el techo con las manos—. Respondió Gricel, arreglándose la rubia melena, entre jadeos. —¡Mentira!.. —. Exclamó Nelky, incrédula. —¡Si está muy alto! Gricel le fijó sus hermosos ojos claros. —Toqué el techo con las manos; ¿no es cierto, Dolly? La hermana de Nelky tenía diez años, dos más que Gricel. —Es cierto—. Le sonrió, cómplice. —Y si no hubiera techo, hubiera salido volando. —Seguro—. Agregó Gricel. Nelky la miró, fascinada. —¿Y qué vas a hacer cuando seas grande?—. Le preguntó. —Qué se yo—. Se encogió de hombros. —Dolly va a ser cantante de tangos. —Sí, y va a ganar mucho dinero, y vamos a ir a Buenos Aires a visitarla—. Se entusiasmó Gricel. —Vos vivías en Buenos Aires, ¿no? —Sí, pero no me acuerdo de nada—. Respondió Gricel. Entonces entró Doña Goñi a la habitación, la madre de Dolly y Nelky. —¡Niñas!, ¿qué hacen ahoras levantados? Voy a deciros a madre

de Griselda non dejaro venir más a dormir si non… ¿Cómo diga? —Si no nos portamos bien y te hacemos caso—. Le dictó Dolly. —Esa—. Respondió la mujer. Gricel se quitó la camisa y los pantalones, para ya ir a meterse a la cama, con Nelky. —Cuando sea grande voy a usar pantalones, como Gricel—. Dijo la más chiquita. —¿Quiera que cuenta cuentos, para luego dormiros? —¡Sí!, el de los nenitos que se perdían en el bosque… —¡No!, ese ya lo oímos muchas veces—. Protestó Gricel. — Mejor cuéntenos de cuando tuvo que escapar de Ucrania, para que no la mataran los rusos. —¡Griselda!, ¿cómo sabo esa?— . Se sorprendió la mujer. —Mamá me lo dijo. —Buena. Otra día cuenta cuento. Ahora, dormiros. La mujer apagó la luz y salió de la habitación. Las pequeñas se arrellenaron en las mullidas almohadas, quedándose prontamente dormidas. 2

G

ricel iba y venía a toda velocidad, de una esquina a la otra, por el empedrado, deslizándose a no poca


Pá gin a

27

S pe s

brazos de algún gil, mientras triunfa tu silueta y tus trajes de colores entre el humo de los puros y el champán de Armenonville. Son mentiras, no fue un guapo haragán y prepotente, ni shofica veterano el que al vicio te largó… Vos rodaste por tu culpa y no fue inocentemente… ¡Berretines de bacana que tenías en la mente desde el día que un magnate de yuguillo te engrupió! 1 velocidad, con los patines de rulemanes que su padre le había hecho, en su taller mecánico, y que le había regalado en la última navidad, siendo que no había tenido mucho dinero en los últimos tiempos, como para comprarle algo. —¡Pará, che, ahora me toca a mí!—. Protestaba Dolly. Gricel dio una vuelta en sus patines, alrededor de su amiga, y se le detuvo adelante. La miró fijamente. —Si cantás un tango te los presto—. Le dijo. La chica sonrió con humildad. —¿Y cuál querés que cante? —El de la mujer que se cambió el nombre. —Ah, Margot. Gricel fue a sentarse en el cordón de la calle, al lado de Nelky, y se quitó los patines. Dolly se aclaró la garganta suavemente, y empezó a cantar, con voz modulada. Desde lejos se te manya, pelandruna abacanada, que has nacido en la miseria de un cuartucho de arrabal… Hay un algo que te vende; yo no sé si es la mirada o tu cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal. Ese cuerpo que hoy se marca los compases tentadores del candombe de algún tango en los

Gricel hizo levantar a Nelky, para ponerse juntas a bailar en medio de la calle, justo cuando Dolly tomaba más fuerza en su interpretación. Yo recuerdo no tenías casi nada que ponerte. Hoy usás ajuar de seda con rositas rococó… Me revienta tu presencia… Pagaría por no verte… Si hasta el nombre te has cambiado como has cambiado tu suerte, ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot. Siempre vas con los otarios a tirarte de bacana a un lujoso reservado del Petit o del Julián… Y tu vieja, pobre vieja, lava toda la semana pa’ poder parar la olla, con pobreza franciscana, en el triste conventiyo alumbrao a querosén. —¡¿Pero quién les ha enseñado eso, desvergonzadas?!—. Las tres pequeñas se quedaron tiesas, frente a la robusta presencia de Doña Herminia, la vecina de enfrente de la casa donde vivía la ucraniana con sus hijas, y donde Gricel estaba de visita. — ¡Esto pasa porque han recibido a cualquiera, allá en el puerto! ¡Se ha llenado el país de gitanos!

Un ica

—Ellas no son gitanas—. Dijo Gricel. —Y la madre es ucraniana. —¡Vos no me contradigás, desfachatada!; poco te falta de salir fumando, como la descocada de tu madre. Ya no va a haber paz en este mundo, pa’ los cristianos. La mujer las miró un momento más, con encendida furia, para luego regresarse adentro de su casa. Gricel esperó a ver cerrarse la puerta. —Cuando seamos grandes, compramos un revólver y la matamos—. Dijo entonces. Nelky se ajustó el lazo de su cabello, diciendo. —¡Noooooo! ¡Vamos a ir presas! —Dolly va a ganar mucha plata, cantando tangos. La matamos, nos vamos a Buenos Aires, y ahí no nos van a poder encontrar. Las chicas se quedaron allí un rato más, hasta que la tarde empezó a caer sobre las tranquilas calles de Guaminí, y entonces después se fueron, cada cual para su casa.

3

H

acía un año había muerto Isadora Duncan, e Isabel todavía no había podido superar la pena. Se pasaba horas fumando delante del retrato de la diva, que se hallaba en una pequeña mesa, junto al gramófono, en el cual podía oírse, desprejuiciadamente alternadas, desde las melodías de Gershwin o Vivaldi, hasta las voces de Enrico Caruso, o la de Carlos Gardel, a cualquier hora del día. Pero la tristeza de Isabel era más un tributo que le rendía a su admirada, que un sentimiento del todo verdadero de pena. Su


Pá gin a

28

alegría característica volvía a animarse nuevamente, en cuanto veía otra vez a la pequeña Gricel dando vueltas por la casa, o a su marido, Américo, volviendo de su trabajo en el taller. Américo Begancio era un toscano muy distinguido, más parecido a un dandy, con su cabello siempre prolijamente cortado y sus bigotes ―camino de hormiga‖, que a alguien que se ocupara de reparar las fallas mecánicas de los camiones de todo el pueblo. Ni bien el hombre llegaba a la casa, se encerraba en el cuarto de baño, a asearse, y no volvía a aparecer hasta no haberse quitado de encima hasta el último rastro de suciedad, y oliendo a lavanda. Tenía fresca siempre la piel de las manos, gracias a una crema humectante que compraba. Pero esa tarde Américo llegó muy alterado a la casa, nervioso. No llamó a Gricel para jugar con ella, como era su costumbre, luego de asearse, sentándola en su regazo. Empezó a pasearse de un lado a otro del comedor, como un gato enjaulado, pasando una y otra vez por delante de Isabel. Gricel los veía, escondida detrás de la baranda del piso superior, inmersa en la oscuridad. —Es alhora o nunca, Isabella—. Decía el hombre. —Hace due anni que lo tengo al Hidelfonso queriéndome comprare il tachere. ¿Qué vamo’ a esperare? Cuntamo ese dinero con il ahoro di tutti isto anni, e compramo’ la istacione di servicio in Córdoba. Il anni q’ vieni no vamo’ a potere… —No me parece mal, Américo, pero creo que estás apurando las cosas. ¿Tenemos que vender la camioneta, forzosamente? —E… E una reinverzione. La vendemos alhora, la recuperamo’ dopo… ¿Non capicce? Se vene una época dura, Isabella… Yrigochen cha no tenne la forza di antes… —. Un

S pe s

sollozo les hizo callar. Américo miró hacia arriba. —¿Eh?, ¿qué cosa fai?; ¡la bambina istá chiorando! Vieni cuí, carina, amore mío… —Bajá, Gricel, por favor—. Le dijo su madre. La pequeña se asomó en la oscuridad, sollozando quedamente, bajando los escalones de uno en uno, como queriendo retardar el momento de tener que enfrentar a sus padres. Américo se acercó a su hija, sin saber qué hacer. —¿Qué pasa, mi vida?, ¿por qué llorás?—. Le preguntó Isabel. —No quiero mudarme—. Respondió la niña. —E, ma, ¿per qué? Achá e lindo, hay mecore aire per lue pulmone de su madre. Hay montaña, río… —Pero no hay ucranianos—. Respondió Gricel. El matrimonio se miró, sorprendido. Isabel se echó a reír. —Ay, Gricel, ¿y para qué querés que hayan ucranianos? —Porque son los únicos que nos quieren. Américo tragó en seco. —Pero… En Córdoba hay ucraniani, ¿verdá, Isabella? ¿Comme non va a haber ucraniani? ¡In Capicha dil Monte está cheno di ucraniani!—. Exclamó, riendo. —¿Y vamos a poder seguir usando pantalones?—. Le preguntó a su madre. —Por supuesto, querida—. Le abrazó la mujer. —¿Quién nos va a quitar nuestros pantalones? Vamos a dormir, que ya es tarde. Isabel tomó a su hija de la mano, y la acompañó a subir las escaleras. Ya en el cuarto de la pequeña, la hizo desvestirse y meter en la cama. Luego se sentó a su lado y le acarició el cabello, y sus redondas mejillas. —¿Querés que te cuente un cuento? —Mejor contame de cuando nací.

Un ica

—¿Otra vez?—. Se rió Isabel. —Sí, dale. —Está bien—. Se puso a hacer memoria. —Volvíamos con tu padre de cenar en el centro, allá, en Buenos Aires, y a mí me dio ganas de entrar al biógrafo; nunca había visto uno. Daban una película francesa. En la película, había una chica muy pobre, que se llamaba Gricel, y se enamoraba de un hombre muy rico. Pero él no estaba muy seguro de quererla. Entonces, cuando él se estaba ya por decidir… ¡A vos se te ocurrió querer nacer!—. Terminó de decirle, haciéndole cosquillas. —Y después, ¿qué pasó?—. Preguntó Gricel, cuando se detuvo de reír. —Tu papá se asustó mucho, y salió corriendo de allí, a buscar una ambulancia. —Y después me pusiste de nombre Gricel, como la chica de la película. —Claro. —Y tu papá dejó de hablarte, porque entraste a un biógrafo. —Así es. —Mamá, ¿qué es una película? —Ah, ya eso también te lo expliqué. Ahora, a dormir, que es tarde. Isabel apagó la luz y salió de allí. Gricel se durmió segura de que sería una de las últimas noches que lo haría en esa casa.

1. Tango

de Celedonio Flores y José Ricardo. Aquí se presenta tal como lo dejara grabado Carlos Gardel, en 1921, con algunas variaciones respecto de cómo el mismo Flores lo presentara en su libro, Chapaleando Barro (1929).


Pá gin a

29

S pe s

Un ica

¿ LA EXPERIENCIA GASEOSA DE GAY LUSSAC

T

enía mis 4 mililitros de gas a 300 ºK y 1 atmósfera. Arranco ahora con la jeringa para el calefactor y lo llevo hasta los, digamos, 600 ºK, para hacerla fácil. Que serían….¿327 º C? Dale que el calefactor llegaba a esa temperatura. Dale que el plástico no se derretía. ¿Qué habrá pasado con el émbolo o pistón? Por la Ley anterior, la Primera de Gay Lussac, si la temperatura absoluta es el doble, el volumen también lo será. O sea que el émbolo va saliendo solito con la calentada hasta la marca... (calculo)... ¿8 mililitros? Ahora le entro a meter presión,

que la puedo hacer de varias maneras. Una es poner la jeringa para abajo y chantándole una pesa al émbolo. Otra es, como vimos, conectando a la parte de atrás de la jeringa una manguera que vaya a una garrafa con gas a presión. Ma sí, sin complicarme más, le mando la de la garrafa Sánchez. Conecto la parte de atrás de la jeringa a la garrafa con la manguera ad hoc y voy abriendo despacito el robinete o tornillo que suelen tener agregado los manómetros para regular la presión de salida del gas. El émbolo ha quedado FLOTANDO en el interior de la manguera, pero introducido en el casquete, que está sólidamente unido a la manguera. ¿Hasta cuándo abro? Y, hasta que el émbolo vuelva a su lugar de origen. Es decir, los 4 mililitros de gas en el casquete que puse inicialmente. Cuando llega a 4, miro en el manómetro a qué presión logré que volviera y veo que llega a… (miro)… 2 atmósferas, justito. ¡Eureka! Mirá qué relación más sencilla. Ya ni gráfico te hago, de tan paponia que es. Si la temperatura absoluta sube al doble, la presión (también absoluta) debe subir al doble para que el volumen del gas no se modifique. De nuevo una línea recta que pasa por el origen. De nuevo la formita, la fórmula Y = K • X

que en este caso particular será: Temperatura (ºK) de un gas = K(onstante) • Presión (que soporta el gas). OJO: K significa que es un valor constante, no que tenga el valor 0,011 que calculamos hoy. Cuando hay que diferenciar un valor constante de otro valor también constante se pone, para diferenciarlos, K, K’, etc. Tampoco la confundas con ºk, que es otra k. Ni con la K de Kristina. Veamos. En nuestro ejemplo podemos poner los valores concretos, para ver cuánto vale K. Lo ponemos como un cociente, para facilitar. ¿Te acordás? Y / X = K O sea: Presión / Temperatura = K O sea: 1 atmósfera /300 º Kelvin = K De manera que K, en nuestro ejemplo, es igual a un trecientosavo de atmósfera/grado Kelvin. Eso es lo que aumenta la presión por cada aumento de un grado Kelvin en la temperatura de la jeringa. Este experimento también lo hizo Gay Lussac, otro grande de los gases. Y se llama, en su honor, Segunda ley de Gay Lussac. Y a Charles te lo ninguneo. A Mariotte lo respeté porque son como French y Berutti. Pero Gay y Charles siempre se llevaron mal. Así que, a robar a los caminos, Charles. AUTOEVALUACIÓN (Una más, y no te incordio más).

1

º): Si hubieras llenado hasta la marca 5, por ejemplo y lo calentaras hasta la marca 9, o 10 ¿obtendrías el mismo resultado para K? ¿Sería mayor o menor? 2º): ¿El gas mantendría la misma


Pá gin a

30

masa luego de calentarlo? ¿Cómo era eso de la masa y la energía? ¿Están relacionadas o son independientes? ¿Qué dijo Newton? ¿Y Einstein?¿No habíamos dicho que era fija? 3º): ¿Así que, para que un volumen de gas no varíe, al doble de bailoteo hay que compensarlo con el doble de presión? Al final, es como cuando tenés que marcarlo a Messi. Qué fácil era. ¿Viste?: marcalo así. 4º): Si, en vez de medir la temperatura en grados Kelvin, la hubieras medido en grados Celsius ¿cómo tendrías que modificar la fórmula para que te de lo mismo? Una ayudita, porque te aprecio, y te hago gancho: cuando cambias de unidad, puedes tacharla directamente. Y reemplazarla por LO QUE VALE esa unidad en el nuevo sistema de unidades que quieras usar. Hazlo, si tienes ganas. (Es como cuando dices: tengo cien dólares, y se cambian a cinco pesos por dólar. Si tacho dólar y pongo 5 pesos me dan… ¿cuántos pesos?) 5º): Si te dejas una garrafa al sol ¿tienes más o menos riesgo de que estalle? (Atenti con ésta). 6º): Cuando hace calor ¿tienes más o menos riesgo de que se te escape algo? (Pregunta capciosa, para la nota). Te doy la palabra clave: HOMEOTERMOS. 7º): ¿Qué quiere decir ENFRIAR algo? ¿Qué es el frío? Si el Sol calienta ¿qué es lo que enfría? ¿Westinghouse? 8º): ¿Por qué el centro de la tierra estará tan caliente? ¿Por qué no juega al empate, como si fuera de Racing, en vez de querer ganar 1000 ºC a cero, como un diablo rojo? Yo la sé. No te la digo porque no estoy seguro. 9º): Si calientas la jeringa hasta 327 ºC ¿puede ser que la marca 8 ya no represente 8 mililitro? ¿O el plástico de la jeringa no se dilata? 10º): ¿Viste que ser científico no es pavada?: HAY que hacerse

S pe s

preguntas. Y si puedes contestarlas, mejor. JUNTANDO LEYES

P

or fin. Ya tenemos tres Leyes: P•V=K P / T = K’ y V / T = K’’ Si juntamos las tres nos queda la famosa ecuación de los gases ideales (porque también hay problema con eso). Y dice (como en una cumbia villera): P • V / T = K • K’• K’’ = K’’’ (Alguien que le ponga música a esta letra tan pegadiza y profunda, por favor). O sea, para una masa DADA de gas, el producto de la presión que soporta multiplicado por el volumen que ocupa y dividido por la temperatura ABSOLUTA a que se encuentra, siempre resulta en un valor constante. Conste en actas, Señoría. No más preguntas. Intuitivamente estamos diciendo que a un volumen de gas lo achicamos metiéndole presión y lo agrandamos calentándolo. Y que el conjunto de los tres siempre da lo mismo. Quedaría una cuarta Ley, no enunciada por nadie (¡¡aprovecha y paténtala tú!!) pero que es evidente a simple vista: que, si la masa de gas es el doble, también es el doble el volumen que ocupa. O la presión que hay que hacer para que el volumen quede constante. O sea que la ecuación, la igualación, ya completa, quedaría: P • V / T = Masa • K’’’’ Es decir que, adentro de K’’’ estaba la masa. Que - como en el experimento la había puesto invariable - colaboraba en el valor de K’’’. Pero si la hago variar agregándole por ejemplo el doble de gas en el medio del experimento, ahí ya no es constante, sino que es la cuarta variable que completa la igualdad. La Ecuación Gene-

Un ica

ral de los gases ideales queda, entonces, así: P•V/M•T=K O, lo que es lo mismo: P • V = M•T•K Donde la constante K es PROPIA de cada TIPO de gas distinto. Hay una constante R que vale para CUALQUIER gas, pero para eso hay que saber de gases EN SERIO. Y calculo que en el volumen IV o V lo podremos abordar. Porque lo QUINTO que podemos variar de un gas es EL TIPO de gas que uses. Y de eso todavía no hemos hablado nada. Bien. CONTEMPLA la inmarcesible belleza de esta igualdad. Que relaciona TODAS las variables de CUALQUIER gas dado, sea este el aire o el que sale del escape de tu auto. Si no te emociona, si no te conmueve, puedes dedicarte sin culpas a Cohelo, porque, lo que es, la química no es lo tuyo.

PARA COMUNICARSE CON EL AUTOR ESCRIBIR A maria-

noliebanabiog@hotmail.com.


Pá gin a

31

S pe s

Un ica

á ñ

í

( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a . F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .

INTRODUCCIÓN

E

l cerebro y la mente guardan, desde tiempos ancestrales, misterios que han despertado la curiosidad humana. El llegar a conocer más sobre el hombre, sus posibilidades y desvelar todo el potencial de nuestra mente ha sido la tarea a la que se han encomendado a lo largo de siglos muchos estudiosos La Frenología nace, precisamente, por ese afán de hurgar en los escondidos recovecos del cerebro para, así, descubrir aspectos desconocidos de la propia personalidad humana y sentar las bases para el conocimiento más profundo de la naturaleza del individuo. Entre todos los que han dedicado su vida a esta ciencia, destaca el médico vienés, Franz Joseph Gall, quien, a finales del siglo XVIII, como aportación innovadora a los estudios de las formas del cráneo y su relación con el instinto y el pensamiento humanos, introdujo en mundo intelectual de la época la teoría de la Frenología. Defendía el médico de Viena que el cerebro humano iba tomando la forma externa que más se adecuara a los pensamientos del individuo. Y así, cuando una persona

tenía abultadas, de manera anormal, algunas partes de su cerebro, era debido a que su pensamiento se había manifestado siempre en una determinada dirección. Según la Frenología, los chichones de la cabeza informan acerca de la personalidad del sujeto y, en algunos casos, se erigen en clave decisiva para discernir los instintos agresivos o la capacidad de afecto de un individuo concreto. Por esto mismo, se la relacionó desde el primer momento, con determinadas artes adivinatorias que, a su vez tenían al cráneo y al cerebro como principales órganos de referencia. Entre estas mancias cabe mencionar el célebre método de la craninomancia, que consiste en la inspección de un cráneo hasta sacar conclusiones definitivas sobre la forma de comportarse la persona cuando estaba viva. Se constató, así mismo, que existían grandes diferencias entre el cráneo de un malhechor y una persona de buenos sentimientos.

A

la par que la Frenología surgió la Frenopatía, por mor de la cual, y teniendo como base los abultamientos craneales, se estudiaba el mundo anímico; por lo común iba

acompañada de sesiones de hipnotismo, pues se pretendía dilucidar la causa de la locura para, así, remediarla. Sea como fuere, lo cierto es que los chichones del cráneo fueron la base para que Gall y sus seguidores enunciaran su teoría frenológica. Llamaron "facultades" a estos abultamientos e, incluso, llegaron a confeccionar un mapa en el que distribuyeron, según el criterio emanado de la Frenología, el número total de "facultades" por ellos descubiertas, así como su ubicación en el cráneo. De este modo, la Frenología se constituyó en referencia obligada para el estudio de las configuraciones del cráneo y, consecuentemente, se erigió en pionera de las investigaciones sobre los secretos del cerebro humano. EL ARTE DE LA PALPACIÓN

A

demás de hacer públicas un gran número de facultades, localizadas en el mapa craneal, conforme a los criterios expuestos por Gall, la Frenología sentó las bases que servirían de apoyo a posteriores, y provechosas, investigaciones sobre el ce-


Pá gin a

32

rebro; y, al mismo tiempo, se abrieron nuevas vías que darían un gran impulso al desarrollo, y contribuirían al conocimiento más profundo, de las capacidades ocultas en la propia naturaleza humana. En la actualidad, la práctica de la Frenología está reservada a determinados grupos reducidos de personas que se niegan a considerar caducos los logros de otros tiempos. Durante el siglo XIX, por ejemplo, no era la única moda en el campo de las "Ciencias Adivinatorias" a la hora de predecir el futuro. La popularidad de los frenólogos creció rápidamente la demanda de expertos en la lectura de los abultamientos craneales hizo que, por todas partes hubiera gente dedicada a leer el futuro mediante la palpación de las diversas zonas del cráneo. En este éxito estuvo también su fracaso, ya que fueron muchos los que abusaron de la buena gente y las falsas predicciones desanimó a los que hasta entonces habían confiado en este arte adivinatorio.

S pe s

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la Frenología comenzó a perder el prestigio que había tenido hasta entonces. Y es que, al decir de los más comprometidos autores en el campo de la predicción y el ocultismo, cuando las "Ciencias Adivinatorias" se recubren con el pomposo manto de la vulgarización pierden su poder premonitorio y la fuerza misteriosa de su ancestral sabiduría. Actualmente, el interés que el misterio de la mente humana despierta en el mundo de la ciencia hizo que, de nuevo, se volviera a investigar sobre el tema y los más cualificados autores contemporáneos dedican un lugar de privilegio, en sus obras, al estudio y alcance de los métodos que utilizaran los frenólogos del siglo XIX, haciendo suyas las conclusiones de aquellos pioneros en el estudio de los abultamientos craneales.

Un ica

FACULTADES

L

os frenólogos del siglo XIX llegaron a localizar, y catalogar, en el cerebro humano un buen número de facultades, todas ellas relacionadas con la personalidad y el carácter del consultante que dividieron por tipos: A) Facultades afectivas: indican la importancia concedida al enamoramiento, a la amistad, al matrimonio, al amor de la familia y a la solidaridad. Estas facultades ocupan una estrecha franja que va desde la parte alta hasta la parte baja de la nuca y atraviesa verticalmente los lóbulos parietal y occipital. Según los estudios científicos sobre el cerebro, los cuales no coinciden con las proposiciones de los frenólogos, en la parte inferior de la zona descrita se localiza el sentido de la vista.


Pá gin a

33

B) Facultades éticas: determinan las creencias, la entereza, la rectitud de juicio y la actitud siempre vital, así como el respeto a las normas y convencionalismos sociales, y la exigencia de autoridad. Estas facultades se extienden desde las zonas próximas a la oreja hasta la parte alta del lóbulo parietal. Según los estudios científicos sobre el cerebro, la zona descrita corresponde a las áreas donde están localizadas la sensibilidad y la audición. C) Facultades intelectuales y de destreza física: indican la capacidad para entender y comprender, la facilidad para realizar labores delicadas que exigen maña y fuerza al mismo tiempo. También indican las especiales condiciones para oír música y las cualidades para la creación artística, así como la captación de colores, y el sentido del peso y la medida, y la necesaria fluidez verbal.

S pe s

Estas facultades aparecen dispersas por diversas zonas del lóbulo frontal. Según los estudios científicos sobre el cerebro, en una parte de la zona descrita - concretamente la parte posterior del lóbulo frontal, en la franja limitada por los dos primeros surcos centrales - aparece localizada el área motora. ABULTAMIENTOS CEREBRALES

P

uesto que, como se ha dicho, los abultamientos y chichones del cráneo son susceptibles de interpretación, lo más importante es conocer los criterios que sirvieron a los frenólogos para elaborar sus teorías. Franz Joseph Gall, al comienzo de sus investigaciones, partió de una hipótesis que le serviría de referencia para posteriores investigaciones. Este médico vienés, elaboró un mapa del cráneo, con la localización y delimitación de las zonas correspondientes a

Un ica

las distintas facultades. A juicio del considerado padre de la Frenología, los chichones o abultamientos craneales, no eran más que una manifestación externa de la mente: la manera de pensar de una persona, su actitud ante la vida, sus costumbres y modo de comportarse, irían conformando la hechura de su propio cráneo. La forma de pensar moldearía, a su juicio, el cerebro de las personas e incidiría sobre la forma del cráneo. De este modo, se establece una relación directa entre la forma externa del cráneo, o la cabeza, y el pensamiento oculto de una persona. Y así, los más célebres frenólogos de todos los tiempos, llegan a describir las distintas actitudes de las personas, basándose en el aspecto que presentan sus cráneos, es decir, en la forma externa de sus cabezas. De este modo, y con el fin de estudiar a fondo el mecanismo de la inteligencia y la conducta humanas, en su relación con los abultamientos craneales y la forma externa de la cabeza, se establecieron cinco grupos: 1- El primero de ellos se caracterizaba por el achatamiento del lóbulo frontal. Las personas que pertenecen a este grupo son muy fáciles de reconocer, puesto que presentan una frente casi plana. Según los frenólogos, estas personas son muy proclives a dejarse llevar por las cir-


Pá gin a

34

cunstancias y, en ocasiones, suelen ser bastante torpes. 2- El segundo grupo está formando por quienes tienen un poco más abultado el cráneo que los anteriores. Externamente, es muy fácil diferenciarlos, pues su lóbulo parietal sobresale por encima de su lóbulo frontal; su cabeza es picuda, aunque más redondeada que la del grupo primero. Los frenólogos explican que estas personas son muy proclives a la violencia y, por lo general, consideran un cráneo de semejantes características externas como propio de un malhechor. 3- El tercer grupo se caracterizaba por la acusada protuberancia de su lóbulo parietal, al tiempo que su lóbulo frontal se ensancha. Se les reconoce enseguida porque tienen la frente alta y recta. Los frenólogos afirman que estas personas están muy dotadas para la poesía y el campo de la creatividad. 4- El cuarto grupo se caracterizaba por la equidistancia, simetría y adecuación de sus lóbulos frontal y parietal. Se les reconoce fácilmente por su cabeza redondeada y de contornos suaves, formando casi un arco perfecto. Los frenólogos señalan a estas personas como imbuidas de un instinto criminal.

S pe s

5- El quinto grupo destaca por el gran volumen de sus lóbulos frontal y parietal. A estas personas se les reconoce por su frente amplia, alta y bien formada. De ellas, destacan los frenólogos su sensibilidad moral y su comportamiento ético. 6- El sexto grupo se caracteriza por el abultamiento de su lóbulo parietal: coronilla picuda. Se les reconoce sólo mediante palpación y, según los frenólogos, son personas respetuosas con las leyes y cumplidoras de su deber. 7- El séptimo, y último grupo, está formado por aquellas personas que tienen dos bultos simétricos, uno a cada lado de la zona media alta del lóbulo parietal, que ensanchan las áreas extremas de su cabeza; no obstante, no pueden ser reconocidos a simple vista, sino únicamente por palpación. De ellos destacan su tacto, su diplomacia y su prudencia.

N

o obstante, aunque se conozca con total nitidez cada chichón o abultamiento del cráneo, así como las diferentes características de su cabeza, la mente de la persona sigue ocultando, a la mirada del advenedizo, su más atractivo significado. Predecir el futuro, mediante el análisis de los abultamientos del cráneo, exige del experto en Frenología un conocimiento profundo de la mente humano con todas sus implicaciones.

Un ica

En Frenología, se ha revelado que lo más importante es la interpretación de las formas y abultamientos de los cráneos de aquellas personas que son objeto de estudio. Sin embargo, se hace necesario señalar que el intérprete debe reunir ciertas condiciones, entre las que cabe señalar su capacidad para captar por palpación el contorno del cráneo para localizar posibles abultamientos o chichones. El estudioso de la Frenología tiene que tener, además, un conocimiento profundo de la estructura del cerebro, de sus lóbulos, surcos, circunvoluciones, cisuras, anfractuosidades y núcleos.


Pá gin a

35

S pe s

U

no de los primeros artículos –sino el primero, en 2010– sobre Astrología que escribí para Suite101.net en el apartado de el que luego se me nombraría como ―colaborador experturiento‖, se llamó La astrología, ¿mito o realidad? (actualmente republicado en el ―Fáquin blog‖), y en él trataba el consabido tema acerca de la verosimilitud o no de esta materia y la dicotomía manifiesta entre quienes la sostenemos y quienes la denostan. En aquella oportunidad contaba la anécdota acerca de que cierta vez se le preguntó a Isaac Newton cómo podía ser que una eminencia de su talla y prestigio le diera crédito a algo de tan baja estofa como la astrología, a lo que él habría respondido: ―Porque la estudié‖. Claro, porque quienes decimos defenderla solemos hacerlo bajo la forma ―yo creo en la astrología‖, como si se tratara de un mito. Se cree en mitos, no en ciencias o técnicas, a éstas se las comprueba, si es que luego de ello se puede considerar alguna creencia. Todo esto me recuerda el afiche que el agente Mulder de la serie de TV X-Files, tenía en su oficina, que rezaba: ―Quiero creer‖. En aquel artículo trataba acerca también acerca de algunas de las posibles razones o modos por los que la astrología puede llegar a funcionar, a saber: 1.

Vibraciones: Cito: Hay una relación imbricada entre todas las cosas, se puede deducir de esta manera, entre los cuatro elementos, los planetas, la flora, la fauna, el hombre, y todas las demás

2.

cosas. La relación entre todas estas manifestaciones de energía sería a través de vibraciones. (…) Cualquier guitarrista sabe que cuando pulsa una nota en una cuerda de su instrumento, por más que no toque a las demás cuerdas, las más próximas al menos, vibran. Esto es porque las ondas sonoras se propagan en el aire, desde una cuerda, para ir a golpear a las otras cuerdas, haciéndolas sonar también. Un guitarrista pulsa una nota en una cuerda y esa cuerda influye sobre el estado de las otras. Se puede imaginar entonces a todo el sistema solar como a un inmenso instrumento de cuerdas, donde cada planeta, el sol y la luna, son diferentes cuerdas, de un calibre determinado, de una frecuencia determinada. Este no es un instrumento que alguna vez se guarde en un estuche, sino que está en ejecución permanente. Imaginen ahora que un insecto minúsculo se pose sobre la segunda cuerda de una guitarra, en el preciso momento en que el músico toca una nota en la primera. ¿Se entiende la analogía? Proyección: Existe otra teoría, quizás mucho más interesante, acerca de por qué funciona la astrología. La misma dice que de ninguna manera es que los planetas influyan, de modo alguno, sino que es el hombre quien proyecta sus contenidos psíquicos, sobre cada uno, diferenciadamente; así, al sol se le adjudica la vitalidad, a la luna el subconsciente, a Mercurio las asociaciones intelectuales, a Venus las emociones, a Marte la agresividad, a Júpiter las aspiraciones, a Saturno las limitaciones, a Urano la intui-

Un ica

ción, a Neptuno la inspiración, a Plutón el inconsciente y la sexualidad, y todas las correspondencias que por analogía le quepan a cada uno. De esa manera, se realiza un proceso psicológico de referencia a los planetas, y ya sistematizado, contrarreferencialmente, se obtiene un análisis, casi como el reflejo de un espejo, cuya proyección de la primera imagen tuviera que pasar primero por un prisma. ¿Cómo es que no se “mezclan” las correspondencias que a cada planeta le cupieren?; una teoría basada en la teoría de los “anticolores” (física cuántica) dice que en realidad cada planeta es propiamente de la naturaleza opuesta a la adjudicada. Pero esto ya es demasiado vasto de explicar, y sin efectos, si no se posee algún grado de conocimiento acerca de esta ciencia.

¿Por qué aún la astrología no ha podido ser completamente “anatemizada”?

E

n su libro El secreto de las estrellas. Astrología, ¿mito o realidad? (Ed. Tikal, Gerona, 1994), los astrónomos Roger Culver y Philip Ianna dan buena cuenta de por qué la astrología no debería funcionar, desde el punto de vista científico. Para estudiar completamente algo, cualquier cosa, es muy bueno atender a los detractores, a quienes nos dicen que no perdamos el tiempo, que lo que nos interesa no tiene ningún sentido ni utilidad real. Cuando menos, eso nos enseñará acerca de los límites reales acerca del alcance


Pá gin a

36

veraz de aquello que nos interesa. Cuando menos, Culver e Ianna son ―detractores amables‖, reconocen que en la astrología hay estudiosos honestos por lo sinceros y convencidos, que han dedicado sus vidas al estudio de la materia. No todos los astrólogos son estafadores, como, me atrevería a decir, tampoco todos los médicos, los abogados o los ingenieros lo son. Estafadores los hay en todas las profesiones, dicho de otra manera. Todas las herramientas de las cuales los astrólogos nos servimos, efemérides planetarias, tablas de casas, catalogación de aspectos planetarios, etc., han sido confeccionadas por los astrónomos, la astrología no posee técnicas ni herramientas propias excluyentes de la astronomía. En todo caso hacemos ―mal uso‖ de las herramientas que ellos crearon. Solo, los astrólogos no podemos sostener una sola teoría eficaz que convalide un real – científicamente probado– funcionamiento de la astrología, y es cierto que hay razones astronómicas que refutan cada una de las que podemos llegar a enunciar. En lo que a mí respecta, el mes que viene se cumplirán 26 años desde la primera vez que tomé contacto con la astrología, algo que no he parado de estudiar desde ese momento. Al cierre de esta nota puedo decir que no tengo la menor idea de por qué la astrología funciona, y sé también que no es el mero deseo de creer, y si así fuera, si en todo este tiempo estuve forzando las cosas para que astrología y realidad ―coincidan‖, hace tiempo seguro me hubiera dado de cara contra el suelo en el intento. Nadie a quien le haya hecho su carta natal en todo este tiempo, más como práctica, más profesionalmente, nadie me ha dicho

S pe s

que cualquiera de mis interpretaciones le resultara disparatada. Tampoco a esta altura se trata de un juego de generalidades de aptitudes psicológicas que a cualquiera le pudieran caber. La precisión y el detalle se han ido evidenciando con el tiempo, se han alzado en jerarquía y constituyen hoy el objetivo principal de todas mis consultas. Este es el primero de una serie de artículos que espero poder ir presentando de ahora en más, poniendo en relieve aspectos que aquí apenas se apuntan y sugieren.

Un ica


Pรก gin a

37

S pe s

Un ica


Pá gin a

38

S pe s

Un ica

, Por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella

M

aravillosa portada. Vuelvo a la Spes tras una rara huida de los últimos números. Y aún me queda por leer material interesante, como el del amigo toledano. En fin, esta portada del finlandés es muy hermosa. Me hablan mucho, por amistades, de la dificultad de los finlandeses de comunicarse, de abrazarse, más allá del puntual interés sexual y/o del baño intenso de alcohol en una sociedad aparentemente "casi" perfecta (cosa que pone en duda el director de cine Aki Kaurismaki, que hasta exhibe gente sin un duro buscándose la vida. Pero, bueno, también es verdad que es un poeta singular. Filmó en Francia una película "helada" que a mí me emocionó acerca de la inmigración en Europa. Tiene un estilo como de cuadros vivos, de foto-fija, realmente helado, pero transmite una emoción peculiar. Bueno, esta SPES es superior. Del editorial hecho me quedo con que RF fue un personaje seguramente apasionante que bien merece un trabajo documental y novelístico que seguramente alguien se ocupará de hacer. Qué maravilla esa ardilla espiando: así el lector de cada día, así el misterioso lector de la Spes en diciembre, final de 2013, final de un ciclo. H. O. R. *

A

migote, Anoche le pegué una sahumada a mi casa, como para que los vecinos llamen a los bomberos, jajajaja; la cuestión es que anoche me dormí como si me muriera (por lo profundo del sueño) y hoy me desperté muy temprano, completamente resurreccionado. No sé si vos me habías sugerido hacerle una limpia a la casa luego del fallecimiento de mi tía. Bueno, yo soy medio reacio a este tipo de

cosas, solo las hago cuando ya es evidente que es necesario. En los últimos días había entrado en una especie de apatía, de falta de estímulo para hacer las cosas, que no me es natural, que además no estaba teniendo ninguna concomitancia emocional, aunque sí física; me estaba levantando de dormir tan cansado como me había acostado la noche anterior, y con el ritmo de sueño completamente desfasado. Bueno, ayer dije basta, me fui a la santería a comprarme yuyos y menjunjes y velones, jajajaja, hecho todo un brujo. En fin, te debo respuestas a mails. Hoy me voy a pasar el día con mi hermana, que cumple años mi cuñado; pero mañana estará la Spes en la calle, ¿eh?, no la pises cuando te levantes por la mañana, que como siempre te la arrojarán por debajo de la puerta. ¡Abrazo! R. L. *

M

e alegra mucho saber que no te has resistido a la limpia. Tú eres mágico, Langellita, cualquiera de tus abrazos da relevo a cualquier mal por negro que resulte y después te quedas con la carga. La casa pasó por muertes muy importantes en tu vida, para bien y para mal, así que hay que ventilar. Es mero ventile, campeón, al fin entra la luz en el santo hogar. Estaba el mal en ti al resistirte, el acomodo que uno tiene a veces para regocijarse en lo que le hace daño. De hecho, uno de los síntomas más definitivos de una aguda depresión es no asearse, engolosinarse con el aroma del cuerpo putrefacto. Y con las casas y las vivencias puede pasar igual. Mira, acabo de leer algo de mi tan admirado Bashevis Singer en su novela póstuma, Sombras sobre el Hudson —póstuma como libro, porque se había publicado muchos

años atrás como novela por entregas en diarios yiddish— (a ver si me decido y le mando escribir algo al Guillem): — Le estaba diciendo que mediante el uso del terror se puede obligar a cualquier persona a hacer lo peor, incluso a los santos. — Los santos no existen. Sigue aferrado a conceptos pasados de moda. Si ve a alguien dispuesto a sacrificarse por usted, no le quepa la menor duda de que ello le produce el mayor de los placeres. Intente detenerle y le clavará un cuchillo. H. O. R. *

N

uestro estimado escritor estrella: La llamada a corrección del párrafo en cuestión ya ha sido pasado a nuestro departamentos de correctores y hemos detenido las rotativas, por cualquier lamentable filtración que por error pudiera provocarse. Asimismo, nos alegra informarle que cuatro obreros fueron despedidos, sospechados de espionaje precisamente acerca de nuestras gaffes editoriales, y a otro más se le ha hecho una oferta que estamos seguros no podrá rechazar, debido a que se le sospecha de escritor fantasma de biografías no autorizadas de nuestros colaboradores más insignes, entre los que como es sabido usted se encuentra (el otro es Guillem de Rubenhor, ese dandy amigo suyo que tanta simpatía nos despierta). Por lo demás, despreocúpese y sepa que se encuentra en buenas manos, el gremio anarco-sionista-comunista de los imprenteros no podrá con nosotros, si tomamos las medidas pertinentes, de lo que puede despejarse las dudas, jamás cejamos en aplicar. Aprovechamos para agregar que todas las direcciones enviadas por usted recibirán nuestro boletín, y esa información ya ha sido encriptada y registrada en microfilms, los


Pá gin a

39

S pe s

que han sido alojados por seguridad en las cámaras huecas que se esconden en los tacos de los zapatos de nuestros más fieles esbirros, personal de seguridad de esta editorial. Sin más y esperando usted se halle en la vena de productividad literaria que le caracteriza, nos despedimos atte. LA EDITORIAL

uno solo que zafa, al final, "como para equilibrar". Podrán estar muy bien documentados pero la mirada discriminatoria no la pierden nunca. Siempre los fascistas latinoamericanos serán peor que sus propios fascistas, al menos en algún aspecto. Bueno, ya apunté, tomé nota de las direcciones que me mandaste para enviar la revista a tu nombre, gracias hermanoso.

R. L. R. L. *

*

¡

Qué hijo de la gran puta más maravilloso! Te aseguro, afirmo y reafirmo que hacía mucho que no me iba a dormir tras una carcajada. Lo leí ya muy tarde, muy cansado, y me reí tanto que dormí mejor que nunca. Y ahora vuelvo a reírme: ah, implacable editor, así sí los escritores nos sabemos y sentimos verdaderamente protegidos, a salvo de tanto terrorista palabrero y mudo digno de mejor horca... ¡Meraviglioso, fratelli Langella! H. O. R. *

P

or bien documentado y bien hecho que esté, siempre me da urticaria cuando los sajones se meten con temas que no les competen. También Churchill negoció con Hitler y de eso nadie se escandaliza. Acabo de terminar de leer Arlequín, de Morris West, que pensé era el libro de la película homónima con Robert Powell, pero nada que ver, esta novela va de conspiraciones entre grupos de inversión, maffia, que además revela la corrupción en el sector político. Transcurre en parte de Europa, Estados Unidos y México. Bueno, siempre la mirada sobre los latinos es la más recalcitrante. Todos los personajes de la novela son asesinos, corruptos inescrupulosos, pero cuando les toca el turno a los latinos, además son cobardes, lascivos, mezquinos hasta la ridiculez. Hay

P

hilip Kerr es un escocés que creó una serie de novelas que transcurren durante el nazismo con el inspector de policía que trabajó antes y durante el régimen nazi, y luego se desempeña como detective. La mayoría son muy interesantes, más que por su capacidad de intriga por el manejo de información muy bien documentada, y los personajes suelen funcionar bien. La serie tiene unas siete obras y el título genérico es Berlín Noir. Una llama misteriosa es uno de los libros de la serie del policía Bernie Gunther. Empieza en Berlín y continúa en los años 50 peronistas en Buenos Aires donde transcurre la mayor parte de la acción. La documentación se basa en los trabajos de tres investigadores muy serios, donde destacan estos aspectos de la caza y captura de menores de Perón y luego, mucho más desarrollado, del uso y abuso del dinero de los criminales de guerra alemanes en Argentina bajo su gobierno. Los investigadores son Uki Goño, Gerald Posner y John Ware. A mí siempre me reventó el uso de los antiperonistas de este tipo de información, lo mismo que cuando se hablaba mal de Evita o de Isabelita, que antes del golpe del 76 un diario sacó una foto malísima de una supuesta Isabelita bailando en un cabaret, como si eso pudiera desacreditarla. A los políticos hay que juzgarlos por su obra, por supuesto, y no por su vida sexual. Pero, claro, el hecho de que tuviera en común con otros dictadores, mucho más

Un ica

longevos en la tiranía que él, la pasión por las menores, indica algo interesante, y es cómo el abuso de poder puede alcanzar todas las esferas. En fin, es otro tema que nada tiene que ver con el control del empresariado y la corrupción de los negociados. Todo lo que dices al respecto es real. Esto es otra cosa. H. O. R.


Pรก gin a

40

S pe s

El arte de Alessandro Bavari

Un ica


Pรก gin a

41

S pe s

Un ica


Pá gin a

42

S pe s

Un ica

Consultorio Astrológico Spesunica Curso Práctico de Tarot a distancia Inauguramos nuestro Curso Práctico de Tarot a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de tiradas y lecturas y sobre todas las nociones relativas a nuestra materia. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como tarotista. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella. Mazo de cartas de Tarot Marsellés, de Botta (para imprimir). Mazo de cartas Zenner (para imprimir). Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, manual de Tarot. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas. www.spesunicastrologia.com.ar


Pá gin a

43

S pe s

Un ica

Horóscopo de Enero Enero, por Roberto Langella

a

Aries A partir del día 21 las amistades cobran relevancia y se vuelve a enfocar en los proyectos, hasta entonces habrá algunas tensiones respecto de lo profesional. No parece tampoco vaya a haber mucha armonía en la pareja, eviten las discusiones.

b

Tauro Posibles ganancias que guardan relacion con lo extranjero. También tensiones en el ámbito profesional. Cuidado con las cortaduras, con los accidentes domésticos.

c

Géminis Un buen mes para la vida sexual o para realizar introspecciones, el foco va en camino hacia el interés espiritual. Buen mes para hacer deportes.

d

Cáncer El foco puesto en el tema de la pareja. Problemas con todo lo que represente autoridad. Tengan cuidado de no verse involucrados en situaciones de violencia social.

e

Leo El foco puesto en temas de salud, higiene personal, o respecto del lugar de trabajo y las relaciones subalternas. Pensamiento filosófico práctico, quizás mucha actividad en asuntos que conciernen al extranjero.

f

Virgo Mes de vacaciones y distracciones. Buen mes para la vida sexual, también.

g

Libra El foco está puesto en asuntos de hogar, que tienen que ver con la estética y la decoración. Evite discutir con su pareja.

h

Escorpio Las relaciones con hermanos, parientes, vecinos, el entorno inmediato, cobra relevancia. Buen mes para los escritos, incluso para los de tipo artístico. Cuidado con la violencia reprimida, haga deportes.

i

Sagitario El foco puesto en las ganancias y los gastos, cuidado con hacer derroche. Realicen actividades deportivas con amigos. Puesta en marcha de proyectos.

Capricornio

j

Mes de cumpleaños para la mayoría de los de este signo. Un mes en que las emociones estarán más a flor de piel que nunca. Posibles problemas con todo lo que represente autoridad. Cuidado con verse involucrados en episodios de violencia social.

Acuario

k

Mes de cumpleaños para los del primer decanato. Es posible que emocionalmente se sientan algo retraídos, todo este mes y el que sigue. Mucho movimiento en asuntos que conciernen lo extranjero. Filosofía práctica.

Piscis

l

El foco puesto en las amistades y los proyectos. Buen mes para la vida sexual.


Pá gin a

44

S pe s

Un ica

Sumario de los números anteriores (La lista completa de números anteriores la hallarán aquí). Revista Spes Unica nº 15 - Enero 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Feliz 2012 para todos (2) (Reyes Peña-Langella); Crónica de una presentación anunciada (Mary Paz Reyes Peña); Valerie Solanas, una mujer anatemizada (Roberto Langella); Sé tú mismo (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la Tarotista al banquillo; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Los signos del zodiaco en la historia (Aries); Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Renata Schussheim; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 16 - Febrero 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: La hoguera de las vanidades (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Cartas Zenner: Una forma de medir la pes (Roberto Langella); O Crux Ave, Spes Unica (G. F. de Palestrina); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Facebook como sucedáneo… ¡de todo! (Roberto Langella); Los signos del zodiaco en la historia: Tauro; Nuestro presente (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Tu léxico (Yoselem Divincenzo); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 17 - Marzo 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: La inercia (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La adolescencia (Yoselem Divincenzo); El sacerdote (William Faulkner); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Adhiera a una nueva corriente literaria y que no se note que ud. escribe para el orto (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco en la historia: Géminis; Rock: Música dura. La suicidada por la sociedad (Luis Alberto Spinetta); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Norman Rockwell; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 18 - Abril 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: 29 de febrero, perdón y después (Roberto Langella); Noticias del mundillo literario; La juventud (Yoselem Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Las acólitas de Carrie Bradshaw (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco en la historia: Cáncer; De la musa al poeta / Pecado / Desterrada / La muerte le sienta bien (María Ester Rinaldi); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Pilar Giménez Bret; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 19 . Mayo 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: De atenuantes y agravantes (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La madurez (Yoselem Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Malvinas en Madrid (Guillem de Rubenhor); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Los poetas malditos (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Grandes poemas muy breves en español del siglo XX (Jorge David Alonso Curiel); Los signos del zodiaco en la historia: Leo; Compumanía (Mary Paz Reyes Peña); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Eva Besnyö; Onomancia; Horóscopo.


Pá gin a

45

S pe s

Un ica

Revista Spes Unica nº 20 - Junio 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Las flechas del tiempo, la aljaba de la edad (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El huésped de Drácula (3º parte), por Bram Stoker; Norman Cousins, la risa es cosa seria, por Guillem de Rubenhor; El suicida, por Enrique Anderson Imbert; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (8º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Acerca de las naturalizaciones, por Roberto Langella; La poesía de Charles Bukowski, por Jorge David Alonso Curiel; Admirable, por Fabiana Villafañe; El Astrólogo y la Tarotista; Los signos del Zodíaco en la Historia (Virgo); Golpes bajos, por María de la Paz Reyes Peña; Garganta de sombras, por María Ester Rinaldi; Tom Traubert’s Blues, por Tom Waits; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Edward Hooper; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 21 - Julio 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Noche de horror (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El huésped de Drácula (última parte), por Bram Stoker; Margarita Landi, señora del crimen, por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (9º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Escuchame, por Horacio Otheguy Riveira; Tres poetas españoles que apuestan por la claridad, por Jorge David Alonso Curiel; El Astrólogo y la Tarotista; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; Princesitas muertas, por Thomas Czarnecki; Los signos del zodiaco en la historia (Libra); Los viejos de mierda, por Roberto Langella; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 22 - Agosto 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Cortinas de humo (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El marciano (1º parte), por Ray Bradbury; No está escrito en ninguna parte, por Horacio Otheguy Riveira; La voz de un pueblo dormido, por Fabián Gutiérrez Reyes; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Damas del crimen en primera línea de fuego, por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (10º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; El Astrólogo y la Tarotista; Recordando “Nueve Reinas”, de Fabián Bielinsky, por Jorge Alonso Curiel; Los signos del zodiaco en la historia (Escorpio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; Pablo Scalise, de Llavallol para el mundo; Lo mejor (y lo peor) de Facebook; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 23 - Septiembre 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Vamos por todo, por Mary Paz Reyes Peña; Noticias del mundillo literario; El marciano (2º parte), por Ray Bradbury; Suzanne Leperrier, la trapèziste, por Horacio Otheguy Riveira; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (11º parte), por Armando Rey; La pareja perfecta del siglo XXI (1º parte), por Simón Domínguez Barahona; Se me cayeron las alas; Poesía (El descubrimiento / De Dios / Él (Yo) / Resurgir primario / Miserando), por Daniel Grustán Isabela; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir, por Roberto Langella; El astrólogo y la tarotista, por Ñapi; Súbitos (El último suspiro de Narciso Ibáñez Menta), por Guillem de Rubenhor; Los signos del zodiaco en la historia (Sagitario); Tumbas de la gloria, por Fito Páez; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; La escultura hiperrealista de Ron Mueck; Lo mejor de Facebook; Lo peor de Facebook ; Onomancia; Horóscopo Revista Spes Unica nº 24 - Octubre 2012 (Comprar versión impresa) Editorial, por María de la Paz Reyes Peña; Dos años, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; El marciano (última parte), por Ray Bradbury; Súbitos (Cuando ellas se desnudan), por Guillem de Rubenhor; La pareja perfecta del siglo XXI (última parte), por Simón Domínguez Barahona; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (última parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; La Pastora / Florencio: el maquis hermafrodita, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía, por Daniel Grustán Isabela (El ayeante primigenio, En menos de un millón de años, Tú que me lees); Lesiones del buen escribir, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir 2, por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Divagaciones pelotudas 2,


Pá gin a

46

S pe s

Un ica

por Roberto Langella; El Tarot de la Tarotista, por Ñapi; Los signos del zodiaco en la historia (Capricornio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Scott Davidson; Lo Mejor de Facebook; Lo peor de Facebook; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 25 - Noviembre 2012 (Comprar versión impresa) Editorial, por Roberto Langella; Calaverita para mi flaco, por María de la Paz Reyes Peña; Introducción a Gritos desde el Hades, por María de la Paz Reyes Peña; Semillas, por Jorge Dossi; Aventuras de una tarotista alocada (Los trabajos negros de Gina), por María de la Paz Reyes Peña; María de la Paz en Veracruz, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía (Qué dirías / Vivir / Descubrimiento / Lo gris / Los villanos / Una promesa), por María de la Paz Reyes Peña; Poesía (Canción de amor para Mary Paz / A Mary Paz / Ouroboros consumada / Inventario / Escribir tu nombre con sangre), por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; La galería de arte del Astrólogo y la Tarotista, por Ñapi; El Facebook de Mary Paz; Lo efímero y lo perdurable, por Roberto Langella y María de la Paz Reyes Peña; Los signos del zodiaco en la historia (Acuario); Onomancia ; Horóscopo ; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 26 - Diciembre 2012 (Comprar versión impresa) Seguir viviendo sin tu amor, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; Los amantes, por Julio Cortázar; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (1º parte), por Jorge Luis Borges; El fantasma de la tía Guillermina, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amargo (1º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas (parte 11); Sobre la astrología predictiva, por Eloy R. Dumond; Lesiones del buen escribir, por Roberto Langella; El Elegido, por María de la Paz Reyes Peña (1962-2012), por Guillem de Rubenhor; Esperando a Godot, por Ñapi; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Bruno Torfs; Lo mejor de Facebook; Los signos del zodiaco en la historia (Piscis); Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 27 - Enero 2013 (Comprar versión impresa) Editorial; La soledad, por Bersuit Vergarabat; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (2º parte), por Jorge Luis Borges; Tres cervezas, dos tintos y un vermouth con ginebra, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (2º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; Valientes mujeres con pene, por Guillem de Rubenhor; Los signos del horóscopo chino (Rata); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Winsor McCay; Escritoras; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 28 - Febrero 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Hic et Nunc, por Julio Cortázar; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (3º parte), por Jorge Luis Borges; Deja que te enseñe, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (3º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; El silencio de Lorna, por Guillem de Rubenhor; Los signos del horóscopo chino (Búfalo); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Cristian Kocak; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores.

Revista Spes Unica nº 29 - Marzo 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Se apaga la vista, por Arseni Tarkovski; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (4º parte), por Jorge Luis Borges; Laureano y Eleonora, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (4º entrega), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones de astrología, por Roberto Langella; Médicos, enfermos y payasos, por Guillem de Rubenhor; El arte como ansia de lo ideal (1º parte), por Andrei Tarkovski; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Tigre); Batman desencadenado (1º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Ot-


Pá gin a

47

S pe s

Un ica

heguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Erwin Olaf; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 30 - Abril 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Soneto 126, por Lope de Vega; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (última parte), por Jorge Luis Borges; La visitante, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (5º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Se me cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; Magníficos borrachos con su placentera amargura, por Guillem de Rubenhor; El arte como ansia de lo ideal (2º parte), por Andrei Tarkovski; Las Horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Gato); Batman desencadenado (2º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Sven Fennema; Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 31 - Mayo 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Parad los relojes, por W. H. Auden; Seco estudio de caballos, por Clarice Lispector; No escaparás de ésta, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (6º entrega), por Chabela Ximénez; Marie Mollins, funámbula, por Guillem de Rubenhor; Se me cayeron las alas; El arte como ansia de lo ideal (3º parte), por Andrei Tarkovski; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Dragón); Batman desencadenado (3º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Dan Mountford; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 32 - Junio 2013 Contenido: Editorial; El murciélago rubio, por Spencer Holst; Serafín y sus mujeres, por Horacio Otheguy Riveira; La euforia, por Roberto Langella; Canelita o el paso de azúcar amargo (7º entrega), por Chabela Ximénez; Una historia de amor que viaja en tren, por Guillem de Rubenhor; Se me cayeron las alas; El arte como ansia de lo ideal (última parte), por Andrei Tarkovski; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Serpiente); Batman desencadenado (4º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Maya Kulenovic; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 33 - Julio 2013 Contenido: Editorial; No es fácil enamorarse de una mujer que tiene freezer, por Juan Sasturain; La noche de los feos, por Mario Benedetti; El hombre del traje gris, por Horacio Otheguy Riveira; ―Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones‖, de Mac Montandon, por Roberto Langella; Canelita o el paso de azúcar amargo (8º entrega), por Chabela Ximénez; Por qué no soy vegetariano (1º parte), por William T. Jarvis; Se me cayeron las alas; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Caballo); El otro lado (1º parte), por José Luis García Ortego; Batman desencadenado (4º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Antonio Berni; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 34 - Agosto 2013 Contenido: Editorial; La mala, por María de la Paz Reyes Peña; Aroma, sabor y sonrisa, por Horacio Otheguy Riveira; Facepopular, la nueva red social latinoamericana, por Roberto Langella; El alacrán, por Elisa Pérez; Por qué no soy vegetariano (2º parte), por William T. Jarvis; Canelita o el paso de azúcar amarga (9º parte), por Chabela Ximénez; Una mujer fatal, por Guillem de Rubenhor; Amaría viajar en tren, por Roberto Langella; Traición inesperada, por Ana Riera; La ceremonia de los peces, por Ana Riera; Se me cayeron las alas; El elegido, de María de la Paz Reyes Peña (19622012), por Horacio Otheguy Riveira; El otro lado (2º parte), por José Luis García Ortego; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Cabra); Batman desencadenado (6º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Paolo Roversi; Horóscopo; Sumario de los números anteriores


Pá gin a

48

S pe s

Un ica

Revista Spes Unica nº 35 - Septiembre 2013 Editorial; La decadencia de la amistad, por Alejandro Dolina; Una visión extraordinaria, por Horacio Otheguy Riveira; Sobre el feminismo y otras militancias, por Roberto Langella; Por qué no soy vegetariano (3º parte), por William T. Jarvis; Mancha de vino rojo, por Chabela Ximénez; Tom Ripley, el gran amor de Patricia Highsmith, por Guillem de Rubenhor; Se me cayeron las alas; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; El otro lado (última parte), por José Luis García Ortego; Apareció María Teresa, la protagonista (real) de un corto de ficción, por Roberto Langella; Textuales; Prohibido fumar, por Chabela Ximénez; ¿Quimicontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (mono); Batman desencadenado (6º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Otto Dix; Horóscopo; Sumario de números anteriores Revista Spes Unica nº 36 - Octubre 2013 Editorial; Llorar a lágrima viva, por Oliverio Girondo; El misterio de Guadalupe Cisneros, por Horacio Otheguy Riveira; El duelo, por Roberto Langella; Viscosa realidad, por Elisa Pérez; Por qué no soy vegetariano (4º parte), por William T. Jarvis; Canelita o el paso de azúcar amarga (10º entrega), por Chabela Ximénez; Una Málaga entre velas, por Paula Alfonso; Se me cayeron las alas; Francisco González Ledesma: novela negra en las calles de Barcelona, por Guillem de Rubenhor; El hombre evidente, por José Luis García Ortego; Los libros, por María de la Paz Reyes Peña; Bienvenidos al paisaje de mar con olivos, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimicontás?, por Mariano Liébana; Los signos del horóscopo chino (Gallo); Batman desencadenado (7º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Alexander Bolotov; Horóscopo ; Sumario de números anteriores Revista Spes Unica nº 37 - Noviembre 2013 Editorial; La hormiga, por Marco Denevi; Paciencia limitada, por Guillem de Rubenhor; La cabina número cuatro, por Ana Riera; 3 breves, por Roberto Langella; Viaje en autobús, por Paula Alfonso; Por qué no soy vegetariano (última parte), por William T. Jarvis; Canelita o el paso de azúcar amarga (11º entrega), por Chabela Ximénez; La mujer en llamas, por Horacio Otheguy Riveira; Se me cayeron las alas; La religión, por María de la Paz Reyes Peña; La prueba, por Elisa Pérez; ¿Quimicontás?, por Mariano Liébana; Los signos del horóscopo chino (Perro); Batman desencadenado (8º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Juha Helminet; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 38 - Diciembre 2013 Editorial; ¿Así que quieres ser escritor?, por Charles Bukowski; Doble vida, por Gisela Courtois; Al doblar una esquina, por Roberto Langella; Los novios, por María de la Paz Reyes Peña; Personas sin sentimientos, por José Luis García Ortego; La mujer en llamas (capitulo 2), por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (12º entrega), por Chabela Ximénez; Se me cayeron las alas; Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013, por Guillem de Rubenhor; Textuales; Coquetería fingida, por Elisa Pérez; ¿Quimicontás?, por Mariano Liébana; Los signos del horóscopo chino (Jabalí); Batman desencadenado (última parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Kai Fagerström; Horóscopo; Sumario de números anteriores.

El Astrólogo y la Tarotista (edición única y definitiva) (Comprar versión impresa)


Pá gin a

49

S pe s

Un ica

Consultorio Astrológico Spesunica Curso Integral de Astrología a distancia Inauguramos nuestro curso de astrología a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de la confección e interpretación de la carta natal astrológica, Revoluciones Solares, cartas combinadas y sinastrías, y todas las técnicas complementarias que hacen al quehacer del oficio de astrólogo. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como astrólogo. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella Tablas de Efemérides Planetarias para los siglos XX y XXI Tablas de Casas Otras diferentes tablas Plantilla para la confección de mapas astrales Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas de astrología para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía email. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, tratado de Astrología. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.

www.spesunicastrologia.com.ar


Consultorio Astro lógico Spesunica

A S T R O L T A R O T , P C U E N T O S C U E N T

O G Í A , O E M A S , Y O T R O S O S . . .

www.spesunicastrologia.com.ar robertolangella@spesunicastrologia.com.ar Página de la revista en Facebook, aquí.

A la memoria de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012) co-fundadora de esta revista y del consultorio astrológico Spesunica. Por siempre.

Spes Unica. Año 5 nº 39. Enero de 2014 Editada por el Consultorio Astrológico Spesunica Dirección: Roberto Langella Registro de Propiedad Intelectual: En trámite. Impreso por Peecho B. V., Amsterdam, Netherlands Colaboran en este número: Horacio Otheguy Riveira; Mariano Liebana; Chabela Ximénez; Guillem de Rubenhor; Gisela Courtois; Elisa Pérez; Oscar Ramentev; Ñapi.

Otros sitios de interés: Roberto Langella Faquin Blog Roberto Langella Faquin Poesía

Un lugar de encuentro.

Las afirmaciones y opiniones vertidas en los artículos y textos son de exclusiva responsabilidad de quienes los escriben. Se prohíbe la reproducción total o parcial por cualquier medio de esta publicación, sin previa autorización de la editorial. Contenidos registrados en www.safecreative.org Los números atrasados pueden ser obtenidos siguiendo este vínculo: http://issuu.com/robertolangella

¡Esperamos sus colaboraciones!


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.