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EL DAÑO FAMILIAR DEL ALZHEIMER
EL DAÑO FAMILIAR DEL ALZHEIMER EL DAÑO FAMILIAR DEL ALZHEIMER
MÁS QUE EN OTRAS ENFERMEDADES, EL ALZHEIMER LO SUFRE TODA LA FAMILIA
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QUÉ SUPONE LA ENFERMEDAD L a Enfermedad de Alzhéimer supone la mitad de los diagnósticos de demencia, y quizás los más impactantes tanto para el enfermo como para su entorno, ya que supone la pérdida progresiva de la memoria: la inmediata y la pasada. Como enfermedad progresiva, quedarte sin recuerdos al tiempo que olvidas lo que acabas de hacer o dónde vives -la pérdida de orientación es otro de sus síntomas- provoca importantes cambios en la conducta y carácter del paciente. Del mismo modo, para la familia resulta muy complejo contemplar que alguien próximo va borrando paulatinamente su pasado y asumir que para él o ella acabarás siendo un completo extraño. Aunque la enfermedad de Alzhéimer puede tener un origen genético, y en estos casos se desarrolla a edades más tempranas, la mayoría de los diagnósticos se producen a partir de los 65 años.
LA FAMILIA Desgraciadamente, los cuadros de enfermedades neurológicas graves, como el Alhzeimer, una enfermedad neurodegenerativa o las demencias convierten a los enfermos en Grandes Dependientes. También ocurre en el caso de los
ictus cuando las secuelas producen un défi cit motor o cognitivo. Por ello resulta fundamental preparar a los cuidadores, en la mayoría de los casos y en sus estadíos iniciales, los familiares. Hay que dedicarles una especial atención para que, a su vez, no enfermen. No se trata de una labor médica, pero sí asistencial. Básicamente, la sociedad se autoorganiza, pero el Sistema de Salud debe de colaborar y apoyar organizando cursos para que conozcan el desarrollo de la enfermedad y los cuidados y atención que requiere el enfermo. Y del mismo modo, los profesionales deben nutrirse de las consideraciones y demandas que plantean las asociaciones de enfermos.
UNA ENFERMEDAD YA CONOCIDA Tiene más de 100 años y sigue siendo una casi desconocida. Todavía hoy desconocemos cuál es el desencadenante de la enfermedad. La hipótesis del funcionamiento anómalo de la proteína betaamiloide como causa de ese atrofi amiento cerebral es una de las más extendidas en la investigación, aunque, no la única. Quizás por eso no contamos con un medicamento o terapia específi ca que la cure.
LOS TRATAMIENTOS TAMBIÉN INFLUYEN EN LAS FAMILIAS Aunque existen tratamientos que logran ligeros éxitos sintomáticos. Su avance, el deterioro que provoca, es imparable. A la espera de que la investigación básica dé sus frutos, manejamos junto a los fármacos una serie de terapias preventivas que pasan por el mantenimiento de hábitos de conducta, estimulación mental y una dieta equilibrada. Terapias que suponen una carga añadida para el entorno del enfermo. La familia acompaña al enfermo en el proceso degenerativo cerebral, participan en las terapias y en numerosas ocasiones sufren el llamado ‘síndrome del cuidador’.