PENTSAMENDU ETA HISTORIA ALDIZKARIA. REVISTA DE PENSAMIENTO E HISTORIA. MAYO 2021 MAIATZA. Nº 68 ZBK. 5€
XXI. MENDEKO PANDEMIA
GOTZONE SAGARDUI ADRIÁN HUGO AGINAGALDE PABLO GONZÁLEZ IÑIGO UCÍN DANIEL INNERARITY XABIER BARANDIARAN IZASKUN BILBAO VÉRONIQUE TRILLET-LENOIR JON BARRUTIA VICENTE ATXA MIKEL ÁLVAREZ ARANTZA ZUBIAURRE IDOIA MENDIA EDUARDO ZUBIAURRE JOSÉ ÁNGEL CORRES GREGORIO ROJO PEDRO ESNAOLA
IÑIGO URKULLU
AGUSTÍN MARKAIDE JOKIN BILDARRATZ EVA FERREIRA JOSÉ MARÍA GUIBERT ARANTXA AROSTEGI BEGOÑA AZURMENDI ZIGOR IBARZABAL FÉLIX ARRIETA LUIS CROVETTO PAUL ORTEGA JON AZUA ANDONI ITURBE ALBERTO URRETXO TOTI MARTÍNEZ DE LEZEA IZASKUN LANDAIDA MARÍA SILVESTRE ALMUDENA EIZAGUIRRE
SI SABEMOS ENCAUZAR A LAS NUEVAS GENERACIONES EN EL SUFRIMIENTO Y LA SOLIDARIDAD SEREMOS UNA SOCIEDAD MUCHO MEJOR
Descubrir tendencias, construir futuro. Tendentziak begiztatu, etorkizuna eraiki.
Co-crean / Elkarrekin sortzen dute:
Descubre el papel de las tendencias en la innovación, el desarrollo y la construcción del futuro. Livia Fioretti Etorkizunaren eraikuntzan, Trendwatching berrikuntzan eta garapenean, Lourdes Rodriguez tendentziek daukaten garrantzia Independent Trends Consultant ezagutu ezazu. 2021 Maiatzak 20 de mayo 9.15-18.30 h. Sala BBK (Bilbao) + Online (streaming) Evento en lenguaje de signos. Traducción simultánea. Zeinu-mintzairako ekitaldia. Aldibereko itzulpena.
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Después de vivir un año con más incertidumbres que certezas, afrontamos ahora un gran reto para nuestra civilización. La pandemia del Covid-19 ha resultado muy lesiva para nuestra salud colectiva. Hemos afrontado un ataque biológico como no se veía desde hace un siglo. Afortunadamente los avances de la ciencia, las inversiones en investigación y la cooperación internacional, nos han aportado un antídoto en el tiempo record de un año. Pero la pandemia ha dejado secuelas estructurales en nuestra organización social, en nuestro tejido económico y, lo más importante, en nuestros proyectos para encarar y encauzar el futuro a través de la educación. Casi superada la crisis sanitaria en este primer embate, tenemos por delante la construcción de un nuevo orden social, solidario, tecnológico y científico que analice las fallas que se han descubierto en nuestro sistema, las adecúe a la nueva situación, y establezca un observatorio sísmico para detectar futuras crisis que llegarán, sin duda, y con más virulencia.
EDITA: SABINO ARANA FUNDAZIOA MANDOBIDE, 6-3º. 48007 BILBAO. T: 94 405 64 50. idazkarit za@sabinoarana.eus www.sabinoarana.eus DIRECTORA: OLGA SÁEZ OCÁRIZ. OBRA GRÁFICA: RAQUEL MEYERS. FOTOGRAFIA: TXETXU BERRUEZO. DISEÑO: LGRTM. IMPRIME: FLASH IMPRESIÓN. D. L. : BI-986-01. ISFN: 1578-0058
GOTZONE SAGARDUI
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ADRIÁN HUGO AGINAGALDE
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DANIEL INNERARITY
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VÉRONIQUE TRILLET-LENOIR
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VICENTE ATXA / MIKEL ÁLVAREZ
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GREGORIO ROJO
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PEDRO ESNAOLA
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AGUSTÍN MARKAIDE
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BEGOÑA AZURMENDI / ZIGOR IBARZABAL
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FÉLIX ARRIETA
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ALBERTO URRETXO
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GURE GAUZAK
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APUNTE DE LA DIRECTORA
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GOTZONE SAGARDUI
SOLIDARIDAD Y COLABORACIÓN
CONSEJERA DE SALUD
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l virus Covid-19, que irrumpió en nuestras vidas hace un año, ha alterado de forma profunda nuestros usos sociales durante este tiempo y nos ha sumido en una sucesión de ilusiones y desilusiones a medida que las diferentes olas van impactando contra nuestras vidas. Estamos todavía inmersos en esa dinámica pero eso no nos impide contemplar esta realidad con distancia y llegar a algunas conclusiones importantes: la pandemia se ha cobrado vidas, proyectos, negocios y empleos, y seguirá afectándonos durante un tiempo, pero me atrevo a decir, que hemos ganado la batalla. Tras unos primeros meses muy duros, hemos conseguido convivir con el virus en el ámbito laboral, económico, educativo, en el transporte público, en el sanitario… allí donde conseguimos mantener la tensión y las medidas de prevención con rigor. No lo hemos conseguido en igual medida allí donde descansamos, donde nos relajamos, en las actividades de ocio, en casa. En un año, hemos conseguido desnudar al virus y fabricar vacunas para combatirlo. En un año tenemos en torno
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al 10% de la población vasca con, al menos, una dosis de las tres vacunas que ya han llegado al mercado. En un año hemos protegido a nuestras personas más vulnerables. Y todo esto ha sido posible porque nuestro entramado público y privado, las instituciones, las empresas, las organizaciones sociales de todo tipo y naturaleza han demostrado una enorme capacidad de trabajo, adaptación y colaboración. En el eterno debate sobre lo público y lo privado siempre nos hemos decantado por la colaboración, por el valor añadido que aporta cada uno de los sectores y creo que esta pandemia nos ha dado la razón; por eso debemos mostrar nuestro agradecimiento a todas esas entidades privadas, con o sin ánimo de lucro, que han colaborado estrechamente entre sí y con el sector público para doblegar este virus. Y la colaboración está estrechamente ligada a la visión del interés mutuo, pero también al principio de solidaridad porque junto a “Covid-19”, “mascarilla”, “PCR” y “vacuna”, probablemente una de las palabras que más estamos usando mientras sufrimos esta pandemia, es SOLIDARIDAD. Pocas veces en nuestra era ha sido tan determinante la importancia de cuidarse
cada persona, una misma, para cuidar a las demás. El lema del departamento de Salud del Gobierno Vasco así lo expresa: TU VACUNA ME PROTEGE. Por ello también se abren otros debates especialmente en el ámbito sanitario: ¿los servicios públicos por ser públicos son solidarios? los servicios privados no son solidarios? ¿Colaborar unos y otros no es solidario? Nada es absoluto. Ni por ser público se es solidario ni por ser privado se es solidario. Se es solidario cuando se piensa en el prójimo tanto como en uno mismo. Dicho esto, me parece oportuno destacar mi preferencia por la existencia de un modelo público y otro privado en lo que se conoce como “sistema mixto de gestión”. Ahora bien, ¿la Administración Pública además de controlar que se haga bien el trabajo que se ha encomendado a la Entidad Privada correspondiente, debe hacer algo más? De igual modo ¿se debe exigir algo más a la empresa adjudicataria de un servicio? ¿Cuál debe ser la relación entre ambos sistemas? ESTA CLARO: la complementariedad y el trabajo en equipo. En Euskadi tenemos un sistema de salud público sólido y robusto que pretende la atención universal a toda la ciudadanía con excelencia, pero también tenemos un sistema sanitario privado consolidado y de calidad. Dos pilares sólidos que deben ser utilizados en beneficio de lo que nos une: preservar la salud de toda la ciudadanía de Euskadi. Si en Euskadi siempre hemos apostado por un sistema de salud en el que la colaboración público-privada tenga su espacio, especialmente en momentos de urgencia como los que vivimos, se evidencia que no sólo es necesario sino que además debe tener los mimbres preparados ayuda a construir este cesto. Ambas, sanidad pública y sanidad privada, son los agentes capaces de transformar la situación que vivimos. Y además, tenemos otro gran pilar llamado Tercer Sector Social, la Iniciativa Privada sin Ánimo de Lucro. Esta se caracteriza además de por la ausencia de ánimo de lucro, por la presencia del Voluntariado,
un ejemplo claro de solidaridad y una riqueza social. Hago este excurso por el Tercer Sector por dos razones: • Poner en valor la importancia cualitativa que puede llegar a tener este sector. • La Ley de Servicios Sociales da un valor preeminente a este Tercer Sector Social. Pensar o decir que la DYA o Cáritas Diocesana, son entidades privadas al mismo nivel que BMW o El Corte Inglés,... etc. produce un cierto sonrojo que hay que cuidar al máximo. En efecto, cuando hablamos de Cáritas Diocesana o FEAPS, estamos hablando de entidades que pertenecen al Tercer Sector, al sector No Lucrativo, frente al segundo sector, el sector Lucrativo. En uno y otro caso, la adjudicación de un servicio debe ser un reconocimiento de la capacidad de cambio o transformación social. En ese sentido, la relación entre la Administración y cualquier sector de actividad tiene que estar basada en un diálogo colaborativo en el que, si bien la Administración Pública debe señalar el fin y el camino que se ha de recorrer, la Entidad Privada debe obedecer a la Administración, pero dando los pasos necesarios para convertirse en un agente social. Esto es particularmente significativo en el caso de la Pandemia, donde toda la sociedad enmarcada en cualquiera de los tres sectores, en un diálogo colaborativo con la Administración Pública, debe encaminarse en esa dirección. Una muestra de ello ha sido la colaboración entre Osakidetza y las prestadoras privadas de servicios sanitarios en Euskadi desde el primer momento hasta hoy: COLABORACIÓN Y COOPERACIÓN en busca de un único objetivo: preservar la salud de toda la ciudadanía vasca. Por tanto, nuestra apuesta clara por un modelo mixto de gestión donde se dé un respeto hacia “el otro” y se juzguen con conocimiento y conciencia sus actuaciones. Y todo ello, vuelvo a recalcar, dentro de un esquema de diálogo colaborativo.
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ADRIÁN HUGO AGINAGALDE
UNA MEJOR SALUD PÚBLICA PARA UNA MEJOR SANIDAD PÚBLICA
COORDINADOR DE LA SECCIÓN DE SALUD PÚBLICA DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS DE BILBAO
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ntes de la asistencia sanitaria pública de Osakidetza e incluso antes del modelo benéfico asistencial del Hospital de Basurto, las instituciones vascas ya asumían la principal y primera de las competencias sanitarias, la protección de la ciudadanía ante las epidemias. La Covid-19 ha puesto sobre la mesa la necesidad de adaptarnos y prepararnos ante las próximas amenazas. Si la crisis del SARS (20022003) desembocó en el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) del 2005 y la gripe pandémica (2009) en la Decisión 1082 de Amenazas Transfronterizas, la Ley General de Salud Pública y el CCAES; la experiencia con el SARS-CoV-2 señala la necesidad de dotarse de una legislación extraordinaria que recoja las intervenciones no
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farmacológicas, sus mecanismos de adopción y revisión y las formas de movilización de recursos humanos y materiales. Pero lo urgente no debe retrasar lo importante. Se precisa de una transformación profunda de la Salud Pública para adaptarse ante las enfermedades emergentes y el resto de retos de una sociedad inmersa en las fases finales de la transición demográfica cuyos efectos tanto se perciben en la sanidad pública (cronicidad, envejecimiento, obesidad, desigualdades sociales en salud, etc.). Es decir, es vital una legislación ordinaria propia que reorganice el marco competencial, estructuras ejecutivas, de coordinación y las actuaciones de la Salud Pública, con el fin de iniciar el largo camino que Francia, Reino Unido e Italia recorrieron en la década de los años 2000 con la reforma, integración y redimensión de los escasos recursos dedicados a la Vigilancia, Prevención y Control de Enfermedades.
Para ello resultaría necesario un liderazgo similar al Chief Medical Officer y un Instituto de Epidemiología y Salud Pública, a imagen del de Navarra, con un Dispositivo de Inteligencia Epidemiológica a modo de unidad ejecutiva de un Sistema de Alertas y Respuesta dentro del marco de una Estrategia de Vigilancia y de Planes de la preparación y respuesta. Esta nueva forma de institucionalizar la Salud Pública debe incrementar su autonomía orgánica, especializarse ante los nuevos retos; profesionalizando el ejercicio de la medicina preventiva y salud pública y atrayendo el talento; y buscar fórmulas de coordinación o integración con la parte asistencial, mientras tiende Redes de Expertos también en el mundo de la Ciencia y Tecnología. Es prioritario acercar la Vigilancia, Prevención y Control a la Atención Sanitaria tanto como buscar espacios compartidos para la Promoción y Educación para la Salud. La transformación de la Salud Pública en el siglo XXI es uno de los principales retos para este mundo post-COVID y la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao acompañará a la administración y sociedad vasca en este ejercicio de reflexión y mejora durante y tras la crisis pandémica, como lo hizo en 1918 y como lo ha hecho en el 2020, con el fin de prevenir la enfermedad, prolongar la vida y promover la salud mediante los esfuerzos organizados de la sociedad.
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PABLO GONZÁLEZ
COGOBERNANZA ENTRE INSTITUCIONES PÚBLICAS Y TERCER SECTOR SOCIAL: UN MODELO A FORTALECER, UNA ALIANZA A POTENCIAR
DIRECTOR GERENTE DE GORABIDE
L
as asociaciones de la discapacidad intelectual como Gorabide hemos hecho frente a múltiples obstáculos y dificultades a lo largo de una trayectoria vital que se acerca ya a los 60 años, durante la que hemos contribuido a construir el sistema vasco de servicios sociales. Y en cada uno de esos escollos, lejos de debilitarnos, hemos obtenido aprendizajes que nos han reforzado. Para ello, ha sido clave la implicación de muchas personas durante mucho tiempo; tanto del movimiento asociativo como de las instituciones públicas. Porque los logros sociales, el desarrollo social, sólo son posibles en un marco de cooperación, de sinergias y de alianzas. Y si algún aprendizaje podemos extraer de esta crisis sanitaria es que, en Euskadi, el modelo de alianza entre el tercer sector social y la Administración es fuerte y sólido. Ha resultado eficaz para dar respuesta a múltiples necesidades sociales, también a las derivadas de los efectos del Covid-19. Sirva de ejemplo la iniciativa Guztion Artean, como red de solidaridad organizada surgida
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desde la cooperación entre las instituciones públicas y la iniciativa social. A pesar de ello, desde el inicio de la pandemia, se comenzó a poner sobre la mesa la caducidad del actual modelo de servicios sociales; algo que puede parecer más una preconcepción que una conclusión, por cuanto se produce sin tiempo suficiente para disponer de evidencias. Muchos de los recursos sociales promovidos por las asociaciones durante décadas se han ido convirtiendo en servicios de responsabilidad pública, lo que sin duda significa un logro en términos de derechos, de garantías y de avance social. Pero ese concepto de responsabilidad pública lleva aparejado un contexto cada vez más regulado, donde la faceta gestora, en la que también nos hemos esforzado por alcanzar la excelencia, adquiere una relevancia significativa. Ante esto, pongamos el foco en el valor añadido que aportamos las asociaciones de familias en la provisión de esos servicios. Ese valor añadido, esa utilidad adicional, viene definida por cuatro elementos. Tenemos la capacidad de aglutinar la colaboración de personas y colectivos de distintas sensibilidades, de manera que se enriquecen
las respuestas a las necesidades. Generamos innovación social, como precursoras de un modelo centrado en la persona, ahora tan extendido, basado en la calidad de vida, el compromiso ético y la gestión avanzada. Somos un agente vector de la transformación social, en favor de una sociedad más inclusiva, equitativa y solidaria, facilitando la participación ciudadana y la responsabilidad social. Pero además, y sobre todo, estamos gobernadas por las propias personas usuarias de los servicios que ofrecemos, lo que permite detectar de manera directa las necesidades existentes y emergentes en el colectivo al que prestamos apoyo; en un modelo más cercano a la autogestión que a la privatización. Por todo ello, cuesta mucho atender al cuestionamiento que, aprovechando un momento de debilidad derivado de la crisis, pretende situar en un primer plano el debate público-privado en la gestión de los servicios sociales. Al margen de que toda lógica apuntaría a la conveniencia de reflexionar sobre el sistema en momentos de calma, disponiendo de datos, evidencias y distancia emocional para ponderar bien los hechos, la pandemia no nos puede llevar a ese cuestionamiento, sino a plantear la necesidad de fortalecer el modelo actual. Porque, si bien es cierto que está resistiendo los efectos de la pandemia, ha tenido impactos fuertes que han hecho crujir sus costuras. Las entidades de iniciativa social que gestionamos servicios esenciales para personas con discapacidad intelectual estamos cumpliendo escrupulosamente con todos los protocolos de protección frente al Covid-19 dictados en cada momento por las autoridades competentes. Para ello, hemos tenido que realizar un enorme sobreesfuerzo económico; sobre todo, en lo concerniente a desinfección y adecuación de instalaciones, adquisición de equipos de protección individual en un mercado saturado, contrataciones de refuerzo e, incluso, realización obligatoria de PCR cuando el sistema público de salud aún no se hacía cargo de estas pruebas. Y, al mismo tiempo, estamos a la espera de posibles líneas públicas de ayudas que permitieran hacer frente a esos sobrecostes. Actualmente, las asociaciones estamos sufragando estos gastos extraordinarios
descapitalizando nuestras limitadas capacidades económicas y financieras, lo que pone en riesgo nuestra sostenibilidad y, por ende, la de nuestro modelo de desarrollo del sistema de servicios sociales. Pero también es necesario explicitar que el sobreesfuerzo se ha producido igualmente en la gestión y en lo emocional, del mismo modo que lo ha sido en otros servicios públicos que han estado más en el foco social del reconocimiento. El verdadero riesgo que tiene el modelo es que pierda su contenido esencial; es decir, la colaboración en un plano de alianza y complicidad. En un símil agrícola, regar el plantío para que no se convierta en un pedregal. Porque el peligro de debilidad para el sistema actual puede llegar por dos vías: no alimentarlo y que los efectos hagan desaparecer a las entidades sociales. En consecuencia, debemos fortalecer un modelo que está demostrando ser útil, apostando por una mejora cualitativa de la cogobernanza público-privada que supere la fórmula en la que la Administración ejerce la titularidad y las asociaciones la gestión. Tendamos hacia un sistema en el que el diálogo civil sea el eje principal para la toma de decisiones, y potenciémoslo mediante acciones que lo llenen de contenido, no quedándonos en una mera declaración de intenciones. En esa labor, surgen ideas como compartir la estrategia, evaluar el impacto en las personas usuarias y en las entidades colaboradoras, calcular la capacidad de transformación y de respuesta a necesidades actuales y emergentes… Todo ello a través de una cooperación colaborativa, que redunde en la mejora de las actuales alianzas. Y no estamos descubriendo nada nuevo. O tal vez sí, porque en las entidades del tercer sector social, tradicionalmente, hemos pasado por alto denominar innovación a lo que hacemos, a pesar de que hemos sido pioneras en múltiples ocasiones. Por eso, podemos decir que no sólo tenemos un pasado valioso y un presente trascendental, sino también un sólido futuro. Al igual que lo tiene el modelo de cogobernanza con el sector público que abogamos no por mantener, sino por fortalecer y potenciar.
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IÑIGO UCÍN
PÚBLICO Y PRIVADO
PRESIDENTE DE MCC
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l debate entre lo público y lo privado aparece reiteradamente a lo largo de la historia y en especial en épocas de crisis y, como no podía ser de otra manera, también ante la situación creada por el coronavirus. Para unos, las Administraciones gestionan mal, las regulaciones estorban, los impuestos son una transferencia desde quienes trabajan y crean riqueza hacia un sector público parasitario. Por el contrario, otros están convencidos de que la economía de mercado sólo sirve para enriquecer a unos pocos a costa de los consumidores y trabajadores explotados. La solución para esta “injusticia” es que se aumenten las actividades gestionadas por las Administraciones, elevar los impuestos, intensificar la regulación y hasta limitar los derechos de propiedad. Es evidente que tanto unos como otros se equivocan, pero al mismo tiempo, también tienen algo de razón. Así, si vemos lo que ha pasado
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a lo largo de la historia en distintos países que se han aproximado en la práctica al extremo de alguno de los dos posicionamientos, vemos que con uno se llega a un nivel de desigualdad insostenible que tensiona peligrosamente la sociedad y con el otro, la desigualdad no es tan evidente, pero esos países no son un ejemplo del desarrollo económico y de generación de riqueza. En general, las empresas persiguen ventajas competitivas sostenibles que les permitan alcanzar un desempeño superior. Para ello, analizando sus propias debilidades y fortalezas, deben de ser conscientes de las capacidades de su organización y contar con atributos que les permitan alcanzar ventajas sobre sus competidores. Además, tendrán que analizar las amenazas y oportunidades que se puedan presentar en el entorno. Cuando en un país existen condiciones favorables, estas facilitan la competitividad de las empresas. Si lo son, la agregación de la actuación de todas ellas dará como resultado que el país es competitivo y podrá realizar las importaciones necesarias con sus exportaciones al mercado internacional. Tendrá entonces una balanza comercial equilibrada y todo ello con un incremento del nivel
de vida de su población y no en base al sacrificio de su mano de obra. Factores que inciden en esa competitividad, entre otros, serían la demanda interior, las condiciones de los factores de producción, una cadena competitiva de proveedores, competidores nacionales de nivel, etc. La rentabilidad del sector dependerá de las amenazas de nuevos entrantes y de productos sustitutivos, de la capacidad de negociación con clientes y proveedores y de la agresividad de los competidores. La influencia positiva o negativa de estos factores en la competitividad es clave, pero no es menos importante el cómo lo hace la empresa y en especial si tiene las competencias que le permiten adaptarse rápidamente a las oportunidades del mercado. Un mejor desempeño puede contrarrestar las condiciones adversas del entorno, pero para ello es necesario tener las competencias necesarias para consolidar ventajas competitivas, bien en base a los costes o en base a producir artículos de mayor valor, con más calidad, flexibilidad, innovación o servicio. Las que compiten en el mercado son las empresas y con la globalización, lo hacen a nivel internacional. Por ello, se hace necesario casar intereses y decisiones privadas con objetivos colectivos que garanticen el interés general, siendo también necesario un papel regulador y no sólo de las actividades públicas. Por ello, las Administraciones deben de apoyar a los distintos sectores, creando las condiciones necesarias para el incremento de la competitividad de sus empresas. Euskadi es un ejemplo de que el sector público y el privado no son sustitutivos, de que tienen un importante grado de complementariedad y de que no puede existir el uno sin el otro. Para que la economía de mercado funcione, es preciso una autoridad que garantice la calidad de las instituciones y una estabilidad macroeconómica para atraer la inversión, defina los derechos de propiedad, garantice el cumplimiento de los contratos, posibilite el acceso a mercados financieros desarrollados, mantenga el orden
público y la seguridad y realice y conserve las infraestructuras esenciales que permitan funcionar a las empresas de manera eficiente. Especial atención merecen la Salud y la Educación: una población con salud y con altos niveles de educación desarrollará habilidades para generar nuevos proyectos y sustentar el desarrollo empresarial con mayor productividad. También la adopción y desarrollo de nuevas tecnologías que hagan más competitivas a las empresas y el desarrollo de nuevas ideas y la creación de productos y servicios innovadores en un mercado global cambiante. Y cómo no, un mercado laboral eficiente que posibilite que las empresas encuentren las habilidades que necesitan y los trabajadores reciban la contraprestación adecuada que les permita su desarrollo personal y una buena calidad de vida. Para ello, se hace necesario corregir las dualidades entre las personas que tienen empleo y las que no. Entre fijos y eventuales, entre veteranos y jóvenes, entre hombres y mujeres y también entre los funcionarios y los que trabajan en la empresa privada. Seamos conscientes también de que el sector público depende del privado, porque es este, con los impuestos que genera, el que nutre en una gran parte al público para que pueda desplegar sus servicios. Por ello, es fundamental que continuamente se evalúe la eficiencia del gasto y que se introduzcan incentivos adecuados y se aprenda de la experiencia y de las mejores prácticas de otros países. Definidos los estándares de prestaciones y garantizados los elementos estratégicos que una sociedad necesita, es esa evaluación la que debe determinar que un servicio o bien público sea producido o gestionado por las administraciones públicas o por el sector privado, pero estas deberán de asegurar que los incrementos de productividad sirvan para minimizar la desigualdad y que se aseguran unos estándares de calidad en los servicios para toda la población.
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DANIEL INNERARITY
LA LIBERTAD DE LOS OTROS
CATEDRÁTICO DE FILOSOFÍA POLÍTICA E INVESTIGADOR “IKERBASQUE” EN LA UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO
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ra inevitable que la gestión de la crisis se convirtiera en objeto de polémica política pero no deja de ser sorprendente que los argumentos de la derecha se hayan desplegado en torno a una peculiar defensa de la libertad individual. Se ha reavivado así un debate clásico de la filosofía política, en este caso con el nivel propio de la trifulca política partidista, sobre el alcance de la propia libertad y el respeto a la de los demás. ¿Tiene sentido entender como una restricción injustificada de la libertad aquellas limitaciones impuestas para salvaguardar la salud pública? Hay quien está tratando de situar el confinamiento en el marco mental de una restricción de derechos individuales, como si la responsabilidad por la salud de los demás no tuviera nada que ver con las libertades. Era previsible que una crisis de las actuales dimensiones provocara grandes convulsiones, pero nadie podía adivinar que en el barrio de Salamanca reclamaran libertad golpeando una señal de tráfico y los antisistema exigieran orden y obediencia a la autoridad.
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La libertad puede ser entendida como la ausencia de impedimentos para hacer lo que uno quiera o como la capacidad real de hacer lo que uno quiera. Tal vez sea Thomas Hobbes quien mejor ha representado lo primero. En un debate con el obispo Bramhall a mediados del siglo XVII, la discusión se centraba en torno a si era libre o no quien hubiera decidido ir a jugar a tenis (tal vez las derechas preferirían hoy el ejemplo del pádel) sin saber que la puerta estaba cerrada. Actualmente hay muchas puertas cerradas, tanto por la literalidad de nuestro confinamiento como debido a las condiciones estructurales que le impiden a uno hacer lo que desea y el tipo de libertad que así se impide es muy diferente en cada caso. La tradición republicana defiende, frente a la liberal, que la libertad no consiste en que no haya interferencias sino en que no haya dominación. La propia libertad de elegir está condicionada por el hecho de que nadie tenga el poder de hacer imposible esa capacidad. Pues bien: pongamos el caso de que hay una pandemia y todos queremos disfrutar al máximo de nuestra libertad. En ese caso, las autoridades políticas harían bien en impedir que la conducta irresponsable de unos ponga en peligro la vida de otros, sin la cual no habría libertad posible.
¿Qué ha pasado para que la contestación conservadora al confinamiento se haya llevado a cabo apelando a las libertades individuales? Las derechas en España han tenido diversos formatos (conservador, nacionalista, tecnocrático, reaccionario…) pero no han sido especialmente defensoras de los valores individuales. La fórmula más exitosa ha sido combinar un liberalismo económico con un conservadurismo cultural y un creciente nacionalismo. La defensa de las libertades individuales no estaba en su agenda ni en sus discursos (salvo las libertades de los empresarios); no ha existido propiamente un anarquismo de derechas, excepto en alguna medida el lerrouxismo o la definición que de sí mismo daba Pío Baroja, excepciones que parecen confirmar la regla de un conservadurismo sin individuos como el carácter general de la derecha. Desde hace algún tiempo este paisaje ha cambiado y aparecen cada vez más en el estilo político de la derecha elementos que parecen importados del libertarianismo americano. El actual discurso de Casado calificando al gobierno de Sánchez de dictadura constitucional y absolutismo moderno coincide con diversas manifestaciones en otros países contra el confinamiento como un atentado contra las libertades individuales. Podríamos recordar aquella crítica de Aznar (el mismo que se fue a su casa de Marbella durante este confinamiento) a la limitación de la tasa de alcohol permitida al volante apelando a que nadie debe decirle a uno lo que debe o no beber o la oposición de los populares a la restricción del tráfico en Madrid central (y en otras ciudades) en nombre de la libertad de los conductores. Se pueden consignar ciertos errores en la gestión de la crisis y algunos de ellos proceden de la gestión centralizada, pero lo que se pone aquí en cuestión no es la eficacia de las medidas o el respeto a una organización del poder territorialmente distribuida sino su incompatibilidad con cierta concepción de la libertad. Esa
idea de la libertad individual como principio supremo se plasmó en un reciente manifiesto de la Fundación Internacional para la Libertad, firmado por destacados lideres liberales de todo el mundo, en el que se llamaba la atención sobre el poder desmedido que se habría desplegado con ocasión de la crisis y no sobre la gravedad de la situación. Los medios de comunicación recogen con frecuencia opiniones de retórica libertaria, dibujando así un marco mental que puede resultar gratificante para un grupo amplio de personas de ideología diversa: a quienes están pensando únicamente en libertades económicas, a cuantos desean sustraerse reaccionariamente de las conquistas comunes y a intelectuales que, habiendo evolucionado hacia posiciones cada vez más conservadoras, conectan así con su anarquismo juvenil. Resulta curioso que a este grupo se agreguen quienes reivindican la libertad de culto porque estábamos acostumbrados a que la práctica religiosa se asociara en este país a la necesidad de la tradición y no a la libertad individual. Del mismo modo que se ha producido una americanización de nuestros estilos de vida, en los productos culturales o en la configuración de nuestras ciudades, un sector de los conservadores europeos importa esquemas mentales de la cultura política norteamericana, promovidos por Steve Bannon, por determinados think tanks o por simple imitación. Una derecha que no ha sido especialmente original en la producción de ideas se queda fascinada ante determinados planteamientos que contrastan con los valores europeos. Su imagen más histriónica es la de aquellos hombres armados que irrumpieron en el Capitolio de Michigan, para mostrar su oposición al confinamiento, siguiendo así la instigación de Trump a rebelarse contra semejante imposición. Podemos sintetizar ese contraste entre las dos culturas políticas en torno al hecho de que los americanos no han realizado toda la transferencia de soberanía desde el individuo hacia el Estado que es
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DANIEL INNERARITY
una normalidad para los europeos (también a los conservadores europeos de viejo cuño). De ahí que tantos americanos sean contrarios a un seguro médico universal, defiendan la posesión de armas para la autodefensa y se opongan a unos impuestos elevados. El individuo debe poder cuidar de sí mismo; los instrumentos de protección resultan sospechosos de ejercer un paternalismo injustificado. La poderosa atracción que está ejerciendo sobre un cierto sector del electorado conservador este individuo soberano y sustraído de un espacio común podría explicar ese giro y algunas actitudes asociadas, como la segregación urbana, el veto parental, la oposición a las vacunas (de momento, muy minoritaria), la concepción de los impuestos como un saqueo o la propensión a entender la solidaridad en torno a la figura del donante y no del contribuyente. Este modelo de una sociedad de individuos autosuficientes se corresponde con una idea de la producción del bien común mediante la mera agregación a través del mercado y con una concepción de la nación en la que ha desaparecido, ahí sí, cualquier dimensión de voluntariedad. Si volvemos al terreno de la discusión sobre la libertad en tiempos de pandemia, esta concepción individualista revela sus profundas contradicciones, mientras que su versión republicana se muestra más resistente a la hora de articular mi libertad y la de los demás. Existe una libertad para salir de casa, por supuesto, pero no hay libertad para infectar. ¿Hay un sentido de responsabilidad mayor que limitar la propia libertad de movimiento para no contribuir a la extensión de una pandemia? No hay peor expresión de la dominación de unos sobre otros que la arbitrariedad de reivindicar como libertad la realización de actividades que ponen en riesgo la salud y la vida de los demás. La concepción republicana de la libertad no se reduce a limitar las
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interferencias de los otros sobre la propia libertad sino que gravita sobre el modo de integrar la propia libertad con la libertad de los otros. Para los liberales basta con que no haya constricciones explícitas para que podamos considerarnos seres libres, mientras que para los republicanos no se puede hablar de libertad mientras su ejercicio esté impedido por dominaciones implícitas o estructurales. En este contexto, el derecho a ser libres y a estar protegidos de un grave contagio, pese a la afirmación tópica de que afecta a todos por igual, está condicionado por un desigual acceso a los medios de proteger la salud personal (domicilios apropiados, seguros privados, trabajos que pueden realizarse telemáticamente o vulnerabilidad debida a la propia condición o la edad). Este es otro de los puntos ciegos de la concepción liberal y de ahí su desprecio hacia lo que considera inútiles políticas de la identidad (como si ciertas formas de dominación, como ser mujer o pertenecer a determinadas minorías no tuviera nada que ver con la desigualdad económica). Los gobiernos que gestionan la crisis sanitaria tienen la obligación de justificar cualquier restricción de la libertad mostrando su utilidad a los efectos de contener la pandemia, del mismo modo que cualquier aspiración de recuperar espacios de libertad tiene la obligación de justificar que no es incompatible con el objetivo general de contener la pandemia. Al cuidar lo común no estamos rindiéndonos a una estructura neutra o ajena sino algo de lo que se nutre nuestra libertad personal. Jon Elster, uno de los más destacados pensadores republicanos, glosaba la figura de Ulises dejándose atar para no sucumbir a los cantos de las sirenas. Nos recordaba así que muchas veces la mejor manera de preservar la libertad es atarse, no tanto para respetar la de los demás sino para protegerse de las torpezas que podría uno cometer si llama libertad a cualquier cosa.
LAMINA 1
RAQUEL MEYERS. Artista multidisciplinar afincada en Bilbao que define su práctica como mecanografía expandida (KYBDslöjd) cuyo significado podría definirse grosso modo como «destreza manual con un teclado», que materializa los caracteres de texto y las pulsaciones de teclado más allá de la pantalla utilizando el teletexto y el Commodore 64 para cuestionar nuestra relación con la tecnología. No es una mera invención arbitraria. Tiene sus bases y referencias en la máquina de escribir, la poesía concreta, la demoscene y el brutalismo. Desde 2004 su trabajo ha sido mostrado en centros de arte, galerías y festivales como Ars Electronica, Transmediale, Xpo Gallery, La Casa encendida, Liste Art Fair Basel, La Gaîté lyrique, Tokyo Blip Festival, Square Sounds Melbourne, BilbaoArte, LABoral, Supernova Digital Animation Festival, iMAL, VISION’R, Mapping, Piksel, Shibuya Pixel Art, LEV, MFRU, HeK, ETOPIA, Eufònic Urbà …
XABIER BARANDIARAN
L
a pandemia ha sido una sorpresa para toda la sociedad; responsables públicos, diversos sectores económicos y sociales y el conjunto de la ciudadanía nos hemos visto incorporados de forma violenta a un nuevo escenario caracterizado por el miedo, la inseguridad y la incertidumbre. El virus está siendo un factor de aceleración de las tendencias económicas, sociales y políticas que se venían produciendo en el contexto de la globalización y, sobre todo, debido a su fuerte impacto, se ha constituido en una fuerza resocializadora de primer orden. Nada va a ser igual a partir de ahora. La pandemia nos está interpelando sobre nuestra condición como seres humanos y sobre las diversas realidades de la acción colectiva. Una de las grandes cuestiones que se ha puesto encima de la mesa es cómo hacer frente a esta situación y cómo afecta la respuesta al binomio libertad individualseguridad colectiva. Desde mi punto de vista, la pandemia viene a intensificar la tensión entre la libertad entendida como un ejercicio puramente
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LIBERTAD EN COMUNIDAD
DOCTOR EN SOCIOLOGÍA
individual y la libertad entendida como un ejercicio desarrollado en comunidad y en sociedad, que viven las sociedades occidentales actuales. Desde que empezó la pandemia las instituciones públicas se han visto obligadas a adoptar diversas medidas de seguridad para reducir al máximo los contagios; las medidas restrictivas más duras, sin duda, tienen que ver con los confinamientos domiciliarios, con la reducción de la movilidad y de las diversas formas de vida comunitaria. Las medidas buscan compatibilizar la seguridad de las personas con el menor grado de afección negativa respecto al desarrollo económico y respecto a la vida social en general; una compatibilidad no exenta de contradicciones. Las medidas buscan también evitar el colapso socio-sanitario intentando dar respuesta a las necesidades del conjunto de la ciudadanía. ¿Son estas medidas legítimas? ¿Son eficaces? Sin la defensa del interés general no hay condiciones democráticas para el ejercicio de la libertad individual y por lo tanto lo son (dejamos para otro momento el debate sobre el sujeto político de legitimación); su eficacia dependerá del valor científico de las medidas, la oportunidad política y la capacidad de identificación y cumplimiento de la sociedad respecto a las mismas.
En las democracias liberales desarrolladas, la libertad es un valor y un derecho fundamental de la persona: la libertad de elección, de expresión, libertad de movimiento etc. Pero, las condiciones políticas, sociales, culturales y económicas para el pleno ejercicio de ese derecho vienen establecidas por el contrato social edificado a través de las normas fundamentales. Y esto sucede porque la libertad individual ha de ser compatible con otras libertades individuales. Las condiciones de libertad individual están íntimamente ligadas a las condiciones de protección que ofrece la comunidad a las personas. La historia nos muestra infinidad de perspectivas filosóficas, antropológicas, sociológicas, políticas etc. que han intentado conjugar las bases de relación entre libertad individual y seguridad comunitaria.
de legitimación de diversa naturaleza; tenemos infinidad de ejemplos de personas que evalúan la validez objetiva de las medidas desde su condición subjetiva y atendiendo a la afección que estas medidas tienen sobre su propia vida, su economía, su vida social etc. En cualquier caso, el dato más revelador es que la conceptualización que hacemos de las medidas institucionales se produce en términos de medidas adoptadas e impuestas por un actor externo en vez de identificarlas en términos de unas medidas que una comunidad (de la que somos y nos sentimos parte) se da a sí misma a través de las instituciones legítimas de las cuales nos hemos dotado. Esa dicotomía creciente entre “mis intereses” y “los intereses institucionales” dificulta la asunción de responsabilidades de una comunidad.
La pandemia es global y sus efectos sociales dependen de las condiciones de cada sociedad y cada país, pero la Euskadi de las dos primeras décadas del siglo XXI es una sociedad industrialmente avanzada, con una capacidad de renta elevada (en términos comparativos) donde el mercado se ha constituido en el motor fundamental de desarrollo; una sociedad en la que el consumo es uno de los elementos articuladores más relevantes de la vida individual y comunitaria; una sociedad abierta, diversa y plural. Al igual que el resto de los países europeos el individualismo es una característica relevante de nuestra sociedad; un individualismo que apela y reclama los derechos individuales pero que transfiere la responsabilidad de la articulación del bien común y del espacio público a manos de los responsables y las estructuras públicas. En las sociedades líquidas (por utilizar una expresión del sociólogo Zygmunt Bauman), los valores que prevalecen en el sistema económico y de consumo capitalista se trasladan a la vida social y comunitaria, debilitando el compromiso cívico. La pandemia nos muestra un retrato claro de esta realidad: una parte de la ciudadanía tiene enormes dificultades para respetar las normas que restringen la libertad argumentando falta
El problema no es sólo si incumplimos las normas democráticamente establecidas sino, si entendemos que la responsabilidad de hacer frente al Covid- 19 es una responsabilidad del conjunto de la sociedad en el que las instituciones públicas son una parte importante pero sólo una parte. Delegar la responsabilidad total en las instituciones públicas y entender que los ciudadanos no tenemos responsabilidad o que la responsabilidad se limita al cumplimiento de las normas establecidas por un agente externo es debilitar la principal arma que tiene la sociedad para hacer frente a una situación de esta naturaleza: la responsabilidad comunitaria, la responsabilidad cívica, la cohesión y la solidaridad social. Si entendemos que las normas para hacer frente al Covid-19 son impuestas por un agente externo, existen muchas posibilidades de identificar las restricciones como un ataque a la libertad individual; de lo contrario, si entendemos que las medidas constituyen un ejercicio de auto responsabilidad comunitaria las restricciones serán una condición de posibilidad para la libertad del conjunto de la ciudadanía.
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IZASKUN BILBAO
POLÍTICA Y política
EURODIPUTADA DE EAJ-PNV. MIEMBRO DE LA COMISIÓN DE TRANSPORTE Y TURISMO DEL PARLAMENTO EUROPEO
L
a crisis desatada por la pandemia ha ofrecido una oportunidad para visibilizar las ventajas que tiene formar parte de la Unión Europea. Hoy las opiniones públicas de los estados miembros se debaten sobre el ritmo de vacunación, el cumplimiento de los contratos con las farmacéuticas o el pasaporte sanitario. En menos de un año la denostada POLÍTICA, la dinámica de trabajar en comandita y buscar acuerdos ha permitido que tengamos, ya aprobadas y en uso en la Unión, cuatro vacunas a las que irán sumándose otras tantas antes de que acabe el año. Un paso decidido para avanzar en una Europa de la salud.
Esa es la grandeza de la Unión. Todos deberíamos de ser conscientes de que, ante una catástrofe global como es una pandemia, ni el más grande y potente de los estados europeos, por si solo tiene margen. Ninguno sería capaz de poner en marcha una respuesta de la dimensión y potencia que las instituciones comunitarias han planteado frente a las consecuencias sanitarias, pero también económicas y sociales de la pandemia. Hoy sabemos que, sin el impulso decidido de la Unión, que inyectó 2.700 millones de euros al comenzar la pandemia en el sistema europeo de investigación biotecnológica, simplemente hoy no tendríamos vacunas. También sabemos que el esfuerzo mancomunado de estados e instituciones europeas invirtió casi
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otros 10.000 millones en comprar dosis cuando las vacunas eran solo un proyecto prometedor. Una apuesta de riesgo, sí, pero imprescindible para mejorar la capacidad industrial de quienes debían convertir los hallazgos de la ciencia en decenas de millones de viales listos para su uso. Y para conseguir a un precio imbatible, las dosis necesarias para inmunizar a toda la ciudadanía de la Unión y para ayudar a los países menos desarrollados en sus procesos de inmunización. También sabemos que muchas economías europeas simplemente no habrían sobrevivido a entre tres y diez años de confinamientos, lo que tarda una vacuna en desarrollarse sin este inédito apoyo. Es fácil imaginar también qué hubiese ocurrido si en ese plazo y en medio de una crisis sanitaria, asistencial y humana sin precedentes, cada ciudad, cada región, cada estado se hubiese lanzado a comprar por su cuenta la vacuna disponible, quizá la única. Las consecuentes crisis de precios, la dependencia de casi todos de una gran potencia o peor aún de una farmacéutica, podrían haber desencadenado males mayores incluso que la propia pandemia. Sin duda hubiese sido el final de la relativa concordia en la que vivimos al menos en el continente europeo y de su posición referente en materia de derechos y libertades, política social y desarrollo sostenible. Hoy, cuando se critica, con razón, la escasa transparencia de los contratos y las limitaciones que tiene la Unión frente a las farmacéuticas, conviene valorar en su justa medida lo que está ocurriendo. La farmacéutica que con más contumacia ha incumplido sus compromisos, Astra Zeneca, ha visto cómo se limitaban
sus exportaciones de viales producidos en la UE, cómo sus competidores ocupaban la casi totalidad del mercado que dejaba libre en Europa, quizá tentada por las ofertas de mejores postores. Ha sufrido, además, un desprestigio de marca crítico en el sector, que podría ser mucho más que justicia poética. La Comisión anuncia ahora una posible actuación ante los tribunales que, independientemente de su resultado, va a tener un brutal coste de imagen para la firma anglo sueca. Y que afectará a todos sus productos, no solo a la vacuna contra el coronavirus. Con el certificado sanitario europeo pasa lo mismo. Solo una iniciativa a este nivel, negociada, acordada, reconocida en todo el continente sirve para algo. Y nuevamente es la paciencia, la discreción, la energía que se pone en acordar y construir la clave del éxito que a buen seguro tendrá este dispositivo, por supuesto digital, que más pronto que tarde será la clave de la recuperación de la movilidad. Quizá para valorarlo en su justa medida convenga recordar que no va a añadir restricciones de derechos a las que ya padecemos. Más bien levantará algunas a determinadas personas con más facilidad y menos burocracia que la que hay que desplegar ahora para conseguir el mismo resultado. Porque no olvidemos que viajar hoy requiere certificar, cada vez, que viajamos libres de carga viral. La implantación del certificado ha abierto un debate que también ilustra sobre lo que significan libertades y democracia. Aquí el foco del debate está en si poner en marcha un “pasaporte” de este tipo produce discriminación, sobre cuánto y cómo invade la intimidad y sobre su compatibilidad con los rigurosos estándares europeos de protección de datos. Lo curioso es que los críticos con la gestión de la crisis, con cada propuesta o decisión pueden en el mismo acto público elogiar el modelo chino de rastreo y seguimiento que se basa en el principio de que los datos no son de las personas sino del estado y que éste tiene plenos poderes para, utilizándolos, controlar hasta los más nimios aspectos de la vida de las personas. Todos sabemos que ese tipo de control facilita extraordinariamente los rastreos. También que no hace falta ninguna innovación tecnológica impactante para practicarlos. Con los dispositivos que el 90% de nosotros
llevamos en el bolsillo hoy, aquí y ahora, es perfectamente posible clonar el sistema chino de seguimiento y control de los contactos interpersonales y la movilidad. Pero deberíamos admitir, con la misma deportividad, que no estamos dispuestos a que nos lo apliquen. Hemos decidido, libremente, democráticamente, vivir en otro tipo de sociedad, con otras reglas basadas en el respeto a las libertades individuales. Una buena gestión, invertir en rastreadores, tener un plan, una estrategia es aquí, condición necesaria para frenar el virus. Pero insuficiente sin la aportación individual, voluntaria, responsable y militante de cada uno al bien común. Pagar impuestos es una expresión de ese compromiso. Es la base del contrato que obliga a quienes administran a gestionar bien. Por eso la pandemia ha destapado también el efecto de los recortes en muchos sistemas de salud y la ventaja competitiva en la que se encuentran los que, como Osakidetza han estado por encima de la media en inversión en medios humanos y materiales en los tiempos más duros de la crisis. Una apuesta de largo plazo que retrata con claridad qué es y qué significa hoy ser progresista y quienes verdaderamente lo son cuando se habla de gasto público. Hoy el lamentable nivel del debate público, la precariedad de los sistemas de contrapeso, la política líquida que fabrican algunas redes sociales son las ramas que nos impiden ver el bosque. La concertación, los acuerdos, el trabajo y la construcción han propiciado que tengamos vacunas, certificado sanitario, plan europeo de recuperación. En los LABIS, en donde se revisa cada día la situación, se aplica lo que ayer no se sabía, se adoptan decisiones y se asumen las consecuencias, hay gente que siempre está, con turnos de 24 horas 365 días, que duerme poco y trabaja mucho mientras fabrica POLÍTICA con mayúsculas. En ese ecosistema trata de progresar la política con minúsculas. En ella militan quienes son capaces de criticar por una razón y su contraria en 24 horas, aunque para ello, por mala fe o pura ineptitud, haya que manejar ceros con osadía, quizá sin entender que no funcionan igual cuando se ponen a la derecha que la izquierda en una cifra. Con la política, con minúsculas, a los mandos, simplemente no tendríamos vacunas.
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VÉRONIQUE TRILLET-LENOIR
J
alousement gardées par des États membres récalcitrants à céder une part de leur souveraineté, les compétences sanitaires restent dans une large mesure du ressort national. Mais, depuis le début de la crise sanitaire, l’action européenne en matière de santé a fait un bond en avant. L’un des exemples les plus marquants a été la capacité de la Commission européenne à négocier au nom des 27 États membres avec les laboratoires pharmaceutiques pour l’achat anticipé de vaccins. Pour les plus âgés, cruellement touchés par cette pandémie, comme pour les plus jeunes, qui payent le prix fort des restrictions, cette démarche représente une valeur ajoutée considérable. On le comprendra aisément au Pays Basque: au sein de l’Union européenne, 27 négociations différentes auraient fait courir le risque que tous ne puissent accéder dans les mêmes conditions à la vaccination. Un
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VACCINS COVID-19
DÉPUTÉE EUROPÉEN, MEMBRE DE LA COMMISSION EMVI (ENVIRONNEMENT, SANTÉ PUBLIQUE ET SÉCURITÉ ALIMENTAIRE)
non-sens scientifique. Un non-sens dans une zone de liberté. On ne sortira en effet de cette pandémie que si tout le monde a accès à la vaccination. Forte d’une population de 450 millions d’habitants, l’Union européenne a été en mesure de négocier des contrats avec six laboratoires pharmaceutiques, permettant ainsi aux États membres de bénéficier d’un portefeuille de vaccins diversifiés, que peu de pays auraient pu négocier seuls. La négociation européenne a été exigeante, dans l’intérêt des citoyens. Contrairement au RoyaumeUni, la responsabilité juridique en cas d’effet secondaire ne repose pas sur la puissance publique. Contrairement à Israël, les données personnelles des citoyens sont préservées. Ces commandes groupées sont une première et notre exigence collective doit nous conduire à toujours vouloir nous améliorer. Les critiques sur les délais plus longs qu’en Angleterre ne doivent cependant pas nous faire oublier qu’ils sont en partie liés à un processus d’homologation exigeant par l’Agence européenne du Médicament, dans l’intérêt de la santé des Européens. La vigilance quant à la sécurité et l’efficacité des vaccins n’est pas un détail: elle conditionne
la confiance indispensable pour mener à bien une campagne d’ampleur. N’oublions pas que les vaccins sont administrés à des personnes en bonne santé. Cette vigilance est un processus continue comme l’a montré, ces derniers jours, l’Agence européenne du médicament en examinant avec attention des cas de thromboses soupçonnés d’être liés à l’inoculation du vaccin d’Astra Zeneca. Face à un virus encore largement inconnu il y a un an, face à des variants qui se multiplient, une surveillance constante est nécessaire. Pouvoir se reposer sur une agence européenne plutôt que sur 27 organisations nationales est aussi une plus-value. Développer des vaccins en moins d’un an est un exploit scientifique, que des financements Européens ont permis. Il nous faut maintenant relever un exploit industriel. La Commission européenne est mobilisée, sous l’impulsion du Commissaire à l’industrie Thierry Breton, pour augmenter considérablement les capacités
de production en Europe. Plutôt qu’une levée de brevets inefficace (il ne suffit pas d’avoir la recette pour produire des vaccins) et pouvant décourager la recherche (indispensable pour adapter les vaccins aux variants), l’Union européenne promeut la collaboration entre industriels. Des laboratoires, concurrents par temps calme, sont engagés aujourd’hui dans une coopération pour répondre à ce bien commun qu’est la vaccination. Ces efforts ne doivent pas être sans lendemain. Nous voyons qu’une véritable Europe de la santé est possible. Les instruments sont sur la table. Un plan d’urgence sanitaire pour répondre aux futurs crises est en cours de discussion. Il reposera sur des agences européennes renforcées, et sur une nouvelle autorité capable de doper la recherche biomédicale et la production sur le sol européen pour lutter contre notre dépendance pharmaceutique et protéger le bien le plus précieux des Européens : leur santé.
TXERTOAK - COVID-19
H
ein handi batean, osasun-arloko eskumenak ardura nazionala dira oraindik eta Europar Batasuneko estatuek arretaz mantentzen dituzte, ez baitaude haien burujabetzaren parte bat lagatzeko prest. Hala ere, osasun krisia hasi zenetik, Europar Batasunak osasun-arloan egindako lanak jauzi handia eman du.
Horren adibide esanguratsuenetako baten lekuko izan gara: Europako Batzordeak, 27 estatu kideen izenean, enpresa farmazeutikoekin txertoak aldez aurretik erosteko aukera negoziatzeko ahalmena duela erakutsi du.
Ekimen horrek balio erantsi handia du berekin, adineko pertsonentzat zein gazteenentzat. Izan ere, pandemia honek gogor kolpatu ditu adineko pertsonak; gazteenak, aldiz, larrutik ordaintzen ari dira mugapenen ondorioz. Euskadin erraza da ulertzea. Europar Batasunean 27 negoziazio desberdin egin izanez gero arriskutsua izan zitekeen, beharbada estatu kide guztiek ez baitzuketen txertoa baldintza berdinetan jasotzea lortuko. Astakeria zientifikoa eta zentzugabekeria litzateke, askatasun eremu batean. Mundu guztiak txertoa
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VÉRONIQUE TRILLET-LENOIR
jasotzeko aukera duenean baino ezingo gara pandemia honetatik atera. Europar Batasunak, 450 milioi biztanle izanda, sei enpresa farmazeutikorekin negoziatu ahal izan ditu kontratuak eta horri esker, estatu kideek askotariko txertoak jaso ahal izan dituzte. Herrialde gutxi izango lirateke horrelako zerbait beren kabuz negoziatzeko gai. Europar Batasunak zorroztasunez negoziatu du, herritarren interesen alde egin baitu. Esate baterako, txertoen albo-ondorioen legezko erantzukizuna ez da agintaritza publikoena, Erresuma Batuan ez bezala, eta herritarren datu pertsonalak babestuta daude, Israelen ez bezala. Multzoan egindako eskaera horiek primizia dira eta hobetzeko esfortzua egiten jarraitzera eraman behar gaitu gure exijentzia kolektiboak. Epeak Ingalaterran baino luzeagoak direlako egindako kritikaren kasuan, ezin dugu ahaztu Sendagaien Europako Agentziak txertoak onesteko ezarritako prozesua zorrotza delako luzatzen direla epe horiek, europarren osasunaren mesedetan. Txertoen segurtasuna eta eraginkortasuna aztertu beharrak badu bere garrantzia, horrek baldintzatuko baitu eskala handiko kanpaina bat egiteko behar den konfiantza. Gogoan izan behar dugu osasuntsu dauden pertsonek jasotzen dituztela txertoak. Aztertze-prozesu horrek ez du etenik, Sendagaien Europako Agentziak azken egunotan erakutsi duen legez. Hain zuzen ere, kontu handiz aztertu ditu tronbosi kasuak, Astra Zeneca txertoaren inokulazioarekin zerikusia izan zezaketela susmatzen baitzuten. Duela urtebete ezer gutxi genekien birus honen inguruan eta orain, birusa eta dituen aldaera gero eta ugariagoak ikusita, etengabeko azterketa egin beharra
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dago. Europa mailako agentzia bat izateak ere, 27 erakunde nazional izan ordez, badu balio erantsia. Urtebete baino gutxiagoko epean txertoak garatzea finantzaketa europarrari esker posible izan den balentria zientifikoa izan da eta orain, erronka industrial bati aurre egitea tokatzen zaigu. Europako Batzordea txertoak Europan ekoizteko ahalmena nabarmen areagotzeko lanean ari da, Thierry Breton Barne Merkatuko komisarioaren ekimenez. Eraginkorra izango ez litzatekeen patente-sistema izan ordez (ez da nahikoa txertoak ekoizteko errezeta izatea), horrek ikerketa oztopatu dezakeela kontuan hartuta (eta ikerketa ezinbestekoa da txertoak birusaren aldaeretara egokitzeko), Europar Batasuna ekoizleen arteko lankidetza sustatzen ari da. Laborategiak elkarren arteko lehian ibiltzen ziren garai lasaietan baina orain lankidetzan ari dira guztion ongizatearen alde, hau da, txertaketaren alde. Esfortzu hau egungo garaietara mugatu ordez, etorkizunean ere egin behar da, benetan osasunaren alde dagoen Europa bat posible dela ikusi dugulako. Tresnak baditugu jada. Etorkizuneko krisiei aurre egiteko, osasun larrialdietarako plan bat eztabaidatzen ari dira orain, sendotu diren agentzia europarren eta agintaritza berri baten babesa izango dituena. Hain zuzen ere, Europan bertan ikerketa biomedikoa eta ekoizpena bultzatzeko gai da agintaritza berri hori, industria farmazeutikoekiko dugun mendekotasunari aurre egiteko, eta horrez gain, europarren ondasunik preziatuena babesteko gai ere bada: haien osasuna babesteko gai, alegia.
JON BARRUTIA
¿ES POSIBLE LA UTOPÍA DE UN NUEVO MODELO ECONÓMICO?
DECANO DE LA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA (UPV/EHU)
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n las economías y sociedades actuales hay dos factores que destacan de forma indiscutible: la globalización y la digitalización. La primera establece una híperconectividad e interdependencia a nivel planetario en todos los ámbitos y, en especial, en el económico y en el medioambiental. La segunda está presionando para que se transformen de forma radical las relaciones productivas, económicas y sociales. Además, se está produciendo un giro en la centralidad geopolítica del mundo, del “Atlántico” al “Pacífico”. En este contexto, parece razonable pensar en un nuevo modelo económico, no sólo como utopía sino como necesidad, para responder a los nuevos problemas de forma práctica e inteligente, venciendo las resistencias al cambio. Diseñar el futuro es una manera muy práctica de remodelar el presente. Así, quizás es más apropiado detallar, como breve ejercicio de reflexión, cuáles serían los rasgos del nuevo modelo económico, más que
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proponer un nuevo modelo, mencionando previamente ciertas paradojas, limitaciones y retos.
PARADOJAS Y LIMITACIONES Desde la primera revolución industrial, las economías del mundo han funcionado con modelos basados en el capitalismo y en el socialismo como fuentes primigenias de “inspiración”. Cada una con su utopía, y cada una con sus realidades históricas. No obstante, ambas líneas han sufrido evoluciones considerables. Así, el capitalismo alberga economías sociales de mercado con altas cotas de bienestar y equidad, demostrando que se puede mantener una lógica de propiedad privada e interés social y colectivo sin entrar en contradicciones antagónicas; primera paradoja. Por otro lado, las economías de corte socialista (del bloque comunista) han evolucionado en algún caso (China) hasta el punto de compatibilizar lógicas de mercado sin democracia política; segunda paradoja. Ambos modelos, han sufrido “viajes” hacia posiciones más convergentes y “retornos” hacia la ortodoxia y, también, han mostrado la necesidad de la economía política o, lo que es lo mismo, la exigencia de la dirección
política de los modelos económicos. Aquí se establece la tercera paradoja: la economía es un fenómeno globalizado pero no hay una autoridad política mundial que pueda gobernar dicha globalidad. También genera una sensación de límite permanente el que no se hayan podido superar lógicas de funcionamiento cuyas bases epistemológicas tienen ya cerca de doscientos años.
RETOS ACTUALES Y DE FUTURO Un modelo económico debe dar respuestas a la sociedad y, en este sentido, el primer reto, y el que condiciona en buena medida al resto, es la demografía en aumento progresivo y asimétrico; lo que presiona sobre los recursos naturales (incluida la energía) de forma exponencial. Esta cuestión ha hecho que se haya pasado del paradigma del mundo vacío (donde el agua y el aire eran considerados bienes libres) al paradigma del mundo lleno (donde aire y agua, entre otros recursos, tienen su coste). Como segundo reto surge, por lo tanto, la cuestión medioambiental y, como tercero, la desigualdad entre países y entre personas que apela al sentido ético de la convivencia. Hay un cuarto reto, provocado por la digitalización y es la transformación del trabajo. Éste, se va a desarrollar cada vez más a partir de la “máquina” que sustituye a la persona en los ámbitos inteligentes, transformando e incrementando la productividad, con lo que cambiará de forma radical la manera de entender el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio y generará tensiones en la asignación y distribución de la renta.
renta) que haga compatible la competitividad con la cohesión social. Es relevante la participación y la inclusión de las personas en los ámbitos decisionales, subrayando el bien común. Con todo ello se reducirán las desigualdades, fuente de ineficiencias sistémicas, y se podrá abordar una digitalización de progreso (frente a la digitalización de exclusión). Es fundamental el territorio como espacio de producción y relación, donde se concreta la convivencia con las personas y el medio natural. El valor será múltiple, esto es, económico, social y medioambiental. La cada vez mayor conciencia planetaria permitirá establecer referencias consensuadas de autoridad global, que orienten en la acción política a la economía y establezcan líneas de actuación medioambiental mundial. Urge configurar un nuevo constructo teórico que amalgame y dé coherencia a los factores mencionados, libre de los dogmatismos de modelos pasados y que permita hacer operativo un nuevo modelo. Para finalizar, es preciso mencionar la trascendencia del período de transición. La Historia ha demostrado que las economías y territorios que lo afronten con inteligencia serán los de éxito en la nueva situación. La transición es pues el reto transversal a afrontar y el primer rasgo del nuevo modelo económico.
RASGOS DE UN NUEVO MODELO ECONÓMICO Los principales rasgos se sitúan en el entorno de un sistema económico basado en el conocimiento que fomente la creatividad y la innovación en todos sus campos, donde se dé una producción distributiva (asignación de renta) y una distribución productiva (redistribución de
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VICENTE ATXA MIKEL ÁLVAREZ
L
a invitación de la revista de pensamiento e historia Hermes para aportar nuestro punto de vista sobre los efectos y la influencia social y económica de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, supone un reto sugestivo y a su vez comprometido. Sugestivo, puesto que nos obliga a racionalizar y evaluar la pandemia como un elemento más, y no como el único elemento desencadenante de los próximos cambios en la sociedad. Por otro lado, también es comprometido, por aquello de que lo escrito, escrito queda y el tiempo lo juzgará.
Es bien conocido que la economía influye en la salud de los ciudadanos, pero ha sido menos analizado el fenómeno inverso, esto es, la influencia de la salud en la economía. La actual pandemia, por su rápida diseminación y morbimortalidad, está siendo un ejemplo singular de cómo la salud puede afectar a la economía y a las reglas sociales de una manera directa y casi explosiva. El futuro o la historia recordarán el año 2020 como el año en que un virus hizo temblar los cimientos de la economía mundial y puso en riesgo la salud de toda la población mundial como no lo había hecho una enfermedad infecciosa en los últimos siglos, exceptuando la epidemia del SIDA y la pandemia de gripe de 1918. Han existido sucesos en el mundo cuyo impacto social y económico fue muchísimo mayor, como cualquiera de las
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A MÁS PANDEMIA MÁS SOLIDARIDAD
MONDRAGON UNIBERTSITATEA
guerras mundiales, pero nunca el impacto en la economía había sido, en tan poco tiempo, de este calibre. La pandemia ha hecho temblar los cimientos de todos los países y todas las economías, impactando tanto a economías más neoliberales como a las reguladas por el estado; ha impactado tanto en Asia como en Europa o en Estados Unidos y las Américas; es decir, su impacto no ha sido selectivo, sino universal. Aunque sí es cierto, que los efectos de la Covid en el corto plazo han sido diferentes en función de las decisiones que los gobiernos de los países han tomado. La respuesta de las naciones a la pandemia ha seguido básicamente dos modelos: uno, el modelo de algunos países de Asia y Oceanía, en el que las medidas sociales adoptadas para la limitación de la difusión han sido muy intensas, con cierres de actividad social y económica de carácter rígido; y un segundo modelo, el de Occidente y resto de países, con medidas epidemiológicas más de carácter paliativo. El resultado de ambos modelos hasta el momento está siendo bien diferente, tanto en los aspectos sanitarios como en los económicos. Asia, y más en concreto China, han reforzado en un muy corto plazo su posición mundial frente a Europa y USA. Pero en nuestra opinión, aunque el corto plazo es muy importante, y siendo conscientes de que el Coronavirus sí cambiará el rumbo de la economía mundial, lo consideramos más como elemento catalizador de los cambios que comenzaron en la crisis del 2008. La historia siempre es un excelente observatorio de donde aprender,
y analizar lo que sucedió entre la gran crisis de finales de los años 20 y la segunda guerra mundial es un ejercicio interesante, puesto que tras ellas se dieron algunos elementos que nos recuerdan a lo que está sucediendo actualmente: un tremendo retroceso en el nivel de globalización, una disminución del porcentaje de las exportaciones sobre el PIB de manera brusca, en la que para movilizar la economía la deuda pública aumentó de manera inaudita, y un claro cambio en el poder mundial pasando éste del Imperio Británico a los Estados Unidos. Y además, los ricos se hicieron más ricos y varios países de economías importantes sufrieron convulsiones en sus cimientos sociales. Hay muchas similitudes, y a nuestro entender la pandemia de la Covid, por sí sola, no se constituirá en la razón del posible cambio en el rumbo del mundo económico, ni en la razón para la búsqueda de posibles modelos económicos más utópicos, pero sí precipitará esos procesos de cambio. La guerra en la hegemonía tecnológica y económica entre Estados Unidos y China, con Europa como preocupante espectador, se ha acelerado y China ha recortado unos pasos frente a Estados Unidos. El mayor impacto de la Covid en las economías postindustriales con fuerte base económica en los servicios ha despertado de forma apresurada un renacimiento industrial que requiere incorporar la transformación digital y la sostenibilidad, y que podría convertirse en una oportunidad económica y social para Europa; aquí, el uso estratégico de los fondos next-generation puede ser clave. Será importante que la estrategia y los nuevos modelos económicos contemplen una mayor democracia y participación de las clases más desfavorecidas en la riqueza social, acercando los beneficios de un crecimiento sostenible a las clases más humildes. No será suficiente con asegurar los elementos básicos del bienestar, como son la salud y la educación, que casi son de carácter universal en Europa y se deberá prestar atención a una nueva deriva de las economías más desarrolladas, donde estamos permitiendo la convivencia de tres sociedades más desconectadas que en el pasado. Una parte de la sociedad sigue enriqueciéndose por encima de la media de generación de la riqueza del país o del mundo, la clase
media sigue mejorando su situación económica y comparada con la situación de hace 30 años vive con bastante más calidad, y una parte de la sociedad, que, aunque dispone de mejores servicios básicos de bienestar que hace unos años, ve que incrementa la brecha con la sociedad más rica e incluso con la clase media. Esa brecha, y la gestión para su reducción, son las claves sobre las que se ha de construir la economía del futuro. Porque como afirma F. Fukuyama: “si bien las desigualdades económicas que surgen de los últimos cincuenta años de globalización son un factor importante que explica la política contemporánea, los agravios económicos se agudizan cuando se unen a sentimientos de humillación y falta de respeto”. Cuando se hace un análisis de la irrupción de las ideologías fascistas y totalitarias de las primeras décadas del siglo XX, además de los factores económicos hay que tener en cuenta el sentimiento popular de humillación y agravio que arrastraban algunos países y que motivó el surgimiento de esas políticas antidemocráticas. Los cambios sociales, antropológicos y económicos que acelerará la pandemia de la Covid-19 deberían permitir construir un mundo más solidario y no ser la antesala de nuevos movimientos insolidarios, populismos y nacionalismos mal entendidos. Si no es así, las clases y países más desamparados volverán a perder el ritmo del crecimiento y en consecuencia llegará el día en que éstos volverán a reclamar de manera violenta su papel en la historia. Creemos que un mundo más abierto y global nos puede proporcionar oportunidades para mantener nuestra calidad de vida, donde necesariamente deberemos aportar la variante de la sostenibilidad pensando en nuestros hijos e hijas, luchando por el bienestar actual y también por el futuro. Necesitamos una Europa con un nuevo modelo organizativo si desea recuperar un papel importante en la polarización del mundo entre China y Estados Unidos. Imaginamos un mundo con un reparto más equitativo de la riqueza y donde la estrategia y la generosidad serán claves para alcanzar modelos económicos algo más justos. Desearíamos que modelos parecidos al cooperativismo fueran viables a escalas mayores que las nuestras. Todo lo anterior no será fácil, pero que no sea por no intentarlo. A más pandemia más solidaridad.
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ARANTZA ZUBIAURRE
¿ES LA PANDEMIA EL INICIO DE RETORNO A LA DESGLOBALIZACIÓN?
PROFESORA E INVESTIGADORA
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a fría estadística nos dice que la pandemia del Covid-19 ha dejado ya más de 2.500.000 fallecimientos confirmados en todo el mundo. Hemos visto cómo el día a día en nuestras vidas se ha transformado y cómo la distancia social y el aislamiento son parte de esta nueva normalidad. La actividad económica, salvo actividades esenciales, se interrumpió en el confinamiento y no termina de recuperarse, con la consiguiente pérdida de empleos. Sin duda, la pandemia más allá de una crisis sanitaria global ha sido la causa de un profundo cambio económico y social y su impacto global, aunque desigual en función de la tasa de infección y las contramedidas de los gobiernos, ha sido a todas luces impredecible. Uno de los efectos a corto plazo de la crisis sanitaria en los mercados ha sido la necesidad de atender a la demanda de mascarillas, guantes, EPIS o kits de pruebas diagnósticas del virus además de otros suministros médicos que en su mayoría se obtenían desde China, pero también de países como Malaysia, Singapur, Costa Rica, la
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República Dominicana o México. La geografía de las cadenas globales de suministro, o más bien la dificultad para conseguir el material médico imprescindible para luchar de forma eficiente y segura contra el virus ha replanteado en los Gobiernos la visión de las relaciones comerciales y en algunos casos la apuesta estratégica por el proteccionismo y el control de las exportaciones. Baldwin y Evenett (2020) argumentan que la respuesta proteccionista ha acompañado a otras crisis económicas como la crisis financiera del 2008, pero la Covid-19 ha reabierto el debate proteccionista avivado por el interés estratégico del acercamiento de las cadenas de suministro. Conviene recordar que en las últimas tres décadas se ha acelerado el proceso de fragmentación en los procesos de producción a escala global a través del traslado de actividades de la cadena de valor a otras regiones siguiendo una estrategia de creación de redes de empresas interconectadas. Hervás-Oliver y Parrilli (2018) describen para el cluster de la cerámica el proceso seguido, aunque es asimilable a nuestras empresas: I) la transformación histórica de las cadenas de valor de finales de los años setenta y ochenta, cuando los clústeres comenzaron a expandir sus ventas a los mercados europeos; II) el período 1990-2010 en el que las grandes empresas trasladaron sus operaciones de producción al exterior
manteniendo la sede y las actividades centrales como I + D, diseño y logística en el país; III) el nuevo milenio en el que nuevos competidores emergentes como China e India, entre otros, ingresan en el mercado internacional; IV) la última década en la cual las empresas líderes internacionalizan no sólo la producción sino también actividades claves como la I+D o la logística y participan en redes de innovación globales (GINs). El resultado es que las empresas ya no sólo exportan, sino que cada vez en mayor medida participan en acuerdos y alianzas que competen a gran variedad de socios, clientes y proveedores de países distintos. La idea de la globalización buscando sólo localizaciones de bajo coste es una idea que no captura la realidad de las dinámicas de expatriación. Las empresas mueven sus actividades por distintas razones tales como; menores costes (también), búsqueda de recursos estratégicos o el acercamiento a clientes en mercados emergentes (Gereffi&Sturgeon, 2004). El dato es que la economía esta globalmente interconectada a través de la denominadas GVC (Global Value Chain o cadenas globales de valor) y según las estadísticas del Banco Mundial más del 60% de comercio global se debe al flujo transfronterizo de productos intermedios. Gereffi et. al. (2005) interpretan esta realidad desde una dualidad en términos de una “desintegración de la producción” y una “integración del comercio”. Las empresas (y los países) competitivos y estratégicamente posicionados tienen una mayor participación en la economía global. Coe and Yeung (2015) argumentan que las GVC importan a la gente, las empresas y los territorios porque articulan las oportunidades del desarrollo. El trasfondo del debate es cómo se relacionan las empresas (y los países), donde está el empleo y sobre todo quién captura el valor añadido producido. En este contexto, los ya citados Gereffi&Sturgeon (2004) describen cómo China se ha convertido en el nodo principal de las cadenas de valor al conseguir no sólo economías de escala por su gran mercado interno, sino también por el desarrollo de una manufactura diversificada y abierta al exterior, en parte debido a años de posicionarse como destino preferido de la inversión extranjera.
La interrupción repentina en la producción en China a finales de enero y principios de febrero de 2020 y, en particular la escasez de bienes médicos esenciales es un ejemplo internacional de riesgo de la cadena de suministro. La pandemia de la Covid-19 es por lo tanto una llamada a la gestión del riesgo en las empresas (Miroudot, 2020) y Gobiernos. Aunque se ha puesto de manifiesto que este modelo económico tiene debilidades, y son necesarias planes de contingencia, está por ver si la Covid-19 es el inicio de retorno a la desglobalización. El reciente artículo “What does the Covid-19 pandemic teach us about global value chains?,The case of medical suplies” (Gereffi, 2020) defiende que es necesario distinguir entre las respuestas a implementar en medio de la propia pandemia y las políticas y prácticas sostenibles después de la crisis. El debate abre una oportunidad para revivir el papel de la política industrial (Coveri, et. al., 2020), pero la mejor respuesta posible errará si no tiene en cuenta los mecanismos y la realidad de la competitividad global.
BIBLIOGRAFÍA: Baldwin, R., & Evenett, S. (2020). Covid-19 and Trade Policy: Why Turning Inward Won’t Work. Centre for Economic Policy Research. CEPR Press. Coe, N.M. and Yeung, H.W.C. (2015). Global production networks: Theorizing economic development in an interconnected world. Oxford University Press. Coveri, A., Cozza, C., Nasci, L., Zanfei, A. (2020). Supply chain contagion and the role of industrial policy. Journal of Industrial and Business Economics. Vol 47, pp 467-482. Gereffi, G. and Sturgeon, T.J. (2004). Globalization, Employment, and Economic Development: A Briefing Paper. Sloan Workshop Series in Industry Studies. Rockport, Massachusetts. Gereffi, G. (2020). What does the Covid-19 pandemic teach us about global value chains?. The case of medical supplies. Journal of International Business Policy. Vol 3, pp 287-301. Hervas-Oliver, J.L. and Parrilli, N.D. (2018), “Networks of clusters within global value chains: the case of the European ceramic district in Spain and Italy”, in De Marchi, V., Di Maria, E. and Gerffi, G. (Eds), Local Clusters in Global Value Chains. Linking Actors and Territories through Manufacturing and Innovation, Routledge, New York, NY. Miroudot, S. (2020). Reshaping the policy debate on the implication of Covid-19 for global supply chins. Journal of International Business Policy. Vol 3, pp 430-442.
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IDOIA MENDIA
EUSKADI SERÁ DISTINTA, SU EMPLEO TAMBIÉN VICELEHENDAKARI Y CONSEJERA DE TRABAJO Y EMPLEO SECRETARIA GENERAL PSE-EE
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a a ser sostenible, cohesionada, plural y más igual. Ésa es la Euskadi que vamos a vivir, porque es la Euskadi que queremos construir. No sólo por una cuestión de voluntad, no es un mero deseo. Es que además va a ser una necesidad en una Europa que camina hacia una profunda transformación en un contexto global que tampoco es el que conocemos. Y eso va a requerir empleos distintos, perfiles nuevos. De las decisiones que tomemos ahora y de las que dejemos de tomar dependerá que sean de calidad. Por eso necesitamos elevar la mirada. Este 2021 es todavía un año duro, tan duro como lo es la mayor crisis que se haya conocido, con la caída más profunda de la economía en periodos de paz, y la primera urgencia del Gobierno vasco es la reconstrucción social y económica. Un proceso en el que se han volcado recursos públicos como nunca para una situación como nunca cuyas consecuencias todavía no pueden ser evaluables, porque todas las previsiones han debido ser corregidas permanentemente, pero que dejan
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profundas e innegables heridas en el tejido económico, social y emocional a nivel mundial. Pero la estrategia de empleo debe ser una mirada al presente y el futuro de lo que necesitan las personas trabajadoras de Euskadi, de lo que necesitan las empresas para salir de la mayor crisis que hayan conocido y para ofrecer herramientas nuevas, algunas que no podíamos pensar hace diez años y otras que no han sido suficientemente exploradas. Lo que tenemos claro es que la acción política desde las Administraciones Públicas va a ser determinante en la salida justa de esta grave situación económica. Y esa actuación tiene una exigencia de transversalidad, entre todos los Departamentos del Gobierno y con todos los niveles de Gobierno, desde los municipales al de España, alineados con el europeo, cuyas decisiones afectan a la ciudadanía vasca. Es una de las grandes lecciones que debemos tener bien aprendidas, y más en un territorio como el vasco, un país pequeño donde actuamos múltiples instituciones y agentes en materia de empleo. Ha pasado el tiempo de competir, y es más necesario que nunca compartir. En este contexto es en el que nace la Estrategia Vasca de Empleo con una primera
idea novedosa, porque va a ser la primera a una década vista, hasta el año 2030, con la ambición de ser un pacto de país, una alianza de todas las administraciones públicas vascas y con todos los agentes sociales para ordenar todas las acciones y ser más eficaces en lo que hace falta: dotar de herramientas a personas trabajadoras y empresas para hacerles encontrarse en el profundo proceso de transformación que estamos viviendo. Porque en realidad estamos inmersos en una revolución. Lo estábamos antes de la pandemia, y el Covid no ha hecho más que acelerarla. Pero en realidad en Euskadi y en el mundo ya se estaban detectando necesidades de cambios profundos, a los que nos obligaba, aunque suene paradójico, el éxito de la misma sociedad que habíamos construido en las décadas anteriores. Porque si hoy hablamos de la transición demográfica y nuevas necesidades de cuidados es por el gran éxito de las políticas públicas en la protección de la salud. Si hoy hablamos de las transiciones digitales y medioambientales es por el gran éxito de las políticas que habían conseguido el aumento de rentas y la democratización del acceso a bienes de ocio y consumo, que tienen una afección directa en el medio ambiente y en la adaptación tecnológica de nuestro tejido productivo. En Euskadi ya trabajábamos en esta idea desde los años anteriores. Conseguimos salir de la última gran crisis, pero no como nos habría gustado, porque fue una salida con más precariedad laboral y más desigualdad. La urgencia fue primero favorecer la creación de empleo. Y entre otras acciones, una que es fundamental y que se amortiza con extraordinaria rapidez, fue la de dotar a Euskadi de estabilidad y serenidad política, centrar a los Gobiernos en lo esencial y alejarlos de debates sobre las esencias. En esta XII legislatura se asienta ese camino que obliga a la responsabilidad política, a la capacidad de entenderse entre diferentes en una realidad extraordinariamente plural y diversa, para rescatar a una sociedad muy dañada, pero pensando en lo que encontraremos al final del túnel. Pero también en el compromiso inequívoco con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 aprobados por Naciones Unidas. Y uno de esos Objetivos, el 8, es “Trabajo decente y crecimiento
económico”, que nos emplaza a las Administraciones a diseñar servicios públicos de empleo activadores, promover el diálogo social y la negociación colectiva, abogar por relaciones laborales colaborativas, y apostar por fórmulas económicas innovadoras, sostenibles e inclusivas que garanticen empleos de calidad. Ese objetivo lo hemos transformado en el primer eje de actuación del Gobierno vasco. Y en lo que se refiere al Departamento de Trabajo y Empleo, hay una clara apuesta por reforzar lo cualitativo: la salud y seguridad laboral a través de Osalan, la vigilancia para un trabajo con derechos a través de la Inspección, el impulso de la economía social en sus diferentes fórmulas participativas, la promoción y la lucha contra la brecha salarial como causa transversal en una sociedad más igual. Y en lo cuantitativo, en lo referido a cuánto empleo, y sobre todo cómo conseguimos que la oferta se adapte a la demanda, que nuestras trabajadoras y trabajadores puedan optar a empleos que les permitan contar con ingresos suficientes para una vida digna, que las empresas cuenten con personal preparado para esta transformación acelerada que viven, hemos empezado por adaptar la herramienta. Lanbide debe ser el servicio público formador, orientador y activador para el que fue diseñado. Y hemos empezado por preparar esa herramienta para ser el brazo ejecutor de esa política de empleo nuevo que necesitamos. Los diagnósticos del mercado laboral los conocemos: un exceso de temporalidad y de parcialidad no deseada, especialmente entre mujeres, una muy preocupante cronificación de las personas en el paro, una inmensa dificultad de los mayores de 45 años para reengancharse a nuevas oportunidades, muchísimos jóvenes que ni siquiera acceden a su primer trabajo. Esto no es nuevo. Esto ya lo veníamos arrastrando antes de esta última inmensa crisis. Lanbide es la herramienta que queremos ofrecer para cambiar las cosas. Y es la primera que hemos empezado a cambiar. Para esa Euskadi de 2030 que queremos ser. Distinta y más igual. La que estamos haciendo.
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EDUARDO ZUBIAURRE
EMPRESA, EMPLEO Y CUALIFICACIÓN EN EUSKADI PRESIDENTE DE CONFEBASK
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l año de la pandemia ha trastocado todo. También las previsiones a corto y medio plazo. Lo único que sabemos con certeza a estas alturas es que lo ocurrido ya está condicionando nuestra agenda necesaria para construir un futuro mejor. Un futuro que necesariamente debe pasar por unas empresas competitivas y un empleo acorde a lo que necesitan. Esto es, por una cualificación que encaje con los perfiles que se necesitan. Sin empresas fuertes y preparadas, y sin personas con la formación adecuada que las impulsen (en condiciones y remuneración acordes a un compromiso mutuo ‘personaempresa’ / ‘empresa-persona’), no hay desarrollo social ni mantenimiento posible de nuestro actual estado del bienestar. Y ojo, porque en Euskadi al reto de una cualificación en número y calidad suficiente, se suma el de una demografía que amenaza con dejarnos a medio plazo sin las personas necesarias a miles de empresas. Pero, vayamos por partes.
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SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS EMPRESARIALES La actividad económica en Euskadi ha caído un 9’5%, hemos perdido en torno a 1.600 empresas y se han destruido alrededor de 22 mil puestos de trabajo. Sin embargo, y a diferencia de crisis anteriores, a pesar de esa fuerte caída del PIB en 2020, el mercado de trabajo no se ha visto perjudicado con la misma intensidad. Afortunadamente, los ERTE y las líneas de liquidez a las empresas han permitido amortiguar algo el golpe. Evidentemente, aun así, la situación no deja de ser grave. De cara al futuro más inmediato, ¿qué previsión de mantenimiento o creación de empleo y actividad maneja la empresa? Si acudimos a las últimas encuestas realizadas por nuestras organizaciones – Adegi, Cebek y Sea –, vemos que una amplia mayoría de las empresas encuestadas prevé una progresiva mejoría, si bien apuntan a que la recuperación de todo lo perdido no llegará hasta finales del año que viene o principios de 2023. En todo caso, la recuperación no será homogénea y no afectará a todos por igual. Por sectores, destaca la paulatina recuperación de la industria -excepción hecha de
actividades como la aeronáutica o la de tubos-, así como la pujanza de la construcción que, a diferencia de la crisis anterior, parece que podría convertirse en una variable fundamental para la recuperación. Con relación al sector servicios, ya conocemos lo que está ocurriendo con algunas actividades que tienen que ver con el comercio, el ocio, la cultura, el turismo, la hostelería y los alojamientos, por poner algunos ejemplos.
En ese sentido, un año más, los perfiles formativos más demandados en Euskadi siguen siendo los de formación profesional – tanto de grado medio como grado superior – y los universitarios. Y son la industria y servicios asociados al sector industrial, los que más requieren esos perfiles cualificados. Así pues, ingenierías, ramas STEAM, ADEs y grados superiores industriales de FP son, hoy en día, las cualificaciones más demandas por la empresa vasca.
NECESIDADES DE EMPLEO Y CUALIFICACIÓN DE LAS EMPRESAS VASCAS
Sucede, sin embargo, que en muchas ocasiones, las empresas vascas no encuentran los candidatos idóneos para cubrir sus necesidades de empleo. Si en 2016, el 48% de las empresas vascas confesaban tener dificultades para contratar los perfiles requeridos, en 2018, ese porcentaje saltaba al 71%. Y, si 2020 no hubiera sido lo que por desgracia ha sido, era de prever un resultado aún mayor.
Así pues, vemos que, a pesar de la profunda huella que ha dejado el Covid- 19, las fortalezas de la economía vasca y del tejido empresarial han permitido resistir el primer impacto. Pero no es suficiente. El gran reto ahora mismo pasa por reactivarse y acometer una transformación competitiva del país que nos permita salir de esta crisis. Y para eso, lo decía antes, el reto a medio plazo de conseguir personas en cantidad y con cualificación suficiente se presenta como ineludible.
Semejantes resultados ponen de manifiesto la necesidad de afrontar un enorme reto, en el que la orientación, tanto en fases tempranas del sector educativo como a lo largo de la vida laboral, esté llamado a ser una de las principales herramientas para luchar contra una amenaza cierta: la posibilidad de que, a medio plazo, la falta de personas con el perfil requerido por nuestro tejido productivo lastre la competitividad de nuestras empresas, y con ella, el futuro de nuestro estado actual del bienestar.
Desde hace cuatro años, venimos preguntando al tejido empresarial vasco sobre sus necesidades de empleo a corto y medio plazo. Y aunque la pandemia ha supuesto un duro revés en 2020, del estudio realizado el año pasado podemos extraer algunas conclusiones.
Porque si a la certeza de que, en unos pocos años no vamos a ser capaces de garantizar un relevo generacional en nuestro tejido productivo, le añadimos la falta de conexión con las necesidades de la empresa vasca y la ausencia de orientación profesional hacia los perfiles que requieren, nos encontraremos en una situación especialmente complicada para el conjunto de la sociedad en Euskadi.
Todavía, hoy en día, entre un 20 y un 30% de las empresas vascas considera que su mercado está en recesión. Pero, a pesar de todo, una amplia mayoría prevé, cuando menos, mantener el empleo.
Entre ellas, la primera de todas, que sin cualificación o con una muy básica, las posibilidades de encontrar un empleo en Euskadi son, cada año que pasa, cada vez más escasas. Más del 90% de las oportunidades de empleo que ofrece la empresa vasca exige perfiles profesionales con, al menos, estudios obligatorios. Un dato a tener en cuenta habida cuenta de que, aproximadamente, el 60% de los desempleados registrados a día de hoy en Lanbide carecen de esa formación básica.
Y eso es algo que no nos podemos permitir. Por eso es necesario y urgente llamar la atención sobre un problema que tenemos la necesidad de resolver entre todos. La pandemia pasará, pero nuestros problemas seguirán ahí, esperando una respuesta colectiva. Es responsabilidad de todos.
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JOSÉ ÁNGEL CORRES
EL CONSUMIDOR VASCO DEL FUTURO PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE BILBAO
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venturar cómo será el consumidor vasco del futuro nos obliga a consultar el Barómetro del Consumidor Vasco de 2020, elaborado por el Observatorio del Comercio Vasco – Enfokamer, dependiente del Gobierno Vasco. En ese año, inmersos en la pandemia sanitaria, un 61% ha cambiado sus hábitos de consumo, valorando especialmente las medidas de seguridad anti-Covid-19 en la tienda física, el pago con tarjeta, la compra en comercio de proximidad, el uso de códigos QR para obtener información del producto, la compra online o el aumento del tamaño medio de la compra, en aras a reducir desplazamientos. Una gran mayoría de las y los consumidores considera que estos hábitos se mantendrán en el tiempo. En cuanto a los productos, han cambiado los hábitos de compra y se ha aplazado su consumo, particularmente, en el caso de viajes, automóviles y viviendas; también se ha reducido la frecuencia de compra en el sector de equipamiento de la persona. En relación a los canales
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comerciales afectados por la coyuntura actual han ganado terreno y preferencia de la persona consumidora el comercio especializado (respecto al consumidor de proximidad), pues un 33% afirma haber gastado más que en años anteriores, así como la venta online, con un 46% más de gasto. En el caso de la venta online, ya en 2019 se reflejaba la importancia de la web, así como el crecimiento de las plataformas generalistas (market places), de Facebook o de Whatsapp. El consumidor/a valora especialmente el comercio local, integrado en la vida de la ciudad, que ofrece cercanía, además de producto Km 0, en gran medida, con una trazabilidad conocida y brindado bajo un envoltorio de confianza y seguridad, atributos especialmente apreciados por la ciudadanía. No obstante, la preferencia en la elección del establecimiento hay que ganársela día a día y, en este reto, la creatividad y el compromiso real de adaptación a las nuevas formas de consumo deben impregnar la actividad comercial. Siempre dando respuesta a necesidades concretas o a deseos específicos de compra, es decir, en clara tendencia a la personalización de la oferta.
Más que nunca, el comercio debe aportar valor (no equivalente a precio) en aquello que sabe hacer bien, aprovechando sus fortalezas y siendo un referente como marca. Además, ofrecer el producto que se demanda sin rotura de stock, acompañado de servicios añadidos que aseguren las mínimas fricciones en el proceso de compra, de entrega y de post venta, conformando así la experiencia satisfactoria de la persona consumidora que influirá decisivamente en la repetición de la visita. Es innegable que ha cambiado la forma de comprar y los comportamientos de las personas que buscan el distanciamiento social y el cuidado de su salud y aprecian en mayor grado la compra a distancia, algo que debe guiar la actividad del comercio y encaminarle a la digitalización. La venta a distancia (teléfono, whatsapp, redes sociales, página web, e-commerce...) puede ofertarse incluso a colectivos de consumidores que están habituados a ella, con opción incluso de recoger el producto en el propio establecimiento (venta híbrida). Realmente, se integraría en la omnicanalidad del comercio, que ya nadie discute, y que es necesaria para establecer una nueva relación con las y los consumidores. Son nuevos canales de relación que proporcionarán una visión más completa y permitirán adecuarse a las preferencias de compra e, incluso, anticiparse a las mismas. Y es que, en la transformación digital el comercio debe acostumbrarse a colocar al/ la cliente en el centro y conocer su comportamiento a través de la recopilación de datos (Big Data), que ayudará a predecir la demanda y, también, a optimizar la gestión del stock, mejorando la eficiencia interna. Volviendo a los datos, la evolución del comercio online, en 2020, muestra que un 75% de personas consumidoras vascas ha comprado por internet, motivado principalmente por el confinamiento. Moda y complementos son los productos preferidos para este canal, donde las nuevas tecnologías ayudan a suplir la experiencia sensorial en la tienda física. Le siguen, a distancia, los libros, calzado y artículos deportivos. Sin embargo, la alimentación y el pequeño electrodoméstico
alcanzan cotas ya del 19%. Los medios de pago más utilizados son la tarjeta de crédito y Paypal. El comprador/a online pide ampliar las opciones de entrega del producto a su conveniencia y es exigente en la relación calidadprecio. Igualmente demanda mejor gestión de las devoluciones, aunque esta demanda puede interferir en la sostenibilidad que tanto aprecia. De forma creciente, compara ofertas y opina sobre los productos o sobre la marca, y tiene muy en cuenta las valoraciones de otros sobre la compra. Así se forman comunidades de “prosumidores”, facilitadas por las redes sociales. En cuanto a la valoración del consumidor/a sobre el comercio vasco, y de cara a inclinarse por un establecimiento, tiene en cuenta el producto a la venta, la marca e identidad del comercio ligada a su profesionalidad y posicionamiento en el mercado, la atención a clientes y la proximidad. La marca debería conectar con su público a través de los valores que éste aprecia y constituir una comunidad para mantener su lealtad, objetivo difícil en la actualidad. Podemos concluir que las tendencias en el consumo se han acelerado tras el comienzo de la pandemia. Se observan nuevas empresas que ofrecen producto al consumidor/a (nuevos retailers) y se ha popularizado y extendido la compra a distancia, incluso en colectivos poco familiarizados con ella. De ahí, la necesaria digitalización del comercio para atender a una creciente demanda de compra online o híbrida. La tienda física debería apoyarse en herramientas digitales para atender a la persona omnicanal que aprecia, además, las marcas sostenibles y los productos naturales, sobre todo en alimentación y cosmética. Asimismo los productos de segunda mano (economía circular) y personalizados, participando en su diseño. En este contexto y en plena era digital, el comercio local debe definir bien su estrategia y modelo de negocio, y conocer en profundidad a su público (target) para ofrecerle lo que requiere, asegurando su fidelidad. Todo ello porque la oferta que tendrá a su alrededor le permitirá variar en su elección y comprará a su conveniencia.
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GREGORIO ROJO
DE PERSONA A PERSONA, EL COMERCIO DE LA NUEVA ERA PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE ARABA
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e querido recuperar el título del pasado XXII Encuentro del Comercio Vasco porque resume en una sola frase el mayor reto al que se enfrenta el sector del comercio minorista en Euskadi. La necesidad de ofrecer un servicio y producto personalizado y diferenciado, capaz de enganchar y fidelizar al cliente, cualquiera que sea el canal o los canales que utilice para su compra y desde la realidad de su tamaño como empresa, haciéndose un hueco entre los grandes Market Places, las grandes cadenas y otros comercios de similares características a los suyos. Los/as consumidores/as ya han señalado el camino a seguir y el comercio debe ser capaz de seguir esta misma ruta, con la ayuda y colaboración de las instituciones. Desde la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Álava llevamos años trabajando en programas dirigidos a realizar ese camino, esa transición, ese reinventarse que permita no sólo sobrevivir, sino ser sostenibles y crecer a medio/largo plazo.
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El año 2020 ha traído consigo una situación inédita para el conjunto de la ciudadanía que ha supuesto una ruptura con lo establecido. La pandemia, el decreto de Estado de Alarma y el confinamiento vivido, han hecho que mucho de ese necesario adaptarse a un nuevo patrón de consumo se haya acelerado. Y lo que ayer pensábamos que estaba por llegar, hoy es ya una realidad que no tiene marcha atrás, y a la que como sociedad nos debemos adaptar y en la que nuestras empresas y comercios deben avanzar con paso firme. En 2020 hemos asistido al despegue de la compra Online. Según el último Barómetro del Consumidor del Observatorio Vasco de Comercio – ENFOKAMER, correspondiente a ese mismo año, tres de cada cuatro consumidores han comprado en internet en los meses que incluyen el periodo de confinamiento, siendo además el único canal de compra en el que ha crecido el gasto respecto al pasado año. Pero esta situación también ha provocado una vuelta al comercio urbano o de proximidad en detrimento de los grandes almacenes y superficies según el propio Barómetro. El consumidor otorga más valor
a algunos aspectos que han sobrevenido a consecuencia de la pandemia. Así, el cumplimiento de medidas anti Covid-19 en el sector comercial, el uso creciente de sistemas de pago como la tarjeta, Bizum o móvil, el servicio a domicilio, el canal de venta Online o uso de códigos QR, son valores en alza, incluso en un escenario post-pandemia.
¿QUÉ HA PASADO EN ANTERIORES CRISIS? Siempre que afrontamos una crisis hay un impacto inmediato en el ‘retail’. En lo que llevamos de siglo hemos pasado tres: la “puntocom”, la financiera de 2008 y la del Covid-19. La novedad de ésta es que sabemos que será temporal y, por primera vez en la historia, se cierran masivamente las tiendas. Para entender lo que sucederá en los próximos años es absolutamente necesario conocer y entender la historia. En todos los casos sucedió lo mismo: • El consumo tardó en recuperarse, no fue de una forma inmediata. • Muchos negocios quebraron. • Aparecieron nuevas oportunidades de negocio. • Los cambios en los patrones de consumo se aceleraron. El futuro pasa por la omnicanalidad, pero sin olvidar la tienda física y teniendo al cliente en el centro de su estrategia. El comercio debe repensar su rol y reconquistar el espacio público donde las personas interactúan. Y en este sentido, su tendencia debe ser doble: hacia lo digital y hacia el comercio de proximidad. Ampliar las oportunidades de venta, que el/la consumidor/a nuevas experiencias de compra, más rápidas y cómodas. Todo ello, siendo consciente de que los nuevos compradores no solo son conscientes de los valores, sino que también proyectan cada vez más estos valores éticos en sus decisiones de compra. Por ejemplo, cada vez en mayor
proporción, seleccionan empresas sobre la base de sus comportamientos ambientales o la transparencia en la cadena de suministro. La pandemia ha impulsado el comercio minorista en línea, pero no se equivoquen, pongamos en contexto las cifras. Las ventas mundiales de comercio electrónico el año pasado fueron de 4,2 billones de dólares mientras que el gasto total del consumidor superó los $ 65 billones. En España y según el INE, en 2019 el porcentaje del gasto del consumidor por Internet fue del 2,1%, por lo que quedan sin explorar un sinfín de posibilidades. Respecto a la transformación digital de nuestros comercios y como he señalado anteriormente, el sector no está solo. Desde la Cámara de Álava, nos comprometemos a avanzar junto a él hacia la digitalización, la mejora competitiva y la sostenibilidad. En definitiva, hacia el futuro. Las Cámaras de Comercio acaban de poner en marcha 60 Oficinas Acelera Pyme en todo el país, entre las que se encuentran la situada en la Cámara de Comercio de Álava, en colaboración con Red.es, para impulsar la transformación digital de las pequeñas y medianas empresas, micropymes, autónomos y emprendedores. Este proyecto se suma a las diferentes iniciativas llevadas a cabo en colaboración con diferentes Administraciones Públicas con la vista puesta en el incremento de la competitividad de los diferentes sectores a través de la transformación digital y la formación continua de los profesionales como son también el “Programa eus-commerce” y la “Escuela Vasca de Retail”. Me gustaría terminar el artículo con una frase del divulgador económico Marc Vidal: “si todo está cambiando, el que cambia no siempre gana, pero el que no cambia casi siempre pierde”.
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PEDRO ESNAOLA
EL CONSUMIDOR DEL FUTURO
PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE GIPUZKOA
E
l mundo se enfrenta a constantes cambios que alteran el comportamiento de los consumidores y hacen que los hábitos de compra sean dinámicos y cambiantes en el tiempo. El consumidor de hoy es diferente al de ayer y será al de mañana, siendo necesario establecer un horizonte temporal para realmente poder definir a esa persona. Pensemos en los cambios que se han producido y se van a producir en cinco generaciones. Al fin y al cabo, es hablar de nuestros abuelos, padres, nosotros, hijos y nietos. Así de simple, así de complejo. Hace pocos años, antes del auge de internet, el consumidor de a pie no disponía de información ni capacidad para comparar distintos productos o marcas competidoras, estaba limitado a los distintos establecimientos físicos próximos e influenciado por la opinión de un círculo cercano de confianza. Además, el tiempo del proceso de compra no era un factor ni diferenciador ni determinante. Hoy, con el auge de internet y la evolución del mundo analógico
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al mundo digital, los procesos de compra se han acortado de una manera que antes era impensable, convirtiendo al tiempo en uno de los factores más determinantes en muchos casos. Asimismo, ya no solo aspiramos a la oferta de aquellas tiendas físicas próximas, ni somos influenciados solo por la opinión de nuestro círculo cercano o vendedor de confianza, si no que tenemos la posibilidad de acceder y comparar la oferta global muy fácilmente y valoramos la opinión de terceros desconocidos antes de tomar cualquier decisión de compra. Todo ello conlleva que el comprador de hoy esté mucho más informado y tenga mayor nivel de exigencia que antes. Si a ello le sumamos la tendencia de homogeneidad del producto que está habiendo en el mercado, nos encontramos con un consumidor cada vez menos leal a la marca y un entorno mucho más complicado para las empresas. Además, se aprecian tendencias a futuro, que no harán más que consolidarse. El consumidor del futuro, será tremendamente exigente con la agilidad de respuesta y comodidad, evitando incluso en la mayoría de las ocasiones el desplazamiento al punto de venta físico para realizar la compra de aquel producto o servicio que desea adquirir.
Tenemos que tener en cuenta que la generación “Z” ha aprendido a hacer un clic antes que a hablar. Su mayor herramienta de interacción son los smartphones y sus aplicaciones, por ello, comprar un producto haciendo dos clics, recibirlo en casa en pocas horas o minutos y realizar una devolución desde casa a costa del vendedor serán servicios esenciales que las empresas tendrán que ofrecer. Por ello, las empresas deberán invertir en la fácil accesibilidad y la rapidez de la atención, además de cumplir rigurosamente en cuanto a cantidad, calidad y plazo de entrega. Los consumidores buscarán aspectos concretos, como marcas que logren ofrecerles seguridad y transparencia, simplicidad con ofertas sencillas, sin letra pequeña ni cláusulas, que muestren implicación y un servicio personalizado. Además, serán mucho más selectivos, ya que solo querrán recibir aquello que realmente sea de su interés, dando mayor relevancia a la imagen del prescriptor. Factores como la prescripción y recomendación de otros consumidores serán clave para facilitar la confianza en las empresas. Pero es que, además, premiarán que estas procedan de su entorno más cercano, como pueden ser familia o amigos. Con un cliente que sabe lo que quiere, que está muy bien informado, que está digitalizado y que exige procesos simples, rápidos y con respuestas inmediatas, las empresas tendrán que desarrollar estrategias de venta en donde se prime la inmediatez. La geolocalización será un aspecto importante, de manera que la marca que sepa dónde se encuentra el cliente y conozca sus intereses o de personas con su mismo perfil, podrá generar promociones a tiempo real. El factor emocional también jugará un papel creciente en las motivaciones de compra del consumidor. Los consumidores, participarán en el diseño y proceso de producción de los productos, de manera que se sientan únicos. Las empresas tendrán la obligación de anticiparse, generar emociones y empatía como herramienta de venta, ofreciendo contenido híper-personalizado, haciéndolos sentir así parte de una comunidad.
Uno de los mayores retos para las empresas será la identificación exacta de lo que quieren los clientes y cubrir esas necesidades. Para ello hay que tener algo claro: debemos dejar atrás el miedo a las nuevas tecnologías y herramientas que estarán a disposición de las empresas y tendremos que aprender a hacer uso de ellas. Ir por detrás de la realidad, nos condena a una actitud reactiva con la consiguiente pérdida de prestigio y cuota de mercado. Ahí estribará la diferencia, o contamos con modelos predictivos acertados, o nos tocará lidiar con quejas y reclamaciones continuas, en consecuencia, con el fracaso. Para conseguir una experiencia del cliente que proporcione un mejor resultado, la tecnología no será suficiente, sino que toda empresa deberá tener la capacidad de identificar y recopilar los datos que realmente se necesiten y así después, predecir y ofrecer lo que deseen sus clientes. Por lo tanto, el futuro se basará en retener la conveniencia, el enfoque de los datos y la personalización de la experiencia del consumidor, del mismo modo que incluirá más interacción humana en ella. Cualquier marca para diferenciarse de tanta competencia, deberá saber que los aspectos que la definirán frente al consumidor del futuro serán la forma de tratarle y la forma en que se relaciona con él. En este nuevo entorno, la parte técnica o las herramientas adecuadas, estarán a disposición de cualquier empresa, por ello, la clave será invertir en la parte humana para poder explotar las capacidades que proporcionarán las futuras herramientas y conseguir una ventaja competitiva en el mercado. Es ahí donde las Cámaras de Comercio jugarán un papel crítico ya que son entidades clave que ayudan a las empresas del territorio en el desarrollo de las capacidades adecuadas y necesarias. Contamos con una larga experiencia en asesorar y formar a las empresas (Industriales & Comerciales) en su adaptación al mercado y apostamos por profundizar su estrategia digital para atender a estas nuevas necesidades.
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AGUSTÍN MARKAIDE
¿REALMENTE HA CAMBIADO EL COMPORTAMIENTO SOCIAL Y ECONÓMICO DE LOS CIUDADANOS? PRESIDENTE DE EROSKI
U
na de las consecuencias de la pandemia provocada por el Covid-19 consiste en la eliminación de la barrera espaciotemporal, de forma que cuando se menciona la palabra “futuro”, desconocemos si nos estamos refiriendo al más inmediato o al indefinido, aquel que se suele sustituir por la expresión “cuando todo esto acabe”.
¿Pero, realmente ha cambiado el comportamiento social y económico de los ciudadanos? ¿Hasta qué punto serán cambios estructurales o puramente coyunturales? Nos hacemos estas preguntas a diario, mientras nuestros compañeros recorren los pasillos de los hipermercados, cesta en mano dispuestos a preparar los pedidos que alguien desde su casa, a golpe de click, ha realizado hace solo unos minutos.
Aún no sabemos cuándo llegará ese momento, pero de lo que sí tenemos certeza es de que el futuro cohabita con nosotros. El futuro tiene nombre de app, es omnicanal y bebe de la transversalidad digital. Otra barrera que se ha roto. El futuro que ya está entre nosotros tiene exigencias y retos para los que llevamos toda una vida atendiendo al cliente y ofrece oportunidades para todos, pure players o brick & mortar; o, sin ser tan adoptivos en el lenguaje, comercio online y tradicional.
Todos los sectores han visto crecer el uso del canal on-line. En el caso de nuestra cooperativa, las cifras de penetración se han doblado, incluso en las compras de alimentación. La gran sorpresa de la pandemia.
En EROSKI llevamos más de 50 años al servicio del consumidor vasco. Un tiempo suficiente para saber qué ha necesitado de nosotros y cómo lo ha necesitado. La pandemia ha rebautizado el cuándo y el para qué. El quién, afortunadamente, no ha variado mucho.
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No es divertido comprar alimentación por internet. No supone un verdadero entretenimiento, ni es novedoso, ni gratificante. Es rutina. Las primeras veces es engorrosa, incluso. Es la barrera de los inicios. Una vez echada abajo, resulta muy cómodo. Es hasta poco costosa, cuando se paga -si se paga- en contraprestación con el servicio que se ofrece. Esto ha sido un verdadero proceso, primero de descubrimiento y después, de adiestramiento, el que se ha gestado en miles de hogares vascos a golpe de ratón. En el caso de EROSKI, hoy son el doble de socios los que usan este canal con respecto a un año atrás. Pero este incremento no ha sido casual, por el contrario, ha sido causal. El miedo al contagio ha elevado la cotización
de un valor que hasta entonces se daba por descontado: la seguridad. Lo más buscado, por encima incluso de otros conceptos, hasta entonces en alza, como la sostenibilidad, la salud o, incluso, el bienestar animal. El propio reequilibrio de la situación volverá a activar esos atributos, que están más relacionados con estilos de vida. Durante ciertos momentos del confinamiento vimos que el consumidor respondió guiado por sus instintos, aquellos que incluso nos familiarizarían con nuestros antepasados: el acaparamiento frente a la incertidumbre, la cobertura de necesidades básicas. El papel higiénico antes. El chocolate después. Porque una vez que se han cubierto las necesidades fisiológicas, que diría Maslow, los comportamientos de los ciudadanos, en esencia, están guiados por la búsqueda del placer y del bienestar y hacerlo obteniendo el máximo de ese valor, por el mínimo esfuerzo y precio. A esta búsqueda de placer han contribuido sobremanera los canales no tradicionales o los canales sin tienda física. Los consumidores tenían frente a si una miríada de productos, más oferta, la satisfacción de descubrir, de saber más sobre el producto, compartir su experiencia con los productores, opinar junto a otros consumidores y todo ello, ganando tiempo. Esto les ha llevado a la conclusión de que el precio a pagar por estos valores no es más elevado, sino que en muchos casos, es más económico y que la entrega es rápida, si no inmediata, en el caso de los servicios. Esto afecta a todos los protagonistas de una tradicional cadena de valor, sin excluir a ningún sector. A los comercios minoristas nos obliga a repensar cuál es el valor que queremos aportar al cliente, frente a una alternativa en la que quizá no necesite de tienda física. Si la respuesta es que el valor comparativo que aportamos no vale para el cliente lo que cuesta, acabaremos perdiendo bien la rentabilidad, bien al cliente. La digitalización es de donde parte todo y de lo que más hablamos últimamente. Incluso como gran vector atrayente de financiación europea. Es el gran paraguas que da soporte a lo que nos viene. ¿Cómo satisfacer lo suficiente a esas personas que han conocido Eroskionline durante la pandemia para que sigan confiando en nosotros?
Pensando en ellos. Pensando en que han cambiado. Ahora es un cliente digital, compre online o en tienda física. La innovación en soluciones digitales es muy elevada y en muchos casos está protagonizada por nuevos agentes que se incorporan a los sectores tradicionales y, en ocasiones, cambiando las reglas del juego. Es por eso por lo que la enésima barrera que se ha roto durante este año vuelve a lindar con los espacios. Hoy en día el cliente que compra online, también lo hace en tienda física, pero cuando accede, lo hace apoyado en la app, a través de la cual espera que seamos capaces de ofrecerle un valor. Antes, la experiencia de compra era solo física, ahora se ha diluido y en muchos casos tiene como protagonista una pantalla. Sin duda lo más positivo de esto es la accesibilidad para los comerciantes con tienda física. Son tecnologías al alcance de cualquiera, donde la colaboración entre comerciantes con necesidades similares, por ejemplo, puede reducir costes. En ese camino, sin embargo, encontraremos contrariedades o incoherencias, que solo el tiempo y la respuesta de la sociedad ayudará a resolver: Las nuevas formas de compra y consumo también ayudarán a configurar una nueva sociedad en términos laborales y tendrán su efecto sobre la sostenibilidad económica, social y ambiental. Cuestiones como el tipo de empleo que se creará en las nuevas actividades logísticas y servicio a domicilio; con qué bandas salariales; con qué cotizaciones sociales. Si estamos dispuestos a asumir las posibles consecuencias de una reducción de ingresos fiscales. Los debates sobre el aumento de la movilidad y del tráfico en nuestras ciudades por las tareas de reparto – y, por tanto, la contaminación- o la paulatina reducción del comercio de calle. Todos ellos son conceptos que requieren de una profunda reflexión social que transciende solo al comercio. ¿Es ese el modelo de vida que queremos promover? Ahora que estas formas de compra y consumo han perdido la fascinación y el aura que causaba su novedad, es necesario tomar decisiones que reequilibren los efectos sociales, ambientales y económicos.
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“Hurrengo belaunaldiak eroapenean eta elkartasunean bideratzen ikasten badugu, askoz ere gizarte hobea izango gara”. Iñigo Urkullu Eusko Jaurlaritzako Lehendakariak pandemiaren urte betearen birpasa egin du itxaropena erakutsiz eta, aldi berean, aldi honetan guztian eman diren egoeren aurrean kritiko agertuz .Tamaldu du autogobernuari neurriak hartzeko berme juridikorik eman ez izana, eta pandemiak Estatua zentralizatzeko arriskua ekarri duela uste du. Pandemiaren mende bizi izan dugun urte hau ere izan da garai honetan guztian ikasi ditugun lezioen urtea. Familiaren baliotik hasita, harreman hurbilaren balioa, autogobernuaren eta kogobernuaren garrantzia, esparru publikoaren eta pribatuaren arteko harremana, Osakidetza gure osasun sistemaren balioa. Harro sentitzen da txertaketa kanpainaren kudeaketarekin “denok toki berera eta aldi berean iristekoak ginelako eta, aldi berean, gure estrategian erreferente garela erakutsi dugulako”.
“ASKOZ GIZARTE HOBEA IZANGO GARA”
Pandemiak digitalizazioa eta on-line Hezkuntza azkartu ditu, baina, aldi berean, Lehendakariak aitortu du egiaztatu ahal izan dela adin batzuetan hezkuntza presentzialak duen garrantzia. Era berean nabarmendu duenez “pertsonak hezteko lana ez da soilik tresna digitalekin egiten. Pertsonak hezteko, harreman pertsonal zuzena behar da, baita elkarbizitza ere”. Era berean baieztatu du telelanak arauketa bat behar duela, baita antolaketa bat, helburu batzuk eta tresna batzuk ere. Halaber, Lehendakariak aitortu du bere baitan egin duela klase politikoak aldi honetan erakutsi duen jarrerari buruzko hausnarketa. “Oro har, ez dut uste klase politikoa egoerak eskatu duen mailan egon garenik”. Lehendakariaren aburuz, badago pandemia baliatu duenik aurkari politikoaren aurka jarduteko tresna gisa. Legeria bat erreklamatu du, autogobernuaren baitan, Alarma Egoeraren beharrik gabe behar besteko neurriak hartzeko orduan babes juridikoa emango diona, hasiera hasieratik Alarma Egoerarekin ez baita ados egon. “Beldur naiz aurrerantzean Lehendakariak, dekretu bat aldarrikatu aurretik, Euskal Autonomia Erkidegoko Auzitegi Nagusiaren kontsultapean jarri beharko ote duen, baita dekretuaren edukiak uki ditzakeen beste sektore batzuei ere galdetu beharko ote dien”, kritikatu du. Beste aldetik,begirada hutsean galtzen du hildakoen kopuruak esaten zitzaizkion egunak eta bilerak gogoratzean. “Arrasto handia uzten du gizakiarengan”, aitortu du. “Oso mingarria da pentsatzea zientzia ez dela garaiz iritsi birusak pertsona bat edo lau mila pertsona aurretik eramatea eragozteko”. Fedea badu,alabaina,pertsonek arazoak gainditzeko orduan erakutsiko duten gaitasunean, aurreko belaunaldiek egin zutela gogoratuz.
LA PANDEMIA HA TRAÍDO UN RIESGO DE CENTRALIZACIÓN
OLGA SÁEZ. FOTOGRAFIA: TXETXU BERRUEZO
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“Si sabemos encauzar a las nuevas generaciones en el sufrimiento y la solidaridad seremos una sociedad mucho mejor”. El lehendakari del Gobierno vasco, Iñigo Urkullu, repasa más de un año de pandemia con esperanza y voz crítica ante situaciones que se han producido durante este tiempo. Lamenta no haber tenido las herramientas que le dieran garantías jurídicas para adoptar medidas desde el autogobierno y cree que la pandemia ha traído un riesgo de centralización del Estado. Un año de pandemia es un año de lecciones aprendidas. Del valor de la familia, la relación cercana, la importancia del autogobierno y la co-gobernanza, la relación entre lo público y lo privado y el valor de nuestro sistema de salud, Osakidetza. Su mirada se pierde en el vacío al recordar cada día, cada reunión, en la que se le informa de los muertos, “Deja mucho poso humano”, confiesa. Pero, tiene fe en la capacidad de superación de los problemas como hicieron generaciones anteriores.
La salud ha puesto en jaque a la economía, a la política, las libertades, la educación… Seguimos en la travesía de esta pandemia. Estamos en la cuarta ola. ¿Qué hemos aprendido? Son muchas las lecciones aprendidas. Ha pasado un año y dos meses ya desde la declaración de emergencia sanitaria aquí en Euskadi y el Estado de Alarma en el conjunto del Estado español, aunque en el departamento de Salud del Gobierno vasco y el lehendakari veníamos analizando la evolución que se daba en China a finales de 2019 y veíamos cuál era la incidencia que tenía en el conjunto de la Unión Europea o del Estado español en los primeros meses de 2020. Hemos aprendido muchas lecciones. Primero, que nos cuesta interpretar todavía que estamos ante una pandemia, ante un fenómeno global y que por tanto las respuestas tienen que ser en la medida de lo posible globales, también desde lo local, aportando
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una disciplina en el cumplimiento de las medidas, pero teniendo en cuenta que estamos hablando de un virus. Un virus que sigue existiendo, que tiene sus variaciones y que es un fenómeno desconocido. Practicamos un ejercicio de ensayo-error permanentemente. Sin certezas absolutas y en una evolución epidemiológica cambiante. Lo que vivimos aquí no es diferente a lo que se vive en el entorno más próximo ni en el entorno más lejano. Es un fenómeno universal. ¿Lecciones aprendidas? Lo que yo por lo menos he vivido es el valor de la familia, el valor de lo que es la relación con las personas más próximas. En este tiempo, máxime cuando hemos vivido un confinamiento domiciliario, hemos constatado el valor de la relación personal cercana, de no poder despedir a los familiares que han vivido una situación difícil y los que han fallecido dramáticamente. Hablamos de las personas que han estado en el hospital, en las UCIs o en las residencias sin poder recibir visitas. He pretendido que en Euskadi por lo menos exista un espacio en Vitoria-Gasteiz, en el parque Semper-virens que inauguramos el 21 de septiembre del pasado año como memoria para todas las personas fallecidas por esta pandemia. Otra lección aprendida para mí es el valor de la humildad. Humildad ante este fenómeno que es una pandemia, un fenómeno global, universal. Humildad tanto desde el ámbito personal como también desde el ámbito de responsabilidad institucional. No tenemos capacidad para dar respuesta a un fenómeno de esta naturaleza si no es con una labor de investigación para dar con una vacuna y poder hacer frente a lo que es el propósito: atajar o cortar una transmisión comunitaria. Y esta humildad nos lleva a pensar que en el siglo XXI curiosamente vivimos en el mismo tiempo la capacidad que tiene la persona para hacer llegar un vehículo a Marte con Perseverans, la capacidad que la labor investigadora tiene para dar en el tiempo de un año con una vacuna, pero, sin embargo, la incapacidad que tenemos individual y colectivamente de poder terminar con este virus. Otra lección aprendida es sobre las políticas públicas, todo lo que en Euskadi
pueda ser salud, Osakidetza, la protección social, lo que es educación, cobran valor en una incidencia como una pandemia que puede llevar a un confinamiento domiciliario, al riesgo de no presencialidad en los centros de trabajo o educativos. También en el ámbito sanitario o socio-sanitario para atender a las personas y las ayudas sociales. Otra lección es el valor del autogobierno. Pese a que vivimos un fenómeno global, desde las políticas locales podemos ayudar, sobre todo, en lo que es la capacidad de asistencia sanitaria, en lo que es el ámbito de la salud. Creo que hay que poner en valor toda la estructura de Osakidetza, la capacidad en atención primaria, la capacidad ante la presión hospitalaria de los profesionales a los que no dejaré de reconocer todo el esfuerzo que están haciendo, tanto los profesionales sanitarios como socio-sanitaros. La capacidad también del ámbito socio-sanitario de la red de residencias que depende de las diputaciones pero también de otros centros en los que participan los ayuntamientos. El valor del autogobierno en las ayudas públicas concedidas para paliar los efectos negativos de la pandemia en el orden económico y social. El complemento a los ERTE que nosotros hemos arbitrado aquí en Euskadi, las ayudas directas que estamos ofreciendo a los sectores más afectados, los avales que proponemos también junto con una sociedad de garantía recíproca como elkargi para las personas autónomas y profesionales que quieran acogerse a ese tipo de ayudas avaladas por la propia institución. También la capacidad de organización en el ámbito educativo con nuestras propias medidas, o en las ayudas sociales Inor atzean utzi gabe, sin dejar a nadie atrás. Ante un fenómeno global hay que dar respuestas globales, pero también impulsando nuestro propio plan de acción Bizi berri a lo que en el marco del autogobierno son nuestras herramientas. Hemos articulado dentro de este plan una serie de medidas de las que hemos sido capaces y en otras, estamos sujetos a condicionantes de garantías jurídicas de otras leyes. Son lecciones aprendidas.
¿Hemos gestionado lo más difícil o todavía es una incógnita lo que queda? Me gustaría transmitir también un mensaje de esperanza. Estamos en un momento difícil, pero en el momento más duro o difícil de la parte final de esta pandemia. No podemos obviar la incidencia en los hospitales, o que todavía sigue
HEMOS CONSTATADO LA IMPORTANCIA QUE EN UNAS EDADES TIENE LA EDUCACIÓN PRESENCIAL. FORMAR A LAS PERSONAS NO SE HACE SOLAMENTE MEDIANTE LAS HERRAMIENTAS DIGITALES, SE HACE CON EL CONTACTO DIRECTO PERSONAL EDUCADOR/ EDUCADORA CON LOS ALUMNOS Y ALUMNAS, CON LA CONVIVENCIA
NO CREO QUE LA CLASE POLÍTICA HAYAMOS ESTADO A LA ALTURA, EN GENERAL. COMO TAMPOCO CREO QUE ES JUSTO QUE HAYA UNA ACUSACIÓN A LA POLÍTICA POR RESPONSABLES INSTITUCIONALES ANTE UN FENÓMENO TAN DESCONOCIDO QUE NECESITA DE ESE EJERCICIO DE ENSAYO PRUEBA ERROR
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habiendo una mortalidad, pero también es cierto que cada pico de las olas que venimos padeciendo es un pico más bajo que el de la ola anterior, con una ocupación menor de camas en cuidados intensivos y hospitales. Pero, al mismo tiempo, atendiendo también las diversas variantes de una cepa salvaje como es la británica predominante o lo que pueden ser las cepas sudamericana, brasileña... que también están entre nosotros y lo que eso supone como novedad en lo que puede ser la incidencia y la necesidad de atención. Pero creo que estamos en lo peor de la parte final porque también es verdad que contamos ya con unas vacunas que se están administrando y que es la herramienta para hacer frente a la pandemia o al virus. De la misma manera que todos los años colectivos de riesgo o colectivos de una edad determinada se aconseja que se vacunen contra la gripe, esta misma lección aprendida nos dice que estamos ante un virus desconocido pero que convive con otros virus, que nos hemos habituado a ello pero también necesitan campañas de vacunación. Si miramos el momento actual de la incidencia pensamos que tenemos vacunas, con las dificultades que todavía comportan, pero que se han descubierto en el plazo de un año como posibilidad de afrontar esta pandemia en el ámbito de la medicina. Por eso podemos decir con un mensaje de esperanza que pese a los pesares estamos en lo peor de la parte final.
Usted como lehendakari tiene una visión de conjunto. Pero cada sector afectado es un mundo en sí mismo. Con problemas diferentes y soluciones que ellos demandan a la carta. Vayamos por partes desde el origen. Los expertos dicen que no será la única pandemia. ¿Hay que reformar nuestra sanidad para afrontar un escenario de futuro? Osakidetza siempre ha sido ejemplo de buen hacer, en esta pandemia no ha demostrado su capacidad como se preveía. Al contrario. Creo que hay que poner en valor el servicio público de salud en Euskadi, Osakidetza, con toda su capacidad demostrada. No hemos necesitado hospitales de refuerzo a lo que es la atención hospitalaria propia. Aquí no hemos tenido afortunadamente personas en los pasillos, no hemos tenido personas sentadas o tumbadas en los
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pasillos, gracias a lo que es una estructura de Osakidetza y una capacidad de organización dentro del propio sistema. Por eso es por lo que reconozco la labor de los profesionales sanitarios. Tenemos nuestra propia red de rastreo y de retro-rastreo. Creo que si algo venimos constatando y queriendo actuar desde antes de la pandemia es el refuerzo de la atención primaria, que se ha visto más acusado con la incidencia de la pandemia, pero venimos actuando en orden a incrementar plantilla. Seguimos renovando dotaciones e infraestructuras de centros de salud de municipios de Euskadi. Mantenemos el compromiso presupuestario permanente y constante de ser la comunidad autónoma del Estado español como más gasto por habitante destinado a lo que es el ámbito de la salud como lo es también en educación y en las políticas sociales. Podemos estar orgullosos de Osakidetza. Como creo que la mayoría de la sociedad vasca lo está, según lo reflejan las encuestas que dicen que más de un 75% de la población esta orgullosa de su sistema de salud pública. Que hay ámbitos de mejora, pues sí. Ya estoy constatando en atención primaria un esfuerzo que venimos desarrollando pero que ahora es más acuciante. La estabilidad de la plantilla con diversas ofertas públicas de empleo que estamos intentando impulsar. Tenemos por delante también, y es lo que en el programa legislativo presentado al parlamento hemos comprometido, una nueva Ley de Salud Pública de tal manera que tengamos herramientas para hacer frente a estas situaciones. Yo diría que si uno lo mira solamente desde el prisma localista y desde lo que a uno nos afecta podremos pensar que hay muchas carencias y déficits. Y los hay. Hay ámbitos de mejora y compromiso de mejora. Pero si lo comparas con nuestro entorno, nosotros hemos ayudado a otras comunidades autónomas con material sanitario y capacidad asistencial. Ahí se refleja también la capacidad de nuestro sistema de salud.
Se han olvidado imágenes dramáticas de pasillos congestionados que afortunadamente aquí no se vivieron. Ni necesitamos tampoco un hospital de campaña militar. No hemos necesitado trasladar enfermos a otras localidades,
hemos tenido una capacidad de reorganización interna y aún así y todo hemos tenido capacidad para, aquí mismo en el hospital de Txagorritxu, en el edificio de consultas, habilitar los despachos de consultas para habitaciones, como en todos los hospitales. Ha habido una capacidad de reorganización que da luz a pensar que en Euskadi hay un sistema fuerte, valorado por la sociedad y con capacidad de adecuación.
En el caso de nuestra industria ¿qué cambios deberemos incorporar? En la industria ya venimos fijando, antes de la pandemia, cuáles son los retos que tenemos en Euskadi, particularmente en la pequeña y mediana empresa que es la que refleja el 90% de nuestro tejido económico/productivo. Tenemos el reto de la digitalización, de la internacionalización, del tamaño, de las alianzas. Lo venimos trabajando desde antes de la pandemia, pero ahora cobra mayor relevancia. Estamos en un planteamiento por parte de las instituciones europeas que quieren una Europa más verde, más digital, en un planteamiento de fondos europeos a los cuales hay que alinear en orden a lo que es el Next Generation, en el Euskadi Next. En este propósito estamos también el gobierno vasco dentro de lo que son proyectos transformadores para a hacer frente a la realidad global. También de la industria y la economía productiva. En Euskadi tenemos desde el año 2014 un Plan de Ciencia y Tecnología presupuestado hasta el pasado año, y ahora hemos aprobado un nuevo Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación con la mirada puesta en 2030 donde identificamos tres ámbitos de especialización inteligente. Uno, el de la industria inteligente donde se contempla la fabricación avanzada, el sector náutico, aeronáutico, ferroviario, automoción, las energías como eje y en este caso las energías limpias, renovables haciendo una apuesta por lo que es una estrategia de lucha contra el cambio climático uniendo lo que es el ámbito económico productivo en la industria destinada también a lo que son principalmente las energías renovables. Y otro ámbito es el de la salud personalizada. Una de las lecciones aprendidas es el valor de la medicina aplicada a las personas de manera individualizada. Esto hace pensar que en una sociedad envejecida como la vasca, tenemos que ser conscientes de las oportunidades que se nos presentan para el desarrollo de lo que es una salud personalizada y
LO QUE CADA UNO DE NOSOTROS HAYAMOS PODIDO HACER EN CASA EN TIEMPO DE CONFINAMIENTO NO ES TELETRABAJO. EL TELETRABAJO NECESITA DE UNA REGULACIÓN, DE UNA ORDENACIÓN, DE UNOS OBJETIVOS, DE UNOS PARÁMETROS MEDIBLES. EL TELETRABAJO NECESITA TAMBIÉN DE UNAS CONDICIONES
NO VOY A ENTRAR EN SI ESTAMOS EN LA CABEZA O EN LA COLA EN VACUNACIÓN, CREO QUE SOMOS REFERENTES EN LA ESTRATEGIA DE VACUNACIÓN. DESDE EL PRINCIPIO DEFENDIMOS QUE TODOS ÍBAMOS A LLEGAR AL MISMO SITIO AL MISMO TIEMPO
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el ámbito de la investigación y de las nuevas tecnologías en la ciencia aplicada a la medicina personificada. Tenemos la industria de transformación alimentaria, el turismo y la cadena de valor con la gastronomía. Las ciudades inteligentes, el hábitat urbano como elemento de importancia con otro elemento como es el de las industrias creativas y culturales. Ese es el marco en el que venimos trabajando para identificar Euskadi en el año 2030 en ese Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación. Pero además de eso, en lo próximo, en lo cercano, ante la necesidad que tenemos de afrontar la incidencia negativa de la pandemia hemos puesto en marcha, el Gobierno y las tres diputaciones, el programa Berpiztu de reactivación económica y ayuda a la generación de empleo. Ahí, el Gobierno vasco ha comprometido un presupuesto de 13.250 millones de euros estos cuatro años con ese objetivo. Tenemos el objetivo prioritario de reducir el desempleo por debajo del 10% pero también la reactivación económica y aquí cobran importancia cuatro zonas de atención preferente en Euskadi. En Bizkaia, la margen izquierda, Meatzaldea, zona minera y Enkarterri; en Gipuzkoa la zona de Oarsoaldea; en Araba la de Aiaraldea. Desde el Gobierno vasco comprometemos una partida de 180 millones de euros para hacer frente a la situación que se vive en estas zonas de atención preferente. Por tanto, descendiendo a lo que se vive en las empresas, la pequeñamediana empresa en lo que es el esfuerzo de la digitalización, alianzas para un mercado global y también aquí hemos planteado una ayuda de 140 millones de euros.
La pandemia ha acelerado la digitalización y la educación on line ¿hacía dónde mira nuestro sistema educativo? El tiempo de la pandemia, sobre todo en unas edades hasta el bachillerato, creo que ha quedado constatada la importancia de la educación presencial. Hemos vivido con un planteamiento de educación semipresencial a la que nos hemos visto abocados en el tiempo de confinamiento domiciliario en el primer periodo de la pandemia. Fuimos los primeros en cerrar un centro educativo en Euskadi, en el Estado español en Labastida y los primeros en cerrar el municipio de Gasteiz. Fuimos los primeros en plantear la necesidad
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de recuperar la educación presencial y la apertura de los centros educativos. Lo hubiéramos querido hacer en abril del año pasado y lo tuvimos que hacer en mayo. Y esto fue así porque vivimos la experiencia con las herramientas digitales, pero hemos constatado la importancia que en unas edades tiene la educación presencial. Formar a las personas no se hace solamente mediante las herramientas digitales. Formar a las personas se hace con el contacto directo personal educador/educadora, con los alumnos y alumnas, con la convivencia. Y esto que pudiera parecer más fácil en cuanto a educación semipresencial en otras edades superiores, el año pasado constatamos también que en el ámbito de la formación profesional no es tan fácil la educación semipresencial porque la formación profesional, sobre todo la formación dual, está basada en las prácticas y las prácticas no se pueden realizar según qué materias desde la casa de cada uno. Por eso, la pandemia y el primer periodo de confinamiento nos ha enseñado la importancia de la educación presencial que es por la que apostamos desde el Gobierno vasco y es la apuesta que hicimos al inicio del curso.
Una decisión que fue contestada con una convocatoria de huelga por parte de los sindicatos Sin embargo, fuimos capaces de demostrar la capacidad de respuesta también ante la pandemia con el compromiso de toda la comunidad educativa, madres, padres, profesores, personal profesional y también los alumnos y alumnas. Hoy seguimos diciendo que en Euskadi el 98% de las aulas está activa frente a lo que podía haber sido una amenaza de cierre de las aulas. Pese a debates anteriores la pandemia nos ha demostrado la importancia de la educación presencial. Los planes de contingencia planteados en el primer tiempo de la pandemia y también en el verano ,y los protocolos de actuación así como el compromiso de la comunidad educativa ha sido uno de los ejemplos que ofrece el autogobierno. Hay que reconocer el comportamiento a este sector de la educación como también el de la sociedad en general.
HAY ÁMBITOS DE MEJORA Y COMPROMISO DE MEJORA. PERO SI LO COMPARAS CON NUESTRO ENTORNO, NOSOTROS NO TUVIMOS ENFERMOS EN LOS PASILLOS, NI NECESITAMOS TAMPOCO UN HOSPITAL DE CAMPAÑA MILITAR. NO HEMOS NECESITADO TRASLADAR ENFERMOS A OTRAS COMUNIDADES, HEMOS TENIDO UNA CAPACIDAD DE REORGANIZACIÓN INTERNA
Trasladado al trabajo, el teletrabajo ha constatado déficits importantes El teletrabajo es uno de lo debates anteriores a la pandemia. Creo que hay que ser honestos en estos momentos cuando identificamos lo que cada uno de nosotros hayamos podido hacer en casa en tiempo de confinamiento. No es teletrabajo. El teletrabajo necesita de una regulación, de una ordenación, de unos objetivos, de unos parámetros medibles. El teletrabajo necesita también de unas condiciones que hagan que dentro de los domicilios existan herramientas suficientes para las personas que necesitan de esas herramientas. No es posible pensar en teletrabajo si solo hay un ordenador en una casa y lo tienen que utilizar padres y madres e hijos o hijas. En el ámbito de la educación nos ha llevado a surtir a muchas familias de herramientas tecnológicas para seguir la educación presencial y de la misma manera en el ámbito profesional hay muchas disciplinas laborables que no son posibles de llevar a cabo sin actividad presencial. Y aquellas que son más receptivas para llevarse a cabo desde casa necesitan una regulación. No entramos tampoco en lo que es la conciliación. Es un debate que está ahí. Pero si nos atenemos a cuánta gente está acogida al teletrabajo el porcentaje es muy bajo.
CON TODO LO QUE ESTAMOS VIVIENDO LA MEMORIA FLAQUEA, PERO HA HABIDO INCLUSO UNA ESCENIFICACIÓN DURANTE LAS RUEDAS DE PRENSA DEL MANDO ÚNICO CON TODOS LOS MILITARES, LOS REPRESENTANTES DE TODOS LOS CUERPOS DEL EJÉRCITO
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¿Las relaciones y las actitudes políticas están a la altura que la situación exige? No, en general no. Tengo un debate interno, íntimo personal. Al inicio de la pandemia había muchas voces que decían: la pandemia va a sacar lo mejor de nosotros, nos va a hacer mejores personas. No lo sé. Pienso hay mucho camino por recorrer todavía en otros ordenes de relación social, de relación política, de relación institucional. Se utiliza la pandemia como herramienta contra el adversario político. Lo estamos viviendo aquí en Euskadi y también en el Estado español. De mí por ejemplo se ha dicho, en el seguimiento de las conferencias de presidentes que tuvieron lugar desde marzo hasta junio, que yo era muy crítico con el Gobierno español. Yo dedicaba un 5% de mi tiempo de intervención a la crítica. Hice 55 aportaciones, 55 propuestas porque creo que la situación exige colaboración de la misma manera que estoy haciendo con presidentes de otras comunidades autónomas sean de un color político o de otro, ya sean del Partido Socialista, del Partido Regionalista de Cantabria, del Partido Popular, de Ezquerra Republicana de Cataluña o de cualquier otra opción política. Pero no observo lo mismo ni aquí en Euskadi, ni en el Estado español ni tampoco en la Unión Europea, en determinados países de la Unión Europea. No creo que la clase política hayamos estado a la altura, en general. Como tampoco creo que sea justo que haya una acusación a la política por responsables institucionales ante un fenómeno tan desconocido que necesita de ese ejercicio de ensayo prueba error. Hay un interrogante que subyace detrás de lo que hemos hablado hasta ahora. Tenemos un autogobierno con unas competencias exclusivas. ¿Se ha demostrado autosuficiente para la gestión de esta crisis o, por el contrario, han aflorado dependencias e intromisiones del Gobierno central con las que no contábamos? La pandemia está trayendo en el ámbito de la Unión Europea, no solamente en el Estado español, un riesgo, una tentación de centralización. Lo estamos viviendo ahora en Alemania. Frente a lo que ha sido todo un año de gestión del Gobierno federal alemán con los land, de reuniones, se llega ahora a un periodo electoral en Alemania, que no se
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si es coincidencia o no, se llega a un planteamiento de que con la legislación se favorece al Gobierno alemán frente a los lander. Y es un país que se utilizaba como referente de lo que era la política federal. En el Estado español lo vivimos también con la práctica del Estado de Alarma. El propio presidente del Gobierno español cuando anunció el Estado de Alarma, también anunció que él era el mando único. Ahora, con todo lo que estamos viviendo, la memoria flaquea, pero debemos recordar la escenificación durante las ruedas de prensa con todos los militares, los representantes de todos los cuerpos del ejército, el mando único. Lo mismo que en relación a lo que es la facultad delegada cuando el ministro de Sanidad marcaba las directrices. O el presidente del Gobierno español con cuatro ministros en la mesa en las conferencias de presidentes. Ha habido una simbología, una escenificación y una escenografía también que ratifica esta impresión de tentación y de riesgo de centralización del Estado español. Como autogobierno no tengo herramientas suficientes para limitar derechos fundamentales que se ha visto necesarios. Cortar la movilidad, los toques de queda o la libertad de reunión, aforos interiores. No tenemos capacidad en nuestro autogobierno, pero fíjese que quienes pudieran tener capacidad como es el caso de Alemania ahora están planteando una ley que fija en el gobierno federal la mayor capacidad de competencias. Fuimos contrarios al Estado de Alarma, soy contrario al Estado de Alarma. Pero hay una modificación y adecuación de legislación ordinaria, que creo que existe, que nos dé a las comunidades autónomas herramientas suficientes para aplicar medidas que incidan en los derechos fundamentales sin necesidad de recurrir a un Estado de Alarma. Pero no se ha hecho ese ejercicio. Lo vengo demandando desde el primer día ya sea en orden a la Ley de Ordenación Sanitaria Vasca o la Ley de Salud Pública de medidas especiales del Estado español. No se ha hecho ninguna modificación, por eso, ante lo que son las vías más efectivas que inciden en los derechos fundamentales no queda otra que asumir el Estado de Alarma. Porque el autogobierno no tenemos competencia para limitar derechos fundamentales. Y además nos hemos visto limitados por autos del Tribunal
de Justicia del País Vasco ante decisiones que nosotros hemos tomado, curiosamente de manera dispar o contraria a decisiones de otros tribunales de justicia de otras comunidades ante similares medidas. Por lo tanto, estamos en una gestión en la que no tenemos las garantías jurídicas suficientes para aplicar medidas efectivas para evitar la transmisión comunitaria del virus. Esto nos lleva a la reflexión de cómo se ha venido aplicando por parte del Gobierno español la legislación. Sí había un cebo, en el decreto del Estado de Alarma, en el que se autoriza o delega en los presidentes de las comunidades autónomas pero no ha habido ninguna conferencia de presidentes. Existe un consejo interterritorial que adopta decisiones sin que haya una consulta previa. Me veo en el temor de que en adelante el lehendakari antes de promulgar un decreto tenga que someterlo a consulta del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y también a audiencia de otros sectores que se puedan ver afectados por el contenido del decreto. Creo que es necesaria una modificación de la legislación existente sin necesidad del Estado de Alarma. Y concretamente la ley3/1986 de medidas especiales.
¿Hubiera hecho las cosas de diferente forma sin la tutela de Madrid? No, no tiene porque ser que se hubieran hecho las cosas de distinta forma, pero quizás sí la capacidad operativa habría sido mayor por parte de las comunidades autónomas. Sabiendo cuál es la incidencia particular que la pandemia está teniendo en un momento determinado en la comunidad autónoma se pueden adoptar una serie de decisiones de tal manera que se atienda a esa incidencia localizada, que no es la misma aquí que la pueda ser en Extremadura o en las Islas Canarias o Baleares. Probablemente estaríamos en dinámicas de comunicación, de relación entre responsables autonómicos o institucionales, pero la capacidad operativa hubiera sido diferente. Lo ha citado lehendakari, los jueces le han dado algún que otro varapalo. Una ley anti pandemia en la que el Gobierno vasco está trabajando ¿puede ser la solución o un parche que evite un vacío legal ante el recorte de libertades? Se trata de dotar de garantías jurídicas a las medidas que nosotros hemos venido arbitrando y también a las que en el futuro vamos a
NECESITAMOS HERRAMIENTAS CON GARANTÍAS JURÍDICAS. ESTO ES LO QUE PERSIGUE LA LEY ANTI PANDEMIA, LA PROPOSICIÓN DE LEY PRESENTADA POR EL PARTIDO NACIONALISTA VASCO Y EL PARTIDO SOCIALISTA DE EUSKADI A IMPULSO DEL GOBIERNO VASCO TRAS LA CONSTATACIÓN DEL DÉFICIT QUE TENEMOS EN GARANTÍAS JURÍDICAS PARA ADOPTAR NUESTRAS MEDIDAS
ME VEO EN EL TEMOR DE QUE EN ADELANTE EL LEHENDAKARI ANTES DE PROMULGAR UN DECRETO TENGA QUE SOMETERLO A CONSULTA DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL PAÍS VASCO Y TAMBIÉN A AUDIENCIA DE OTROS SECTORES QUE SE PUEDAN VER AFECTADOS POR EL CONTENIDO DEL DECRETO
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tener que impulsar, porque vamos a tener que seguir conviviendo con la pandemia a pesar de que todos tenemos la esperanza de que pueda haber un 70% de la población inmunizada gracias a las vacunas a finales de este próximo verano. Pero estamos hablando de un 70%, en la hipótesis de una vacunación planificada a pesarde las circunstancias que están afectando a las vacunas. Por lo tanto, vamos a tener que seguir viviendo con la pandemia, esto no quiere decir que lo demos por hecho y que nos resignemos a convivir con un virus. No, tenemos que convivir intentando poner medidas para atajar la incidencia negativa tanto en salud como en otros ordenes de la vida individual y colectiva. Necesitamos herramientas con garantías jurídicas. Esto es lo que persigue la ley Anti-Pandemia o la proposición de ley presentada por el Partido Nacionalista Vasco y el Partido Socialista de Euskadi a impulso del Gobierno vasco tras la constatación del déficit que tenemos en garantías jurídicas para nuestras herramientas o las medidas que hemos venido arbitrando por autos del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Y espero que la proposición de ley que se está tramitando en el Parlamento, cuando se apruebe, nos pueda ofrecer esas garantías. Pero insisto, no sería necesario si hubiera habido una adecuación de la legislación orgánica o de la legislación ordinaria a nivel estatal a la que hubiera podido acogerse la legislación vasca, pero tenemos que gestionar también los tiempos. Veremos cómo gestionamos desde el 9 de mayo hasta que se apruebe la proposición de ley en el Parlamento. Precisamente uno de los propósitos que tenemos es el de adelantar el calendario del plan Bizi Berri a lo que hubiera sido en mayo, adelantar un nuevo panel de medidas en un escenario diferente de un plan Bizi Berri 4. Estamos intentado dotar de la garantía suficiente para las medidas que estimamos tienen que seguir siendo necesarias.
Ha favorecido gobernar con el Partido Socialista de Euskadi en la relación con el Estado, en este momento de pandemia muy tutelada por el gobierno español. El Partido Socialista de Euskadi con representación en el Gobierno vasco es
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consciente de cómo gestionamos. De hecho, todas las reuniones de consejo de Gobierno, todos los martes, todas las semanas, abordamos la incidencia del coronavirus con los datos de la semana así como la situación epidemiológica. Además de ello hay consejeros y consejeras socialistas que forman parte del consejo asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi, del LABI, por lo tanto hay una coparticipación, un compartir lo que son las reflexiones y las decisiones adecuadas a lo que es la situación aquí. Compartimos también la información sobre lo que se dice en los consejos interterritoriales, lo que hemos planteado en la relación bilateral que mantenemos con el Gobierno español. No es cuestión de que cambie la relación con el gobierno español porque aquí compartamos responsabilidades con el Partido Socialista de Euskadi. Aquí vivimos en una realidad, es una realidad compartida y en su caso cuando hay que poner contraposición con el gobierno español la ponemos.
Hablando de libertades. Aunque el recorte de estas represente un beneficio para la salud, no siempre se ha entendido entre una parte de la población ese efecto chicle de estirar y reducir las restricciones. Algunos expertos consideran que lo idóneo es un cierre severo hasta que la inmunización de la población supere un porcentaje amplio. ¿Se lo han planteado en algún momento? Es un ejercicio de equilibrio el que venimos pretendiendo desde el confinamiento domiciliario de la primera etapa de marzo a mayo del año pasado. En ese periodo vivimos un tiempo del cierre de todas las actividades no esenciales ante lo que el Gobierno vasco protestó porque no entendíamos que fuera ni efectivo ni positivo para el equilibrio entre la salud, la salud emocional individual y colectiva y entre lo que es necesario también como es la salud económica. En ese equilibrio venimos actuando desde el Gobierno vasco desde el mismo momento del confinamiento, planteando el no cierre de los servicios no esenciales y posteriormente en lo que es el equilibrio sabiendo que las medidas administrativas que adoptamos tienen incidencia en los sectores
profesionales. Si arbitramos medidas como cierre temporal de un sector como es el de la hostelería o la restauración tenemos que ser conscientes de que tenemos que aplicar también medidas de apoyo para contrapesar o contrarrestar. Hemos aprobado 30 millones de ayudas al sector de la hostelería, 30 al sector del comercio, 33 al sector del Turismo. Somos conscientes de que las medidas que adoptamos en cada momento tienen una repercusión y una incidencia negativa. Lo he dicho antes, fuimos los que manifestamos la necesidad de los ERTES en el Estado español y hemos sido la comunidad autónoma que hemos planteado un complemento al ERTE para aquellas personas con salarios inferiores a 20.000 euros anuales en Euskadi. Somos conscientes de todo esto, pero tenemos que arbitrar medidas. Medidas que son cambiantes sí, y yo entiendo que por ser medidas cambiantes haya una sensación de zozobra o desorientación en parte de la sociedad vasca, pero la sociedad vasca sabe en cada momento cuáles son las medidas que adoptamos, tiene capacidad de acceso inmediato a conocerlas, sabe que nos guiamos por un panel de cinco
SOMOS CONSCIENTES DE LA SENSACIÓN DE ZOZOBRA O DESORIENTACIÓN EN PARTE DE LA SOCIEDAD VASCA, PERO LA SOCIEDAD VASCA SABE EN CADA MOMENTO CUÁLES SON LAS MEDIDAS QUE ADOPTAMOS
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escenarios posibles donde está todo tasado en cuanto lo que pueda ser la incidencia de la evolución epidemiológica, cuáles son los parámetros que utilizamos para hacer análisis. Yo entiendo y comprendo esa sensación de que estamos cambiando, pero es que la evolución epidemiológica es cambiante. En la pregunta inicial se planteaba la cuarta ola. Efectivamente, las olas tienen su ida y venida y además dejan resaca. No sé si la primera, segunda o cuarta ola. Hay picos diferentes porque el virus es diferente en cada momento a pesar de que es el coronavirus, pero tiene variantes y la incidencia es desconocida. No nos sucede solo a nosotros en Euskadi, sucede en todo el mundo. Todas las autoridades, responsables políticos, vamos adoptando decisiones en función del momento. Unas son más severas y otras veces se relajan. Alguien ha puesto como ejemplo China donde hay brotes y hay confinamientos. Hay quien pone referentes como Nueva Zelanda, Australia. Es una isla y adopta decisiones de cierre y de confinamientos. Y vamos cambiando en función de la evolución epidemiológica. Lo importante es, además de intentar que la mortalidad y la letalidad sea la menor posible, detectar los casos con rapidez, identificar todos los contactos. Lo importante es tener capacidad de dar respuesta asistencial en los hospitales intentando que la incidencia sea menor. Cada pico de las olas diferentes que estamos viviendo en Euskadi está suponiendo menos ocupación de UCIs en los hospitales. Todo esto es variable. Si hemos vivido una situación en el mes de julio del pasado año como consecuencia de un confinamiento de cuatro meses luego hemos visto cómo ha sido el rebrote en el mes de octubre, el fin de semana largo, la interacción social... si hemos tenido que adoptar otras medidas en el mes de octubre o en noviembre es porque hemos visto cómo descendía. Si relajamos muchas veces es porque somos conscientes del cansancio físico, emocional, sicológico que existe en la sociedad. Pero venimos a diciembre y nos encontramos con los puentes y fechas navideñas y vemos la incidencia negativa. Eso nos lleva a adoptar otra vez decisiones y cuando conseguimos bajar la tendencia de lo que es la afección del coronavirus llegamos al puente de San José y a la Semana
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Santa unido a lo que es el alargamiento de la luz solar, la climatología que facilita la relación social, la desinhibición y eso tiene una incidencia en cuanto a que no cumplamos las medidas que puedan ser preventivas. Efectivamente estamos en un baile permanente en función de la incidencia de las variantes del virus.
Tampoco se ha entendido muy bien la gestión de la vacunación. Hemos pasado de estar a la cola a situarnos en los primeros puestos. Yo desde el primer momento dije que en Euskadi no íbamos a entrar en una competición de quién iba a ser el más rápido porque vamos a llegar todos al mismo sitio al mismo tiempo. Lo dije en el mes de enero en un acto público en la inauguración de un centro de salud en Aiete. Vamos a llegar todos al mismo sitio y al mismo tiempo. Esta no es una carrera de 100 metros lisos, es una maratón. Es una carrera continuada donde nosotros tenemos una estrategia de vacunación que además creo que ha resultada ser acertada. En su momento dijimos que estábamos a expensas del flujo de recibimiento de vacunas. ¿Tenemos garantizada las contingencias logísticas que se puedan dar en las vacunas?. ¿Tenemos garantizado que todas las semanas va a llegar un número de vacunas, esto lo podemos garantizar semana tras semana? Semana tras semana estamos viendo que lo que se dice que iba a llegar no es lo que llega. Estamos viendo que hay reducción, parálisis en las farmacéuticas, en los laboratorios. Eso nos llevó desde el inicio a ser precavidos. Primero hay una vacuna que es Pfizer/BioN Tech que tiene un periodo transitorio de tres semanas entre la primera y segunda dosis. Tenemos que garantizar la segunda dosis y para eso debemos tener una reserva estratégica. Fue lo criticado cuando otros entendían que se trataba de vacunar a más personas o al mayor número de personas sin tener en cuenta que podría haber situaciones que impidieran la aplicación de esa segunda dosis en el tiempo tasado por prescripción de esa vacuna. A medida que han aparecido otras marcas, Moderna, Astrazeneca... con otro tipo de decalaje nos hemos ido adaptando.
Por ejemplo Astrazeneca tiene un decalaje de tres meses, tenemos que convivir con una vacuna para unos colectivos en función de su prescripción y en tiempo diferentes. Lo que se ha demostrado es que hemos llegado al mismo sitio que otros y en el mismo tiempo y además hemos administrado la vacuna al personal residencial, los profesionales sanitarios, socio-sanitarios, a los mayores de 80 años, estamos abordando el colectivo de 60-65 años, estamos empezando con los mayores de 65 y menores de 80, se han cumplimentado otros colectivos como la Ertzaintza o lo que es el ámbito educativo. Hemos administrado más de medio millón de dosis de vacuna. No voy a entrar si estamos en la cabeza o en la cola, creo que somos referentes en la estrategia de vacunación. Creo que se ha demostrado.
Lehendakari, ha habido muchos muertos. ¿Cómo lo ha vivido personalmente? Antes he hecho referencia a que el 21 de septiembre inaugurábamos aquí el parque Semper virens con una secuoya centenaria que refleja también todo lo que es la memoria para esas personas fallecidas. Más de 4.000 personas han fallecido hasta el momento en Euskadi. Los meses de enero, febrero del año pasado, cuando nadie prestaba atención a la pandemia, la entonces consejera de Salud, Nekane Murga, no diré nada de la consejera actual Gotzone Sagardui, con todo el esfuerzo que una y otra han hecho en lo que a cada una les ha correspondido y también sus equipos, nosotros en enero, febrero del año pasado estábamos preocupados por cuándo sería la primera persona fallecida aquí en Euskadi. Y recuerdo fines de semana del mes de febrero hasta que llegó el 28 de febrero. Fue la primera muerte y además una profesional sanitaria. Fue un mazazo. Hasta junio del año pasado todos los días a las ocho y media de la mañana teníamos una reunión diaria para saber lo que estaba sucediendo y cuántas personas habían fallecido el día anterior. Recibir esos datos, pensar que en aquel periodo los familiares no podíamos despedir a las personas fallecidas, eso, personalmente en el ámbito humano deja mucho poso. Parece que quienes somos responsables institucionales somos fríos, insensibles. No. Todos y todas tenemos nuestros familiares, nuestros allegados. Todas y todos hemos tenido conocimiento de personas cercanas que han padecido el virus cuando no lo
RECIBIR CADA DÍA LOS DATOS DE FALLECIDOS Y PENSAR QUE EN AQUEL PERIODO LOS FAMILIARES NO PODÍAMOS DESPEDIR A LAS PERSONAS FALLECIDAS, ESO, PERSONALMENTE EN EL ÁMBITO HUMANO DEJA MUCHO POSO
HEMOS HECHO LO POSIBLE Y HACEMOS LO POSIBLE POR ESTAR A LA ALTURA DE NUESTROS MAYORES Y DARLES RESPUESTA A ELLOS Y A SUS FAMILIAS. CREO QUE ESTO EN EUSKADI ES INNEGABLE FRENTE A LO QUE HAN SIDO OTRAS IMÁGENES EN EL ESTADO ESPAÑOL
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hemos padecido nosotros, que también los responsables institucionales lo padecemos. Y todas y todos hemos podido perder a una persona allegada a la que no hemos podido despedir. No somos una isla, no somos un oasis y no somos una burbuja. Duele pensar que la ciencia no ha llegada a tiempo para impedir que el virus pudiera llevarse por delante a una o a cuatro mil personas.
El drama de las residencias, en general, ha sido muy duro. Sí. ¿Hemos estado a la altura de la responsabilidad que tiene una sociedad con sus mayores? Yo creo que sí. Las residencias no son un ámbito competencial del Gobierno pero ha habido una comunicación permanente. De hecho, en el LABI participan los tres diputados generales y responsables de lo que es el ámbito socio-sanitario. En cuanto a lo que son las residencias de personas mayores han sido muchas la reuniones del Consejo asesor en las que hemos abordado esta tensión. El Consejo Vasco socio-sanitario en el que participa el gobierno con el departamento de Salud y el departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales hemos tenido nuestra complicación, hemos convivido y sufrido con los diputados y diputadas forales de Acción Social además de con los diputados generales lo que sucedía en las residencias en cada uno de los tres territorios. Yo lo he vivido además con lamento por lo que era el sufrimiento de las instituciones competentes en ese ámbito. Pese a ello, la capacidad de sumar fuerzas en la relación entre el sistema público de Salud, Osakidetza, el departamento de
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Salud y los departamentos forales de Acción Social de las diputaciones yo creo que ha sido un ejemplo de colaboración. Esto nos lleva también a trasladar un mensaje de cara al futuro y es que la co-gobernanza que en el conjunto del Estado español se ha aceptado, por planteamiento del lehendakari, como concepto, pero no se ha llevado a la práctica, aquí sí se ha llevado y se lleva. Cogobernanza en el consejo del LABI donde participan los tres diputados generales y el presidente de EUDEL. En el programa Berpiztu, en el programa Euskadi Next. Es una lección de la capacidad de coordinación entre los máximos responsables ejecutivos institucionales de las diversas administraciones vascas. Esto ayuda a pensar con ilusión en el futuro. A interpretar que dentro de lo que es el ámbito competencial de cada uno, sin embargo, formamos parte de un proyecto. En el orden de la afección en el ámbito sociosanitario yo creo que hemos hecho lo posible y hacemos lo posible por estar a la altura de nuestros mayores y darles respuesta a ellos y a sus familias. Creo que esto en Euskadi es innegable frente a lo que han sido otras imágenes en el Estado español.
Hay un cambio en la forma de relacionarnos y hay sociólogos y sicólogos que aseguran que va a influir definitivamente en nuestros jóvenes y en nuestra salud mental en general. Sí, durante este tiempo se ha venido diciendo que somos unas generaciones que no hemos conocido la pandemia, salvo las generaciones mayores que afortunadamente todavía viven entre nosotros, algunos incluso que pudieron vivir la gripe del 28 como pandemia. Se ha venido a decir que somos una generación que no hemos conocido el
sufrimiento en la postguerra y por lo tanto el régimen de racionamiento, las carencias, los déficits que vivió aquella generación de la que todavía afortunadamente vive una parte importante. Eso ha hecho que las personas mayores hayan sabido resistir mejor, interpretar mejor, ser más disciplinados en el cumplimiento de las medidas, preocuparse realmente por la incidencia negativa de una pandemia frente a lo que puedan ser otras generaciones más jóvenes, o incluso más que las nuestras. Tengo fe en que las jóvenes, los jóvenes, pese a que se dice que no han sabido interpretar lo que es la pandemia o incluso que va a dejar secuelas en la generación, estoy convencido de que lo van a superar y que además, a medida que pase el tiempo, serán las personas con responsabilidades en Euskadi y serán capaces de interpretar también cuáles son las consecuencias de una pandemia, que era desconocida para las generaciones que vivieron en la sociedad vasca del siglo XXI del año 2020/2021. Eso les va a suponer una lección aprendida para las decisiones que tengan que adoptar. Tengo fe en la capacidad de superación de todos los problemas de la misma manera que generaciones anteriores han superado situaciones difíciles que otros no hemos conocido. Tengo fe en que vamos a tener capacidad para superarlo como sociedad y particularmente las edades más jóvenes.
¿De dónde van a salir los recursos para recomponer todo este puzzle de desgracias encadenadas? ¿cómo afrontaremos una crisis de esta envergadura que viene precedida de otra que se inicio en 2008 y de la que aún no nos hemos recuperado? Bueno, llegábamos al año 2020 con un 2019 en el que la tasa de desempleo estaba en un escaso 9% con una evolución de la economía en crecimiento permanente. Hoy conocemos los datos del instituto de competitividad, Orkestra, relativos a 2020 en plena incidencia de la pandemia con respecto a lo que es la digitalización de Euskadi, y nuestra ubicación está por encima de la media europea. Somos una sociedad comprometida y capaz de superar bien fenómenos como las crisis, lo hemos superado en ocasiones anteriores y vamos a superar esta también a pesar de que sea una crisis global, no sectorial. Creo que tenemos en Euskadi, a pesar de que comparativamente con generaciones anteriores pudiera ser más relativo, un compromiso con el esfuerzo, el
TENGO FE EN LA CAPACIDAD DE SUPERACIÓN DE TODOS LOS PROBLEMAS DE LA MISMA MANERA QUE GENERACIONES ANTERIORES HAN SUPERADO SITUACIONES DIFÍCILES QUE OTROS NO HEMOS CONOCIDO
SOMOS UNA SOCIEDAD COMPROMETIDA Y CAPAZ DE SUPERAR BIEN FENÓMENOS COMO LAS CRISIS, LO HEMOS SUPERADO EN OCASIONES ANTERIORES Y VAMOS A SUPERAR ESTA TAMBIÉN A PESAR DE QUE SEA UNA CRISIS GLOBAL, NO SECTORIAL
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sacrificio, el trabajo bien hecho. Tenemos un compromiso también con que si nos endeudamos tenemos que pagar, con saber priorizar cuáles son las políticas en cada momento para hacer frente a situaciones como ésta, que es difícil. Es decir, tenemos que priorizar políticas públicas sociales sin despreciar las ayudas económicas para lo que es la reactivación económica. De ahí que tendremos que aparcar determinados proyectos o más bien tiempos o ritmos, tendremos que acompasar en un esfuerzo de priorización en las políticas que ayudan a la regeneración económica y la generación de empleo. Hoy conocemos en Euskadi, dentro de lo que es también el empuje empresarial, la capacidad que en el mes de febrero dan los datos de exportación de empresas vascas incrementándose en las expectativas y comparativamente con lo que fuera el mes anterior. Creo que la colaboración público-privada es otra de las lecciones aprendidas en esta pandemia, algo que ha sido símbolo de la sociedad vasca y que se ha reflejado más en el tiempo de la pandemia. Y en el orden de las ayudas sociales, en la colaboración con el tercer sector social. Hay que reconocer la labor de complementariedad en todas las políticas sociales, la labor que hacen las políticas sociales de las administraciones vascas pero también la colaboración público privada en el ámbito de la empresa-administración. Hay unas políticas muy definidas de ayuda a la empresa y es ahí donde nos vamos a implicar como administración, no solamente en sentar las bases del reto tecnológico digital o de la transición digital o ecológica, demográfica. Dentro de cada reto favorecer un ecosistema y también las ayudas.
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SI SABEMOS ENCAUZAR A LAS NUEVAS GENERACIONES EN EL SUFRIMIENTO Y LA SOLIDARIDAD SEREMOS UNA SOCIEDAD MUCHO MEJOR
¿Volveremos a ser lo que fuimos? Sí. Volveremos a ser lo que fuimos en cuanto a ser una sociedad dinámica, con capacidad en un mundo interdependiente, en un mundo globalizado en el que la co-gobernanza y la colaboración pública privada sea la forma de hacer política como se viene ya arbitrando en Euskadi. Creo que vamos a ser por lo menos como antes. En el plano social necesitamos tiempo para saber interpretar todas estas lecciones que nos está dejando la pandemia. Pero, si sabemos encauzar a las nuevas generaciones en lo que es el sufrimiento colectivo que una sociedad ha padecido durante un tiempo largo de más de un año, si sabemos encauzarlo, si encauzamos la interpretación de la solidaridad, de la necesidad de pensar en el prójimo como uno más de entre nosotros, pasado el tiempo seremos una sociedad mucho mejor.
JOKIN BILDARRATZ
HEZKUNTZA HITZARMENA
EUSKO JAURLARITZAKO HEZKUNTZA SAILBURUA
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ausnarketa berez izanik aberasgarria, gaia edozein dela ere, hezkuntzaren inguruko gogoeta egitea are ariketa baliotsuagoa gertatzen da. Lerro hauek idazten hastean, eskerrak eman nahi nizkioke Hermes aldizkariari tarte hau hezkuntzari eskaintzeagatik, eztabaida eta iritzi aniztasuna sustatuz horrela. Jakina denez, hezkuntza arloari buruzko nire ikuspegia gizartearen zati batek partekatuko du, baina ez osoak. Hor datza, hain zuzen ere, ideiak kontrastatzearen balioa. Hezkuntza pandemiaren eragin zuzena pairatzen ari dela uste dutenentzat, lehen mezua: ez gaitezen geratu begi-bistakoa denarekin, harago begiratu beharra dago. Covidek indartsuago egin gaitu, ez izan inolako zalantzarik; aldaketen aurrean egokitzen badakigula erakutsi digu, erronkarik zailenak talde-lanean gainditzen direla gogorarazi digu… eta, batez ere, gizarte hau harro sentiaraziko duen hezkuntza-sistema bat dugula. Lerro hauek pandemiatik eta sortzen ari zaigun sufrimendutik
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aldentzea nahi nuke, eta aurrean dugun etorkizunean zentratzea, baina beharrezkoa da, halaber, hezkuntza-komunitate oso baten ahalegina aitortzea eta balioestea. Zuzendaritza-taldeen eta irakasleen Inplikaziorik gabe, haien konpromisorik gabe, ezinezkoa zatekeen hau guztia. Gure ikasleen erantzukizunik gabe, familien babesik eta ulermenik gabe, kimera hutsa izango zatekeen. Milaka borondateren batura gara. Baina aurrera begiratu beharra dugu. Egindako lan izugarriak komunitate gisa indartu egin gaitu, eta beharrezkoa da unea aprobetxatzen jakitea. Kontra genuen haizea aldeko haize bihurtu dugu. Etorkizuna geurea da, norantz goazen ondo dakigulako. Gure hezkuntza-sistemaren zutabeek tinko jarraitu behar dute, hain oinarrizkoa izanik, noizbehinka gogora ekartzea komeni den kontzeptu batean: ekitatean. Gure katebegirik ahulena bezain indartsuak gara. Neska-mutil bakoitzak gure laguntza osoa jaso behar du bere potentziala ahalik eta gehien aprobetxatzeko, helduaroan bizitza ahalik eta berme handienekin garatu ahal izan dezaten. Gure gizarteak, gero eta pluralagoa eta anitzagoa den gizarteak, hezkuntza-sistema gure indarguneak eta ahulguneak identifikatzeko gai
dela sentitu behar du, geure bikaintasun propioa erdiesteko. Testuinguru horretan kokatzen ditut, eduki eta irizpide pedagogikoez gain, funtsezko zerbitzuak ere, hala nola jantokia edo garraioa, eta Eusko Jaurlaritzak beketan eta laguntzetan egiten duen ahalegina, 100 milioi eurotik gora urtero. Euskadin, hezkuntza ekitatiboa izateaz arduratzen gara, letra larriz idatzita. Aniztasunari eta kulturartekotasunari erantzuna emango dioten hezkuntza-kalitatea, gizarte-kohesioa edo desberdintasunen aurkako eginahala. Horra hor, gure gizarteak eskatzen dizkigun lehentasunak, eta guk geure egiten ditugunak. Hezkuntza-sistemak, gainera, erronka globalei ere erantzutea eskatzen digu: erronka demografiko eta sozialari, ekologiko eta energetikoari, teknologiko eta digitalari. Azken horri dagokionez, begi-bistakoa da pandemiak lehentasun berri bat utzi digula agerian: gure hezkuntza-sistemaren digitalizazioari bultzada ematea. Ildo horretan, ezin diegu ihes egiten utzi “Next Generation EU” berreskurapenerako tresnak Europatik eskaintzen dizkigun aukerei. Horri lotuta, asmo handiko planteamendu bat egin dugu “Euskadi Next” programaren barruan: 200 milioi euro mobilizatuko ditugu datozen 4 urteetan. Gure hezkuntza-sistema Europako eskualdeen abangoardian jarriko du iraultza horrek. Asmo handiko izan behar dugu. Dena den, aurrerapen teknologikorik bizkorrenek, azken belaunaldiko ordenagailuek, ez lukete ezertarako balio izango, haiek garatuko dituen talde bat atzean ez balute. Hezkuntza-sistema aurreratuak lidergo sendoak behar ditu, ondo prestatuak eta ikastetxearen kudeaketarako autonomia dutenak. Zuzendaritza-taldeek administrazioaren erabateko babesa izan behar dute, baina baita gizarte guztiarena ere. Prestakuntza ona erabakigarria izango da, bai zuzendaritza-taldeentzat, bai irakasleentzat, gure gizartearen behar eta errealitateei erantzungo dien hezkuntza-sistema garatu nahi badugu. Eta hor denok dugu zeresana; egiten duten lanaren garrantzia aitortu behar
diegu. Zuzendari edo irakasle izateak prestigio handiagoa izan behar luke gizartean. Badakit pertzepzioak ez direla aldatzen egun batetik bestera, baina egunero egiten duten lanaren garrantzia azpimarratu behar da: gure seme-alaba guztien heziketa, alajaina. Benetan sinisten dut hezkuntzak Euskadin azken 40 urteotan egin duen ibilbidean. Gure sistema eguneratzen eta hobetzen asmatu dugu, aurrez eginiko lana oinarrian hartuta. Eta horrela jarraitu behar dugu. Zentzu horretan, gure hezkuntza eguneratzeko unea iritsi dela uste dut. 1993ko urtarrilaren 13an Euskal Eskola Publikoaren Legea onartu genuenetik, aldaketa sakonak ezagutu ditu gizarteak, horietako asko nekez imajina zitezkeenak zenbait urte lehenago. Gizarte-aniztasunak edo teknologia zein metodologia pedagogiko berriak agertzeak, gure araudiak egokitzea eskatzen dute. Gure hezkuntza-esparrua eguneratu behar dugu, gure potentzialtasun guztia aprobetxatu ahal izateko. Eta lan hori guztioi dagokigu. Hezkuntzari esan izan dugun garrantzia ematen badiogu benetan, ez dago aitzakiarik. Jakin badakit pertsona bakoitzak bere ikuspegia duela, talde edo alderdi politiko bakoitzak hezkuntzaren inguruko ikuskera jakin bat defendatzen duela, baina ziur nago ikuspuntuak elkarren osagarri izan daitezkeela. Zoru komun bat eraikitzeko gai izan behar dugu, bat gatozen gaietan oinarritu eta desadostasunetan lan egin, gure hezkuntza-sistema indartuta ateratzea lortzeko. Sailburu kargua hartu nuenetik, behar hori bistaratu nahi izan dut akronimo honen bidez: HH, Hezkuntza Hitzarmena, hezkuntzaren inguruko akordio bat. Garrantzitsuegia da hezkuntza nor bere lubakietan geratu eta ikasleen kaltetan aritzeko. Erantzukizunez, elkarlanean eta hainbeste lagunen esperientzian oinarrituta, datozen 30 urteetarako Euskadiko hezkuntza diseinatu eta bultzatzea dagokigu. Baikorra naiz, asko dugu jokoan.
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EVA FERREIRA
DE UN PRESENTE PROBLEMÁTICO A UN FUTURO ESPERANZADOR
RECTORA DE LA UPV/EHU
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na reflexión acerca del futuro de la educación en Euskadi nos impone mirar más allá de la pandemia del Covid-19, pero no podemos hacer una previsión adecuada sin tener en cuenta este fenómeno, ya que sus efectos han sido tan profundos que marcan un antes y un después en distintas facetas (política, económica, social y sanitaria) de nuestro país. Junto a ellas, la formación también se ha visto marcada. Por eso nuestro análisis pasa por la descripción de un presente problemático pero que ha desencadenado una respuesta colectiva firme y eficaz, y nos aboca a un futuro también esperanzador.
La pandemia dinamitó la planificación del curso 2019-2020. Hablando solo de nuestra institución, la actividad de más de 50.000 personas se vio completamente condicionada. Hubo que reconfigurar miles de asignaturas, las formas de impartición de docencia y el soporte técnico que debía sostenerla. La plataforma EHUedonondik, diseñada por la UPV/EHU, estableció las bases para el desarrollo de la docencia no presencial. En un tiempo
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mínimo, se habilitaron herramientas y cursos de formación dirigidos a adaptar la docencia a la modalidad virtual. La respuesta del profesorado y del alumnado fue rápida y eficaz. En cuanto a investigación, la UPV/EHU demostró su capacidad de generar conocimiento incidiendo en la pandemia. Distintos grupos de investigación han abordado, desde ámbitos diversos, la interpretación de lo que estaba ocurriendo, con el fin de conocer mejor el enemigo biológico (y social) al que debíamos enfrentarnos. La divulgación científica, que ha adquirido una enorme fuerza en la Universidad del País Vasco, mantuvo una relevancia decisiva en ese nuevo contexto: especialistas en las más variadas disciplinas acudían a los medios de comunicación para explicar las características de la pandemia, su origen, su alcance, sus consecuencias biológicas y sanitarias, y sus efectos políticos, educativos, económicos y sociales. También desde la filosofía o el derecho se evaluaba lo que suponía este fenómeno en nuestro ordenamiento jurídico y en nuestra escala de valores. El cambio en el modelo docente será el efecto de largo alcance que va a dejar esta pandemia. Hemos tenido que desarrollar la
formación no presencial de forma acelerada. Por supuesto que esa modalidad estaba ya presente en nuestra práctica diaria pero, utilizando la conocida frase, tuvimos que hacer “de la necesidad virtud” y extender la práctica a un ritmo vertiginoso, con más voluntad que recursos. No obstante, creo sinceramente que hemos salido más que airosos de la experiencia. El curso 2020-2021 culminó en las mejores condiciones académicas posibles y dentro de unas coordenadas de seguridad sanitaria que se revelaron eficaces, a la vista de la dimensión de la pandemia. La dialéctica entre formación presencial y formación no presencial se ha revelado fecunda. Hemos potenciado y optimizado nuestros recursos tecnológicos. No obstante, y como ocurre en tantas vertientes de la vida, el conocimiento cercano de una realidad permite apreciar de forma más precisa sus ventajas y sus inconvenientes. En ese sentido, la formación no presencial es una herramienta de potencia extraordinaria, pero no puede sustituir a la primera. Hay elementos formativos en la docencia presencial que son insustituibles: desde el elemento intangible de la relación cercana, física, entre profesorado y alumnado, y de alumnos y alumnas entre sí, hasta circunstancias estrictamente académicas que dotan a la formación presencial de una singular eficacia. En el proyecto de una universidad como la nuestra, por tanto, la presencialidad es insustituible. Más allá de haber reformulado el equilibrio entre la presencialidad y la no presencialidad, el futuro de la formación en Euskadi pasa por claves como la internacionalización, la excelencia investigadora, la cultura de emprendimiento, la formación dual y la sensibilidad social. La universidad de nuestro siglo no conoce fronteras y asienta la docencia y la investigación en la cooperación internacional. Hoy la UPV/EHU se encuentra entre las 400 mejores universidades del mundo, según el ranking de Shanghái, y ese marchamo visibiliza nuestra institución
en un espacio de colaboración global. Por nuestra parte, la apuesta es inequívoca, reforzando la movilidad y los proyectos estratégicos con universidades de los cinco continentes. La apuesta por la investigación caracteriza a la universidad contemporánea. La universidad tiene que mirar el conocimiento como una línea en el horizonte, una línea que separa lo que ya sabemos de aquello que nos esforzamos por descubrir. A medida que la universidad avanza por el océano del conocimiento la línea del horizonte también se sigue moviendo, porque a medida que sabemos más cosas somos más conscientes de cuánto nos queda por saber. Esa actitud es necesaria en la universidad contemporánea. Tanto en la formación como en la búsqueda de nuevos conocimientos y en sus aplicaciones, la universidad también debe encontrarse en la sociedad y situar los principales problemas sociales en el centro mismo de su actividad. En nuestro caso, mantenemos una estrecha relación con el entorno empresarial y asociativo, y desplegamos como apuestas de futuro la formación dual y la promoción de las vocaciones emprendedoras. Por último, desde la perspectiva de una universidad pública, mantenemos un compromiso social que se alinea con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) elaborados por la ONU, al que hemos añadido un decimoctavo objetivo, referente al cuidado y estudio de nuestro idioma y de la cultura vasca. En el retrato de la universidad que necesitamos, no pueden faltar esos elementos. El éxito de la universidad en el futuro dependerá de la capacidad de dar una respuesta eficaz y convincente a todos esos retos. Para ello, es indispensable que la gestión de nuestra institución se realice desde parámetros internacionales y dentro de un marco normativo que le permita ser competitiva frente a los centros de investigación y formación de referencia.
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JOSÉ MARÍA GUIBERT
LA PANDEMIA COMO OPORTUNIDAD HISTÓRICA DE PROFUNDIZAR EN NUESTROS MODELOS EDUCATIVOS RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO
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l sector de la educación ha sido uno de los más afectados durante la pandemia generada por la irrupción de la Covid-19. Las actividades humanas donde el contacto físico es más intenso han debido ser reguladas de modo nuevo para evitar precisamente que el dañino virus se pueda propagar con facilidad. Por eso la educación, que casi universalmente era presencial en nuestro entorno, ha quedado muy afectada y las actividades relacionadas con ella han sido casi obligadas a ser interrumpidas.
al crear el “aula digital” en el campus donostiarra de la Universidad de Deusto, empezamos a utilizar el término “presencialidad distribuida” para hacer referencia a las actividades docentes síncronas que se comenzaban a realizar por medios telemáticos. Para entonces, hacía ya años que expertos de la UD investigaban sobre el modelo educativo, incluyendo reflexiones sobre la modalidad online, y habían generado con éxito un marco pedagógico propio para la universidad.
Sin embargo, la tecnología digital ha permitido que buena parte de esa actividad haya podido salvarse, llevada a cabo en modalidades nuevas. A su vez, esta crisis ha generado una profunda reflexión sobre la función educativa y sobre el contexto económico y organizativo en el que se lleva a cabo.
-modalidad presencial. En algunos casos, con poco uso de tecnología. Sin embargo, la tecnología digital estaba ya muy presente antes de la pandemia. Por ejemplo, en la UD el 74% de los profesores tenía ya experiencia de utilizar plataformas digitales, repositorios de documentación, chats digitales, actividades, ejercicios y evaluación por medio de tecnologías digitales, etc. Este saber hacer previo hizo que la transición forzosa de marzo de 2020 resultara más exitosa.
LA IMPLANTACIÓN MASIVA DE LA TECNOLOGÍA DIGITAL COMO SOLUCIÓN DE EMERGENCIA Si algo ha caracterizado este tiempo de crisis ha sido el paso de las tareas casi totalmente presenciales a la actividad fundamentalmente en remoto. Recuerdo que, en 2005,
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Sin embargo, ha sido en 2020 cuando las circunstancias han hecho que se implantaran masivamente “las pantallas” y todos hayamos recurrido a la tecnología digital. La experiencia ha hecho que se hayan ido definiendo distintos escenarios:
-modalidad semipresencial. Hay distintos modos de entender la “semipresencialidad”. En algunos casos, se refiere a que las materias, cada una de ellas, pueden ser impartidas parcialmente en remoto u online. Es decir, con algunas actividades presenciales y otras no en cada asignatura. En otros casos, puede ocurrir que las materias o asignaturas enteras sean totalmente presenciales o totalmente online. Entonces, es el conjunto del título el que es
semipresencial. También se da el caso de la concurrencia síncrona: algunos estudiantes en el aula, otros en sus casas. A esto se ha llamado a veces “aulas espejo” y se recurre a este método (a base de cámaras, micrófonos, etc.) cuando no caben todos los estudiantes en las aulas por tener que guardar distancias de seguridad. -modalidad online. En algunos casos, las actividades formativas han sido totalmente online, sin nada de presencialidad. A veces, el trabajo ha sido síncrono y en otras ocasiones se han experimentado formas asíncronas. De hecho, muchas veces se llama “online” solo a lo que es asíncrono, que requiere ir más allá del mero repetir en modo síncrono pero en modalidad online lo que se realiza de modo presencial.
LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD DE PROFUNDIZACIÓN EN EL MODELO EDUCATIVO En el caso de la UD, optamos en el curso 2020-21, por la “presencialidad adaptada”, según la cual un tercio de las clases son en remoto, pero dos tercios son presenciales en subgrupos. Para ello dividimos los grupos grandes en dos o más subgrupos. El resultado, según las evaluaciones del primer semestre, ha sido bueno. Los subgrupos son, evidentemente, más reducidos, los estudiantes han venido más a clase y han aprendido más. Una de las conclusiones a las que han llegado los equipos de innovación educativa, de formación online o del servicio informático de nuestra universidad es que la reducción de presencialidad es una oportunidad de mejora. La situación se puede describir de modo sencillo. Si el método educativo es principalmente expositivo, la docencia se convierte en exposición magisterial, envío de apuntes y materiales en forma de pdf, vídeos o videoconferencias síncronas. En este tiempo de crisis, la reducción de presencialidad lleva a problemas que no se arreglan con “aulas espejo”. Para algunos se trata de hacer lo mismo (transmitir información) pero con otros medios. Si la docencia consiste en esto, los estudiantes están detrás de la
pantalla aislados y desmotivados, y probablemente desorientados. Quizá se sientan solos y desatendidos. En cambio, si la base del planteamiento docente son metodologías más activas, los problemas que origina la falta de presencialidad pueden ser minimizados. El estudiante trabaja de modo más autónomo, desde problemas, y en colaboración con pares. Las tecnologías online permiten la cooperación entre compañeros y estar centrados en problemas. La conclusión, a la que han llegado muchos expertos, es que la reducción de presencialidad o “presencialidad adaptada” es una oportunidad para decidirse por modelos docentes basados en metodologías activas. Son potencialmente más eficaces y pueden dar buenos resultados en situaciones de presencialidad reducida. El reto es crear entornos de aprendizaje en los que se parta de una cuestión o un problema, no de un temario con teorías a exponer y a aprender. Las sesiones presenciales hay que dedicarlas a actividades de alto valor para el estudiante.
EL NUEVO CUESTIONAMIENTO DE CALIDAD EDUCATIVA, RECURSOS Y MEDIOS El gran debate que se ha dado estos meses ha tenido que ver con la tecnología y la presencialidad. Eso está bien. Pero, como he señalado, hay algo más profundo y que ha tenido menos atención: el modelo educativo. Es algo que no está especialmente presente en lo que se legisla desde las distintas administraciones. Estamos ante una oportunidad de mejora histórica. A veces se dedican recursos a cuestiones algo periféricas y ni siquiera hay un lenguaje apropiado para indicar el camino a seguir. En cada institución, nuestra experiencia nos dice que los cambios son siempre lentos y que ha de haber estrategias sostenidas en el tiempo que marquen hojas de ruta claras y pongan los recursos en lo que es clave: profundizar en un modelo educativo verdaderamente centrado en el estudiante. El gran reto sigue siendo implicar a los estudiantes y hacerles pensar.
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ARANTXA AROSTEGI
LA EDUCACIÓN DEL FUTURO SERÁ A LO LARGO DE TODA UNA VIDA, MÁS COLABORATIVA Y PERSONALIZADA RESPONSABLE DE FORMACIÓN DE KRISTAU ESKOLA
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n la escuela del siglo pasado las bolas del mundo y las enciclopedias eran materiales comunes junto a tinteros y pizarras. De aquellas aulas de paredes desnudas y bancos corridos se pasó a unos espacios más amables, pupitres individuales y sillas confortables tomaban el relevo para garantizar un mayor confort y bienestar del alumnado. La decoración de las aulas cobraba cada vez más importancia, dotando de gran protagonismo al alumnado que embellecía las paredes con sus trabajos de arte. Hoy día, la transformación continúa y predominan los espacios cada vez más amplios y flexibles.
LA ESCUELA YA NO ES UN LUGAR O UN TIEMPO EN LA VIDA DE UNA PERSONA El espacio, los muebles, los objetos, la luz,… forman actitudes; así lo creen Lourdes Bazarra y Olga Casanova, especialistas en innovación metodológica, habituales colaboradoras de Kristau Eskola y cofundadoras de ARCIX Formación. Comentan
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Bazarra y Casanova que “el colegio lleno de aulas separadas ha muerto. Vamos a espacios abiertos, muy flexibles, que permiten tener un aprendizaje individual, pero también en equipo, experiencial… donde el colegio pasa a ser una de las sedes del aprendizaje. La transformación afecta a todos los espacios de aprendizaje, no solo a las aulas, también a los pasillos, las escaleras, los patios… Los colegios deberían ser los sitios más bonitos del mundo, donde el alumnado se sintiera seguro, en un entorno atractivo y lleno de posibilidades para que pueda aprender y desarrollarse como una persona íntegra”.
APRENDIZAJE CONTINUO Vivimos en un mundo VUCA: abundante, veloz, incierto y frágil. Nuestro mundo se ve afectado por la globalización, la digitalización, la diversidad, donde todo cambia y nada permanece. La frontera entre el hogar y la escuela se está desdibujando y el aprendizaje no se restringe a unas horas y a unos lugares concretos. En este nuevo escenario, el aprendizaje se desarrolla a lo largo de toda la vida del alumnado y no se limita sólo a la etapa formativa.
REDES DE APRENDIZAJE COLABORATIVO
EL NUEVO ROL DE LOS EDUCADORES
En este contexto, el Profesor Sugata Mitra de la School of Educación de la Universidad de Newcastle del Reino Unido, señala que “las escuelas se convertirán en redes donde el alumnado interactuará entre sí y con el profesorado, de forma que se produzca un aprendizaje colaborativo, trabajando sin prácticamente asignaturas de forma globalizada. Aprendemos más y mejor en interacción y cooperación social porque el cerebro está diseñado para vivir y convivir en sociedad”.
Su labor será guiar al alumnado por su propia vía de conocimiento. Serán facilitadores y orientadores, no tanto transmisores del saber. Hasta hace muy poco, eran la única fuente de información disponible, pero internet lo ha acaparado todo y el alumnado puede encontrar en la Red buena parte de lo que se explica en el aula. Dicen algunos expertos en materia educativa que los contenidos online serán la principal fuente de conocimiento en 2030, incluso por encima del colegio (29%), del entorno del alumnado (13%), o de las instituciones culturales (3%). Una de estas voces expertas es Ismael Sanz, Doctor en Economía y Director General de Innovación, Becas y Ayudas de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, quien dice que “el papel de los profesores va a ser aún más relevante. Van a tener que enseñar al alumnado que hay que ser muy críticos con la información, que no todo lo que encuentran en internet es correcto, y que deben seleccionar y acudir a las fuentes más fiables”.
ITINERARIOS PERSONALIZADOS Y DIFERENTES FORMAS DE APRENDER La neuroeducación, una ciencia emergente hoy día, nos ofrece la posibilidad de entender cómo aprende el cerebro y, por ende, a poder personalizar diferentes itinerarios de aprendizaje en función del cada alumno y alumna con el objetivo de crear escuelas más inclusivas. Se trata de trabajar todas y cada una de las habilidades con el alumnado de manera diferente y personalizada, y no solo de potenciar aquellas en las que puedan ser mejores. Este paradigma de las habilidades exige, por tanto, una diversidad de estrategias y metodologías que nos garanticen que estamos trabajando no solo los componentes conceptuales, sino también los componentes procedimentales y actitudinales de toda acción. Aprender de formas distintas, no todos con el mismo material, las mismas experiencias y en el mismo momento y lugar, con itinerarios personalizados, pero con un currículo compartido. Y en este proceso de diversificación metodológica y flexibilidad pedagógica cobran especial relevancia tanto el centro, por su proyecto educativo, como la figura del docente.
NUEVAS COMPETENCIAS DEL SIGLO XXI APRENDER A APRENDER En este nuevo contexto, alumnado, familias y educadores comparten una visión de la educación integral y de las competencias necesarias en el siglo XXI, compartiendo espacios de trabajo. Nuestra sociedad nunca deja de cambiar y nunca dejamos de aprender. En el futuro será más necesario que nunca desarrollar la capacidad de aprender, de Aprender a Aprender. Pero la nueva competencia de aprender no sólo tiene que ver con adquirir conocimientos, unos contenidos concretos, sino también con una actitudes y creencias ante la vida, una educación emocional y en valores, una educación integral de la persona. Una educación que abarca a toda la persona, en todas sus dimensiones, respetándola y cuidándola como persona única e irrepetible que es.
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ARANTXA AROSTEGI
EDUCACIÓN INTEGRAL APRENDER A VIVIR Estamos a las puertas de una nueva era cognitiva basada en un nuevo modo de conectar el conocimiento humano y el aprendizaje de las máquinas. Ahora, más que nunca, es importante la dimensión humana en la educación. La misión de acompañar a la construcción de ser personas llenas de humanidad, abiertas a la transcendencia, y hacerlo de manera pedagógica actualizada es intrínseco a Kristau Eskola, está en su ADN. Creemos que nuestra misión es ayudar al alumnado a desarrollar, también, la competencia de “Aprender a Vivir”. El papel de los centros y de los educadores será de acompañamiento para que puedan afrontar ese proceso de “Ser”.
LA RED KRISTAU ESKOLA: PLURAL, INTEGRADORA, INCLUSIVA Y EUSKALDUN Atendemos la diversidad de manera inclusiva, conformando comunidades plurilingües en donde el euskera es la lengua vehicular para el aprendizaje de diferentes materias. Apostamos por una combinación tecno-pedagógica innovadora e intentamos, en la medida de lo posible, evitar la brecha digital. La persona es el eje de nuestros proyectos y es por ello por lo que le damos mucha importancia a la gestión y bienestar emocional de nuestro alumnado y profesorado. Con todo, lo más importante para Kristau Eskola es seguir ofreciendo una buena educación a las familias que opten por su modelo y aportar, de ese modo, su granito de arena al conjunto de la sociedad. Ahora y en el futuro, educación de valor y en valores.
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BEGOÑA AZURMENDI ZIGOR IBARZABAL
GAURTIK IKASI, BIHARKO PERTSONAK PRESTATZEKO
IKASTOLEN ELKARTEA
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andemia-urte honek ikastoletan geure buruari begiratzera eta zenbait esparruren inguruan egindako ikasketa mahai gainean jartzera ekarri gaitu: zenbait esparruren inguruan ikasitakoak, hobetzekoak eta etorkizunera begirako gakoak birpentsatzera, tartean, prestakuntza-ereduaren inguruko gogoeta. Une honek gure beharrak azaleratu eta azeleratu egin ditu, eta, ondorengo lerrootan, ikastoletan prestakuntzaren inguruan aurrerapen bat egin nahi dugu, zer, nola eta zertarakoak aintzat hartuta.
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GAURTIK Ikastolak eta prestakuntza oso lotuta egon diren, dauden eta egongo diren bi hitz dira. Bata bestea gabe ezin da ulertu. Etorkizuneko herritarrak heztea, prestatzea da gure eginkizun nagusia, eta, ildo horretatik, gure buruari ondorengo galdera hau luzatu diogu: Gure ikasleak zer-nolako pertsonak izatea nahi dugu ikastolako ibilbidea amaitzen dutenean? Eta, bide batez, horretarako nolako profesionalak behar ditugu? Galdera batek, nahi gabe, bestea dakar; horra epe motzean etorkizuneko erronka. Baina biharkoari begira jarri aurretik, goazen gaurkotik ikastera, atzokoak ahaztu gabe. “Euskal Hezkuntzaren historian ikastolak dira eskola euskaldunaren sortzaile, ekintzaile eta berritzaileak.” (Ikastolen mugimendua, dabilen herria. 2010). Ibilbide luze honetan, ez da nolanahikoa izan irakasleek prestakuntzan
egindako ekarpena, eta ezta prestakuntzak irakasleen prestakuntzan egindakoa ere. Elkarrekin egindako bidea izan da: saretuz, hego eta ipar egindako lana; lekuan lekuko errealitatea kontuan hartuz, baina Euskal Herriaren osotasuna ahaztu gabe eta euskara ardatz duela. Ibilbide horretan egindako lanak, segurtasuna, konfiantza eta ilusioa ematen dizkigu biharkoari begiratzeko; biharko pertsonak prestatzeko.
• Irakasteaz (pedagogia, didaktika, metodologia...). • Euskal Curriculumaz eta ebaluazioaz. • Ikas-arrakastaren (progresioaz).
kudeaketaz
• Gelaren eta ikasgiroaren kudeaketaz. • Profesionalen lan kolaboratibo eta kolektiboaz.
BIHARKO GAKOAK
• Irakasleen garapen profesionalaz eta profesionalez.
Biharko prestakuntzak, gure ustez, honako gako hauek izan beharko lituzke ikastolentzat:
• Akonpainamenduaz eta praktika arrakastatsu hoberenen ezagutzaz.
• Euskara, euskal kultura eta euskal curriculuma ardatz izango dituena. • Ikastoletako profesionalen profilari erantzungo diona. • Garapen pertsonal zein profesionalean hazten lagunduko diona. • Pertsonalizatua, ibilbide eta erritmoak errespetatuz eta aniztasunari erantzunez. • Kalitatezko eskaintza, etengabeko hobekuntzan oinarrituta. • Sarean egingo dena, elkarrekin eta elkarrengandik ikasiz; kolaboratuz. • Garai berrietara egokituko dena. • Bideragarria eta elkartasuna oinarri duena.
BEGIRADA NON Prestakuntzaren oinarriak jarrita, oinarri horiei erantzungo dien ibilbidea aurreikusten dugu. Aspektu eta ikuspegi ezberdinei erantzungo diena eta, horrenbestez, ikastoletako profesionalen nahiak eta beharrak asetuko dituena. Zertaz arituko gara ondorengo urteetan? • Ikastolaz: mugimenduaz, komunitateaz, antolaketaz... • Ikasteaz (psikologia, neurozientziak, soziologia, pedagogia…).
ETA NOLA? Gaur arte egin dugun moduan, ikastolen eta gizartearen beharrak identifikatuz eta haiei erantzun egoki bat emanez. Lehenik eta behin, elkarrekin eta elkarrengandik ikasiz. Orain arteko bidetik, hezkuntza-komunitatearen printzipio nagusiari helduko diogu horretarako: elkartasunari. Abian ditugun ezagutza-sareei (elkarguneei, mintegiei, jardunaldiei...) garrantzia emango diegu, horretarako, ikastoletan ditugun esperientzia arrakastatsuak eta ezagutza ikastolen artean partekatuz, lan kolaboratibo eta kolektiboa erdigunean jarriz, arituz aditu izateko. Era berean, ditugun ezagutza-guneak indartuko ditugu. Arlo ezberdinei erantzungo dieten ezagutza-gune espezifikoak garatzen jarraituko dugu (HPI, ebaluazioa, Zirimola, HIZPRO, IKAdig, hEGIN, Kiva, hIZAN, zumin, zubi, kudeaketa aurreratua, Admin...). Profesional ezberdinez osatutakoak izango dira, eta ikastoletako ezagutzatik abiatuta ditugun erreferente sareek izango dute ikastola bakoitzeko txokoak zipriztintzeko ardura. Ikastoletako errealitatetik, egunerokotik edan beharra daukagu, eta, horretarako, eguneroko errealitatea oso gertu izan eta bizi behar dugu.
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BEGOÑA AZURMENDI ZIGOR IBARZABAL
Horretaz gain, ikastolen beharrei bertatik bertara erantzungo diegu eta, etengabeko hobekuntza iraunkorraren bidetik, berrikuntza ikastolan bertan gauzatuko da. 30 ikastoletan hasitako hobekuntza-prozesuak gainerako ikastoletara zabalduko ditugu berrikuntzarako aholkularitza propioarekin. Eta hori guztia eragile ezberdinez osatutako lan-talde baten gidaritzapean egingo da. Egin bakarrik ez, egiten dugunaren gainean hausnartuko dugu. Praktika gogoetatsuan oinarrituta, ikastolako jarduna adostu, eta egiten dugun guztia gogoan dugun pertsona-eredu hori xede duela.. Ditugun baliabideak eta tresnak unean uneko egoeraren zerbitzura jarriko ditugu, ahalik eta erantzun egokiena emateko. Azken urte honetan asko ikasi dugu. Egun batetik bestera, ikastolan aurrez aurre lan egitetik etxetik on-line egitera pasa ginen. Prest geunden, hala ere; izan ere, irakasleekin eta ikastolekin azken urteetan egindako lana agerian jarri, eta erronkari aurre egin diogu. Irakasle eta ikasle gaituak izateak ingurune birtualetan lan egiteko aukera eman digu, eta ikasmaterialak zein ingurune digitalak garatuak izateak, segurtasuna: 110.000 lizentzia digitaletik gora kudeatu, 200etik gora ikastaro eskaini, gurasoen eta profesionalen beharrei erantzun, emozionalki gogorra izan den egoeran laguntza eman... lan asko egin dugu, eta asko ikasi ere bai. Baina, oraindik ere, badugu zer ikasi eta zer egin. Aurrez aurrekoak ematen digun gertutasuna eta teknologiak eskaintzen dituen erraztasunak uztartzen saiatu behar dugu. Azkenik, garrantzirik batere kendu gabe, geurea euskara eta euskal kulturan oinarritutako prestakuntza izan behar da. Azken urteetako emaitzek eta joerak kezkatzen gaituzte. Haur, gazte zein nerabeek euskararen hautua egin dezaten nahi badugu, argi dago eragin egin behar dugula, helduek eredu izan behar dugula, erreferente berriak behar ditugula eta hizkuntza-politika indartsu eta ausarta behar
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dugula. Hizkuntzarekiko atxikimenduak eta lotura emozionalak erabilera sustatuko duela sinisten dugu, eta aisialdiak rol esanguratsua jokatzen du horretan guztian. Aisialdian jarduten duten hezitzaileen prestakuntza egokitu dugu; profesionalak sentsibilizatzeaz gain, esku-hartzean ahalduntzeko estrategiak eta tresnak eskaini behar dizkiegu.
ONDORIOZ Nolako pertsonak nahi ditugu? Horra iparra; une oro gogoan izan beharreko galdera. Galderaz betetako urte honi gehitzeko beste bat dirudi, baina ilusioz eta gogoz begiratzen diogu. Euskaratik eta euskaraz arituko gara, orain arte bezala ezagutza-sarea partekatuz eta irakasleen lana azpimarratuz; bide horretan, hezkuntza-komunitatea aberastu eta elkarrekin eraiki dezagun. Gaur ikasitakotik, biharkoa hobetuko dugu: etorkizuneko herritarrak prestatzen jarraituko dugu.
FÉLIX ARRIETA
HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDAD POSTPANDÉMICA
DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL Y SOCIOLOGÍA. UNIVERSIDAD DE DEUSTO
E
l año 2020 será recordado como el año que no quisimos vivir. El año que en el que pensamos que como resultado de esta pandemia aumentaría la solidaridad y el reconocimiento a las situaciones de vulnerabilidad. El año que todavía transitamos dándonos cuenta, como tantas veces nos ha recordado Felix Zubia, que el egoísmo forma parte de nuestra manera de actuar y ver las cosas. Sin embargo, éste también ha sido el año en que se ha puesto de especial relevancia la importancia del cuidado y de las políticas sanitarias y de servicios sociales que lo sustentan. De tantas profesionales que le dan forma. Y de tantas familias y personas (mujeres en su gran mayoría) en cuyas espaldas descansa la verdadera acción cuidadora. Las muestras de solidaridad, en un inicio, y la realidad de los datos, a posteriori, han subrayado la centralidad de los cuidados. Y de la reflexión en torno a su articulación concreta. Desde una perspectiva institucional, esta situación puede ser una oportunidad para plantear preguntas pendientes. Es el momento de pensar en una nueva gobernanza que pueda articular de forma correcta la atención que las personas necesitan. Haciéndola
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entendible para quien tiene la necesidad. Articulando espacios desde lo local, pero con una mirada sistémica que tenga en cuenta todos los aspectos de la atención. Con una clara apuesta por la redefinición de los servicios, teniendo en cuenta a la persona y a su entorno. Su domicilio. Su realidad. Pero un sistema público centrado en la persona y en su entorno, necesita precisamente de la comunidad para complementar la mirada integral. Pero ¿qué es la comunidad? En una tesis doctoral brillantemente defendida el pasado año, Martin Zuñiga definía la comunidad como un proceso que se construye a partir de los vínculos que las personas pueden establecer entre ellas para la satisfacción de una o varias necesidades compartidas, no obligatoriamente vinculada a un territorio concreto, pero con elementos de reciprocidad. Según esta visión, la comunidad sería un agente complementario a los ya tradicionales estado y mercado, pero también a la familia y el tercer sector, configurándose como un actor con identidad y recorrido propio. La comunidad es una realidad de largo recorrido en Euskadi. Los valores de solidaridad, cooperación y acompañamiento, básicos a la hora de entender la construcción comunitaria, han formado parte de nuestra realidad durante mucho tiempo. La dinámica del auzolan, o la construcción de auténticos símbolos de la Euskadi actual como las ikastolas o el movimiento cooperativo se han destacado
como elementos propios de la construcción comunitaria. Y así ha sido. Sin embargo, es pertinente preguntarse sobre la perdurabilidad de dicho espíritu en la realidad actual y su capacidad para articularse ante retos como los cuidados. En los últimos años hemos asistido a la puesta en marcha de múltiples iniciativas que buscaban desarrollar este carácter comunitario. Las hemos podido ver de la mano del programa Euskadi Lagunkoia y su implantación en distintos municipios. También a través de la implementación de experiencias piloto impulsadas por el programa Etorkizuna Eraikiz, de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Fuera del ámbito institucional, merece la pena mencionar las redes de apoyo comunitario surgidas en el primer confinamiento domiciliario, como elementos de apoyo a las personas mayores y vulnerables en dicho contexto. Todas estas iniciativas están siendo analizadas y evaluadas y hay un enorme interés político y académico, pero los estudios son todavía emergentes y es aún escasa la literatura científica disponible. Constatado esto, la pregunta parece más pertinente que nunca: ¿mantiene Euskadi ese espíritu comunitario o estamos hablando de un impulso puntual y efervescente condenado a desaparecer? y ¿puede entonces la comunidad complementar la acción del cuidado como un eje relevante? En el pasado Congreso de la REPS, celebrado en Bilbao, Raquel Martínez Buján y Fernando Fantova respondían a esta pregunta desde posiciones bastante alejadas: posibilista la una y pesimista el otro. Mientras Martínez Buján argumentaba que el cúmulo de pequeñas iniciativas será lo que ayude a reconstruir el tejido comunitario, Fantova afirmaba que estas iniciativas no dejan de ser una gota aislada en el océano del individualismo en el que estamos inmersos, con un difícil horizonte de concreción. Seguramente, la realidad tiene mucho de ambos planteamientos para responder de forma adecuada a la pregunta y lo más coherente sea posicionarse en un punto intermedio: reconocer el potencial de lo comunitario, sin caer en su romantización.
Siguiendo el clásico planteamiento de la comunidad perdida (Community lost), la comunidad tenía, en su origen, una mirada hacia un pasado perdido. Un pasado en el que las formas de relación eran más cercanas y en el que se podía entender el espacio público de forma más interactiva. Sin embargo, esta mirada nostálgica al pasado obviaba que en lo referente a los cuidados esta estructura de solidaridad era mantenida gracias al trabajo silencioso de la familia y en su mayor parte, de las mujeres. Esta justificación no nos permitiría a día de hoy hacer una propuesta acertada y adaptada al siglo XXI. Será necesario por tanto repensar y actualizar los diferentes planteamientos en torno a la comunidad, para construir dinámicas acordes con las necesidades de nuestros tiempos. La comunidad postpandémica tiene que caracterizarse, tal y como proponía Zuñiga, por su carácter de complementariedad al resto de esferas que conforman la provisión del bienestar. Es necesario un espacio comunitario que, a través de los vínculos, sea capaz de complementar la acción de los sistemas públicos de cuidado. La interacción entre los servicios y prestaciones que el sistema puede aportar se verían muy reforzados desde esta perspectiva. Todo ello tendría un efecto positivo no sólo en las personas que participen sino también en la mirada que el sistema tendría hacia la vulnerabilidad y hacia las formas de atención ante la misma. Esta tarea, nos obstante, requiere de un claro liderazgo político. Tal y como se mencionaba al inicio, nos encontramos en un momento clave para abordar las reformas que nuestro sistema de cuidados necesita. Reformas en los que la comunidad tendrá que jugar un papel central, en muchas ocasiones con el impulso y apoyo institucional. Es el momento de ponerse a ello. Sin instrumentalizar a la comunidad, fomentando su autonomía, pero poniendo las bases que hagan posible su crecimiento. Será esta mirada la que permita junto a un cuestionamiento de la gobernanza de los sistemas de cuidado sentar las bases de nuestras políticas para los próximos años. Pongámonos a ello.
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LUIS CROVETTO
LA LIBERTAD DE LOS OTROS
VICEPRESIDENTE DEL BANCO DE ALIMENTOS DE BIZKAIA
L
a sociedad actual está azotada por una pandemia desconocida para todos. Debido a su alcance mundial nos ha cambiado la concepción del mundo, porque se ha llevado por delante la seguridad con la que vivíamos los habitantes del Primer Mundo, donde el bienestar y la salud nunca iban a correr peligro.
tanto a nivel personal como institucional y empresarial.
Al mismo tiempo, otro aspecto que viene unido a la misma es la profunda crisis económica, cuyo alcance todavía está por determinar y con un final que parece no estar cerca.
Los que estamos viviendo en el siglo XXI hemos de tener muy claro que el futuro lo construimos entre todos o no habrá futuro, porque las desigualdades sociales extremas no son admisibles en una sociedad justa y democrática. Todos somos responsables y estamos implicados en la justicia social y en el justo reparto de los bienes. Mientras una persona no tenga una situación que le permita mantenerse con su trabajo, los demás no podemos mirar hacia otro lado, porque estaríamos conculcando el derecho de todo ser humano a una vida digna. Este derecho no deriva de un sentimiento voluntarista y solidario exacerbado en un contexto de especial dificultad, sino de la propia dignidad del ser humano y de ciudadanos de una sociedad justa en la que todos somos responsables. No podemos
El Covid-19 está poniendo en peligro la estabilidad económica de muchas personas que nunca pensaron necesitar la ayuda de instituciones solidarias para hacer frente a sus necesidades más básicas. La actual crisis económica tiene unos efectos más devastadores que la sufrida, y aun no superada, de 2008, y pone de manifiesto un hecho que desde el Banco de Alimentos venimos observado estos últimos años: el desarrollo de la solidaridad,
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En esta nueva realidad social el papel del Tercer Sector se ha convertido en el motor de la solidaridad, porque aúna iniciativas de las Administraciones, Empresas, Fundaciones y Particulares, creando una red de apoyos a las personas vulnerables, que de otra forma sería muy difícil de sostener.
escudarnos en las Administraciones públicas.
tenemos el compromiso de estar a su lado mientras lo necesiten
En el Banco de Alimentos somos conscientes de que nuestra actividad no soluciona el problema de la pobreza, pero también sabemos que nuestro trabajo es indispensable para aquellas personas que han perdido su medio de vida, están en riesgo de exclusión y necesitan ayuda básica para su alimentación, hasta que puedan solucionar su situación laboral.
La experiencia de mis años en el BAB me permite aplicar a tantas y tantas personas de nuestra tierra esta frase de William Shakespeare: “Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro”.
Muestra de que nuestra labor es necesaria es el respaldo que en Euskadi recibe la actividad de los Bancos de Alimentos, demostrado por el hecho de que la Gran Recogida 2020, llevada cabo sin voluntarios en los establecimientos de alimentación, tuvo un resultado superior en un 30% al del año anterior. La explicación de este hecho no puede ser debida solo a un sentimiento producido por un contexto de especial dificultad, que es cierto, sino también al convencimiento de que no podemos permitir que más de 30.000 personas que viven en Bizkaia lo hagan por debajo del umbral de pobreza porque formamos una sociedad que considera que los derechos básicos no son un regalo: son inherentes a la persona y por lo tanto, todos dentro de nuestras posibilidades somos responsables del Bien Común y esta labor atañe a todos los individuos no sólo a las Administraciones públicas. Como conclusión y corroborando la idea de que no estamos ante un movimiento de opinión emocional y transitorio podemos aportar el dato de que, desde que los Banco de Alimentos de todo el Estado llevan a cabo la Gran Recogida: Álava, Bizkaia, Gupuzcoa y Navarra son los territorios donde más kilos por habitante se consiguen; la reiterada generosidad de nuestra sociedad año tras año indica que no estamos ante un sentimiento transitorio sino en una forma de entender la vida pensando que mientras haya personas con carencias, los demás
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PAUL ORTEGA
DECÁLOGO PARA REDESCUBRIR LA AGENDA 2030 DIRECTOR DE eLANKIDETZA. AGENCIA VASCA DE COOPERACIÓN
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asados ya algo más de cinco años del lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con apenas diez años por delante para intentar lograr su cumplimiento, este reto necesita de un fuerte nuevo impulso. Estamos aún muy lejos de poder conseguir hacer realidad esta Agenda 2030. Compartimos diez reflexiones que hemos elegido para que puedan contribuir a mirar de otra manera esta Agenda, a ponerla en valor, a redescubrirla y ojalá a hacernos sentir agentes de su impulso.
1. UNA AGENDA QUE HAY QUE CONOCER “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, aprobada en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015, es una excelente Resolución y Agenda nada menos que “en favor de las personas, el planeta y la prosperidad”.
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Nuestra primera nota es una recomendación, una invitación a leer este documento directamente con mirada limpia. https://www.un.org/ga/search/view_doc. asp?symbol=A/RES/70/1&Lang=S Si a cualquiera de nosotras nos dijeran que se ha diseñado un buen plan para mejorar nuestras vidas y poder afrontar gran parte de nuestros problemas, ¿no querríamos conocer dicho plan? Eso es exactamente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, eso son los famosos ODS: un buen plan.
2. UNA AGENDA QUE INTERPELA Tras su lectura, de la Declaración y de los 17 Objetivos y sus 169 Metas, nuestra segunda recomendación es que nos interpele. Parafraseando a Adela Cortina (“La ética de la sociedad civil”), al leer esta Agenda 2030, la lectora o el lector, quiéralo o no, se convierte desde el comienzo en protagonista. Es a ella, a él, y no a extrañas personas, a quien le atañe y le responsabiliza lo que su contenido narra y exhorta.
3. UN AGENDA DE TRANSFORMACIÓN Es esta nuestra tercera y última recomendación: Pensar en qué cada una y cada uno, tiene que cambiar, en qué cambiar personalmente y colectivamente. La Agenda 2030 nos interpela a todas y a cada una de las personas. Si tras conocer y comprender la Agenda 2030 y el desafío que afrontamos la humanidad entera, no pienso que tengo que cambiar en algo, entonces estos Objetivos de Desarrollo Sostenible no sirven para nada. Ciertamente, esta Agenda 2030 es un buen plan, pero es un plan -una agenda-, para la transformación. Hay bastantes cosas que a nivel personal, familar, de comunidad, de empresa, de instituciones, de sociedad, de País, que debemos transformar radicalmente. No hay más opción que cambiar. La ciudadanía ha de ser realmente consciente de la extrema gravedad e interdependencia de los problemas comunes a que se enfrenta el planeta y la humanidad y ha de sentirse concernida y responsable en una acción colectiva e integral. Como declaró el entonces Secretario General Ban Ki-moon, “la Agenda 2030 nos obliga a trascender las fronteras nacionales y los intereses a corto plazo para actuar con solidaridad a largo plazo. Ya no podemos seguir pensando y trabajando de forma aislada.”
4. UNA AGENDA DE COHERENCIA DE POLÍTICAS Una Agenda de Coherencia de Políticas desde varias perspectivas. Esta Agenda 2030 nos hace considerar los vínculos entre políticas y las implicaciones sobre el bienestar “aquí y ahora”, “en otras partes” y “después”. Es decir, se trata de una Agenda con dimensión local y nacional, con dimensión global y con dimensión futura, con enfoque intergeneracional, con responsabilidades con las generaciones futuras.
Es una Agenda de Coherencia de Políticas no sólo porque la Agenda 2030 haya incluido una meta global para mejorar la coherencia de políticas para el desarrollo sostenible [Meta 17:14] , sino porque los 17 Objetivos y 169 Metas han de ser entendidos como un todo, de alguna manera los objetivos y metas deben ser entidades universales, indivisibles e interdependientes y relacionados entre sí, y que se refuerzan unas a otras. Y la Agenda 2030 también constituye un reto fundamental para la acción política. Tal como se recoge en el Marco de Coherencia de Políticas para el Desarrollo del Gobierno Vasco de 2016, la Coherencia de Políticas es “entendida como la integración de la perspectiva del desarrollo humano y la sostenibilidad en el diseño, puesta en marcha y evaluación de las políticas públicas en los distintos niveles, así como la coordinación y complementariedad entre las mismas”. Así, en nuestro caso, la Coherencia de Políticas para el Desarrollo toma cuerpo y se expresa en un contexto como el europeo, en el que los retos de la gobernanza multinivel precisan de una acción coherente y concertada para hacer frente a cuestiones comunes que afectan a todos los ámbitos y que son responsabilidad de todas las instituciones, incluidas los de carácter subestatal.
5. UNA AGENDA PARA LA COVID-19 Como han señalado bastantes analistas y activistas, aunque nadie nunca pudo haberlo imaginado, la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible parece haber sido pensada para un escenario como el que estamos viviendo actualmente. Nunca antes como ahora, ningún otro acontemiento ha mostrado con tanta nitidez la interdependencia de nuestro mundo y la dimensión global del mismo. En definitiva, la Agenda 2030 emerge con fuerza como “la mejor hoja de ruta para el tipo de transformación que es necesario
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PAUL ORTEGA
acelerar con el objetivo de prevenir y hacer frente a este tipo de amenazas a la seguridad globlal”, tal como ha subrayado la plataforma El día despues.
La política de cooperación puede ser fundamental para la trasnformación necesaria y también ella misma necesita trasnformarse.
La crisis de la Covid-19 va a marcar un antes y un después en nuestras vidas y las prioridades colectivas deberán redefinirse en el futuro. La respuesta sólo va a poder ser en clave de cooperación. Somos aún más conscientes de que vivimos en un sólo mundo.
Este bien podría ser el horizonte de la cooperación, apuntar hacia el cambio estructural, lo que refuerza la idea de pasar de una política de cooperación a una política integral de desarrollo y reforzar el enfoque y la promoción de la coherencia de políticas para el desarrollo.
La Covid-19 pone en evidencia la importancia de la cooperación internacional como respuesta a este reto global.
6. U NA AGENDA UNIVERSAL El carácter universal supone un contexto de oportunidad si se hace una lectura responsable de esta universalidad. Supone el reconocimiento de que los problemas del desarrollo no son problemas “del Sur”, rompe con esa idea, rompe con la idea Norte-Sur, y supone por lo tanto toda una interpelación a todos los actores para romper con una lógica de ayuda Norte-Sur, para situarla en un marco de responsabilidad global (responsabilidades comunes pero diferenciadas). Por tanto, los que más poder tienen en la generación de las asimetrías globales tienen más responsabilidad en su superación). Y esto nos interpela notablemente a los actores del “Norte”. Según esta Agenda, los problemas del desarrollo son problemas ocasionados por el modelo en su conjunto. Y la universalidad lo que nos dice, si la leemos de manera responsable, es que un modelo (global y local) sostenible y equitativo vinculado a la justicia global demanda un cambio estructural. Es pues el propio modelo de desarrollo de todos los países (especialmente de aquellos con más responsabilidades en la generación de las asimetrías globales) el que es necesario revisar para dirigirnos hacia un modelo (tanto global como local) sostenible, equitativo y justo.
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7. U NA AGENDA, DEUDORA DE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fueron durante tres lustros la principal referencia de este debate y en 2015 llegaron a su fin, con un resultado insuficiente: muchas metas incumplidas, al tiempo que otros problemas se agravaban. Pero deberíamos recordar y valorar el hito que supuso la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas del 8 de septiembre de 2000, en la que se acordó la creación de una nueva alianza mundial para reducir la pobreza extrema y establecieron una serie de metas con plazos concretos, con el 2015 como fecha límite, que se conocen desde la Cumbre del Milenio como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Pese a todas sus limitaciones, deberíamos quedarnos con toda la excelente labor y movilización y toma de conciencia de tantísima gente y organizaciones que se comprometieron por la consecución de los ODM. Los ODM supusieron una antecedente y un aprendizaje extraordinario para el proceso que desembocó en la Agenda 2030.
8. A GENDA 2030, EJEMPLO SOBRESALIENTE DE INNOVACIÓN SOCIAL No pocos pensadores sostienen que uno de los hechos más sobresalientes del siglo XX fue la redacción y aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. El texto completo de la Declaración Universal de Derechos Humanos fue elaborado en menos de dos años. En un momento en que el mundo estaba dividido en un bloque oriental y otro occidental, encontrar un terreno común en cuanto a lo que sería la esencia del documento resultó ser una tarea colosal. Por todo ello, la Declaración resultó un “producto” extraordinario de innovación social, por la forma que pudo ser imaginada, concebida y consensuada y por el impacto e influencia legal y moral que ha adquirido. Pensemos también por un momento en el complejísimo proceso de elaboración, participación, negociación y aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Sin duda, a una escala lógicamente mucho menos relevante que la Declaración Universal de Derechos Humanos también puede ser considerada un producto sobresaliente de innovación social. Su reto ahora es que la Agenda 2030 sea el ejemplo sobresaliente de innovación social por la consecución de sus objetivos. Eso sí sería realmente un hito extroardinario.
a todas las personas. Sin embargo, carecemos de la capacidad política y del consenso civilizatorio suficientes para poder organizar la vida humana de una manera más eficiente en el plano social y ecológico, y más respetuosa con los derechos de las personas. A esto quiere responder realmente la Agenda 2030 y de un modo especial su Objetivo 17 de Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible. Pero pasados ya algo más de cinco años del lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con apenas diez años por delante para intentar lograr su cumplimiento, este reto parece muy lejos de poder alcanzarse. Con lo realizado hasta ahora por toda la humanidad no nos alcanza y no nos va alcanzar su seguimos así. Necesitamos una reacción, un impulso nuevo.
10. A GENDA 2030, UNA BUENA IDEA Pero en cualquier caso, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es una idea poderosa. En este tremendo contexto de esta crisis global de la Covid-19, la Agenda 2030 se revela aún con más fuerza como un a buena idea. Sin duda, pertenece a aquellas que aludía Victor Hugo: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”.
9. U NA AGENDA CUYO BALANCE ACTUAL DE DESEMPEÑO NO ALCANZA Como sabemos bien, la humanidad dispone hoy en día de los conocimientos y recursos técnicos y científicos suficientes como para posibilitar una vida digna
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JON AZUA
ODS Y DESIGUALDAD. UN DESAFÍO ASPIRACIONAL MÁS ALLÁ DE LA AGENDA 2030
PRESIDENTE DE E-NOVATING LAB
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o cabe duda de que uno de los síntomas-resultados-causas que caracterizan y representan a las sociedades actuales, a lo largo del mundo, es la DESIGUALDAD. Sean razones inherentes a la geografía económica condicionante de nuestros proyectos vitales, fruto del azar o decisión personal (querida u obligada) de localización, bien por las decisiones de carácter geo político que nos afectan de manera global o local, o como resultado de catástrofes o calamidades (las más de las veces recurrentes, estructurales y sobrevenidas) o por todo tipo de crisis (económicas, sociales, políticas), tanto coyunturales, como permanentes, o, finalmente (casi siempre en origen o por su mala y declinante gestión y/o aprovechamiento), por el ENDOWMENT (posición base heredada), los países, regiones, ciudades, sociedades y personas que vivimos en una situación de desigualdad, real, aparente, extrema o parcial, absoluta o relativa. A estas condiciones causales, de partida, se añaden situaciones
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agravadas por una dualidad socio económica que se traduce en la posibilidad o capacidad de acceso a la salud, al empleo, a la formación-educación, a la riqueza generable en nuestro entorno, a nuestras interconexiones sociales y, aunque parecieran no tan evidentes, a nuestros patrones y pautas culturales. Una desigualdad base que a lo largo del tiempo y según nuestras actividades, comportamiento, suerte y/o interacción con terceros, puede mitigarse y/o agrandarse y que, por lo general, como consecuencia del escasamente controlable “ascensor social”, hunde en su parte baja y especialmente difícil a la inmensa mayoría de la gente, limitando a pocos la potencial capacidad de ascenso (por lo general en varias generaciones). Adicionalmente, esta última capacidad de movimiento parecería explicarse en términos de meritocracia (adquirida, obsequiada) que, a su vez, genera una grave sensación de fracaso o culpabilidad en quienes no logran aproximarse a la cúspide igualitaria soñada, considerándose responsables de desaprovechar la llamada “igualdad de oportunidades” que, idílicamente, los hubiera llevado a superar la asimetría de partida.
Este complejo conjunto convergente de causas-efectos obliga a focalizar nuestras miradas en las acciones y políticas de los gobiernos (en todos los niveles institucionales), en las organizaciones internacionales y, cada vez más y con mayor insistencia, en las empresas y agentes socio-económicos y la enorme diversidad de entidades intermedias (con o sin ánimo de lucro), el mundo académico y, por supuesto, la propia sociedad-comunidad, en torno al reclamo generalizable del llamado “bien común”, los principios de solidaridad imprescindibles, y, de forma “simplificada”, estrategias compartidas hacia el desarrollo inclusivo. Su capacidad de respuesta, a través de estrategias, políticas, programas, recursos y estructuras específicas sería la intervención positiva, esperable, para mitigar y/o erradicar las grandes brechas, raíz fundamental de múltiples problemas que nos acompañan a lo largo de nuestra vida, generando, a la vez, un sinnúmero de consecuencias negativas y perversas, acelerando el crecimiento de otras situaciones críticas que destruyen la credibilidad y confianza en la dirección o liderazgo social, la convivencia, la progresiva búsqueda de la prosperidad, la afección a un proyecto compartible y, en definitiva, a la propia democracia.
UNA ASPIRACIÓN UNIVERSAL Ya en el año 2000, la Organización de Naciones Unidas, con la aprobación de su “Declaración del Milenio” comprometió una renovada alianza mundial dirigida a “reducir la pobreza” fijando ocho objetivos, cuya ejecución llegaría hasta 2015 (ODM) contemplando un esfuerzo solidario desde los “países desarrollados” hacia los entonces aún llamados países subdesarrollados (hoy “en desarrollo”), minorando analfabetismo, hambre, falta de educación, desigualdad de género, mortalidad materno infantil, degradación ambiental, además de renegociar la deuda, favorecer mercados justos y diseñar planes de cooperación en origen. Los
países, con apoyo financiero y asesoramiento externo, formularon objetivos de desarrollo del milenio. Resultados parciales e insuficientes provocaron una nueva agenda que nos acompaña, de una u otra forma hacia el 2030. La agenda de desarrollo 2030 retoma las áreas básicas del compromiso permanente hacia los 17 ODS (objetivos de desarrollo sostenible) reescribiendo las aspiraciones globales que conforman una amplia lista que conjuga desafíos y estrategias. Los países manifiestan, de una u otra forma, su compromiso de cumplimiento. No obstante, la diversidad posicional de partida, la desigual capacidad de respuesta de unos y otros, la heterogeneidad natural de prioridades e interpretaciones de cada uno de los objetivos y la manera adecuada de lograrlos, generan un mapa absolutamente distinto entre unos y otros. La extensa interrelación que cada iniciativa o efecto imprevisto provoca en todos y cada uno de los objetivos, lleva a planes, metas, proyectos no del todo alineados y difícilmente sostenibles en el tiempo, altamente voluntaristas y alejados de un control “normativo o impositivo”. Múltiples esfuerzos vienen desarrollándose desde diferentes gobiernos a la búsqueda de la asociación de sus planes y estrategias sectoriales, planes departamentales y/o de país, con todos y cada uno de dichos ODS. Sin duda un gran esfuerzo, una buena aproximación a la integración de respuestas tratando de afrontar la inmensa agenda retadora a la que nos enfrentamos. Desgraciadamente, un esfuerzo absolutamente imprescindible, pero con pronóstico insuficiente ante una realidad inacabable. Este largo recorrido por transitar se mueve entre dos aproximaciones en apariencia confrontadas: las limitaciones de la escasez y las brechas sobrevenidas con inevitabilidad de una solución imposible, o el “nuevo mundo de la abundancia”. Focalizarnos en el segundo supone priorizar las OPORTUNIDADES transformadoras que, tras
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JON AZUA
tecnologías exponenciales, concepciones de crecimiento supeditado a un desarrollo económico inclusivo, nueva educación y espacios disruptivos, nuevos conceptos de trabajo-empleabilidad y sucesivas reinvenciones de las estrategias de salud, medio ambiente, infraestructuras, gobernanza, prevención, protección y seguridad social y arquitecturas fiscales, filtrados por una revisada prospectiva demográfica con especial acento en natalidad, envejecimiento y migración, posibilitaría un avance hacia la prosperidad, el progreso económico-social, inclusivo, mitigador de la desigualdad. Siempre en una tarea inacabable en la que “todo importa” y toda intervención conlleva una acción o efecto desencadenante en otra tercera. Hoy damos por buenas respuestas que busquen soluciones integradoras al servicio de personas-planeta y una acción, a la vez, en los ámbitos económico, social, medio ambiental. Siendo esto así, el punto esencial en la cadena de compromisos reside en nosotros mismos en cuanto a actores en nuestras comunidades. Sin embargo, es precisamente este punto débil el que observamos. Una falta de sentido de comunidad que se debilita, día a día, aumentando la desafección con los modelos de gobernanza, con el compromiso solidario con terceros, con una confrontación constante entre partes y agentes, con una búsqueda alternativa hacia el individualismo y ante una creciente “generación de nuevas clases que detectan los modos de reparto y distribución de bienes y riqueza generada”. En este complejo reto, nos formulamos una pregunta: ¿Servirán las ODS y su Agenda 2030 en curso para limitar la brecha existente y suprimir las crecientes barreras entre diferentes grados de prosperidad, tanto si se refiere a países, regiones o personas? Se trata de repensar un objetivo aspiracional superior. ¿Cómo motivar y producir un cambio social positivo capaz de generar un cada vez mejor y mayor
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nivel de bienestar para la sociedad? Un proceso reinventando un verdadero modelo y compromiso de todos los implicados, en transformaciones colaborativas, disruptivas y radicales hacia el desarrollo inclusivo. Estrategia sobre futuribles ODS más allá del 2030.
ANDONI ITURBE
¿NUEVOS TIEMPOS? CULTURA ESCENARIOS DE OPORTUNIDAD DESDE LA MULTILATERALIDAD
VICECONSEJERO DE CULTURA
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n este tiempo de pandemia, me ha parecido conveniente retomar algunas lecturas con el propósito inspirador de procurar comprender la compleja sociedad del siglo XXI. Más aún, en la actual situación y en este marco, tratar de proyectar en qué nuevos escenarios se puede situar la Cultura como factor de desarrollo sostenible para Euskadi. Colocado este primer andamio, me he tomado la licencia de centrarme principalmente en una de las citadas lecturas: La cuarta revolución industrial de Klaus Schwab. De inicio puede sorprender que en un espacio destinado a hablar sobre Cultura, la referencia sea una publicación que versa sobre una nueva Revolución IndustriaI. Pero lo cierto es que en dichos textos se mencionan aspectos que merecen nuestra atención en términos de aprendizaje y nuevos escenarios globales multilaterales. De entre ellos destacaría, la innovación colaborativa, las tecnologías y el talento. La Cultura representa un servicio esencial que en numerosas ocasiones no cuenta con el reconocimiento
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socio-económico que le debiera corresponder. Quizá los vientos no han soplado siempre a su favor. Aún así, Terry Eagleton diría que lo “superfluo” no necesariamente carece de valor. Su espacio, de una manera bastante habitual, se ha movido en los márgenes de la estrategia general, cuando en realidad es un sector que debiera estar situado en el centro de las políticas más globales como factor de progreso, empoderamiento individual, colectivo y territorial. En esta línea, si analizamos detenidamente sus aportaciones y nos situamos en ese espacio de interconexión colaborativo, llegamos a la conclusión de que la Cultura complementa y enriquece la oferta del sistema educativo, incide en el empleo y en la economía, es un pilar en la atracción del turismo y convive estrechamente con el medio natural, constituye un espacio ideal para la innovación social y la promoción del talento creativo, aporta su granito de arena en el ámbito de la salud y el bienestar de las personas y, por supuesto, en el disfrute, en el aprendizaje y en el encuentro social. En este marco, no podemos pasar página sin reconocer el papel de la Cultura en una vertiente tan relevante como la cohesión social y el empoderamiento colectivo.
Las tecnologías, que han aportado múltiples beneficios a la sociedad, también han habilitado la construción de nuevas formas de pertenencia a la comunidad, emergiendo con fuerza la figura del Yo frente al Nosotros. Este hecho, que puede parecer menor, en absoluto lo es. La Cultura desempeña un rol destacable en el binomio empoderamiento individual-colectivo, en la medida en que dispone de competencias para facilitar la generación de sentimiento de comunidad y sentido de pertenencia, aspectos nucleares en la incipiente sociedad del Yo. Como apunta Eric Hobsbawm, disfrutar del arte no es una experiencia puramente privada, sino social. Todo ello, nos lleva a la conclusión de que la Cultura está llamada a ocupar esa posición de centralidad en el seno de las políticas globales y por extensión en nuestra sociedad, en la medida que genera valor público y atesora un evidente poder de transformación positivo. En un mundo cada vez más líquido, donde los límites son borrosos, las situaciones son cambiantes y se impone la inmediatez, las barreras del conocimiento específico se han derribado y se han abierto las puertas a la interconexión de disciplinas que persiguen un objetivo común. En este sentido, no podemos prescindir de la necesaria cooperación entre diferentes campos del saber y del hacer. La multilateralidad ha venido para quedarse y por ello, es necesario crear espacios de cooperación efectiva, donde se compartan contenidos, experiencias y por ende sabiduría. Fruto de ello, se deben generar nuevos valores, nuevas oportunidades y nuevas propuestas. La realidad descrita nos situa ante nuevos escenarios complejos e inestables pero a su vez plenos de oportunidades, donde la fertilización cruzada, la cooperación estratégica, las nuevas tecnologías, el talento y la creatividad se presentan como claves en el siglo XXI. ¿Y la Cultura? Según Schwab, la cuarta revolución industrial nos obliga a pensar en cómo los mundos offline y online trabajan juntos en la práctica. Ya en los años 90 del siglo XX,
el sociólogo Manuel Castells , concluía que el mundo era cada vez más plano y puntiagudo. La Cultura también debe integrarse en esa dinámica, si no lo está haciendo ya, sobre todo teniendo presente que instrumentos como la digitalización constituyen una oportunidad para el desarrollo y la socialización de contenidos y no un fin en sí mismos. Pero además, la Cultura, cuenta con valores que la hacen única: la magia de la vivencia, la autenticidad y la significación. Asimismo, el profesor Schwab afirma que el talento se presenta como uno de los aspectos principales en la nueva competitividad. Compartiendo el presupuesto, el talento y añadiría la creatividad, son clave de bóveda en la Cultura. Posiblemente, en la medida en que ambos son valores intrínsecos de la Cultura, no han sido tradicionalmente considerados como un activo propiamente dicho. Quizá esto también sea cultural. Ahora que desde otras disciplinas se reivindican el talento y la creatividad como elementos impulsores para la competividad en un escenario, plano y puntiagudo, se abre una ventana en ese contexto de fertilización cruzada y cooperación estratégica. Llegados a este punto, podemos afirmar que la Cultura en su sentido más amplio y con criterios de cooperación multilateral, representa una oportunidad de desarrollo para Euskadi, al contar con valores únicos y significativos que debemos gestionar con inteligencia estratégica y emocional. Nos enfrentamos a un escenario global complejo, lleno de retos, con realidades cambiantes y altas dosis de competitividad, pero al mismo tiempo cautivador. En este caminar, no debemos obviar la importancia de ámbitos como la sostenibilidad y la fiscalidad colaborativa. Representan espacios relevantes para la competitividad del Territorio, que a su vez, deben llevar aparejados una correcta selección de prioridades. Los recursos son finitos y las demandas amplias, quizá este aspecto requiera de un equilibrio responsable más allá de la coyuntura del momento. Los nuevos tiempos deben ser abordados también desde la Cultura, sin complejos, con madurez suficiente y luces largas.
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ALBERTO URRETXO
LA NECESIDAD DEL SABER TROMBÓN SOLISTA BOS DIRECTOR Y COORDINADOR DE SOINUAREN BIDAIA Y EUSKADI BRASS
“
No debemos pensar solo en el mundo que dejamos a nuestros niños, sino en los niños que dejamos a nuestro mundo.”
La pandemia que padecemos, ha acelerado y evidenciado más aún si cabe, una crisis que ya estábamos viviendo hace tiempo las personas que nos dedicamos a diferentes disciplinas artísticas. Se habla de cultura, pero ¿qué es cultura? Salir a un balcón a tocar una canción con un instrumento o a cantar, no es cultura, es entretenimiento. Aprender la cultura requiere una constante preparación y disposición, vistas como necesidad. Hace falta vivir en un contexto propicio para crear hábitos culturales sanos, porque de la calidad de la cultura que nos rodea va a depender la calidad de nuestra mente. Los gestores nos pueden ayudar a crear esta necesidad cultural en la sociedad, dejando de programar por inercia y/o por negocio. Los artistas tenemos que ser útiles y cercanos, creando una comunidad en la que nuestros jóvenes y sus familias puedan encontrar un lugar de desarrollo y esto tiene que empezar desde la
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educación infantil. La educación es una experiencia social, en la que desde la niñez la persona se va conociendo, enriqueciendo en las relaciones con los demás. De aquí la importancia de (re)introducir materias como música en el currículo escolar. Desde mi experiencia como músico profesional, profesor y creador, puedo certificar que la cultura no está considerada un bien necesario en nuestro entorno. Funcionamos por impulsos, sin un objetivo a largo plazo. Las personas nos movemos por emociones, la sociedad se mueve a través de ellas, solo tenemos que ver los debates políticos y la programación de los principales medios de comunicación. Vivimos en una constante crispación. Vivimos a gran velocidad, la tecnología evoluciona con mucha rapidez, pero ¿cómo evoluciona? ¿Nos hace libres o nos hace presos de la superficialidad? Las consecuencias de esta vorágine de información y el cómo se gestionan los recursos e inversión en la educación de los jóvenes, crea la necesidad de reflexionar sobre los valores que tenemos que potenciar e inculcar en nuestro entorno. La ralentización y el parón para muchas actividades culturales, trae una reflexión y hace falta
buscar puntos de encuentro entre los diferentes proyectos culturales que tenemos, desde proyectos más grandes como museos, teatros, orquestas, ikastolas, conservatorios, bandas, bibliotecas hasta los más pequeños, poniendo en valor, cuidando y apreciando a nuestros creadores, artistas y estudiantes, haciéndoles partícipes. Por ejemplo, en el mundo de la música, hay muchísimo talento desaprovechado en nuestro entorno, desperdigado por el mundo que podría aportar su talento a nuestra sociedad. Por otro lado, y en más de un caso, se sobrevaloran a otros por ignorancia o intereses que existen en algunas personas dedicadas a esta industria. Todo esto, crea desconfianza. Podríamos tener mejores resultados, pero hay que cambiar la manera de hacer las cosas. Insisto en la idea de elaborar proyectos que converjan hacia un mayor entendimiento, hacia un mayor sentido de la responsabilidad y hacia una mayor solidaridad. Hay que crear puentes entre los diferentes proyectos que ya existen dentro de las diferentes disciplinas artísticas para orientar la inversión sociocultural creando pequeñas comunidades, tal y como se hace en el deporte, involucrando a pequeños y a mayores, creando afición. Un buen ejemplo son las bandas de música de Galicia o de Valencia en las que, en la mayoría de ellas, todo un pueblo está involucrado de alguna manera en mantener y desarrollar su agrupación. Han conseguido reunir en sus bandas personas de diferentes generaciones, desde niñas y niños hasta sus abuelas y abuelos, profesionales, conviven juntos, hacen música, crean un entorno cultural, una comunidad y una afición. Para ello cuentan con ayudas económicas que les apoyan en su afán de cuidar valores y que les ha dado unos resultados enormes en los últimos años, no solo creando profesionales de nivel con una buena preparación de base, sino una educación de trabajo en grupo con objetivos claros, preparando
programas variados para ofrecer conciertos a la ciudadanía. Hay que reconocer que en Bilbo, se han dado pasos con diferentes ayudas y propuestas que han facilitado el acceso a lugares emblemáticos como la Filarmónica para disfrutar de artistas y músicos locales. Una iniciativa que da sentido a todo lo que expongo y que espero se mantenga en el futuro, cuando superemos esta pandemia. De la misma manera, es una realidad que en Euskadi se han impulsado ayudas para mantener la actividad cultural durante la pandemia, que las instituciones ayudan con partidas presupuestarias en el mantenimiento de proyectos culturales y que gracias a esa inversión sociocultural podemos disfrutar del arte, de la música, la danza y teatro entre otras cosas, y es de agradecer para el crecimiento de nuestro pueblo, pero no es suficiente si no generamos necesidad y compromiso desde todas las personas que tienen la responsabilidad en la gestión de recursos. La pandemia nos ha demostrado lo frágiles que somos. Cuesta mucho tiempo y esfuerzo construir y muy poco destruir. Realmente, ¿qué solidez tenía nuestro sector? Pues desgraciadamente, muy deficiente. Esta experiencia que estamos viviendo nos enseña que: sin conocimiento, poco avanzaremos y poco evolucionaremos. Una crisis trae una reflexión, es una buena oportunidad para la creatividad, una buena oportunidad para encontrar puntos en común y trabajar en conjunto, fijando unos objetivos claros, razonables, accesibles para todos y sobre todo que nuestra Euskadi del siglo XXI sea un ejemplo del buen hacer. Hemos demostrado que somos un pueblo luchador y trabajador, y no se puede perder este carácter. Capacidad de trabajo hay, talento hay, ganas hay, solo necesitamos unificar y aunar ideas, proyectos y objetivos. Merece la pena esforzarse, cuidarnos, valorarnos y ayudarnos. Hay que atender a lo irreal del futuro, a las expectativas. No con palabras, sino con hechos. Yo estoy en ello.
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TOTI MARTÍNEZ DE LEZEA
REFLEXIONES EN TIEMPOS DE PANDEMIA ESCRITORA
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e preguntan cómo llevo esta situación, que nos obliga a permanecer aislados más de lo que quisiéramos, y la respuesta es siempre la misma: bien. Pienso en mi bisabuela María que, siendo viuda, sacó adelante a sus seis hijos e hijas, y que yo conocí. Vivió la tercera guerra carlista, la I Guerra Mundial, el alzamiento de Primo de Rivera, la II República, la guerra civil, la II Guerra Mundial. También vivió, sin los avances médicos y sociales actuales, las pandemias de finales del siglo XIX y las del XX: tisis, tifus, gripes, fiebres tifoideas, sarampión, varicela, parálisis, hambre..., se cuentan por decenas. Y no fue la única que hizo frente a tanta desgracia. No estaríamos aquí si las generaciones anteriores no hubieran resistido ante las plagas que una y otra vez se han repetido a lo largo de la historia de la humanidad. Personalmente, un rincón, un ordenador y música que me acompañe mientras escribo es todo lo que necesito para imaginar las historias que quiero, pero es también
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cierto que me ha ocurrido algo curioso: no tengo prisa. Durante estos meses apenas he escrito algo, “mañana, mañana...”. Total, no sabemos cuándo saldremos de esta, y tampoco hay presentaciones, charlas, ferias de libros, así que ninguna prisa por acabar una novela o preparar una conferencia. Sin embargo no he perdido el tiempo. He visto óperas enteras, de las de tres horas, y películas antiguas y modernas, y he visitado virtualmente museos, palacios, ruinas, paisajes. Y he leído. Muchas pequeñas librerías se han visto obligadas a cerrar, así que tengo que trasladarme a Bilbao si quiero visitar alguna todavía abierta, aunque en dichas ocasiones no puedo entretenerme en un volumen, leer alguna página, compararlo con otros. Me deprime la visión de los pocos lectores o clientes que se mueven por el local y cuyos rostros no distingo; no escucho voces ni comentarios, no puedo entablar una conversación y solo se me ocurre pensar que vivo en un mundo de zombis, que yo misma soy una zombi. Pero en casa tenemos una muy bien surtida biblioteca, por lo que he echado mano a libros que no había leído en años, incluidos algunos míos y, sorpresa, he descubierto que ahora escribo mejor, bastante mejor por cierto, y he aprovechado
para reescribirlos, algo que no habría hecho en otras circunstancias por falta de tiempo. No obstante, soy optimista por naturaleza y creo firmemente que este aislamiento obligado alguna cosa buena traerá a quienes nos dedicamos a la aventura de la creación. Nunca como ahora he mantenido tantos contactos con otros escritores, músicos, cantantes, actores, escultores y pintores, vascos en su mayoría, a través de e-mail, teléfono, redes o charlas online, algo que nuestros padres y abuelos no pudieron ni soñar. Compruebo que todos ellos/ellas están activos: componen, graban discos, pintan, esculpen, tienen proyectos, y me alegra, pues son parte esencial de nuestra cultura. Sin su trabajo tendríamos menos para legar a nuestros descendientes, que no sabrían cómo vivimos en la actualidad, quiénes somos, en qué pensamos o creemos, de nuestros miedos y esperanzas. Lo cual me lleva a recapacitar acerca de la inestable vida de los creadores, siempre dependientes de las modas de cada momento, sin sueldo fijo; a la espera de que este o aquel empresario de las artes y las letras decida exponer su cuadro, hacer su película, grabar su disco o publicar su libro. Pendientes también de que los responsables culturales los contraten para dar conferencias o conciertos, y de que los medios de comunicación les hagan un pequeño hueco en sus páginas culturales y de sociedad, entre noticias de bodas y divorcios, escándalos, premios dados a dedo y demás parafernalias, un cliché que en poco o nada se parece a la vida real de los ciudadanos de a pie y, mucho menos, a la de artistas y escritores que tanto ahora como en el pasado hicieron y hacen un acto de fe y dedican sus esfuerzos a trabajos que, quizás, nunca se conozcan. La cultura es la hermana pobre de una sociedad más preocupada por el dinero, la fama, el beneficio sea cual sea. Se olvida que “cultura” es una
palabra latina referente al cultivo de la tierra, transformada mucho después en lo que ahora conocemos por cultivo de las mentes y mantenimiento de formas de expresión, tradiciones y creencias de los pueblos. Esta pandemia que ahora padecemos dejará su rastro, pero no impedirá que los creadores continúen su labor, como tampoco impidió que Dante lo hiciera durante la peste bubónica, Leonardo trabajara durante la epidemia de la viruela, Beethoven compusiera en épocas de tifus, Proust escribiera durante la llamada “gripe española”, o que Freddie Mercury cantara infectado por el VIH. Estos son tan solo unos pocos ejemplos de los muchos que existen, y existirán, pues quien crea se nutre de lo que vive y lo plasma. Aquí, en casa, nuestros músicos, cantantes, actores, actrices, escritores y escritoras siguen en la brecha, lo sé. Las editoriales no han parado, y este año aparecerán interesantes títulos de autores conocidos o por conocer; la BOS y la OSE continúan, los cantantes y los grupos también; los teatros están abiertos y se programan nuevas obras en breve, y el cine vasco se encuentra en su mejor momento. Cierto que, en ocasiones, nos vemos obligados a pedir libros y discos por Internet, a ver conciertos y películas vía online, y que cuando tenemos oportunidad de asistir a una representación musical o teatral, a una charla, nos separan dos butacas y no nos vemos las caras. También es cierto que nuestras citas culturales más importantes, como Durangoko Azoka, la programación de óperas y grandes conciertos de todo tipo, incluso los grandes festejos, están a la espera de que el semáforo se ponga en verde. Pero todo pasará, siempre pasa.
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IZASKUN LANDAIDA
LA PANDEMIA Y SUS EFECTOS EN LA IGUALDAD DE MUJERES Y HOMBRES
DIRECTORA DE EMAKUNDE-INSTITUTO VASCO DE LA MUJER
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ara analizar lo ocurrido en nuestra sociedad desde el inicio de la pandemia generada por la Covid-19 y su incidencia en la igualdad de mujeres y hombres, es necesario partir de una premisa: Ninguna crisis afecta de igual manera a todas las personas. Siempre tienen un impacto negativo más significativo en aquellas personas que presentaban ya antes una situación de mayor vulnerabilidad: personas con trabajos precarios o sin empleo, personas sin hogar, personas con discapacidad o enfermedades crónicas, personas mayores, migradas, etc. Las crisis, la pandemia, tienen el poder de visibilizar nítidamente y magnificar las desigualdades preexistentes. Así mismo, la desigualdad de mujeres y hombres que persiste en nuestra sociedad explica que, dentro de estos grupos, las mujeres y las niñas estén más expuestas a esta crisis en términos de discriminación, violencia y vulneración de derechos. La pandemia de la Covid-19 ha impactado de manera diferente en mujeres y hombres, no sólo en términos de prevalencia de la enfermedad, sino en clave de consecuencias en el bienestar emocional, en las relaciones familiares, en la asunción de los cuidados, en el empleo, en los niveles de exclusión social, etc.
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Conscientes de esta realidad desde Emakunde publicamos el estudio “La igualdad en época de pandemia. El impacto de la Covid-19 desde la perspectiva de género”, disponible en nuestra página web, cuyo objetivo es ofrecer a los distintos agentes socioeconómicos algunas claves que ayuden a comprender mejor cómo y por qué la pandemia de la Covid-19 impacta de manera diferente en mujeres y hombres, así como ofrecer recomendaciones para adecuar las respuestas considerando la perspectiva de género y minimizar así las consecuencias negativas. Si algo nos ha dejado ver con claridad esta pandemia ha sido la importancia de los cuidados para el sostenimiento de la vida y, junto a ello, nos ha permitido ratificar que se trata de labores invisibilizadas, feminizadas y no suficientemente valoradas ni repartidas en nuestra sociedad. Hemos visto, por ejemplo, cómo con la llegada de la pandemia, las responsabilidades de trabajo doméstico y de cuidado en los hogares han aumentado. A las dificultades habituales de conciliación y la falta de corresponsabilidad se sumaron el cierre de los centros educativos, la interrupción temporal o modificación de algunos servicios de atención a personas mayores o con discapacidad, o la suspensión de servicios que facilitan la conciliación como actividades extraescolares o deportivas entre otras. Esta situación ha supuesto una “refamiliarización” de los cuidados, una vuelta a la
asunción por parte de las familias de tareas cuidado que eran apoyadas desde otros ámbitos, que ha tenido un impacto importante en la vida de mujeres y hombres, pero, fruto de la desigual distribución de las tareas de cuidados en el ámbito del hogar preexistente, ha afectado, sobre todo, a las mujeres. El rol tradicional de cuidadoras que se asigna a las mujeres, las ha ubicado en un lugar de mayor responsabilidad en la respuesta a la crisis en el ámbito familiar, con consecuencias en su carga emocional y de estrés. En cuanto al mercado laboral, y sin dejar de hablar del cuidado, hay que tener presente que entre los sectores considerados esenciales para la salud y el sostenimiento de la vida están buena parte de las actividades laborales asociadas a los cuidados que mayoritariamente ocupan a mujeres: actividades vinculadas con la atención sanitaria, las farmacias, la asistencia en establecimientos residenciales, la ayuda a domicilio, los servicios de limpieza, el comercio al por menor de productos alimenticios, etc. Las cifras indican nuevamente que son las mujeres las que principalmente han asumido gran parte de las tareas para afrontar la pandemia, no solo desde los hogares, también desde los puestos de trabajo vinculados más directamente con el ámbito sanitario y socio-sanitario. No hay que olvidar, además, que muchos de estos puestos de trabajo, ya antes de la llegada de la Covid-19, eran casi invisibles, gozaban de bajo prestigio social y se desarrollaban en muchos casos en condiciones precarizadas (salarios bajos, sobrecarga, temporalidad…). Los datos evidencian que, en este contexto de destrucción de empleo, las mujeres parten de una situación de desigualdad. Tenemos que tener en cuenta, por otro lado, que vivimos en una sociedad en la que persiste la violencia contra las mujeres, la expresión más brutal de la desigualdad. En este sentido, las medidas de prevención de la Covid-19 han obligado a las víctimas que convivían con los agresores a pasar largos periodos de tiempo con posibilidades más restringidas de salir de sus hogares o de buscar ayuda social o institucional. Es cierto que las estadísticas muestran que en el tiempo de confinamiento descendieron las denuncias. Pero hay que hacer una lectura en el contexto de la pandemia. La evidencia de crisis anteriores muestra que cuando
el estrés social aumenta, también lo hacen los casos de violencia contra las mujeres, por eso no cabe asociar necesariamente el descenso del número de las denuncias con una disminución de las situaciones de violencia, sino con un aumento de la invisibilidad de las mismas y, probablemente, con un cambio en las estrategias de protección elegidas por las mujeres. Garantizar el funcionamiento de los recursos de atención para casos de violencia machista contra las mujeres y el acceso a dichos recursos de todas las víctimas ha sido la gran prioridad de las instituciones vascas que han tenido que adaptase para responder en este contexto inédito, lo cual ha sido posible gracias a unas estructuras y una labor de coordinación previamente consolidadas. Por otro lado, no debemos olvidar que la crisis ha afectado con especial virulencia a las mujeres que presentaban mayores niveles de vulnerabilidad y riesgo de exclusión previamente: las mujeres con discapacidad, las mujeres con enfermedad mental, las mujeres mayores, las mujeres migradas, las mujeres sin hogar, las mujeres en contextos de prostitución, las víctimas supervivientes de violencia, las mujeres al frente de hogares monoparentales, las empleadas en la economía sumergida… Las situaciones expuestas evidencian la necesidad de incorporar la perspectiva de género en la respuesta ante esta crisis sanitaria global de graves consecuencias sociales y económicas e impactos diferentes en mujeres y hombres. Así lo han manifestado, entre otros desde, Naciones Unidas, la Unión Europea o la Organización Internacional del Trabajo. Nos interpelan a que tengamos en cuenta las diferentes necesidades además de las diferentes situaciones de partida de mujeres y hombres. Porque, sin duda, la incorporación de esa mirada de género marcará en gran medida el modo en el que salgamos de esta crisis. Las crisis tienen graves consecuencias, que se lo pregunten a las personas más directamente afectadas o a quienes tienen que gestionarlas, pero pueden ser también momentos para la reinvención y la transformación. La incorporación de la perspectiva de género en este contexto es, sin duda, una oportunidad real para la innovación en la respuesta ante desafíos estructurales. ¿Nos atrevemos a innovar?
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MARÍA SILVESTRE
ALTERNATIVAS DE FUTURO MÁS ALLÁ DE LAS VIEJAS DICOTOMÍAS
DIRECTORA DEL DEUSTOBARÓMETRO. UNIVERSIDAD DE DEUSTO
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na de las cuestiones que deberíamos empezar a cuestionar o incluso a desterrar es el falso dilema libertad vs igualdad. Durante años autores liberales y neoliberales han intentado confrontar ambos principios como si fueran incompatibles, como si la opción por uno de ellos negara el otro. Dahrendorf (2007), por ejemplo, negaba el principio de igualdad propio de los países escandinavos porque entendía que implicaba uniformidad, falta de creatividad y servilismo. En los estudios de valores una pregunta era el posicionamiento y elección entre ambos valores: la apuesta por la libertad, en términos de libertad personal, suponía la elección de los postulados del liberalismo político y económico, la afirmación del esfuerzo individual, de la meritocracia y el emprendimiento. Por su parte, la apuesta por la igualdad, implicaba la apuesta por una mayor presencia del sector público, por el principio de universalidad y de justicia social. En los últimos años, parecía que la libertad se imponía a la igualdad, sin embargo, la apuesta por un Estado de bienestar
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regido por el principio de universalidad sigue prevaleciendo ante cualquier otra forma de organización política. Es lo que bautizamos en su momento como “individualismo placentero protegido” (Elzo, 2010; Silvestre, 2014). Otras dos dicotomías heredadas de las tradiciones clásicas de pensamiento que debemos desdibujar son la distinción entre ámbito doméstico y ámbito público y la diferenciación entre personas autónomas o dependientes. Si somos capaces de de-construir estas tres dicotomías heredadas –que conforman y articulan nuestro pensamiento, percepción y aprehensión de la realidad social– quizá empecemos a ser capaces de definir nuevos escenarios que sepan responder de manera más acertada a los retos que nos plantea el futuro y los aprendizajes que nos deja esta pandemia sanitaria. Cuestionamiento dicotomía 1. Libertad vs. Igualdad. No es cierto que debamos optar entre libertad e igualdad, puesto que es muy difícil ejercer el principio de libertad desde la desigualdad social, económica y política. Situaciones estructurales de desigualdad limitan, por sí mismas, el ejercicio de la libertad. Pongamos un ejemplo derivado de la pandemia: desde una perspectiva internacional los diferentes estados –y por ende los ciudadanos y ciudadanas– tenemos diferentes
oportunidades de acceso a las vacunas, ese condicionamiento desigual limita, es obvio, nuestra libertad individual. De la misma manera que, la libertad individual derivada de la capacidad económica, lo que fomenta es el incremento de la desigualdad. Cuestionamiento dicotomía 2. Autonomía vs. Dependencia. Los seres humanos somos interdependientes (Tobío et al. 2019). No es cierto que pasemos de estados de autonomía a estados de dependencia. Como seres sociales, necesitamos de la interrelación con los demás, del intercambio de cariño y de cuidado. Este es uno de los grandes aprendizajes de la pandemia: nos necesitamos mutuamente para poder vivir una vida digna de ser vivida. Si somos seres interdependientes que necesitan de cuidado mutuo y constante, la consiguiente conclusión es que el cuidado es un bien necesario y valioso que debiera situarse en el centro de la vida, de la economía y, sobre todo de la política (Tronto, 2013). Otro de los grandes aprendizajes de la pandemia ha sido, precisamente, la revelación de que hay profesiones y actividades que son esenciales para el mantenimiento de la vida. Se trata de ámbitos claramente feminizados que carecen (o carecían) del reconocimiento social y que siguen sin tener el reconocimiento económico que correspondería a su esencialidad. Para conseguir otorgar el reconocimiento necesario a las cuestiones esenciales de nuestro modelo social, resulta imperativo desmontar la tercera dicotomía. Cuestionamiento dicotomía 3. Ámbito doméstico vs. Ámbito público. Autoras como Carol Pateman (1991), Sheila Benhabib (2004) o Joan Tronto (2013) llevan años abogando por redefinir el espacio doméstico para otorgarle historicidad y para que forme parte de la dimensión pública a través de la redefinición de la democracia –y también del mercado–. La distinción entre lo privado y lo público ayuda a perpetuar la división sexual del trabajo y posiciona a las mujeres en tareas de escaso reconocimiento social y económico, afianzando las desigualdades de género que, de ese modo, adquieren un carácter estructural difícil de revertir, cuya alteración necesita del cambio de las bases del
sistema que lo sostienen y de la cultura que lo legitima. La pandemia sanitaria provocada por el Covid-19 ha tenido un claro impacto de género que se ha observado en un mayor impacto en la tasa de desempleo, en la precariedad y en la vulnerabilidad de las mujeres. También se ha observado en el incremento del trabajo reproductivo, sobre todo en los momentos de completo confinamiento, que ha implicado serias dificultades para conciliar la vida personal, familiar y laboral. Son varios los aprendizajes derivados de la actual crisis que debieran interpelarnos a la hora de construir nuevos marcos de convivencia: debemos generar un crecimiento económico sostenible y garantizar ciertos niveles de abastecimiento local en un mundo global; debemos revalorizar social y económicamente aquellas actividades y profesiones esenciales; debemos apostar por el mantenimiento de la vida desde la corresponsabilidad del cuidado con la participación de un importante sector público. Todos estos aprendizajes podrán empezar a aplicarse cuando nos desprendamos de las dicotomías que establecen falsos espacios y determinan posiciones de desigualdad. Para eso, necesitamos redefinir de manera justa y equitativa el nuevo espacio público. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Benhabib, Seyla (2004). The Rights of Others, Cambridge University Press. Carrasco, Cristina. Dahrendorf, Ralph (2007). “La solución es más trabajo”, núm. 179 el 3 de marzo de 2007, suplemento cultural del diario Clarín (Argentina). Reproducido en el semanario Peripecias Nº 46 el 2 de mayo de 2007. Elzo, Javier y Silvestre, María (coord.) (2010). Un individualismo placentero y protegido cuarta encuesta europea de valores en su aplicación a España, Bilbao: Universidad de Deusto. Pateman, Carole (1991). “Feminismo y democracia”, Debate Feminista, año 1, vol. 1. Silvestre, María (2014) De un individualismo placentero y protegido a un individualismo no placentero y desprotegido. VII Informe FOESSA, Documento de trabajo 6.3. Tobío, C., Agulló-Tomás, M.S., Gómez, M.V. y MartínPalomo, M.T. (2010). El cuidado de las personas. Un reto para el siglo XXI. Colección de Estudios Sociales, nº 28. Fundación Obra Social La Caixa: Barcelona. Tronto, Joan (2013). Caring Democracy: Markets, Equality, and Justice, NYU Press.
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ALMUDENA EIZAGUIRRE
LIBERTAD PARA TRANSITAR POR UN CAMINO SIN BACHES HACIA LA IGUALDAD DE GÉNERO
DIRECTORA GENERAL DE DEUSTO BUSINESS SCHOOL
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055 puede ser un año de celebración para las mujeres. Es la fecha en la que distintas entidades enfocadas al estudio de la brecha de género estiman que, de seguir los avances como hasta ahora, se alcanzará una paridad real. Mientras tanto, la desigualdad que afecta a la mitad de la sociedad, es decir, a las mujeres, seguirá suponiendo una pérdida de productividad. La cuenta es fácil: el 51,4% de la población en edad de trabajar que son mujeres solo contribuye a un 41,5% del PIB. Alcanzar la paridad en 2055 es, pese a lo que pudiera parecer, una de las visiones menos pesimistas. Algunos organismos, como el World Economic Forum, alertan de que ninguna de las personas que nos encontramos en edad laboral, ni muchas personas de las siguientes generaciones, llegaremos a ser testigos de la ansiada igualdad, porque ésta tardará en llegar algo menos de un siglo. Tanto si se trata de motivos puramente economicistas como de justicia social, la sociedad debe ser consciente de la pérdida de talento
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que produce la desigualdad de género y debería encontrar un atajo en el camino. De lo contrario, seguiremos perdiendo buenas oportunidades de construir una sociedad más inclusiva, justa y equilibrada. Y en medio de este panorama que nuestra sociedad arrastra desde tiempo inmemorial, la situación generada por el Covid-19 no ha hecho sino añadir nuevas variables que han sembrado con más dificultades el camino del progreso hacia la igualdad. El teletrabajo derivado de la pandemia ha puesto de manifiesto que, como en las empresas, tampoco en los hogares se vive una igualdad real ya que, por lo general, la obligada conciliación ha vuelto a recaer en su mayor parte sobre los hombros de las mujeres. Así, la pandemia ha tenido un doble efecto sobre el género femenino y ha frenado los avances en la lucha en pro de la igualdad laboral entre hombres y mujeres. En su análisis de las repercusiones económicas de los confinamientos el FMI alertaba a finales del pasado año de que estas han tenido un efecto que califica de desproporcionado sobre las mujeres. Además de las tareas de índole laboral, es muy habitual que se hagan cargo de las derivadas de su rol de cuidadoras principales en las familias.
Pese a este panorama, sería injusto no reconocer lo mucho que se ha avanzado en los últimos años. Un avance logrado en gran parte debido a las medidas concretas que en muchos países se han autoimpuesto para no dejar atrás a una parte de su sociedad. Las cuotas de igualdad han demostrado ser eficaces ante una situación derivada en parte del contexto cultural histórico pero en cuya cuota de responsabilidad también se encuentra la de las propias mujeres. Hoy todos conocemos casos de mujeres al frente de grandes empresas, pero para avanzar de forma que no sean la excepción, tenemos que apoyarnos entre nosotras y, sobre todo, animarnos a dar un paso adelante. El techo de cristal sigue siendo una terrible realidad para la mayor parte de las mujeres quienes, por más que se esfuercen, encuentran muchos más baches que los hombres en su carrera profesional. Debe ser un compromiso apoyar a la mujer que esté al frente de una compañía y juzgar su trabajo igual que lo haríamos con el de un hombre. Por esa razón creo que en estos momentos el establecimiento de cuotas para facilitar la llegada de mujeres a más puestos debe ser una realidad. Nada sería tan estimulante como la constatación de que en un futuro próximo sean ya innecesarias. En entornos de incertidumbre está demostrado que es importante sumar las inteligencias de todos, porque cada persona tiene información de parte del problema y de parte de la solución. Quiero aprovechar para animar a las mujeres a seguir formándose y, sobre todo, a dar un paso adelante cuando se les presenten oportunidades para asumir puestos de dirección. La mujer directiva está capacitada para hacer que su organización cree valor, pero también suele tener una especial sensibilidad a la hora de cuidar y acompañar a los grupos de interés clave para su negocio. El punto de vista de la mujer es imprescindible. Su estilo de liderazgo también. Las empresas y la sociedad en general necesitan liderazgos empáticos, con capacidad de adaptación a los tiempos tan volátiles que nos están tocando vivir. La diversidad de género es un factor ineludible en las empresas.
El impulso de la igualdad debe llegar desde todas las organizaciones, administraciones y organismos públicos y privados. En este sentido, es importante señalar cómo los principales códigos de buen gobierno del mundo, y también el nuestro, abogan por trabajar para lograr la equidad entre hombres y mujeres. Es el momento de que las mujeres podamos actuar con libertad y sin estar sometidas a los diferentes estereotipos de género. Al tradicional techo de cristal se unen otros, acuñados más recientemente, como el llamado “precipicio de cristal”, que no es sino una suerte de caramelo envenenado que se produce cuando una mujer accede a la dirección de una empresa en la que previamente ya han fracasado varios hombres y la situación es prácticamente irresoluble. Las mujeres tienen -- tenemos-- derecho a la misma libertad que tienen los hombres; a desarrollar nuestra carrera profesional con las mismas trabas que ellos, pero no más y a no ser cuestionadas más que ellos y sobre todo, a que no sea por el simple hecho del género. Y si a los numerosos baches que como hemos visto se han ahondado como resultado de la pandemia del Covid, le sumamos el muy extendido síndrome conocido como de la impostora (muchas directivas con éxito lo atribuyen a un golpe de suerte y no a sus habilidades o a su trabajo), el panorama resulta mucho más ensombrecido. Sin embargo, hay que desechar el pesimismo. Como he comentado previamente, la sociedad ha avanzado enormemente en el camino hacia la igualdad de género. Invito a todas las personas a avanzar hacia una verdadera equiparación y una normalización a la hora de que las mujeres alcancen sus verdaderas metas laborales. Es importante que veamos a las líderes femeninas al frente de empresas y organizaciones de una manera natural, y en ese momento seremos capaces de eliminar de una vez por todas los estereotipos que ponen trabas al desarrollo de las mujeres y al desempeño de su plena libertad.
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GURE GAUZAK
ADOREA, LIDERGOA, AURRENDARITZA, SUSTRAIAK ETA KONPROMISOA, 2020KO SABINO ARANA SARIEI ATXIKITAKO BALIOAK
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urtengoak zenbatuta, 180 pertsonak, elkartek eta erakundek jaso dute Sabino Arana saria 32 edizio hauetan zehar. Gizarteari zerbitzua emateko gaitasunagatik eta harekiko atxikimenduagatik nabarmentzen diren pertsonak, erakundeak eta kolektiboak ditugu horiek guztiak eta, aurten, ondokoak batu dira zerrendara: Remei Sipi idazle eta emakume afrikarren aldeko ekintzailea; José Barreira Euskadin bizi den industrialari galiziarra; Amaia Gorostiza enpresaburu eta Eibar Kirol Elkartearen presidentea; Juan Antonio Urbeltz antropologo eta folklorista; eta Bilboko Mediku Zientzien Akademia.
Covid-19aren izurriteak eragindako osasun-krisiak baldintzaturik, ekitaldiak lekuz aldatu behar izan zuen. Arriaga antzokitik Sabino Arana
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Fundazioaren egoitzara. Hain zuzen ere, egoera hori dela eta, Sabino Arana Fundazioaren presidente Mireia Zarate andreak sarrera-hitzaldian esandako lehen hitzak elkartasun-, hurbiltasuneta, batez ere, itxaropen-mezua zabaltzeko izan ziren, Euskadin, Europan, mundu osoan, pairatzen ari garen pandemia honen ondorio latzenak pairatu dituzten eta pairatzen ari diren pertsona guztientzat. “Bereziki, elkartasuna eta hurbiltasuna adierazi nahi diegu maite izan duten pertsonaren bat galdutako norbanako eta familiei, egunero gaixotasun bihozgabe honen lazkeria pairatzen dutenei. Orobat, adinekoak gomutatu nahi ditugu beren-beregi, horiexek baititugu Covid-19aren ondorioek gehien
zigortutakoak. Adineko pertsona horiek guztiek bizitzaren molde eredugarria eman digute. Den-dena sakrifikatzeko gauza izaten ari dira; izan ere, eurontzat, osasunari eustea pertsona maiteei berriro musuak eta besarkadak eman eta laztanak egiteko aukera emango dien bide bakarra da” nabarmendu zuen Zaratek. Era berean, gure gazteria izan zuen hizpide presidenteak, “gutxiengo berekoi baten gizalegearen aurkako jarreragatik, erdeinatu, estigmatizatu eta seinalatua izan delako. Bidenabar, esan beharra dago euskal gazteriaren gehiengo handiak eta solidarioak gutxi batzuen jokabide hori irmoki gaitzesten eta arbuiatzen dugu. Gaur, Sabino Arana Fundazioaren presidente gisa egin dudan lehen hitzaldi honetan, Euskadiko gazteen alde berba egin eta haien alde jokatu gura dut”. “Horregatik, gazteak gogatu nahi ditut amore eman ez dezaten, etsiak har ez ditzan. Gazte arduratsuak, sutsuak, ekintzaileak eta solidarioak izaten jarraitu behar dugu. Birusa gure bizitza guztiz baldintzatzen ari da; baina pandemia honek ez digu gaztetasuna ostuko, ezta gure etorkizuna kenduko ere. Animo eta aurrera!”, azpimarratu zuen. Era berean, Mireia Zarate saridunez jardun zuen eta euren balioak (adorea, lidergoa, aurrendaritza, sustraiak eta konpromisoa) nabarmendu zituen, bai eta horiei datxezkien idealak ere. Zarateren esanetan, “ekitaldi honetako bi emakume, bi gizon eta erakunde honetan argiro antzeman ditzakegu gaur pairatzen ari garen osasun-, gizarte-, ekonomia- eta sentimendu-krisi hau gainditzeko aukera emango diguten balioak”. Balio horiek berak aitortu zizkion Mireia Zaratek Juan Mª Atutxari, Sabino Arana Fundazioaren aurreko presidenteari, “Fundazioaren gorputz eta arimari”.
REMEI SIPI: CORAJE Tras las palabras de apertura, Mireia Zarate recibió a la primera de las premiadas, la activista e incansable luchadora por la causa de la mujer africana, Remei Sipi. Remei Sipi, quiso compartir el galardón con todas las mujeres africanas y, de manera particular, “las migrantes que con sus esfuerzos cotidianos permiten agrandar los horizontes de nuestras sociedades; y, en general, con todas aquellas mujeres que han caminado y caminan con nosotras ayudando a visibilizar nuestras realidades y conseguir, entre todas, unas sociedades socialmente más justas y equitativas, a la vez que enriquecidas con nuestras aportaciones”. Asimismo, tuvo un especial recuerdo para todas las compañeras que les han acompañado en este camino, pero que ya no están, aunque “siguen estando muy presentes”. “Porque es con la suma de las aportaciones de todas como conseguiremos construir sociedades más justas y solidarias”, concluyó su intervención.
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GURE GAUZAK
JOSÉ BARREIRA: LIDERAZGO A continuación, Zarate recibió a José Barreira, emprendedor por naturaleza, procedente de la pequeña aldea gallega de Atreve y afincado en Euskadi desde hace 40 años. Barreira ha protagonizado una carrera que le ha llevado a liderar, entre otras, iniciativas empresariales vinculadas al transporte, siderurgia, tubos, logística, energías renovables y hostelería. Tras relatar sus inicios en Matiena (Bizkaia), con un pequeño bar, pasando por el mundo de la logística, y más adelante, de nuevo, en la hostelería, Barreira puso de manifiesto que muy pronto vio que “la gente de Euskadi lleva incrustado en su ADN el espíritu del emprendimiento, el trabajo y el sacrificio”. Hablando desde en su dilatada trayectoria profesional, José Barreira se mostró convencido de que “el éxito no cae del cielo, sino que todo éxito es fruto del esfuerzo, del trabajo, de arrebatar, también, en muchas ocasiones, horas a la familia… y de ir ganándote la confianza de tantas y tantas personas con quienes he compartido tareas y negocios”. “Siempre he llevado un reloj en la muñeca, lo llevo para llegar puntual a las citas, pero nunca lo miro para dejar de trabajar. Y todo ello ha merecido la pena por mi familia, por mi padre (Q.E.P.D), por mi madre Avelina, que a sus 97 años sigue viviendo en Atrave, y a quien le comenté lo del premio y me contestó: cómo me gusta que te quieran los vascos”, finalizó su intervención.
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AMAIA GOROSTIZA: CARÁCTER PIONERO La tercera galardonada en recibir el premio fue la empresaria y presidenta de la S.D. Eibar, Amaia Gorostiza, “por su sobresaliente modelo de gestión tanto al frente de la empresa como en el mundo del fútbol, demostrando que la igualdad es posible en ámbitos tan masculinizados como el deportivo y el empresarial”. Con palabras de agradecimiento a sus padres, a su marido y a todas las personas que le acompañan en su camino día a día, Goroztiza consideró el premio “un reconocimiento a los valores y a las relaciones humanas que he tratado de implantar en todos los colectivos a los que he pertenecido y pertenezco”. Para Amaia Gorostiza, la clave del éxito está en saber “rodearse de buenas personas y excelentes profesionales”, algo que es aplicable “en la empresa, en el fútbol y en la vida misma”.También se refirió al tiempo “desconocido, difícil e incierto que nos está tocando vivir”. En este sentido afirmó que “es ahora cuando tenemos que incidir sobre el espíritu de superación, la tenacidad, la ilusión y un matiz de miedo”, porque “sin miedo no hay valentía”, precisó. Para Amaia Gorostiza, “solidaridad, empatía y determinación son parte de los ingredientes que necesitamos en estos momentos para afrontar con entereza la situación en la que estamos inmersos a causa del Covid-19”.
JUAN ANTONIO URBELTZ: ARRAIGO El antropólogo y folklorista Juan Antonio Urbeltz quiso hacer partícipe de su reconocimiento a su mujer Marian Arregi, fallecida en marzo de 2018, quien fue durante su larga convivencia soporte imprescindible en la vida y en el estudio de las danzas tradicionales y su difusión. “El destino que marcó mi interés en el conocimiento de nuestras danzas tradicionales, igual que me llevó al enamoramiento de mi mujer, forman parte de lo que el psicoanalista suizo Carl Gustav Jung denominó Sincronicidad. La Sincronicidad solo acontece cuando ni siquiera es pensable una causa. Mi relación con la danza y –por consiguiente– con mi mujer, tiene un singular comienzo”, precisó. Urbeltz recordó sus orígenes y los de Marian, vinculados a los de otro gran folklorista del siglo XIX, Juan Ignacio Iztueta, y su esposa, María Joaquina Lintzoain. Urbeltz descubrió la figura de Iztueta cuando comenzó a instruirse en el conocimiento de las danzas, y, en 2018, publicó el libro Juan Ignacio de Iztueta y yo. Sincronicidad, Predestinación y Vínculos Acausales. Breve lectura crítica del Gipuzkoako Dantzak. Sabino Arana Fundazioa ha reconocido en esta 32 edición el fecundo trabajo de investigación desarrollado por Juan Antonio Urbeltz y su inestimable compañera Marian Arregi desde los tiempos de la dictadura. Una labor de recuperación del folklore, necesaria para poder revivirlo y transmitirlo a las futuras generaciones.
ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS DE BILBAO: COMPROMISO Y finalmente, en la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, que en 2020 cumplió 125 años, Sabino Arana Fundazioa ha reconocido sus extraordinarios esfuerzos en mejorar la capacitación de nuestros profesionales sanitarios y en asesorar a las instituciones para hacer efectiva a toda la población el derecho a la salud. Recogieron el premio su presidente, Ricardo Franco, acompañado de dos expresidentes de la Academia, Juan Ignacio Goiria y Juan José Zarranz. Ante la situación actual de pandemia, Ricardo Franco destacó que desde que tuvimos conocimiento de lo que estaba ocurriendo en China hace poco más de doce meses “el sistema sanitario se ha visto ante el mayor reto asistencial de las últimas décadas, algo que nos está permitiendo obtener valiosas y dolorosas lecciones para perfeccionar nuestro sistema de salud y responder de una manera más eficaz y eficiente ante episodios que puedan darse en el futuro”. Aprovechó, asimismo, para reivindicar “el enorme trabajo que el conjunto de los profesionales sanitarios de Euskadi han realizado y están realizando para hacer frente a esta pandemia”. E hizo extensible el reconocimiento “para todos ellos y ellas, los y las presentes y, desgraciadamente, los y las convalecientes y ausentes”. Y, finalmente, destacó la labor de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao como “vínculo de relación para sociedades científicas y asociaciones del ámbito sanitario con fines semejantes”.
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DISFRUTEMOS DE LO BELLO Hemos asumido desde tiempo inmemorial que la cultura es lo que hace a los seres humanos frente a la ley de la selva cuyo único credo es la supervivencia. Pero la cultura, en sus múltiples formas de expresión y representación, no puede ser algo residual que se margine con el argumento falaz de las urgencias inmediatas. Es tan esencial para la vida y la convivencia como nuestro tejido económico, sanitario o educativo, porque tiene una trazabilidad transversal que alimenta a estos y los dota de alma, sensibilidad y placer espiritual. A lo largo de las más de cien páginas de este número de HERMES se han diseccionado todas las áreas que se han visto afectadas por esta crisis sanitaria que estamos viviendo. En cada una de ellas ha habido efectos adversos y propuestas de solución por parte de los especialistas en cada campo. Me ha llamado especialmente la atención el lamento de los creativos. El espíritu de desamparo que proyectan en sus reflexiones. La desazón de ser el último eslabón en el ranking de las urgencias. Estos bohemios de la vida, de salario variable y trabajo permanente en el mundo de la creatividad, han sido precisamente los que han llenado OLGA SÁEZ OCÁRIZ nuestras horas, nuestros días y nuestros meses de encierro. Sus aportaciones desinteresadas y su ingenio para llegar a los hogares nos han confortado en espíritu. Son el mundo de la cultura, de la escritura, de la música, de la danza, del teatro… son la punta de lanza que nos diferencia y nos enriquece.
APUNTE DE LA DIRECTORA
Respeto y aprecio todo el conocimiento y dedicación de todos los especialistas, pero los creativos son mi debilidad, posiblemente porque son los más débiles en esta jungla civilizada. No hay valores sociales sin cultura. Ahora que se ha puesto de moda, más que nunca, el concepto de solidaridad, lo debemos grabar en nuestro gen identitario. No olvidemos que la historia de la humanidad se ha escrito narrando guerras, conquistas geográficas, movimientos culturales y avances intelectuales. Estos últimos son lo que han servido para catapultar la evolución de las civilizaciones. Las guerras se han repetido con resultado similar. Siempre unos contra otros. No suman. Creo que es hora de promocionar y valorar lo importante sin desatender lo urgente. Lo urgente son nuestras necesidades físicas, individuales y colectivas, pero lo importante somos nosotros, nuestro aprendizaje y emprendizaje, nuestro espíritu rebelde y nuestra capacidad de empatizar y sumar con los valores creativos, simbiotizar con el arte y crear un muro común contra la intolerancia. Hay que avanzar con ciencia, pero también con conciencia. Démosle pues una oportunidad al alma y disfrutemos de lo bello, cuidándolo como se merece.
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RAQUEL MEYERS