pentsamendu eta historia aldizkaria. revista de pensamiento e historia
CIAN MAGENTA AMARILLO NEGRO
hermes pentsamendu eta historia aldizkaria. revista de pensamiento e historia revista trimestral
ekaina 2004 junio. nº: 13 zbk
© Fundación Sabino Arana Kultur Elkargoa
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ESA: Agencia Espacial Europea llega a su mayoría de edad Félix Ares
Ismene Costilla
ekaina 2004 junio. nº: 13 zbk
Elkarrizketa: Juan Luis Arsuaga El cuerpo y el espacio Andeka Larrea Elecciones en Iparralde Igor Ahedo Mónica Ibañez, Ander Bergara, Monserrat Minobis, Manuel Calvo
editorial
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ekaina 2004 junio. nº: 13 zbk
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índice
gure gaiak
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Monica Ibañez, Ander Bergara Monserrat Minobis, Manuel Calvo
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La conquista espacial Félix Ares Elkarrizketa: Juan Luis Arsuaga Normas y formas de vivir de la ciudad Andeka Larrea Elecciones en Iparralde Igor Ahedo Mónica Ibañez, Ander Bergara, Monserrat Minobis, Manuel Calvo
Edita: Fundación Sabino Arana Directores: Txema Montero, Koldo Mediavilla. Coordinadora de Edición: Olga Sáez Ocáriz. Consejo de Redacción: Irune Zuluaga, Iñaki Aldekoa, Josune Ariztondo, Javier Balza, Iñigo Camino, Filgi Claverie, Garbiñe Egibar, Sebastián García Trujillo, Eli Garmendia, Mª Karmen Garmendia, Iñaki Goikoetxeta, Iñaki Goirizelaia, José Ignacio Lacasta- Zabalza, Manu Legarreta, Emilio Majuelo, José Luis Mendoza, Teresa Martínez de Arano, Iñaki Martínez de Luna, Andoni Ortuzar, José Antonio Rodríguez Ranz y Aitor Bikandi. Colaboran en este número: Mónica Ibañez, Ander Bergara, Monserrat Minobis, Manuel Calvo, Pablo Arrinda, Juan Luis Arsuaga, Blas Bermúdez, fotos Angel Ruiz de Azua, Félix Ares, Igor Ahedo, Andeka Larrea, Ramón Zallo Diseño: Logoritmo. Portada: Logoritmo. Obra plástica y contraportada: Ismene Costilla. Fotocomposición y Fotomecánica: Flash Composition. Imprime: Flash Impresión. Fundación Sabino Arana. Ibáñez de Bilbao 16. 48001 Bilbao. Tfno. 94 423 05 28. Fax 94 423 42 80. aldizkari@sabinoarana.org. Depósito Legal: ISSN: 1578-0058
a denominada "violencia de género" o la violencia infringida por los hombres a las mujeres en el contexto de una sociedad moderna y democrática se está convirtiendo, de un tiempo a esta parte, en el preocupante signo de enfermedad convivencial. El hecho de que "antes se silenciaba pero ahora se conoce" no puede ser tomado sino como una excusa para tratar de apartar la vista de un problema emergente, que nada tiene que ver ya ni con el subdesarrollo ni con la falta básica de educación. El hecho de que en el Estado español se produzcan anualmente cerca de doscientos asesinatos de mujeres y que las denuncias judiciales y públicas se prodiguen día sí y día también pone en evidencia la gravedad de una situación que debe ser abordada de forma urgente, tanto por los poderes públicos como por el conjunto de la ciudadanía. Porque el problema de los maltratos físicos o psíquicos a mujeres afecta a todos, sin distinguir clase social, grupo referencial o colectivo, y supone la punta del iceberg de una quiebra de convivencia, de violencia, miedo y amenazas que allá donde se da implica a todo un entorno familiar –padres, hijos/as, amistades...–. Cabe el error de contextualizar la "violencia de género" en el proceso global de igualdad o equidad entre mujeres y hombres. Pero el maltrato es, por encima de todo, una vulneración flagrante de los derechos de las personas. Es un atentado contra la convivencia, contra el respeto a los demás. Un delito, sin más calificativo, contra la libertad y la vida de las personas. Y como tal debe ser abordado. El palentólogo Arsuaga podía hablarnos del subconsciente humano enraizado con las atávicas tradiciones prehistóricas. Del recuerdo permanente que en el hipotálamo cerebral parece inmutable. Como si el hombre de hoy escondiera en su psique más escondida su condición cazadora de ente dominante. Y en ese "dominio" impone, a través de la fuerza su carácter posesivo de superioridad. Pero, sean cuales fueran las raíces del problema, se impone la búsqueda de soluciones. El Ejecutivo autónomo remitirá en breve plazo a la Cámara Vasca el borrador de la Ley de Igualdad entre mujeres y hombres. Un proyecto de ley innovador y por lo tanto abierto a la polémica. En el mismo se incluyen actuaciones concretas en materia de violencia sexista. Quizá la intención sea buena, pero, lo reiteramos, incluir las consecuencias de la violencia de género en unas medidas políticas en busca de la equidad entre mujeres y hombres, no sea lo más apropiado. La violencia es violencia. Como la violencia de argumentación política o la de persecución es violencia sin más. Y como tal habría que actuar. Con medidas sencillas de aplicación, tanto en el ámbito judicial como en el asistencial o el de la seguridad. Con medidas coercitivas para sus autores, con planes de rehabilitación social y con una profunda inmersión en el ámbito educativo para tratar de poner freno, en los nuevos y nuevas ciudadanos vascos, a una práctica deshumanizadora y destructiva. Urge pues una respuesta, y una respuesta específica que ampare, proteja y restituya los derechos de unas víctimas que están aquí, en nuestro mismo rellano de escalera, en nuestro mismo barrio o municipio.
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Pablo Arrinda
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Ramón Zallo
apunte director
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El maltrato a la mujer: problema social
MAGNITUD DEL PROBLEMA
Nº de Mujeres Muertas
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l maltrato a la mujer constituye un problema social de primer orden. Prueba de ello lo constituyen las cifras de mujeres muertas a manos de su cónyuge o análogo que en los últimos años se han registrado en el ámbito estatal, y que quedan recogidas en la siguiente tabla (Tabla 1). Estas cifras son realmente alarmantes y aterradoras, pero nos dan una idea de la magnitud del problema al que nos enfrentamos. Hay que señalar, además, que la mayor parte de las víctimas había presentado denuncia y estaba separada o en trámites de separación. Por ello, cuando se establece la necesidad de denunciar hay que garantizar antes a las mujeres expectativas reales y positivas de resolución del problema. MÓNICA IBÁÑEZ Doctora en Sociología por la Universidad de Deusto. Ganadora del Premio Realidad Social Vasca 2003 por su trabajo de tesis doctoral “Violencia doméstica en Euskadi: malos tratos a la mujer. Análisis y definición del proceso de ruptura con una relación de maltrato”. Actualmente es Coordinadora de Masters de la Facultad de CC.PP. y Sociología de la Universidad de Deusto y Profesora del Master en Intervención en Violencia contra las Mujeres de la misma Facultad.
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DEFINICIONES Y CARACTERÍSTICAS DEL PROBLEMA Características generales de la violencia contra las mujeres La violencia contra las mujeres, en todas sus diferentes manifestaciones, ha sido invisible durante muchos años. Por ello, es importante conocer
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Año Tabla 1: Mujeres muertas a manos de su cónyuge o análogo en España. *En el año 2004, el número de mujeres muertas se refiere a los datos acumulados hasta el 20 de mayo. Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas.
sus características fundamentales para poder identificarla y reconocerla como un problema social. Tal y como recogen ALBERDI y MATAS , la violencia contra las mujeres se caracteriza por diferentes aspectos, a saber: 1
a) Es violencia de género, ya que se trata de una violencia (la ejercida por los hombres contra las mujeres) en la que el género del agresor y el de la víctima va íntimamente unido a la explicación de esa violencia. b) Es un rasgo social, a la vez que un fenómeno individual, puesto que este
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tipo de violencia no sólo se debe a rasgos patológicos de una serie de individuos, sino que tiene rasgos estructurales de una forma cultural de definir las relaciones entre los hombres y las mujeres. c) Se deriva de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres. La violencia contra las mujeres es resultado de la idea de superioridad masculina y de los valores característicos de una sociedad patriarcal. d) Tiene un carácter instrumental. Este tipo de violencia es un instrumento que se utiliza como mecanismo de mantenimiento del poder masculino y de reproducción del sometimiento femenino. e) Es estructural e institucional, ya que la violencia contra las mujeres no es un fenómeno aislado ni circunstancial, sino que se trata de un fenómeno social transversal que afecta a todas las clases sociales y que aparece en las diferentes etapas de ciclo vital. f) Es ideológica, ya que además de las dependencias económicas, las dependencias sociales y psicológicas vinculan a las mujeres con sus agresores. g) Está por todas partes. El hecho de que la violencia no llegue a la agresión física no significa que no esté presente en las relaciones conyugales cotidianas. h) Afecta a todas las mujeres. La violencia contra las mujeres supone una amenaza potencial para todas nosotras por el hecho de dirigirse contra todo el grupo. i) No es natural. La violencia no es un comportamiento natural, sino que se trata de una actitud aprendida a través de la socialización.
j) Es tolerada socialmente. Este tipo de violencia ha sido tolerada tradicionalmente como algo ‘natural’, y transmitida en la educación de niños y niñas. k) Pasa desapercibida y es difícil de advertir, ya que se trata de un rasgo estructural de la mayoría de las sociedades.
RECONOCIMIENTO SOCIAL DEL PROBLEMA La dinámica impulsada por el movimiento de mujeres promovió el tema de la violencia contra la mujer a nivel internacional. Fue a partir de los años 70 cuando se destapó la problemática de la violencia contra las mujeres, gracias al movimiento feminista. Como resultado de ello, en 1979 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. Ahora bien, no fue esta Convención la que planteó directamente la problemática de la violencia contra la mujer, sino que esta problemática se planteó de forma expresa a partir de 1980, cuando la Conferencia Mundial del Decenio de Naciones Unidas para la Mujer, celebrada en Copenhague, adoptó entre sus 48 resoluciones una titulada ‘La mujer maltratada y la violencia en la familia’. Posteriormente, y tal y como recoge BINSTOCK2, se dieron otra serie de avances en lo que se refiere a la problemática de la violencia contra la mujer, entre ellos: en 1982, el Consejo Económico y Social resolvió en Ginebra que los malos tratos contra mujeres y niños, la violencia en la familia y las violaciones constituyen una ofensa a la dignidad del ser humano; en 1983, el Seminario Internacional sobre
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Violencia en la Familia, organizado por las Naciones Unidas y la alianza de ONGs para la Prevención del Delito y la Justicia Penal estableció la necesidad de investigar los orígenes socioeconómicos de la violencia familiar y su interrelación con la violencia social; en 1985, la Conferencia Mundial de Nairobi por primera vez incluyó la violencia contra la mujer en la familia como tema relativo a la paz; en 1986, el Consejo Económico y Social declara que la violencia en la familia es una grave violación de los derechos de la mujer; en 1991, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer recomienda la conveniencia de reunir a un grupo de expertos/as para determinar qué instrumento internacional es necesario para enfrentar el problema; en agosto de 1992, un grupo de trabajo de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer presentó un proyecto de Declaración sobre violencia contra la mujer que fue aprobado por Asamblea General en diciembre de 1993. Son de destacar los artículos 1 y 2 de esa Declaración de la O.N.U. sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, aprobada por Asamblea General en diciembre de 1993. El artículo 1 define la violencia contra las mujeres como “cualquier acto de violencia basado en el género que tenga o pueda tener como consecuencia daño físico, sexual, psicológico o sufrimiento para la mujer, que incluye la amenaza de tales actos y la coacción o privación arbitraria de libertad, tanto si ocurren en público como en privado”. En el artículo 2 se considera que la violencia de género abarca los siguientes actos, aunque sin limitarse a ellos: “a) la violencia física, sexual, y psicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violación por el marido… los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la familia y
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la violencia relacionada con la explotación; b)la violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de la comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y las intimidaciones en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada; c) la violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, donde quiera que ocurra”3.
¿Violencia doméstica o violencia de género? Desde hace unos años se está desarrollando un intenso debate acerca del término que se debe utilizar para denominar a este tipo de violencia. Dentro del movimiento feminista están surgiendo voces que se oponen a la utilización del término ‘violencia doméstica’ argumentando que el término ‘doméstica’ hace que este tipo de violencia contra la mujer pueda seguir siendo considerado como dentro del ámbito de lo privado, con lo cual esto convertiría a la ‘violencia doméstica’ en un problema que debe ser resuelto en el interior de los hogares, en el ámbito de lo privado, y un falso concepto de privacidad ha permitido que este tipo de violencia se siga considerando como algo ‘natural’ y no como una conducta delictiva, ya que, los delitos, aunque se amparen en la clandestinidad doméstica, siempre serán públicos, en cuanto que atañen a la sociedad en la que se cometen. Cada vez más, sobre todo dentro del movimiento feminista, se tiende a utilizar el término de ‘violencia de género’ en lugar del término ‘violencia doméstica’, para referirse a este tipo de violencia, basándose en el hecho de que a la mujer no se la maltrata por ser madre, novia o ama de casa, sino por ser mujer. Por lo tanto,
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hay quienes sostienen que la violencia contra la mujer hay que analizarla desde el “sistema de relaciones de género que postula que los hombres son superiores a las mujeres. La idea de dominación masculina –incluso de las mujeres como propiedad del hombre– está presente en la mayoría de sociedades y se refleja en sus leyes y costumbres”4. De ahí que se haga referencia a que la violencia contra la mujer es una violencia de género. Por ‘violencia de género’ se entiende la que tiene origen en la distinta posición histórica de hombres y mujeres y en las distintas posibilidades que de ello se derivan, lo que conduce a la situación de desigualdad en que la mujer todavía se encuentra dentro de la sociedad y en su dependencia económica, que hace a ciertos hombres considerarlas bienes propios sobre los que ejercer la propiedad y control exclusivo. Sin embargo, hay voces discordantes que consideran que al utilizar el término de ‘género’ se está adoptando un anglicismo que resulta demasiado lejano y optan por defender la utilización del término ‘violencia doméstica’. En mi caso personal, he optado por utilizar el término ‘violencia doméstica’, que es el término que se ha venido comúnmente utilizando tanto a nivel nacional como a nivel internacional, para referirse a la violencia que las mujeres sufren por parte de sus parejas o ex parejas, y puesto que considero que la utilización de otros términos, como puede ser el de ‘violencia de género’ incluye cualquier tipo de violencia contra la mujer, independientemente de si ésta se produce por parte del compañero o por parte de un extraño o desconocido, o si se produce en el ámbito de la familia, de la comunidad, o del Estado. En este sentido hay que recordar que, según lo recogido por el artículo 2
de la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la violencia de género comprende actos que pueden ser perpetrados en tres contextos diferentes, diferenciándose así, entre la violencia en el seno de la familia, la violencia dentro de la comunidad, y la violencia cometida o tolerada por el Estado. Además, y aunque comprendo los argumentos de quienes rechazan el término de ‘violencia doméstica’, he optado por él porque éste es el término con el que a nivel popular ha sido identificado el fenómeno por la gran mayoría de la gente, y porque es el que usan y ha sido mayoritariamente utilizado por los/as distintos/as profesionales en la materia. Por lo tanto, no hay que olvidar que cuando hablamos de violencia doméstica, nos referimos a una de las formas de la violencia de género, aquella que tiene lugar en el espacio doméstico, teniendo en cuenta que no se alude exclusivamente al espacio físico de la casa, sino que se entiende por ‘espacio doméstico’ al delimitado por las interacciones en contextos privados. De ese modo, se asocia con una relación de noviazgo, una relación de pareja, con o sin convivencia, o los vínculos con ex parejas. Como cualquier otra forma de violencia de género, el objetivo de la violencia doméstica es el mismo: ejercer el control y dominio sobre la mujer.
Malos tratos domésticos La violencia o maltrato doméstico contra la mujer se puede definir como la violencia llevaba a cabo contra las mujeres en el ámbito familiar o doméstico por parte de personas de su entorno, y que puede ser tanto física, como psíquica, sexual, económica, y/o social.
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Sus características definitorias son: a) Los malos tratos domésticos son equiparables a modelos de conducta y de comunicación propios de una relación asimétrica, de dominación. b) El agresor y la víctima tienen una relación de afectivididad, siendo en la mayoría de los casos el agresor el cónyuge o pareja, aunque también puede serlo el padre, el hijo o el hermano. c) Habitualidad, esto es, reiteración de los actos violentos. Si atendemos a la duración o frecuencia de los malos tratos, podemos hablar del maltrato cíclico, que es el que se da en determinadas ocasiones, y el maltrato cotidiano, como forma de relación habitual, y en el que la tolerancia de la mujer hacia esta situación es mucho mayor. Tanto en un caso como el otro, cuando se habla de violencia doméstica o malos tratos, generalmente se tiende a pensar en sus formas más visibles, como los moretones y señales de golpes, pero no hay que olvidar que existen diferentes tipos de maltrato: a) Maltrato físico: acto llevado a cabo con la intención o intención percibida de causar daño físico a otra persona. Dentro de este tipo de maltrato se incluyen acciones desde empujar, abofetear, lanzar objetos... hasta acciones que produzcan o puedan producir lesiones graves que lleven a la mujer a la muerte. Es la forma más frecuentemente conocida de la violencia doméstica, ya que, su impacto es mucho más visible a primera vista que otras formas de maltrato. b) Maltrato psicológico: lo constituyen aquellas conductas intencionadas que producen daño psicológico, desvalorización o sufrimiento, incluyendo gritos, in-
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sultos, amenazas, acusaciones, críticas de las ideas del otro... c) Maltrato sexual: se refiere a todo contacto sexual realizado en contra de la voluntad de la mujer. Incluye actos como la violación dentro de la pareja, la crítica de la forma de la mujer de tener relaciones sexuales, el obligar a la mujer a realizar prácticas sexuales no deseadas, denigrarla sexualmente... d) Maltrato económico: consiste en el control absoluto de ingresos y gastos, control del dinero de la casa, de las herencias... Este tipo de maltrato tiene que ver, más que con la falta de recursos económicos, con las prioridades en el uso de los mismos. e) Maltrato social: consiste en aquellas actitudes que tienen por objeto aislar a la mujer, alejarla de sus familiares y amistades, descalificarla o ignorarla en público, controlar sus relaciones externas... Es necesario prestar una especial atención al maltrato psicológico, ya que, los malos tratos psicológicos no son tan aparentes como los físicos, pero sin embargo, sus consecuencias pueden ser mucho más graves y duraderas en el tiempo. Además, el terror psicológico al que tienen sometidas a las mujeres sus agresores hace que en muchas ocasiones las mujeres continúen con sus relaciones y sean incapaces de salir del círculo de violencia en el que se hallan envueltas. El maltrato psicológico está muy relacionado con lo que Luis BONINO llama ‘micromachismos’5, término que utiliza para referirse a las prácticas de dominación que los hombres ejercen con su pareja en la vida cotidiana y que incluyen un amplio abanico de maniobras interpersonales que tienen como objetivo mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto de la ma-
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niobra, reafirmar o recuperar ese dominio ante una mujer que se ‘rebela’, y resistirse al aumento de poder personal de una mujer a la que se vincula o aprovecharse de su poder. Este autor ha establecido una tipología de los micromachismos, clasificándolos en tres categorías: a) Los micromachismos coercitivos o directos, que incluyen aquellos en los que el hombre usa la fuerza moral, psíquica, económica o de su personalidad, para intentar doblegar a la mujer. Destacan entre este tipo de micromachismos: • La intimidación, dándose indicios de que si la mujer no obedece, algo pasará. • La toma repentina del mando, que incluye actos como el tomar decisiones sin consultar, ocupar espacios comunes, opinar sin que se lo pidan o monopolizar. • La apelación al argumento lógico, consistente en recurrir a la lógica y a la ‘razón’ para imponer ideas, o elecciones desfavorables para la mujer. • La insistencia abusiva, tratando de obtener lo que se quiere por agotamiento de la mujer, de forma que al final se acepta lo impuesto a cambio de un poco de ‘paz’. • El control del dinero. • El uso expansivo del espacio físico. b) Los micromachismos encubiertos o indirectos, que incluyen aquellos en los que el hombre oculta su objetivo de dominio, con lo cual pasan fácilmente inadvertidos. Entre ellos, se destacan: • La maternalización de la mujer, creando condiciones para que la mujer de prioridad al cuidado de los/as otros/as. • Las maniobras de explotación emocional, que incluyen generar en la mujer sentimientos negativos, dudas sobre sí misma y dependencia. • El terrorismo, ejercido mediante descalificaciones repentinas que dejan a la mujer indefensa. • Las maniobras de desautorización, que generan en la mujer sentimientos de inferioridad.
• El paternalismo, tratando a la mujer como si se tratara de una niña. • La creación de falta de intimidad. • Los engaños, negando lo evidente, incumpliendo promesas... • La autoindulgencia sobre la propia conducta perjudicial, eludiendo siempre la responsabilidad de la acción. c) Los micromachismos de crisis, que se suelen utilizar para restablecer el reparto previo y desigual del poder en momentos en los que se produce un aumento del poder personal de la mujer o una pérdida del poder del hombre por razones físicas o laborales. Entre ellos se incluyen: • El seudoapoyo, anunciando el apoyo y ayuda a la mujer, pero sin hacerlo efectivo. • La desconexión y distanciamiento. • El hacer méritos, haciendo cambios superficiales, sobre todo frente a las amenazas de separación por parte de la mujer. • El dar lástima, utilizando comportamientos autolesivos, o amenazas de suicidio.
EL PROCESO DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA La escalada de la violencia En la gran mayoría de los casos, la violencia doméstica sigue unas pautas concretas. Generalmente, todo empieza con violencia verbal y psicológica, ya que, el agresor comienza a insultar a la víctima y a dirigirle mensajes que van minando su autoestima y reduciendo su propia confianza. Posteriormente, el agresor trata de aislar a la víctima de su entorno, intimidándola, amenazándola, empleando violencia contra objetos… Esto suele ser frecuentemente la fase anterior a que se desencadene la violencia física. Una vez que se ha dado la violencia física, en la mayoría de los casos su peligrosidad se agrava con el tiempo, y co-
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mienzan a darse las amenazas de muerte, con lo cual, en algunos casos, todo puede terminar en el asesinato de la mujer por parte del agresor. Así, se ha comprobado que en muchos de los casos que terminan en muerte violenta, la mujer maltratada, habiendo visto claramente el peligro que corría su vida, había pedido ayuda previa y a veces reiterada a sus amistades, familia, autoridades policiales, médicas…, sin haber encontrado protección alguna.
El ciclo de la violencia doméstica El llamado ciclo de la violencia se refiere a las fases principales que describen el proceso de la violencia doméstica y explica por qué resulta tan difícil para algunas víctimas defenderse de la violencia que sufren y alejarse del que provoca esa violencia una vez pasada la fase de agresión. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la violencia no es necesariamente cíclica, ya que, a menudo aparece de repente, y no necesita ni justificación ni ritmo. Este ciclo de la violencia ha sido descrito por la doctora Leonore WALKER6 diferenciando las siguientes fases: a) Fase de la acumulación de la tensión o tensión creciente: durante esta fase las tensiones se van construyendo a partir de pequeños incidentes o conflictos. Esto es resultado de distintas frustraciones del agresor, el cual se comporta de forma tiránica con su pareja, esperando que su compañera satisfaga todos sus deseos y caprichos, incluso los que no expresa y solo piensa para él. Ante esta situación la mujer comienza a sentir frustración y vive en un estado de constante confusión. Esto da lugar a episodios violentos leves, caracterizados por insultos, menosprecios, sarcasmos, indiferencia... Además, el agresor achaca a la víctima la tensión existente, con lo que ella recibe el mensaje de que su percepción de la realidad es incorrecta y comienza a culpabilizarse por lo que sucede.
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b) Fase de explosión de la violencia o agresión física: se caracteriza por la pérdida total del control y el comienzo de las agresiones no sólo verbales y psicológicas, sino también físicas y sexuales. La mujer se muestra incapaz de reaccionar, porque la desigual balanza que se ha establecido en la pareja a lo largo del tiempo la paraliza. c) Fase de remisión, de calma, ‘luna de miel’ o ‘interludio amoroso’: representa el refuerzo que el agresor da a la víctima para mantenerla junto a él. Para ello, el agresor se muestra arrepentido, pide perdón, llora y promete que no se volverá a repetir la agresión y que va a cambiar. Todo consiste en compensar a la víctima de modo que ésta no tome decisiones como denunciarle o abandonarle, reforzando así la dependencia emocional de la mujer con respecto a su agresor y consiguiendo que la mujer recobre la esperanza en la relación y en las posibilidades de cambio del agresor. d) Inicio de un nuevo ciclo: a la falsa ilusión que constituye la ‘luna de miel’ le sucede un nuevo ciclo de tensiones. Surge de nuevo la irritabilidad, se inicia un nuevo ciclo en el que el agresor intenta de nuevo crear miedo y obediencia más que respeto e igualdad. Cada pareja tiene su propio ritmo y las fases duran un cierto tiempo dependiendo de cada pareja, pero las fases tienden a ser cada vez más cortas y la violencia cada vez más intensa. La frecuencia con que se repite el ciclo y la peligrosidad que va alcanzando aumenta a medida que se avanza en la escalada de la violencia. Generalmente cuando una mujer maltratada hace una petición de ayuda ya ha dado varias vueltas al ciclo de la violencia. Además, cada vez que cierra un ciclo, la mujer pierde confianza en sí misma, con lo cual, es importante para evitar que todo culmine en homicidio o suicidio, que en el momento en que solicite ayuda, se le preste de manera inmediata y sin cuestionar sus decisiones pasadas.
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Causas del problema A pesar de que en muchas ocasiones se han mencionado aspectos como el abuso del alcohol y/o drogas, las enfermedades mentales, el bajo nivel cultural y educacional, la pobreza, el estrés, etc..., como posibles causas del maltrato a la mujer, hay que resaltar que las causas del problema no son individuales, sino que son culturales e ideológicas, y que aunque estas circunstancias particulares puedan actuar como factores de riesgo o desencadenantes de la violencia doméstica en algunas ocasiones, las verdaderas causas de este tipo de violencia tienen más bien que ver con la existencia de ciertas actitudes y esquemas de género existentes en nuestras sociedades y que favorecen la impunidad con que en muchos casos se dan los malos tratos. Existen normas y valores relacionados con los géneros que sitúan a la mujer en una posición subordinada con respecto al hombre y que mantienen e incluso refuerzan la violencia doméstica contra la mujer. Entre estas normas y valores destacan el dominio y control masculino de la riqueza, el hecho de que el hombre considere a la mujer como un objeto de su propiedad, la aceptación en cierta medida de la violencia interpersonal para resolver los conflictos, los conceptos referentes al hecho de que el lugar de la mujer está en el hogar... Por lo tanto, se puede decir que existen una serie de creencias culturales sobre los derechos y privilegios de los maridos que históricamente han legitimado el dominio del hombre con respecto a su pareja y han justificado el uso de la violencia para controlarla. Todas estas normas y valores se inculcan desde la infancia, cuando se comienza a estimular en los niños el ser agresivos y sexualmente activos, mientras que a las niñas se les enseña a ser dulces y a resistir la actividad sexual. Por ello, se hace completamente necesario establecer normas y actitudes sociales que favorezcan la igualdad entre hombres y mujeres.
En este sentido se han manifestado diferentes organismos, como la Oficina del Defensor del Pueblo de España en su informe de 1998, además de múltiples investigaciones rigurosas sobre el tema, insistiendo en que no pega, humilla o maltrata, por ejemplo, el alcohol, las drogas, la pobreza o la enfermedad mental, sino que la causa del maltrato a la mujer está en todo un conjunto de creencias misóginas y profundamente machistas que un segmento de la población masculina aún conserva. Así, como afirman BOSCH y FERRER, aunque el alcohol es un problema, y posiblemente aún más en España que en otros países, ya que en España se consume mucho más, no todos los maltratadores beben, ni todos los que beben son maltratadores. En cambio, todos aquellos hombres que vean a la mujer como un ser inferior son potencialmente agresores, y por lo tanto, son potencialmente maltratadores7. Por lo tanto, se hace absolutamente necesario considerar la violencia doméstica como un problema social, aceptando que los malos tratos a la mujer tienen su origen último en unas relaciones sociales basadas en la discriminación y la desigualdad, en la dominación de los hombres sobre las mujeres, base todo ello de la estructura patriarcal. Solución del problema Dada la polémica surgida en la sociedad internacional ante la gravedad del problema de la violencia doméstica, desde hace unos años se están tomando diferentes medidas destinadas a la protección de las víctimas y a la prevención del problema, tanto a nivel autonómico, como estatal, europeo e internacional. A pesar de que es cierto que se han dado muchos avances en lo que se refiere a las actuaciones y políticas para combatir la violencia doméstica, sobre todo a nivel jurídico, aún sigue en aumento el número de mujeres muertas a manos de
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sus parejas, con lo cual se deben establecer medidas realmente eficaces para la protección de las víctimas de la violencia doméstica, que no sean fruto de necesidades electoralistas y campañas de imagen. Hay que tener en cuenta que en el fondo del maltrato a la mujer reside un gran machismo fruto de la sociedad androcéntrica y patriarcal en la que vivimos y que distribuye desigualmente el poder entre hombres y mujeres con una serie de normas que favorecen el control sobre las mujeres e intentan minimizar el problema. Por todo ello, es importante insistir en su prevención a través de la información y educación de generaciones, ya que mientras no se instaure una cultura de igualdad poco pueden hacer las medidas legales y jurídicas para solucionar el grave problema de la violencia doméstica. La verdadera solución de este grave problema social pasa necesariamente por su prevención. En este sentido, destaca el papel relevante que la educación debe tener, educación orientada a diversos grupos de profesionales implicados/as en el tratamiento del problema, y educación orientada a la población en general y especialmente a los/as más jóvenes y escolares, estimulando la igualdad entre géneros y desarrollando nuevas formas de resolución de conflictos, ya que el problema del maltrato a la mujer tiene solución a largo plazo a través de la educación en valores no-sexistas.
BIBLIOGRAFÍA • ALBERDI, I. y MATAS, N. La violencia doméstica. Informe sobre los malos tratos a mujeres en España. Colección de Estudios Sociales nº10. Fundación “La Caixa”, Barcelona, 2002. • BINSTOCK, H. “Violencia en la pareja. Tratamiento legal. Evolución y balance” en Serie Mujer y Desarrollo 23 (1998) 5-45. • BONINO, L. “Violencia de género y prevención. El problema de la violencia masculina”, comunicación presentada en las Primeras Jornadas sobre Violencia Doméstica, organizadas por el Ayuntamiento de Madrid, 21 de noviembre de 2000. • BOSCH, E. y FERRER, V.A. La voz de las invisibles. Las víctimas de un mal amor que mata. Cátedra, Madrid, 2002.
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• CORSI, J. Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención. Piados, Buenos Aires, 1995. • HEISE, L. y otros. Violencia contra la mujer: la carga oculta de la salud. Programa Mujer, Salud, y Desarrollo. OPS, Washington, D.C., 1994. • MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES. “Informe de la Ponencia constituida en el seno de la Comisión de Relaciones con el Defensor del Pueblo y de los Derechos Humanos encargada del estudio de la mujer maltratada” en Selecciones y Análisis de documentación. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 1998, 23-29. • WALKER, L.E. - The Battered Woman. Harper Colophon, New York, 1979. - Terrifying Love. Harper & Row, New York, 1989.
NOTAS Alberdi, I. y Matas, N. La violencia doméstica. Informe sobre los malos tratos a mujeres en España. Fundación “La Caixa”, Barcelona, 2002, pag.22 y ss. 2 Binstock, H. “Violencia en la pareja. Tratamiento legal. Evolución y balance” en Serie Mujer y Desarrollo 23, 1998, pag.8 y ss. 3 Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. New York, Naciones Unidas, 23 de Febrero de 1994 (Resolución Nº A/RES/48/104). 4 Heise, L. y otros. Violencia contra la mujer: la carga oculta de la salud. OPS, Washington, D.C., 1994, pag.2. 5 Bonino, L. “Desvelando los micromachismos en la vida conyugal”, en Corsi, J. Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención. Paidós, Buenos Aires, 1995, pag.199 y ss. 6 Véase, entre los diversos libros de la autora: Walker, L. Terrifying love. Harper & Row, New York, 1989. 7 Véase la publicación de Bosch, E. y Ferrer, V.A. La voz de las invisibles. Las víctimas de un mal amor que mata. Cátedra, Madrid, 2002. 1
Ismene Costilla (Mungia, 1976) es Licenciada en la Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. Ha expuesto en numerosas muestras, y recibido diversos premios, entre los que destacan la exposición colectiva de Residentes Bilboarte 2000, dos años consecutivos en Ertibil, dos en Getxoarte, primer premio en Bizkaia Maitea, segundo premio del certamen del Colegio de Ingenieros de Bilbao, premiada en el certamen de Concello de Cambre (A Coruña), becada con una ayuda por la Diputación de Bizkaia 2001, colectiva de artistas vizcaínos en la Casa de Cultura de Zalla, y expone de manera individual, en la Galería Catálogo General de Bilbao. Este año disfruta de la Beca de Creación Artística de la Fundación Bilboarte. La serie “Mujeres”, realizada en exclusiva para este número de la revista “Hermes”, pretende ser una reflexión sobre la violencia de género. Para ello, ha intervenido sobre conocidos cuadros de la historia del arte, en los que la mujer es el motivo central, transformando la imagen de las mujeres. Haciendo así, un recorrido por las diferentes visiones que sobre la mujer ha formado el mundo del arte.
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Intervención pública contra las mujeres. Anteproyecto de Ley de Mujeres y
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na de las primeras cuestiones que tuvo que abordar Emakunde/Instituto Vasco de la Mujer tras su creación en 1988, fue la de articular una respuesta institucional adecuada al fenómeno de la violencia contra las mujeres. En aquella época apenas había recursos para estos casos y ni siquiera existía información suficiente ni datos que nos permitieran conocer una realidad que permanecía oculta. Desde entonces, gracias en buena medida al trabajo de impulso del Instituto y en el marco de los tres Planes de Acción Positiva para las Mujeres en la Comunidad Autónoma de Euskadi (PAPME), las administraciones públicas vascas han venido realizando, en el ámbito de sus competencias, un importante número de actuaciones dirigidas a prevenir este tipo de violencia y a asistir a sus víctimas: estudios e investigaciones; campañas de sensibilización; actividades de prevención en el ámbito de la educación, de los medios de comunicación y del urbanisANDER BERGARA SAUTUA mo; programas especializados Licenciado en Derecho por la de asistencia psicológica a las Universidad de Deusto (1988-92). Asesor jurídico víctimas y de tratamiento pside Emakunde (1995). Responsable de Programas de cológico a agresores; servicios Emakunde (desde 1997) de asistencia jurídica y letrada; Coordinador del Grupo Técnico del Acuerdo interinstipisos de acogida; servicios de tucional para la mejora en la urgencia; actividades de foratención a mujeres víctimas de maltrato doméstico y mación a profesionales; insagresiones sexuales (desde trucciones y protocolos de ac2001).
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ante la violencia El borrador de para la Igualdad Hombres
tuación; acuerdos interinstitucionales de coordinación; planes de seguridad para las víctimas, etc.1 Además, esta Comunidad ha sido pionera en el Estado en la creación de programas y recursos en este ámbito. Tal es el caso de los servicios específicos de atención psicológica a víctimas de maltrato doméstico y agresiones sexuales (desde 1989), de los programas de tratamiento psicológico a agresores (desde 1990), de los protocolos y acuerdos interinstitucionales de coordinación (desde 1993), de los programas de prevención en el ámbito de la educación (desde 1995) y del urbanismo (desde 2002), de las campañas interinstitucionales de sensibilización con participación de los tres niveles de la Administración (desde 1998) o de los planes de seguridad para las víctimas (desde 2002). A pesar de la importante labor realizada, todavía es mucho lo que queda por hacer y, por ello, desde el Instituto se siguen planteando nuevas iniciativas para tratar de erradicar esta lacra social. En este sentido, a continuación, me voy a referir al borrador de Anteproyecto de Ley para la Igualdad de Mujeres y Hombres que se aprobó el pasado 13 de mayo por el Consejo de Dirección de Emakunde, una vez incorporadas al texto del primer borrador las modificaciones derivadas de la fase de consulta pública y de la consulta y negociación con las instituciones implicadas. Tras los informes
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preceptivos, el anteproyecto será aprobado por el Consejo de Gobierno, y remitido al Parlamento Vasco para su tramitación como proyecto de ley. Siguiendo el criterio de los 3 PAPME, el borrador de Anteproyecto de Ley aborda el fenómeno de la violencia contra las mujeres dentro del problema global de la discriminación de las mujeres, ya que se parte de la base de que esta violencia hunde sus raíces en la situación estructural de desigualdad que sufren las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Se considera que la violencia contra las mujeres, además de ser una manifestación más de la desigualdad, probablemente la más grave, es también un instrumento de control social clave para que dicha desigualdad se mantenga y tienda a perpetuarse. Por todo ello y a diferencia de lo ocurrido en otros lugares, se ha considerado que la intervención legislativa más integral frente al problema de la violencia contra las mujeres, es una Ley para la Igualdad de Mujeres y Hombres que aborde el problema de la desigualdad en su globalidad y plantee “medidas dirigidas a promover la igualdad de oportunidades y trato de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida y, en particular, a promover la autonomía y a fortalecer la posición social, económica y política de aquéllas” (art. 1). Además del carácter preventivo de la violencia sexista que tiene el texto en su conjunto, en el borrador de Anteproyecto hay varios capítulos en los que se aborda de forma expresa el problema de la violencia contra las mujeres. A ellos me voy a referir a continuación. En el Capítulo II del Título III, relativo a la cultura y medios de comunicación, además de obligar a los medios fi-
nanciados con fondos públicos a hacer un uso no sexista del lenguaje y a fomentar una presencia equilibrada e imagen plural de mujeres y hombres al margen de estereotipos sexistas (art. 29.3), se prohíbe también la realización, emisión y exhibición de anuncios publicitarios y la difusión de contenidos en los medios de comunicación social que justifiquen, banalicen o inciten a la violencia contra las mujeres (art. 29.1 y 29.2). El incumplimiento de tal prohibición se considera infracción grave (art. 79.3.b) y lleva aparejada la correspondiente sanción (art. 81). Por lo que respecta al Capítulo III del Título III, relativo a la educación, se pueden destacar las siguientes 3 medidas: - Por un lado, se establece que la Administración educativa integrará en el diseño y desarrollo curricular de todas las áreas de conocimiento y disciplinas de las diferentes etapas educativas el objetivo de la prevención de la violencia contra las mujeres (art. 31.1. e) - Por otro lado, se impone a la Administración educativa la obligación de establecer, en todos los niveles educativos, contenidos y tiempos específicos con relación al aprendizaje para la vida cotidiana, en los que se habrán de integrar, entre otros, contenidos relacionados con el aprendizaje de métodos no violentos para la resolución de conflictos y de modelos de convivencia basados en el respeto a la igualdad de sexos y a la diversidad (art. 31.2). - Finalmente, se prohíbe la realización, la difusión y la utilización en centros educativos de la Comunidad Autónoma de libros de texto y materiales didácticos que justifiquen, banalicen o inciten a la violencia contra las mujeres (art. 32.1). El incumplimiento de dicha prohibición se considera infracción grave (artículo 79.3.b) y lleva aparejada la correspondiente sanción (art. 81).
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Para posibilitar el cumplimiento de lo señalado en los párrafos anteriores y del resto de objetivos coeducativos previstos, el borrador de Anteproyecto de Ley plantea medidas dirigidas a habilitar personas con capacitación específica en coeducación (art. 33) y a la formación de profesionales en dicha materia (art. 34). La mayoría de las medidas específicas relativas a la violencia contra las mujeres se recogen en el Capítulo VII del Título III. En la línea de lo establecido en los instrumentos jurídicos internacionales en la materia2, el artículo 52 define la violencia contra las mujeres como “cualquier acto violento por razón del sexo que resulta, o podría resultar, en daño físico, sexual o psicológico o en el sufrimiento de la mujer, incluyendo las amenazas de realizar tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad que se produzcan en la vida pública o privada”. Frente a otras posibles expresiones, en el borrador de Anteproyecto de Ley se ha optado por usar el término “violencia contra las mujeres” para referirse a la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo. Los motivos de esta elección son varios: en primer lugar, es un término claro e inteligible para cualquier persona no experta en la materia; en segundo lugar, hace visible que son las mujeres quienes sufren este tipo de violencia y, en tercer lugar, es la expresión que en estos momentos concita un mayor consenso social y político y el que se viene utilizando en los instrumentos jurídicos internacionales3. Aunque pueda parecer lo contrario, las cuestiones conceptuales no son un tema baladí, en tanto que pueden condicionar la forma de acercarse al fenómeno y el enfoque que se vaya a dar a la intervención. Es por ello que se ha preferido evitar hacer uso del término “violencia de género” que, si bien es cierto que desde hace un tiempo a esta parte está cobrando fuerza en determinados sectores, no obstante, al no existir un consenso generalizado sobre su signi-
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ficado, creemos que está aportando más confusión que claridad a la cuestión, ya que, unas veces se utiliza como sinónimo de “violencia contra las mujeres”, otras veces con un sentido más general, referido a cualquier tipo de violencia que sufra una persona –mayoritariamente las mujeres pero no siempre- como consecuencia de las relaciones de género, e incluso, en muchos casos, se está usando para referirse únicamente a la violencia ejercida en el ámbito doméstico. La Sección Primera del Capítulo VII del Título III del borrador de Anteproyecto de Ley prevé medidas en el ámbito de la investigación, prevención y formación con relación a la violencia contra las mujeres. Entre ellas cabe destacar: - La obligación que se impone a Emakunde de realizar periódicamente una evaluación de la eficacia y alcance de los recursos y programas existentes en la Comunidad en este campo y de dar cuenta de ella al Parlamento Vasco (art. 53.2 y 53.3). - La obligación que se impone al IVAP de que, en colaboración con Emakunde y con el resto de instituciones competentes y previa realización del correspondiente diagnóstico de necesidades, elabore y ponga en marcha programas de formación para las y los profesionales implicados (art. 55.1). - El mandato a las administraciones públicas vascas de que favorezcan la formación de las personas que en el sector privado trabajen en esta área (art. 55). La Sección Segunda del Capítulo IV del Título III se centra en la atención y protección de las víctimas de dos de los tipos de violencia contra las mujeres más extendidos en nuestra Comunidad, el maltrato doméstico y las agresiones sexuales. En el texto se usa el término “maltrato doméstico” en un sentido amplio, para referirse a la violencia que de forma continuada se ejerce sobre la base de una relación actual o previa de convivencia y/o afectiva, con el fin de someter y domi-
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nar a la víctima. A pesar de que existen opiniones contrarias a él, se ha optado por el término “maltrato doméstico” porque es un término consolidado y comprensible para la generalidad de las personas y porque tampoco se han encontrado otros términos que lo puedan sustituir satisfactoriamente, ya que los de “maltrato” o “malos tratos” y el de “violencia de género” que algún sector de la doctrina propone, se refieren a realidades más amplias: por un lado, los malos tratos se pueden producir también fuera del ámbito de una relación convivencial y/o afectiva (sería el caso de los malos tratos infligidos en ámbitos institucionalizados como prisiones, centros de detención, instituciones psiquiátricas, etc.); por otro lado, la “violencia de género”, aunque sea un término que por los motivos señalados preferimos no usar, entendemos que en todo caso engloba a todos los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres. Tampoco compartimos la postura de quienes se muestran en contra del término porque consideran que el adjetivo “doméstico” da a entender que nos estamos refiriendo a una cuestión banal o poco importante. En nuestra opinión, tal postura adolece de un sesgo androcéntrico, ya que la consideración de lo doméstico como algo trivial o de escasa entidad es consecuencia de la influencia que ejerce sobre nuestro pensamiento la escala de valores impuesta por el sistema patriarcal, que infravalora todo lo relacionado con las mujeres y con lo femenino. Por ello, la solución al problema no es la eliminación de dicho término sino, al contrario, promover y poner en valor ése y otros términos, actitudes, aptitudes y espacios tradicionalmente asignados a las mujeres y que han sido injustamente denostados. De lo que se trata es de dejar claro que las agresiones a las mujeres son una grave violación de los derechos humanos con independencia del ámbito donde se produzcan.
mencionada Sección Segunda. El artículo 56 establece la obligación de dotar a los cuerpos policiales vascos de la formación y de los recursos necesarios para lograr la máxima eficacia en la intervención ante situaciones de violencia contra las mujeres y, en especial, para la protección de las víctimas del maltrato doméstico. En este sentido, por un lado, se ha de decir que, en ejecución de los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo interinstitucional para la mejora en la atención a mujeres víctimas de maltrato doméstico y agresiones sexuales4, el Departamento de Interior del Gobierno Vasco desde hace varios años viene integrando de forma sistemática en los cursos que se imparten al personal policial desde la Academia de Policía contenidos relativos a este tipo de delitos. Por otro lado, en ejecución de lo dispuesto en el Plan de Seguridad para mujeres víctimas de maltrato doméstico, aprobado en 2002 por la Comisión de Seguimiento del citado Acuerdo, el Departamento ha adoptado sistemas especiales para el seguimiento y protección de estas víctimas que incluyen, entre otras medidas, la celebración de reuniones de coordinación periódicas con la Fiscalía, la creación de un procedimiento informático de seguimiento, la realización de labores de escolta y la entrega de teléfonos móviles a las víctimas.
Hecha esta precisión terminológica, pasaremos a analizar el contenido de la
Se regulan, también, los recursos y servicios mínimos que las administracio-
Por otro lado, el artículo 57.1 obliga a la Administración de la Comunidad Autónoma a poner los medios personales y materiales necesarios para que a lo largo del proceso judicial se puedan practicar, cuando se requieran, pruebas periciales psicológicas en los casos de maltrato doméstico o de las agresiones sexuales, aspecto éste que actualmente no está garantizado en todos los juzgados y que tiene una gran trascendencia a los efectos de acreditar la existencia y la gravedad de dichos delitos.
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nes públicas vascas habrán de garantizar en toda la Comunidad a las víctimas de maltrato doméstico y agresiones sexuales. Entre ellos se encuentran: - La asistencia letrada especializada, inmediata e integral para los procesos civiles y penales (art. 57.1). Actualmente esta asistencia se presta a través de los turnos de oficios especializados, creados en el marco del Acuerdo interinstitucional y en virtud de convenios de colaboración suscritos entre el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco y los Colegios de Abogados y Abogadas. No obstante, el borrador de Anteproyecto de Ley va más allá y plantea que dicha asistencia sea gratuita por lo que respecta al ejercicio de la acción acusatoria en los procesos penales y a la solicitud de medidas provisionales previas en los procesos civiles. - La asistencia jurídica y psicológica urgente, gratuita, especializada y descentralizada (art. 58). Aunque en estos momentos la asistencia jurídica y psicológica y su carácter gratuito están garantizadas en toda la Comunidad, no ocurre lo mismo con relación a su carácter urgente, especializada y descentralizada que varía según el territorio o municipio de residencia de la víctima. - Los pisos de acogida y servicios de urgencia (art. 59). Además de recordar la obligación impuesta por la Ley 5/1996, de 18 de octubre, de Servicios Sociales, de que los municipios de más de 20.000 habitantes han de disponer de piso de acogida, se establece la obligación de que en cada Territorio Histórico exista al menos un servicio social de urgencia de acogida inmediata que funcione las 24 horas; sea accesible a todas las víctimas; cuente con personal especializado para el acompañamiento y con condiciones de seguridad suficientes y sirva de puente para el acceso al resto de recursos sociales y de acogida. Igualmente, se señala que la Administración de la Comunidad Autónoma debe establecer reglamentariamente los
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criterios y condiciones mínimas de calidad y funcionamiento de los recursos de acogida, garantizando en todo caso su accesibilidad, la coordinación con otros recursos, la movilidad geográfica, la seguridad y la existencia de personal de apoyo. En la actualidad existen en la Comunidad 51 pisos de acogida y 4 servicios de urgencia, no obstante, el objetivo de la futura ley es garantizar en todo caso la calidad de dichos recursos. En este sentido, ya se viene trabajando en el marco del Acuerdo interinstitucional y se prevé que para antes de fin de año la Comisión de Seguimiento apruebe un Programa de actuación para la mejora de los recursos de acogida y vivienda para las víctimas de maltrato doméstico. - Las prestaciones económicas (art. 60). Por un lado, se prevé una modificación de la normativa reguladora de la renta básica, con el fin de que las víctimas de maltrato doméstico, siempre que cumplan el resto de requisitos exigidos, puedan percibir dicha prestación en tres supuestos actualmente no previstos: nos referimos a las víctimas menores de 23 años; a las que estén acogidas en pisos o centros de acogida que cubren su manutención y a las que dejen su domicilio para integrarse en el de personas con las que no tienen vínculo familiar. Por otro lado, se obliga a los servicios sociales a disponer de ayudas económicas urgentes para aquellos casos en los que las víctimas carezcan de recursos y no puedan esperar a la tramitación de la renta básica. Finalmente, se prevé la existencia de ayudas extraordinarias para aquellos casos en los que, existiendo una necesidad real y verificable, no sean aplicables o sean insuficientes el resto de las ayudas económicas previstas. - Un trato preferente en el acceso a los servicios y programas en materia de vivienda (art. 61), empleo (art. 62) y educación (art. 63). De este modo, se pretenden reforzar las medidas ya existentes en este ámbito: la reserva obligatoria de viviendas para unidades monoparentales; la
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reserva no obligatoria para que diputaciones forales y ayuntamientos puedan adquirir viviendas para su cesión a víctimas de maltrato y las ayudas al empleo contempladas en los decretos de subvenciones del Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco. El artículo 64 aborda una cuestión fundamental en la atención a las víctimas de maltrato doméstico y agresiones sexuales, como es la coordinación interinstitucional. Así, establece un mandato para la Administración de la Comunidad de que promueva acuerdos de colaboración interinstitucional y protocolos de actuación homogéneos para toda la Comunidad. En la actualidad ya existe en el ámbito de la Comunidad el mencionado Acuerdo interinstitucional suscrito en el 2001, y en estos momentos, unos de los retos pendientes, es lograr que en el ámbito territorial y local se desarrollen, concreten y adecuen los contenidos de dicho Acuerdo, tal y como se prevé en el párrafo 3 del artículo 64. Antes de concluir hay que decir también que en el Capítulo IV del Título III, relativo al trabajo, hay un artículo, el 45, referido a una de las formas de violencia contra las mujeres que se producen en el ámbito del empleo: el acoso sexista. De conformidad con lo dispuesto en la Directiva 2002/73/CE, el borrador lo define como “cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico no deseado dirigido contra una persona por razón de su sexo y con el propósito o el efecto de atentar contra la dignidad de una persona o de crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo. Cuando dicho comportamiento sea de índole sexual se considera acoso sexual.” En dicho artículo, se señala que el acoso sexista tendrá la consideración de falta disciplinaria muy grave para el personal de las administraciones públicas vascas y se establece también la obligación
por parte de éstas de implantar y desarrollar políticas para la prevención y eliminación de estas conductas, así como la concesión de ayudas públicas para favorecer que también las empresas privadas implementen este tipo de políticas. Asimismo y por lo que respecta a las víctimas, se les garantiza, en todo caso, la asistencia jurídica y psicológica en las mismas condiciones que a las víctimas del maltrato doméstico y agresiones sexuales. Para terminar, me gustaría señalar que somos conscientes de que esta iniciativa legislativa no va a terminar con un problema estructural, multidimensional y tan arraigado socialmente como es el de la violencia contra las mujeres. La experiencia nos dice que ante problemas complejos no existen soluciones simples. Sin embargo, tenemos el convencimiento de que la futura Ley para Igualdad de Mujeres y Hombres va a ser un instrumento muy útil para posibilitar que en esta Comunidad se den pasos firmes en el camino hacia una sociedad igualitaria en la que las relaciones entre las personas se desarrollen en términos de igualdad, justicia y no-violencia, tarea que nos compete a todas y, especialmente, a todos. NOTAS 1 Para más información sobre las actuaciones realizadas, se puede consultar el informe Violencia contra las Mujeres, elaborado y actualizado anualmente por Emakunde, y disponible, tanto en su Centro de Documentación, como en la web www.emakunde.es. 2 Entre otros, Declaración de la ONU sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (1993), Plataforma para la Acción adoptada en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing (1995), Recomendación del Comité de Ministros y Ministras del Consejo de Europa a los estados miembros sobre la protección de la mujer contra la violencia (2002) y Guía de buenas prácticas para paliar los efectos de la violencia contra las mujeres y conseguir su erradicación de la Unión Europea (2002). 3 Ver nota anterior. 4 En la página web de Emakunde está disponible el texto completo de Acuerdo así como una amplia información con relación a las actuaciones realizadas para su implementación.
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Los medios como transmisores de valores en relación con hombres y mujeres
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a presencia y ausencia de las mujeres en los medios de comunicación, hace todavía utópico el que los medios de comunicación sean transmisores reales y objetivos de la realidad social, política, laboral y económica de las mujeres en la sociedad actual. Históricamente siempre se ha puesto de manifiesto la importancia que tienen los medios de comunicación en todo el proceso educativo, cultural y social de la ciudadanía en general, pero en los últimos tiempos, la prensa escrita, la radio, la televisión e Internet se han convertido en el paradigma de la sociedad de la información y crean un estado de opinión que constantemente hay que analizar. Actualmente observamos con preocupación que los medios de comunicación no cumplen, en general, con su finalidad de difundir las diferencias de género desde un punto de vista de igualdad en todos sus aspectos: lenguaje, presencia equilibrada, protagonistas, acceso a lugares de responsabilidad, tratamiento publicitario... y por tanto, desde nuestra posición de profesionales de la información creemos que es necesario dar a conocer estos hechos, fomentar un amplio debate sobre el tema y articular propuestas que nos conduzcan a que las mujeres tengamos el protagonismo que nos corresponde en los diMONTSERRAT MINOBIS Directora de las Emisoras ferentes ámbitos de nuestra sode Radio de la Generalitat ciedad. Pero no es menos cierde Catalunya
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to que, en algunas cuestiones de actualidad candente, estos mismos medios han contribuido, y de manera decisiva, a romper el silencio sobre los maltratos o la violencia contra las mujeres. Desde el caso tristemente famoso de las “niñas de Alcàsser”, los propios medios de comunicación invierten su dinámica informativa basada en los principios éticos que cualquier información debe tener, propiciando a partir de entonces la creación de un estado de opinión, de denuncia constante de los malos tratos que ha permitido dar una dimensión social a esta problemática, al mismo tiempo que ha ayudado a muchas personas a entender que su experiencia de violencia no era una cuestión aislada o particular, sino que una grave realidad social. Pero a pesar de esta nueva dinámica informativa de los medios de comunicación, desgraciadamente en algunos casos, todavía subyacen “tics” informativos que nos retrotraen a tópicos y estereotipos demasiado abundantes cuando se trata de noticias que afectan no, solamente a los malos tratos, sino que inclusive en todas las noticias protagonizadas por las mujeres. Es por ello que el Col.legi de Periodistes de Catalunya a instancias del Ayuntamiento de Barcelona y su Concejalía de la Mujer, pusieron en marcha una comisión de trabajo en la que participaron representantes de todos los medios de comunicación barceloneses, Mossos d’ Esquadra, Fuerzas de Seguridad del Estado, Policia Nacional y Guardia Civil y el Insti-
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tut Català de la Dona, el CAC (Consejo del Audiovisual de Catalunya) y el CIC (Consejo de la Información), con la finalidad de redactar unas “Recomendaciones sobre el tratamiento de la violencia de género en los programas informativos y de entretenimiento en los medios de comunicación”. Recomendaciones ya aprobadas y ratificadas, previa adaptación por parte de los técnicos del Consejo del Audiovisual, ya que tanto este organismo como el CIV velarán por el cumplimiento de las mismas. Y ¿qué se pretende con ellas? Pues como responden a la voluntad de evitar tratamientos inadecuados en nuestros medios de comunicación y no permiten, en muchas ocasiones, hacer visible la gravedad del fenómeno de la violencia de género, convirtiéndolo incluso en espectáculo, tienen que sevir para mejorar la calidad informativa y concienciar a la sociedad civil desde el convencimiento de que los medios de comunicación pueden contribuir de manera significativa a que algún día la violencia de género sea erradicada de nuestra sociedad. Y finalmente por qué los 12 puntos, que a continuación detallo, sean una herramienta útil y eficaz del trabajo periodístico.
Recomendaciones sobre el tratamiento de la violencia de género en los programas informativos y de entretenimiento en los medios de comunicación. 1.- Tratar la violencia de género como violación de los derechos humanos y un atentado contra la libertad y la dignidad de las personas. Conviene dar información sobre violencia de género, para ayudar a visua-
lizar el fenómeno en toda su complejidad. El maltrato es, a la vez, un delito y un problema social. No es recomendable, no obstante, propiciar directamente la noticia de casos particulares a través de los medios si no existe una denuncia previa ante los organismos oficiales pertinentes. 2.- Seleccionar y diversificar las fuentes de información. Debe evitarse recoger el testimonio de vecinos y familiares, si no tienen datos concretos y aprovechables. Es recomendable la utilización de fuentes cualificadas y especializadas. 3.- Respetar el derecho a la intimidad de las personas agredidas y la presunción de inocencia de los agresores. Preservar el anonimato de las personas afectadas, sobre todo si son menores, y respetar siempre su decisión sobre la difusión de su identidad. Debe respetarse también la decisión de los cuerpos de seguridad respecto a la difusión, o no, de determinada información que pueda influir en el proceso de la investigación. Debe evitarse siempre que las informaciones publicadas permitan llegar a conclusiones prematuras sobre lo hechos antes de una resolución judicial. 4.- Respetar la dignidad de la persona agredida y no mostrarla nunca sin su consentimiento previo. Debe evitarse el acoso de la persona agredida por parte de los fotógrafos, micrófonos y cámaras de televisión. Es más útil y menos morboso esperar que la persona afectada recupere la autoestima y el equilibrio antes de mostrarse en los medios. La persona agredida puede ser un buen testigo pero nunca un reclamo publicitario.
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5.- Usar conceptos y terminología que se ajusten a la definición de los hechos. Conviene hacer un tratamiento mediático igualitario de hombres y mujeres, evitando los estereotipos y tópicos, que frivolizan y banalizan el tratamiento de los casos de violencia de género. Deben evitarse adjetivaciones que puedan contribuir a una justificación implícita de la agresión. 6.- Evitar el sensacionalismo, la morbosidad y el dramatismo, tanto por lo que se refiere a la forma (imágenes) como al contenido (mensaje verbal) de las informaciones sobre violencia de género. Todas las imágenes deben ser respetuosas con la dignidad de las personas, de aquí la necesidad de evitar las descripciones detalladas, escabrosas o impactantes –sobre todo en una reconstrucción de los hechos– que son el resultado de un tratamiento morboso. No debe confundirse la morbosidad con el interés social. 7.- En el proceso de montaje es preciso escoger sólo aquellas imágenes que aporten contenido. Evitar que se concentre la atención en las personas agredidas. Preservando el contenido y la objetividad de los informativos, debe procurarse la emisión de planos impersonales, neutros, que no permitan identificar el lugar de los hechos ni relacionar personas concretas. Conviene valorar qué imágenes son imprescindibles y cuáles son superfluas o hirientes. 8.- Evitar cualquier relación causaefecto, tanto en lo que se refiere a la situación sociocultural como a las circunstancias personales de los implicados y/o implicadas.
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Es contraproducente sesgar hacia grupos sociales concretos y circunstancias determinadas la incidencia de los casos de violencia de género. 9.- Contextualizar la información. Es recomendable explicar los antecedentes y el proceso seguido por la persona agredida antes de llegar a la situación presente. 10.- No implicar a terceras personas relacionadas sólo circunstancialmente con el caso. Es contraproducente implicar a terceras personas sin vinculación directa con el caso, aunque tengan vínculos de parentesco o sentimentales con los implicados. 11.- Garantizar el seguimiento de la información. Debe informarse de la resolución del caso y, si es necesario, de la recuperación de la persona agredida. Es deseable hacer un seguimiento de los casos tratados, y dar relevancia a las informaciones sobre personas que han conseguido superar su caso. 12.- Rectificar cualquier información errónea que se haya podido difundir sobre un caso. En caso de error o equivocación en una información de estas características, el medio debería rectificarlos con la máxima celeridad, para evitar más presión psicológica sobre los afectados. Estos 12 puntos son, pues, no solamente la expresión de una necesidad, sino que una herramienta útil y eficaz para el desarrollo del trabajo periodístico.
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La violencia intrafamiliar de género desde la Administración de Justicia
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as reflexiones que se presentan en este trabajo tienen base principalmente en dos investigaciones realizadas a lo largo del 2001-2002. La primera, "El tratamiento de la violencia doméstica en el ámbito de la Administración de Justicia", fue realizada para el Consejo General del Poder Judicial y en la misma se analizaron más de 5.000 casos de malos tratos procedentes de diversas instancias judiciales (190 Juzgados de instrucción, 107 Juzgados de lo Penal e Instancias superiores) recogidos en 26 provincias del Estado Español1. La segunda, "El tratamiento de la violencia doméstica en el ámbito de la Administración de Justicia en Bizkaia", realizada para el CGPJ y el Departamento de Justicia del Gobierno Vasco estuvo centrada en el estudio de la violencia doméstica en Euskadi y centró sus MANUEL CALVO GARCÍA objetivos en la recogida y anáProfesor de Filosofía del derecho y Sociología jurídica de lisis de los datos de la totalila Universidad de Zaragoza, dad de las sentencias dictadas coordina el Laboratorio de Sociología Jurídica de la misa lo largo de 1999 en el ámbima. Director científico del Instituto Internacional de Soto de la provincia de Bizkaia2. ciología jurídica de Oñati Aunque se trata de un (2000-2003) miembro de la Comisión ejecutiva del Comiestudio que todavía no se ha té Científico de Sociología del concluido y sobre el que no se Derecho de la Asociación Internacional de Sociología Jurípueden facilitar datos, los redica. Ha publicado ocho libros sultados de las investigaciones y numerosos trabajos en revistas y obras colectivas:Teoanteriores han podido ser conría del derecho (2000); Los fundamentos del método jurítrastados con la investigación dico: Una revisión crítica realizada a lo largo de los últi(1994); y El tratamiento de violencia doméstica en la Admos meses y que ha tenido coministración de Justicia mo objetivo la recogida de da(2003).
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tos sobre casos de violencia familiar de género referidos a los años 2000, 2001 y 2002. Este trabajo ha tenido como propósito preparar una base de datos documental y analizar estadística y cualitativamente la información obtenida con el fin de facilitar la labor de seguimiento de decisiones judiciales sobre violencia familiar que realiza la comisión de expertos del Observatorio Contra la Violencia Doméstica y de Género. Es indudable que estas investigaciones han tenido como empeño principal la evaluación del tratamiento de la violencia familiar de género por la Administración de Justicia y, complementariamente, el análisis sobre la eficacia y los límites de las reformas legislativas que se han sucedido en este ámbito. Sin embargo, la investigación socio-jurídica proporciona un amplio conocimiento del fenómeno social objeto del estudio. El análisis de miles de casos sobre violencia intrafamiliar y de género permite acercarse de una forma exhaustiva a los perfiles sociodemográficos, los contextos y las causas de este fenómeno –aspectos en los que nos centraremos en particular en este texto–. Con todo, hay que advertir que la perspectiva desde la que se contempla en estos estudios la violencia intrafamiliar conlleva un límite importante: estamos hablando de los casos que se denuncian y llegan a la Administración de Justicia, con lo cual las conclusiones a las que lleguemos en este punto deben ser cautas y no olvidar la limitación que supone haber utilizado como atalaya para la observa-
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ción del fenómeno estudiado las dinámicas judiciales. Los resultados de la investigación realizada en Bizkaia pusieron de manifiesto que el grueso de los casos que llegan a los Juzgados3 corresponde a supuestos de violencia en la pareja (75,1%), mientras que las otras dos categorías –violencia ejercida contra menores descendientes y violencia contra ascendientes u otros– se distribuyen el 24,9% restante. Resulta patente que la violencia intrafamiliar tiene lugar sobre todo en el contexto de las relaciones de pareja, pero los datos apuntados llevarían también a subrayar dos cosas. Primero, la tendencia creciente de la violencia contra ascendientes u otros, que supone el 20,4% de los casos. Segundo, el dato exiguo del 4,5% de casos de violencia contra menores descendientes probablemente sólo hace poner de manifiesto la impunidad del maltrato infantil. Por lo demás, si profundizamos un poco en el análisis de los datos obtenidos, parece evidente que incluso desde un punto de vista general la violencia doméstica sigue siendo una cuestión determinada por el sexo. La distribución según el sexo de las víctimas dentro de cada una de esas categorías hace evidente que las víctimas de la violencia intrafamiliar, haciendo abstracción del tipo de relación (pareja, hijo-hija, padre-madre, etc.), son las mujeres. En el 85,4% de los casos, las víctimas dentro de la categoría "violencia en la pareja" son mujeres. Sin alcanzar ese porcentaje, las víctimas también son mayoritariamente niñas o mujeres jóvenes en el supuesto de la violencia contra "menores descendientes" (78,6%). Igualmente ocurre en los supuestos de agresiones contra "ascendientes u otros" (66,4%). La violencia intrafamiliar es una más de las manifestaciones de la violencia social. En una sociedad en la que las pautas del comportamiento violento han venido
siendo asumidas por los hombres, el perfil masculino de los agresores en los supuestos de violencia doméstica va a ser claramente dominante. Y ello no sólo en los supuestos de violencia en la pareja, sino también en los casos de violencia contra ascendientes u otros familiares convivientes y en los malos tratos a menores descendientes. Así, en la mayor parte de los casos analizados el agresor es un hombre. Sólo el 16,2% de las personas denunciadas como agresoras son mujeres, frente a un 83,8% de hombres. La distribución de los porcentajes hombre-mujer en cada uno de los tipos de violencia intrafamiliar se muestra bastante uniforme. Los hombres son responsables de la agresión en la mayoría de los casos vistos ante la Administración de Justicia en Bizkaia, con independencia del tipo de violencia ejercida. El 84,9% de los agresores son hombres en los supuestos de violencia en la pareja; el 84,9% en los supuestos de violencia contra ascendientes u otros familiares y un 60% en los supuestos de agresiones contra menores. El único dato a reseñar, quizá, es el incremento del porcentaje de mujeres inculpadas en casos de agresiones a menores descendientes, pero incluso en estos supuestos el porcentaje de hombres agresores es mucho mayor (60%) que el de mujeres (40%). La edad representa otro dato importante a considerar. Por lo que respecta a los casos vistos ante la Administración de Justicia en Bizkaia, en supuestos de agresión en la pareja, el mayor porcentaje de agresores se encuentra entre los 31 y 40 años (32,4%), situándose el 71,4% entre los 21 y los 50 años de edad5. Estos datos deshacen cualquier pretensión de aislar el fenómeno más característico de la violencia doméstica en torno a las generaciones mayores o a las muy jóvenes. La violencia doméstica no es un producto de culturas superadas por el
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cambio social y cultural que hemos experimentado, ni tampoco es achacable a la inmadurez de personas no formadas o desarrolladas en una sociedad más violenta. Los datos reseñados son más que elocuentes en este sentido. Y se ven confirmados por las tendencias apuntadas en relación con las otras tipologías de violencia intrafamiliar a las que venimos prestando atención. Por lo que respecta al tipo de relación existente entre la persona inculpada y la víctima y la situación de la misma, al menos por lo que respecta a la violencia entre quienes son o han sido pareja. En este sentido, en los supuestos resueltos en Vizcaya durante 1999, en el 42% de los casos existía relación matrimonial, en el 18% eran pareja de hecho, entendida esta categoría en un sentido amplio que abarca incluso a algunos supuestos de noviazgo. La relación de pareja se encontraba en crisis o totalmente rota en el 30% de los casos. Más concretamente, se constata la existencia de separación legal en el 18% de los supuestos, separación de hecho en el 8% de los casos y divorcio en el 4%. A la vista de estos datos, es evidente que las situaciones de crisis si bien no son la única causa de la violencia doméstica entre quienes son o han sido pareja sí que tienen un papel importante como causa de las agresiones. Un 41% de las agresiones en los supuestos de violencia en la pareja tiene lugar en contextos de no-convivencia. Las situaciones más proclives a desencadenar agresiones son aquellas donde la crisis está en sus primeros estadios y la pareja aún no ha concluido los trámites de divorcio. Son datos que sitúan en un primer plano la problemática específica de las parejas en crisis y evidencian que la ruptura de la convivencia no anula la posibilidad de agresión, sino todo lo contrario. Estas circunstancias deben llevar a reforzar las políticas públicas
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preventivas –penales y no penales– frente a la violencia en los supuestos de crisis de la pareja: medidas de alejamiento, protección y asistencia a las víctimas en situación de riesgo, puntos de encuentro para evitar las situaciones de proximidad, etc. Lo anterior, por otro lado, no debe hacernos olvidar que la mayor parte de las agresiones se producen en situaciones de convivencia estable y con una relación de crisis no declarada. El “hogar” sigue siendo el lugar donde se realizan la mayor parte de las agresiones, dato que debe ser tenido muy en cuenta en orden a proteger efectivamente a las víctimas con medidas cautelares y asistenciales específicas. En particular es necesario paliar la dependencia económica y material de las víctimas, evitar el contacto con el agresor si existe situación de riesgo, facilitar una decisión rápida y cualquier otro tipo de medidas tendentes a evitar o controlar las situaciones de riesgo. Sobre las causas determinantes de la agresión, la investigación realizada ha recogido información sobre los motivos inmediatos de la agresión y es aquí donde realmente se puede apreciar la irracionalidad de la violencia doméstica. Las agresiones no son nunca justificables, pero en algunos casos existen elementos contextuales y causas que permiten explicar los comportamientos agresivos intrafamiliares. En otros, es la más pura irracionalidad la que brilla con nitidez. A este respecto, puede ser conveniente empezar a cuestionar las explicaciones que vinculan linealmente este tipo de comportamientos a determinadas circunstancias personales o concurrentes en el agresor –como el consumo de alcohol u otro tipo de drogas, principalmente–. Los datos obtenidos en las investigaciones realizadas parecen confirmar la tesis de que la violencia intrafamiliar es un fenómeno complejo en el que no caben simplificaciones.
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El alcohol u otro tipo de drogas están presentes en muchos supuestos de violencia doméstica, pero también es manifiesto que en la investigación realizada en Bizkaia nos estamos moviendo en torno a cifras que permiten relacionar el consumo de alcohol con la violencia doméstica sólo en el 11,4% de los supuestos de agresiones contra ascendientes u otros, 16% en el caso de las agresiones contra menores y en el 11,1% en los supuestos de agresión entre quienes son o han sido pareja. El consumo de otro tipo de drogas aparece con una cierta relevancia en los supuestos de violencia contra ascendientes u otros (8,9%). También aparecen algunos casos en los supuestos de agresión en el marco de relaciones de pareja (3,8%), pero sin que resulten especialmente significativos. En otro orden de cosas, las investigaciones realizadas, centradas en la evaluación del tratamiento de la violencia doméstica por la Administración de Justicia y el análisis sobre la eficacia y los límites de las reformas legislativas que se han sucedido en este ámbito, han permitido constatar algunos problemas relacionados con el funcionamiento de la Administración de Justicia y el derecho aplicado en los casos estudiados. El estudio realizado en Bizkaia mostró que el tratamiento de la violencia doméstica en la Administración de Justicia en 1999 tomaba carta de naturaleza sobre todo en los Juzgados de Instrucción, y lo mismo puede decirse según los datos disponibles correspondientes a los años 2000, 2001 y 2002. Por regla general, las denuncias sobre violencia doméstica eran consideradas como faltas: el 95% de
las decisiones existentes corresponden a Juzgados de Instrucción, frente a un corto 4% correspondiente a Juzgados de lo Penal. Esta es una constatación fáctica, pero no deja de suscitar algunas cuestiones importantes. Los datos obtenidos no permiten una respuesta concluyente, aunque se atisba que quizá muchos de los procedimientos que se estaban enjuiciando como faltas podrían ser considerados delitos. Otro tema importante que emerge a partir de esta constatación estaría relacionado con la falta de funcionalidad de los juicios de faltas. Como índice de esa falta de funcionalidad puede señalarse simplemente que el fallo absolutorio es la regla en el caso de los juicios de faltas: un 71% de absoluciones frente a un 36% de sentencias absolutorias en los Juzgados de lo Penal. Es obvio que aquí radica la causa de la impresión social generalizada sobre la ausencia de sanción en los casos de violencia doméstica. En otro orden de cosas, no parece eficiente que una Administración escasa de recursos dedique un volumen de trabajo considerable a absolver. Se hace palmaria, según lo anterior, la necesidad de afrontar una revisión a fondo de los procedimientos y la actuación de los agentes que intervienen ante los Juzgados de Instrucción en lo que atañe a la violencia intrafamiliar. Aunque se constató que las absoluciones estaban directamente relacionadas con el hecho de que las víctimas no acuden a juicio o “perdonan” al agresor, hay que tener muy en cuenta que las víctimas de la violencia doméstica se ven sometidas a una tensión emocional y social que es necesario comprender y asumir antes de formarse cualquier opinión al respec-
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to o de censurar alegremente esta circunstancia. Más bien, parece necesario corregir muchas de las prácticas y rutinas que caracterizan los primeros pasos a dar en la comisaría o en el Juzgado de guardia desde el momento en que una persona se presenta con la intención de denunciar. Así como el papel de los forenses, los fiscales, el asesoramiento jurídico de la víctima, etc. Y quizá el propio modelo legal desde el que se hace frente a la violencia intrafamiliar en la Administración de Justicia. Otra de las constataciones más relevantes atañía al tiempo transcurrido entre la denuncia y el fallo. Como se barajaba en las hipótesis iniciales, este tiempo era excesivo. El fallo llega 158 días o 497 días después de haber sido presentada la denuncia, según se trate, respectivamente, de Juzgados de Instrucción y Juzgados de lo Penal. Dado que no estamos ante situaciones de riesgo excepcionales y esporádicas; sino –al contrario– ante situaciones que surgen en la convivencia diaria o en situaciones que se repiten regularmente en supuestos en los que se ha producido una crisis en la relación, este tiempo es excesivo desde cualquier punto de vista. Por ello era urgente la necesidad de reducir el plazo que transcurre desde el momento en que se presenta la denuncia hasta que se produce la decisión y, en cualquier caso, hacer eficaces las medidas cautelares orientadas a proteger a las víctimas en ese interregno. Por lo que respecta a las sanciones impuestas en ese periodo a los agresores, la impresión general reinante –corroborada por los datos obtenidos– era que las penas impuestas en casos de violencia intrafamiliar es nimia, por regla general una pena de multa –de escasa cuantía, por lo demás–. La preponderancia de la pena de
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multa, unida a la gran cantidad de sentencias absolutorias en los Juzgados de Instrucción, contribuye a abonar las consideraciones al uso sobre la impunidad de los autores de agresiones intrafamiliares. Por lo demás, la ineficacia de la pena de multa en orden a realizar fines de prevención general, y su inadecuación como castigo –dado que en muchos casos con la pena de multa no sólo se castiga a la persona agresora, sino a todo el núcleo familiar– aconsejaban la introducción de penas o medidas alternativas a la misma. La principal conclusión de los estudios realizados es que la violencia intrafamiliar de género representa un fenómeno complejo en el que no caben simplificaciones. Los pasos dados en los últimos años para corregir las disfuncionalidades e insuficiencias observadas han sido importantes, pero no se debe perder de vista que si se quiere atajar el fenómeno de la violencia intrafamiliar la intervención y el desarrollo de las políticas públicas y la legislación que se promuevan con esa finalidad deben de ser permanentes. En cualquier caso, los resultados de las investigaciones que se han venido comentando llevan a la cuestión de la necesidad de contar con unas políticas públicas y un marco legislativo que vayan más allá de lo penal y de algunas particularidades de orden procesal. Los datos expuestos permiten vislumbrar las buenas razones y la oportunidad de muchas de las medidas adoptadas recientemente, comenzando por la propia reforma de 1999 y las sucesivas reformas que han tenido lugar en los últimos meses. Sin embargo, en algunos puntos, las reflexiones esbozadas permiten aventurar que aquella reforma era insuficiente y que las reformas más recientes siguen dejando muchos flecos sin resolver. Por eso, quizá, se deba ir más allá de las reformas
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penales y diseñar un conjunto de medidas de tipo normativo más amplio y complejo que atienda, primero, a los fines de la prevención regulativa tendente a evitar estos comportamientos mejor que a sancionarlos. Frente a ello, las últimas reformas penales y procesales que han tenido lugar insisten en la profundización y radicalidad de la intervención penal como recurso frente a muchas de las carencias del sistema jurídico-penal detectadas: inadecuación e ineficiencia de los juicios de faltas; excesiva demora en la respuesta jurídico penal; inefectividad de los mecanismos de protección de la víctima. Sobre lo que no cabe duda es sobre el hecho de que las disfuncionalidades estaban ahí –como se ha constatado mediante las investigaciones reseñadas–. Falta por evaluar si una intervención penal más radical6 y rápida7 solventarán esos problemas en orden a mejorar protección de las mujeres. Y tan importante como lo anterior, habrá que atender a los efectos colaterales no deseados que se puedan desprender de esas reformas. Así, por ejemplo, si bien en principio cabe saludar como una reforma atinada la introducción de los juicios rápidos en orden a aproximar la respuesta penal a la denuncia, habrá que evaluar con mucho cuidado la implementación de esta reforma para ver cómo incide en las garantías y derechos de las partes y en la efectiva defensa integral de los derechos de víctima. En segundo lugar, en línea con la introducción de la orden de protección8, se debe proseguir la tarea de articular un eficaz sistema de apoyos y medidas cautelares encaminadas a la defensa efectiva de las víctimas cuando la situación de riesgo no haya podido ser conjurada. Al respecto debe de tenerse en cuenta que la mayor protección de la víctima genera nuevos riesgos y que por ello los mecanismos
de protección que se desarrollen deben tener en cuenta ese posible efecto colateral no deseado. Por ello, la implementación de esta normativa exige una coordinación institucional plena y adecuada a los fines de protección integral de la víctima en la que no queden fisuras de desprotección o espacios para que se produzcan nuevas formas de maltrato –institucional– a la víctima. En resumen, la complejidad a la que aludíamos como característica de este fenómeno nos lleva a sostener que es necesario poner en marcha estrategias punitivas adecuadas a las características de los agresores y a las circunstancias que rodean este fenómeno –lo cual lleva indudablemente a la necesidad de ir más allá del sistema penal clásico–. Lo cual podría traducirse, en teoría, en que la respuesta a la problemática de la violencia familiar de género exige una ley integral9. Es obvio que esa alternativa parece la más adecuada para afrontar un problema de raíces complejas y soluciones que desbordan la mera intervención penal. Ahora bien, el rótulo que le pongamos a una ley no resuelve nada. Una ley integral debe serlo en la práctica, implementándose adecuadamente con políticas públicas tendentes a la prevención y al control de la violencia familiar de género dotadas con los recursos humanos y materiales pertinentes para alcanzar, primero, los objetivos de transformación social y prevención que exige la erradicación de la violencia de género; en segundo lugar, la intervención eficaz frente a las situaciones de riesgo y, en tercer lugar, la protección efectiva –e integral– de las víctimas como último recurso. Cualquier caso dado en esta dirección debe ser saludado positivamente, pero conviene no perder de vista los objetivos últimos si se quiere llegar a erradicar la violencia intrafamiliar de género.
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Aurkibidea / Índice NOTAS Vid. M. Calvo García, El tratamiento de la violencia doméstica en la Administración de Justicia, Madrid, CGPJ, 2003. El informe completo puede consultarse también en http://www. poderjudicial.es/ (CGPJ: documentos de interés: Investigaciones: Realizadas) 1
En total se analizaron 623 registros, correspondiendo casi la mitad de ellos a los Juzgados de Bilbao (45,1%) y el 28,2% a Barakaldo. El 26,7% restante se distribuye entre el conjunto de las sedes del territorio histórico de Bizkaia. El informe completo puede consultarse en la docuteca del OVAJ (http://www.justizia.net/) y también en http://www.poderjudicial.es/ (CGPJ: documentos de interés: Investigaciones: Realizadas) 2
A la vista de los datos obtenidos puede decirse que el tratamiento de la violencia intrafamiliar en la Administración de Justicia toma carta de naturaleza, sobre todo, en los Juzgados de Instrucción, lo cual confirma las hipótesis de las que se partía. La reacción punitiva en el grueso de los casos de violencia intrafamiliar se sustancia mediante juicios de faltas y sólo unos pocos casos –por otro lado, los de consecuencias más trágicas y mayor alarma social– se sustancian ante los Juzgados de lo penal y Audiencias. El 95,4% de los registros corresponden a Juzgados de Instrucción, el 4,1% corresponden a Juzgados de lo penal y un residual 0,5% corresponden a sentencias de primera instancia de las Audiencias. Porcentajes que se mantienen con una cierta regularidad según los distintos tipos de violencia doméstica.
extranjeros, (BOE de 30 de septiembre de 2003) ha establecido que la falta de lesiones, cuando se cometa en el ámbito doméstico pasa a considerarse "delito", permitiéndose la posibilidad de imponer la pena de prisión. Vid. también, Ley Orgánica 13/2003, de 24 de octubre (BOE de 27 de octubre de 2003), por la que se reforma la Ley de Enjuiciamiento Criminal en materia de prisión provisional; y la Ley Orgánica 15/2003, de 25 de noviembre, por la que se intenta poner orden en las reformas del Código Penal, con incidencia también en el tema que nos ocupa. 7 Ley 38/2002, de 24 de octubre (B.O.E. nº. 258 de 28 de octubre) de Reforma Parcial de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, sobre procedimiento para el enjuiciamiento rápido e inmediato de determinados delitos y faltas y de modificación del procedimiento abreviado.
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4 Estos datos, por lo demás, coincidirían sustancialmente con los de la muestra estatal. Los resultados obtenidos en este estudio muestran que el grueso de los casos que llegan a los Juzgados de Instrucción y Juzgados de lo penal corresponden a supuestos de violencia en la pareja (78,3%), y sólo una cuarta parte, aproximadamente, corresponde a las otras dos formas de malos tratos categorizadas, alcanzando la violencia ejercida contra menores descendientes un 4,6% y los supuestos de violencia contra ascendientes u otros un 17,1%.
Estos porcentajes se corresponderían sin variaciones significativas con los de la muestra estatal, en el conjunto del estado, el mayor porcentaje de agresores se encuentra entre los 31 y 40 años (26,7%, de los registros categorizados), situándose el 42,6% entre los 21 y los 40 años de edad. Si descartamos los registros en los que no consta la edad (26,5%), el porcentaje de agresores por debajo de los 40 años se eleva por encima del 55%. 6 En particular la Ley Orgánica 11/2003, de medidas concretas en materia de seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración social de 5
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8 Ley 27/2003, de 31 de julio de 2003, por la que se regula la Orden de Protección de víctimas de violencia doméstica (BOE de 1 de agosto).
9 En el momento de concluir la redacción de estas líneas se acaba de anunciar la aprobación de un Anteproyecto de Ley Integral contra la Violencia Ejercida contra las Mujeres, que incluye –junto a nuevas reformas de índole penal– nuevas medidas de protección a las víctimas y algunas pautas de intervención simbólica encaminadas a la erradicación de la violencia de género: educación, publicidad, etc.
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Aprendizaje permanente. “desde la cuna hasta la tumba”
L
a educación se ha convertido en uno de los elementos decisivos para fortalecer las estrategias de desarrollo, constituyendo, por tanto, parte integrante de las políticas económicas y sociales. Según una estimación para los países de la OCDE, un año suplementario de escolaridad supone como media un incremento del índice de crecimiento económico de cerca de un 5% de manera inmediata y de un 2,5% suplementario a largo plazo, y un incremento del 1% en el porcentaje de la mano de obra con al menos un título de enseñanza secundaria no obligatoria supone un aumento de la renta del 6% y del 15% para el 40% y el 60% más desfavorecidos de la población, respectivamente, contribuyendo así a una mayor igualdad(1).
PEDRO PABLO ARRINDA Durango (1963). Licenciado en Historia, Universidad de Deusto (1986). Estudios de Sociología en Estados Unidos. Wheeling College (1993). Diplomado en Estudios Europeos, Universidad de Deusto. (1998). Estudios de economía alemana. Universität Düsseldorf (1999). Doctorando en “Historia de la educación comparada”. Profesor de Bachiller de la Ikastola Ibaizabal de Durango 2002
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El informe Faure de la UNESCO insistía en que “cada vez será más difícil disociar objetivos económicos y objetivos sociales, y las políticas educativas deberán tener en cuenta esta interacción cada vez más estrecha”(2). Faure hacía hincapié, ante los cambios estructurales que se estaban articulando en la sociedad emergente, en la necesidad de aplicar la educación permanente como instrumento de adecuación por parte del individuo a dicha sociedad. El informe se basaba
en cuatro conceptos: la integración vertical (educación formal), la integración horizontal (no formal e informal), la democratización y la sociedad del aprendizaje(3). García Garrido define la educación informal “como los procesos educativos que se producen indiferenciados de otros procesos sociales, que no han sido institucionalizados ni sistematizados, que se dan en el curso ordinario de la vida” y la educación no formal “como el conjunto de procesos, medios e instituciones especifica y diferencialmente diseñados no propios del sistema educativo reglado”(4). El Libro Blanco de la Comisión (1995) remarcaba el choque que suponía la sociedad de la información, cuyo efecto principal es la transformación de la naturaleza del trabajo y de la organización de la producción, que genera la necesidad de que los individuos se adapten no sólo a las nuevas herramientas técnicas, sino también a la evolución de las condiciones de trabajo y proponía dos respuestas(5): • la revalorización de la cultura general como instrumento de comprensión del mundo, al margen de los marcos de la enseñanza y como cauce obligado para la adquisición de nuevas competencias técnicas. • el desarrollo de la aptitud para el empleo mediante el estímulo de la movilidad de los jóvenes y de los asalariados; el fomento del aprendizaje y de todos los tipos de formación en alternancia convalidando las competencias adquiridas por
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los individuos a lo largo de la vida, tanto si han sido adquiridas mediante un currículo clásico o de manera menos formal, ofreciendo finalmente una segunda oportunidad a los jóvenes amenazados de exclusión. El informe Delors, 1996, utiliza la expresión “educación a lo largo de la vida” y da la definición siguiente(6): “En vísperas del siglo XXI, la educación debido a la misión que se le ha asignado y a las múltiples formas que puede adoptar, abarca, desde la infancia hasta el final de la vida, todos los medios que permiten a una persona adquirir un conocimiento dinámico del mundo, de los demás y de sí misma, combinando con flexibilidad los cuatro aprendizajes fundamentales descritos en el capítulo anterior (“aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a vivir juntos”, “aprender a ser”)”. Si bien existen ciertas diferencias en definir la terminología más adecuada entre educación permanente o aprendizaje permanente, la mayoría de los autores se inclina por esta última, ya que la palabra educación se relaciona más con la escuela adquiriendo un sentido y un reconocimiento público, mientras que la palabra aprendizaje se circunscribe en un marco privado, en un proceso más individual(7). El memorando sobre el aprendizaje permanente de la Comisión (2000) recogía las prioridades de actuación del aprendizaje permanente: nuevas cualificaciones básicas para todos, más inversión en recursos humanos, innovación en la enseñanza y el aprendizaje, valorar el aprendizaje, redefinir la orientación y el asesoramiento y acceder el aprendizaje al hogar(8). Posteriormente, el comunicado de la Comisión (2001) sobre un espacio permanente europeo del aprendizaje marcaba las diferentes estrategias(9):
• Establecer asociaciones a todos los niveles de la administración pública (nacional, regional, local) y también entre proveedores de servicios educativos (escuelas, universidades) y de la sociedad civil en un sentido amplio (empresas, interlocutores sociales.) • Identificar las necesidades del alumno y del mercado de trabajo • Asignar recursos adecuados favoreciendo un aumento de la inversión pública y privada y nuevos enfoques de inversión. • Hacer más accesibles las ofertas de aprendizaje, multiplicando los centros locales de aprendizaje en los lugares de trabajo; esfuerzos específicos para las personas de riesgo de exclusión, como los discapacitados, las minorías y la población rural • Crear una cultura del aprendizaje, motivando a los alumnos potenciales poniendo de relieve que es indispensable aprender a cualquier edad. • Establecer mecanismos de evaluación y control de la calidad, estableciendo tres indicadores: inversión, participación y abandono escolar. Ante el reto de desarrollar la educación permanente en Euskadi, el Gobierno Vasco ha creado en la presente legislatura la Dirección del Aprendizaje Permanente dependiente de la nueva Viceconsejería de Formación Profesional y Aprendizaje Permanente cuyas funciones, tal y como las describe el Libro Blanco del Aprendizaje Permanente recientemente publicado, son(10): • Diseñar, definir y aplicar las acciones de aprendizaje permanente necesarias para la implementación de un modelo que nos introduzca en la nueva sociedad del conocimiento y aprovechar sus oportunidades. • Definir las políticas de formación profesional y de aprendizaje permanente
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que conlleven la adquisición o incremento de las cualificaciones a lo largo de toda la vida. Si bien dicha Dirección asume tanto las estrategias como las prioridades de actuación o iniciativas que se marcan en la Unión Europea, el Libro Blanco no enfatiza la necesidad de la inversión privada como lo hacen los diferentes documentos de la Comisión. La estrategia de aprendizaje elaborada por el Gobierno Vasco implica(11): • Adoptar una visión y una misión compartidas: Euskadi, país del aprendizaje (una cultura del aprendizaje permanente). Destaca la importancia de concienciar a las personas y a las organizaciones e instituciones sobre la necesidad y las ventajas del aprendizaje permanente. Esta nueva cultura debería ser compartida e impulsada por el ámbito político y los diferentes ámbitos sociales. • Definir unos objetivos estratégicos que atiendan a la triple dimensión del aprendizaje permanente: innovación, inclusión social y ciudadanía activa. • Especificar unas metas concretas relacionadas con los tres objetivos estratégicos. • Conocer la realidad, medir el grado de sensibilidad social hacia dicho objetivo, analizar y evaluar las oportunidades reales de aprendizaje y los instrumentos disponibles, así como identificar los obstáculos que dificultan su consecución: económicos, sociales, financieros, culturales, organizativos • Diseñar un plan de acción para la consecución de los objetivos estratégicos previstos: potenciar los facilitadores, eliminar los obstáculos e incrementar la demanda de aprendizaje permanente, que recoja las instituciones y entidades implicadas, las acciones que se pondrán en marcha, la metodología para llevarlas a cabo, el calendario y el presupuesto necesario.
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• Evaluar los resultados de las distintas actuaciones contempladas en el plan. • Redefinir y mejorar, en su caso, los objetivos y actuaciones. Por tanto, la nueva sociedad del aprendizaje nos conlleva, en primer lugar, a una nueva forma de exclusión social engrosada por aquellos que no puedan acceder a las nuevas tecnologías del conocimiento y de la información (TIC); en segundo lugar, a la necesidad de reestructurar la educación tradicional tanto desde un punto de vista organizativo como pedagógico; y en tercer lugar, a impulsar políticas educativas de carácter común, ya que, tal y como ha quedado demostrado en el proceso de unificación alemana, las medidas de formación individual no son suficientes para solucionar problemas estructurales(12). NOTAS (1) COMISIÓN EUROPEA (2002): Invertir eficazmente en educación y formación: un imperativo para Europa. Bruselas pp 6-7. (2) FAURE, E. (1972): Aprende a ser. París. UNESCO. p 82 (3) HOLFORD,J., JARVIRS,P. Y GRIFFIN,C. (eds) (1998): International Perspectives on Lifelong Learning. London, Kogan Page. pp 9-13 (4) GARCÍA GARRIDO,J.L. (2000): La sociedad educadora. Madrid, Fundación Independiente. p 129 (5) COMISIÓN EUROPEA (1995): Libro Blanco Aprender y enseñar: hacia la Sociedad del Aprendizaje. Bruselas. pp 9-22 (6) DELORS, J. (1996): La educación encierra un tesoro. París, UNESCO pp 112 (7) HOLFORD,J., JARVIRS,P. Y GRIFFIN,C. (eds) (1998): International Perspectives on Lifelong Learning. London, Kogan Page. p 60 (8) COMISIÓN EUROPEA (2000): Memorándum sobre el aprendizaje permanente. Bruselas. pp 11-20 (9) COMISIÓN EUROPEA (2001): Hacer realidad un espacio europeo del aprendizaje permanente. Bruselas. pp 11-16 (10) GOBIERNO VASCO (2004): Libro Blanco. Aprendizaje a lo largo de la vida. Vitoria-Gasteiz. pp 24-25 (11) Ibíd. pp 34-35 (12) HOLFORD,J., JARVIRS,P. Y GRIFFIN,C. (eds) (1998): International Perspectives on Lifelong Learning. London, Kogan Page. p 122
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Juan Luis Arsuaga Paleontólogo
Somos tolerantes individualmente pero colectivamente muy agresivos
Por Blas Bermúdez Fotografías: Angel Ruiz de Azua
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s de Tolosa pero mantiene ciertas reticencias a la hora de las características biológicas de un sector de la población vasca. Juan Luis Arsuaga es un genio moderno que ha logrado convertir una disciplina científica como la Antropología en un fenómeno de masas. Habla de hace un millón de años como si relatara sus actividades de fin de semana pero no se quiere aventurar hacia el futuro mas que a una velocidad de “sesenta segundos por minuto”. Aprovecha esa atalaya privilegiada, la del conocimiento de la evolución humana, para hablar con cautela de un presente en el que conviven los ejércitos y las ONGs, las guerras y la Cruz Roja. A pesar de todo confía en la especie porque, aunque no sea la elegida, ha demostrado a lo largo de su existencia que es tolerante y sabe convivir en esa dualidad manteniendo un cierto equilibrio. Hombre de trabajo en equipo, se rodea todos los días de un círculo de actividades de los más variopinto. Lo hace casi todo a la vez. Atiende al teléfono, conversa con un periodista, lee su lista de e-mails, corrige su último libro para mandarlo al editor y sostiene entre sus manos un cráneo de 400.000 años de antigüedad que es el fetiche sobre el que gira toda su vida profesional, forma parte inseparable de su equipo. Biologo, paleontólogo, co-director del proyecto de Atapuerca y escritor de best sellers, se toma su trabajo en Atapuerca como “un libro roto que hay que descifrar porque tiene más de un millón de años de historia registrada”.
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Arsuaga se mira en un “espejo” de 400.000 años de antiguedad.
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ay una tira de Quino en la que Mafalda está pensando en un hombre prehistórico con un garrote en la mano con intención de agredir a otro. En la siguiente escena Mafalda piensa en un hombre con un arco y una flecha que apunta a otro de su especie. Por último, siguiendo la secuencia, un hombre apunta a otro con un cañon. Mafalda concluye que la técnica del hombre ha evolucionado mucho pero sus intenciones muy poco.
mográfica, el aumento de población humana y, finalmente, desemboca en las civilizaciones, en la jerarquización social, la aparición de la economía capitalista, en la aparición del concepto de bien, de propiedad, la acumulación de riqueza. Eso es lo que somos ahora, neolíticos. En esos años hay un gran progreso tecnológico. Se incorporan los metales, la máquina de vapor y finalmente la tecnología informática. Y en ese todo también está la guerra.
Usted estudia la evolución de la especie humana. Hemos avanzado mucho en los aspectos técnicos pero parece que la naturaleza violenta sigue casi intacta. - En todas las especies se da la agresión y la violencia. Hay enfrentamientos entre grupos. Defienden sus territorios y los recursos en los que se basa su alimentación. No obstante, en el neolítico se produce un cambio muy importante en la economía humana que tiene consecuencias sociales y religiosas de todo tipo. Es el paso de una economía basada en la naturaleza, en los poderes de la naturaleza, en la economía de extracción y aprovechamiento de recursos que nacen espontáneamente, a la producción de alimentos como es la agricultura y la ganadería. Eso conlleva la aparición de poblaciones sedentarias, la expansión de-
Dónde está el origen y por qué persiste. Todas las especies sociales de mamíferos son territoriales y compiten. Hay más o menos grados de agresión entre ellos. Hay una base biológica en eso. Luego, en nuestra especie aparecen los símbolos y el uso de símbolos y las ideologías. Entonces aparece la violencia ideológica, que es diferente, que no es la biológica. Está basada en las ideologías, en los mitos que se comparten, en las creencias. - ¿Y cuáles son las causas de esa evolución? ¿Cuál es el fin último de esa evolución...? No, no en la naturaleza no hay fin. La ciencia, lo que persigue es encontrar explicaciones naturales a los fenómenos naturales: queremos saber por qué se mueve el sol o si es el sol el que se mueve o es la tierra, por ejemplo, o por qué hay mareas. Son ob-
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servaciones sobre la naturaleza a las que se intenta dar una explicación. La ciencia empieza cuando se desechan las explicaciones sobrenaturales y se buscan explicaciones naturales a las cosas. ¿Por qué alguien enferma? Porque hay una causa natural. Algunos podrían situarlo en una causa sobrenatural: porque Dios le quiere castigar. Pero los científicos buscamos causas naturales: si es un virus, una bacteria o lo que sea. Hasta Darwin, hasta el XIX, todavía hay quien ve un propósito en la biología y un diseño e incluso una inteligencia detrás, un arquitecto, un diseñador, un creador. Pero eso se opone al concepto de ciencia. A partir de Darwin se incorpora la biología a la ciencia moderna en el sentido de que se excluye la mención del propósito. No responde a ninguna planificación. - No somos entonces la especie elegida. No. Somos una especie más. - ¿Por qué creemos que sí? Los científicos no lo creemos. Hay un proverbio africano que dice algo así: “como los leones no escriben, el héroe de la historia es el cazador”. Yo tenía un profesor de biología en la Facultad que decía: “si los moluscos escribieran tratados de zoología dividirían el mundo en moluscos y no moluscos. Es cuestión del punto de vista. Yo no creo que Licenciado y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor Titular en el Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid. Paleoantropólogo y profesor de paleontología Humana. Profesor Visitante del Departamento de Antropología del University College of London. Miembro del Equipo de Investigaciones de los Yacimientos Pleistocenos de la Sierra de Atapuerca desde 1982, y desde 1991 Codirector del Equipo que ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1997 y el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades de 1997. Autor de numerosos artículos en las más importantes revistas científicas del mundo, tanto de ciencia general como Nature o Science, como específicas del campo de la evolución humana, como Journal of Human Evolution o American Journal of Physical Anthropology. Editor Asociado de la revista Journal of Human Evolution. Autor de capítulos en numerosos libros científicos, de algunos de los cuales es además editor, y autor, con Ignacio Martínez, del libro “La Especie Elegida”. Invitado como ponente en numerosos congresos científicos internacionales, ha dado conferencias en algunas de las más importantes universidades del mundo, como Londres, Cambridge, Zurich, Roma, Arizona, Philadelphia, Berkeley, Nueva York, etc.
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sea malo. Nos interesa nuestro origen más que el de los equinodermos. Hemos dividido el mundo en vertebrados inferiores y vertebrados superiores. Nosotros somos los primates superiores. E incluso ordenamos las materias de manera que terminen en el ser humano. O sea, primero los invertebrados, luego los vertebrados, luego mamíferos, luego los primates, luego los primates superiores y luego los humanos, como si fuéramos la culminación de todo el proceso. - Y desde un punto de vista práctico, ¿qué nos aporta ese conocimiento? Todo, porque es una necesidad que sentimos, una necesidad primaria, inesquivable, no podemos vivir sin preguntárnoslo. Una vez que tenemos solucionadas las necesidades básicas, y aunque no las tengamos solucionadas, el cerebro necesita saber cuál en nuestro origen. Esa es la pregunta fundamental del ser humano. No existe la opción de no preguntárnoslo. Luego podría decir que aporta muchas cosas para nosotros mismos. Pero es que no quiero entrar en eso. No hay ni un solo ser humano que no haya buscado, que no haya intentado contestar a esa pregunta. El que va a misa se está preguntando qué sentido tiene su presencia aquí. Y el que no va a misa también. No hay beneficios. Es inquietud. Y una vez que tenemos esa inquietud es mejor conocer la verdad a buscar respuestas por medio de mitos y supersticiones. - ¿El descubrimiento del mapa genético ha cambiado las teorías de lo que se venía pensando sobre la evolución? Sí, a cierto nivel. - ¿Puede tener una implicación en la evolución futura? No creo que ocurra, pero podría. Han cambiado muchas cosas. De la época de Darwin aquí hemos aprendido cómo se produce la herencia biológica. Es importante científicamente. Y por otro lado, nos ha situado en la naturaleza y nos ha puesto en nuestro lugar. Nosotros pensábamos que como somos la forma, entre comillas, más elevada y perfecta, deberíamos tener muchos más genes que cualquier otra especie animal, tener el doble o el triple de genes. Pero tenemos los mismos. Pensábamos que seríamos totalmente distintos de los chim-
pancés y la diferencia es del 1%. O sea que nos ha puesto en nuestro sitio. Y con respecto a qué pasará en el futuro es muy difícil de predecir. No lo sé. Ahora estamos haciendo futuro, en este momento. Hay un autor que se llama Arthur Clark que dice: “no sé si algún día conseguiremos viajar al pasado, yo pienso que no, pero al futuro sí. Viajamos al futuro a la velocidad de 60 segundos por minuto. El futuro no es una cosa que te viene, lo hacemos todos los días. ¿Cómo será el futuro? Pues como lo hagamos. - ¿Qué opina de la manipulación genética, precisamente orientada hacia el futuro? La manipulación genética es una herramienta y las herramientas son neutras por definición. Tú con un martillo le puedes abrir el cráneo a otra persona o construir la Catedral de Burgos. Con esa herramienta puedes curar gente o hacer monstruosidades. Sin llegar a hablar del ser humano, tenemos ya un debate sobre los transgénicos y la limitación humana. Tú te preguntas: ¿en el futuro todos los alimentos serán transgénicos? Pues no lo sé. Si les dejamos sí, porque hay grandes intereses de muchas multinacionales. Si no nos dejamos, no. Si no se consumen productos transgénicos no tendrán mercado. Pero la cuestión es: ¿le dará lo mismo a la gente, como el que se come una hamburguesa y no sabe de qué está hecha? O la gente del futuro dirá: No, no, transgénicos no, gracias. No sé qué va a pasar, ya veremos. En cualquier caso, la manipulación genética para uso terapéutico sin duda que se desarrollará. - Quiero ir un poco más allá. Conociendo el uso que el hombre tradicionalmente ha hecho de muchas de las herramientas y conociendo como usted conoce la evolución de la mente humana en cuanto a su utilización ¿No cree que esa manipulación genética se va a dar? El ser humano ha descubierto que puede manipular a través de símbolos el comportamiento de otra persona porque manipula sus emociones. Eso está descubierto y se viene haciendo desde hace mucho tiempo. - Si se hace con los símbolos, ¿no se va a tener la tentación de hacerlo desde el punto
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de vista orgánico, genético, biológico de las personas? De momento no le veo la utilidad. No tengo ningún interés en manipular los genes de mis hijos, de mis posibles futuros hijos. Entre otras cosas, porque no sé, no tengo ninguna idea de cómo quiero que sean. Ésa es mi teoría. Si me hubiesen dicho: “a ver, ¿cómo quieres que sean tus hijos?” Pues te diría: “no tengo ni idea”. No tengo un modelo de hijo. No creo que en la práctica, la gente normal quiera manipular, pero básicamente porque no tenemos modelos. Otra cosa es que yo tenga una enfermedad hereditaria. En ese caso, evidentemente, me gustaría que mis hijos no la padecieran. Ese sí puede ser un campo de trabajo. De todas formas, con los animales se viene haciendo desde el neolítico; se manipula a través de la selección. A las vacas nadie les ha preguntado si quieren ser lecheras, ni a las ovejas si quieren dar lana. - ¿Probabilidades con los humanos? Sólo si nos dejamos. De todas formas, es una pregunta que me hacen mucho y que a mí me parece muy graciosa porque la gente está preocupada por la manipulación genética cuando en el siglo XX hubo en guerras por encima de los 200 millones de muertos; tenemos un problema de agotamiento de recursos naturales empezando por el agua y por el oxígeno; vivimos en una época de expansión demográfica increíble. Somos 6.000 millones y calculamos que vamos a ser 12.000 millones dentro de poco. Vivimos en una situación de injusticia global. Hay conflictos por todas partes y van a más. Producimos residuos radiactivos y no sabemos qué hacer con ellos. La manipulación genética está bien como tema teórico de discusión. Me parece una cosa académica. Pero, con la que está cayendo... - Y con esa lectura tan catastrofista hacia dónde vamos. Muy mal, vamos muy mal. Los seres humanos, por nuestra evolución, tenemos un tipo de mente fácilmente manipulable por medio de símbolos. Basta con ir a un palco para ver a jueces del Tribunal Supremo, ministros desencajados con los ojos desorbitados, la vena hinchada... Y no es el fútbol. Están ahí por identificación con una ideología,
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con un sentimiento o con lo que sea. Esto pinta mal porque como toques cuatro teclas pones a la gente en un estado de enajenación muy fuerte. Durante mucho tiempo se ha pensado que esto era un producto de la civilización. Mi teoría es que no. La mala noticia es que está en nosotros. Yo lo veo mal. Pero también hay aspectos positivos. A veces se dice que el ser humano es muy agresivo y yo mismo he dicho que ha habido doscientos y pico millones de muertos en el siglo XX. Es verdad, pero no es toda la verdad. Es decir, la especie humana es la más pacífica de todas las especies. - Explíqueme eso. Por ejemplo, nosotros no nos conocíamos de nada y estamos aquí hablando. Eso no lo puedes hacer con chimpancés ni con lobos. Tú no puedes meter un lobo de otra manada en una jaula y que no pase nada. De hecho, a lo largo del día de hoy pasearás por aquí, verás a mucha gente, conducirás, habrá alguna agresión o amenaza, pero ten en cuenta que somos sociables y que nos relacionamos con gente que no son de nuestro grupo, no son de nuestra familia y no les conocemos de nada. De hecho se puede cuantificar. Es decir, el número de agresiones que se producen en el peor barrio de Nueva York que se pueden registrar en un periodo de tiempo de un día, por ejemplo, es mínimo comparado con los papiones o los lobos. Tú te pones a observar una manada de lobos media hora y registras muchas agresiones y amenazas. Eso no se da en nuestra especie y ahí está la diferencia. Somos muy tolerantes hasta que se nos manipula. Entonces tenemos una violencia grupal, que no se conoce en el mundo animal, de raíz simbólica, ideológica. Es decir, nosotros somos muy tolerantes individualmente pero colectivamente somos muy agresivos. Es una especie de contradicción. - Yo le voy a insistir en el tema. ¿Cómo de mal? Yo preveo mucho sufrimiento. Mientras seamos manipulables y haya manipuladores habrá manipulación y habrá conflictos. La única esperanza que se me ocurre es educar contra la manipulación, hacer que la gente sea libre, sea crítica.
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- ¿Y eso es posible? Es dificil. La única opción es convencerse de que a tí también te puede ocurrir. Te pongo un ejemplo un poco chusco. Yo he dado conferencias en Tolosa. Allí ha habido alcaldes del PNV, de Herri Batasuna… Yo iba allí a dar una conferencia sobre la evolución humana y surgían los temas de fanatismo e intolerancia y todo el mundo me daba la razón: los de Herri Batasuna, los del PNV, los del PSOE. Todos estaban de acuerdo conmigo. Pero todos pensaban que me refería a los otros. ¡Qué razón tiene este hombre! Todos estaban de acuerdo. Pero no había nadie que dijera: “bueno, a lo mejor yo tengo que examinarme a mí mismo hasta qué punto yo estoy manipulado, hasta qué punto yo no soy libre, hasta qué punto yo soy un fanático en potencia. Mientras no digas nombres, no hay problema, porque todo el mundo está de acuerdo. Nadie asume su propia parte de responsabilidad en el proceso. - ¿Es algo consustancial a la época actual? No, es propio de Homo sapiens. - O sea, se ha dado a lo largo de la historia. En nuestra especie, una bandera es mucho más de lo que parece. Pero es un equilibrio difícil porque tampoco pregono la cultura única, que es otra forma de manipulación. Ese es el problema. Me está pintando a un homo sapiens bastante malo. No, porque hay guerras pero también hay Cruz Roja. Somos así. Son dos caras de una moneda. No es para desesperarse porque, ya digo, hay guerras pero también hay Cruz Roja, hay ejércitos pero también hay ONGs. - ¿Podemos seguir evolucionando en esa dualidad? Sí, pero con mucho sufrimiento gratuito como el que se da en el País Vasco. El emigrante, por ejemplo, no tiene para comer, no tiene dónde dormir, está separado de su familia. Ese sufrimiento tiene una justificación y hay que ponerle remedio. Pero, el sufrimiento gratuito, el sufrimiento por el sufrimiento o la manipulación… Hay mucho por el mundo. ¿Seguiremos sobreviviendo? Espero que sí, aunque tenemos un grave problema de recursos que se puede
enlazar con el demográfico, porque al final seremos 12.000 millones de personas. Es difícil armonizar el desarrollo sostenible con 12.000 millones. Un ejemplo. España sin ir más lejos estaba en vías de desarrollo al igual que Méjico. España avanzó mientras en Méjico el desarrollo se lo ha comido la demografía, se ha triplicado su población. Es lo mismo que pasa en Marruecos. Hace poco estuve hablando con Eduard Punset, el economista, y me decía que no hay fórmula económica que solucione una sociedad que duplica su población en cada generación. No hay economía que la sustente. El desarrollo sostenible con explosión demográfica es muy difícil, hay que controlar el tamaño de la población. Hay países que lo han conseguido como la India a la que se llama “La esperanza del Tercer Mundo”. - Volviendo a los temas anteriores. He leído una frase suya que dice que “la evolución hace chapuzas”. La chapuza es extinguirse. En la Naturaleza sólo puedes estar vivo o muerto. Si estás vivo es un éxito; si estás muerto es un fracaso. - Incluso dentro de la especie humana inteligente hay dos raíces. Una del Neanderthal y otra de la que descendemos nosotros ¿Por qué se extingue si es una especie inteligente? Porque nosotros competimos y alguien tenía que ganar. - Pero tampoco es una cuestión de extinción a base de guerras. No, pero es que en la Naturaleza las extinciones no son así. Son competencia por los recursos. Basta con que descienda un poco la natalidad, con fragmentar las poblaciones y reducir el intercambio de genes. Las poblaciones pequeñas no son viables genéticamente. Es relativamente fácil extinguir una especie. Por ejemplo, los osos. En España había muchos osos en los Pirineos. Se han ido aislando, fragmentando. La población de Pirineos se ha quedado aislada y la de Cantábrica se ha dividido en dos. Eso inevitablemente conduce a la extinción. - ¿Cómo casan todos los descubrimientos evolutivos con las religiones? ¿Cómo se compaginan esas dos cosas?
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Nosotros no tenemos ningún problema con la religión: la ignoramos. Como si no existiera, a todos los efectos. Cuando se busca el origen del SIDA nadie piensa en Dios sino en descubrir, ver qué tipo de virus lo produce. Las iglesias más que la religión, las religiones jerarquizadas, organizadas, tienen un problema con la ciencia. A Galileo lo condenaron, a Darwin lo prohibieron... A nosotros nos dan lo mismo los budistas que los musulmanes, los católicos que los chiítas o que los esquimales. Ellos son los que tienen un problema con nosotros. De hecho, en Italia Berlusconi, la Iglesia y el Papa han conseguido finalmente que la evolución no se explique en el Bachillerato. - ¿Y cómo lo explican? No hay explicación científica. Estamos aquí y luego la religión ya lo explicará a su manera. En este número de la revista reproducimos un seminario que ha habido sobre “Violencia contra la mujer”. ¿Qué raíz puede tener y qué evolución en la medida en que van cambiando las cosas? Ahora mismo tenemos una presidenta del Tribunal Constitucional, la mujer se ha incorporado al trabajo... Yendo muy al principio, los mamíferos sociales están organizados. Hay una jerarquía dentro de cada sexo y entre los sexos. Vámonos al caso de los chimpancés. No solamente los machos pegan a las hembras, sino que las hembras se pegan entre sí. Siempre el fuerte tiene la posibilidad de pegar al más débil. Otra cosa es que lo hagas. En la evolución humana, curiosamente, se han ido haciendo más pequeñas las diferencias. Las sociedades van siendo más cooperativas, va habiendo menos violencia y menos agresión, menos agresión y más cooperación. Hemos tendido hacia la tolerancia, a reducir la agresión y a eliminala dentro del grupo, a restringirla al máximo, aunque todavía queda. - No es algo residual sino cotidiano. Seguimos siendo primates. Hay que ver de dónde partimos. Es un tipo más de violencia, indeseable como todas las demás. Y en este caso sectorial, porque es violencia por ser mujer. Pero hay violencia dentro de los hombres y violencia dentro de las mujeres. Hay violencia que ejercen los fuertes
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sobre los débiles. De hecho, el grado de progreso de una sociedad tiene mucho que ver con cómo trata a los más débiles, a las minorías, los enfermos, los niños, los viejos. Partimos de un origen muy antiguo y hemos ido avanzando hacia la cooperación y la tolerancia, pero sigue habiendo violencia entre hombres, entre mujeres y de hombres contra mujeres. ¿Se corrige con leyes excepcionales? Sí, claro. - ¿Y hacia dónde cree que evoluciona ahora? Antes me preguntabas si la evolución es chapucera. Pues aquí tienes el ejemplo. La evolución no hace diseños perfectos. Coge una cosa y la transforma en otra; coge un primate tipo chimpancé y lo convierte en un ser humano. Hace lo que puede y ha cambiado mucho las cosas, pero no se puede pedir perfección. Esto lo ha hecho la evolución, no lo ha hecho un ingeniero. ¡Bastante ha hecho la evolución que ha convertido un cuadrúpedo en un bípedo! - No creo que sea un consuelo pensar que dentro de miles de años nos habremos corregido. Eso es. Pero como no queremos esperar a que eso se produzca naturalmente, porque lo que nos importa a nosotros somos nosotros, no nuestros descendientes, hay que corregirlo. El hecho de que se pueda impedir es una buena señal, porque quiere decir que la sociedad mayoritariamente lo respalda. En resumidas cuentas, venimos de un pasado muy remoto en el que había más agresión y la evolución nos ha hecho más tolerantes, comprensivos y cooperativos, pero no perfectos. Esa imperfección la podemos corregir con medidas sociales que yo creo que han de ser efectivas. Por último, ¿acabará el hombre haciendo desaparecer a su propia especie y con ella al planeta? No, el planeta no. Después de que sobrevivió a un impacto de un meteorito de 8 kms que provoca una sacudida que casi cambia de órbita, no hay bombas atómicas que se puedan comparar a esa fuerza. Bueno, bueno..., pues hay cierta esperanza. Para la vida sí.
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El caso vasco visto por un antropólogo Con los datos que hay actualmente, ¿podemos decir quiénes fueron los primeros pobladores del continente europeo? - No, porque tenemos fósiles humanos de hace 800.000 años y también tenemos utensilios de hace 1.300.000 años, pero no sabemos quién los ha hecho. Puede ser la misma especie de hace 800.000 años, una forma primitiva de esa especie…, pero no lo sabemos aún. ¿Qué hay entonces de la teoría de que los vascos fueron los primeros pobladores? ¡Caray! Me da pánico hablar de este tema porque lo que leo después no se parece en nada a lo que he contado. Pero trataré de hacerlo con toda normalidad y con rigor científico. Lo primero que voy a decir parece una tontería, pero es muy importante. Desde el punto de vista social, más importante todavía que la ciencia, los vascos, son los habitantes de una zona. Ahora, si nos ocupamos de los vascos desde el punto de vista antropológico, los estudios nos remiten a un segmento de la población vasca de los siglos XIX o XVIII. Y estudiamos a
aquellos que tienen al menos ocho apellidos vascos. Desde el punto de vista antropológico, evidentemente. Segundo punto muy importante: no hay genes vascos, no hay un gen que tengamos los vascos, sino que son frecuencias. Unas más elevadas y otras más bajas, pero son frecuencias. No es lo mismo los genes que los rasgos. Por poner un ejemplo tonto, si las orejas de los vascos son muy grandes, en general, eso no es que haya una oreja vasca; es que hay una frecuencia vasca de de orejas grandes. Eso, aplicado a los genes, quiere decir que hay determinados genes que tienen frecuencias más altas o más bajas que en otros lados. Y eso permite caracterizar a esta población. No raza, nunca raza. Veamos ahora qué dimensión tiene el hecho biológico diferencial, de qué magnitud es. Para empezar, para la población actual no tiene apenas dimensión porque nos estamos refiriendo a los de ocho apellidos vascos. Pero, pensando en términos de paisaje genético también hay que hacer una apreciación. En el paisaje genético africano
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hay picos como el Everest y hay valles tremendos. Si estuviésemos en África no nos molestaríamos en estudiar este hecho. Es como si fueras un topógrafo que estás en el Himalaya a 8.880 metros y fueras topografiando piedrecitas de muy pequeño tamaño. Ahora vamos a Europa. Vamos a hacer la cartografía en un paisaje genético prácticamente plano. Aplicamos una gran lupa, y observamos algo que sobresale.. Aplicamos una lupa de mayor aumento y decimos: Hombre, parece que aquí hay un grano. Eso sería ese sector de población vasca estudiado. Tendría una singularidad que en África no estaría en los mapas. Es interesante para nosotros porque somos de allí. Y es interesante porque parece que de los pueblos prerromanos que había en la Península Ibérica algunos eran indoeuropeos: por ejemplo, la gente de La meseta que tiene influencias de las oleadas celtas. Otros son preindoeuropeos: son los iberos y, sobre todo, los vascos. Dentro de los preindoeuropeos la población vasca ha mantenido la lengua, ha mantenido características biológicas, y eso te indica que ha habido una continuidad cultural y étnica y un sentido de comunidad que ha pervivido. Es un hecho notable, curioso. Es la única lengua preindoeuropea que se conserva en Europa en la actualidad. En Albarracín hablaban ibero, que es una lengua preindoeuropea, hasta el siglo V de nuestra era. Si hablasen ibero todavía, que sería estupendo por cierto, porque así sabríamos lo que quiere decir, porque no se ha podido descifrar, pues tendrían un partido nacionalista y todo eso. Pero adoptaron el latín. De todas formas, los de Albarracín biológicamente no son distintos, no son especiales. Y un segmento de la población vasca sí, ha conservado una identidad también biológica. Eso quiere decir que ha sido una población menos abierta que otras, con menos intercambios de genes, más cerrada... Y eso ha permitido que se use una lengua..., una cierta diferenciación biológica. De pequeña escala pero interesante, porque en Europa no tenemos otro caso. Nada que ver con los bosquimanos, pero de lo que hay por aquí es lo mejor que tenemos.
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¿Por qué le produce temor explicar algo que existe? El problema está cuando entra la manipulación de los símbolos. Eso por un lado. Y por otro, al racionalizar las cosas que son naturales siempre hay problemas. Por ejemplo, en el contexto europeo la singularidad vasca, por lo menos, merece una mención. Pero no hay que olvidarse de una cosa: los más parecidos a los vascos son sus vecinos. Es decir, no se trata de que los vascos estén en un lado y todos los demás en el otro. Los de al lado (La Bureba, los cántabros) son clavados, muy parecidos. Luego, un poco más lejos, los aragoneses, un poquito menos parecidos. Quiero decir que el País Vasco no está colgado en el cielo, hay un espacio, está localizado. Aquí vemos una singularidad pero... ¡cuidado!, que los de al lado son casi iguales y que los otros son muy parecidos y que los otros son bastante parecidos. Tiene un contexto. Va en círculos concéntricos. Eso es una cosa que vemos en Atapuerca todos los días. A un fenómenos natural, sea la pluviosidad o cualquier otro, no puedes ponerle rayas ni fronteras. Todos los fenómenos naturales en Biología son continuos. Si a mí me piden que le ponga un límite al País Vasco, no sabría hacerlo, porque no existe, no hay tal límite, no ha existido nunca. En la zona del Arlanzón hablaban en vascuence en el siglo XIII. Cuando creas fronteras artificiales empiezan los problemas, porque es imposible ponerle fronteras a los hechos naturales. Es imposible, salvo que las impongas tú. O sea, la racionalidad, el componente racional tiene ventajas e inconvenientes. Racionalizar sirve para organizarse mejor. Pero la racionalización excesiva no es natural. Es como las ideologías políticas, exactamente igual. ¿Dónde termina uno de ser socialista y empieza a ser conservador? ¿Dónde está la línea entre ser nacionalista o ser vasquista o regionalista? ¿Dónde está la raya? Al final, nos pasamos la vida poniendo rayas. Los fenómenos naturales son continuos por definición. No se les puede poner fronteras. Eso se ve mucho en África. Las fronteras son todas artificiales, parten etnias en dos y es un desastre.
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ESA: Agencia Espacial Europea Llega a su mayoría de edad
Mars Express llega a Marte
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a llegada a Marte, el pasado diciembre, de la nave Mars Express fue para muchos europeos el descubrimiento de que en la vieja Europa también se hacía investigación espacial. Primero hubo una enorme decepción, el equipo que iba a aterrizar en el suelo marciano –llamado Beagle 2–, que transportaba un laboratorio para tratar de descubrir trazas de vida, se había desprendido adecuadamente de la nave Mars Express, se había dirigido hacia Marte, pero se había perdido todo contacto. Por toda Europa corrió una cierta sensación de enorme fracaso. En algunos periódicos se pudieron leer titulares similares a “Europa fracasa, esas cosas sólo las saben hacer los norteamericanos”. FÉLIX ARES DE BLAS Nacido en 1947. Director General de Miramon. KutxaEspacio de la Ciencia. Doctor en Informática. Ingeniero Superior de Telecomunicación. Ex-investigador de los Centros Científicos de IBM. Colaborador habitual sobre “divulgación científica” en diversos medios de comunicación de nuestro país. Presidente de la asociación ARP-Sociedad para el Avancce del Pensamiento Crítico. Profesor titular de la UPV en el ares de Arquitectura y Tecnología de computadores.
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Sin embargo, poco después, la nave Mars Express entraba adecuadamente en órbita marciana y empezaba a enviar a la Tierra sus primeras fotografías. Todos sus equipos funcionaban adecuadamente. Los europeos vimos las primeras fotos, con una calidad muy superior a todo lo visto hasta entonces. El 23 de enero,
todos los periódicos daban la noticia de que la nave Mars Express había encontrado agua helada en los polos marcianos. Hielo de agua mezclado con hielo de CO2 en proporciones inesperadas. La misión científica de la nave europea empezaba a dar sus frutos. A juzgar por los titulares de prensa, la percepción de los europeos sobre la expedición a Marte cambió. Ya no era un enorme fracaso, sino un gran éxito empañado por un pequeño fracaso. ¿Triunfo o fracaso? Para poder juzgar con cierta objetividad debemos tener en cuenta algunos datos históricos. Para empezar, debemos recordar que tanto los estadounidenses como los rusos ya habían puesto naves orbitando en torno a Marte. La primera de ellas fue la estadounidense Mariner 4, que llegó a Marte el 14 de julio de 1965. Las dos siguientes fueron las estadounidenses Mariner 6 y Mariner 7. La siguiente en llegar y enviar fotos fue la Rusa Marte 2 que llegó al planeta rojo el 27 de noviembre de 1971. La nave Rusa Marte 2 tenía dos partes: un orbitador y un módulo de aterrizaje. El orbitador funcionó correctamente pero el módulo de aterrizaje se estrelló contra Marte. Marte 2 recuerda mucho a la misión europea Mars Express: llevaba un orbita-
hermes nº:2 de 7. ESA: Agencia Espacial Europea llega a su mayoría de edad. Félix Ares de Blas
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dor que funcionó adecuadamente y un módulo de aterrizaje que se estrelló contra la superficie marciana. Unos días después, el 2 de diciembre de 1971, llegaba al planeta rojo otra nave rusa, gemela de la anterior, la Marte 3. El orbitador funcionó correctamente y el módulo de aterrizaje logró llegar al suelo y posarse con suavidad. Envió datos durante un minuto y luego sus instrumentos dejaron de funcionar. Se piensa que debido a una tormenta de polvo. Debemos recordar que estábamos en plena guerra por la conquista del espacio. Rusos y estadounidenses competían por ser los primeros en distintas misiones espaciales. Tal como ya hemos dicho, Marte 2 fue una misión hasta cierto punto similar a Mars Express. Desde mi punto de vista, la diferencia principal estriba en que la Mars Express ha sido el primer intento europeo de llegar a Marte y se ha conseguido. Primer intento, primer éxito. Creo que es el momento de recordar que hasta Marte 2, los intentos fracasados de los rusos fueron nueve. Y antes de que Mariner 4 llegase a Marte los estadounidenses habían fracasado con la Mariner 3. No obstante, hay que tener en cuenta que la misión europea Mars Express no ha utilizado un cohete portador de la UE sino que se lanzó desde el cosmódromo de Baikonur a lomos de un cohete Soyuz/Fregat de la compañía rusoeuropea Starsem. Es decir, los europeos nos hemos basado en la experiencia previa de los rusos. Debemos concluir, por lo tanto, que la misión europea Mars Express ha sido un éxito con algunos claroscuros y debe-
mos señalar que ha llegado a Marte casi cuarenta años después de la nave estadounidense y que lo ha hecho con ayuda de los rusos.
La Agencia Espacial Europea La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene dos objetivos principales: el primero es conseguir la independencia de Europa en el espacio; el segundo es la cooperación de los países europeos en técnica y ciencia del espacio. Es bueno señalar que la ESA sólo hace investigación civil, tiene prohibida, por estatutos, la investigación militar. Una diferencia muy importante frente a otras agencias espaciales. La ESA fue creada oficialmente en 1975, pero lo que hace es reemplazar a dos organizaciones anteriores: ESRO (European Space Research Organization) y ELDO (European Launcher Development Organization). Por tanto, podemos decir que la idea de la ESA surge en los años sesenta. Hoy la ESA tiene quince estados miembros: trece son de la Unión Europea (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Portugal, Reino Unido y Suecia) y dos son del Espacio Económico Europeo (Suiza y Noruega). Canadá participa en proyectos concretos, mediante acuerdos de cooperación. Las principales sedes de la ESA están distribuidas en diferentes ciudades europeas. En París están las oficinas centrales; en Nordwik, Holanda, está ESTEC (European Research & Technology Center), que es su centro más grande de investigación; en Colonia, Alemania, está EAC (European Astronauts Center), el
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Centro Europeo de Astronautas; en Darmstadt, Alemania, está ESOC (European Space Operation Center), el Centro Europeo de Operaciones Espaciales, es decir, el lugar desde donde se hace el seguimiento de las operaciones; por último, en Frascati, Italia, está ESRIN (European Space Research Institute), el Instituto Europeo de Investigación Espacial. Además, tiene una base espacial para el lanzamiento de cohetes en Kuru, en la Guayana francesa; estaciones de seguimiento en Villafranca del Castillo, en España; en Redu, Alemania y en Kiruna, Finlandia. Ni que decir tiene que con las estaciones mencionadas no es suficiente para hacer un seguimiento total de muchas misiones, por lo que también tiene acuerdos de colaboración con otras bases terrenas de seguimiento: New Norcia y Perth en Australia, Fucino en Italia y Malindi en Kenia. Toda esta infraestructura permite a la ESA la investigación y desarrollo de proyectos espaciales. Por claridad organizativa, se han separado los aspectos de investigación y desarrollo de los sistemas operacionales. Estos últimos se han transferido a organizaciones nuevas o que ya existían con cometidos específicos. Para la fabricación de lanzadores, en su fase de producción, se ha creado Arianespace. Debe quedar claro que el diseño lo sigue haciendo la ESA, pero la producción y comercialización han sido transferidos a otra compañía: Arianespace. Los servicios internacionales de comunicaciones se han transferido a Eutelsat e Inmarsat. Los satélites de meteorología se realizan con la empresa Eumetsat. Galileo es el proyecto de satélites de posicionamiento global y navegación, realizado en conjunción con la Comisión Europea.
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Esta descripción no exhaustiva de lo que es la ESA y algunas de sus empresas asociadas nos permite hacernos una idea de sus actividades y posibilidades. A continuación voy a detallar algunos de los proyectos más interesantes desde mi punto de vista en el dominio de las técnicas espaciales por parte de los europeos.
SMART-1 Muchas veces la ESA ha tenido que ir detrás de Estados Unidos y de Rusia y, debido a que muchas de las cosas que hacían dichos países eran secretos militares, las han tenido que reinventar. Ese es el caso, por ejemplo, de los cohetes portadores. Que en algunas cosas haya tenido que reinventar lo que ya existía no significa que eso sea siempre así. Un ejemplo de innovación europea es el proyecto SMART-1, que pretende poner un satélite en órbita lunar de un modo nuevo: moviéndolo mediante energía solar y utilizando algunos “trucos” de mecánica celeste como la resonancia lunar y aceleraciones asistidas por la gravedad. Los estadounidenses habían probado que este tipo de propulsión era posible con la misión Deep Space 1, prueba lanzada en octubre de 1998. Los europeos lo habíamos probado con el satélite geoestacionario Artemis. Ninguno de los cohetes lanzadores europeos de la serie Ariane tiene potencia suficiente para poner un satélite en órbita lunar, no obstante, la ESA quería llegar a la Luna con un lanzador europeo, para ello pensó que la propia nave utilizase motores iónicos movidos por la energía solar. La idea del motor iónico es muy sencilla, la nave lleva un depósito de un gas, en este caso xenón, un sistema eléctrico le arranca un electrón a un átomo
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del gas, es decir, lo convierte en una partícula cargada –un ión– que después es acelerada por un campo magnético. Cada partícula es lanzada hacia atrás a gran velocidad y por el principio de acción y reacción produce un empuje hacia delante. El empuje lo produce la electricidad obtenida de los paneles solares. Comparado con la propulsión química, la iónica es mucho más débil, pero la propulsión química se agota en pocos minutos, lo que tarda en arder todo el combustible, mientras que en la propulsión iónica la energía utilizada es la del Sol y va aplicándose a la aceleración de la nave permanentemente, hasta que llegue a la Luna. Los paneles solares crean los campos magnéticos y eléctricos para ionizar el gas y para acelerarlo. El gas utilizado por la propulsión iónica también se puede acabar. Cuando el depósito de xenón quede vacío, el motor dejará de funcionar, pero lo más importante es que a igualdad de peso del combustible y del gas que se ionizará, la propulsión iónica es capaz de suministrar diez veces más energía que la química. La nave SMART-1 es muy pequeña y su depósito de Xenón sería incapaz de llevar la nave a la Luna si no fuera por que se utilizan muchos trucos gravitatorios. Los motores de la nave sólo se encienden en los momentos adecuados para que sean la gravedad de la Tierra y la de la Luna las que efectúen la aceleración. La nave fue lanzada el 27 de septiembre de 2003 y sigue su camino a la Luna, donde se espera que llegue a finales del año 2004. Además de demostrar que se puede llegar hasta la Luna utilizando energía solar, es muy interesante el alto nivel de miniaturización que se ha alcanzado en la nave SMART-1. El aparato, con todos sus equipos, listo para ser lanzado, pesa en Tierra 370 kilos. Y con ese minúsculo peso va a estudiar la composición de la superficie de la Luna, se van a hacer comunicaciones
con láser, estudiará el campo magnético solar, sus emisiones de rayos X, etc.
GALILEO Tanto los estadounidenses como los rusos poseen sendos sistemas de posicionamiento global. El más conocido es el GPS de los estadounidenses. El equivalente ruso se llama Glonass. Debido a las dificultades económicas de Rusia, Glonass está perdiendo satélites y su operatividad cada día es menor. El GPS es perfectamente operativo, pero su mayor debilidad quedó claramente de manifiesto durante la guerra del Golfo de 1991. Los Estados Unidos quitaron precisión al sistema y muchos barcos, que basaban su posición en el GPS, estuvieron a punto de sufrir un accidente. La razón por la que los Estados Unidos quitaron la precisión del GPS es que es un sistema militar y no querían que durante la guerra los iraquíes pudieran utilizarlo para atacar a las tropas de Estados Unidos. Desde un punto de vista militar lo que hicieron es impecable, pero desde un punto de sistema de navegación civil, el que la precisión pueda disminuirse deja mucho que desear. Quiero volver a señalar que muchos barcos estuvieron muy cerca del accidente. El panorama con el que nos encontramos es una red de satélites de posicionamiento de estados Unidos que puede perder la precisión cuando el Pentágono crea conveniente y un sistema ruso que cada día funciona peor. En esas circunstancias se entiende que la Unión Europea decidiera hacer un nuevo sistema de utilización civil, que pudiera ser utilizado por barcos, aviones, camiones, con la seguridad de que la precisión siempre sería la misma, que nunca serían desconectados por necesidades militares. Así nace el proyecto Galileo, una colaboración entre la ESA, la UE y Eurocontrol.
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Se trata de un sistema similar al GPS, aunque mejorado, dado que la tecnología desde que se lanzó GPS, en 1978, ha cambiado mucho. Europa ha decidido dar un paso previo que lo que trata de hacer es dar mayor precisión a las redes existentes, GPS y GLONASS. Esa primera fase se llama EGNOS. Es importante señalar que EGNOS no puede funcionar sin los satélites ya existentes; lo que hace es mejorar su precisión. Nada más. Aunque eso parezca poco, la verdad es que ya ha demostrado su utilidad en la navegación. Por ejemplo, el día 3 de febrero de 2004 había mucha niebla en el río Yangtze haciendo muy difíciles las condiciones de navegación de los ferries. Sin embargo, el capitán llegó a puerto sin ninguna dificultad utilizando el sistema de navegación EGNOS. Ese barco era el primero que estaba dotado de dicho sistema y era la primera prueba y la primera colaboración entre China y la UE en el campo del posicionamiento global.
la razón por la que Eurocontrol participa en el proyecto.
ENVISAT En Marzo de 2000, la Agencia Espacial Europea lanzó un satélite para observar la Tierra que proporciona medidas de la atmósfera, el océano, la tierra y las capas de hielo con una precisión nunca alcanzada con anterioridad. Pesa ocho toneladas. Fue lanzado en marzo de 2002 y lleva diez instrumentos que proporcionan datos sobre el inventario de cosechas y el manejo de bosques, deforestación tropical; biodiversidad; daños producidos por catástrofes naturales, tales como inundaciones, volcanes, huracanes, terremotos; generación de modelos digitales del terreno; seguimiento de la evolución de la capa de ozono del efecto invernadero; etc.
Podemos decir que se trata de un sistema pre-Galileo que ya ha demostrado su utilidad. La red Galileo estará totalmente desplegada en 2008 y constará de treinta satélites. Veintisiete operativos y tres de reserva, para sustituir a alguno que se pueda averiar. La precisión de Galileo será tal que su error máximo será de un metro. Con ello se entra en una nueva dimensión en el posicionamiento global. Un metro de error permite hacer muchas cosas hasta ahora imposibles, por ejemplo, que un barco entre a ciegas en el puerto, o que al conocer la posición de los aviones con extremada precisión se permita que las distancias de seguridad entre ellos sea menor y se aumenten las posibilidades de tráfico de los saturados cielos europeos. Esa es
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Foto 1
Por ejemplo, el pasado diciembre hubo un terremoto en Irán, en la zona de Bam. Uniendo una foto tomada antes del terremoto y otra después y utilizando técnicas de interferometría se obtuvo la foto número 1, que muestra los movimientos de tierra que ha habido, permitiendo a los geólogos saber dónde estaba el origen del terremoto. La foto 2 forma parte de una secuencia en la que se ve cómo se rompe un iceberg en la Antártida.
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Foto 2
El futuro La ESA va a continuar con todos sus programas actuales, incluyendo el desarrollo de nuevos cohetes portadores, mejores satélites, sistemas de navegación, etc. Cada vez la colaboración con entidades que no son de la Unión Europea es más estrecha. Por ejemplo, en el proyecto Galileo, en este momento, colaboran China, Canadá, Ucrania e India. Dentro del desarrollo de nuevos portadores cabe resaltar que, además de continuar el desarrollo de la serie Ariane, se han creado cohetes portadores para cargas más pequeñas, la serie VEGA, y se ha llegado a acuerdos con Rusia para lanzar los cohetes Soyuz desde el espaciopuerto de la Guayana. Quizá lo más nuevo es el proyecto Aurora, que es el nombre con el que se han bautizado todos los esfuerzos europeos de exploración robotizada y humana del Sistema Solar. Los objetivos de Aurora son, en primer lugar, formular y después implementar un plan europeo para investigar el sistema solar primero con naves robotizadas y después con astronautas humanos. Entre sus ambiciosos objetivos está el que en el año 2025 una misión internacional ponga seres humanos en la superficie de Marte. Los expertos opinan que tal misión es posible, pero muchas de las tecnologías implicadas todavía deben desarrollarse.
La experiencia de la Estación Espacial Internacional ha demostrado que Europa está preparada para mantener astronautas en órbita durante mucho tiempo y quiere jugar un papel importante en el viaje a Marte. No pretende que sea una misión exclusiva de la UE, quiere que sea una misión internacional, pero una en la que el peso de Europa sea muy importante. Aurora quiere que los esfuerzos de todos los países de la Unión se haga de modo coordinado. Quiere que todos tiren del carro en el mismo sentido.
ExoMars Aurora no sólo es un proyecto teórico, ya se está desarrollando su primera fase: ExoMars, que pretende crear un orbitador, un aterrizador y un cochecito –tipo rover estadounidense– para ir a Marte, analizar in situ las posibilidades de vida y volver con muestras a la Tierra. El cochecito pesará en Tierra unos 200 Kg y tendrá capacidad para trabajar autónomamente en el terreno, penetrando en el mismo al menos dos metros. Los materiales recuperados serán analizados en un laboratorio interno denominado Pasteur. Muchas de sus partes están en fase de diseño, aunque se esperan los resultados de la Mars Express para poder fijar algunos de los factores que influencian el diseño. Por ejemplo, el lugar de aterrizaje; el tamaño de las muestras a traer a la Tierra, se está pensando en 500 g; el sistema de obtención de muestras; el sistema de esterilización para asegurar que no se introduce contaminación, etc. La fecha que se baraja para la misión es el 2009. Es decir, no estamos hablando de algo lejano, sino de algo que ya está muy maduro.
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A modo de conclusión Los ejemplos señalados creo que demuestran que la Agencia Espacial Europea ha llegado a su madurez. Ha sido capaz de desarrollar la tecnología espacial europea y ahora se lanza a una nueva etapa de exploraciones de planetas del Sistema Solar, la Luna y Asteroides. Los nuevos retos, sin duda, harán avanzar a la industria en muchos frentes. Ni que decir tiene que no todos los proyectos tienen el aplauso unánime de los científicos. Casi nadie discute el viaje a Marte, lo que sí se cuestiona es que deba ser tripulado. Para muchos científicos es superfluo. La idea que hay detrás es que dentro de veinticinco años la robótica y los sistemas de presencia virtual estarán tan avanzados que habrá muy pocas cosas que pueda hacer el ser humano en Marte que no puedan hacer las naves robotizadas. Por otro lado, el viaje tripulado a Marte representa retos tremendos. Es un viaje largo, de varios años de duración. Todavía no tenemos tecnologías para ser capaces de mantener vivos y saludables a un grupo de astronautas durante tanto tiempo. Se confía en que las tecnologías se desarrollarán, pero tal vez sean demasiado optimistas. Los que no ven a los seres humanos en Marte, al menos tan pronto como en el 2030, dicen que esas tecnologías no se desarrollarán a tiempo, que son más complejas de lo que piensan los partidarios. Los que dicen que es imprescindible que vaya el ser humano nos dicen que los robots hoy en día son tremendamente tontos y ponen como ejemplo los rovers estadounidenses que están en Marte en este momento. Son lentos y, a pesar de que se les llame inteligentes, son muy tontos, apenas son capaces de tomar una decisión por su propia cuenta. Se podría pensar en robots controlados desde la Tierra, pero el problema es que desde que se capta la imagen hasta que la orden de actuación llega a Marte han pasa-
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do más de dieciséis minutos. Eso limita los sistemas de realidad virtual. Los detractores de la robótica y defensores de la visita humana dicen que esta situación no cambiará notablemente en los próximos años. ¿Quién lleva razón? No lo sé. Pero mi intuición me dice que las dificultades con las que se van a encontrar para llevar una tripulación a Marte son mucho más complejas de lo que se espera y que el plazo de veinticinco años para solucionarlas me parece corto. Por otro lado, los robots han entrado en una fase de producción industrial sólida, que avanza firmemente. Creo que en el lapso de veinticinco años, las labores que se espera de un equipo humano en Marte, es decir, tomar muestras y hacer análisis en diversos puntos, podrá hacerse con robots asistidos desde la Tierra. Es decir, creo más en la visita robotizada que en la humana en el plazo de tiempo citado. Una vez dicho eso, debo añadir que el ser humano siempre quiere conquistar nuevas “tierras”. Así, llegó al polo norte, a la cumbre del Himalaya, al polo Sur, fue al fondo de los océanos o dio la vuelta a la Tierra en globo... Estoy seguro de que el ser humano llegará a Marte. Lo que dudo es que sea en el plazo de veinticinco años y no tengo claro de quién será la financiación. Detrás de muchas de las hazañas citadas había ciencia pero también había publicidad. ¿El viaje tripulado a Marte será una colaboración científica mundial subvencionada por la publicidad de marcas multinacionales? ¿Tal vez pagará la industria cinematográfica? No lo sé, pero de lo que sí estoy casi seguro es de que en la conquista de Marte, Europa hará un importante papel. No será un espectador pasivo como lo fue en la conquista de la Luna. En esta ocasión quiero creer que la historia nos reserva un papel importante. Tal vez no el más importante, pero tampoco seremos espectadores pasivos.
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El viaje de territorio: Iparralde, izenetik izanera
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lama la atención, cuando uno pasea por las calles de Baiona o los valles de Zuberoa, un sosiego y un silencio que nos hace pensar que el tiempo se ha detenido en estas tierras vascas, como si nada nuevo hubiera sucedido, como si la realidad se hubiera suspendido en una sencilla representación maniquea en la que “lo vasco” trata de sobrevivir a duras penas ante la apabullante presencia de “lo francés”. Hace más de cien años, Pierre Loti describía con dramatismo lo que sucedía ante sus ojos. “Repentinamente –nos narraba el viajero–, mientras me encuentro solo ante esta decoración que parece adormecer al melancólico sol, oyendo doblar las campanas de las iglesias y el vibrar en la lejanía de las viejas canciones, me doy cuenta exacta de todo cuanto este país ha guardado de particular y de absolutamente distinto en el IGOR AHEDO fondo de sí mismo. (...) Por GURRUTXAGA primera vez siento existir aquí Sociólogo y Doctor en Ciencias Políticas. Desde hace 6 un no sé qué aparte, misterioaños analiza la evolución so –destructible, ¡ay!, pero aún política de Iparralde. Es autor de los libros “Entre la frustraimpregnándolo todo y exhación y la esperanza. Políticas lando de todo-, sin duda, el alde desarrollo e institucionalización en Iparralde” (IVAP, ma agonizante del País Vas2003), “Los demo y la nueva cocina vasca desobediente” co...”. (a publicar en Alberdania), o Ciertamente, la melanco“Presente y pasado del nacionalismo en Iparralde” (Manu lía adormeciente, el retiñar de Robles Arangiz). Es miembro las campanas, el vibrar de las del Equipo de Investigación sobre democracia participati–cada vez más lejanas– canciova “Partehartuz” de la UPVnes..., no ocultaba la agonía de EHU.
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un País Vasco norte que se encontraba atenazado por un modelo de desarrollo exógeno, una profunda crisis de la identidad vasca, una sangría interna que expulsaba a las jóvenes generaciones al exterior en busca de fortuna, y una exasperante estabilidad política que se asentaba sobre la memoria católica, el sistema notabiliar y el conservadurismo social. Así, nuestro inconsciente colectivo, el de los habituales visitantes del sur, nos remite en ocasiones a una mezcla de añoranza por unas raíces perdidas que parecen seguir coleando de la mano de un “folcklorismo étnico”, una sana envidia por unos paisajes incólumes que nos transmiten “la tranquilidad del viajero”, y un cierto paternalismo hacia ese hermano pequeño que no ha hecho bien “los deberes”. Y es que desde la atalaya del Sur se observa bien la superficie de un norte en aparente hibernación, pero resulta más difícil captar las corrientes internas que, desde hace una década, fluyen por decenas de hendiduras subterráneas, erosionando la aparentemente compacta estabilidad, a la espera de la menor oportunidad para manar al exterior. Lenta, pero de forma inexorable, Iparralde sale de décadas de interinidad, supera su agonía y reclama su mayoría de edad, su derecho a ser dueña de su futuro. Pero este es un viaje cuyo punto de partida es el vacío, la inexistencia del territorio.
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Ezerezetik izenera Iparralde no existe desde el mismo momento en que son abolidas las instituciones vascas tras el triunfo de la revolución francesa. Desde entonces se pone en marcha un poderosísimo proceso de construcción estatal, cuyo objetivo último es eliminar cualquier vestigio de las tradiciones, culturas y lenguas locales. A diferencia de los territorios vascos de este lado de la frontera, Francia cuenta a su favor con varios elementos que determinan la profunda crisis identitaria a la que se asiste en la primera mitad del siglo XX en Iparralde. Así, mientras que en España se da una incongruencia entre el centro político que se ubica en Madrid y los centros económicos que se sitúan en las periferias vasca y catalana, por el contrario, en Francia, tanto el centro político como el económico se encuentran en París, de forma que el País Vasco se ve avocado a una situación periférica y dependiente que impide el surgimiento de una élite capaz de dotar de contenido político a los símbolos, tradiciones y lengua vascas. Ciertamente, hasta la entrada de Iparralde en la modernidad, la cultura vasca va a contar con el apoyo del clero, necesitado de legitimación para resistir al modelo laico de construcción del Estado francés. Sin embargo, la paulatina pérdida de peso de la iglesia pronto deja huérfana a las tradiciones vascas. Esta cuestión se une a la participación de la juventud en hasta tres guerras en las que matan y mueren por una nación que comienzan a descubrir, a la crisis de la sociedad rural de la mano de la incipiente industrialización, a la masiva llegada de inmigrantes que terciarizan la frágil economía vasca y al surgimiento de unas nuevas elites notables que abrazan el discurso nacionalista francés, elaborado desde el gaullismo... En definitiva, mientras que la modernidad es interna en Hegoalde y se
concreta en el surgimiento del socialismo en Gallarta y del nacionalismo vasco en Abando, en Iparralde es externa... y habla francés. De esta forma, la ciudadanía del norte comienza a asociar la cultura y lengua vascas con el pasado, con una tradición arcaica, mientras que el futuro se vincula a los valores republicanos. Poco a poco, para la mayoría de la población, Iparralde desaparece como marco de referencia, de la mano de su división interna y de su falta de reconocimiento político. A su vez, el modelo electoral mayoritario, el poso conservador del catolicismo y el sistema de dependencia económico, convierten a los notables en los referentes políticos locales. El notable se convierte, así, en un mediador cultural entre las pautas de socialización del territorio que aún sobreviven y los valores y discursos nacionales que fluyen desde París a las periferias; y es también un mediador político, empático con sus electores para asegurarse su reelección, y realista en el centro para mantener sus relaciones de poder. El notable, en definitiva, es dueño y siervo de su circunscripción, de su cantón o de su municipio. Es electo representante, por ejemplo, de la comuna de Urepel, del cantón de Baigorri o de la IV circunscripción del interior. Pero no es un representante de Iparralde... porque Iparralde no existe. De esta forma, es imposible la puesta en marcha de una estrategia global de desarrollo para el conjunto del País Vasco norte. De la mano de su inexistencia simbólica y política, las potencialidades de desarrollo se fraccionan en función de las posibilidades de cada mandatario para garantizar el futuro de su “territorio de caza” electoral. Así, Iparralde se convierte en un puzzle, con decenas de piezas desparramadas y desordenadas; un puzzle que sólo los abertzales tratan de recomponer, sin lograrlo durante décadas.
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Izenetik izanera Pero este viaje que comienza de la nada, llega pronto a la primera de sus estaciones. Cuando Iparralde está a punto de reventar, cuando los escenarios que se ciñen sobre la ciudadanía hacen evidente una agonía que apunta a la definitiva crisis local..., entonces, la sociedad, los electos y la administración reaccionan poniendo en marcha una estrategia de desarrollo que se concreta en la redacción del Informe Pays Basque 2010 en 1993, en la creación del Consejo de Desarrollo en 1994 y en la puesta en marcha del Consejo de Electos en 1995. Ambas redes- y sobre el diagnóstico previo- elaboran un proyecto de territorio que se concreta en 1997 (Esquema de Ordenación) y que contempla un centenar de propuestas en materia lingüística, de infraestructuras, económicas... Iparralde, de esta forma, comienza a hacerse una realidad más nítida para la ciudadanía, aunque siga sin ser institucionalizada. De esta forma, de la mano del ingente esfuerzo de todos los actores, pero sobre todo de abertzales como Camblong o Noblia, emerge de la nada un cierto autoreconocimiento local. En Iparralde, así, se concreta la primera etapa del viaje que estamos rememorando: de un espacio que no existe se pasa a un reconocimiento de lo local asentado sobre una cultura propia generadora de nuevas sinergias, un territorio escindido entre una costa y un interior que se deben vertebrar, un nuevo referente de cooperación al otro lado del Bidasoa y la necesidad de la cooperación entre los actores políticos, sociales y administrativos, para pilotar de forma conjunta el desarrollo. Pero, el mero reconocimiento de los miembros de un agregado social no basta. De poco sirve que nos sintamos diferentes si nadie lo asume. Por esta razón,
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Iparralde se embarca de nuevo hacia la segunda de las estaciones de su viaje: la del reconocimiento externo. Un doble reconocimiento que se explicita en la segunda mitad de la década de los noventa, por parte de una administración departamental, regional y Estatal, que asume el Esquema de Ordenación de Iparralde, y concede la Convención Específica (el propio nombre denota la asunción de la diferencialidad vasca por parte del Estado...) para la puesta en marcha de parte de las propuestas locales; y por parte de las autoridades y actores de Hegoalde, que profundizan sus relaciones con los ciudadanos, movimientos y organismos del otro lado de la frontera. De esta forma, se allana el camino para que la ciudadanía de Iparralde pueda embarcarse en la definitiva travesía para alcanzar la última de las etapas de los procesos de objetivación social de una definición grupal: la institucional. De esta forma, una vez que el territorio se hace visual, sobre las bases de un auto-reconocimiento de los habitantes y actores de Iparralde, y con el incentivo del reconocimiento externo, el corolario no puede ser otro que la asunción mayoritaria de una demanda de institucionalización que estaba presente desde el momento en que fueron abolidos los organismos asamblearios vascos, portada desde una perspectiva culturalista por los hermanos Garat primero y el nacionalismo de Enbata después; desde una perspectiva economicista por la burguesía modernizante estructurada en torno al CCI de Baiona; y desde una perspectiva política, como forma de implantarse en un terreno abonado para la derecha en el caso de los socialistas y como instrumento para superar la rigidez de las relaciones de poder para una gran cantidad de pequeños electos de la derecha.
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Actores, todos ellos, que habían portado la demanda institucionalista desde registros paralelos, pero inconexos. Sin embargo, una apertura de la estructura de oportunidad local que contrasta con el cierre de las autoridades a nivel nacional incentiva el discurso de aquellos que postulan una unidad de acción de los actores institucionalistas. Así, se entiende en nacimiento del Llamamiento del 9 de octubre en 1999, que celebra la manifestación más masiva jamás conocida en Iparralde. Y sobre las enseñanzas de este movimiento –a las que se unen los aciertos de la estrategia desobediente de los Demo, el paso del partidismo al compromiso real que supone la creación de una lista unitaria en las senatoriales de 2001, y la nueva apertura de oportunidades tras el inicio del proceso descentralizador del Gobierno Raffarin– surge el poderoso movimiento Batera. De esta forma, entre 2003 y 2004 eclosionan varias de las corrientes subterráneas que habían erosionado internamente el aparentemente estable sistema político de Iparralde. Así, el Consejo de Electos, que había ejercido el papel de cortafuegos ante los avances de los sectores departamentalistas, no puede abstraerse de la dinámica de objetivación que se abre en la década de los noventa. Por esta razón, no extraña que Lamassoure defienda ante las autoridades francesas, en 2003, que Iparralde debe ser “conocida y reconocida” en Francia. Un conocimiento que se asienta en el modelo sui generis de concertación que se diseña en Iparralde y que se extiende después al conjunto de Francia con la legislación sobre los pays-es; y reconocimiento que se sustenta, tal y como aprueban unánimemente todos los electos, en la demanda de oficialización del euskera, la apuesta por la creación de una Cámara Agrícola y exi-
gencia de una solución definitiva al debate institucionalizador. Pero, como siempre sucede en Francia, la descentralización acaba en la rivera derecha del Adour, de forma que las autoridades no responden a las demandas de los electos vascos. Así, Batera se ve legitimada para diseñar una estrategia que se asienta en una dinámica de desobediencia civil práctica, que prevé la puesta en marcha de una Cámara Agrícola y un Consejo General Pays Basque paralelos para 2005 y 2007 respectivamente. Como señala la sabiduría popular vasca izena duena, da, todo lo que tiene nombre es. De esta forma, desde el mismo momento en que se inicia una estrategia de desarrollo denominada “Pays Basque – Euskal Herria 2010”, Iparralde pasa a ser una realidad para los habitantes y las elites del territorio. En este sentido, como recuerda Pérez-Agote “cuando los actores definen una realidad colectiva, una realidad grupal, su acción es predicativa en tanto en cuanto definen algo, dicen algo sobre algo, pero es también performativa en el sentido de que hacen algo, pues están generando la realidad que definen”. Y la consecuencia preformativa es el paso del nombre (izen) al ser (izan), izenetik izanera. Berdintasunaren premiatik besberdintasun premiara Este paso de la necesidad de igualdad a la necesidad de diferenciación es imprescindible para comprender los juegos de la identidad a los que se asiste en la actualidad en Iparralde y que están en la base de uno de los elementos más significativos que se desprenden de los resultados de las pasadas elecciones cantonales de marzo de 2004: la consolidación del nacionalismo y la eclosión del vasquismo.
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El nacionalismo en Iparralde se diferencia del de Hegoalde en gran cantidad de elementos. Podríamos llegar incluso a cuestionar si, a parte de aspirar a mayores cotas de soberanía para esta nación transfronteriza, se parece en algo más. Por ejemplo, la expresión nacionalista en Iparralde es tardía, de izquierdas y débil, mientras que la de Hegoalde es temprana, mayoritariamente conservadora y poderosa (en Bizkaia y Gipuzkoa); es tardía por la fortaleza de la construcción del Estado francés frente a la debilidad estructural del Español; es de izquierdas porque su surgimiento conecta con la tercera de las olas nacionalistas europeas, la progresista; y es débil, sobre todo, por una profunda división interna, muchas de cuyas causas se encuentran en la extensión de estrategias y discursos de Hegoalde a Iparralde. En cualquiera de los casos, el nacionalismo se consolida organizativamente en la década de los 90, de la mano de Abertzaleen Batasuna. Además, los nacionalistas del PNB-EA y los de AB se convierten en el centro de las políticas de desarrollo y de la demanda departamental, lo que les confiere una amplia legitimidad política, que se une a su peso previo en los ámbitos culturales y económicos. Y lo que es más importante, paulatinamente, los abertzales comienzan a redefinir las claves de lo que significa ser vasco/a en Iparralde, tratando de superar los déficits identitarios locales y las extrapolaciones simplistas elaboradas en Bilbao, quizá adecuadas para Bilbao, pero no para Garazi, y menos para Baiona. Sobre estas bases, y a pesar de la división, los abertzales amplían su representación paulatinamente, hasta lograr el puesto de consejero por el cantón de Baigorri en las cantonales de 2001. Y las recientes elecciones de marzo han sido las de la estabilización del cam-
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po abertzale. Por una parte, el cómputo total de votos nacionalistas sigue la tendencia al alza. Por otra parte, el nacionalismo tradicional desaparece en la práctica: el PNV-PNB decide no presentarse y apoya a ciertos electos abertzales y de la democracia-cristiana, mientras que EA obtiene unos exiguos resultados, con 150 votos. La incógnita era la actitud del electorado nacionalista ante el surgimiento de Batasuna, cuya militancia se había escindido de la de AB en 2001 al no aceptar la mayoría la integración de esta formación de Iparralde en la que surgiría de Euskal Herritarrok. De hecho, la opción de Batasuna por conformar plataformas locales podía confundir a algunos abertzales, de la misma forma que la dispersión del voto de izquierdas y nacionalista podría desincentivar a otros. Finalmente, en la primera vuelta de estas elecciones parciales (en las que sólo se vota en 10 de los 21 cantones vascos), las plataformas de Batasuna suman 1.200 papeletas, mientras que AB asume la hegemonía nacionalista con 3.200 votos. De esta forma, AB solo pierde 600 votos respecto a las anteriores cantonales, con lo que si restamos los captados por la izquierda abertzale, parecería que AB sigue creciendo en los márgenes. Significativo resulta, a su vez, otro hecho. El nacionalismo se ha convertido en la llave política de Iparralde. Hasta fechas recientes, el sistema mayoritario a dos vueltas reforzaba la insignificancia de los partidos minoritarios, ya que los abertzales difícilmente podían superar el 10% necesario para pasar a la segunda vuelta, y sus resultados apenas eran atractivos para aquellos que si competían en esta segunda ronda. Pero, ahora, con un electorado que se sitúa en torno a ese 10%, los abertzales pueden condicionar las segundas vueltas, participando o no. Así se ha
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visto claramente en Garazi, ya que la retirada del candidato de AB en la segunda contienda ha servido en bandeja la victoria al departamentalista Maitia (PS), frente al delfín de Inchauspé. También resulta evidente que los abertzales han decantado la sorpresiva victoria de los socialistas en dos de los tres cantones de Baiona. Con una masa estable de votantes, que crece lentamente, los nacionalistas y más concretamente los de AB, se convierten en la “niña bonita” con la que todos los candidatos que quieran optar al gobierno local o al acta de diputado, deberán bailar y bailarán... al son de los abertzales. Algo, por otra parte, que ya viene evidenciándose desde hace tiempo, de forma que si bien el jacobinismo no ha desaparecido de Iparralde, lo cierto es que cada vez está más oculto, y ya empiezan a ser historia los posicionamientos contrarios al euskera y la cultura vasca. Y cuando estas actitudes se mantienen, los electos empiezan a pagarlo, como veremos en el caso de Coumet en Hazparne. Pero estas elecciones no solo son las de la consolidación abertzale, sino también las de la eclosión del vasquismo. Elgar-Ensemble nace hace aproximadamente tres meses, capitaneado por significativos dirigentes de la plataforma Batera, y con el interés de compatibilizar la identidad vasca y la defensa de las tradiciones, por una parte, y los principios republicanos, por otra. Así, es un movimiento que conecta con la historia de unas ricas relaciones entre la cultura vasca y ciertos sectores ligados a la democracia cristiana. Estos sectores vasquistas, sin embargo, hasta la fecha habían votado y se habían presentado en formaciones como la UDF. Significativo es, por tanto, que ahora formen un movimiento diferenciado. A su vez, esta doble identidad que profesan (euskaldunak Frantzian,
frantzesak Euskal Herrian) parecería, a simple vista, poco novedosa y significativa. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el punto de partida de hace varias décadas era el de una aplastante hegemonía francesa sobre la crisis de la identidad vasca, un juego de suma cero derivado de la fortaleza del proceso de construcción del Estado. En consecuencia, la articulación política de esta doble pertenencia es un síntoma, cuando menos, del fin del modelo de pertenencia unívoco. Pero también es síntoma del refortalecimiento de la identidad en su dimensión vasca, sobre todo, si tenemos en cuenta que el programa político de Elgar-Ensemble no es aséptico, sino que se enfrenta de forma directa a un Estado que se niega por activa y por pasiva al reconocimiento de Iparralde. En este sentido, en la medida en que ElgarEnsemble legitima un movimiento, Batera, cuya estrategia se asienta en una dinámica de desobediencia civil activa que se concretará próximamente en la puesta en marcha de instituciones paralelas, en esa medida, la variable republicana de la ecuación antes apuntada, se ve solapada por la dimensión vasquista. De esta forma, si bien es cierto que los votos de Elgar no son nacionalistas, sí que son votos que tienen mucho más que ver con el nacionalismo que con las formaciones francesas, de las que previsiblemente se nutre su electorado. Y lo más importante, Elgar ha superado la prueba de fuego, ya que aunque solo han sumado un 4% en los 10 cantones en los que competía, ascienden casi al 9% en las 4 comarcas en las que se ha presentado. De esta forma, lo más probable es que las próximas elecciones generen nuevas expectativas que, como hemos visto, no se asientan en un debilitamiento paralelo del abertzalismo.
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A este respecto, creemos necesario apuntar un elemento que debe ser considerado para aproximarnos a la posible evolución de la identidad vasca en Iparralde. En estos territorios se ha asociado tradicionalmente, por parte de la ciudadanía, el uso de la lengua y la vinculación familiar al territorio por una parte, con la pertenencia a la comunidad vasca por otra (mientras que en la CAPV y la CFN, las personas que consideran que para “ser vasco/a” se debe saber euskera o tener progenitores autóctonos suman el 6.7% y el 3.8% respectivamente para el euskera, y el 1.8% y el 3.5% para la descendencia, las cifras ascienden en Iparralde al 11.7% y el 19.1%). Parecería que en Iparralde, el “ser vasco/a” se ha dotado siempre de una dimensión “étnica” que estabiliza(ba) los márgenes de adhesión. Aprender el euskera es un proceso que necesita una gran inversión de tiempo y esfuerzo. El lugar de nacimiento de los padres y madres no se elige. Por esta razón, la percepción de la ciudadanía de Iparralde de lo que significa “ser vasco/a”, ha cerrado las puertas de entrada a la nueva “comunidad de pertenencia” a una gran parte de la población (de hecho, “querer ser euskaldun solo es condición necesaria para el 15% de los habitantes de Iparralde, mientras que asciende al 52.7% y al 45.4% en la CAV y la CFN). Sin embargo, creemos que en la década de los noventa, se sientan las bases para un cierto cambio de perspectiva. En este sentido, cuando el territorio se hace visible para la ciudadanía, es más fácil que la vinculación territorial (“vasco/a es quien vive y trabaja en Euskadi”) o la vinculación sentimental (“vasco/as es quien quiere serlo”) mitigue la fuerza del componente étnico con el que se asocia(ba) la pertenencia vasca. De esta forma, las variables sobre las que puede asentase una consolidación de la vasquidad se hacen
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más maleables y las fronteras identitarias más porosas. Y si este elemento se une a la cerrazón de las autoridades del centro, enrocadas en el rechazo a la institucionalización vasca y el reconocimiento de la lengua por una parte, y al incipiente sentimiento de diferencialidad existente en Iparralde por otra, se hace más factible una reacción en parte de la ciudadanía, que pueda buscar cobijo en la identidad vasca y el nacionalismo o en la identidad Pays Basque y en el vasquismo. Pero este viaje de la inexistencia a la existencia, y luego, del nombre (izen) al ser (izan), también es reflejo de nuevas corrientes que han dejado el subsuelo para manar a la superficie en las pasadas elecciones cantonales. Ciertamente, puede señalarse que la explicación de la espectacular subida de los socialistas en Iparralde hunde sus raíces en fenómenos nacionales, en el mayoritario sentimiento de rechazo a la política conservadora de un Gobierno que ha puesto en pie de guerra a la población jubilada, al campo de la investigación, a los y las paradas, a la cultura musulmana y a una juventud a la que se la impone qué ropa usar y cuál no... Y esta absorción de las pautas nacionales no es un dato baladí, ya que es, en parte, un reflejo de la crisis de un sistema que se asentaba sobre claves comarcales: las del poder de los notables. En este sentido, la cada vez mayor presencia de la dimensión nacional en Iparralde, solo beneficia a la izquierda, ya que la derecha cuenta a su favor con la tradición conservadora y las redes clientelares de poder. Sin embargo, el mero hecho de que las olas rojas afecten a este territorio en una medida similar en la que afecta al resto de territorios de Francia, es sintomático de la crisis de la citada tradición conservadora y, sobre todo, de la ruptura de las relaciones clientelares de poder.
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De esta forma, los grandes notables se ven atenazados por las influencias nacionales y, sobre todo, por las dinámicas locales. La visibilización de Iparralde, en este sentido, tiene un efecto demoledor para la lógica notabiliar. Como ya hemos comentado, el notable se debe a su feudo, y por la caracterización comarcal del poder en Iparralde, su feudo suele abarcar un cantón o a lo sumo, alguna de las tres circunscripciones legislativas. Pero la lógica de objetivación de lo local que hemos descrito recompone las piezas anteriormente desperdigadas del puzzle. De esta forma, el desarrollo ya no se asienta en lógicas exógenas, ni tampoco comarcales: el desarrollo de cada cantón o circunscripción se diseña desde la escala territorial y se inserta en la prioridades definidas, ya no por el notable, sino por las redes de concertación en las que participan representantes políticos, pero también de la sociedad civil. De la misma forma, el notable pierde su anterior papel de mediador exclusivo, que es asumido por órganos colegiados como el Consejo de Electos. Ciertamente, estos organismos sirven también para retroalimentar el poder de ciertos electos, pero la tostada se debe repartir entre cada vez menos. Así, además de la lógica nacional que le deja a expensas de la capacidad de movilización del voto de la izquierda, pierde la mayor de las bazas de su poder en un ámbito comarcal-local, que se subsume en una dinámica territorial a escala de Iparralde, a la que, por la propia limitación espacial de su fuente de poder, casi no puede acceder. Finalmente, rotas en parte las relaciones clientelares, a merced de la capacidad de recomposición de la izquierda, mira desesperado a los abertzales, en quienes trata de buscar su tabla de salvación.
Sin embargo, la estrategia de la formación nacionalista mayoritaria y el extracto social de sus votantes no pasa por una alianza con quienes han gobernado el desgobierno en el que se encontraba Iparralde durante las pasadas décadas. Así, ni siquiera la participación de estos grandes electos en plataformas como Batera es condición suficiente para obtener la confianza de AB (como hemos visto en el caso de Baiona, donde Etxegarai ha perdido frente a la candidata socialista, también favorable al departamento). De hecho, no extrañaría que, a medio plazo, y si el PS se libra de sus elementos anti-vasquistas (por ejemplo Espilondo, en Anglet), AB le concediese, como ya ha hecho con Maitia, la llave del cambio. Así, esta formación está asumiendo un papel que le sitúa en el centro de una alternativa que pasa por la vertebración de un vasquismo progresista a tres bandas entre el nacionalismo, el vasquismo y la izquierda del PS y los Verdes. Y ahí tenemos, concretamente, la posible incorporación del desobediente y miembro de AB, Gorka Torre, como tercer candidato de la lista de la coalición de los Verdes del sur de Francia cara a las elecciones europeas; que el representante vasco sea euskaltzale y miembro de AB hace hasta comprensible esta oportunidad... pero que haya sido condenado a prisión por defender los derechos lingüísticos es la muestra de hasta qué punto la estrategia de los abertzales es legitimada socialmente. Decíamos que los notables están empezando a necesitar de los abertzales para mantener su posición en el sistema político de Iparralde... pero éstos también pueden estar en la base de sus derrotas. En este sentido, ha resultado ejemplarizante la pérdida de más de un 30% de la masa de votantes de Coumet, quien desde hace 30 años venía revalidando el
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puesto de Consejero por el cantón de Hazparne en la primera vuelta. Sus dos oponentes departamentalistas y el rechazo del anterior a la cesión de las tierras municipales para la celebración del festival Euskal Herria Zuzenean han pesado más que décadas de tradición. Con él caía el primero de los bastiones del notabilismo de Iparralde. Finalmente, éstas han sido las elecciones en las que se ha puesto fin al espejismo del conservadurismo de Iparralde. Así, el modelo de elección mayoritario a dos vueltas genera un sistema en el que “el ganador se lo lleva todo”. De esta forma, un 48% de los votos valía de poco en cada cantón, ya que el único consejero en liza quedaba en manos del que obtuviese el 52% restante. De esta forma, tras la aplastante mayoría del centro-derecha entre los consejeros vascos en el Departamento de los Pirineos-Atlánticos, se escondía una realidad mucho más compleja y una correlación de fuerzas menos acusada. Pero cuando se rompen las barreras, el modelo mayoritario puede dar sorpresas a quienes tradicionalmente beneficiaba. Poca diferencia son 83 votos desde el punto de vista cuantitativo. Pero eran suficientes para que la derecha pareciese invencible hasta fechas recientes y ahora son suficientes para que el socialismo irrumpa contra todo pronóstico. Nuevas travesías en Iparralde En definitiva, las pasadas elecciones son la expresión de los cambios en un sistema aparentemente estable, pero que se ve sometido a fuertes presiones internas que poco a poco van saliendo a la superficie. Paulatinamente se hace más nítida la anterior imagen distorsionada de Iparralde, de forma que comienzan a abrirse profundas fisuras en el tradicional poder de los notables, la izquierda irrumpe con fuerza destronando al conservadurismo, el nacionalismo se consolida y eclosiona un vasquismo que se asienta en la objetivación cultural y política de Iparralde. Y, lo más importante, puede que estas tendencias se profundicen, ya que
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se asientan en vastos cambios derivados de la travesía en la que se ha visto inmersa un territorio, que partiendo de su invisibilidad y su inexistencia, ha comenzado un proceso de objetivación que se ha concretado primero en el auto-reconocimiento de sus ciudadanos, para lograr el reconocimiento externo después, estando a las puertas, actualmente, de la última de las estaciones: la objetivación institucional. Esta dinámica da nombre a una realidad que antes no existía o se encontraba adormecida en la memoria colectiva de la ciudadanía. Y poco a poco recrea la realidad, rompiendo las lógicas de desarrollo exógenas y localistas. Iparralde irrumpe como realidad simbólica y, de su mano, se reafirma un sentimiento de pertenencia vasco y otro vasquista que deshace décadas de unidimensionalidad identitaria francesa. Finalmente, el territorio se convierte en el eje del sentimiento de pertenencia a Iparralde, de forma que se abren las puertas para una reformulación de la adhesión a la comunidad vasca más abierta y maleable, más porosa, más integradora. Esta cuestión, unida a la necesaria reparación de una cultura y lengua –que sirve de argamasa para la conciencia nacional–, y a la ineludible recuperación de una memoria colectiva –que conecta el presente con el pasado sobre la base de un agravio nunca compensado–, permite que hoy en día pueda pensarse que es posible que Iparralde comience un nuevo viaje. Si hasta este momento, lo prioritario era la vertebración local sobre la base del triple proceso de auto-reconocimiento, reconocimiento externo y reconocimiento institucional, el corolario ha sido el paso de la necesidad de uniformización derivada de la crisis de la identidad vasca y la adhesión a la francesa, a la necesidad de diferenciación de lo local. Y este reconocimiento de la diferencia es el primer paso para otra nueva forma de objetivación, cuya esencia esté no tanto en el objeto –el territorio- sino en el sujeto de decisión: la ciudadanía y su esencia, la soberanía política.
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El cuerpo y el espacio
Arqueología
D
esde que Platón inaugurara una tradición filosófica de reflexión sobre la ciudad hasta nuestros días, han sido muchas y notables las transformaciones y los cambios en la manera como las personas habitamos las ciudades, así como éstas nos habitan a nosotros y edifican múltiples identidades en el solar de nuestro ser-enel-mundo. Porque hoy, resulta casi impensable una aproximación a nuestra identidad contemporánea sin considerar la indispensable fuerza formadora de lo urbano a través, precisamente, del cuerpo. Pensar en la ciudad contemporánea significa, por tanto, reflexionar sobre el ámbito de la íntima relación entre los espacios urbanos y el cuerpo en movimiento y, también, sobre los modos de disciplinamiento de un haz de poderes difusos que han encontrado en la estetización de la vida cotidiana en la ciudad actual el leit motiv ideológico para el desarme político de los ciudadanos y la desmoralización de los espacios urbanos. Hablamos, sin duda, de la ANDEKA LARREA imposición de una esfera1 (co(Bilbao, 1972) es licenciado en filosofía por la UNED. mo sistema inmunológico) de Durante su formación acacarácter planetario de la que démica ha participado en actividades culturales dison excluidas las preguntas y versas: Cine-club, actor de los dilemas morales planteados teatro y cine, organización de congresos y semanas por la evolución y desarrollo culturales, etc. En la actualidel capitalismo multinacional. dad prepara su tesis doctoral en el Departamento de Paradójicamente, en la era de Filosofía de los valores y Antropología social (UPV), la información y de la publicititulada "Ética y estética de dad, el secreto y el silencio son la ciudad posmoderna".
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indispensables para la supervivencia del sistema de dominación espectacular que rige el mundo. Como consecuencia de la implementación de una razón ajena a dilemas morales, los fiadores de la panacea tecnológica quisieran hacernos creer en la desaparición del territorio, desvanecido tras el espacio virtual; en la abolición de la naturaleza no-humana; en la instauración de la tele-democracia; en la inexistencia de la marginalidad (en un sentido puramente etimológico), así como en la imposibilidad de una felicidad en el Afuera de este sistema movilizador de fuerzas llamado Cultura o Sociedad Occidental.
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Sin embargo, cualquier esfuerzo crítico que se precie de tal en los tiempos que corren debe ser consciente de las estrategias de poder que se esconden detrás de ideales como comunicación, democracia y cultura2. Con esta voluntad abordamos el estudio de la ciudad contemporánea como el lugar en que se produce el encuentro de los cuerpos en un espacio propiamente humano y en el que se concentran estrategias y luchas que son determinantes para comprender la actual conformación de un modelo de ciudad diferente de su precedente más inmediato, la ciudad industrial3. Esta distinción, sin embargo, debe observarse como un intento de establecer una tipología abstracta que no ignora la continuidad de ambos modelos, así como las particularidades nacionales que no es posible abordar en este texto con el detalle que merecen. Para una adecuada comprensión del fenómeno urbano actual, se hace imprescindible, como decimos, un breve acercamiento a su desarrollo histórico precedente, la ciudad industrial o moderna. Y ello, no tanto como exigencia metodológica, sino con la confianza en la idea de que una comprensión genealógica de los fenómenos urbanos actuales no puede ser abordada mediante esquemas históricamente amnésicos. Un análisis detallado sacará a la luz la continuidad existente entre procesos que se inician en el seno de la ciudad industrial y las “novedades” arquitectónicas, urbanísticas y políticas del espacio urbano contemporáneo4.
fue uno de los primeros en señalar tanto la grandeza como las miserias de la ciudad industrial, en su caso, el París del siglo diecinueve. Consciente de las posibilidades revolucionarias que se abrían a partir de la constatación del nacimiento de un nuevo espacio (la ciudad moderna), señaló también el peligro de caída en el pensamiento mítico que significaría una aprehensión de-
Walter Benjamin, una de las cabezas más lúcidas del siglo veinte,
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formada de la nueva naturaleza emergente. Este peligro se encuentra en estrecha relación con los esfuerzos urbanísticos llevados a cabo por el Barón Haussmann, conocidos como el ensanche de París, que más allá de los cambios físicos de envergadura que produjo, debe ser analizado como el punto de partida de un proceso de estetización disciplinaria de los espacios urbanos que llega hasta nuestros días. Consciente del peligro del espacio público urbano que las revueltas populares hacían evidente, el proyecto de Haussmann se propone el establecimiento de un doble control. Por un lado, mediante el derribo de barriadas y la construcción de los grandes bulevares que comunican el centro de la ciudad con los acuartelamientos militares, se trató de establecer un control militar directo basado en la disuasión por la fuerza. Por otro, es imprescindible hablar de una estrategia de control que se hace valer de las veleidades de la estética para el establecimiento de una disciplina corporal mucho más eficaz y permanente: el espectáculo5. El espacio urbano se ve convertido en fantasmagoría y las posibilidades revolucionarias que Benjamin veía en la ciudad de la modernización dejan paso a la ciudad disciplinaria de la burguesía en la que la visibilización del esplendor y el lujo de las clases privilegiadas, así como de los artefactos del progreso tecno-científico, aplastan a la incipiente cultura proletaria con los cantos de sirena de las fascinantes mercancías y de modos de vida volcados al placer y al lujo. Esta orientación hacia una disciplina corporal puede ser vista con más detalle con un ejemplo de las transformaciones en la percepción del espacio como consecuencia de la exigencia de nuevos movi-
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mientos corporales. Nos referimos al uso del automóvil. De entre los grandes e importantes cambios de toda índole que la ciudad moderna significó para la vida de las personas, la extensión del uso de los medios de transporte es uno de los más importantes6. Acostumbrados como estamos a la percepción contemporánea del espacio urbano e interurbano en la velocidad de esas burbujas de realidad virtual llamadas coches, nos olvidamos que, en otros tiempos, el espacio era un lugar afectiva y topológicamente diferente del nuestro, marcado por los ritmos de la naturaleza y las labores del campo. El shock que se produjo como consecuencia del incremento de la velocidad de transporte y de percepción del entorno urbano se convirtió en uno de los factores que explican la vida nerviosa de las grandes urbes
de principios del siglo veinte, a los que habría que añadir la mecanización, la estandarización y la masificación de la producción y del consumo. En lo que se refiere a los nuevos modos de percepción, Benjamin distingue entre la percepción óptica y otra que él denomina percepción táctil o dispersa. La percepción dispersa hace que la masa sumerja en sí misma a la propia ciudad. La interiorización de la nueva naturaleza urbana pasará, por lo tanto, por la arquitectura o por un arte que comparta sus caracteres. Lo cual significa que Benja-
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min enfrenta dos modelos de percepción para la ciudad moderna: aquel que corresponde a una experiencia puramente óptica del espacio urbano, la propia del turista, que encubre el peligro de la disolución en lo mítico; y aquel otro de la percepción dispersa, en el que cabe asumir la nueva naturaleza urbana, así como facilita el genuino camino de la emancipación. Volviendo a la cuestión que nos ocupa, hay que señalar que la introducción y la extensión del uso de los transportes colectivos e individuales que tuvo lugar, primero, en los Estados Unidos, afectó de forma determinante a la estructura y a la dimensión de las ciudades e inició un ciclo expansivo que llega hasta nuestros días, no exento de las tensiones y divergencias derivadas de la práctica de diferentes modelos de planificación urbana y regional, así como de los debates teóricos y de las prácticas de los primeros urbanistas (Howard, Geddes, Unwin, Parker, etc.) preocupados, en primer lugar, por la situación de las clases trabajadores más desfavorecidas por la irrupción del industrialismo. Ante la acuciante necesidad de solucionar el grave problema de la miseria urbana causada por el hacinamiento en los centros de las ciudades más importantes de Europa y Estados Unidos, así como por razones de índole económico y social, los medios públicos de transporte supusieron, en los inicios del siglo XX, la posibilidad de una solución: la expansión de la ciudad más allá de sus límites territoriales mediante la construcción de ciudades satélite, suburbios, barrios y ciudades jardín. La deplorable situación a la que miles de trabajadores urbanos se vieron
arrastrados como consecuencia de un sistema de producción que explotaba una abundante mano de obra a cambio de salarios miserables, junto con la salvaje especulación inmobiliaria, hicieron que algunos contemporáneos tomaran conciencia y denunciaran públicamente el hecho, lo cual, además del temor a un estallido revolucionario, hizo que se comenzaran a tomar las primeras medidas públicas. Es lícito afirmar que el urbanismo nace en esta coyuntura socio-política con la voluntad de ofrecer no sólo respuestas técnicas al problema de la vivienda sino, fundamentalmente, un nuevo modelo de ciudad basado en la cooperación y en los ideales humanistas del socialismo y del anarquismo, cuyo ejemplo paradigmático lo constituye la ciudad jardín.
Aunque no podemos abordar aquí las vicisitudes de la historia del urbanismo desde las tensiones entre teoría y praxis que la difícil relación entre urbanistas y poderes públicos ha deparado en todos los rincones del mundo7, sí queremos anotar algunos de los cambios más significativos de esta particular historia por lo que respecta al espacio y al cuerpo. En primer lugar, 1.– es evidente que, pese a las diferencias, la ciudad crece desmesuradamente y se descentra como consecuencia de la creación de nuevos espacios urbanos (barrios, suburbios, ciudades
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satélite) y de sus nuevas centralidades: monumentos, espacio público, centros de ocio y comerciales. En cierto sentido, 2.– se asiste al abandono de la ciudad histórica y de su pequeño espacio de significación y de símbolos en la búsqueda de un mayor confort (casas unifamiliares, entorno más agradable, seguridad) que se puede obtener fácilmente. Esta nueva situación implica la exigencia 3.– de una gran movilidad: los desplazamientos entre el hogar y el lugar de trabajo o de estudios son facilitados por vías rápidas de transporte (autopistas) que cambian 4.– drásticamente la percepción del entorno. La topología sentimental es sustituida por la asepsia de la imagen fugaz y pasajera de los tránsitos interurbanos. La identidad urbana 5.– se transforma en la misma medida en que el cuerpo es desarraigado de su pertenencia comunitaria en una esfera de proximidad y transplantado a una nueva tierra. Finalmente, 6.– si bien es cierto que ha habido experiencias positivas y solución de problemas de vivienda para las clases trabajadoras8, parece que han sido las clases medias quienes más se han beneficiado de los progresos y logros del urbanismo del siglo pasado en lo que respecta a una mejor vivienda, más espacio y mejores entornos.
Interludio sobre masas Antes de ocuparnos de la caracterización de la ciudad contemporánea, se hace imprescindible la aproximación a un concepto polémico sin el cual no sería posible comprender ni la historia de la ciudad en el marco temporal de este estudio ni muchos fenómenos actuales: nos referimos al concepto de masa9 o multitud. La fascinación y el temor que las masas han ejercido en un pasado reciente perdura aún hoy, fundamentalmente debido a la ambigüedad e imprevisibilidad característica de sus movimientos y fun-
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ciones: masa revolucionaria, masa fascista, masa pasiva, masa de contención y etcétera. Sin embargo, al margen de esta consideración estratégica, no hay que olvidar que la masa (como ejército de reserva) es una condición de posibilidad del capitalismo industrial por lo que respecta tanto a la producción como al consumo, así como la garantía de supervivencia del capitalismo multinacional. La dinámica económica, social, cultural y política se funden en un proyecto de masivización denominado globalización que exige de las multitudes su callado asentimiento y su intensa participación en un sistema voraz que ha logrado convertir el mundo en un inmenso bazar donde todo tiene un precio. Para una comprensión sin sobresaltos del fenómeno moderno de las expresiones de masas es necesario atender a las condiciones históricas de posibilidad de su surgimiento, así como a las maneras en que han sido utilizadas políticamente. Por lo que respecta a su movilización, la Primera Guerra Mundial constituye el punto de arranque de la propaganda política orientada a la búsqueda del asentimiento en contra de un enemigo del pueblo o de la nación. La rápida extensión de los nuevos medios de comunicación de masas, como la prensa, la radio y el cinematógrafo, así como el uso de la fotografía con fines militares, son las dos caras de una de las primeras estrategias modernas de la guerra mediática. Por otro lado, en lo que respecta a la expresión de los movimientos de masas, los regímenes totalitarios son la muestra más evidente del poder efectivo disponible en las grandes concentraciones humanas, inspirado en una autopercepción estética de la fuerza y de la voluntad, gracias a la fascinación y a la unidad proporcionada por la imagen y la palabra radiada.
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Aprendida la lección, al menos, aparentemente, las democracias occidentales y los sistemas de poder mundiales han cambiado de estrategia en lo que respecta a la manipulación de las masas, en la medida en que el control de su movilidad se hace imprescindible debido a la riesgos de que un nuevo complejo catastrófilo (Sloterdijk) haga saltar por los aires la precaria paz social. En la constitución de este sistema global de dominación intervienen, sin duda, muchos factores de índole diversa en el marco del proyecto de globalización económica y uniformización cultural y social que caracteriza al capitalismo multinacional, con una clara hegemonía del modelo norteamericano. Uno de los más des-
tacados ha sido la televisión, sin la cual no es posible comprender dos fenómenos relevantes de la tardomodernidad: el individualismo de masas y los espectáculos de masas, especialmente los deportivos. Las grandes concentraciones deportivas que se producen en los estadios de nuestras ciudades con regularidad, al margen de consideraciones sociológicas y económicas de interés, conforman masas cerradas (en la clasificación de Canetti)
caracterizadas por una alta emotividad que alcanza su máxima expresividad en el instante de la descarga. Estas masas que, significativamente, se encuentran situadas de espaldas a la ciudad, buscan premeditadamente evadirse de los problemas urbanos por medio de la instauración de un tiempo mágico, en el que la gesta heroica (individual) es todavía posible: una temporalidad cíclica cuasi-sagrada, marcadamente ajena al tempo histórico del espacio urbano, recreada periódicamente. La implicación, el compromiso y la identificación con la que los aficionados viven este impás existencial de luchas míticas es correlativo a la indiferencia y a la desafección generalizada por asuntos comunitarios de otra índole. Esto, ni más ni menos, es el poder difuso obtenido por el sistema espectacular de los medios y de las mediaciones. El individualismo de masas es una ideología economicista encaminada al sostenimiento del sistema de producción y consumo que ha encontrado en la docilidad de las masas urbanas la coartada para una estandarización y mecanización de sus movimientos en el espacio, tan previsibles como dirigidos a un fin determinado: asegurar la reproducción del sistema capitalista globalizador. Los centros urbanos de nuestras ciudades, cada vez más similares unos a otros, se han convertido en gigantescos escaparates, en lugares donde el fetichismo de la mercancía alcanza su apoteosis estética y simbólica. Los usos no comerciales del espacio ciudadano son cada vez más insignificantes. Todas las señales, los estímulos y la propaganda se encaminan a una mercantilización definitiva de los lugares, en los que nada es posible hacer sin previo pago. La ciudad, locus del hecho político y de la expresión cultural de los ciudadanos, se desintegra y deja paso al gran centro comercial, al parque temático, al evento espectacular, a la arquitectura monumental, para lo cual ya no es necesario ser sujeto político de derechos sino consumidor compulsivo de bienes.
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El espacio urbano contemporáneo Pudiera parecer por lo dicho hasta ahora que nuestras ideas sobre la ciudad establecen una periodización rígida entre dos modelos que se suceden en el tiempo y que transforman radicalmente las nociones de cuerpo y espacio. Si bien la segunda afirmación es cierta, también lo es el hecho de que los importantes cambios que se han sucedido a lo largo del siglo veinte en todas las ciudades del mundo no pueden ser reducidos a un esquema que tan solo recoge algunas tendencias en un espacio geográfico limitado. Además de ello, tampoco hay que olvidar el hecho de que más que de sucesión de modelos, es mejor hablar de convivencia de los mismos, a los que habría que añadir el de la ciudad heredada o histórica10. Se trata, pues, de procesos contemporáneos de cambio en los que el paisaje urbano va modificándose en contraste con la permanencia de otro, el paisaje histórico, fundamental para la conservación de la memoria y de la identidad urbana. La complejidad del fenómeno urbano contemporáneo es correlativa a la complejidad del espacio socio-cultural tardomoderno. Y esta complejidad, como ha señalado Manuel Castells11, debe ser analizada poniendo en relación el desarrollo del modelo informacional y la reestructuración del capitalismo si de lo que se trata es de abordar las nuevas producciones sociales del espacio. Asistiríamos, por tanto, a la irrupción de esa tercera ciudad, la ciudad informacional, caracterizada por nuevos procesos de producción y de gestión en un marco espacial fragmentario, deslocalizado a la vez que global que, si bien tiene una importancia decisiva, convive con sus modelos precedentes, esto es, la ciudad histórica y la ciudad moderna. La constitución de lo que se ha venido a llamar el “tercer entorno” o espacio virtual, como consecuencia del rápido desarrollo y crecimiento de las tecnologías de la
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información, es el reverso inmaterial de un proceso de mutaciones físicas que tienen lugar a partir de la ciudad construida. Sin embargo, la importancia decisiva adquirida por el espacio de los flujos debe ser puesta en relación con el factor determinante de esta revolución de los transportes (de personas pero también de informaciones), esto es, la velocidad. Paul Virilio, empeñado en un esfuerzo analítico de puesta en solfa de las verdades impuestas por los “futurólogos”, es el pensador de la velocidad que más se ha preocupado por las consecuencias imprevistas del desarrollismo tecnológico desde la revolución industrial y de los transportes a comienzos del siglo pasado.
A su entender, la creciente velocidad de los flujos de información, así como la aceleración de los ritmos urbanos, suponen una amenaza considerable de pérdida del cuerpo propio y del otro en beneficio de una presencia inmaterial. El cibermundo, último desarrollo de la lógica de la velocidad, ignora el espacio y la constitución temporal del hombre en favor de una glorificación del tiempo real, un presente perpetuo que sustituye con-
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tacto por telepresencia y que, en palabras de Virilio, es “una especie de atentado a la realidad”12 . Si bien es cierto que estas tendencias son un hecho, no podemos caer en el error de caracterizar la ciudad actual sólo en relación con el entorno virtual, menospreciando el espacio geográfico y físico, así como los cambios habidos en el modo y manera en que son habitadas las ciudades. Como ya mencionamos, se trata de comprender la ciudad como el resultado de múltiples interacciones entre la ciudad histórica, la moderna y la ciudad informacional que aparece ahora en nuestro horizonte temporal. De entre esta alambicada maraña de relaciones, queremos destacar, por lo que respecta al espacio de nuestras ciudades, el proceso de crisis que dio origen al desmantelamiento del paisaje industrial y al nacimiento de la
gran poder adquisitivo y, en su periferia, aunque también en el mismo centro, otra, la de los excluidos de la competición (jóvenes, inmigrantes, parados, homeless) económica, caracterizada por la carencia de recursos, la fealdad, el abandono y la desesperanza. En la ciudad se hacen palpables las contradicciones, las injusticias y las tensiones de la cohabitación, así como las diversas estrategias político-mediáticas para su ocultamiento, claramente encaminadas a eliminar las trabas que impidan el desarrollo de la ciudad de la imagen, el deseo y el espectáculo. Se trata, como ha señalado Amendola13, de un proceso de reencantamiento urbano que se inicia en la
nueva ciudad contemporánea volcada, claramente, hacia una concepción espectacular y hedonista de la ciudad. Como se ha señalado, en la ciudad se hacen visibles los cambios sociales, económicos y culturales que, en las últimas décadas, han definido una nueva manera de estar en el mundo a medida que se afianzaban las transformaciones estructurales que el capitalismo de última hora ha producido en todo el planeta. Entre estos cambios, cabe destacar el importante impulso de estetización de los centros urbanos que, gracias a las propuestas arquitectónicas más recientes y osadas, implica la constitución de una ciudad dual (Castells): aquella luminosa, limpia, fascinante y cool, dedicada a la gestión, planificación y residencia de los más privilegiados, así como a los visitantes con
década de los ochenta y que, en diferentes momentos, llega hasta nuestros días. Este proceso ha pivotado sobre la regeneración de áreas industriales en desuso, generalmente situadas en los centros urbanos, que han sido recuperadas, embellecidas y destinadas a convertirse en los nudos estratégicos de la nueva economía global. En la actualidad son un codiciado lugar de residencia para las nuevas élites urbanas que encuentran en la vivencia es-
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tetizante de un entorno arquitectónico grandioso un modo exclusivo de afianzar su estatus social. Si en los años ochenta asistimos al fin del ciclo expansivo de la ciudad, ello se debe a que, a partir de entonces, de lo que se trataría es de construir un cuento, un relato y una imagen de la ciudad del deseo que satisfaga las demandas de placer de aquellos que quieren hacer de la ciudad el lugar del sueño, claramente contrapuesto a la imagen de pesadilla que nos asalta si nos acercamos a las zonas oscuras del habitar tardomoderno. Este proceso de reencantamiento urbano debe situarse en el contexto de las mutaciones estructurales y culturales que la ciudad ha sufrido desde el declive del movimiento moderno y la consolidación de las propuestas arquitectónicas posmodernas. El objeto de reflexión ha cambiado, puesto que se desplaza de la ciudad en sí misma a la experiencia urbana, al habitar. El modelo de referencia de la ciudad posmoderna lo constituye el sueño, un mundo de imágenes hecho de sueños, deseos, mitos y recuerdos provenientes del imaginario colectivo. El mito urbano se alimenta continuamente del mundo de los media, especialmente del cine y de la televisión. Asistimos, por tanto, a la desaparición de los límites entre realidad e imaginación como consecuencia de la producción de escenarios urbanos de sueño y de deseo. El habitar posmoderno es referido a la ciudad en sí, más que a los edificios. Como señala Amendola, la caracterización de la ciudad nueva contemporánea hace de ésta un emporio de estilos, una enciclopedia de culturas y lenguajes, un sistema esquizofrénico, orgánico y operante. La relación con el pasado cambia también en la ciudad por el hecho de que el pasado es recuperado como un momento del presente y eliminado como historia. En este sentido, la coincidencia de este análisis con el propuesto por Fredric Jameson para el posmodernismo se encuentra en
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que ambos destacan la nueva superficialidad, la autoironía y el hecho de que la imagen se convierta en motor de esta transformación de la ciudad y del conjunto de la cultura. “El espectáculo se ha capilarizado en lo cotidiano de la ciudad y en la trama de los espacios y de los tiempos de la experiencia metropolitana”14, lo que, con Debord, viene a significar que el espectáculo deviene principio organizador de la vida. Pero la ciudad ha sido y es, también, el espacio público en donde son posibles las resistencias a todos los dispositivos de poder, el locus del hecho político por excelencia desde la polis griega hasta las megalópolis contemporáneas. En la di-
námica de formación de las grandes regiones urbanas a la que asistimos hoy, la exigencia de los derechos de ciudadanía y su ejercicio efectivo deben convertirse en una prioridad de los gobiernos locales y de los mismos ciudadanos, como contrapeso a las fuerzas globales y a sus consecuencias en los espacios más cercanos, en los cuerpos y en el movimiento cotidiano de los mismos: “Los gobiernos locales deben desarrollar un papel central para or-
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ganizar el control social de los lugares por encima de la lógica funcional del espacio de flujos”15. Por tanto, si de lo que se trata es de recuperar la acción política ciudadana para hacer frente a los dispositivos espaciales de control, se debería estar a favor de fomentar la participación en los asuntos públicos por medio de los instrumentos que la tecnología de la información pone en la actualidad a disposición de todos. De lo contrario, el espacio de nuestra cotidianidad será diseñado con el objetivo de aumentar incesantemente nuestra productividad y el control de nuestros movimientos sin que quepa resistencia alguna. La resistencia a esta disciplina corporal se encuentra en la conquista social del espacio urbano. Como ha escrito Paul Virilio, “al perder la ciudad perdemos todo. Volviendo a encontrarla ganaremos todo”.
Utilizamos indistintamente la denominación ciudad industrial y ciudad moderna, si bien, la segunda debe ser entendida como condición de posibilidad de la primera en un proceso histórico más amplio que se inicia en el Renacimiento. 3
Tesis, que extendida, podría también dar cuenta de la continuidad existente entre los ideales modernos y los de la constelación socio-política denominada postmodernidad. 4
5 G. GAMARRA ha abordado esta cuestión en su tesis doctoral (inédita), Estética urbana: Cine, ciudad y mito. De Walter Benjamin a Metrópolis.
6 No sólo por lo que se refiere al espacio exterior sino, también, como ya señalara G. Simmel, por lo que toca al espacio interpersonal.
7 Para lo cual recomendamos el excelente libro de Peter Hall, Cities of Tomorrow: London, Basil Blackwell, 1990.
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Aunque en muchos casos, especialmente en aquellos que siguieron las ideas de Le Corbusier (la ciudad de las torres), se hizo obvia la necesidad de contar con los interesados para evitar desajustes entre la teoría y la praxis.
9 Desde un punto de vista antropológico, es importante tener en cuenta, como ha escrito Elías Canetti, que la masa deriva de una unidad más antigua, la muta, la cual consiste en “un grupo de hombres excitados que nada desean con mayor vehemencia que ser más”.
10 Esta es la tesis de Jordi Borja (La ciudad conquistada, Madrid: Alianza, 2003) que nosotros compartimos.
NOTAS 1 Tomamos este concepto, en sentido restringido, de Peter Sloterdijk, quien en su último libro, Esferas I, propone una comprensión del seren-el-mundo como ser-en-esferas. 2 Piénsese, sin ir más lejos, en el Forum de las Culturas Barcelona 2004. Manuel Delgado afirma que el proyecto “está orientado desde una concepción visionaria de Barcelona, sueño de un espacio racional, higiénico y desconflictivizado, habitado por ciudadanos libres que asisten entusiasmados a las puestas en escena del poder político” (El Correo, 8 de Mayo de 2004).
CASTELLS, Manuel: La ciudad informacional, Madrid: Alianza, 1989. 11
VIRILIO, Paul: El cibermundo. La política de lo peor, Madrid: Cátedra, 1997, Pag. 58. 12
13 AMENDOLA, Giandomenico: La ciudad Postmoderna, Madrid: Celeste Ediciones, 2000.
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AMENDOLA, G.: Op. Cit., p. 83
15 CASTELLS, Manuel: La ciudad informacional, Madrid: Alianza, 1989, p. 487.
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La España (Im?)posible
U
na de las declaraciones de José María Aznar que me ha quedado grabada fue con la que se despachó ante las crecientes críticas por su renovado y beligerante centralismo. Dijo que había una única España posible definida por la Constitución (es decir, por la interpretación que él hace de ella), y otra que era imposible. Supongo que para Aznar la España Imposible es la que se reconoce a sí misma como una entidad identitaria múltiple y con una voluntad estatal conformada por la unión pactada de las voluntades de sus nacionalidades y regiones. Aunque la escondan, hay una historia de España, por ejemplo, la de Pi y Margall y los federales, que la muestra repetidamente como un producto esencialmente de pacto. Las Juntas provinciales que espontáneamente se generan ante las sucesivas crisis del estado en todo el siglo XIX y que consienten en agruparse en una Junta central para los lógicos fines comunes, Pi lo veía como la demostración de esta naturaleza de España. También podríamos añadir que la reacción de Euskadi, Catalunya, Valencia, Asturias, etc., ante la descomposición del estado republicano en los primeros días de julio de 1936 es otra demostración de dicho carácter. Fijémonos bien que el concepto que más profusamente utiliza el nacionalismo español que encarna Aznar es el de Unidad. Es decir, España es su Unidad. Ante esta concepción fundamentalista es ciertamente imposible que Euskadi, Catalunya o Galicia puedan sentirse comprometidas. Esta casa no es la suya. Es pues en esta España imposible donde Aznar, y por ende todo el nacionalismo español unitarista, sitúan el conflicto vasco que, a la postre, es un conflicto identitario y de interrelación política entre Euskadi y España. Un conflicto ciertamente mixtificado por la locura etarra, detenida en un tiempo donde solo se contemplaban vías expeditivas para la resolución
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de este tipo de problemas. El anterior ciclo político empezó con la elecciones catalanas de 1999. En ellas, CIU experimentó un fuerte descenso y quedó la política catalana en manos del PP, al negarse Pujol a pactar con ERC, a la espera de las elecciones generales de marzo de 2000. En ellas, el PP obtuvo la mayoría absoluta y se cerró un pacto CIUPP en Catalunya y PP-CIU en España, a partir del compromiso de CIU que no iniciaría el proceso de reforma del estatuto catalán. Una renuncia aparentemente sorprendente, pero que también se explica por las dificultades internas de CIU al tener que nombrarse sucesor de Pujol. El pacto PP-CIU tuvo inmediatas consecuencias para Euskadi al anunciar ETA el fin de la tregua, ocasión propicia para que Aznar y Mayor Oreja iniciaran una ofensiva contra todo el nacionalismo vasco. La debilidad de CIU y sus compromisos con el PP dejaron a Euskadi sin la natural solidaridad del Gobierno de Catalunya ante tal asedio: la declaración de Barcelona se congeló, CIU apoyó la ley de partidos y la ilegalización de HB... Pero las consecuencias no solo se circunscribieron al País Vasco, también Aznar desarrolló una nueva política de centralización ideológica, cultural, legislativa e inversora, con la pasividad de la Generalitat, y que afectó a todo el sistema autonómico. Hay en Catalunya un cierto estado de opinión que pugna por extender la idea de que los vascos siempre han ido a la suya y que, por tanto, los catalanes no debiéramos estar tan preocupados por el ritmo y las vicisitudes de su autogobierno. Se trata de introducir en la opinión pública la percepción de que Euskadi y Catalunya son dos cuestiones distintas y distantes. Un ejemplo: los que promocionan esta opinión invariablemente nos responden a los que mostramos una sana envidia por la capacidad fiscal vasca que entre no tener concierto y no tener violencia, prefieren no tener concierto.
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Pero aunque algunos se empeñen en hacernos creer lo contrario, los procesos de emancipación nacional de Euskadi y Cataluña siempre han ido íntimamente ligados. Ya desde principios del siglo pasado, el catalanismo ha estado influido por el modelo de relación ecómica y política de Euskadi con España. Hay que recordar que la primera gran campaña del catalanismo se realiza en 1899 para reclamar un concierto como el de las provincias vascas. A su vez, el renacimiento cultural catalán de la Renaixença contribuyó a la dinamización del movimiento cultural y nacional vasco. La fundación de Galeusca en 1923 fue la demostración de esta mutua interacción. Con la República esta relación se profundizó. Lluís Companys, siendo ya Presidente de la Generalitat, aconsejaba a los diputados de la Esquerra en Madrid que hicieran siempre “lo que los vascos”, habida cuenta del apoyo que siempre le brindaron en la tramitación en las cortes republicanas del estatuto de autonomía. En fin, hay que recordar como el Lehendakari Aguirre acompañó a Companys en el trance de cruzar en febrero de 1939 la frontera francesa ante la ocupación de Cataluña por las tropas franquistas.
Es siguiendo esta tradición que el Institut de Drets Humans de Catalunya reunió a un grupo de políticos y profesores del País Vasco y Catalunya entre la primavera del 2001 y la del 2002 con el objetivo de tratar de contribuir a buscar caminos para la paz y el diálogo institucional en Euskadi. El origen de los encuentros hay que buscarlos en el shock que supuso para la sociedad catalana el asesinato de Ernest Lluch. Una honda herida por cuanto que, junto a Herrero de Miñón, andaba explorando soluciones jurídicas para dar salida al conflicto. Catalunya reaccionó unánimemente ante el vil asesinato, con firmeza, pero también con deseos de diálogo y paz. Fue al final de la multitudinaria manifestación que Gemma Nierga, erigiéndose a la vez en intérprete de Lluch y de la multitud congregada, pronunció aquellas palabras ante toda la clase política presente: “Ustedes que pueden, dialoguen”. Posteriormente un grupo de entidades de la sociedad civil promocionó un manifiesto y el Parlamento de Catalunya aprobó por unanimidad una moción en la que se condenaba la violencia de ETA y se instaba a los gobiernos de Euskadi y España a retomar sus relaciones institucionales. Los trabajos y debates fruto de los encuentros se han editado en forma de un libro titulado “Concordia Civil en Euskadi”, editado por la editorial Icaria. Creo que el denominador común de todos los autores es la necesidad de democratizar el problema. De hecho el libro termina con la frase: “Contra la violencia, más democracia”. Es decir, la violencia en Euskadi solo puede atajarse definitivamente con más democracia. Con más democracia en Euskadi y con más democracia en España. Con ello, no me refiero a una inmediata celebración de un referéndum de autodeterminación, sino a una alternativa al pensamiento único de aproximación al conflicto que mantienen los protagonistas más intransigentes. En el fondo estamos ante un conflicto entre identidades en el cual se han impuesto los antagonistas que practican unos métodos antiguos de solución. ETA practica una intolerable e ilegitima épica de las armas, ya puro terrorismo, a la cual responde el estado español, espoleado por un renovado nacionalismo unitarista, con una estricta vía
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policial secundada por una merma de la democracia y un recorte de la expresión y del debate. En suma, con un estado de excepción no explícitamente declarado. Es naturalmente exigible que el estado, a través de los gobiernos vasco y español, defienda a los ciudadanos de amenazas, chantajes y tiros en la nuca, pero tampoco parece que sólo la estricta vía policial, escondiendo, negando y atacando cualquier posibilidad de ensayar a la vez soluciones políticas y democráticas, pueda resolver el problema. Como máximo lo diferirá, dada también la existencia innegable de una naturaleza política e histórica, del problema. Es por ello fundamental impulsar un nuevo clima político (en España y en Euskadi) que racionalice y enfoque el conflicto desde el rigor y la calidad democrática. Los políticos, periodistas e intelectuales no pueden favorecer dinámicas reduccionistas o exacerbantes, sino que tienen un inmensa responsabilidad en proporcionar instrumentos de sosiego y de reflexión que no tienen porqué estar reñidos con la condena y la persecución de la violencia. España es un estado plurinacional y esto habría que aceptarse de buena gana. La plurinacionalidad debería ser intrínseca a la propia democracia española de forma que el principio de igualdad también abarcara el derecho a la equidad de reconocimiento y de prestigio de las diversas identidades. Todas las colectividades nacionales deberían tener el mismo derecho a disponer de similares instrumentos que asegurasen su pervivencia y su desarrollo. Pero este reconocimiento, esta normalidad en aceptar la realidad todavía no se ha producido. Como mínimo el nacionalismo español parece aún guiarse por la conllevancia de Ortega y Gasset, una aparente actitud de resignada convivencia pero de implacables objetivos finales homogeneizadores. Es cierto que la Constitución española presenta algunos elementos que pueden ser desarrollados para establecer un estado donde haya equidad plurinacional, pero no lo es menos que admite una multiplicidad de desarrollos, incluso aquellos que van en la dirección contraria de la plurinacionalidad. No hay en la Constitución exigencias ni mecanismos que aseguren el principio
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“pro-autonomía” presente en el espíritu de los trabajos constitucionales. Y esto ha permitido que en los últimos tiempos asistiéramos a una manifiesta voluntad armonizadora por parte del ejecutivo del poder central. El Gobierno del PP no ha guardado ya ni las apariencias, promocionando un intenso y añejo nacionalismo español llamando a la movilización, paradójicamente para ir contra los nacionalismos. Y todo ello con la cobertura de cierta intelectualidad sumamente hábil en el uso del sofisma como método para descalificar el nacionalismo de “los otros”, desde el gran baluarte de la identidad nacional mayoritaria del estado. Estar amenazados de muerte por ETA es una situación terrible que exige nuestra solidaridad y comprensión. Seguramente que muchos no podemos llegar a comprender la grave circunstancia que atraviesan, pero ésta no debiera afectar a la honestidad intelectual. Mofarse de los mitos del milenarismo irredentista vasco puede ser lícito, pero a condición que uno se mofe también de los mitos del milenarismo irredentista español, que los hay. Un ejemplo reciente, aunque no estrictamente vasco: un conocido intelectual ha reaccionado ante la declaración de Barcelona como ciudad antitaurina, pidiendo a Sevilla que se declare antibotifarra. Cabría preguntarse (conste que no soy un antitaurino) cuál sería la reacción de muchos de estos pensadores en la situación inversa en la que fuera Catalunya la íntimamente taurina y Madrid se hubiera declarado contraria a la fiesta ¿Se imagina alguien los discursos floridos de condena por parte de los voceros del nacionalismo oficial español si los toros fueran un distintivo nacional exclusivo de catalanes? Aunque puestos en esta hipótesis sería más que probable que los nacionalistas catalanes trataríamos de defendernos con similares argumentos. Porque, al final, todos estamos hechos del mismo barro. Y es que la división entre nacionalistas y no-nacionalistas, tan promocionada por el PP (y que ya tenía previsto también exportarla a Catalunya), es artificial y contraproducente, porque dependiendo de las circunstancias, de nacionalistas acabamos por serlo casi todos. Por otra parte, una
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comunidad nacional, una sociedad que se sienta nacional, no es necesariamente un elemento de retroceso. Al contrario, como dice Ramón Zallo, regularmente las comunidades nacionales vertebran la participación democrática, generan condiciones para la solidaridad y la igualdad, y profundizan en la integración social. Cuando a la caída del muro de Berlín, los checos se manifestaron en Praga con sus banderas nacionales y exhibían la recuperación de su dignidad nacional, ¿es malo esto? No obstante, hay quien asegura que el nacionalismo democrático vasco es intrínsecamente nocivo. Que objetivamente el nacionalismo vasco forma parte de la estrategia de ETA y que, por tanto, no puede coincidir con sus objetivos ni compartir sus banderas. Que admitir elementos de negociación política, a la vez que soluciones policiales, es darle alas a ETA, es justificarla. Incluso se vierten insidias de que al nacionalismo le conviene su actividad pues obtiene réditos políticos. En fin, hay quien define a los partidos nacionalistas como una especie de negocio tapadera de ETA. Así que se les exige como única estrategia posible su renuncia a la construcción nacional vasca. Se les dice que deben de ser menos nacionalistas y legitimar activamente y sin reservas el estatuto y la constitución. Ahora bien, en una sociedad democrática avanzada la única división posible debe darse entre procedimientos democráticos o antidemocráticos, no entre objetivos o ideales ¿En democracia no es aceptable toda posición si se expresa por cauces democráticos? Y esta acusación reiterada de coincidencia en los fines tiende a la amalgama de confundir legítimas y democráticas posiciones políticas con intolerables procedimientos terroristas. La democracia se empobrece porque la crítica entra ya en la categoría de persecución. En Catalunya ya se ha comprobado cuando después del caso Carod se llegó incluso a calificar de asesinos a ERC. Por otra parte, imaginemos que PNV-EA llegaran a convencerse de adoptar esta estrategia y abandonaran la demanda de soberanismo, ni que sea por un período de años, ¿esto realmente acabaría con el problema? Con una ley de parti-
dos en vigor, ¿que pasaría con la parte de la sociedad vasca que desea intensamente la independencia? ¿No estaríamos ante una situación explosiva aunque de aparente y momentánea eficacia policial? Hay quien realiza estas críticas al nacionalismo vasco desde la honestidad y son razonables hasta cierto punto. Pero también muchos tenemos la íntima sospecha de que quizás haya otros a los que no preocupe tanto impedir la violencia como que Euskadi deje de ser una amenaza para la unidad nacional. El nuevo ciclo político ha empezado de muy diversa manera que el anterior. El 14-M ha resultado un auténtico vuelco, pero seguro que a ello han contribuido decisivamente unos antecedentes que no deberíamos olvidar: las elecciones vascas de mayo del 2001, las catalanas de noviembre del año pasado, el caso Carod y el atentado de Madrid son jalones que señalan claramente una de las claves del cambio. No cabe duda que la única España posible de Aznar ha sufrido una derrota, ni que sea momentánea. Y ahora el PSOE de Zapatero tiene la oportunidad de mostrar si es o no posible la España que se reconoce a sí misma como plurinacional, que empieza por aceptar la realidad de otras identidades nacionales. Este déficit democrático del estado lo pone más en evidencia el proceso de Unión Europea. En Europa se está construyendo una nueva identidad, que tendría que ser la resultante de la unión de los diversos pueblos y culturas que la componen y que la han conformado a lo largo de la historia. Naciones tan profundas en la historia de Europa y tan decididas a su pervivencia como Euskadi, Galicia o Catalunya no pueden ser ignoradas y tienen que ser incluidas en la cesta identitaria común. No es justo que se reconozcan naciones que la única diferencia con aquéllas es la de haber tenido suerte en algún equilibrio de poder entre las grandes potencias ¿Por qué Malta y Eslovenia sí, pero Euskadi y Catalunya, no? No sea al final que, además de una España imposible, resulta que también hay una Europa imposible. Carles Bonet Revés.
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Exposición dedicada a la vida y obra del primer Lehendakari
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l Museo del Nacionalismo Vasco de la Fundación Sabino Arana inauguró el pasado 25 de mayo, en la sala de exposiciones del Archivo Foral de Bizkaia, una muestra dedicada a la figura del primer Lehendakari del Gobierno vasco, José Antonio Agirre, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento. "Pro libertate patria... José Antonio Agirre" reconstruye la vida del Lehendakari a través de objetos personales, documentos y réplicas de los escenarios más relevantes de su trayectoria. Así pues, la visita por la exposición nos permite conocer la figura del lehendakari Agirre, pero sobre todo nos da la oportunidad de profundizar en sus ideas. Ideas de un “Demócrata intransigente, católico fiel, nacionalista apasionado” de un hombre “lúcido y sincero, entregado por entero a su causa” como recoge el diario “Le Monde” en la necrológica que con motivo de su fallecimiento le dedicara. Éste es el Agirre que
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descubrimos en las páginas de sus diarios originales, verdadera "joya" que encontramos en la primera de las vitrinas de la exposición. Además de los diarios personales, son varios los objetos y documentos que pueden ser contemplados por primera vez en una exposición. Adentrados en la muestra, comenzamos por recordar los años de niñez de José Antonio Agirre. Entrañables fotografías familiares nos enseñan al Agirre más humano: al niño que jugueteaba por las callejuelas del Casco Viejo y que años después ejerce de hermano mayor de la numerosa familia que posa a la puerta de la casa de Getxo. Sobre un césped futbolístico, vitrinas con su ficha federativa o un traje del Athletic de los años 20 nos evocan más adelante la figura del deportista, del delantero del Athletic. También encontramos al joven Agirre inmerso en la divulgación y propagación de la doctrina social cristiana, fundamento del ideal católico de la década de los años 20 y principios de los 30. En estas vitrinas se muestran folletos de la asociación religiosa AVASC, junto a envoltorios de algunos productos de la empresa chocolatera familiar
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“Chocolates Chobil”, de la que tiene que encargarse al morir su padre, erigiéndose además en cabeza de familia. A mano derecha un pequeño texto en el que el Lehendakari comparte espacio con Konrad Adenauer, canciller de la posterior República Federal Alemana. En el horizonte de ambos, el cristianismo, doctrina que da razón y sentido al ciclo vital de los dos líderes. El recorrido expositivo nos muestra a Agirre, licenciado ya en derecho y con un pequeño bufete de abogados en Bilbao, que desembarca en la política, siendo elegido alcalde de Getxo con tan solo veintisiete años. Un poco más adelante nos reciben los leones del Congreso de los Diputados de Madrid, mostrándonos al Agirre diputado en la ardua tarea de lograr el estatuto vasco: propuestas, discusiones, negativas ilustran esta etapa de su vida. Guerra y exilio Tras su matrimonio con Mari Zabala, la reconstrucción de la vida de Agirre entra en los años de la guerra y el exilio, que se resumen en un vídeo de diez minutos de duración. Entre tanto, un todavía joven José Antonio Agirre, con sólo 32 años, jura su cargo como lehendakari. El frac que vistió y el documento original del juramento pueden ser contemplados cerca de una gran fotografía del Hotel Carlton, sede presidencial del primer Gobierno vasco. De los años de la guerra civil, quedan el telegrama que el lehendakari Agirre envía al Gobierno republicano tras el bombardeo de Gernika. Asimismo, un silencioso carru-
sel de diapositivas: telegramas y más telegramas en los que el Gobierno Vasco suplica el envío de refuerzos, sobre todo, aviones. Antes de terminar este espacio, son Agirre y De Gaulle quienes desarrollan su pensamiento sobre la idea de la libertad. Ambos, con pocos años de diferencia y en contextos bien parecidos, reclaman de sus respectivos pueblos un esfuerzo supremo a favor de la libertad. La salida al exilio se simboliza en un coche de época cruzando la frontera desde Cataluña. Antes, la unión entre ambos pueblos se explica bien a través de la amistad que une a los dos presidentes –Agirre y Companys–. Ello se muestra a través de textos, fotografías y, sobre todo, a través del retrato del president Companys dedicado con cariño al lehendakari Agirre. Un siguiente espacio abre la etapa de París, recogida con la reconstrucción del despacho de Agirre en Avenida Marceau. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial supone el comienzo de una nueva etapa de persecución y huida. También para José Antonio Agirre, quien cambia incluso su fisonomía para escapar de la persecución nazi: un bigote y unas gafas postizas convierten a José Agirre en J. A Álvarez Lastra. Son las mismas gafas que aparecen colocadas dentro de la siguiente vitrina. París, Berlín, Nueva York..., una odisea en busca de libertad y democracia. Precursor de la democracia cristiana europea Finalizada la Guerra Mundial, los esfuerzos políticos del Lehendakari se centraron en el movimiento europeísta. Junto a otros líderes europeos, funda los Nuevos Equipos Internacionales, los famosos NEI, precursores de la democracia cristiana europea y primer paso de toda la política paneuropea. Agirre adelanta en 1941 las mismas ideas que siete años después convertirán a Robert Schuman en el padre de la idea europea, como nos muestran los textos comparativos colocados en la pared. Llegamos ya a la fecha de 1960, año en el que fallece el lehendakari Agirre. En una vitrina, un ejemplar de “Le Monde” y unas gafas son testigos de su adiós.
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Nekazaritza eta basozaintza sektoreen ikusmugak Europako batasunean. NPE-ren erreforma
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abino Arana Kultur Elkargoak, Berdeak-ALE talde europarlamentarioarekin elkarlanean, mintegi bat antolatu zuen joan den apirilaren 27an, Bilbon, Europako Batasuneko Nekazaritza ministroek iaz, 2003an, onetsitako Nekazaritza Politika Erkidearen (NPE) Erreformaren funtsezko elementuei buruz jarduteko eta, halaber, EBean beste herrialde batzuk sartzeak nekazaritza-sektorean izango duen eragina aztertzeko. Orobat, jardunaldi hartan EBan eta herrialde kideetan basozaintzaren sektorearen gaur egungo errealitatea eta babesteko dauden planak aztertu ziren. Mintegia EAJ-PNVko europarlamentario Josu Ortuondok koordinatu zuen eta bertan honako hauek mintzatu ziren: Angel Angelidis Europako Parlamentuko Batzordeen eta Ordezkaritzen Zuzendaritza Orokorraren Aurrekontu Gaietarako aholkularia; Jorge Garbisu Eusko Jaurlaritzako Nekazaritza eta Arrantza Saileko ahokulari teknikoa eta NPEri buruzko Txostenaren egilea, eta Iñaki Isasi Perez Europa Hegoaldeko Basozainen Batasuneko lehendakaria, baita Euskal Herriko Autonomia Erkidegoko nekazaritza-sektoretik etorritako zenbait ordezkari nabarmenek ere parte hartu zuten, hala nola: Eusko Jaurlaritzako Nekazaritza Saila, Foru Aldundietako Nekazaritza Sailak, nekazari-sindikatuak, kooperatibak, elikagaigintzako enpresak, basozainak, ekologistak, baratzezainak, besteak beste. NPE delaeta, haren erreformari heldu zitzaion, baina Nekazaritza Politika Erkidearen aurrekariak hartuta abiapuntutzat. Ia 50 urte (1958) dira sortu zela, EBko kide sortzaileek hamar urte edo gehiagoko elikagai-urrialdia gainditu ondoren, Nekazaritza Politika Erkidea buruaskitasuna bermatzeko oinarrizko produktuak subentzionatzen hasi zenean. Harako 1958 hartan sortu zenetik NPEaren aldaketarik gogorrenak ekarri zi-
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tuzten erreforma nagusiak 2003aren erdialdera egin ziren. Horiek, batez ere, “kontinente”ko ekoizleengan zuten eragina; berriki osatu dira, bestalde, “mediterraneo”ko ekoizleengan eragina duten erreformak (oraingoan ez Espainiako gobernuak bere kontrako botoa emanda, haren abstentzioarekin baino). Orain, eta nekazariei ordainketa zuzenak egitearen onerako, ekoizpenarentzako diru-laguntzak nabarmenki murriztu eta bereizi ez ezik, ordainketa horiek jasotzeko eskubidea ingurumen, animalien ongizate, higiene-arau eta baserri-ingurugiroa artatzearen arloko arau batzuk betetzeari ere badago atxikita. Erreformak, halaber, EBk nekazaritzako produktuen munduko merkataritza justuaren arloko arauak bete ahal izateko daude diseinatuta, eta erreformok NPEak munduko merkataritza distortsionatzen (adibidez, elikadura-produktuen soberakinei diru-laguntzak emanez) duelako salaketak konpontzen dituzte. Europako Batasunak elikagai ekologikoak definitzen dituzten arauak ez ezik, nekazaritza-ustiapen ekologikoa definitzen duten arauak ere badauzka. Gaur egun kontsumitzaileek elikagai ekologikoei ematen dieten garrantziaz jabeturik, mota horretako laborantzak sustatzea du aurreikusita, Europako ekintza-plan bat eginez elikagai ekologikoentzat eta nekazaritza ekologikoarentzat. Hurrengo erronka NPEek bere hurrengo erronkari aurre egin ahal izateko azken erreformak ere diseinatu dira: zabaltze berrirako, hots, 15ak 25 bihurtzen direnerako eta EBko nekazarien kopurua beste hainbesteren erdia gehiago izaten denerako. Dagoeneko asko egin da, herrialde kide berrietako nekazariak EBean bizitzera molda daitezen prestatzeko. Dagoeneko diru-kopuru handi bat ipini da, haien eskura ustiapenak eta, elikagaiak eraldatzeko eta merkaturatzeko azpiegiturak modernizatzeko eta nekazaritza ingurumenarekiko begirunetsua sustatzeko. Atxikimenduaren unetik bertatik, herrialde berrietako nekazariek laguntza handiagoa jasotzeko eskubidea izango dute, haien beharrizanetara egokitutako 5.800 milioi euroko fondo-sorta berezi bati esker, zein 3 urtean emango baita.
Companys
Castelao
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“ E u s k a d i y C a t a l u n y a , v í a s p a r alelas, estación común", conferencia de Artur Mas.
logo ritmo
Franco
Agirre
Agirre, Companys, Castelao eta Franco: Lau gizon eta lau nazio estatu berean XX. mendearen lehenengo erdian
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abino Arana Kultur Elkargoak, Jose Antonio Agirre (1904-1960) Eusko Jaurlaritzako lehenengo lehendakaria jaio zen egunaren mendeurrena ospatzeko aurten egiten ari den jardueren barruan, hitzaldi-ziklo bat ere antolatu du apirilaren 22a eta maiatzaren 13a bitartean. Helburua Agirreren figuraren gainean ikuspegi erkatu batetik gogoeta egitea izango da. Erkapen-erreferentziak Katalunia eta Galiziako heroi nazional bana (Generalitateko President Companys eta Castelao galiziar abertzaletasunaren aitzindaria) eta Francisco Franco, Estatu nazio espainoleko buruzagi gisa haien aurka egon zena, izango dira. Horretarako, arloko irakasle eta aditu zenbaitek parte hartu zuten: lehenengo hitzaldia Hilari Raguer historialari katalauniarrak eman zuen, Generalitateko President Lluis Companys gai hartuta eta “Izan ote zen Companys katalanista?” izenburuarekin. Hurrengo hitzaldian Santiago Konpostelakoko Unibertsitateko Historia Garaikideko irakasle titularra den Xose Manoel Núñez Seixasek ibilbide bat egin zuen Alfonso R. Castelao galiziar politikari eta intelektualaren biografian barrena, beraren bilakaera politiko-ideologikotik abiatuta. Hirugarren hitzaldian Manuel Montero EHUko Historia Garaikideko katedradunak Francisco Francoren figura eta haren ia 40 urteko diktadura aztertu zituen. Azkenik, Josu Chueca EHUko Historia Garaikideko irakasleak itxi zuen hitzaldisorta hau; Chueca irakasleak bere hitzaldian Eusko Jaurlaritzako lehenengo lehendakaria izan zen Jose Antonio Agirreren gainean jardun zuen.
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l secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y presidente de CiU en el Parlamento de Catalunya, Artur Mas, ofreció el pasado 20 de mayo una conferencia en el marco de la tribuna de reflexión y debate de la Fundación Sabino Arana bajo el título de “Euskadi y Catalunya, vías paralelas, estación común”. En su intervención Artur Mas afirmó que “aunque Catalunya y Euskadi no siempre siguen la misma estrategia en su camino de autogobierno, existe una estación común para ambas naciones que es la España plurinacional”. Para Artur Mas, la mencionada estación común debería traer consigo “el reconocimiento pleno del hecho nacional de Euskadi y Catalunya”. No obstante, según el dirigente de la federación nacionalista “ello no significa necesariamente que ésa sea la estación final del trayecto, ya que en el futuro cada uno puede decidir libremente hasta dónde quiere llegar”. “Que caminemos por vías paralelas significa que no se trata de la misma vía, aunque existan puntos en común entre la reforma estatutaria planteada en Catalunya y el Plan Ibarretxe. Se trata de situaciones políticas, sociales, etc. diferentes, pero que no se dan la espalda, que se miran la una a la otra y que han sido planteadas por vías democráticas y absolutamente pacíficas”, subrayó. El secretario general de CDC concluyó afirmando que “en los dos casos se mira hacia la España plurinacional y hacia el respeto pleno de nuestras realidades nacionales”.
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Identidades colectivas y conflictos: cuatro tesis para el caso vasco
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veces se identifican problemáticas identitarias, conflictos políticos y estructuras sociales, dando lugar a grandes equívocos con consecuencias estratégicas negativas. Contra lo que se suele decir o creer, cabe sostener como tesis central que, a diferencia de los conflictos de identidades que se dan en el mundo y, en otra medida, también en el Estado Español, ese tipo de conflictos no se producen en Euskadi donde, sin embargo, sí hay un fuerte conflicto político de proyectos, incluso con acciones violentas, y una temática identitaria irresuelta. PRIMERA TESIS Hay, sin duda, una situación de identidades en conflicto a escala mundo, pero ello no es inherente a la inevitable diferencia identitaria –contrariamente a las tesis del “choque de civilizaciones” de Hungtington- sino a la ausencia de su reconocimiento y de su regulación garantista en el contexto de la desigual globalización y del unilateralismo. Ello, además, genera en los países europeos fenómenos de xenofobia. Asimismo, el reconocimiento de las pequeñas y emergentes comunidades en los Estados plurinacionales puede ser un factor de estabilidad política, de aplicación del principio de subsidiaridad y de buenas prácticas de “gobernanza”. RAMON ZALLO Catedrático de la Facultad La inmensa mayoría de de Ciencias Sociales y de la las personas del mundo forComunicación
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man parte de identidades colectivas compartidas en un territorio y vividas desde sus respectivos procesos de socialización. Son los fenómenos sociales menos artificiales que puedan observarse. Los espacios identitarios no son así puras invenciones, comunidades imaginadas, sino decantaciones históricas en las que anclajes materiales y simbólicos y proyectos definidos por las élites, conforman comunidades de sentido. Por ello las comunidades culturales, más allá de los Estados, en una época de desconcierto –con tendencias fuertes a la homogeneización cultural y aculturación masiva– buscan el sentido de la historia ahondando en su identidad. Además, en las sociedades estructuradas y democráticas los territorios identificables son el ámbito de ejercicio de la ciudadanía. Ello plantea dos retos. Uno, en las relaciones internacionales. Otro, en la gestión de las diferencias internas en los Estados plurinacionales. a) En las relaciones internacionales. Hay varios fenómenos que revalorizan la importancia de los problemas de la identidad en el mundo. Por un lado, la globalización económica y comunicativa es de carácter desigual, en una sola dirección, y viene acompañada –en el contexto de una erosión de los Estados del Bienestar en Occidente– de una crisis de la Cooperación para el Desarrollo hacia los países más dependientes. En esa espiral se eleva la presión migratoria a escala planetaria y se endure-
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ce la apuesta occidental con medidas de contención sobre la inmigración que necesita. Por otro lado, la sustitución de las relaciones internaciones concertadas por el unilateralismo imperial y la restauración del derecho de injerencia, encaran soluciones meramente represivas y de control ante fenómenos que no son de pura seguridad. Ese doble fenómeno ha desatado la nueva emergencia del discurso xenófobo en Occidente, ha revalorizado el orgullo identitario de los países excluidos o expoliados por transnacionales o por sus propias élites dependientes y, también, ha dado base social a discursos integristas, algunos de los cuales venían acompañados de acciones de terrorismo de masas que recientemente se han desplazado al corazón del Occidente. Tras los sucesos de los Balcanes, de Uganda o del 11-S y 11-M como acontecimientos extremos, se puede sospechar de lo identitario, pero en la cara universalista de los países tecnologizados que deberían ser modelo, también hay que sospechar de la renuncia a la cooperación, de las invasiones militares, del comercio injusto o de la quiebra del Derecho Internacional. Con esas recetas los éxitos del integrismo, por un lado, y de la xenofobia, por el otro, están servidos. La identidades culturales o nacionales son un dato de partida, un refugio inevitable en un mundo incierto, un contrapunto en la comunicación planetaria y, cómo no, un factor geopolítico de primer orden a la espera no de su negación sino de su reconocimiento en un cuadro de respeto y de relaciones satisfactorias. El problema no está en la diversidad, sino en las condiciones mundiales del desarrollo, de los derechos humanos y políticos y de la convivencia. El reto es abordar el universalismo desde el respeto a las diferencias.
El multiculturalismo y el pluralismo cultural, son tan ajenos al universalismo abstracto como al relativismo cultural que lo justifica todo, pero la desigualdad nunca es una cuestión puramente cultural o de valores, en especial ante minorías y comunidades inmigradas. La desigualdad económica muchas veces precede a la discriminación cultural cuando no la fundamenta. Suelen ir habitualmente de la mano las discriminaciones económicas y/o de poder y el no reconocimiento de la diversidad, ya sea en forma de segregación, o ya sea de integración forzosa1. El derecho universal a la diversidad tiene su correspondiente en el derecho particular al reconocimiento identitario. b) En los estados plurinacionales Los Estados se han configurado normalmente desde un standard cultural, de grado o por fuerza, para toda la población y, a veces, desde una apuesta de ciudadanía no inclusiva2. Los espacios identitarios (ver Kymlicka W. 1995, Miller D. 1997, Taylor C. 1999)3 y la búsqueda de una gestión cercana al ciudadano, animan en algunos casos a la emergencia de instituciones subestatales, aunque se consolidan sólo en los casos en que se produce el éxito social de los movimientos con ideologías descentralizadoras, nacionalitarias o nacionalistas de los portadores de la acción colectiva4. Su emergencia como naciones, tengan o no Estado, ya supone más elementos objetivos, históricos o subjetivos, tales como una cultura pública específica y distintiva, una opinión pública propia y el peso político muy significativo de los proyectos con referente nacional5. Las comunidades crean lazos (Etxeberria, 1998) que permiten: vertebrar mejor la participación democrática para tomar decisiones cooperativas en interés de un todo plural; generar condiciones de solidaridad para hacer más patentes los
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valores de corresponsabilidad ciudadana; y hacer más cercana la igualdad o compartir los sacrificios, además de profundizar en la integración social. Todo ello mueve a Keating (2002:66) a decir: “Estamos en el umbral de una época de soberanía difusa y gobierno complejo en la que algunas minorías territoriales pueden invocar el principio de nacionalidad, adaptado a la era global, para reivindicar el autogobierno y construir sistemas de acción tanto en la sociedad como en el Estado” Dicho de otro modo, en lugar de fenómenos peligrosos o inoportunos cuyo pase a la agenda política nunca encuentran el momento, las pequeñas y emergentes comunidades nacionales pueden contribuir sustancialmente a la gobernabilidad y la estabilidad en sociedades democráticas, siempre que junto a lo identitario profundicen en las condiciones del bienestar de toda su ciudadanía y se imbuyan de la filosofía y buenas prácticas de gobernanza. Es más, en el contexto europeo y de la consagración del “principio de subsidiaridad”, los Estados son demasiado grandes para hacer mejor que las comunidades diferenciadas funciones centrales que no son ámbitos de la Unión. Con todo, las comunidades que pretendan una articulación política –federal, confederal o independiente– y que han llegado de forma tardía a la oportunidad de construir alguna forma política que ampare y reproduzca sus identidades de forma más o menos igual en el concierto de países tienen, sin embargo, un muy difícil camino que además va a ser mirado con lupa6. El gran reto para esas comunidades políticas nacionales emergentes es hacer, al mismo tiempo y bien, todas estas estrategias: la construcción de la institucionalización de un país; la construcción de una opinión pública propia, confirmándose como sociedades autorreferenciales; ha-
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cerlo de forma democrática (buscando convencer, consiguiendo mayorías, lo que exige un impulso tanto de los lazos comunitarios como de los resortes de la sociedad civil) y, además, soportando una gran desventaja en cuanto a flujos mediáticos dominantes y, a veces, hostiles; lograrlo mejorando el nivel de vida y con una política social que facilite la integración colectiva; propugnar una identidad cultural común integradora y con suficiente nivel de autoproducción cultural; de forma compatible con los valores individuales; y, además, de forma abierta al exterior, sin las ventajas de las fronteras que tuvieron los viejos estados.
SEGUNDA TESIS En el contexto español no se da un correcto encaje de las minorías nacionales internas. A pesar de que se ha recorrido un camino, quedan situadas en un plano de desigualdad. Hay un conflicto identitario a escala española al jerarquizarse entre una identidad preferente, tenida por la común, e identidades culturales minoritarias, tenidas todas ellas como secundarias e invisibles a escala general, tales como la catalana, vasca o gallega, o la andaluza o canaria entre las comunidades sin lengua diferenciada vigente. La diferencia cultural genera desigualdades aunque es la configuración política del Estado y de sus naciones lo que genera más conflictos con algunas de esas comunidades, especialmente las que cuentan con movimientos nacionalitarios fuertes y que, en la nueva coyuntura abierta tras el 14-M, tienen una oportunidad de nuevo acomodo. a) Los Estados no son neutrales en materia de identidad cultural ni de identidad nacional por lo que, históricamente, han sido el agente más activo tanto en la cristalización de una identidad cultural colectiva –incluídas la lengua, una
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historia interpretada, y unos hitos y mitos simbólicos– como en la construcción de la identidad nacional y de la nación. Habitualmente el estado precede a la nación, la construye como sujeto colectivo político. Aunque no crean ex novo idiomas o identidades culturales sí han determinado las preferentes sobre las que se volcará la construcción identitaria nacional, a la que reputarán como la cultura exclusiva (caso francés) o la común (casos americano o español). Estas circunstancias sustanciales se suelen ignorar en los debates sobre la identidad abiertos en España. b) Las identidades dominantes forman parte del paisaje natural y no suelen estar cuestionadas. Son un hecho. Y, además, son identidades satisfechas porque se reproducen sin problemas y no necesitan proclamarlo. Además “los sistemas de comunicación son sistemas de producción de identidad” (Tresserras 1998:43). Ello suele hacer perder de vista la radical diferencia entre estados-nación y las naciones sin Estado. En los estados-nación convencionales europeos existe una correspondencia entre los planos comunicativo/cultural, económico y jurídico/político hasta el punto de que los tres constituyen un sistema que se retroalimenta y reproduce las identidades cultural y nacional de manera natural. Aunque con la mundialización también se producen rupturas especialmente en segmentos determinados de los estados-nación (dependencia en el audiovisual; transnacionalización de vocablos, imaginarios y formatos; información de agencias…) tienen, a la hora del tratamiento del eje comunicativo/cultural, dos ventajas decisivas respecto a las naciones sin Estado. Por un lado, la ventaja de la coherencia sinérgica entre todos esos planos. La cultura en los estados-nación es referencialmente intrafronteriza y territorialmente clara, se gestiona sin cuestionamientos de la identidad. Esta se da por obvia y pacíficamente aceptada, es defini-
ble de forma simple refiriéndola al estado nacional (ser griego o danés lo dice casi todo para los demás) y es transmisible en sus contenidos básicos a través de los currícula del sistema educativo, del funcionamiento institucional normal, del sistema mediático que toma esa realidad como natural y la reproduce y de las vivencias colectivas sociales. Por otro lado, la ventaja de ser un hecho establecido, objetivo. La cultura del estado-nación no se interroga a sí misma ni se la cuestiona desde fuera sobre sus atributos. Es la que es, a pesar de que no sea la síntesis de lo que haya dentro de unas fronteras sino, normalmente, el arquetipo de las culturas dominantes oficial, mediática y popular. De hecho, estas dos ventajas permiten a los estados-nación configurar estructuras, relaciones entre elementos, con un mínimo de coherencia, autocontrol interno y finalismo compartido hasta el punto de asentar un sistema estable, estructurado y autorreproductivo. c) En cambio, en las naciones sin estado no hay correspondencia entre los planos comunicativo/cultural, económico y jurídico/político. Tienen desarrollos diferenciados habitualmente por razones del modelo inestable de relaciones establecidas dentro del Estado. Además, y aunque de modo desigual, carecen de capacidad de autocontrol central y de autorreproducción de los resortes que configuran esos planos. Difícilmente puede hablarse de sistema con inercia propia y las obliga a un constante ejercicio de voluntad institucional y colectiva, de acción de los agentes, de sociedad civil alertada y activa, ya que el cuadro institucional, al tener un importante grado de dependencia, no basta para ello. Las identidades minoritarias tienen las de perder en el intercambio diglósico o mediático o bajo la ley de los grandes números7. Pueden aspirar al status de variante complementaria a la identidad común que la Historia –aceptada de forma conservadora como ineluctable- habría
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consagrado, casualmente en beneficio de la identidad dominante. Pero cuando las identidades o lenguas minoritarias buscan vuelo propio, suelen ser reputadas de insolidarias. Es lógico que lleven una larga rebeldía respecto a ese destino8. d) La idea de España no nació del contractualismo democrático e intercultural que puede simbolizar una Constitución sino de un modelo étnico/identitario hegemónico, que el Poder hizo suyo en su proceso de construcción. Con su transformación en Estado moderno en la segunda mitad del XIX articuló la nación española frente a los otros proyectos de forma impuesta, tolerada o más o menos legitimada, según las épocas9. La nación española no es cosa de siglos sino bien reciente. Si en 1975 y por la crisis de la idea de España, ésta se concibe más como estado que como nación, a partir del Gobierno Aznar se revaloriza la idea de España como nación y Estado unitario. Parece que con el Gobierno Zapatero se rebobinará en otra dirección. El Estado dotó a la nación española de un sentimiento colectivo de pertenencia política nacional –allí donde ha cundido- tejido alrededor de una cultura y lengua preferidas, un espacio territorial, una diferenciación frente al distinto del interior y al extranjero, unas instituciones, unos hitos históricos y unos mitos. Sánchez Albornoz dirá “Castilla hizo a España”, aunque apostilla que “y España deshizo a Castilla” (citado por Fusi, 1999). De esa idea de nación española coparticipan la mayoría de territorios del Estado español y, también, algunos colectivos importantes no mayoritarios en algunas nacionalidades que, de todos modos, pueden combinar –en unos u otros grados– ese sentimiento de pertenencia con el de la nación sin Estado y que un modelo plurinacional podría encajar. e) La Constitución Española tiene un magnífico desarrollo garantista de los derechos y libertades públicas pero, en lo cultural identitario, hace una apuesta na-
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cionalista o discriminadora al establecer el “deber de conocer” el castellano, única lengua oficial, y consagra a una de las naciones, la española, de forma imperativa respecto a otras sostenidas por grupos territoriales ciudadanos, y connotándola con atributos míticos (“indisoluble unidad de la Nación española”), simbólicos (la bandera monárquica, Madrid la capital, la nacionalidad española) o preocupantes (el papel asignado a las Fuerzas Armadas respecto a la integridad territorial). Un ejercicio de la memoria nos mostrará que todo ello fueron concesiones a las élites nacionalistas del régimen franquista (poderes fácticos y derechona) a las que se convocó a la reconciliación… asumiendo su discurso. Es más, cabe pensar que la Constitución estableció lo que “debía ser” la Nación española, porque partía precisamente de su débil asentamiento tras el destrozo franquista, frente a las otras naciones que se sabía que también existían como proyecto (por eso habla de “indivisibilidad”). Dicho de otro modo, la realidad era y es plurinacional y la Constitución y el Estado pretendieron negarla. 25 años después, queda claro que la realidad sigue siendo plurinacional y un Estado que no la reconozca en condiciones de igualdad o de acomodo entre todas ellas tiene un serio déficit democrático y pendiente una Segunda Transición que, antes o después, se va a producir. Cuando se habla de Nación española se habla de una SOLA Nación y se niega que haya otros colectivos identitarios con rasgos culturales y políticos con derechos nacionales que son parte del Estado plurinacional. Y las “comunidades nacionales” (Fossas), las “naciones sin estado” (Keating) o las “sociedades diferenciales” (Herrero de Miñón) –como quieran llamarse– lo son aunque no lo recoja la Constitución. Su legitimidad se deriva de la doble vía de la diferencialidad y la insistencia histórica en un proyecto nacional en pugna con el dominante, con la legitimidad añadida de unos apoyos sociales mayoritarios repetidos en su espacio de representación.
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El veto a su configuración como naciones, en un plano de igualdad en un Estado común y plurinacional, procede de las élites de la nación dominante. Estas ni siquiera tienen por qué explicitar sus identidades, cultural y política, porque ya están asumidas por el Estado mismo, sosteniéndolas en la falacia de que son las comunes de todos los españoles, cuando lo son sólo de una parte, a juzgar por lo que dice de sí misma la otra parte. Como se ve, contrariamente a lo que se suele decir, sobre el supuesto predominio del etnos sobre el demos en las nacionalidades históricas, ocurre exactamente al revés. Los derechos de las minorías no son una alteración de una inexistente neutralidad del Estado sino una respuesta al “nation building” de las mayorías (Kymlicka 2002: 45). Es el etnos de la nación mayoritaria el que dificulta la expresión del demos de las minoritarias, en forma de ejercicio democrático y mediante reglas, para la construcción de sus naciones en cooperación10. f) Esa problemática no cabe sortearla recurriendo al “patriotismo constitucional”. Los “patriotismos constitucionales”, entendidos como pura adhesión racional a un sistema institucional, son más teóricos que reales. No pueden desentenderse de los afectos identitarios a la propia comunidad11. La socialización, la inculturación, los afectos, el conocimiento de lo cercano, la educación recibida, el imaginario mediático, el ejercicio ciudadano para la gestión de lo cercano, las emociones.., conforman los patriotismos o, si se quiere, el sentimiento o vínculo sicológico compartido de formar parte de una colectividad política, de una nación, o sea una conciencia nacional, con la consiguiente mayor solidaridad con los co-nacionales que con los tibetanos. Y eso no tiene que ver necesariamente con los nacionalis-
mos, que son movimientos y propuestas ideológicas determinadas y con centro en el hecho nacional12. Tampoco la resuelve la lógica en círculo vicioso que no reconoce a las naciones sin Estado, porque no son o no tienen Estado, al tiempo que desde las mayorías de Estado, ámbito dominante de la representación, se les niega la oportunidad de acceso a la forma de Estado para constituir la Nación, incluso aunque lo reclamara una mayoría social territorial singularizada. Tampoco vale reducir el tema a un debate puramente ideológico con los nacionalismos. Sería una manera cómoda de quitarse un problema que interpela a la democracia misma, un problema de igualdad identitaria y de ajuste de sujetos nacionales (Ibarra y Zallo 2000). g) En el caso español ciertamente se da una igualdad jurídica entre la ciudadanía del Estado. Eso es indudable y un punto de partida. España tiene algunos importantes deberes hechos en el sentido del reconocimiento de la pluralidad y de la descentralización, en una rara combinación entre Estado Unitario y Estado Compuesto. Pero se quedó a medio camino y hoy no está concebida como una suma de naciones ni como nación de naciones. Además de las desigualdades sociales propias de una sociedad de clases, se producen algunas desigualdades estructurales institucionalizadas: En primer lugar, y como dice Ferrán Requejo (1999), se da una asimilación y una desigualdad cultural. Ni el catalán o gallego o vasco son lenguas oficiales españolas, son invisibles salvo en sus territorios. Como es razonable pero desequilibrante, no son de obligado conocimiento y ahí también con dificultades y venciendo tendencias diglósicas propias de un Estado regionalizado, lo que obliga a un voluntarismo permanente. Como a la
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ciudadanía española no se le ha explicado ésto, casi entiende como una agresión o un menosprecio la preferencia de los territorios por sus idiomas propios, lo que sitúa a las identidades en posición de conflicto lingüístico y de dominancia cultural, cuando podrían perfectamente convivir con otras reglas y mentalidades. En segundo lugar, se da una obvia desigualdad entre naciones al no estar reconocidas las periféricas con ese carácter, con las consecuencias que de ello se derivan. Se genera un conflicto externo, con el modelo de Estado común; un conflicto resoluble si el sistema radial y jerarquizado diera paso a formulas de cosoberanía en los ámbitos decisionales. En tercer lugar, se da una desigualdad de oportunidades para la autogestión, al consagrarse el derecho de veto de las mayorías de la nación española en el espacio reputado como común y que representan las Cortes sobre las mayorías de las otras naciones. La reforma del Senado paliará este hecho pero no lo resuelve. h) Si se buscara un encuentro, sin rupturas unilaterales, ni fórmulas de independencia y mediante búsqueda de pacto, parecen útiles los cuatro modelos definidos por Ferrán Requejo (2003: 238) reinterpretándolos en esta coyuntura del siguiente modo: si por un lado, la tendencia del Gobierno central actual, tras las elecciones del 14-M, parece ir desde el vigente modelo regional-autonómico (modelo 1) al cuasi federal-uninacional (modelo 2), las propuestas del nuevo Gobierno Maragall o del Gobierno Ibarretxe se dirigirían al Federal Plurinacional (o de federalismo plural) (modelo 3), aunque el modelo que preferirían hoy, posiblemente con amplia mayoría en sus comunidades, sería el de partenariado o confederal (modelo 4). En suma, en el caso español hay conflictos de identidad no entre colectividades sino derivados de los modelos de institucionalización identitaria, nacional y política, con su consiguiente influencia en la percepción de las distintas colectivida-
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des. Euskadi o Catalunya o Galizia tienen un problema de identidad en conflicto con España, lo que no se suele reconocer porque se estima resuelto en 1978. Además de un problema objetivo, hay un problema subjetivo añadido en el hecho de que se le considere un problema artificial derivado de una mera pretensión, atribuible a la insaciabilidad de los nacionalismos que, de hecho, son mensajeros y fedatarios, eso sí, nada neutrales de unas problemáticas de fondo.
TERCERA TESIS En el País Vasco, no hay conflicto cultural interno pero sí diferencias identitarias por competencia lingüística o por percepción, que tienen además alguna conexión con las sensibilidades políticas. La madurez cívica y la potencia de la sociedad civil han conjurado el riesgo de fractura social o cultural en los momentos de máxima tensión. En los media mayoritarios se suele dibujar un panorama de identidades en conflicto en el interior de las comunidades con lengua diferenciada y que no responde a la realidad. Afirmarlo les permite atribuir al Estado la hipotética función de preservar los derechos nacionales de los sectores de identidad compartida, por ejemplo vasco-española o catalana-española, como si esos derechos no estuvieran mucho mejor garantizados por sus instituciones más cercanas. Dejando por el momento la problemática especial de la nueva inmigración procedente de culturas distantes, cabe sostener que sí hay diferencias identitarias dentro de cada comunidad pero no existe conflicto cultural en grado significativo en el interior de Catalunya o Euskadi, entre los propios catalanes o entre los propios vascos, y eso a pesar de que espoleen en esa dirección asociaciones y foros como el de Babel o de Ermua. Obviamente, y como en cualquier país, hay conflictos políticos internos tanto por razones de clase como de proyecto en relación a la nación.
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En el caso vasco no tenemos un conflicto de identidades. Ciertamente, hay distintas sensibilidades culturales o políticas pero institucionalmente, en leyes educativas o de normalización, o en las decisiones culturales y del sistema de comunicación, se han resuelto mediante consensos muy amplios, de forma satisfactoria y con mucha prudencia; incluso con timidez, y que ha traído una percepción tolerante de la cultura y las culturas. Quizás lo esencial sea que los distintos sectores, además de muy mezclados, se aceptan como son, en la voluntad de vivir juntos, como describía Renan la conciencia nacional, y a pesar de las diferencias identitarias o de percepción nacional o de pensamiento. Esa cultura social ha sido un baluarte colectivo frente a algunas apuestas partidarias que jugaron con fuego en los últimos años, pretendiendo generar artificialmente comunidades culturales en liza, blandiendo incluso el fantasma inexistente de la limpieza étnica o de la eventual expulsión por acoso de una parte de la comunidad. Los Sres. Mayor Oreja y Redondo Terreros hicieron esa irresponsable apuesta en 1998 poniendo en riesgo la convivencia social por el plato de lentejas de un sorpasso que, encima, fracasó. Esa conciencia cívica también ha sido un baluarte contra los atentados de ETA, rayanos en la limpieza ideológica, contra los representantes no nacionalistas. Fueron tenidos por la inmensa mayoría como atentados contra la colectividad misma, lo que provocó incluso una escisión en el seno de la propia izquierda abertzale y una crisis de su proyecto. Con todo, hemos visto el fantasma de la fractura de cerca. Los polos han jugado a ello de forma mutuamente funcional. Antes del alivio del 14 M, la extrema polarización en los últimos tiempos, bus-
caba la radicalización de la situación y mediante quiebra y fractura social, generar artificialmente dos comunidades. La espiral ha sido insoportable. Por un lado, asesinatos selectivos discriminadores, fracturantes y muy dolorosos. Por otro, una estrategia de Estado de culpabilización colectiva y de involución política, a la búsqueda de una fractura, primero política y luego social, entre nacionalistas y no nacionalistas. La resistencia a ese cuadro ha sido posible por el importante mestizaje social vasco y por la madurez política. En el interior de la Euskal Herria peninsular, tanto en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) como en Navarra, se dan las premisas de lo que Rubio Carracedo (2000:28) llama la “ciudadanía compleja”. “Sólo una ciudadanía compleja puede resolver satisfactoriamente las tensiones entre pertenencia y participación. En efecto, la ciudadanía compleja es la que atiende adecuadamente a una triple exigencia: a) iguales derechos fundamentales para todos los ciudadanos, lo que implica una política universalista de integración de tales mínimos comunes irrenunciables; b) derechos diferenciales de todos los grupos, mayorías y minorías, (..), lo que implica una política de reconocimiento tanto en la esfera privada como en la pública; y c) condiciones mínimas de igualdad para la dialéctica o para el diálogo libre y abierto de los grupos socioculturales, lo que conlleva una política multicultural que incluya disposiciones transitorias de discriminación inversa (precisamente para igualar las condiciones de partida), de currículos multiculturales, de incentivación del intercambio etnocultural, etc., así como la prevención estricta de toda desviación homogeneizadora o asimilacionista en la cultura hegemónica” (Rubio 2000:29).
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Estos recorridos los están haciendo las ciudadanías y las Administraciones, con la excepción del Gobierno de Navarra que se va desligando, en parte, de esas apuestas. Más allá de algunos discursos anclados en el pasado, la apuesta identitaria vasca en el espacio público bebe de estas fuentes. Los nacionalismos mayoritarios y moderados van abandonando, poco a poco, la visión etnocéntrica de hace 20 años por la de la identidad en construcción intercultural desde algunos anclajes identitarios centrales.
CUARTA TESIS Además de volver a describir algunos interiores mal conocidos de Euskal Herria es necesaria una conceptualización que contribuya por igual a los desarrollos culturales y a los arreglos políticos: la sociedad vasca va muy por delante de los agentes políticos y mediáticos, ejerciendo buena parte de éstos de rémora colectiva; tampoco tienen el mismo grado de desarrollo la sociedad vasca y el encuentro de identidades, pero la activa “sociedad civil” hace de puente; las identidades culturales, nacionales y políticas tienen evoluciones y ritmos desiguales; sería interesante diferenciar entre vasquidad, vasquismo, conciencia nacional y nacionalismo. Aquí no analizaré otras diferenciaciones importantes, y tratadas en otras partes, entre conflictos13, entre realidades y proyectos14 o entre procesos abiertos15. El discurso mediático mayoritario de estos últimos años se empeñaba en mostrar dos comunidades: una vasquista y nacionalista, y otra españolista o no nacionalista y constitucionalista, y al 50%. Incluso en sordina se identificaba la pri-
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mera comunidad con los oriundos y la segunda, con las generaciones derivadas de la inmigración; y desde ahí se dibujaba una sociedad vasca fracturada y confrontada por sus identidades y por el acoso de ETA a los electos del PP y el PSE hasta llegar, en los análisis más paranoicos, a hablar de acoso sobre el 50% no nacionalista de la sociedad. Esta tesis era un falso e interesado constructo. Si eso hubiera sido cierto, ETA habría sido la vanguardia armada de una mitad y la salida de la situación, una confrontación civil interna que hubiera acabado con una suspensión de la autonomía. Ese no es el escenario real de la sociedad vasca. No existen dos comunidades ni se da una confrontación social mimética a la que se da entre las fuerzas políticas. a)
Primera distinción. El comportamiento y pensamiento social están, en determinados temas, a años luz de algunos proyectos políticos partidarios y de la mayoría mediática. El pensamiento social en temas de interés colectivo: pacificación, convivencia, diálogo, consulta, autodeterminación, reforma de casi todo… es bastante unánime. En lo político, cada vez que se hacen encuestas –las haga quien las haga– el resultado arroja una gran mayoría social que reclama cotas de autogobierno muy superiores a las actuales y que defiende el derecho de vascas y vascos a decidir sobre sus relaciones con el Estado e, incluso, apoya la fórmula expresa del derecho de autodeterminación. Así, siguiendo con datos del Euskobarómetro del año 2003, hay varios datos de interés. El 57% se muestra directamente a favor de la autodeterminación. Un 46% defiende que se debería ir a un referéndum incluso sin autorización del Estado, mientras que un
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30% considera que haría falta tal autorización. O sea el 76% es partidario de un referéndum a propuesta institucional propia. ¿Y los media que en cualquier sociedad se suponen determinantes? Un ejemplo lo ilustrará. Mientras los medios de comunicación que representan el 75% de la difusión de prensa y el 70% de la audiencia en televisión y radio en Euskadi estuvieron beligerantemente contra el “Acuerdo de Lizarra” firmado entre varias fuerzas políticas y sociales (vigente entre 1998 y 1999) y distribuyeron desigualmente oportunidades informativas, el 60% de la población votó en 1998 a partidos comprometidos con ese acuerdo. El mismo fenómeno se repitió en las elecciones autonómicas del 13 de mayo del 2001 y el 14 marzo del 2004. Posiblemente no ocurra en ninguna otra sociedad, con un sistema mediático potente y muy utilizado –tenemos las cotas máximas de difusión de prensa y audiencia de radio- un divorcio tan significativo entre los mecanismos habitualmente dominantes de formación de la opinión pública y la opinión social real, con una notable contradicción entre opinión social vasca, opinión pública, opciones electorales y opinión de los media mayoritarios. Aunque la influencia mediática es evidente, aún la mayoría vasca fragua su opinión preferentemente todavía en los círculos sociales y comunitarios. O sea, no es lo mismo “sociedad vasca” y “sociedad política” (estructurada por los agentes políticos). La sociedad va por delante de sus partidos en la CAV y, en buena medida, en Navarra. La responsabilidad para evitar fracturas ha llevado a la sociedad vasca a no secundar los programas más extremos. En los cuatro últimos años se han ido vaciando electoralmente los extremos (PP y Batasuna antes de la ilegalización) haciendo más o menos conscientes a las fuerzas de “en medio” de que tenían que plantear salidas integradoras. Eso explica que el propio PNV propugne, como proyecto finalista para toda una generación, una salida
federal asimétrica y que ahora el PSE parezca avenirse, al menos, a reformar el Estatuto, cuando hasta ayer el lema era “más Estatuto”. Por todo ello, el argumento que se suele escuchar de que un cambio político rompería a la sociedad vasca, no es verdad. La sociedad lo está pidiendo reiterada y mayoritariamente, de tal modo que fenómenos como el de “Basta Ya!” son muy minoritarios, artificiales, construidos en un santa alianza entre Estado conservador y un grupo de intelectuales que antaño militaron en la izquierda y hoy son resistentes a los cambios, en una especie de remedo de lo que simbolizaron los “nuevos filósofos” en Francia como enterradores, a cambio de “más Estado”, de los valores de mayo del 68 y de la izquierda transformadora. Quienes apelan a no mover lo político para no dividir a la sociedad vasca o que vaticinan rupturas comunitarias como efecto de las diferencias de proyecto político cometen un error. ¿En qué le molesta o perjudica a los propios votantes del PSE o del PP que haya más autogobierno, se establezca el derecho de consulta, haya garantías de cumplimiento de los acuerdos, una administración más cercana, una representación internacional o unas selecciones deportivas propias, si estuvieran garantizadas con un pacto de hierro las identidades culturales, nacionales y políticas de todas las inmensas minorías que somos y además el modelo de Estado sea federal y, la filosofía, la del pacto obligatorio y la negociación, siguiendo el modelo propuesto por la Corte Suprema del Canadá? A pesar del discurso de las cúpulas de algunos partidos, esto es algo compartido por la inmensa mayoría de la sociedad vasca independientemente de la opción electoral. La condición sine qua non obligada para esos cambios es la paz, el espíritu inclusivo y el compromiso de pactar unas reglas y procedimientos. No sería razonable que con la excusa de proteger a las minorías políticas se impidieran las decisiones responsables de las mayorías, apli-
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cando la dictadura de una minoría replegada sobre sí misma. b) Segunda distinción. No todo el mundo entiende que se esté dando de forma simultánea una moderna sociedad democrática y activa y, en cambio, una identidad comunitaria aun invertebrada y de muchos perfiles identitarios culturales y nacionales, habida cuenta que aun no ha tenido tiempo para construir una identidad genérica común16. No es lo mismo sociedad y comunidad, pero quien está haciendo el engarce es una “sociedad civil” (movimientos sociales, instituciones privadas y sociales, redes críticas, Iglesia, agentes activos…) potente, respetada y muy porosa; con una densidad asociativa importante, con niveles de empoderamiento significativos que fuerzan en algunos temas a ámbitos de gobernanza en red o compartida. Tenemos una sociedad muy estructurada, bastante progresista, con unos niveles de sindicación o de participación política muy altos si los comparamos con la media española o europea y muy alejada de los tam-tam tribales. Con todo, no hemos sido inmunes a la polarización política. Dadas las diferentes sensibilidades constatables nítidamente en todo el tejido social, en los últimos años se ha tendido a tabuizar temas, a no hablar del “problema” para evitar discusiones o enemistades, lo que, sin duda, ha contribuido a distanciar sensibilidades y reestructurar el cuadro social relacional, contrariamente a la experiencia social de las dos décadas anteriores. Sin embargo, esa madurez colectiva en el plano social no tiene resuelta su identidad comunitaria, en lo relativo tanto al cuadro genérico de la identidad cultural como de la identidad nacional. Las ha dejado abiertas a que, por un lado, los sistemas educativo, comunicativo y cultural las definan lenta pero continuadamente, casi
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para la siguiente generación, de forma pacífica, proactiva y mediante consenso y desde la discriminación positiva sobre la parte de cultura matratada por la historia; y, por otro, a que la libertad personal, en un cuadro relacional social abierto, fije el menú particular de ingredientes identitarios en un sentido u otro. Insisto en que la aún débil vertebración comunitaria, identitaria –por lo variada que es y en proceso de construcción, pues los vascos aun no hemos acordado los perfiles de lo colectivo– no es nada incompatible con una fuerte articulación social, en la que las tramas de la sociedad civil son muy potentes, plurales, mestizadas e influyentes y en casi permanente y variada movilización por problemas colectivos. La creencia colectiva en los valores de la democracia y en el juego democrático de mayorías y minorías, así como un sentido cívico bastante desarrollado –contrariamente al estigma de “primitivismo” que nos han colgado quienes identifican racionalidad política sólo con Estado- son bases que dan confianza en la larga tarea de correlacionar sociedad y comunidad. c) Tercera distinción. Las identidades culturales, nacionales y políticas tampoco son la misma cosa. En lo cultural, el mestizaje familiar ha sido tan intenso en el último siglo y medio que solo un tercio de la población tiene los primeros cuatro apellidos vascos. Al mismo tiempo la competencia lingüística que hace dos décadas era de un 25% tras la noche franquista, ahora ronda el 37%. Pero la estima colectiva por el euskera es tal que el 89% sostiene (SV 2003) que se debería hablar en ambas lenguas en el futuro en la CAV, lo que a su vez se traduce en la apuesta inequívoca por el Modelo D monolingüe en euskera y, en su caso, el modelo B bilingüe, en la enseñanza, independientemente de la len-
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gua materna y de la opción política. En Navarra se está produciendo un fenómeno similar aunque en menor grado. Desde luego, hay sentimientos comunitario/nacionales distintos. Pero incluso en ese tema de las identidades comunitarias, las encuestas demuestran, primero, la estabilidad de los sentidos de pertenencia en casi una década, y que reiteradamente el sentido de pertenencia a la comunidad vasca (de manera exclusiva, preferente o compartida por igual con la española) sea altísimo, 82 a 87%. Y que el eje vasquista (solo vasco y más vasco que español) hagan ligera mayoría con un 4754% frente al eje españolista 10-11% (más español que vasco o sólo español). Hay que anotar la importancia en peso del sector que comparte por igual vasquidad y españolidad, tanto por su rol moderador entre proyectos como por el papel determinante de su inclinación futura. Ahora bien, la complejidad de nuestros perfiles la da el importante doble hecho de que el 85% de los vascos de la CAV e, independientemente de las ideologías, de forma reiterada se reconozcan como intensamente vascos y de que, al mismo tiempo, 2/3 de los vascos de la CAV incluyan en algún grado, aunque sea pequeño, el ingrediente de la españolidad para definir su propia identidad.
En el plano ideológico electoral de la CAV el panorama sí es de mitad nacionalista y mitad no nacionalista y con trasvases cíclicos en el interior de cada una de esas apuestas, luego matizadas por el eje izquierda- centro- derecha. Pero ya, a mucha gente, le deja bastante fría la opción entre nacionalismo vasco, español y no nacionalismo17 en relación a otras alternativas más relevantes que generan espacios simultáneos de distensión y cambio. Por ejemplo, la apuesta a favor del “cambio de marco” ha superado al puro continuismo en las elecciones generales del 200418.
Encuestas continuadas sobre la Identidad Nacional subjetiva de los vascos de la CAV sobre el eje vasco-español. Sociómetro Vasco (para Lehendakaritza) y Euskobarómetro (Dpto. de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco).
SV
SV
EB
EB
1995
1999
1999
2003
Solo vasco 30 31 31 Más vasco que español 16 15 20 Tan vasco como español 36 35 34 Mas español que vasco 5 4 3 Solo español 10 6 7 NS-NC 4 7 5 TOTAL 100 100 100
29 25 33 6 4 3 100
d) Cuarta distinción, es preciso distinguir entre vasquidad, vasquismo, patriotismo y nacionalismos para apreciar los distintos niveles de vertebración comunitaria. La “vasquidad” es generalizada. Así lo indica el autorreconomimiento o identidad como vasco de un 85% en la CAV, en una época en la que lo vasco había sido estigmatizado mediáticamente. Ese concepto prepolítico no está muy lejos de una cierta estima u orgullo por lo colectivo específico: el “vasquismo”. El vasquismo social también es generalizado pero está en contradicción con el vasquismo de los agentes políticos, ausente en la doctrina oficial del PSE-EE, PSN, PP o UPN, a diferencia de Catalunya. El vasquismo colectivo podía haber sido más amplio sin los efectos desintegradores que ha tenido la violencia; o sin la bronca conflictividad política en muchos períodos con efectos polarizadores; o si los partidos no nacionalistas se hubieran interesado por la cultura más identitaria; o si los nacionalismos SV oct. vascos no hubieran tendido a 2003 apropiarse del vasquismo identi30 ficándolo consigo mismos, desa17 nimando el espacio vasquista no 35 nacionalista. En Navarra, espe6 cialmente, han sido nefastos to5 dos estos factores. 6 Y ya están más vinculados 100 a apuestas políticas, pero que
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no son exactamente lo mismo, otros dos conceptos menos generalizados: el “patriotismo” (abertzalismo) o conciencia nacional, en el que se reconocen sectores mayoritarios más amplios que el nacionalismo y que conecta crecientemente con sensibilidades de “patriotismo cívico” diferencial y universalista. El patriotismo de las naciones sin Estado equivale a un proceso de empoderamiento nacional o si se quiere, de conversión en conciencia nacional del sentido de la pertenencia. Y finalmente está el “nacionalismo” (una ideología determinada con versiones bien distintas, más moderadas o radicales, o con versiones más proclives a la derecha o a la izquierda) en sus versiones vasca o española y que puede llegar hasta el “hipernacionalismo”, como una vivencia totalizadora y con algunos riesgos chauvinistas. Los nacionalismos vascos han generado históricamente sentido de pertenencia y cohesión y proyectos colectivos, mientras los demás se situaban a la defensiva. El hecho de que hoy manejen crecientemente discursos de nacionalismo cívico, no elimina los problemas de mentalidad que históricamente arrastra, sobre todo en sus bases, pero facilita la generalización del proceso de nacionalización de la pertenencia y su expresión plural. Habrá quien en su experiencia personal (muchos nacionalistas) simultaneen todas estas situaciones o vivencias como una sola (vasquista, patriota y nacionalista), pero la mayoría hace su mix particular. Hay vascos poco vasquistas; vasquistas no patriotas, vasquistas patriotas; abertzales no nacionalistas; nacionalistas; nacionalistas internacionalistas… Si la promoción de la vasquidad es lo propio de una política cultural institucional que debe ser para todos, la promoción del vasquismo es lo propio, hoy, de las fuerzas políticas en el terreno de la identidad. Esa apuesta que ya la han hecho las fuerzas políticas de forma generalizada en Catalunya, está por hacerse políticamente en el País Vasco. Creo que vienen buenos tiempos para ello.
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El modo abierto con que el Plan Vasco de Cultura aborda la identidad puede facilitarlo. Junto a la pretensión de dar un salto en la producción cultural –lo que es esencial tanto para una cultura minoritaria en riesgo en el contexto mundo y español, como para una cultura minorizada en su versión en euskera– apuesta por un nuevo concepto de cultura vasca vinculado a una identidad generativa, en construcción, con capacidad de sumar y que, de paso, contribuya así a la normalización política. Y a su vez, un desarrollo cultural consensuado puede, en nuestro caso, ayudar a rebajar la crispación de los conflictos políticos y facilitar el acuerdo sobre reglas de cultura política ciudadana. BIBLIOGRAFÍA • Appadurai A. y Stenou K., “El pluralismo sostenible y el futuro de la pertenencia” en UNESCO (2001). Informe Mundial sobre la cultura 2000-2001. Diversidad cultural, conflicto y pluralismo. Ediciones de la Unesco- Eds Mundi-Prensa 2001. • Bonet Carles “Derechos individuales y colectivos y nacionalismo” en E. Argullol y otros Concordia civil en Euskadi. Estrategia para la paz. Icaria. Barcelona 2004. • Castells M. “La era de la información. Vol 2. El poder de la identidad”, Alianza. Madrid, 1997, • Connor Walker “Etnonacionalismo”. Trama. Madrid 1998 • Dpto de Ciencia Política “Euskobarómetro”. Universidad del País Vasco Leioa 2003 • Etxeberria Xabier -“Identidad nacional y violencia: el caso vasco”, en AAVV Razones contra la violencia. Vol. 1 Bakeaz 1998. -y otros “Derecho de Autodeterminación y realidad vasca” Serv. De Publicaciones del Gobierno Vasco. Gasteiz 2002 • Fusi Juan Pablo -“España. La evolución de la identidad nacional”. Temas de Hoy, Madrid 2000 -“Un siglo de España. La cultura”. Ed Marcial Pons. Madrid 1999 • Gabinete de Prospección Sociológica “Sociómetro Vasco 23”. Lehendakaritza. Gasteiz Dic 2003 • Ibarra P. y Zallo R., “Izquierda y nacionalismos: una reflexión crítica desde el conflicto vasco” en J. Pastor (coord) Opciones alternativas. Reflexiones desde la izquierda ante el nuevo siglo. Los libros de la Catarata. Madrid 2000 • Keating Michael “Naciones sin Estado. Nacionalismos minoritarios en la era global” en F. Requejo (coord.) Democracia y pluralismo nacional. Ariel Barcelona 2002 • Kymlicka Wim. -“Ciudadanía multicultural”. Paidós. Barcelona 1995
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Aurkibidea / Índice -“Derechos de las minorías y globalización” en F. Requejo (coord.) Democracia y pluralismo nacional. Ariel Barcelona 2002 • Miller David “Sobre la nacionalidad”. Paidós, Barcelona 1997, • Requejo Ferrán -“Pluralisme politic i legitimitat democràtica” en Requejo Ferran (ed) “Pluralisme nacional i legimitat democràtica”. Proa. Barcelona 1999. -“Una democracia plurinacional a medio hacer: el Plan Ibarretxe y el Estado de las Autonomías” en AAVV Estudios sobre la política para la convivencia del lehendakari Ibarretxe. IVAP Oñati 2003 • Rosales J. M., “Sobre la idea de patriotismo constitucional” en J. Rubio, J. M. Rosales y M. Toscano. Ciudadanía, nacionalismo y derechos humanos Ed. Trotta. Madrid 2000 • Rubio Carracedo José “Ciudadanía compleja y democracia” en J. Rubio, J. M. Rosales y M. Toscano. Ciudadanía, nacionalismo y derechos humanos Ed. Trotta. Madrid 2000. • Smith A.D. “La identidad nacional”. Trama. Madrid 1997. • Taylor Charles “Acercar las soledades. Federalismo y nacionalismo en Canadá”. Gakoa. Donostia 1999 • Tresserras Joan Manuel “Identitat, difèrencia i cultura de masses” en Toni Mollá (ed) La política lingüística a la societat de la informació. Edicions Bromera. Alzira 1998 • Walzer M. y otros en Dossier: Claus del multiculturalisme. Idees nº 7. Julio-Setiembre. Barcelona 2000. • Zallo R., - Euskadi o la Segunda Transición Erein. Donistia. 1997 - El país de los vascos Fundamentos- Alberdania. Madrid/Irún 2001 • Zapata-Barrero Ricard “Ciudadanía, democracia y pluralismo: hacia un nuevo contrato social”. Anthropos 2001. NOTAS Una buena recopilación de enfoques se encuentra en Walzer M. y otros, 2000. 2 Para hacer frente a este hecho desde la Unesco se propone que “el problema de la lealtad y de la vinculación de las personas que viven dentro de un territorio nacional determinado debe estar separado del problema de sus derechos como ciudadanos (..). Los Estados deberán dejar la costumbre de ser los depositarios de la nación (vista como una entidad cultural indivisible) y deben empezar a considerarse como depositarios del pluralismo cultural y como garantes de su sostenibilidad”. A Appadurai, y K.Stenou (2001: 122). 3 Para Will Kymlicka (1995:11 y ss), los derechos de las minorías no solo son compatibles con la libertad individual sino que pueden fomentarla, puesto que el ejercicio de la libertad tiene prerrequisitos culturales. La libertad es la libertad de desenvolverse dentro de la propia cultura que es un dato dado, proporcionándonos un contexto de elección inteligible y una referencia de identidad y pertenencia al que recurrir para adoptar valores o decidir proyectos. 1
Taylor (1999:35 y ss) lo explica muy bien para el nuevo nacionalismo del Québec, vinculado a las nuevas élites urbanas y cultas y distinto al clásico y defensivo, que estaba vinculado a los valores del modo de vida tradicional de la comunidad francófona. 5 Smith (1997: 13) define la nación como “un grupo humano designado por un gentilicio y que comparte un territorio histórico, recuerdos históricos y mitos colectivos, una cultura de masas pública, una economía unificada y derechos y deberes legales iguales para todos sus miembros“, o también representa “un lazo cultural y político al unir en una comunidad política a todos los que comparten una cultura y un suelo patrio históricos”. Por su parte David Miller (1997:45) apunta cinco elementos de la identidad nacional: una comunidad a) constituida por una creencia compartida y un compromiso mutuo, b) que se extiende en la historia, c) activa en carácter, d) ligada a un territorio particular y e) distinta a otras comunidades por una cultura pública distintiva. Finalmente, Castells (1997: 73) define las naciones como “comunas culturales construidas en las mentes de los pueblos y la memoria colectiva por el hecho de compartir la historia y los proyectos políticos”, y considera algunas entidades políticas (vasca, catalana, quebequesa...) como “cuasi-estados nacionales”. 6 Lo tardío significa que tienen que construir su colectividad, su identidad, su sistema cultural referencial, su sistema comunicativo, sus cuadros de poder, sus claves de convivencia entre subcomunidades internas y entre clases, sus relaciones con otros países, sus economías, sus mitos, hitos y su interpretación de su lugar en la historia,… justo cuando los grandes países como Gran Bretaña, Alemania, Francia y España, que ya construyeron su esfera pública y sus sistemas comunitarios, societarios y políticos, abordan desde esos firmes anclajes las exigencias de la sociedad informacional. Eso mismo les invita a no entrar en procesos miméticos a los de la emergencia de los Estados del XVIII o XIX. 7 Hay temas que son de regulación (se optó por un sistema mediático radial en lo público y privado), mientras otros temas se derivan de la lógica del peso poblacional de cada comunidad, aunque lo normal es la combinación de ambas. Por ejemplo, las comunicaciones de Estado y en los sistemas económico, cultural y político siempre son en castellano, idioma que podrá ser de verdad sentido como una “lengua común”, cuando quede garantizado un bilingüismo real y hoy lejano en las comunidades con lengua diferenciada. La descompensación se deriva también del sistema mediático. Por ejemplo, el 90% de la oferta disponible en audiovisual es central, lo que absorbe a su vez una audiencia inevitable del 70% en la CAV. 8 La historia del resurgir de las culturas catalana, gallega o vasca es, con todo, bien distinta. En Catalunya se manifestó con fuerte acento catalanista y en catalán con la Renaixença de mediados del XIX, con el modernisme de final de ese siglo o el noucentisme de los primeros 20, y con unas fuertes modernidad y demanda social que le permitieron competir con la cultura de España. En Galizia es tardíamente, en 1916, cuando surgen la “Irmandades de Fala” y con una proyección social limitada a los círculos intelectuales. En Euskadi emergerán con la industrialización, 4
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Aurkibidea / Índice y de forma paralela, una generación de intelectuales, creadores y artistas de cultura euskaldun y otra, más potente –salvo en investigación antropológica, etnográfica y lingüística– de cultura vasca en castellano (ver Fusi 1999: 32). Esta situación de paralelismo se sigue dando pero, en varios campos como la literatura, teatro, música folk y rock o industrias de la lengua, es más fuerte en euskera que en castellano, incluso con lazos de comunicación y mutua influencia (vía traducción o versiones). 9 Para J.P. Fusi (2000), el sentimiento nacional español surge en el XIX, sin que entre 1808-1840 se pudiera hablar de Estado nacional, mientras las guerras carlistas y los levantamientos sobre el modo de configurar España daban paso a la emergencia de proyectos nacionales en competencia al final del XIX. 10 Como dice Carles Bonet, “si los Estados tienen derecho, quizás necesidad o inexorabilidad a un permanente proceso de construcción nacional, ¿cómo desde una posición de honesta neutralidad liberal se puede negar también ese derecho a las minorías nacionales? (…) ¿Por qué políticos de todas las ideologías pueden utilizar contundentes argumentos basados en los superiores intereses de España y, en cambio, los políticos nacionalistas son fácilmente acusados de particularistas si utilizan argumentos similares refiriéndose a su nación?” (pg 33-34). En esa línea se desarrollan las recientes declaraciones del Ministro Jordi Sevilla cuando decía refiriéndose a todos los nacionalismos que “no deben anteponerse los intereses de los territorios a los de los ciudadanos” (21-4-04) como si no se pudieran hacer las dos cosas a la vez, y como si la política de Estado no hubiera sacrificado sistemáticamente a los “intereses de España” los derechos de ciudadanos de los territorios singulares. 11 Y eso se demuestra hasta cuando, contradictoriamente, el mismo Ministro afirmaba en la misma comparecencia que “mi única patria es la Constitución”, en castellano y, legítimamente, con sentimiento español. 12 No es muy precisa la idea de A.D. Smith (1997:68) que define el nacionalismo como un “movimiento ideológico para lograr y mantener la autonomía (del yo colectivo), la unidad e identidad de una nación”. Hay, de todas formas, otras versiones aún más difusas como la de Connor (1998:184) que vincula los nacionalismos con una adhesión a la tradición cultural de una comunidad política, al grupo nacional –lo que aquí entendemos como patriotismo o conciencia nacional– o, en una versión aún más reduccionista y connotativa, como la de J.M. Rosales (2000: 142) que la entiende como adhesión a una etnicidad homogénea. 13 Entre los conflictos políticos los hay internos (la pacificación y la normalización) pero condicionados por lo externo (el contencioso de encaje con España, o sobre el sujeto de la soberanía) y, a su vez, ese conflicto externo solo es abordable desde una decisión democrática interna con reglas compartidas. De hecho, vivimos un triple contencioso. Uno externo (el contencioso con el Estado español sobre la idea nacional) que es determinante; otro contencioso distinto, particular, aunque relacionado, entre ETA y Estado (también externo) pero que afecta a conciudadanos y personas, e interpela a los valores
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colectivos (la dimensión interna); y otro contencioso, interno, con dimensiones políticas y culturales sobre la construcción comunitaria, que es estructurante (Zallo 1997). 14 Asimismo es necesaria la diferenciación entre realidades situadas en distintos planos. Por ejemplo, Euskal Herria, Vasconia, incluyendo Navarra y País Vasco de Francia, es una realidad histórica cultural y un espacio cultural de la vasquidad, pero no es un sujeto político sino, hoy por hoy, tres sujetos y ámbitos políticos constituidos administrativa y socialmente aunque guarden relación. Eso puede cambiar pero lo cambiarán las respectivas poblaciones mismas. Por ello es muy importante diferenciar realidades de las que partir y proyectos a lograr democráticamente. 15 Igualmente, ahora mismo están abiertos procesos que no hay que confundir, paralelos, pero todos ellos relacionados, mirándose unos a otros y que tienen su propia lógica de tratamiento: el de distensión y humanización de los conflictos para una pacificación en un contexto de violencia que no acaba de terminar con casi 1.000 muertos y 600 presos en los últimos 25 años; el de fijación de principios y reglas a compartir para normalizar la convivencia; el de definición de una salida política de futuro para lo que el tripartito vasco tiene presentado su proyecto en dirección a un Estado plurinacional y una Euskadi cosoberana; el proceso de “nation building” o construcción nacional; el de construcción cultural; el de vertebración territorial; el de desarrollo social y económico vinculado a procesos de igualación social…(Zallo 2001). 16 Esta diferencia no la han entendido históricamente las formaciones políticas. El nacionalismo histórico al traducir que las hegemonías sociopolíticas significaban mayorías comunitarias. El nacionalismo radical al intentar imponer, desde lo político, su concepto comunitario incluso por encima de la sociedad real. Los partidos de ámbito estatal al no querer plantearse los problemas de la construcción comunitaria, en un mezcla de darwinismo social y tutela estatal. 17 El “no nacionalismo” no es una identidad, no tiene cuerpo propio, no es un agente, aunque es un vector a considerar a pesar de tener expresiones políticas muy distintas. 18 En ese plano, el papel educador y fronterizo de IU-EB ha sido muy importante, al igual que la apuesta vasquista de Odón Elorza a pesar de que solo suponía el 10% de su partido en el último Congreso del PSE-EE. No es casual que el “constitucionalismo” en el conjunto de Euskal Herria peninsular (PP + UPN +PSE + CDN) cayera nada menos que 5 puntos (de 832.147 a 813.834), en esas elecciones y si se suman los votos de nacionalismos y vasquismos en toda Euskal Herria (incluida IU-EB, así como el 90% de los votos nulos identificables con Batasuna), por primera vez supera con 825.000 al constitucionalismo –que baja de 51,5% en la CAV al 46%, y del 80% en Navarra al 72%– en unas Elecciones Generales que son un escenario a la medida de los grandes partidos de Estado y donde, tradicionalemnte, el elector vasco se ha comportado de manera distinta a unas autonómicas, locales o europeas.
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Cuestión de poder y propiedad
E
l resultado final varía dependiendo de cómo se defina el fenómeno. Si violencia doméstica, de género, machista, intra-familiar o sexista. De una u otra manera, estamos hablando de entre 75 a 200 asesinatos, feminicidios (neologismo que se niega a aceptar como gramaticalmente correcto nuestro ordenador, la tecnología por detrás de la sociología), que anualmente y en progresión creciente se cometen en el Estado español. El hecho es el mismo: hombre mata a mujer. La escena y cuadro relacional varía, el domicilio familiar, el de los padres, la calle una vez separados; durante el noviazgo, una vez contraído matrimonio, en trámites de divorcio; contra la mujer, contra sus hijos, incluso contra las ascendientes. De ahí la dificultad de la suma final o la facilidad de la resta una vez constatada la intencionalidad de la manipulación estadística, en aras a aminorar el escandaloso resultado. Nos preguntábamos en el Consejo de Redacción de Hermes cómo era posible el cada vez mayor número de muertas y heridas en esta no declarada guerra de una parte de hombres hacia las que habían sido o seguían siendo sus mujeres; y precisamente en estos tiempos en los que la decisión unilateral de ruptura matrimonial goza del amparo de las leyes y la mujer dispone de autonomía económica como nunca hasta ahora. Sospechábamos que en el posesivo” “SUS mujeres” se encontraba parte si no toda la respuesta a la cuestión planteada, y para la confirmación de esa hipótesis decidimos llevar a cabo el seminario sobre la Violencia de Género organizado por la Fundación Sabino Arana que tuvo lugar en Bilbao con el resultado que ofrecemos en estas páginas. Hombre mata a mujer significa que los asesinos lo son en cualquier edad aunque el segmento más activo se encuentre en la treintena, aquellos socializados (presuntamente) en los valores democráticos. Hombre mata a mujer indica que el nivel educativo es un factor relevante pues las agresiones se cometen en sectores de población de nivel medio-bajo pero no excluyen otros sectores y aquí la experiencia de la asistente al seminario Paula..., relatada y escrita en primera persona de sujeto pasivo, resultó abrumadora. Hombre mata a mujer expresa que la situación económica es otra variable de contrapuestas lecturas porque sucede, y asómbrense, que el país de la Unión Europea más violento para las mujeres resulta ser... Suecia y, dentro del Estado, la Comunidad Autónoma de Baleares que, paradójicamente, disfruta del mejor Producto Interior Bruto.
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Hombre mata a mujer informa que la excepción cultural es cierta porque en Europa gran parte de estos delitos se cometen intra-comunitariamente: entre musulmanes, sijs, gitanos, sub-saharianos, latinoamericanos etc., pero no es menos cierto que los europeos casados con mujeres de esas creencias o procedencias repiten el rol de agresores sin que la cultura propia sea freno. Porque, coinciden las participantes en el seminario, el actual desastre irá a más si no se desarrollan políticas públicas preventivas (educativas); represivas (policiales y punitivas); y cautelares (aseguradoras, económica y físicamente de las victimas). Los agresores no comprenden que SU mujer tenga opiniones propias, medios propios, estima propia, iniciativa propia, y en esa incomprensión concluyen que algo que no se puede pesar, contar ni medir, el poder, se les cuestiona; y, frente a lo que finalmente constatan como pérdida de Su poder, reaccionan con la brutalidad, la misma de siempre, ahora desatada por tratarse de una primacía, la de la varonía, ya en trance de superación. El pronóstico, cuanto más emancipadas las mujeres, más violentos sus potenciales agresores, resulta desalentador. Se hace imperativo colocar a los maltratadores en la situación de tener mucho que perder y, en este sentido, se impone su aislamiento por parte del resto de varones coparticipando con las mujeres en este combate; señalando a los agresores como hombres impropios y tratándolos en consecuencia; abordando el fenómeno como asunto social que es, rescatándolo de esta forma de entre las paredes de la vivienda familiar, espacio de impunidad y socialización criminógena para los hijos que observan y repiten los comportamientos del padre; persiguiendo con la ley estos delitos que han adquirido por su extensión numérica, social y geográfica alcance de pandemia criminal y que de ninguna manera pueden ser tratados como de semi-privados. Finalmente, estableciendo mecanismos de reparación económica no solo a la victima sino también a la sociedad que en el prescrito proceso de prevención, persecución y aseguramiento ha de dedicar cuantiosas sumas de dinero público que deben ser reclamadas y atendidas por el causante de las mismas, el agresor. En una sociedad mercantilizada en extremo es seguro que al maltratador su honor perdido le importa menos que la reparación al céntimo de sus fechorías. “El que pega que pague” debemos insistir. La campaña oficial antiviolencia de género en Suecia propone “Un hombre de verdad no pega a su mujer”. Txema Montero
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