8 1 0 2 L A V A N AR C A T S E U P PRO
INTRODUCCIÓN La festividad del Carnaval debe ser entendida como una celebración caracterizada por cierto descontrol y permisividad –dentro de los márgenes lógicos del civismo y la legalidad, naturalmente—; no en vano, es una fiesta con un profundo arraigo histórico, y que ha sobrevivido al paso de los siglos hasta nuestros días. Nació como una celebración pagana dedicada a la “carne” —entendida como culto al cuerpo—, y que ha terminado por convertirse en una especie de compensación previa a los posteriores días de abstinencia que impone la Cuaresma. En este sentido, estamos ante una festividad histórica que, en nuestra ciudad y desde hace largos años, ha calado profundamente entre la población. Tanto es así que, hoy en día, aspira a convertirse en Fiesta de Interés Turístico Internacional, lo que representa una ventaja comparativa que no podemos obviar. Como ejemplo de esta dimensión podríamos mencionar los más que afamados carnavales de Río de Janeiro o de Venecia, cuya proyección mundial sirve de extraordinaria fuente de ingresos y publicidad a sus respectivas ciudades. Hablamos, por tanto, de riqueza y progreso, y no de otra celebración más. Por ello, esta plataforma de vecinos cree en el tremendo potencial de esta festividad en nuestra ciudad, cuya dimensión ya ha rebasado los límites fronterizos no sólo de nuestra Comunidad Autónoma, sino aun del mismo país. Debido a esto, es lógico pensar que estamos ante “esa situación extraordinaria” que refiere la Ley del Ruido como motivo de excepción a la imposición de barreras que impidan la contaminación acústica. No obstante, con el ánimo de conciliar voluntades —como siempre ha formado parte de nuestra idiosincrasia— y reconociendo en todo momento el grave problema de salud pública que sufre nuestro entorno, nos atrevemos a hacer las siguientes
SUGERENCIAS 1ª) El Carnaval supone una festividad diferenciadora, de interés general, arraigada históricamente y con proyección internacional, y que, además, está ligada también, de modo intenso, al ocio nocturno, a la música y al Casco Antiguo. Por ello, entendemos que, con carácter extraordinario, procede la solicitud de ampliación horaria de dos horas en los establecimientos dedicados al ocio nocturno. 2ª) El Carnaval es una celebración pública con “alma de calle”, que debe ser atendida principalmente al aire libre, no en los locales de ocio, por lo que no existen motivos para fomentar su circunscripción al Casco Antiguo, y más concretamente a la Zona Acústicamente Saturada. Solicitamos la prohibición de las barras en la calle en la zona ZAS, así como cualquier instalación de equipos de música, megafonía, altavoces, etc. en dicha zona por parte de privados, que atienden a una finalidad meramente lucrativa. 3º) El Carnaval es una festividad intrínsecamente ligada al baile y la música. Entendemos que debe celebrarse en la calle y que debe gozar del privilegio excepcional de rebasar los límites sonoros impuestos por la Ley del Ruido. En este sentido, consideramos la avenida Juan Carlos I, la Plaza de San Atón, Plaza de San Francisco, Plaza de Minayo, Plaza de Santa María de la Cabeza y las vías que las unen como los lugares más emblemáticos de esta festividad y donde debe enmarcarse tal salvedad. 4º) La música del Carnaval debe quedar circunscrita a los participantes directos de su celebración, es decir, a la ciudadanía, en la forma de murgas, comparsas y “artefactos” y, en todo caso, a la propia Administración Local como parte organizadora. Apostamos por mantener un control sobre los llamados “artefactos”, quienes deberán estar registrados, cumplir con las medidas de seguridad que le puedan ser de aplicación, poseer un circuito delimitado previamente y tener un carácter itinerante (para evitar, de este modo, que cualquier ingenio con ruedas pueda convertirse en una excusa para tener un artefacto sonoro fijo instalado en la puerta de cualquier local o negocio). Consideramos oportuno que, como en años anteriores, los artefactos registrados puedan moverse libremente por la avenida Juan Carlos I, bajo control y vigilancia de la policía local. De igual modo, juzgamos oportuno potenciarlos, junto a las comparsas, como los auténticos protagonistas musicales de la festividad. Tanto las murgas, como las comparsas y artefactos tendrán libertad para reproducir o interpretar música en la calle, si bien apelamos al sentido común y al civismo para evitar situaciones de abuso notorio. La Administración Local, como parte organizadora, podrá hacer uso de la instalación pública de equipos de música y megafonía para amenizar la festividad pero, al tratarse de instalaciones fijas, éstas deberían estar sometidas a ubicaciones específicas y límite horario que permita cier-
to descanso. Como ejemplo ponemos los popularmente conocidos como “bailes en la Ría”, en la Plaza de España, que ya amenizaron la fiesta en alguna ocasión anterior. De cualquier modo, consideramos que la amplia permisividad acústica para artefactos, comparsas y murgas debiera ser suficiente para amenizar la celebración. 5ª) Apostamos por potenciar el Carnaval de Día, y lo consideramos junto al Concurso de Murgas, el Desfile de Comparsas, Desfile y Murgas Infantiles, La Tamborada, Las Candelas, El Entierro de la Sardina, El Desfile de Artefactos y el hecho en sí de que una proporción enorme de la población de la ciudad participa activamente de la celebración, como los activos más valiosos de la fiesta, que habrán de llevarnos, inexorablemente, a la consecución de ser declarada de “Interés Turístico Internacional”. Por el contrario, no vemos tal valor en el botellón de la Plaza de San Atón, aunque lo aceptamos con resignación como parte de la celebración en la calle, y ninguno en las barras de la calle con altavoces o en trasladar de algún modo la festividad a los locales de ocio de cualquier zona, especialmente si se trata de la Zona Saturada de Ruidos. 6ª) Consideramos oportuno, a fin de compensar el importante sacrificio que hacen los residentes de la Zona Saturada de Ruidos durante estas celebraciones puntuales, exigir que se extreme la vigilancia en la zona, especialmente sobre aquellos locales dedicados al ocio nocturno y que ya tienen notorios antecedentes por vulneración de las distintas normativas del ruido y de la convivencia y ocio. En otro orden de asuntos, aprovechamos para felicitar y alentar al Servicio de Limpieza por el extraordinario esfuerzo que desarrollan sus operarios en el aseo inmediato de las vías, transcurrida la fiesta, lo que reconocemos y agradecemos de todo corazón.
CONCLUSIÓN Es fundamental, en aras de la conciliación de cara a futuras celebraciones y como eje primordial para dotar de sentido a esta Mesa del Ruido, que las peticiones y denuncias de los residentes encuentren eco de modo perceptible. En este capítulo, volvemos a hacer mención especial de la aparente ausencia de consecuencias sobre la actividad ilegal de determinados locales dedicados al ocio nocturno, quienes de modo notorio y reiterado vulneran los horarios de cierre, mantienen abiertas y fijas las puertas de acceso, permiten la consumición de alcohol en la vía pública y amontonan enormes pilas de basura en la calle sin contemplar los horarios y los lugares destinados a tal efecto. Como colofón final decir que, en nuestra opinión, la fiesta puntual de interés general jamás supondrá un problema de convivencia, más aún si aspira a ser de interés internacional y, por lo tanto, beneficiosa para toda la ciudad. Es la reiteración, constante y flagrante de la vulneración de la Ley por parte de determinados locales dedicados al ocio y la excesiva aglomeración de negocios de hostelería en un reducido espacio —que a la postre propician la afluencia masiva de clientes en este espacio generando un ruido excesivo—, la que daña la salud, solivianta los ánimos y hace imposible la conciliación de intereses. Por lo tanto, creemos que es justo decir, sin ambigüedades, que el cumplimiento regular de la Ley por parte de estos indeseables motores generadores de ruido permitiría una mayor flexibilidad por parte de los residentes a la hora de abordar festividades puntuales de interés general, incluso permitiendo el uso de barras a pie de calle y la reproducción de música. Pero, a día de hoy, y en vista del casi nulo avance en este sentido, no podemos acceder, en nuestro juicio, a tal licencia. Es nuestro problema el azote acústico semanal de jueves a domingo de cada semana de cada mes de cada año y el principal causante del daño para nuestra salud, no el Carnaval, al que amamos y del que disfrutamos como todos los pacenses. S.O.S. CASCO ANTIGUO