REVISTA DE CULTURA Y OPINIÓN
EL MARQUÉS ILUSTRADO N°8 - Febrero del 2021 - Cerro de Pasco
un vistazo al pasado Matrimonio en Cerro de Pasco
inmunidad, impunidad
carnaval toda la vida
Por Lucía Carrión
Fotografías de la Calixtrada Cerreña
bando de plomo ii El Rey ha hablado
MÚSICA SECCIÓN DE CREACIÓN LITERARIA
LIBROS CINE
e d i t o r i a l F ebrero solía ser el mes del Amor, la Amistad y los peluches enchocolatados. Ahora solo es el segundo mes del año después de la latente infección. Arruinados por la peste y devastados por la carga emocional permanecemos en alerta, siempre en guardia, atacando al virus con chisguetazos de alcohol, como el cazafantasmas neutraliza un demonio demasiado travieso a punta de positrones rociamos espacios diversos contando las horas hasta que una primera dosis pueda inmunizarnos parcialmente y sentir una tranquilidad no tan grande como la de tener una cartilla de vacunación rellena. Las mata bien muertas. Pero nada volverá a ser lo mismo, todo cambia y así como todo cambia que yo cambie no es extraño. Es un monstruo grande y pisa fuerte toditita la pobre inocencia de la gente. Ciertamente ese monstruo, Mercedes, que pasa de ser mi triste tristeza al pesar generalizado que puebla los lugares que veo, aprovecha la inocencia de la gente para instalarse en sus casas. ¿Es justo que en la radio escuche a personas que evidentemente no quieren ser mejores cada día? ¿Entablaré el diálogo con los verdaderos agentes que merecen ser escuchados? ¿La historia del periodismo en Pasco nunca saldrá de este desagradable y decadente capítulo? ¿Es posible hablar siempre solo de algo que no es verdad? Esta pálida realidad puede ser un mal sueño del que uno se despierta eventualmente. Ahora me obliga al largo encierro propio y de los míos, antes quizá fue la que me hizo soñar con las casas abandonadas ocupadas y adornadas por mis tantos y prófugos amigos progresistas.
Lanzando jeringas en las dianas de la ambición candidatos desfilan por cuanto canal exista en redes, presentándose desconocidos necesitados de ser recordados en la forma de un número en una cartilla. Los ya elegidos no lo hacen mejor. La formalidad termina comiéndose al deber y la coherencia. Mientras vistas de telas y hables con desparpajo pero con convencimiento, cualquier enredo lingüístico será aplaudido incondicionalmente y tomado en cuenta para futuros memes. Las protestas nunca más se organizaron. Vemos cómo todo se desmorona y no podemos aportar más que nuestro silencio y consentimiento.
Esa adicción al asistencialismo sin más a la que recae nuestra Honorable solo eterniza el sufrimiento de esa parte de la desafortunada población. No puede reprocharse el hecho de llevar arroz, leche y papas para una semana a las familias necesitadas. Pero tampoco se puede ocultar que figurar solo en esas ocasiones demuestra la ineptitud para desarrollar proyectos más trascendentales, que no se limiten a alimentar al hambriento ocasionalmente, sino que garanticen la atención integral del ciudadano. A nivel regional los proyectos solo son novedad a kilómetros de aquí. Que alguien piense en los cerreños. Sin partido político, ni colectivo intercultural, ni ONG que le salve, Cerro de Pasco permanece en el sopor de una historia conformista, aletargada más que de costumbre. ¡Oh! ¿Y ahora quién podrá ayudarnos? Y solo se escuchan ladridos y el eco de una voz que se pierde en el desierto de una quimérica ciudad. C A R R I Ó N P O N E E L HO M B R O. E f i g i e d e l m á r t i r Da n i e l A l c i d e s Carrión en el campus de la univers idad que lleva su nombre.
Fotografía: H. D. Chávez ©edicionesdelmarqués
EL MARQUÉS ILUSTRADO REVISTA DE CULTURA Y OPINIÓN N°8 - Febrero de 2021 - Cerro de Pasco COMITÉ EDITORIAL
DIRECCIÓN GENERAL: H.D. Chávez, DIRECCIÓN DE PRENSA: Giancarlo Morales Pérez, REDACCIÓN: Luca Prodan, Facundo Cabral y Guisseppe Brichetti, CORRECCIÓN DE ESTILO: Carmen Aire, DIRECCIÓN DE ARTE: Bényamin Bao, ASESORÍA LEGAL: Gina Berrios Halcón, ASESORÍA ESPIRITUAL: Dra. Yénésis Estrella OFICINAS PRINCIPALES: Grau 351 - Marqués 141 - CORREO ELECTRÓNICO: elmarquesilustrado@gmail.com
Editado en Cerro de Pasco, Pasco, Perú
Fotografía: H. D. Chávez
CHAUPIMARCA CERCADA. La Plaza Chaupimarca es una herida que no cicatriza. Ese insigne espacio ha sido arrebatado, destruido y secuestrado por una supuesta reconstrucción que no da señales de avance. La Casa Vegas, después de que fuera impunemente incendiada, es ahora un cascarón precario bien pintado por las fiestas del Bicentenario. Las casonas abandonadas del contorno, que fueron maquilladas para la celebración, son gran ejemplo del "por fuera flores, por adentro temblores".
POBL ACI ÓN DE RI ESGO. Cas i un depor t e ex t r emo, v i v ir en Cer r o de Pas co y s er adult o may or es un mar ca que muy poc os bat en.
CONTENIDO: EDITORIAL, página 2. INMUNIDAD, IMPUNIDAD, página 4. UN VISTAZO AL PASADO, páginas 5 y 6. CARNAVAL TODA LA VIDA, páginas 7, 8, 9, 10 y 11. BANDO DEL REY "PLOMO II", página 12. LA BIBLIOTECA DEL MARQUÉS, página 13. ALTA MÚSICA, página 13. CINECLUB PASCO, página 14. SECCIÓN DE CREACIÓN LITERARIA, páginas 16, 17, 18 y 19.
inmunidad, impunidad. por: Lucía carrión
Fotografía: H. D. Chávez
L
a pandemia ha probado que nuestro sistema de salud es tan frágil como el cuellito de una ampolla. Nunca como ahora pudimos comprobar que así como existen esos excelentes profesionales de la salud que no hacen más que enorgullecer la memoria de Carrión y ensalzar la vocación de servicio, también están los malos elementos, "profesionales" a los que solo la suerte les lleva a ocupar altos cargos en el sector salud y son los que a la hora del caos cometen los errores más mortales y consuman los más movimientos más egoístas. Ministros y presidentes demuestran una vez más de qué está hecho el ser humano realmente. Se puede achacar el escándalo de las vacunas al natural instinto de supervivencia, pero no se puede justificar la mentira perpetrada sin remordimiento. No solo nos recuerda nuestra perversidad inherente, sino que nos hace conscientes de que nunca debimos bajar la guardia y confiar ciegamente en lo que se nos aseguraba. No en este país, menos en esta región. Donde generalmente las obras en salud son formuladas y ejecutadas priorizando el lucro empresarial y no basándose en la atención medicinal honesta. En el colmo de la frivolidad, nuestro gobernador puso las vacunas bajo el sol para hacerse fotos posando falsamente servil. Las vacunas chinas rogaban por entrar en una cadena fría cuanto antes. Sin la más mínima
idea de transportar adecuadamente antídotos y menos implementar un buen sistema contra incendios, tendremos que aprender sobre el camino. Las dosis se reparten pero no con el apuro que quisieran muchos y la mínima atención prestada a la salud mental permite que ocasionalmente nos sorprendamos con hordas de alcohólicos o suicidas para disfrute de los "medios de comunicación". Probablemente es por la confianza perdida al sistema de salud que cada vez es más frecuente que se recurran a tratamientos naturales o, en el peor de los casos, a infructuosos rituales místicos en búsqueda de la deseada vitalidad. Solo las nuevas generaciones, dirigidas por los verdaderos forjadores de la medicina peruana, serán las que podrán devolverle la justa confianza a la ciencia médica. Con mi oxímetro portátil colgando del cuello me asomo a la puerta de mis pacientes paciensiosos. Por octava vez los visito para dirigirles unas cuantas palabras mientras adivino en sus pulsos y latidos sus porvenires. Afuera, inmunes e impunes, manejan desde oficinas y cargos la repartición de la medicina tan deseada, sin saberse más crónicos que quienes guardan cama para siempre, padeciendo dignamente el congénito desgaste de la sanidad.
UN VISTAZO AL PASADO
CERRO DE PASCO COMO NIDITO DE AMOR. En la imagen, una joven pareja renueva votos. La feliz novia está a punto de ascender al vehículo que la llevará por las fortuitas sendas de la vida marital. La captura fue hecha en el Jr. Grau el 20 de abril de 1968 por Raúl Chávez Célis.
Asistidos por el párroco de la Iglesia San Miguel Arcángel de Chaupimarca, los novios intercambian las arras matrimoniales. Esas 13 monedas que, según el rito mozárabe, simbolizan os bienes compartidos en los doce meses del año más uno para compartir con los pobres.
Consumada la ceremonia sin "yo me opongo", enlazados, marido y mujer, caminan juntos hasta que la muerte los separe...
CARNAVAL
T O DA L A V I DA BREVE RECORRIDO FOTOGRÁFICO I
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Fotografía: Israel Chávez Quispe
2
Fotografía: Israel Chávez Quispe 1. VOCES DE ALTURA. Uno de los atractivos fue siempre la excelente calidad compositiva e interpretativa de originales mulizas y delirantes huaynos, delicias de la música cerreña. 2. ¡QUE SUENE, QUE SUENE! Par te de un cuadro orquestal durante la presentación en el día central.
3
Fotografía: Israel Chávez Quispe
3. BANDIDO DE BANDIDOS. Combinación de héroe y villano, miembro de un club carnavalesco se deja fotografiar para la posteridad.
Fotografía: Israel Chávez Quispe
4
4 y 5.
5
FIESTA PARA TODOS EN EL ESTADIO PATARCOCHA. Los niños, jóvenes y adultos de Cerro de Pasco se reunían también para escuchar los mensajes y bandos que, escritos de manera mordaz y diver tida, criticaban el trabajo de las autoridades. Una práctica que se hará extrañar mucho por esta época.
Fotografía: Israel Chávez Quispe
Fotograma de "2001: A Space Odyssey" de Stanley Kubrick
6. CUADRÚPEDO PRESENTE. No solo la especie humana asistía a este jolgorio de música y desenfreno. En la fotografía, un husky siberiano luce su vestimenta para la ocasión.
6 Fotografía: Israel Chávez Quispe
Fotografía: Israel Chávez Quispe
7
7. CULTURA MINERA. Par te de las representaciones insignes de Cerro de Pasco, un muqui posa para el lente fotográfico un carnaval lluvioso desde la más opulenta ciudad minera.
Después de que se confirmara que este año la celebración de la Calixtrada Cerreña se haría vía Zoom, se filtró un borrador del bando que habría pronunciado el rey "Plomo II":
DE
BANDO
SU
MAJESTAD
"PLOMO
II"
YO, PLOMO, EL DE LA SANGRE ESPESA, EL PRIMERO CON EL NOMBRE Y SU COLOR. REY DE LOS ÁNDALOS MINEROS DE LA COMARCA DEL CIELO DE PASCO, DESDE SU PALACIO WINTERFELL EN AYAPOTO, LES SALUDO FERVIENTEMENTE DESEANDO GOCEN DE UNA GRAN SALUD, EXENTA DE LA PRESENCIA INDESEABLE DEL FAMOSO BICHO MORTAL. VISTO: QUE MI REINO, EL DE LAS CASAS VACÍAS COMO BOCAS DESDENTADAS QUE AÚN MASTICAN LA HOJITA DE COCA EN EL VELORIO DE SUS HIJOS, TIENE LAS HORAS CONTADAS, LAS FACHADAS DESPINTADAS Y LA HISTORIA OLVIDADA... CONSIDERANDO: - QUE EL ÚNICO ATRACTIVO TURÍSTICO DE LA CIUDAD LA CONFORMA EL GRAN AGUJERO DEJADO POR LA MINERA TODOPODEROSA - QUE ESTADÍSTICAMENTE SON CADA VEZ MÁS LOS CERREÑOS QUE SE VAN PARA NO VOLVER - QUE DE LA CIUDAD DE ANTAÑO SOLO QUEDA UNA RUINOSA MAQUETA MAQUILLADA CON BARRO POR CUANTO ORDENO, MANDO, EXIJO Y OBLIGO: PRIMERO: LA INMEDIATA RECONSTRUCCIÓN Y EXACTA RESTAURACIÓN A ESCALA DE CHAUPIMARCA. POSTERIORMENTE, AZOTAR A LOS FUNCIONARIOS QUE ENGORDAN PERO NO CONSTRUYEN Y EXIGIR QUE ADOBE POR ADOBE TRAIGAN DESDE SUS CASAS, FUNDOS Y MANSIONES EN HUÁNUCO, LIMA Y MIAMI, LOS LADRILLOS QUE HACEN FALTA AQUÍ. SEGUNDO: DECRETO Y EXIJO QUE LA PELANDUSCA Y BARATA PRENSA PASQUEÑA DIGA LA VERDAD AL MENOS A LA HORA DEL ALMUERZO Y QUE DEJEN DE PASAR TANTA RIDICULEZ Y MENTIRA DISFRAZADA DE INFORMACIÓN. DECLARO PERSONAS NO GRATAS A LOS LIMPIACARAS DEL MICRÓFONO QUE DICEN QUE LLUEVE CUANDO CLARAMENTE NOS MEAN ENCIMA LOS MISMOS BORRACHITOS INMUNES AL COVID Y LA JUSTICIA. TERCERO: ORDENÓ Y DECRETO QUE MARCO DE LA PUS SE BAÑE EN MEDIO DE LA LAGUNA DE PATARCOCHA QUE COMO ALCALDE ES SOLO UN SORETE ACOMPAÑANTE DEL PASTOR DE LA TRANZA Y LA DANZA DE BILLETES QUE SATÁN ADORA DIGNO HIJO DE BELCEBÚ JHOEL OSCURO Y SU FAMILIA CUYO PATRIMONIO AUMENTA MIENTRAS MARCO DE LA PUS BESA SURIPANTAS MÁS FEAS QUE EL HAMBRE Y LA MUERTE QUE HA TRAÍDO LA PESTE. TERCERO: EXIJO QUE LOS CANDIDATITOS BUITRES EN ESTAS FIESTAS ELECTORALES ANTES DE ENSUCIAR MI REINO CON SUS ABSURDOS NOMBRES Y SÍMBOLOS TARRAJEEN PRIMERO SUS ACCIDENTADAS HOJAS DE VIDA Y PRETENDAN ASÍ ENGAÑAR AL PUEBLO INVENTÁNDOSE CARGOS Y TÍTULOS. CUARTO: QUE LA CASA DE LA JUVENTUD EN PARAGSHA, ESE ELEFANTE BLANCO MÁS GORDO QUE EL CERDO QUE LO CONSTRUYÓ PARA ROBAR, PASE A MANOS DE QUIENES CON SEGURIDAD LE DIRÁN UN BUEN USO: ME REFIERO A LOS JÓVENES CERREÑOS QUE PREFIRIERON QUEDARSE EN SU TIERRA ANTES DE IRSE DE ETERNOS VERANOS A OTRA TIERRA MENOS TOSCA QUE ESTA. QUINTO: QUE EN ESTOS DÍAS NO SE BAILE NI TUNANTADA NI TRAP VENIDO DEL VALLE DEL MANTARO, QUE AQUÍ SE GOZA Y SE SUFRE A PUNTA DE HUAYNOS Y MULIZAS. QUE ABUNDE EL PISCO Y LA CAÑA, EL ALCOHOL PARA DESINFECTAR SUPERFICIES. A BAILAR, A BAILAR INCLUSO SOBRE NUESTROS ESCOMBROS, PUEBLO MÁRTIR, PUEBLO ETERNO. GOCEMOS COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DÍA. ANTES DE QUE LOS BOLTON DE GLENCORE VENGAN A DESPELLEJARTE PARA SIEMPRE, TIERRA MÍA. DECRETADO, FIRMADO, FOLIADO Y MEMBRETADO EN EL PALACIO WINTERFEL, EN ESTOS DÍAS DE ENCIERRO Y DISTRACCIÓN
PLOMO II REY
MARQUÉS DE SANTA MARÍA DE PACOYÁN MINISTRO
GRACCIANO RICCI FINESTRA SECRETARIO
PAUL MCCARTNEY FEDATARIO
L A BIBLIOTECA DEL MARQUÉS
“Clases de literatura: Berkeley, 1980” Julio Cortazar Técnica literaria, Biográfico
“La CIA y la guerra fría cultural” Frances Stonor Saunders 2003 No ficción, Historia
ALTA MÚSICA
“Ode To Quetzalcoatl” Dave Bixby 1969 Psychedelic Folk
“Rosa” La Lá 2014 Acoustic, World Music
“Rodolfo” Fito Paez 2007 Latin Pop Acústico
“Mesa Para Dos” Los Estrombocópicos 2020 Dream Pop
c i n ep a c l u b sco
“A cada uno lo suyo'” Elio Petri 1967 Drama. Mafia
“Amélie” Jean-Pierre Jeunet 2001 Comedia Romántica
“Los amantes del círculo polar” Julio Medem 1998 Drama Romántico
“Moonrise Kingdom” Wes Anderson 2012 Romance, Infancia
Dibujo: H. D. Chávez
n ó i c c e s de ón i c a a i e r r c era t i l
IBA A MORIR A Í D A
P É R E Z
E
ran las 3:45 de la madrugada. El timbre sonaba ruidosamente. Saqué mi mano y apagué el despertador. Salí de un salto de la cama: era la única forma de vencer el frío que congelaba hasta el más pequeño de mis pensamientos. Me arropé con una manta de lana de oveja y valiente crucé el patio anegado. Había llovido toda la tarde y parte de la noche. Se veía lúgubre. La neblina lo envolvía todo. No se podía ver a un metro. Encendí la hornilla de la cocina y coloqué la tetera sobre el fuego. Volví a vestirme y busqué afanosa las pastillas para el dolor de garganta. Ese día era peor que los días anteriores. La loca de la casa empezó con la cantaleta de los pensamientos catastróficos: no vayas, vuelve a la cama, hace frío, te puede dar una neumonía, recuerda lo que te dijo el Tomasito el día que hicieron el pago a la tierra y te leyó las hojas de coca: si salías de ese colegio, ya nunca más volverías, ese iba a ser tu último trabajo. Para acallar mis pensamientos cada vez más desastrosos encendí la radio. El noticiero más escuchado se repetía en las madrugadas y en ese momento daban inicio. Mientras llenaba en el morral los fólderes con las programaciones y los libros, informaban acerca de las peleas entre los candidatos al sillón municipal. Un corresponsal interrumpió la información para dar a conocer que aproximadamente a las diez de la noche, los serenos habían estado a punto de capturar a un hombre que describían como El Asesino del Puñal. Este había logrado escapar perdiéndose entre las casas abandonadas, víctimas de la Compañía Minera. Todo empezó al día siguiente del aniversario del Pueblo. Una recicladora que buscaba botellas y cartones en el botadero reconoció entre los desechos una mano que sobresalía de la basura. Se acercó y curiosa empezó a despejar los restos que cubrían el cuerpo. Una cara deforme por la hinchazón. Se notaban en el cuello laceraciones. Sus pies estaban atados con una soguilla de plástico verde. La desesperación y horror se apoderaron de ella. Llamó a la policía y se llevaron el cuerpo al depósito de cadáveres. Pasaron 15 días para que la policía informara que se desconocía la identidad de la occisa. Mujer de aproximadamente 60 años y con cicatrices de quemaduras en la mitad del cuerpo. Cerca de la navidad apareció el siguiente cuerpo en la orilla de la Laguna. Esta vez le habían cortado el cuello y atado manos y pies con una soguilla de plástico verde. La policía, una vez más, no supo dar con los indicios necesarios que permitieran seguir una investigación. Se informó a la población algunas características del cadáver: mujer de unos cincuenta años con lesiones en su rostro, manos y pies. No se logró su saber su procedencia. La aparición de estos cuerpos despertó el miedo en la comunidad. La gente empezó a guardarse temprano y se iniciaron una serie de conjeturas: que esas mujeres eran alcohólicas, que no eran del pueblo, que eran mujeres de la vida alegre. Seguramente esos extranjeros recién llegados eran los asesinos. El tercer cuerpo se halló sobre una banca de cemento. La mujer tenía los ojos abiertos y todavía se podía apreciar en ellos la desesperación. Varios cortes en el rostro y la herida mortal casi separaba la cabeza del cuerpo. Las manos y los pies atados con soguilla de plástico. Ella ya no era anónima. Fue identificada como Chabuca Cueva proveniente de un pueblo cercano. De inmediato su pareja fue sindicado como principal sospechoso. Lo apresaron para posteriormente comprobar que era inocente porque en el momento del crimen se encontraba laborando en otro lugar. La cuarta víctima también fue encontrada en el botadero, cerca de la mina. El asesino fue sorprendido por los serenos cuando abandonaba el cuerpo de una anciana de unos setenta años. A ella le había sacado los ojos, cortado la lengua y una vez más había seccionado el cuello hasta dejarlo colgando. Llegó el momento. Antes de salir me serví una taza de té caliente con
s A N T I V A Ñ E Z
limón y unas gotas de ron. Apagué la radio. Al salir principió el festival de mocos. Volví sobre mis pasos y con medio vaso de agua tragué las pastillas antigripales. Emprendí la caminata. Apenas veía el camino a causa de la neblina. El gorro y la chalina cubrían mi rostro. Cada paso me recordaba el primer día de hace tres años. Sentí que alguien me pasaba la voz. Era el Chino que se había colocado a mi lado derecho y me saludaba colocando su hocico en mi mano. Según avanzábamos él se ponía en donde había peligro. Me sentí bien acompañada. Por fin logré ver el autobús. Cuando el Chino me vio trepar al destartalado transporte se fue. Saludé y me ubiqué en el tercer asiento al lado del pasillo. No había nadie a mi lado. Al subir pude observar que en el primer asiento iba una pareja que se notaba habían celebrado hasta las últimas consecuencias. No pasábamos de diez pasajeros dispersos por el añejo bus. El motor arrancó y se escuchó la voz del Shatu que decía ¡vámonos! Confiada que en el camino subirían los trabajadores de la mina, me coloqué los audífonos y una vez más, acompañada de la música, despegué a otro lugar. Avanzábamos lentamente. Cerré los ojos. Me soné los mocos. ¡Qué gripe atroz! Hacia un recuento mental de todos esos años vividos. Las dificultades, los logros, las anécdotas, las personas que había conocido, el paisaje, el verde de los campos, el olor característico de las bicharras. Sentí que el carro se detuvo. Se abrió la puerta e ingresó el frío. Me puse la capucha de la casaca sobre el gorro, los guantes y arreglé mi chalina. Se cerró la puerta de un golpe seco. El bus arrancó. Pasaron breves segundos cuando percibí movimiento en el carro y alguien se quejaba. Ensimismada en mis pensamientos asumí que era la pareja ebria que venía en el asiento de adelante. En ese momento agradecí tener la nariz completamente tapada. Alguien estaba parado a mi lado. No se movía, permanecía ahí. Lo sentía. ¿Por qué no se sentaba? Abrí lentamente los ojos. Lo primero que observé fue un capote negro mojado. Era lo que me permitía ver la penumbra. Volví a cerrar los ojos. Los segundos pasaban y que el sujeto no se moviera me ponía ansiosa. Esta vez elevé la cabeza, lo miré y él con un movimiento de cabeza me indicó que me moviera. Le señalé los otros asientos y volví a acomodarme. Jalé la chalina hacia mi boca y me concentré en la canción que resonaba en mis oídos. Los pasajeros fueron subiendo en las diversas entradas de la Empresa Minera. Solo faltaba media hora para llegar al colegio donde había transcurrido los tres últimos años de mi vida. Ya no hacía tanto frío. Habíamos bajado aproximadamente mil metros. El camino estaba bordeado por pinos y eucaliptos. Con los ojos cerrados me saqué la capucha. Los guantes los acomodé en los bolsillos de la casaca. El sueño era intenso por los antigripales. No quería abrir mis ojos. A pesar del letargo, empecé a prepararme para bajar. Esa opresión en el pecho. Había alguien a mi lado. Una ola de angustia se apoderó de mi ser. Levanté mi cabeza y ahí estaba esa figura. Seguía con el capote negro y en su mano un gran cuchillo. Sentí su mirada intensa y ahí comprendí lo que iba a suceder. Tomasito tenía razón. No volvería a ese colegio. Ya no trabajaría más. Iba a morir. ¡Iba a morir! Percibí el filo frío y agudo del cuchillo en mi garganta. Sentí cómo penetraba. El ardor era intenso. Un sabor salado se apoderó de mi boca. Me ahogaba. No podía respirar. Todo se llenó de ese sabor metálico. Mis ojos se desorbitaban. Empezaba a agitarme. Jalé con desesperación la chalina, la casaca. Me revolvía en el asiento. Sentí que alguien me cogía del brazo y me sacudía. Me llamaban. ¡No quería morir! Yo quería seguir viviendo. Hice el esfuerzo y la primera bocanada de aire ingresó a mis pulmones. Pude por fin abrir los ojos. Vi a don Shatu. Me miraba asustado con un frasco en la mano. Habíamos llegado a nuestro destino. Yo no bajaba. El chofer se acercó a pasarme la voz y notó que me estaba ahogando con la flema. Me sacudió y trato de hacerme oler alcohol que le había pasado el ayudante. Ese día no iba a morir.
adrián N
unca me había percatado del deslumbrante rayo de sol que entraba por la ventana de esta habitación blanca y espaciosa. No hasta después de diez meses de que él se fuera a miles de kilómetros y que la pandemia mundial hiciera que lidiara una pelea de salud en un país que no era el suyo. Adrián tenía programado su viaje para el primer día de este año. Luego de un breve festejo por año nuevo, decidimos despedirnos de nuestros amigos y retirarnos a nuestro hogar para pasar la última noche juntos antes de que pudiera partir. Conversamos un par de horas sobre cómo sería su estadía allá y que si ya se encontraba listo para ir a dormir. Se veía claramente en sus ojos negros un brillo que reflejaba miedo y emoción. Lo abracé muy fuerte con la intención de calmar sus nervios; sin embargo, yo me encontraba peor que él. Ninguno de los dos tenía idea alguna de que las cosas se tornarían turbias en todo el mundo. Cuando Adrián se levantó muy temprano el primer día del año, se puso a preparar el desayuno y me despertó con un suave susurro para acompañarlo. Comimos en silencio, como si las palabras nos quitarían el poco tiempo juntos que nos quedaba. Al terminar, nos sonreímos con ternura, limpiamos y nos alistamos para ir a su destino. Ya en el aeropuerto, los latidos se hacían más sonoros, las lágrimas amenazaban con salir si la despedida se alargaba. Luego de jurarme cariño eterno y que dos años pasarían en un abrir y cerrar de ojos, mi querido Adrián se fue. Cuando ya se encontraba tan lejos de mí, tuvimos nuestra primera videollamada. Él me contestó emocionado, contándome que iba a ser una de las mejores experiencias que tendría en su vida. Yo solamente lo miraba sonriente al saber que él era feliz. Así transcurrieron los primeros meses. Ya era marzo y la amenaza mortal de esta terrible enfermedad estaba en la puerta de mi país. Las acciones para erradicarlo fueron cerrar las fronteras y que nuestros compatriotas serían repatriados en vuelos humanitarios. Donde Adrián se encontraba, la amenaza de contagio se elevaba con el pasar de los días. Lo llamaba con tristeza porque todo esto se había convertido en un caos. Lo que había comenzado como una gran oportunidad se había convertido en una lucha por sobrevivir. Había días en los que no tenía ninguna noticia de Adrián. A veces semanas. Incluso su madre, preocupada a más no poder, me llamaba con la esperanza de que yo tuviera noticias sobre su hijo, pero era inútil: tampoco sabía nada de mi Adrián. Cuando encendías la TV lo único que se repetía era el nombre del temido virus que había afectado a miles de personas, que muchas otras habían muerto, que otras se recuperaban y quedaban con secuelas terribles para su salud, en las noticias internacionales daban cifras de los infectados en cada país. Ver cómo cada día subían esas cifras creaba una angustia en mí. Cuando al fin lograba comunicarme con Adrián se encontraba de mal humor o preocupado. Era entendible, pues todos sus proyectos se veían arruinados por este caos global. Intentaba tranquilizarlo, pero de nada servía. Los días pasaban de la misma manera, tan tediosos, aburridos y llenos de malhumor, sumado a la distancia, parecíamos hacernos más daño que consolarnos en la tan tétrica situación a la que nos enfrentábamos. Recuerdo todavía que era un lunes de mayo. Era de noche, la luna estaba enorme y se encontraba acompañada de miles de estrellas con un fulgor sorprendente. Sonaba de fondo una música que había escuchado tantas veces como recordaba a Adrián; sonó un timbre, era mi teléfono móvil, la llamada entrante era de mi novio, contesté sorprendida pues siempre acordamos antes de llamarnos para no encontrarnos ocuparnos. La llamada duró por lo mucho cinco minutos, pero fueron suficientes para lo que tenía que decirme. Luego de varios años de relación, Adrián se disculpó conmigo en la llamada y me dijo que esto no podía continuar. En esos primeros treinta segundos mi mente desconectó todo, se olvidó del brillo de la luna, de las estrellas y la noche se tornó más negra aún. El resto de la llamada es historia. No pude articular palabra alguna y solo dejé que él terminara de hablar y colgara. No pedí explicaciones, no di razones; simplemente me quedé en total silencio. Me senté en el suelo mirando al vacío, la música de fondo disimuló mi llanto y no recuerdo bien, pero me quedé dormida. Pensando inocentemente que solo era un mal sueño y que al despertar todo estaría bien. Pero al despertar, nada estaba bien, todo seguía gris ante mis ojos, no tenía más llamadas ni mensajes de Adrián, solo una de su madre. Sonreí irónicamente al teléfono móvil, pues seguramente me llamó para preguntarme por su querido hijo. El mismo que hace solo unas horas me rompía el corazón por llamada a larga distancia. No le devolví la llamada, no tendría sentirlo explicarle algo que ni yo entendía. El tono gris se iba desvaneciendo conforme pasaban las horas. Ya por la tarde, su madre me volvió a llamar, contesté sin mucho entusiasmo y por el otro lado una voz
l u z
r o m á n
temblorosa respondía. En los segundos que me explicaba lo sucedido mi rostro palidecía, el corazón se me encogía y mis mejillas se llenaban de lágrimas. Movía levemente mi cabeza con negatividad, pues no podía creer lo que acababa de escuchar. Adrián estaba muerto. ********** El falso cielo claro se tornaba oscuro nuevamente pero ahora con más intensidad. La lluvia parecía entender mi tristeza pues caía con la misma intensidad que caían mis lágrimas. Mi llanto no cesaba y la lluvia tampoco lo hacía. No hubo necesidad de buscar atuendo para el velorio, pues no iba a haber uno. He perdido la cuenta de los días que llevo llorando. Mi madre me ha llamado incansablemente durante las primeras horas de mi duelo eterno. El teléfono móvil sonó hasta quedarse sin batería. La puerta no sonaba, por la cuarentena no había nadie en este departamento. Nadie más que yo y su recuerdo. Ya no distinguía el día de la noche, comía para sobrevivir y no tenía ninguna bebida alcohólica en casa para poder sumergirme en ella. No encendía el televisor, no prendía la laptop, no quería saber del mundo pues el mío ya se había terminado con aquella llamada. Destruí las fotos que tenía junto a él, arrojé nuestros libros favoritos y boté todos los discos que escuchábamos en silencio mientras disfrutábamos la compañía eterna del otro. Era el clímax de mi tristeza, el punto más alto, ya me había desquitado de los recuerdos y esperaba pacientemente un nuevo amanecer. Una mañana, al pasar frente a un espejo de la casa vi mi propia imagen destruida. Los ojos los traía llenos de ojeras y mi cabello estaba desordenado, era el momento exacto para empezar de nuevo. Puse a cargar el teléfono móvil y encendí la laptop. Sonaban las notificaciones, un pitido tras otro, tenía correos sin leer y al prender mi teléfono móvil tenía muchas llamadas perdidas y varios correos de voz. Llamé al número del buzón de voz y sonó lentamente el número del emisor, un número que yo reconocía, un número al que yo había llamado tantas veces en todos estos años y la voz comenzaba a decir: “Querida mía, mis últimas palabras son tuyas, mi último pensamiento eres tú; no me encuentro vigoroso y temo lo peor, este caos me ha alejado de ti, pero mi alma entera permanecerá eternamente a tu lado. Recuerda nena: Mereces lo que sueñas, conmigo o sin mí. Eternamente tuyo, Adrián.” ********* Ese mensaje fue el punto de ruptura de la poca cordura que me quedaba, lo que debió convertirse en un desenlace feliz y con una superación y un nuevo comienzo para mí, se convirtió en el deterioro de mi buen juicio, pues luego de escuchar aquel mensaje caí en un mar de lágrimas nuevamente, en una desesperación inimaginable. Salí de nuestro departamento, sin zapatos, vestida como estaba, gritando el nombre de Adrián. Arrodillada sobre la acera rezando para que él no estuviera muerto, pues pensaba que si todavía tenía un mensaje suyo él estaba todavía en este mundo, pero me lo estaban ocultando. La paranoia se apoderó más y más de mí. Fui a casa de la madre de Adrián a preguntar dónde lo tenían, y por qué me lo estaban ocultando, ¿es qué acaso él no era feliz a mi lado y tuvo que fingir una muerte por este detestable virus que ya me lo había apartado? Su madre me abrazó y llorando me explicó que él ya estaba muerto, pero mi mente seguía sin entenderlo. La tan temida y nombrada locura se apoderó de mí, al punto que ya no era una persona independiente y era potencialmente peligrosa para los demás. La solución fue encerrarme entre cuatro paredes blancas, pensé que ahí encontrarían a Adrián, pues eso fue lo que me prometieron para que yo acceda a ir a ese lugar, pero Adrián tampoco estaba ahí, y yo ya no podía salir para seguir buscándolo. Conocí a muchas personas ahí adentro, personas que tenían problemas y que al igual que yo, buscaban la manera de salir de aquella cárcel para cumplir sus sueños, pues como Adrián me dijo: “Mereces lo que sueñas” y lo que más soñaba en esos momentos era encontrarlo. Entre lo que ellos llamaban terapia grupal y la medicación mi mente comenzaba a destruir mis sueños, pero algo en mí mantenía viva la esperanza de verlo y de decirle todo lo que he pasado para tenerlo nuevamente conmigo. Han pasado cinco meses desde que escuché su voz por última vez, cinco meses hasta esta mañana que me he despertado y he visto el deslumbrante rayo de sol entrando por la ventana, junto a ese rayo de sol se encontraba la voz de Adrián diciéndome que me dirija a la terraza, que ahí me esperaba. Entusiasmada esperé que la enfermera me dejara dar mi paseo diario (debido a mi notable mejora me dejaban ir sola a mis paseos). Llegado el momento me dirigí a la terraza y vi nuevamente a Adrián. Traía la misma sonrisa encantadora de siempre y al llegar tomó mi mano y me abrazó. Me pidió un beso inocente como cuando comenzamos a salir. Lo amé. Él se fue para siempre y yo me fui con él.
¿CUÁN VIVO? FRANCK CHINASKY
¿Estáis ahí? Ya no duele la herida ni los llantos de pobres infelices sumergidos en pálidas de hipocresía. La ventana se cierra y el viento no se aleja más es una oportunidad en medio del desierto para llevar el agua sobre los hombros. El árbol llora porque no mueven sus hojas y ya se fueron los monjes que miraban sobre crueles momentos. Hicieron caer las espigas de frente, y los socavones de carne sintieron conociéndose. Sus dioses regalos movieron entre sus cuerpos y sufriendo jugaron a las muñecas. Con sus cuerpos bailaron entre gemidos mientras volaban sobre bragas de alquimia, zapateando sobre rosales de sombras que cruzaron cuando en un instante murieron y fueron uno. ¿No has cobrado seguros? ¡Nunca hubo garantía ni usufructos! Pero de seguro están buscándose de uno en uno lo que del otro al otro tuvieron, que ahora perdieron sin permiso poco a poco, perdieron mojando debajo todo. Las respuestas están siguiéndolos, humectando la nova sensación de estar sentados, seguros, buscando el sitio, buscando el asentamiento que no ven paredes perdidas ni derruidas ruinas. La llamada “hola” se aproximó, no pude sumergirme en el silencio y me arrolló con su minina voz. Cual ladillas desaparecí, pero ella con sus dedos me siguió, nos perdimos entre sábanas y sobre almohadas, entre lágrimas y sudor, entre sangre y humor. La llamada sonó y fue capaz de entrar en calor por cada vibración, las líneas dejaban paso a la lujuriosa onda de senoidal en senoidal, que entre sus dedos se perdían cada marciano olimpo de gominola espesura. ¿Te has sentado acá?, y me fui de ahí. Suertes benignas nos abatieron para movernos a millas del naufragio, no hubo salvavidas para reiniciar el viaje, estaban derrumbados los mástiles de cadavérico propano. Sacudiéndose marchó al desierto y yo al nudo gélido. Observé los barrotes con los que la sumergí en sangre y vomité su luz; sin observar el dulce de sus manos ensangrentada la cogí sobre la mesa la abrí y me extirpé para vivir.
¿NO SIENTES? FRANCK CHINASKY
Ninguno lee tanto como para cogerse a la verdad y parir políticos que maman lágrimas enlodadas con costras de pan… Como parásitos del cadáver de memoria corta que buscan desesperados salir sin barbijo. Nadie escucha el gemido del valiente trote que brota cuando las ushutas se extrañan poderosas de viajar, cual cóndor en el silencio mágico que rodea a sagrados senderos desde el Mauli hasta el Ancasmayo. Solo cambian suelas y los sueños se apoderan de la consciencia para desgarrar historia del minero. Solo yo veo cuan ajena es la mentira que escupen extranjeros sobre coca y caramelos; que corroen y asesinan infancias, y otro a otro escogen e imaginan sobre arte hipócrita. La justicia viajó de la moral al yeso y pasó al papel de sostener el sórdido engrane tragándose en cada diente el que menos tiene, a la verdad que enjaula las lágrimas, que oscurece perdidas y fríos seres. Hebra a hebra letra a letra. Y no es el dueño, ni el protagonista ni mucho menos el villano quien es el que tiene el plan Marshall para joder más las chacras entre barrio y tajo que pisadas de fuego dejadas. Eres tú por prostituir el poder y gastar saliva mientras jalan la cadena de tu tierra, sin saliva, poderosos, ajenos a la sangre de minerales que cuidan tus bases. Muero en sueños y aún sigo exhausto de poder soltar el cuerpo. Vuelo en tus sueños y me llevo tan alto que muero. Vivo en sueños entre los tuyos y los míos, dependientes del tiempo donde divergen y danzan, suelto cuando todo se hace uno y uno todo. Sueño mientras vivo y las gotas me hablan… - Arriba a 70km a pie nadie escucha, ni nadie mira, solo cogen luz y se escarchan para competir en caída como lo hizo Lincoln contra el sur con los del norte: - Nadie ganó. Los de abajo, los primos cristales, enraízan la capa menos cero y no se mueven. Los del medio fluyen y resbalan con los últimos y nadie gana, aunque todos llegan de arriba. Y también eres tú que no verán tus ojos y traicionarán tu ser. Estás cegado por tu locura, como el tajo, abismo que aún observa en ti.
sos Luca Prodan, enviado especial a Cno undo Creta, un reporte desde lo más prof de la civilización minoica:
Dibu j
o: H.
D. C h
into... "Yo no seré el minotauro, seré el laber ita Rocas viejas y tersas donde la bestia dormseré no soñando su humanidad perdida... Yo s con Caronte, seré la barca que se lleva alma barca, monedas en vez de ojos... Laberinto y sabes, escritor o mito, bestia o corazón, solo tú rio miste , dable inson rio miste sabes solo tú hermoso hecho mujer".
ávez
CA M A N C H ACA M
g i a n c a r l o
uy lentamente las lenguas y bocas se secaron, los dientes se llenaron de la arena que el viento agita sin descanso, los días han sido profundos abismos, sed y hambre son oquedades donde no habita ni el eco, han sido la hora eterna, las provisiones y el agua nunca llegan, el cansancio pesado y pegajoso muerde las nucas en cada paso, los pies irreconocibles masas amorfas he hinchadas están llenos de heridas, ampollas y cicatrices despellejándose nuevamente, no quieren dar un paso más y lo hacen, los soldados se han convertido en bestias automáticas, la sombra del oficial a caballo que se ve a lo lejos encabezando la fila de penitentes cae de su cabalgadura, no cae derrumbado por la sed, alguien le ha disparado la carne de su cuello ha estallado, el plomo volando a velocidades increíbles ha quemado su piel ha desgarrado músculos y huesos, la sangre lo ahoga, la muerte se asomó sin que nadie se diera cuenta, muchos continuaron la marcha unos pocos cogieron el fusil y se pusieron en la posición de combate sin saber a dónde apuntar, el inmenso dolor invadió el cuerpo del oficial desmontado y agonizante, hasta el más pequeño de sus huesos y sus nervios que comenzaban a temblar en un frenético espasmo, su cansada montura se escapa sin rumbo, se escuchan disparos a lo lejos el chasquido seco de las carabinas de los Cazadores a Caballo, veinte jinetes aparecen de la nada descendiendo a galope por una duna una nube de polvo oculta su escape, Eusebio recibe un disparo antes de poder tocar el clarín y despertar a la adormilada fila de fantasmas andrajosos que esperan llegar a Arica, algunos ya han visto a los jinetes que tienen el rostro cubierto evitando la arena que destruye la piel y destroza la mirada, les disparan sin atinar a ningún cuerpo, cuatro más se desploman muy cerca y algunos ni se dan cuenta de dónde vino el disparo que los mato, la avanzadilla de cazadores se pierde en el desierto, no iban a poder enfrentarnos a todos pero ahora saben que no hay soldados solo espectros que apenas pueden sostener el fusil, Eusebio suelta su último aliento sus labios secos su lengua hecha un desierto se empapa de su sangre que tiñe su uniforme convertido en jirones y retazos de cotona, Alejandro intentaba recordarlo con su ropa de trabajo con la que paseaba en las profundidades encabezando la fila de mineros las lámparas iluminaban la eterna oscuridad de las profundidades del planeta, se acordó de Eusebio apurando sus largos tragos de pisco, le gustaban los que venían del Valle de Lunahuana, en estos meses que parecen eternidades ha descubierto algo tan profundo como la mina, el desierto que no acaba y que es cada vez más seco, páramo
m o r a l e s
p é r e z
yermo cortando nuestros ojos, secando nuestros recuerdos y nuestra carne, - este paisaje alguna vez estuvo plagado de enormes cetáceos y bestias terribles – se acordaba en medio de la cansada caminata las conversaciones de su padre con un viejo geólogo inglés que siempre se hospedaba en su casa en Cerro de Pasco, se quedó pensando durante muchos años como sería ese desierto y maldijo el momento en el que deseó conocer ese silencio o mejor dicho este lugar que convierte a los seres humanos en silencio lentamente, la voz es la primera en desaparecer ya nadie canta como en los primeros días rumbo a Lima enfrentando la ventisca, la nieve y el granizo cantando canciones, viajeras coplas tristes de los muleros, la voces desaparecieron, nadie conversa siempre silenciosa es la marcha. Los arrieros bolivianos que traen el suministro de agua en inmensos odres no llegan cada sombra que aparece y no son las mulas con el agua lo hacen desear una bala certera en el pecho o que estalle el cerebro regando todo, sus recuerdos, sus pensamientos, los libros leídos, conversaciones memorizadas, dolores y enfermedades de infancia. Nadie ha recogido a Eusebio ni a los otros que fueron abatidos por los cazadores han dejado que sus cuerpos sean poco a poco enterrados por el viento y el desierto compartirán destino con esas bestias gigantescas que parecían una fantasía contada por el viejo geólogo. Todos los días salen a visitar al telégrafo de la prefectura, edificio de dos pisos con balcones decorados con ventanales largos, saben que embarcaron en el barco transporte hace meses y que fueron escoltados por el Huáscar que ya está en manos chilenas, luego cada vez menos noticias incluso muchos días el telégrafo permanecía cerrado, el silencio provocado por el desierto parecía continuar por las calles frías y llenas de escarcha el silencio ansioso que se convierte en dolor de estómago o en una jaqueca prolongada que no deja dormir, ansiedad que muerde, quieren saber con desesperación que había pasado con ellos o que está pasando con ellos no lloraban solo el silencio las acompañaba, las conversaciones casi susurros cuando hablaban de hijos y padres, no era lo mismo que mueran en la mina cerca de ellas, estaban lejos muy lejos, el miedo parecía apoderarse de sus palabras y sus miradas desaparecían en el vacío como si en algún momento pudieran verlos arrastrando los pies recibiendo la minúscula ración del día, nuevamente desapareciendo en el desierto, el presentimiento les secaba los labios el desierto que se hacía presente en sus bocas, a lo lejos se escuchaban los truenos, las nubes plomas y los relámpagos que se acercan a la ciudad.
z Cháve H. D. : o j u Dib