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RIEGO yakandi.medicinal@gmail.com

GUÍA DEFINITIVA PARA EL RIEGO Al comenzar nuestro autocultivo, una de las dudas más grandes que se presentan a menudo es la cantidad de agua que debemos utilizar. Tras haber publicado en la edición anterior una guía definitiva para el tamaño de la maceta, volvemos en esta edición con una guía definitva para el riego, tratando de tomar en cuenta lo máximo posible los distintos factores que pueden influenciar la cantidad ideal de agua y la frecuencia de riego que necesitan nuestras plantas para desarrollarse a la perfección. TEMPERATURA, HUMEDAD, GENÉTICA, TAMAÑO Y NUTRIENTES Son muchas las condiciones que determinan la cantidad de agua que debemos utilizar. Cuando nos encontramos en climas con altas temperaturas vamos a tener que regar más seguido. Podríamos encontrarnos en una situación en la que la temperatura es alta, pero también lo es la humedad y si nuestro cultivo no está expuesto directamente a la luz del sol, podría necesitar más riego a pesar de estar en temperatura alta. La genética de nuestras plantas también va a influenciar. En líneas generales, cuando tienes plantas con una genética que no es muy resistente a los hongos y a la humedad, será necesario regar menos. También es necesario utilizar menos agua de riego en las plantas autoflorecientes, pues no desarrollan un sistema radicular y una estructura general tan amplia como las fotodependientes. En líneas generales la cantidad de agua depende del tamaño de la planta y del tamaño de la maceta. También debemos tomar en cuenta la cantidad de nutrientes que estamos utilizando, pues puede que una planta tenga una buena cantidad de nutrientes en un determinado momento, pero necesite mucha agua porque está haciendo calor. En este caso, si regamos con una gran cantidad de agua con nutrientes todos los días, podría ocurrir un exceso de nutrientes que quemará nuestras plantas, por lo que es recomendable alternar un riego con nutrientes y hasta 2 riegos con solo agua. El tipo de maceta utilizada también podría influenciar la frecuencia del riego. Si utilizas grandes macetas de más de 100 litros con, por ejemplo, tierra madre, éstas van a mantener la humedad por más tiempo que las macetas pequeñas. El material de la maceta también va a influir. Las macetas de tela se secan mucho más rápido cuando hace calor, las macetas de materiales menos porosos,

como el plástico y la arcilla, tienen menos capacidad de dejar fluir el aire (especialmente el plástico) y por lo tanto, mantienen más humedad y hay más riesgo de que ocurra un exceso de agua al fondo de la maceta y de que las raíces se pudran o se dañen. Por este motivo, es siempre recomendable tener un buen drenaje para el agua.

Bubble floreciendo en su invernadero con sistema de riego por goteo. Pocas pero constantes cantidades de agua hacen muy feliz a esta variedad que sufre fácilmente las consecuencias del exceso de agua.

Yo, por ejemplo, coloco las plantas con el sistema de riego sobre una reja de metal separada del suelo. Otros prefieren colocar las macetas en bandejas y regar más cantidad de lo necesario, para no regar todos los días y dejar que la planta vaya tomando agua a medida que lo necesita. Esto último no es recomendable si el lugar de cultivo tiene alta humedad, pues podría favorecer la aparición de hongos y que se pudran las raíces. Quien opta por este método es normalmente porque no desea ir al lugar de cultivo todos lo días. Pero si está dentro de tus posibilidades, regar poco y seguido es más seguro que regar mucho de vez en cuando. LA REGLA DEL 5% Y EL PESO DE LA MACETA Por lo general, podríamos decir que es recomendable regar con una cantidad de agua que corresponda al 5% del volumen total de la maceta. Es decir, si tienes una maceta de 10L, utiliza medio litro. Si tienes una maceta de 20L, utiliza 1L. Para saber si es necesario volver a regar, puedes utilizar el truco de levantar la maceta y sentir su peso. Si está muy liviana, es hora de volver a regar. Sin embargo, esto sólo aplica cuando estamos haciendo un cultivo durante el cual hacemos varios trasplantes y cambiamos el tamaño de la maceta varias veces a lo largo del crecimiento de la planta. En este caso podemos siempre confiar en la regla del 5% y el peso de la maceta. Pero, ¿qué ocurre cuando sembramos una semilla en una maceta grande que será la definitva? No podemos confiar en la regla de 5%, porque si lo hacemos, terminaremos con un exceso

Sistema de riego que consiste en un bidón de 200L donde se almacena el agua de manera semanal, con una bomba de agua que pasa la cantidad deseada a un bidón de 80L donde se mezclan los nutrientes. Dentro de este, otra bomba pequeña pasa el agua de riego a una manguera que se divide en dos para llevar el agua a dos invernaderos simultáneamente.

Planta en una doble maceta de más de 200 L. La parte de arriba se construyó con un trozo de cercado de alambre y tela alrededor de la planta en el momento del trasplante para que no sufriera estrés. Recibe un litro de agua en la zona central cercana al tallo, y entre 4L y 6L en el nivel inferior de la maceta, dos veces por semana, para favorecer que las raíces se expandan en busca de humedad.


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