Si en México tomar cerveza en vaso es signo de finura, tomar vino en una copa es un exceso de refinamiento; una acción delicadamente rídicula, un gesto snob. La cultura del vino la hemos sentido siempre como una imposición.
El vino es educación, y en el centro de México tenemos todo para disfrutar de esa educación; no tenemos que viajar a la Rioja, ni siquiera a Baja California. Acá tenemos viñedos, vinotecas, restaurantes que celebran el uso de la copa y, sobre todo, un estilo de vida tranquilo y holgado, ideal para disfrutar los olores y sabores de, digamos, un carnoso Malbec.