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El duelo en la lesión medular

La Lesión Medular es un hecho traumático que habitualmente deja secuelas severas. Por este motivo, el acompañamiento del duelo y la readaptación emocional de los pacientes, sus familiares y acompañantes, es parte importante de la tarea de la psicóloga clínica, integrante del equipo interdisciplinario de rehabilitación del Cerenif.

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El término Lesión Medular, según definición de la OMS, hace referencia a los daños sufridos en médula espinal debido a traumatismo (accidentes de tránsitos, caídas, disparos de arma de fuego, entre otros), enfermedad o degeneración. Los síntomas están en relación con la gravedad del daño y su localización en la columna vertebral. Puede incluir la pérdida parcial o completa de la sensibilidad y del control motor de brazos y piernas o de todo el cuerpo.

El duelo es un proceso de adaptación emocional normal ante cualquier pérdida que ha sido objeto de estudios desde hace mucho tiempo. Sigmund Freud lo definió como una reacción frente a la pérdida de un ser querido, extensivo también a todo aquello que el ser humano considera valioso para sí. La posibilidad de caminar y usar todo el cuerpo para sentirse autónomo y libre que puede verse afectada por la lesión medular

significa una privación importante. Así, una persona que hasta hace poco podía dirigirse por sus propios medios a donde quería, de pronto se siente dependiente de otros y de una silla de ruedas. En el proceso de aceptación y readaptación se ponen en juego todos los mecanismos de defensa emocionales, principalmente la negación y la fantasía a fin de protegerse y sobrevivir al dolor.

El duelo no sólo afecta lo emocional y comportamental, sino también lo social, laboral, académico y fisiológico del individuo, vale decir todos los ámbitos de su vida y la de su familia donde se alteran los roles, los tiempos y por supuesto la economía.

Numerosos autores que han tratado el tema señalan diferentes etapas en la resolución del duelo, en nuestra experiencia consideramos las siguientes fases: 1. Shock e Incertidumbre. Cuando el evento es reciente, generalmente en el sanatorio, lo importante es estabilizar

Lic. Elizabeth Acosta Gómez, Psicóloga Clínica Educacional, a cargo del Programa de apoyo a Familias y Cuidadores de pacientes del Cerenif.

al paciente que está muy dependiente de sus médicos y familiares. Aún no se piensa en el pronóstico ni en la magnitud de las secuelas. 2.Negación: Se comienza a visualizar los efectos que puede dejar la lesión y tanto el paciente, si está consciente, como los familiares prefieren pensar que ésto es algo pasajero, “no puede estar sucediendo”, que en poco tiempo se dará el alta y todo volverá a la normalidad. Existe muchas veces una resistencia a aceptar explicaciones o consignas de los profesionales y necesitan de la delicadeza y paciencia, es necesario repetirles y acompañarlos. 3.Depresión propiamente dicha: El pronóstico se va aclarando y surge la tristeza: “Para qué vivir en estas condiciones?”, “mejor sería morir”. Surgen ideas de muerte y de suicidio, por lo que es importante tener cuidado con lo que se deja al alcance del paciente ya que algunos pueden intentar autoeliminarse. En esta etapa puede ser necesaria la intervención de Psiquiatría para apoyo medicamentoso. 4.Readaptación: el proceso de rehabilitación lamentablemente no es de corta duración pero con el buen acompañamiento, las personas empiezan a valorar sus posibilidades, ya desean volver a su trabajo, a sus estudios, a su vida utilizando sus potenciales. Emocionalmente, readaptarse no significa olvidar y pensar que nada ha ocurrido, sino valorar la vida que aún con las limitaciones se puede conseguir.

Es importante que el apoyo psicológico al paciente y su familia comience desde el ini-

cio del proceso para facilitar una adaptación más rápida y evitar el duelo crónico, patológico que lleva a la “amargura eterna”.

El proceso de duelo es vivido de manera diferente por cada persona, algunas poseen mayor capacidad de resiliencia y pueden resolverlo más ágilmente. Por lo mismo puede ocurrir que el paciente consiga manejar mejor la situación y reponerse pero no así la familia que tenderá a sobreprotegerlo y no permitirle realizar actividades para las que ya está en condiciones. En otros casos, es la familia la que agiliza el duelo y se vuelve sobreexigente con el paciente. En realidad, no existe un tiempo exacto de duración de las etapas citadas, tampoco una separación matemática entre ellas, a excepción de la fase de shock.

El acompañamiento psicoterapéutico no pretende reprimir las sensaciones de dolor, tampoco cortar un proceso normal en el ser humano y, según estudios recientes también en ciertas especies animales superiores. Su objetivo es facilitar la aceptación del sentimiento doloroso para una buena elaboración del mismo. Apunta a que el paciente pueda sacar brillo a los potenciales remanentes, fortalecer su autoestima, dignidad y respeto hacia sí mismo con lo cual generará también el respeto de los demás. El apoyo a los familiares busca que los padres, hermanos, esposos como también los cuidadores, puedan también afrontar sus propias emociones y resulten más continentes para su familiar, sin descuidar su propia autorrealización de modo que todos puedan disfrutar de mejor calidad de vida.

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