Revista spes unica nº 40 febrero 2014

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Año 5 Nº 40

Ilustración de Gustav Doré

Spes Unica

Escriben y colaboran en este número:

Horacio Otheguy Riveira; Mariano Liebana; Paula Alfonso; Guillem de Rubenhor; Chabela Ximénez; Oscar Ramentev; Gisela Courtois; Roberto Langella FEBRERO 2014


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Sumario Editorial

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Al oído, por Alfonsina Storni

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Los sabios, por Oscar Ramentev

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Hasta siempre, Juan Gelman, por Horacio Otheguy Riveira

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Poesía de Juan Gelman (1930-2014)

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Funciones yoicas, por Gisela Courtois

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Otra vez Gricel (2º parte), por Roberto Langella

14

El hombre del anorak, por Paula Alfonso

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La mujer en llamas (capítulo 4), por Horacio Otheguy Riveira

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Canelita o el paso de azúcar amarga (13º entrega), por Chabela Ximénez

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Se me cayeron las alas

25

Micromachismos: El poder masculino en la pareja “moderna” (1º parte), por Luis Bonino

27

¿Quimicontás?, por Mariano Liébana

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Romance de la mujer bella y el escultor, por Roberto Langella

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Prácticas adivinatorias extrañas: La quiromancia (1º parte)

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Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella

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El arte de Gustav Doré

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Horóscopo

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Sumario de números anteriores

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Los esfuerzos conscientes, las octavas superiores, por Roberto Langella, febrero, 2014.

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l sonido, se sabe, se desarrolla desde un tono original, al que llamamos Do, hacia estadios superiores de sí mismo, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, hasta alcanzar su propia octava superior, un nuevo Do. Del mismo modo puede involucionar, hacia escalas inferiores del momento y lugar donde surgió. El Do original surge y pasa a Re, se convierte en Re, luego en Mi, de un modo natural, pero luego hay que hacer algo para que Mi se convierta en Fa, hay que ―alterar‖ la nota, porque por sí mismo el sonido no lo hará; aplicamos un Mi ―sostenido‖ (# en la grafía), que ya es Fa, porque naturalmente, entre Do y Re, entre Re y Mi, hay un tono, pero entre Mi y Fa solo hay un semitono, ergo, Mi # ya es Fa. Entre Fa y Sol, entre Sol y La, y entre La y Si volvemos a tener un tono, y entre Si y el nuevo Do de la próxima escala (Do superior) vuelve a presentársenos el mismo problema, tenemos que alterar, aplicar el Si #, que ya es el nuevo Do. El sonido no evolucionará si no aplicamos el Mi#, luego no lo hará si no intervenimos el Si #; el sonido puede morir en Mi o en Si.

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a vida es música. Impone su propio ritmo. Hay armonía cuando tu propia escala y la mía, y la de algunos más se entrecruzan, se imbrican, bellamente. Sobre eso trabajamos nuestras melodías, tejemos un relato, decimos algo, damos un mensaje, o nada más narramos una historia. Nada más hay que procurar no morir en Mi o en Si. Hay que ―alterar la nota‖, al arribar a nuestros estadios de Mi o de Si. ¿Pero qué es en la analogía ―alterar la nota‖, qué es hacer eso en el contexto de la experiencia humana?

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―Alterar la nota‖ en el contexto de la experiencia humana es realizar esfuerzos conscientes. Vivimos haciendo esfuerzos de todo tipo, conscientes e inconscientes, voluntarios e involuntarios, necesarios e innecesarios, a todo nivel, mental, emocional, físico, espiritual. Dilapidamos a diario energías de manera innecesaria, solo se trata entonces de economizar recursos, de solo hacer lo que corresponde, para no morirnos en el intento. No hay que dilapidar energías en lo que no vale la pena, en todo caso (me aclara la voz de mi subconsciente ). Hacer lo que corresponde también puede significar intentar imposibles. Intentando lo imposible se logra lo posible. ¿Nunca te ocurrió que una experiencia vivida parece ser ―la octava superior‖ (por su delicadeza, por su refinamiento) respecto de algo quizás hace años vivido? Sí, claro, hay experiencias también que parecen ser la versión empeorada también de una vivencia anterior. De todo esto es lo que trata este artículo. Nunca te conformes con menos, exigí y exigite; da y esperá a cambio, a menos que decidas santificarte o convertirte en apóstol. Pedí ayuda cuando sientas que no estás a la altura de los acontecimientos, de las personas a las que amás. No seas mezquino, no te duermas en los laureles, mejorá aunque no se te requiera hacerlo, aunque aún en la mediocridad seas agradecido. Nunca sabemos en qué parte de la escala estamos, si en Mi, Sol, La, Si, así que no dejes nunca de hacer esfuerzos conscientes, en algún momento vas a coincidir con la necesidad. Solo intentando octavas superiores mejoraremos el mundo. A veces el instrumento se destempla, hay que volver a recalibrarlo, afinarlo, otras veces le pifiamos a la nota. No importa, hay oportunidad de insistir mientras la vibración prosiga. Que el ascenso en la escala sea tu leit motiv, a veces alcanza con el embellecimiento de la armonía, algunas de las mejores sinfonías no tienen melodías demasiado ocurrentes, Roll over Beethoven.


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Los sabios sabios, por Oscar Ramentev

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rtemio y Juliano eran dos muchachos que trabajaban en el único aserradero y carpintería que había en el pueblo -por lo que era la empresa que proveía de muebles a todos- que si bien no eran amigos, se simpatizaban y gustaban de ir a tomar unas copas y charlar al único bar que había en el pueblo -por lo que era el único que proveía de bebidas a todos, claro-. Cierta vez, y a fuer de ser sinceros, hay que decir que estos muchachos se excedieron en las copas, seguramente también en sus conversaciones, llegando a la conclusión, ambos acordemente, de que lo que en realidad ocurría era que se trataba de sabios, de pronto se dieron cuenta que ellos lo eran. Y en un lugar donde solo una carpintería te provee de muebles y solo un bar de bebidas, hay que entender lo significativo de que de pronto te descubras sabio. Las vocaciones no huelgan en el mundo más amplio y a favor de estos muchachos hay que decir que gozaban al menos de cierta facilidad de palabra. Y el problema no hubiera existido de no ser porque a la mañana siguiente, al despertar cada uno en su cama y en su casa luego de haberse separado al despuntar el alba, y después de tomar un digestivo y una aspirina para mitigar la resaca y la migraña y de caldear la pava para los primeros mates de la jornada, y de escupir el primer sorbo amargo contra el suelo polvoriento del patio, en un mismo instante, distantes entre sí, en un mismo momento recordaron la conversación de la noche anterior y la conclusión

arribada de eso: ambos eran sabios. Y entonces sí, el horror de la situación presente fue que ya sobrios seguían pensando lo mismo. Entonces en cada uno de los corazones nació el recelo. El compañero estaría durmiendo aún y cuando despertara lo haría con migraña y resaca y no recordaría ni una palabra de la conversación de la noche anterior, cada uno pensaba acerca del otro, y cuando se acercara a decirle y a recordarle se reiría de él en la cara, manifestándole que no se trataba más que de conclusiones de borracho. Ambos pensaron exactamente lo mismo. Y a partir de ahí ambos también resolvieron hacer lo mismo. Artemio y Juliano se ducharon y vistieron con las mejores ropas, cada cual en su casa, apuraron un desayuno rápido y se dirigieron a El ventarrón, el único diario de noticias que se publicaba en el pueblo. Quizá esté de más decir que llegaron a un mismo tiempo a la entrada del edificio donde el diario tenía su redacción, quedando ambos perplejos y asombrados de verse frente a frente. -Juliano… Qué sorpresa verte tan temprano… ¿Venís a publicar un clasificado? -Yo no, ¿vos sí?... Ambos a la vez comprendieron la situación y ya sobraron las palabras. Como comadronas se enlazaron los brazos y dando respingos subieron los escalones de la entrada al edificio. En la recepción pidieron una entrevista directamente con el Sr. Solvente, el Jefe de Redacción de El ventarrón. Nadie jamás pedía entrevistarse con el Sr. Solvente, por lo que el acontecimiento tomó por sorpresa a la recepcio-

nista, que los dirigió directamente al despacho del director. -En un segundo el Sr. Solvente los va a atender-. Dijo la mujer, creyendo que eso era lo que debía decirse al cerrar su participación en el evento, pero la verdad es que los puso cara a cara con el anciano, para luego volverse sobre sus pasos y finalmente cerrar la puerta tras de sí. El Sr. Solvente los miró a ambos con perplejidad y tardó un tiempo en darse cuenta de que lo que ocurría es que estaba teniendo una cita. Entonces se dirigió al intercomunicador que tenía sobre el escritorio y presionando un botón le habló a la misma mujer que había estado allí un momento antes: Señorita Toledano, cancele mi agenda del día, no estoy para nadie… Ah, y tráiganos café. Luego invitó a Artemio y Juliano a sentarse, se repantigó él mismo en su sillón (cuyo tapizado estaba algo gastado) y dijo en tono solemne. -Y bien, señores, ¿en qué puedo servirles? -Queremos ser columnistas en su diario-. Dijo Artemio, mientras que Juliano subía y bajaba la cabeza afirmativamente. El Sr. Solvente dibujó un arco en el aire, de izquierda a derecha, con la vista, y luego, devolviéndoles la mirada les preguntó. -¿Y sobre qué quisieran escribir? -Somos filósofos-. Respondió Artemio. -Bueno… -. Titubeó el anciano. –No tenemos filósofos en nuestro diario… ¿Son capaces de redactar un artículo de seiscientas palabras? Artemio y Juliano se miraron un momento.


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-Deberíamos poder escribir libros, de hecho… -. Dijo Juliano. Artemio miró al hombre y le hizo un gesto afirmativo con la cabeza. -Muy bien, tráiganme algo para poner en nuestra edición dominical, veremos qué repercusión tienen entre nuestros lectores, si es buena, quedarán contratados. Artemio y Juliano se pusieron de pie, estrecharon uno a uno la mano del Sr. Solvente, y salieron raudos de aquella habitación, cada uno pensando en ir ahora a su casa, a escribir la nota para el diario del domingo, siendo hoy miércoles.

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n su casa, Artemio se puso a pensar acerca de qué escribiría. Lo mejor era empezar por el principio: Qué es la filosofía, los beneficios de la espiritualidad por sobre el materialismo, y las metas del hombre sabio. Enseguida descubrió que seiscientas palabras para una redacción resultaban pocas, pero se dijo que no debía ponérsele riendas al sabio y se dejó ir en cuanto a cantidad de palabras. En su casa, al mismo tiempo, a Juliano le ocurría lo mismo. El Sr. Solvente, que de pronto atisbó la posibilidad de darle un nuevo giro, de renovar y modernizar su aburrido diario, desde el día jueves comenzó a hacer publicidad de sus dos nuevas adquisiciones, procurando generar expectativa entre sus lectores, respecto de las ―novedades‖ que iban a publicarse el domingo. Artemio y Juliano no volvieron a verse en todos aquellos días, para ir a encontrarse otra vez a la entrada del diario al mediodía del sábado. El Sr. Solvente los recibió ansioso en su despacho, tomando de cada uno su carpeta con su tra-

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bajo, y los envió a esperar al pasillo hasta terminar su lectura de ambos artículos, para darles luego su opinión y veredicto al respecto.

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l cabo de media hora, el hombre salió de su despacho hecho una furia, encendido de rabia. -¡Jóvenes impertinentes! ¡venir a molestar así el tiempo de alguien como yo, que después de todo soy un intelectual!-. Les espetó, echándoles enseguida las hojas de sus redacciones a los rostros, que enseguida cayeron y quedaron esparcidas por el suelo. Perplejos, Artemio y Juliano no atinaron a decir nada, viendo al hombre regresar a grandes trancos al interior de su despacho, para dar un portazo tras de sí. -¿Pero qué?... ¿qué pasó? -. Se preguntaba Artemio. -Que escribimos los dos exactamente el mismo artículo… -. Dijo Juliano levantando las hojas del suelo y cotejándolas. Se las pasó a su amigo. Artemio se detuvo un momento a comparar ambos escritos. El mismo discurso, las mismas oraciones, iguales palabras. -Es que… La sabiduría es una sola, mi amigo. La misma sabiduría para todos… -. Concluyó al cabo de un momento. -¿Y nadie es profeta en su tierra? Artemio bajó la vista avergonzado. Salieron del edificio del único diario de aquel pueblo. Cruzaron hacia la única plaza central, una rotonda, rodeada por la única iglesia, la única comisaría y la escuela nº 1 (que a pesar de la denominación, no habían más establecimientos educativos en toda la localidad). Artemio y Juliano se dirigieron a la única estación de trenes que atravesaba el pueblo. Pensaron

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en Ramiro el dentista, en Guillermo el zapatero, en José el verdulero, y se dijeron que iban a extrañarlos. -Hay que ir a la Capital-. Dijo Artemio. –A la gran ciudad, donde hay oportunidades para todos. Y se vinieron para Buenos Aires, nomás, de esto hace ya tres años. Hoy Artemio pasa música en la FM Latina y Juliano conduce un taxi.


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Hasta siempre, Juan Gelman, por Horacio Otheguy Riveira

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i se fue, no se fue, si se queda está ausente, allí donde fue bien recibido fue querido, magnífico Premio Cervantes para un poeta del silencio que duele, de la palabra que insiste y del abrazo que no cesa, buscador de potencias y nobles salvoconductos hacia un poco de justicia, un poco mucho, la justicia de los hombres honrados, de la gente limpia, del dolor que es augusto porque es humano y que es humilde porque no sabe de títulos ni compromisos ajenos.

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uan Gelman. No hago apología de santo, sino de señor de las letras y la buena política de lo que es justo te pongas como te pongas, de lo que es honorable, suficientemente decente como para merecer mi sonrisa. Sólo recuerdo lo más grande en un poeta, que la riqueza de su palabra impresa es río inquieto, inverosímil, pesadillesco y ensoñado, río que deja inerte ante el frío de su invierno, ante la desazón de su verano y el penar de su constancia, río que te ahoga y te llena de vida.

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elman. Querido Juan, el abrazo incesante que dejan los buenos muertos es perla que sale de cada uno de tus libros, perla que no da dinero, no lo tuviste nunca, nunca lo quisiste más que para lo indispensable, y allí donde más sufrías tu indigencia, con más ímpetu

surgían los buenos amigos, como por ejemplo en el México turbulento del que sólo se escuchan cantos fúnebres.

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rrancaste fascinado por los versos de Pushkin leídos en ruso por tu hermano. No entendías su significado, pero captabas la vitalidad de aquella música, y de música vestiste todas tus palabras, y más aún cuando la tragedia de la dictadura golpeó la puerta de tu casa —en busca y captura te exiliaste en DF—y tu hijo y tu nuera embarazada “desaparecieron” y te pusiste a buscar, año tras año, a tu nieta hasta encontrarla 23 años después. Querido Juan, con millones de lectores compungidos y emocionados, fieles a tus textos, esos tan hermosos, tan profundos, que cuando se topa uno con ellos no ha de hacer otra cosa que dejarse deambular por la piel de la emoción la inefable emoción que circula con nosotros para fijarnos en el tiempo y el espacio y enseñarnos que pase lo que pase nunca estamos solos y el río que nos lleva no es nada sin nuestra decisión nuestro abrazo ilimitado nuestra sed de amor y de justicia.

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Poesía de Juan Gelman (1930-2014) Alza tus brazos... Alza tus brazos, ellos encierran a la noche, desátala sobre mi sed, tambor, tambor, mi fuego. Que la noche nos cubra con una campana, que suene suavemente a cada golpe del amor. Entiérrame la sombra, lávame con ceniza, cávame del dolor, límpiame el aire: yo quiero amarte libre. Tú destruyes el mundo para que esto suceda tu comienzas el mundo para que esto suceda. * Certezas

Epitafio Un pájaro vivía en mí. Una flor viajaba en mi sangre. Mi corazón era un violín. Quise o no quise. Pero a veces me quisieron. También a mí me alegraban: la primavera, las manos juntas, lo feliz. ¡Digo que el hombre debe serlo! Aquí yace un pájaro. Una flor. Un violín * Escribo en el olvido...

A ver cómo es. Estaba quieta la inquietud por una vez. La desazón en sazón y ¡cómo se parecía el mundo a Gerarda envuelta en sensaciones de encaje! Las palabras chocan contra la tarde /y no la descomponen. La furia no me deja solo conmigo. Habrá que recortar la sombra militar. ¡Camaradas especialistas en esperar cansancios: apaguen el amor dudoso que baja humilde y despacito! Hasta el revés del cosmos morirá! * Costumbres no es para quedarnos en casa que hacemos una casa no es para quedarnos en el amor que amamos y no morimos para morir tenemos sed y paciencias de animal *

Escribo en el olvido en cada fuego de la noche cada rostro de ti. Hay una piedra entonces donde te acuesto mía, ninguno la conoce, he fundado pueblos en tu dulzura, he sufrido esas cosas, eres fuera de mí, me perteneces extranjera. * Fábricas del amor Y construí tu rostro. Con adivinaciones del amor, construía tu rostro en los lejanos patios de la infancia. Albañil con vergüenza, yo me oculté del mundo para tallar tu imagen, para darte la voz, para poner dulzura en tu saliva. Cuántas veces temblé apenas si cubierto por la luz del verano mientras te describía por mi sangre. Pura mía, estás hecha de cuántas estaciones y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos. Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos. Qué infinito de besos contra la soledad hunde tus pasos en el polvo.


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Yo te oficié, te recité por los caminos, escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra, te hice un sitio en mi lecho, te amé, estela invisible, noche a noche. Así fue que cantaron los silencios. Años y años trabajé para hacerte antes de oír un solo sonido de tu alma. * Gotán Esa mujer se parecía a la palabra nunca, desde la nuca le subía un encanto particular, una especie de olvido donde guardar los ojos, esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo. Atención atención yo gritaba atención pero ella invadía como el amor, como la noche, las últimas señales que hice para el otoño se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos. Dentro de mí estallaron ruidos secos, caían a pedazos la furia, la tristeza, la señora llovía dulcemente sobre mis huesos parados en la soledad. Cuando se fue yo tiritaba como un condenado, con un cuchillo brusco me maté voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre, él moverá mi boca por la última vez. *

La muchacha del balcón La tarde bajaba por esa calle junto al puerto Con paso lento, balanceándose, llena de olor, Las viejas casas palidecen en tardes como ésta, Nunca es mayor su harapienta melancolía Ni andan más tristes de paredes, En las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar, ojos muertos tal vez que miran a la tarde como si recordaran, eran las seis, una dulzura detenía a los desconocidos, una dulzura como de labios de la tarde, carnal, carnal, los rostros se ponen suaves en tardes como ésta, arden con una especie de niñez contra la oscuridad, el vaho de los dancings. Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujer Sus muslos abrazados, la cabeza en su vientre, El silencio de los desconocidos Era un oleaje en medio de la calle Con rodillas y rostros de ternura chocando Contra el "New Inn", las puertas, los umbrales de color abandono. Hasta que la muchacha se asomó al balcón de pie sobre la tarde íntima como su cuarto con la cama deshecha donde todos creyeron haberla amado alguna vez antes de que viniera el olvido. * La puerta abrí la puerta/amor mío levantá/abrí la puerta tengo el alma pegada al paladar temblando de terror el jabalí del monte me pisoteó el asno salvaje me persiguió en esta media noche del exilio soy yo mismo una bestia

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* La secreta dulzura del dolor... la secreta dulzura del dolor es transparencia/sale de la furiosa resignación del sueño/ suena en la boca del perdido en su origen/en su rumor de existencia que le clava la cabeza al gran espanto/ al doble andar/al doble hilo/a la no verdad del estar como no estar/ el vuelo torpe que los cría/ lo que rompe la luz/memoria confusa por sus números/ pecho que dura como huella/ la nada que te ama/


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Informe de vidas pasadas: Nuevo servicio de Spesunica Los eclipses solares y lunares prenatales nos brindan información acerca del karma de un individuo, las características en conjunto de sus vidas pasadas y el correlato que de ello puede deducirse respecto de su vida actual. Esquemáticamente, podemos decir que por el signo zodiacal de su eclipse solar es que se indica las lecciones que ha venido el individuo a impartir a sus semejantes, mientras que el signo de su eclipse lunar es la guía de lecciones que necesita aprender para una ulterior evolución del karma. Un resumen de esto se agrega en el informe convencional de carta natal que nosotros brindamos desde nuestros inicios. Ahora ofrecemos una versión extendida, con una información realmente profunda, detallada, y lo más importante, de uso práctico, complementaria a la de la carta natal, por lo que, podemos agregar, ni siquiera es necesario para el consultante creer en la reencarnación ni en la teoría del karma. El informe se divide en dos partes: la referida al eclipse solar y la respectiva al eclipse lunar, ambos según el signo en que hubieran ocurrido. Por cada parte se detallan las expresiones consciente, inconscientes y transpersonales de sus influencias, y una valorable información acerca de la integración física, que brinda un pormenorizado detalle de la forma que tenemos de somatizar nuestras cuestiones kármicas, es decir, una valorable información acerca de las causas de nuestros problemas de salud, física y psicológica. Para la adquisición de este servicio no es necesaria la realización de la carta natal, pero insistimos que en absoluto esta información reemplaza a la de la carta astral, sino que la complementa y profundiza. Se trata de un informe de entre 15 y 20 páginas en formato A4, tipo de letra tamaño 11. Para ver un modelo de este informe, hacer click aquí. Para mayor información acerca de este servicio, por favor comunicarse a robertolangella@spesunicastrologia.com.ar.

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Funciones yoicas yoicas, por Gisela Courtois Situaciones que nos debilitan y situaciones que nos fortalecen. Nuestros impulsos exigen lo posible y lo imposible, incluso lo contradictorio. La tiranía de la realidad y de nuestro universo moral. ¿Qué ocurre en nuestra mente con estas presiones? El Yo

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n principio, su plasticidad potencial, su capacidad de modificación, contrasta con el carácter estático del Ello y el Superyó. El Ello sólo posee impulsos instintivos que se conservan durante toda la vida y el Superyó (sede central de nuestra conciencia moral, nuestra capacidad de censura y del ideal de yo) funda sus raíces en los vínculos afectivos iniciales de la vida, con lo cual sufre escasas modificaciones a lo largo del tiempo, modificaciones que dependerán de nuevos objetos con los que nos identificamos, sean ideologías, modas, personas o rasgos de carácter. En este sentido, la función del yo a la hora de nuevos replanteos ideológicos es esencial. Por algo también describimos frecuentemente al Yo como un mosaico de identificaciones. En Los vasallajes del Yo, Freud describía al Yo como una instancia que cumplía la función de atender los impulsos del Ello, reprimirlos o encontrarles viabilidad según fueran tolerables o no a las exigencias morales del Superyó y, también, a las posibilidades y conveniencias que provee la realidad exterior. El modo en que el Yo resuelve estas tres exigencias configura el aspecto más importante de nuestra personalidad y puede ser modificada por el mismo individuo o a partir de expe-

riencias ajenas al mismo. Pero es importante recordar que el yo no siempre juega en el sentido de la represión de los impulsos del Ello; muchas veces es el vehículo que hace posible la realización de dichos impulsos, buscando los modos moralmente aceptables y realmente posibles de realizar nuestros deseos.

Funciones del yo

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éctor Fiorini distingue tres tipos de funciones yoicas.

1) Funciones básicas. Memoria, percepción, atención, pensamiento, anticipación, exploración, ejecución y coordinación de la acción. Este potencial es relativamente “libre de conflictos”, ya que no suele verse afectado por la emoción, pero en determinadas circunstancias aumenta o disminuye su fiabilidad. Ejemplo: si estamos esperando a una persona, nos parecerá verla aparecer cada vez que vemos a alguien medianamente parecido a quien estamos esperando. La memoria y la atención pueden verse disminuidas en un estado de ansiedad o aumentadas en una situación de alerta. 2) Funciones defensivas. Son los medios que utiliza el Yo para resolver o reprimir los impulsos de Ello que pueden entrar en conflicto con la realidad. La represión actúa no sólo sobre afectos e impulsos sino también sobre los recuerdos, percepciones o pensamientos que representen

dichos impulsos. 3) Funciones integradoras, sintéticas u organizadoras. Permiten mantener una cohesión, una organización de las dos categorías anteriores. “La fuerza de estas funciones integradoras se pone a prueba particularmente cuando frente a cambios en la situación debe el sujeto reorganizar sus relaciones con el mundo, a través de una movilización selectiva de nuevas funciones de adaptación”. Este aspecto del Yo es el que nos provee la vivencia de integración, del sí mismo, del poseer una esencia constante a través de los cambios de la vida y aún cuando en distintos ámbitos nos comportemos de manera diferente. Esta tendencia a la cohesión se encuentra permanentemente amenazada por todo aquello que tiende a disgregar al yo (ansiedades, vivencias traumáticas, exceso de culpa y demás situaciones externas o internas que puedan escindir al yo). Ejemplo: durante la guerra, algunos combatientes afirman haber sobrevivido a tanto horror a través de la vivencia de que “todo lo que veía era como una película, nada era real”. Lo mismo ocurre con accidentes o situaciones intolerables para el yo (para cada uno serán diferentes) que lo obligue a pasar por un período de obnubilación, amnesia, sentimientos de despersonalización o irrealidad.


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Efectos de las funciones yoicas

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l resultado de tales funciones serían nuestra capacidad de adaptación a la realidad, sentido de prueba de realidad (distinguir realidad de fantasía), control de los impulsos, regulación de ansiedad, tolerancia a la ansiedad y frustración, creatividad, capacidad de espera y proyección.

Los efectos de la sociedad sobre el yo

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os grupos de pertenencia, la sociedad, la familia, tendrán una influencia notoria en el desarrollo de las cualidades y la plasticidad del yo. Está visto que ciertas reglas familiares, sociales o grupales tienden a entorpecer algunas funciones del yo, hasta límites patológicos. El ejemplo más notorio es el que se describe con relación a los campos de concentración nazis, en donde todas las actividades, las reglas y hasta los escenarios y rutinas culinarias tenían el objetivo de interferir con las fun-

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ciones yoicas de los detenidos (sería mejor decir, secuestrados) hasta volverlos a un estado primitivo de la personalidad. Llegamos a la instancia de reconocer que existen situaciones (entiéndase: reglas, instituciones, etc.) a las que podríamos denominar yoreforzadoras y otras a las cuales podríamos llamar yodebilitantes. Básicamente, si queremos esbozar un contexto yoreforzador, tenemos que pensar en ambientes gratificantes, con posibilidades de atender y aliviar la ansiedad, con comunicación fluida entre sus miembros para que esto sea posible, estimulación, verificación de resultados favorables, elaboración de reglas claras e iguales para todos los participantes, reconocimiento del sujeto (que debería ser adecuadamente nombrado, mirado y escuchado). Los contextos yo-debilitantes, y aquí cada uno podrá recordar lugares que respondan a estas características, se caracterizan por poseer reglas rígidas pero burladas desde algunos sectores de poder, reglas que no presentan claramente su sentido sino que responden al capricho

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momentáneo de quien las ejecuta; la comunicación entre los sujetos se encuentra menoscabada por obstáculos físicos o emocionales (como pueden ser la delación, la desconfianza o la competencia); no existe la posibilidad de ver el resultado de las acciones para gratificarse con el mismo y aprender de los errores y, por ende, no existe estímulo alguno a utilizar recursos yoicas en pos del mejoramiento de dicho contexto, ya se trate de una empresa, institución, familia o sociedad. La psicoterapia no ha de servir para adaptar al individuo a un grupo de estas características yo-debilitantes sino a superar los obstáculos que este tipo de vivencias dejaron adheridos al yo, generando un mayor grado de madurez en la elección de los recursos, en el pensamiento, en la ideología, en el contacto con los impulsos, con la realidad y con el propio cuerpo, promover la creatividad (en contra de utilizar siempre recursos pre-inventados). En pocas palabras, la psicoterapia, sea cual fuere su tendencia, debería acercar al sujeto conseguir mayores grados de libertad. Gisela Courtois Licenciada en Psicología http:// www.giselacourtois.com.ar


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Otra vez Gricel (segunda entrega), por Roberto Langella Esta novela está inspirada en la historia real de amor que vivieron José María Contursi (1911—1972) y Susana Gricel Viganó (1920—1994). Contursi fue uno de los poetas de la era de oro del tango, quien entre otras canciones, compuso Gricel, el tema central que le dedicara a su musa. Gricel pertenece al repertorio clásico del tango argentino. Esta historia no pretende ser más que un homenaje a esta historia de amor, por lo que no se deberían buscar precisiones históricas demasiado exactas. Del mismo modo, los nombres de los personajes reales fueron cambiados. También, deseo agradecerle a mi amigo Horacio Otheguy Riveira, por el tiempo dedicado a la corrección de este trabajo, y por sus observaciones siempre oportunas. R. L.

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ubo llantos y abrazos, y promesas de amistad perdurable, de cartas que narrarían epopeyas para toda la vida, destinadas a una única consumidora final. Hubo fervorosos deseos de triunfos en la ausencia, y la convicción en el sentimiento de estar pagando con la separación hasta la última cuota de felicidad venidera. Hubo un último vistazo hacia atrás, a la casa que ya no se volvería a ver más, a la calle abombada por el calor estival, al pequeño y consabido pueblo, tan amado y tan odiado, como se ama y se odia a cualquier familiar sanguíneo. Hidelfonso las llevó a tomar el ómnibus, en la camioneta que les había adquirido junto con el taller mecánico. Américo había partido antes, con el camión de la mudanza. En Mar del Plata, Isabel y Gricel tomarían el tren que las iba a conducir hasta su destino final. Gricel iba a llorar durante buena parte del viaje, e hizo malhumorada el resto, por motivo de la pollera escocesa que llevaba puesta. No le gustaba, pues. Isabel debió acceder al vestuario de la terminal, cuando la gente de la empresa ferroviaria

le informó que ninguna de las dos podrían viajar de ese modo, vistiendo pantalones. No era el modo en que debían conducirse las damas, simplemente. En señal de protesta, Isabel también se había cambiado la blusa, por una de seda negra, con algunas transparencias. Gricel por su parte se deshizo de uno de los dos moños de cinta roja, con los que llevaba arreglado su cabello. Y no se cambió los zapatos acordonados. En el tren, los hombres miraban entre circunspectos, divertidos o recriminantes a aquella mujer con su hija, de extrañas apariencias ambas, y cada vez que Isabel ingresaba al reservado para fumadores. En un par de horas, se habían hecho famosas en el convoy. A la mañana siguiente fueron a desayunar al coche comedor. Dos mujeres ya mayores de edad, que lo hacían en una mesa contigua, se quedaron maravilladas con la belleza de Gricel. Una de ellas pretendió pasarle la mano por el cabello, pero la niña retiró la cabeza con brusquedad, por la aprensión que le deparaban los alambres de la prótesis dentaria de la mujer. —No te asustes, yo tengo una nieta igualita a vos. Sos muy linda, ¿cómo te llamás?

—Gricel—. Respondió con parquedad. —Pero qué lindo nombre. Y decime, ¿qué vas a hacer cuando seas grande? Gricel se quedó pensando en su último malestar. Había querido leer los anuncios que se veían a los costados de las vías, antes de abandonar la ciudad, pero no había podido hacerlo, por verlos pasar demasiado rápidamente. Entonces había decidido, ofendida, que ya no quería leerlos. Por lo que ahora se hallaba sentada del lado del pasillo. —Seguir—. Respondió entonces. —¿Seguir?—. Repitió la mujer, extrañada, mirando ahora a Isabel, que se encontraba del lado de la ventanilla, viendo ahora hacia afuera. —¿Seguir con qué? Gricel se encogió de hombros. —Solamente voy a seguir. La mujer, que no quería perder el dominio de la situación, sacó caramelos de su cartera, y se los ofreció. Gricel negó con la cabeza. —Agarralos, Gricel, no seas maleducada—. Le dijo su madre. —Y agradecé. La nena miró a su madre y le sonrió. Isabel le hizo un guiño. —Gracias—. Dijo Gricel, tomando los caramelos. La mujer volvió a tomar con-


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fianza en sí misma. —¿Y tu papa?, ¿dónde está? El fastidio de Gricel estaba llegando a sus niveles más altos. Por un momento miró a la mujer, luego le respondió. —En Córdoba. —Oh, ¿y a quién querés más?, ¿a tu mamá o a tu papá?—. Preguntó la mujer, fingiendo tono compinche. —A mi mamá—. Respondió Gricel. Las mujeres se rieron, entre sorprendidas y escandalizadas. —¡Oooooh!.. ¡Suerte que tu papá no está presente!, ¿o lo decís porque tu mamá te está escuchando? Los ojos de Gricel parecían más azules que nunca. —Lo digo porque papá está preso. Mató a mi abuela con un palo. Dijo que porque hablaba demasiado. Las mujeres enmudecieron de pronto, buscando con la vista la de Isabel, exigiéndole tácitamente una reprimenda a la niña, o alguna explicación. La mujer se limitó a sonreírles dulcemente. Las mujeres no volvieron a salirse de sus propios asuntos. Llegarían a la ciudad de Córdoba por la noche. Alquilaron un cuarto en una pensión, rendidas por el rigor del largo viaje. Se dieron un baño para quitarse el polvo del camino y se fueron luego rápidamente a dormir. Por

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la mañana temprano tomarían el ómnibus que las conduciría a Capilla del Monte. El cerro Uritorco le imponía su majestad al paisaje, respaldando a la amplia superficie que cubrían juntas la hostería y la estación de servicio, ubicadas a la entrada del pueblo, a un costado de la ruta. Subido a una escalera apoyada contra un poste, a la entrada a la estación de servicio, Américo revisaba que el cartel de Texaco que acababan de instalar estuviera firmemente sujeto, cuando vio llegar a su mujer y a su hija, por el camino polvoriento, tomadas de la mano. Américo bajó presuroso y corrió a abrazarlas. Se preocupó al ver llorar a su hija. —Cara bambina, ¿qué cosa fai? —. Le preguntó. Entre sollozos, Gricel respondió. —No hay empedrado… ¿Dónde voy a patinar? 5

En Capilla del Monte, provincia de Córdoba, enero de 1935.

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n sus ratos libres, los choferes de la línea de ómnibus que hacían el recorrido Córdoba-La Rioja, sabían detenerse en la estación de Américo, no tanto por lo cómodo que esto les pudiera resultar, como por lo agradable del sitio, donde siempre podían pasarse las horas en el bar de la hostería, con una cerveza, oyendo por la radio—capilla a galena que allí había, los tangos, jazz, foxtrots, y toda la música que pasaran. La radio nunca se apagaba.

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También podían conversar con el agradable italiano, dueño del lugar, que además sabía arreglar los ómnibus, por cualquier desperfecto que pudieran tener; o disfrutar de la amable cortesía de la esposa, o bromear con la hermosa y personal hija adolescente. La familia había tomado tres habitaciones de la gran casa para sí, y luego de tres años de ardua labor, había conseguido ahorrar el dinero suficiente como para comprar un auto, y refaccionar el resto de los cuartos de la casa, para alquilarlos como hospedaje temporario. Con el festejo de Año Nuevo, inauguraron la nueva parte del negocio. Gricel se apresuraba en limpiar y ordenar los cuartos, a la mañana, y luego corría a la estación de servicio, su lugar favorito de trabajo. Le fascinaba llenar de agua los radiadores, medir y hacer cambios de aceite y de correas; ver llegar a los camiones proveedores de combustible, con sus negros barriles de fundición. Trabajar con los surtidores (que por aquel entonces eran mecánicos, a palanca; funcionaban como bombas de agua). Y sentarse en sus ratos libres bajo el alero del porche de la hostería, a escribirle cartas a Dolly, o a leer las que ella le enviaba, o a leer poemas de Alfonsina Storni; a escuchar la música que venía de la hostería, o a jugar con ―Galli‖, su cachorro bull terrier. No tenía amigas allí, pero poco le importaba. Las chicas del pueblo la llamaban ―la loca del mameluco‖, por el atuendo que usaba a diario, para atender la estación. Sus amigos eran los choferes de ómnibus y camiones que usaban el lugar de parador, y la bromeaban, la piropeaban, y la hacían sentirse linda, mimada, distinta. Tres veces (Continúa en la página 18)


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omo un mal presagio, aquel día, no recuerdo en qué estación, el pitido alertando del inmediato cierre de puertas me tomó por sorpresa y reaccioné con un respingo. Azarada, miré a mi alrededor, pero nadie parecía haberse dado cuenta. Los viajeros, ajenos a toda realidad, permanecían, como siempre, enroscados en su mundo de recuerdos e ilusiones. Es lo que todos hacemos para disfrazar esa monotonía de cada mañana, cuando nos dejamos arrastrar a gran velocidad por el subsuelo de Madrid rumbo a nuestros trabajos. Una monotonía que para mí empezaba a las 6:40. Las puertas finalmente se cerraron, el metro reanudó su marcha y nuestros cuerpos iniciaron una vez más la danza orquestada por el vaivén del vagón; primero hacia atrás, luego hacia delante y después vendría un equilibrio inestable que se prolongaría hasta el frenazo de llegada a la nueva estación. Aunque no hablábamos, éramos ya viejos conocidos, algunos llevábamos incluso años coincidiendo a la misma hora, en el mismo andén, entrando en el mismo vagón, ocupando los espacios que de tanto usarlos habíamos convertido en nuestros y, sin embargo, lo ignorábamos todo acerca de nosotros: nombres, nacionalidad, profesiones, familia… Nunca hubo una palabra, un intercambio de saludos y en cambio sabíamos con total precisión en qué estación entrábamos cada uno, en la que salíamos, si preferíamos ir leyendo, escuchando música o solucionando sudokus a pesar de ser tan temprano. Y

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luego estaban los tics, aquellos movimientos que repetíamos cuando, próximos ya a nuestra estación, nos apostábamos frente a la puerta para ser de los primeros en salir. Unos, aprovechando los últimos instantes en que la oscuridad del túnel hace de las ventanillas espejos, revisaban su atuendo, se ajustaban el pantalón o se estiraban la falda para disimular las arrugas de ir sentada, pero lo más común era que, nerviosos, consultasen su reloj una y otra vez y resoplasen con cara de enfado en dirección al maquinista. Comportamientos que tras verlos repetirse cada mañana, día tras día, aprendemos a reconocer e identificar a quien pertenecen. En mi caso, a pesar de que el trayecto que hago termina justo al final de la línea, raramente me siento, prefiero ir de pie, en una de las esquinas del vagón. Desde allí puedo ejercitar mejor mi juego favorito, elegir al azar uno de los viajeros e inventar sobre él cualquier historia. Me suelo inspirar en pequeños indicios, unas ojeras demasiado profundas, un vestir descuidado, uñas mordidas y poco aseadas, miradas que huyen cuando sin querer te cruzas con ellas, y es a partir de estos detalles cuando comienzo a tejer una ficción que sin ellos saberlo les convierte en ladrón de guante blanco venido a menos; pederasta aún no identificado por la policía, pero sí por sus víctimas; futuro ganador de un gran premio que en contra de lo que pudiera pensarse arruinará su vida; o en la adultera mujer que corre hacia su casa tras haber hecho realidad un deseo durante largo tiempo anhelado. Es una distracción inofensiva que no hace daño a nadie, se trata simplemente de fantasear, de crear historias que me permitan escapar de este

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vagón y sólo me devuelvan a él cuando esté a punto de llegar a mi destino. Aquella mañana debía estar buscando entre los viajeros a mi nuevo protagonista, cuando topé con una cara que me resultó desconocida. Estaba sentado al fondo, pero en vez de apoyarse en el respaldo, había girado su cuerpo y nos miraba descaradamente a todos, incluso a mí, que me encontraba en el otro extremo. Traté de imaginar quién era, de donde venía, a donde iba, pero sus manos, que solían ser mi principal punto de referencia, se ocultaban en los bolsillos de un viejo y gastado anorak, poco acorde con el tiempo en que estábamos; calzaba unas botas de campo bastante cuarteadas y sobre los pantalones, de un color pardo oscuro, asomaban los bajos de una camisa clara. Tras examinar estos detalles de su atuendo, dirigí de nuevo mi atención a su cara, pero me topé con sus ojos, estaban clavados en mí de una forma tan directa e insistente que me despertó un escalofrío por todo el cuerpo. Traté de olvidar aquella mala sensación concentrándome en cualquier otro viajero, pero no pude, notaba su mirada turbia desde el otro lado del vagón recorrerme con una fuerza que hasta me dolía. Decidí entonces comportarme como si la siguiente parada fuera la mía y me preparé para salir. Cerca de la puerta y sujeta a una de las barras esperé a que las luces de la nueva estación aparecieran, la velocidad disminuyó y las puertas se abrieron, a mi lado comenzó a circular la gente. Mientras duró su trasiego estuve a punto varias veces de


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confundirme con él, ser una más de las personas que a toda velocidad iban hacia las escaleras mecánicas, pero aún faltaban tres estaciones para mi destino y no andaba tan sobrada de tiempo, por tanto no me moví y permanecí en el vagón. Un pitido, nos ponemos en marcha, y mientras vamos penetrando en la oscuridad del túnel me pregunto ¿Qué habrá pasado? ¿Cuántos quedaremos ahora en este vagón?, quiero darme la vuelta y comprobarlo, pero no lo hago. Y el hombre del anorak ¿seguirá al fondo o se habrá acercado?, ¿lo tendré detrás de mí? Igual ha salido en la anterior estación utilizando la puerta que tenía más cerca. Esperanzada con esta última posibilidad me giro y compruebo con horror que el vagón ha quedado casi vacío. Seremos en total unos cinco y entre ellos, en el fondo, como la primera vez que lo vi, está él, el hombre del anorak. Rápidamente me vuelvo a girar y cierro los ojos. Necesito huir, zafarme de esa mirada obscena, pero las puertas están selladas y el vagón carece de recovecos, es absolutamente diáfano. Con la certeza de tener sus ojos recorriendo mi cuerpo y su mente regodeándose con el terror que me está causando, porque lo sabe, sé que lo sabe, bajo mi vista al suelo sin saber cuándo podré levantarla. ¿Y si ocupo uno de los asientos? Los hay libres tanto en el lado que él está, como en el de enfrente, pero deduzco que es mejor situarme en su misma línea, al menos las barras y los respaldos vacíos se interpondrán entre sus ojos y yo. Escojo el que me parece más adecuado, me dirijo hacia él, pero cuando estoy a punto de alcanzarlo, alguien que se me había adelantado, lo ocupa. Se disculpa y con un gesto me señala los lugares libres que hay enfrente, le doy a entender que no pasa nada y acabo sentada allí, donde yo no

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quería, al alcance de su vista sin nada que lo impida. Llegamos a la siguiente estación y otra vez las dudas. Se bajan dos personas y, cuando estoy a punto de irme tras ellas, entra una tercera que afortunadamente se sienta a mi lado. Es una mujer de unos sesenta años, fuerte, gruesa y con una colonia

barata que en otras circunstancias me habría expulsado directamente hacia el extremo opuesto del vagón, pero hoy estoy tan agradecida de que haya escogido el asiento junto al mío que no me importa. Se me pasa por la cabeza pedirle ayuda, rogarle que eche su cuerpo hacia delante para impedir que aquellos ojos del fondo sigan penetrándome, pero no lo hago. Respiro hondo y trato de tranquilizarme, ahora con esta mujer a mi lado debería resultarme más sencillo. Me obligo a ocupar la atención con otras cosas, estiro mi falda, abro el bolso y saco un pequeño espejo que desde hace años me acompaña; observo su tapa, recorro con los dedos los surcos de su marquetería; lo abro, lo cierro y vuelvo a guardarlo, ahora miro el reloj, repaso mis uñas, pero no me engaño, todo está resultando inútil, mi cuerpo sigue resintiéndose del daño que le causa aquella mirada del fondo. El convoy va a entrar en la

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penúltima estación, después sólo quedará la mía, la definitiva, en la que me bajaré y este infierno afortunadamente se habrá acabado. Disminuye la velocidad, frena y se abren las puertas. Alarmada compruebo que uno a uno todos los que van con nosotros se levantan, se dirigen a las puertas y salen, incluida la mujer sentada a mi lado, y no entra nadie. En el vagón solo quedamos dos, el hombre del anorak y yo. No dejo de mirar las puertas que permanecen abiertas, son como gargantas de las que sale una voz que me grita: –Bájate, sal rápidamente de este lugar antes que se convierta en tu peor pesadilla, no te importe llegar tarde al trabajo, ya lo justificarás con alguna excusa que suene razonable, pero salva tu vida, corre, aún estás a tiempo-. Pero otra voz trata de imponer cordura a mi injustificada angustia; me pregunta los motivos que tengo para pensar que aquel hombre quiera hacerme daño, ¿es acaso su vestimenta?, ¿el hecho de que te esté mirando?, ¿que permanezca aún en el vagón? ¿Por qué no puede ser un viajero más que simplemente coincide contigo en tener como destino la última parada? ¿Con qué derecho le estás juzgando y poniendo en su imaginación pensamientos que sólo están en la tuya? Me hace dudar, no sé qué hacer, las puertas continúan abiertas, pero yo estoy como paralizada. El silbato sonará, las dos hojas se deslizarán y ya no habrá marcha atrás, pero sigo sin decidirme. -Sal, escapa, huye, aún estás a tiempo-, grita la voz de alarma. Los latidos de mi corazón rebotan en mis sienes y me empieza a faltar el aire, me ahogo. Es entonces cuando tomo la decisión y me pongo de pie, pero no he debido sujetar bien el bolso que resbala por mis dedos para acabar estrellándose contra el suelo.


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Mientras estoy agachada oigo el largo y chirriante pitido que avisa del inmediato cierre de puertas, me incorporo lo más deprisa que puedo y trato de recorrer la distancia que me separa de la puerta, pero cuando llego las dos hojas acaban de juntarse.

(Viene de la página 15)

por semana tomaba clases de piano, con la señora Haydée, quien también la hacía sentirse bien, y con quien compartía el gusto por las novelas de piratas. Desde hacía un par de veranos, solía tomarse una o dos semanas estivales en Buenos Aires, donde Dolly se había mudado junto con su madre y su hermana, a una casa cercana a Parque Centenario. Y no era que Dolly hubiera triunfado con el tango —aún no lo hacía— sino que, como la familia de Gricel, ellos también habían escapado de la excesivamente tranquila Guaminí, en procura de más vastos horizontes. Nelky había quedado algo distanciada de su hermana mayor y de su amiga, con sus trece años de edad, y ya Gricel sabía que la chica jamás iba a atreverse a usar pantalones. Pero Dolly no la esperaba a Gricel en Buenos Aires este verano. En una de sus últimas cartas, ésta le explicaba que su padre se había quedado sin un céntimo, luego de inaugurar el hospedaje. Quizás, si las cosas marchaban bien, viajaría en las vacaciones de invierno.

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Mi cuerpo se prepara entonces para iniciar la danza que orquesta el vaivén del vagón, y como un pelele se inclina primero hacia atrás, luego hacia delante, y en el cristal la espesa negrura del túnel devuelve una imagen de mí que hasta el momento desconocía.

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odas las superficies planas son pianos, y sobre el imaginario teclado se aplican con entusiasmo largos y delgados dedos. Extremidades cargadas de memoria en un cuerpo que se siente extraño, con una mente que confunde sus recuerdos. Todas las superficies planas son pianos y los espejos han vuelto a su lugar y Eloísa prefiere los de cuerpo entero, donde se gusta, coquetea con su imagen y juega con mohines y arrumacos, pero cuando pierde el control y se fatiga y le falta el aire y llora largo y angustioso lo hace fuera de foco, ocultándose de esas imágenes en las que no se reconoce. Por toda la casa no hay una sola foto de antes de caer en manos de Marcial Legaré y sus amigos, ahora convertidos en ―odiosos carniceros‖. Arroja las medicinas al contenedor, y da por concluidas las intervenciones pendientes para corregir defectos o continuar reduciendo cicatrices: ―Ya no soy una pared con grietas. Lo que quedó, aquí se queda tal y como está‖. Su marido le dice que por supuesto, que cómo no, claro que sí, lo que tú digas, no te preocupes por nada, pero en cuanto la pierde de vista vuelve a llamar al especialista en manos, el eximio Maximiliano Pérez-Moriega que le ha dicho que hasta el mes que viene nada de nada hasta que escucha una oferta económica tan escandalosamente alta que asegura que llegará en unas horas con su equipo móvil de rayos X y tres colaboradores: todos a una con la ilusión de destruirle las manos a martillazos y reconstruir-

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las por completo con los materiales más sofisticados: dorsos de afinada armonía con la piel de los brazos, y las palmas igualmente suaves con líneas en reelaborado destino prefigurado por Venus y los dioses del Olimpo...

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ientras tanto, ella va de piano en piano imaginario y cada tanto mira por la ventana a la espera del arribo de uno de verdad ante el que se sentará sin saber quién es, poseída por múltiples eloísas que se turnan en el vaivén de su creatividad: una adolescente tímida que cautiva a sus maestros por su talento, una muñequita sexy casada con un jeque que le compra pianos y teatros, una diva misteriosa que es aplaudida en las salas más prestigiosas del mundo, una anciana profesora en una academia con lista de espera, una vedette de cuerpo escultural que sorprende a propios y extraños interpretando desnuda el Concierto para piano en si bemol menor de Tchaikovsky, y también una muchacha pobre que consigue becas esgrimiendo un talento sobrenatural. Se identifica con todas, hasta abrirse camino una joven que vive en la calle y toca largos conciertos en el aire o sobre cualquier superficie, con afán de sucumbir en el empeño, con energía para destruirse en un sinfín de actos monstruosos, muriendo poco a poco a medida que mata a los demás; la música la lleva en la cabeza, la recorre entera y le da fuerzas aunque sólo sea piel y huesos, gata en los tejados, fascinante animal que se las apaña para entrar en casas donde se ocupa de transformar la plácida noche en sangriento desenfreno. Degollinas y decapitaciones, huida por salidas

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de servicio, ventanas traseras, escaleras de seguridad, jardines de antes del amanecer. Y Eloísa emocionada, incapaz de parar de tocar, felizmente atrapada por esta última imagen que destaca sobre todas las demás: la bella miserable, artista genial, hambrienta de venganza asesinando figuras sin rostro y sin sexo, un misterio excitante que quizás se revele más adelante, tal vez reaparezca si es que es ella misma esa mujer fea y sucia, que aparece preciosa tras un largo baño auspiciado por la esperanza del amor. Tal vez sepa más después de recuperar las otras imágenes, las otras pianistas, y continuar el extraño viaje que acaba de empezar, o se pierda en divagaciones que podrían ser terroríficas si no fuera que la complacen enormemente. Cada tanto mira por la ventana esperando la llegada del Steinway que ha encargado su marido. Ensaya con partituras que le consiguieron por Internet, y que ha impreso en la misma casona donde no falta de nada pero donde ella está cada día más inquieta, saturada de sí misma porque no encuentra la clave y empieza a sospechar de que todo esto no es real, sino una representación en que la han metido sin consultarla. Solamente la alivia el sonido de sus conciertos de piano que suenan en Dolby Stereo sólo en su cabeza.

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arcial Legaré no ha pegado ojo en toda la noche pensando en ella, en cómo homenajear más ese cuerpo que tanto le excita, acostándose desnudo a su lado,


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l abogado se aferra al portafolio donde trae toda la documentación pertinente para que su mejor cliente no se hunda y lo arrastre a él a la indigencia; necesita que venda cuanto antes propiedades en impregnándose del olor corporal que le fabricaron en exclusiva. Las facturas están desparramadas sobre el escritorio confiando en que se paguen por arte de magia. Cuando llama al banco y le responden que ya no tiene solvencia, opta por abrir la caja fuerte y coger lo que necesita. Tampoco responde las llamadas de su abogado-administrador, hasta que una noche llama a su puerta y le arranca del sueño. — Haz algo. No puedes tolerar esta ruina. Tienes que empezar a vender propiedades antes que comiencen las órdenes de embargo. Es posible que te despidan del hospital. Les has hecho muchas trastadas. Reacciona o te hundes para siempre y a esta mujer no vas a poder mantenerla ni media hora más.

— Ni a ti, claro. Todo esto es ridículo. — Como me imaginaba que ibas a reaccionar así te traje todos los datos para que lo veas con claridad y me firmes documentos y hagas algo positivo. — Mucho positivo he hecho, pero que mucho. Ven, quiero mostrarte una película de mi creación que sólo yo he visto. Ven y mira y dime si no valió la pena tanto gasto, qué digo gasto, tanta inversión, tanta maravilla.

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fuera su boca, y su areola sin cicatrizar, y el deslizamiento delicado sobre toda la figura magnificando el abandono de las muletas para dar un paseo. Una película que el médico avanza y retrocede mientras su abogado continúa disertando un plan para evitar la catástrofe financiera. Marcial sigue a su aire, emite sonidos de admiración, se salta secuencias, vuelve a empezar, repite el final, recomienza.

París, Asturias y México. Pero ahora teme lo peor. No tiene más remedio que ver la película que le pone en el dvd: Eloísa Benamejí Iturralde, la desmemoriada, paseando por el jardín con el

Continuará

donaire de un personaje de novela rusa, sombrilla y encajes, pamela y botines. Tal el prólogo que mezcla situaciones reales, de ficción y simuladas, para dar lugar a una antología de quirófanos que le producen arcadas: manos de látex cercenando y abriendo pechos, rellenando, cosiendo, desarticulando la blandura de los brazos, fortaleciendo muslos a base de bisturí, recomponiendo la nariz, puliendo las ojeras, corrigiendo huesos, un cuerpo ensangrentado en muchas partes, para después mostrarlo restaurado. Con cautivante música de fondo se la ve resucitar de su devastación: sus primeros pasos, su entereza, sus caderas cimbreantes, sus nalgas sedosas sin rastro de sutura, sus pechos llenos tomados desde varios ángulos, como si la lente


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Canelita o el paso de azúcar amarga Canelita y la mujer del sombrero

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urora estaba sentada a la sombra de una parra. Debería haber sido un almendro, pero a Margarita le daban alergia y Rafael los evitó al diseñar el jardín. Aún así era una bonita estampa la que formaba con su vestidito rosa rematado de entredoses malvas, bajo el verde de la parra y coronada con su eterna pamela de paja. Ella era así, naif de naturaleza, rayando en la ingenuidad más absoluta. Rozaba los cincuenta pero parecía no darse cuenta de haber superado la adolescencia, ni ser consciente de que hacía décadas que se acabaron los sesenta. Tenía la sonrisa fácil y la mirada lánguida de la inocencia consciente. Mondaba la manzana que le servía de desayuno con una pasividad contemplativa que bien podía confundir la minuciosidad con la simple pérdida de tiempo. Los otros clientes del hostal hacía rato que habían bajado hasta la playa, en cambio ella demoraba su paseo matutino por los pinares. Prefería terminar de releer

su viejo libro de poemas, de autor desconocido y páginas manoseadas por el tiempo. Le gustaba aquel sitio. Lo había descubierto por casualidad, de camino entre la vieja casa de sus abuelos y el lugar a donde iba a reconstruir su corazón después de cada ruptura. Desde aquel propicio día en que su viejo coche dejó de funcionar justo a las puertas del hostal, no había faltado ni un solo verano. Sabía que a todos les parecía una excentricidad que veraneara en un hostal de carretera, pero por nada del mundo iría a renunciar a su bonito retiro hogareño -espiritual y mucho menos por las opiniones de conocidos o desconocidos. Margarita y Rafael se habían convertido para ella en parte de su propia familia. Una parte enorme ya que hacía años que había perdido a la más cercana, de la poca que tuvo la suerte o desgracia de conocer, pero parte fundamental al fin y al cabo, sin la cual ya no podría pasar ni uno solo de sus restante veranos. Le gustaba el ambiente, el olor a la resina del pinar, el bullicio que llegaba como un eco desde el campamento vecino, en forma de voces infantiles siempre vivas, el sonido del mar que sólo la gente de ciudad puede distinguir a varios

kilómetros e incluso los lugareños, que la miraban curiosos y murmuraban que estaba loca, habían llegado a gustarle a fuerza de costumbre. No requería gran esfuerzo mimetizarse, era cuestión de dejarse llevar entre ellos con una sonrisa. Todos acababan por aceptarla como a una rareza más del paisaje, de las muchas que se daban por aquellos entornos. Como solían decir por el sur: En cada casa hay un cuadro torcido. El secreto consiste en aprender a vivir con él y a respetarle su lugar. Aurora levantó sus ojos del libro. Margarita tendía las sábanas al sol y tarareaba una coplilla, tal vez una alegría de Cádiz, no estaba segura. Tampoco podía ponerse en ese momento a descifrar la melodía, era su tiempo de pensar y reponerse. Ya estaba casi controlado todo. Cinco minutos de sufrimiento era cuanto podía permitirse y permitirle. No era fácil. Al principio le asaltaban los pensamientos y los recuerdos casi sin poder evitarlo. Cualquier coincidencia, un gesto similar, una palabra, todo parecía confabularse para traérselo a la memoria. De repente, él ocupaba toda su mente, las manos le


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temblaban y el aire perdía la libertad de circular libremente por sus pulmones. Luego todo cambió. Aprendió a aplazar su pensamiento. Se entretenía con cualquier juego mental, se obligaba a pensar algo concreto y conseguía reducirlo a un lugar indeterminado de su cerebro. Así logró evitarlo mucho tiempo, pero sabía que tarde o temprano aparecería y pudiera ser que con más fuerza. Los asuntos pendientes solían estar pendiente durante mucho tiempo hasta ser resueltos, o pasaban factura cuando menos se los esperaba y eso podía ser mucho peor. Su relación con él había sido un error y como a tal debía analizarlo y volverlo a analizar, hasta extraer el aprendizaje que todo error conlleva. Por ignorarlo no conseguiría olvidarlo antes. Sólo si su mente llegaba a la conclusión de que el resultado negativo de aquel encuentro era lo más conveniente para su crecimiento espiritual, se vería liberada del mal recuerdo y podría evocarlo sin dolor, como un pasado inevitable y lejano, como algo que tuvo que ocurrir. Consciente de la limitación de su teoría, se dispuso para el ejercicio. Necesitaba un lugar tranquilo donde nadie interrumpiera su pensamiento y lo tenía, la predisposición de avanzar en su cometido y la tenía, sólo necesitaba comenzar.

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Cerró los ojos y visualizó su rostro. ¡Qué atractivo se conservaba en su me-

moria¡ Sereno y seguro de sí, como un ser superior, en clara posesión de los secretos del mundo. No era sencillo despojarlo de su aurea, había que imaginarlo en momentos concretos, en circunstancias precisas en las que había actuado con toda la mezquindad de que era capaz, descubriendo su verdadera naturaleza imperfecta. Se concentró en sus ojos y recordó su indiferencia ante su dolor. Rápidamente perdieron el brillo y se mostraron fríos y egoístas. Evocó sus labios y escuchó claramente sus mentiras, sus palabras fáciles, sus menosprecios que no eran más que vanos intentos de maquillar sus propios complejos. Los vio desdibujarse en un rostro ya demacrado, desprovisto del color que

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pudo indicar que un día corrió sangre por sus venas. Recordó sus manos suaves, de caricias hipócritas de ojos cerrados y lo imaginó imaginando que no era a ella a quien tocaban, que usaba su cuerpo como usaba su alma, como un instrumento necesario para su propia satisfacción, para su propia reafirmación como persona. Vio entonces aquellas manos adoradas agrietarse, volverse ásperas y frías y comprendió que el juego había terminado. Al tremendo dolor por la pérdida, siguió el profundo suspiro de liberación, la sensación de haber escapado a tiempo de algo mucho peor, la seguridad de que una mano divina abrió sus ojos a la luz y la rescató del gran error que hubiera supuesto continuar a su lado. Pero lo echaba de menos. Notaba en falta sus dulces mentiras, su mirada fría que podía llegar a parecer sincera, sus caricias prestadas, sus manos, esas manos adoradas… Volvió a intentarlo. Lo dibujó en su mente deslucido, ajado, agrietado como una foto arrugada. Fue enumerando sus desprecios uno a uno y esperó. Poco a poco las grietas profundizaron en su rostro. Se desprendió un trozo y luego otro y otro más, como piezas de un puzle macabro. Caían despacio, dejando


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un hueco de oscuridad, un vacío de nada que era un todo al mismo tiempo y se deslizaban lentamente, en línea recta, hasta estrellarse en el suelo y romperse en mil pedazos. Luego volvían a romperse en mil más hasta quedar, como dijo el poeta, convertidos en polvo, en nada. Abrió los ojos y respiró profundamente. El olor de los pinos era ahora más intenso. El sol se filtraba entre el techo de hojas de la parra y rozaban su sombrero de paja, como invitándola a dejarse abrazar. El sonido de un tanguillo salía de los labios de Margarita. Esta vez sí lo reconoció, era el de ―Los duros antiguos‖ y a ella le sonó a vida en estado puro. Miró el reloj: Cuatro minutos, treinta segundos. Batió su record. Acababa de reducir su tiempo de sufrimiento diario, el limitado tiempo de su recuerdo.

(CONTINÚA EN EL PRÓXIMO NÚMERO) También pueden leer esta historia en el blog de la autora.

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Se me cayeron las alas (parte 25) A la memoria de Eduardo Daniel Melgar

#451 03-dic-2010 2:57 Simón Domínguez Barahona Noches etéreas de lánguidas sonrisas de estrellas nacaradas, duerme la gente, los perros y hasta los peces, por alguna extraña (y clara) razón, yo no duermo por las noches, debe ser que me siento observado, o por el mero romanticismo de hacerle un guiño a la luna. #452 03-dic-2010 3:29 Alma Delia Chávez Rojas Mmmmm, mi querido maese sureño: no les crea a estos personajes que me atañen comentarios no validos acerca de su persona, yo solo dije que me sentía sola y que lo extrañaba.... En fin, qué bueno que ya esta de regreso y qué malo que le hayan dejado un mouse casi parapléjico. En fin nos vemos . #453 03-dic-2010 13:53 Roberto Langella Misia Alma, no aclare que oscurece. Veo que mis amigos Sueñero Sureño y Simón el Mago anochecieron poetas. No intentaré emularlos porque ya es de mañana, es decir, ya es demasiado tarde. Lo que me sostiene en mis flacas piernas es saber que ella siempre vuelve, sin necesidad de verificar la hora. Sin embargo,

mi corazón tonto la espera ansioso de manera permanente, como si por azar alguna vez algo pudiera hacerle perder el último tren, y no llegar. Entonces, hay veces que me parece verla entrar a mitad del día, con el sol a contraluz, que me enceguece, o me hace lagrimear. Nada, es solo un halo, como un fantasma, como el negativo de su existencia; es el lugar impregnado todavía de su haber estado, de su haber sido; es no saber que el tiempo no existe, por más poesía que se haya estudiado, es llenar el día de manera burocrática hasta que vuelva a ser de noche, y entonces no sea un fantasma, entonces sea de nuevo ella que vuelve a entrar. #454 03-dic-2010 14:16 Simón Domínguez Barahona La noche es bastante extraña, y soy más interesado por la luna que por los amaneceres, pero hoy por alguna circunstancia igual de extraña me he despertado muy temprano; debe ser la esperanza de encontrar un apartado que me calce y que no esté ocupado, o quizás simplemente haya sido la conversación, con un tono de voz un poco alto en estas regiones frías, de mis vecinos. O quizás haya sido la aparición de uno de esos ratones con alas de los que hablaba el capitán hace unos post, que como invocado ha venido a despertarme.

Pero, ya que estoy despierto y con cara de muerto, me pondré a trabajar que ya me llevan mucha ventaja y me propondré alcanzarlos. #455 03-dic-2010 14:40 Eduardo Daniel Melgar Alma: sus emocionadas palabras me enternecen y he convencido al ratón que funcione, a pesar de su antigüedad precolombina contagiado de tanta dulzura. No se preocupe, el coro me llega intacto, las voces celestes me acompañan desde que dejé la carnadura. Ahora soy ciudadano del éter y mi documento de identidad es una pompa pluricolor. A pesar de su conexión con la materialidad de las PV y los azarosos centavillos que percibe mirando tele, la comprendo y la felicito. Se acerca la hora de morfar y esos platos exquisitos la requieren, debe alimentar los 1,90 de humanidad para proseguir alegrando estos foros. Un saludo desde la dimensión del aire y del fuego que no quema. #456 03-dic-2010 14:49 Eduardo Daniel Melgar Simón, druida tropical: Me preocupa que si no duerme, como ha declarado, se levante temprano. Me preocupa que aspire tan obsesivo a ser CE y que tenga un rabo resistente para escribir y escribir y no se le nuble el ojo.


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Ojo al piojo. No descuide las formas ni las alergias, use ratones ópticos y firefox, usté puede y vigile a su hermanita tanguera. Dele de comer a los enanos, que algún día serán gigantes y olvídese de los apartados por un ratón. Un consejo sobre la nocturnidad: no sea que le pase como al furioso, que se ausentó una noche y hasta aquí llegan los lamentos de las walkirias. #457 03-dic-2010 14:57 Eduardo Daniel Melgar Beto, capitán: No puede negar que usté es pueta. Esos "ella" y el suspenso de que entra o no entra, que enceguece y pierde el tren, me recuerda que a la luz le sigue la sombra y viceversa, pero acuérdese que a todo tren le llega su picaboletos y que a cada noche le chista alguna lechuza. #458 03-dic-2010 16:54 Roberto Langella A mí no hay caso, la noche me suele agarrar dormido, sobre todo, desde que fui estaqueado al cuore, cual vampiro sin reflejo en el espejo. E insisto: pa pueta todavía me falta el traje de tweed verde (que es como pura franela, ¿no?) verde y con moño al tono. Puetas eran los de antes, maese. Además de que mercurio me anda jorobando y los dedos se me van para cualquier tecla; tengo los dedos empastados, como si los hubiera remojado en vino.

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#459 03-dic-2010 19:58 Simón Domínguez Barahona No se preocupe maese don señor Melgar, que comúnmente duermo más que oso hibernando, y solo quería ser como ustedes cuando sea grandeeeeeee (ja, ja ¿patético, no?) y a pesar de no poseer ni un gramo de nalga todo sea por el premio de Superman, ¡ja! la tengo vigilada y saludada por usted le manda un abrazo. Y yo… mmm, yo, veré alguna película...¿qué me recomiendan? #460 03-dic-2010 22:14 Alma Delia Chávez Rojas Maese, qué falta que hacían sus rebuscadas palabras para hacer funcionar mi cerebro en ocasiones colapsado de tanto ver glee y smallville. Un saludo, porque ciertamente, je, je, je, ya es hora de comer. #461 03-dic-2010 22:33 Antonio del Olmo Se acerca el quinto centenario de este foro. Amigos, ese cercano "post" número 500 es propiedad de Humberto y sus alas. ¿Alguien se atreverá a arrebatárselo? ¿Dónde demonios está Humberto? #462 03-dic-2010 22:57 Simón Domínguez Barahona Yo creo que nuestro buen amigo Humberto se acerco mucho al sol y se le derritieron las alas, y para mí que su papá se llama Dédalo, en todo caso nos dejo un espacio

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bastante interesante, y la verdad que es una buena pregunta… ¿quién se llevará el gran 500? Fuera interesantísimo que reaparezca el buen amigo padre de la humbertología. (Eeeeeh, ya soy C.E. ¡ja! ¡en tu carota coyote cósmico!). #463 04-dic-2010 0:05 Antonio del Olmo Hey, mago, ya vas con subtítulos, ¡congratulations! #464 04-dic-2010 0:08 Simón Domínguez Barahona ¡Graaacias! ¡¡¡buena forma de terminar la semana!!! #465 04-dic-2010 1:04 Eduardo Daniel Melgar Felicidades mil, amigo druida. Ya es paranormal experto. #466 04-dic-2010 1:05 Eduardo Daniel Melgar Felicidades mil, amigo druida. #467 04-dic-2010 1:06 Eduardo Daniel Melgar Felicidades mil, amigo druida. #468 04-dic-2010 1:15 Simón Domínguez Barahona Esa son muchas felicidades, ¡gracias!, aunque dado el tema la repetición me ha parecido un fenómeno paranormal, capaz su computadora está poseída, o vive adentro un duende o Boggart.


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Micromachismos: El poder masculino en la pareja “moderna” (1º parte), por Luis Bonino

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ste artículo está dedicado especialmente a los varones que están intentando revisar, rebelarse y denunciar los códigos machistas en los que fueron entrenados y que se están esforzando para lograr igualdad con las mujeres. Pretende ser un llamado a seguir profundizando en la reflexión y autocrítica sobre los propios comportamientos, aplaudiendo los propios logros en el camino hacia la igualdad, pero sin olvidar que queda aún mucho por recorrer. Es un aporte realizado desde la convicción que los varones no debemos anclarnos en lo ya conseguido ni sobrevalorarlo, que junto a nuestros deseos de cambio también hay resistencias, que la autocomplacencia es mala consejera, que es necesario ver los nocambios que existen dentro del proceso de cambio. Y que la igualdad real solo es posible si los varones detectamos y desactivamos todos los obstáculos y resistencias—grandes y pequeños, propios y sociales, cotidianos o no—que se oponen a ella. Luis Bonino. Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina, de Madrid. www.luisbonino.com luisbonino@luisbonino.com (Tomado de Voces de Hombres por la Igualdad, compilado por José Ángel Lozoya y José María Bedoya. Editado por Chema Espada).

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Qué pensamos cuando vemos a ese varón que se dice ―progre‖, eludir o esquivar con justificaciones su quehacer en el hogar? ¿Y de ese ―tipo majo‖, que dice que puede hacer pocas cosas en casa porque llega tarde y cansado del trabajo, pero que tiene tiempo para sentarse dos horas frente al ordenador? ¿Y cuando escuchamos al que dice que es muy compañero porque ―ayuda‖ en todo a su pareja? O ¿qué sentimos ante el que, cuando su pareja le reclama algo justo, se queja del ―estilo‖ que ella emplea descalificando así dicho reclamo? Y ¿qué opinamos del que comenta que él no es machista porque disfruta bañando, preparándole la comida y jugando con su niña? ¿O, de ese otro que se dice de izquierdas pero se enfada silenciosamente si su pareja le pide consejo y luego

ella hace algo diferente a lo aconsejado? Si somos varones progresistas, es probable que algunos pensemos que más de uno de esos ejemplos nos muestran actitudes un poco machistas, pero que no tienen demasiada importancia. Otros disculparíamos a los varones que tienen esas actitudes, porque aunque no sean correctas son trazas del machismo ―que uno no puede sacarse de encima de repente‖. Si somos bastante autocríticos, puede ser que tengamos un cierto cargo de consciencia al vernos reflejados, aunque inmediatamente podríamos decir que no permiten ver las cosas buenas que sí hacemos los varones. Si fuéramos conservadores, probablemente ni tomáramos en cuenta la propuesta de reflexionar sobre lo que los varones hacen, ya hartos de los cuestionamientos de las mujeres a nuestro modo de ser.

Pero, si fuéramos mujeres nuestra respuesta sería diferente. Seguramente pensaríamos: ―la verdad que esas actitudes las sufrimos todos los días, pero ¡qué vamos a hacer!‖ Quizás no tendríamos claro por qué él se comporta así, pero si fuera nuestra pareja lo llevaríamos mal y algo le reprocharíamos. Pero también nos reprocharíamos culpabilizándonos luego de preguntarnos ¿si es tan buen hombre, por qué quejarse o enojarse? Y nuestras relaciones cercanas ¿qué dirían si nos quejamos de lo que ellos hacen? Seguramente nos reprocharían a nosotras nuestra actitud reactiva y no el comportamiento de ellos: ―¡no sé por qué te enojas por esta tontería!‖ o ―¡no sabes el hombre que tienes al lado, te lo envidio, no sé de qué te quejas!‖. Entonces seguramente nos cuestionaríamos más aún: ¿Cómo es posible, si esas actitudes


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son definidas por casi tod@s (y por mí misma) como ―pequeñeces‖, nos irriten tanto—a mí como a otras mujeres—afecten nuestra tranquilidad, nos sobrecarguen tanto, nos hagan sentir ninguneadas o impotentes para cambiar la situación, nos lleven a aislarnos de nuestra pareja o nos depriman? ¿Seremos la mujeres muy sensibles, exigentes, poco comprensivas, irritables, no conformes con nada, resentidas, perfeccionistas, muy feministas o poco agradecidas con los varones buenos con quienes estamos en pareja? ¿O está pasando algo más, que no es responsabilidad femenina? ¿Los varones tendrán algo que ver en todo esto?

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actitudes, evaluarlas como injustas o ignorarlas, pero no por ello están libres de ser afectadas, física o mentalmente, aunque no se den cuenta en el momento. Quienes han estudiado los mecanismos que usan quienes tienen poder sobre las demás personas, nos han enseñado que uno de los más importantes para mantenerse en él y seguir imponiendo, es opacar, ocultar, hacer un pacto de silencio entre poderosos y guardar en secreto los modos en que retienen ese poder, con

Las estrategias masculinas para mantenerse “por arriba” de las mujeres

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os ejemplos comentados nos muestran actitudes masculinas muy frecuentes en la cotidianeidad de las parejas heterosexuales. Son comportamientos que realizan varones que han abandonado ya el machismo puro y duro de la generación que los precedía, que se sienten igualitarios y que lo son en muchos aspectos de la vida, que no son dominantes, pero que, como parte de lo que aún no han podido o querido cambiar, logran que la mujer con quien están se someta a las propuestas de él, por activa o por pasiva, impone a la relación. Las mujeres podrían aceptar, soportar o rechazar dichas

todo lo que lo acompaña (prestigio, superioridad en la escala social, éxito, etc.). Esto es así tanto en las grandes corporaciones (el tema del dinero negro, porque el que se canalizan negocios e influencias es un ejemplo de ello), como en las relaciones entre mujeres y varones. Si queremos que las relaciones de poder se transformen en relaciones de paridad se hace imprescindible visibilizar esos mecanismos de opacamiento, desenmascarar lo oculto, lograr transparencia y develar los secretos que permiten mantener las jerarquías. Este articulo procurará contribuir a ese objetivo , enfocándolo al ámbito de las

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relaciones de pareja heterosexual. Para este propósito nos serán de gran ayuda algunas de las conclusiones a las que llegaron Maurice Godelier y Pierre Bourdieu—dos prestigiosos sociólogos franceses—luego de investigar en los ‗80 a dos pueblos ―primitivos‖, los baruya en Oceanía y los bereberes en África. Intentando entender diversos aspectos de la dominación masculina hacia las mujeres ellos han echado luz sobre cómo se ejerce en lo cotidiano tal dominación, así como sus efectos en las mujeres. Sus conclusiones son muy útiles para comprender lo que está en juego en los ejemplos cotidianos con los que iniciamos este artículo, y que representan claramente modos masculinos habituales y ocultos de situarse ―por arriba‖ de las mujeres en las relaciones de pareja. Godelier y Bourdieu pusieron el acento en estudiar el predominio social masculino y las formas en que los varones se aseguran el prestigio y la superioridad sobre las mujeres, perpetuando las normas de la organización social de dominación masculina, generadora de esa superioridad. Godelier, estudiando al pueblo baruya, se interesó en deconstruir los ―cómo‖ de la dominación, lo que llamó ―la maquinaria de la dominación‖. El señaló como uno de los elementos básicos de dicha maquinaria a los ritos de iniciación, ceremonias muy estudiadas por la antropología definiéndolos como ceremonias de


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paso, a través de los cuales los varones realizan un examen de masculinidad. Lo novedoso de las ideas de este sociólogo es que definió estos ritos como un punto culminante de un proceso de entrenamiento específico que dura toda la vida masculina al que otros autores han llamado ―la educación para el privilegio‖, que, dice Godelier, siguen aún impartiéndose. El nos descubre cómo es todo ese proceso, los varones adquieren— transmitidos por otros varones en espacios y actividades definidos como solo masculinos—un código de funcionamiento vital para la autonomía y el poder, con estímulos y habilidades especificas para acceder al poder personal, y, especialmente, para mantener el poder de dominio sobre las mujeres y saber retenerlo. Los ritos y la educación que suponen excluyen a las mujeres y las apartan del acceso al aprendizaje vital para el logro de la autonomía y el poder y al apartarlas se les ocultan las claves de dicho aprendizaje, y también—y esto es importante para el tema que nos ocupa—se les oculta el conocimiento de las estrategias que se utilizan para lograr ese apartamiento, y que son eficaces en tanto ocultas. Uno de los interesantes ejemplos de exclusión femenina entre los baruya era la apropiación masculina de la música, recurso que para ellos otorgaba gran poder porque era considerado el medio por excelencia que permitía la conexión directa con los dio-

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ses y el intercambio con los otros pueblos (hoy diríamos que esa apropiación es machismo puro y duro). Para asegurar esta exclusión mantenían en secreto para las mujeres las claves para el aprendizaje musical incluido el uso de instrumentos, y así les impedían tanto la utilización del recurso, como la conexión e intercambios que permitía. Quedaban así condenadas a la dependencia hacia los varones para relacionarse con los dioses y los otros extranjeros. La efectividad de esta apropiación estaba dada en gran parte porque no se realizaba por la fuerza, sino a través de diferentes estrategias manipulativas más o menos ocultas o naturalizadas que se utilizaban cotidianamente y que lograban que si se rebelan ante el mandato masculino las mujeres se anularan, coartaran, convencieran, culpabilizaran, desanimaran, inhibieran su rebeldía (hoy llamaríamos a estas estrategias machismo sutil). La mayoría de estas estrategias estaban basadas en reafirmar los mitos ancestrales que legitimaban la superioridad masculina, y con su utilización, la exclusión se consolidaba sin rebeldía femenina. Godelier llamó ―los secretos del poderoso‖ al conjunto de ocultamientos que estudió como parte integral de la educación masculina. El sugiere que esos secretos— que al mantenerse bloquean y boicotean el acceso femenino a la igualdad—no circulan solo entre los baruya, sino que son componentes de las sociedades en las que los varones aún tienen el poder (incluida nuestra sociedad

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occidental ―desarrollada‖). Concluye con la idea que la ruptura de esos secretos, la disminución de la eficacia de las ocultas maniobras para apropiarse del poder y retenerlo, y la libre disponibilidad de los recursos y habilidades ocultados, favorecería la producción de una importante fisura en la ―maquinaria de la dominación masculina‖. Los varones perderían el monopolio de las herramientas para obtener y retener poder personal y de dominio, pero también daría libre acceso a las mujeres a esas herramientas, con lo que el juego democrático podría desarrollarse realmente al disponer ambos, mujeres y varones de los mismos recursos y legitimidad. (continúa en el número que viene).


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¿ ¡POR FIN!

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Por fin! Te juro que ya no daba más. Me imagino vos. Casi tengo ganas de festejarlo con un soberano gas. Lástima que mi credo me lo impida. Sí, la Iglesia Maradoniana Universal es muy estricta en ese sentido, digamos, bajo del intercambio gaseoso. Sé que muchos pseudo-Maradonianos lo ignoran, pero los Ortodoxos nos negamos sistemáticamente a comer carne ciertos días (cuando está cara), no podemos beber gaseosas. En fin, todo un apostolado. Ya ves, este es un libro de culto. Más precisamente, de culto Maradoniano Universal, tendencia Ortodoxa, variante Iz-

quierda Popular. Pero no he venido aquí para inducir a fieles de religiones equivocadas, con todo respeto, de manera que vuelvo a la ciencia. Y la ciencia se basa en dos cosas: mirar para adelante y mirar para atrás. Miremos para atrás, entonces. Has recorrido un largo camino, muchacha, decía una propaganda de Virginia Slim. Arrancamos con la pregunta de qué es la química, y otras preguntas que ya ni me acuerdo. Rápidamente nos enredamos en el mar de los ―sargases‖. ¿Y por qué? POR QUÉ UN GAS SE COMPORTA ASÍ

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implemente, encallamos porque el estado gaseoso es el estado de agregación de la materia que más difícil es de visualizar (je, porque no se ve). Pero te daré un dato: así como es el más difícil de visualizar, de ―ver‖ sin necesidad de ver, es el más fácil de estudiar. Y de sacar conclusiones ¿Y por qué? Pues porque en el gas se ve que hay pocas partículas y mucho espacio vacío. Y entonces cada partícula hace su vida sin andar jorobando mucho a las demás. Si estuvieran muy apretadas, JAMÁS permitirían ese ataque a la intimidad de hacerles presión doble y ellas solitas

se arreglan para vivir en la mitad de la casa, como si nada. Como en ―Casa tomada‖, de Cortázar. Que se arreglaban para vivir cada vez con menos durante la calentura peronista. O se escapaban por las junturas, como Cortázar. JAMÁS permitirían que pasaras sin verlas, como si ellas fueran nada para ti, tan sólo una simple aventura, tanto toqueteo para nada. JAMÁS pesarían tan poquito. Que un litro de ellas, a temperatura y presión normales (T.P.N.): (1 atm y 273 ªK) apenas si llegan a unos pocos gramos. JAMÁS pasarían, si no anduviera cada cual por su lado, por un agujerito así de chiquito en la goma de tu auto, excepto las que queden on line con la presión externa. JAMÁS andarían transmitiendo la presión externa para los cuatro costados, y para arriba y para abajo, si no les fuera casi indistinta la dirección hacia donde viajan. JAMÁS aumentarían al doble de volumen con un aumento al doble del desbolote calórico si no fuera que bailan cada cual por su lado, como si ocurriera un incendio en una cárcel sin paredes. JAMÁS se escaparían rápidamente de cualquier recipiente, como cuando te ponés perfume en un cuarto y al ratito ya se siente en la pieza de al lado, porque JAMÁS obedecerían todas a las mismas leyes, a las mismas motivaciones, como si fueran comunistas. JAMÁS viajarían todas juntas al cero absoluto, si no fuera que el deseo de bailar se les fuera apagando a todas a la vez, sean gor-


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das o flacas, lindas o feas. JAMÁS se mezclarían todas las moléculas de cualquier gas con las de cualquier otro, como si no hubiese fobia con el extranjero. Y que, si tiramos cualquier gas al aire, por asqueroso que sea, él lo recoge como si fuera propio, con esa actitud tan Argentina de quien dice: entrá que hay lugar. VISUALIZANDO GASES

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n fin, que este sobrevuelo somero a las leyes de los gases nos ha permitido ―verlos‖ por dentro. Para deducir de qué estarán hechos, a pesar de que no los veamos. Yo te voy a hacer un dibujo (en dos dimensiones, lógicamente) de la manera que los imagino yo, cuando estoy muy aburrido:

Cada partícula está simbolizada por una pelotita. En realidad, todavía no hemos dicho nada si serán redondas o no. Si viajarán solas o no. Si serán todas iguales o no. Lo que sí sabemos seguro es que: 1º): Son pocas en relación al espacio vacío que hay. 2º): Viajan para todos lados (simbolizado con las flechas) buscando un agujerito para mandarse. Como muchos que yo conozco, bah. 3º): Cada una de ellas debe pesar re-poquito, dado que todas juntas también pesan poquito. 4º): Algunas tienen olor, lindo o feo, y otras no. Aunque eso tiene un componente bastante subjetivo (conozco cada degenerado…). Algunas producen luz de determinado color al ser irradiadas, como las del gas de Neón, y otras no. (Algunas pre-

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cisan grandes volúmenes para mostrar su color, como el aire, que es azul-cielo). En fin, datos que saco de OTROS sentidos que no son la vista. Bueno, el de la luz lo saco también de la vista. ¿Cómo harías para saber si tienen GUSTO? ¿Quieres saber qué RUIDO hace un gas?: chupetea el mate y apoya tu oreja en la bombilla. El inventor del estetoscopio hizo eso. Y se llenó de guita con esa pavada. 5º): Las velocidades que tienen deben ser diferentes, simbolizado por flechas de diferentes longitudes, porque es lógico que, si una va viajando a mil para allá y recibe un topetazo de atrás, viajará más rápido todavía. Y si otra sufre un choque de frente, se quedará mosca, como Gardel en el avión. Y eso lo puedes comprobar indirectamente cuando entra luz lateral en una habitación en penumbras. Verás cómo los choques de las moléculas de aire hacen danzar a las motitas de polvo para todos lados en un bailongo intitulado ―Movimiento Browniano‖. 6º): Como en un buen baile, habrán algunas que estén en la pista dele que dele y otras tomando algo en la barra, pero el NIVEL GENERAL de algarabía se puede medir en promedio. Y se llama temperatura. 7º): Los choques entre ellas deben ser elásticos, como dos bolas de billar que chocan, que no pierden energía cinética CONJUNTA. Porque si no fuera así, el volumen se iría achicando con el tiempo. 8º): A ellas el tamaño del boliche no les importa, y terminan ocupándolo todo, porque en el fondo se odian. Como pasa en un Congreso de Trotskismo Unificado. O como las hormigas coloradas argentinas, que acá ni se aguantan y afuera se pasan el e-mail, de tan aisladas que están. 9º): A pesar de odiarse, no tienen como impedir que otro gas

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ingrese al mismo boliche, porque no hay ningún portero discriminador. Parecen peronistas, que para un gas no hay nada mejor que otro gas. 10º): Al estar tan aisladas, transmiten lento y mal las emociones del mundo exterior. Como se comprueba poniendo a un gas como aislante térmico, o acústico, o eléctrico, y comparándolo con un sólido o un líquido. Y es que, como se enteran poco de la vida de las vecinas, tardan mucho en contagiarse de la melodía. Como si no leyeran la Radiolandia. 10-B º): Como cualquier MATERIA son respetuosas de la Ley de la Gravedad, que las empuja con fuerza para el interior de la Tierra. PESAN. Pero esa danza alocada que tienen, sin ataduras de las compañeras, hace que se apilen laxamente, como si fueran una torta con muchos más agujeritos vacíos que pelotitas. 10-C º): Debe haber gases con moléculas más pesadas que otras, porque la composición del aire va cambiando lentamente a medida que ascendemos una montaña, haciéndose cada vez menos rica en las más pesadas. Además, en el gráfico de Lord Kelvin, IGUALES masas de DISTINTO tipo de gases dan DISTINTAS rectas, al enfriarlas, a pesar de que todas convergen en un punto: el cero absoluto. 10-Dº): La cantidad total de gas que encontramos por encima al ir subiendo una montaña va disminuyendo. Y lo podemos objetivar midiendo la presión atmosférica arriba y viendo cómo desciende. 10-Eº): La concentración de gas también va disminuyendo, y lo comprobamos verificando que nos falta el aire y tenemos que respirar cada vez más rápido. O midiéndole la densidad al aire ahí arriba y comparando con la (Continúa en la página 32)


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densidad que tienen acá abajo. O verificando que pesamos cada vez menos. Mmm… ¿El Principio de Arquímedes no funcionaba al revés?

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PARA COMUNICARSE CON EL AUTOR ESCRIBIR A mariano-

liebanabiog@hotmail.com.

Romance de la mujer bella y el escultor escultor, por Roberto Langella (Sobre una idea de Gisela Courtois)

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ubo una vez en un lugar lejano una mujer tan bella, que por su hermosura ejemplar era el orgullo de la comarca. Tal es así que autoridades y vecinos de aquella región consensuadamente decidieron inmortalizarla, haciendo una estatua de su figura a escala natural, para que adornase la plaza central de la aldea. Para ello se buscó al mejor escultor de la provincia, un eximio artista, reconocido por su talento y detallismo realista, y por su aversión a los contactos sociales, cuya obra se esparcía por todos los rincones del orbe. El artista solo se decidió al ver el motivo del encargo. Estudió a la modelo observándola, contemplándola con detenimiento, paseándose sin apuro en torno de ella. Solo después eligió la mejor hora del día dada la iluminación, y la mejor postura de la mujer para ponerse a trabajar. Durante un mes el escultor tra-

bajó el mármol con distintos tipos de cinceles, martillos y mazos, con diferentes intensidades de fuerza en los golpes, desde los más brutales, que arrancaban trozos de piedra como esquirlas, hasta unos que eran como caricias, apenas perceptibles por unos tintineos. La jornada fue extenuante para la bella modelo, hasta que finalmente solo bastó un último golpe, el que el escultor dio con furibunda iracundia, destrozando por completo a la figura, a la obra, dando un alarido salvaje que aterró a la muchacha. El hombre, exhausto, cayó luego sobre una silla. Su trabajo había sido mediocre, musitó. Debía comenzar todo de nuevo.

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ue todo el trabajo de un segundo mes, y al final volvió a ocurrir lo mismo, la necesidad del último detalle, la ira, el terror, el mazazo en el mármol y el arte hecho astillas. Y lo mismo ocurrió al tercero, y al cuarto mes. Solo que a este tiempo la muchacha ya esperaba el arrebato del artista, ya no se asustaba, en todo caso, comenzaba a llenarse de fastidio. Los clientes empezaron a impacientarse, mas no podían presentar queja, pues el escultor reponía el material desperdiciado de su propio peculio, y por una razón mayormente fundamental: cada nueva obra

que el artista iba destruyendo era mejor que la anterior, y todas eran excepcionalmente bellas en la imitación de la mujer hermosa. Pasó todo un año en que la mujer vio y sintió agarrotarse su hermoso cuerpo en ese movimiento suspendido que el hombre le imponía. Su belleza empezó a opacarse por el cansancio y el tedio. El escultor notó la diferencia y comenzó a darle más tiempo de descanso, a permitirle dormir en su jergón, a prepararle platos nutritivos, a darle momentos para el aseo. Sin embargo, las obras iban mejorando, así como siendo invariablemente destruidas antes del final. Hasta que un día la estatua a un solo golpe de ser terminada, ya no podía de más perfecta. El escultor así lo entendió, pero no le importó. Echó el brazo atrás para dar con el mayor impulso el mazazo del final. Entonces la mujer lo miró a los ojos, y él a los de ella. El escultor se sonrió. Soltó el pesado mazo y tomó el cincel y el martillo más delicados. Le dio el último matiz a la sonrisa de la estatua, sabiendo que la mujer más bella de la comarca jamás iba a abandonarle.


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ñ º ( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a . F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .

INTRODUCCIÓN

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a Quiromancia se define como la ciencia adivinatoria que basa sus predicciones en el estudio y lectura de la mano. Según, esta técnica, las formas de la mano configuran el destino del hombre y, en sus enigmáticas y sinuosas líneas, se hallan las claves de la personalidad y el carácter de los individuos. Se puede conocer a una persona por las líneas de sus manos, ya que éstas serían el fiel espejo de la imagen del mundo interno del individuo. Las formas y líneas de la mano muestran la verdad desnuda del individuo; mas, hay que saber mirarlas para llegar a predecir con acierto el futuro. Paralelamente a la Quiromancia nació otra ciencia adivinatoria, denominada Quiroscopía, que se basa en el conocimiento del carácter de una persona fijándose en la forma externa de sus manos. Ya desde muy antiguo, los estudiosos de las Ciencias Adivinatorias se ocuparon de emitir juicios sobre el porvenir de las personas, mediante la lectura de sus manos. Los antiguos quirománticos atribuían a las manos la función mediadora entre las fuerzas de la trascendencia (poder proveniente de lo alto), y las fuerzas de la inmanencia (poder emergente de lo profundo). Y, por tanto, las líneas de la mano eran en realidad huellas de ambos mundos: el de la realidad y el de la idea.

ORIGEN INCIERTO

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l origen primigenio de la adivinación por las líneas de la mano no está aún nada claro, aunque ya los antiguos caldeos practicaban este arte de la Quiromancia; también los asirios, los babilonios y los egipcios se ocuparon de la precognición, mediante su estudio. Sin embargo, parece que fueron los hindúes y los chinos los primeros en el arte adivinatorio de la Quiromancia y, posteriormente, a partir de diversos contactos con poderosas civilizaciones - entre las que pueden destacarse el Imperio Romano , este método adivinatorio se fue extendiendo por Occidente. La lectura de las líneas y forma de la mano se conocía ya entre las antiguas civilizaciones griega y romana. También entre los pueblos hebreo y árabe, la Quiromancia llegó a cobrar particular importancia, tal y como lo prueba la literatura de la época. Pero, sería en el medievo cuando la lectura de las líneas de la mano alcanzaba mayor auge y, a raíz de la invención de la imprenta, comenzaron a acuñarse numerosas obras que trataban de la Quiromancia y sus capacidades predictivas. Su mayor auge fue durante el siglo XVII, época en la que la Quiromancia gozaba de un prestigio y un respeto académicos sin precedentes, hasta el punto de que llegó a formar parte de los planes de estudio de aquella época. Sin embargo,

en algunos lugares de Europa, en los cuales estaba prohibida la lectura de las manos por considerarla cosa de brujería y quienes practicaran la Quiromancia se exponían a ser castigados con severas penas. Sin embargo, no parece que tales medidas autoritarias dieran el resultado esperado por los poderosos de turno, puesto que la Quiromancia siguió vigente y viva hasta nuestros días; e, incluso, amplió el campo de su influencia a las ciencias empíricas. CONCLUSIONES UNIVERSALES

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na peculiaridad, digna de mención, que diferencia a la Quiromancia de otras artes adivinatorias es la versatilidad de sus resultados, en el sentido de que no se consideran definitivos. Por tanto, tal y como afirman los más prestigiosos quirománticos de todos los tiempos, las precogniciones, avisos y advertencias que se hagan a partir de la lectura de las líneas de la mano, son susceptibles de transformación o cambio. No hay nada definitivo en el destino de las personas y si por la lectura de las líneas de la mano se pueden conocer con antelación determinados aspectos del futuro inmediato de una persona, cuando éstos resulten perjudiciales, pueden llegar a evitarse. Las manos cambian con los


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años; su consistencia carnosa, la forma de los dedos, el relieve de las marcas, la elasticidad de los tendones..., todo se transforma con el tiempo; así también el carácter de las personas. La Quiromancia es una ciencia adivinatoria que libera a los mortales de las ataduras de su propio destino; los más afamados quirománticos de todos los tiempos se han reafirmado en la idea de que el futuro leído en las manos es efímero y cambiante, pues algunas rayas que hoy aparecen muy marcadas, mañana pueden convertirse en líneas apenas perceptibles. Por lo tanto, los juicios de los quirománticos, son temporales y, en consecuencia, aplicables exclusivamente a una determinada época de la vida de quien acude para que lean su mano y se le aconseje respecto a su inmediato futuro. POR SUS MANOS LOS CONOCEREIS

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os antiguos quirománticos hablaban de siete tipos de manos a la hora de elaborar sus conclusiones sobre el temperamento y la personalidad de un sujeto. Sin embargo, posteriores investigaciones sobre la Quiromancia, limitaron a cuatro el número de tipos de manos, y fijaron su correspondencia con cada uno de los cuatro elementos. Este último criterio de clasificación es el más aceptado por la mayoría de las escuelas quirománticas modernas, muchas de las cuales incorporan a su bagaje esotérico variables tan llenas de significación y simbolismo como las que hacen alusión a los cuatro elementos esenciales: Tierra, Fuego, Agua y Aire. Los cuatro tipos de manos que ha hecho suyos la Quiromancia moderna, con el propósito de

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lograr una mejor compresión del temperamento y la personalidad de un sujeto, son los siguientes: 1º. Tipo de mano "Práctica": Se trata de una mano que tiene ciertas características del tipo de mano que los antiguos llamaban "Rudimentaria", por el volumen y el grosor de su palma. Los dedos de este tipo de mano son cortos y algo gruesos, pero sobre todo muy resistentes; especialmente aptos para realizar tareas que requieran maña y fuerza al mismo tiempo. El tipo de mano "Práctica" es propio de personas trabajadoras, activas y laboriosas; su principal característica podría ser el talante realista de todas sus acciones. Acaso por ello, este tipo de mano parece se corresponde con el elemento esencial Tierra. 2º. Tipo de mano "Intuitiva": Se trata de una mano desproporcionada, pues su palma es larga mientras que sus dedos son cortos. En principio indica desarmonía y remite a ciertos atisbos de violencia. Es propia de personas muy dadas a la controversia, que suelen encajar mal las críticas y que, por lo general, están dotadas de un temperamento fuerte y enérgico. La principal característica de los individuos que poseen una mano del tipo "Intuitiva" es su individualismo. Este tipo de mano se corresponde con el elemento esencial Fuego. 3º. Tipo de mano "Sensible": Se distingue a simple vista porque su palma es estilizada y sus dedos largos. La mano "Sensible" es tan fina y hermo-

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sa que difícilmente puede pasar desapercibida. Quienes poseen este tipo de mano son proclives a manifestar emociones poco comunes, especialmente cuando se relacionan con personas que son de su agrado y con las que se sienten a gusto. Las principales características de los individuos que poseen esta mano, son las derivadas de su capacidad para la ensoñación, la añoranza, el afecto y la emotividad. Se corresponde con el elemento esencial Agua. 4º. Tipo de mano "Intelectual": Se distingue porque es una mano que, a simple vista, puede parecer extraña debido, en parte, a la sensación que causa la desarmonía entre unos dedos largos y estilizados y una palma cuadrada y corta. Es un tipo de mano que remite a cualidades como inteligencia, inventiva, conocimiento y sabiduría. La principal característica de quienes poseen una mano "Intelectual" es su afán por el orden, la disciplina, el concierto y el precepto. Este tipo de mano se corresponde con elemento esencial Aire. MÁS TIPOS DE MANOS

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uirománticos de todos los tiempos han prestado atención a la forma externa de las manos y, ya desde antiguo, introdujeron diversas teorías al respecto; no obstante, se aceptaba comúnmente que había siete tipos de manos, al igual que había siete temperamentos y siete planetas. Los siete tipos de manos para la mejor comprensión del temperamento y la personalidad de un sujeto, fueron los siguientes:


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1º Mano "Rudimentaria": Se distingue a simple vista por su excesivo grosor y su anchura desmedida; los dedos son muy cortos, al igual que las uñas. Por lo general, según explicaban los antiguos, es la mano propia de un campesino o de una persona que desempeña tareas que requieren una gran fortaleza física. Acaso por ello, se la asocia con un determinado grupo de personas que raramente necesitan cultivar su inteligencia, y de las cuales se dice que tienen un temperamento primario y rudo. 2º Mano "Espatulada": Se caracteriza porque tiene forma de cucharón, pala o espátula. Especialmente, los dedos aparecen muy desarrollados en sus extremos, y el pulgar es muy grande. Quienes poseen este tipo de mano son tachados de ambiciosos, y se les reconoce su carácter enérgico y la actividad que despliegan en todas sus acciones. También, se les atribuye la realización práctica de los proyectos ideados por otras personas. La mano se identifica con el carácter activo. 3º Mano "Cónica": También denominada mano "Artística". Es una mano delicada y, a simple vista, muy fácil de distinguir debido a la proporcionalidad de todas sus formas: los dedos y la palma de la mano son largos y guardan una perfecta armonía. Este tipo de mano, cuya principal característica es la flexibilidad, es propia de artistas y de personas que se conducen por sus impulsos creativos, que desbordan fantasía y que, en definitiva, prefieren el ensueño a la realidad. La mano "Cónica"

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se identifica con el carácter idealista. 4º Mano "Cuadrada": Se distingue porque es una mano más grande de lo normal; así mismo, las articulaciones son abultadas, los dedos muy anchos en sus extremos y la palma de la mano cuadrada. El dedo pulgar, particularmente en su base, aparece muy desarrollado. En definitiva, se trata de una mano propia de personas que tienen profesiones consideradas útiles, en las que se necesita aunar inteligencia, pragmatismo y maña: carpinteros, herreros, mecánicos, inventores... La mano "Cuadrada" se identifica con el carácter racional. 5º Mano "Mixta": Se caracteriza porque tiene mezcla de los otros tipos de mano, por ejemplo, puede aparecer con una palma cuadrada y unos dedos gruesos, mientras otros son afilados y delgados. Es una mano desigual y, al decir de los quirománticos, se presenta con mayor frecuencia que otros tipos de mano considerados puros; por esto mismo, cuando aquéllos se encuentran ante una mano "Mixta", proceden a leerla con detenimiento, fijándose en cada particularidad de los dedos y de la palma, pues no se puede leer globalmente. 6º Mano "Filosófica": Destaca la anchura de su palma y los abultamientos de sus articulaciones. Las personas que la poseen tienen un carácter introvertido y cauto, aunque no pueden evitar las influencias del medio en el que se desenvuelven. 7º Mano "Idealista": Es un tipo de mano larga y delicada. Las personas que la poseen tie-

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nen un mundo interior muy rico y creativo. Son proclives al misticismo y, por lo general, siempre buscan el lado agradable de la vida. LAS UÑAS Y LOS DEDOS

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demás de la forma externa de las manos, los quirománticos más célebres de todos los tiempos han analizado el singular valor de la diversidad de formas que presentan los dedos y las uñas. De este modo, la Onicomancia y la Oniomancia (artes adivinatorias, ambas, que se ocupan del estudio de las características de las uñas y los dedos) han pasado a constituir el elenco de las técnicas auxiliares de la Quiromancia. Así, se ha llegado a clasificar a las uñas por su forma y por su color y, al mismo tiempo, ambos aspectos se han relacionado con el carácter de las personas: -Las uñas de color rojo intenso son propias de un temperamento violento y fogoso. -Las uñas de color rosáceo indican un carácter extrovertido y sociable. -Las uñas blancas revelan un temperamento individualista y una personalidad propensa al egoísmo. -Las uñas de color púrpura, tirando a violadas o ligeramente azuladas, advierten sobre una posible enfermedad o revelan la existencia de disfunciones fisiológicas latentes en una persona. -Las uñas de forma alargada descubren un temperamento enérgico y con escasa predisposición al diálogo. -Las uñas cortas revelan una personalidad muy dada a la


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crítica y a la ridiculización de las acciones ajenas. -Las uñas de forma almendrada indican predisposición a la tolerancia y al respeto y, al mismo tiempo, denotan cierta inclinación hacia la ensoñación y la fantasía. -Las uñas planas, grandes y cuadradas, revelan una personalidad ambivalente; por un lado indican apatía y abulia, mientras que, por otra parte, dan cuenta de la acción continua y de la eficacia probada. -Las uñas de forma cuneiforme indican un carácter muy susceptible, y revelan cierta predisposición hacia el sufrimiento anímico debido a los desaires infligidos por parte de los seres queridos.

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n muchas ocasiones, por medio del examen de las formas de las uñas, los quirománticos han diagnosticado enfermedades y dolores. Y así, se dice que las uñas con manchas blancas revelan un estado continuo de nervios; y que las uñas pequeñas avisan de la predisposición a contraer enfermedades coronarias. Cuando las uñas cortas aparecen cuadradas, es señal de que existe la posibilidad de una afección de garganta o, también, que puede estar a punto de sobrevenir una enfermedad pulmonar. Por otra parte, se ha llegado a afirmar que, en general, las personas con uñas cortas son más inteligentes, despiertas y razonables que las personas de uñas largas. Estas se caracterizan por su manifiesta predisposición a la beligerancia y a la tozudez. En cuanto a la forma externa de los dedos, se ha llegado a elaborar toda una teoría al respecto: -Los dedos largos indican una

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gran capacidad de discernimiento y entendimiento. -Los dedos cortos ponen de manifiesto la existencia de un temperamento impulsivo, con tendencia al apresuramiento y falto de reflexión. -Los dedos gruesos revelan una predisposición hacia el lujo, la pompa, el boato y la comodidad. -Los dedos grandes y voluminosos muestran la existencia de una personalidad que valora el detalle y que medita todas sus acciones. -Los dedos deformados y torcidos indican la preponderancia de los instintos sobre la razón. - Los dedos arqueados hacia atrás simbolizan la sagacidad, la inteligencia despierta y la rapidez de reflejos. Son propios de personas abiertas y significativas. -Cuando el dedo pulgar es fuerte y está bien desarrollado, es un indicio de que algunos importantes proyectos llegaran a cumplirse. -Si la posición de los dedos, al arrancar de la palma, no es homogénea, sino irregular, se está advirtiendo sobre la complejidad y dureza de la vida. -Cuando la colocación de los dedos es regular, y todos arrancan desde la misma línea, entonces se está avisando acerca de la posibilidad de que en la vida prevalezca la armonía sobre el desorden: con relativa frecuencia, las cosas saldrán bien.

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, Por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella

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isto desde la prensa de aquí parece el fin, el golpe de estado, el ansiado derrumbe ante la catástrofe inflacionaria y pérdida de valor del peso. Según Página 12 y Tiempo argentino, la cosa, siendo muy dramática en el interior, ya fue parada por Scioli, y casi todas las provincias están ajustando criterios económicos. Aquí debería pasar lo mismo. No hay inflación, pero los sueldos de los funcionarios (los policías y bomberos lo son) han bajado, el sueldo base por el que cotizan para la jubilación es paupérrimo, y lo demás son extras que no contarán en la jubilación, ni en la indemnización por muerte en acción. Hubo protestas y alguna manifestación pero nada comparado. Desde luego creo, como el gobierno, que hay mano negra detrás y que la propia inflación es un proyecto oligárquico. No sé cómo podrá salir del círculo de fuego el gobierno cristinista, para colmo con una mala prensa mundial realmente muy fuerte, que de momento no tiene Michelle Bachelet, de quien se espera gran triunfo el domingo. Creo que el nuevo gobierno de Chile le puede ofrecer apoyo. Pero el drama inflacionario crea conflictos tremendos, los ha creado muchas veces en Argentina, que no tiene parangón en otro país de Sudamérica. Curiosamente sí lo tuvo Brasil y generó golpes de mano muy duros. Sigo leyendo e informándome. Curiosamente las provincias con saqueos tienen gobiernos anticristinistas. H. O. R.

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La policía en España está sindicalizada?, acá no, es decir, lo que está haciendo la policía acá es un delito, sedición se le llama. Extorción, como cosa leve. La cagada se la mandó De la Sota en Córdoba, que cedió a todas las presiones. Al otro día la policía se estaba amotinando en todo el país, incluso en ciudades vecinas de donde vivo. Yo les daría el aumento y después los pasaría a disponibilidad a todos, pero claro, hacés eso y el índice de delincuencia te va a subir a un 900%. Esto es la inflación en Argentina: (Foto). Pero, mi amigo, en Córdoba se ha visto a familias enteras yendo a saquear, abuelas con sus nietos, mirando a las cámaras y cagándose de risa; destrozando lo que no podían llevarse, ropa, electrodomésticos, nada de primera necesidad. Hoy festejamos los 30 años de democracia. Voy a ir a la Plaza. Nunca sabés cuándo vas a poder hacerlo de nuevo. R. L. *

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quí es el ejército el que no puede tener sindicatos. La policía sí, y el principal es muy crítico, pero hay más críticos aún. Claro que jamás se dio una rebelión de este tipo. Teniendo en cuenta que en Argentina hay un grado de corrupción policial que aquí no existe, todo tiene tufo a movilización programada. Claro que algo de

razón deben tener porque si no Scioli y otros no les harían caso. Es ridículo putear a la policía: genera un grado de corrupción y de violencia muy grande. Sin embargo, así es en Estados Unidos y ahí están, dale que te pego, y además generando una industria cinematográfica poderosísima que siempre los muestra ultraviolentos e hijos de puta. Pero el saqueo feliz que tú señalas de gente de todas las edades robando cualquier cosa no es más que una expresión de rabia profunda. Son pobres que no paran de ver por la tele lo bien que viven los demás. Es un drama social de cagarse. H. O. R. *

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yer estuve en la Plaza. No me gustó, había un tono en el aire que se cortaba con cuchillo. Menos cantidad de gente que otras veces. Bueno con la policía aún autoacuartelada y gendarmería empezando a moverse en sintonía de eso. Cristina no salió al escenario, como es su costumbre. Habló desde el interior de la Casa de Gobierno, y se la proyectó por pantallas. Hubo un premio para Joan Manuel Serrat, que habló desde España. A Cristina la vi triste, impotente, con bronca. Habló como suele hacerlo y dijo todo lo que tenía que decir y homenajeó a todas las fuerzas políticas, aún las más opositoras, que por primera vez se unen para defender cuando menos la estabilidad democrática. Pero a Macri se le ocurre siem-


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pre hacer refacciones en las calles lindantes a la Plaza, cada vez que hay una concentración masiva. Si llega a haber una estampida, no hay para dónde salir rápidamente. Había miedo en la gente. Esta vez no se oyó el célebre "che, gorila, che, gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar". Es más, aplaudían a Cristina como si se tratara de una concertista en el Colón. A diez años. En diez años dejaron de dar la vida por Perón, pensaba esto. Pero cada vez que se los he dicho a algunos peronachos, me dicen que no sé hacer lecturas políticas, no sé por qué. A los diez años del '45 se dejó de dar la vida por Perón. A diez años del 2003 dejamos de cantar "si la tocan a Cristina". R. L. *

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oder, macho, que impresión tan dramática, esta página tuya sí tiene que ver con la de algunos corresponsales europeos, en cuanto a lo difícil de la situación, pero es más profunda y dolorosa porque me recuerda mucho temporadas vividas: "la gente tenía miedo, un tono en el aire que se cortaba con cuchillo". Algo me olía porque ni siquiera los medios afines hablaban de cifras, se quedaban en "multitud". Y el hecho de que ella no saliera como se había anunciado es preocupante porque seguramente se debe a que no había la gente ni el ambiente de otras veces. Por otro lado creí que para esas horas ya se había levantado el acuartelamiento: ¿esas fuerzas acuarteladas al mando de quién están, de la Ciudad Autónoma o del Estado? ¿Y ahora mismo cuál es el panorama al respecto?

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o, Cristina no dejó de salir al palco ni por el frío, ni por el ambiente ni por la poca gente. A ver, los que fuimos ayer a la Plaza seguimos siendo K, estaban las agrupaciones de siempre, que son todas K, y algunas de izquierda que tampoco nunca se privan de estar. Pero jamás a una fiesta K van embaderados de otras fuerzas políticas. No amigo, es que en Plaza de Mayo ponés francotiradores donde se te cante el orto. El clima de tensión no es de enojo hacia Cristina, sino de cagazo de que nos emboscaran. Prendo ahora mismo la TV y me recuerda marzo del 76, nadie se entera de nada. Ni Clarín está informando ahora, de pronto toda la información se congela. Hasta ayer sé que se habían levantado los autoacuertelamientos en Adrogué y Almirante Brown, pero siguen en el resto del país, leo ahora que se plegarían en Salta o en Santiago del Estero, y ayer, familiares de gendarmería hacían pedidos en Campo de Mayo. Al no estar sindicalizados, es normal que los familiares se movilicen, pero también es señal de un inminente autoacuartelamiento. Mientras tanto, se fomentan los saqueos: (Foto). Nunca llegaron los saqueos a Floresta, está demás decir, pero tanto va el agua del cántaro a la fuente, ¿no? Las fuerzas autoacuarteladas son responsabilidad de cada gobernación, son las policías de provincias. Hasta ahora no habría problemas ni con la Federal ni con la Metropolitana (oh, coincidencia, Cristina y Macri tratan bien a sus respectivas policías). R. L.

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ero es muy raro que las provincias se pongan de acuerdo en ese factor... Por otro lado he leído que se busca una nueva coordinación económica con el Estado, basándose en que hay un déficit de guita importante que afecta a esas policías y se negocia. ¿Acaso Córdoba y Concordia no llegaron a un acuerdo? H. O. R *

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n Córdoba, el primer foco, De la Sota cedió a la extorsión, que es lo que dio lugar a todo lo demás. De lo de Concordia no estoy informado, pero debe ser parecido. Scioli en Buenos Aires también ofreció aumentos, no lo que piden, como directamente lo hizo De la Sota. Lo de que los sueldos de la policía están mal se sabe hace tiempo. ¿Pero por qué esperan a último momento para reclamar y de la peor de las maneras? Tienen el monopolio de las armas, amigo. Se sientan a la mesa de negociaciones con el arma en la cintura. Que las entreguen y se negocia. A Duhalde le encanta diciembre, no sé por qué, para operar sus maniobras desestabilizadoras. Que es raro que las provincias se pongan de acuerdo en ese factor, decís, ¿las policias o las gobernaciones? Las primeras no me parece raro, y las segundas no tienen que ponerse de acuerdo en nada, es un país federal, las provincias se autogobiernan. R. L.


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El arte de Gustav Doré

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Consultorio Astrológico Spesunica Curso Práctico de Tarot a distancia Inauguramos nuestro Curso Práctico de Tarot a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de tiradas y lecturas y sobre todas las nociones relativas a nuestra materia. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como tarotista. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella. Mazo de cartas de Tarot Marsellés, de Botta (para imprimir). Mazo de cartas Zenner (para imprimir). Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, manual de Tarot. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas. www.spesunicastrologia.com.ar


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Horóscopo de Febrero Febrero, por Roberto Langella

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Aries El eje puesto en los proyectos y las amistades. Dificultades en la comunicación, introversión. Frialdad emocional, posibles discusiones con la pareja. Mejor dejar pasar este mes en la mayor tranquilidad posible.

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Tauro La atencion puesta en la profesión y en las amistades. Sentimientos elevados, satisfacciones que llegan del extranjero. Riesgo de accidentes domésticos, cuidado.

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Géminis Espíritu artístico o filosófico, el eje puesto en cuestiones que conciernen al extranjero. Problemas en lo profesional, poco entendimiento con el medio más amplio; ensimismamiento, introversión. Relación irritable o de fricción entre los sentimientos y el erotismo. Se recomienda hacer deportes.

d

Cáncer Un mes para pasarlo plenamente en pareja. Poca comunicación con el extranjero o por Internet. Desperfectos en el hogar, o discusiones con quienes se convive.

e

Leo También para ustedes un mes de mayor concentracion en asuntos de pareja, pero con las emociones algo opacadas, tal vez por dar más de sí de lo que se recibe. Un

mes de algunos bloqueos psicológicos también. Discusiones con hermanos, parientes y vecinos.

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Virgo La atención concentrada en temas de salud y trabajo; poca comunicación con la pareja. Disfrutarán de placeres estéticos y artísticos, se recomienda la creación artística de algún tipo. Un mes de mayores entradas de dinero pero también de mayores gastos, cuiden este aspecto.

g

Libra El foco puesto en la creatividad y el placer, sin embargo se hallarán algo irritables, se recomienda el ejercicio físico. Aislamiento en el lugar de trabajo, posiblemente, agotamiento mental. Mejoramiento del hogar.

h

Escorpio La atención puesta en asuntos de hogar, o se sienten simplemente más hogareños. Poco entendimiento con hijos, mejor relación con hermanos y parientes, pueden también escribir poesía. Agresividad reprimida, se recomienda el ejercicio físico o practicar algún tipo de deporte.

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Sagitario La atención puesta en hermanos, parientes y vecinos, el entorno más inmediato. Poca o mala comunicación en el hogar. Las ganancias pueden provenir de asuntos relacionados con la estética o

las artes. Posibles peleas con amigos.

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Mientras Venus se halle en su signo se hallarán muy emocionales, sin embargo este mes el foco estará más concentrado en el tema de las ganancias. Poco entendimiento con hermanos y parientes. Problemas con todo aquello que represente autoridad.

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Mes de cumpleaños para la mayoría de los de este signo. Mal mes para el comercio, las entradas de dinero serán intermitentes o escasas. Se encuentran algo fríos emocionalmente. Mucha actividad de tipo mental superior.

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Mes de cumpleaños para los del primer decanato. Se encuentran introvertidos, con dificultades en la comunicación. Sin embargo, hay calidez en las relaciones de amistad. Alguna agresividad reprimida puede ser bien canalizada a través del sexo.


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Sumario de los números anteriores (La lista completa de números anteriores la hallarán aquí). Revista Spes Unica nº 16 - Febrero 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: La hoguera de las vanidades (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Cartas Zenner: Una forma de medir la pes (Roberto Langella); O Crux Ave, Spes Unica (G. F. de Palestrina); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Facebook como sucedáneo… ¡de todo! (Roberto Langella); Los signos del zodiaco en la historia: Tauro; Nuestro presente (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Tu léxico (Yoselem Divincenzo); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 17 - Marzo 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: La inercia (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La adolescencia (Yoselem Divincenzo); El sacerdote (William Faulkner); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Adhiera a una nueva corriente literaria y que no se note que ud. escribe para el orto (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco en la historia: Géminis; Rock: Música dura. La suicidada por la sociedad (Luis Alberto Spinetta); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Norman Rockwell; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 18 - Abril 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: 29 de febrero, perdón y después (Roberto Langella); Noticias del mundillo literario; La juventud (Yoselem Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Las acólitas de Carrie Bradshaw (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco en la historia: Cáncer; De la musa al poeta / Pecado / Desterrada / La muerte le sienta bien (María Ester Rinaldi); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Pilar Giménez Bret; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 19 . Mayo 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: De atenuantes y agravantes (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La madurez (Yoselem Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Malvinas en Madrid (Guillem de Rubenhor); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Los poetas malditos (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Grandes poemas muy breves en español del siglo XX (Jorge David Alonso Curiel); Los signos del zodiaco en la historia: Leo; Compumanía (Mary Paz Reyes Peña); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Eva Besnyö; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 20 - Junio 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Las flechas del tiempo, la aljaba de la edad (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El huésped de Drácula (3º parte), por Bram Stoker; Norman Cousins, la risa es cosa seria, por Guillem de Rubenhor; El suicida, por Enrique Anderson Imbert; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (8º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Acerca de las naturalizaciones, por Roberto Langella; La poesía de Charles Bukowski, por Jorge David Alonso Curiel; Admirable, por Fabiana Villafañe; El Astrólogo y la Tarotista; Los signos del Zodíaco en la Historia (Virgo); Golpes bajos, por María de la Paz


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Reyes Peña; Garganta de sombras, por María Ester Rinaldi; Tom Traubert’s Blues, por Tom Waits; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Edward Hooper; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 21 - Julio 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Noche de horror (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El huésped de Drácula (última parte), por Bram Stoker; Margarita Landi, señora del crimen, por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (9º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Escuchame, por Horacio Otheguy Riveira; Tres poetas españoles que apuestan por la claridad, por Jorge David Alonso Curiel; El Astrólogo y la Tarotista; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; Princesitas muertas, por Thomas Czarnecki; Los signos del zodiaco en la historia (Libra); Los viejos de mierda, por Roberto Langella; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 22 - Agosto 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Cortinas de humo (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El marciano (1º parte), por Ray Bradbury; No está escrito en ninguna parte, por Horacio Otheguy Riveira; La voz de un pueblo dormido, por Fabián Gutiérrez Reyes; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Damas del crimen en primera línea de fuego, por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (10º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; El Astrólogo y la Tarotista; Recordando “Nueve Reinas”, de Fabián Bielinsky, por Jorge Alonso Curiel; Los signos del zodiaco en la historia (Escorpio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; Pablo Scalise, de Llavallol para el mundo; Lo mejor (y lo peor) de Facebook; Onomancia; Horóscopo. Revista Spes Unica nº 23 - Septiembre 2012 (Comprar versión impresa) Contenido: Vamos por todo, por Mary Paz Reyes Peña; Noticias del mundillo literario; El marciano (2º parte), por Ray Bradbury; Suzanne Leperrier, la trapèziste, por Horacio Otheguy Riveira; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (11º parte), por Armando Rey; La pareja perfecta del siglo XXI (1º parte), por Simón Domínguez Barahona; Se me cayeron las alas; Poesía (El descubrimiento / De Dios / Él (Yo) / Resurgir primario / Miserando), por Daniel Grustán Isabela; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir, por Roberto Langella; El astrólogo y la tarotista, por Ñapi; Súbitos (El último suspiro de Narciso Ibáñez Menta), por Guillem de Rubenhor; Los signos del zodiaco en la historia (Sagitario); Tumbas de la gloria, por Fito Páez; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; La escultura hiperrealista de Ron Mueck; Lo mejor de Facebook; Lo peor de Facebook ; Onomancia; Horóscopo Revista Spes Unica nº 24 - Octubre 2012 (Comprar versión impresa) Editorial, por María de la Paz Reyes Peña; Dos años, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; El marciano (última parte), por Ray Bradbury; Súbitos (Cuando ellas se desnudan), por Guillem de Rubenhor; La pareja perfecta del siglo XXI (última parte), por Simón Domínguez Barahona; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (última parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; La Pastora / Florencio: el maquis hermafrodita, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía, por Daniel Grustán Isabela (El ayeante primigenio, En menos de un millón de años, Tú que me lees); Lesiones del buen escribir, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir 2, por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Divagaciones pelotudas 2, por Roberto Langella; El Tarot de la Tarotista, por Ñapi; Los signos del zodiaco en la historia (Capricornio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Scott Davidson; Lo Mejor de Facebook; Lo peor de Facebook; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 25 - Noviembre 2012 (Comprar versión impresa) Editorial, por Roberto Langella; Calaverita para mi flaco, por María de la Paz Reyes Peña; Introducción a Gritos desde el Hades, por María de la Paz Reyes Peña; Semillas, por Jorge Dossi; Aventuras de una tarotista alocada (Los


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trabajos negros de Gina), por María de la Paz Reyes Peña; María de la Paz en Veracruz, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía (Qué dirías / Vivir / Descubrimiento / Lo gris / Los villanos / Una promesa), por María de la Paz Reyes Peña; Poesía (Canción de amor para Mary Paz / A Mary Paz / Ouroboros consumada / Inventario / Escribir tu nombre con sangre), por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; La galería de arte del Astrólogo y la Tarotista, por Ñapi; El Facebook de Mary Paz; Lo efímero y lo perdurable, por Roberto Langella y María de la Paz Reyes Peña; Los signos del zodiaco en la historia (Acuario); Onomancia ; Horóscopo ; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 26 - Diciembre 2012 (Comprar versión impresa) Seguir viviendo sin tu amor, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; Los amantes, por Julio Cortázar; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (1º parte), por Jorge Luis Borges; El fantasma de la tía Guillermina, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amargo (1º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas (parte 11); Sobre la astrología predictiva, por Eloy R. Dumond; Lesiones del buen escribir, por Roberto Langella; El Elegido, por María de la Paz Reyes Peña (1962-2012), por Guillem de Rubenhor; Esperando a Godot, por Ñapi; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Bruno Torfs; Lo mejor de Facebook; Los signos del zodiaco en la historia (Piscis); Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 27 - Enero 2013 (Comprar versión impresa) Editorial; La soledad, por Bersuit Vergarabat; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (2º parte), por Jorge Luis Borges; Tres cervezas, dos tintos y un vermouth con ginebra, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (2º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; Valientes mujeres con pene, por Guillem de Rubenhor; Los signos del horóscopo chino (Rata); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Winsor McCay; Escritoras; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 28 - Febrero 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Hic et Nunc, por Julio Cortázar; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (3º parte), por Jorge Luis Borges; Deja que te enseñe, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (3º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; El silencio de Lorna, por Guillem de Rubenhor; Los signos del horóscopo chino (Búfalo); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Cristian Kocak; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 29 - Marzo 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Se apaga la vista, por Arseni Tarkovski; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (4º parte), por Jorge Luis Borges; Laureano y Eleonora, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (4º entrega), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones de astrología, por Roberto Langella; Médicos, enfermos y payasos, por Guillem de Rubenhor; El arte como ansia de lo ideal (1º parte), por Andrei Tarkovski; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Tigre); Batman desencadenado (1º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Erwin Olaf; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 30 - Abril 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Soneto 126, por Lope de Vega; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (última parte), por Jorge Luis Borges; La visitante, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (5º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Se me cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; Magníficos borrachos con su placentera amargura, por Guillem de Rubenhor; El arte como ansia de lo ideal (2º parte),


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por Andrei Tarkovski; Las Horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Gato); Batman desencadenado (2º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Sven Fennema; Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores. Revista Spes Unica nº 31 - Mayo 2013 (Comprar versión impresa) Contenido: Editorial; Parad los relojes, por W. H. Auden; Seco estudio de caballos, por Clarice Lispector; No escaparás de ésta, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (6º entrega), por Chabela Ximénez; Marie Mollins, funámbula, por Guillem de Rubenhor; Se me cayeron las alas; El arte como ansia de lo ideal (3º parte), por Andrei Tarkovski; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Dragón); Batman desencadenado (3º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Dan Mountford; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 32 - Junio 2013 Contenido: Editorial; El murciélago rubio, por Spencer Holst; Serafín y sus mujeres, por Horacio Otheguy Riveira; La euforia, por Roberto Langella; Canelita o el paso de azúcar amargo (7º entrega), por Chabela Ximénez; Una historia de amor que viaja en tren, por Guillem de Rubenhor; Se me cayeron las alas; El arte como ansia de lo ideal (última parte), por Andrei Tarkovski; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Serpiente); Batman desencadenado (4º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Maya Kulenovic; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 33 - Julio 2013 Contenido: Editorial; No es fácil enamorarse de una mujer que tiene freezer, por Juan Sasturain; La noche de los feos, por Mario Benedetti; El hombre del traje gris, por Horacio Otheguy Riveira; ―Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones‖, de Mac Montandon, por Roberto Langella; Canelita o el paso de azúcar amargo (8º entrega), por Chabela Ximénez; Por qué no soy vegetariano (1º parte), por William T. Jarvis; Se me cayeron las alas; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Caballo); El otro lado (1º parte), por José Luis García Ortego; Batman desencadenado (4º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Antonio Berni; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 34 - Agosto 2013 Contenido: Editorial; La mala, por María de la Paz Reyes Peña; Aroma, sabor y sonrisa, por Horacio Otheguy Riveira; Facepopular, la nueva red social latinoamericana, por Roberto Langella; El alacrán, por Elisa Pérez; Por qué no soy vegetariano (2º parte), por William T. Jarvis; Canelita o el paso de azúcar amarga (9º parte), por Chabela Ximénez; Una mujer fatal, por Guillem de Rubenhor; Amaría viajar en tren, por Roberto Langella; Traición inesperada, por Ana Riera; La ceremonia de los peces, por Ana Riera; Se me cayeron las alas; El elegido, de María de la Paz Reyes Peña (19622012), por Horacio Otheguy Riveira; El otro lado (2º parte), por José Luis García Ortego; ¿Quimecontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo chino (Cabra); Batman desencadenado (6º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Paolo Roversi; Horóscopo; Sumario de los números anteriores Revista Spes Unica nº 35 - Septiembre 2013 Editorial; La decadencia de la amistad, por Alejandro Dolina; Una visión extraordinaria, por Horacio Otheguy Riveira; Sobre el feminismo y otras militancias, por Roberto Langella; Por qué no soy vegetariano (3º parte), por William T. Jarvis; Mancha de vino rojo, por Chabela Ximénez; Tom Ripley, el gran amor de Patricia Highsmith, por Guillem de Rubenhor; Se me cayeron las alas; Las horaciones de Horacio, por Horacio Otheguy Riveira; El otro lado (última parte), por José Luis García Ortego; Apareció María Teresa, la protagonista (real) de un corto de ficción, por Roberto Langella; Textuales; Prohibido fumar, por Chabela Ximénez; ¿Quimicontás?, por Mariano Liebana; Los signos del horóscopo


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chino (mono); Batman desencadenado (6º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Otto Dix; Horóscopo; Sumario de números anteriores Revista Spes Unica nº 36 - Octubre 2013 Editorial; Llorar a lágrima viva, por Oliverio Girondo; El misterio de Guadalupe Cisneros, por Horacio Otheguy Riveira; El duelo, por Roberto Langella; Viscosa realidad, por Elisa Pérez; Por qué no soy vegetariano (4º parte), por William T. Jarvis; Canelita o el paso de azúcar amarga (10º entrega), por Chabela Ximénez; Una Málaga entre velas, por Paula Alfonso; Se me cayeron las alas; Francisco González Ledesma: novela negra en las calles de Barcelona, por Guillem de Rubenhor; El hombre evidente, por José Luis García Ortego; Los libros, por María de la Paz Reyes Peña; Bienvenidos al paisaje de mar con olivos, por Horacio Otheguy Riveira; ¿Quimicontás?, por Mariano Liébana; Los signos del horóscopo chino (Gallo); Batman desencadenado (7º entrega), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Alexander Bolotov; Horóscopo ; Sumario de números anteriores Revista Spes Unica nº 37 - Noviembre 2013 Editorial; La hormiga, por Marco Denevi; Paciencia limitada, por Guillem de Rubenhor; La cabina número cuatro, por Ana Riera; 3 breves, por Roberto Langella; Viaje en autobús, por Paula Alfonso; Por qué no soy vegetariano (última parte), por William T. Jarvis; Canelita o el paso de azúcar amarga (11º entrega), por Chabela Ximénez; La mujer en llamas, por Horacio Otheguy Riveira; Se me cayeron las alas; La religión, por María de la Paz Reyes Peña; La prueba, por Elisa Pérez; ¿Quimicontás?, por Mariano Liébana; Los signos del horóscopo chino (Perro); Batman desencadenado (8º parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Juha Helminet; Horóscopo; Sumario de números anteriores. Revista Spes Unica nº 38 - Diciembre 2013 Editorial; ¿Así que quieres ser escritor?, por Charles Bukowski; Doble vida, por Gisela Courtois; Al doblar una esquina, por Roberto Langella; Los novios, por María de la Paz Reyes Peña; Personas sin sentimientos, por José Luis García Ortego; La mujer en llamas (capitulo 2), por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (12º entrega), por Chabela Ximénez; Se me cayeron las alas; Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013, por Guillem de Rubenhor; Textuales; Coquetería fingida, por Elisa Pérez; ¿Quimicontás?, por Mariano Liébana; Los signos del horóscopo chino (Jabalí); Batman desencadenado (última parte), por Oscar Ramentev; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Kai Fagerström; Horóscopo; Sumario de números anteriores.

El Astrólogo y la Tarotista (edición única y definitiva) (Comprar versión impresa)


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Consultorio Astrológico Spesunica Curso Integral de Astrología a distancia Inauguramos nuestro curso de astrología a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de la confección e interpretación de la carta natal astrológica, Revoluciones Solares, cartas combinadas y sinastrías, y todas las técnicas complementarias que hacen al quehacer del oficio de astrólogo. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como astrólogo. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella Tablas de Efemérides Planetarias para los siglos XX y XXI Tablas de Casas Otras diferentes tablas Plantilla para la confección de mapas astrales Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas de astrología para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía email. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, tratado de Astrología. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.

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A la memoria de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012) co-fundadora de esta revista y del consultorio astrológico Spesunica. Por siempre.

Spes Unica. Año 5 nº 40. Febrero de 2014 Editada por el Consultorio Astrológico Spesunica Dirección: Roberto Langella Registro de Propiedad Intelectual: En trámite. Impreso por Peecho B. V., Amsterdam, Netherlands Colaboran en este número: Horacio Otheguy Riveira; Gisela Courtois; Paula Alfonso; Mariano Liébana; Chabela Ximénez; Guillem de Rubenhor; Oscar Ramentev; Ñapi.

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