Tierra y reforma: Breve historia de la reforma agraria y el Estado mexicano en los siglo XIX y XX

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier

Tierra y Reforma Breve historia de la reforma agraria y del Estado mexicano a fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX Introducción La cuestión de la tierra, su calidad, la forma de trabajarla y su posesión, ha sido un problema permanente a lo largo de la historia. En América latina, por lo menos desde el período colonial, la redistribución, apropiación y expropiación de la tierra ha dado lugar a crecientes desigualdades, marginación y obligado a los antiguos propietarios — si es que se puede usar dicho término — a ofrecer su fuerza de trabajo en sus múltiples variables para recuperar lo que les fue arrebatado: la capacidad de subsistir de forma autónoma. Asimismo, con el advenimiento de las relaciones capitalistas de producción y un canon jurídico que impone la propiedad privada como posesión sagrada e inviolable, la realidad de aquellas comunidades campesinas e indígenas anteriormente expropiadas o relegadas a parcelas de poca monta, continuó empeorando o, en el mejor de los casos, se mantuvo precaria. Producto de esta extensa e irresoluta cuestión, a lo largo y ancho de Latinoamérica, estallaron revueltas y se reclamó cuantiosas veces la necesidad de reformas y garantías que protegieran a las comunidades y pequeños propietarios. Teniendo presentes la recuperación de las tierras comunales, la defensa del ejido y los alzamientos contra la autoridad explotadora, las elites gobernantes tuvieron que adaptarse a las luchas campesinas para consolidar y construir su propio poder a lo largo del siglo XIX y XX. Teniendo presente lo anteriormente dicho, en el siguiente trabajo se pretenderá realizar un breve repaso de la historia mexicana, la consolidación de su bloque histórico y la renovación del mismo tras la Revolución Mexicana, teniendo como variable principal la problemática agraria y las relaciones existentes entre la dirigencia política y las masas campesinas con respecto a dicho problema. Para ello, se dividirá el trabajo en tres etapas: 1858-1876 (Benito Juárez1-Porfirio Díaz2), 1876-1911 (Porfiriato) y 1911-1940 (Francisco I. Madero3 -Lázaro Cárdenas4).

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Fue un abogado y político mexicano, de origen indígena (de la etnia zapoteca), presidente de México en varias ocasiones, del 18 de diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872. Juárez marcó un parteaguas en la historia nacional, y fue protagonista de primer nivel de esta época. 2 Fue un militar mexicano, que ejerció el cargo de presidente de México en siete ocasiones; la primera, del 24 de noviembre de 1876 al 6 de diciembre de 1876 (después del triunfo de la Revolución de Tuxtepec, desempeñando el cargo de forma interina); y la segunda vez, del 17 de febrero de 1877 al 5 de mayo de 1877. Nuevamente, ejerció el cargo en forma interina del 5 de mayo de 1877 al 30 de noviembre de 1880 (después de haber sido elegido presidente). Posteriormente, ejercería la presidencia del país de manera ininterrumpida entre 1884 y 1911. 3 Fue un empresario y político mexicano que se proclamó contra del gobierno de Porfirio Díaz. Dicho acto suele considerarse como el evento que inició la Revolución mexicana de 1910. Durante este conflicto, Madero fue elegido

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier De Juárez a Díaz 1858-1876: el proceso de conformación de un bloque histórico Tras la Independencia y la corta vida del Primer Imperio Mexicano (1821-1823) bajo Agustín Iturbide5, la joven nación se vio atravesada — hasta la década de 1860 — por una sucesión de gobiernos débiles con escaso control territorial y con la incapacidad de conformar un bloque histórico que pudiera mantener el orden interno. Es dicho contexto el que dará lugar a que personalidades como Antonio López de Santa Anna6 — uno de los causantes de la mayor pérdida territorial sufrida en toda la historia mexicana —, Maximiliano de Austria7 —el segundo Emperador de México y único monarca del denominado Segundo Imperio Mexicano— , Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada8 — partícipes de la Revolución de Ayutla (1854)9 e impulsores de reformas de corte liberal — puedan desenvolverse frente a las múltiples problemáticas que aquejaban el proceso de consolidación del Estado mexicano. En este contexto, la cuestión de la tierra recibirá un duro golpe con la Constitución de 1857, que pese a promover la igualdad ante la ley, el derecho a votar y el gozo a la plena libertad, estipulaba el principio de inviolabilidad de la propiedad privada. En ella se puede ver la sistematización y concreción de leyes como la Ley Lerdo (1856) que sostenía que “ninguna corporación civil o eclesiástica, cualquiera sea su carácter, denominación u objeto [tenía] capacidad legal para adquirir en propiedad o administrar por sí bienes raíces”10, dando lugar a un creciente descontento campesino frente al desamparo que legalmente se les dio.

presidente de México, cargo que ejerció desde el 6 de noviembre de 1911 hasta que en 1913 fue traicionado y asesinado. 4 Fue un general y estadista mexicano, presidente de México del 1 de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940 que destacó por la reforma agraria y la creación de los "ejidos" en el sector agropecuario mexicano; por la nacionalización de la industria petrolera, por haber brindado asilo político a exiliados españoles durante la guerra civil española y por haber consolidado las bases del funcionamiento del Partido Nacional Revolucionario y su proceso evolutivo, mediante la incorporación de las grandes centrales obreras, hacia el Partido de la Revolución Mexicana, antecedentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI). 5 Fue un militar y político novohispano que durante las primeras etapas de la guerra por la Independencia de México, militó en el ejército realista combatiendo a los insurgentes. Posteriormente, durante el marco del trienio liberal en España, fue designado comandante para combatir a Vicente Guerrero, jefe de los rebeldes en la Sierra Madre del Sur. Con ideología opuesta a la implementación de la Constitución de Cádiz, decidió pactar con las fuerzas insurgentes. Proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. Más adelante, en agosto del mismo año firmó los Tratados de Córdoba con Juan O'Donojú y logró consumar la independencia de México el 27 de septiembre de 1821. 6 Fue un político y militar mexicano instaurado como dictador vitalicio con el tratamiento de Alteza Serenísima, aunque derrocado años más tarde. A lo largo de su extensa carrera política fue considerado ambiguo por participar en partidos contrarios, ya fuera con realistas, monárquicos, republicanos, unitarios, federales, liberales y/o conservadores. Santa Anna fue también gobernador de Yucatán (1824 - 1825) y de Veracruz en 1829. 7 Por nacimiento, ostentó la dignidad de Archiduque de Austria, debido a su filiación con la poderosa Casa de Habsburgo. Fue el hermano más cercano del Emperador Francisco José de Austria-Hungría, y consorte de la Princesa Carlota Amalia de Bélgica, hija del Rey Leopoldo I de Bélgica. 8 Fue un político mexicano y presidente de México entre 1872 y 1876. Fue el primer presidente de México nacido como ciudadano mexicano ya que todos sus predecesores nacieron como súbditos del Virreinato de la Nueva España. El 18 julio de 1872 murió Benito Juárez, lo cual fue anunciado por José María Lafragua, y Lerdo que ocupaba el cargo de presidente de la Suprema Corte, asumió la presidencia en forma interina. 9 La Revolución de Ayutla fue un movimiento insurgente originado en el estado de Guerrero (actualmente, el estado del mismo nombre, al sur de México) en el año de 1854. La razón del levantamiento de los surianos fue la inconformidad con la dictadura de Antonio López de Santa Anna, que aprovechando la abolición de la Constitución federal de 1824 gobernaba dictatorialmente con el título de Su Alteza Serenísima. 10 Ley Lerdo, Art. 25, 1856. Extraída de web: http://www.anfade.org.mx/docs/ponencias/LeyLerdo_Anexo4.pdf

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier Además, el artículo 27 de dicha legislación sustentaba que “las enajenaciones que por adjudicación o remate se verifiquen en virtud de esta ley, deberán constar por escritura pública”11, abriendo el juego a que las comunidades, generalmente carentes de tales adjudicaciones, fueran expropiadas poco a poco y de forma lícita. El interés de la dirigencia política para concretar estas medidas, y atentar con el estilo de vida tradicional del campesinado, tenía por finalidad la creación de una extensa clase de pequeños propietarios, vistos por los liberales en el poder como el motor más viable para la modernización, la estabilidad y la democracia en México. No obstante, esta idea inspirada en el modelo farmer de los Estados Unidos, terminó por producir el efecto contrario. En palabras de Friedrich Katz, "la expropiación de las tierras (…) no hizo surgir una clase de pequeños campesinos (…) y esto, muy a pesar de los liberales radicales, no logró más que incrementar la fuerza económica y la cohesión política de la clase dominante de ricos hacendados ya existentes” 12. Desde la perspectiva campesina, se puede sostener que sus preocupaciones e intereses eran más bien modestos en comparación a los arrolladores proyectos del “progreso liberal”. La comunidad agraria, principalmente de origen indígena, buscaba la conservación o recuperación de su estilo de vida, pues no tenían intención de sumarse a la lógica capitalista que impulsaba a las naciones latinoamericanas desde, por lo menos, las últimas décadas del siglo XIX. El poseer tierras suficientes para abastecerse, aguas donde poder sustentarse, un respeto a sus formas sociales y económicas era lo único que pedían. No obstante, esta mirada no debe vincularse a una toma de posición pasiva frente a las expropiaciones, el avance de nuevas formas de trabajo y la creciente intromisión del factor mercado. Se puede mencionar, por ejemplo, al movimiento agrario de 1856 tratado por Florencia Mallon13el cual, es capaz de apropiarse y resignificar muchos de los valores e ideales esgrimidos por quienes ahora los oprimen. Otro caso abordado por la autora, aparece durante la Intervención Francesa y la Regencia (1862-1867), donde los habitantes de los distritos de Morelos y Cuernavaca se encontraban en un callejón sin salida y se las ingeniaron articulando los derechos individuales de ciudadano — particularmente como miembro de la “clase popular”—, en torno a la justa distribución de la tierra, un salario digno y la participación de “el pueblo” en la construcción de una política nacional14. A pesar de ello, bajo el régimen liberal los movimientos sociales agrarios y los discursos liberales se articularon en un primer momento en torno a los proyectos federalistas y 11

Ibíd. Art. 27 Katz, Friedrich, “México: la restauración de la República y el Porfiriato. 1867-1910”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina, vol. 9, pág. 15-16 13 Mallon, Florencia. “Culturas políticas regionales, las visiones campesinas de la nación y las revoluciones liberales en Morelos”, en Campesinos y nación, México: Ciesas, 2003 14 Ibíd. pág. 341 12

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier radicales de Juan Álvarez15 y la Revolución de Ayutla. Con esto, las comunidades perseguían una fuerte autonomía y la protección de sus tierras, apropiándose de muchos de los argumentos que usarían a posteriori contra aquellos que acabarían por “traicionarlos”. Será bajo Comonfort16 que estos movimientos campesinos y discursos se escindirían por iniciativa de la ahora fortalecida y triunfante dirigencia liberal, que recurriría al alegato conservador del campesino indígena semisalvaje y atrasado17. Con la hegemonía liberal presente, las dos fuerzas principales que la sustentaban de ahí en más fueron los hacendados y la clase media, quienes asimismo la atacaron alternativamente por no responder en el grado deseado a sus intereses. A los hacendados, les concedió autoridad prácticamente ilimitada sobre sus dominios y a la clase media se la incorporó a un creciente aparato burocrático estatal18. Sin embargo, estas medidas conciliadoras hacia sus nuevas bases de sustento, y hacia el estamento militar, dieron lugar a un descontento campesino que alcanzó proporciones anteriormente desconocidas. El gobierno seguía siendo débil en lo que a facultades represivas respecta, factor que debilitó aún más la administración tras la muerte de Juárez. Retomando a Katz, “el descontento de los campesinos provenía tanto de la frustración de sus expectativas como del deterioro real de sus condiciones de vida. El gobierno liberal no hizo nada para satisfacer las esperanzas del campesinado, ni siquiera para protegerlo del paulatino empeoramiento de sus condiciones políticas y económicas. (…) La Ley Lerdo había expulsado a muchos campesinos de las tierras comunales que antes cultivaban, y había distribuido las propiedades, generalmente de manera poco equitativa, entre ellos, si no se las habían apropiado ya hacendados o especuladores”19. En consecuencia, con la concreción de un bloque histórico producto de las reformas impartidas, antiguos generales liberales y viejos caudillos conservadores — con apoyo de agiotistas, prestamistas, rancheros, industriales, propietarios de bancos, entre otros actores del bloque oligárquico — aprovecharon la oportunidad de la mano de Porfirio Díaz para desbancar al gobierno de turno.

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Fue un militar mexicano clave durante la mayoría de los conflictos armados del México independiente, desde la guerra de independencia hasta el derrocamiento del Emperador Maximiliano. Ocupó varios rangos durante su servicio al país, siendo el más destacado el de Presidente de la república por un breve periodo en 1855, después de derrocar al dictador Antonio López de Santa Anna. 16 Fue un político y militar mexicano, Presidente Interino de México del 11 de diciembre de 1855 al 30 de noviembre de 1857, y Constitucional del 1 al 17 de diciembre de 1857. Junto con Juan Álvarez, en marzo de 1854 condujo la revolución contra Santa Anna en una campaña por el sur y resistió el asedio sobre Acapulco. Lo que significó la caída definitiva de Santa Anna. Luego marchó a Estados Unidos, donde obtuvo recursos de un particular para continuar la guerra. 17 Ibíd. pág.355 18 Katz, Friedrich. Op.cit. pág. 18-19 19 Ibíd. pág. 20-21

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier El Porfiriato 1876-1911: la Pax oligárquica Con la emisión del Plan de Tuxtepec20 (1876), Sebastián Lerdo de Tejada”

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Porfirio Díaz “desconoce a Don

y culpará “personal y pecuniariamente, tanto por los gastos de la

guerra como por los perjuicios causados a particulares [a] todos los que directa o indirectamente cooperen”22 con este. Igualmente, reiterando las premisas del plan anterior, en el Plan de Palo Blanco (1876) legitima su accionar frente al Presidente y la toma del poder en nombre del cumplimiento de la no reelección del Ejecutivo y de los gobernadores de los Estados23. Es bajo estos acontecimientos que inicia el largo trayecto de Porfirio como cabeza del Estado mexicano. Se denomina Porfiriato al período histórico que compete los años 1876 a 1911, el cual puede dividirse por lo menos en tres etapas bien delimitadas. De 1876 a 1880, se lo puede considerar como el período “democrático” del General Díaz, puesto que el mismo supuso poca discontinuidad con respecto a sus predecesores a pesar de poseer un carácter militar más acentuado que los regímenes de Juárez o Lerdo por obvias razones. En esta fase de consolidación, Díaz intentó recuperar y reforzar la coalición existente entre las clases media y alta que había servido de base social y política al régimen liberal y aplicó el famoso lema “divide y vencerás” al interior de los sectores más poderosos. Una segunda etapa, el interregno de Manuel González24 (1880-1884), es recordada tristemente por la inmensa crisis financiera, la corrupción, el aumento de la deuda mexicana y por la salvaje penetración de inversores norteamericanos y europeos al país. Finalmente, la etapa quizás más célebre de todas, es la que se conoce como Dictadura Porfiriana y se extiende con el General Díaz a la cabeza desde 1884 hasta 1911. En ella, se desplegó una dictadura clásica y oligárquica en paralelo a un rápido crecimiento económico — sobre todo en los sectores orientados a la exportación — y un aumento demográfico desigual a lo largo y ancho de la nación25. Superados los argumentos de una soberanía vulnerada, un tesoro público dilapidado en gastos de placer, una administración corrompida y un poder municipal “desaparecido”, lo cierto es que Díaz acabó por construir un Estado fuerte, capaz de garantizar la estabilidad interna — la Pax Porfiriana — y focalizado en su propia figura. La no reelección, sólo fue cumplida durante la primera etapa de su mandato y sus medidas con respecto a la tierra dieron lugar tanto a la pauperización de millones de campesinos como al escaso desarrollo de un reducido

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una declaración que buscaba destituir al gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada elaborada por Porfirio Díaz y anunciada el 10 de enero de 1876 en el municipio de Villa de Ojitlán de San Lucas Ojitlán, Tuxtepec, Oaxaca. 21 Plan de Tuxtepec, Art.3, 1876. Extraído de: selección de Cátedra América III (independiente) 22 Ibíd. Art. 8. 23 Plan de Palo Blanco, Art. 2, 1876. Extraído de: selección de Cátedra América III (independiente) 24 Fue un militar y político mexicano, Presidente de México entre 1880 y 1884. Previo a ejercer éste cargo, participó en la Intervención Norteamericana en México, como teniente y más tarde combatió en la Guerra de Reforma, del lado del Partido Conservador. 25 Katz, Friedrich. Op.cit. pág. 35

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier campesinado medio. Con respecto a esto último, el territorio mexicano se vio implicado en variopintas formas de trabajo, producción y desarrollo según la región. Por lo pronto, recuperando las categorías empleadas por Katz, se puede decir que en el mundo rural porfiriano existían al menos cuatro tipos de trabajadores. Los peones de residencia o acasillados; los trabajadores eventuales; los arrendatarios; y por último, los medieros o aparceros. Dichas formas de trabajo, a su vez, se verían condicionadas por la región de la que se esté hablando. En el sur mexicano, en especial el sureste — Yucatán—, los trabajadores provenían casi siempre de otras partes de México o, siendo que los de origen europeo resultaban demasiado caros o la captación de estos no solía ser fructífera, de origen chino y coreano. Estos últimos, frente a los malos tratos y enfermedades, no solían sobrevivir por mucho tiempo. Además, cabe destacar que la mano de obra sureña solían ser personas deportadas — indígenas de zonas fronterizas como los yaqui — o bien voluntarios contratados26. Ejemplificando la dura realidad sureña en su máxima expresión, el caso yucateco da cuenta de una explotación tradicional y orientada al henequén como único producto de exportación, mermando otras posibilidades laborales para todos aquellos desposeídos o desplazados que se encontraban en el territorio. El aislamiento de la península y la mezcla de grupos mayas locales con yaquis deportados, tampoco ayudo en la solidaridad de los explotados frente a los explotadores. La poca coordinación y cohesión, como sostiene Gilbert M. Joseph, será uno de los factores fundamentales para que las rebeliones rurales en Yucatán fracasen y que el orden oligárquico pueda sobrevivir en la península hasta la introducción forzosa de la Revolución Mexicana para marzo de 191527. En el norte, sólo parecido al sur en cuanto a la demanda de productos y la escasez de mano de obra, era una tierra dominada por las haciendas convivía con una multiplicidad de formas laborales vinculadas a la frontera norteamericana. El sudoeste de los Estados Unidos y la extensión del ferrocarril, abrió para los pobladores norteños un nuevo mercado para el algodón, el ganado y los minerales que producían. A su vez, la región poseía pocas aldeas indígenas que despojar y pocos indios que trabajaran forzosamente en las haciendas lo que, a diferencia de Yucatán, tornó mucho más difícil formar una nueva esclavitud con los convictos y los trabajadores contratados que podían escapar cruzando la frontera28. Esto haría que la diferencia entre los vaqueros y pastores y los arrendatarios en las haciendas del norte, residiera en la relativa seguridad y estabilidad de que gozaban los primeros. Estos tenían el trabajo y la paga asegurados todo el año y no había muchas fluctuaciones que obligaran a los hacendados a Katz, Friedrich, “La servidumbre agraria en México en la época porfiriana”, Colección Problemas de México, Ediciones Era, 1980. pág. 26 27 Joseph, Gilbert “Para repensar la movilización revolucionaria en México. Las temporadas de turbulencias en Yucatán”, 1909-1915, en Joseph, Gilbert y Nugent, David, “Cultura popular y formación del Estado…” pág. 143-144 28Katz, Friedrich, “La servidumbre agraria…” Op.cit.. pág. 43 26

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier despedir a sus vaqueros y pastores. En contraposición, el personal semiagrícolas y semiindustriales, que constituían el grueso de la fuerza de trabajo de las haciendas, estaba constantemente amenazado por las contingencias agrarias y la inestable economía industrial producto de las medidas del gobierno. Sumado a lo anterior, siendo que las parcelas eran de mayor tamaño a falta de pobladores, el norte mexicano desarrolló una clase de rancheros — campesinado medio — a pesar de la precaria calidad de la tierra en relación al centro y sur del país. En muchos casos, estos rancheros acarreaban una tradición armada por su rol fundamental en la lucha contra los pueblos indígenas, aunque esto no evitó que desde el punto de vista político la región fuese absorbida en creciente medida por el centro. Esto, con el surgimiento de nuevas camarillas de poder estrechamente vinculadas al gobierno central y características de las fases tardías del Porfiriato, condujo también en el norte a un creciente conflicto entre las elites, al ser suplantados los grupos dirigentes tradicionales o al ser excluidos del poder de los políticos rivales29. Por último, el centro de México era un territorio donde las haciendas producían para abastecer el mercado doméstico. La concentración demográfica entró en jaque con el avance de los hacendados y las compañías deslindadoras que fueron expulsando de grandes parcelas de tierras a muchas de las comunidades campesinas vigentes en el territorio repercutiendo así en la constitución de una masa desposeída numerosa. La misma, por la poca gente que podía ser absorbida en la incipiente industrialización del México central entre 1876 y 1910, se vio obligada a desplazarse a otras regiones en busca de trabajo o bien volverse acasillados de las haciendas que ahora ocupaban sus tierras. En el valle mexicano, pues, había dos tipos de haciendas: las que producían maíz, trigo y pulque, que eran la mayoría, y otras como las azucareras de Morelos, situadas en las partes más bajas, especializadas en productos tropicales. Y como característica, en ellas no había seguridad alguna para los medieros. Fueran cuales fueran las condiciones del contrato, el hacendado podía presentarse intempestivamente al debido tiempo y confiscar toda la cosecha30. Solamente una fracción mínima de capataces y arrendatarios acomodados, tenían posibilidad de movilidad ascendente frente a la inevitable dependencia de medieros, arrendatarios, trabajadores eventuales y gañanes. En relación con la disparidad regional, durante el Porfiriato se originaron serios conflictos con el sector agrícola, ceñidos no tanto en la producción de bienes como en el nivel de modernización técnica. Si bien se produjo cierta revolución tecnológica en plantaciones de 29 30

Tobler, Hans. La revolución mexicana, México, Alianza, 1985(selección). pág. 12-13 Katz, Friedrich, “La servidumbre agraria…” Op.cit.. pág.36

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier productos de gran demanda, las haciendas productoras de trigo y maíz seguían utilizando técnicas anticuadas y tradicionales. Además, como se detecta en el interregno de González, junto a la disparidad palpable entre la producción destinada al consumo interno y la destinada a la exportación, surgió una fuerte desproporción del crecimiento económico bajo control nacional del extranjero. Y, respecto a la expropiación de tierras, la legislatura de González se valió de nuevos soportes legales para profundizar la Ley Lerdo31. Esto llevó a un viraje decisivo en la primera década del siglo XX que tuvo su origen en la progresiva incapacidad del régimen para mantener el consenso entre las clases alta y media. La escisión más grave entre estos dos grupos, pues, se produjo en un momento en el que el descontento popular y la insatisfacción de Estados Unidos con respecto al gobierno del General Díaz coincidieron con el problema de la sucesión. Si se le suma la progresiva oposición al fortalecimiento del Estado nacional a expensas de las autonomías regionales y locales, y la paulatina comercialización agrícola con su respectiva crisis agraria como cusas estructurales, se puede entender la unión de los disímiles grupos y clases que dieron por tierra el Porfiriato. De Madero a Cárdenas 1911-1940: la culminación de la da demanda campesina Para la primera década del siglo XX, el régimen porfiriano ya había encontrado a sus enemigos. Entre ellos, un hombre rico, el empresario de Coahuila Francisco I. Madero, tomó la decisión de presentarse como candidato del Partido Nacional Antireeleccionista32 que se oponía a los seguidores del General Díaz. Madero sabía que para triunfar, necesitaría el apoyo popular y desplegar una importante campaña política. Es en esta coyuntura de lucha al interior de la dirigencia política, entre quienes deseaban prevalecer y entre los que ansiaban formar parte de, y de un fuerte malestar agrario que Madero emitirá su célebre Plan de San Luis Potosí (1910) para garantizar una sucesión política acorde a los valores democráticos. Para reivindicar su postura, el coahuilense argüirá que “el principal móvil que lo guía [a Díaz] es mantenerse en el poder a toda costa”33 y promete — para captar a los sectores campesinos — que “siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declaran sujetas a revisión tales disposiciones y fallos y se les exigirá a los que lo adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios (…)”34. Y todo esto, no obstante,

Katz, Friedrich, “México: la restauración…” Op.cit. pág. 37-52 El Partido Nacional Antirreeleccionista (PNA) fue un partido político creado en 1909 cuyo objetivo principal era participar en las elecciones presidenciales en México. Su ideología política era el antirreeleccionismo; con ello, se fundaron ciertos clubes antirreeleccionistas, que también tenían como ideología el liberalismo social y el liberalismo económico. Este fue fundado por iniciativa de Francisco I. Madero. 33 Plan San Luis Potosí, 1910 Extraído de: selección de Cátedra América III (independiente) 34 Ibíd. Art.3. 31 32

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier debía ser defendido o conquista por las armas. Con el artículo 7° del Plan San Luis Potosí, pues, se podría hablar del inicio de la Revolución Mexicana. Siguiendo la cronología de Hans Werner Tobler, la Revolución Mexicana puede dividirse en dos etapas y en dos regiones. En lo referente a tiempo, podemos separarla en una fase violenta de lucha armada que se extiende de 1911 a 1920 y otra de consolidación que abarca los años 1920 a 1940. Con respecto a la geografía, el proceso revolucionario se puede separar en norte — Chihuahua, Sonora y Coahuila — y sur (la zona azucarera de Morelos). Esta diferencia regional, pues, coincidía con las múltiples diferencias económicas, sociales, políticas y culturales mencionadas con anterioridad. Así, para 1911 se desarrolló en el sur una revolución agraria bajo la dirección de Emiliano Zapata35 la cual, como único gran levantamiento autónomo de campesinos, representaba una de las facciones revolucionarias. Su movimiento constituyó la reacción al desplazamiento económico de los campesinos por la expansión de los latifundios y en lo esencial pretendía restaurar las antiguas formas de propiedad, volviéndose así la reacción agraristas más radicales y profundas de la Revolución. Su propuesta, no sólo se articuló alrededor de la cuestión agraria, sino que abarcó múltiples aspectos de la realidad económica, social y política. Retomó también

los

planteamientos sobre las garantías individuales, libertades municipales, el gobierno de los estados y el gobierno nacional, las relaciones laborales36. Sostuvo asimismo la creación de milicias populares en detrimento del Ejército centralizado que pudiera defender las comunidades campesinas, entendidas como la unidad política básica. Siendo el movimiento campesino que estuvo más cerca de tomar el poder, mas no del gobierno, fue capaz de ejercer el gobierno sobre el territorio que ocupó por períodos prolongados y hacer frente a los postulados de Francisco I. Madero. Cuando éste accedió a la Presidencia, sostienen los zapatistas en su Plan de Ayala (1911), no cumplió con sus promesas referentes al agro y por ende no era competente para el cargo. Como documento fundador del zapatismo, promulgado casi un año después del levantamiento armado incitado por Madero, y como resultado del fracaso en las negociaciones para implementar de inmediato y radicalmente

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Fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México. Como parte del movimiento revolucionario, estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur. También fue conocido como el «Caudillo del Sur». Ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad, igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México, víctimas de la oligarquía y el latifundismo de los hacendados del Porfiriato. 36 Warman, Arturo: “El proyecto político del zapatismo”, en Katz, F.: Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX, vol. 2, México, ERA, 1988. pág.10

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier las promesas agrarias del Plan de San Luis, el Plan de Ayala buscó imponerse por sobre el nuevo gobierno. La revolución en el Sur, continuaba. Por medio del mismo, Zapata y los suyos recuperaron la figura de Juárez y las leyes referentes a la nacionalización y desamortización de tierras. Con esto, dictaminaron que “los terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos o caciques a la sombra de la justicia venal, entrarán en posesión de esos bienes inmuebles desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos, correspondientes a esas propiedades, de las cuales han sido despojados por mala fe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance, con las armas en las manos, la mencionada posesión, y los usurpadores que se consideren con derecho a ello lo deducirán ante los tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la Revolución”37. La propuesta pública zapatista, en síntesis, partió del problema agrario como el eje para la reorganización de la sociedad y de la comunidad agraria como la unidad social básica y se propuso cambiar la estructura agraria por medio de la restitución de la propiedad histórica de las comunidades, a las que se otorgaría plena autonomía para definir y establecer las formas de organización de la producción conveniente a los recursos y tradiciones38. Muy diferente fue la Revolución en el norte, con personalidades como Pancho Villa39. La composición de su movimiento fue heterogénea por la variedad de actores e intereses en pugna. Es en base a ello que se puede decir que aquellos campesinos que constituyeron una parte esencial del ejército revolucionario en Chihuahua, en 1911 y en 1913, eran atípicos. Descendientes de los colonos militares que habían recibido tierras y ayuda económica a cambio de luchar contra las tribus nómadas del norte, poseían experiencia militar, armas y una conciencia propia forjada al fragor de la batalla40. A estos, que fueron relegados poco a poco tras su labor contra los indígenas, se vieron apoyados en el trayecto revolucionario por otros dos sectores de la población rural: muchos rancheros que habían logrado conservar sus tierras, y los trabajadores semiagrícolas y semiindustriales. Así, el villismo decretó la confiscación de tierras y otras propiedades que pertenecían a los terratenientes mexicanos más ricos y más poderosos de Chihuahua para destinarlas, principalmente, a los descendientes de los colonos militares de dicha región. Estos no sólo recobrarían las tierras que les habían quitado los hacendados, sino que todos los miembros

que hubieran luchado junto a Villa, también tendrían derecho a donaciones

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Plan de Ayala, Art.6, 1911. Extraído de: selección de Cátedra América III (independiente) Warman, Arturo. Op. cit. pág. 15 39 Fue uno de los jefes de la revolución mexicana. Originario del estado de Durango, nació el 5 de junio de 18781 y murió asesinado en una emboscada en Hidalgo del Parral (Chihuahua) el 20 de julio de 1923. Durante la revolución fue conocido como El Centauro del Norte. 40 Katz, Friederich: “Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria en el norte de México" en D.A. Brading (ed.) Caudillos y campesinos en la Revolución Mexicana, pág. 87 38

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier adicionales de tierra de las propiedades confiscadas. Muy diferente a la propuesta agraria zapatista que se dirigía a un público más amplio, homogéneo y desposeído. A modo general, se puede decirse que, excepto por las confiscaciones y las expulsiones en gran escala de los antiguos dueños de las propiedades agrícolas, y también algunas mejoras de las condiciones que les otorgaron a los pequeños arrendatarios y a los medieros, no hubo cambios revolucionarios en el campo durante la administración de Villa en el norte de México. Tampoco hubo rebeliones campesinas, ni ocupaciones en gran escala de las tierras en las haciendas o algún cambio fundamentales en las condiciones del trabajo y de la vida en las haciendas41. Cosa que sí ocurrió en el sur durante las luchas emprendidas por Zapata. Los acontecimientos convulsionaron a México dando lugar a una luchar por el poder y la disputa por imponer los intereses de un sector por sobre el otro. Esto derivó en la “Decena Trágica”42, acontecimiento que derrocó y dio muerte a Madero, que le abrió camino al poder al General Victoriano Huerta43 de 1913 a 1914. Su breve gobierno fue vencido por el Ejército Constitucionalista, Zapata y Villa. Con un nuevo coahuilense a la cabeza del Estado, Venustiano Carranza44, se elaboró una nueva Constitución para el año 1917. Ella, en su artículo 27, refiere al problema de la tierra tan demandado por las comunidades. Sin embargo, en este se plantea que “la propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual, ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada”45. Con esto no buscó un reforzamiento o recuperación de la comunidad campesinas sino la creación de una nueva economía social que, dicho sea de paso, permitió a los emprendedores carrancistas hacer de las suyas46. Inauguró con esto un período de reorganización económico social donde se valió de la incipiente clase obrera, nacida durante el Porfiriato, para repeler a las fuerzas que se le opusieron. El uso de los batallones rojos47, por ejemplo, le permitió a Carranza derrotar al movimiento sureño y asesinar a Emiliano Zapata.

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Ibíd. pág. 99 Se conoce como Decena Trágica al golpe militar que tuvo lugar del 9 al 19 de febrero de 1913 para derrocar a Francisco I. Madero. 43 Fue un ingeniero y militar mexicano, presidente de México entre 1913 y 1914. 44 Fue un político, militar y empresario mexicano que participó en la segunda etapa de la Revolución mexicana como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y el encargado del Poder Ejecutivo desde el 14 de agosto de 1914 y presidente de México de manera constitucional de 1917 a 1920. 45 Constitución mexicana, Art. 27, 1917. Extraída de web: http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/1917.pdf 46 Womack, John, Zapata y la Revolución Mexicana, Capítulo8 “Los pueblos claman revolución”, México, Siglo XXI, 1974, pág. 225 47 Los batallones rojos fueron grupos militares de obreros, creados para apoyar al gobierno constitucionalista para combatir a los campesinos-militares de la División del Norte y del Ejército Libertador del Sur durante la Revolución mexicana. 42

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier La muerte por envenenamiento de Carranza, dio cabida a la instauración del denominado Período Sonorense. Este se caracterizó por el ascenso de la clase media urbana, la corrupción y, como dice su nombre, el predominio de figuras provenientes del Estado de Sonora. El primero de quienes presidió el cargo ejecutivo fue Álvaro Obregón48, quien derrotó a Villa y acabó con su vida. Le seguiría a partir de 1924 Plutarco Elías Calles49 que dirigiría el Estado formalmente hasta 1928, año en que Obregón intentaría ser reelegido y asesinado. Durante el gobierno de Calles, un factor fundamental constó en la transformación de él y muchos de sus asociados en capitalistas. De hecho, el cambio más significativo en la clase poseedora en el período entre 1910 y 1934 constó de su expansión mediante la incorporación de nueva riqueza. Así, los ministros de gobierno, senadores, generales y gobernadores estatales, consiguieron un mejoramiento económico y entraron a formar parte de un bloque histórico renovado por el fragor revolucionario50. Sumado a esto, las relaciones con los Estados Unidos se tensaron para 1925, cuando promulgó leyes sobre tierras y sobre el petróleo, que fueron interpretadas como una amenaza a sus intereses en México. La legislación sobre tierras, pues, estableció que los extranjeros no podían poseer tierras a menos de cincuenta kilómetros de cualquier frontera, y que las compañías foráneas no podían tener mayoría de acciones en empresas de bienes raíces51. Además, como su gobierno confiaba en una alianza con la clase obrera y el campesinado, tuvo que responder a sus demandas de mejoras en las condiciones de trabajo y distribución de tierras. El concepto de desarrollo del callismo, basado en la pequeña propiedad, coincidía con las ideas de ciertos exponentes del movimiento de la reforma agraria y durante la década de los veinte. Los programas de distribución de tierras, se concentraron, pues, en la pequeña propiedad, viendo la propiedad comunal o ejido como una etapa preliminar para que los campesinos se convirtieran en pequeños agricultores52. Al mismo tiempo, con respecto al control de grupos y facciones regionales, para impedir mayores descontroles y poder estabilizar la situación política mexicana, Calles constituyó una herramienta que se volvería vital para el

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Fue un militar y político mexicano que participó en la Revolución Mexicana y fue presidente de México entre el 1 de diciembre de 1920 y el 30 de noviembre de 1924. Tras la caída de Díaz y el aparente triunfo revolucionario, Obregón se retiró a la vida privada, pero regresó en 1913 para apoyar a Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila en su lucha contra Victoriano Huerta, que derrocó a Madero. Fue jefe de la división del Ejército Constitucionalista y como tal derrotó a los federales en muchas batallas. Al producirse la ruptura entre el grupo de Emiliano Zapata y Francisco Villa con Carranza, a raíz de la Convención de Aguascalientes, Obregón se mantuvo leal a Carranza y fue el encargado de perseguir a Villa en el norte del país. 49 Fue un pedagogo, militar y político mexicano que fue nombrado presidente de los Estados Unidos Mexicanos en el cuatrienio de 1924 a 1928. Era hijo natural del burócrata Plutarco Elías, que provenía de una familia de terratenientes y mineros con una buena posición económica, la cual con el paso de los años se fue reduciendo debido a todos los problemas sociales, políticos y económicos de la época. 50 Hamilton, Nora: México. Los límites de la autonomía del Estado, México: ERA, 1982, pág. 87 51 Ibíd. pág. 76 52 Ibíd. pág. 73

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier Estado mexicano de ahí en adelante: el Partido Nacional Revolucionario (PNR)53. Será así que, nombrándose Jefe Máximo de la Revolución, este político continuó moviendo los hilos del Ejecutivo evitando su ocupación. La etapa del Maximato (1928-1934), entonces, comprenderá en su tiempo de vida a tres presidentes diferentes influenciados e intercedidos por el propio Calles. A pesar de todo, para 1930, el Jefe Máximo declaró que la reforma agraria había resultado ser un fracaso y sugirió que cada gobernador estableciera un período limitado para concluir la distribución de tierras en su estado tratando de garantizar a los pequeños y grandes propietarios a los que su reforma apuntó desde un principio. El uso del campesinado y los obreros para sofocar elementos inestables y potenciales golpistas durante la década del veinte, además, habían pasado, y estos debían ser desmovilizados. También se sumó a lo anterior las presiones de los terratenientes comerciales y la defensa de los nuevos terratenientes de la revolución, que fueron tomadas en cuenta, particularmente en el estado de Sonora54. Es este el marco en el que, a finales de 1932, la candidatura de Cárdenas obtuvo el apoyo de casi todos los grupos agrarios y de un número importante de líderes militares, incluyendo conservadores. Si el cardenismo es o no populismo es un debate que puede vislumbrarse al comparar las premisas esgrimidas por Moria Mackinnon y Mario Petrone por un lado — que consideran Cárdenas como un populista clásico — y las de Hamilton y Casanova por el otro (que desde su tradición de izquierda lo interpretan más bien como política de masas o bonapartismo). Lo cierto es, que afirmando que “el problema social de mayor importancia (…) es, sin duda alguna, el relativo a la distribución de la tierra y a su mejor explotación, desde el punto de vista de los intereses nacionales (…)”55, apoyando los movimientos huelguísticos y siendo favorable a las decisiones del Departamento del Trabajo Federal, Cárdenas logró ganarse el apoyo de las masas. En lo referente al mundo agrario, sostuvo al momento de asumir que “la crítica de los disidentes contra el ejido, nos obliga a advertir que el Gobierno continuará su política de dotación de tierras a los pueblos, con la organización agrícola y refaccionamiento del ejido, pues desea lograr, desde luego, una producción eficiente y abundante para las necesidades y evolución de nuestro pueblo y contestar así a los objeciones de los enemigos que aseguran la incapacidad de los campesinos para una función de verdaderos productores, cuando es lo único que representaron como siervos, y el lógico que lo sepan representar mejor como hombres 53

Fue un partido político mexicano, activo entre 1929 y 1938. La muerte del presidente electo Álvaro Obregón en 1928, en torno a cuya persona se aglutinaban distintos grupos y dirigentes surgidos de la Revolución mexicana, acarreó un riesgo de dispersión política. En consecuencia y por iniciativa de Plutarco Elías Calles se fundó el PNR para “transitar” de un «gobiernos de caudillos» a un “régimen de instituciones”. 54 Hamilton, Nora. Op.cit. pág.101 55 Plan Sexenal del PNR (1934-1940) de 1933. Extraído de web: https://es.wikisource.org/wiki/PNR:_Plan_Sexenal_1934-1940

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier libres”56. Palabras que cumplió y profundizó de manera definitiva. La reforma agraria, en favor del campesinado, había llegado a su fin. El “Tata” Cárdenas les había dado lo que querían. Finalmente, por medio del Partido de la Revolución Mexicana (PRM)57, Cárdenas eliminó la estructura basada en partidos regionales y estatales del antiguo PNR sustituyéndola por una de carácter corporativo en la que se esperaba que los intereses de los ciudadanos fueran representados y transmitidos por los así llamados sectores. Esto conformó una “alianza progresista”58 en la que el Partido, posteriormente renombrado Partido Revolucionario Institucional (PRI)59, supo “domesticar” a los sectores campesinos y obreros a partir de su incorporación. Muchos de sus representantes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Nacional Campesina (CNC), acabarían por volverse afiliados del Partido y, por ende, transformados en mediadores politizados de la clase dirigente. Estrategia semejante concretó el PRI con los sectores de las Fuerzas Armadas, también cooptadas por el Partido. Fue de este modo, que se dio fin a la Revolución Mexicana y a la gran lucha campesina. Conclusión En el siguiente trabajo se trató de realizar un breve repaso de la historia mexicana, la consolidación de su bloque histórico y la renovación del mismo tras la Revolución Mexicana, teniendo como variable principal la problemática agraria. Los intereses de la dirigencia política, en constante disputa con los de los sectores agrarios, tuvieron que adaptarse y sobrellevar las diferentes coyunturas políticas, económicas y sociales de la Nación a lo largo de ochenta y cinco años. La importancia del mundo rural en este proceso, pues, resultó fundamental para la construcción del Estado mexicano desde sus inicios, acarreando con ello un sinfín de tires y aflojes entre las propuestas de los bandos en disputa. Desde la confrontación hasta la asimilación de discursos liberales, las masas campesinas supieron dar pelea en nombre de su reclamo histórico hasta conseguir la reforma que tanto habían demandado. Si bien la misma, como sugieren algunos autores, fue la excusa necesaria para someter y desmovilizar de una vez y para siempre a dicho sector, lo cierto es que los campesinos consiguieron lo que pedían.

56Discurso

de Toma de Protesta como Presidente de Lázaro Cárdenas del Río. 1 de diciembre de 1934 Extraído de web:http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1934_231/Discurso_de_Toma_de_Protesta_como_Presidente_de_L__ 1236.shtml 57 Fue creado por Lázaro Cárdenas del Río el 30 de marzo de 1938, como una de las últimas medidas para desmontar el aparato político, pero siguiendo por la misma línea ya que carecía México de democracia teniendo un sistema de partidos hegemónico institucionalizada por Plutarco Elías Calles en el contexto del, así llamado, Maximato. 58 Hamilton, Nora, Op.cit. pág.113 59 Es un partido político de México que mantuvo el poder político sobre dicho país de manera hegemónica entre 1929 y 1989. Desde 1929 hasta el 2000, todos los presidentes de México fueron miembros del PRI o sus partidos antecesores.

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier En los anales de la historia mexicana perdurarán los radicales agraristas de Zapata y el heterogéneo y valeroso grupo villista. Las disputas políticas de asesinato y traición, en un marco de sueños y esperanzas de desarrollo y progreso, también se han vuelto carne en la memoria del México moderno. Resultado de ambas luchas es la tajante instauración de la no reelección de figuras políticas, principalmente la del Ejecutivo, la recomposición del bloques histórico con la integración de los “capitalistas de la revolución” y las trascendentales medidas en el espacio agrario a partir de la reforma cardenista. Se puede decir que México es un país complejo, con realidades y relaciones complejas que varían de una región a otra. Es una Nación con historia, que cuenta las luchas de millones por ideales distintos pero encausados muchas veces en ideales semejantes. Desde la manipulación de los liberales para recibir apoyo campesino, hasta la adaptación de los preceptos liberales a la propia lucha librada por el mundo rural, la historia de la reforma agraria — o las reformas agrarias — en México da mucho de qué hablar.

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Escrito por: Soto Bouhier, Rodrigo Javier

Bibliografía - Hamilton, Nora: México. Los límites de la autonomía del Estado, México: ERA, 1982, cap. 4 a 8 - Joseph, Gilbert “Para repensar la movilización revolucionaria en México. Las temporadas de turbulencias en Yucatán”, 1909-1915, en Joseph, Gilbert y Nugent, David, “Cultura popular y formación del Estado…” -Katz, Friedrich, “La servidumbre agraria en México en la época porfiriana”, Colección Problemas de México, Ediciones Era, 1980. - Katz, Friedrich, “México: la restauración de la República y el Porfiriato. 1867-1910”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina, vol. 9, pp. 13-76 - Katz, Friederich: “Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria en el norte de México" en D.A. Brading (ed.) Caudillos y campesinos en la Revolución Mexicana, pp. 3285. -Mackinnon, Moria y Petrone,Mario, Populismo y neopopulismo en América Latina, el problema de la Cenicienta, Buenos Aires: Eudeba, 1998, Introducción. - Mallon, Florencia. “Culturas políticas regionales, las visiones campesinas de la nación y las revoluciones liberales en Morelos”, en Campesinos y nación, México: Ciesas, 2003. - Tobler, Hans. La revolución mexicana, México, Alianza, 1985(selección). - Warman, Arturo: “El proyecto político del zapatismo”, en Katz, F.: Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX, vol. 2, México, ERA, 1988 - Womack, John, Zapata y la Revolución Mexicana, Capítulo8 “Los pueblos claman revolución”, México, Siglo XXI, 1974, pp. 220-251.

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Fuentes utilizadas Ley Lerdo de Tejada (1856) Extraída de web: http://www.anfade.org.mx/docs/ponencias/LeyLerdo_Anexo4.pdf

Plan de Tuxtepec (1876) Extraída de: selección de Cátedra América III (independiente)

Plan de Palo Blanco (1876) Extraída de: selección de Cátedra América III (independiente)

-Plan de San Luís Potosí (1910) Extraída de: selección de Cátedra América III (independiente)

Plan de Ayala (1911) Extraída de: selección de Cátedra América III (independiente)

Constitución mexicana de 1917 Extraída de web: http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/1917.pdf

PNR: Plan Sexenal 1934-1940 (producido en 1933) Extraída de web: https://es.wikisource.org/wiki/PNR:_Plan_Sexenal_1934-1940

Discurso de Toma de Protesta como Presidente de Lázaro Cárdenas del Río. 1 de diciembre de 1934 Extraída de web: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1934_231/Discurso_de_Toma_de_Protesta_como_Pr esidente_de_L__1236.shtml

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