Hermes 49: Shakespeare en el siglo XXI, SER o NO SER

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MAYO 2015 MAIATZA. Nº 49 ZBK.

JOAN RIDAO JOSEBA IÑAKI SOBRINO DIPANKAR GUPTA JOXEAN FERNÁNDEZ VICENT CLIMENT-FERRANDO “Si algunos gobiernos tuvieran que ratificar ahora la Carta Europea de las Lenguas Regionales más de uno se echaría atrás”

SHAKESPEARE EN EL SIGLO XXI

IZAN SER ALA EZ IZAN O NO SER



Portadan Shakespeareri aipamena eginda, ziur naiz irakurle, burutik pasa zaizula Hermes zenbaki hau literaturari eskainia ote den. Ez, ez da horrela, baina Shakespeareren ezbai famatu hura, “izan ala ez izan”, bai aproposa iruditu zaigula zenbaki honek dakartzan zenbait gogoeta modu sinbolikoan azaltzeko; Kataluniako auziari dagokionean, erabakitzeko eskubideari dagokionean, hizkuntza nagusien ur handietan hizkuntza txikien etorkizunari dagokionean… Noski, dena ez da zuri, dena ez da beltz, gris gama ugari duen mundu konplexu honetan, baina, ñabardurak ñabardura, xehetasunak xehetasun, sakon sakonean, badago galdera/ dilema nagusi bat: izan ala ez izan.

Edita: SABINO ARANA FUNDAZIOA.

Joan Ridao

Director: JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ RANZ. COOrdinadora DE EDICIÓN: OLGA SÁEZ. Colaboran: Joan Ridao, JOSEBA IÑAKI SOBRINO, Dipankar Gupta, SILVIA MARTÍNEZ, JOXEAN FERNÁNDEZ. Diseño: LOGORITMO. Obra Gráfica: Elena Odriozola Belástegui.

JOSEBA IÑAKI SOBRINO 10 Dipankar Gupta 34 ELKARRIZKETA. Vicent Climent-Ferrando

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Imprime: FLASH IMPRESIÓN. SABINO ARANA FUNDAZIOA: MANDOBIDE,6-3º. 48007 BILBAO T: 94 405 64 50 idazkarit za@sabinoarana.org www.sabinoarana.org D.L.: BI-986-01 ISBN: 1578-0058

JOXEAN FERNÁNDEZ 54 LIBuruak

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gure gauzak 66 APUNTE DIRECTOR 74

hermes


EL DERECHO A DECIDIR DE CATALUÑA: «CROQUIS» DE SITUACIÓN DEL LLAMADO PROCESO CATALÁN

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igámoslo claramente: el catalanismo ha llegado a la conclusión que cometió un grave error durante la Transición mezclando en un mismo cesto su «problema» con el vasco. Con la descentralización, Cataluña salió escaldada. La singularidad catalana no quedó suficientemente reconocida, algo que sí sucedió con la realidad vasco-navarra, vía disposición adicional primera de la Constitución. Mientras que Euskadi jugó hábilmente sus cartas, especialmente en el terreno fiscal, Cataluña acabó encabezando el pelotón de la generalización y del «café para todos». La sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de 2006 (STC 31/2010) fue la estocada final, un correctivo sin contemplaciones que acabó con los argumentos de quienes todavía creían en la posibilidad de un ensamblaje federal en el marco de la ambigüedad heredada de la Transición. La brecha abierta entre Cataluña y España se hizo entonces tan ancha y profunda como la que engulló el mismísimo proyecto de reforma estatutaria, concebido como el enésimo intento de buscar un mejor reconocimiento de la personalidad de Cataluña y una mejora de sus condiciones materiales de vida. Ello explica que, en poco tiempo, el catalanismo haya transitado desde posiciones ancladas en actitudes reactivas y emocionales, vinculadas a la lengua y la cultura, hasta posiciones fundadas en motivaciones socioeconómicas, en base a un cálculo racional coste-beneficio, fenómeno ya observado en procesos análogos como el de Quebec. El independentismo se ha desideologizado y se afianza como una aspiración meramente cotidiana. Y también da buena cuenta de que la determinación política de buena parte de la sociedad civil y de las fuerzas políticas demuestra que en Cataluña se asiste a un cambio de rasante sociológico sin precedentes. Prueba de ello son las recientes manifestaciones de la Diada a partir de 2012 o de los 2,3 millones de personas que participaron en el denominado 9-N, un ejercicio de gimnasia democrática de alto valor simbólico.

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Joan Ridao Profesor Titular Acreditado de Derecho Constitucional. Autor de “El derecho a decidir. Una salida para Cataluña y España”.

En cualquier caso, cuando una puerta se cierra otra se abre. En un golpe de audacia, distintas fuerzas políticas catalanas han iniciado un proceso tendente a celebrar la consulta, que ya no puede ser visto como el capricho de unas élites políticas autóctonas. La incertidumbre de este decisivo paso apenas puede ocultar que se vislumbra un cambio histórico, independientemente del desenlace. El paradigma del victimismo se ha transmutado en una firmeza que ha dejado aturdidos a quienes estaban acostumbrados a descabalgar las intenciones catalanas con un arancel o una enmienda. En ese contexto, con «El derecho a decidir. Una salida para Cataluña y España» (RBA, 2014) me propuse analizar, a caballo entre lo que podría considerarse un ensayo divulgativo y una investigación académica, la consideración jurídica de la secesión en los estados democráticos, con el fin de examinar su viabilidad en el caso de Cataluña. Se trataba, pues, de examinar el conjunto de pautas y normas que han regido estas situaciones para, a partir de ahí, apuntar en qué medida el derecho interno español, pero también el derecho internacional y el europeo son suficientes para regularlas o si son necesarias medidas políticas adicionales para resolver los conflictos derivados de la expresión de la voluntad colectiva de los pueblos, y en particular la aspiración de las instituciones catalanas de celebrar una consulta popular sobre el futuro político de Cataluña. En este sentido, no hay duda que cabe partir del hecho de que el derecho internacional no contempla la secesión como derecho. Antes al contrario, consagra el llamado principio de integridad territorial de los estados en base al hecho de que la comunidad internacional la conforman este tipo de estructuras jurídico-políticas, que, como es lógico, son la fuente y los destinatarios directos de aquél. Eso es precisamente lo que explica su limitada efectividad en la cuestión abordada, ya que, por encima de todo, el derecho internacional da cobertura a la naturaleza y los intereses de

sus propios creadores, los estados, como sujetos internacionales más destacados. De ahí que no debe sorprender en absoluto que la comunidad internacional haya mostrado tradicionalmente una actitud más bien refractaria a la hora de admitir la secesión de los estados que la conforman, aunque, también es verdad que, en ocasiones, lo ha hecho ante procesos de desmembramiento como los de la exURSS y Yugoslavia, o bien con motivo de pactos internos como el de la República Checa y Eslovaquia. Por lo demás, es indudable que ha ido restringiendo la aplicación del clásico derecho a la autodeterminación, enunciado históricamente por Naciones Unidas y distintos pactos internacionales de derechos, a fenómenos de descolonización, llegando a excluirlo en los casos de secesión de territorios de estados ya constituidos, especialmente si son democráticos y respetan los derechos individuales y singularidades de carácter cultural o lingüístico.

El independentismo se ha desideologizado y se afianza como una aspiración meramente cotidiana

Con todo, a lo largo de las páginas del trabajo reseñado pongo de relieve que el Tribunal Internacional de Justicia, a pesar de no haberse pronunciado sobre el derecho a la autodeterminación ni sobre el derecho general a la secesión,

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afirmó en el celebérrimo Dictamen sobre Kosovo, de julio de 2010, que la declaración de independencia de la Asamblea de ese territorio exserbio no había vulnerado ninguna norma aplicable del derecho internacional, en el contexto particular de la administración provisional de Kosovo. Además, y eso es lo más relevante, en dicha decisión se observa un cambio en la atávica actitud de la comunidad internacional y de las organizaciones globales y regionales que tiene sus antecedentes en la no menos célebre Opinión Consultiva de la Corte Suprema de Canadá en relación con la secesión de Quebec, de agosto de 1998. Sin duda, puede decirse que con dicho Dictamen se inauguró una nueva era y lo que yo denomino como proceso de «juridificación» de un derecho a la secesión válido para los estados democráticos, como el español, en base a una reinterpretación del propio derecho constitucional interno de los estados, más incluso que en el derecho internacional.

Se vislumbra un cambio histórico, independientemente del desenlace. El paradigma del victimismo se ha transmutado en una firmeza que ha dejado aturdidos a quienes estaban acostumbrados a descabalgar las intenciones catalanas con un arancel o una enmienda

En efecto, para la alta corte canadiense, la fuente de la secesión no es exclusivamente jurídica («la Constitución no es sólo lo que está escrito»), pues hay que tener en cuenta el contexto sociopolítico para arbitrar un procedimiento no sólo constitucional sino también viable en la práctica. Además, de acuerdo con la tradición jurídica anglosajona, la Corte manejó las fuentes del federalismo, la democracia, la constitución, la primacía del derecho y el respeto a las minorías para dar respuesta a la cuestión planteada por el gobierno federal canadiense, contrario a la secesión de la provincia quebequesa. Así, afirmó que dicha «nación distinta» no tenía

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derecho a la secesión unilateral, y que el derecho internacional lo ampara, ciertamente. Pero, renglón seguido, declaró que la inconstitucionalidad de esa unilateralidad no negaba, a su juicio, la posibilidad de la secesión si ésta era el producto de una voluntad clara y manifiesta, con lo que, esa sola circunstancia debía conducir al Gobierno federal y al de la provincia a negociar un proceso reglado que culminara, llegado el caso, a una eventual reforma constitucional. En suma, la Corte Suprema de Canadá partió de la validez del referéndum en caso de que la pregunta fuera clara y se constatara la existencia de una amplia mayoría favorable a la secesión, por tratarse de una decisión de especial trascendencia, de la que podía derivarse una potencial alteración del estatus político de todo el estado, que afectara no sólo la condición civil, sino también la política, de muchas personas. Precisamente, esta «doctrina canadiense», y la ulterior «Ley [federal] de la claridad» que la concretó, sirvieron de inspiración en el caso del referéndum de secesión de Escocia, como se desprende de los términos del acuerdo de octubre de 2012 entre el Gobierno del Reino Unido y el escocés, y que, sin duda, como se analiza en el libro, cumple con las dos exigencias básicas emanadas de la experiencia quebequense: la aplicación del principio democrático por acuerdo bilateral y una pregunta clara. En cuanto al Estado español, huelga decir que la Constitución española proclama la indisoluble unidad de la «Nación española» y, por tanto, no reconoce el derecho de secesión. Sin embargo, como ha advertido la reciente STC 42/2014 sobre la «Declaración de soberanía y del derecho a decidir del pueblo de Cataluña», no hay en dicho Texto un núcleo normativo inaccesible a los procedimientos de reforma constitucional, además de que el llamado derecho a decidir (al que alude expresamente la resolución) no es equivalente al derecho a la autodeterminación y tiene «sustantividad propia»: constituye, en opinión del alto tribunal, una aspiración política amparada por la libertad de expresión y el derecho de participación. Lo relevante es que, con esa declaración, el Tribunal Constitucional, al margen de anular la parte más polémica y dudosa de la declaración parlamentaria (la afirmación de que Catalunya es un ente político soberano), varió su doctrina anterior, señaladamente la STC 103/2008 sobre la Ley de consulta vasca (o Plan Ibarretxe II), en la que sostuvo sin aparente sonrojo

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que la consulta proyectada por la Ley 9/2008 no sólo afectaba el fundamento del orden constitucional vigente, al poner en cuestión la identidad y la unidad del sujeto soberano, sino también que existen determinados límites implícitos en la Constitución, y entre ellos, la unidad indisoluble del Estado. Por otra parte, hay que tener en cuenta que en derecho comparado existen numerosos estados compuestos que admiten en sus respectivas Constituciones la capacidad de los poderes políticos subestatales para convocar referendos en esos territorios, algo que, como es sabido, no sucede en el caso español. En efecto, ello es así debido a la débil constitucionalización de esa figura propia de la democracia directa, dada la tradicional determinación del sistema político español de fortalecer el sistema de democracia representativa; pero también gracias a la impermeabilización constitucional a estos efectos de las comunidades autónomas debido a una prevención del constituyente y del legislador español ante un eventual «uso autodeterminista». Todo lo cual ha acabado por confinar en el baúl de los recuerdos el referéndum consultivo previsto en el artículo 92 de la Constitución, ya de por sí infrautilizado por las instituciones del Estado, incluso en el supuesto de que recaiga fácilmente la autorización de las autoridades centrales. Ello no deja de ser paradójico. No se olvide que la Carta Magna española no contiene ninguna interdicción para que una comunidad autónoma pueda consultar directamente a la ciudadanía sobre cuestiones que son de su interés y competencia, siempre que esa consulta se realice al amparo de una competencia propia y mediante un procedimiento diferente, y previendo unas consecuencias diferentes, a las del referéndum. Y todo ello con el fin de conocer la opinión de la ciudadanía sobre una cuestión de relevancia política, sin que ello tenga necesariamente ninguna afectación inmediata sobre la unidad e identidad del sujeto de la soberanía. En este sentido, como se desprende de la STC 103/2008 del Plan Ibarretxe, pero incluso de la STC 31/2010 sobre el Estatuto catalán, no hay duda de que las consultas populares «no referendarias», caracterizadas por el propio Tribunal, constituirían un legítimo instrumento de democracia participativa para la expresión de la opinión de grupos y personas, al no apelar directamente al cuerpo electoral mediante el voto y siguiendo un procedimiento y unas garantías electorales.

En este marco, la posición de los que defienden la convocatoria de una consulta popular sobre el futuro político de Cataluña parte de considerar que ésta no es en sí misma incompatible con el marco constitucional y legal. Precisamente, la naturaleza consultiva del referéndum, entienden, debería permitir su aplicación en el caso concreto del «derecho a decidir» como fórmula idónea para iniciar un proceso democrático y no para definir una realidad jurídica definitiva que dependería de una negociación política posterior. Por el contrario, el Gobierno español y los partidos mayoritarios sostienen que la Constitución española consagra democráticamente el carácter unitario de España y la soberanía también única del pueblo español, basada en un proceso constituyente fundado igualmente en la voluntad popular. Además, de que los referendos consultivos están previstos constitucionalmente para someter a consulta de los ciudadanos decisiones políticas de especial trascendencia en todo el Estado y no en una parte del territorio. Es decir, que sólo se puede consultar lo que se puede decidir efectivamente, y no llevar a cabo consultas meramente especulativas. De modo que, si Cataluña sola, esto es, de forma unilateral, no puede decidir jurídicamente su separación de España, tampoco puede técnicamente consultar sobre la

La posición de los que defienden la convocatoria de una consulta popular sobre el futuro político de Cataluña parte de considerar que ésta no es en sí misma incompatible con el marco constitucional y legal. Precisamente, la naturaleza consultiva del referéndum, entienden, debería permitir su aplicación en el caso concreto del «derecho a decidir» como fórmula idónea para iniciar un proceso democrático y no para definir una realidad jurídica definitiva que dependería de una negociación política posterior

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cuestión ni que sea prospectivamente. Y, rizando el rizo, si no puede consultar, tampoco puede ser receptora de una delegación de la competencia estatal vía artículo 150.2 de la Constitución.

En suma, lo que los gobiernos canadiense y británico han asumido, ni que sea instrumentalmente, para conocer necesariamente la voluntad real y fundamentada del pueblo quebequés y escocés, y para iniciar un proceso político que desenlace en la realización de una consulta popular, en el caso español se ha convertido en algo física y metafísicamente imposible. Y en el punto de ignición de un proceso llamado a ser rupturista

En suma, lo que los gobiernos canadiense y británico han asumido, ni que sea instrumentalmente, para conocer necesariamente la voluntad real y fundamentada del pueblo quebequés y escocés, y para iniciar un proceso político que desenlace en la realización de una consulta popular, en el caso español se ha convertido en algo física y metafísicamente imposible. Y en el punto de ignición de un proceso llamado a ser rupturista. Puesto que, en ese escenario de bloqueo, las instituciones catalanas y la mayoría de partidos han decidido recientemente superar tanto obstáculo con la convocatoria de unas elecciones de corte plebiscitario, como antesala de una eventual declaración unilateral de independencia en caso de obtenerse una mayoría soberanista, que permita, o bien un replanteamiento por parte del gobierno español, autorizando una consulta a la escocesa, o bien, incluso sin esperar la respuesta española, consumar la ruptura y la consecución de un estado propio con el apoyo de la comunidad internacional.

Revista Vasca de Administración Pública, nú. 99-100 http://www.ivap.euskadi.eus/r61-vedrvap/es/contenidos/informacion/rev_vasca_adm_pub/es_def/index.shtml

Elena Odriozola Belástegui (Donostia-San Sebastián, 1967). Tras ocho años en una agencia de publicidad, en 1997 empezó a trabajar exclusivamente como ilustradora. Desde entonces ha ilustrado portadas, carteles y algo más de cien libros, publicados en España, Francia, Reino Unido, México y Taiwán. Sus libros han sido editados en euskera, castellano, gallego, catalán, inglés, francés, portugués, chino, japonés, coreano, alemán, italiano, neerlandés, polaco y turco. En 2005 fue seleccionada para la exposición «Ilustrísimos. Panorama de la ilustración infantil y juvenil en España», en el marco de la Feria del Libro de Bolonia, donde España fue el país invitado. En 2006 recibió el segundo premio a las mejores ilustraciones infantiles y juveniles por su trabajo en la obra “La princesa que boste-

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zaba a todas horas”. Se encuentra incluida en la selección de autores elaborada por Martin Salisbury en su libro Play Pen, de 2007. En 2009 y 2013 recibió el Premio Euskadi de Ilustración por su trabajo en los libros “Aplastamiento de las gotas” y “Tropecista”. En 2010 fue seleccionada para la exposición de la Feria del Libro de Bolonia. Y ese mismo año y en el 2012 para la XX Mostra Internazionale d´illustrazione per l´Infanzia «Le immagini della fantasia», en Sármede, Italia. Recibió en 2010 el CJ Picture Book Award en la categoría «New Publications» por el libro Oda a una estrella. Incluida en la lista de honor del Ibby en 2014 con el libro “Eguberria”. Candidata en 2012, 2013, 2014 y 2015 al Astrid Lindgren Memorial Award.



EL SECESIONISMO VASCO (O CATALÁN) Y LA MORAL CATÓLICA

1) INTRODUCCIÓN Son muchos los reproches que desde la perspectiva de la moral católica se han formulado contra la pretensión independentista manifestada por la representación parlamentaria mayoritaria de Cataluña y un amplio elenco de sus partidos y organizaciones sociales. De ello encontrarán cumplido testimonio en este artículo. Desde mucho antes habían sido esgrimidos también argumentos parecidos en relación con el secesionismo vasco. Aunque la panoplia de objeciones no sea excesivamente variada, la reiteración con que se exponen en diferentes ámbitos (desde jerarquías u órganos eclesiales a simples cristianos de a pie, pasando por profesores de “Moral Católica” y expertos presuntos de diverso pelaje) y la ausencia de respuestas en casi todos ellos, pueden hacer creer que, como sostienen, es inadmisible desde esa perspectiva postular la independencia vasca o catalana y la constitución de un estado ajeno al español. Para quienes nos sentimos a la vez católicos e independentistas confrontar esos argumentos constituye una obligación ineludible. Tanto desde la convicción independentista, a la que podemos servir deslegitimando objeciones que puedan influir negativamente en entornos proclives, como desde el sentimiento religioso al que debemos liberar de interpretaciones equivocadas que lo contaminan y que pueden dañar la fe de quienes la vean indisolublemente ligada a una particular y ajena idea de patria. No pretendemos concluir, en todo caso, que la opción independentista sea la única legítima desde la moral católica. Mucho menos aún que se imponga como imperativo necesario a quien quiera proclamarse hoy, en nuestro concreto contexto geográfico e histórico, seguidor del nazareno. Tan solo demostrar, objetivo modesto y que creemos sencillo, como tendrán ocasión de comprobar, que los reproches esgrimidos hasta ahora por quienes proclaman una incongruencia manifiesta del independentismo vasco y catalán con el acervo doctrinal católico, una “inmoralidad católica” patente del propósito, carecen en general de fundamento suficiente, y en muchos casos de rigor y coherencia con la propia doctrina y práctica de la Iglesia. Es este el sentido del análisis que nos proponemos desarrollar.

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JOSEBA IÑAKI SOBRINO Licenciado en Derecho y en Antropología. Máster en Hacienda Pública y Finanzas.

2) LOS TÉRMINOS DE LA ECUACIÓN Efectuar el análisis de un proyecto político concreto desde una óptica moral determinada obliga a describirlo siquiera sea someramente y en trazos gruesos. Supongo que no habrá muchas objeciones al definir el secesionismo vasco o catalán como la pretensión de que los habitantes, o, mejor dicho, los ciudadanos, de cada uno de dichos territorios, (sin entrar aquí en disquisiciones en torno a hasta donde se extienden o debieran hacerlo) constituyan estados propios distintos del español que actualmente los subsume. Es evidente que desde cualquier perspectiva moral la cuestión de los medios con que se pretende conseguir un fin no es en absoluto indiferente. Sin perjuicio de que se harán referencias a objeciones de esta naturaleza, que a veces se esgrimen contra la pretensión, el presente análisis no es tan ambicioso como para pretender ofrecer conclusiones sobre los medios con los que sería legítimo defender (o incluso intentar llevar adelante) el propósito, en las diferentes circunstancias en que pudiera ser posible o necesario hacerlo. Nos contentaremos con analizar la hipótesis de un proyecto secesionista desarrollado por las personas y órganos que ostenten representación legítimamente conferida por los ciudadanos para la defensa de sus ideales políticos, (en el caso de los órganos, previa decisión mayoritaria de los integrantes de los mismos adoptada según procedimiento legítimo), exclusivamente a través de medios pacíficos de los validados por la práctica consuetudinaria internacional y sometido al libre refrendo de todos los ciudadanos, consultados democráticamente al efecto. Algo más complicado es caracterizar de manera semejante la moral católica. No la encontraremos compendiada en documento “verdadero” alguno (por más que el Código de Derecho Canónico constituya en sí mismo un verdadero tratado de moral), por lo que nos encontraremos casi siempre

Los reproches esgrimidos hasta ahora por quienes proclaman una incongruencia manifiesta del independentismo vasco y catalán con el acervo doctrinal católico, una “inmoralidad católica” patente del propósito, carecen en general de fundamento suficiente, y en muchos casos de rigor y coherencia con la propia doctrina y práctica de la Iglesia

ante un problema de fuentes. Sin contar con que desde una perspectiva moral no es tampoco irrelevante la cuestión del seguimiento o aplicación que los propios preceptos teóricos tienen en la práctica de aquellos (personas e instituciones) que los promulgan. Tienen los lectores derecho a que el autor se retrate, a que les diga qué moral católica, o, mejor dicho, derivada de qué fuentes, utiliza como herramienta de análisis. Lo van a ir viendo respecto de cada una de las conclusiones que se van a deducir, pero es conveniente adelantar que considera los Evangelios como la fuente primaria y fundamental de la moral católica. Es manifiesto en la doctrina católica que gozan de un carácter de “verdad revelada”, del que cualesquiera otros pronunciamientos, incluso los dogmas amparados por la pretensión de infalibilidad, son, cuando menos, intrínsecamente deudores. No crean que pretendo encontrar en ellos un pronunciamiento claro y específico en relación con la cuestión que nos ocupa. A tanto no llega mi grado

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Por más que la Iglesia sea una institución eminentemente jerárquica y no democrática, (ni colegial, en el sentido de que individualiza la jerarquía en casi todos los niveles y escalas) conviene observar, en cualquier caso, que no todas las fuentes se encuentran jerárquicamente subordinadas entre sí desde el punto de vista estríctamente jurídico, (particularmente en lo que a nuestro asunto se refiere, obispos respecto de conferencias episcopales) lo que es relevante a la hora de graduar el carácter doctrinalmente definidor de la moral católica de los pareceres emitidos por unos u otros

de desvarío. Pero sí que sostengo y sostendré, que constituyen un espejo en el que deben verse reconocidos, para ser tenidos por legítimos y convincentes, los pronunciamientos y conductas más concretos y relacionados más directamente con la controversia, que provengan de cualesquiera otras fuentes de moral católica. ¿Cuáles pueden ser estas otras fuentes? En primer lugar, y manifiestamente, los testimonios de las autoridades legítimas de la Iglesia Católica, comenzando por los Supremos Pontífices y siguiendo por las que se pronuncian más habitualmente sobre estas materias, congregaciones, conferencias episcopales, nuncios, obispos... Por más que la Iglesia sea una institución eminentemente jerárquica y no democrática, (ni colegial, en el sentido de que individualiza la jerarquía en casi todos los niveles y escalas) conviene observar, en cualquier caso, que no todas las fuentes se encuentran jerárquicamente subordinadas entre sí desde el punto de vista estríctamente jurídico, (particularmente en lo que a nuestro asunto se refiere, obispos respecto

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de conferencias episcopales) lo que es relevante a la hora de graduar el carácter doctrinalmente definidor de la moral católica de los pareceres emitidos por unos u otros. Del mismo modo concederemos carácter de fuentes a los efectos de este artículo (para otros no somos quien) a los análisis de teólogos, profesores y estudiosos varios que desde esta perspectiva han glosado la cuestión y ofrecido sus reflexiones. Sobre todo si nadie los ha descalificado hasta el presente, (que el autor conozca) por reputarlos incongruentes con la moral católica. Como comprobarán es una fuente particularmente rica y la que origina principalmente que expongamos por esta vía nuestro parecer. Y, finalmente, conferimos también reconocimiento de esta naturaleza a la práctica habitual de la Iglesia Católica y su alter ego civil, el Estado Vaticano, tanto en lo que se refiere a sus respectivas organizaciones internas como al reconocimiento y legitimidad que atribuyen a las diversas instituciones políticas con las que tienen que tratar. Entendemos que no se reputará “a priori” dicha práctica como contraria a la moral católica, (a nadie se lo hemos oído todavía) y que puede proporcionarnos luz interesante sobre la manera en que deben interpretarse los pronunciamientos de las fuentes anteriores.

3) LA FUENTE PRIMARIA Y LOS PRONUNCIAMIENTOS DE LA JERARQUIA ECLESIASTICA Es obvio que la lectura de los Evangelios, imprescindible en cualquier caso para decir nada desde la moral católica, no nos proporciona respuesta directa a la pregunta sobre si es legítimo en otro contexto histórico y geográfico, defender un proyecto determinado de organización y reparto del poder político. Es tan notorio que Jesucristo no quiso ser el líder independentista que algunos esperaban, como que propuso “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”1. En cualquier caso más allá de su genérica alusión a que “mi reino no es de este mundo”2, que no deslegitima ningún proyecto político en mayor medida que otro, al independentismo vasco o catalán en medida distinta del español, no puede 1. Lc. 20:25, Mc. 12:17 2. Jn. 18:36

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deducirse de los Evangelios ninguna objeción insuperable para congeniar la voluntad independentista y el seguimiento riguroso de su doctrina. Debemos buscar inspiración adicional, entonces, en los pronunciamientos de las autoridades de la Iglesia, como protagonistas de relevancia indiscutible en la fijación de los principios y valores de la moral católica. Dada su configuración jerárquica, y sin perjuicio de su grado de coherencia con el mensaje del Nazareno, tendremos que prestar atención preferente, por tanto, a lo que los últimos sucesores de San Pedro han tenido a bien exponer sobre el particular. 3.1) LA PERSPECTIVA DE JUAN XXIII Los Supremos Pontífices no se han referido tampoco a la cuestión explícitamente. Pero no quiere esto decir que no hayan proporcionado criterios que pueden iluminar nuestro acercamiento a la cuestión. Algunos nos parecen especialmente sugerentes, los expuestos, por ejemplo, por Juan XXIII en la Encíclica “Pacem in terris” en 1963. Hay que formular una observación previa. Los pronunciamientos de estos Pontífices (sobre todo los de Juan XXIII y Pablo VI) se producen en el contexto de la descolonización. Hay en ellos un uso indistinto de términos como pueblo, nación y estado que puede generar confusiones, desde el significado, más preciso y diverso, que otorgamos hoy a cada uno de ellos. En cualquier caso los principios que exponen son perfectamente aplicables y pueden ser perfectamente aplicados a contextos geográfica y temporalmente distintos. Juan XXIII constata ya en su “Mater et magistra” de 1961 como realidad del período en el que se promulga, que “los pueblos afroasiáticos, después de rechazar el régimen administrativo propio del colonialismo, han obtenido su independencia política”3. Sin embargo “los Estados aislados”, no pueden “separados de los demás resolver por sí mismos de manera adecuada sus problemas fundamentales”4. Es, sin embargo, “Pacem in terris” la encíclica que condensa la doctrina de este Pontífice sobre la materia que nos ocupa. Comienza5 señalando que “la paz en la tierra, suprema aspiración de toda 3. Párrafo 49. 4. Párrafo 202. 5. Párrafo 1.

la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios”. Sin embargo es sorprendente “el desorden que reina entre los individuos y los pueblos”, “parece como si las relaciones que entre ellos existen no pudieran regirse más que por la fuerza”6. Sin embargo, “en lo más íntimo del ser humano, el Creador ha impreso un orden que la conciencia humana descubre y manda observar estrictamente”7. Es un error, “pensar que las relaciones de los individuos con sus respectivas comunidades políticas pueden regularse por las mismas leyes que rigen las fuerzas y los elementos irracionales del universo”, sino que esas leyes deben buscarse “allí donde las ha grabado el Creador de todo, esto es, en la naturaleza del hombre”8.

Al independentismo vasco o catalán en medida distinta del español, no puede deducirse de los Evangelios ninguna objeción insuperable para congeniar la voluntad independentista y el seguimiento riguroso de su doctrina

Este orden y estas leyes parten del fundamento de que “todo hombre es persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y libre albedrío, y que, por tanto, el hombre tiene por si mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza” y que son, por ello, “universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto”9. Hay que destacar además10 que “a un determinado derecho natural de cada hombre corresponde en los demás el deber de reconocerlo y 6. Párrafo 4. 7. Párrafo 5. 8. Párrafos 6 y 7. 9. Párrafo 9. 10. Párrafo 30.

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Hay que destacar además que “a un determinado derecho natural de cada hombre corresponde en los demás el deber de reconocerlo y respetarlo”, por tanto “quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen”

respetarlo”, por tanto “quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen”. La consecuencia que deduce de aquí el ”Papa bueno” es que existe un “deber de colaborar con los demás”, que cada uno debe “aportar su colaboración generosa para procurar una convivencia civil en la que se respeten los derechos y los deberes con diligencia y eficacia crecientes”11. En todo caso, “la dignidad de la persona humana requiere, además, que el hombre, en sus actividades, proceda por propia iniciativa y libremente”, por lo cual “tratándose de la convivencia civil, debe respetar los derechos, cumplir las obligaciones y prestar su colaboración a los demás en una multitud de obras, principalmente en virtud de determinaciones personales”. Cada cual “ha de actuar por su propia decisión, convencimiento y responsabilidad y no movido por la coacción o por presiones que la mayoría de las ocasiones provienen de fuera”, porque “una sociedad que se apoye solo en la razón de la fuerza ha de calificarse de inhumana”, en ella, “los hombres se ven privados de su libertad, en vez de sentirse estimulados, por el contrario, al progreso de la vida y al propio perfeccionamiento”12. La convivencia civil “solo puede juzgarse ordenada, fructífera y congruente con la dignidad humana si se funda en la verdad” y “esto ocurrirá, ciertamente, cuando cada cual reconozca, en la 11. Párrafo 31. 12. Párrafo 34.

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debida forma, los derechos que le son propios y los deberes que tiene para con los demás”. Más aún, cuando los ciudadanos “estén movidos por el amor de tal manera, que sientan como suyas las necesidades del prójimo y hagan a los demás partícipes de sus bienes y procuren que en todo el mundo haya un intercambio universal de los valores más excelentes del espíritu humano”13. Una de las características “de nuestra época” (recordemos, 1963) es que “todos los pueblos, en efecto, han adquirido ya su libertad o están a punto de adquirirla”, por ello “en breve plazo no habrá pueblos dominadores ni pueblos dominados”14. En consecuencia, “Los hombres de todos los países o son ya ciudadanos de un Estado independiente, o están a punto de serlo” y “no hay ya comunidad nacional alguna que quiera estar sometida al dominio de otra”, porque “en nuestro tiempo resultan anacrónicas las teorías, que duraron tantos siglos, por virtud de las cuales ciertas clases recibían un trato de inferioridad, mientras otras exigían posiciones privilegiadas, a causa de la situación económica y social, del sexo o de la categoría política”15. El derecho de mandar “que se funda exclusiva o principalmente en la amenaza o el temor de las penas o en la promesa de premios, no tiene eficacia alguna para mover al hombre a laborar por el bien común, y, aún cuando tal vez tuviera esa eficacia, no se ajustaría en absoluto a la dignidad del hombre, que es un ser racional y libre”. Como todos los hombres “son entre sí iguales en dignidad natural, ninguno de ellos, en consecuencia, puede obligar a los demás a tomar una decisión en la intimidad de su conciencia”, es un poder “exclusivo de Dios”, por “ser el único que ve y juzga los secretos más ocultos del corazón humano”16. El hecho de que la autoridad provenga de Dios, sin embargo, no significa que “los hombres no tengan derecho a elegir los gobernantes de la nación, establecer la forma de gobierno y determinar los procedimientos y límites en el ejercicio de la autoridad”17. Todos los individuos y grupos intermedios “tienen el deber de prestar su colaboración personal al bien común”, de donde se deriva “la conclusión fundamental de que todos ellos han de acomodar 13. Párrafo 35. 14. Párrafo 42. 15. Párrafo 43. 16. Párrafo 48. 17. Párrafo 52.

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sus intereses a las necesidades de los demás”18. Sin duda, “han de considerarse elementos intrínsecos del bien común las propiedades características de cada nación; pero estas propiedades no definen en absoluto de manera completa el bien común”19. En la época actual, “el bien común consiste principalmente en la defensa de los derechos y deberes de la persona humana”20. En realidad, “para determinar cuál debe de ser la estructura política de un país o el procedimiento apto para el ejercicio de las funciones públicas, es necesario tener muy en cuenta la situación actual y las circunstancias de cada pueblo; situación y circunstancias que cambian en función de los lugares y de las épocas”21. No puede aceptarse “la doctrina de quienes afirman que la voluntad de cada individuo o de ciertos grupos es la fuente primaria y única de donde brotan los derechos y deberes del ciudadano, proviene la fuerza obligatoria de la constitución política y nace, finalmente, el poder de los gobernantes del Estado para mandar”22. Se “complace” Juan XXIII en confirmar “las enseñanzas que sobre el Estado expusieron repetidas veces nuestros predecesores, esto es que las naciones son sujetos de derechos y deberes mutuos y, por consiguiente, sus relaciones deben regularse por las normas de la verdad, la justicia, la activa solidaridad y la libertad, porque la misma ley natural que rige las relaciones de convivencia entre los ciudadanos debe regular también las relaciones mutuas entre las comunidades políticas”23. Las relaciones internacionales “deben regularse por las normas de la justicia”24 y “como las comunidades políticas tienen derecho a la existencia, al propio desarrollo, a obtener todos los medios necesarios para su aprovechamiento, a ser los protagonistas de esta tarea y a defender su buena reputación y los honores que les son debidos, de todo ello se sigue que las comunidades políticas tienen igualmente el deber de asegurar de modo eficaz tales derechos y evitar cuanto pueda lesionarlos”25. 18. Párrafo 53. 19. Párrafo 55. 20. Párrafo 60. 21. Párrafo 68. 22. Párrafo 78. 23. Párrafo 80. 24. Párrafo 91. 25. Párrafo 92.

Puede suceder “y de hecho sucede, que pugnen entre si las ventajas y provechos que las naciones intentan procurarse”, sin embargo, “las diferencias que de ello surjan no deben zanjarse con las armas ni por el fraude o el engaño, sino, como corresponde a seres humanos, por la razonable comprensión recíproca, el examen cuidadoso y objetivo de la realidad y un compromiso equitativo de los pareceres contrarios”26. Se ha ido generalizando la tendencia política “por virtud de la cual los grupos étnicos aspiran a ser dueños de si mismos y a constituir una sóla nación”. Y “como esta aspiración, por muchas causas, no siempre puede realizarse, resulta de ellos la frecuente presencia de minorías étnicas dentro de los límites de una nación de raza distinta, lo cual plantea problemas de extrema gravedad”.

En realidad, “para determinar cuál debe de ser la estructura política de un país o el procedimiento apto para el ejercicio de las funciones públicas, es necesario tener muy en cuenta la situación actual y las circunstancias de cada pueblo; situación y circunstancias que cambian en función de los lugares y de las épocas”

Hay que “afirmar claramente” que “todo cuanto se haga para reprimir la vitalidad y el desarrollo de tales minorías étnicas viola gravemente los deberes de la justicia”27. Responde, por el contrario, “y plenamente”, a lo que la justicia demanda, “que los gobernantes se consagren a promover con eficacia los valores humanos de dichas minorías, especialmente en lo tocante a su lengua, cultura, tradiciones, recursos e iniciativas económicas”28. Las minorías “propenden muchas veces a exaltar más de lo debido sus características raciales 26. Párrafo 94. 27. Párrafo 95. 28. Párrafo 96.

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propias, hasta el punto de anteponerlas a los valores comunes propios de todos los hombres, como si el bien de la entera familia humana hubiese de subordinarse al bien de la estirpe”. Lo razonable, en cambio, “es que tales grupos étnicos reconozcan también las ventajas que la actual situación les ofrece, ya que contribuye no poco a su perfeccionamiento humano el contacto diario con los ciudadanos de una cultura distinta, cuyos valores puedan ir poco a poco asimilando”29.

mundo deben considerarse insuficientes para promover el bien común de los pueblos”32. Es preciso “constituir una autoridad pública general”, cuyo poder “debe alcanzar vigencia en el mundo entero”33. Puestos a sintetizar el pensamiento de Juan XXIII nos parecen estos sus principios fundamentales: 1) La proscripción del uso de la fuerza y la imposición como instrumento de relación entre personas y grupos, y específicamente entre Estados o entre estos y los ciudadanos y grupos que los integran. 2) La existencia de un deber de los Estados de respetar los derechos de ciudadanos y grupos y un correlativo deber de colaborar con los demás para conseguir una adecuada convivencia civil.

Se ha ido generalizando la tendencia política “por virtud de la cual los grupos étnicos aspiran a ser dueños de si mismos y a constituir una sóla nación”. Y “como esta aspiración, por muchas causas, no siempre puede realizarse, resulta de ellos la frecuente presencia de minorías étnicas dentro de los límites de una nación de raza distinta, lo cual plantea problemas de extrema gravedad”

En cualquier caso, “las relaciones internacionales deben ordenarse según una norma de libertad”, ninguna nación “tiene derecho a oprimir injustamente a otras o a interponerse de forma indebida en sus asuntos”30. Recuerda Juan que ya Pío XII, “dejó escrito un saludable aviso”, un nuevo orden, fundado sobre los principios morales, “prohíbe absolutamente la lesión de la libertad, de la integridad y de la seguridad de otras naciones, cualesquiera que sean su extensión territorial y su capacidad defensiva”, pero es indiscutible el derecho de las naciones más débiles “al respeto de su libertad”31.

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3) La variabilidad de las estructuras políticas adecuadas en función de la situación y circunstancias de cada pueblo. 4) El deber de que las relaciones entre las naciones se fundamenten en la verdad, la justicia, la solidaridad activa y la libertad. 5) La convicción de que las minorías se perfeccionan con el contacto con otras culturas y sus valores, lo que deberían valorar, frente a la propensión a exaltar lo propio más de lo debido. 6) La necesidad de constituir una autoridad mundial para promover el bien común de toda la humanidad. 3.2) LAS MATIZACIONES DE PABLO VI Pablo VI expresa su pensamiento sobre la cuestión, siquiera de una manera un tanto indirecta, en la encíclica “Populorum progressio” de 1967.

En las circunstancias actuales “tanto la constitución y forma de los Estados como el poder que tiene la autoridad pública en todas las naciones del

En primer lugar matiza el carácter de la independencia nacional como liberación; “los pueblos llegados recientemente a la independencia nacional sienten la necesidad de añadir a esta libertad política un crecimiento autónomo y digno, social no menos que económico, a fin de asegurar a sus ciudadanos su pleno desarrollo humano”34. La independencia no lo es todo.

29. Párrafo 97. 30. Párrafo 120. 31. Párrafo 124.

32. Párrafo 135. 33. Párrafos 137 y 138. 34. Párrafo 6.

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En segundo lugar matiza la crítica radical del colonialismo, “reconociendo los errores de un cierto tipo de colonialismo y de sus consecuencias, es necesario al mismo tiempo rendir homenaje a las cualidades y a las realizaciones de los colonizadores, que, en tantas regiones abandonadas, han aportado su ciencia y su técnica, dejando preciosos frutos de su presencia”35. También proclama que “cada uno de los hombres es miembro de la sociedad, pertenece a la humanidad entera”, por tanto ”la solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber”36. Y que “el deber de solidaridad de las personas es también el de los pueblos”, ninguno de los cuales “puede pretender reservar sus riquezas para su uso exclusivo”37. Hay “otros obstáculos” que “se oponen a la formación de un mundo más justo y más estructurado dentro de una solidaridad universal: queremos hablar del nacionalismo y del racismo”. Cree Pablo VI que “es natural que comunidades recientemente llegadas a su independencia política sean celosas de una unidad nacional aún frágil y se esfuercen por protegerla” y que “es normal también que naciones de vieja cultura estén orgullosas del patrimonio que les ha legado la historia”, pero “estos legítimos sentimientos deben ser sublimados por la caridad universal que engloba a todos los miembros de la familia humana”. El nacionalismo “aísla los pueblos en contra de lo que es su verdadero bien” y “sería especialmente nocivo allí donde la debilidad de las economías nacionales exige, por el contrario, la puesta en común de los esfuerzos, de los conocimientos y de los medios financieros, para poder realizar los programas de desarrollo e incrementar los intercambios comerciales y culturales”38. El Papa “abriga la esperanza” de que “una necesidad más sentida de colaboración y un sentido más agudo de la solidaridad, acabarán por prevalecer sobre las incomprensiones y los egoísmos”39, pero “la solidaridad mundial, cada día más eficiente, debe permitir a todos los pueblos el llegar a ser por sí mismos artífices de su destino”. El pasado “ha 35. Párrafo 7. 36. Párrafo 17. 37. Párrafo 48. 38. Párrafo 62. 39. Párrafo 64.

sido marcado demasiado frecuentemente por relaciones de fuerza entre las naciones: venga ya el día en que las relaciones internacionales lleven el cuño del mutuo respeto y la amistad, de la interdependencia en la colaboración y de la promoción común bajo la responsabilidad de cada uno”40. Y se pregunta, finalmente, “¿Quién no ve la necesidad de llegar así progresivamente a instaurar una autoridad mundial que pueda actuar eficazmente en el terreno jurídico y en el de la política?”41. Medio siglo después, quienes sentimos la necesidad que el Papa Pablo expresaba ya en 1967 seguimos sin verla satisfecha.

”La solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber”. Y que “el deber de solidaridad de las personas es también el de los pueblos”, ninguno de los cuales “puede pretender reservar sus riquezas para su uso exclusivo”

La línea argumental de Pablo VI podemos sintetizarla señalando que refrenda la posición de su predecesor recalcando: 1) La exigencia de una solidaridad universal derivada de la condición humana común y su corolario de la necesidad de autoridades mundiales eficaces. 2) La necesidad de superar los legítimos sentimientos nacionalistas que impidan la puesta en común de los esfuerzos y los intercambios comerciales y culturales. 3) Y que, sin embargo, los pueblos deben llegar a ser, por sí mismos, artífices de su destino. Obviamente subyacerá a cualquier controversia la disquisición de quien ostenta la condición de pueblo o nación, y más aún en contexto distinto al descolonizador en que se promulga la Encíclica. 40. Párrafo 65. 41. Párrafo 78.

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3.3) LA POSICION DE JUAN PABLO II Juan Pablo II manifiesta públicamente su visión acerca de la cuestión que nos ocupa en diversos discursos y una “Carta Apostólica”. El 14 de enero de 1984 se dirige al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y entre otras cosas le señala que “en 1950 solo 25 países estaban representados ante la Santa Sede por un Embajador Extraordinario y Plenipotenciario y 21 por un Ministro” y que “el sensible aumento experimentado (toda vez que ha citado previamente que son 108 los países con los que tiene relaciones diplomáticas y que le gustaría ver además algunos otros embajadores) merece una reflexión”.

El Papa desea que “mas allá de las pasiones”, y “evitando de todas formas la violencia”, se llegue a “formas políticas bien articuladas y equilibradas, que respeten las particularidades culturales, étnicas, religiosas y, en general, los derechos de las minorías”

Junto a que la Santa Sede “ha inspirado confianza a un crecido número de naciones”, cree que “se debe también al hecho de que en los últimos treinta años se han multiplicado los Estados soberanos”. Se trata principalmente “del efecto de un proceso de descolonización que ha permitido a numerosos pueblos acceder a la plena soberanía, a la libre gestión de sus asuntos públicos por medio de ciudadanos salidos de sus propias filas”. La situación “corresponde a la evolución histórica” y “expresa la dignidad, la responsabilidad y la madurez de las poblaciones, en igualdad de derechos y deberes con relación a las otras y correspondencia con sus tradiciones, sus culturas y sus necesidades”. La Iglesia “acoge de buen grado esta evolución, ella misma ha ido por delante en lo que es de su competencia” y “mira esta situación con esperanza”. Se pregunta, sin embargo, Juan Pablo II si “tiene algunos límites este proceso de nacimiento

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y reconocimiento de Estados soberanos”. Y responde que se trata de un proceso que “ciertamente no ha concluido, pero es una cuestión de solución delicada, pues en ella entran en juego aspectos jurídicos, políticos e históricos que hay que ponderar prudentemente, en todo caso en función del bien común de las poblaciones concernidas y de su voluntad realmente expresada”. Y es preciso “augurar (creemos que tal vez se quiera decir “asegurar”) que este paso se realice siempre sin violencia y respetando los derechos de todos”. Constata el Pontífice, después de referirse a otros casos, que hay países soberanos “independientes desde hace tiempo o recientemente”, que “se ven a veces amenazados en su integridad por la contestación interior de una fracción que llega hasta intentar o reclamar la secesión”. Los casos “son complejos y muy diversos y reclamarían cada uno un juicio diferente, según una ética que tenga en cuenta al mismo tiempo los derechos de las naciones, fundados sobre la cultura homogénea de sus pueblos, y el derecho de los Estados a su integridad y soberanía”. El Papa desea que “mas allá de las pasiones”, y “evitando de todas formas la violencia”, se llegue a “formas políticas bien articuladas y equilibradas, que respeten las particularidades culturales, étnicas, religiosas y, en general, los derechos de las minorías”. Sin olvidar, que “los pueblos tienen también deberes con relación a ellos mismos, y los Estados con relación a los pueblos”. Los pueblos deben “mostrarse dignos de ellos, mediante un sentido desarrollado de sus responsabilidades” y los Estados “deben estar al servicio de la cultura auténtica” y “del bien común”. En 1989, Juan Pablo II publica una “Carta Apostólica”, “con ocasión del 50 aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial”. Quiere con ella “sacar una lección de este pasado”, para que “jamás pueda repetirse el conjunto de causas capaz de desencadenar un conflicto semejante”. Considera en ella Karol Wojtila que “la victoria del derecho sigue siendo la mejor garantía del respeto de las personas” y cita a su predecesor Pío XI y la “Mit brennender Sorge”, “quien eleva la raza o el pueblo, el Estado o una forma determinada del mismo, los representantes del poder o de otros elementos fundamentales de la sociedad humana (...) como suprema norma de todo, aún de los valores religiosos, y los diviniza con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado y querido por Dios”.

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El último conflicto mundial “tuvo por causa la destrucción de los derechos de los pueblos así como de las personas”. Declara tajantemente que “no hay paz si los derechos de todos los pueblos, -y particularmente de los más vulnerables- no son respetados”. Y no con menor rotundidad que “todo el edificio del derecho internacional se basa sobre el principio del igual respeto, por parte de los Estados, del derecho a la autodeterminación de cada pueblo y de su libre cooperación en vista del bien común superior de la humanidad”. El 5 de octubre de 1995, Juan Pablo II dirigió un discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, en el que completa su doctrina con algunas consideraciones adicionales. Tiene este discurso especial interés en cuanto que contempla ya la experiencia de la caída del bloque soviético y de la desaparición de la antigua Yugoslavia y el surgimiento consiguiente de una pléyade de nuevos estados europeos. Declara el Pontífice como premisa de inicio que la “búsqueda universal de libertad es verdaderamente una de las características que distinguen nuestro tiempo” y “tiene su fundamento en aquellos derechos universales de los que el hombre goza por el simple hecho de serlo”. Se trata de un movimiento de “carácter planetario”. No hay, ciertamente, “un único modelo de organización política y económica de la libertad humana, ya que culturas diferentes y experiencias históricas diversas dan origen, en una sociedad libre y responsable, a diferentes formas institucionales”. Pero no puede negarse “el carácter universal o inteligible de la naturaleza del hombre o de la experiencia humana”. La II Guerra Mundial “tuvo su origen en violaciones de los derechos de las naciones”. Pero después de su final “los derechos de las naciones han continuado siendo violados”. La Declaración Universal de los Derechos del Hombre “ha tratado de manera elocuente de los derechos de las personas, pero todavía no hay un análogo acuerdo internacional que afronte de modo adecuado los derechos de las naciones”. Se trata de una situación “que debe ser considerada atentamente, por las urgentes cuestiones que conlleva acerca de la justicia y la libertad en el mundo contemporáneo”. El problema de las nacionalidades “se sitúa hoy en un nuevo horizonte mundial, caracterizado

por una fuerte movilidad, que hace los mismos confines étnico-culturales de los pueblos cada vez menos definidos”. Sin embargo, en este horizonte de universalidad “vemos precisamente surgir con fuerza la acción de los particularismos étnico-culturales, casi como una necesidad impetuosa de identidad y de supervivencia, una especie de contrapeso a las tendencias homologadoras”. Es un dato “que no se debe infravalorar, como si fuera un simple residuo del pasado”, requiere más bien “ser analizado, para una reflexión profunda a nivel antropológico y éticojurídico”.

“No hay paz si los derechos de todos los pueblos, -y particularmente de los más vulnerables- no son respetados”. Y no con menor rotundidad que “todo el edificio del derecho internacional se basa sobre el principio del igual respeto, por parte de los Estados, del derecho a la autodeterminación de cada pueblo y de su libre cooperación en vista del bien común superior de la humanidad”

Sobre este fundamento antropológico “se apoyan también los derechos de las naciones que no son sino los derechos humanos considerados a este específico nivel de la vida comunitaria”. Una reflexión sobre estos derechos “ciertamente no es fácil, teniendo en cuenta la dificultad de definir el concepto mismo de nación, que no se identifica a priori y necesariamente con el de Estado”, es, sin embargo,”una reflexión improrrogable, si se quieren evitar los errores del pasado y tender a un orden mundial de justo”. (A ella intentamos contribuir desde este trabajo). Nadie “puede pensar legítimamente que una nación no sea digna de existir”, pero el derecho a la existencia “no exige necesariamente una soberanía estatal, siendo posibles diversas formas de

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agregación jurídica entre diferentes naciones”. (Cita Juan Pablo II los Estados Federales, las Confederaciones y los Estados Autonómicos). Puede haber, nos dice, “circunstancias históricas en las que agregaciones distintas de una soberanía estatal sean incluso aconsejables, pero con la condición de que eso suceda en un clima de verdadera libertad, garantizada por el ejercicio de la autodeterminación de los pueblos”. Toda nación “tiene también consiguientemente derecho a modelar su vida según las propias tradiciones, excluyendo, naturalmente, toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en particular, la opresión de las minorías”.

Puede haber “circunstancias históricas en las que agregaciones distintas de una soberanía estatal sean incluso aconsejables, pero con la condición de que eso suceda en un clima de verdadera libertad, garantizada por el ejercicio de la autodeterminación de los pueblos”. Toda nación “tiene también consiguientemente derecho a modelar su vida según las propias tradiciones, excluyendo, naturalmente, toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en particular, la opresión de las minorías”

La universalidad tiene también sus exigencias “expresadas a través de una fuerte conciencia de los deberes que unas naciones tienen con otras y con la humanidad entera”. Y el primero de ellos es “el deber de vivir con una actitud de paz, de respeto y de solidaridad con otras naciones”. El miedo a la diferencia “especialmente cuando se expresa mediante un reductivo y excluyente nacionalismo que niega cualquier derecho al otro, puede conducir a una verdadera pesadilla de violencia y de terror”. Sin embargo, “las varias culturas no son en realidad sino modos diversos de afrontar la cuestión

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del significado de la existencia personal” y por eso merecen respeto “toda cultura es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo, y, en particular, del hombre: es un modo de expresar la dimensión trascendente de la vida humana”. Querer ignorar la diversidad o tratar de anularla, “significa excluir la posibilidad de sondear las profundidades del misterio de la vida humana”. Es necesario aclarar, por último “la divergencia esencial entre una forma peligrosa de nacionalismo, que predica el desprecio por las otras naciones y culturas y el patriotismo, que es, en cambio, el justo amor por el propio país de origen”. Un verdadero patriotismo “nunca trata de promover el bien de la propia nación en perjuicio de otras”. Debemos empeñarnos, dice el Papa, “en hacer que el nacionalismo exacerbado no continúe proponiendo con formas nuevas, las aberraciones del totalitarismo”. En 1994, en un Mensaje a los Obispos italianos, y acaso movido por las dramáticas escenas que se están viviendo en esos momentos en los Balcanes, Juan Pablo II señala también, en esta línea, “que es preciso superar debidamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada”42. Toca ahora sintetizar esta más reciente posición papal. 1) Se trata de una cuestión compleja, que reclama juicios “ad casum” basados en la conjunción de dos premisas, los derechos de las naciones y el derecho de los Estados a su integridad y soberanía. 2) Cualquier solución desde la ética católica debe basarse en el principio del igual respeto, por parte de los Estados, del derecho a la autodeterminación de cada pueblo y de su libre cooperación en vista del bien común superior de la humanidad. 42. Mensaje a los Obispos italianos sobre las responsabilidades de los católicos ante los desafíos del momento histórico actual. 6 de enero de 1994. Hasta aquí la cita que hace la Conferencia Episcopal Española en su Instrucción Pastoral de 23 de noviembre de 2006. Este discurso, curiosamente, no figura en la página oficial del Vaticano (www. Vatican.va/holy_father/ john_paul ii) que recoge, año por año, todos los que realizó este Papa.

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3) La Iglesia acoge de buen grado la evolución histórica, que lleva a que los pueblos accedan a la soberanía y a la libre gestión de sus asuntos. 4) Las naciones tiene derechos pero no disponemos de un acuerdo internacional que los afronte de manera adecuada. 5) El derecho a la existencia de la nación no exige necesariamente la soberanía estatal, puede haber agregaciones de naciones recomendables pero con la condición de que eso suceda en un clima de verdadera libertad, garantizada por el ejercicio de la autodeterminación de los pueblos. 6) Las naciones tienen el deber de vivir en paz, respeto y solidaridad con las demás y el de respetar en su seno los derechos de las minorías. 7) Hay que distinguir un nacionalismo peligroso, el que desprecia otros pueblos culturas y voluntades, de un patriotismo irreprochable, el justo amor por el lugar de origen. 3.4) LA POSICION DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA La Conferencia Episcopal Española expuso de forma precisa su posición en la Instrucción Pastoral “Orientaciones morales ante la situación actual de España” de 23 de noviembre de 2006, doctrina que ha reiterado en términos similares en 201243. Al respecto hay que señalar que no se trata de un pronunciamiento general como los anteriores, y que será objeto, por tanto, de análisis y crítica singular y separada, pero que tiene el valor añadido de referirse específicamente al supuesto y también, acaso por ello mismo, la contaminación derivada del carácter “español” (incluso podríamos decir, “españolista” o “nacionalista español”) de sus valedores. Ese carácter español-ista, queda de manifiesto si atendemos a que de 76 prelados con derecho a voto, 8 obispos lo ejercieron en contra y 5 votaron en blanco, siendo así que si hay que hacer 43. “Ante la crisis, solidaridad”. Declaración aprobada por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española el 3 de octubre de 2012.

caso a las abundantes referencias periodísticas, el núcleo de contrarios aglutinaba precisamente a los obispos vascos y catalanes44. El obispo auxiliar de Madrid, monseñor Romero Pose45, indicó en la presentación del documento que existía “un acuerdo máximo y sin fisuras sobre la condición de ETA y del nacionalismo excluyente y totalitario”, (aunque me atrevo a especular con que tal vez los obispos pudiesen encontrar este en lugares distintos) y que “lo más debatido”, (fundamento presunto, en consecuencia, de los votos en blanco y negativos) había sido “el capítulo V dedicado a valorar la independencia”.

Querer ignorar la diversidad o tratar de anularla, “significa excluir la posibilidad de sondear las profundidades del misterio de la vida humana”

Adicionalmente, el documento inicial tiene un carácter reactivo, se emite, como claramente se deduce de sus términos, en respuesta a una situación de cuestionamiento de la “unidad política de España” de la que es testimonio la aprobación por el Parlamento Vasco de la propuesta de Nuevo Estatuto Político. Examinado el contexto, veamos que es lo que proclama la Conferencia. En lo que se refiere a la valoración del nacionalismo, sobre el que pretende emitir46 “un juicio moral justo” (como si fuese fácil y como fenómeno de alcance universal no abarcase múltiples formas y variedades), comienza por señalar que “no todos los nacionalismos son iguales”, que “unos son independentistas y otros no lo son” y que “unos incorporan doctrinas más o menos liberales 44. A modo de ejemplo, Rev. ARBIL, nº 64. www.arbil.org. “todo hace pensar que los votos en contra fueron de algunos obispos que discrepaban de la valoración del nacionalismo y de las tesis independentistas, lo que resulta absolutamente calumnioso es hablar de disensiones episcopales respecto al terrorismo”. 45. Ibidem. 46. Párrafo 71.

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(no sabemos si lo que quieren indicar es que no pueden serlo plenamente) y otros se inspiran en filosofías más o menos marxistas”47.

“Los diversos pueblos que hoy constituyen el Estado español iniciaron ya un proceso cultural común, y comenzaron a encontrarse en una cierta comunidad de intereses e incluso de administración como consecuencia de la romanización de nuestro territorio”

El documento no obstante, pese a sus literales afirmaciones en este sentido, no pretende realizar un “juicio moral justo” del nacionalismo en cuanto tal, sino un juicio de algunos de los nacionalismos (y como veremos, solo de algunos) de los que se expresan en el territorio español. Para emitir dicho juicio, comienza por señalar que “es necesario partir de la consideración ponderada de la realidad histórica de la nación española en su conjunto”. De esta realidad histórica destacan los obispos que “los diversos pueblos que hoy constituyen el Estado español iniciaron ya un proceso cultural común, y comenzaron a encontrarse en una cierta comunidad de intereses e incluso de administración como consecuencia de la romanización de nuestro territorio”. También que “el anuncio de la fe cristiana alcanzó muy pronto a toda la Península, llegando a constituirse, sin demasiada dilación, en otro elemento fundamental de acercamiento y cohesión”. Por todo ello “esta unidad cultural básica de los pueblos de España, a pesar de las vicisitudes sufridas a lo largo de la historia, ha buscado también, de distintas maneras, su configuración política”. Y “ninguna de las regiones actualmente existentes, (llama la atención que lo que antes eran pueblos pasen a ser ahora meras “regiones”) hubiera sido posible tal como es ahora, sin esta antigua unidad espiritual y cultural de todos los pueblos de España”48. 47. Párrafo 70. 48. Párrafo 71.

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Eso sí, al menos los prelados reconocen que “la unidad histórica y cultural de España puede ser manifestada y administrada de muy diferentes maneras”. La Iglesia “no tiene nada que decir acerca de las diversas fórmulas políticas posibles”. (Y, en franca contradicción, sin embargo, pues la propuesta vasca de Nuevo Estatuto Político mantiene el vínculo con el Estado español, se ven impelidos a promulgar contra ella nada más y nada menos que unas “orientaciones morales”). Son los dirigentes políticos y los ciudadanos “mediante el ejercicio del voto, previa información completa, transparente y veraz, quienes tienen que elegir la forma concreta del ordenamiento jurídico político más conveniente”. Ninguna fórmula política “tiene carácter absoluto”, ningún cambio “podrá tampoco resolver automáticamente los problemas que puedan existir”. La voz de la Iglesia se limita a “recomendar a todos que piensen y actúen con la máxima responsabilidad y rectitud, respetando la verdad de los hechos y de la historia (como veremos, “consejos vendo y para mi no tengo”), “considerando los bienes de la unidad y de la convivencia de siglos y guiándose por criterios de solidaridad y respeto”. En todo caso, “habrá de ser respetada siempre la voluntad de todos los ciudadanos afectados, de manera que las minorías no tengan que sufrir imposiciones o recortes de sus derechos, ni las diferencias puedan degenerar nunca en el desconocimiento de los derechos de nadie ni en el menosprecio de los muchos bienes comunes que a todos nos enriquecen”49. La Iglesia, proclaman, “reconoce, en principio, la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos, pretendan modificar la unidad política de España”. Sin embargo, “enseña también que, en este caso como en cualquier otro, las propuestas nacionalistas deben ser justificadas con referencia al bien común de toda la población directa o indirectamente afectada”. Según la Conferencia Episcopal “todos tenemos que hacernos las siguientes preguntas”, si la “coexistencia cultural y política, largamente prolongada, ha producido un entramado de múltiples relaciones familiares, profesionales, intelectuales, económicas, religiosas y políticas de todo género, 49. Párrafo 72.

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¿qué razones actuales hay que justifiquen la ruptura de estos vínculos?. Además, “es un bien importante poder ser simultáneamente ciudadano en igualdad de derechos, en cualquier territorio o en cualquier ciudad del actual Estado español. ¿Sería justo reducir o suprimir estos bienes y derechos sin que pudiéramos opinar y expresarnos todos los afectados?50. Concluye la Conferencia que si la situación actual requiriese “algunas modificaciones del ordenamiento político, los Obispos nos sentimos obligados a exhortar a los católicos a proceder responsablemente, de acuerdo con los criterios mencionados en los párrafos anteriores, sin dejarse llevar por impulsos egoístas ni por reivindicaciones ideológicas” (¡Como si la unidad de España no tuviese nada de ideológico!). Hay que evitar, específicamente, “los riesgos evidentes de manipulación de la verdad histórica (respecto de lo que estas “Orientaciones”, como veremos, son un ejemplo preclaro) y de la opinión pública a favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas”51. (¡Y dale con que ideología es lo de los demás!). Y solicitando elevar a Dios oraciones “a favor de la convivencia pacífica y la mayor solidaridad entre los pueblos de España (vuelven a ser pueblos y no regiones), por caminos de un diálogo honesto y generoso, salvaguardando los bienes comunes y reconociendo los derechos propios de los diferentes pueblos integrados en la unidad histórica y cultural que llamamos España”. La Conferencia Episcopal Española peca de casi todo aquello que critica. Reclama “evitar la manipulación de la verdad histórica” y es el primer grave pecado en que incurre. Afirmar que los diversos pueblos que constituyen hoy el Estado español tenían una cierta comunidad de intereses “e incluso de administración” con motivo de la romanización, es una falsedad y un anacronismo de calibre descomunal. Para empezar suponer que los pueblos hoy existentes mantienen plena continuidad geográfica e histórica con las comunidades tribales existentes entonces es demasiado suponer. ¿Existían los vascos, los catalanes, los andaluces (y los españoles) en los tiempos de Escipión? ¿Tenían conciencia de tales? Me ahorro las respuestas por evidentes. 50. Párrafo 73. 51. Párrafo 74.

Pero es que hablar de comunidad de intereses entre quienes aceptaban de mejor o peor grado el dominio romano, y quienes se resistían a él guerreando incluso con los anteriores, es desvirtuar manifiestamente la realidad que conocemos. Y aún cuando las modernas investigaciones van cada vez evidenciando un contacto con lo romano mayor que el tradicionalmente supuesto en algunas zonas, (como el País Vasco atlántico) obviar que la romanización fue un fenómeno de muy diferente grado y efecto en los diversos territorios peninsulares, priva de legitimidad a cualquier planteamiento.

La Conferencia Episcopal Española peca de casi todo aquello que critica. Reclama “evitar la manipulación de la verdad histórica” y es el primer grave pecado en que incurre. Afirmar que los diversos pueblos que constituyen hoy el Estado español tenían una cierta comunidad de intereses “e incluso de administración” con motivo de la romanización, es una falsedad y un anacronismo de calibre descomunal

Por otra parte ¿qué hacemos con los lusitanos respecto de los que podría decirse lo mismo con idéntica validez o con los canarios respecto de los que el argumento carece por completo de ninguna aplicación? Remitirse de forma arbitraria (¿por qué no hacerlo a los habitantes de las cavernas?) a períodos históricos distintos de aquellos en los que pueda hablarse de un España geográfica y políticamente semejante a la actual (tres siglos todo lo más), y hacerlo tan groseramente, es manipular la verdad de forma católicamente inmoral. La historia explica, no justifica, a menos que nos refiramos a una tan reciente como para entender que sea posible revertir las barbaridades y que no hayan razonablemente prescrito (en sentido jurídico) las acciones que nos lo permitan. Y cuanto más atrás nos remitamos en el punto de partida, más arbitraria resultará su elección y menos legitimadora de opciones para el presente.

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Concluir que ninguna región sería como es ahora sin esa “antigua unidad espiritual y cultural”, que ni es tan antigua como ya hemos visto ni tan unitaria como ya demostraremos, es una perogrullada. Todos somos herederos de nuestra historia, pero todos debemos ser libres de no repetirla.

En virtud de la sacralización de la unidad de España, se imponen a esas pretensiones “nacionalistas” que se dicen legítimas (¿por qué no considerarlas meramente “democráticas”?) condiciones injustificadas para convertirlas en inviables

A la Conferencia Episcopal le falta deducir conclusiones de dos de sus más relevantes afirmaciones, la de que ninguna fórmula política (ni siquiera la de la unidad de España) tiene carácter absoluto y la de la legitimidad de las posiciones que por métodos democráticos pretendan modificar dicha unidad. Porque en virtud de la sacralización de la unidad de España, se imponen a esas pretensiones “nacionalistas” que se dicen legítimas (¿por qué no considerarlas meramente “democráticas”?) condiciones injustificadas para convertirlas en inviables. Es muy distinto desde el plano moral establecer que la solidaridad y el bien común deben ser factores a considerar (sobre lo que no hay objeción, pero admitiendo que pueden permitir respuestas diversas) que determinar, sin fundamento suficiente, que deben pronunciarse de igual modo todos los directa e indirectamente afectados. (Dadas las eventuales consecuencias respecto de la composición de la U.E. acaso habría que pedir que votasen todos los europeos o incluso extender todavía más el elenco de los llamados a decidir). La Conferencia Episcopal manipula grave e irresponsablemente las consecuencias de una eventual opción secesionista. (Por no hablar, y hay que recordar que sus “Orientaciones morales” surgen al calor de la propuesta vasca de Nuevo Estatuto

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Político, de opciones de modificación de la “unidad nacional” de menor calado). Se pregunta, de forma retórica, cuales son las razones para romper unos vínculos familiares, profesionales, intelectuales, económicos, religiosos y políticos de todo género. Vamos a dejar aparte la cuestión religiosa, en la que parece que la Iglesia no debe ser tan universal como se sostiene en otras ocasiones para descalificar pretensiones de constituir organizaciones (conferencias episcopales) de ámbito distinto al estatal; aunque solo sea porque ninguna disposición civil obliga a la Iglesia a modificar organizaciones o relaciones. (Más adelante nos referiremos en cuanto argumento moral a la práctica habitual que sigue). Ciñéndonos tan solo a los restantes vínculos señalados, ¿es esa ruptura consecuencia ineludible de la independencia, de cualquier independencia? La Conferencia Episcopal no aporta prueba alguna de ello, y en sede de orientaciones morales sería de agradecer que lo único que se diese por supuesto fuese lo que no es susceptible de ser cuestionado porque deriva intrínsecamente para cualquier observador de la propia naturaleza de las cosas. Puestos a preguntar, devolvámosle el reto a tan desvergonzada Conferencia; en un supuesto de independencia que mantuviese la libre circulación, de personas, servicios y capitales (es harto improbable una independencia de otro tipo), ¿qué vínculos familiares se romperían?, ¿dejaría alguien de ser familiar de otra persona, por pertenecer a otro Estado? ¡En qué extrañas clases de familia creen los obispos españoles! ¿Qué relaciones profesionales desaparecerían necesariamente? Acaso las de común pertenencia a organizaciones de ámbito estatal, que pueden, no obstante federarse o confederarse libremente. ¿Son éstas tan relevantes en términos morales? ¿Qué relaciones intelectuales se verían afectadas? ¿Es que creen los obispos que hay algún régimen democrático capaz de limitar la libertad humana en esta línea? Recordemos que se trata de efectos que se presuponen inevitables, porque de lo contrario no legitimarían la conclusión que se obtiene. ¿Qué relaciones políticas se verían afectadas? Acaso únicamente las que en lugar de sustentarse en la libre voluntad de las partes se fundamentan en otro título. ¿Y no es esto un avance desde la

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perspectiva moral católica? ¿No es la libertad un bien, y cualquier grado en que se incremente en el mundo, motivo de satisfacción para obispos y creyentes? Vayamos por último al apartado económico. ¿Puede verse afectada la “solidaridad” de vascos o catalanes con los españoles menos favorecidos? (Que serían los acreedores de dicha solidaridad). Si la tal existiese en la actualidad, (y los españoles se resisten tenazmente a reconocerlo vía balanzas fiscales) evidentemente que podría. Pero si la “solidaridad” no es libre, no es digna de tal nombre. Puede merecer otros, impuesto, botín, rapiña... pero no ese. Y tendrá mucho más valor, también en términos de moral católica, aunque quizá sea cuantitativamente menor (y solo quizá, porque lo demás no lo sabemos y puede formar parte del acuerdo de segregación) aquello que se da voluntariamente frente a lo que uno desearía eludir y no puede. No cabe menos que concluir que la posición manifestada por la Conferencia Episcopal más que “orientadora” es desorientadora y que además de incurrir en vicios morales que la deslegitiman por completo, nos lleva a pensar en que las objeciones éticas a alguna, al menos, de las opciones independentistas, son de escaso rigor y fundamento. Examinemos si las expuestas por otros revisten mayor enjundia.

4) EL DEBIL FUNDAMENTO DE LAS OBJECIONES MORALES CONTRA CUALQUIER INDEPENDENTISMO La gran mayoría de autores que se han pronunciado sobre la cuestión expresan posiciones semejantes a las de la Conferencia Episcopal. Veamos si aportan objeciones mejor fundadas. El recientemente nombrado Cardenal, Fernando Sebastian52, sostiene que “ante la exigencia del pretendido derecho a la autodeterminación, es preciso hacer una serie de observaciones que debilitan y prácticamente anulan la legitimidad de esa reivindicación”53. Analicémoslas con cuidado. 52. E pílogo del libro “La iglesia frente al terrorismo de ETA”. 53. Todas las citas de Monseñor Fernando Sebastian provienen del citado “Epílogo” según la referencia de www.interrogantes.net del 27/02/2014. El resumen de la web se realizó originalmente el 18 de agosto de 2002.

Primera observación, “no hay, -nos dice-, un pueblo homogéneamente vasco que ocupe un territorio definido”, los vascos “están presentes en todo el territorio español y en lo que se llama País Vasco o Euskal Herria hay y ha habido desde hace siglos muchas personas no vascas, viviendo en paz y armonía con los vascos”.

No cabe menos que concluir que la posición manifestada por la Conferencia Episcopal más que “orientadora” es desorientadora y que además de incurrir en vicios morales que la deslegitiman por completo, nos lleva a pensar en que las objeciones éticas a alguna, al menos, de las opciones independentistas, son de escaso rigor y fundamento

Suponemos que para Monseñor Sebastián, España en su conjunto sí tiene derecho a la autodeterminación, porque nunca lo ha negado y es una evidencia que lo ejerce de hecho sin oposición relevante. ¿Qué sucede si aplicamos a España su mismo análisis? ¿Existe un pueblo español homogéneo y que ocupe un territorio definido, Canarias, Gibraltar y/o Ceuta y Melilla incluidos? ¿No hay españoles allende las fronteras de su Estado? ¿No hay ni ha habido desde hace siglos extranjeros viviendo en paz y armonía en su territorio? Una vez más el nacionalismo español ciega hasta el punto de creer en la ley del embudo, en la existencia de reglas distintas en el análisis para los demás y para uno mismo. Segunda observación de Monseñor, “esa unidad ahora invocada como Euskal Herria o País Vasco no ha sido nunca una unidad política independiente, ni puede considerarse un país ocupado por otro, puesto que ha participado, como cualquier otro, en la historia general de los pueblos peninsulares”. Otro argumento de pata de banco. El

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hecho de que nunca haya existido, ¿deslegitima la aspiración de Juan XXIII, Pablo VI o Juan Pablo II a que exista alguna autoridad o gobierno universal que permita garantizar los derechos humanos en todo el planeta? Decir, por otra parte, que como se ha participado en la historia general de los pueblos peninsulares no hay ocupación ni derecho de autodeterminación es un tanto sorprendente, ¿carecen del derecho los portugueses y por otro lado, cubanos y filipinos, mexicanos y saharauis, argentinos y guineanos y tantos otros que en períodos históricos más o menos duraderos han compartido también la historia general de los pueblos peninsulares?

Lo que no es moral ni católico es quejarse de que lo vaya hipotéticamente a hacer el nacionalismo vasco frente a quienes se sienten españoles y no hacerlo respecto de la imposición que la minoría de conformes con el actual autogobierno vasco realiza respecto a la mayoría de quienes lo desearían mucho más amplio

Tercera observación: “los vascos, en la actual situación democrática, tienen los mismos derechos civiles que los demás ciudadanos españoles y pueden desarrollar y garantizar libremente las notas y peculiaridades de su historia y de su cultura, como cualquier otro grupo cultural, lingüístico y hasta político integrado en el Estado español”. Aún y cuando fuese así, esto no deslegitimaría una voluntad democrática mayoritaria que pretendiese constituir un estado independiente, la haría tan solo más difícilmente explicable, pero es que la afirmación es rotundamente falsa. Ningún vascoparlante puede ejercer en su idioma una amplia variedad de derechos que si pueden ejercer los castellanoparlantes en el suyo. Y esto tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como, de forma mucho más evidente, en esa Navarra de la que durante tantos años fue Monseñor Sebastián prelado. Si entendemos como “nota

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peculiar de la historia vasca”, su adhesión bilateralmente pactada a la monarquía, y pocos habrá que la nieguen referida a un período de varios siglos, ¿considera Monseñor que es factible hoy en día? ¿Considera que esta “nota” deslegitima el derecho de autodeterminación, el derecho a decidir o cualquier otra expresión semejante o más bien que, salvadas las obvias distancias históricas, le proporciona el valor del antecedente? Fernando Sebastian plantea la cuestión en términos intelectual y moralmente mucho más interesantes cuando sostiene que “el independentismo es una opción posible”, pero se pregunta si “es tan claro que la ruptura independentista, en las actuales circunstancias, es mejor para la mayoría de la población que la continuidad democrática”. (Pese a esta última estupidez de manifestar que el independentismo es incompatible o que acabaría con la democracia). Pregunta que acompaña con otra también muy pertinente: ¿qué pasaría con esa casi mitad de la población que se sienten a la vez vascos y españoles y no quieren separase de España? Ninguna solución unilateral –manifiesta- que imponga las preferencias de una mitad y desconozca el sentimiento y la voluntad de la otra mitad puede ser justa ni estable”. Acaso no sea justo ni estable (esto último con cierta probabilidad) que una mitad de la población imponga sus preferencias frente al sentimiento y voluntad de la otra. Lo que no es moral ni católico es quejarse de que lo vaya hipotéticamente a hacer el nacionalismo vasco frente a quienes se sienten españoles y no hacerlo respecto de la imposición que la minoría de conformes con el actual autogobierno vasco realiza respecto a la mayoría de quienes lo desearían mucho más amplio. Con la “mitad de la población” (que no es tal según los resultados electorales54, en otro momento el propio Monseñor habla de “un poco más de la mitad” de nacionalistas vascos y “casi la mitad” de los restantes) disconforme con los propósitos de la otra mitad, deberá suceder lo mismo que sucede en cualquier régimen democrático, que deberá desarrollarse el proyecto más respaldado, sin perjuicio del respeto escrupuloso a los derechos a que todos, pero especialmente las minorías, somos acreedores. 54. Los resultados de las últimas elecciones autonómicas otorgan una amplia mayoría absoluta (48 escaños de 75) a los nacionalistas vascos, considerando como tales a EAJ-PNV y a EH-Bildu.

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No hay mayor descrédito y deslegitimación de quienes se preocupan tanto por hipotéticas vulneraciones futuras de derechos de algunos, (los que sienten más cercanos a sus posiciones) que ver el clamoroso silencio o incluso aplauso con que responden a las idénticas, pero no hipotéticas sino reales y efectivas, agresiones que sufren los mismos derechos de otros. L. Nuñez Ladevese55, integrante de la Asociación para el Estudio de la Doctrina Social de la Iglesia, distingue entre el “nacionalismo político” y el “nacionalismo moral”, lo que supone que “hay que separar la ideología nacionalista de la virtud del nacionalismo, la que suele conocer habitualmente con el nombre de patriotismo”. A su juicio, “el amor a la patria y a la nación es una obligación”, pero “esta obligación es independiente de la pretensión política de configurar a la nación como un Estado”. Los Estados “tienen la obligación de fomentar el bien común patrio de los pueblos y las naciones, conservando su patrimonio cultural, religioso y lingüístico”. A esto “se le llama autodeterminación moral” y “si el Estado asegura y garantiza esa autodeterminación moral, cumple con el bien común”. La Doctrina Social de la Iglesia “reconoce ese derecho de autodeterminación política, cuando el Estado no garantiza la autodeterminación moral interna de los pueblos, las familias y las personas que conviven unitariamente, como es el caso de España que no puede ser reducida a la expresión Estado español”. Las naciones y pueblos “unidos en torno a la comunidad histórica española pueden ejercer libremente su autodeterminación moral sin restricciones” y “frente al legítimo derecho político de ideologías que pretenden la autodeterminación externa está, como el Papa ha puntualizado en diversas ocasiones, el no menos legítimo y recíproco derecho de preservar la unidad territorial del Estado democrático”, promover una opción es tan legítimo, nos dice, como lo contrario, “nadie está obligado moralmente a ceder a pretensiones políticas de autodeterminación externa”. En relación con esta posición hay que señalar que no vemos fundamento para distinguir entre un “nacionalismo político” (que sería el malo) y un “nacionalismo moral” o patriotismo. Si amar la patria o la nación es una obligación (cosa que no creemos) 55. NUÑEZ LADEVESE L. “Identidad colectiva y derecho de autodeterminación”, en www.alfayomega.es

tanto lo será para quienes sientan que la suya es Euskadi o Catalunya como para quienes rindan fidelidad al sentimiento español. Es el ámbito, lo que se cuestiona, no puede darse por supuesto desde ninguna perspectiva moral. Más allá de disquisiciones teóricas y reconociendo lo positivo de reconocer legitimidad, al menos en el terreno moral, a ambas posiciones (en lo que coincidimos), el escaso poder de convencimiento de esta postura deriva de que da por hechas cuestiones que son harto controvertidas y discutibles.

No hay mayor descrédito y deslegitimación de quienes se preocupan tanto por hipotéticas vulneraciones futuras de derechos de algunos, (los que sienten más cercanos a sus posiciones) que ver el clamoroso silencio o incluso aplauso con que responden a las idénticas, pero no hipotéticas sino reales y efectivas, agresiones que sufren los mismos derechos de otros

En primer lugar el hecho de que un Estado garantizase el bien común de la autodeterminación moral, en los términos en que la define, no excluiría la legitimidad moral, desde la perspectiva católica, de defender opciones distintas que también lo garantizasen en similar medida. Habría que demostrar, lo que ni este autor ni ninguno de los restantes que analizaremos ha hecho en modo alguno, que ninguna otra opción (y en particular la independentista) garantiza ese bien común en igual o superior medida para poder sostener preferencias, más aún si lo hacemos con carácter de imperativo moral. Pero lo verdaderamente discutible (y a nuestro juicio falso) es que los pueblos y naciones del Estado español puedan ejercer su autodeterminación moral sin restricciones. Para empezar, España no reconoce jurídicamente la existencia de una pluralidad de naciones en su seno (al revés que este autor, que se refiere a ellas en plural) y no hay

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más que atenerse al pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre el Estatut para comprobarlo. En todo caso la admite en cuanto se reduzca a meras declaraciones simbólicas carentes de efecto alguno. Y sobre todo, en términos de conservación de la identidad cultural y lingüística, la afirmación de que España respeta o protege ese “bien común” de los pueblos y naciones, suena grotesca a los oídos de quienes se ven privados del derecho a utilizar su lengua propia (como sucede en tantos ámbitos incluso cuando la lengua es oficial) o a alfabetizarse en la materna, como sucede en el caso de buena parte de Navarra, por poner un ejemplo tan solo.

España no reconoce jurídicamente la existencia de una pluralidad de naciones en su seno

J. Soley56 sostiene que “la participación política tiene muchos cauces y no equivale a votación”. Ya se ejerce en la actualidad “en condiciones equivalentes al del resto de países de nuestro entorno”, y, por tanto, “resulta muy aventurado”, sostener “que el principio de participación es conculcado en Cataluña”. En todo caso el derecho a la participación política “en ningún caso puede significar el derecho a declarar extranjeros a una parte de los propios conciudadanos”. Sin negar tajantemente que España sea un Estado homologable a otros (y aún así la cuestión es discutible como prueban el caso de Escocia en Gran Bretaña y el de Quebec en Canada), si que hay que dejar claro que esos “propios conciudadanos” lo serán en virtud de decisión adoptada por alguien, tan legítima o cuestionable como cualquier otra, pero que enfocar el caso catalán o vasco en esos términos es una manipulación evidente, por cuanto nadie plantea privar de la catalanidad o vasquidad (y 56. “Las distorsiones nacionalistas de la Doctrina Social de la Iglesia y la secularización de Cataluña”. Artículo en la revista “Cristiandad” reproducido bajo el título” ¿Qué dice el Magisterio de la Iglesia sobre la secesión de Catalunya que reclaman los nacionalistas?”. www.religiónenlibertad.com. Consulta de 7 de marzo de 2014.

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los consiguientes derechos de ciudadanía eventualmente asociados) a ninguna persona que la disfrute en la actualidad Juan Pablo II -nos dice- advierte que “este derecho fundamental (de las naciones) a su existencia no exige necesariamente una soberanía estatal” y que “la actual autonomía de Cataluña en el seno de España no tiene parangón con la de otras regiones europeas”. Ya hemos recogido cual ha sido la posición manifestada por los pontífices más recientes, y también que la no imprescindibilidad no supone en ningún momento la inmoralidad y que el grado actual de autonomía no priva de legitimidad alguna en términos morales (otra cosa es que les pueda restar apoyo social) a las demandas de quienes lo reclamen de superior nivel. Alude Soley al contexto descolonizador como marco de las proclamas pontificias y que la Resolución 2625 de la ONU excluye explícitamente la aplicación del derecho de autodeterminación a los casos de secesión. En todo caso y pese a sus pretensiones, ninguna afirmación pontificia limita expresamente su doctrina a determinados casos y ninguna resolución de la ONU, (incluso cuando cupiese interpretarla en el sentido en que lo hace) constituye límite a lo que es posible defender sin que sea objetable desde la perspectiva de la moral católica. (Supongo que con mencionar simplemente la palabra “aborto”, no habrá mucho más que discutir al respecto). Que todos los casos hasta ahora habidos sean distintos al de Catalunya o Euskadi, es, primero, discutible en la medida en que todos los casos son singulares y todos comparten también con otros algunas características comunes, y, segundo, enmarca, simplemente, la cuestión en el ámbito de lo opinable, de lo que es legítimo defender pero no constituye verdad indiscutible y que habilita, por tanto, desde la perspectiva moral, opciones diversas. Sobre el parecer de la Conferencia Episcopal a que se refiere en apoyo de sus tesis ya nos hemos pronunciado, así que solo analizaremos su parecer inconsistente y equivocado respecto de que “el rechazo a las posturas secesionistas ha sido una constante en la historia de la Iglesia y esto incluso en los casos en que los secesionistas eran fervientes católicos”. (Cita al respecto varios casos, significativamente todos del siglo XIX). Si entendemos que el Estado Vaticano actúa de una forma moralmente correcta, desde la óptica

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católica (e indiciariamente lo entenderemos así en tanto no nos demuestren lo contrario) hay que decir que la afirmación no se sostiene. No ya porque Juan Pablo II expresase explícitamente su deseo de que los embajadores acreditados ante la Santa Sede fuesen mucho más de los 108 con que contaba en determinado momento a partir de una secesión inevitable de muchos de los 25 de partida, sino porque el Vaticano ha nombrado Nuncios, organizado Conferencias Episcopales y modificado su propia organización eclesial al albur de cada independencia internacionalmente reconocida. La Iglesia Católica en ningún caso se ha opuesto a la eventual secesión de Escocia y de ninguna manera se ha resistido a la voluntad quebecois en idéntico sentido, por referirnos tan solo a los casos extraibéricos más de actualidad. Lo único que ha matizado, conforme a la reiterada doctrina pontificia, es que ningún proyecto debe ser entendido como absoluto y que la evaluación de los mismos debe hacerse atendiendo al criterio del bien común. Si recurrimos a los antecedentes históricos y por ceñirnos únicamente a Europa y eludir casos de colonialismo europeo en otros continentes, la Iglesia Católica fue pilar fundamental en la secesión irlandesa del Reino Unido y en la creación del estado de Polonia frente a las pretensiones rusas de integración en su territorio; sin el respectivo apoyo eclesial, (pese a lo que sostiene Soley) estos procesos históricos acaso no hubiesen tenido éxito o hubiesen desembocado en fórmulas políticas distintas a las actualmente existentes. Lo mismo puede decirse en relación con las distintas vicisitudes por las que ha atravesado el territorio croata a lo largo del siglo XX. La Iglesia Católica no solo en una, sino en varias ocasiones, ha respaldado la secesión croata, inicialmente respecto del Imperio Austro-Húngaro, más tarde del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos y posteriormente en relación con la República Federal de Yugoslavia. Y también podemos ofrecer el ejemplo de los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania en el caso de su segregación de la URSS. F. J. Vitoria Cormenzana, teólogo de reconocido prestigio, nos recuerda que “en el País Vasco se ha cultivado una memoria passionis puramente egocéntrica que ha contribuido a afirmar excesivamente y asegurar robustamente una (pretendida) identidad propia en lugar de cuestionar toda identidad firme y

segura”57. Dejando aparte que el diagnóstico sea o no certero, (aceptémoslo siquiera sea a efectos dialécticos) la pregunta es si ese pecado es exclusivo de los vascos y si solo a ellos les inhabilita moralmente en el universo católico para pretender la estatalidad separada. ETA, amén de fenómeno siempre minoritario, no ha producido, afortunadamente, resultados comparables en crueldad (en cifras absolutas y sin dejar de reconocer la imperdonable cantidad de dramas individuales) a otros que en momentos históricos gozaron de apoyo muy superior entre sus pueblos, como el nacional-catolicismo español, el movimiento ustachi croata, o el régimen católicohitleriano de Monseñor Tiso en Eslovaquia. (Por hablar una vez más solo de fenómenos europeos relativamente recientes y de estados de independencia actualmente no cuestionada).

La Iglesia Católica en ningún caso se ha opuesto a la eventual secesión de Escocia y de ninguna manera se ha resistido a la voluntad quebecois en idéntico sentido, por referirnos tan solo a los casos extraibéricos más de actualidad. Lo único que ha matizado, conforme a la reiterada doctrina pontificia, es que ningún proyecto debe ser entendido como absoluto y que la evaluación de los mismos debe hacerse atendiendo al criterio del bien común

J. I. Calleja Saenz de Navarrete, profesor de “Moral Católica”, se ha pronunciado sobre la cuestión en varias ocasiones58. Su tesis fundamental es que “la unidad de los pueblos de España compete a 57. BILBAO G. et alii, Conflictos, violencia y dialogo: el caso vasco. Ed. Universidad de Deusto. Bilbao. 2004. Pag. 224. 58. Por recoger dos ejemplos tan solo,“La Iglesia y el derecho de autodeterminación de Cataluña”. www.elcorreo.com 16 de abril de 2013 y “La moral cristiana y el derecho a decidir”. DEIA. Carta al director de 10 de noviembre de 2013.

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todos a la vez y que moralmente -por mor del bien común y la solidaridad- una salida que los mantenga unidos es más justa que cualquier otra que no lo haga”. El principio de que “somos un pueblo y tenemos derecho a decidir lo que nos convenga me parece abusivo e insolidario con los demás”. No se cree este autor “lo de irse para ser igual de solidarios”. A él también le atrae “quedarse a solas con los de mi país”, pero “eso, apetecer, atraer gustar, tentar, y la moral cristiana es otra cosa”.

¿Por qué es más justa la unión de los pueblos de España (hay que entender que sin incluir Portugal) en un único Estado que cualquier otra alternativa pluriestatal? Se trata de una afirmación carente de prueba alguna; una mera especulación

La cuestión no es para el profesor “de legitimidad democrática, sino de equilibrio ético en cuanto a las obligaciones de justicia y solidaridad adquiridas entre pueblos que conviven juntos desde hace siglos”, si se hace imposible o muy difícil “el autogobierno que algunos (pueblos) necesitan para desarrollar su identidad”. Considera Calleja que “éticamente lo que el pueblo vote es una pobre respuesta eclesial, legítima pero pobre”. Y además le cuesta -dice- que se admita “esa idea moral tan benigna para con la conciencia nacional de mi pueblo y para su derecho a salir de la crisis general por su cuenta”. Lo de la convivencia durante siglos es un mantra que como ya hemos visto da para mucho. ¿Cuántos siglos de convivencia atan, los que afectan a Portugal, los siglos en que Cataluña Nord perteneció a la Corona de Aragón? ¿Sabe Calleja hace cuan relativamente poco tiempo dejó de pertenecer Benafarroa a la corona de Navarra? ¿Los habitantes de estos territorios también deberían votar? ¿Y por qué los de Ceuta y Melilla sí, y los saharauis no?

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Cuando se hace referencia a los “siglos” se olvida que la configuración actual de España es muy reciente (en términos históricos) y que solo convendría “sacralizarla” o convertirla en límite ético si tuviese un origen moralmente irreprochable. Este es el verdadero punto débil de todos estos autores. Olvidan que esa configuración fue fruto de armas y guerras y que, aunque solo fuese por “convalidarla” desde esta perspectiva, debería apoyarse éticamente cualquier opción de que lo que nació originalmente pecaminoso puede ser “legitimado” por otra vía más defendible. Sin tomar en consideración el origen de la convivencia, acudir a la historia como argumento es profundamente inmoral, significa coger de ella solo lo que nos interesa. Lo de que cada uno no deba salir de la crisis por su cuenta, vamos que no sea aceptable para la moral católica el “sálvese quien pueda”, sería un argumento de peso, (de hecho lo comparto) si se esgrimiese también contra el derecho a decidir de los españoles y, más aún, contra el de todos los europeos, cuyas decisiones afectan a tantos otros. No cabe una doble vara de medir y ponerse tan exigentes con algunos cuando se admite tanto respecto de los demás. En cualquier caso hay en este planteamiento una presunción de injusticia e insolidaridad del independentismo que no cabe aceptar con carácter general y sin pruebas. ¿Por qué es más justa la unión de los pueblos de España (hay que entender que sin incluir Portugal) en un único Estado que cualquier otra alternativa pluriestatal? Se trata de una afirmación carente de prueba alguna; una mera especulación. La comparación legítima sería la que comparase situaciones reales, el estado actual con otro hipotético distinto. De esta cuestión trata nuestro siguiente capítulo, pero dado que Calleja y sus colegas emiten juicios morales tajantes y absolutos, en lugar de entender como nosotros que estamos en el ámbito de lo moralmente discutible, devolvemos la pregunta ¿Por qué es moralmente más justo que España y Portugal constituyan estados separados que el que exista un único Estado Ibérico? Pereira Menaut59 responde muy acertadamente a algunas de estas cuestiones. Si todo “particularismo territorial” es contrario “al bien común”, 59. PEREIRA MENAUT Antonio Carlos, “¿Bien común versus autodeterminación territorial?” www.diariojuridico.com. Consulta de 27 de febrero de 2014.

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“las emancipaciones de Portugal, Irlanda, Estados Unidos o las repúblicas latinoamericanas habrían sido ilegítimas o inmorales, cosa manifiestamente contraria al sentido común”. Cree este catedrático de la Universidad de Santiago que “el bien común mal entendido nos podría llevar a un gobierno global con desmesuradas y detalladas competencias, (que) amenazaría la libertad y las identidades culturales y negaría el principio de subsidiariedad”. Cuando se invoca, es “frecuentemente (no siempre) para pedir un sacrificio a un grupo o territorio que quizá nunca sea compensado”, y “lo presentado como bien común puede ser el interés de la región dominante”. Se pregunta el autor, de forma añadida, “¿quien es el intérprete o guardián del bien común? ¿Por qué hay que suponer que el Estado persigue el bien? (No ya el común, sino simplemente el bien). Mientras los que descalifican el independentismo no dispongan de respuestas convincentes a estas preguntas (y hasta ahora no las exponen) su diatriba moral pierde todo su posible crédito.

5) EL INDEPENDENTISMO COMPATIBLE CON LA MORAL CATOLICA El hecho de que consideremos que no cabe descalificación moral apriorística del independentismo “in genere”, no significa a nuestro juicio que cualquier proyecto independentista esté libre de objeciones morales, del mismo modo que sucede con cualquier otro tipo de proyecto político. Dejando claro que entramos en un terreno en el que pueden establecerse distintos niveles de exigencia, y que muchos de los Estados de existencia no cuestionada es muy posible que incumplan en mayor o menor medida los requisitos que vamos a imponer, creemos sin embargo preciso determinar los que nos parecen imprescindibles para entender del todo nuestro planteamiento. Sin entrar en el proceloso examen de en qué medida los medios son separables de los fines o en qué medida los contaminan, una cuestión fundamental es la forma de constitución del Estado independiente. Si estamos reprochando el origen violento, y por tanto moralmente ilegítimo, de la inclusión necesaria de vascos y/o catalanes en España, hay que exigir necesariamente como condición de legitimidad moral que el origen del Estado independiente sea pacífico y democrático.

Obviamente no cabe otra. Nadie en su sano juicio piensa hoy que sea posible de otra manera la constitución de la Euskadi o Catalunya independientes. La única forma en que resultará moralmente legítima será la que parta de un pronunciamiento libre y mayoritario en este sentido de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas. Desde una perspectiva moral habría que demandar también que con esta opción hubiese una ganancia neta en términos de derechos y libertad. Vamos todavía más allá de la exigencia que manifiesta un unionista confeso como Ruiz Soroa60. Sería éticamente cuestionable que hubiese un ligero beneficio mayoritario sustentado sobre una relevante pérdida para alguna minoría. Esto implica a nuestro juicio, cuando menos, dos cosas. Una primera es que el Estado independiente debería mantener una libertad de circulación de personas, servicios y capitales respecto del matriz. Tampoco es una exigencia exhorbitante, sino una de las condiciones de pertenencia y permanencia en la Unión Europea. Y una segunda es que debería permitir el mantenimiento de la nacionalidad previa y los vínculos subsiguientes a quienes así lo deseasen; una doble nacionalidad, en suma. Que fuese, en su caso, el estado matriz quien restringiese derechos a sus antiguos habitantes afines, si lo considerara oportuno.

La única forma en que resultará moralmente legítima será la que parta de un pronunciamiento libre y mayoritario en este sentido de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas

60. “La secesión no puede en ningún caso generar una pérdida de calidad democrática del sistema político, por lo que quienes pretenden la secesión deberán garantizar de manera convincente -incluso ante instancias internacionales- que en el futuro Estado secesionado se respetarán los derechos de las minorías tanto como los suyos fueron respetados en el anterior sistema, cuando menos”. RUIZ SOROA J.M. “¿Es posible regular la secesión aquí y ahora? en ARREGI ARANBURU J. (Coord.) “La secesión de España: bases para un debate desde el País Vasco”. Ed. Tecnos. Madrid. 2014. Pag.29.

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Una tercera exigencia viene derivada del viejo principio moral de querer para otros lo que se quiere para sí mismo. O expresado en su vertiente negativa, como el anverso y el reverso de la moneda, de no imponer a los demás lo que no se acepta que le impongan a uno mismo. Un Estado vasco (o catalán) independiente debería respetar la voluntad manifestada del mismo modo (por lo menos no con superiores requisitos y exigencias que la que dio origen a la secesión) por aquellas de sus unidades territoriales que deseen mantener la pertenencia al Estado español. No me refiero tan solo a las provincias sino incluso a los municipios. Si la voluntad es clara y mayoritaria las objeciones en torno a las dificultades de gestión pierden por completo su relevancia en los tiempos en que vivimos. Son los ciudadanos los que deben valorar si su distancia respecto del proyecto

Estamos lejos de sostener que no quepan otras posiciones con fundamento razonable, incluso que no puedan ofrecerse proyectos alternativos que también cumplan los requisitos morales expresados. Pero lo que si creemos que carece de fundamento alguno es negar a cualquier independentismo vasco o catalán el marchamo de catolicismo y moralidad

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común es tal como para que les merezca la pena incluso una hipotética condición de “enclave”. Corolario inevitable de reconocer este derecho es el de garantizar el autogobierno suficiente y la tutela de las señas de identidad y valores culturales que la secesión pueda poner en peligro. (Sea este peligro objetivo o una mera percepción subjetiva de quienes lo sientan como tal). Y, last but not least, sin asumir cadena alguna, el Estado independiente no debería olvidar la historia compartida. Tanto en lo que se refiere a poner lo necesario para que existan relaciones de buena vecindad (más aún si hay que corresponder a la hipotéticamente manifestada en relación con el origen democrático y pacífico del nuevo Estado) como a asumir no ya la parte proporcional de la carga heredada que corresponda, sino incluso la de mostrar una solidaridad y una cooperación singular, reconociendo con ella en lo positivo la contribución previa a que el Estado independiente sea viable. Un proyecto independentista de estas características, es, en la modesta opinión del firmante, el proyecto que mejor encaje presenta con las exigencias de la moral católica. Estamos lejos de sostener que no quepan otras posiciones con fundamento razonable, incluso que no puedan ofrecerse proyectos alternativos que también cumplan los requisitos morales expresados. Pero lo que si creemos que carece de fundamento alguno es negar a cualquier independentismo vasco o catalán el marchamo de catolicismo y moralidad. Y sea quien sea el que lo haga, estamos en condiciones de exigir que someta otros casos a idénticas exigencias, a idéntico control de calidad. Empezando por el de la “unidad indisoluble de la nación española”.

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Placing Citizenship before Trade: Towards making International Co-operation Sustainable Europe’s Role in International Co-operation Trade agreements do well when there is a measure of compatibility between countries on policy issues that govern the relationship between state and citizens. The volume of trade within European countries and between Europe and USA should support this point of view. Trade agreements are frequently signed between the developing and the newly emergent economies but, it must also be admitted, very often they are not realized. Or if they are put to work, they do not quite fulfill their promise or potential. This is why the issue of International Co-operation should not be spearheaded by trade considerations alone. In fact, Europe can use trade as a lever to encourage countries in the developing world to adopt policies that highlight citizenship and appreciate its benefits. If economic relations were coupled with such policy interventions then trade ties would be of greater advantage to both parties. Agreements with dictatorships and autocracies, or, as is often the case, with democracies which are more form than substance, nearly always damage trade outcomes. True, some people would do well on both sides, even get unbelievably rich with one or two quick deals, but that surely is not equal to International Co-operation. When it is only about money, then countries are not joined, select individuals are. To believe that this would be the beginning of a healthy “trickle down� process at both ends is hardly reasonable. In fact, it would require a kind of blind faith in the market, the likes of which has led many economies to ruin in the recent past. This is enough reason for Europe to insist, as a first step, on an examination of the social conditions under which their potential trade partners are functioning. All too often we overlook the fact that trade is, first and foremost, about competition and not co-operation. Both sides are constantly on the lookout for better bargains and if Europe is dealing with the wrong sort, then the outcomes of such relations will surely not be desirable. This is why it is only when trade ties follow a careful crafted

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Dipankar Gupta Profesor de Jawaharlal Nehru University, en New Delhi.

long-term strategy between states at the social policy level that true international co-operation happens. What then are the constituents of this longterm strategy?

When Citizenship Leads the Way Europeans should congratulate themselves for the fact that historical circumstances have given them benefits and privileges that shot them past most other contemporary societies. They now live in a state of affluence that can hardly be imagined by others. The democracy they enjoy is wholesome, for it gives dignity to people as citizens, and is not narrowly about elections and votes. Unfortunately, it appears as if many of the leaders of EU countries are not as appreciative as they should be for such an inheritance. The most important contribution that Europe has made to democracy in practice is in the institution of the welfare state which has a long history (see Rich 1977: 52). It is this aspect that has enriched Europeans the most, well beyond what pure market forces could establish. If Europe has managed this incredible feat for its peoples, why should it not share that knowledge with the rest? In fact, America seems to be loudest in proclaiming their model where the market triumphs over society, but Europe is silent. The rest of the world, for all practical purposes, is innocent if Europe has managed this incredible feat and calmly equates this continent with the policy prescriptions prevalent in the United States. In this, it is not just that Europe is not doing itself a favour; it is probably doing disservice to the rest of the developing world. In the absence of any real inputs on these matters from Europe, most nations are, by default, adopting the American version of democracy. Even here, they take its crudest expression, viz., elections and a free market. If it were just about voting and giving the “animal spirits” free power to

Merkataritza-lokarriek epe luzerako estrategia bati, estatuen artean gizarte-politikaren esparruan kontu handiz prestatuei, jarraitzen zaizkienean bakarrik gertatzen da benetako nazioarteko lankidetza Solo cuando los vínculos comerciales siguen una estrategia a largo plazo cuidadosamente elaborada entre los estados en el ámbito de la política social es cuando tiene lugar una verdadera cooperación internacional

Beste hitz batzuez esanda, merkataritza abian ipini aurretik lankidetzak beharko luke izan faktore nagusia. Horretarako, Europak ikasi egin behar du, iragana bere ikuseremu normaletik kanpo daudenekin partekatzen. Euskadiko Autonomia Erkidegoa da horren adibide betegina En otras palabras, la cooperación debería de ser el factor principal, antes de poner en marcha el comercio. Para ello, Europa debe aprender a compartir su pasado con aquellos que se encuentran fuera de su campo normal de visión. El País Vasco es el caso perfecto de ello

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roam the market, then democracy would not have played the role it has in guaranteeing citizenship values. We have seen the calamities unregulated markets can initiate; we have also seen how votes can be manipulated by evil powers within. Yet, Europe that can issue correctives on these is silent, and oftentimes, even irreverent of the good fortune it enjoys.

In other words, before trade commences, co-operation should be the leading factor. In this, Europe must learn to share its past with those who are outside their normal range of vision. The Basque Country is just the perfect case for this. There are a number of reasons why this part of Spain can be so illustrative to other countries that are less affluent, regardless of the continent they occupy. Why should this be so?

Ildo horretan, Euskadiko Autonomia Erkidegoa adoregarri izan daiteke atzerritarren agindupean bizi izan diren munduko eskualde txiroentzat Por lo tanto, el País Vasco puede servir de aliento a aquellas zonas más pobres del globo que se han visto sometidas al dominio extranjero Euskadiko osasun-sistemaren ezaugarriak (mediku gaixoko edo ospitale-ohe gaixoko erlazioez mintzatuz) seguruenik Europako onena da, ongizatearen politika egokiro gauzatua izan dela erakusten duena. Hortaz, esperientzia hori parteka ote daiteke, osasun-politikaz denaz bezainbatean zer bide hartu ziur ez dauden beste herrialde batzuekin? El perfil sanitario del País Vasco (en términos de relación médicopaciente o camas de hospital por pacientes) es probablemente el mejor de Europa, lo que atestigua una acertada ejecución de la política de bienestar. ¿Es esta otra experiencia que puede compartirse con otros países que no están seguros de qué camino tomar en relación con la política sanitaria?

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The Lessons of Basque Country First it is not as if the Basque Country was always as prosperous, developed and so first-worldlike as it is now (see Ploger 2007). When democracy came here in 1980, after the passing away of General Franco, the Basque got a chance to put their house in order. Like many developing countries in the world, this part of Europe was also under domination, albeit the colonialism it experienced was internal. The deprivations that Basques lived through were similar in essence to what colonial people suffered from, and yet today we hardly see any traces of this past. Therefore, those poorer parts of the globe that have been under foreign rule can take heart from the Basque country. If the stains of this hurtful past have left this region without any ostensible sign it is because of the political system that the Basques adopted. There is a serious lesson in this: colonial traditions can be wiped clean if political leadership is intent on establishing a citizenship oriented democracy. So often we are led to believe that the once colonized, these countries must bear the insignia of their oppression for decades after. Such a notion actually encourages the worst kind of post-colonial political domination. The institutions of control and the practices that encouraged subjugation often continue well after a country has formally become independent of foreign control. The experience of Basque Country shows that a society can be pulled up in quick time if the leadership takes it upon itself to deliver to citizens and not relate to them as subjects. This happens when the leadership of these countries is willing to live by the law and yet combat the challenges that centuries of domination often impose. Basque Country shows in bold letters that a colonial past

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can be made history, in every sense of the term. To do this, the Basques must be willing to share the knowledge on how it was done. This act itself should showcase the steps Basque Country took in realizing citizenship during very hard days. Their experience in establishing worldclass education and health services is something that must be widely disseminated and known. In today’s times, a number of European administrators and commentators are beginning to wonder if the welfare state that they had set up over the years is really worth holding on to. Once again, Basque province’s success in this field in just two short decades is an object lesson for such doubters. That Basque Country’s health profile (in terms of doctor-patient or hospital bed per patient ratio) is probably the best in Europe testifies to a happy execution of welfare policy. Is this not another experience that can be shared with countries elsewhere that are unsure of which route to take on health policy? Then when we come to innovations, scientific training and the twinning of technology with social uplift, Basque Country again has so much to teach. It has been argued that United States suffers today because it has slipped significantly in its productive deployment of its population. Simply put: America is not paying enough attention to broad basing quality education (Rajan 2010: 33-35). It will be difficult to fault the Basque region of a similar lapse. It is now a leader in this region in renewable energy; it is high on the European Innovation Index; and it is probably the best when it comes to tapping the potentialities in wave energy. Which newly independent country would dare to do all of these and aspire to be at the top of the game in such highly technical matters? The third lesson the Basque Country’s experience can teach many developing countries is how well it has handled corruption. One of the most important reasons for this is, of course, a committed and clean leadership, but institutional processes matter too. For example, the way in which zoning of land has been controlled has made speculation in real estate extremely difficult. In many parts of the world, advanced economies included, it is the land mafia that has put many economies in crisis. Banks are blamed, peoples’ craving for easy money is widely criticized, but the idea of controlling real estate shenanigans never quite enters the picture (see Rajan 2010: 170 ff). In this field again, the Basque Country could light a path for many countries, both rich and poor.

Euskadik gauza bat frogatzen du, beti agerikoa izan beharko lukeena, hau da, demokrazia dela garatzeko eta hazteko sistemarik eraginkorrena. Beraz, gizarte batzuek demokraziari egozten diotenean hark galga ipintzen diola garapenari, euskal esperientziak agerian utzi dezake gezur hori El País Vasco demuestra lo que siempre debería haber sido evidente, que la democracia es el sistema más eficaz que existe para desarrollarse y crecer. Por lo tanto, cuando ciertas sociedades acusan a la democracia de poner freno al desarrollo, la experiencia vasca puede dejar al descubierto esa mentira

Fourth, the Basque people showed the world that it did not let its past humiliation under Franco colour their lives forever. Instead of violent revenge, or asking for concessions as victims, Basques instead went ahead and demonstrated that they were world beaters on human development indices. So often those who have been economically subjugated are also culturally undermined and it is quite common, in such circumstances, to build on a politics of hate. The Basques too were on that road, but after 1980 turned back and chose the democratic path instead. Finally, and most importantly, the question of democracy. There is a shortcut that is often proposed by people in the developing world to get rich and powerful quick. They believe they can reach their destination most convincingly by encouraging dictatorships, conceding that they must be benign. The Basque did not fall for this option; they stayed firm with democracy and yet did things very fast. Nobody can accuse the politics and the leadership of this region of cutting corners to get rich quick. That they succeeded in attaining their goals by following the letter and spirit of a liberal democratic law is what

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makes the Basque experience so important. Basque Country shows, what should have always been evident, that democracy is the most efficient system there is to develop and grow. So when certain societies point a finger at democracy for holding back development, the Basque experience can easily expose that lie (see Glass 1977; also Gupta 2013: 199-208).

BRICS multzoko herrialdeen larrigarriena da, denen artean munduko biztanleriaren ia % 40 dutelarik ere, munduko diru-sarrera gordin nazionalaren laurdena bakarrik direla. Aberasteko premia horrek eta garapenean ez pentsatzeak ekarri dute beste aliantza batzuk agertzea, hala nola, MIKT deritzona (Mexiko, Indonesia, Hego Korea eta Turkia). Kontua honezkero ez da bakarrik BRICS deritzenen eta gainerako multzo zehaztugabe baten arteko lehiaketa, ezpada ze haien eta MIKTena bezalako beste aliantza batzuen artekoa. Azkenean, noiz amaituko da kiribil hori? Lo más angustioso de los países del grupo BRICS es que aunque juntos suman cerca del 40% de la población mundial, solo representan una cuarta parte del ingreso nacional bruto mundial. Es esta urgencia por enriquecerse y no pensar en el desarrollo lo que ha propiciado otras alianzas como la de los MIKT (México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía). Ya no se trata solo de una competición entre los BRICS y un resto indefinido, sino entre ellos y otras alianzas como la de los MIKT. ¿Dónde acabará finalmente esta espiral?

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The Cold War Legacy International Co-operation is more than just trade. By helping other countries to come out of the gridlock that wasteful and incompetent politics imposes on them is, probably, the best thing to do. Economic co-operation and trade can pick up after this. Therefore, the leading factor should be in demonstrating the values of democracy and the advantages it bestows on its citizens. When this precedes trade, economic ties are on a stronger footing for now we are interacting with those who think alike- only that some are richer than others. The Basque experience can give power to the motto that poverty is not a perennial condition and that it can be overcome best through democracy. The idea and practice of democracy need strengthening and Europeans should remember their history and be active on this score. During the cold war years from the 1950s to the early 1990s, democracy began to wear a look that was all about money and less about principles. As the enemy on the other side was ruthless and powerful, the West chose a short cut. It chose to emphasize the principles of free market over that of citizenship. This was the real short cut and it put on hold any real advance in democracy. There was no significant move now to deepen citizenship for it was believed that the market was supreme. This was a convenient but short sighted view. Just because the Soviet bloc did not approve of the “market” the western alliance stressed on that alone. The Cold War is now over, but its ideological overhang continues to exercise an enormous influence. One of the reasons that International Co-operation very quickly comes down to discussions on money and trade is precisely this. It is now assumed that those who do not think of business as the driving force have got their Math and Politics all wrong. It is time to expose this brand of thinking and Europe is best positioned to do the job. And among the Europeans, the Basques can demonstrate this most effectively because they did it so fast, and did it with democracy.

The Limits of Pure Economic Alliances Let us keep this in mind even as we move out of Basque Country to add muscle to our contention. Take the much talked about BRICS

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alliance. Even the most ardent advocate of it, viz., Goldman Sachs concedes that it will be at least four and a half decades till these countries can be anywhere near the developed world. Nearly a decade has passed since then and there is little progress to show on this chart so far. “Catching Up” (Nayyar 2013: 180) is never easy, and given its current form, the BRICS countries are not able to use their alliance to get their fast. The major reason why BRICS is floundering is its obsession with trade, money and commerce; as if these are the most important ingredients of co-operation. This is not a trick question really, but how many of the leaders in Russia, India, China and South Africa have even heard of Brazil’s La Bolsa policy? Once again, the experience of development that each country has gone through is not shared. Consequently, there is no learning experience that comes out of this BRICS combine. Neither has Brazil thought of seriously pooling its knowledge on the theory and practice of this policy initiative with the others with whom it is ostensibly in close co-operation. If La Bolsa were on the agenda in BRICS deliberations, not just would the other member countries benefit from it, but Brazil would too. Perhaps it would learn how to do things better and how best it can be taken forward and what are the dangers one should watch out for. Brazil has seven times more embassies in Africa than in the UK, and yet no sharing of knowledge, only discussions on money. Or take China. It is Africa’s most important trading partner and yet it has not shared with others in the BRICS alliance regarding their successes and failures in engineering social development. Nor, come to think of it, have others even requested such information from the Chinese other than in vague, academic terms, or in combative ideological language. In fact, there is a pretty grueling competition between Brazil and India on one side and China on the other in grabbing chunks of the African market. The fight between South-South countries for carving up Africa is simply shocking but for those who believe that International Co-operation is only about money. As trade and pecuniary benefits strut about as agents of International Co-operation, the ties between those in BRICS are modeled along predictable lines. BRICS activities are modeled, more or less, on how to get a better bargain than others. It was to combat this practice that BRICS was set up but, sadly, it is behaving just like how developed countries

Herritarren artean barnatzen diren gizarte-politikako lezioei dagokienez, arreta ezarri beharko zaie herrialde emaileen ezaugarri diren hantusteari eta harrokeriari. Aterako dena izango da, mundu bat non pertsonak, mugez harantzago, besteekin fidatuko baitira eta egikera onak elkarrekin ikasi, munduko herritar direnez gero En lo que respecta a las lecciones de políticas sociales que profundizan en la ciudadanía, también habrá que prestar atención a la soberbia y arrogancia que caracterizan a los países donantes. Lo que saldrá será un mundo donde las personas más allá de las fronteras confíen en los demás, aprendan buenas prácticas juntas, como ciudadanos del mundo

conducted themselves in relating to less developed ones (Krugman 2007; Milanovic 2011). So far BRICS has not come up with a paradigm that is different from the one that the IMF has set up and the BRICS Development Bank is a good example of this. In fact, the dependence is so great on IMF that should the loan from the BRICS bank exceed 30% of its capacity, it must get the IMF sanction. There is no clarity either whether this BRICS Bank should invest only in member countries or in others as well. Additionally, when the Contingency reserve Arrangement was established by BRICS there has been a good deal of heat regarding how much each country will put into it. South Africa said that it should contribute the least for it has the lowest population in comparison to the others in the group. Similar arguments haunt the Shanghai Co-operation Organization that Russia and China set up with India as only an observer. To make matters more grim, still talking strictly economics, the assets that

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BRICS was in control of, and managed, has steadily fallen over the past few years (www. Reuters. com/article/2014/01/20/us-emerging-investmentacronyms-idUSBREA0J0V620140120). What agonizes BRICS countries most that while they have about 40% of the world’s population, together they account for just a quarter of world gross national income. It is this drive to get rich, and not think of development within, that has also spurred other alliances like the MIKT (Mexico, Indonesia, South Korea and Turkey). It is now not just a competition between BRICS and an undifferentiated rest, but between it and other alliances like MIKT. Where will this spiral end eventually? There are some reasons to be optimistic that perhaps in time these countries could collaborate on knowledge and not just commerce. India, Brazil and South Africa have set up a dialogue forum where, it is hoped, strategic issues arising from a consideration of internal policies might surface. There is no indication yet that this forum has brought the knowledge and experience of the participating countries to bear upon their economic co-operation. Also, the fact that the ultimate time frame for realizing BRICS’s dream is 2050 takes away the sense of urgency and allows for laziness. 2050 is two generations away; it is much too long for people to wait. So many will have to grow old and die before these books can be closed.

Co-operation and not Competition Instead, what has already begun to happen are cracks between trade partners. This is to be

expected because business is all about competition and the rivalry can get vicious. Many investors are also talking about moving out of BRICS and investing in another group of countries, whose brazen acronym is MINT (Mexico, Indonesia, Nigeria and Turkey). What good, after all, does it do the people of these countries even if the trade between their countries and the globe gets better? Will their lives improve? Will they have better health and educational status? Will money be siphoned off in wasteful speculative real estate enterprises? All these outcomes, mind you, find perfect ideological justifications in the name of colonialism, mass illiteracy, or poor infrastructure. What Europe can teach in this context is that all of these excuses do not add up to a convincing explanation. More specifically, the Basque Country’s experience nails these lies comprehensively. To talk International Co-operation purely on economic and trade terms is fraught with dangers as money leads naturally to competition. Once this is recognized the euphoria that accompanies the emergence of acronyms like BRICS or MINT will be significantly lessened. Basque Country can show the way in this regard when it sets up agencies for international co-operation with other countries, particularly the poorer ones. When lessons from social policies that deepen citizenship are concerned, the hubris and arrogance that characterizes donor countries will also be taken care of. What will emerge is a world where people across borders trust each other, learn best practices and together as citizens of the world.

REFERENCES Glass Eduardo Jorge 1997 Bilbao’s Modern Business Elite, Nevada: University of Nevada Press Gupta, Dipankar 2013 Revolution from Above: India’s Future and the Citizen Elite, New Delhi: Krugman, Paul 1987 “Is Free Trade Passé?” Journal of Economic Perspectives, vol. 1: pp., 131-144)

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Milanovic, Branko 2011 The Haves and the Have-nots: A Brief and Idiosyncratic History of Global Inequality, New York: Basic Books Nayyar, Deepak 2011 Catch Up: Developing Countries in the World Economy, New Delhi: Oxford University Press

Centre for Analysis of Social Inclusion Rajan, Raghuram 2010 Fault Lines: How Hidden Fractures Still Threaten the World Economy, New Delhi: Harper Collins Rich, Norman 1977 The Age of Nationalism and Reform, 1850-1890, Boston: W.W. Norton and Company

Ploger, Jorg 2007 Bilbao: City Report (CASE Report Number 43) London:

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Vicent ClimentFerrando Vicent Climent-Ferrando (Xátiva, 1978) se licenció en el Colegio de Europa de Brujas en el año 2004 con una tesis dedicada a la política lingüística. Desde entonces ha pasado por la Universidad de Naciones Unidas o el Gobierno catalán, donde durante seis años, de 2006 a 2012, fue el responsable de relaciones institucionales del proyecto Casa de las Lenguas. Doctorando en el departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, con un proyecto que analiza los discursos actuales sobre lengua, inmigración y nacionalismo en Europa, desde diciembre de 2012 es asesor político de la Red Europea para la Promoción de la Diversidad Lingüística (NPLD en sus siglas en inglés). Se trata de un organismo que asesora en materia de política lingüística a gobiernos y asociaciones y que cuenta con una docena de miembros permanentes entre los que se encuentran los gobiernos de Euskadi, Cataluña, Galicia, Navarra, Irlanda, la colectividad corsa o la provincia autónoma de Trento. Entre sus objetivos: intercambiar buenas prácticas, hacer seguimiento a la legislación y la financiación europea y representar las voz de las lenguas regionales. Una labor que, según dice, requiere mucha constancia, seriedad, consenso y rigor y aunque no le gusta hablar de lobbys admite que la presencia de una red como la NPLD en Bruselas es más necesaria que nunca. “Teniendo en cuenta que en Bruselas hay lobbys de todo tipo, es absolutamente necesaria esta voz, contar con una antena para que se vea que está pasando en este terreno”. TEXTOS: SILVIA MARTÍNEZ

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1~11. Vicent Climent-Ferrando


TEXTOS: FOTOGRAFÍAS:

“Si algunos gobiernos tuvieran que ratificar ahora la Carta Europea de las Lenguas Regionales más de uno se echaría atrás”

~11. Vicent Climent-Ferrando

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“No hay que tratar a todas las lenguas por igual sino de manera equitativa”

La Comisión Europea decidió crear en el año 2006 una cartera de Multilingüismo. No ha pasado ni una década y esa responsabilidad ha desaparecido del título del comisario de Educación y Cultura. ¿Es una mala señal para la diversidad lingüística, especialmente para las lenguas minorizadas que conviven en la UE con las lenguas de Estado? Durante el período 2007-2010 la Comisión Europea tuvo por primera vez una cartera dedicada exclusivamente al multilingüismo. Fue el comisario rumano Leonard Orban quien se encargó de la cartera y para el mundo de las lenguas fue una visibilidad y un reconocimiento muy explícito. No solo desde el punto de vista simbólico sino también político por lo que representaba que hubiera una cartera de multilingüismo. Después del comisario Orban, que estuvo hasta 2010, vino la comisaria chipriota Androulla Vassiliou, que estuvo hasta 2014, y durante este período la cartera perdió un rango. Pasó a ser Educación, Cultura, Deportes y Multilingüismo. Es decir, todavía estaba en la cartera pero diluido. Ahora con la nueva Comisión Europea la cartera de Multilingüismo ha desaparecido completamente. No solo no está sino que la dirección general de Educación y Cultura la ha fragmentado y se ha reducido.

¿Qué es lo que ha cambiado? El número de personas que se dedican ahora al multilingüismo en la Comisión Europea son solo cuatro y además trabajan de forma fragmentada porque se ha trasladado parte a la Dirección General de Empleo. Se ha hecho mucho hincapié en vincular lengua y economía. Hay un crecimiento del utilitarismo en la palabra multilingüismo hacia todo aquello económicamente competitivo y rentable. Se les está dando más peso a las cinco grandes lenguas -inglés, francés, alemán, italiano y español- que al

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resto. En el nuevo programa 2014-2020 Erasmus+ hay un apartado que es una plataforma en línea de apoyo lingüístico para que los estudiantes que deciden ir a otro país de la Unión Europea comprueben sus capacidades lingüísticas antes de ir, durante su estancia y después. Actualmente solo está en seis lenguas, las cinco mencionadas y el holandés. La Comisión Europea ha dado de plazo hasta 2020 para incrementarlo paulatinamente pero solo al resto de lenguas oficiales de forma que dan especial valor a las grandes lenguas que tienen utilidad de mercado pero no a las otras lenguas regionales o minoritarias. Así que efectivamente, ha habido un creciente desinterés por el multilingüismo aplicado a las lenguas no hegemónicas. Se habla de diversidad lingüística cuando se habla de identidad, regionalismo, cultura, folklore pero cuando se habla de multilingüismo se habla de economía y utilidad. No saben también que las lenguas regionales también tienen una utilidad a escala regional o local.

En definitiva, que ha habido un retroceso muy importante sobre un elemento clave entorno a la identidad europea. Efectivamente y por eso no debería de extrañar que cada vez más gente se sienta desapegada del proyecto europeo, cuando uno considera sus realidades lingüísticas, sus realidades culturales. Simplemente han adoptado una filosofía de mercado neoliberal aplicada también a las lenguas. Desde nuestro punto de vista es un grave error porque las lenguas son economía pero no son solo economía. La economía es un elemento presente en todas las lenguas tanto las hegemónicas como a nivel regional. Las lenguas propias del territorio también aportan un valor añadido.

¿Cree que las instituciones europeas han hecho y hacen todo lo posible para proteger y fomentar la diversidad lingüística y cultural en la Unión Europea? ¿En qué han fallado, si es que hay algo que achacar a la política comunitaria? La Comisión Europea siempre que la NPLD o los gobiernos que forman parte se dirigen a ella utiliza la misma respuesta para escudarse en que no pueden hacer más, el principio de subsidiariedad, que cultura y lengua son competencias de los


Estados miembros. De hecho, no es casualidad que el reglamento que rige la oficialidad de las lenguas es el primer reglamento de 1958 y uno de los pocos en los que se necesita unanimidad en el Consejo para modificarlo. Es decir, que todos los países deben estar de acuerdo. Demuestra la alta sensibilidad y la alta politización de la lengua que hay todavía ahora a nivel europeo. Es una cuestión de interpretación porque también los propios Tratados y la Carta de derechos fundamentales de la UE vinculante desde el Tratado de Lisboa del año 2000 habla de no discriminación por razón de diversidad lingüística entre otras cosas. Pero si vamos a las leyes vemos que para la diversidad lingüística solo cuentan las 24 lenguas oficiales. La Comisión dice que existen otras lenguas regionales o minoritarias pero no las nombra ni menciona. Están diluidas y podrían hacer mucho más.

Pónganos algún ejemplo. Hay proyectos europeos en los que las lenguas regionales o minoritarias no pueden participar. Por ejemplo, el programa de jóvenes traductores en el que jóvenes de 17 años hacen un concurso de traducción para fomentar el conocimiento de diferentes lenguas. ¿Qué le está indicando eso a nuestros jóvenes? Que nuestras lenguas no valen y no son útiles porque si uno no puede participar a nivel europeo eso significa que los estudios de traducción en euskera, catalán, galés, occitano etc no tienen utilidad. Euskadi o Cataluña, por ejemplo, han apostado por una base terminológica muy fuerte y no pueden participar a nivel europeo. No es política es una cuestión técnica y aún así la Comisión no se abre a ello. Es una interpretación política de los Tratados. Ya no se trata de que queramos la oficialidad plena de las lenguas sino participar en iniciativas, proyectos y programas.

La protección del más débil es un principio básico en muchos ámbitos de la vida. ¿También lo debería ser en el ámbito lingüístico? Teniendo en cuenta que la Unión Europea es un club de Estados con 24 lenguas oficiales, ¿es un error tratar a todas las lenguas por igual? Me gusta más utilizar los términos de igualitario y equitativo. El término igualitario es cuando se

trata a todas las lenguas por igual, independientemente del número de hablantes, de su peso político, económico o social. La cuestión equitativa es tratar a aquellas lenguas que necesitan más apoyo de una manera diferente para que puedan competir en igualdad de condiciones. Nosotros trabajamos por un apoyo equitativo que no igualitario. Aquellas que son más débiles, que necesitan estar implantadas en todos los ámbitos de la sociedad y aún no lo están hay que darles los mecanismos necesarios para que estén en todos esos ámbitos. Así que no, no hay que tratar a todas las lenguas por igual sino de manera equitativa que es proporcionar las herramientas necesarias para que todas estén en igualdad de condiciones.

“A corto plazo necesitamos que las lenguas no oficiales participen en el proyecto de jóvenes traductores y en la base terminológica IATE”

¿A qué riesgos se enfrentan las lenguas que no son lenguas de Estado? Un problema es la instrumentalización política y la pasividad de ciertas políticas cuyo objetivo no es otro que hacer que haya lenguas que agonicen y se mueran solas. Hay que trabajar y hay que tomárselo en serio. Creo que en Europa hay una vuelta a la intergubernamentalidad y la recuperación de competencias también se nota en la diversidad lingüística. De hecho, si algunos gobiernos tuvieran que ratificar ahora la Carta Europea de las Lenguas Regionales más de un país se echaría atrás. Veo una vuelta al estado nación producto de la situación económico-político-social.

En febrero de este año la red NPDL lanzó oficialmente una nueva hoja de ruta sobre la diversidad lingüística con la mirada puesta en la estrategia Europa 2020. ¿Cuáles son los objetivos?

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“La Unión Europea desgraciadamente ha reproducido el patrón de un estado-una lengua que la NPLD no comparte”

Cuando hablamos de diversidad lingüística no hablamos solo de lenguas regionales sino de todas las lenguas. No es fácil gestionar la diversidad pero hay que hacerlo de la misma manera que se gestiona una sociedad compleja. No hay que obviar ni silenciar el tema porque son ciudadanos europeos, que suponen entre el 12 y 15% de la población de Europa. Con la hoja de ruta lo que hemos querido hacer es poner negro sobre blanco qué es lo que debería hacer la Unión Europea, las instituciones europeas, para que tengan en cuenta todas las lenguas de Europa independientemente de su estatus legal, su número de hablantes o el peso económico, político o social.

El período de consultas para todo aquel actor interesado en participar en el diseño de esta nueva estrategia se prolongará hasta finales de mayo. ¿Con qué tiempos trabajan y cuándo estará terminada? La idea es hacer consultas con la Comisión Europea y con varios grupos e institutos, y que los diferentes gobiernos las hagan en sus respectivos territorios. Pero está abierto a todos los centros e instituciones que crean que pueden aportar información. En mayo cerraremos este período de consultas y el comité de dirección de la NPLD se reunirá en junio para evaluar las aportaciones y a finales de octubre de 2015 presentaremos la hoja de ruta final. A partir de aquí empezaremos a trabajar para tratar de impulsar los proyectos que debería haber.

Euskadi es uno de los gobiernos que participan en la red. ¿Cómo ve su papel en este proceso?

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Se ha tomado un creciente interés en la NPLD y en la europeización de la cuestión lingüística. Se han dado cuenta de que es complementario y necesario y no es casualidad que el viceconsejero de Política Lingüística, Patxi Baztarrika, haya sido pionero en las convenciones, reuniones y momentos clave de la red. Este liderazgo es más necesario que nunca si queremos que nuestras lenguas tengan la visibilidad, el peso y la representatividad a nivel europeo que se merecen. Desde una visión paneuropea, si hay alguien que se toma una cuestión tan importante como ésta en serio es Euskadi y es crucial que en la implicación política haya consenso entre fuerzas políticas, que no se instrumentalice la lengua porque quien termina perdiendo es la lengua. Por los datos, Euskadi se lo ha tomado muy en serio y es un caso en el que toda Europa se está fijando.

Teniendo en cuenta que se trata de una estrategia con un horizonte de cinco años, qué otras medidas se pueden impulsar a corto/medio plazo para fortalecer la diversidad en una Unión en la que conviven 24 lenguas oficiales y más de 80 lenguas regionales? A corto plazo tenemos que conseguir que las lenguas no oficiales puedan participar en el proyecto de jóvenes traductores y que nuestras lenguas estén también en la base terminológica IATE. Lo primero que queremos hacer es ir a hablar con el comisario y transmitirle que esto es cuestión de voluntad política de la Comisión Europea. Todos somos ciudadanos europeos y queremos participar. Son programas de la Comisión Europea y es decisión de la Comisión interpretar lo que entiende por diversidad lingüística.

En algunas comunidades lingüísticas se ha extendido la impresión de que la Unión Europea ha dejado en manos de los Estados miembros y estos a su vez en las instituciones regionales correspondientes –en el mejor de los casos– la responsabilidad del cumplimiento de las resoluciones, recomendaciones y compromisos derivados de su pertenencia a la UE, es decir que la Unión Europea no es un agente activo y efectivo en la salvaguarda de la diversidad lingüística y cultural. ¿Comparte esta opinión?


Cuando nos dirigimos a ella siempre nos dice que las competencias corresponden a los Estados miembros y que cada país organiza su propia diversidad lingüística internamente y por eso la Comisión Europea siempre utiliza los verbos fomentar, alentar, proteger y promover. Se queda siempre en ese ámbito muy ambiguo en el que el concepto de diversidad lingüística puede ser muy amplio o muy corto.

Distintas resoluciones del Consejo, informes y recomendaciones resaltan la necesidad de promover una estrategia europea a favor del multilingüismo para posibilitar el conocimiento mutuo, el acercamiento lingüístico y cultural y la movilidad. Sin embargo, parten de la idea del aprendizaje de la lengua del propio Estado más dos lenguas (1+2) de otros Estados. ¿Teniendo en cuenta las recomendaciones de distintas instancias de la UE, la UNESCO, etc. no sería más coherente incluir la adquisición de una lengua minorizada, trabajando con el esquema 2+2, en aquellas regiones donde existen comunidades lingüísticas en peligro de desaparición? Sí y es una de las cosas que están recogidas en nuestra hoja de ruta. El 1+2 es una óptica muy de una nación, un estado y una lengua, de algo que no es real. Un esquema que salió del Consejo Europeo de Barcelona en 2002, hace trece años. La sociedad ha cambiado, avanza y ya se lo hemos trasladado a la Comisión Europea. Hay muchos ciudadanos que ya tienen dos lenguas iniciales. Hoy en día una persona conoce a un compañero o compañera, tienen hijos y sus lenguas puede que no sean las lenguas primeras de sus padres. Niños que en la escuela hablan una lengua, con sus padres otra y en la calle, en contextos bilingües, otra. Así que ni siquiera es el 2+2. La sociedad va mucho más. El 1+2 es tan obsoleto que ni deberían hablar de él. Una visión social más realista sería x+2, pero como mínimo dos. La Unión Europea desgraciadamente ha reproducido el patrón de un estado-una lengua que la NPLD no comparte porque muchos territorios tenemos aparte de una lengua propia, dos lenguas.

Uno de los problemas de este debate es que hay una parte de los políticos y dirigentes que ven las lenguas más como un gasto que un elemento positivo.

“La calidad de una democracia se mide por cómo trata a sus minorías, independientemente del número de hablantes”

Y lo que yo les respondería es que se trata del gasto de la democracia y de la representatividad. El gasto de decir todos estamos incluidos. ¿Por qué nadie repercute el gasto del mobiliario, de unas estatuas, unos edificios a lo mejor sobredimensionados? ¿Por qué no se aborda seriamente el debate de las tres sedes del Parlamento Europeo con el gasto que eso tiene? Gasto lo es todo y creo que es tremendamente injusto utilizar la vara de medir del gasto. La calidad de una democracia se mide por cómo trata a sus minorías, independientemente del número de hablantes. Cuando se habla de que el euskera o el catalán sean oficiales no se trata de traducirlo todo. Es una aberración que la gente crea eso. Simplemente que a nivel simbólico, yo ciudadano europeo también quiero ver mi lengua representada a nivel político. Por eso, repito, no se pueden extrañar de que la desafección política vaya creciendo. La gente se aleja del proyecto europeo.

Hay quien ha aprovechado la crisis para que el mensaje más utilitarista cale. En momentos de crisis ciertas posiciones ideológicas saben donde atacar y cómo introducir en el discurso la problemática del gasto excesivo de algo que discursivamente desde ciertas posiciones ideológicas consideran como no útil. Pero más que nunca debe haber una posición fuerte. Hay que vincular nuestras lenguas no solo al folklore, que también, sino a la cohesión de un territorio, a

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la economía, a la identidad, al valor, al pertenecer a un proyecto común. Y, en este sentido, creo que el gobierno de Euskadi es uno de los gobiernos pioneros, que están haciendo el esfuerzo por vincular el euskera a todas las áreas y ámbitos de la sociedad y de hecho están preparando un informe vinculando lengua y PIB. Además, no olvidemos que el conocimiento del euskera no incapacita al conocimiento del inglés, francés o chino. Las lenguas no son como las religiones que o eres católico o eres musulmán o ateo, agnóstico. Las lenguas, la que sea, son complementarias y suman, nunca restan. No entendemos por qué se miden las lenguas como un gasto. Qué casualidad que son siempre diversas ideologías no favorables a la diversidad que aprovechan momentos de sacudida económica para hacer temblar los cimientos.

Las lenguas son complementarias y suman, nunca restan”

¿Cómo valora el hecho de que los integrantes de una misma comunidad lingüística tengan en la UE distintos derechos lingüísticos, distintos grados de salvaguarda dentro de un mismo Estado o en aquellas situaciones en las que estas comunidades tienen una presencia fronteriza?

La Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias del Consejo de Europa, que ha sido ya ratificada por catorce Estados miembros de la UE, es la referencia en la protección de las lenguas en peligro de desaparición y un mecanismo de protección de las minorías, dos puntos que figuran entre los criterios de Copenhague que deben cumplir los Estados para su adhesión a la UE. ¿No resulta contradictorio que los nuevos Estados que se adhieran a la UE deban cumplir con dicho criterio cuando Estados que configuran la actual Unión no la han ratificado todavía y tienen importantes minorías lingüísticas en su seno?

El catalán está dividido, el frisón, el occitano, el ladín... Hay bastantes casos. Es la fragmentación de un pueblo y es bastante común. Demuestra la politización del hecho lingüístico. Las lenguas no solo son elementos de comunicación. Son también armas que se utilizan para unir o dividir a un pueblo. El caso del euskera es bastante grave y paradigmático. En el País Vasco continental la población euskaldun está bajando a ritmos vertiginosos mientras que en el País Vasco peninsular las estadísticas muestran el aumento progresivo en los últimos 30 años en cuanto a conocimiento. Cuando uno se fija en el País Vasco continental se da cuenta de que es la no política, el laisser faire. Una política muy bien pensada para dejarla morir. Yo no la mato, se muere sola por esas políticas de no promoción. Es lo que antes explicaba, si a lo que no es igual lo tratas igual el más débil siempre acaba perdiendo. Se trata de que la gente elija, no se trata de imponer nada. Se trata de conseguir gente no monolingüe sino bilingüe. Para poder elegir tienes que saber y el sistema tiene que garantizar que sepas y en el País Vasco francés, por ejemplo, no se garantiza.

La Carta no habla de derechos lingüísticos como derechos humanos. Desde algunas ONG se ha intentado vincular derechos humanos a

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derechos lingüísticos. Se ha hablado de lingüísticocidio, es decir, cuando se matan las lenguas, pero es una paradoja que muchos Estados de la vieja Europa impongan unas normas incluso a Estados como Turquía que lleva 30 o 40 años pidiendo la adhesión y se les niega, entre otras razones, por el no respeto a las minorías. Es paradójico sin duda que pidan algo que algunos Estados miembros no cumplen. La Carta es un tratado un poco a la carta. Cuando uno la ratifica decide el nivel al que quiere ratificarla. Hay un nivel de mínimos, otro medio y un tercero de máximos. Por ejemplo, el Estado español sorprendentemente adoptó el nivel máximo de ratificación. El problema es que las sanciones se quedan en un sacarle los colores a los gobiernos, pero es el único tratado internacional legalmente vinculante. No existe ningún otro tratado específico sobre lenguas.

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“Ez dugu hilabetean lortuko gauzak aldatzea. Mentalitatea eta ikuskera aldatu behar dira” Hizkuntza-aniztasuna herritarren eskubide gisa dago aintzatetsita Oinarrizko Eskubideen Gutuneko 21 eta 22 artikuluetan; horrek esan nahi du, hizkuntza baten esklusibotasuna ezartzen saiatzeak Batasunaren funtsezko balioak murriztea eta urratzea dakarrela. Era berean, Europako Parlamentuaren aburua da, Europako

hizkuntza guztiak berdinak direla balioaz zein duintasunaz denaz bezainbatean. Ez al da zentzugabekeria, desagertzeko arriskuan dauden europar hizkuntzak eta hizkuntza-aniztasuna sustatzeaz, babesteaz eta jagoteaz hitz egitea eta EBaren instituzioetan haiek bazterturik egotea ordezkatuko duten berezko estaturik ez edukitzeagatik, bereziki haietako batzuek hiztun gehiago dutenean edo batzuek euren hizkuntza-erkidego osoan edo zati batean hizkuntza ofizialaren maila dutenean? Horrek frogatzen du, oso garrantzitsua dela ofizialtasunezko nahiz lege-aintzatespenezko estatusa edukitzea, horixe baita hizkuntza bati parte hartzeko, ikusgai izateko eta bere buruarekiko estimurako ateak irekitzen dizkiona. Hau da, euskaraz mintzatzen den pertsona batek ikusten duenean Europari bere hizkuntzan zuzendu ahal zaiola, horrek bere buruarekiko estimua handitzen dio. Hizkuntza batek europar mailan ofizialtasuna badu, gertaera horrek eragiten du, haren hizkuntza-erkidegoak ateak irekita edukitzea ekimen guztietan parte hartzeko —dela Europako programak zein Europar Batzordearen ekimenak, europar funtsak… etab—. Baina egia da, bestalde, EBaren hizkuntza-araubidea paradoxikoa dela: “EBak bere EBaren Oinarrizko Eskubideen Gutunean

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“hizkuntza-aniztasunarekiko errespetua”z hitz egiten badu ere, dokumentu hura loteslea delarik, ostera, gaur egun hizkuntza guztiek ezin dute parte hartu europar ekimen guztietan.

“Ofizialtasun edo legeaintzatespenezko estatusa da hizkuntza bati parte-hartzeko, ikusgai izateko eta bere buruarekiko estimurako ateak irekitzen dizkiona”

2005ean Kontseiluaren arautegia, europar instituzioetan hizkuntzen erabilera erregulatzen duena, aldatu zen, hizkuntza ofizialkideen nolabaiteko ikusgaitasuna, besteak beste, euskara, katalana edo galizierarena, ahalbidetzeko. Onerako izan da hori? Teknikoki akordio horrek hizkuntza erdiofizialak deitzen die. Beste eufemismo bat, esateko ez zarela heltzen eta badagoela bide bat zeinen bitartez betoa ipini diezazukedan. Egokiena ofizialtasun osoa izango zen. Ez zen heldu horraino, zeren aho batez joan beharko baitzuen Kontseilura eta Frantziak eta beste askok eraitsi egingo baitzuten. Hortaz, bada, konpromisozko ebazpen hori hartu zuten. Deskafeinatua hartzea lez da, baina beti da ezer ere ez baino hobe. 2008an Erresuma Batuak gauza bera eskatu zuen galesarentzat eta eskozierarentzat. Beraz, bost hizkuntza daude erdiofizialtasunaren araubide hibrido hura dutenak, nahiz eta berori ere benetako gauzapenetan islatu ez. Estatu espainolak agindu zuen itzulpen-bulego bat egongo zela dena zentralizatzeko, baina ez da halakorik gertatu. Arazoak egon dira aipatu errealitatea kudeatzeko, eta ez du bete itxaroten zena. Mekanismo hori ez da asko erabiltzen. Baina, badago eurodiputatu bat, Martin Schulz, Europako Parlamentuko mahaiburuari eskatu diona, Parlamentuaren osoko batzarraldietan utzi dadila euskara, katalana edo

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galiziera erabiltzen. Bilera oraindik egin barik dago, baina uste dugu urtea bukatu aurretik erabakiren bat egongo dela.

2013ko irailaren 11n Europako Parlamentuak desagertzeko arriskuan dauden europar hizkuntzei eta Europar Batasuneko hizkuntza-aniztasunari buruzko ebazpen bat onetsi zuen, 645 boto alde, 26 kontra eta 29 abstentzio eman zirela. Zure ustez, hori inflexio-puntu berri bat al da? Europako Parlamentua hiru erakunde handien artean, hots, Kontseiluaren eta Batzordearekin batera, entzuteari zein debatitzeari irekien dagoena da. Ez da halabeharra eurodiputatuen %92k baietz esatea, kontra bozkatu zutenetatik gehienak frantsesak izan arren. Baina, konturatu ginen ebazpena oso aldekoa zela, zeren ohiz kanpokoa baita eurodiputatuen %92k alde bozkatzea. Haren alde txarra da, ez dela loteslea eta paper hutsean geratzen dela. Horrexegatik, NPLDn (Hizkuntza Aniztasuna Sustatzeko Sarea) konturatu ginen, hura ekintza zehatzetan gauzatu behar genuela, instituzioekin elkarlanean jardun, Europako hizkuntzei buruzko bide-orri bat burutzeko.

Europako Parlamentuak legegintzaldi honetan ere berriro izango du taldearteko bat —guztira 28 daude, gai desberdin askori buruzkoak— gutxiengo tradizionalen, nazio-erkidegoen eta hizkuntzen gaietan jardungo duena. Noraino da garrantzitsua Euroganberaren barruan halako lan-talde bat edukitzea? Sekula baino funtsezkoagoa da. Eurodiputatu-talde horretan denetariko gaiez hitz egiten da; hasi arrantzatik eta turismoraino, eta NLPDri eskatu diote, hizkuntza arloan horni dezala, bide-orria gauzatzen laguntzeko eta Batzordeari presio handiagoa egiteko. Badaude elementu batzuk, ofizialtasuna, besteak beste, Kontseiluaren goi politika direnak, baina badaude beste zenbait elementu eta ekimen ere interpretaziorako tartea ematen dutenak. Egia esateko, gutxiengoen lehenengo taldeartea abiatu zenetik inoiz ez da egon horrenbesteko sostengua izan duen besterik. Legegintzaldi honetan 68 eurodiputatu edukiko ditu.


Gaur egun dagoen zailtasun handienetako bat baliabide-urritasuna da, eta hori, gainera, areagotu egin da krisiarekin. Nolako finantzazio-beharrak dituzte hizkuntza gutxituek eta eskualde-hizkuntzek? Ba al dago estatu-hizkuntzekin lehiatzerik europar baliabideak lortzeko? Ez nuke esango ezinezkoa denik, baina bai, konplikatua dela, zeren, esate baterako, Erasmus + programa zeinahi hizkuntzari irekita baitago. Eta ezin da berdin tratatu berdina ez dena. Euskal makineria euskararentzat ez da British Council-enaren edo Institutu Frantsesarenaren berdina, ez Cervantes Institutuarenaren berdina, ezen horiek atzean ehunka eta ehunka enplegatu dituzte lan egiten, ikertzen, deialdiak zeintzuk diren ikusten. Dabid eta Goliaten arteko lehiaketa bat bezalakoa da, eta horrexegatik errebindikatzen dugu bidezko tratamendu bat. Aurrekontuetan egon dadila orain ez dagoen partida bat horrelako eskualde-hizkuntza eta gutxituentzat. Behinola, 90eko urteetan, egon zen, baina Auzitegiak atzera bota zuen, diskriminazio positiboa zela eta europar printzipioetako bat ez zela argudiatuz. Arazoa da gero eta finantzazio gutxiago dagoela

Zeintzuk dira NPLDren diru-sarreren iturriak? NPLDk iturri bi ditu: sarea osatzen duten kideena eta europar finantzazioa, zein 2015eko abenduan amaituko baitzaigu. Horrek esan nahi du, 2016an sarrera horiek gabe gera gintezkeela, eta Batzordeak dagoeneko zantzu batzuk eman dizkigu mota horretako sareak ez dituztela finantzatuko iradokitzen dutenak, eta enpleguari, hazkundeari eta lehiakortasunari atxikita ez dagoen oro zaila izango dela justifikatzen. Horrexegatik behar dira horretan sinesten duten berezko hizkuntzadun gobernuak. Gai horri eutsi nahi dion gogoeta-talderik ez badago, beste askok jadetsiko dute nahi dutena, hau da, ez dadila inolako ahotsik egon. Gure etorkizuna sareko kideen borondatearen esku egongo da.

Hizkuntza-aniztasuna babestea eta sustatzea gaur egun diru-baliabiderik ezari ala borondate politiko ezari atxikitako arazoa da?

Ikuskera politikoko arazoa da. Eta horrexegatik diot, NPLDn nabaritu dugula hizkuntzen balioak gero eta utilitarismo handiagoa duela. Azken aldiotan baliatzen ari den diskurtsoa gero eta gehiago da ekonomia arloari lotua gehienbat, hizkuntzak barne. Europar Batzordeak, dirudienez, lehentasuna eman nahi dien hizkuntzak hizkuntza hegemonikoak, lingua franca deritzenak, dira eta hedadura ertain edo txikiko hizkuntzak kontuan ez hartzera jotzen da. Baina hizkuntza guztiek, eta hori azpimarratzen dut, guztiek betetzen dute euren eginkizuna ekonomiarentzat, toki-ekonomiarentzat ere bai. Baina hizkuntzak ez dira commoditie edo merkantziak. Hizkuntzak dira gizarte-kohesioa, dira kultura, dira identitatea, dira komunikazioa, dira prismak lez, herri bakoitzak haietan zehar geure errealitatea ulertzeko ditugun prismak.

“Eremu urriko hizkuntzek globalizazioa ez dute ikusi behar aurkako zerbait balitz lez, aldekotzat baino�

Nola ahalbide daiteke lankidetza eta esperientzien elkartruke handiagoa eskualde-hizkuntzak sustatzeko eskumenak dituzten eskualde-instituzioen edota gobernuen eta EBak dituen administrazio-mailen artean? Lankidetza mota bi daude. NPLDren sortze-helburuetako bat antzeko bazkideen arteko lankidetza bultzatzea da. Euskadi eta Gales, Finlandiako gutxiengo suedieraduna, Frisia, Korsika, Katalunia.. eta halakoen artekoa. Lankidetza mota hori hezkuntzan, immigrazioan, ekonomian, osasunean‌ funtzionatzen ari da. Eta gero dago NPLDk europar instituzioekin, batez ere Parlamentuarekin eta Batzordearekin, garatzen duen lankidetza.

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Zein da teknologia berriek betetzen duten egitekoa?

Nolakoa uste duzu izango dela etorkizuneko hizkuntza-politika?

Oso positiboak dira, ikusgaitasunari eta parte-hartzeari ikusgaitasuna ematen laguntzen dutelako. Erronka nagusia da, hizkuntza ez hegemonikoak ere badaudela presente aplikazio mugikorretan, eta hori funtsezkoa da, teknologia gazteekin lotuta dagoelako eta, gazteek ikusten badute ez direla erabilgarriak, orduan hizkuntza gailenen bat erabiltzea erabakiko dute. Enpresek beti bilatzen dute errentagarritasuna, hortaz, bada, garrantzitsua da haiekin hitzarmenak egitea lortu dadin. Gobernu asko daude, haien artean Euskadi, Katalunia eta Irlanda, enpresekin kontaktatzen saiatzen ari direnak, lankidetza-hitzarmenak abian ipintzeko eta elkar hartuta lan egiteko. Eta ez da bakarrik estaturik gabeko hizkuntzen kasua bakarrik, zeren ez baita estatu kontua; alabaina, bada ere enpresek ikustea zer den erabilgarria eta zer ez.

Hasteko, hizkuntza-erkidegoak migrazio-aldaketez jabetu behar dira. Jendea gero eta gehiago mugitzen da. Leku batean lan egin daiteke hiru egunean, eta beste batean, beste bian, eta mota horretako mugikortasun-aldaketek garrantzia dute hizkuntza-politikentzat, zeren orain artean haiek ulertzen izan baitira pentsatuz pertsonak beti lurralde berean bizi izaten geratuko direla. Konturatu behar gara zein den egoera, eta errealitate hibrido horiek kontuan izango dituzten hizkuntza -politikak egin, gizartea gero eta dinamikoagoa delako. Ausartak izan behar dugu, ohartu behar gara gizartea aldatzen ari dela, eta beharrezkoa dela, gizarte-errealitatea kontuan izango duten ikuspuntu desberdinak dituzten hizkuntza-politikak abiaraztea.

“Ausartak izan behar dugu, ohartu behar gara gizartea aldatzen ari dela, eta beharrezkoa dela, gizarteerrealitatea kontuan izango duten ikuspuntu desberdinak dituzten hizkuntza-politikak abiaraztea�

Globalizazioa elementu positiboa izan daiteke hizkuntza-aniztasuna sustatzerakoan. Hizkuntza txikiek globalizazioa ez dute ikusi behar kontrako gauza bat balitz bezala, aldekotzat baino, eta geuk herritarrok dugu geure esku errealitatea aldatzea, produktuak kontsumitzean edo enpresen aurrean produktuak euskara, katalan edo galesa eta horrelako hizkuntzetan atera ditzatela errebindikatzean.

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Europako agintariek egunen batean ulertuko al dute haren hizkuntza-aberastasuna babestearen garrantzia? Nolako etorkizuna iragartzen diozu, bosturteko honetarako Bruselaren helburu politiko handien artean ez dagoen aniztasun bat sustatzeari? Europako Parlamentuaz denaz bezain batean, baikorra naiz, eurodiputatu kopuru handi batekin gauzak egin nahi dituztelako eta hizkuntza-aniztasunaren alde lan egin nahi dute, eta talde politiko guztietatik. PPE, Alderdi Sozialista, Liberalak, Europar Aliantza Askea, Berdeak‌ Potentzial handia dago eta hori ustiatu egin daiteke. Batzordeaz denaz bezain batean, dudan irudipena da estatuen isla dela, Kontseiluaren diskurtsoa eta erretorika berresaten dituela, ezen, berak bere burua independentetzat aldarrikatzen duen arren, ez da hala. Oso kontserbadorea da eta orain duen diskurtsoa txit utilitarista da. Beraz, Batzordearekin, ezkorra ez banaiz ere, esango nuke askoz gehiago lan egin behar dela eta lana epe luzerako izango dela. Ez dugu hilabetean lortuko gauzak aldatzea. Mentalitatea eta ikuskera aldatu behar dira.



NUEVOS ACTORES, CAMBIO DE PARADIGMA EN LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO

“La tierra está enferma y amenazada. El 79% de la humanidad vive en el Gran Sur pobre; 1.000 millones de personas viven en estado de pobreza absoluta; 3.000 millones (de 5.300 millones) tienen una alimentación insuficiente; 60 millones mueren anualmente de hambre y 14 millones de jóvenes de menos de 15 años mueren anualmente a consecuencia de enfermedades derivadas del hambre. Frente a este problema, la solidaridad entre los seres humanos es prácticamente inexistente. La mayoría de los países ricos ni siquiera destina el 0,7% de su Producto Interior Bruto (PIB), preceptuado por la ONU, a la ayuda a los países necesitados. El país más rico, los EE.UU., destina únicamente el 0,15 % de su PIB” Leonardo Boff “Para que triunfe el mal solo es necesario que los hombres buenos no hagan nada” Edmund Burke

Introducción Hace 50 años, cuando comenzaron a sentarse las bases del actual sistema de cooperación internacional al desarrollo, el mundo se encontraba secuestrado por la lógica bipolar de la guerra fría. La cooperación internacional al desarrollo nació en este contexto, alimentada por los sueños de muchos en que un mundo mejor y más justo era posible pero también por el cálculo frío y racional de que la ayuda podía ser un poderoso instrumento de poder e influencia. Esta tensión entre altruismo e intereses, entre principios y lógica instrumental ha formado parte del código genético de la cooperación internacional desde sus inicios.

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JOXEAN FERNÁNDEZ Director de EKIN Consulting.

Después de la segunda guerra mundial el sistema mundo comienza un largo período de crecimiento económico. La reconstrucción de la infraestructura física no viene sola. Los dos bloques en pugna continúan por otros medios una virulenta batalla por la primacía de sus ideas. El combate se libra en la academia, en las organizaciones políticas, en el terreno de la cultura. La Cooperación Internacional al Desarrollo se convierte en un instrumento estratégico de este conflicto, que explica las grandes decisiones de los actores: prioridades, cuantía de los flujos, condicionalidad, relato subyacente, etc. El sistema crece en recursos y en complejidad. Más allá de la lógica de poder, el relato de la cooperación al desarrollo contiene elementos novedosos para las relaciones internacionales: hay poder, relaciones de dominación, nuevas formas de control metrópoli – colonia, piezas de ajedrez que resultan sacrificadas por intereses geoestratégicos pero también utopía e intentos genuinos por construir un mundo menos desigual. Son estos componentes diferenciados los que han hecho de la cooperación internacional una rara avis de las políticas públicas, ese cisne negro inesperado en un mundo dominado por la lógica instrumental de la razón de Estado.

¿Cambio de paradigma? Uno de los sentidos de la palabra “paradigma” lo proporciona Thomas Kuhn, en su libro “La estructura de las revoluciones científicas”. Paradigma es, según Kuhn, «toda una constelación de opiniones, valores y métodos, etc. compartidos por los miembros de una sociedad determinada», fundando un sistema disciplinado mediante el cual esa sociedad se orienta a sí misma y organiza el conjunto de sus relaciones. Profundizando más en ese concepto, paradigmáticos son “los ejemplos de referencia, las soluciones concretas de problemas tenidas y consideradas como ejemplares y que

sustituyen a las reglas explícitas en la solución de los demás problemas de la ciencia normal”. ¿Se está produciendo un cambio de paradigma en la cooperación internacional al desarrollo? Permanecen algunos rasgos. No cambia la lógica de poder que anima el proceso, siempre oculta bajo un velo de buenas intenciones y mejores voluntades. Los que tienen acceso al poder continúan dispuestos a hacer todo lo posible para mantener y proteger sus posiciones de privilegio, con indiferencia hacia el sufrimiento humano que puedan causar siempre a costa de los más vulnerables. Inmutable y perenne lógica de poder como motor que mueve el mundo. ¿Los pobres, los excluidos, los vulnerables? Apenas residuos de un sistema que tritura sin descanso la diferencia y que construye de forma cada vez más rápida nuevas asimetrías, cada vez menos reversibles, arenas movedizas que disuelven los potenciales intereses comunes en las que resulta difícil construir estrategias de resistencia.

Nueva geografía de la pobreza, nuevos actores Los actores de la cooperación internacional al desarrollo se han ido adaptando a los cambios producidos en el panorama global de lucha contra la pobreza. Las investigaciones recientes sugieren

Los que tienen acceso al poder continúan dispuestos a hacer todo lo posible para mantener y proteger sus posiciones de privilegio, con indiferencia hacia el sufrimiento humano que puedan causar siempre a costa de los más vulnerables

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que la pobreza se está concentrando en un grupo de países de bajo nivel de desarrollo, precisamente aquellos en los que el impacto de los programas existentes ha sido prácticamente nulo, donde los instrumentos existentes parecen no funcionar. Incluso en los países más desarrollados aparecen nuevas formas de pobreza como resultado de las políticas de austeridad promovidas como respuesta a la crisis económica. El virtual monopolio sobre los flujos de cooperación internacional que ejercían los donantes oficiales ha ido abriéndose con la aparición de nuevos actores. En los últimos años la dicotomía donante – receptor / beneficiario de la ayuda se ha ido difuminando. Los cambios que se están produciendo en la estructura económica mundial se han visto reflejados también en la composición de los agentes de la cooperación internacional. El club de donantes del CAD-OCDE ha perdido centralidad, tanto en los recursos que es capaz de movilizar, pero sobre todo en el relato que propone.

Incluso en los países más desarrollados aparecen nuevas formas de pobreza como resultado de las políticas de austeridad promovidas como respuesta a la crisis económica

Por otro lado, la aparición de una serie heterogénea, en su composición e intereses, de nuevos actores estatales y no estatales, ha transformado el paisaje de la ayuda. Paradójicamente, países que continúan siendo receptores netos de ayuda como India o que continúan teniendo importantes desigualdades internas como Brasil aparecen en escena con un protagonismo creciente. El énfasis no está en los recursos económicos que son capaces de movilizar, sino en los instrumentos utilizados y en lo que su aparición significa. Los nuevos actores estatales utilizan la cooperación como mecanismo político de influencia, siguiendo la mejor tradición occidental pero de una forma más explícita: contratos de adhesión sin letra

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pequeña, acceso a materias primas a cambio de financiación. Lógica transaccional en estado puro. En el mundo multipolar post-guerra fría, los países más dinámicos por el tamaño de su economía, de su territorio, de sus fuerzas armadas, de su demografía, de su posición regional, o de una combinación de varios de estos elementos, ponen en marcha sus propias agencias de desarrollo. Son China, India, Brasil, México, Rusia, Sudáfrica pero también Chile, Colombia, Uruguay, Egipto, Turquía, Indonesia, Vietnam. La cooperación internacional es un instrumento de influencia y poder blando al que no se puede renunciar, al que no se quiere renunciar. No aportan solo recursos económicos. Aportan, en ocasiones, experiencias exitosas de combate a la pobreza (Programa Bolsa Familia - Brasil), de uso de las TICs en la enseñanza (Plan Ceibal – Uruguay). Tienen realidades económicas más cercanas y experiencias recientes que pueden compartir. Han aprendido desde a enfrentar desafíos y resolver problemas, sus recursos técnicos y humanos son tan valiosos como los occidentales pero mucho más baratos. Sus programas tienen menos costes de transacción. Encajan mejor porque son más cercanos, más adaptados, o al menos así se perciben. Es verdad que, en ocasiones, renuncian a incluir cláusulas de protección de derechos humanos, tal vez porque tienen la experiencia de que estas cláusulas son poco más que letra muerta en la mayor parte de los casos. A estos actores hay que sumar las fundaciones privadas y el sector privado. Los flujos procedentes de estos actores están aumentando de forma significativa, en ocasiones movilizando recursos superiores a los de muchos donantes bilaterales o a los del propio sistema de Naciones Unidas. Habrá que preguntarse las razones y establecer mecanismos de evaluación y seguimiento de los proyectos que ponen en marcha. En cualquier caso, a medida en que crezca la importancia de estos actores, también crecerá el nivel de escrutinio al que estarán sometidas sus actuaciones, tanto a nivel interno como en el ámbito internacional. Detrás de la irrupción de estos nuevos actores hay también un debate filosófico que no conviene eludir. ¿Son estas iniciativas un retorno a los esquemas filantrópicos del pasado? ¿Qué intereses hay detrás de estos programas? ¿Cómo se evalúan? La privatización creciente de la ayuda ¿no esconde

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acaso un traslado inaceptable de responsabilidades desde la esfera pública global a un conjunto inestable y precario de individuos cuyas fortunas son el mejor indicador del mundo desigual e injusto cuyos bordes quieren limar? La importancia de estos nuevos actores no depende tanto de los recursos que aportan sino de lo que significa su aparición. Los nuevos actores son un rasgo del cambio de paradigma en la cooperación internacional al desarrollo. Sus aportaciones están seguramente subestimadas porque no todas sus formas de cooperación encajan en los criterios establecidos por el CAD.

Recursos de la cooperación: más allá de los recursos financieros Movimientos como el del 0,7% tuvieron un impacto significativo en el aumento de los recursos dedicados a la cooperación al desarrollo pero tal vez concentraron excesivamente la discusión sobre los recursos financieros necesarios. El fetichismo de los números distorsiona la realidad y asocia de forma equivocada más recursos financieros a mejores resultados así como la percepción ilusoria de que el problema se puede solucionar de esta forma. No se presta la atención debida a otros recursos más valiosos porque son más escasos: las ideas, la capacidad de movilizarse en torno a ellas, de construir compromisos fuertes con socios en los países en desarrollo, la capacidad de relacionarse de igual a igual, la capacidad de aprender de los errores, la capacidad de reflexión crítica, la capacidad de articular propuestas colaborativas, la creatividad a la hora de diseñar nuevas soluciones, la capacidad de co-crear, la humildad para cambiar de opinión.

Cambios en el viejo orden de la cooperación al desarrollo El viejo orden de la cooperación internacional al desarrollo se está desmoronando. La arrogancia de los donantes se tambalea al vaivén de sus debilidades económicas. Los catecismos de buenas prácticas retornan con efecto boomerang a aquellos que los lanzaron. La ortodoxia que se predica desde el púlpito no se compadece con la práctica. La ayuda es ineficiente. Apenas alcanza el status de política pública, sometida al vaivén de

La fatiga de los donantes es uno de los factores que explica el descenso de los recursos dedicados a cooperación internacional. Fatiga derivada de la falta de resultados de los proyectos financiados pero también la certeza creciente de que las causas profundas de la pobreza y la desigualdad resultan inmunes a la lógica de la cooperación

presupuestos en contracción y de las dificultades para evidenciar impactos positivos. La ausencia de evaluaciones rigurosas o tal vez la propia dificultad del esfuerzo evaluador dificulta el aprendizaje sobre lo que funciona y lo que no funciona. La fatiga de los donantes es uno de los factores que explica el descenso de los recursos dedicados a cooperación internacional. Fatiga derivada de la falta de resultados de los proyectos financiados pero también de la certeza creciente de que las causas profundas de la pobreza y la desigualdad resultan inmunes a la lógica de la cooperación. Lo que ocurre en el mundo de la cooperación internacional al desarrollo no difiere mucho de lo que está pasando en otros ámbitos. El reto: desarrollar un análisis crítico, que permita comprender la naturaleza de los cambios y las causas profundas y diferenciadas que subyacen a cada situación, por un lado, y construir políticas públicas que sean capaces de gestionar contextos complejos y cambiantes, por otro. Para ello será necesario superar el conjunto de inercias existentes, con el objetivo de repensar la naturaleza de los problemas, reformular las preguntas clave y buscar de forma reflexiva y crítica nuevas formas de abordar los desafíos.

Políticas de austeridad y cooperación Las políticas de austeridad son políticas abotargadas por el miedo al futuro. La incertidumbre

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refuerza sentimientos de pertenencia a la tribu y genera acciones de rechazo al diferente. Los niveles de empatía con los problemas ajenos disminuyen. Se redimensionan las prioridades. La ayuda es percibida por una parte de la ciudadanía como un lujo que solo podemos permitirnos en tiempos de bonanza. Así lo demuestran los hechos, en el Estado español, la ayuda oficial al desarrollo disminuye de forma radical en todos los ámbitos de gobierno: estatal, autonómico, local. En Euskadi no somos ajenos a estas tendencias. Los ciudadanos también disminuyen sus niveles de solidaridad privada.

La incertidumbre refuerza sentimientos de pertenencia a la tribu y genera acciones de rechazo al diferente. Los niveles de empatía con los problemas ajenos disminuyen. Se redimensionan las prioridades

El discurso político construye un pensamiento amurallado. Desde la seguridad falsa e inmoral de las concertinas decimos alto y fuerte “no os queremos, los de aquí, primero”. Como si en el mundo interconectado en el que vivimos fueran posible estas estrategias. El otro, al que se ayudaba con voluntad débil e inestable, se convierte simultáneamente en demasiado lejano y demasiado cercano. Lejano emocionalmente, ajeno a la comunidad conocida, al que resulta fácil desdibujar en el horizonte y tornarlo invisible. Pero, paradójicamente, demasiado cercano: el que compite por empleos, ayudas públicas, el que construye un paisaje urbano abigarrado e incomprensible, que disminuye nuestra inteligibilidad del espacio, perturbador por su juventud y por su acento. Crisis, emigración, estructura demográfica, miedo al futuro. Resultado: disminución del nivel de empatía, revisión de prioridades, progresiva desaparición de la cooperación internacional de la agenda, condenada al limbo de las políticas públicas, aquellas que no llegaron a nacer.

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La cooperación al desarrollo en tiempos de crisis: del mundo de los ahogados al mundo de los soñadores Es en épocas turbulentas como las que estamos viviendo cuando resulta más importante que nunca tener la lucidez colectiva para hacernos las preguntas relevantes. Cuando las sociedades occidentales, que pasan de la euforia consumista e irresponsable a la apatía colectiva y al miedo al futuro, debaten sobre la ayuda al desarrollo están debatiendo sobre su capacidad de recuperar la autoestima y la mejor versión de sí mismos. El desafío ético, en sus fundamentos principales, sigue siendo el mismo: el compromiso responsable con todos los habitantes del planeta. Sin embargo, debemos variar los instrumentos utilizados y adecuarlos al nuevo entorno, aprender de la experiencia acumulada, mantener una reserva de espíritu crítico para seguir formulando las preguntas relevantes. El pensamiento reflexivo debe tener un sentido social y partir del análisis y comprensión de la desigualdad estructural Norte – Sur, producto de dinámicas de poder y exclusión que no se pueden soslayar. No vale todo en el altar de la modernidad. No todas las explicaciones del mundo tienen el mismo valor. Necesitamos un relato sobre la cooperación internacional al desarrollo construido desde la humildad y el respeto al otro, desde una empatía radical por el destino de nuestros semejantes. Una narrativa no altanera capaz de reflexionar con lucidez sobre las herramientas a utilizar sin perder de vista en ningún momento los objetivos últimos. Radical en el planteamiento ético, con la plasticidad necesaria en sus formulaciones prácticas. En el mundo de la cooperación hay hombres y mujeres que siguen soñando en un mundo mejor, que se niegan a pensar con “realismo”. Hombres y mujeres que se han equivocado muchas veces en el ejercicio de su compromiso solidario, pero que siguen aprendiendo todos los días la lección más importante: merece la pena luchar por un mundo más justo. En las condiciones actuales de desinformación, inflación de datos, precariedad ética, el músculo de la solidaridad parece haberse contraído: fatiga, falta de eficacia, corrupción, ausencia de resultados tangibles, nuevas prioridades.

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Argumentos entumecidos, propios de un tiempo amoral. Pistas de aterrizaje para nuestros miedos. Ideas conservadoras que pintan el muro implacable con el que intentamos protegernos contra una realidad que exige acción. Una mácula que crece hasta volvernos ciegos e indiferentes al dolor ajeno. ¿Cambio de paradigma? Frente a la obsesión escapista que propone siempre nombres nuevos a desafíos antiguos, es necesario un ejercicio de pensamiento radical, regreso a las raíces, a la simplicidad del momento fundacional: todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos. Frente al relativismo moral, la ética del compromiso; frente a la falta de solidaridad, el despliegue de la energía colaborativa que nos hace mejores; frente al agujero negro de la indiferencia, la construcción cotidiana de utopías que permitan sacar lo mejor de nosotros mismos.

Movilizar la solidaridad de la sociedad vasca en tiempos de crisis ¿Qué capacidades tiene Euskadi para contribuir de forma efectiva a la agenda internacional de la cooperación al desarrollo? Para responder a esta pregunta primero debemos interrogarnos por las capacidades de las que disponemos y por los recursos que podemos movilizar. Entre las primeras podemos destacar experiencias de diseño y puesta en marcha de políticas públicas en ámbitos relevantes: desarrollo urbano, desarrollo económico local, ordenación del territorio, gestión del medio ambiente, innovación y competitividad, cohesión social, etc. También capacidad de articulación público – privada, importancia de las personas, capacidad de relacionarse desde las preguntas y no desde las respuestas, con humildad, sin recetas, con la flexibilidad suficiente para adaptar nuestras capacidades a las necesidades del entorno. Podremos colaborar desde lo que sabemos hacer en cada uno de estos terrenos, desde la experiencia acumulada de éxitos pero también, y sobre todo, desde el aprendizaje que nos da el análisis crítico de nuestros fracasos. Entre los recursos, la reserva de solidaridad de la que dispone la sociedad vasca, el grado de compromiso de los líderes sociales, políticos y económicos, la capacidad de las corporaciones tecnológicas de contribuir al desarrollo de soluciones para algunos de los desafíos que presenta la

agenda de desarrollo, la voluntad de superación de las dificultades, la energía colaborativa presente en nuestro sector empresarial, especialmente en aquellos que están tratando de construir un nuevo marco de relaciones laborales que ponga el acento en las personas, el conocimiento creciente de otras realidades a partir del nivel de complejidad de la sociedad vasca y de la presencia en el exterior de nuestros cooperantes. Y por supuesto, los recursos financieros, públicos y privados, que seamos capaces de consolidar y movilizar.

¿Cambio de paradigma? Frente a la obsesión escapista que propone siempre nombres nuevos a desafíos antiguos, es necesario un ejercicio de pensamiento radical, regreso a las raíces, a la simplicidad del momento fundacional: todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos

En este contexto, la cooperación al desarrollo vasca tiene la oportunidad de pensar y poner en marcha una cooperación diferente, que no trate de emular la lógica institucional de las cooperaciones estatales, dotadas de mayores recursos económicos y de mayor densidad institucional. Capaz de diseñar políticas innovadoras y de experimentar nuevas formas de afrontar los desafíos, reivindicando la necesidad de abordajes no convencionales, pensando en red, escapando de automatismos jerárquicos, haciendo de la flexibilidad y de la heterodoxia sus signos de identidad. Es posible generar las complicidades necesarias para poner en marcha este proceso. El fin último es que los recursos existentes que puede movilizar la sociedad vasca puedan contribuir de forma más efectiva a la agenda de desarrollo. Todo lo demás, el marco de gobernanza, los instrumentos de actuación, las formas de adjudicar los recursos, es adjetivo y discutible.

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Tenemos entre manos el desafío de evitar la fragmentación irrelevante de nuestras actuaciones generando mecanismos de cooperación reforzada entre Gobierno Vasco, Diputaciones y Municipios, con el apoyo del resto de los actores de la sociedad civil organizada, partiendo por los que han hecho de esta misión su razón de ser: las ONGD, pero contando también con otros actores que tienen mucho que aportar en el proceso. Va a ser necesaria mucha ilusión y mucha paciencia para ir construyendo nuevos consensos. No será fácil ponerse de acuerdo en qué, quién y cómo hacer pero sí en por qué: que ante la crisis, la sociedad vasca no le da la espalda a los más necesitados. La cooperación al desarrollo es altavoz de los mejores valores de nuestra sociedad. Preservarla supone afirmar de forma enfática que hay alternativas al realismo teñido de escepticismo que siempre busca y encuentra coartadas para preservar el statu quo y que ve imposible cambiar el mundo. Frente a la sensatez aparente de las razones objetivas,

La cooperación al desarrollo vasca tiene la oportunidad de pensar y poner en marcha una cooperación diferente, que no trate de emular la lógica institucional de las cooperaciones estatales, dotadas de mayores recursos económicos y de mayor densidad institucional

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convenientemente aderezadas de estadísticas y amenazas, la sensatez de la sinrazón rebelde que desafía el discurso dominante, que grita contra la injusticia y la inequidad, que no acepta rendiciones, comprometida con el deber de reparación histórica que arrojó a pueblos enteros a la carbonera de la humanidad, condenados al silencio y a la invisibilidad.

¿Por qué mantener la cooperación internacional al desarrollo es importante en tiempos de crisis? La realidad se impone, lenta, perezosa, con su piel de pergamino envolviendo nuestros miedos, apagando los sueños de una sociedad abierta y solidaria, comprometida con los más vulnerables. Cabalgan los jinetes del apocalipsis y tiemblan los cimientos de una sociedad desprevenida: desempleo, pobreza, desigualdad. No estamos vacunados contra la desesperanza. Ha llegado el invierno y nos habíamos olvidado de lo que era tener frío. La tentación espartana: reforzar la tribu, abandonar a los más débiles, afilar la indiferencia. Los de aquí, los de casa, los primeros. Mojigatos hasta en el pensamiento. Crisis, sí, pero con 30.000 euros de renta per cápita. Siempre los más humildes los más dispuestos a la solidaridad, al abrazo fraterno. Somos mejores que la imagen acobardada que proyectamos. Hay que detener la huida hacia el pozo oscuro del egoísmo y del corto plazo. Claro que hay alternativas. La solidaridad como valor esencial, en el centro de las políticas públicas. En el centro de la Política con mayúscula, reivindicada como instrumento al servicio de la dignidad humana, de todos los hombres, no solo de los que tuvieron la suerte de nacer en el lugar adecuado.

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E

s para mí una gran satisfacción y un gran honor poder dirigirme a los lectores de la prestigiosa revista de la Fundación Sabino Arana. Más aún cuando el propósito de estas palabras es hablar de derechos y libertades de las personas individualmente, pero también como colectivo humano, pueblo o nación. Estoy refiriéndome al principio y derecho consolidado que denominamos “derecho a decidir” y más en particular o concretamente del “dret a decidir”de Catalunya y su ciudadanía reivindicado desde hace unos años. Una nación Catalunya que se halla inmersa e implicada tenazmente en un proceso, de largo recorrido, que no es nuevo sino que viene de muy lejos y que tiene como legítimo propósito ejercitarlo, en la legalidad, en democracia y pacíficamente en un próximo futuro no lejano. Ningún otro acontecimiento tendrá para los catalanes y Catalunya en los albores del siglo XXI mayor trascendencia, a pesar de estar inmersos en una globalización mundial e internacional. Ningún otro proyecto ilusionará más el futuro de esta tierra y sus ciudadanos. Ningún otro evento tendrá consecuencias para todos, a corto medio y largo plazo,

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Eduard Sagarra Trias Coordinador del libro “El derecho a decidir” Tibidabo Ediciones, SA, 2014 tras poder decidir por sufragio universal libre, un nuevo futuro político y, asumiendo democráticamente el resultado que arrojen las urnas, sea cual sea. Es una evidencia -que debemos recordar con ahínco y mucha constancia, a pesar de que muchas veces se olvida o enmascara- que la democracia se fundamenta y sirve para decidir ante distintas opciones u ofertas, en libertad y sin coacciones legales, temores, ni presiones de cualquier tipo y mucho menos con amenazas como las de caer en un pecado político-mortal, y sufrir por ello con las penas eternas del infierno. El pasado mes de noviembre presentamos en Bilbo el libro “¿Existe el Derecho a Decidir? Preguntas y respuestas del proceso abierto en Catalunya”, cuyo mayor honor fue la presencia y presentación del mismo por parte del lehendakari Juan José Ibarretxe. El acto fue emotivo e intenso en una noche totalmente desapacible de rayos y truenos meteorológicos. Al acto acudieron muchos lectores y personas interesadas que llenaron la librería y convirtieron la presentación en una auténtica fiesta del libro. Se habló en profundidad y total libertad. Una sesión, que, a mi modo de ver, fue excelente y provechosa. Se debatió sobre la cultura, los derechos, libertades fundamentales, los horizontes como colectivo humano y que en definitiva es el objeto y finalidad de un sistema democrático, entendido en mayúscula y como cuerpo vivo latente y no inerte o fosilizado. El libro “¿Existe el Derecho a Decidir? es un trabajo, que a mí me gusta calificarlo -quizás por mi amor y práctica del canto coral- de “obra Polifónica”. Está escrita por eminentes juristas conocedores de la materia, cuyo contenido no es uniforme, ni unitario en cuanto a sus posicionamientos pero -siguiendo con el símil o metáfora musical- nadie desafina ni resulta difícil de oír ni escuchar aunque no se sea el oyente un especialista; es decir, resulta

fácil de entender para cualquier ciudadano interesado. Es por ello que cabe afirmar que el libro, en la forma y contenido, tiene una melodía común y pegadiza. Se trata de un trabajo con ocho contenidos y visiones distintas (una por cada uno de los autores participantes), propias de una sociedad plural y democrática, pero que aportan, desde sus distintas ópticas, una visión de conjunto sobre el proceso abierto en Catalunya. Es un libro que puede leer cualquier persona sensible al tema, a pesar de ser juristas sus autores, me atrevo a afirmar que es muy pedagógico y que abre vías de legítimo debate en el Estado de las autonomías. Mi tarea como Coordinador de la obra –y también autor de un capítulo de la misma- ha sido la de esclarecer y dar a conocer -desde un prisma socio-jurídico- la cuestión que tiene planteada la sociedad catalana desde hace más de un trienio con intensidad y a diario, pero que no solo a ellos les afecta sino que incumbe, como decía, a toda España y, por ende, al resto de los países miembros de la organización supranacional que es la Unión Europea. Es un libro hecho por juristas pero no es un tratado de Derecho, sino que aporta reflexiones para dar luz a muchos planteamientos y debates producidos -antes y después– por el acto colectivo o consulta llevada a cabo el 9 de noviembre. Recordemos que en el mismo participaron ordenadamente, con alegría e ilusión familias enteras que se sumaron a aquella tan vilipendiada y despreciada “kermesse nacionalista”. Un colectivo que actuó con conciencia histórica, con protagonismo propio y responsable. Estamos refiriéndonos a un

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colectivo de más de dos millones trescientos mil participantes, un tercio de la población de Catalunya. El libro habla del “derecho a decidir”. Es su hilo conductor, pues su nueva formulación es difícil que tenga cabida en anteriores conceptos del derecho constitucional comparado y del derecho internacional público nacido a partir de la Carta de las Naciones Unidas en 1945. En aquel texto y posteriores se reconocía “el derecho de los pueblos a su autodeterminación”. En el contenido del libro se desgranan cuestiones inherentes al propio derecho a decidir y a la delimitación de sus contornos en el 2014. Era especialmente útil clarificar y ordenar ideas puesto que, desde instancias políticas estatales, de la Unión e internacionales se han, pertinazmente, querido desviar e inducir a la opinión pública de que se trataba de un tema estrictamente judicial cuando no era así. La cúspide de esta deriva u opinión política, la ha constituido querer situar la desavenencia humana y política a la competencia y decisión inapelable del Tribunal Constitucional, y, con posterioridad, el Estado lo ha presentado ante los tribunales jurisdiccionales ordinarios, cuando en realidad es un tema estrictamente político. Puede parecer una afirmación simple o simplista, pero lo cierto es que el debate y desavenencia tiene muy poco contenido jurídico. Se circunscribe a la legitimidad de un pueblo a poder ejercitar un derecho tan fundamental como poder decidir su futuro como una nación, país, pueblo o nación con unas características propias y bien definidas y enraizadas nunca inventadas.

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“El derecho a decidir” no puede discutirse desde la perspectiva del Derecho Internacional Público histórico, es la expresión de la formulación del ejercicio de una libertad. No es un derecho que vaya contra nadie sino en favor de un Derecho fundamental o de expresión política. Su resultado podrá o no aceptarse políticamente pero, en modo alguno negarse si se ejercita de forma pacífica, democrática y con garantías de transparencia y mucho menos tipificarlo como delito. La cuestión planteada en Catalunya, en el ejercicio del “dret a decidir” es sólo política. Por ello solo puede abordarse y exclusivamente desde este marco de negociación entre las partes interesadas. Es el único ámbito donde debería resolverse. Nunca situarlo en un plano jurídico y judicial pues sea cual fuere la sentencia nos volverá a remitir al campo político sin solución de continuidad. Los derechos fundamentales y las libertades públicas se ostentan y tienen en un momento histórico o en una situación política, sociológica y filosófica concreta. Su fuerza no radica en quien sea el poder que lo concede sea gobierno o autoridad, pues la titularidad y la legitimidad en su ejercicio la tiene el pueblo soberano quien es su único detentador. La autoridad, Parlamento, Gobierno o instituciones de un Estado y Administración democráticamente elegidas deben con firmeza garantizarlos, tutelar su ejercicio, pero nunca limitarlos o reinterpretarlos judicialmente. Si así fuera y practicara nos llegaría a conducir a la negación del propio derecho o impedir su ejercicio por parte de su legítimo titular: en este caso Catalunya como pueblo.



Premios a la cultura, la solidaridad y a la defensa de la identidad vasca

Coincidiendo con el 150 aniversario del nacimiento del fundador del nacionalismo vasco (26 de enero de 1865), Sabino Arana Fundazioa celebró el pasado 25 de enero la XXVI edición de los Premios Sabino Arana; una gala cultural en la que se homenajeó a la solidaridad, la cultura, el éxito empresarial unido a la responsabilidad social, y a la proyección internacional de Euskadi. En la edición de este año, presidida por el lehendakari del Gobierno vasco, Iñigo Urkullu, fueron premiados el pianista Joaquín Achúcarro, la empresa vasca LINCE-La Industrial Cerrajera, la escritora y bibliotecaria Arantzazu Ametzaga, la Asociación de Donantes de Sangre de Euskadi, y la Federación Vasca de Herri Kirolak. Sokatira. En la apertura del acto, el presidente de Sabino Arana Fundazioa, Juan Mari Atutxa, recordó el 150 aniversario del nacimiento de Sabino Arana y de la “semilla que aquel hombre sembró a caballo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX”. “Hoy, 150 años después, sigue dando frutos”, destacó. “Repetimos una y mil veces: Euskadi es una nación. Una nación que queremos diversa, abierta y cohesionada; una nación comprometida, justa y solidaria; una nación desarrollada, innovadora y creativa; una nación libre, autogobernada y en paz. Así es, la Euskadi que queremos. Una nación que hemos construido y seguiremos construyendo día a día, entre todos, con el trabajo y el esfuerzo de todos y todas”, afirmó Atutxa. El presidente de Sabino Arana Fundazioa fue desgranando en su discurso los valores de cada uno de los cinco premiados: solidaridad, creatividad, innovación, el exilio político vasco y la defensa de la identidad vasca, su proyección en el exterior… “Unos valores que -como resaltó Atutxa- hacen posible que la nación vasca sea hoy “Basque Country en el mundo”. El primero en subir al escenario a recoger su galardón fue Joaquín Achúcarro, uno de los pianistas vascos más internacionales y renombrados de todos los tiempos, que agradeció el galardón y dedicó gran parte de su discurso a reiterar su sueño de que se haga un monumento al exalcalde Iñaki Azkuna.

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“Vuelvo a exponeros mi sueño del monumento a Iñaki Azkuna. Y no es que Iñaki Azkuna merezca un monumento en Bilbao, es que Bilbao necesita un monumento a Iñaki Azkuna”, señaló, al tiempo que dejó 10 euros en el atril para iniciar esta cuestación. En representación de Lince, La Industrial Cerrajera, su presidente, Santiago Ugaldea, realizó un recorrido por los 83 años de historia de esta empresa elorriotarra, líder en el sector de las cerrajeras, y que exporta un 30% de la producción a Europa, Marruecos, Egipto, países árabes y Latinoamérica. “Siendo la innovación y el desarrollo de nuevos productos, conjuntamente con la inversión, una de las señas de identidad de la empresa, la caída del mercado español nos esta obligando a esforzarnos más si cabe en incrementar la exportación y alcanzaremos el 50% en un próximo futuro. Nos encontramos remontando la situación, principalmente por el crecimiento de nuestras exportaciones, lo cual nos permitirá recuperar las cifras de ventas anteriores a la crisis y repercutirá positivamente en el empleo de nuestra sede de Elorrio”, afirmó. A continuación lo hizo la escritora y bibliotecaria Arantzazu Ametzaga, quien simboliza en su persona el exilio político vasco, un exilio que encontró allende los mares una cálida tierra de acogida y que, fiel a sus raíces, un día vio cumplido el sueño del retorno. “Soy hija de la diáspora vasca -comenzó afirmando-. Desciendo de cuatro generaciones de deportados debido a conflictos bélicos que hemos

padecido… Me enseñaron que Euskadi, además de un ideal, es un duro trabajo. Pero el reencuentro con un país que es el propio y no se ha conocido, también es un arduo trabajo aunque resulte excelente”, subrayó. Prolífica escritora y alma mater de la creación de la magnífica biblioteca del Parlamento Vasco, según Arantzazu, “la madre de todas las bibliotecas”, venía de levantar en Venezuela la Biblioteca piloto de La Alianza para el Progreso, el programa del presidente Kennedy para la regeneración cultural de la América Latina. “Kennedy nos dijo que si hubiera políticos que entendieran de poesía y poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar mejor para vivir”, recordó. Asimismo, la escritora afirmó que “he tratado de hurgar en el alma de la gente de mi país. En los hechos claves de su historia, con mi visión de América como vasca o de Euskadi como americana”. Sabin Urcelay, presidente de la Asociación de Donantes de Sangre de Euskadi y de Gipuzkoa, acompañado de los presidentes de las Asociaciones de Donantes de Sangre de Bizkaia, Álvaro Larrea, y de Álava, José García Gallastegui, respectivamente, resaltó el hecho de que “en la actualidad hay más de 60.000 personas que donan sangre de manera regular haciendo que esta Comunidad sea la primera en número de donaciones por habitante”. “Una donación o un donante aislado son como una nota musical o un libro suelto, pero cuando se estructura un sistema de donación y esa estructura arraiga en la cultura de un pueblo,

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adquieren la misma fuerza o solidez que pueden tener una biblioteca o una sinfonía”, aseveró. Urcelay también destacó el valor del Centro de Transfusión y Tejidos Humanos de la CAV, “un referente en organización tecnología e investigación”. El presidente de la Asociación de Donantes de Sangre de Euskadi concluyó su intervención con un agradecimiento a los donantes: “Este premio seguramente será el más repartido de todos los que ha entregado la Fundación Sabino Arana; son cientos de miles las personas que en estos años se han acercado de manera regular a donar parte de su sangre. A todas ellas nuestra mas sincera felicitación y nuestro más profundo agradecimiento”. El pasado año la Federación vasca de Herri Kirolak consiguió terminar de escribir las últimas líneas de un libro que hace 40 años se empezó a escribir: quedó incorporada como miembro de pleno derecho en la Federación Internacional de Sokatira (TWIF), con lo cual la selección vasca de Sokatira participa en los distintos campeonatos internacionales oficialmente como “Basque Country”. El presidente de la Federación vasca de Herri Kirolak Bernardo Ureta Peña “URPE”, se refirió a esos 40 años de “sudor y lágrimas” y a los muchos equipos de Sokatira que se han quedado en el camino. “Por ello, el premio que hoy recibimos aquí también es de todos ellos”, destacó. “Urpe” afirmó también que “nuestro deseo nunca ha sido el tener o el ver la ikurriña por encima de nadie…, nuestro deseo ha sido en todo momento ver en los diferentes campeonatos internacionales nuestra ikurriña a la par de las demás, nunca por encima de nadie, pero tampoco por debajo de nadie”. Tras animar al resto de federaciones vascas a seguir el mismo camino “Urpe” finalizó aseverando

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que “hemos comenzado a escribir un nuevo libro, el titulo de este nuevo libro está escrito en letra mayúscula, escrito con nuestra identidad, nuestro sudor, nuestra cultura, con los colores de nuestra ikurriña. He aquí la primera selección vasca en toda la historia de Euskal Herria, he aquí BASQUE COUNTRY SELEKZIOA”. Acompañando al presidente de la Federación Vasca de Herri Kirolak también subieron al escenario del Arriaga representantes de los equipos vizcaínos de Sokatira de Gaztedi y Goiherri y del gipuzkoano de Mutriku, que participaron oficialmente, por primera vez, en una competición oficial en nombre de País Vasco-Basque Country en el Campeonato del Mundo sobre tierra celebrado en Wisconsin en agosto de 2014. Entre ellos, Javier Urresti, Mikel Agirre, Patxi Ituarte, Eder Bergara, Uxue Ansorregi, José Antonio Goirigolzarri “Litri”, Batritze Ispizua, Erika Julieth Rojas, Kepa Unibaso, Andoni Cabrejas, José Luis Orozko, Diego Ugarte, Ekaitz Azpitarte, Abel Onandi, Cristina Bollado y Jone Zarraga. Además del lehendakari Iñigo Urkullu, fueron numerosas las personalidades de la vida política, cultural y social del país que acudieron al acto, entre ellos, el presidente del Euzkadi Buru Batzar de EAJ-PNV, Andoni Ortuzar; el alcalde de Bilbao, Ibon Areso; el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; Miguel Ángel Lujua (presidente de Confebask), Itxaso Atutxa (presidenta del Bizkai Buru Batzar de EAJ-PNV), Miguel Madariaga, Rosa Miren Pagola, Jon Ortuzar, Pedro Aurtenetxe, Oriol Roch, Begoña Errazti, Margarita Uria… La periodista Reyes Prados condujo magistralmente el acto, que estuvo amenizado por Kamerata Leioa.


JOAQUÍN ACHÚCARRO Sabino Arana Fundazioak goretsi eta saritu nahi du, Joaquín Achúcarro, inoizko euskal pianistarik nazioartekoen eta entzutetsuenetako bat, bere 60 urtetik gorako karreran gauzatu duen ibilbide profesional bikainagatik eta Euskadi kanpoan proiektatzeko egin duen ekarpenagatik. Bere pianoarekiko bizi-grinari eta karrera artistiko luze eta bikainari —mundu osoan aintzatetsia—, Joaquin Achucarrok irakaskuntzarako bokazio irmo eta kontrastatua gehitu die, mundu osoan pianoko gazte promesen prestakuntzarekin eta laguntzarekin erakutsi duen konpromisoan islatu izan dena.

Sabino Arana Fundazioa quiere reconocer y premiar a Joaquín Achúcarro, uno de los pianistas vascos más internacionales y renombrados de todos los tiempos, por su extraordinaria trayectoria profesional a lo largo de más de 60 años, y por su contribución a la proyección de Euskadi en el exterior. A su pasión vital por el piano, y a una extraordinaria y dilatada carrera artística –mundialmente reconocida-, Joaquín Achúcarro une una decidida y contrastada vocación docente, reflejada en su compromiso con la formación y el acompañamiento a jóvenes promesas del piano en todo el mundo.

LINCE. LA INDUSTRIAL CERRAJERA Sabino Arana Fundazioak Lince euskal enpresa goretsi eta saritu nahi du. Sarrailagintza-etxe hori “Euskadi” marka bihurtu da munduan, gaur arte egin duen 80 urtetik gorako ibilbidean sarrailagileen sektoreko enpresa aitzindaria delarik. Lince sarrailagintza euskal enpresaren eredu bat da, erreferentziazkoa eta munduan alderik alde hedatua, tinko eusten diela bere sustraiekiko leialtasunari eta bere eskualdean eta lurraldean aberastasuna eta enplegua sortzeko konpromisoari. Era berean, haren enpresa-proiektuaren arrakastaren oinarria gizarte-erantzukizunari aktiboki ekitea da, hala enpresaren beraren barruan, nola bere ingurune hurbilean gauzatzen duena.

Sabino Arana Fundazioa quiere reconocer y premiar a la empresa vasca Lince, que con más de 80 años de trayectoria se ha convertido en marca “Euskadi” en el mundo como empresa líder del sector de las cerrajeras. Lince es un modelo de empresa vasca de referencia y con presencia en los cinco continentes, desde la fidelidad a sus propias raíces y el compromiso con la creación de riqueza y empleo en su propia comarca y territorio. El éxito de su proyecto empresarial radica asimismo en el ejercicio activo de la responsabilidad social, tanto en el seno de la propia empresa como en su entorno más cercano.

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ARANTZAZU AMETZAGA IRIBARREN

Sabino Arana Fundazioak Arantzazu Ametzaga idazle eta bibliotekaria goretsi eta saritu nahi du, garatu duen kultur jarduera jori eta sortzaileagatik. Deserriratuen alaba izanik, Arantzazu Ametzaga bera da berez euskal erbestaldi politikoaren ikur. Erbestaldi hark Itsasoaz bestaldean aurkitu zuen lurrak txeratsu eta abegitsu hartu zuen, nahiz eta, bere sustraiei leial, gero ere, beteta ikusi zuen itzultzeko amets hura. Idazle oparoa, Arantzazu Ametzagak hamar eleberri baino gehiago idatzi ditu, eta 500etik gora artikulu ere bai zenbait hedabidetan. Bestalde, Arantzazu Amezaga izan zen Eusko Legebiltzarraren liburutegi bikaina sortzearen alma mater ere.

Sabino Arana Fundazioa quiere reconocer y premiar a la escritora y bibliotecaria Arantzazu Ametzaga, quien ha desarrollado una fecunda y creativa actividad cultural. Hija de expatriados, Arantzazu Ametzaga simboliza en su persona el exilio político vasco, un exilio que encontró allende los mares una cálida tierra de acogida y que, fiel a sus raíces, un día vio cumplido el sueño del retorno. Prolífica escritora, Arantzazu Ametzaga es autora de más de una decena de novelas y más de 500 artículos en diferentes medios de comunicación. Fue asimismo alma mater de la creación de la magnífica biblioteca del Parlamento Vasco.

EUSKADIKO ODOL EMAILEEN ELKARTEA ASOCIACION DE DONANTES DE SANGRE DE EUSKADI Sabino Arana Fundazioak Euskadiko Odol Emaileen Elkartea goretsi eta saritu nahi du, berorrek ordezkatzen dituelako goibururik eder eta humanistena: “Odola ematea bizitza ematea da” errealitate bihurtzen lan egiten duten kolektiboak eta pertsonak. Euskadiko Odol Emaileen Elkartearen bitartez, Sabino Arana Fundazioak milaka euskal odol-emaileak goretsi eta saritu nahi ditu, baita ere, aldi berean, besteek bizirik segitzen eta hobeto bizitzen laguntzeko haiek egiten duten ekarpena. Odol-emaileen ekintza xume, borondatezko eta altruista hori besteen onerako elkartasunaren eta konpromisoaren adierazpen pertsonalik sakonena da. 70

Sabino Arana Fundazioa quiere reconocer y premiar a la Asociación de Donantes de Sangre de Euskadi, en representación de todos los colectivos y personas que trabajan por hacer realidad el más hermoso y humanista de los lemas: “Donar sangre es donar vida”. A través de la Asociación de Donantes de Sangre de Euskadi, Sabino Arana Fundazioa reconoce y premia a los miles de vascos y vascas donantes de sangre y su contribución a salvar vidas y a ayudar a vivir mejor. Su gesto sencillo, voluntario y altruista constituye la expresión más profunda de solidaridad y de compromiso personal en beneficio de los demás.


EUSKADIKO HERRI KIROL FEDERAZIOA. SOKATIRA. FEDERACIÓN VASCA DE HERRI KIROLAK.

Sabino Arana Fundazioak “Euskadiko Herri Kirol Federazioa. Sokatira” goretsi eta saritu nahi du, Euskal Herriko kirol-selekzioek nazioartearen aintzatespena lortu ahal izateko ireki duen bideagatik. Wisconsineko (AEB) zeruan, 2014ko abuztuan, Euskadiren ereserkia eta airean uhinka, ikurrina, eta han, munduko txapelketa baten barruan, euskal selekzio batek —sokatirakoa— lehenengo bider parte hartu ahal izan zuen ofizialki. Hura guztia gertaera historiko bat izan zen, eta horrezaz gain, aurrerapen bat; sinbolikoa bai, baina esanguratsua, Euskadiren berezko nazio izatean, bai eta gure kirola nazioartean ezagutarazten eta Basque Countryren aintzatespenean.

Sabino Arana Fundazioa quiere reconocer y premiar a la “Federación Vasca de Herri Kirolak. Sokatira” por el camino que ha abierto en el reconocimiento internacional oficial de las selecciones deportivas de Euskadi. El himno de Euskadi y la ikurriña ondeando al viento en agosto de 2014 en el cielo de Wisconsin (EE.UU), donde por primera vez una selección vasca -la de sokatira- pudo participar en un campeonato del mundo con carácter oficial, suponen un hito histórico y un simbólico pero significativo avance en el propio ser nacional de Euskadi, en la proyección internacional de nuestro deporte y en el reconocimiento de Basque Country.

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Compromiso con la Memoria Histórica

Especialistas en el campo de la Memoria Histórica, representantes de la Administración pública con responsabilidades en esta materia y miembros de instituciones culturales y asociaciones memorialísticas reivindicaron el pasado 6 de febrero justicia y reparación para las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura franquista en el marco de del seminario “Memoria histórica y entornos cercanos: buenas prácticas y horizonte de futuro”, organizado por Sabino Arana Fundazioa. “El silencio, la amnesia y el olvido son la peor de las recetas para una sociedad y una convivencia democrática y en paz. Tenemos derecho a la memoria histórica, tenemos derecho a saber qué pasó…” fueron algunas de las proclamas desde las que los expertos partieron para abogar por “la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición”. La jornada se estructuró en dos mesas redondas. En la primera de ellas, intervinieron el diputado de Presidencia y portavoz de la Diputación Foral de Bizkaia, Unai Rementeria; la arqueóloga de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Lourdes Herrasti; el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva; el director del Memorial Democràtic de la Generalitat Catalunya, Jordi Palou Loverdos; y Monika Hernando, directora de Derechos Humanos y Víctimas del Gobierno vasco. Rementeria subrayó su compromiso personal y político “para desarrollar una política activa sobre memoria histórica desde la Diputación Foral de Bizkaia. Una política coordinada con ayuntamientos y Gobierno vasco, con una gestión más proactiva que impulse y

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ordene las iniciativas propiciadas por una insuficiente Ley de Memoria Histórica”. “El reto para la próxima legislatura es definir y poner en valor una geografía de la memoria de la Guerra y la represión franquista. Hacer realidad “lugares de la memoria” en escenarios como Sollube, Gernika, Artxanda, Cinturón de Hierro, Cota 333 en Euba, Peña Lemoa, Hotel Cartlon, cementerio de Derio…”, destacó. Por su parte, Lourdes Herrasti, realizó un amplio resumen documentado de las actuaciones del movimiento de la Memoría Histórica desde su inicios en el 2002 hasta el día de hoy y llegó a afirmar que “la Memoria Histórica no solo compete a las víctimas y a sus familiares; es un deber de toda la sociedad”. Por otro lado, Emilio Silva denunció la falta de políticas públicas para reparar los daños de ese pasado. Y Jordi Palou Loverdos reconoció que hay diferentes instrumentos en el marco de la justicia transicional, la resolución pacífica de conflictos y las iniciativas de memoria por los abusos del pasado y que “hay que adaptar a la situación concreta, contexto y momento preciso”. Asimismo, antes de dar comienzo a la segunda mesa redonda, la catedrática de biología celular e investigadora principal del Grupo BIOMICs de la UPV/ EHU, Marian Martínez de Pancorbo, presentó un innovador modelo de buscador a través de la web, el ADN: Memoria Histórica, válido para encontrar familiares de restos post-mortem de la Memoria Histórica de los que se tiene perfil genético, pero que no están identificados porque sus familiares los están buscando en sitios equivocados. En la segunda mesa redonda participaron el arqueólogo e investigador de la UPV-EHU, Ander de la Fuente; el director del Museo de Arqueología de Bizkaia, Iñaki García Camino; el director del Centro de Interpretación del Cinturón de Hierro en Berango y miembro de la Asociación Sancho de Beurko, Aitor Miñambres; e Iñaki Odriozola, miembro de la Asociación Elgoibar 1936. En la jornada, participaron, asimismo, cerca de un centenar de representantes del mundo académico, asociativo e institucional vasco interesados en la recuperación de la Memoria Histórica.



Paco Pérez Un nombre que, creo, no nos dice nada a la gran mayoría. A mí tampoco me lo decía hasta ayer -escribo este apunte la mañana del domingo 19 de abril-. Un nombre común, un hombre anónimo, una persona desconocida. Francisco Pérez Luzarreta es un navarro de Jaurrieta, un hombre de 94 años, que vive en Irun, que ayer salió en las noticias y que hoy está en todos los periódicos. Paco Pérez es el único superviviente conocido del batallón Gernika, una unidad militar creada por el Gobierno del lehendakari Agirre en el exilio, constituida por 200 jóvenes demócratas vascos –nacionalistas, socialistas, comunistas, republicanos y anarquistas-, que, encuadrada en la brigada Carnot, en abril de 1945 participó en la liberación de la pequeña península del Medoc, al noroeste de Burdeos, uno de los últimos bastiones de la ocupación alemana en suelo francés. Junto a soldados franceses, magrebíes, senegaleses, somalíes… -¡un arca de Noé de razas, religiones, idiomas… avant la globalización y el multiculturalismo!-, aquellos jóvenes voluntarios vascos lucharon por liberar el Medoc, lucharon por el sueño de una futura Euskadi liberada de las garras del dictador y, sobre todo, lucharon por una humanidad liberada del fascismo, la barbarie y la tiranía, y por un mundo en paz, libertad y democracia. ¡Lucharon por la más justa de las causas y el más noble de los ideales! Acaban de cumplirse 70 años de la liberación de Pointe de Grave. Con ocasión de esta efeméride, el Gobierno vasco, junto con las autoridades regionales y locales aquitanas y en colaboración con diversas entidades, organizó un programa especial de actos en memoria de aquellos gudaris. Un centenar de vascos fuimos allí, al Medoc, para in situ tributarles nuestro homenaje en el mismo lugar en el que combatieron y en el mismo lugar en el que cinco de ellos dejaron su vida. Fue un día intenso, un día de sentimientos, un día de esos cuyos recuerdos se conservan para siempre en la retina, en la memoria y, sobre todo, en el corazón. Me emocioné, te confieso lector que me emocioné. Me emocioné mientras en el memorial de la cota 40 se izaba la ikurriña, me emocioné en el minuto de silencio en honor a los caídos, me emocioné al oír la Marsellesa, el Gora ta gora o la Marcha de los partisanos, me emocioné al ver lágrimas en los ojos de Paco Pérez, y me emocioné en Soulac-sur-Mer / Pointe de Grave cuando al pie del monumento en recuerdo a los caídos cantamos el Eusko gudariak a los sones de un txistu y un tamboril tocados por el propio lehendakari. ¡Todo un símbolo! El sentido homenaje de todo un pueblo, en la persona de su lehendakari, a nuestros gudaris. Paco Pérez Luzarreta, Juan José Jausoro Sasia, Antton Lizarralde Garamendi, Prudencio Orbiz Uranga, Antonio Múgica Arrizabalaga, Félix Iglesias Mina, no pueden seguir siendo hombres anónimos, personas desconocidas. Merecen un lugar en nuestro corazón, y merecen un lugar destacado en el libro de nuestra historia. Porque aquellos jóvenes, con su lucha en las dunas de Pointe de Grave y la sangre derramada en la cota 40, escribieron una de las páginas más hermosas de ese libro, una página de la que hoy, 70 años después, todos nos sentimos especialmente orgullosos.

José Antonio Rodríguez Ranz

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ELENA ODRIOZOLA BELÁSTEGUI


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