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Jorge Cervantes

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Robledo Responde

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los otros dos quedan como cuerpo del esqueje.

Cuando tiene un manojo los reboza en Clonex, una hormona en gel. Para que asimilen mejor la hormona raspa superficialmente la piel del esqueje con el lado romo del cutter, de forma que no haya peligro de hacer un corte demasiado profundo. Al objeto de no introducir impurezas en el bote de hormonas, coloca la porción que va a usar en un plato por el que pasa los esquejes. Después de untarlos, elimina en el borde del plato el exceso de gel.

Introduce los esquejes en jiffys. Los jiffys son pastillas de turba prensada, hay que remojarlos en agua antes de usarlos para que recuperen su volumen original. Tienen buena aireación y un poco de alimento para los primeros estadios. Una vez que está preparada una bandeja de jiffys, la pone dentro de un invernadero especial para esquejes, pulveriza bien las paredes y cierra las aberturas de ventilación. Deja el invernadero sin abrirlo durante tres días para que los clones estén en un ambiente de máxima humedad. A partir del cuarto cada día abre un poco las rendijas de ventilación, de forma que la humedad descienda progresivamente. Cuando los jiffys están secos y las raíces empiezan a asomar sus puntas, mete toda la bandeja en un recipiente con agua para humedecerlos por inmersión, después de escurrirlos los coloca bajo los fluorescentes, ya sin invernadero. Pulveriza con agua a diario para mantenerlos hidratados y en un ambiente húmedo, controla los parámetros ambientales con un termohigrómetro de máximas y mínimas.

Cuando las raíces asoman los transplanta a vasitos de plástico llenos de un sustrato ligero a base de turba con perlita. Agujerea el fondo de los vasos para facilitar el drenaje. Usa marcadores para identificar los esquejes, además de escribir con un rotulador indeleble la genética de cada uno en el vaso - maceta. Entutora con un palito cada esqueje al objeto de que crezcan rectos y erguidos desde el principio.

Como preventivo de plagas pulveriza con aceite de neem cada dos o tres días. Distribuye por distintas zonas del armario cartulinas adhesivas, amarillas y azules, gracias a las cuales detecta el inicio de la invasión antes de que sea demasiado tarde.

Mantiene madres de Ak 47, Bubble Gum, Belladonna, Mr Nice, Jack Herer, y Nebula. En el momento de la visita, acaba de germinar un sobre de Special AK con la esperanza de conseguir una nueva madre. Las Special AK germinaron todas en menos de tres días y en poco tiempo más se convirtieron en robustas plántulas.

Toni

Toni es oriundo de un pueblo de La Coruña, aunque trabaja en la ciudad en una empresa de comunicaciones, por lo que solo reside en su casa de campo durante los fines de semana. Durante el periodo laboral vive en un piso compartido, donde no le es posible mantener plantas por falta de espacio. Por ello su cultivo principal está en la casa del pueblo. Gracias a un sistema de riego por goteo automático las marihuanas sobreviven en su ausencia, tanto en la zona de crecimiento, como en la de floración. En cambio una semana entera sin atención resulta un plazo largo para los esquejes, por lo que ha hecho en su habitación de la ciudad un pequeño armario con madera tipo aglomerado, iluminado por un fluorescente de espectro luz día. Atesora madres de Chronic, M8, Sensi Skunk y Northen Lights.

Mantiene sus plantas en un sustrato completo que elabora el mismo, con 40% turba, 40% de perlita y 20% de humus de lombriz. Añade un puñado humus de lombriz a las macetas cada dos semanas , cuando va a sacar esquejes no les proporciona humus de lombriz, sino que las riega y pulveriza con abundante agua destilada. Después de la esquejada pulveriza las madres con Fish Mix para que vuelve a darles el nitrógeno que necesitan para crecer y continuar con la producción de nuevos esquejes. Pulveriza una vez a la semana con jabón de potasa para lavar las plantas y prevenir plagas. Tuvo en dos ocasiones ataques de trip que erradicó con la introducción en el cultivo de nidos de Amblyseius Cucumeris, después de un ciclo de pulverización intensiva con jabón de potasa.

Para que las madres tengan una estructura que facilite el paso de la luz, extrae los esquejes siempre de las ramas interiores y deja que las ramas exteriores formen el esqueleto de la planta. A veces hace podas de pequeñas ramas inútiles aunque no necesite clones, pues le gusta mantener la forma de las madres

Corta los esquejes con una cuchilla afilada. También usa jiffys y hormona en gel, un sistema de enraizado que esta muy de moda entre los cannabicultores de la península. Se lleva la bandeja de jiffys a la ciudad dentro de una caja de plástico transparente del todo a 0,60. Una vez en su casa pulveriza las paredes de la caja con agua y la cierra por su parte superior con un film de plástico. Los primeros días la deja cerrada, luego retira progresivamente la cubierta. Cuando los esquejes empiezan a mostrar las raíces les da un riego con Rhizotonic y quita la caja.

Los transplanta a pequeñas macetas con un sustrato 30% turba, 30% perlita y 40% de humus de lombriz. En el momento en que han desarrollado un sistema radicular potente, se los lleva al pueblo y los transplanta a macetas de un litro que ya coloca en el sistema de riego por goteo. Sobre su sistema de esquejado Toni explica: “Riego y pulverizo la planta madre para arrastrar el exceso de nitrógeno y que estén bien hidratada, así los clones ya tienen una pequeña reserva de agua mientras empiezan a desarrollar la raíz, también procuro dejarlos bien pulverizados y con la caja mojada, luego la cierro y no lo toco en dos o tres días. Tampoco necesitan mucha iluminación, hay gente que le salen mal los esquejes por meter demasiada luz o demasiado cerca y achicharrarlos. Lo importante es mantener la humedad entre el 80% y el 90%, sobre todo los primeros días, en que las plantas no tienen un sistema radicular efectivo, necesitan una humedad ambiental alta, lo que consigo al cerrar el invernadero. Luego poco a poco se puede abrir, cuando ya no están en la caja los pulverizo con frecuencia hasta que veo las raíces. Procuro dejar que los jiffys se sequen un poco antes de regar, de forma que las raíces tengan que trabajar y extenderse en busca de humedad, regar demasiado provoca moho y pudriciones”.

Con un pequeño ventilador mueve el aire dentro del esquejario. Las tiras azules y amarillas avisan de la llegada de plagas.

Cuando el pequeño armario de Toni está cerrado, nadie diría que en su interior se puede enraizar sin problemas una bandeja de 40 esquejes.

Carlos usa en la parte superior de su armario un propagator con el que mantiene madres y en la inferior un fluorescente Grolux para la zona de enraizado.

Carlos

Carlos vive en un ático de Tarragona, ha reformado un pequeño armario para mantener sus mamás y producir esquejes. En la parte superior habitan las madres bajo un propagator, luminaria que consta de dos tubos fluorescentes de 55 vatios, muy adecuada para el crecimiento de madres y esquejes. En la parte inferior tiene la zona de enraizamiento, iluminada por fluorescentes tipo Grolux con su correspondiente reflector. Sujeta las luminarias con cadenillas, así puede graduarlas su altura de forma que se las mantenga cerca de las puntas de las plantas, pero sin quemarlas.

Tiene ejemplares de Power Plant y de Super Silver Haze. Mantiene sus madres en el sustrato All Mix de Biobizz, abona todas las semanas con Bio Grow, también las pulveriza con Alg a Mic, de vez en cuando, para revitalizarlas.

Después de seccionar los esquejes, recorta las hojas, los coloca en jiffys y los mete en un tuper. Sitúa los esquejes encima de la cubierta opaca y pone encima el tuper, de forma que la base transparente del contenedor queda como cubierta. Pulveriza clones y contenedor hasta que queden bien humedecidos Debajo del tuper-invernadero coloca una esterilla calefactora al mínimo, para que la temperatura de las raíces supere en un par de grados a la de las puntas, detalle que acelera el enraizamiento. Tiene capacidad para producir una buena cantidad de esquejes, suficientes para hacer un SOG en el armario que tiene destinado a floración, sacar esquejes a la terraza en verano e incluso donar a sus amigos alguna plantita.

“Sobre todo los primeros días en que las plantas no tienen un sistema radicular efectivo necesitan estar con una humedad ambiental alta”

En un tuper invertido, con una esterilla calefactora debajo, enraíza Carlos.

weckels world of wonders

Texto y fotos: Weckels, el especialista en cultivos de Atami

Fabricar hashish con el Ice-o-Lator

Una vez metidas las escobillas por los agujeros de la tabla, el mezclador será fácil de mantener en su sitio mientras funciona.

¿Cómo se fabrica el Nederhash? En este número os contaré en detalle cómo fabricar un hashish de calidad superior sólo con la ayuda de agua, hielo y un Ice-o-Lator. No existe ningún método mejor para obtener este magnífico hash. Su calidad es tan grande que no resulta excesivo calificarlo como uno de los mejores del mundo.

Esta es una de las razones por las que tantos coffee-shops holandeses no pierden oportunidad de hacerse con esta variedad tan cara y exclusiva. El motivo de su alto precio es que el proceso de su fabricación es muy laborioso. Yo una vez pasé más de dos horas para conseguir unos pocos gramos. Sin embargo, su calidad era tan buena que se comprende por qué tantos cultivadores lo hacen.

El secreto de su gran calidad es que con este método, sólo permanecen los cristales de THC más puros. Cuando en el pasado se utilizaba un aparato como el Pollinator, aunque la calidad era buena, tendía a colarse parte de material de hojas finamente pulverizado. Este problema se minimiza con el empleo del Ice-o-Lator, ya que cualquier cosa que no sean cristales de THC permanecen flotando en el cubo, sin traspasar el primer tamiz.

Los cristales de THC, una vez congelados, son bellos y pesan, comparados con el material de hojas, y es por el peso por lo que caen en la primera bolsa tamiz, donde se acumulan. Desde luego, se trata de un principio muy simple, pero os podéis imaginar qué hashish tan puro se consigue.

Por supuesto, es preciso empezar con unos recortes de buena calidad, en los que haya una buena capa de cristales de THC. Estos recortes son lo que sobra después de manicurar cogollos cultivados en interior, y muchos cultivadores los tiran o los dejan pudrirse en el compost. Harían mejor en donarlos a otro cultivador que tenga el hobby de la fabricación de hash.

A propósito de este tema, también se obtienen buenos resultados con recortes de hierba cultivada en exterior. Sobre todo, porque el cultivo de exterior produce a menudo muchos cogollos pequeños (procedentes de las ramas más bajas) que son excelentes para usar con el Ice-o-Lator.. Aquí es necesario asegurarse de que los cogollos estén bien desmenuzados, para que los cristales de THC se desprendan fácilmente durante el proceso.

Así que, para conseguir al final un hash de calidad superior, primero tenemos que acumular los recortes necesarios. Estos deben recortarse finamente (por ejemplo, con unas tijeras). De esta forma los cristales se desprenderán con más facilidad en el momento en que se congelen.

Esta fina picadura se mete en el congelador para que esté lista para usarse cuando nos hagamos con el Iceo-Lator. También tendremos en reserva cubitos de hielo, bolsas para congelar, etc..

Pero antes de seguir, dejadme que os cuente algo sobre el Ice-o-Lator propiamente dicho. El Ice-o-Lator consiste en un cubo grande (de una capacidad de 20 a 25 litros), dos bolsas tamiz (una más gruesa y otra muy fina), un mezclador y una tabla. bolsas en el cubo, primero la fina y luego la gruesa. Tienen que colgar rectas hacia abajo, para que tengan el espacio óptimo y los cristales de THC puedan caer fácilmente al fondo. En un momento posterior del proceso, los cristales quedarán finalmente en la bolsa de tamiz más fino. Una vez colgadas las bolsas, se doblan sus bordes por encima del cubo y se tira de la cuerda bien fuerte. Esto tiene gran importancia, ya que si el tamiz más grueso no está bien asegurado a los bordes del cubo, puede caer algo de recortes en la masa de cristales que se van acumulando en el tamiz fino. Si ocurre esto, tendremos que empezar de nuevo, lo que genera frustración y es una pérdida de tiempo.

Una vez que las bolsas están colgadas y aseguradas al cubo, primero sacamos el material del congelador y lo metemos en la bolsa gruesa. Para un Ice-o-Lator de formato normal, se utilizan unos 200 o 300 gramos cada vez. Después, llenamos el cubo de agua, lo más fría posible. Lo llenamos más o menos hasta la mitad, porque también vamos a echar cubitos de hielo y bolsas al cubo (para mantener la temperatura del agua lo más baja posible), lo que elevará el nivel del agua. Muchos no se dan cuenta, y el cubo se les desborda, con todos los problemas consiguientes. Por esa misma razon es aconsejable poner unas toallas debajo del cubo. Siempre existe la posibilidad de que caiga agua, y puesto que es de color marrón y tiene un olor característico, no es agradable que se derrame por todo el suelo.

Llenamos el cubo con recortes, con agua hasta la mitad, y finalmente, esparcimos cubitos de hielo. Una vez húmeda la masa de recortes, volvemos a poner la tabla encima del cubo, y ya podemos empezar.

Después de mucho agitado, el agua se vuelve una masa verde, que no tiraremos porque resulta un excelente fertilizante para las plantas de marihuana.

Apretando y amasando la bola de hash se rompen los cristales de THC, lo que extrae el aceite de hash, y este se volverá aún más oscuro y oloroso.

Después de vaciar la bolsa gruesa ya usada, volvemos a congelar la masa de recortes.

Una vez quitados del cubo la bolsa gruesa y los recortes usados, dejamos que la bolsa de tamiz fino drene el agua lentamente.

En el exterior se puede ver claramente la masa de cristales.

En total, yo tengo en marcha el mezclador, con pausas de 5 minutos cada 15 o 20, algo más de una hora y media.

material está bien mojado, convertido en una masa. Es vital mantener la temperatura del agua muy baja, la ideal es entre 3 y 5 ºC. Para conseguirlo, echaremos cubitos de hielo, y bolsas heladas, todo lo que sea necesario. Yo suelo poner las bolsas congeladas entre la bolsa de tamiz más externa y el interior del cubo. Aseguraos de que no se mueven de su sitio para que no empujen las bolsas tamiz contra las escobillas del mezclador. Los cubitos de hielo se reparten entre los recortes, y como se mezclan no producen ningún daño.

Antes de poner en marcha el mezclador, hay que comprobar que está situado de modo que las escobillas puedan girar sin restricciones. La mejor forma de asegurarse es perforar dos agujeros en una tabla y meter los brazos de las escobillas dentro para mantener en su sitio el mezclador y además bien equilibrado. Yo solía hacer agujeros también en la tapa del cubo, pero tenía el inconveniente de que las escobillas tendían a girar rápidamente en oblicuo, con lo que chocaban fácilmente con los tamices. Además de dañar los tamices, el mezclador solía recalentarse.

Con ayuda de una cuchara pequeña sacamos la masa de cristales. Es mucho mejor que hacerlo con los dedos.

escobillas hacen que el material esté siempre en movimiento, lo que facilita el desprendimiento de los cristales de THC hacia el fondo de las bolsas. Estos cristales pasan a través del tamiz grueso y se quedan en el fino, donde los drenará la propia agua. No se debe hacer todo el trabajo de una vez, sino parar el mezclador cada 15-20 minutos, para que los cristales tengan tiempo de caer al fondo. Esto también tiene la ventaja de prevenir el sobrecalentamiento del mezclador.

En total, yo tengo en marcha el mezclador, con pausas de 5 minutos cada 15 o 20, algo más de una hora y media. Después de este tiempo, y apagado el mezclador, dejamos el agua un cuarto de hora más (para que todos los cristales hayan llegado al fondo). Entonces quitamos la tabla y el mezclador, para poder sacar la bolsa tamiz con los recortes del cubo. Alzamos con cuidado la bolsa gruesa para que drene el agua. Una vez escurrida el agua, dejamos la bolsa a un lado.

No se tira, sino que se congela otra vez, para hacer el proceso una vez más. A veces, los cristales están tan pegados que no se desprenden con facilidad. Si se hace por segunda vez, aún se obtienen buenas calidades. Hay que tener cierto arte para modelar una bola con estos cristales. Al principio, parece imposible lograrlo, y resulta muy frustrante. Se trata de un logro difícil, porque la temperatura de los cristales es demasiado baja para que se queden pegados. Es mucho mejor empezar colocando los cristales de THC en un plato, para que la temperatura suba hasta que puedan pegarse mejor para formar una bola. También se puede poner el plato un ratito al sol, o sobre un radiador.

Mientras se calienta la masa de cristales, suelo vaciar el cubo de agua en mis otras plantas de marihuana. Esta agua marrón y a veces hasta verdosa, es un magnífico fertilizante para las plantas de maría. ¡Les vuelve locas!

Con el cubo ya vacío, podemos volver a empezar desde el principio. Yo personalmente prefiero volver a llenar el cubo de agua nueva que meter las bolsas en la misma agua de antes. Tiene la gran ventaja de evitar las bolsas de aire bajo los tamices.

Después de hacer esto, sacamos y escurrimos también la bolsa fina. Nos llevará más tiempo escurrirla, al ser tan fina. En cualquier caso, no tratéis de acelerar el escurrido agitando la bolsa, porque los cristales se diseminarán por toda la bolsa, pegándose, y así son imposibles de sacar.

Así pues, dejamos que la bolsa se escurra a su tiempo. Un método que se puede utilizar para aceleralo un poco es pasar suavemente la bolsa de una mano a otra, moviéndolas cuidadosamente de arriba abajo. Eso hará que los cristales del fondo se muevan de izquierda a derecha, dejando al agua más sitio para salir.

Una vez escurrida la bolsa, se dobla por la mitad, para que la masa de cristales esté rodeada de gasa (de la bolsa). Esta se coloca entre toallas para presionarla, lo que acabará de escurrir el agua sobrante y ya solo quedará en la bolsa una sustancia marrón, la masa de cristales, que se puede sacar con la simple ayuda de una cuchara pequeña. Desde luego, es más fácil que hacerlo con las manos. Cuando estén las bolsas colgadas de nuevo, y el cubo lleno de agua fría y hielo, sacamos la bolsa de recortes otra vez del congelador y empezamos el proceso.

Al volver a poner el mezclador, hay que vigilar muy de cerca los cristales que habíamos puesto a calentarse al sol, o en el radiador; los cristales se pueden secar y/o decolorar muy deprisa. Si se secan demasiado, puede ser un infierno intentar hacerlos una bola, si os ocurre procurad humedecerlos otra vez un poco para tener una segunda oportunidad.

Apretando y amasando la bola de hash se rompen los cristales de THC, lo que extrae el aceite de hash, y este se volverá aún más oscuro y oloroso. Yo repito este amasado varias veces, para asegurarme de que todos o casi todos los cristales se rompen, y, por lo tanto, la calidad se vuelve excepcional.

Una vez amasada la hermosa bola de hash, se mete en el congelador durante unas horas. Al congelarlo, todo remanente de agua quedará en el exterior como una capa de hielo.

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