El Divorcio: ¿Es lícito? ¿Es permitido por Dios? ¿Es pecado?

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El Divorcio: ¿Es lícito? ¿Es permitido por Dios? ¿Es pecado? INTRODUCCION El presente trabajo lo hago con el firme deseo de beneficiar a los lectores y a cuantos, por cuenta de estos, les llegue el mensaje aquí presentado. El tema del divorcio siempre encierra mucho dolor, no importa el punto de vista de quien lo trate. Principalmente causa dolor emocional en caso de que haya hijos, y por lógica a los conyugues. Deberían ser estas causas justas como para que no seamos propensos a pensar que el divorcio es la primera respuesta a los problemas matrimoniales. Como comprobaremos escrituralmente más adelante, la raíz de los problemas de pareja reside en el hecho de ignorar y por ende no actuar en fe en lo referente a la naturaleza del matrimonio, que no es otra cosa que la reunificación del Adán original, ya que Eva fue sacada de Adán. Teniendo claro el hecho de que vivimos en la Nueva Era, la establecida por el hijo de Dios: Jesucristo, analizaremos los pasajes bíblicos que mencionan el matrimonio, el divorcio y la separación, bajo las directrices del Nuevo Testamento, que son la manifestación completa de la guía de Dios para el hombre, perfeccionada por la obra redentora de Jesucristo, en su ministerio personal, la Cruz del Calvario y su resurrección. EL PANORAMA ACTUAL Los múltiples concilios humanos, han adoptado diferentes posiciones en cuanto al divorcio, mientras unos dan licencia a este tipo de vida, otros la condenan. Y aunque pareciera que el divorcio no debería ser un problema crítico, hablando en materia moral, si lo es, porque el meollo del problema no es sólo que las personas se divorcian, sino que se vuelven a casar. Esto crea confusión en muchos, sobre todo en personas que se casaron siendo ya pertenecientes a un concilio cristiano. Al igual que pasó en la antigüedad, pasa ahora, tanto hombres como mujeres sufren por injusticias hechas contra su carácter, su confianza y su moralidad. Si creemos que el matrimonio es para toda la vida, le daríamos toda la importancia que se merece cuando de escoger con quien pasaremos atados el resto de nuestras vidas, se trata. Lastimosamente, muchos basados en esta creencia cometen toda clase de actos y faltas contra el conyugue, sin esperar como consecuencia final, la anulación del matrimonio. Ahora, si creemos que el matrimonio es válido disolverlo por el simple hecho de que una persona ya no quiera compartir su vida con su conyugue, también estaremos cayendo en una acción de injusticia, en contra del conyugue que todavía tiene firme su juramento. Si somos sinceros, la mayoría de los divorcios, son producto de que las personas encontraron otro/a, con el cual piensan reemplazar a su actual conyugue. Pero que valga aclarar que hay divorcios que surgen por faltas a la integridad física y/o espiritual perpetrados en contra de uno de los conyugues, también hay divorcios causados por falta al voto de lealtad física y/o espiritual de parte de uno de los conyugues.


LA NATURALEZA HUMANA Y CRISTIANA DEL MATRIMONIO El matrimonio no es creación del hombre, sino que ha sido instituido por Dios, solo este hecho debe de darnos luz sobre la naturaleza noble, pura y de propósito imbuida en esta unión. La salida legal y espiritual a la satisfacción de la necesidad del amor físico es solamente por medio del matrimonio. El que un hombre y una mujer tengan relaciones sexuales, no los convierte en matrimonio, el matrimonio es constituido por el voto matrimonial, que es un compromiso único y exclusivo adquirido por el acuerdo entre un hombre y una mujer. Si no hay un voto matrimonial, una ceremonia que no solamente honra a la mujer, sino que habla del honor de un hombre, y que también honra a los familiares de ambos, la relación que existe cae en la categoría de fornicación, por consiguiente, pecado. El matrimonio es felicidad al hombre y a la mujer, a las familias de las cuales proceden y es felicidad a los hijos por venir. Un matrimonio, que entiende lo esencial de honrar a Dios, será de gran beneficio a la sociedad. El divorcio es un fracaso compartido, es un fracaso de los dos, que se extiende a los hijos, a los familiares y a la sociedad. El divorcio, es una medida drástica, una salida extrema a un problema gigante, como puede ser la violencia tanto física como emocional (verbal), y la rebeldía. La falta de amor y estudio por conocer lo que las Escrituras nos dicen sobre el matrimonio, el adulterio, la fornicación, el divorcio, nuevo matrimonio y la separación, han creado un vacío tan enorme, que muchos viven conforme a la moda que el mundo tenga en lo que respecta a esos temas, pecando así con el pecado de rebelión del mundo, que desestima el consejo de la Palabra de Dios. Una infidelidad no anula un matrimonio, aunque hiere a las personas involucradas, no existe en la Escritura ninguna base para pensar que queda anulado. Las únicas cosas que terminan un contrato matrimonial son: 1- La muerte de uno de los conyugues 2- La decisión de uno de los conyugues de dar carta de divorcio por causa de infidelidad – adulterio. De otra manera, el matrimonio sigue vigente. Pero es necesario hacer notorio que si una persona cae en adulterio y su conyugue le perdona, consintiendo en seguir casado/a con su pareja, el matrimonio sigue vigente. La decisión a ejecutar un divorcio por causa de adulterio es la que termina el contrato matrimonial.


MATRIMONIO: EL PROBLEMA LEGAL NOTA ACLARATORIA: Algunas de las aclaraciones dadas aquí, han sido postuladas teniendo como base las circunstancias del tiempo antes de la Gracia, en cual, las personas (hombre/mujer) cumplían sus funciones sociales y familiares, teniendo como única referencia la ley dada por medio de Moisés. Para ser más conciso, ustedes notaran que el énfasis en algunas de mis notas, aunque parecieran beneficiar solamente al hombre, realmente lo que muestran es el ambiente legal/espiritual que regía la sociedad judía. Las personas que le recriminaron a Jesús: “¿por qué Moisés mandó darle a la esposa un certificado de divorcio y despedirla»?” estaban cometiendo varios errores, mayormente, porque no entendían la trascendencia de la Palabra de Dios. Aclaremos algo de importancia: Moisés no mandó dar carta de divorcio, ellos pretendían constituir como un mandato la carta de divorcio. En la ley, en Deuteronomio 22 y 24, la carta de divorcio era una provisión o clausula, una excepción (no una regla) en favor de un individuo víctima de dolo, repito, no era una ley dar carta de divorcio, sino que esta era una medida opcional, o sea que se podía o no adoptar, y se aplicaba exclusivamente en el caso que otras leyes habían sido rotas. Por ejemplo, si un hombre, encontraba algo indigno, según la ley, podía darle carta de repudio a su mujer. Según Dios mismo ¿cuáles eran las causas de repudio? Leamos Isaías 50:1 “Así dijo Jehová: ¿Qué es de la CARTA DE REPUDIO de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. Mientras que en Jeremías 3:8, encontramos: “Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado CARTA DE REPUDIO; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó. En estos dos pasajes citados, vemos las dos causas viables dadas por Dios para extender carta de repudio que aplicaban en el Pacto Antiguo: - maldad y - rebeldía contra Dios. Esta es pues, la explicación directa a la pregunta inicial de los fariseos en Mateo 19: 3 “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?


Claro está, aún en su pregunta, los fariseos muestran su malicia, ya que la cita a la cual se refieren que es Deuteronomio 24:1, no dice “por cualquier causa”: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.” Según Isaías 50:1 y Jeremías 3:8, la referencia a “cosa indecente” debe ser interpretada dentro del contexto de la rebeldía de la mujer contra la autoridad del marido y la rebeldía de la mujer contra los mandamientos de la ley dada a los judíos. Si usted lee Deuteronomio 22, puede constatar, que, si un hombre podía comprobar la infidelidad de su mujer, no le daba carta de divorcio, sino que la asamblea la sacaba y la apedreaba. Quepa aquí hacer notar que en Deuteronomio 22, si un hombre buscaba una excusa falsa para pedir se le aceptara su carta de divorcio, (en este caso no válida según la ley) sería castigado, y nunca tendría autorización a dar carta de repudio o divorcio a su esposa. Otro detalle importante es que para que una carta de divorcio fuera aceptada, se involucraba a la asamblea, nunca el hombre tomaba la decisión y la ejecutaba sin el escrutinio y consentimiento de la comunidad judía. EL MATRIMONIO Pero la mejor respuesta a la pregunta de los Fariseos (¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer?), fue indiscutiblemente la que Jesús proveyó, leamos: “Y agregó: “Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser.” Así que ya no son dos, sino un solo ser. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe nadie.» Le preguntaron: «Entonces, ¿por qué Moisés mandó darle a la esposa un certificado de divorcio y despedirla»?” Mateo 19:5-7 Jesús les hace ver a estos hombres, que con el matrimonio la disputa no procede, porque ya no son dos sino uno: “Así que ya no son dos, sino un solo ser.” De esto nos habla el apóstol Pablo en Efesios 5:29: “Porque nadie aborreció jamás a su PROPIA CARNE, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”


Mientras los hombres tratan de separar la unidad matrimonial en dos personas, el mensaje de Dios es: No separen ese ser en dos, haciéndolos independientes y con metas distintas. El plan de Dios para todo matrimonio son las metas comunes, como unidad y nunca como individuos separados. Ninguno de los conyugue debe velar por sí mismo, sino por el bien del otro, que a la postre viene siendo el beneficio propio, ya que no son dos, sino uno. Otra característica fundamental del matrimonio la da Jesús en Mateo 19: 4: “Y el respondiendo les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, macho y hembra los hizo? El matrimonio es legal y vigente solamente cuando se efectúa entre un hombre y una mujer, cualquier cambio a esto es ir contra la ley de Dios. Las anteriores afirmaciones nos dan claridad en cuanto al tema del divorcio y/o carta de repudio, incluso en cuanto a las separaciones. Cuando Jesús dijo: Lo que Dios juntó no lo separe el hombre, estaba hablando en referencia a la naturaleza del matrimonio como tal, a la percepción de unidad, siendo que un matrimonio no son dos personas, sino un ser, y no se estaba refiriendo a la carta de repudio, divorcio o separación, puesto que este mismo estaba contemplado como una medida dentro de la ley. Dios mismo dio carta de repudio a Israel y Jesús, aunque por excepción, dio validez al divorcio: “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Mateo 5: 31-32 " y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” Marcos 10:11-12 LA SEPARACION La Biblia en el Nuevo Testamento, (1 Corintios 7) nos habla de que es legal para una persona cristiana separarse de su conyugue, sin que medie el divorcio, teniendo en cuenta que esta separación no contempla de ninguna forma un segundo matrimonio. La separación de la que Pablo habla, tiene dos aplicaciones diferentes.


1-SEPARACION (ABSTINENCIA )POR MUTUO ACUERDO PARA OCUPARSE DE LLENO A LA ORACION En 1 Corintios 7: 1- 7 Pablo como consejo, nos habla que es posible que, por medio de un acuerdo entre marido y mujer, se permita una separación simbólica, dentro del matrimonio, pero solo en términos de no tener contacto sexual por un tiempo determinado y esto solo para fines de ocuparse en actividades espirituales, entre ellas Pablo menciona la oración, yo añadiría también el ayuno. Pero aclara que esto debe ser de común acuerdo y para ocuparse en actividades espirituales de consagración personal. La regla bíblica que da Pablo es clara: “que la mujer no tiene potestad sobre su cuerpo, sino el marido, e igualmente tampoco el marido tiene potestad sobre su cuerpo sin la mujer” refiriéndose a que ambos deben de satisfacer las necesidades sexuales de su conyugue, ya que las relaciones sexuales son parte de las atribuciones (derechos) de ambos conyugues. Muchos ignoran la importancia del hecho de que el matrimonio es la única forma de tener relaciones sexuales sin caer en pecado. 2- SEPARACION DE POR CAUSA DE SER INCONVERSO En el antiguo Pacto, no existía este tipo de separación, ya que cuando uno de los conyugues faltaba a la ley de Dios, su sentencia era o la muerte o el destierro. Era por decirlo imposible (muy improbable o improcedente) que alguien tuviese una relación matrimonial con otra persona sin que esta fuera de la misma fe hebrea. Aunque es cierto que el mandamiento para los solteros convertidos es no casarse con alguien que no sea cristiano, también es probable que muchas personas lleguen a Cristo ya casados, y como era el caso exacto del que Pablo habla en Corintios 7, existía la probabilidad de ejecutar una separación siempre y cuando mediaran ciertas circunstancias, tome nota de que en este pasaje se habla de separación, no de divorcio. Es curioso, que justamente el mensaje del Nuevo Testamento parece cambiar de tono en referencia al papel del hombre y la mujer, ya que Pablo en lugar de referirse primeramente a los hombres o exclusivamente a ellos, en contraste con ciertos pasajes del Antiguo Testamento, lo hace más bien a la mujer: “Mas a los que están juntos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido, y se separa, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.” 1 Corintios 7:10-11 Pareciera, que esa Gracia de Dios, que hace al hombre y a la mujer tener los mismos derechos, hizo que la posición de la mujer, se tornara un tanto hostil hacia los hombres, haciendo que ellas desestimaran el estar en unión con incrédulos.


La libertad recibida, tiene que ser administrada bajo las leyes del Nuevo Pacto, y estas nunca eliminan la naturaleza del matrimonio, más bien lo refuerzan, y tampoco eliminan el elemento vital de que ya no son dos seres separados sino uno solo. Básicamente, las circunstancias de esta separación son en base a no tener que ver con los incrédulos, aunque no es un mandamiento, es una opción. CONSEJOS FINALES “Venerable es en todos el matrimonio” Hebreos 13:4

Para culminar, lo hago citando 1 de Pedro 4:8: “Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados” Todo lo que hacemos para que tenga honor y valor, debemos de hacerlo según los lineamientos cristianos, pensemos que, en materia del matrimonio, la regla a seguir es la del amor. (nunca el dinero y mucho menos el odio). El mundo que será enjuiciado con fuego y condenación, tiene otras bases, pero los hijos de Dios, somos llamados a perdonar, una vez confesadas las faltas. Siempre la solución es el amor, que como dice Pedro, cubre multitud de pecados. No queremos condenar aquí de ninguna manera a quienes son divorciados. No nos toca a nosotros evaluar y o actuar por terceros, sino que cada cual debe ver por dónde anda y cómo se comporta; qué decisiones toma y qué acepta o rechaza, tomando como base las Sagradas Escrituras, nunca un sentimiento, una situación o una moda. Prevalezca el consejo: Si es soltero, y es cristiano, busque una persona cristiana, pida la dirección a Dios. Si es casado, defienda su matrimonio, ya que no son dos sino uno. Si usted es víctima de alguien que le ataca con violencia física, o que le es infiel porque ha cometido adulterio teniendo relaciones sexuales con otra persona, y usted en honestidad no desea condonar a su pareja o se le produce condenación y quiere el divorcio, puede hacerlo, pero no se precipite, pida consejo(no lo pida a personas que pudieran estar interesadas en iniciar una relación con usted) sino a personas que tengan valores cristianos firmes, evalúe la situación personal y luego actúe, no se sitúe en una condición que le pueda traer más dolor y vergüenza, y eventualmente le conduzca al pecado.


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