Haciendo tesoros en el cielo

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SALVADOS POR JESUS HACIENDO TESOROS EN EL CIELO


Haciendo tesoros en el cielo. “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. 2 Corintios 4:18 Uno de los aspectos que caracterizan el cristianismo verdadero, se encuentra en la adquisición de conciencia de la realidad y valor de las cosas imperecederas. La locura por la cual el mundo critica a la iglesia, es justamente la posición de los hijos de Dios en entender que las cosas que este mundo da valor, son en realidad vanidad ilusoria. "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. 1 Corintios 2:14 La nueva creatura pasa de experimentar las emociones del mundo, a ver por fe, la realidad del mundo por venir; aclaro, esto solo lo pueden experimentar aquellos a los cuales Dios ha dado vida nueva; pues es sólo con los sentidos de la nueva creatura que se puede ver y oír el mundo por venir. La humanidad que se pierde, nunca podrá conciliar la idea de que hay que perder la vida aquí, con el propósito de tener tesoros en el cielo. “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. 1 Corintios 1:18 Mientras el mundo religioso predica que la obra de Cristo es para darnos bienestar en el mundo, el mensaje de Cristo es radical enfatizando que, si buscamos las cosas de este mundo, lo más probable perderemos nuestras almas. “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”. Mateo 16: 25 Aunque está claramente establecido en las Escrituras que la Salvación nunca nos es concedida por algo que nosotros hagamos: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Efesios 2: 8-9


También y hablando de la Eternidad con Cristo, las Escrituras nos hablan de que nosotros podemos hacer riquezas en los cielos; y si lo quiere ver aún más fidedigno, le recuerdo que Jesús nos manda que hagamos nuestras riquezas en el cielo y no en la tierra: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Mateo 6: 19-21 Son innumerables los textos del nuevo testamento, que nos advierten del peligro de las riquezas, del amor al dinero, de desistir de la idea de enriquecerse, en unión con todos los textos que nos mandan a hacer tesoros en el cielo por medio de acciones de justicia. " Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Lucas 16:13 “pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa”. Marcos 4:19 “Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: ¡Hijos, !!cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” Marcos 10:24 “Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Lucas 16:13 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”. 1 Timoteo 6:17 Aquí muchos se confunden, pues no significa que Cristo no nos haya prometido riquezas; por el contrario, pero esas riquezas no son para disfrutarlas en este mundo, sino en la eternidad, cuando se consume nuestra redención. “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Efesios 2:7


Pablo hace referencia de anunciar las inescrutables riquezas de Cristo: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” Efesios 3: 8 Haciendo énfasis el tipo esperanza y de riqueza a que nos ha llamado, estas son herencia de Dios para sus hijos: “alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” Efesios 1:18 Las riquezas de Cristo para esta tierra, no son oro o plata: “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” Efesios 3:16 “a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” Colosenses 1:27 “teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”. Hebreos 11:26 Pero para hacer tesoros en el cielo, hay que vivirlo, experimentarlo muy dentro del alma, teniendo en cuenta que esto requerirá que renunciemos a la idea de ser ricos en esta tierra. Principalmente porque quien se enfrasca en acciones que parecieran justas, no puede pasar por alto que una de las características vitales de estas, es que no se deben hacer para recibir reconocimientos en la tierra, ni para agradar a los hombres y mucho menos para recibir algún tipo de remuneración terrenal. “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Mateo 6:1-4


O sea que, en toda su vida de cristiano, quien hace tesoros en el cielo, no recibirá recompensa por estos actos de justicia en la tierra, porque justamente la recompensa es en el cielo. Quien no tiene bien claro la esencia de esto, con el tiempo se cansará, porque su corazón habrá esperado recompensa en esta tierra, y muy probablemente tratará de recibir recompensa, reconocimiento, salario y privilegios terrenales. El hijo de Dios entiende que la recompensa que vale es la que nos espera en el cielo, aquí todo es pasajero, todo lo material no tiene valor alguno, los ladrones nos pueden robar, todo se echa a perder, todo es obsoleto porque es temporal y sujeto a destrucción; ya no se mencione el dinero, que su valor es falso. Mientras, quien hace tesoros en el cielo, está guardando para cuando la vida sea sin dolor, cuando no habrá ladrón que nos las robe, esos tesoros no perderán su valor, tampoco se corroerán. En el cielo no existirá ninguna enfermedad ni dolencia que le detendrá de disfrutar de nuestro trabajo. “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Lucas 12:32-34

¿Cómo se hacen los tesoros en el cielo? Es en este punto en donde esta pregunta toma un tono serio. Regla elemental: Cuando alguna acción nos da recompensa aquí en la tierra, no la da en el cielo. Si a usted se le reconoce, con dinero y/o privilegios, por anunciar el Evangelio, su recompensa de dicha obra recibida ha sido esa, no espere recibir nada por ello en el cielo. Si usted se enfrasca en ayudar a los pobres, y con ello crea también ganancias económicas y privilegios para usted y los suyos, ahí en esas ganancias está su recompensa, no espere que Dios le va a dar algo en el cielo por eso. Por cada obra de justicia hacia el prójimo que usted hace y no recibe pago material, reconocimiento y/o privilegios de este mundo, por decirlo en forma de metáfora: Dios le deposita riquezas eternas en su cuenta en los cielos. Es importante hacer la distinción de salvación y riquezas en el cielo.


La salvación es algo que Dios nos da, por Su sola elección y lo hace gratuitamente. Las riquezas en los cielos, sólo las pueden hacer aquellos a los cuales les ha sido dada vida nueva y redención por Cristo. No puede alguien hacer tesoros en el cielo, si no tiene salvación, aunque es probable que alguien que sea salvo, no tenga tesoros en el cielo. El que hace tesoros en el cielo, es porque tiene un código de honor verdadero. El tal hace su obra motivado por su Fe en Dios, esta Fe le mueve a vivir una vida en que el sacrificio o negación de toda actitud hipócrita, egoísta y centrada en el beneficio propio, es el camino a seguir; esa es la meta del honor cristiano. El que hace tesoros en el cielo, sabe que sus acciones hacia los demás deben de ser justas y llenas de la misma misericordia aplicada por Cristo a la vida del cristiano. El que hace tesoros en el cielo, no solamente conoce el camino del servicio cristiano, está decidido y activamente envuelto en cumplirlo con sacrificio personal. Vamos a nombrar algunas acciones y/o decisiones que nos proveen de riquezas eternas. Voy a iniciar con un ejemplo que está relacionado con la obediencia a Dios, el rechazo al pecado y la disciplina personal. GUARDANDO EL MATRIMONIO La biblia es clara al decirnos que quien se divorcia y se casa, peca contra su conyugue todos los días de la vida de su pareja, ya sea hombre o mujer. “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor”. 1 Corintios 7:39 “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera” Lucas 16:18 Esa es la ley, los hombres que le preguntaron a Jesús sobre el divorcio, al oír la respuesta dijeron, que siendo, así las cosas: “no le convenía al hombre casarse”, pero en el Señor, la manera de razonar es diferente, la honorabilidad en todo lo que hacemos es más fuerte y con recompensa de riquezas celestiales. Un cristiano consciente de ello, primeramente, sufrirá y se esforzará por mantener el vínculo matrimonial puro, y de no ser posible por la infidelidad de la contraparte, aunque se divorcie, se sostendrá sin casarse, a menos que su conyugue muera.


“Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone”. 1 Corintios 7:10-13 Esta acción le traerá riquezas en el cielo, ya que su celo y temor por mantener acciones de justicia hacia su pareja, le generará riquezas en el cielo. JUSTICIA HACIA EL PROJIMO Cada vez que usted conscientemente renuncia a publicar algo bueno que ha hecho por alguien, pues lo ha hecho para honrar a Cristo y por amor al prójimo, usted recibirá recompensa en el cielo. Cada vez que usted perdona a alguien, en privado, sin que nadie se haya siquiera dado cuenta del pecado que la otra persona hizo contra usted, usted está acumulando tesoro en el cielo. Si alguien ha faltado contra usted, y usted hace un espectáculo de ello, diciéndole a todos que fulano le faltó y usted también publica que usted lo perdonó (o le pidió perdón haciéndolo del conocimiento de otros) en el reconocimiento de los hombres, tiene su recompensa, no espere nada de tesoros espirituales de parte de Dios. Si usted da limosna, ayuna y ora, y lo hace público, perdió cualquier posible recompensa sobre esto, en el cielo. Por eso es que muchos que son primeros aquí en la tierra, serán últimos en el cielo, y muchos últimos aquí en la tierra, serán primeros en el cielo. Dicho en lenguaje que coincida con este estudio, muchos cristianos que haciendo públicas sus obras y acciones, usando su cristianismo para enriquecerse y recibir salario, honores y privilegios en esta tierra, aunque vivan bien en este mundo, no tendrán riquezas en el cielo por dichas acciones, y muchos cristianos que han actuado justamente, pero han renunciado a recoger dinero, recibir salarios, honores o privilegios, serán ricos en la eternidad. ¿Locura? Lo será para aquellos que solo piensan en lo terrenal. No es tan fácil renunciar, pero quienes lo hagan, estarán guardando su depósito para la eternidad. Para el cristiano honorable, todo es cuestión de sopesar qué es más importante, el bienestar presente o el futuro.


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